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Los afrorisaraldenses: aportes a la historia contemporánea (página 2)


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OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Mostrar los aportes de la Comunidad Negra en la construcción de la Nación, de la Nacionalidad, especialmente en el ámbito regional.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Analizar las causas que expliquen la invisibilidad de la Comunidad Negra en la historia del departamento de Risaralda.

Identificar y analizar, el devenir histórico, social y cultural de la Comunidad Negra en el departamento de Risaralda, tomando como base el municipio de Pueblo Rico, corregimiento de Santa Cecilia, el municipio de La Virginia y el municipio de Pereira.

Mostrar los aportes brindados por éstas a la construcción histórica y desarrollo del Departamento de Risaralda y concretamente de los municipios donde mayoritariamente está ubicada.

Proporcionar a las organizaciones de bases afrorisaldenses fuentes que les permitan rescatar su identidad histórica, fortalecer y acrecentar sus organizaciones y con ello alimentar proyectos de movilización y reivindicación de sus derechos históricos, sus derechos humanos e identidad étnica y cultural en el marco de la región y la Nación.

Justificación

La historia desde la visión acientífica nacional, departamental y local no registra la presencia de los afrocolombianos en general y a los afrorisaraldenses en particular. Parece que no existieran. Pero, ¿por qué todos los vemos? ¿Por qué están allí cotidianamente? Los vemos en un lugar y otro, en un campo y otro laborando todos los días, aportando a la construcción material y espiritual de la sociedad, pero si tomamos los textos de historia oficial ¿por qué no están? Entonces, ¿de dónde vienen? ¿Cómo nos explicamos su presencia? Y cuándo la historia tradicional se refiere a ellos y a ellas los estigmatizan, los inferiorizan y los ubican en un pasado colonial esclavista de manera indigna como sino hubiesen aportado nada a la sociedad y a la historia, ¿por qué?

Precisamente, partiendo de los planteamientos anteriores el presente trabajo busca dilucidar inicialmente, estas importantes preguntas que desde el punto de vista académico e investigativo aún no han sido resueltas en su totalidad por los profesionales en la materia.

Es más, el presente trabajo es una necesidad urgente en la construcción de una nueva historia que referencie a las Comunidades Negras existentes en el departamento de Risaralda y las legitime como parte del ser Risaraldenses por sus aportes construidos al mismo, obviamente desde una nueva óptica histórica.

Desde esta perspectiva, también, se busca desmontar, desinstalar un discurso sesgado histórico racista impuesto hace más de quinientos años que invisibiliza un componente humano sumamente importante en la historia de la región y la municipalidad, para negarles justificadamente sus derechos en la contemporaneidad.

Finalmente con este enfoque, se busca además, abrir una nueva puerta para la investigación histórica participativa en la región en lo que concierne a los afrorisaraldenses, sus problemáticas y sus organizaciones que les permita construir en los mismos y en la totalidad de la población, su identidad étnica y cultural, reafirmando el concepto de la unidad popular desde la diversidad local, regional y nacional para acceder a los derechos que le competen con el aporte de la historia.

Marco teórico

"La historia que se muestra, generalmente es falseada, escrita desde la perspectiva de los gobernantes, pensada para glorificar a la Patria en la figura de héroes que representan valores culturales determinados en menosprecio de otros, pretendiéndose de esta manera lograr la cohesión nacional con la transmisión de valores tradicionales.

Es la historia etnocéntrica, los valores de occidente los que se interiorizan de generación en generación"

María Teresa Ruiz

Racismo, algo más que discriminación.

DEI, San José de Costa Rica, 1989

Partiendo de la cita de la doctora María Teresa Ruiz, ésta fue la tarea que se impusieron las élites dominantes en Colombia para sepultar la historia de todos los sectores laboriosos de diversos colores en la construcción de la Nación, haciendo uso e instrumento de una ideología dañina que desconoce en toda su magnitud al otro, el racismo.

Esa mentalidad, la manera de pensar que nos crea la conciencia de la supremacía y la dominación de la etnicidad blanca, del mundo blanco sobre las etnicidades africanas, Indígenas y Asiáticas que son consideradas inferiores, subvaloradas y dominadas, fueron excluidas de la historia nacional y regional.

No se registra en la historia antes del surgimiento del capitalismo, la opresión de unos grupos humanos sobre otros, en función de su raza y su cultura. Estos dos elementos no aparecen juntos como de las causas de la opresión. Es verdad que la opresión étnica existía en la antigüedad, pero no la racial. Los griegos y los egipcios llamaron bárbaros a todo aquél que no hablaba su lengua, o que no era parte de su cultura. Si bien Aristóteles da los elementos para una teoría de la esclavitud por naturaleza, ésta no da muestras de ser amparada por la noción de raza, con la idea de la superioridad de unas sobre otras. Muchas de las guerras sangrientas de los pueblos antiguos, parecen haber tenido como explicación la xenofobia, es decir, el rechazo, el odio al extranjero, pero la raza no aparece como causante de estas guerras. Si se considera por otro lado a los romanos en sus luchas expansionistas, éstos hicieron esclavos a los vencidos, quienes fueron los extranjeros sin diferencia de color.

En los inicios del capitalismo, la esclavitud que había sido una oprobiosa práctica de la antigüedad, es retomada y puesta en práctica en las colonias.

La esclavitud, una de las primeras desigualdades entre los hombres, había de convertirse en la más vergonzosa de las ideologías: el racismo. El racismo es, por lo tanto, un fenómeno ideológico colonial.

La ideología racista bajo explicaciones seudo científicas y religiosas, afirmará la superioridad del hombre blanco y la cultura occidental, modelos de inteligencia, virtud y belleza, destinados a dominar y a imponerse sobre todos los demás pueblos de la tierra.

En las colonias del "Nuevo Mundo" bajo el dominio de los conquistadores europeos, indígenas y personas negras, sometidos a trabajos forzados, serán parte del ejército de esclavizados que producirán con sudor, lágrimas y sangre la riqueza del Viejo Continente.

El conquistador blanco se esforzará por justificar su agresión contra la población conquistada, a quienes se les calificará de primitivos e inferiores por naturaleza. Por esta razón la agresión y la violencia será plenamente justificada, puesto que según el colonizador únicamente mediante la fuerza, es que se les puede dar a conocer la virtud del trabajo y las buenas costumbres, así como la fe en el verdadero Dios.

La apariencia exterior y la cultura del indígena y de la persona negra serán estigmatizadas en la historia como inferiores. Estos conceptos trascenderán la vida colonial, vivirán en las nacientes repúblicas como Colombia y serán parte integrante del nuevo sistema económico, permeando los valores y las relaciones dentro de los diferentes grupos sociales.

La ideología liberal acompañará a los nuevos procesos de producción, industrialización y desarrollo. Dentro de estos procesos las Comunidades Negras tendrán todos los deberes, incluyendo el seguir siendo mano de obra barata, pero muy pocas posibilidades de una participación social igualitaria.

El ascenso social les está permitido, siempre y cuando no sea subvertido el orden social establecido, y subvertir el orden significa exigir al Estado -quien dice representarlo- sus derechos y cuestionar las condiciones injustas de su existencia. En ese orden de ideas, para que no exista ese nivel de exigencias subversivas, una de las maneras de evitarlo es deformando su historia, negándoles en la misma, invisibilizarlas y aislándolas formalmente de la construcción de la nacionalidad.

Precisamente en la problemática que se abocaron las élites criollas blancas y mestizas en la construcción de la nacionalidad e incorporarse al mundo capitalista moderno después de aniquilar el colonialismo español, el problema de la raza creó un enorme debate al interior de la naciente república que generó fusilamientos de próceres negros como el General Píar y el Almirante José Prudencio Padilla, entre tantos otros, por órdenes de Simón Bolívar al exigir, éstos, la abolición inmediata de la esclavitud y espacios dignos dentro de la naciente Nación, de la población negra. El pavor de la superioridad numérica, el ascenso militar con apoyo popular y las exigencias de impronta en la construcción del nuevo Estado, orientó esta nueva política de exterminio por un gran hombre como Bolívar a quien nadie cuestiona su genio libertario.

La necesidad de parecerse a Europa, en la preocupación orientada hacia el progreso, las élites dominantes llegaron al punto de establecer una política de blanqueamiento poblacional con leyes liberales de inmigración europea en 1823 para acabar con la amenaza de la lucha de razas.

Así las cosas, la Comunidad Negra no fue vista como buen elemento para la construcción de la nueva Nación en desarrollo y en la elaboración de la historia nacional. Las élites desarrollaron teorías racistas para justificar la exclusión y la marginalidad en todos los niveles y espacios contra los pueblos afrocolombianos.

Agustín Codazzi, geógrafo, por ejemplo, afirmó que "la raza negra no es la que está llamada a hacer progresar el país"; Santiago Pérez de la misma comisión coreográfica de Codazzi, anotó "la salvaje estupidez de la raza negra, su insolencia bozal, su espantosa desidia y su escandaloso cinismo".

