Tiempos modernos (realidades cercanas de un capitalismo sin control) – Parte I (página 7)
Enviado por Ricardo Lomoro
Los programas captan la información de mercado que pueda ser relevante. A través de complicados algoritmos matemáticos buscan pautas de comportamiento y, en consecuencia, operan. Aunque lo hacen a través de pequeños paquetes de acciones -para ocultar las huellas-, mueven grandes cantidades de dinero. Así, por minúscula que sea la variación de precio, quien se adelante a los demás gana mucho dinero. Y el abanico de operaciones realizadas es tan amplio y complejo como cabe esperar de la imaginación de un ejército de matemáticos millonarios armados con superordenadores.
Ahora bien, los ordenadores ganan dinero sólo si tienen una ventaja sobre su competencia, que no son los humanos, sino otros ordenadores. Dicha ventaja se obtiene bien por la infraestructura (mejores máquinas y más rápidas) como por la sofisticación de los programas que operan. Es una verdadera carrera armamentística, y como en cualquier carrera de armamentos, la información es poder. Por eso el robo del programa parece sacado de una película de espías.
"Es donde se gana todo el dinero ahora", comentó a The New York Times William Donaldson, ex presidente de la SEC, supervisor de los mercados, "si un inversor no tiene medios, está en una gran desventaja". En realidad, si el pequeño inversor tiene poco que hacer frente a los profesionales, éstos no tienen mucho más futuro frente a las máquinas. Los programas automáticos entran o salen del mercado en milisegundos, para volver a entrar si detectan que los parámetros siguen siendo favorables. Por ejemplo, ante una noticia o un flujo de órdenes ven una pauta alcista, compran y venden a un precio, unos céntimos más alto. Los inversores tradicionales llegan más tarde, pero compran igualmente, y el programa automático puede seguir penalizando a los que lleguen más tarde. Otros programas, según señalaba esta semana The Economist, generan volatilidad artificial en las acciones para elevar el precio de las opciones. Otros están preparados para reaccionar a las noticias que envían las agencias de noticias y responder a éstas antes que los intermediarios humanos. Y hay programas que están pensados para detectar las operaciones de otros sistemas y contraprogramar operaciones…
La asimetría de información y de oportunidades es algo que siempre se ha dado en la Bolsa. Pero las estrategias destapadas por el caso Aleynikov despiertan algunas preguntas que sobrepasan el ámbito de la inversión pura y dura. Y, paradójicamente, ha sido el fiscal del caso, Joseph Facciaponti, quien ha hecho algunos apuntes inquietantes: "El banco ha señalado la posibilidad de que alguien que sepa usar este programa pueda hacerlo para manipular los mercados con intenciones maliciosas". Una frase quizá no demasiado afortunada, pues el ultrasecreto programa ya era utilizado profusamente por Goldman.
En un artículo publicado por Cinco Días (El espejismo de los mercados – 4/9/09), se decía: "Wall Street ha contemplado atónito cómo tres de las grandes compañías intervenidas por el Gobierno -la aseguradora AIG y las dos hipotecarias Fannie Mae y Freddy Mac- y principales causantes de la actual crisis han subido como la espuma en Bolsa. En 15 días, casi han duplicado su valor sin ningún motivo aparente. En el mercado se apunta que el causante del rebote no es otro que la entrada en acción de las plataformas de intermediación de alta frecuencia (high frequency trading), un negocio que domina el parqué neoyorquino y que genera jugosos beneficios. Se calcula que con estas operaciones se pueden ganar unos 21.000 millones de dólares al año. Algunos economistas ya han comenzado a criticar estas prácticas, a las que acusan de "destrozar el vínculo que existía entre los precios y los valores""…
"El regreso de los 'day traders' revitaliza el corretaje" titulaba un artículo The Wall Street Journal el 17/9/09, en el que decía: "Aunque muchos pequeños inversionistas han preferido mantenerse al margen del mercado bursátil, los day traders, el término que se popularizó durante el boom tecnológico de los años 90 para describir a las personas que compraban y vendían acciones incesantemente parecen estar de vuelta.
El volumen de operaciones aumentó 14% o más el mes pasado en comparación a julio en las firmas de corretaje en línea Charles Schwab Corp., TD Ameritrade Holding Corp. y E*Trade Financial Corp. El corredor electrónico Knight Capital Group Inc. también reportó un alza de 7,7%.
Esto representa un aumento inusual en el corretaje electrónico. "Habitualmente, agosto es uno de los peores meses del año", afirmó Richard Repetto de Sandler O'Neill Partners L.P., ya que el volumen suele caer un 10% respecto de julio.
El mayor volumen transado coincidió con una marcada alza en los precios de las acciones, una ola que estos corredores pueden haber intentado aprovechar.
A la vez, hubo mucha actividad entre los fondos cotizados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) "apalancados", diseñados para magnificar los rendimientos, y "ETF inversos", diseñados para obtener ganancias cuando caen los precios, dice Repetto, de Sandler O'Neill. Ambos son elegidos por corredores a corto plazo como los fondos de cobertura y los day traders.
Gran parte del volumen en las últimas semanas ha correspondido a acciones financieras y de otros sectores sumamente volátiles, donde los inversionistas intentan obtener una ganancia al aprovechar veloces oscilaciones en los precios.
Además, hay un número cada vez mayor de operaciones más pequeñas y profesionales, por parte de day traders, algunas de las cuales usan los préstamos, o "apalancamiento", para impulsar sus retornos. Actores apalancados como estos se benefician del hecho de que las tasas de interés son muy bajas, lo que hace que el costo de pedir prestado dinero para financiar su corretaje sea relativamente barato.
Y aunque la reciente volatilidad de los precios de las acciones podría ahuyentar a los inversionistas de largo plazo, es atractiva para corredores que quizás no conservan las acciones por más de unas horas o incluso unos minutos en cada operación"…
El 18/9/09, El Confidencial informaba que: "Los reguladores de valores de Estados Unidos propusieron el jueves prohibir las órdenes relámpago o "flash", que las bolsas envían a un selecto grupo de operadores una fracción de segundo antes de que se hagan públicas. La Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) está buscando limitar una práctica criticada por dar una ventaja injusta a algunos participantes del mercado, que disponen de programas para operaciones rápidas en sus ordenadores.
La Comisión también ajustó las reglas para las agencias calificadoras de crédito, imponiéndoles más requerimientos de información pública y alentando las calificaciones no solicitadas. Las medidas, y otras propuestas por la SEC, están destinadas a la industria de calificación de crédito, muy criticada por haber alentado la crisis financiera a través de notas generosas a títulos tóxicos respaldados por hipotecas.
La prohibición propuesta para las órdenes "flash" forma parte de un esfuerzo más amplio de la SEC para tomar medidas drásticas frente a zonas oscuras del mercado de acciones de Estados Unidos. La presidenta de la SEC, Mary Schapiro, dijo que la agencia seguirá evaluando las prácticas de comercialización que puedan dar una ventaja injusta a algunos actores del mercado"…
Quienes respaldan la práctica de operaciones de alta frecuencia, como las operaciones "flash", dicen que añaden liquidez necesaria para los mercados, y que permitieron que estos funcionaran sin problemas durante la crisis financiera.
No obstante, los críticos, incluidos algunos legisladores, dicen que los mercados necesitan una mejor vigilancia para que todos los inversores jueguen en un campo de parejo.
Mientras tanto, como si con los "sistemas de especulación bursátil de alta velocidad" no tuviéramos bastante, llegan los "profesores universitarios" con sus modelos matemáticos (las intrépidas máquinas voladoras).
Bruce Bueno de Mesquita es un investigador de la Universidad de Nueva York y la Universidad de Stanford de aspecto sencillo y con una cierta predisposición a las declaraciones grandilocuentes como, por ejemplo, que su modelo matemático es inusualmente certero a la hora de predecir el futuro.
Bueno de Mesquita está en el negocio ultra especializado conocido como teoría del juego aplicada. Este es el tipo de asunto que ocupaba a los estrategas de la Guerra Fría, que recurrían a los computadores para encontrar las opciones más lógicas para combatir. La innovación de Bueno de Mesquita es poner al día muchos de esos conceptos de la era de Atari para la generación Wii. Eso significa incorporar la sofisticada teoría del juego y las técnicas de predicción a temas cotidianos como la política local, las batallas legales y, en efecto, los negocios de Wall Street.
Bueno de Mesquita es hostil al sentimiento humano. Desde su perspectiva, los actores del mundo -ya sean figuras religiosas, políticas o financieras- son astutos calculadores de sus propios intereses. ¿La madre Teresa? Alguien que hace el bien impelida por una necesidad material de recibir aplausos. ¿Qué hay de un presidente ejecutivo que evalúa la venta de su compañía? Al igual que muchos en Wall Street, Bueno de Mesquita es partidario de los "paracaídas dorados", gigantescos paquetes de indemnización, como manera de motivar a los presidentes ejecutivos a vender, y así conseguir dinero para los accionistas.
Se trata de un mundo brutal, pero racional. Y puesto que es racional, puede ser observado, comprendido y a menudo previsto o manipulado, dice Bueno de Mesquita.
La clave reside en el modelo matemático que ha desarrollado a lo largo de 30 años con la asistencia inicial del Departamento de Defensa de Estados Unidos (el ejército y la CIA lo han usado).
