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Los “nuevos” pobres, de los países ricos II (un relato trágico de la crisis) (página 6)

Enviado por Ricardo Lomoro


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El primer aspecto tiene una implicación intrínsecamente política porque supone un papel del mercado más allá de la dimensión del lugar organizado para el intercambio, hasta convertirse en una verdadera y propia ideología colectiva. Sólo el mercado, según esta interpretación, puede garantizar desarrollo, inclusión, democracia y justicia social. El mercado es la única ideología de la historia "acabada", es decir, la ideología elemental que habilita el funcionamiento regular y aceptado de los intercambios. Pero un mercado transformado en ideología dominante no necesita una clase contrarrevolucionaria que lo defienda, que tutele los intereses que manifiesta. O, por lo menos, así lo creen sus sacerdotes, mientras no se manifiesten algunas reacciones de "rechazo", como el no a la Constitución europea en los referendos de la primavera de 2005 en Francia y Holanda. Por otro lado, en una economía que ya no es nacional sino globalizada -y aquí llegamos al segundo aspecto-, cambian también los papeles de las clases sociales y el propio sistema de los intereses que hay que defender.

En este terremoto económico, productivo y social, no se cumple el doble papel desarrollado por la clase media: por un lado, el de centro de intereses homogéneos en las democracias electivas posindustriales (dique natural, por lo tanto, no sólo del comunismo sino también del capitalismo "salvaje e hipercompetitivo") y, por otro, el de mantenedor de un nivel óptimo de demanda adicional de bienes de consumo duraderos, necesario para que la industria alcance economías de escala y genere valores; en definitiva, para ganar consenso.

Hoy, ninguna de estas dos condiciones "se mantiene": la democracia representativa tiene que afrontar la pulverización de los intereses que ya no pueden contar con el cúmulo de ideologías "fuertes" y de un sistema productivo cerrado y basado en bienes de consumo estandarizados, capaces de encarnar un estatus social. La demanda ha alcanzado una escala global, los productos son infinitos y se han hecho "interclasistas" (el ejemplo más citado hoy es el de la iPod), las empresas materiales pueden recuperar en los mercados de Brasil o China las ventas perdidas en Alemania o Italia.

La globalización ha provocado trastornos económicos y sociales que producirán "tres mil millones de nuevos capitalistas", como dice el eficaz eslogan convertido en el título del último libro de Clyde Prestowitz, gurú republicano del libre comercio (fue consejero del presidente Reagan y negociador de los acuerdos comerciales internacionales durante su mandato). Según Prestowitz (2005), las dinámicas actuales son hijas de la coincidencia de tres factores: la derrota del comunismo, que ha empujado a tres mil millones de chinos, rusos e indios al capitalismo (interpretado, además, de manera bastante "agresiva"); la revolución de Internet, que ha "anulado el tiempo"; y la difusión de la mensajería aérea de bajo coste -desde Federal Express a DHL-, que ha "anulado el espacio". El trabajo de estos enormes grupos de bajo coste se está utilizando en (casi) cualquier parte del mundo porque permite transferir rápidamente mercancías y prestaciones intelectuales con gravámenes insignificantes. Si Estados Unidos no espabila, China volverá pronto a ocupar un papel central, como en la época del Imperio Medio: hacia el año 2050 China superará a los Estados Unidos en renta nacional bruta (aunque, si se usa como medidor el poder adquisitivo, el adelantamiento podría cumplirse en 2025).

Es precisamente este progresivo desplazamiento de los equilibrios de la demanda mundial hacia los países llamados emergentes lo que mina en la base los cimientos económicos sobre los que la clase media ha encontrado en los últimos siglos su estabilidad. Si la disminución de la demanda del "milieu" social francés está más que compensada por la capacidad de consumo de los neoacomodados indios, entonces, para quien invierte en el sistema productivo, la necesidad de una clase de consumidores occidentales con la cartera llena se convierte en un aspecto menos vital.

Dos factores explican bastante bien las razones por las que las lógicas productivas y mercantiles contemporáneas implican la superación de la clase media o, como mínimo, de su papel. Las sociedades "neófitas" del capitalismo global de corte occidental, las asiáticas en particular, están lo más alejadas posibles del concepto de clase media. Es más: son, de partida, mucho más parecidas a la imagen del magma social, de la sociedad-masa que hemos señalado anteriormente como el modelo de referencia posmaterial…

Son precisamente estos grupos de nueva demanda, que se han ido formando a partir de finales de los años setenta y que con el inicio del nuevo siglo han acelerado el paso para ganar papel y peso internacional, los que quitan, cada vez más rápidamente, el oxígeno necesario para alimentar la energía motora de la clase media occidental. No sólo porque contribuyen considerablemente a rediseñar las características de consumo mundial en términos de tipología y costes de los bienes y de los servicios, sino también porque se hace difícil imaginar la supervivencia de una clase media occidental o europea con las características de las últimas décadas cuando asoman al mercado mundial mil quinientos millones de nuevos trabajadores a bajo coste. Sujetos cada vez más escolarizados e indiferentes a las lógicas de quien, en el mundo del bienestar, quiere defender las "conquistas del pasado".

