Los nuevos pobres, de los países ricos II (un relato trágico de la crisis) (página 7)
Enviado por Ricardo Lomoro
Con la inminencia de las elecciones de 2013 y los vecinos europeos quejándose por los desequilibrios comerciales, los líderes de Alemania, han puesto el asunto de los bajos salarios en su agenda. La canciller Merkel tiene previsto introducir un salario mínimo para los sectores que aún no tienen uno y el ministro de Trabajo, Ursula von der Leyen, prevé lanzar una campaña para que los trabajadores temporales se les pague tanto como a los de plantilla.
"El hecho de que tengamos un gobierno conservador que está discutiendo el establecimiento de un salario mínimo, es un hecho que dice algo", señaló Enzo Weber, del Instituto alemán para la Investigación de Empleo (IAB). "Cualquiera que sea el gobierno que venga a continuación, las medidas que aplique para hacer más flexible el mercado laboral no irán al mismo ritmo. Hemos llegado a un punto crítico y no creo que vaya a ir más allá". Ekkehard Ernst de la OIT considera que Alemania sólo puede esperar que otros países europeos no emulen sus políticas salariales deflacionarias, ya que la demanda caerá: "Si todo el mundo hace lo mismo, no habrá nadie a la izquierda de la exportación".
Apadrinemos un niño de la Unión Europea
Fuente: (BBCMundo.com – 20/2/12)
Los unos y los otros (tópicos, mentiras y cintas de video)
"La crisis de la eurozona ha mostrado las divisiones que existen en la familia europea y Grecia en particular ha sido frecuentemente víctima de las críticas. La acusación más frecuente es que los griegos han estado viviendo por encima de sus posibilidades. Pero las estadísticas muestran una sorprendente historia y sugieren que si el país perdió el rumbo no fue debido a su haraganería"… ¿Son los griegos los que más trabajan en Europa? BBCMundo – 27/2/12)
De hecho, si miramos al promedio anual de horas trabajadas por cada trabajador, los griegos aparecen como muy trabajadores. Las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestran que el trabajador griego promedio trabaja 2.017 horas al año, más que el de cualquier otro país europeo. Y de los 34 miembros de la OCDE, sólo está dos lugares por detrás del líder, que es Corea del Sur.
Por otro lado, el trabajador promedio alemán -normalmente considerado como la máxima expresión de la dedicación al trabajo- sólo llega a 1.408 horas en el año. Alemania ocupa el puesto 33 sobre 34 en la lista de la OCDE (24 de 25 si sólo tenemos en cuenta a los europeos). Y sólo hay otro miembro de la OCDE cuyos trabajadores trabajan menos horas: los Países Bajos, con 1.377.
Así, resulta que en Grecia un trabajador promedio pasa trabajando un 40% más de tiempo que sus similares en Alemania.
Los que más y los que menos en Europa
Más horas trabajadas | Más productivo | Menos horas trabajadas | Menos productivo | |||||||||||||||||||||||||||
1 | Grecia | Luxemburgo | Países Bajos | Polonia | ||||||||||||||||||||||||||
2 | Hungría | Noruega | Alemania | Hungría | ||||||||||||||||||||||||||
3 | Polonia | Irlanda | Noruega | Turquía | ||||||||||||||||||||||||||
4 | Estonia | Bélgica | Francia | Estonia | ||||||||||||||||||||||||||
5 | Turquía | Países Bajos | Dinamarca | República Checa | ||||||||||||||||||||||||||
6 | República Checa | Francia | Irlanda | Portugal | ||||||||||||||||||||||||||
7 | Italia | Alemania | Bélgica | Eslovaquia | ||||||||||||||||||||||||||
8 | Eslovaquia | Dinamarca | Austria | Grecia | ||||||||||||||||||||||||||
9 | Portugal | Suecia | Luxemburgo | Eslovenia | ||||||||||||||||||||||||||
10 | Islandia | Austria | Suecia | Islandia | ||||||||||||||||||||||||||
Fuente: OCDE |
Como los dos mercados laborales están estructurados en forma diferente, es realmente difícil compararlos. Sin embargo, si tenemos en cuenta estos factores y quitamos a los trabajadores a tiempo parcial y los autónomos y miramos sólo a los trabajadores asalariados a tiempo completo, los griegos siguen trabajando casi un 10% de horas que los alemanes. Esto es porque los alemanes se toman por vacaciones, enfermedad y maternidad en promedio cuatro semanas más que los griegos.
Un aspecto a considerar, sin embargo, es que hasta aquí nos hemos estamos enfocando en aquellos que están empleados. Pero sólo el 60% de los griegos en edad de trabajar tienen trabajo comparado con un 72% en Alemania.
Se podría pensar, entonces, que si miramos al número promedio de horas trabajadas por todos aquellos en edad de trabajar -dividendo el número total de horas trabajadas por la población activa- Alemania pasaría a liderar las posiciones. Pero no. Aun así, Grecia le gana a Alemania. ¿Por qué es entonces que Grecia necesita ser rescatada por Alemania? Es una pregunta complicada.
Cameron: solo nos interesan los inmigrantes… ¿ricos?
"Solo los inmigrantes no comunitarios con un sueldo de al menos 35.000 libras (42.000 euros) anuales podrán acceder a la residencia permanente en el Reino Unido, según una nueva normativa anunciada hoy por el Gobierno británico"… Los inmigrantes que cobren menos de 42.000 euros tendrán que irse del Reino Unido (Gaceta.es – 29/2/12)
De esta manera, el Ejecutivo de David Cameron quiere reducir de 60.000 a 20.000 el número de inmigrantes y sus familias de fuera de la Unión Europea (UE) que se establecen cada año de forma permanente en este país tras cinco años de haber trabajado en él.
Con los cambios en la legislación, que entrarán en vigor en abril de 2016, los inmigrantes no comunitarios cuyo sueldo sea inferior a esa cantidad tendrán que abandonar el Reino Unido después de cinco años.
"En el futuro, ejerceremos más control para asegurarnos de que solo se quedan los mejores y más inteligentes", dijo hoy la ministra del Interior, Theresa May, en una declaración escrita al Parlamento.
El umbral de 35.000 libras se podrá eludir en el caso de sectores económicos donde haya "escasez de gente cualificada" y tampoco se aplicará a científicos y estudiantes de doctorado, indicó.
También se restringirá la entrada de trabajadores domésticos a aquellos que viajen con sus jefes, como en el caso de diplomáticos o empresarios que estén temporalmente en el Reino Unido, y estos no podrán cambiar de empleo ni solicitar la residencia.
En cuanto a los estudiantes, que conforman un gran porcentaje entre los inmigrantes, solo podrán quedarse aquí tras licenciarse si consiguen un trabajo pagado con un mínimo de 20.000 libras (23.800 euros) anuales.
Esta es la primera vez que el Reino Unido fija un criterio económico para decidir sobre el permiso de residencia, que hasta ahora se concedía si los interesados, a menudo con familia e hijos, demostraban que habían arraigado en el país.
El objetivo del Gobierno de coalición conservador-liberaldemócrata es reducir la inmigración neta anual del nivel actual de unas 250.000 personas a menos de 100.000 para 2015, lo que ha sido cuestionado desde sectores políticos y empresariales por el efecto que puede tener en la economía.
El "milagro" alemán no llega al 23% de sus ciudadanos (ni siquiera son mileuristas)
"El lumpenproletariat renace en Alemania. El 23 por ciento de los ciudadanos de este país cobra sueldos bajos, tan bajos que no llegan a mileuristas. Según un estudio de la Universidad de Duisburg-Essen, ocho millones de personas cobran menos de 9,15 euros brutos por hora. 4,1 millones menos de 7 euros, 2,5 millones menos de seis y 1,4 millones menos de cinco euros la hora trabajada. Curiosamente, los salarios miserables han aumentado más en los Länder occidentales, los más ricos, (un 68 por ciento) que en los orientales (la antigua RDA) en los últimos quince años"… El 23% de los alemanes cobra sueldos tan bajos que no llegan a mileuristas (El Confidencial – 15/3/12)
Estas son las consecuencias de la reforma laboral que entró en vigor en el año 2005 y de la negativa oficial a introducir un salario mínimo profesional. Y demuestran que, en contra de lo que se afirma en España, en la República Federal se crean puestos de trabajo, sí, y la tasa de paro es de un 6,7 por ciento, pero se crea sobre todo empleo de baja calidad, con sueldos bajos o muy bajos, trabajos temporales o trabajos mercenarios y precarios proporcionados por agencias de colocación o intermediarios, sin ninguna garantía de futuro. Así cualquiera puede ser competitivo en Europa, chinos aparte.