Bueno de Mesquita sigue confiando en que con datos rigurosos su modelo podría predecir resultados con un éxito inesperado. Acierta nueve de cada 10 veces, según una valoración de la CIA desclasificada, de la que no duda en presumir.
En este mundo cruel y racional, "obtener el mejor acuerdo posible no implica que sea el mejor para los accionistas", dice Bueno de Mesquita. "Significa el mejor para las personas que están fraguando el acuerdo".
Hamid Biglari pasó de la física a las finanzas. Ahora, está ayudando a liderar los esfuerzos por revivir Citigroup Inc. Nacido y criado en Teherán, Biglari se fue a Estados Unidos en 1977 para estudiar matemáticas y física en la Universidad de Cornell. Ansioso por participar en el crecimiento económico de Irán durante la década de los 70, Biglari planeaba volver a su país tras obtener su título. La revolución iraní de 1979 descarriló sus planes. Se dio cuenta de que sus oportunidades profesionales se verían limitadas en el nuevo régimen así que solicitó la residencia permanente en EEUU.
A Biglari le fascinaba la idea de extraer energía del agua de mar, un proceso conocido como fusión nuclear, así que en 1987 realizó un doctorado en astrofísica en la Universidad de Princeton. Poco después, se convirtió en un físico teórico en el Laboratorio de Física del Plasma de Princeton.
Mientras consideraba su próximo paso, los mercados emergentes de la antigua Unión Soviética llamaron su atención. Creía que las finanzas globales serían un campo interesante y prometedor.
No tenía ninguna experiencia en finanzas, pero llamó a la consultora de gestión McKinsey & Co. para pedir trabajo. Consiguió venderles sus destrezas analíticas y su entendimiento de complejos modelos de predicción por computadora, que entonces empezaban a usarse en el sector de finanzas para evaluar el riesgo. Lo contrataron en calidad de colaborador y cuatro años después ya lo nombraron socio. Pronto, estaba a la cabeza de la unidad de banca de inversión de McKinsey y del programa de contratación de personal con doctorados, dice.
En 2000, Biglari estaba listo para otro cambio. "Siempre he creído que el mejor momento para reinventarse es cuando se está en un punto alto en lugar de cuando está en declive", dice. "Sus opciones son mayores de esa manera".
Con la ayuda de sus contactos, organizó una reunión con quienes entonces eran el presidente ejecutivo de Citigroup, Sanford Weill, y el ex secretario del Tesoro de EEUU, Robert Rubin. Eso fue dos años después de que la unión entre Citicorp y Travelers Group creara Citigroup Inc. Ambos ejecutivos quedaron impresionados con la energía de Biglari y le ofrecieron un empleo. Tres años después, se convirtió en director de operaciones de la unidad global de banca de inversiones y del brazo de ventas y corretaje.
La industria de los servicios financieros empezó a derrumbarse a mediados de 2007, dice Biglari. Las grandes pérdidas terminaron llevando al banco a la intervención gubernamental, despidos masivos y una drástica reestructuración de la cúpula gerencial, que incluyó el ascenso en diciembre de Vikram Pandit al cargo de presidente ejecutivo de Citigroup.
"Estamos redefiniendo el negocio en medio de las condiciones más difíciles imaginables", dice, tras igualar los problemas que afronta Citi a los que tuvo que sortear el presidente ejecutivo de International Business Machines, Louis Gerstner, en los años 90. "De muchas maneras, IBM es el equivalente industrial de Citi", dice. "La gente ya había descartado a IBM cuando Gerstner reinventó por completo la compañía. Nosotros también tenemos que conseguirlo por difícil que parezca".
Wall Street no es Hollywood, pero también fabrica mitos. Warren Buffet, Peter Lynch, Mark Mobius o Bill Gross son algunas de sus leyendas. Se trata de profesionales que han aportado un estilo propio al mundo de la inversión. En este Olimpo bursátil también tiene su hueco James Simons. El fundador de Renaissance Technologies, una de las entidades de hedge funds más importante del mundo con cerca de 20.000 millones de dólares bajo gestión, ha comunicado que se retira en 2010. Muchos le consideran un pionero en el uso de sistemas matemáticos combinados con aplicaciones informáticas para batir el mercado. Su adiós coincide con el deseo de los reguladores de poner coto a los sistemas de inversión inteligentes (robots), que este erudito contribuyó a desarrollar, por distorsionar el comportamiento bursátil.
La vida de Simons encaja como un guante en el mito del sueño americano. Hijo de un zapatero, nació hace 71 años en los suburbios de Boston. Dotado con una habilidad innata para los números, colaboró con el Departamento de Defensa descifrando códigos secretos. Además, obtuvo el Premio Veblen, la mayor distinción en el ámbito de la geometría, con sólo 38 años. Antes de fundar Renaissance, Simons fue presidente del Departamento de Matemáticas de la Universidad Stony Brook. En esta época tuvo el primer contacto con el mercado invirtiendo parte de sus ahorros en la compraventa de divisas.
En 1978 abandonó el mundo académico para fundar su firma de inversiones, bautizada como Limroy, embrión de la actual Renaissance. Simons se rodeó desde el principio de talento puro. Sus ofertas de empleo no iban dirigidas a licenciados en Económicas o Derecho de Harvard o Yale sino a matemáticos, astrofísicos e informáticos paridos por centros como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
El secretismo en torno a cómo desarrolla Renaissance sus programas de inversión es similar al que rodea a la fórmula de la Coca-Cola. El campus de 20 hectáreas levantado por la gestora en Nueva York es un búnker a prueba de filtraciones. Simons prefiere participar en foros matemáticos antes que pisar Wall Street. Lo único que se conoce son generalidades aplicables a todos los fondos que siguen un modelo de inversión cuántico. Es decir, con el uso de algoritmos y series estadísticas. Estos fondos intentan lograr dos objetivos: anticiparse a lo que hará el mercado basándose en patrones de comportamiento repetidos en el pasado y rastrear ineficiencias en la formación de precios para arañar rentabilidades a muy corto plazo.
Simons ha confiado siempre en la inteligencia del ser humano. "Si podemos predecir la órbita de un cometa, ¡cómo no vamos a ser capaces de predecir la evolución de las acciones de Citigroup!", explicó a la revista Bloomberg Markets en enero de 2008.
El fondo estrella de Renaissance es Medallion. Lanzado en 1988, nunca ha cerrado un año en pérdidas, acumula una rentabilidad media anual del 30% y en un ejercicio tan malo para el mercado como fue 2008 logró una rentabilidad del 80%, lo que convirtió a Simons, gracias a las altas comisiones de éxito que cobra, en el gestor mejor pagado del mundo con unos ingresos de 2.500 millones de dólares, según la revista Alpha Magazine.
Aparte de incrementar su cuenta corriente y la de muchos de sus clientes, Simons ha contribuido al desembarco de las matemáticas en los mercados financieros. Su aportación, junto con el desarrollo tecnológico, ha disparado el uso de las estrategias cuánticas. De hecho, la consultora TABB Group prevé que en 2010 la gestión algorítmica suponga el 50% del volumen de negociación en Estados Unidos.
Semejante proliferación de los sistemas inteligentes de inversión despierta recelos entre los gestores tradicionales y los reguladores. Los primeros critican que el repunte de la volatilidad en los mercados durante la crisis económica ha dejado en evidencia las lagunas de los sistemas estadísticos. Por su parte, los supervisores bursátiles advierten que el uso masivo de órdenes automáticas (no sólo las utilizan los hedge funds, también las mesas de tesorería de los bancos) puede distorsionar el mercado y manejarlo a su antojo. Los robots programados con algoritmos pueden comprar y vender acciones con una velocidad mil veces superior al parpadeo del ojo humano.
"¿Y si les dijésemos que el verdadero culpable de la crisis financiera es un modelo matemático llamado Value at Risk? ¿Y qué VaR, utilizado en los mercados desde hace dos décadas, ya causó problemas en el pasado y que sus defectos estructurales eran muy conocidos? Nadie les culparía por sorprenderse. Muy pocos son los que han hablado del papel decisivo de VaR en la debacle que nos rodea", sostienen Nassim Taleb y Pablo Triana, en un artículo publicado por El País (25/10/09, titulado: "El culpable del que nadie habla".
Pero las cosas podrían cambiar ahora que el Comité de Ciencia y Tecnología del Congreso de EE UU tomó la decisión histórica de celebrar una sesión especial el 10 de septiembre para analizar la responsabilidad de VaR en la crisis. Uno de los autores del artículo ofreció su testimonio in situ (culpando a VaR), y el otro ofreció inspiración inicial a los organizadores del evento. Es seguramente la primera vez que un parlamento juzga el impacto de un modelo teórico sobre el mundo real. Quién sabe, es posible que hasta Obama sea ya consciente de la culpabilidad de VaR.
