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Revista: Génesis Faciso (página 3)


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Es por eso que los movimientos de los grupos indígenas de los altos de Chiapas, desde la perspectiva sociológica, tienen historias continuas que se han formado, florecido, evolucionado y se han reproducido de un movimiento a otro debido a su dinámica interna e intrínseca. En la medida en que los que tienen el poder no quieren o no pueden conceder las demandas, tratan por todos los medios de reprimir cualquier movimiento o acción en su contra. Estos movimientos han desafiado a las normas y a los valores establecidos, desde un carácter grupal, así también en formas de nivel inferior de conducta colectiva (Smelser, 1963:361)

Las redes sociales que establecen, para los efectos de la identidad colectiva, las prácticas religiosas y las redes de paisanaje, parentesco y compadrazgo, las crean y adoptan a las situaciones urbanas y, a partir de ellas, se generan nuevas redes de intercambio recíproco, de cooperación o de sobre vivencia y organización. Este es el caso de los indígenas que se incorporan a la actividad transportista y que participan en el movimiento social.

El movimiento social de los transportistas no indígenas en San Cristóbal, desde la perspectiva de Melucci, lo podemos definir como un sistema integrado de acción en el que convergen diferentes significados, fines, formas de solidaridad y organización, que operan en un "campo sistémico" de posibilidades y límites. Son sistemas de acción que poseen estructuras, las cuales están construidas por intenciones, creencias, decisiones e intercambios que operan dentro de un campo sistémico (Mith Martins, Durand, 1995).

Dentro de los factores determinantes, estos movimientos sociales se vinculan fundamentalmente con su dinámica o acción y en los que inciden diferentes elementos como: las prácticas colectivas relevantes, los

efectos urbanos y políticos logrados, los fracasos asumidos críticamente y la acción integradora de las dirigencias. Donde las identidades colectivas de los transportistas se reconocen en un proyecto compartido. No implicando necesariamente homogeneidad ideológica y política. Este proyecto es factor central de la formación de la identidad colectiva del movimiento transportista urbano en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. (RAMÍREZ Sáiz, Juan M, 1990: 8-14.)

También nos encontramos que dentro de estos sujetos y la acción social que generan se encuentra una lucha de poder, según Hobbes son los medios de que dispone el hombre en el presente para alcanzar un bien aparente en el futuro. Este poder les sirvió a los transportistas, para salir adelante con su voluntad, a pesar de las resistencias que se generaron al interior de los grupos.

edu.red

Un acercamiento de Arce Carrascoso, acerca del conocimiento y comunicación: J. Habermas.

Dr. Pascual Escobar Solar

Arce Carrascoso (1999), la hipótesis de trabajo que se nos ha confirmado reiteradamente es la teoría del conocimiento y debe seguir el hilo conductor del lenguaje. Pero éste puede ser analizado desde tres vertientes distintas-sintáctica, semántica y pragmática.

El objetivo principal de una Teoría de la comunicación es explicar cómo nos entendemos mediante la realización de ciertas clases de acciones que posibilitan la comunicación y de qué modo funciona todo el proceso de producción y compresión del significado ligado a esas acciones. El modelo que utiliza la teoría de comunicación es el modelo semiótico y su concepto central es el código; el acto de comunicar implica la remisión de una información codificada o cifrada que en manos del receptor y gracias a una clave para descifrarlo, es asequible la compresión.

Considera la sociología del conocimiento que es preciso analizar las interrelaciones existentes entre la estructura social y la estructura mental, o dicho con otras palabras llevar a cabo una reflexión sobre la producciones mentales en cuanto que se encuentran en conexión con factores sociales y culturales. Lo esencial para ella es poner de relieve la influencia de la base social en la formación de una determinada imagen mental de la realidad, alguien que juega un papel primordial; como son el factor indispensable y el factor comunicativo, que se compra como principio medial por el que puede darse la propia determinación social del conocer.

El lenguaje no es únicamente el instrumento del que nos servimos para expresar un mundo. Tampoco es lícito reducir toda su significación a la de un medio categorizador de los propios contenidos cognoscitivos. El lenguaje es, además una condición trascendental por la cual es posible el entendimiento mutuo, en el que diversos sujetos religados entre sí en una actividad dialógica se ponen de acuerdo sobre algo. El lenguaje justamente, es una instancia por la que se consigue una comunidad de diálogo en la que cada uno de sus miembros es coparticipe en una acción de entendimiento, dentro de la cual se perfila y configura una objetividad pública para todos y cada uno de los que intervienen en dicha actividad.

La teoría del conocimiento que se lleve a cabo desde los aspectos hermenéutico-pragmáticos del lenguaje ha de servir de contrapunto a aquellos que gravitaban exclusivamente sobre las cuestiones de la representación de la asignación y ello no tanto porque puedan ser falsas, sino por lo que tienen de insuficientes. Es razonable pensar que mediante la actividad cognitiva nos hacemos una representación o una imagen del mundo, con el juicio y la proposición designamos las cosas, pero de esa forma no atendemos a la totalidad de los caracteres propios del conocimiento, ni a todas sus dimensiones constitutivas.

Plantear filosóficamente el problema del conocimiento desde la pragmática del lenguaje y desde la acción comunicativa implica tener que considerarlo como una función que únicamente tiene lugar en el interior de una actividad racionalizadora de tipo dialógico. De este modo se puede llevar a efecto las tantas veces pretendida superación del consciencialismo monológico, del cognitivismo objetivista y semántico que había venido desarrollando la modernidad.

La actividad cognoscitiva se considera en dependencia y subordinación de un interés rectores de la razón, como son: el interés técnico, el intersubjetivo y el emancipatorio, que actúan como factores aprióricos determinantes de la objetividad propia de las diversas ciencias empíricas, históricas y críticas, respectivamente.

El interés es un principio constitutivo de la objetividad del conocer y tan racional como la misma actividad cognoscitiva. No puede hablarse en fin de autonomía de la razón si no es reconociendo su conexión con el interés en general y básico diferente de los intereses particulares por los que nos movemos en nuestra vida ordinaria. Por el contrario, aquí los intereses son orientaciones y tendencias fundamentales que determinan la posibilidad misma de que las diversas ciencias adquieran su exigido nivel de objetividad. Las ciencias de la naturaleza vienen determinadas por interés técnico. Las teorías científicas de tipo empírico abren la realidad bajo la guía del interés por la posible seguridad informativa y ampliación de la acción del éxito controlado. Este es el interés cognitivo por la disponibilidad técnica de procesos objetivados.

A partir de la publicación de conocimiento e interés el progresivo interés que J. Habermas manifiesta por la acción comunicativa, con el subsiguiente relegamiento y subordinación y los aspectos cognitivos que se dan en los actos de habla, podría hacernos sospechar que se está abandonando la problemática epistemológica y crítica. Sin embargo ello no es así, por lo que en verdad tiene lugar es una transformación radical transformación de los problemas gnoseológicos que comienzan a leerse en un contexto distinto el de la racionalidad comunicativa, dentro del cual encuentra su nueva ubicación.

Sus objetivos ahora se dirigen hacia el análisis de la estructura racional interna de la acción orientada al entendimiento, con lo que la tematización del lenguaje en dimensión pragmática, y como actividad destinada a construir un horizonte de compresión y diálogo, le sirve Habermas para proceder a una superación más radical que antes del positivismo y del idealismo monológico.

El lenguaje no es un simple vehículo transmisor de contenidos, ni su funcionalidad es la de un instrumento de expresión. Solo cabe comprender con precisión desde la construcción intersubjetiva del sentido y del contexto un mundo humano.