Igualmente José María Samper, parlamentario del siglo XIX, describió a los pueblos negros como "brutos, mal hablados, impúdicos, insolentes, ladrones y cobardes".

Esta saña racista, también se orientó hacia estrategias de desaparición de lo negro al interior de la Nación y de la historia a través de la política del mestizaje, del proceso biológico gradual de blanqueamiento como una solución real. El portaestandarte de esta estrategia fue el pensador José Eusebio Caro, pensador del Siglo XIX, quien tenía el sueño de un futuro o anglosajón en el cual terminara la diversidad de razas porque la blanca absorberá y destruirá a la indígena, la negra la amarilla, etc." (Citado en Jaramillo Uribe 1964, 198).

En esta visión no hay más recursos con ella que la absorción, por medio del cruzamiento generacional y con una raza superior, la española.

En el siglo XX esta mentalidad racista continúa sustentándose con mucha fuerza en los sectores de élites más regresivos. Es el caso concreto de Laureano Gómez, presidente de la república entre 1949 y 1953, partidario de Franco. En 1928 hablaba, en materia del progreso de Colombia, en forma pesimista en dos frentes, el territorial y la raza, según él, el país estaba mal dotado en ambos. Pues, el territorio quebrado estaba cruzado por una gran abundancia de selva tropical, refractaria al desarrollo. Racialmente tenía una herencia desalentadora. "Nuestra raza proviene de la mezcla de españoles, de indios y de negros. Los dos últimos caudales de herencia son estigmas de completa inferioridad. Es en lo que hayamos podido heredar del espíritu español donde debemos buscar las líneas directrices del carácter colombiano contemporáneo". Veía a los afrocolombianos como infantiles, rudimentarios e informes, absortos en la bruma de una eterna ilusión. La otra raza salvaje, la indígena era bárbara, resignada en la miseria y la insignificancia.

En esta misma línea, hasta psiquiatras, en 1920, como en el caso de Miguel Jiménez López sostuvo que la raza en Colombia estaba en proceso de degeneración física y moral por la presencia negra e indígena. La única solución fundamental y biológica para él, era la inmigración blanca que debía ahogar poco a poco la sangre aborigen y africana.

De esta manera se rechazaba enfáticamente a estos dos pueblos de la vena en la construcción de la Nación e historia colombiana, tendían a ser vistos como elementos que debían ser reemplazados. Luis López de Mesa, un gran intelectual racista, redondea el cuadro reafirmando todo lo anteriormente expuesto por sus antecesores.

Para la década del cincuenta, la mentalidad aún es más enfermiza porque ya hablan de políticas eugenésicas, de blanqueamiento total de la Nación. Orientaban la evasión de las uniones con gente negra e indígena, pues ellos traen retardo a la uniformidad racial. Son los planteamientos de Miguel Antonio Arroyave, Gustavo González Ochoa, entre otros.

Aceptan el mestizaje pero bajo un objetivo central, destruir a como de lugar la presencia física, biológica, política e histórica de los pueblos negros e indígenas que son un estorbo para el desarrollo y el progreso de la Nación.

Es una herencia de compromiso histórico entre la originalidad de la identidad latinoamericana y las ideologías del progreso relacionadas con lo blanco, con un supuesto discurso democrático de lo mestizo, que oculta la diferencia, pero que en el fondo está el discurso jerárquico del blanqueamiento, el cual hace notar la diferencia racial y cultural, valorando lo blanco y menospreciando lo negro y lo indígena.

Todo este imaginario mental impregnó completamente la manera de hacer historia en Colombia, desde las élites a escala nacional y regional, incluyendo a aquellos libertarios de izquierda que asumieron a los afrocolombianos pero desde una historia economicista y desde una concepción completamente estrecha de la teoría científica de Marx sobre la lucha de clases, negando con sus propios rostros, la existencia de los pueblos negros pero desde otro discurso que jamás llegaría al corazón de los pueblos negros e indígenas, caso concreto los historiadores e intelectuales de los partidos comunista de corte Estalinistas, los Troskistas, los Maoístas, entre otros.

En los países de América Latina y el Caribe, las clases populares han mostrado grandes problemas para unificarse en las luchas comunes. Una de las razones es la presencia de formas complejas de opresión que dificulta la comprensión de los intereses de los grupos sociales, como parte de un mismo proyecto. Una de estas formas de opresión es la étnico-racial, que ha sido de gran controversia tanto para los sectores conservadores, como para los sectores progresistas.

Las luchas de los sectores populares más radicales, han tenido como aspiración mediata la construcción de una nueva sociedad que establezca las condiciones materiales para la satisfacción de las necesidades de todos, bajo un régimen de libertad que garantice la participación de todos los sectores sociales. Esta misma aspiración presenta diferentes matices según los sectores sociales de donde proviene. Los campesinos pondrán énfasis en el derecho a la tierra, junto con una política agraria que garantice una producción rentable y un mercado seguro para sus productos. Los obreros exigirán una mayor participación en las decisiones para la producción y una justa política salarial que les asegure el futuro de sus familias. A estas demandas deberán sumarse las de las Comunidades étnicas, quiénes también exigirán mejores condiciones de trabajo y de vida, pero no será lo único. Las Comunidades étnicas incorporarán algo que es central para su existencia como pueblos diferenciados: el respeto a sus valores culturales, el derecho a mantener su lengua, las tradiciones de sus antepasados y todo aquello que es parte de su identidad cultural. Estas justas demandas han empezado hace relativamente poco tiempo a ser consideradas por los sectores populares más conscientes, como fundamentales en la lucha para la construcción de una nueva sociedad, en la que no hayan más discriminados, en la que se respete la multietnicidad.

Los teóricos de izquierda por mucho tiempo despreciaron, y aún lo hacen, el papel de los grupos étnicos como elementos importantes dentro de los procesos sociales de nuestros pueblos. El análisis se limitó a la lucha de clases. Burguesía y proletariado eran y son las clases centrales a partir de las cuales se generaban los procesos en los que se incorporaban necesariamente los demás grupos sociales. Estos no eran actores independientes de estas dos clases principales. Pero la historia fue mostrando que estas comunidades tienen su propia dinámica y que la opresión que sufren tiene características especiales que no pueden ser ignoradas. Muchos de los fracasos de los grupos de izquierda en América Latina, el Caribe y Colombia en particular, entre los sectores populares, se debieron al hecho de ignorar las demandas de las comunidades étnicas, por considerar que éstas, además de dividir al pueblo, pretendían distraer la atención de los objetivos centrales de transformación nacional. Según esta posición, la opresión étnica desaparecería al triunfo de las revoluciones sociales que resolvieran el conflicto entre la burguesía y el proletariado. Pero las experiencias han mostrado que aún después de haber desaparecido las condiciones materiales que generan las desigualdades, sobreviven formas de discriminación superestructura les, como la que sufren las mujeres a causa del machismo y las llamadas minorías (que en algunos países como Colombia y Brasil, son mayorías las Comunidades Negras), a causa de sus orígenes étnicos. Estas formas de discriminación de alguna manera perpetúan la opresión y su exclusión de la historia, al igual que en la nueva sociedad que se aspira bajo la concepción ya enunciada. Pero no se puede ser sectario en esta apreciación, hubo quienes aportaron desde la izquierda revolucionaria, a pesar de ese margen estrecho, la recuperación de los aportes de los pueblos negros en las luchas de clases que se gestaron en Colombia a finales del siglo XIX y durante el siglo XX. El discurso de la teoría de la lucha de clases y la unidad proletaria jalonó la participación política de la Comunidad Negra en la creación de los primeros sindicatos, asociaciones y partidos revolucionarios que constituyeron la base de la lucha popular revolucionaria en Colombia pero a pesar de ello, la gran mayoría de la izquierda tradicional, no se ha despojado de la mentalidad estrecha de hacer historia en Colombia nacional y regional mente.

Estado del arte sobre la historia de la Comunidad Negra en el Departamento de Risaralda

Para ingresar a dilucidar este componente de la historia de la Comunidad Negra en el Departamento de Risaralda, se hace necesario hacer un recorrido general para llegar a nuestro caso en particular.

Se ha de afirmar que durante las primeras décadas del siglo XX, la investigación sobre la en América latina, a decir de Peter Wade, tendía a ser folclórica, versando sobre el evolucionismo de Comte y de Spencer, agregándole al italiano Lombroso. Historiadores de este corte fueron Nina Rodríguez en Brasil. En Cuba los primeros trabajos fueron los de Fernando Ortiz que se embarcó en estudios sobre la criminalidad afrocubana y sobre la organización social negra.

En esta primera etapa de los escritos brasileños y cubanos la Comunidad Negra fue vista como atrasada, primitiva y salvaje, buscando frecuentemente supervivencias africanas, y una tradición de estudios afroamericanos continuó con esta vena, despojando ampliamente las ideologías abiertamente racistas que caracterizaban los trabajos de Nina Rodríguez o de Ortiz. Este fue el trabajo de Meville Herskovits quien de 1930 en adelante produjo una gran cantidad de material sobre la cultura negra en las Américas, Roger Bastides (1971, 1978), Whitten (1974) y Whitten y Szwed (1970). Hay muchos otros que han investigado la historia y las culturas negras en sus respectivos países -Gonzalo Aguirre Beltrán en México, Miguel Acosta Saignes en Venezuela e Ildefonso Pereda Valdés en Uruguay.