Casi al mismo tiempo los alemanes han sido informados de los sueldos de los grandes ejecutivos de este país en el año 2011: Martin Winterkorn, el jefe de la Volkswagen, ganó 16,6 millones de euros; Peter Löscher, el jefe de Siemens, 8,7 millones. Dieter Zetsche, de Daimler, otros 8,7 millones. Grandes empresas, grandes sueldos. Nada comparable con el salario de la canciller Merkel, 196.000 euros anuales. O los casi 200.000 euros anuales de pensión vitalicia asignados al dimitido presidente federal Christian Wulff, imputado por corrupción. 200.000 euros por apenas dos años en el cargo.
La gente empieza a estar harta de esas enormes diferencias, de esta sociedad tan injusta y moralmente tan cuestionable que está viendo nacer. ¿Por qué no una pensión vitalicia y generosa también para médicos, enfermeras, bomberos, maestros, profesores, etc.? ¿Por qué se niegan subidas salariales de un 5,8 por ciento a los empleados públicos, ahora que la economía va bien, cuando, con la inflación, sus salarios apenas han subido en los últimos años? El sociólogo Wilhem Heitmeyer ha hecho un estudio a lo largo de los últimos diez años sobre el estado psicológico de los alemanes y ha llegado, entre otras, a esta conclusión: el 58 por ciento cree que la sociedad se ha hecho más injusta y menos solidaria.
A pesar de la propaganda oficial y de lo que se cree en el extranjero, los alemanes experimentan un creciente malestar ante este nuevo mundo, en el que sólo las élites políticas y económicas, encapsuladas en sus propios círculos, parecen disfrutar de privilegios y de un futuro asegurado. Nadie puede descartar que todo este fondo de malestar y de disgusto se pueda transformar un día en violencia.
La sociedad alemana, cualquier sociedad, no puede crecer sana si los valores dominantes son la codicia, el egoísmo y los principios -tan españoles, por otra parte- del "sálvese quien pueda" y "el que venga detrás, que arree". El país más rico de Europa no puede estar orgulloso de la reaparición del lumpenproletariat al que se refirieron Marx y Engels. Y de que sus clases medias se sientan cada vez más inseguras. Ese lumpenproletariat, ya lo advirtió Karl Marx, puede ser la carne de cañón perfecta para los reaccionarios y los populistas de todo tipo. No sólo el lumpenproletariat está de regreso, también los caudillos con sus soluciones simplonas…Tiembla Europa.
"Las cenizas de Angela": sociedades injustas, que se pueden volver violentas
"Alemania cuenta con un envidiable 7,4% de paro, según datos de la Agencia Federal de Trabajo del último mes de febrero. Sin embargo, un estudio del Instituto para el Trabajo y la Cualificación de la universidad de Duisburg-Essen alerta sobre las carencias del sistema laboral alemán. Alrededor de ocho millones de personas, lo que equivale a uno de cada cuatro trabajadores, cobra menos de 9,15 euros brutos por hora. El estudio calcula que el salario medio en Alemania se sitúa en los 13,73 euros por hora"… Uno de cada cuatro alemanes cobra menos de 9,15 euros brutos por hora (El Economista – 16/3/12)
El periódico alemán Süddeutsche Zeitung publicó el 15/3/12 las cifras del estudio en un artículo en el que muestra las "sombras" del "milagro" del sistema laboral alemán y en el que se plantea si sólo se trata de una "quimera".
Entre los años 1995 y 2012 se registró un aumento de 2,3 millones de empleados que recibieron un salario mínimo. El estudio también alerta de que 1,4 millones de empleados en Alemania no llegan a ganar cinco euros por hora trabajada. La mitad de los trabajadores que reciben esta remuneración trabaja a jornada completa.
Las diferencias entre el este y del oeste de Alemania aún están presentes, incluso más de veinte años después de la reunificación. En 2010, la media de los salarios más bajos se situó en 6,68 euros en el Oeste del país, y en 6,52 euros en las partes de la antigua República Democrática Alemana.
El estudio alerta además de la situación precaria en la que se encuentran los empleados de los llamados minijobs (mini trabajos), por los que un empleado recibe un sueldo base de 400 euros mensuales, sin tener que restarle impuestos.
Hasta 7,4 millones de personas, especialmente mujeres, tienen un minijob en Alemania. Estos puestos de trabajo se crearon para personas que querían ampliar los ingresos de una pensión, jóvenes estudiantes o para gente que ya recibía un subsidio social.
Los europeos y la emigración laboral (buscarse la vida lejos de su casa)
"Según un estudio del Eurobarómetro realizado en 2005, poco antes del estallido de la crisis, casi un 30% de los españoles con trabajo nunca había cambiado de empleador. Sólo los países del este y el sur de Europa presentan porcentajes superiores, con Malta y Grecia por encima del 40%. En el lado contrario, las economías más dinámicas y avanzadas, como Dinamarca, Reino Unido o Suecia, estaban por debajo del 10%: es decir, en estos países, casi todo el mundo ha estado en más de una empresa a lo largo de su vida laboral"… ¿Por qué los españoles no se quieren mover de casa? (Libertad Digital – 23/3/12)
Otro dato significativo es que en 2006 España era el cuarto socio con menos nacionales viviendo en otros países de la UE: el 0,7%. Sólo Grecia, Hungría y Austria le superan. Esta cifra está influida por cuestiones geográficas o históricas: por ejemplo, Luxemburgo, un país muy pequeño, e Irlanda, con muchos lazos con el Reino Unido, están en los primeros puestos. Aun así, no deja de ser significativo que Alemania, Holanda o Francia tengan casi el doble (en porcentaje) de ciudadanos que trabajan en alguno de sus vecinos comunitarios.
Porque, además, el problema no es sólo de movilidad hacia el extranjero. Como puede verse en el siguiente gráfico, tanto en lo que hace referencia a desplazamientos a otras provincias dentro del mismo estado, como a otros países de la UE, como a lugares extracomunitarios, España permanecía en 2005 como uno de los miembros con menor movilidad. Sólo los países del este de Europa, Portugal o Italia presentaban números más bajos. De esta manera, mientras que más de un 40% de suecos o daneses vivían fuera de su región de origen (y en un porcentaje elevado, en otro país) menos de un 15% de los españoles puede decir lo mismo.
Las cifras anteriores se refieren al pasado, pero según una encuesta del Eurobarómetro realizada a finales de 2009, con la crisis ya muy avanzada, refleja una actitud similar hacia el futuro. Los españoles también están entre los europeos con menos ganas de su país en busca de trabajo. Así, sólo el 12% de los hispanos declaran tener previsto salir a por un empleo más allá de sus fronteras en algún momento de su vida laboral. Enfrente, numerosos daneses (51%), estonios (38%) o suecos (37%) sí afirman que está en sus planes un gran cambio de aires.
En este mismo estudio se preguntaba a los encuestados si creían que tendrían buenas opciones de encontrar un empleo mejor en el extranjero. Curiosamente, un 44% de los españoles decía que "SÍ", un porcentaje por encima de la media de la UE-27. Sin embargo, sólo el 18% de los que habían contestado afirmativamente, decía tener intención de salir del país. Es decir, muchos españoles piensan que laboralmente les podría ir mejor fuera de su país, pero muy pocos probarán suerte. Sólo italianos, checos y griegos tienen menos espíritu aventurero (ver gráfico debajo). Mientras, apenas el 19% de los daneses creía que podría encontrar un trabajo mejor en el extranjero; pero el 64% de los que así pensaba se declaraba dispuesto a intentarlo.