La teoría del significado concebía al lenguaje teniendo en cuenta sus aspectos semánticos, la teoría pragmática pone el acento en el hecho de que al hablar, hacemos algo, realizamos un acto en el cabe distinguir dos componentes inseparables: el nivel semántico o de contenido proposicional y la fuerza locutiva, que es el modo que determina al contenido proporcional, un acto de habla se compone de una oración realizativa y una oración subordinada de contenido proporcional. Mientras que la oración proposicional sirve para establecer una relación intersubjetiva, la subordinada tiene como función propia la de expresar objetos o estados de cosas. Entre ambas se da una singular relación de subordinación, manifestado, a la vez, la existencia de una doble estructura en el lenguaje.

Como norma general de interpretación puede decirse que el uso cognitivo del lenguaje se sitúa en el ámbito de la experiencia, no pretendiendo otra cosa que construir objetivamente el mundo. Por el contrario, el uso comunicativo se dirige hacia el entendimiento mutuo. Hacia la apertura de ámbitos intersubjetivos de diálogo.

El establecimiento pleno del lenguaje implica, pues el conocimiento de dos ámbitos de realidad con los que se conexiona: mundo objetivo y mundo humano. Pero aparte del estado de las relaciones que hayan de darse entre los componentes cognitivo e intersubjetivo de la actividad lingüístico, también se impone preguntar por las condiciones de posibilidad de la experiencia del mundo y la experiencia de la intersubjetividad, o si se prefiere por la dependencia que las diversas experiencias tienen con sus respectivos contextos de acción.

El primer nivel, relacionado con la acción instrumental, es de la experiencia sensible. Este es una modalidad cognoscitiva monológica de la que J. Habermas ofrece una explicación solidaria a la vez con ciertos postulados Kantianos y con principios de la Epistemología genética piagetiana. Son las ideas de casualidad, espacio, tiempo y sustancia la que actúan como elementos a priori determinantes de la objetividad de esa primera modalidad experiencia: mediante la experiencia sensible, condicionada por sus principios aprióricos, indicados en ese texto, podemos constituirlo lo que para nosotros vale como objetividad.

Arce Carrascoso (1999) "Conocimiento y comunicación: J. Habermas" En teoría del conocimiento, Editorial Síntesis España, Pp. 211-233.

Aulas virtuales presenciales

Dr. Francisco Enríquez Castillo y

Mtro. Gustavo Raúl Zárate Vargas.

Resumen y Abstract.

Es un trabajo de investigación que se realizó en los salones de clases presenciales en el nivel Medios Superior y Educación Superior, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, en párrafos posteriores se describió: el Planteamiento del problema, el marco teórico, los métodos, técnicas e instrumentos utilizados en la investigación, así como también el resultado de la innovación en el aula.

This is a research project, it was done in the classrooms sessions in the high school level and higher education in the city of San Cristobal de Las Casas, Chiapas. Described in subsequent paragraphs: the approach of the problem, theoretical frame, methods, techniques and instruments used in research, as well as the result of the innovation in the classroom.

Palabras claves en español e inglés.

Aula virtual presencial; Enseñanza asistida por ordenador; Conferencia virtuales; Aprendizaje-Enseñanza; Ambientes virtuales.

Virtual classrooms attendance, computer aided learning, virtual conference, learning-teaching, virtual environments.

Planteamiento del problema.

Enseñanza presencial en los diferentes niveles educativos.

En la actualidad la enseñanza se está impartiendo de forma presencial y a distancia, la educación presencial se imparte de manera semiescolarizado y escolarizada en cualquiera de las dos modalidades en el proceso enseñanza aprendizaje se está utilizando las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).

Las escuelas de nivel básico, específicamente en los grupos de cuarto, quinto y sexto de primaria, se están utilizando los pizarrones electrónicos, y el programa ENCICLOMEDIA como un material didáctico para el proceso enseñanza-aprendizaje, su contenido está de acuerdo a los programas de estudio de este nivel educativo, solo el diseñador de dicho programa puede modificar los contenidos, los docentes un 70 % no saben utilizar las TIC.

s importante señalar, que en algunas primarias de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas (SCLC), ya tienen laboratorio de cómputo con 30 ordenadores, los educandos y docentes[29]le dan uso en la práctica educativa.

En las secundaria de SCLC, no se está utilizado ningún programa con características similares y metodología de enseñanza a la de ENCICLOMEDIA, si bien existen uno o dos salón donde están instaladas 30 a 60 ordenadores, o solo para los educandos que llevan la materia de computación, los participantes en el curso desarrollan habilidades y conocimiento, cuando egresan los educandos el 60 %, no tiene el conocimientos en el uso de los ordenadores (ENRIQUEZ, 2006).

En el nivel Medio Superior se da un fenómeno parecido al de las secundarias.

La reforma educativa del sistema de Educación Media Superior, ha tenido múltiples repercusiones como son: nuevos contenidos curriculares, que deben incluirse en los estudios, nuevos entornos de aprendizaje, nuevos recursos didácticos, que deben estar a disposición de los facilitadores y educandos, el proceso de aprendizaje-enseñanza es el constructivismo (MEST, 2004, p. 27).

Hay docentes que en su práctica educativa utilizan en las clases trabajos en elaborados PowerPoint y en ocasiones videos.

Uno de los elementos fundamentales, que tiene contemplado el Modelo de Educación Superior Tecnológica (2004), define "los docentes deben hacer uso intensivo de las tecnologías de la Educación, promover su aplicación responsable dentro y fuera del aula" (p. 31).

Los educandos no usan programas virtuales, similares a ENCICLOMEDIA, la información que buscan los alumnos es por medio de internet, hay docentes[30]como citar un ejemplo en el CECYT San Cristóbal, que invita a especialista para que imparta conferencias presenciales con una duración de una hora o más.

En el nivel superior el usos de las TIC, es muy irregular, debido a que hay instituciones que no tiene equipo de cómputo para facilitar a los docentes-alumnos, así como también se presentan casos donde el docente tienen LAPTOP, pero en las instituciones no tiene los suficientes cañones proyectores para facilitar a los docentes.

Otro escenario es que el docente tiene laptop y cañón proyector, esta situación se podría afirmar solo en 3% y 5 %.

La enseñanza a virtual.

Otro aspecto importante que se presenta en la educación es la enseñanza a distancia por medio de ambientes o aulas virtuales no presenciales, donde los alumnos pueden ingresar a estudiar de forma asincrónica y sincrónica, en estas aulas virtuales hay materiales del curso en formato PDF, Word, Excel PowerPoint, los educando pueden hacer uso de esa información que se encuentra en la plataforma de internet, con solo conectarse desde su casa o cualquier lugar donde se tenga internet y un ordenador.

Algunas aulas virtuales o campus virtuales imparten conferencias pregrabadas o conferencia dictadas de forma sincrónica donde el educando escucha y se comunica por medio de un chat.

En este tipo de educación virtual, el educando tiene que pagar una cantidad económica determinada para tener derecho a usar la plataforma ya que le otorgan claves de acceso: usuario y contraseña. El proceso de aprendizaje-enseñanza es por medio del constructivismo.

Si, los que enseñan tuvieran acceso a un ordenador[31]con o sin internet[32]o intranet[33]o materiales de multimedia[34]donde contenga información en formato PDF, Word, Excel, PowerPoint y video, los educandos estarían en posibilidades de dar uso para las clases presenciales, en sus casas como tutorías, o como herramienta, con esto efectuaran las actividades que les ayudara desarrollar su conocimiento (FIDALGO, 2009).

Otro aspecto, las video conferencias en la actualidad solo se están realiza en los centros de investigación, y universidades que tiene la infraestructura y el equipo, para a poderse enlazar, ellos tiene que pagar los derechos de uso y a esto hay que sumarle que tiene que haber un espacio exprofeso para que esté instalado el equipo, por esta causa no se pueden efectuar conferencias en los salones de clases de las escuelas del nivel medio superior y educación superior.