VaR, en su papel como mecanismo regulador determinador de las cargas de capital sobre las actividades de mercado de los bancos, permitió a los bancos de inversión acumular de forma muy apalancada (endeudada) los activos tóxicos que eventualmente generaron las pérdidas billonarias que condenaron al mundo al caos. Dado que VaR registró, de forma irrealista, valores muy pequeños en el periodo previo a la crisis, los bancos tan sólo tenían que depositar un montante de capital muy limitado para poder acumular billones y billones de dólares en productos exóticos relacionados con las hipotecas basura. VaR indicaba que esas posiciones no tenían demasiado riesgo, así que no había necesidad de reservar mucho capital protector de posibles pérdidas. Es decir, VaR dictó que el precio para jugar al juego de trading fuese muy económico, y los bancos respondieron de forma entusiasta. Se ha estimado que, en el caso de varios bancos, las cargas de capital para actividades de mercado (igual a VaR*factor multiplicador) suponían tan sólo el 1%, e incluso el 0,1%, de sus posiciones de trading totales registradas en el balance. Eso es mucho apalancamiento. Si los medios han enfatizado y criticado insistentemente los niveles de apalancamiento absolutos de 30 a 1 de los bancos, ¿qué les parecen los niveles de 100 a 1 e incluso 1.000 a 1 que VaR permitió para actividades de trading, muchas de ellas tóxicas?
Esa combinación de apalancamiento y toxicidad que nos regaló VaR es lo que hundió a Lehman Brothers, Bear Stearns, Merrill Lynch… En cuanto el mercado inmobiliario de EEUU se tambaleó un poco, las pérdidas en activos basura (esos subprime CDOs) se comieron el escaso capital. Había demasiada toxicidad para tan poco capital.
Adoptar VaR fue un error. Reguladores y banqueros depositaron excesiva confianza en un modelo que pretende garantizar aquello, precisión y certidumbre cuantitativa, que no es garantizable en la selva de los mercados. Las matemáticas tuvieron su oportunidad y fallaron. Es hora de volver a basar las decisiones financieras más relevantes en el sentido común.
Para cerrar este apartado les tengo preparada una noticia "sugerente". Una prueba definitiva (y lamentable) de que la especulación nunca muere. Meriwether, fundador del LTCM, se prepara para lanzar otro hedge fund, según informaba El Economista, en su edición online del 22/10/09
Parece que John Meriwether, el gestor alternativo creador del LTCM, el mayor hedge cuantitativo del mundo, cuya casi quiebra puso en jaque al sistema financiero estadounidense, no escarmienta. Y es que aunque hace tres meses tuvo que liquidar su segunda gestora de fondos libres, JWM Partners, ya está en trámites para poner en marcha otra.
Meriwether fundó JWM poco después de 1998, año en el que el LTCM vivió una serie de episodios catastróficos que llevaron a su rescate.
El pasado julio, se vio obligado a echar el cierre en su segunda firma, después de que la presión de la crisis financiera hiciera caer casi un 50% el valor de sus activos y recibiera peticiones de reembolso masivas de sus clientes.
La nueva aventura hedge de Meriwether se llamará JM Advisors Management y, al igual que sus predecesoras, tendrá sede en Greenwich, Connecticut, informó Financial Times. Según fuentes conocedoras del proceso, se lanzará en algún momento de 2010.
Al parecer, la nueva gestora usará la misma estrategia que LTCM y JWM: el arbitraje de valor relativo, una estrategia de inversión cuantitativa utilizada sobre todo en mercados de renta fija, que el mismo Meriwether creó cuando estaba al frente de la división de renta fija de la mítica y desaparecida firma Salomon Brothers.
El arbitraje de valor relativo busca aprovechar pequeñas diferencias entre dos activos idénticos, apostando a que éstas desaparecerán en un determinado período de tiempo.
Según varios traders consultados por FT, esta estrategia tiene potencial para lograr enormes beneficios en un momento de mercado como el actual, especialmente en el sector financiero.
Sin embargo, también tiene sus riesgos, como bien ha podido comprobar Meriwether en sus dos experiencias anteriores, derivados sobre todo de su necesidad de endeudarse para conseguir rentabilidades atractivas.
Meriwether se hizo famoso cuando, tras salir de Salomon Brothers, fundó junto a los economistas Robert Merton y Myron Scholes (ganadores del premio Nobel en 1997) el Long Term Capital Management, o LTCM.
Fue el primer hedge fund que mezcló el apalancamiento, las técnicas cuantitativas y el arbitraje de renta fija. Así logró captar la atención de los inversores y llegó a gestionar 4.720 millones de dólares… aunque sus inversiones estaban valoradas en cerca de 129.000 millones de dólares.
Fue precisamente su salvaje endeudamiento el que lo llevó al borde de la bancarrota, tras dos grandes errores estratégicos. Finalmente, fue rescatado por varias entidades en una operación orquestada por la Reserva Federal (Fed), y liquidado por completo en el año 2000.
Demasiados "modelos", sospechosos "algoritmos", peligrosas "alquimias", condenables "asimetrías", me llevan a pensar que estamos ante una farsa repugnante que sus explotadores utilizan para enriquecerse delictivamente a la par que se ríen de los infelices que les confían sus ahorros, plenos de fervor inversor (¿o de avaricia culposa?).
Una economía de casino que podría resultar aceptable sólo para "ludópatas" siempre y cuando emplearan únicamente sus recursos propios y nada más (cada cual hace lo que quiere con su dinero, inclusive perderlo en el Black Jack).
Pero no es el caso. Los "jugadores compulsivos" apuestan con dinero ajeno (prestado, muchas veces u "obsequiado" por los gobiernos, últimamente). Para mejorar su rentabilidad sobre capital propio se "apalancan" en demasía, asumiendo riesgos exagerados que, como se ha visto en la reciente crisis, pueden provocar grandes pérdidas, poniendo en peligro el sistema financiero internacional.
Las partidas de póker entre profesionales, sin límite en las apuestas, son entendibles (aunque no compartibles, para algunos), pero se tornan inaceptables, cuando se busca un "pardillo" para desplumarlo… y ni hablar, si las cartas están marcadas.
Programas automáticos de inversión… intermediación de alta frecuencia… algoritmos matemáticos que buscan pautas de comportamiento y, en consecuencia, operan… plataformas de intermediación de alta frecuencia… órdenes relámpago o "flash", que las bolsas envían a un selecto grupo de operadores una fracción de segundo antes de que se hagan públicas… asimetría de información y de oportunidades… resultan demasiados "dados cargados". The game is over.
La economía de casino necesita del delirio especulativo. Es impulsora (y se beneficia) de la eterna burbuja. Los "global players" resultan ser, al final, como "monos con navajas" al control del riesgo. Terminan haciendo girar la economía real en torno de Wall Street y sus "intrépidas máquinas voladoras" (cuando, en todo caso, debería ser exactamente al revés). La mayoría de nosotros no morimos y luego compramos una póliza de seguro de vida.
La hipótesis del mercado eficiente, según la cual, los precios responden perfecta e instantáneamente a toda información disponible y relevante con total libertad, se torna inviable, en la actual situación, por las fallas "endógenas" del modelo: en primer lugar, la cohabitación de operadores informados, desinformados y noise traders, quienes en comandita con el popular automated trading terminan afectando posiciones por motivos ajenos a los fundamentales del mercado; y, en segundo lugar, la existencia de contrapartidas con volúmenes de tal magnitud capaces de distorsionar la liquidez y mover de manera significativa los precios, mediante el weight-of-money effect. Un casino sólo para big players.
Dejar en plena libertad a los capitales financieros y dejar que los mercados sean los únicos reguladores de las relaciones económicas sólo lleva a la inestabilidad permanente, a la escasez de recursos financieros para crear empleo y riqueza, y a las crisis recurrentes.
Se ha demostrado que la falta de vigilancia e incluso la complicidad de las autoridades con los poderosos que controlan el dinero y las finanzas; esto es, la falta de una auténtica democracia, sólo produce desorden, y concederles continuamente privilegios, lejos de favorecer a las economías, las lleva al desastre.
Las políticas neoliberales basadas en reducir los salarios y la presencia del Estado, el gasto social y los impuestos progresivos para favorecer a las rentas del capital, han provocado una desigualdad creciente.
La crisis (no sólo económica) que padecemos se explica en buena medida por la política controlada cada vez más por los mercados, por el poder al servicio de los privilegiados, y por el predominio de la avaricia y el afán de lucro que quieren imponer los grandes propietarios y los financieros multimillonarios. Los debates surgidos en torno a esta crisis demuestran que en las democracias occidentales se ha establecido un enfrentamiento peligroso entre los poderes económicos y la ilusión política.
Por más que estos pillos y granujas intenten perpetuar "viejas leyendas" sobre el sistema financiero, procurando prolongar los días de vinos y rosas con nuevas burbujas o hacernos creer que la crisis no era de solvencia sino de liquidez y en todo caso transitoria, la cruda realidad, finalmente, ha demostrado que la crisis de liquidez devino en crisis de solvencia, y la apuntada brevedad se ha transformado en un horizonte largo e inquietante de parálisis económica. Toda esta "pirotecnia falaz" sólo procura embalsar un problema de cuyo reconocimiento todos huyen. Definitivamente, es una crisis de modelo, de avaricia y de consumo desorbitado, por encima de las posibilidades.
A pesar de la "numerología" y de la contradictoria lógica de Wall Street, se pongan como se pongan, ningún sistema financiero puede operar eficientemente si las instituciones financieras y los inversores asumen que el gobierno les protegerá de las consecuencias del fracaso. De ahí en más… nessun dorma.