En la década del cuarenta se desarrolló en Brasil una tradición más sociológica a partir de Gilberto Freyre sobre la democracia racial, para establecer las relaciones de raza en este País. En la década de los cincuenta, el director de Ciencias Sociales de la UNESCO, el brasileño Arthur Ramos, especialista afrobrasileño, inició una investigación patrocinada por la UNESCO sobre las relaciones raciales en el Brasil. Este esfuerzo produjo una gran cantidad de trabajos investigativos, sin par en América latina.

En lo que concierne a Colombia, el reto ha girado en eliminar la invisibilidad de la Comunidad Negra en la palestra académica. José Rafael Arboleda Llorente (1950, 1952) Y Aquiles Escalante (1954, 1964), ambos alumnos de Herskovits, establecieron las bases para el estudio de las Comunidades Negras en Colombia con una orientación etnohistórica y cultural. Manuel Zapata Olivella ha producido abundante material sobre las costumbres, canciones, bailes, mitos, religión, arte, política, sociología e historia y así sucesivamente sobre la afrocolombianidad. Ha sido una poderosa influencia para llamar la atención sobre la población negra del País. Rogelio Velázquez ha publicado mucha información folclórica e histórica de la región Pacífica norteña. Más recientemente Nina de Friedman, Jaime Arocha, Juan de Dios Mosquera y Peter Wade han producido un flujo constante de trabajos excelentes y pioneros en el País. Michel Taussig ha contribuido con algunas obras notables, e igualmente Norman Whitten ha escrito extensamente sobre el área cultural de las tierras bajas del Ecuador y de Colombia.

Últimamente, en el contexto de la nueva Constitución de 1991 y la Ley 70/93, algunos investigadores de la Universidad Nacional, de Antioquia, del Valle, del Cauca y la Tecnológica de Pereira, han emprendido serias investigaciones en la línea afrocolombiana.

En lo que concierne al estado del arte de la Comunidad Afrorisaraldense, un equipo investigador conformado por la Universidad Tecnológica de Pereira, la Gobernación del Departamento de Risaralda, y el Movimiento Nacional Afrocolombiano CIMARRÓN, en el marco de la construcción curricular sobre la transversalidad de la cultura Afrorisaraldense en los currículos de las instituciones educativas del Departamento, concluyó:

"La construcción del 'Estado del Arte de la Cultura Afrorisaraldense en el Departamento de Risaralda', se toma difícil debido, de una parte, a la precariedad de estudios especializados, y de otra, a la debilidad conceptual y metodológica de los mismos. Esto impide la elaboración de un tejido o trama que a manera de discurso, de sentido a la temática estudiada".

Aunque el esfuerzo realizado no permite la generación de nuevos sentidos interpretativos, de los escritos analizados se deduce, de un lado, que se conserva la visión de la persona negra colonial, y de otro, la ausencia de los sujetos étnicos en los acontecimientos históricos contemporáneos, pues éstos discurren sólo entre sectores y fuerzas de clase.

La historia reciente de los afrocolombianos y de los afrorisaraldenses está por escribirse. Ahora bien, si la historia de la Comunidad Negra en Colombia está sujeta a la visión colonial, representada a través de la esclavización, es lógico suponer que las construcciones simbólicas de representación de la Comunidad Negra aparezcan como una proyección del pasado colonial. La lógica simbólica del racismo colonial, supone entonces que como etapa no superada en la colonia esclavista, los problemas raciales también son superados. De esta manera el racismo aparece como un problema de pasado, de ignorancia o de maldad natural que avergüenza, no hay pues una visión histórica, sino mítica del racismo. Posiblemente estas razones explican la ausencia de estudios sistematizados sobre esta problemática.

Como resultado de los análisis elaborados en esta investigación, se puede afirmar que aunque la presencia de la Comunidad Negra ha sido invisibilizada por parte del Estado, la sociedad civil, y la misma academia, ella se constituye en parte fundamental del proceso de construcción del desarrollo económico, político y cultural de las naciones americanas en general, de la Nación colombiana y de la Risaraldense en particular.

Quizás por la reciente creación del departamento, la identidad del hombre y la mujer risaraldense es inexistente, se podría concluir que aún se está construyendo, lo que incide en la identidad cultural de la Comunidad Negra y en su producción intelectual. Por ende, las organizaciones negras y sus educadores e historiadores siempre han reivindicado un proceso educativo enaltecedor y difusor de su historia e identidad africana y afrocolombiana. Han reclamado dentro del marco de la educación risaraldense que éste sea un camino que desarrolle en el conjunto de los estudiantes un espíritu participativo, crítico, reflexivo, creativo, investigativo, respetuoso de los valores ajenos, de la pluriculturalidad y la multietnicidad.

El documento resultado de la investigación del Estado del Arte de la Cultura Afrorisaraldense, se considera un primer acercamiento hacia la valoración de la cultura afrocolombiana en nuestro medio" (Estado del Arte de la Cultura Afrorisaraldense en el departamento de Risaralda. Gobernación de Risaralda, U.T.P, Movimiento Nacional Afrocolombiano Cimarrón. Pereira, Octubre de 1998).

Síntesis de la historia de la Comunidad Negra Afrocolombiana

El conocimiento de la historia de la Comunidad Negra del País es un referente para analizar y comprender la historia de la Comunidad Negra Afrorisaraldense, por ello es necesario adentrarnos a la misma, aunque de una manera muy general y sucinta.

La esclavitud de la Comunidad Negra en América se inició en el siglo XVI, concretamente en el año de 1502 cuando llegaron a La Española, hoy Haití, los primeros hombres africanos traídos a estas tierras en calidad de esclavizados. Fue Brasil, el último País en abolir semejante y siniestro régimen en 1888. En Colombia, los casos existentes permiten afirmar que la esclavitud se inicia en los primeros años del siglo XV y culmina en su forma constitucional en el año de 1851; momento en el cual el País tiene un gobierno controlado por un sector de la burguesía liberal radical interesada en transformar de acuerdo a sus intereses culturales, económicos y políticos la estructura económica e institucional.

Las causas de la implantación de las estructuras esclavistas en América y en Colombia respondieron en primer lugar a la gran crisis demográfica indígena agudizada entre los años 1540-1560, que en concepto de varios historiadores colombianos, en sólo 60 años, los invasores Europeos exterminaron el 90% de los aborígenes. Para España y Europa en su conjunto, la ambición de riquezas en minerales preciosos era necesidad imprescindible. Dispuestos a satisfacer su apetito de oro y plata protagonizaron un baño de sangre, una verdadera masacre para despojar al indígena de sus riquezas y IIevarlas a Europa. Las condiciones inhumanas a que era obligado a trabajar el americano y las diversas enfermedades que llegó a padecer, propiciaron también la desaparición masiva.

El exterminio casi total y brutal de la población nativa ocasionó la gran crisis del sistema colonial, ya que no quedaban brazos para mover los procesos de producción en las minas y plantaciones, paralizándose de esta forma la economía en su conjunto.

Otra causa objetiva de la incorporación de mano de obra africana fue la gran disponibilidad de tierras baratas y desocupadas que permitió al asalariado europeo abandonar la plantación, el ingenio, etc., para trabajar independientemente las tierras baldías.

La metrópoli no disponía de grandes reservas de mano de obra para enviar a sus colonias y dinamizar la producción de tabaco, azúcar, plátano, algodón, entre otros. Así las cosas, la incorporación de mano de obra a gran escala era necesidad objetiva en el marco de un capitalismo comercial poderoso y en ascenso. La población esclavizada fue llevada a Brasil, Estados Unidos, Las Antillas Británicas, Colonias Francesas del Caribe y a las Colonias Españolas.

Desde el siglo XVI el africano jugó un papel esencial en la economía colonial. Los mayores compradores de esclavos fueron los comerciantes, los funcionarios, las comunidades religiosas y los artesanos ricos. Fueron incorporados a todo el conjunto de las actividades económicas de la Nueva Granada; minería, plantaciones de algodón, caña de azúcar, cacao, tabaco, entre otros; a la producción de miel, panelas, servicio doméstico, cargueros y bogas a través de ríos como el Magdalena y el Cauca.

Los africanos introducidos por Cartagena fueron secuestrados de Angola, Guinea, Cabo Verde, Congo, Sierra Leona, es decir, casi de toda la parte occidental del continente africano y fueron identificados genéricamente con el nombre que señalaba su lugar de procedencia, denominaciones que fueron instituidas como castas y se les dieron como apellidos; o por el apodo que recibieron en el puerto de embarque: Mina (Akan, Fanti-Ashanti, Yoruba o Lucumí) del occidente del Río Volta y Costa de Marfil, Arara de Benin, Carabalí de Biafra; Bioho, Biáfara y Bran de Guinea; Congo, Angola, y Mozambique (Balanta, Macondo, Mandinga). Los historiadores señalan que entre 150 y 200 mil esclavizados entraron por Cartagena y fueron distribuidos hacia Ecuador, Venezuela y Perú. Germán Colmenares estableció que por lo menos 80.000 africanos quedaron en lo que hoy es Colombia.