De lo antes descrito se plantea las siguientes preguntas de investigación:

¿Se podrá elaborar Materiales Educativo Digital de las asignaturas que se imparten en CECYT San Cristóbal o en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas de acuerdo a la planeación o secuencia didáctica, para que sirva como material teórico en la construcción del conocimiento del educando?

¿Podrán dictarse video conferencias en los salones de clases del el CECYT San Cristóbal o en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas con el uso de ordenador, cañón proyecto y programas libres e internet?

Objetivos generales.

Elaborar Materiales Educativo Digital de las asignaturas que se imparten en CECYT San Cristóbal o en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas, para que sirva como material teórico en la construcción del conocimiento del educando.

Analizar si se pueden dictar video conferencias en los salones de clases del el CECYT-San Cristóbal, con el uso de ordenador, cañón proyecto y programas libres e internet.

Justificación.

En entrevista efectuada con el directores y académico, han citado que hasta el momento no se está realizado esta actividad en los Subsistemas de Educación Media Superior y licenciaturas, ya que hasta el momento no se ha tenido esa visión.

Debido al rigor metodológico utilizado en esta investigación la información que se obtenga podrá ser usada para trabajos posteriores de investigación.

Objetivos específicos.

Buscar información en formato .pdf de acuerdo a las secuencias didácticas.

Buscar información en formato .mpg de acuerdo a las secuencias didácticas.

Buscar información en formato .docx de acuerdo a las secuencias didácticas.

Buscar información en formato .pptx de acuerdo a las secuencias didácticas.

Concentrar la información en un CD o DVD, interrelacionado la información por medio hipervínculos los archivos en formato: .pdf, .mpg, .docc, y pptx.

Verificar si en los salones de clases del CECYT San Cristóbal, se pueden efectuar videoconferencias.

Marco Teórico

En este marco teórico se explica: Los cinco componentes de los ambientes de aprendizaje; lo que permite la interactividad; como se realiza la aclaración que el internet solo informa; la aplicación de multimedia; se explicara lo que significa una videoconferencia, se describirá que es realidad virtual y se citara los principales teóricos del constructivismo.

En la actualidad hay diversas maneras de concebir un ambiente de aprendizaje en la educación formal, que contemplan no solamente los espacios físicos y los medios, sino también los elementos básicos del diseño instruccional.

Existen al menos cinco componentes principales que lo conforman: el espacio, el estudiante, el asesor, los contenidos educativos y los medios.

Los avances tecnológicos, han dado al ordenador un protagonismo como instrumento pedagógico ya que permite el acceso a grandes cantidades de información.

La interactividad permite el desarrollo de procesos de comunicación e intercambio entre los sujetos rompiendo barreras temporales y espaciales, por tanto, el medio está jugando un papel socializador. Entonces, en los sistemas educativos las computadoras desempeñan principalmente tres funciones: la función tradicional de instrumento para que los alumnos adquieran un nivel mínimo de conocimientos informáticos; la de apoyar y complementar contenidos curriculares; y, la de medio de interacción entre profesores y alumnos, entre los mismos alumnos y entre los propios profesores (FERNÁNDEZ, 2007).

Es importante dejar en claro que el Internet informa, pero no transforma. El ser humano, es sobre todo búsqueda; espacio de construcción de amplias redes interdisciplinarias, entrelazando fragmentos de un todo, reuniendo lo disperso, elaborando en esa búsqueda su mensaje, original y único, que implica lectura de la realidad, interpretación del mundo y construcción de un sistema de códigos, moldeando con el cerebro, más que con las fibras ópticas el mensaje (FERNÁNDEZ, 2007).

El diseño de aplicaciones multimedia presupone la conjunción de dos partes inseparables: la pedagogía y la tecnología. De la pedagogía se tiene en cuenta la selección de los métodos educativos empleados para lograr la participación del estudiante como un ente activo y la utilización de la tecnología implica la utilización y combinación de las modalidades de la informática educativa para lograr un producto informático que cumpla con los objetivos propuestos (LABORÍ, 2006).

La videoconferencia es un sistema que permite mantener una comunicación simultánea entre dos o más puntos habilitados y conectados a las redes de transmisión de datos o ISDN. Este tipo de comunicación se caracteriza por ser: Integral, ya que permite el envío de imagen (personas, video, multimedia), sonido estéreo (voz de alta calidad, música, multimedia, etc.) y datos (presentaciones, bases de datos, Web.), es interactiva, pues permite una comunicación bidireccional en todo momento, de alta calidad y definición, al distribuirse la señal a través de nuevos parámetros de audio y video.

La realidad virtual (RV) es la tecnología software y hardware que permite sumergir a un usuario en un ambiente tridimensional generado por el computador, de forma interactiva y autónoma, en tiempo real.

La idea de la RV es también proveer una forma en la que los usuarios puedan interactuar con el entorno, en cuanto estén en la capacidad de alterar el ambiente y/o ser alterados por él, al igual que los elementos del entorno pueden interactuar entre sí. Adicionalmente, estas alteraciones deben ser autónomas, es decir, que sea el usuario quien decida este tipo de interacción.

Esta característica se refiere al hecho de que las entradas provistas por el usuario en una aplicación de RV, como es el movimiento, la alteración del ambiente, realizar acciones sobre un objeto, se reflejan inmediatamente (o al menos lo más inmediato que puede conseguir un computador) en los dispositivos de salida al usuario (UNIVERSIDAD EAFIT, 1999).

En este proceso se están asumiendo teoría constructivista de Vigostky, Neil Mercer, Cesar Coll, donde se destaca la importancia que él dio a los niveles de desarrollo intelectual para el desarrollo de esta investigación es un apoyo importante que debe trabajarse de manera implícita en el diseño de esta propuesta pedagógica – interactiva, además la postula que el conocimiento se desarrolla y comparte por medio del lenguaje mediante comunidades de práctica y las comunidades de aprendizaje que operan en entorno virtual.

Métodos

Los métodos utilizados es el experimental y la investigación acción, el primero. Cuando las clases presenciales se vuelven clases virtuales presenciales, para esto se utilizar como instrumentos: el ordenador, cañón proyecto e internet, y los programas libres.

El paradigma que se utilizo es el cualitativo, la investigación fue investigación- acción, ya que la metodología que se utilizó fue de tres componentes: uno de aplicación en el campo de la investigación que se inspira de la perspectiva de la investigación-acción, cabe señalar hay diferentes modalidades; la que se va utilizar es la investigación-acción, emancipatoria (KEMMIS Y MC. TAGGART, 1988), que busca mejorar la práctica educativa en contextos específicos, y las condiciones donde se da, así como generar conocimiento que sea relevante para la educación en general, más allá del contexto particular donde la práctica se mejora, y además, contribuir al conocimiento en la disciplina..

La observación fue participativos, se utilizó para el registro de la información los instrumentos: diario de campo, grabaciones, y filmaciones, toda la información que se obtenga se procesara posteriormente para comprender de forma teórica el desarrollo cognitivo de los alumnos, por estar usando los ambientes virtuales.

En el proceso de planeación se utilizara la planeación estratégica, considerando fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas.

Análisis de la información.

El análisis se realizó en tres etapas: la primera. Es instalar el equipo en los diferentes salones del CECYT San Cristóbal y Facultad de Ciencias Sociales de la UNACH, para comprobar si se pueden efectuar las videoconferencias.

La segunda etapa se consideró con fin de observar la aplicación un contexto, ésta se realizara durante y al final del proceso.

La tercera etapa se realizara una vez terminada la aplicación para descubrir patrones recurrentes EAO, para sistematizar la experiencia de operación de la metodología de los grupos de estudio y detectar resultados no previstos.