La foto que sale de todo lo visto hasta ahora nos muestra un país en el que existe poca movilidad laboral: entre empresas, entre provincias y, por supuesto, con otros estados. Curiosamente, en la misma encuesta del Eurobarómetro, se muestra que España es la cuarta opción más escogida a la pregunta de "¿Dónde le gustaría trabajar si tuviera que dejar su país?". Sólo EEUU, Reino Unido y Australia están por delante. Es posible que los españoles ya hayan descubierto las bondades de su tierra. Quizás por eso les cueste tanto dejarla.
Reino Unido: entre la "privatización" y el "olvido"
"Los cinco días de disturbios en Londres y otras ciudades británicas en agosto de 2011 tuvieron sus raíces, entre otros factores, en la pobreza, la desmotivación, la falta de oportunidades y la ausencia de un entorno familiar sano"… Estudio sobre los motines británicos encuentra "500.000 familias olvidadas" (BBCMundo – 28/3/12)
Así lo constató el Panel de Comunidades y Víctimas de los Disturbios, un grupo de expertos establecido tras las revueltas de agosto del año 2011 para investigar sus causas, que además lanzó una advertencia sobre la mala influencia de la publicidad excesiva sobre los jóvenes. Según el informe del Panel, 500.000 familias permanecen en el desamparo y el olvido del sistema social del Reino Unido.
La falta de cuidado de los padres, la incapacidad del sistema judicial para evitar la reincidencia y la escasa confianza en la policía son algunas de las causas que se señalan para explicar el estallido de violencia que extendió el caos por las calles británicas durante unos días.
En las revueltas hubo un total de cinco víctimas mortales y se cree que hasta 15.000 personas participaron en las protestas. La mecha que prendió la violencia fue la muerte de Mark Duggan en el barrio londinense de Tottenham el 4 de agosto de 2011 por un disparo de la policía, que intentaba arrestarlo.
En un primer informe, el Panel señaló que las primeras revueltas surgieron por el manejo que hizo la policía de la muerte de Duggan. Ahora, los investigadores van más allá y apuntan a causas profundas para explicar la crisis: "Las familias no reciben el apoyo que necesitan".
El portavoz y presidente del panel, Darra Singh, subrayó que "tenemos que involucrar a todo el mundo en la sociedad. Hay gente que se está agolpando en el fondo, personas incapaces de cambiar sus vidas. "Cuando la gente siente que no tiene un motivo para mantenerse al margen de líos, las consecuencias para las comunidades pueden ser devastadoras". "Las causas de los disturbios fueron complejas y no hay una cosa única que pueda evitar que ocurran de nuevo".
Los investigadores que forman el Panel realizaron entrevistas en distintas comunidades británicas afectadas por el desempleo y la criminalidad juvenil. Gran parte de los entrevistados achacan las revueltas a los malos cuidados de los padres.
"Hay jóvenes en las calles de Salford, Manchester, Birmingham y más allá que les dirán que el desempleo es una trampa de la que no pueden escapar". "Sin embargo, hay gente en esos barrios que insisten en que esos mismos jóvenes no hacen lo suficiente para ayudarse a sí mismos", sostiene el periodista de la BBC, Chris Buckler, en una observación que muestra la complejidad de esta cuestión.
En un intento por prevenir futuros conflictos, desde el Panel se hace un llamado al sistema de justicia penal para que no sólo se castigue a aquellos que cometan un delito sino para que se combata la reincidencia.
El Panel recomienda que las escuelas que fracasen en el intento de mejorar las tasas de alfabetización de los alumnos de acuerdo a los estándares mínimos paguen una penalización. Los centros educativos tienen que demostrar cómo están construyendo la personalidad de los alumnos y ser capaces de ofrecer consejo profesional o académico a cada niño y adolescente.
Recomendaciones del Panel
•Las autoridades locales deberían seguir con atención a aquellos jóvenes que, a partir de los 11 años, estén en riesgo de estar desempleados
•El gobierno debe nombrar a un "mediador independiente" que modere un diálogo entre las grandes marcas y el gobierno sobre cómo proteger a los menores de una publicidad excesiva
•Los jóvenes delincuentes deben tener un mentor cuando terminen sus sentencias de cárcel
•Los servicios policiales deberían hacer más para desmitificar algunas cuestiones que afectan a la imagen que la gente tiene de la integridad de las autoridades, especialmente en temas como la muerte de hombres negros bajo custodia policial
•Los servicios policiales deben revisar sus procedimientos de denuncia
•También le exige al gobierno tener un papel más importante y "ofrecer una garantía de trabajo para todos los jóvenes que han estado desempleados durante dos o más años"
La pobreza y el desempleo no sorprenden a nadie como causas para explicar el descontento social. Un elemento sorprendente de esta investigación, es la responsabilidad que se atribuye a las marcas y la publicidad como factores desencadenantes de inestabilidad.
Así, el 85% de los encuestados por el Panel opinó que "la publicidad presiona a los jóvenes para que compren los últimos productos". Esto explicaría, en parte, las imágenes de jóvenes saqueando tiendas durante los disturbios y llevándose pantallas planas de televisión o lo último en tecnología.
En este sentido, el director de políticas de Children"s Society, Enver Solomon, dijo: "Sabemos por nuestro trabajo que hay una relación significativa entre la privación material de un niño y su satisfacción general con la vida".
Plaza Syntagma (Atenas): una metáfora en carne propia (el suicidio de Europa)
"Indignación y dolor en Grecia el día después de que un jubilado griego de 77 años se suicidara ante el Parlamento heleno, situado en la plaza Syntagma de Atenas. El jubilado quería se disparó en la cabeza después de gritar: "¡Tengo deudas, no puedo soportarlo más!" y "no quiero dejar mis deudas a mis hijos""… Conmoción en Grecia por el suicidio de un jubilado: "la austeridad mata" (El Economista – 5/4/12)
En una nota de suicidio hallada en un bolsillo de su abrigo, el hombre, un farmacéutico jubilado, culpaba a los políticos y a los problemas económicos de su decisión de quitarse la vida, según la policía.
El Gobierno "ha eliminado cualquier esperanza de que yo sobreviva y no puedo obtener justicia, no encuentro otra forma de lucha más que un final digno para no tener que empezar a rebuscar en la basura para conseguir comida". Y concluía: "Algún día, los jóvenes sin futuro tomarán las armas y colgarán a los traidores de este país en la Plaza Syntagma, al igual que hicieron los italianos con Mussolini en 1945".
Decenas de personas acudieron a la plaza para rendir homenaje al hombre. Una nota colocada en un árbol dice "Basta ya", y en otra se lee la pregunta "¿Quién será la próxima víctima?". Otras consignas similares abundan en el mensaje y culpaban al Gobierno: "La austeridad mata", "Fue un asesinato, no un suicidio", "La sangre fluye y busca venganza".
Los "indignados", que han estado protestando en las calles contra las medidas de austeridad aprobadas en Grecia por la presión ejercida por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, que han ofrecido dos rescates económicos al Estado griego, se manifestaron ayer por la tarde noche, provocando nuevos disturbios, una imagen habitual en los últimos años.
Uno de cada cinco griegos está desempleado y en la sociedad hay un sentimiento de humillación nacional que ha acompañado a los recortes en los salarios y las pensiones.
Costas Lourantos, presidente del sindicato de farmacéuticos de la región de Ática, donde se encuentra Atenas, señaló que recuerda que se reunió con el hombre hace varios años y le llamó la atención su dignidad. "Cuando gente digna como él llega a esa situación, alguien tiene que responder por ello", opinó Lourantos, que considera que hay un "instigador moral de este crimen", y es "el Gobierno, que ha llevado a la gente a esa situación de desesperación". Lourantos ha añadido que ha recibido una llamada anónima de una farmacéutica que le ha dicho que ella será la próxima que se suicide. "Estoy como loco tratando de descubrir quién era para poder evitarlo", ha explicado.