Así, en los países industrializados, la necesidad económica que hay que satisfacer a través de una clase homogénea de consumidores reconocibles está sujeta a la lógica de los grandes números: para conseguir el mismo resultado es preferible extender lo más rápido posible a cientos de millones de consumidores el umbral del bienestar. La sociedad de masa nace naturalmente con el crecimiento y el desarrollo económico del nuevo mundo. La antigua forma de producción, y con ella las clases que la han alimentado, ha sido arrollada por el nuevo empuje del globo convertido en mercado competitivo y abierto.

Hay que reflexionar sobre la ironía de la historia: una clase que es hija de la revolución burguesa contra la aristocracia latifundista, pero que después, en su madurez, ha asumido un papel "contrarrevolucionario", es arrollada por una revolución invisible en sus acciones y nunca declarada, sin líderes ni banderas pero despiadada, como cualquier revolución, en conseguir sus propios objetivos.

Así, sucumbe el papel económico desarrollado con éxito por la clase media, mientras el consumidor burgués sufre una eutanasia más o menos lenta. El mismo destino le espera a la estructura industrial que ha caracterizado a la economía de mercado de la clase media…

Como es bien sabido, la globalización, al redistribuir el trabajo a escala mundial, presiona los salarios en todos los sectores expuestos a la competencia internacional. Además, obliga a los contratadores a reducir los beneficios sociales y sanitarios hasta el momento garantizados a los trabajadores. Obviamente esto sucede en países -como los Estados Unidos- en que el Estado ha delegado ampliamente a las empresas la tarea de construir una red de protecciones sociales.

El proceso actual tiene las extraordinarias dimensiones de una transformación social en la que la clase media, como estábamos acostumbrados a verla hace veinte o treinta años, se desvanece, sustituida por una sociedad más polarizada: profesionales, operadores de mercados financieros, trabajadores del conocimiento, empleados de servicios "protegidos" o empresarios de los sectores innovadores saben posicionarse ahí donde el nuevo sistema económico produce o distribuye riqueza y, por lo tanto, consiguen garantizarse una renta que, de todas formas sigue creciendo. Es la "sociedad creativa" (Richard Florida). Por otro lado, se acumula la fuerza-trabajo de más baja especialización: obreros de la industria expuesta a la competencia internacional y empleados de los servicios tradicionales (desde el transporte a la restauración) que se encuentran comprimidos entre reducción de rentas y reducción de garantías sociales. Europa, además, posee un ejército de parados. En Estados Unidos, sin embargo, el fantasma no es el paro sino el riesgo de tener que sustituir un trabajo industrial bien pagado por un empleo en el sector servicios que ofrece una retribución más baja y carece de coberturas sanitarias y sociales…

En Estados Unidos, el número de personas sin ninguna cobertura sanitaria, excepto la básica y gratuita asegurada por el servicio público, sigue creciendo: según los datos de 2005, el problema abarca a cuarenta y cinco millones de ciudadanos americanos. No poderse permitir ni siquiera una mínima póliza sanitaria es señal evidente de indigencia o de dificultad económica de las familias…

Y, sin embargo, en Estados Unidos, el veinte por ciento de los ciudadanos más ricos (rentas por encima de los setenta y cinco mil dólares al año), que en 1967 percibía el 43,8 por ciento de las rentas totales, en 2003 ha alcanzado el 49,8 por ciento: se ha quedado con la mitad de la "tarta" de las rentas estadounidenses, mientras que el peso de la franja central (rentas entre treinta y cinco mil y cuarenta mil dólares al año) ha bajado del 17,3 por ciento al 14,8 por ciento del total. Un fenómeno que, obviamente, no indica un empobrecimiento en términos absolutos -en los últimos treinta y cinco años la riqueza producida en los Estados Unidos ha crecido enormemente y todos se han beneficiado de alguna manera- sino una distribución desequilibrada que ha favorecido a los perceptores de rentas más altas, en detrimento precisamente de la clase media: en el periodo 1967-2003, la franja central ha visto crecer, de hecho, su renta en un 31,9 por ciento, al igual que los pobres de la franja más baja (con rentas de cero a quince mil dólares al año), que han registrado un aumento del 31,7 por ciento. Para los ricos de la franja más elevada, el incremento de la renta ha sido del 75,6 por ciento.