Con el uso del internet y dos: ordenadores con cañón proyector respectivamente en una aula se pueden realizar conferencias virtuales por: alumnos, docentes y especialista que radican en alguna parte del estado, nacional, o del extranjero, podrán realizar enlaces usando programas de tecnologías libres[35]con esto se efectuara una

Videoconferencia.

De lo explicado en párrafos anteriores se puede efectuar una innovación educativa[36]con el uso del ordenador y cañón proyector en el salón de clases presencial, para tal efecto es necesario elaborar y recopilar información en formato: PDF, Word, Excel, PowerPoint y video, de las signaturas de las diferentes asignaturas en los diferentes semestres, esto será un compilación electrónica[37]estará en un CD[38]el material se le entregara a los alumnos en el primer día de clases de acuerdo al nivel educativo, este instrumento electrónico, servirá para reconstruir sus conocimientos, previos para que obtengan un aprendizaje significativo[39]los educandos. Este material estará estructurado de acuerdo a las secuencias de la asignatura.

Conclusión

De acuerdo a la metodología planteada, se considera que hay condiciones para demostrar que se pueden dar videoconferencias en el CECyT San Cristóbal, en los diferentes salones de clases, ya que se tiene los instrumentos y se conoce la técnica, las pruebas realizadas han sido positivas con los enlaces de Gijón Asturias, España y Puebla.

Las videoconferencias se pueden ser: del estado, nacionales o internacionales. Con esto se da respuesta a la primera pregunta de investigación y se logro la primera etapa.

Se considera que llevar un semestre responder a la segunda pregunta de investigación.

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La región en la globalización: cambios, ajustes y continuidades

Mtro. Catarino Ancheyta Rosales

Introducción

La globalización como proceso de reestructuración económica en el contexto mundial tiene repercusiones en la definición del papel de los territorios en el ámbito regional. Así, para los territorios rurales la globalización constituye simultáneamente una amenaza y una oportunidad, por lo que obliga a los territorios rurales a afrontar una nueva forma de competencia; tales como la identidad territorial, las alianzas estratégicas y la proximidad, entre otras alternativas que fortalecen el ámbito regional (territorial).

En ese sentido, el escenario de la globalización no desaparece el ámbito regional, por el contrario, la región aparece como el ámbito de organización en el cuál hay que actuar para encarar los procesos de globalización. De ésta manera, en la primera parte se hace una reseña sobre el concepto de región desde la ciencia regional impulsada en sus orígenes por W. Isard (1953); para posteriormente considerar a la región ante el nuevo proceso de reestructuración económica impulsada por la política económica neoliberal mejor conocida como "globalización". El propósito es valorizar a la región en su justa dimensión, por lo que por último se presentan algunas consideraciones finales.

El concepto de región en la ciencia regional

De acuerdo con García (2006), en el primer tercio del Siglo XX, la geografía regional moderna o clásica privilegiaba la identificación, delimitación y el estudio de regiones. Esto es, la regionalización era sólo un requisito obligado para que las políticas pudieran tener un mayor éxito, porque únicamente el juego de todos los factores constantes (físicos) y variables (socioeconómicos) determinarían la región más útil para valorar lo alcanzado (Bassols, 1990).

Sin embargo, a partir del decenio de 1940 hasta finales de 1970, inicia una etapa de agotamiento asociado con la polisemia del concepto de región y culmina por definir a la región como una herramienta (recurso) conceptual del investigador para la organización espacial –entendido el espacio como condición de existencia de lo real o dimensión (Palacios, 1983 y 1993). En términos de García (2006), ello significa que la región es el resultado de la comprensión de la problemática analizada y no un envoltorio; dado que una región tiene sentido y existencia sólo cuando en ella se asienta un conglomerado humano que es el que le otorga forma y extensión (Palacios, 1983 y 1993).

Posteriormente, la geografía regional moderna se replantea en la nueva geografía regional con elementos comunes, tales como entender a las regiones como estructuras y procesos que se articulan (a distinta escala). Es decir, para el entendimiento de la región como construcción social, la escala debe ser vista como red y como relación (García, 2006). Esto es, la región se define en su interacción con su entorno y acorde al proceso analizado, por tanto, es un constructo social.

En ese sentido, la sociedad (comunidad) mundial puede ser vista como un sistema, según la tesis que el mundo se constituye por un sistema de actores o por un escenario en el cual se movilizan y predominan los actores (Mesarovic y Pestel, 1974; citado en Lanni, 2002: 49). Además, los sistemas están siempre sujetos a presiones del exterior y del interior y deben permanecer siempre alerta si quieren preservar la propia sobrevivencia a largo plazo (Laszlo, 1991; citado en Lanni, 2002: 58). En particular, las decisiones territoriales de las unidades económicas involucra la interacción de los recursos con su entorno (Veltz, 1993; citado en Morales, 2004: 62), aplicando lógicas de red y de articulación inter-territorial (Farrell y Thirion, 2001: 5).

Ahora bien, dentro de la nueva geografía regional, la perspectiva de la economía política centrada en el desarrollo desigual (división espacial del trabajo) propone dos líneas de investigación para entender la región: los estudios de localidades y el enfoque del sistema-mundo (García, 2006), a saber.

En el primero, el territorio (como ámbito de construcción de recursos específicos) sirve, como elemento integrador de agentes, mercados y políticas públicas; de ahí que la meta sea lograr una mayor cohesión de los territorios rurales –a su interior y con el resto de la economía-, e impulsar progresivamente su revitalización y reestructuración para que estén en mejores condiciones de aprovechar las oportunidades de la globalización (Sepúlveda et al., 2003: 5). En el segundo, según Bervejillo (1999: 14) "la globalización sería una oportunidad especialmente para territorios en niveles medios de desarrollo y dotados de capacidades estratégicas relevantes" (Bervejillo, 1995; citado en Arocena, 1997a: 6; Arocena, 2002: 47; Arocena, 2004: 8).

En suma, los procesos de re-contextualización y descontextualización (Rullani, 1997; citado en Morales, 2004: 63) pueden contribuir a explicar porqué existen espacios y sociedades distintos entre sí, pero enfrentados a problemas comunes –así como W. Isard en 1953 se propuso a través de la Ciencia regional, saber porqué los procesos económicos observados en el mundo permiten la concentración desigual de las actividades económicas. Sobre todo, porque cada región posee características propias (culturales, sociales, políticas, económicas, entre otras) (Boltvinik y Hernández, 1999), que constituyen su capital relacional. En este sentido, el fenómeno de la globalización genera varias dinámicas como la competencia entre los territorios, la desigualdad regional e introduce nuevas formas de relación espacial[40]A continuación se hace referencia a la globalización como proceso de reestructuración económica que fortalece cada vez más la dinámica regional.

El fortalecimiento de las regiones en la globalización

La globalización representa para los territorios rurales tanto una amenaza como una oportunidad. Así, según López (2007), el proceso de globalización debe ser planteado como una incongruencia entre la teoría y su instrumentación practica en los países industrializados, en el sentido de que ellos son quienes más promueven las bondades de la liberación de la economía, pero quienes menos se acogen a ellas. Además, la globalización se ha dado fundamentalmente en los mercados financieros, pero no cabalmente en los de bienes y servicios y en el de trabajo. Esto es, la globalización –como símbolo de la era de la información (Robinson, 2007)- no es completa y abarca solo una parte del mundo y esta excluyendo a otra. Dicho de otra manera, en ésta naciente sociedad del trabajo, la desocupación se convirtió en sinónimo de exclusión social (Arocena, 2002: 58; Arocena, 1997b: 8). Esto quiere decir que en la sociedad que está naciendo existen simultáneamente dos fenómenos: hay cada vez menos trabajo gracias a la robotización y el trabajo tiende a no generar proximidad (Arocena, 2002: 60; Arocena, 1997b: 11). Por tanto, desde la perspectiva de la Economía política mundial (Delgado, Márquez y Rodríguez, 2009; Delgado y Márquez, 2007), la globalización representa una amenaza, porque fortalece la división internacional del trabajo y las disparidades regionales a causa de la movilidad de la mano de obra, independientemente de los motivos de emigrar (estructurales, coyunturales, individuales, familiares, del lugar de origen o de destino).