Anexo II: Para "espeleólogos" económicos (de un Paper publicado el 15/4/11)
– "Business as usual…" (demasiado grandes para acatar la ley)
– El "testamento en vida" de Helicopter Ben: más escándalos a la vuelta de la esquina
Septiembre de 2010. A dos años del colapso de Lehman Brothers, nada ha cambiado en lo fundamental. Los antiguos titanes de la banca siguen haciendo el trabajo de Dios
– Los intrépidos agentes bursátiles y sus máquinas voladoras (el día en que se paró el reloj en Wall Street)
Una historia sobre especuladores de alta velocidad (high frecuency trading)
"Fueron los minutos más intensos y dramáticos del mercado en una historia llena de vaivenes en los dos últimos años. "Un compañero me dijo que sabríamos que la situación era preocupante si en los próximos minutos veíamos a los jefes en la sala de operaciones", comentaba el jueves un empleado de Goldman Sachs a Cinco Días. "Mi colega no les había visto pero llevaban ya tiempo en la sala". Entre las 14.30 horas y 14.50 del jueves los operadores de Bolsa, que durante toda la tarde estuvieron pegados a los monitores viendo las manifestaciones en Grecia, trasladaron su atención a lo que, de repente, estaba pasando en su propio mercado. Una caída a una velocidad nunca vista"… El crac bursátil que llegó en segundos (Cinco Días – 8/5/10)
El Dow Jones estuvo a punto de rozar una pérdida de mil puntos. Luego llegó el rebote y una caída al cierre del 3,2% que se recibió con un alivio difícil de entender para quien llegara a ese último minuto de una jornada bursátil errática e irracional. Valores tan sólidos como P&G sufrieron una fuerte caída que fue histórica en el caso de la consultora Accenture. En un mercado racional su cotización no podría pasar de 40 dólares a un centavo en minutos a no ser que en ese espacio de tiempo se hubiera prohibido por decreto los servicios de consultoría. Es un escenario de ciencia ficción.
Para cuando los mercados cerraron ya se habían emitido varias notas por parte de la Bolsa de Nueva York, Nasdaq, el mercado de futuros de Chicago y Citi, diciendo que no había habido errores en los sistemas o humanos por la parte que les tocaba. El viernes, el "yo no he sido" seguía siendo la respuesta a las pesquisas sobre la raíz del problema.
En el caso de Citi, la especulación es que un operador se equivocó y puso una orden de billones en vez de millones. Aún está por determinar si ese fue el arranque de una reacción en cadena que se multiplicó en sus efectos por el hecho de que la mayor parte de la contratación en los mercados se hace de forma electrónica y casi el 60% está controlada por intermediarios que usan potentes ordenadores que operan con algoritmos en milésimas de segundo. Se trata de los llamados high frequency traders o intermediadores bursátiles de alta frecuencia que ejecutan operaciones con extrema rapidez y son ya los primeros proveedores de liquidez del mercado.
Los responsables de la Bolsa de Chicago y Citi niegan la posibilidad del error. Lo que sí ocurrió es que muchos intermediadores de alta frecuencia cerraron sus operaciones en los momentos más críticos, a partir de los 450 puntos de caída, para evitarse más pérdidas porque los parámetros en los que se movía el mercado no están contemplados en los datos con los que funcionan sus modelos. Cuando esas firmas desconectaron, la liquidez y los compradores desaparecieron, haciendo más pronunciada la caída. En palabras de algunos de los operadores, 24 horas después y a falta de respuestas concretas, lo que ocurrió el jueves (6/5) se describe como una reacción de "pánico a la vieja usanza pero en la época de internet, la alta velocidad y el algoritmo".
Los frenos que automáticamente saltan en los mercados en estos casos no funcionaron porque no está previsto que lo hagan a partir de las 14.30.
Barack Obama, a quien el secretario del Tesoro informó poco después de las 15.00 horas del jueves (6/5), confirmó que las autoridades están estudiando "la inusual actividad del mercado" que hizo desvanecer, momentáneamente, un billón de dólares en los valores en cotización. Una comisión de la cámara de Representantes estudiará la debilidad que mostró el mercado el día 11/5 pero el viernes (7/5), un senador, Edward Kaufman, ya tenía un culpable y criticó el cambio más reciente en el modus operandi de los mercados. "La batalla de los algoritmos, que no se entiende ni remotamente por la SEC, debe ser revisada y puesta bajo una supervisión significativa inmediatamente", dijo.
La batalla de los algoritmos (histeria en la renta variable)
"Sólo excusas", "es inverosímil"… son la razones más esgrimidas por los expertos al pronunciarse sobre ese fallo técnico/humano de confundir la "B" por la "M" y provocar la situación más parecida al "crash" vivido por Wall Street en octubre del 87. Veinte minutos de infarto que ponen en cuestión a la SEC, a la bolsa neoyorquina y a Citigroup. Pero, ¿fue realmente una mera confusión o hay gato encerrado? Los expertos desmontan la "Teoría de la B y la M"… Un error ortográfico de 700.000 millones de dólares: ¿se trata de un fallo técnico o hay gato encerrado? (Expansión – 7/5/10)
El hecho de que la principal bolsa del mundo se tambalee en tan pocos minutos el Dow Jones de industriales se desplomó cerca del 10%- y, de forma medio instantánea, vuelva a su origen "carece de sentido", según apunta Alejandro Martín, subdirector en España de Hanseatic BrokerHouse, que se muestra muy escéptico con ese error que desinfló a la bolsa americana 700.000 millones de dólares en un abrir y cerrar de ojos.
El rumor que se ha extendía el 7/5, en los mercados hacía referencia a una confusión al ejecutar una orden sobre los títulos de Procter & Gamble (conocida por productos como la pasta de dientes Colgate y las cuchillas de afeitar Gillette). Todos los medios se hacen eco de que un operador del tercer banco estadounidense por activos, Citigroup, tecleó la tecla "B" del "billion" americano (mil millones de los nuestros) por la "M" de "million", al ejecutar la venta de 16.000 millones de dólares, cuando realmente sólo quería vender 16 millones.
"Bajo mi punto de vista la versión oficial no es más que una excusa para justificar un movimiento que veníamos esperando. Es bastante cuestionable considerar que un fallo en una orden de un título concreto pudiera provocar semejante movimiento correlacionado en todas las plazas internacionales, basta con mirar los futuros de índices como el Ftse 100, del Dax 30 o del S&P 500 para darse cuenta de ello", aclara Martín.
El experto apunta que "ni siquiera en el propio Dow Jones el movimiento es justificable" pues, según asegura, el ya "famoso error no podría haber provocado un movimiento de tal calibre debido a la fórmula matemática mediante la que se calcula el precio del índice".
Las dudas generadas por esta operación han llevado a la SEC (Securities and Exchange Commission) americana, a abrir una investigación. Por el momento, las únicas palabras oficiales al respecto han definido de "inusuales" estos movimientos del mercado. Y la repercusión a más corto plazo ha sido la cancelación por parte del Nasdaq, la bolsa electrónica estadounidense, de las contrataciones realizadas entre las 2:40 y las 3:00 de la tarde (hora americana) en valores que registraron unas variaciones de sus cotizaciones superiores al 60% respecto a los precios anteriores a esa franja horaria.
Para conocer lo realmente ocurrido habrá que esperar a que se hagan públicos los detalles de la investigación. Mientras tanto existen voces en el mercado que se encargan de desmontar la "teoría de la B y la M". Procter & Gamble llegó a desplomarse un 37,6%, de 62 a 39 dólares, y posteriormente se revalorizó un 54%, con lo que terminó la sesión en los 60 dólares. Esta volatilidad se explica desde las teorías más conservadoras por unos sistemas informáticos que amplificaron en microsegundos el comportamiento de los títulos de P&G tras la brutal orden de venta.
El analista independiente Jorge del Canto desmonta esa versión. Asegura que es "inverosímil", a la vez que reconoce que no es fácil saber lo que ha pasado. Y en busca de una explicación convincente, "que aún no se ha encontrado", resume algunos de los rumores que baraja el mercado, sin salir de su asombro por lo ocurrido y recalcar que la versión dada carece de sentido.
En primer lugar, añade más leña al fuego a la "Teoría de la B y la M" e indica que el bróker no solamente se equivocó en la cantidad, sino que también confundió la tecla de vender con la de comprar, que era la que debía de haber dado. ¡Pues sí que estaba despistado el bróker!
En cualquier caso, y aun siendo así, lo vivido el 6/5 "no es un movimiento natural del mercado". Las caídas se habrían ahondado dentro del sector afectado, pero en este caso afectaron a todos por igual, sin discriminación y de forma instantánea, cuando lo normal es que hubieran observado reacciones escalonadas en el resto de sectores.
Otras versiones que se manejan sobre el "minicrash" de Wall Street hacen referencia a las dudas sobre la liquidez de los bancos europeos. En la mayor bolsa del mundo aparecieron rumores que apuntaban a que Europa no abriría ese día varias bolsas, entre ellas la española, ante la hipotética quiebra de un banco de la eurozona. (Teoría que también ha caído por su propio peso). "Las entidades tienen que dotar reservas en función del dinero que tienen en carteras. Y esto les lleva a aligerar sus carteras", apunta del Canto.
Los errores reales en el Sistema de Interconexión Bursátil son otra de las excusas a las que se agarran los expertos. Esto podría haber incurrido a "cotizaciones no reales", pues los cruces de "las operaciones no se produjeron cuando debían, sino con retardo", apostilla Jorge del Canto.