Los africanos esclavizados fueron llamados negros bozales o de Nación; un tanto españolizados se conocieron como ladinos o criollos; recién fugados los llamaban Zapacos y luego cimarrones; libres o negros horros los que dejaban de ser esclavos por distintas razones o compraban su libertad. También eran denominados de acuerdo con su edad y sexo. El origen, la riqueza y la mezcla de razas dio lugar a otra clasificación que estratificó la sociedad en castas, de acuerdo con su "pureza de sangre" desde el blanco hasta el negro: Blancos (españoles y criollos), mulatos (blancos y negros: tercerón, cuarterón, quinterón-ya casi español), zambos (mulato o negro con indio), tente-en-el-aire (los que no avanzaban a lo blanco ni retrocedían a lo negro); salto-atrás (por retroceder a lo negro) y negros.

Antes de penetrar en el análisis de los elementos que propiciaron la abolición de la esclavitud en Colombia es oportuno abrir un paréntesis para un comentario mínimo en torno al papel que jugó San Pedro Claver, "esclavos entre los esclavos negros".

Era miembro de la compañía de Jesús. Llega a Cartagena en 1615 donde recibe la influencia del sacerdote sevillano Alonso de Sandoval, también de la compañía de Jesús, quien se había planteado la evangelización y el apostolado del esclavizado negro. La pastoral evangelizadora de Sandoval se reducía a lograr en el hombre negro el bien y la paz espiritual mientras proporcionaba remedios, alimentos y vestidos a sus cuerpos enflaquecidos y enfermos. La posición evangelizadora de Sandoval de convencer al esclavo de que su situación de sufrimiento tendría su compensación en la otra vida es retomado por Don Pedro Claver, profundamente influido por Sandoval que parte luego de Cartagena hacia el Perú.

En Claver se observa que antes y después de cada acción cristiana sobre el esclavo, iba una dosis doctrinaria de sumisión a través de la lectura de un versículo bíblico, su quehacer en el fondo buscaba mantener inalterable el orden de cosas existentes.

En última instancia lo que pretendía Claver era: 1) Suavizar el sufrimiento con la promesa de la felicidad eterna. 2) Salvar el honor de la iglesia y aún de la civilización occidental que impusieron y mantuvieron la vergüenza y la lacra de la esclavitud. Su preocupación fue la colonización espiritual del esclavizado africano más que su bienestar material.

Dentro de las etapas, que se pueden decir siguió el proceso de la lucha contra la esclavitud, un hecho fundamental lo representa José Antonio Galán, pero antes se hace imprescindible por lo menos un comentario acerca de los sucesos en el Perú. El 5 de Noviembre de 1780 el Cacique Túpac Amaruc se subleva en el pueblo de Tangazuca, captura al corregidor Arriaga y lanza el grito de revolución a todos los ámbitos. El levantamiento de Túpac Amaruc va a tener hondas repercusiones en la Nueva Granada donde la población de El Socorro escucha el eco libertario de los descendientes de Los Incas.

La insurrección comunera, de profundas raíces populares representa un jalón muy importante en la lucha del pueblo en general y de los esclavos en particular. En su movilización de protesta de Santander a Santafé de Bogotá, una de las principales consignas de José Antonio Galán es la eliminación de la esclavitud, así pues, al lado de esta casta de mulatos, zambos, pardos, morenos y mestizos muy claramente jerarquizados, el esclavizado comienza a detectar con claridad a sus enemigos históricos.

Un segundo elemento importante en el transcurso del proceso abolicionista se presenta durante las guerras de independencia; los criollos ricos, aquellos que dirigían la lucha anticolonialista, se dan cuenta de su inferioridad militar, de su incapacidad para vencer en el campo de batalla a los ejércitos realistas. Es así como acuden a los esclavizados para que engrosen los ejércitos libertarios, saben que sin ellos no podrá tener éxito la lucha independentista. Desconfían, eso sí, de la experiencia haitiana, recordemos que en este país los esclavizados alzados en armas expulsaron violentamente a los franceses de la era napoleónica y se tomaron el poder en forma audaz, gallarda y brillante.

Buscando la incorporación de la Comunidad Negra a las filas de los ejércitos criollos, prometieron a los esclavizados su libertad y a los indígenas sus tierras de resguardos y eliminación de impuestos. Es así como en las batallas de Boyacá y el Pantano de Vargas se sella la independencia definitiva con la participación masiva de los esclavizados y sus poderosas e invencibles guerrillas cimarronas.

Un tercer elemento que se puede enmarcar en todo este proceso, tiene que ver con el incumplimiento descarado del que fueron víctima los esclavizados por parte de los criollos ricos que les habían prometido la libertad si se incorporaban a los ejércitos libertarios.

Así en el Congreso de Cúcuta los criollos ricos decretan la Ley del 21 de Julio de 1821 llamada "Ley de Partos". Ésta planteaba que a partir de la fecha todos los esclavizados nacidos cuando tuviesen los 21 años de edad obtendrían la libertad. De esta forma los criollos ricos negaban la libertad de la Comunidad Negra, le retardaban esta libertad 21 años. Los propietarios de esclavos tenían el poder político, el control del Estado y no querían ver afectados sus intereses en lo que a disponibilidad de mano de obra esclavizada se refiere. La Comunidad Negra esclavizada fue engañada. Más adelante, durante el gobierno de Herrán y concretamente el 22 de Junio de 1843, el parlamento aprueba una ley que en su artículo cuarto dice. "Se deroga el artículo sexto de la Ley del 21 de Julio de 1821 permitiéndose la venta de esclavos para fuera de la Nueva Granada".

El objetivo de esta nueva ley era negarles la libertad a los esclavos que la alcanzarían al cumplir los 21 años como lo estipulaba la Ley de 1821. Don Julio Arboleda, esclavista del gran Cauca se constituye en uno de los grandes exportadores de esclavos.

Nuevamente es engañada la Comunidad Negra esclavizada. Fue precisamente ésta, una de las tantas situaciones que agudizaron la crisis de la primera hegemonía conservadora, es así como llegan al poder los liberales radicales imbuidos de las ideas libertarias de pensadores franceses. La República decreta entonces la Ley del 21 de Mayo de 1851 la cual aprobaba definitivamente la abolición de la esclavitud en Colombia.

Acto seguido, los grandes esclavista: Los Arboleda, los Caicedo, los Valencia, Los Mosquera, entre otros, rechazaron en forma rotunda esta ley desencadenando una guerra civil reaccionaria de la cual salen derrotados, imponiéndose en últimas la abolición legal de la esclavitud en Colombia.

Al ejecutarse esta ley se indemniza a los esclavistas. El Estado entra a reconocer y proteger los intereses de los ricos. Cientos de miles de pesos son el flujo de nuevas riquezas que llegan a manos de los explotadores esclavistas. Sin embargo, a los esclavos, a los verdaderos necesitados en la miseria y la inferiorización no se les reconoce ninguna indemnización.

Simplemente se pasa de la esclavización directa a una forma de esclavitud indirecta, la del salario, de explotados y miserablemente pagados como nuevos proletarios.

Entre los elementos que determinaron la abolición de la esclavitud se pueden enumerar como fundamentales, primero que todo el hecho histórico en que la esclavitud se convierte en una traba para el desarrollo del capitalismo. Superada en lo fundamental la etapa de acumulación originaria de capitales, el sistema capitalista necesitaba fortalecer el comercio, modernizar las fuerzas productivas capitalistas, maximizar las ganancias y expandir sus mercados.

El trabajo sometido, el trabajo esclavo representaba un obstáculo objetivo para el desarrollo del capitalismo. Las potencias capitalistas a la cabeza de Gran Bretaña, desencadenan todo un movimiento internacional abolicionista, con la cual se buscaba eliminar la esclavitud allí donde se practicara todavía. El sistema capitalista necesitaba expandirse llevando el trabajo asalariado a todas las regiones del mundo.

Otro aspecto determinante que explica la abolición de la esclavitud lo constituyen los constantes y masivos levantamientos de los esclavizados, lo que se conoce como CIMARRONISMO.

Al esclavizado rebelde y beligerante que escapaba de la plantación y de la mina al reencuentro con su libertad se le llamó CIMARRÓN. Los CIMARRONES mantuvieron en constantes crisis todo el sistema colonial esclavista. Los esclavistas y autoridades coloniales tenían que mantener un pie de fuerza muy grande, colosal y costoso para perseguir y reprimir en forma sangrienta y deshumanizante la bravura de los esclavos forjadores de la historia nacional, continental y mundial.

El Movimiento CIMARRÓN representa las primeras formas de resistencia y lucha guerrillera en toda América. Construían poderosos Palenques o zonas liberadas en las montañas, ciénagas, selvas de donde luego bajaban en forma temeraria y agresiva para liberar a sus hermanos de las haciendas y minas esclavistas.