Año tras año, esta dinámica divergente de las rentas ha producido desequilibrios todavía más macroscópicos en la acumulación de riqueza (inmobiliaria, financiera, etc.): hoy el uno por ciento de los ciudadanos con rentas más elevadas tiene en su poder el cuarenta por ciento de la riqueza de todo el país, un trozo más grande del que corresponde al noventa por ciento de los trabajadores con renta inferior. Datos que hacen decir a Laura D"Andrea Tyson -presidenta de la London Business School y jefa de los consejeros económicos de Clinton en la Casa Blanca a mediados de los noventa- que en Estados Unidos una distribución de las rentas tan desigual no se veía desde la "edad del jazz", los locos y salvajes años veinte (Tyson, 2004)"…

La población europea con mayor riesgo de pobreza

"España es el séptimo país de la UE-27 con mayor riesgo de pobreza entre su población, según datos de Eurostat correspondientes a 2009 recogidos en una nota por el Instituto de Estudios Económicos (IEE)"… España es el séptimo país europeo con mayor riesgo de que su población caiga en la pobreza (Expansión – 12/6/11)

En concreto, España cuenta con una tasa de población en riesgo de pobreza del 19,5%, por encima de la media de la UE-27, que se sitúa en el 16,3%. Desde el IEE indicaron que como población en riesgo de pobreza se define a aquellas personas que, incluyendo las transferencias sociales, se sitúan por debajo del umbral de pobreza.

Entre los países de la UE hay grandes diferencias, ya que las tasas de población en riesgo de pobreza varían entre casi un 26% y tan sólo un 8,6%, subrayaron. La mayor proporción de población en riesgo de pobreza corresponde a Letonia, con un 25,7%, figurando a escasa distancia Rumanía (22,4%) y Bulgaria (21,8%).

Lituania supera levemente el 20%, mientras que Estonia y Grecia comparten un 19,7%. España figura en el séptimo lugar de la UE-27 con una tasa de población en riesgo de pobreza del 19,5%, si bien alcanza un 25,2% en la población mayor de 65 años. Mientras, Italia (18,4%), Portugal, el Reino Unido y Polonia (los tres con cifras por encima del 17%) también superan la media europea.

La mayoría de países de la UE (16 en total) logran situar el porcentaje de población en riesgo de pobreza por debajo del promedio. Alemania, Malta, Irlanda y Luxemburgo cuentan con cifras en torno al 15%, mientras que Suecia, Dinamarca y Francia ya bajan al entorno del 13%. Austria (12%), Eslovenia (11,3%), Países Bajos (11,1%), Eslovaquia (11%) y sobre todo la República Checa, con tan sólo un 8,6%, figuran entre los países con menor riesgo de pobreza entre su población.

El "hambre" nuestro de cada día…

"Un 5% de los españoles, es decir, unos 2,35 millones de personas, no tienen lo suficiente para comer a diario, porcentaje que se eleva al 6% en otros países ricos, como Gran Bretaña, Alemania, Australia y Estados Unidos"… Más de dos millones de españoles pasan hambre cada día (El Economista – 15/6/11)

Así se desprende de una encuesta encargada por Oxfam (Intermón Oxfam en España) a unas 16.000 personas en 17 países, en el marco de la campaña mundial "Crece" que se ha publicado el 15/6/11.

La encuesta evalúa los hábitos alimentarios de los ciudadanos en los dos últimos años, justo antes de empezar la crisis actual de los precios de los alimentos.

El 5% de los españoles que pasan hambre contrasta con el hecho de que una de cada dos personas encuestadas en países en desarrollo, como Kenia y Tanzania, afirma carecer de comida suficiente a diario.

Por otro lado, un 46% de los ciudadanos españoles ha cambiado sus hábitos alimentarios en los dos últimos años por el incremento en el precio de la comida (33%) y a razones de salud (21%).

En términos generales, el 54% de los encuestados de los 17 países aseguraron no comer lo mismo que hace dos años, sobre todo por motivos económicos (39%) y de salud (33%).

Uno de los resultados más reveladores de la encuesta es que el 79% de los ciudadanos de Kenia aseguraron haber cambiado su dieta en los dos últimos años, de los cuales el 79% lo achaca al precio de los alimentos.