Los políticos -sobre todo los que se oponen a los rescates y los planes de ajuste- no pudieron menos que aprovechar el impacto: "Cuando la gente empieza a suicidarse en Sintagma, es el final, la cohesión social ha estallado", ha dicho Yorgos Karatzaferis, líder del ultra Laos (cuarta fuerza en el Parlamento). Antonis Samarás, previsible primer ministro tras las próximas elecciones, se declaró "devastado" por la noticia, mientras el líder socialista, Evánguelos Venizelos, argumentó que el suceso era tan monstruoso que "hacía irrelevante y vano cualquier comentario político". El primer ministro, Lukas Papademos, pidió a sus conciudadanos que "en estas horas críticas" extremen la vigilancia "para no desatender a aquellos que lo están pasando tan mal".
Si bien los suicidios han aumentado en un 40% desde el inicio de la crisis, según datos de junio de 2011 del Ministerio de Sanidad, nadie puede dar crédito a esta muerte en directo -en Grecia el suicidio sigue siendo un tabú-, aunque todos comprenden sus razones. "La gente está pasando hambre", decía una mujer, también jubilada, junto al lugar del suicidio; "conozco familias que no tienen dinero ni siquiera para comprar leche para sus hijos". Día tras día, los periódicos se hacen eco, brevemente y como de pasada, de decesos de "pequeños empresarios arruinados" que, casualmente -nunca se cita el suicidio como causa, siquiera como pista-, se caen por el balcón o por un barranco, o mueren "en un desdichado accidente" (amplia gama de posibilidades, de la sobredosis al corte de venas). La Iglesia ortodoxa sigue negándose a enterrar en sagrado a los suicidas, de ahí el velo de silencio que aún se cierne sobre estos hechos. Una censura que la muerte en directo de hoy podría quebrar.
La muerte de Christulas -separado, propietario de una farmacia que vendió a un colega en 1994 y afín al movimiento de los aganaktismeni (indignados)- ha puesto de relieve dos fenómenos cada vez más concatenados: la crisis económica y el incremento de las enfermedades mentales y los suicidios. En los primeros cinco meses de 2011, se suicidaron un 40% más de griegos que en el mismo periodo de 2010, según el Ministerio de Sanidad. Fuentes de la policía griega señalan que los casos documentados de suicidio -intentos incluidos- han sido 1.730 desde principios de 2009 hasta diciembre de 2011. Pero para el responsable de la ONG Klimaka, en declaraciones al diario Eleftheros Typos, el número simplemente se ha duplicado en el último año.
Los jubilados han visto reducidas sus pensiones un promedio del 15% desde que empezó la crisis, a comienzos de 2010; las superiores a 1.200 euros mensuales han sufrido una merma adicional del 20%. Con una pensión media de 550 euros, y un gasto en medicinas de 150 -el que se calcula puede verse obligado a desembolsar un pensionista con una enfermedad crónica, ahora que las subvenciones al gasto farmacéutico desaparecen-, la liquidez disponible para afrontar los gastos mínimos de manutención no alcanza: el litro de leche ronda los 1,5 euros; cuatro yogures, otro tanto; el IVA del gasóleo de calefacción se eleva ya al 18%, y la controvertida tasa inmobiliaria que aprobó el Gobierno en septiembre -otro recurso a la desesperada para hacer caja- encarece los recibos de la contribución (y deja sin luz en caso de impago).
Los jubilados son uno de los colectivos más afectados por la crisis. "Junto con los menores y los inmigrantes, son los beneficiarios naturales de nuestros programas de reparto de medicinas y alimentos", explicaba un portavoz de la ONG Médicos del Mundo-Grecia, que, junto con otras organizaciones y la Iglesia ortodoxa, apenas si consigue paliar los embates más descarnados de la crisis. "Hemos constatado numerosos casos de desnutrición entre ellos, producto de restricciones en la dieta o, directamente, de ayunos forzosos por falta de comida y de dinero para comprarla. Los pensionistas son asimismo los principales usuarios de nuestras clínicas callejeras, a las que hace solo dos años recurrían únicamente colectivos marginales, como drogadictos o prostitutas", concluía el portavoz.
Sus vecinos del barrio de Ambelokipi, zona residencial a unos pasos del centro, recuerdan a Dimitris Christulas como un hombre comprometido, en la órbita de la izquierda, que participaba en la asociación de vecinos, en el foro de los indignados y el movimiento Den Plirono (Yo no pago). Algunos aluden a hipotéticos problemas de salud como desencadenantes de la decisión; otros, a la suma de vejez, soledad y desesperanza. Horas antes de morir, Christulas pagó el alquiler del apartamento donde vivía, solo. Luego cogió el metro hasta Sintagma y se pegó un tiro, con una nota en el bolsillo animando a la lucha armada.
Los habitantes de las zonas desfavorecidas se sienten traicionados por los políticos
""April in Paris, chesnuts in blossom…" han cantado romántica y sensualmente Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong y tantos otros en uno de los más sublimes himnos a la ciudad del amor, que se tiene a sí misma por la más bella del mundo. Sexys y cálidas sensaciones sobre "abril en París, castaños en flor…" que ha comprado el universo mundo sobre la Ciudad de la Luz y que saltan por los aires justo en la periferia de la capital. En Clichy-sous-Bois, sin ir más lejos, la localidad deprimida foco de la insurrección popular del otoño de 2005 que durante tres semanas cortó el aliento a Francia y ofreció al orbe una imagen muy distinta a la de la armonía y el bienestar que la Francia de la libertad, la igualdad y la fraternidad gusta de presentar como singular etiqueta gloriosa"… Una bomba de relojería en la Francia de los barrios (El País – 18/4/12)
Seis años y medio han pasado desde entonces, la mayor revuelta vivida por el país desde mayo del 68, unas jornadas en las que por toda Francia resonó el "morralla" con que el estridente Nicolas Sarkozy, a la sazón ministro del Interior, etiquetó a los jóvenes sin oficio, beneficio ni expectativas que protagonizaron aquel espontáneo alzamiento popular sin líder ni programa que convirtió a barriadas de todo el país en una tea.
"No han cambiado mucho las cosas desde la revuelta social de 2005, excepción hecha de la renovación urbana. No se ha tratado del lado humano. Es intolerable dejar que problemas existentes desde hace décadas, con Gobiernos de izquierda y de derecha, se acumulen sin que se les dé respuesta", protesta Mohamed Mechmache, presidente y fundador de la asociación AC LeFeu, un afortunado nombre que fonéticamente suena como "Basta de fuego", lo que define los objetivos de la entidad, y que en realidad responde a la iniciales de Asociación Colectiva Libertad Igualdad Fraternidad Juntos Unidos.
La sede de AC LeFeu es un chaletito de fachada amarilla sobre cuya entrada exterior luce una pancarta: "Ministerio de la crisis de los barrios". "Lo hemos creado este años para se hable del asunto. Somos los indignados", señala Mechmache. La asociación y el ministerio están justo al lado del Chêne Pointu, el barrio en que estalló todo en octubre de 2005 como consecuencia de la muerte de dos adolescentes, Zyed, de 17 años, y Bouna, de 15, electrocutados en el transformador en que se habían refugiado huyendo de una persecución policial. El retrato de ambos recibe al visitante. "Aquí se les recuerda constantemente, con la idea de que su muerte no haya sido inútil", explica el presidente, un optimista de la voluntad.
Mechmache desgrana las calamidades del lado humano de la endémica crisis en Clichy-sous-Bois: "paro de más del 45% entre los jóvenes; gente sin vivienda y a la que no le llega para comer; creciente abandono escolar; cada vez mayores problemas sanitarios; cada vez menos acceso a la cultura". La asociación está movilizada en estas fechas electorales con un doble objetivo: lograr el máximo número de firmas para un memorial de agravios, con sus soluciones, que presentar a los candidatos (han hecho un Tour de Francia y dicen tener ya 75.000 firmas recogidas) y convencer a los vecinos de que este domingo y el próximo 6 de mayo, en la segunda y definitiva vuelta, acuda a las urnas.