Por su parte, en términos de Robinson (2007), el neoliberalismo global implica dos dimensiones gemelas: la liberalización mundial del mercado y la construcción de una superestructura legal reguladora para la Economía global; así como la reestructuración interna y la integración global de cada Economía nacional. Aunque, realmente la globalización es multidimensional (Arocena, 2002: 54; Arocena, 1997b: 4); es decir, no sólo se refiere a lo económico, abarca además de lo social, lo político y cultural.

Tal como lo señala Coraggio (2007), es fundamental tener la visión de que la economía no es sólo la economía del capital y que podemos no sólo resistir sino ganar en calidad construyendo formas locales de vida tecnológicamente simples y ahorradoras de energía pero socialmente ricas en relaciones y conocimientos, y sabiendo que hay una estrategia de interconexión global y de formación de grandes unidades cooperativas en marcha que nos dará la complejidad sin dominio que necesitamos, algo que implica que el trabajo, la ciencia y la naturaleza dejan de ser meras fuerzas productivas del capital (Coraggio, 2007: 9). Sin embargo, en el ámbito económico, la (metáfora) "fábrica global" provoca la desterritorialización y la reterritorialización de las cosas, gentes e ideas y promueve el redimensionamiento de espacios y tiempos (Lanni, 2002).

De ésta manera, la globalización asociada con el tránsito entre paradigmas tecno-productivos, puede ser vista como una oportunidad para el desarrollo de los territorios, porque fortalece la identidad territorial. Además, porque la globalización permite a ciertos territorios 1) un acceso más abierto a recursos y oportunidades globales, en relación con tecnología, capital y mercados; 2) (supone) una valorización o revalorización de recursos endógenos latentes de fuerte inscripción territorial, y les permite reposicionarse en el espacio global (Bervejillo, 1999: 14). En este sentido, la prospectiva territorial, juega un rol central en la definición de las nuevas articulaciones entre lo local o regional específico y lo global (Bervejillo, 1999). Es decir, (el territorio) enfrenta el desafío de mantener una apertura total a lo particular y una capacidad de análisis de las formas de inscripción de lo universal en lo particular (Arocena, 2002); de ahí que el desafío contemporáneo sea la búsqueda de nuevas formas de articulación entre lo universal y lo particular (Arocena, 1997b: 18). En este proceso, los agentes (locales) son los elementos de gestión territorial del desarrollo (Quiroga y Lira, 2003).

Además, se revaloriza el territorio (como espacio para las prácticas sociales y como unidad de análisis) en oposición a lo sectorial (Barreiro, 2008: 2).

Por tanto, el fortalecimiento del capital territorial, según Arocena (2002), exige el conocimiento de los recursos locales, las potencialidades humanas, las herencias del pasado; es decir, las características específicas de la sociedad en cuestión (evolucionismo); así como la capacidad de sus actores para tomar en consideración la especificidad de cada región (historicismo), y finalmente, la composición de las fuerzas productivas, la asignación de los factores de producción, la distribución de la mano de obra, las relaciones de clase, porque se están modificando en el sentido de responder más adecuadamente a una estructura capitalista de producción (estructuralismo).

En este contexto, la innovación constituye un factor clave de la reestructuración económica y el desarrollo económico. Arroyo (1990) considera que al desarrollar una tecnología local y bajo control de los grupos de productores organizados que permita aprovechar productos y subproductos, se podría llegar a revertir de una manera insospechada la tendencia actual a favor de una política de desarrollo más endógeno y con mayor autosuficiencia (agroalimentaria) nacional. Sin embargo, tal como lo propone Hodgson (1999 y 2002; citado en Morales Barragán, 2004: 75), es necesario valorar el efecto de las instituciones sobre los procesos de innovación.

Conclusión

Actualmente los estudios regionales constituyen una alternativa de análisis ante el proceso de globalización y reestructuración económica; dado que permiten revalorizar los recursos existentes en el territorio (capital territorial), entendido este último como un agente (factor) de transformación del desarrollo que aprovecha los espacios dejados por la globalización para movilizar sus recursos, capacidades y habilidades locales. Es decir, la globalización en su afán de homogeneizar los procesos culturales, económicos, políticos y sociales refuerza aún más la consideración de las regiones como constructos sociales (ámbitos de organización), no sólo como simples delimitaciones en el tiempo y el espacio sino como verdaderos espacios que lideran procesos de carácter institucional. Entendidas éstas no como las instituciones gubernamentales públicas o sociales sino como mecanismos de concertación (reglas) que permiten normalizar el comportamiento de los actores implicados durante el proceso de gestión y negociación.

Por tanto, resulta de vital importancia el trabajo colaborativo de todos los actores/promotores del desarrollo existentes en el territorio para actuar juntos en torno a un proceso común, definido de antemano a través de la participación democrática tendientes a impulsar procesos de desarrollo endógeno.

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edu.red

Fachada Lateral del Ex convento de Santo Domingo. San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

Cultura e identidad

Lic. Santiago Padilla Morales

En esta reflexión me propongo desarrollar la relación simbiótica que, en mi opinión, existe entre cultura e identidad. Así formulado, el tema exige lógicamente definir primero qué entendemos por cultura e identidad, porque sólo así podremos precisar sus relaciones recíprocas.

Adelanto desde ahora que si bien defenderé la indisociabilidad conceptual entre cultura e identidad, también afirmaré que, si se asume una perspectiva histórica o diacrónica, no existe una correlación estable o inmodificable entre las mismas, porque vistas las cosas en el mediano o largo plazo, la identidad se define primariamente por sus límites y no por el contenido cultural que en un momento determinado marca o fija esos límites.

Por último, si tenemos tiempo abordaré, a la luz de las grandes teorías previamente planteadas, un tema más concreto que suele estar muy presente en los debates contemporáneos sobre la cultura y que puede interesar particularmente a los promotores culturales: el multiculturalismo.

Comenzaré explicando los conceptos de cultura e identidad son conceptos estrechamente interrelacionados e indisociables en sociología y antropología. En efecto, nuestra identidad sólo puede consistir en la apropiación distintiva de ciertos repertorios culturales que se encuentran en nuestro entorno social, en nuestro grupo o en nuestra sociedad. Lo cual resulta más claro todavía si se considera que la primera función de la identidad es marcar fronteras entre un nosotros y los "otros", y no se ve de qué otra manera podríamos diferenciarnos de los demás si no es a través de una constelación de rasgos culturales distintivos. Por eso suelo repetir siempre que la identidad no es más que el lado subjetivo (o, mejor, intersubjetivo) de la cultura, la cultura interiorizada en forma específica, distintiva y contrastiva por los actores sociales en relación con otros actores.

Por consiguiente, para entender la identidad se requiere entender primero qué es cultura, y eso es lo que pretendo explicar a continuación.