En toda América esclavizada y para el caso de Colombia, como producto de la constante insubordinación guerrera del africano, surgieron cientos, miles de palenques, donde cabe destacar por su carácter histórico el Palenque de San Basilio en Cartagena, producto de un levantamiento de más de 30 esclavos encabezados por el Rey CIMARRÓN Domingo Benkos Biohó.

Otros palenques: La Matuna, Tabaca, San Antero, Mompóx, Envigado, Rionegro, Cartagena, Patía, Guapi, etc., diseminados en toda la geografía de la Nueva Granada.

Al interior de éstos se daba toda una organización política, militar y económica, reverdecían las formas de producción y culturas africanas. Contrario a esto se ha hecho creer que el esclavizado fue sumiso y resignado con su situación. Ya lo dice Mateo Mina en su libro "Esclavitud y Libertad en el Valle del Río Cauca" que allí donde se presentaba la esclavitud afloraban cotidianamente levantamientos masivos de esclavizados por su libertad.

El esclavizado rebelde, el CIMARRÓN, hostigaba las haciendas, liberaba esclavizados incorporándolos a la lucha y enfrentaban al ejército colonial. La escuela militar desarrollada por los ClMARRONES fue utilizada por los criollos ricos de la independencia. Los Palenques fueron las primeras naciones libres de América. Cabe mencionar el Palenque de los Palmares en Brasil, llamado "REPÚBLICA NEGRA DE LOS PALMARES". 67 años de 1630 a 1697 duró resistiendo las campañas del ejército portugués. Llegó a tener 20 mil personas y su propia organización económica, política y militar.

Es oportuno mencionar a la MUJER CIMARRONA de quien poco se habla, destacándose también como capitana de Palenques. Verbo y gracia la llamada Madre Melchora quien en Pinar de Río logró aglutinar más de 40 hombres en su guerrilla. Igualmente el CIMARRÓN MARINO quien devenía en pirata y luego en cazador de embarcaciones esclavistas, como el legendario Diego Grillo.

Como consecuencia de la abolición legal de la esclavitud en Colombia, al momento se estableció la existencia de más de 16.000 esclavizados adultos que obtuvieron su libertad. Sin embargo, fue apenas un gesto formal, puesto que la subordinación impuesta por leyes como la de vagancia y nuevas figuras de explotación como el arrendamiento, el terraje y la aparcería, además del concierto forzoso vigente en la práctica, prolongaron el sojuzgamiento de los afrocolombianos. En el Cauca, las personas negras pagaban 10 días de trabajo como impuesto de terraje a la familia Arboleda por el terreno para subsistir. Esto ocasionó el levantamiento como los de los colonizadores del Río Palo en Puerto Tejada y Santander de Quilichao que resistieron a los hacendados y los embates del capitalismo agrario. A medida que obtuvieron su libertad, la Comunidad Negra del Cauca se movilizó y estableció Comunidades en el Litoral Pacífico y la zona minera de Barbacoas, ríos Telembí y Güelmanbí.

En 1874, mediante la Ley 51, el gobierno determinó la adjudicación de terrenos baldíos a quienes lo estuvieran cultivando, desatando un masivo proceso de colonización y desplazamiento de población en busca de tierras, conformando el campesinado en esas zonas. Pero quienes realmente resultaron favorecidos fueron los terratenientes y amigos del gobierno. Muchos trabajadores negros mineros y cultivadores de baldíos, por falta de información no reclamaron la adjudicación y durante un siglo fueron considerados "colonos" en sus propias tierras. Con el desencadenamiento de la guerra de los Mil Días, vino una tragedia adicional para los afrocaucanos que fueron violentamente lanzados de las zonas de terrajes y de sus propias tierras. Esta fue la razón para el levantamiento armado de CINECIO MINA y unos 100 hombres a su mando que es recordado como un hito de la historia afroregional. Por su resistencia y andanzas la Comunidad Negra Caucana se ganó la fama de tener un pacto con el diablo, por lo que se les llamó los empautados.

Hacia la segunda década de este siglo, unos 7.000 macheteros de la zona de Puerto Tejada convinieron en participar en el levantamiento general que organizó el Comité Conspirativo Colombiano liderado por el Partido Socialista Revolucionario de Ignacio Torres Giraldo, Raúl Eduardo Mahecha, María Cano y Quintín Lame, entre otros. La insurrección debía culminar en una gran huelga en la zona bananera, pero fracasó por dilaciones y la represión. En 1905, Manuel Hernández "El Boche" se levanta contra la supervivencia de la matrícula colonial en la hacienda Misiguay en Córdoba; en 1921, las luchas lideradas por la dirigente socialista Juana Julia Guzmán y su compañero Vicente Adamo pusieron fin a la supervivencia de figuras como la matrícula y el concierto forzoso en Bolívar.

La Constitución de 1886, en su inspiración teocrática, aristocrática y antidemocrática, y las leyes surgidas en su desarrollo, recogieron y elevaron a preceptos los ideales de una raza homogénea, larvados en las nostalgias hispánicas de los sectores dominantes. Laureano Gómez, líder conservador derechista, fue un fiel exponente de esa ideología excluyente y racista. En su libro "Interrogantes sobre el progreso de Colombia" afirmó en "1928: Nuestra raza proviene de la mezcla de españoles, de indios, y de negros. Los dos últimos caudales de herencia son estigmas de completa inferioridad. Es en lo que hayamos podido heredar del espíritu español donde debemos buscar las líneas directrices del carácter colombiano contemporáneo". A mediados de los 50, identificado con el fascismo, ratificó con toda claridad esa visión sobre la población negra, oprimida y discriminada:

"Otros primitivos pobladores de nuestro territorio fueron los africanos que los españoles trajeron con ellos para dominar con ellos la naturaleza áspera y huraña. El espíritu del negro, rudimentario e informe, como que permanece en perpetua infantilidad. La bruma de la eterna ilusión lo envuelve y el prodigioso don de mentir es la manifestación de esa falsa imagen de las cosas, de la ofuscación que le produce el espectáculo del mundo, del terror de hallarse abandonado y disminuido en el concierto de lo humano (…) En las naciones de América donde preponderan los negros reina también el desorden.

La población negra, sometida al analfabetismo y la miseria, fue convertida en botín del clientelismo y la politiquería, abandonada a su suerte y condenada a una degradante supervivencia en el mazamorreo, el barequeo y otras formas de trabajo en los lechos de los ríos y en las minas buscando las ya escasas pepitas de oro; en las plantaciones cañeras, bananeras y de palma africana; en la pesca artesanal e industrial, en la explotación forestal y en los aserraderos madereros. El acentuado racismo presente en las relaciones interétnicas en Colombia, ha permeado con dureza a los sectores dominados con la misma prepotencia que los sectores dominantes, discriminan a la población afrocolombiana. Durante décadas, no obstante constituir un conglomerado importante de la población, los afrocolombianos estuvieron invisibilizados, excluidos y marginados. Impedidos del ascenso político y social, y vetados en los mandos militares y hasta en los reinados de belleza -humillante rito de la aristocracia con ilusiones monárquicas, dizque simbólico de nuestra nacionalidad.

La oligarquía racista relegó a los afrocolombianos a aquellas actividades que, como la música y el deporte -decorosas, demostrativas de gran espíritu, creatividad y capacidad y en las que éstos son practicantes sin par-, para ella son esparcimiento. La Comunidad Negra excluida fue obligada a asimilarse para encontrar posibilidades de formación y supervivencia en lo que se conoce como el "blanqueamiento" , demostración humillante de degradación cultural y humana. En el siglo pasado el presidente costeño Juan José Nieto hizo "blanquear" sus retratos para presentarse en sociedad.

Pero la lucha de los pueblos negros renace, los sucesos internacionales: las luchas de los pueblos negros en los Estados Unidos y el Caribe liderados por Marcus Garvey, Malcolm X, Frantz Fanon y Martín Luther King, contra la discriminación racial y los derechos humanos de las Comunidades Negras; la descolonización del África Negra en las décadas del 50 y 60 y la lucha permanente del pueblo Surafricano negro contra el oprobioso régimen del apartheid, liderado por Nelson Mandela motivan a la juventud negra colombiana a organizarse por la conquista de sus derechos.

Gerardo Valencia Cano, el Obispo Rojo, el dirigente político negro Diego Luis Córdoba, el médico Juan Zapata Olivella, el escritor Manuel Zapata Olivella, inician ese proceso hasta la consolidación del Movimiento Nacional Afrocolombiano CIMARRÓN, primero en Pereira, después en Buenaventura y luego nacionalmente. Junto con otras formas organizativas negras en todo el País, se movilizan nacionalmente contra el modelo neoliberal, la defensa de las tierras del pacífico, y por los derechos humanos e identidad cultural, incidiendo fuertemente en el cambio constitucional del País con el apoyo indígena que dio como resultado una nueva Constitución multiétnica y pluricultural y de ésta la Ley 70/93 que le reconoce derechos territoriales, ambientales, sociales, educativos culturales y políticos que aún permanecen en su totalidad en el papel, por la desidia, el racismo y la falta de voluntad política de las élites dominantes organizadas en sus dos partidos tradicionales y la falta de organizaciones poderosas desde las mismas Comunidades Afrocolombianas que la hagan realidad desde sus intereses y las de todo el pueblo colombiano trabajador.