En las anteriores presidenciales, las de 2007, de Sarkozy contra la socialista Segolène Royal, la abstención fue apenas del 15%, tasa sorprendentemente baja que conocedores del contexto atribuyen a la frustración popular de entonces: Clichy-sous-Bois y sus 30.000 habitantes quisieron responder al Sarkozy de la morralla.
El presidente no ha acudido en esta campaña a Clichy, aunque ha visitado alguna otra localidad de las inmediaciones, pero si lo ha hecho su principal rival, François Hollande. "Las heridas [de 2005] no han cicatrizado y no creo que la calma aparente que se percibe sea consecuencia de que se ha encontrado una solución", dijo el otro día el candidato socialista. Diagnóstico certero y palabras blandas que no inspiran a los potenciales electores, sumidos en el desinterés, la desesperanza y en el desprecio por los políticos "que hablan mucho y no hacen nada", según Ayse, un vecina de Chêne Pointu.
El Gobierno, que ha querido convertir a Clichy-sous-Bois en un escaparate de lo que hay que hacer en entornos urbanos difíciles, tiene ambiciosos planes de infraestructura para la localidad, más allá de la renovación urbana que supone derribar altos bloques de viviendas insalubres y realojar a los vecinos en otras de nueva construcción y cuatro plantas de límpido diseño. "Pero el metro y otras cosas son para dentro de muchos años, se habla de hasta 2023, y la gente tiene que comer hoy", apunta otra mujer, de origen antillano, que no quiere dar su nombre.
"Yo no voy a votar. No confío en nadie. Dentro de tres o cuatro años las cosas van a estar peor", comenta Ayse, de origen turco, divorciada de 34 años y con empleo fijo. "Voté en 2007 porque entonces tenía confianza, pero ya no". Ayse vive con sus padres en uno de los bloques a los que nunca parece llegar la prometida renovación. "Si empezara a hablar de los problemas que tenemos tendría hasta mañana. El primero es el de los ascensores". La familia vive en un octavo, al que a veces tampoco llega el agua caliente. "Mi madre no puede salir de casa, porque no puede subir tantas escaleras. Ha habido gente que se ha roto las piernas en las escaleras. Lo más importante son los ascensores, los ascensores", dice con obsesiva repetición. "Que pongan ascensores".
Y no es que no haya otros problemas en esos pisos alquilados a razón de 950 euros por dos dormitorios y un cuarto de estar y otros convertidos en pisos-patera por propietarios sin escrúpulos que hacinan en habitaciones a precio de oro a familias enteras. "Aquí hay muchos chicos jóvenes sin hacer nada. A veces se quedan en los portales y tenemos problemas hasta para entrar en casa", prosigue Ayse. "Antes quemaban los coches y nada más. Pero ahora destrozan pisos vacíos o roban en otros. Cada vez que salgo, tengo miedo de lo que me voy a encontrar cuando vuelva. Aquí puede volver a pasar cualquier cosa en cualquier momento".
"Esta ciudad está en ruinas", apunta Imen, la panadera del centro comercial, francesa de 20 años y raíces tunecinas que se cubre la cabeza con el velo islámico. No vive en Clichy-sous-Bois y lleva algo más de un año con el negocio. "Es impresionante. Todavía me sorprende la miseria. Aquí hay gente compra el pan a crédito. 80 céntimos la barra".
La panadera, vivaracha y muy despierta, lo tiene claro: "La política es una gran estafa". La del domingo sería su primera ocasión de votar, pero pasa de las urnas. "No voy a votar. Yo soy francesa, nacida, por cierto, en Neuilly-sur-Seine", la distinguida localidad junto al Sena parisino de la que Sarkozy fue alcalde, "y me siento francesa, pero la gente, Francia, no me ve como francesa por llevar el velo. Mi voto no cambiaría nada. Aquí se habla mucho de libertad, igualdad y fraternidad, pero son sólo palabras sin aplicación práctica".
Es la misma idea que tiene Christian, de piel color café, 39 años y padre de una cría pequeña, que espera en la peluquería y se define de clase media porque entre él y su mujer meten 3.000 euros todos los meses en casa. "No me interesa la política y me desagrada el espectáculo de los políticos. No voy a votar", dice quien sí lo hizo antes. "A mí la República no me beneficia en nada", se lamenta porque el nivel de renta, con la que vive de alquiler, le priva de ciertos beneficios. "Hay libertad, pero yo querría ver más igualdad. Y la gente es cada vez más egoísta".
"Holiday tables under the trees" cantan Ella Fitzgerald y Louis Armstrong en su versión del ideal abril parisino de enamorados y turistas con "mesitas en las terrazas bajo los árboles". Christian tiene otra letra y no está para músicas: "Aquí la gente anda preocupada con lo que va a pasar mañana: el trabajo, qué comer, qué será de los hijos".
Cada día un pequeño empresario y un trabajador se quitan la vida en Italia agobiados por las deudas y la falta de expectativa para superar las dificultades
"Si hay una palabra prohibida, esa es suicidio. Mucho más para las sociedades -como la italiana, como la española- que desde siglos han vivido a la sombra ética y estética de la religión. A pesar de que a los suicidas siempre se les negó un lugar en el cielo, en el camposanto y en los periódicos, los italianos se están quitando la vida por motivos económicos. A un ritmo de dos al día. Un pequeño empresario y un trabajador se sienten empujados diariamente a las vías del tren o a la horca por la desesperación que les provoca la crisis"… La crisis cercena vidas en Italia (El País – 21/4/12)
No se llega todavía al récord espantoso de los griegos -1.725 suicidios en los dos últimos años, pero la progresión es tan alarmante que hasta el primer ministro Mario Monti, tan católico, nombró al diablo por su nombre. "Todos los días luchamos para evitar caer en el dramático precipicio de Grecia, con tantos empleos perdidos y tantos suicidios", dijo. No hablaba, por una vez, de la dichosa prima de riesgo o del déficit de las cuentas públicas. Hablaba por fin del coste humano. De Vicenzo, de 28 años, o de Roberto, de 62, que se ahorcaron agobiados por las deudas. O de Mario, de 59, que huyó de la crisis pegándose un tiro en el pecho.
La situación es tan dramática que, una noche del mes de abril (2012), pequeños empresarios y trabajadores acudieron con velas al Panteón para exigir en silencio: "No más suicidios". Unas horas antes, el propio Monti había admitido públicamente que la crisis está imponiendo "un precio altísimo a las familias, a los jóvenes, a los trabajadores… A veces con experiencias que se cierran en la desesperación". En los últimos meses, raro es el día que los periódicos italianos no traen la noticia de un pequeño empresario que se arroja a las vías del tren, de un trabajador autónomo o de un desempleado que se ahorcan agobiados por las deudas y la falta de salida. Según Giuseppe Bortolussi, secretario general de Cgia di Mestre, una asociación de artesanos y pequeñas empresas, "para muchos de los que optan por quitarse la vida, el suicidio es un gesto de rebelión contra un sistema sordo e insensible que no acierta a entender la gravedad de la situación. Es un verdadero grito de alarma lanzado por quien ya no puede más".
Hay un dato que a Bortolussi se le antoja dramáticamente representativo. De los 23 suicidios de pequeños empresarios registrados desde principios de 2012, el 40% pertenece al Veneto, la región del noreste de Italia que siempre ha sido un motor de desarrollo económico basado en la pequeña y mediana empresa. Los llamados "suicidios económicos" están provocados por un cóctel fatal formado por los rezagos de la vieja Italia y la nueva crisis global. "La lentitud de la burocracia, la dificultad para tratar con bancos y administraciones", según se puso de manifiesto a la vera del Panteón, "se unen ahora a empresas endeudadas, pagos que se retrasan y jamás llegan… El pequeño empresario se ve abocado a despedir a personas con las que ha trabajado toda la vida, a verdaderos amigos, incluso a familiares… Intenta aguantar hasta que un día ya no puede resistirlo y…" Todo parece indicar que la situación seguirá agravándose. De ahí que al menos cinco asociaciones -desde Cáritas a organizaciones empresariales- ya hayan puesto en marcha servicios de ayuda psicológica a emprendedores y trabajadores en apuros. La más representativa, la que solo con el título lo dice todo, se creó el pasado lunes en Vigonza, en la provincia de Padua, a 25 kilómetros al oeste de Venecia. Su nombre: "Asociación de familiares de empresarios suicidados".