Geithner se entera por el móvil y Obama "ni se entera"… (¿evalúa? ¿protege? ¿evita?)
"Nadie habla de otra cosa. Todas las conversaciones que se producían este viernes a primera hora de la mañana en la línea de metro R (de color amarillo, que une el centro de Manhattan con Wall Street y que es utilizada por los trabajadores del distrito financiero), comentaban la media hora loca que protagonizaron las bolsas el día anterior"… El día que el reloj se paró en la Bolsa de Nueva York durante 30 segundos (Expansión – 7/5/10)
Por la tarde, entre las dos cuarenta y las tres, hora local, el Dow Jones cayó un 9,1%, una sacudida que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, conoció a través de su móvil.
Incrédulo, consideró que debía ser un error. Tras comprobar la veracidad de la caída, Geithner convocó un gabinete de crisis e informó al presidente del país, Barack Obama. Éste afirmó ayer que la SEC, la CNMV de EEUU, "evalúa lo sucedido" con el fin de "proteger a los inversores" y de evitar que "vuelva a suceder".
Cuarenta y ocho horas después, los motivos reales del desplome todavía se desconocen y pueden pasar varias semanas antes de que se aclaren oficialmente. "Nadie sabe a ciencia cierta qué sucedió", indicó ayer el influyente senador republicano Bob Corker. Pese a esta falta de información, el episodio ya ha servido para demostrar las discrepancias que existen entre los mercados bursátiles de Nueva York y sus máximos responsables; entre los operadores y entre los partidarios de reformar la regulación financiera. El juego de echar las culpas ha comenzado, con consecuencias que pueden ser significativas.
Además de la investigación de la SEC y de la cancelación de 4.000 operaciones por parte del Nasdaq debido a su elevada volatilidad, el Congreso ha convocado una reunión de emergencia, el día 11/5, para analizar las causas de la caída del Dow. Paul Kanjorski, demócrata, señaló ayer que es necesario saber cómo "en cuestión de minutos, nos enfrentamos a un mercado que parecía tan volátil como en otoño de 2008", tras la quiebra de Lehman Brothers. Los hallazgos del Parlamento serán relevantes en un momento en que se está negociando la reforma de la regulación financiera.
Las fuentes del mercado consultadas atribuyen la caída del Dow Jones -que después se moderó hasta el 3,2%- a la conjunción de varios factores. Los inversores estadounidenses estaban preocupados por el hecho de que la deuda pueda convertirse en un gran polvorín y genere una crisis similar a la que se produjo tras la quiebra de Lehman.
Los elevados umbrales de deuda pública (que en el caso de Grecia superan el 110% del PIB y que ya han sido advertidos por organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el G-20), pueden restringir la liquidez de los gobiernos, en un momento en que el mercado del crédito todavía está débil y en que el sector financiero debe refinanciar emisiones de deuda que firmó con el sector público para captar capital y superar la crisis financiera.
El FMI estima que la banca internacional captó cinco billones de dólares (3,91 billones de euros) a través de estas vías de financiación, que deberá devolver en los próximos 35 meses. La mayoría de entidades intentará refinanciar esta deuda, según el FMI, que teme que los Gobiernos de determinados países puedan tener problemas para seguir apoyando a la banca.
Esta inquietud de los inversores por los problemas de liquidez que puede tener el sector financiero se reflejó anteayer y ayer en los mercados de crédito. El Libor a tres meses -tipo al que los bancos se prestan dinero en el mercado interbancario- cerró el jueves en el 0,37% y ayer subía hasta el 0,43%.
A las preocupaciones por la deuda, alentadas por gestoras como Pimco, y por el estallido de violencia en Atenas (que era seguido en directo desde las televisiones instaladas en Wall Street), se unieron el temor al contagio a otros países de la Unión Europea y las dudas sobre el euro y otras divisas, como el yen.
Esta incertidumbre provocó que los operadores se lanzaran a interponer órdenes de venta masivas, tanto en valores como en cestas que replican índices bursátiles y en contratos de futuros. Gran parte de estas órdenes masivas se canalizaron a través de lo que en Wall Street se conoce como high frecuency trading, compraventa de grandes volúmenes de títulos que se cierran en cuestión de segundos. Esta operativa tiene un peso en la negociación diaria de los parqués neoyorquinos que oscila entre el 50% y el 70%.
El jueves (6/6), ante la repentina caída de la bolsa, las firmas que operan en high frecuency trading se tomaron su tiempo, para analizar los datos, y para frenar sus posibles pérdidas. Duncan Niederauer, consejero delegado de la sociedad rectora de la Bolsa de Nueva York (Nyse), apuntó el jueves por la noche que estas compraventas normalmente se cruzan en décimas de segundos y que en la jornada de anteayer el tiempo se amplió, hasta unos 30 segundos.
Entidades como Tradebot Systems y Tradeworx Inc. que interrumpieron sus operaciones durante varios momentos para protegerse del exceso de volatilidad. Esta actuación pudo haber contribuido a que se restringiera la liquidez en los mercados y a que se acrecentarán todavía más las olas vendedoras.
Esta conjunción de factores contribuyó a que valores como Accenture, Exelon, Philip Morris o Procter & Gamble rompieran sus límites máximos de fluctuación, escenario que forzó al Nyse, cumpliendo sus reglas, a ralentizar los intercambios. Al mismo tiempo, al romperse estas barreras máximas de fluctuación, las acciones de estas compañías pudieron contratarse en otros mercados electrónicos, como el Nasdaq, donde las caídas fueron mayores al no existir los mismos límites.
Esta ralentización de la actividad contribuyó al descenso del Dow y permitió que se produjeran órdenes automáticas de ventas generadas por ordenadores, sobre todo en mercados electrónicos, como el Nasdaq. Finalmente, los nervios se tranquilizaron y la actividad recuperó algo de calma una hora antes del cierre de Wall Street.
Un TAC intradía del Dow Jones (- 9,18% y un billón (verdadero) de dólares esfumados)
– Diez preguntas clave sobre el minicrash de Wall Street (Expansión – 7/5/10)
(Por Gemma Martínez y Miquel Roig) Lectura recomendada
El Dow Jones llegó a caer ayer más de un 9% en menos de veinte minutos. A pesar de que al final el índice recuperó parte del desplome, el movimiento suscita múltiples interrogantes sobre la operativa de los mercados bursátiles y sobre la actuación de los operadores. Además, otorga nuevas razones a los partidarios de reformar la regulación financiera.
Gráfico intradía del Dow Jones de valores industriales. Fuente: Bloomberg
1. ¿Por qué el Dow Jones cayó ayer casi 800 puntos en apenas dieciséis minutos? Por la generalización de órdenes de venta masivas, por posibles operaciones anómalas en torno a varios valores (que la SEC, la CNMV de EEUU, está investigando) y por las órdenes automáticas de venta (dictadas por sistemas informáticos) que se sucedieron tras estas anomalías.
2. ¿A qué valores ha afectado? Las investigaciones de la SEC apuntan a múltiples operaciones "inusuales", según un comunicado difundido por el organismo. Las acciones de la petrolera Exelon, la consultora Accenture o la empresa auxiliar de automoción Lear han llegado a negociarse a precios cercanos a cero dólares, cuando antes de los momentos de pánico (entre las 2.40 y las tres de la tarde hora de Nueva York, 20.40 y 21.00 hora española), sus cotizaciones estaban entre los setenta y los cuarenta dólares. Además, Procter & Gamble (la empresa que fabrica productos de consumo como las cuchillas de afeitar Gillette o la pasta de dientes Colgate) fue uno de los principales motivos del pánico vendedor.
3. ¿Qué sucedió con Procter & Gamble? Todo apunta a que un operador, todavía sin identificar, pudo haber dado una orden sobre una cesta de valores que incluía acciones de la empresa por 16.000 millones de dólares, cuando realmente sólo quería vender 16 millones, según fuentes del mercado. La cadena de televisión CNBC asegura que el operador trabaja en Citi. El banco ha iniciado una investigación, aunque sostiene que no le consta ninguna operación anómala en su mesa.
4. ¿Cómo afectó esta orden anómala a la acción? P&G cerró el miércoles a 62,16 dólares y a las 2:38 (8.38 de la tarde en España) cotizaba en torno a 61. Es al final de ese minuto 38 cuando ocurre la primera anomalía en la cotización. La acción cae un 1% en apenas unos segundos. Pero a las 20:38, antes de que ningún trader hubiera cometido el supuesto error, el Dow Jones cotizaba en 10.503 puntos, lo que ya suponía un descenso de 364,85 puntos (-3,4%). Esa orden de venta arrastró consigo la acción de P&G hasta los 39,37 dólares.
5. ¿El desplome afectó a todos los mercados? No, la acción de P&G sólo se derrumbó en el mercado electrónico Nasdaq, no en la Bolsa de Nueva York, donde buena parte de la operativa se realiza en los tradicionales corros (donde bróker humanos cierran operaciones de viva voz). En el parqué neoyorquino, el mínimo de P&G fue de 56 dólares.
6. ¿Qué papel han desempeñado las órdenes automáticas de venta? La operación anómala, efectuada sobre uno de los grandes valores estadounidenses -Procter & Gamble-, hundió los mercados lo suficiente como para activar órdenes automáticas de venta generales que agudizaron todavía más la caída. Fueron 800 puntos en apenas dieciséis minutos, que dejaron los descensos intradía en 1.000 puntos (un 9,19%) y recordaron por momentos al crash de Wall Street de octubre de 1987.