La Cultura

Como acabo de señalar, los conceptos de identidad y de cultura son inseparables, por la sencilla razón de que el primero se construye a partir de materiales culturales. No puedo desarrollar aquí, por supuesto, todo el proceso histórico de formación del concepto de cultura en las ciencias sociales. Diré simplemente que hemos pasado de una concepción culturalista que definía la cultura, en los años cincuenta, en términos de "modelos de comportamiento", a una concepción simbólica que a partir de Clifford Geertz, en los años setenta, define la cultura como "pautas de significados". Por consiguiente, Geertz restringe el concepto de cultura reduciéndolo al ámbito de los hechos simbólicos. Este autor sigue hablando de "pautas", pero no ya de pautas de comportamientos sino de pautas de significados, que de todos modos constituyen una dimensión analítica de los comportamientos (porque lo simbólico no constituye un mundo aparte, sino una dimensión inherente a todas las prácticas). Vale la pena recordar el primer capítulo del libro de Clifford Geertz La interpretación de las culturas (1992), donde afirma, citando a Max Weber, que la cultura se presenta como una "telaraña de significados" que nosotros mismos hemos tejido a nuestro alrededor y dentro de la cual quedamos ineluctablemente atrapados (p. 20).

Pero demos un paso más: no todos los significados pueden llamarse culturales, sino sólo aquellos que son compartidos y relativamente duraderos, ya sea a nivel individual, ya sea a nivel histórico, es decir, en términos generacionales (Strauss y Quin, 1997). Así, por ejemplo, hay significados vinculados con mi biografía personal que para mí revisten una enorme importancia desde el punto de vista individual e idiosincrásico a éstos no los llamamos significados culturales. Y tampoco son tales los significados efímeros de corta duración, como ciertas modas intelectuales pasajeras y volátiles.

A esto debe añadirse otra característica: muchos de estos significados compartidos pueden revestir también una gran fuerza motivacional y emotiva (como suele ocurrir en el campo religioso, por ejemplo). Además, frecuentemente tienden a desbordar un contexto particular para difundirse a contextos más amplios. A esto se le llama "tematicidad" de la cultura, por analogía con los temas musicales recurrentes en diferentes piezas o con los "motivos" de los cuentos populares que se repiten como un tema invariable en muchas narraciones. Así, por ejemplo, el símbolo de la maternidad, que nosotros asociamos espontáneamente con la idea de protección, calor y amparo, es un símbolo casi universal que desborda los contextos particulares. Recordemos la metáfora de la "tierra madre" que en los países andinos se traduce como la "Pacha Mama".

Entonces puedo decir que la cultura no debe entenderse nunca como un repertorio homogéneo, estático e inmodificable de significados. Por el contrario, puede tener a la vez "zonas de estabilidad y persistencia" y "zonas de movilidad" y cambio. Algunos de sus sectores pueden estar sometidos a fuerzas centrípetas que le confieran mayor solidez, vigor y vitalidad, mientras que otros sectores pueden obedecer a tendencias centrífugas que los tornan, por ejemplo, más cambiantes y poco estables en las personas, inmotivados, contextualmente limitados y muy poco compartidos por la gente dentro de una sociedad.

Pero lo importante aquí, como ya señalamos, es tener en cuenta que no todos los repertorios de significados son culturales, sino sólo aquellos que son compartidos y relativamente duraderos.

Las consideraciones precedentes pueden parecer un tanto abstractas, pero basta un breve ejercicio de reflexión y autoanálisis para percatarnos de su carácter concreto y vivencial. En efecto, si miramos con un poco de detenimiento a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que estamos sumergidos en un mar de significados, imágenes y símbolos. Todo tiene un significado, a veces ampliamente compartido, en torno nuestro, nuestro país, nuestra familia, nuestra casa, nuestro jardín, nuestro automóvil y nuestro perro; nuestro lugar de estudio o de trabajo, nuestra música preferida, nuestras novias, nuestros amigos y nuestros entretenimientos; los espacios públicos de nuestra ciudad, nuestra iglesia, nuestras creencias religiosas, nuestro partido y nuestras ideologías políticas. Y cuando salimos de vacaciones, cuando caminamos por las calles de la ciudad o cuando viajamos, es como si estuviéramos nadando en un río de significados, imágenes y símbolos. Todo esto, y no otra cosa, son la cultura o, más precisamente, nuestro "entorno cultural.

Pero necesitamos dar un paso más para destacar lo siguiente: por una parte los significados culturales se objetivan en forma de artefactos o comportamientos observables, llamados también "formas culturales" por John B. Thompson (1998. p. 202), por ejemplo, obras de arte, ritos, danzas…; y por otra se interiorizan en forma de "habitus", de esquemas cognitivos o de representaciones sociales. En el primer caso tenemos lo que Bourdieu (1985, p. 86) llamaba "simbolismo objetivado" y otros "cultura pública", mientras que en el último caso tenemos las "formas interiorizadas" o "incorporadas" de la cultura.

Por supuesto que existe una relación dialéctica e indisociable entre ambas formas de la cultura. Por una parte, las formas interiorizadas provienen de experiencias comunes y compartidas, mediadas por las formas objetivadas de la cultura; y por otra, no se podría interpretar ni leer siguiera las formas culturales exteriorizadas sin los esquemas cognitivos o "habitus" que nos habilitan para ello. Esta distinción es una tesis clásica de Bourdieu (1985, p. 86) que para mí desempeña un papel estratégico en los estudios culturales, ya que permite tener una visión integral de la cultura, en la medida en que incluye también su interiorización por los actores sociales. Más aún, nos permite considerar la cultura preferentemente desde el punto de vista de los actores sociales que la interiorizan, la "incorporan" y la convierten en sustancia propia. Desde esta perspectiva podemos decir que no existe cultura sin sujeto ni sujeto sin cultura.

Estas consideraciones revisten considerable importancia para evaluar críticamente ciertas tesis "postmodernas" como la de la "hibridación cultural", que sólo toma en cuenta la génesis o el origen de los componentes de las "formas culturales" (en la música, en la arquitectura y en la literatura), sin preocuparse por los sujetos que las producen, las consumen y se las apropian reconfigurándolas o confiriéndoles un nuevo sentido. Bajo este ángulo, podemos analizarlo que nos menciona Franz Boas en su libro que todas las formas culturales son híbridas desde el momento en que se ha generalizado el contacto intercultural. Es una forma que suele llamarse "difusionismo" en Antropología. Pero las formas interiorizadas de la cultura se caracterizan precisamente por la tendencia a recomponer y reconfigurar lo "híbrido", confiriéndole una relativa unidad y coherencia. Con otras palabras, no se puede interiorizar lo híbrido en cuanto híbrido, ni mantener por mucho tiempo lo que los psicólogos llaman "disonancias cognitivas" salvo en situaciones psíquicamente patológicas.

Analizándolo puedo resumir que la cultura es la organización social del sentido, interiorizado de modo relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de representaciones compartidas, y objetivado en "formas simbólicas", todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados, porque para los sociólogos y antropólogos, todos los hechos sociales se hallan inscritos en un determinado contexto espacio-temporal.

La Cultura y la Diferenciación

El siguiente paso es mostrar cómo las identidades se construyen precisamente a partir de la apropiación, por parte de los actores sociales, de determinados repertorios culturales considerados simultáneamente como diferenciadores (hacia afuera) y definidores de la propia unidad y especificidad (hacia adentro). Es decir, la identidad no es más que la cultura interiorizada por los sujetos, considerada bajo el ángulo de su función diferenciadora y contrastiva en relación con otros sujetos. En efecto, ya Immanuel Wallerstein (1992: 31) señalaba que una de las funciones casi universalmente atribuida a la cultura es la de diferenciar a un grupo de otros grupos. En este sentido representa el conjunto de los rasgos compartidos dentro de un grupo y presumiblemente no compartidos (o no enteramente compartidos) fuera del mismo.

Ahora podemos entender por qué los conceptos de cultura y de identidad constituyen una pareja indisociable. Y también podemos entender que la concepción que se tenga de la cultura va a comandar la concepción correspondiente de la identidad. Si soy, por ejemplo, "posmoderno" y concibo la cultura como esencialmente fragmentada, híbrida, descentrada y fluida, mi concepción de la identidad también revestirá los mismos caracteres. Tal es el caso del sociólogo polaco Zigmunt Bauman (Liqui Modernity 1996; 2000, 2004), quien en varios de sus ensayos considera que en la sociedad posmoderna todo es "líquido" ("globalización líquida", "sociedades líquidas", "amores líquidos", "identidades fluidas" etc.), negando de este modo toda estabilidad a los procesos sociales.