El horizonte es muy oscuro. Sobre la mesa se van agolpando informes, el uno más pesimista que el otro. En los últimos tres meses, 146.000 empresas italianas echaron el cierre. Y el temporal no ha pasado. Según la asociación de comerciantes, 2012 será el peor año de la crisis y, según el Gobierno, hasta 2013 no se quebrará la tendencia. Desde el punto de vista del consumo, no se estaba tan mal desde los años de la posguerra. La mitad de las familias, dicho por el propio Monti, tienen problemas para salir adelante. Si en junio de 2011, el 28% de los italianos aún conseguía ahorrar algo al mes, ahora solo es un 9%. El 87% ya ha recortado en la cesta del supermercado y ya hay más de un millón y medio de familia abocadas a la caridad. No sería extraño, por tanto, que los datos de suicidios que arroja el último estudio de Eures -el portal europeo de la movilidad profesional- se llegaran a agravar: durante 2010 se suicidaron 362 desempleados y 336 empresarios o autónomos. Y eso que, entonces, ni la economía estaba tan mal ni existía todavía en Italia una nueva clase de desheredados, esos que aquí llaman esodati.
Vincenzo Sgroi es uno de ellos. Su caso ilustra muy bien la angustia de muchas familias. Es uno de los 500 prejubilados de La Posta, el servicio de correos que también actúa como caja de ahorros. Aceptó renunciar a la indemnización de 70.000 euros que le ayudaría a llegar hasta la jubilación a cambio de que uno de sus hijos tuviera la oportunidad de colocarse, fijo, en la empresa pública. Un sistema muy discutido por los sindicatos, que lo consideran medieval. En tanto, fueron llegando la crisis primero y el Gobierno de Monti después. Vincenzo se encontró con que el puesto fijo de su hijo es solo a tiempo parcial -15 días trabajando y 15 en casa- y que el sueldo no llega a los 700 euros. Pero lo más grave es que la reforma de las pensiones puesta en marcha por el nuevo Gobierno le ha alejado el horizonte de la jubilación. Cuando aceptó la prejubilación, solo le quedaba un año para jubilarse; ahora le quedan cuatro… Toda la impotencia se refleja en su rostro, en su pregunta: "¡¿Qué hago yo ahora?!"
Él y otros 65.000 prejubilados -350.000 según los sindicatos- creían que habían llegado por fin a la orilla de la tranquilidad y ahora se encuentran a tres o cuatro años de la costa, en aguas más frías y más profundas que nunca, sin fuerzas para aprender a nadar, con la vida arruinada. Todo el sufrimiento que se reúne en las ojeras de Vincenzo, toda la sensación de haber sido estafado, se convierte en un factor de riesgo. Es el grito de Italia contra la crisis. Un grito dramático. El disparo de una escopeta puesta del revés. El silbido de un tren que se acerca en medio de la noche…
"A veces solo hay lechuga"… (crecimiento del 10% mensual en los comedores públicos)
"Los Países Bajos, hasta ahora una de las economías más estables de Europa acaba de ver la caída de su gobierno como consecuencia del peso de la crisis y de los recortes y se enfrenta a un aumento de personas que viven al límite"… La pobreza que puso en jaque a un gobierno (BBCMundo – 24/4/12)
El colapso del gobierno de Mark Rutte, que buscaba recortar US$ 21.000 millones para alcanzar el objetivo de déficit del 3% impuesto por la Unión Europea, es la cima de una pendiente de problemas que no sólo está afectando a la economía del país sino al día a día de muchos holandeses que luchan contra las dificultades derivadas de la crisis. Rutte renunció ante la falta de apoyo del ultraderechista Partido de la Libertad, que calificaba los recortes de desmesurados.
Pero, detrás de esta crisis política, las filas de desempleados y familias de escasos recursos crecen silenciosamente desde finales del año pasado. Según los comedores públicos de Ámsterdam, el número de personas que acude a pedir sus servicios creció en un 10% mensual en los últimos cinco meses. Ahora, más de 60.000 personas dependen de los comedores sociales en todo el país.
El hambre no es un concepto que se asocia con una de las economías más fuertes de Europa. Sin embargo, las medidas de austeridad adoptadas por el gobierno están teniendo un impacto social que muchos califican de dramático.
Los Países Bajos están en recesión y el desempleo afecta a un 6% de la población, el nivel más alto en seis años. Pero, a pesar de que esta cifra es baja en comparación de la de otros países de la eurozona -como España, donde supera el 20% o Francia, donde ronda el 10%-, uno de cada seis hogares tiene dificultades para cubrir los gastos de la compra semanal.
En uno de los cinco comedores públicos que tiene Ámsterdam, un grupo de voluntarios corre frenéticamente de un lado al otro organizando cajas con donaciones de alimentos. Es temprano y tienen que dejarlo todo listo antes de que el lugar se llene de gente.
Durante los últimos meses, el centro ha experimentado una afluencia de público sin precedentes. "La demanda ha ido creciendo durante un tiempo pero en los últimos meses se ha desbordado. Estamos atendiendo a unas 1.300 familias a la semana", comentó a la BBC Piet van Diepen, del Banco de Alimentos de Ámsterdam.
"Estamos viendo los efectos de la crisis. Estas personas no tienen trabajo, tienen poco dinero y muchas deudas. El gobierno además está reduciendo las prestaciones sociales, así que tienen que venir aquí", agrega van Diepen.
Petra es una de las primeras en entrar en la sala. Cargando dos grandes bolsas de compra explora el interior de las cajas. "Esta es una buena semana. Hay gran cantidad de galletas, frutas, verduras para los macarrones o los espaguetis, de manera que es maravilloso. A veces sólo hay lechuga", detalla a la BBC.
Petra lleva tres años acudiendo al banco de alimentos. "Gano € 50 a la semana. Con ese presupuesto es imposible alimentar a una familia. Si no fuera por las donaciones tendría que dedicarme a robar porque de lo contrario no comeríamos", detalla mientras llena de alimentos sus bolsas gastadas. "Hay mucha pobreza en Holanda, pero está escondida", señala.
A pocos kilómetros del banco de alimentos se encuentra uno de los bares de moda de Ámsterdam, Basis Bar. El lugar está repleto de comensales decididos a no dejar que la crisis económica altere sus agendas sociales. Al bar se puede llevar comida para calentar en hornos microondas de forma gratuita. Lo único que hay que pagar es la bebida.
Una pizza de mozzarella y rúcula da vueltas en el microondas detrás de la barra, mientras que Sophie saca de una bolsa la ensalada que compró en el supermercado. "Es demasiado caro comer fuera pero esto es genial porque no gastas mucho. La ensalada me costó € 5 cuando en un restaurante normal puede costar el doble o el triple", comenta.
Basis no fue diseñado específicamente para beneficiarse de la caída financiera, pero el propietario, Michiel Zwart, ha notado un aumento de la clientela. "La gente no tiene dinero extra para comer fuera. Lo que tratamos es que todavía se pueda salir con amigos sin tener que pagar un precio muy alto por la comida", explica a la BBC. "Hay gente que trae enormes ollas de sopa hechas en casa. Se calientan unos bocadillos en el horno y tienes una buena cena a un presupuesto muy bajo", agrega. El bar también permite que los clientes laven sus platos.
En el otro lado de la ciudad, Denise Dulcic, de 32 años de edad, cocina sin parar frente a una estufa caliente. Denise cocina más de lo que necesita para luego venderlo. "¿Salir a comer? Olvídate", exclama sonriendo.