Por otro lado, el aumento del precio de los alimentos es la mayor preocupación de los encuestados en lo que se refiere a la comida (66%), porcentaje que sube al 70% en el caso de España.

Sin embargo, en los países pobres la principal preocupación es el acceso a los alimentos (57% de los consultados en Kenia y 54% en Tanzania).

La pizza, la pasta y el pollo encabezan la lista de los alimentos favoritos en la mayoría de los países, junto con platos nacionales como la paella en España y el "biryani" en la India. Las únicas excepciones son las naciones más pobres de África, donde siguen dominando los platos tradicionales a base de maíz.

En España, los platos preferidos son los de arroz, seguidos de la pasta, los huevos, la carne y la pizza.

"Lo que comemos está cambiando rápidamente y para demasiadas personas está cambiando a peor. Una gran cantidad de personas, especialmente en los países más pobres del mundo, están reduciendo la cantidad o la calidad de los alimentos que consumen por el aumento del precio", señaló Ariane Arpa, directora general de Intermón Oxfam.

Arpa instó a los líderes mundiales, especialmente los del G-20, a que actúen "ahora para arreglar el sistema alimentario, que no funciona".

"Deben regular los mercados de materias primas, deben reformar las políticas de biocombustibles para mantener los precios de los alimentos bajo control y deben invertir en los pequeños productores en los países más pobres y ayudarlos a adaptarse al clima cambiante", añadió.

European Commission – Employment, Social Affairs & Inclusion

– Poverty and social exclusion (15/6/11)

80 million people in the EU -or 16% of the population, and 19% of the children- are currently at risk of poverty, since they live on an income below 60% of the median household income of their own country.

17% of Europeans suffer from material deprivation, which means that their living conditions are severely affected by a lack of resources.

Social transfers reduce the risk of poverty by 38% on average in the EU, but this impact varies from less than 10% to nearly 60% across EU.

EU action has helped to create a consensus about the following key challenges:

– to eradicate child poverty by breaking the vicious circle of intergenerational inheritance

– to promote the active inclusion in the society and the labour market of the most vulnerable groups

– to ensure decent housing for everyone

– to overcome discrimination and increase the integration of people with disabilities, ethnic minorities and immigrants and other vulnerable groups

– to tackle financial exclusion and overindebtedness.

Since 2000, the European Union has provided, through the open method of coordination, a framework for national strategy development as well as for policy coordination between EU countries on issues relating to poverty and social exclusion.

This coordinated action at European level is reflected in national action plans. It encourages EU countries to examine their policies critically, and highlights how some perform well in certain areas, spurring on others to perform better. It also creates a better basis for policy making by involving NGOs, social partners, local and regional authorities and those working with people in poverty.

The European Commission provides financial support to relevant activities undertaken by a wide range of stakeholders.

Situación de extrema pobreza en España

"Los hogares en la peor situación y sin ningún tipo de ingreso ascienden ya a 265.000. Más de 1,1 millones ha perdido su principal puesto de trabajo y salario, y suman 1.800.000"… Las familias con extrema pobreza han aumentado un 120% en la crisis (Expansión – 12/8/11)

Todos los análisis macroeconómicos revelan que el levísimo crecimiento de España -del 0,7% en la tasa interanual, según el último cálculo del Banco de España- se debe a la atonía del consumo interno. La razón fundamental de este problema está en la elevada cifra del paro, que afecta a 4,9 millones de personas y, como consecuencia de ello, a las familias españolas. Éstas no son las únicas que afrontan la crudeza de la crisis, como han puesto de manifiesto las revueltas con trasfondo social que han sacudido Europa.

Éstos son los datos de la dramática realidad: "Desde el comienzo de la crisis (en el cuarto trimestre de 2007) los hogares que no perciben ningún tipo de ingreso, indicador indirecto de la pobreza más extrema, han aumentado un 120%, hasta 265.000". Incluso, sólo en 2010, el número de familias en esta situación aumentó en 115.000. Es decir, un 7% respecto al año anterior. Así se recoge en el informe interno del Consejo Económico y Social (CES) Pobreza, desigualdad y crisis económica.

El informe describe varios indicadores que explican la situación de pobreza. Por ejemplo, que, desde 2009 hasta ahora, la población con rentas inferiores a 7.980 euros anuales ha aumentado desde el 19,5% al 20,8% del total. "Se trata del incremento más importante desde que se registran datos relativos a la situación de pobreza (2004)".