La Identidad como atributo de los actores sociales

El concepto de identidad es un concepto que se ha impuesto masivamente en las ciencias sociales a partir de los años ochenta y más todavía en los noventa. El problema es que, sobre todo en México, este concepto tiende a banalizarse, del mismo modo que el de cultura, porque todo el mundo lo invoca hasta la saciedad sin preocuparse en lo más mínimo por definirlo o someterlo a cierto rigor conceptual. Así como se tiende a ver cultura por todas partes – "cultura de la violencia", "narco-cultura", "cultura del no pago"… -, parece que todo está dotado de identidad, desde la "ciudadanía" abstracta hasta los parques públicos.

En las ciencias sociales, el recurso cada vez más frecuente al concepto de identidad se explica porque se trata de un concepto necesario. Por ejemplo, sin el concepto de identidad no se podría explicar la menor interacción social, porque todo proceso de interacción implica, entre otras cosas, que los interlocutores implicados se reconozcan recíprocamente mediante la puesta en relieve de alguna dimensión pertinente de su identidad. Ejemplo un conferencista asume una identidad de rol: la de expositor, y el público está asumiendo una identidad de rol complementaria: la de colegas que participan como oyentes en una de las conferencias organizadas en el marco del foro. Y gracias al reconocimiento recíproco de nuestras respectivas identidades de rol podemos establecer una interacción fructífera y llena de sentido entre nosotros. Este ejemplo banal nos está indicando que no es posible pensar siquiera la sociedad sin el concepto de identidad, porque sin interacción social no hay sociedad.

La identidad se predica en sentido propio solamente de sujetos individuales dotados de conciencia, memoria y psicología propias, y sólo por analogía de los actores colectivos, como son los grupos, los movimientos sociales, los partidos políticos, la comunidad nacional y, en el caso urbano, los vecindarios, los barrios, los municipios y la ciudad en su conjunto.,

Por todo esto considero muy importante este análisis, la cual la identidad se predica en sentido propio solamente de los sujetos individuales dotados de conciencia, memoria y psicología propias, y sólo por analogía de los actores colectivos.

Lo anterior nos conduce a la reflexión igualmente fundamental, la teoría de la identidad se inscribe dentro de una teoría de los actores sociales. No es una casualidad que la teoría de la identidad haya surgido en el ámbito de las teorías de la acción, es decir, en el contexto de las familias de teorías que parten del postulado weberiano de la "acción dotada de sentido". En efecto, no puede existir "acciones con sentido" sin actores, y la identidad constituye precisamente uno de los parámetros que definen a estos últimos.

Actores Sociales

Todo actor ocupa siempre una o varias posiciones en la estructura social. Nadie puede escaparse de esto, porque ni los individuos ni los grupos están colgados de las nubes. Los actores son indisociables de las estructuras y siempre deben ser estudiados como "actores-insertos-en-sistemas dicen algunos sociólogos norteamericanos. En el espacio urbano, por ejemplo, no podemos ni siquiera concebir un actor que no esté situado en algún lugar de la estratificación urbana o de la estructura socio-profesional urbana. Y eso significa ocupar una posición en la estructura social.

Todo actor social está dotado de una identidad. Ésta es la imagen distintiva que tiene de sí mismo el actor social en relación con otros. Se trata, por lo tanto, de un atributo relacional y no de una "marca" o de una especie de placa que cada quien lleva colgado del cuello.

En estrecha relación con su identidad, todo actor social tiene también un proyecto, es decir, algún prospecto para el futuro, alguna forma de anticipación del porvenir. Un mismo actor social puede tener múltiples proyectos, algunos son "proyectos de vida cotidiana" (por ejemplo, ir al cine el próximo fin de semana); otros, en cambio, son "proyectos de sociedad" (proyectos políticos, proyectos de desarrollo urbano). El proyecto (personal o colectivo) está muy ligado con la percepción de nuestra identidad, porque deriva de la imagen que tenemos de nosotros mismos y, por ende, de nuestras aspiraciones.

Todo actor social se encuentra en constante proceso de socialización y aprendizaje, lo cual quiere decir que está haciéndose siempre y nunca termina de configurarse definitivamente. Es la experiencia que tenemos nosotros los humanos, pues nunca acabamos de aprender. Siempre tenemos que estar al día y mantenernos al corriente de lo que se está produciendo a diario. Uno nunca puede decir: "bueno, ya me recibí, tengo mi título de doctorado y hasta de posdoctorado, y por lo tanto ya no necesito leer o estudiar más".

En otras palabras, podemos ver que la teoría de la identidad se cruza necesariamente con la teoría de los actores sociales.

Identidades individuales

Como acabamos de señalar, la identidad es siempre la identidad de determinados actores sociales que en sentido propio sólo son los actores individuales, ya que estos últimos son los únicos que poseen conciencia, memoria y psicología propias. Pero ello no obsta a que el concepto de identidad se aplique también, analógicamente, a grupos y colectivos carentes de conciencia propia porque constituyen más bien "sistemas de acción".

Para ambos casos, el concepto de identidad implica por lo menos los siguientes elementos: (1) la permanencia en el tiempo de un sujeto de acción (2) concebido como una unidad con límites (3) que lo distinguen de todos los demás sujetos, (4) aunque también se requiere el reconocimiento de estos últimos.

Por lo tanto, el problema de la identidad puede ser abordado a escala de los individuos o a escala de los grupos u otros colectivos. Se trata de puntos de vista diferentes que toda investigación debe tomar en cuenta so pena de caer en confusiones lamentables. Comencemos por las identidades individuales

En la escala individual, la identidad puede ser definida como un proceso subjetivo y frecuentemente auto-reflexivo por el que los sujetos individuales definen sus diferencias con respecto a otros sujetos mediante la auto-asignación de un repertorio de atributos culturales generalmente valorizados y relativamente estables en el tiempo.

Pero debe añadirse de inmediato, como señale más arriba y remacharemos después, una precisión capital: la auto-identificación del sujeto del modo susodicho requiere ser reconocida por los demás sujetos con quienes interactúa para que exista social y públicamente. Por eso decimos que la identidad del individuo no es simplemente numérica, sino también una identidad cualitativa que se forma, se mantiene y se manifiesta en los procesos de interacción y comunicación social (Habermas, 1987: Vol. II: p. 145)

Desarrollare brevemente las implicaciones de la definición inicial. Si aceptamos que la identidad de un sujeto se caracteriza ante todo por la voluntad de distinción, demarcación y autonomía con respecto a otros sujetos, se plantea naturalmente la cuestión de cuáles son los atributos diacríticos a los que dicho sujeto apela para fundamentar esa voluntad. Diremos que se trata de una doble serie de atributos distintivos, todos ellos de naturaleza cultural:

1) Atributos de pertenencia social que implican la identificación del individuo con diferentes categorías, grupos y colectivos sociales;

2) Atributos particularizantes que determinan la unicidad idiosincrásica del sujeto en cuestión.

Por lo tanto, la identidad de una persona contiene elementos de lo "socialmente compartido", resultante de la pertenencia a grupos y otros colectivos, y de lo "individualmente único". Los elementos colectivos destacan las semejanzas, mientras que los individuales enfatizan las diferencias, pero ambos se conjuntan para constituir la identidad única, aunque multidimensional, del sujeto individual.