Cuando el gobierno holandés redujo los fondos para la educación especial, Denise perdió su trabajo como psicóloga de niños y desde entonces no ha podido encontrar un puesto. "Ahora cocino para sobrevivir. Tengo experiencia y cualificación para otro tipo de trabajos pero no hay", detalla.
Denise se gana la vida con un sistema denominado Tweetje Mee (mesa para dos), que permite a muchos holandeses cocinar su comida y luego vender lo que sobra sin necesidad de tener un local o un restaurante. Ella combina la cocina con terapias pero admite que vive al día. "Es un muy difícil reunir el dinero para pagar el alquiler. La gente tiene miedo por la crisis. Me gusta cocinar pero ahora lo hago porque es mi única manera de sobrevivir", subraya.
La cara más desconocida de la debacle griega (los déficits que no objeta la Troika)
"La crisis ha disparado el abandono de niños en Grecia. Cada vez son más padres los que dejan a sus hijos a las puertas de una ONG infantil por no tener recursos para darles de comer"… Se dispara un 300% el abandono de niños en Grecia
Desde la ONG Children Grecia aseguran que jamás han visto nada parecido. En el último año han tenido 380 solicitudes de padres que les han pedido que se hagan cargo de sus hijos. Un 300% más que hace un año.
En esta ONG han pasado de acoger a chicos problemáticos a pequeños cuyos padres en paro y sin recursos no puede ni alimentarles. Después de 5 años de recesión, los griegos están viviendo su peor pesadilla, en un país con 11 millones de personas, 3 millones son pobres, y el trabajo infantil ha vuelto a reaparecer.
En total se estima que unos 100.000 menores trabajan para llevar algo de dinero al hogar. Cada vez hay más gente viviendo en las calles y enfermedades como la malaria, la tuberculosis o el sida han vuelto con fuerza.
El domingo se celebraran las primeras elecciones desde el colapso financiero de 2009, todo apunta a que los griegos castigaran con su voto a los partidos mayoritarios por los drásticos recortes.
¿Dónde queda el milagro económico alemán? El lado oscuro de la división laboral
"Muchos países de todo el mundo observan con envidia a Alemania y se fijan en ella como un modelo a seguir. Pero una mirada más cercana revela un panorama mucho más sombrío de lo que a simple vista trasciende"… El alto coste del éxito económico alemán: ¿qué hay detrás de su milagro laboral? (El Economista – 4/5/12)
Y es que solo unos pocos se están beneficiando del boom, mientras la mayor parte de los salarios están estancados y muchos ciudadanos se encuentran con grandes dificultades para llegar a fin de mes debido a las precarias condiciones laborales.
Por un lado están los gerentes, especialistas y miembros de la plantilla fija, que se benefician de la escasez de trabajadores bien preparados. Por el otro, figura aquella parte de trabajadores que pueden ser usados según las necesidades y luego despedidos, con contratos temporales, y a tiempo parcial. Muchas de estas personas trabajan fuera de los acuerdos de negociación colectiva, apunta Der Spiegel en un artículo.
Los cambios laborales de principios de la década pasada han contribuido a crear puestos de trabajo. Pero también han fomentado la existencia de trabajos temporales, mal pagos, y la promoción de empleos flexibles, con sueldos de 400 euros, los llamados minijobs, una suerte de trabajo a tiempo parcial que puede resultar atractiva para muchos parados. En este contexto, la desigualdad salarial se ha disparado.
Los datos de la oficina de empleo germana muestran cómo el grupo de empleados con salarios más bajos creció tres veces más rápido que el resto entre 2005 y 2010. En Alemania no existe un salario mínimo a nivel nacional, por eso los sueldos pueden ser incluso inferiores a un euro la hora, especialmente en los estados de la antigua Alemania comunista.
Los expertos consideran que este es el precio a pagar por el éxito, un mal necesario que propició el auge de la economía alemana, que hoy refleja una situación envidiable. Las empresas están reportando ganancias récord, el tamaño de la población activa alcanzó un nuevo máximo en 2011 y, según la Agencia Federal de Empleo alemana, el número de desempleados se ha reducido hasta los 2,96 millones. En abril de 2012, el país tenía una tasa de desempleo de sólo el 7%.
La mayoría de trabajadores apenas notan lo que ha venido a llamarse milagro económico alemán. "En ningún otro país la desigualdad social ha crecido tanto como en Alemania", apunta al Spiegel Gerhard Bosche, director del Instituto para el Trabajo, Habilidades y Formación de la Universidad de Duisburg-Essen.
Los sindicatos están escasamente representados entre los empleados con las condiciones más precarias, que en realidad son los que más los necesitan. Es uno de los "lados oscuros del boom, mientras ciertos colectivos profesionales como el de los controladores aéreos o conductores de tren reciben promesas de condiciones especiales, la mayor parte de los trabajadores con los salarios más bajos no reciben la parte justa del éxito económico alemán", señala Bosche.
En Alemania hay alrededor de un millón de trabajadores con contratos temporales y muchas veces hacen el mismo trabajo que otros compañeros con contratos indefinidos por un sueldo significativamente menor. En muchos casos, no saben dónde van estar trabajando en una semana, si van a ser capaces de mantener su empleo o si la empresa va a tener suficiente trabajo para ellos.
En 2003, con Gerhard Schroeder como canciller, Alemania se embarcó en una serie de reformas laborales que fueron calificadas por muchos como "el mayor cambio en el sistema de bienestar social desde la Segunda Guerra Mundial", aun cuando muchos otros se movían en la dirección opuesta.
Mientras los socialistas franceses introducían la semana de 35 horas y un mínimo arranque al alza de los salarios, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) desregulaba el mercado laboral y aumentaba la presión sobre los desempleados para que encontrasen trabajo. Desde entonces, el número de trabajadores temporales se ha triplicado, pasando de 300.000 a 900.000.
"El trabajo temporal es el signo más visible de la brutalidad de las convenciones en el mercado laboral", asegura Detlef Wetzel, el segundo presidente del sindicato IG Metall. De acuerdo con think tank IAQ, cerca de 8 millones de personas en Alemania trabajan por menos de 9,15 euros la hora, mientras que 1,4 millones reciben menos de 5 euros por hora.
Si no se hace nada, el abismo entre los que pueden participar de la creciente prosperidad y aquellos que están excluidos de la misma no parará de crecer. Las reformas de los últimos años han fallado en el intento de lograr uno de los dos objetivos por las que pusieron en marcha. Fomentar la creación de más trabajo temporal y a tiempo parcial buscaba que el mercado laboral se volviera más flexible y se generara más empleo, lo cual se ha logrado. Pero también se perseguía formar un puente desde el desempleo hasta puestos de trabajo bien remunerados, lo que no ha sucedido.
Sólo un 8% de los trabajadores temporales son contratados de forma indefinida al cabo del año y muy pocos negocian con éxito la transición desde los minijobs y los contratos temporales a trabajar en el mundo seguro de los acuerdos salariales y las bonificaciones.
Este creciente abismo entre los que más ganan y los que menos, no solo está creciendo en Alemania, también en muchos países de todo el mundo, según organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE .) Los expertos ven esta brecha como una gran amenaza a largo plazo para el crecimiento económico.
Más suicidios en Grecia: "ahora soy un idiota de 61 años y tengo que pagar"
"Un ciudadano de 61 años ha puesto fin a su existencia con una nota en la que se refiere a la situación económica como causante de su decisión: "Espero que mis nietos no nazcan en Grecia", decía"… Nuevo suicidio en Atenas con una nota que acusa a las deudas (Vozpópuli – 31/5/12)
Un pensionista griego ha sido hallado ahorcado este miércoles en el parque ateniense Agios Filipos al lado de una nota de suicidio en la que se hace referencia a su situación económica como causa del suicidio, según ha informado el portal griego "Athens News".
"La Policía no me conoce. Nunca he tocado la bebida en mi vida. Nunca he soñado con mujeres ni con drogas y nunca he estado en una cafetería. Solo trabajé todo el día. Pero cometí un crimen horrendo: me hice profesional a los 40 años y me hundí en las deudas", dice la nota.