7. ¿Por qué la caída de P&G ha arrastrado a todo un índice como el Dow Jones? El Dow tiene una peculiaridad: el peso relativo de cada miembro no viene determinado por su capitalización bursátil sino por el precio de cada acción. P&G cotiza en torno a 60 dólares, por lo que sus movimientos tendrían el doble de impacto en el índice que los de Verizon, que cotiza a 28,01 dólares. Una caída del 36% en un valor con un peso relativo tan grande, arrastra consigo todo el índice.
8. ¿Existen otros motivos, más allá de los movimientos electrónicos, que han provocado la caída del Dow? Sí. Los inversores estadounidenses están preocupados por la crisis de la deuda griega, por los estallidos de violencia en Atenas, por el posible contagio a otros países de la Euro Zona (España incluida) y por los problemas de liquidez que pueden tener los bancos europeos.
9. ¿Qué pasará el viernes? Los mercados neoyorquinos están analizando las operaciones sucedidas en esta franja horaria y pueden declararlas nulas si hay movimientos poco claros. El Nasdaq ya ha anunciado que cancelará todas las operaciones que se han intercambiado en su mercado, siempre que el precio de la acción haya sufrido una variación, al alza o a la baja, superior al 60% respecto al precio que al que se negociaba antes de ese momento. La volatilidad puede continuar.
10. ¿El caso puede llevar a los reguladores a ejercer un mayor control sobre las operaciones automatizadas de alta frecuencia (grandes volúmenes de títulos que cambian de manos en cuestión de segundos, conocidos como 'high frecuency trading')? Es probable. La SEC ya ha afirmado en los últimos meses que está siguiendo de cerca esta operativa y, en plena crisis financiera, ya vetó de forma temporal las ventas bajistas a descubierto. Ayer varios senadores pidieron que se investigue el papel de estas órdenes en el minicrash de Wall Street. Esta forma de operar representa en torno al 60% de las operaciones que se cruzan a diario en Wall Street.
El desplome y su "interpretación" en la cadena económica CNBC (Cramer vs. Cramer)
"¿Un error tipográfico? ¿Los robots de la bolsa de Nueva York? ¿El contagio de Europa? ¿El resbalón del Euro? Horas después de la mayor caída en un mismo día que se recuerda en la bolsa de Nueva York, hay pocas explicaciones claras de lo que ha ocurrido y por qué. Mientras miraban esa gráfica que ya ha dado la vuelta al mundo, los analistas de la cadena económica estadounidense CNBC no conseguían justificar en directo lo que estaban viendo sus ojos. La escena se convirtió en símbolo de las reacciones desatadas en Wall Street"… "Las máquinas se han roto. El sistema se ha roto". "¿Y si el euro desaparece?" (El Confidencial – 7/5/10)
El instante ya ha sido calificado como uno de los más intensos de la historia de la cadena. La presentadora intenta que el experto explique el fenómeno. El experto es el presentador de CNBC Jim Cramer. Sorprendido por tanta preocupación, no le da demasiada importancia. La presentadora pregunta por las primeras ventas que causaron la caída. El experto, cada vez más acalorado, sigue lanzando ideas al aire e intenta comparar la crisis de ayer con la de 1987. El resultado es una sucesión de gritos e interrupciones bañadas de soberbia e incredulidad. Más de un espectador se quedó con la sensación de que ninguno de los protagonistas tenía la respuesta.
Menos mal, que tenían conexión en directo con la bolsa neoyorquina. Allí entrevistaban a Peter Costa, de Procter & Gamble. "El interés en la compra se ha esfumado, todo el mundo empieza a vender y lo siguiente que pasa es que estás 500 puntos por debajo".
"No, estamos a 900", le corrige el reportero. Vuelta al estudio. Cramer soluciona la crisis del día con un consejo claro: "Compren, compren, compren".
Una de las primeras causas que apuntan los expertos a la repentina caída ayer en Wall Street es el contagio por la situación en Europa. Tanto el New York Times como el Washington Post titularon inmediatamente que la bolsa caía arrastrada por Grecia. La crisis en Atenas y la amenaza de que se contagie a otros países, además de la caída del euro con respecto al dólar en los últimos días -aunque ha sido constante desde noviembre- han alimentado la volatilidad del mercado internacional.
"Durante un tiempo hemos acumulado preocupación por la crisis que se extiende en Europa (…) A la gente le preocupa la caída del Euro y todas las implicaciones que podría tener en mercados y economías de todo el mundo", declaraba el analista Alec Young, de Standard & Poors, a la agencia Associated Press. "Si pasara algo en ese sentido, creo que puedes entender por qué hemos visto esa volatilidad en el mercado norteamericano hoy mismo. Si desaparece el Euro es algo importante y eso es lo que justifica una situación tan violenta".
Sin embargo, las noticias de inestabilidad en Europa no convencen como explicación a la montaña rusa en la que se convirtió ayer la bolsa norteamericana. La desconfianza lleva acumulándose unas semanas y no justifica la caída de casi 1000 puntos en pocos minutos. Grandes como American Express, General Electric o J.P. Morgan Chase cayeron un cuatro por ciento. Accenture estuvo valorada en un momento de la tarde de ayer en un céntimo de dólar. La norteamericana Fidelity redujo su valor en mil millones de dólares en apenas una hora.
La caída en picado se debe, según explicaba el diario Wall Street Journal, a una "ola de órdenes de venta automatizadas, que convirtieron una caída fea en un fallo de todo el mercado". La causa sería el sistema informático que utilizan las compañías y que emite órdenes de venta a partir de una caída importante. El periódico especializado El Economista respaldaba esta misma opción: "No sabemos qué ha pasado exactamente, pero parece que las estrategias de compraventa de los ordenadores, más que problemas técnicos del mercado, han agravado la caída en picado y su recuperación".
Pero, ¿pueden unos algoritmos provocar un fallo de este tipo en la bolsa?
El experto Cramer había avisado. "Las máquinas se rompieron. En sistema se ha roto". Pero nadie sabe por qué.
Las reacciones iniciales se empeñaron en buscar cuál fue esa primera venta que desencadenó la caída y el pánico. La explicación de que un bróker escribió 16 billones en vez de millones impulsando la venta de bienes de Citigroup tampoco se la creen los expertos. El grupo ha declarado que no tiene constancia de ninguna operación errónea. Han pedido la intervención de la SEC (Securities and Exchange Commission) para que analice los incidentes de ayer. Nasdaq trabaja en su propia investigación y ya ha cancelado algunas operaciones aprobadas en los minutos que provocaron el pánico.
Hay quien baraja incluso el hecho de que la caída coincidiera con el momento en que las cadenas económicas mostraban los incidentes en Atenas, durante las protestas en contra del plan de recortes del gobierno griego. Pero el escalofrío que se extendió desde Wall Street al resto del mundo, pasando por las cadenas de televisión, no parece una simple coincidencia con el reportaje.
La tensión en la bolsa norteamericana se trasladó también a las ediciones digitales de los medios de comunicación. Desde Bloomberg hasta la sección de negocios de Yahoo! sufrieron por la saturación de visitas a sus páginas. Según explicaba TechCrunch, "el problema fue que la web "en tiempo real" no fue lo suficientemente rápida" para la velocidad con que se desarrollaron los hechos. Yahoo! avisó desde su cuenta de Twitter que todo ha vuelto a la normalidad. En su página sí. No sabemos si mañana en la bolsa también.
Algunas explicaciones menos "accidentales" (las manos fuertes que arrean la manada)
– El poderoso arte de saber desatar una estampida (Cinco Días – 8/5/10)
La fuerza de los grandes fondos de inversión condiciona la dirección de los mercados.
(Por Fernando Martínez) Lectura recomendada
El mercado es libre… ¿De verdad? Inversores, Gobiernos, expertos, instituciones y ciudadanos corrientes han podido comprobar esta semana que el análisis de los fundamentos económicos, la buena salud de los resultados empresariales, la mejoría de las perspectivas de crecimiento y, en definitiva, cualquier cosa, sirve de poco cuando el mercado toma una dirección determinada.
"Nunca hay que olvidar que las caídas en Bolsa son mucho más rápidas que las subidas, en un mes se puede perder todo lo ganado en años", advierte David Galán, de Bolsa General. ¿Cómo es posible que todo el mundo se ponga de acuerdo de repente en que hay que poner en pies en polvorosa en Grecia, España, Portugal, Italia… cuando hace meses que se sabe que la situación es delicada? En los mercados siempre hay quien prende la mecha, luego ésta se consume por sí sola.
La tendencia no es originada por una constelación de pequeños inversores, ellos son los que intentan salir corriendo del parqué cuando alguien grita ¡fuego! ¿Quién tiene la fuerza para dar la alarma? El experto José Luis Cárpatos ofrece un dato revelador: "Un 60% del volumen negociado en NYSE (New York Stock Exchange), que es la mayor Bolsa del mundo, lo generan máquinas programadas para operaciones de alta frecuencia mediante algoritmos; sólo 300 o, como máximo, 500 instituciones en el mundo tienen la capacidad para hacer eso".