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Figura 1. Mapa físico e hidrográfico del Departamento de Risaralda.

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Figura 2. Ubicación mayoritaria municipal de comunidades afrorisaraldenses.

La Comunidad Negra en el Departamento de Risaralda

La presencia de la Comunidad Negra en el departamento de Risaralda responde a tres factores fundamentales: a uno, histórico, a un segundo; migracional y a un tercero, a los desplazamientos forzados por el conflicto armado y a las crisis económicas, sociales y culturales en las regiones de origen de las comunidades.

Históricamente, la Comunidad Negra en el departamento de Risaralda, se conforma como expresión de la colonia esclavista en los siglos pasados, aI ser utilizada como mano de obra en todos los procesos productivos, pues, la población indígena en lo que concierne a la antigua región del gran Caldas persistieron a lo largo del siglo XVI y XVII en la defensa de sus territorios, frenando la colonización y luchando por el desalojo de los españoles.

Los españoles sólo fundaron dos poblaciones en el territorio de Risaralda: La primera fue Cartago, fundada por Jorge Robledo en 1540, en el lugar donde actualmente se encuentra Pereira, y la segunda fue Guntras, fundada por Robledo y por Aldana en 1542.

La primera, Cartago, fue blanco de los levantamientos Quimbayas, Pijaos y los indígenas del Chocó, lo que obligó a que sus habitantes abandonaran el lugar el 21 de abril de 1691 y se dirigieran hacia las márgenes del río La Vieja. Igual suerte tuvo la población de Guntras que en 1601 fue arrasada y quemada por las tribus Noanamá y Citará.

La presencia de las Comunidades Negras en Risaralda data desde el siglo XVI, cuando existía el Cartago antiguo, debido a que la mano de obra del esclavizado era orientada hacia los trabajos de minería y trabajos rudos. Las insurrecciones indígenas diezmaron a la población negra, así como la disminución de la producción minera hizo que fueran retirados hacia otras zonas productivas. A fines del siglo XVIII, hubo un levantamiento de esclavizados en Cartago, por lo cual los cimarrones construyeron un Palenque por el río Sopinga o Risaralda. La Comunidad Negra de La Virginia, fundada por esclavizados fugitivos procedían mayormente del Departamento del Valle del Cauca y del Litoral Pacífico inicialmente. Igualmente ocurrió con un levantamiento de esclavizados negros procedentes también de Cartago que fundaron el Palenque del atún en lo que hoy se conoce como sector de Turín, vía Marsella, en el Municipio de Pereira, pero éste, diferente al de Sopinga fue reprimido por la policía esclavista colonial del antiguo Cartago.

En lo que concierne al Municipio de Pueblo Rico, La Comunidad Negra hace presencia a partir de la insurrección de mineros en Tadó, en el año de 1728, llegando hasta Jamarraya hoy Cabecera Municipal de Pueblo Rico.

Posteriormente, en lo que se conoce como "La Colonización Antioqueña", la Comunidad Negra participando activamente en ella, (así no sea identificada por los historiadores de este proceso), contribuyó en la fundación de pueblos, específicamente en los de Risaralda, con las dos vertientes colonizadoras que arroparon la región, la una desde el Departamento de Antioquia o sector norte y la otra desde el Valle del Cauca o sector sur, como ocurrió con La Virginia cuando se le llamó La Bodega y de Pereira con la fonda establecida por la descendiente afropaisa Guadalupe Zapata y que el señor Ormaza, por su mentalidad racista, no la registró en el listado de la misa fundacional de la Ciudad.

El proceso agroindustrial de los centros cafeteros y cañeros de la región a partir de la República, contribuyó a reforzar la presencia histórica, sociológica y cultural de la Comunidad Negra. La etapa contemporánea también nos ubica en el acelerado crecimiento de la población Afrorisaraldense, provenientes de diversas regiones como la Costa Atlántica, La Costa Pacífica concretamente del Pacífico Sur, Buenaventura, el Departamento del Chocó y el Departamento del Valle del Cauca en busca de trabajo, un mejor nivel de vida, pero fundamentalmente en la preparación profesional ofrecida principalmente por la universidad Tecnológica de Pereira, la Universidad Libre y la Universidad Católica Popular del Risaralda.

Finalmente con la apertura de la carretera hacia la región del pacífico, las políticas neoliberales de las últimos gobiernos que han afectado la tenencia de la tierra de las Comunidades Negras y el agresivo conflicto armado entre paramilitares y guerrilleros, más el cuadro de las crisis social, económica, política y cultural en las regiones de origen de las comunidades, han generado masivos desplazamientos de afrocolombianos hacia el interior del País y hacia el Área Metropolitana del Departamento de Risaralda.

Breve descripción geográfica del Departamento de Risaralda

El Departamento de Risaralda es un territorio ubicado en el sector central de la Región andina, en el centro occidente del país.

Su posición geográfica y económica es privilegiada, encontrándose en medio de los dos grandes polos de desarrollo del País a saber: Antioquia y el Valle del Cauca.

El clima, la buena calidad de los suelos, ha permitido que este Departamento se encuentre entre los mejores productores de café del País y posea una de las mayores economías de mercadeo hacia el extranjero.

POSICIÓN GEOGRÁFICA DEL DEPARTAMENTO

La posición geográfica del Departamento de Risaralda está determinada por las coordenadas de sus límites externos:

Entre los 5º32' y 4º39' de latitud norte y entre los 75º23' y 76º18' de longitud al oeste del meridiano 0º de Greenwich.

El punto más septentrional se encuentra en el cerro de San Fernando, límite con el Departamento de Antioquia, y el punto más austral se encuentra en la cuenca alta de la quebrada Las Delicias.

Por su situación, respecto a la distancia entre el Ecuador y los polos, el Departamento se ubica en la zona intertropical, al norte de la línea del Ecuador.

SUPERFICIE Y LÍMITES TERRESTRES

El Departamento de Risaralda tiene una extensión aproximada de 3592 Km2 lo que representa el 0.3% del área total del país y el 27% de la extensión total de los Departamentos que conforman el eje cafetero, en la cordillera central. Su extensión territorial en comparación con los otros Departamentos es baja, ocupa la posición 28ª.

Risaralda limita con siete Departamentos: al Norte con los Departamentos de Antioquía y Caldas, por el Oriente con Caldas y Tolima y por el Sur con Quindío y Valle del Cauca y por el Occidente con Chocó. (Ver Figura 1)

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL TERRITORIO DE RISARALDA

El actual Departamento de Risaralda ha sufrido numerosas transformaciones, que van desde los inicios del poblamiento precolombino hasta épocas muy recientes, siendo las más importantes aquellas que surgieron a partir del siglo XVI cuando se produce la conquista y colonización de su territorio.

Debido a la fertilidad de sus tierras, riquezas hídrica y minera, relieve, variedad de climas y paisajes, el territorio Risaraldense atrajo numerosos grupos humanos que se dispersaron por todo el territorio, entre ellos los afrocolombianos desde la época colonial fundando pueblos y contribuyendo al desarrollo de la región en todos los aspectos.

En las épocas precolombinas y conquista, Risaralda hacía parte de las tierras Chibchas particularmente de los indígenas Quimbayas, cuya cultura tuvo un afloramiento de gran significación el cual ha sido conocido en todo el mundo, ya que como orfebres marcaron una profunda huella en el manejo de la técnica para moldear el oro.

Se cree que los Quimbayas ocuparon las márgenes del río La Vieja, afluente del río Cauca, y sus fronteras se extendían hasta el río Arma y hasta la cordillera occidental en límites con el actual Departamento del Chocó.

Desde la colonización española, la unidad del espacio territorial se estableció progresivamente, por incorporaciones o desagregaciones de los grandes dominios creados.

Antes de entrar en vigencia la Constitución de 1991, el Departamento de Risaralda, era uno de los más jóvenes del País.

En el año de 1536, el territorio Risaraldense pertenecía a la presidencia de Quito. Por la Ley 17 de Diciembre de 1819, expedida en Santo Tomás de Angostura, cuando se constituyó La Gran Colombia a la que pertenecían los Departamentos de Cundinamarca, Quito, Venezuela, el actual Departamento de Risaralda pasó a ser parte del Departamento de Cundinamarca.

En el año de 1830 cuando el País tomó el nombre de Nueva Granada y los departamentos fueron reemplazados por las provincias, el territorio que conformaba el antiguo Caldas estaba distribuido en varias provincias de la siguiente manera: el Norte (región de Manizales) pertenecía a la provincia de Antioquia; el Sur (región del Quindío) y el Occidente (región de Anserma y Riosucio) a la provincia del Cauca; y el Oriente (región de Manzanares y La Dorada) a la provincia de Cundinamarca.