"Ahora soy un idiota de 61 años y tengo que pagar. Espero que mis nietos no nazcan en Grecia, ya que no habrá griegos a partir de ahora. Dejemos que aprendan otro idioma, porque el griego será borrado del mapa a no ser que haya un político con el valor de (la ex primera ministra británica Margaret) Thatcher para ponernos firmes a nosotros y al Estado", agrega.
Los vecinos del fallecido le han descrito como un hombre muy trabajador que estuvo empleado en la reparación de barcos y en diversos puestos de construcción. En la última etapa de su vida trabajó como electricista en un barco mercante.
La semana pasada, un hombre de 60 años y su madre, de 90 años de edad y enferma de alzheimer, se suicidaron en Atenas tras saltar desde el tejado de un edificio de cinco plantas, según los medios locales, que apuntaron que la familia atravesaba dificultades económicas.
Los testigos relataron que madre e hijo saltaron al vacío, cogidos de la mano, poco después de las ocho de la mañana. Ambos vivían en el primer piso del edificio, situado en el barrio ateniense de Metaxourgio.
El hombre fue identificado como Antonis Perris, músico de profesión. Según los vecinos, la familia atravesaba dificultades económicas y, de hecho, Perris relató recientemente en su blog que llevaba 20 años cuidando de su madre.
Paralelamente al empeoramiento de la crisis en Grecia, ha aumentado también el índice de suicidios. El mes pasado, el jubilado Dimitris Christoulas, de 77 años, se quitó la vida en la plaza Sintagma de Atenas, en una acción que captó la atención internacional y generó nuevas movilizaciones sociales.
La "argentinización" de Europa: jubilados de "último recurso", "paran la olla" familiar)
"Como muchos abuelos en Italia, Isidoro y Antonietta Arcidiacone ofrecieron de muy buena gana ayuda a su hija Grazia y su esposo cuando estos decidieron formar una familia. Pero al final, tuvieron que hacer más de lo que esperaban"… En la crisis europea, los abuelos salen al rescate (The Wall Street Journal – 22/6/12)
El policía retirado de 67 años y su esposa han tenido que abrir espacio en su apartamento de una habitación en Roma para su hija y familia. Arcidiacone lleva a sus nietos al parque y al médico y su esposa les cocina.
"Mi mamá y mi papá han sido fundamentales. No habríamos resistido sin ellos", dice Grazia Arcidiacone, de 36 años.
Los Arcidiacone forman parte de una red de seguridad social que pocas veces hace titulares en la prensa del sur de Europa: el ejército de miembros mayores de una familia que está ayudando a las generaciones más jóvenes a subsistir durante la crisis económica que azota la región. La mitad de los abuelos en España cuida a sus nietos a diario, y 68% de todos los niños menores de 10 años en Italia son cuidados por sus nonos cuando no están en el colegio o con sus padres, según cifras oficiales.
No se trata solo de hacer las veces de niñeros. El número de adultos de entre 25 y 34 años que viven con sus padres en Italia está aumentando (en 2011 fue 42% frente a 33% en 1994) y la mayoría dice que no puede darse el lujo de vivir independientemente. "Se está volviendo una necesidad", dice Linda Laura Sabbadini, directora de la agencia de estadísticas de Italia.
La tendencia no solo es cultural, dice Katherine Newman, experta en la clase pobre trabajadora y en movilidad económica de la Universidad Johns Hopkins.
En tiempos modernos, los lazos familiares han compensado los sistemas de seguridad social que no son extensos o eficientes en su misión de ayudar a la población en general, como ha sido el caso en América Latina. Pero en Europa, especialmente al norte, los lazos de integración son mucho más débiles debido precisamente a que los países invierten mucho más en servicios sociales y las personas no tienen necesidad de acudir a sus familias por ayuda.
La historia es diferente en el sur, en países como Italia y España, donde los padres de los adultos de entre 20 y 30 tantos años pueden ayudar principalmente porque las mujeres de generaciones mayores raramente tuvieron empleos. Cuando trabajaron, renunciaron a una edad joven gracias a generosos paquetes de jubilación. En 2010, apenas 36% de los ciudadanos entre 55 y 64 años trabajaban en Italia, frente a 70% en Suecia y más de 60% en Estados Unidos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Pero a medida que los gobiernos endeudados pusieron un límite al gasto en pensiones, las personas se vieron obligadas a trabajar por más tiempo. Esto significa que los mayores dentro de una familia están menos disponibles para ayudar.
Los adultos jóvenes también dependían (financiera y físicamente) de sus padres gracias a leyes laborales que prácticamente les garantizaban empleos vitalicios. Pero ahora tanto Italia como España están desmantelando esas normas por lo que un solo proveedor no necesariamente podrá mantener a múltiples generaciones. Este año (2012), las cabezas de familia que están desempleadas llegaron a un nivel histórico de 12,4% en España.
La nueva legislación tiene como fin darles más oportunidades a los jóvenes. Pero también significa que los trabajadores deberán dejar su círculo familiar para encontrar empleos, aflojando esos fuertes lazos generacionales de los que dependen los jóvenes bajo presión en Europa. Es un cambio radical en una región donde la gente usualmente se rehúsa a mudarse incluso por oportunidades de desarrollo.
La ayuda familiar cobra muchas formas en el sur de Europa. A los padres por lo general se les mantiene y cuida en casa, no en ancianatos. Pero pocas áreas de asistencia intrageneracional son tan atesoradas como el cuidado de los niños. Si tienen la opción, los padres prefieren dejar a sus hijos con los abuelos que en una guardería o con niñeras.
"Los papás son la mejor opción, pero los abuelos son la segunda mejor" alternativa, afirma Teresa Jimeno, una profesora de 44 años en Madrid, que se apoyó en sus padres para el cuidado de sus dos hijos antes de que entraran al colegio a los 4 años. Cuando eran más grandes, los abuelos llegaban a la casa mientras ella se alistaba para el trabajo y les hacían el desayuno antes de llevarlos al colegio. "Ni siquiera me atrevo a calcular cuánto dinero me ahorraron", dice.
La preferencia cultural del sur de Europa por el cuidado de los abuelos significa que los políticos y las empresas tienen pocos incentivos para ofrecer las guarderías y flexibilidad laboral que ha permitido que las madres del norte de Europa trabajen, dice Daniela Del Boca, profesora de economía en el Collegio Carlo Alberto, en la Universidad de Turín y que estudia los efectos de las estructuras familiares sobre la movilidad y el crecimiento. Como porcentaje del Producto Interno Bruto, Italia y España gastan menos de la mitad en servicios de cuidado temprano y preescolar que Francia, el Reino Unido, Dinamarca o Suecia, dice la OCDE.
La disponibilidad de una red estatal de cuidado infantil es una de las razones clave para que 72% de toda la población femenina en Dinamarca y 60% en Francia esté empleada, comparado con 53% en España y 46% en Italia.
El vacío creado por la falta de servicios de guarderías pagados por el Estado ha sido llenado por los abuelos, lo que a su vez ha contribuido a un aumento del desempleo entre las mujeres en los últimos 20 años.
Gabriella Garuffi, de 66 años, dejó su empleo en el sector público con todos los beneficios pensionales cuando tenía 37 años, gracias a una antigua ley italiana, ahora desaparecida, que les permitía a las mujeres con hijos jubilarse después de trabajar apenas 14 años y medio.
La llamada "pensión bebé" le permitió a Garuffi criar a su hija Cecilia. Cuando en 2008 nació su nieta, Garuffi y su esposo se dedicaron a cuidarla a diario. Esta ayuda le permitió a Cecilia, hoy de 38 años, trabajar como abogada de derecho familiar en Roma, mientras su esposo laboraba en Milán.
Este escenario es poco probable en el futuro. Las reglas de la Unión Europea requieren que los estados miembros eleven sus edades de retiro con el fin de equilibrar un sistema que significa una carga cada vez más pesada para la población joven. La edad de jubilación en Italia será de 67 años para las mujeres en 2022.
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