Son las manos fuertes y así es como funciona una operación especulativa de dimensiones planetarias:
1 Elegir la víctima. Hay que desechar la idea de siniestras conspiraciones. Es un asunto exclusivamente de negocios. Un ejemplo de ello es la estupefacción que causó en Europa el anuncio del Gobierno español en febrero de que el servicio de inteligencia iba a investigar las presiones especulativas sobre España. "¿Qué es más fácil de atacar, los periféricos pequeños como España, Italia o Grecia, o Reino Unido? La respuesta está clara", afirma Luis Benguerel, director de renta variable de Interbrokers.
2 Construir la posición. El paso decisivo es construir la posición con antelación suficiente. No es algo que se haga con luz y taquígrafos. Para eso está el mercado OTC (Over The Counter) donde las operaciones son contratos ad hoc, sin divulgación pública. El Banco de Basilea, el banco central de los bancos centrales, calcula que el mercado OTC mueve 600 billones de dólares, nada menos que 470 veces el PIB de España. "Las posiciones se construyen cuando nadie lo espera.
Por ejemplo, poniéndose bajista estando el euro a 1,45 dólares", explica Benguerel. Para ello se utilizan múltiples instrumentos financieros, pero Cárpatos señala que uno de los preferidos por las manos fuertes son las opciones: contratos financieros por los que el comprador adquiere el derecho a comprar (call) o vender (put) un activo en una fecha y a un precio concretos, normalmente esta opción puede ejecutarse en cualquier momento.
3 Extender el miedo. A partir de ahí, empieza a crearse ambiente de tensión. Un caso emblemático es el del multimillonario George Soros, que ganó 1.000 millones de dólares apostando contra la libra en 1992. El financiero estuvo avisando sobre las debilidades de Reino Unido con insistencia pertinaz, dando ideas que a su vez alimentaban otras. El mercado puso toda la atención en la libra; para defender el tipo de cambio, Londres tenía que vender marcos y comprar libras sin descanso, hasta que tiró la toalla y abandonó el Sistema Monetario Europeo.
4 La tormenta. Cuando la presión desborda los titulares de los periódicos, el miedo cobra velocidad. Esta semana ha habido de todo: España había pedido una ayuda multimillonaria; Fitch y Moody's iban a bajar el rating; la ayuda a Grecia no era suficiente; el BCE iba a bajar los tipos; S&P podía rebajar el rating de Italia, luego un bróker se equivocó y escribió b de billions en lugar de m de millions… Para prevenir eventuales pérdidas, están los stop loss, órdenes de venta cuando se alcanzan precios determinados, cuando saltan los stop loss, estos aceleran la caída. Ante esta situación, Cárpatos es claro: "Como vayas en contra del mercado, la llevas clara". Aunque sea previsible un rebote, es muy difícil saber cuándo terminará la tormenta y estar fuera significa tener liquidez para aprovechar el cambio de tendencia.
5 A largo plazo… La Bolsa siempre sube, se suele decir. Pero David Galán invita a revisar esa convención: "Lo que suben son los índices, pero porque van seleccionando los mejores valores y los peores son excluidos". Galán aconseja hacer coberturas con contratos por diferencias (CFD). En la vida conviene saber nadar y guardar la ropa, ¿por qué iba a ser diferente en la Bolsa?
La velocidad de las operaciones automáticas provocó el caos de Wall Street
"Ya no hay papeles cubriendo el parqué del New York Stock Exchange (NYSE). Desaparecieron cuando los humanos abrazaron la electrónica para ser más eficientes. Pero, sobre todo, rápidos. Porque la velocidad es, desde el origen de Wall Street, la clave de la supervivencia. Lo era cuando los intermediarios financieros corrían hacia los teléfonos para dictar las órdenes. Y ahora se hace aún más relevante con la información circulando las 24 horas"… La rebelión de las máquinas (El País – 9/5/10)
Aunque el elemento humano sigue presente, entre el 50 y el 70% del volumen de la plaza neoyorquina pasa por redes informáticas gestionadas por las grandes firmas financieras, fondos de alto riesgo (hegde funds) y otros fondos, que les permiten ejecutar miles de pequeñas órdenes al mismo tiempo y a la velocidad del relámpago.
Hasta tal punto la velocidad es la clave de la competitividad, que estas firmas instalan sus servidores lo más cerca posible del parqué bursátil, para no tener que perder ni una milésima de segundo en la transmisión. Pero en esta carrera, en la que prima la rapidez sobre la calidad, ¿dónde está el límite?
La tecnología, como dicen los intermediarios bursátiles, es amiga. Pero también puede volverse en contra, como se vio en la primera semana de mayo. La causa del caos del jueves (6/5) sigue bajo investigación. Y, descartado el error humano, la atención se dirige a la estructura que permite dar a las máquinas tanto poder.
A simple vista, todo funciona. Hasta que el ordenador interpreta que se ha producido un hecho relevante y empieza a lanzar órdenes, saltando de un mercado a otro, buscando liquidez. La bola de nieve comienza a crecer cuando los sistemas de otras firmas responden, buscando el mejor precio en otros mercados.
Esta vez, el caos se produjo a raíz de una misteriosa caída de las acciones de Procter & Gamble. En pocos segundos, sus títulos cayeron un 37%. Todo se aceleró en los minutos sucesivos, con órdenes que se tradujeron en cambios en el valor superior al 60% en casi 300 compañías cotizadas.
Lo que dejó a todos perplejos fue ver que las acciones de P&G nunca bajaron de los 56 dólares en el NYSE, frente a los 39 dólares que se vieron en el Nasdaq. Y aún más difícil de creer fue ver a Accenture a cero. Se trataba, por tanto, de algo más de un error al pulsar una tecla en la terminal.
Los operadores ya estaban muy activos durante la mañana, adoptando los modelos de riesgo por lo que estaba pasando en Grecia, ante el temor a que otras economías y el conjunto del sector financiero resultara afectado. Si fueron los programas informáticos los que desencadenaron la venta masiva, la pregunta es: ¿están las máquinas a cargo de Wall Street?
El conocido como high frenquency trading (mercado de alta frecuencia) representa más de la mitad del volumen de las operaciones de mercado, según un estudio de Tabb Group. Y sigue creciendo, lo que deja fuera a inversores legítimos y cierra una fuente de capital para las pequeñas empresas, denuncia Grant Thornton.
Y ahí es donde el regulador bursátil (SEC) centra su investigación. Trata de determinar si las disparidades entre los modelos y reglas que siguen los distintos mercados contribuyeron a este repunte extremo de la volatilidad. "Esto no es consistente con el funcionamiento efectivo de los mercados de capitales".
El ordenador no conoce el miedo, como quedó demostrado el jueves (6/5). Y el caos dominó hasta que el humano intervino y aportó su conocimiento. Pero con el silicio marcando la tendencia, qué puede hacerse para prevenir otro fiasco del tal calibre. ¿Se necesita entonces más regulación? ¿Más coordinación?
El high frequency trading, dicen sus más fervientes defensores, permite inyectar liquidez en el sistema. Pero al mismo tiempo, puede ser una fuente de volatilidad cuando domina la irracionalidad. Sin embargo, se cree que el problema no sólo está en el choque hombre-máquina, si no en la fragmentación y las pocas salvaguardas.
El NYSE, donde se juega el 28% del volumen que se mueve en Wall Street, insiste en que tiene la obligación y el derecho de suspender durante unos segundos transacciones que rebasan los umbrales de volatilidad excesiva, como hizo con P&G. Y pide que otros participantes en el mercado lo apliquen, para prevenir un desplome como el del jueves (6/5).
De hecho, el NYSE es el único parqué con capacidad de abrir esta especie de pausa en acciones individuales. Es como un periodo de reflexión de 90 segundos que permite a las partes establecer de una forma ordenada el precio de la acción. El problema es que las máquinas buscaron liquidez en plataformas como el Nasdaq.
Los expertos y actores del mercado lo tienen claro: el sistema debe funcionar de una forma coordinada. Y eso es sobre lo que deben debatir ahora reguladores, y gestores de las distintas plataformas bursátiles, para que los especuladores no puedan aprovechar el resquicio tecnológico en beneficio propio y a expensas de la estabilidad del mercado.
Los ordenadores revolucionaron la manera en la que se juega en el casino de Wall Street. Pero los reguladores deben ahora poner orden en un segmento de la industria que hasta que irrumpió la tecnología se consideraba civilizado, transparente y ordenado, para que el mercado de la compraventa de acciones no caiga en la oscuridad de los derivados.
Como siempre, la SEC marcha por detrás de los acontecimientos (es que no se enteran)
"La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos anunció el lunes que las autoridades reguladoras y las bolsas del país lograron un acuerdo sobre un plan conceptual para fortalecer las políticas sobre mecanismos rompe-circuitos y errores en transacciones en respuesta al derrumbe de la semana pasada en el mercado de acciones"… La SEC y las bolsas de EEUU acuerdan fortalecer los mecanismos rompe-circuitos (The Wall Street Journal – 10/5/10)
La SEC formuló los comentarios en un comunicado emitido tras una reunión el lunes (10/5) con los jefes de importantes bolsas estadounidenses, incluyendo a NYSE Euronext y Nasdaq, para discutir las razones por las que el Promedio Industrial Dow Jones cayó casi 1.000 puntos el 6 de mayo, y qué regulaciones, de haber alguna, podrían haber impedido ese descenso.