En la época de la República alrededor del año 1860 perteneció al estado soberano del Cauca, cuando el general Tomas Cipriano de Mosquera era su gobernador. Posteriormente en 1886 hacía parte de la provincia del Gran Cauca hasta el año de 1905, cuando fue creado el Departamento del viejo Caldas, del cual hacían parte los territorios actuales de los Departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda.

En 1966, por medio de la Ley 70 del mismo año, se creó el Departamento de Risaralda

DIVISIÓN POLÍTICO ADMINISTRATIVA

El Departamento se divide en 14 Municipios, 89 inspecciones de policía, 26 corregimientos y 666 veredas.

Risaralda en el contexto regional del centroccidente colombiano

Influencia y diversidad regional. A nivel regional, el Departamento de Risaralda, se sitúa en la región Centro Occidental de Colombia, junto con los Departamentos de Caldas, Quindío, Antioquia, el Norte del Valle del Cauca y parte del Oriente del Chocó. Caracterizado por la diversidad de sus paisajes, riquezas naturales, alta densidad poblacional, las riquezas culturales y étnicas y capacidad de exportación.

Por la situación geográfica de Risaralda en el corazón mismo de la región Centro Occidente, es uno de los departamentos más productores de café, ocupa el sexto lugar en área sembrada a nivel nacional y la agricultura del grano se sigue constituyendo desde fines del siglo XVIII en el principal rol de la economía local y ha hecho que el Departamento ocupe una posición privilegiada frente al Estado y desarrollo de sus tres grandes polos de actividad: industrial, financiera y de servicios.

Actividades económicas relativamente recientes como el impulso y desarrollo de las actividades de intercambio comercial, explotación forestal, agricultura comercial nacional e internacionalmente le están imprimiendo al poblamiento, un nuevo carácter orientado hacia la economía de mercado y concentración en los principales núcleos de desarrollo y nexos directos con las grandes ciudades del País, Bogotá, Cali y Medellín.

La presencia del río Cauca como potencial de la comercialización fluvial y la apertura de vías troncales hacia el Oriente y Occidente del País, constituye igualmente un potencial para el desarrollo integral y funcional de esta región.

La ocupación de la región en el período prehispánico

La región del centro occidente, es un espacio esencialmente humanizado, en donde sus paisajes naturales han sido completamente modificados por el hombre desde épocas prehispánicas y coloniales.

La visión histórica del poblamiento de una región sirve para entender y definir claramente los orígenes y evolución del comportamiento sociocultural, economía y políticas de los pueblos actuales, con relación a la diversidad de situaciones, del medio geográfico y sus diferentes influencias sobre el desarrollo social. La geografía sirve económica y socialmente, cuando se incorpora a la historia y se relaciona con los propios ciclos de la evolución humana.

Los primeros pobladores de la región, según los relatos históricos que se tienen, no se asentaban definitivamente en ningún sitio; el que encontraran tierras fértiles y productivas, abundante caza y cauces o ríos y quebradas que les proporcionara agua, determinaba la implantación diseminada de grupos humanos y de viviendas.

PRIMEROS ASENTAMIENTOS

Según, Duque Gómez (1970), los vastos territorios de la región permanecieron prácticamente inexplorados hasta el siglo XVI. Los territorios estaban habitados por:

  • Zona del Norte: Armas, Paucaras, Pozos, Pícaras, Carrapas. Ocupaban el Norte del Departamento de Caldas y Sur del Departamento de Antioquia.

  • Zona del Noreste: Palenques, Pantágoras y Marquetones. Ocupaban el Noreste del actual Departamento de Caldas.

  • Zona del Sur: Pijaos y Quimbayas. Ocupaban el Centro Occidente del actual territorio del Departamento de Risaralda y el Departamento del Quindío.

  • Zona de Occidente: Supías, Prisas, Guáticas, Quinchías, Tabuyas, Apías, Umbrías, Chamíes. Ocupaban el Occidente y Norte de Risaralda, el Oriente del Departamento del Choco y Sur del Departamento de Antioquia.

Se dice igualmente que centenares de años antes de nuestra era, en épocas de movimientos anteriores a los Quimbayas, tribus de las que no se conoce su nombre, se asentaron en cercanías a los nevados.

Los Quimbayas. Junto con otras culturas indígenas, corresponden al grupo que se asentó principalmente en la región denominada Quindío, la cual estaba conformada por los actuales Departamentos de Risaralda. Quindío y Caldas y la parte norte del Valle del Cauca. Comprendía una superficie de más de 300.000 hectáreas, situadas en un alto porcentaje en el piso térmico templado, es decir por encima de los 1000 metros, con una temperatura media de 20° y una lIuviosidad promedio anual de 2000mm. Sin embargo, se tiene conocimiento que también la población se asentaba en los demás pisos térmicos, pero en menor proporción.

Los Quimbayas hacen parte de la familia lingüística Chibcha, la cual se extendía desde América central.

En las épocas de preconquista y conquista se cree que los Quimbayas estaban situados en las márgenes del río La Vieja, afluente del río Cauca. Las tribus estaban integradas por numerosas comunidades, entre las cuales se encontraban los Guarinas, los Pozos, los Umbrías, los Paicuras, los Carrapas, los Quinchías, los Apías, los Guáticas y los Cocuyes. Se deduce que las fronteras de los Quimbayas se extendían hasta el río Arma y hasta la cordillera occidental en límites con el actual Departamento del Chocó.

A la llegada de Jorge Robledo a este territorio se calcula que la población Quimbaya ascendía a más de 60.000 individuos. En cuanto a su desarrollo cultural esta comunidad era una de las más adelantadas.

Otros grupos aborígenes y comunidades indígenas Entre los grupos aborígenes significativos encontrados por los primeros exploradores españoles en lo que actualmente corresponde al territorio de Risaralda figuran los siguientes:

Los Chamí, los Pijaos, los Chocoes, los Chapotes, los Guáticas, los Quinchías, los Umbrías, los Apías.

En lo que concierne a los afrorisaraldenses su presencia también ha sido histórica, fundamentalmente por los levantamientos Cimarrones, y la ampliación de la frontera minera hacia esta región que contribuyeron en la fundación de algunos Municipios del Departamento de Risaralda que ya se expusieron en el capítulo anterior.

Además, la carretera del Pacifico abrió la puerta al Departamento del Chocó y desde Tadó se han desplazado paulatinamente los afrodescendientes hasta el corregimiento de Santa Cecilia Municipio de Pueblo Rico, La Virginia, Pereira y Dosquebradas, al igual que de otras zonas de los Departamentos del pacífico, Antioquia y la Costa Atlántica, entre otros. Desde mediados del Siglo XIX se ha destacado la presencia de una fuerte colonización de las vertientes de las cordilleras con el fin de establecer cultivos de café, en especial gentes provenientes de Antioquia y del Valle del Cauca, entre ellos afrocolombianos, iniciaron asentamientos en ciudades y pueblos.

Fruto de este proceso, el desarrollo agroindustrial del Departamento, las oportunidades de educación en todos los niveles, más el drama del conflicto armado en territorios afrocolombianos se ha conformado una gran comunidad afrorisaraldense cuyo grueso poblacional se encuentra ubicado en el Municipio de Pueblo Rico, corregimiento de Santa Cecilia en un número de más de 2.000 personas negras; en el Municipio de La Virginia con más de 6.000 personas negras; en el Municipio de Pereira y capital Risaraldense sobrepasa las 13.000 personas negras y el Municipio de Dosquebradas con un número cercano a las 2000 personas negras. (Cimarrón, Risaralda, 1995).

Desarrollo social de la región

La década de los años cincuenta se ha destacado como un período de gran importancia en materia de desarrollo social y económico de Colombia.

Desde mucho antes que el territorio del actual Departamento de Risaralda se constituyera como tal, la organización del espacio regional estaba siendo afectada por procesos dinámicos y activos, por concentración o despoblamiento o generados por las intensas transformaciones sociales, políticas, institucionales y económicas que vive el País: el crecimiento y consolidación del sector industrial, el desplazamiento del sector agrícola especialmente del café, el crecimiento de las explotaciones mineras y del petróleo, el desarrollo de diversas actividades urbanas, y la apertura comercial externa.

Posterior a la consolidación de los Departamentos del Quindío, Risaralda y Caldas se acentuaron todos estos fenómenos, incidiendo en la concentración- despoblamiento. Se observa que aún hoy día, los tres Departamentos mantienen una fuerte cohesión territorial y atracción poblacional subregional que se concentra en las áreas metropolitanas. Además concurren hacia un mejor desarrollo de la actividad industrial, consecuencia de la dinámica agropecuaria, de servicios y de construcción en algunas ciudades.

Los grupos étnicos minoritarios, afrocolombianos e indígenas en Caldas y Risaralda carecían de los servicios de salud y educación, así como de tierra y créditos. Todas las políticas de desarrollo para las regiones donde habitan, eran elaboradas e implementadas por entidades nacionales o departamentales sin contar con su participación, con lo cual, los objetivos planteados no respondían directamente a solucionar sus problemas.