Por lo que toca a la primera serie de atributos, la identidad de un individuo se define principalmente por el conjunto de sus pertenencias sociales. G. Simmel ilustra este aserto del siguiente modo:

"El hombre moderno pertenece en primera instancia a la familia de sus progenitores; luego, a la fundada por él mismo, y por lo tanto, también a la de su mujer; por último, a su profesión, que ya de por sí lo inserta frecuentemente en numerosos círculos de intereses; además, tiene conciencia de ser ciudadano de un Estado y de pertenecer a un determinado estrato social. Por otra parte, puede ser oficial de reserva, pertenecer a un par de asociaciones y poseer relaciones sociales conectadas, a su vez, con los más variados círculos sociales…" (Citado por Pollini, 1987: p. 32).

Vale la pena subrayar esta contribución específicamente sociológica a la teoría de la identidad, según la cual las pertenencias sociales constituyen, paradójicamente, un componente esencial de las identidades individuales. Más aún, según la obra de Simmel, la multiplicación de los círculos de pertenencia, lejos de diluir la identidad individual, más bien la fortalece y circunscribe con mayor precisión, ya que "cuanto más se acrecienta su número, resulta menos probable que otras personas exhiban la misma combinación de grupos y que los numerosos círculos de pertenencia se entrecrucen una vez más en un solo punto" (citado por Pollini, ibid., p. 33)

¿Pero cuáles son, concretamente, esas categorías o grupos de pertenencia? Según los sociólogos, los más importantes – aunque no los únicos – serían la clase social, la etnicidad, las colectividades territorialidades (localidad, región, nación), los grupos de edad y el género. Tales serían las principales fuentes que alimentan la identidad personal. Los sociólogos también añaden que, según los diferentes contextos, algunas de estas pertenencias pueden tener mayor relieve y visibilidad que otras. Así, por ejemplo, para un indígena mexicano su pertenencia étnica – frecuentemente delatada por el color de su piel – es más importante que su estatuto de clase, aunque objetivamente también forme parte de las clases subalternas.

Cabe añadir todavía que, ya según los clásicos, la pertenencia social implica compartir, aunque sea parcialmente, los modelos culturales (de tipo simbólico-expresivo) de los grupos o colectivos en cuestión. No se pertenece a la Iglesia católica, ni se es reconocido como miembro de la misma, si no se comparte en mayor o menor grado sus dogmas, su credo y sus prácticas rituales. Esta observación adicional nos permite precisar en qué sentido la cultura interviene como nutriente de la identidad: no, por cierto, en términos generales y abstractos, sino en cuanto se condensa en forma de "mundos concretos y relativamente delimitados de creencias y prácticas" propias de nuestros grupos de pertenencia, como es el caso de la Iglesia católica en el ejemplo interior. (Sewell, Jr., 1999: p .52).

Veamos otros atributos: los que se llaman "atributos particularizantes". Éstos son múltiples, variados y también cambiantes según los diferentes contextos, por lo que la enumeración que sigue debe considerarse abierta, y no definitiva y estable.

Las personas también se identifican y se distinguen de los demás, entre otras cosas: (1) por atributos que podríamos llamar "caracterológicos"; (2) por su "estilo de vida" reflejado principalmente en sus hábitos de consumo; (3) por su red personal de "relaciones íntimas" (4) por el conjunto de "objetos entrañables" que poseen; y (5) por su biografía personal incanjeable.

Los atributos caracterológicos son un conjunto de características tales como "disposiciones, hábitos, tendencias, actitudes y capacidades, a los que se añade lo relativo a la imagen del propio cuerpo" (Lipiansky, 1992: p. 122). Algunos de estos atributos tienen un significado preferentemente individual (inteligente, perseverante, imaginativo), mientras que otros tienen un significado relacional (tolerante, amable, comunicativo, sentimental).

Los estilos de vida se relacionan con las preferencias personales en materia de consumo. El presupuesto subyacente es el de que la enorme variedad y multiplicidad de productos promovidos por la publicidad y el marketing permiten a los individuos elegir dentro de una amplia oferta de estilos de vida. Por ejemplo, se puede elegir un "estilo ecológico" de vida, que se reflejará en el consumo de alimentos (no consumir productos con componentes transgénicos) y en el comportamiento frente a la naturaleza (por ejemplo, valorización del ruralismo, defensa de la biodiversidad, lucha contra la contaminación ambiental). La teoría es la que los estilos de vida constituyen sistemas de signos que nos dicen algo acerca de la identidad de las personas. Son "indicios de identidad".

Una contribución de Edgar Morin (2001: p. 69) destaca la importancia de la red personal de relaciones íntimas (parientes cercanos, amigos, camaradas de generación, novias y novios, etc.) como operadora de diferenciación. En efecto, cada quien tiende a formar en rededor un círculo reducido de personas entrañables, cada una de las cuales funciona como "alter ego" (otro yo), es decir, como extensión y "doble" de uno mismo, y cuya desaparición (por alejamiento o muerte) se sentiría como una herida, como una mutilación, como una incompletud dolorosa. La ausencia de este círculo íntimo generaría en las personas el sentimiento de una soledad insoportable.

No deja de tener cierta analogía con el punto anterior otro rasgo diferenciador propuesto por el sociólogo chileno Jorge Larraín (2000: 25): el apego afectivo a cierto conjunto de objetos materiales que forman parte de nuestras posesiones: nuestro propio cuerpo, nuestra casa, un automóvil, un perro, un repertorio musical, unos poemas, un retrato, un paisaje.

"Está claro que entre lo que un hombre llama mí y lo que simplemente llama mío la línea divisoria es difícil de trazar. En el sentido más amplio posible el sí mismo de un hombre es la suma total de todo lo que él puede llamar suyo, no sólo su cuerpo y sus poderes psíquicos, sino sus ropas y su casa, su mujer y sus niños, sus ancestros y amigos, su reputación y trabajos, su tierra y sus caballos, su yate y su cuenta bancaria" (citado por Larraín, 2001: 26).

En una dimensión más profunda, lo que más nos particulariza y distingue es nuestra propia biografía incanjeable, relatada en forma de "historia de vida". Es lo que Pizzorno (1989: p.318) denomina identidad biográfica y Lipiansky (1992: p.121) identidad íntima. Esta dimensión de la identidad también requiere como marco el intercambio interpersonal. En efecto, en ciertos casos éste progresa poco a poco a partir de ámbitos superficiales hacia capas más profundas de la personalidad de los actores individuales, hasta llegar al nivel de las llamadas "relaciones íntimas", de las que las "relaciones amorosas" constituyen un caso particular (Brehm, 1984: p. 169). Es precisamente en este nivel de intimidad donde suele producirse la llamada "auto-revelación" recíproca (entre conocidos, camaradas, amigos o amantes), por la que al requerimiento de un conocimiento más profundo ("dime quién eres: no conozco tu pasado") se responde con una narrativa autobiográfica de tono confidencial (self-narration).

Para terminar este apartado según las teorías las cuales la auto identificación del sujeto tiene que ser reconocida por los demás sujetos con quienes interactúa para que exista social y públicamente, porque, como dice Bourdieu: "el mundo social es también representación y voluntad, y existir socialmente también quiere decir ser percibido, y por cierto ser percibido como distinto" (1982: p.142). En términos interaccionistas diríamos que nuestra identidad es una "identidad de espejo" (looking glass self:), es decir, que ella resulta de cómo nos vemos y cómo nos ven los demás. Este proceso no es estático sino dinámico y cambiante.

El fenómeno del reconocimiento (la Anerkennung de Hegel) es la operación fundamental en la constitución de las identidades. En buena parte – dice Pizzorno – nuestra identidad es definida por otros, en particular por aquellos que se arrogan el poder de otorgar reconocimientos "legítimos" desde una posición dominante. "En los años treinta lo importante era cómo las instituciones alemanas definían a los judíos, y no cómo éstos se definían a sí mismos" (Pizzorno, 2000: 205)

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