"Esta mañana, la presidenta de la SEC, Mary Schapiro, tuvo una reunión constructiva con los líderes de seis bolsas -la Bolsa de Valores de Nueva York, NASDAQ, BATS, Direct Edge, ISE y CBOE- y la Autoridad Reguladora del Sector Financiero para discutir las causas de los acontecimientos del jueves en el mercado, los posibles factores contribuyentes, y posibles reformas al mercado", señaló la SEC. "Como primer paso, la partes llegaron a un acuerdo sobre un marco estructural, que será definido durante el próximo día, para fortalecer los rompe-circuitos y el manejo de transacciones erróneas".
Cómo Universa (Nassim Taleb: El Cisne Negro) ayudo a autocumplir su profecía
– Cómo una orden de compra normal pudo desatar el desplome del mercado el jueves (The Wall Street Journal – 12/5/10)
(Por Scott Patterson y Tom Lauricella) Lectura recomendada
Poco después de las 2:15 p.m. hora del Este de Estados Unidos del pasado jueves, el fondo de cobertura Universa Investment LP colocó una gran apuesta en la Bolsa de Opciones de Chicago (CBOT) a que las acciones continuarían su fuerte caída.
Cualquier otro día, esta operación de US$ 7,5 millones por 50.000 contratos de opciones podría haber afectado brevemente a los precios de las acciones, pero nada realmente preocupante. Pero en un día en el que todos los mercados financieros se encontraban muy inestables, la operación tal vez haya jugado un papel clave en el colapso bursátil que tuvo lugar 20 minutos después.
Universa es un fondo de alto riesgo con unos US$ 6.000 millones bajo administración, asesorado por Nassim Taleb, autor de "El Cisne Negro: el Impacto de lo Extremadamente Improbable", un libro que sugiere que los eventos improbables en los mercados financieros son mucho más probables de lo que cree la mayoría de los inversionistas.
La teoría entre los corredores y otros involucrados en el colapso es que el fondo asesorado por el autor podría haber contribuido a un "cisne negro", un evento raro e inesperado que puede tener consecuencias devastadoras.
El colapso puso de manifiesto la realidad del actual mercado bursátil. En los últimos años, el mercado ha crecido exponencialmente más rápido y más diverso. La principal plataforma de negociaciones ya no es la Bolsa de Nueva York (NYSE) sino servidores informáticos de compañías en lugares como Austin, Texas; Kansas City, Missouri; y Red Bank, Nueva Jersey.
Esta diversidad ha abaratado las operaciones bursátiles, una ventaja para los inversionistas institucionales e individuales. Pero también las ha hecho más difíciles de controlar y de mantener el orden. En la actualidad, esta responsabilidad recae principalmente en un grupo de operadores de alta frecuencia -que utilizan sofisticados sistemas informáticos para realizar operaciones en milisegundos- que representan un estimado de dos terceras partes del volumen bursátil. Estos fondos de cobertura cuidan los intereses de sus propios inversionistas y no en el de los inversionistas en las acciones que negocian.
Horas antes de que comenzara el pánico, ya había signos de que el jueves no iba a ser un día monótono. Para las 11 de la mañana, cuando el Dow caía sólo unos 60 puntos, el volumen de venta era inusualmente alto.
Para las 2 de la tarde, los mercados financieros de todo el mundo se encontraban bajo presión. En Europa, los efectos de la crisis griega causaron una fuerte caída del euro contra el dólar y el yen japonés, así como un amplio descenso del mercado de bonos. Además, los bancos europeos estaban cobrándose entre ellos tasas de interés más altas sobre sus préstamos.
A unos 4.500 kilómetros de distancia de Wall Street, en Santa Monica, California, Universa realizó su operación, nada inusual para una compañía que compra frecuentemente contratos de opciones que le aportan ganancias si los mercados registran una caída considerable.
A través de los sistemas operativos de Barclays, Universa compró 50.000 contratos de opciones, según fuentes al tanto. Los contratos obtendrían unos $ 4.000 millones si el índice Standard & Poor's 500 cayera a 800 puntos en junio. En el momento de la operación, se encontraba en 1.145 unidades.
En Chicago, la gran operación pareció tener un efecto inmediato en los mercados. Los operadores al lado contrario de la operación de Universa estaban esencialmente apostando a que las acciones no registrarían grandes pérdidas.
Pero al mismo tiempo, para minimizar el riesgo de perder dinero, necesitaban vender, según indicaron varios operadores. Cuanto más caía el mercado, más tenían que vender los operadores en entidades como Barclays para proteger sus propias posiciones. Esta decisión, junto con probablemente decenas de operaciones similares en todo el mercado, propició una cascada de ventas en los mercados de futuros.
A medida que se disparó el volumen de negociaciones bursátiles, los sistemas de datos del mercado bursátil comenzaron a congestionarse.
Los grandes fondos de cobertura mantenían grandes posiciones a medida que aumentaba el volumen. Two Sigma Investments LLC, una administradora de fondos de cobertura de Nueva York que emplea complejas estrategias de negociación, registró su día de mayor volumen desde su lanzamiento en 2001, según una persona familiarizada con la situación.
Para las 2:37 p.m., la sobrecarga parecía haber pasado factura al sistema de negociaciones electrónicas Arca, del NYSE. En ese momento, su rival, el Nasdaq, detectó en los datos lo que consideró información dudosa, y envió un mensaje diciendo que ya no enviaría cotizaciones al Arca.
Para un crucial grupo de fondos de cobertura especializados en operaciones de alta frecuencia, toda esta agitación era demasiado arriesgada. Uno de los temores que terminaría materializándose es que en los altibajos extremos, algunas -si bien no todas- operaciones serían canceladas posteriormente, dejándoles colgados con posiciones no deseadas.
Con estos fondos o vendiendo o retirándose del mercado, las firmas de corretaje de Wall Street retrocediendo y el NYSE suspendiendo temporalmente la compraventa de algunas acciones, las ofertas de compra desaparecieron del mercado.
Alrededor de las 3:00 p.m., la presión de venta disminuyó. De igual manera que descendió, recuperó terreno. Según los operadores, uno de los factores que estuvieron detrás de esta recuperación fueron los fondos que usaron los sistemas informáticos y fórmulas para detectar las ofertas en el mercado. Estos fondos se lanzaron a por cientos de acciones baratas, ayudando a hacer subir los mercados.
La SEC, hace "experimentos" para frenar el "flash crash" (cuidado con la velocidad)
"El regulador del mercado de EEUU, SEC, va a imponer de forma experimental nuevos frenos automáticos para frenar la volatilidad con la que pueden cotizar los títulos en toda la red de mercados electrónicos del país, una situación que se experimentó con toda su crudeza el pasado 6 de mayo"… La SEC propone medidas experimentales para evitar un crac (Cinco Días – 19/5/10)
El regulador del mercado de EEUU, SEC, va a imponer de forma experimental nuevos frenos automáticos para frenar la volatilidad con la que pueden cotizar los títulos en toda la red de mercados electrónicos del país, una situación que se experimentó con toda su crudeza el pasado 6 de mayo.
La SEC propuso que la intermediación se pare en ciertas cotizaciones si el precio se mueve más de un 10% en un periodo de cinco minutos. De momento esta propuesta se va a aplicar desde el 14 de junio hasta finales de año. Si se hace permanente se cambiará en la forma en la que han venido operando unas plataformas de intermediación electrónica intensamente conectadas pero no armonizadas en su regulación o funcionamiento. Habrá más restricciones con el objetivo de rebajar la volatilidad de unos mercados muy automatizados en los que se contagian fuertes vaivenes en un momento en el que ni la economía ni la Bolsa se ha recuperado de la crisis financiera que empezó a mostrar su fuerza ya en 2007.
Las nuevas reglas llegan de forma experimental cuando ni la SEC ni la Comisión de Intermediación de Futuros, CFTC, tienen una conclusión definitiva de qué ocurrió ese día extraordinario en los mercados aunque hay varias sospechas sobre lo que eliminó de repente la liquidez del mercado. Se está investigando el comportamiento de cotizaciones indexadas como un E-Mini S&P 500 del Mercado de futuros de Chicago o un ETFs que podrían haber sido la primera de las piezas en caer.
La mayoría de los protagonistas del mercado admite que tal y como está este estructurado en estos momentos, con un elevado porcentaje de automatización, lo ocurrido el pasado día 6, algo que desató las alarmas también en la Casa Blanca, puede volver a pasar en cualquier momento. La SEC hizo público este informe no concluyente pero si anticipado desde principio de semana horas después del cierre de los mercados.
Buscando los "culpables" del "flash crash" (la investigación sigue su curso)
Wanted (I): Apple tiene bastantes "papeletas"
Primero fueron los errores ortográficos (el equívoco con una tecla), que ya desmintió Citi, después cobró fuerza la teoría de los fallos técnicos, los programas de trading automático, siempre con las acciones de Procter & Gamble como telón de fondo.
Pero en contra de lo que se pensaba, esos títulos no fueron los verdaderos responsables del "flash crash" (el crash relámpago, tal y como lo han denominado los investigadores) del pasado 6 de mayo, que en cuestión de 15 minutos provocó una situación de pánico en la bolsa de Nueva York, que llevó al S&P a caer más de un 8% en un momento de la sesión, aunque posteriormente redujo su caída al 4%.
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