En la actualidad el gobierno departamental ha desarrollado programas para elevar el bajo nivel en la calidad de vida del indígena, bajo la metodología de planificación estratégica situacional. Con ésta se busca disminuir los índices de morbilidad y mortalidad de la población, además se proporciona educación, vivienda y en general apunta a solucionar la deficiencia en la infraestructura básica.

La creación de las entidades territoriales indígenas o multiétnicas, constituye una necesidad vital para el desarrollo de estas comunidades y la convivencia pacífica de los grupos étnicos de la región.

Desarrollo económico de la región

Para Risaralda y los Departamentos de la región del centro occidente colombiano, la apertura de Colombia hacia el pacifico, es sin duda el propósito regional más claro que permitirá unir en el próximo milenio los Departamentos de esta región del País en pro de su desarrollo económico y se espera, en pro de los afrodescendientes de esta zona.

Los afrorisaraldenses del Municipio de Pueblo Rico

CORREGIMIENTO DE SANTA CECILIA

El Municipio de Pueblo Rico, y más precisamente su corregimiento Santa Cecilia está ubicado al Noroccidente del Departamento de Risaralda. El actual Municipio se encuentra situado en la vertiente del Pacífico limitando con el Departamento del Chocó al Occidente, al Norte con el Departamento de Antioquia, al Oriente con el Departamento de Caldas y los Municipios de Apía y Belén de Umbría, y al Sur con el Departamento del Valle. En lo que concierne a los asentamientos de los afrorisaraldenses se ubica en la Cuenca Alta del río San Juan; espacio geográfico y territorial que han compartido con los hermanos Indígenas Emberá-Chamí durante siglos, sobreviviendo con diferentes estrategias de adaptación al medio sobre la base de la oferta ambiental que les ofrece. Este territorio se caracteriza por poseer una diversidad de riquezas biológicas, genéticas y mineras, entre otras, con tres unidades climáticas de acuerdo con la precipitación, la temperatura, altura sobre el nivel del mar y el índice de humedad que va de cálido perhúmedo, templado perhúmedo, hasta el frío perhúmedo. Toda la cuenca y en ella los territorios negros, indígenas y mestizos, se encuentra dentro de una unidad genética de relieve montañoso erosional que se halla en proceso de degradación determinado por la fuerte incidencia de la gravedad, la erosión hídrica fluvial, pluvial, con alguna influencia glaciárica hacia la parte Suroriental. Cerca de un 50% del territorio se inserta dentro del modelo cultural y económico Chocoano, mientras el 50% restante se identifica con el modelo económico y cultural del centro del País.

En la margen derecha de río San Juan predomina la ocupación territorial de la Comunidad Negra e Indígena Emberá-Chamí, en paisajes de montañas y laderas con pendientes mayores del 50%, con predominancia de economías tradicionales, con desarrollos asimétricos a medida que el capitalismo penetra en las esferas comunitarias. Existe una relación directa entre unidad de paisaje y uso cultural, lo que a la vez tiene una correspondencia directa con la forma de apropiación del territorio; así por ejemplo, en lo que corresponde al territorio indígena el uso agrícola de la tierra va desde bosques, poli cultivos tradicionales, con plátano primitivo, cacao, maíz, chontaduro; monocultivos de caña panelera, café, cacao, pastos; en lo que concierne a los territorios ocupados por las Comunidades Negras, éstos van desde bosque a policultivos tradicionales de chontaduro, plátano primitivo, cacao, yuca y borojó; también pastos, rastrojos hasta cultivos tecnificados. En relación con el territorio ocupado por los mestizos se encuentra desde el bosque severamente intervenido hasta monocultivos especialmente de caña panelera.

Centrándonos en el aspecto histórico, las comunidades afrosantacecilianas, no han sido ajenas a la construcción histórica del Departamento de Risaralda, participando en todos los aspectos y niveles de su desarrollo, incluso desde que se fundó el antiguo Departamento de Caldas, hasta la creación, en la década del sesenta, del mismísimo Departamento de Risaralda cuando asumió su autonomía en el proceso de lo que se llamó el desmembramiento de la mariposa verde.

Las comunidades afrorisaraldenses incursionaron y se asentaron en la región, actualmente conocida como Municipio de Pueblo Rico, desde la insurrección de mineros en Tadó, en el año de 1728, llegando hasta Jamarraya hoy cabecera municipal de Pueblo Rico. El primer pueblo fundado fue San Juan, frente a lo que hoy es la finca La Loma en tierras de la hacienda Bacorí. Posteriormente fue fundada por los españoles quienes vinieron de Tadó, Condoto y Lloró, persiguiendo a los esclavizados fugitivos que se escaparon de las minas y se internaron en la zona.

A propósito de ello dice el militante del Movimiento Afrocolombiano Cimarrón, Fabio Teolindo Perea:

En 1728, los esclavos de Tadó consciente del atropello por los esclavistas y doctrinarios, resuelven definir su destino y poner punto final al oprobioso régimen esclavista, es así que más de cuarenta esclavos al frente de Barule, Antonio y Mateo Mina, realizan la más grande insurrección conocida en el Chocó en la época colonialista.

EI 18 de Febrero de 1728, los Cimarrones Tadoceños equipados con lanzas, palos y machetes se enfrentaron a los soldados dotados de arcabuces, cañones y perros, resultando la contienda favorable a los españoles.

Los Cimarrones que continuaron su huída hacia las cabeceras de los ríos lograron conformar pequeños palenques conocidos como Carmelito, Guarato, Jamarraya, Santa Rita y lograron tener una gran influencia en el dominio del territorio de Apía y de la Virginia." (Perea Hinestroza, p. 37, 38, 39, 40)

Las comunidades negras acamparon en el Carmelo, Burubatá y Mumbú, pueblos después fundados por españoles a medida que se iban conformando nuevos asentamientos al interior de la región.

El pueblo de San Juan fue casi destruido por un derrumbe que arrasó con la capilla y algunas casas. Este pueblo fue fundado en 1854. Una vez destruido San Juan fue trasladado al sitio llamado Agüita, al parecer con el nombre de Gómez Fernández, en recuerdo de un capitán que llevaba este apellido, nombre que luego se cambió por El Paso y después por Agüita, el cual se conserva hasta hoy.

En 1910 aproximadamente, según los informes de los pobladores, se realizó el trazado de la banca o Camino Nacional hacia el Chocó.

Con la apertura de la banca o camino hacia el Chocó. Comenzó el auge de Santa Cecilia, que contaba en ese entonces con telégrafo y una colonia con hospital para reclusión de delincuentes.

El nombre de Santa Cecilia nació del Padre Fermín Alandasabali quien el 22 de Noviembre de 1924, pasaba con destino a España celebrando la última misa en Cinto (hoy Santa Cecilia) y pidió dejar como regalo el cambio de nombre del lugar, los vecinos aceptaron y nació así el nombre de Santa Cecilia, Patrona de los Músicos.

En 1927 se abrió el "Camino Nacional" por las peñas de Santa Marta y se construyó el Puente de la Unión sobre el río San Juan. La apertura de la vía al Chocó estaba a cargo de los reclusos del penal; se trataba de un camino estrecho y en mal estado, la comunicación con el resto del País debía hacerse en su mayoría a pie o en bestia. En aquel tiempo, según información de la comunidad, las maderas se talaban con hacha y serrucho para satisfacer las necesidades de la familia, la construcción de viviendas, de utensilios, etc. Existían muchos animales de monte que se cazaban para la subsistencia. Después de empezada la construcción de la vía al Departamento del Chocó, llegaron personas mestizas del interior del País a cazar por deporte con perros muy finos de caza.

En la década de los ochenta llegó a la región la motosierra y se empezaron a comercializar mucho más las maderas y a ser más intensiva la intervención del bosque en la región.

Hace más de 50 años llegó a la región el Padre Salvador Cruz Santana, un misionero español, con pinta de conquistador, con casco y a caballo, el cual hizo historia en la vida y en la mentalidad de los afrosantacecilianos. Bajo la impronta colonialista de su Patria y las estrategias de dominación de la España franquista encarnando la orden de la iglesia misionera de ir a evangelizar, educar y civilizar en territorios de "salvajes"; y con estos postulados orientó a las comunidades para que asumieran creencias, actitudes y comportamientos del mundo del blanco en detrimento de su negritud. Les obligó a interiorizar como madre Patria a España, a través de los símbolos, los colores, la religión Católica, el escudo y el himno español; ejerciendo a la vez un control cultural, económico, administrativo del corregimiento, especialmente a través de la educación y la evangelización.

La construcción de la planta física del centro educativo del corregimiento, estuvo a cargo de la Comunidad afrosantaceciliana, quien recibía, como pago mercados suministrados por el prelado. Inicialmente el colegio impartía enseñanza hasta el grado cuarto de bachillerato, posteriormente, con la ayuda de la misma Comunidad, que formaría docentes para servir a la niñez y la juventud no sólo de todo el Departamento sino del País. Obteniendo docentes y a través de éste, el ascenso social de un conjunto de familias afrosantacecilianas.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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