En este contexto, el estudio también considera la evolución de las familias que pueden permitirse cosas como tener una semana de vacaciones al año; un nivel determinado de alimentación; mantener la vivienda con una temperatura adecuada o capacidad para poder pagar los gastos habituales de la casa (ver gráfico). En definitiva, lo que el estudio denomina hogares vulnerables "ha aumentado en casi 9 puntos porcentuales desde 2008 y supone ya un 36,7% del total".

No obstante, el CES llama la atención de que, como consecuencia de la gravedad de la crisis y de su duración, "la escasez de recursos para tener acceso a diversos bienes también está afectando a la población que todavía no está en situación de pobreza".

En todo caso, una de las razones fundamentales del deterioro de las condiciones de las familias, "acrecentando el riesgo de pobreza en las mismas, es la distribución intrafamiliar del desempleo que ha recaído de manera muy acusada en los sustentadores principales de los hogares". Es decir que se ha quedado en el paro la persona que tenía el principal empleo de la familia; el que más ingresos aportaba.

El informe del CES refleja que el impacto de este hecho en la situación de las familias podría ser mayor si no hubiera sido porque, en las últimas décadas, "ha habido un importante incremento de la participación laboral de las mujeres". Es un hecho, además, que este fenómeno ha aumentado considerablemente durante la crisis. Precisamente, porque muchos hogares han llegado a perder todo el empleo que tenían entre sus diferentes miembros. Según la última EPA, 1.386.000 hogares están en esta situación.

Otra circunstancia a tener en cuenta que ha ayudado a paliar en lo posible la situación de pobreza en muchos hogares son las ayudas sociales de las distintas administraciones, la protección por desempleo, el mantenimiento de la subida de las pensiones mínimas y el incremento, "aunque efímero", del gasto en políticas de ayuda por hijo a cargo.

Con todo, el CES recalca que "la eficacia de las transferencias sociales en España para reducir el riesgo de pobreza es bastante menor que el promedio europeo. En 2009 lograron frenar la pobreza en un 20%, frente al 35% de la UE".

Además, es necesario considerar el impacto de la crisis en estas políticas sociales. "Ahora bien, habrá que ver cómo evoluciona este indicador (de pobreza) ante el agotamiento del derecho al desempleo de muchos perceptores, la supresión de las ayudas creadas y, sobre todo, la situación económica de las comunidades autónomas y las corporaciones locales, en las que recae buena parte del peso de las políticas sociales", señala el informe.

Otro hecho destacable es que "el aumento de la pobreza se produce en paralelo a un incremento de la desigualdad bastante pronunciado desde 2008". En los dos últimos años "la renta de la población con mayores ingresos en España fue 6 veces superior a la de la población con ingresos más bajos". Según el CES, está ocurriendo lo contrario de lo que está pasando en la UE, donde la desigualdad "se mantiene o incluso está descendiendo".

La depresión

Umbrales de pobreza

En los dos últimos años, la población en los umbrales de la pobreza, con rentas inferiores a 7.980 euros anuales, ha pasado de representar el 19,5% al 20,8 de la población.

Hogares vulnerables

Las familias al borde de la pobreza, o en estado de necesidad, han aumentado en casi 9 puntos porcentuales hasta suponer el 36,7% del total.

Familias sin trabajo

La última Encuesta de Población Activa alerta de que 1.386.000 familias tienen en el paro a todos sus miembros en edad y condiciones de trabajar.

Apoyo social

La eficacia de las transferencias sociales en España para reducir la pobreza está por debajo de la de la UE. Según el CES, en 2009 las ayudas lograron frenar la pobreza en un 20% frente al 35% de la Unión Europea.

En la mitad de la UE

España ocupa el undécimo puesto de los 27 Estados de la Unión Europea en cuanto a riesgo de pobreza y exclusión. De los países más ricos -la antigua UE de 15 estados- sólo supera a Italia, Grecia, Irlanda y Portugal.

edu.red

God Save the Queen ("dejad que los niños venga a mí y no se lo impidáis")

"Según un estudio realizado por el Instituto de Estudios Fiscales (IFS, siglas en inglés), una organización de investigación financiera independiente, los ingresos medios de la población bajarán un 7% hacia finales de la presente década. Como consecuencia, 3,1 millones de niños, un 23,1%, vivirán en la pobreza absoluta en 2020, frente a los 2,8 millones, un 21,1%, contabilizados en la actualidad"… La cuarta parte de los niños de Reino Unido, en la pobreza absoluta en 2020 (El Economista – 11/10/11)

La organización considera que esta situación se deberá a los recortes en los subsidios a las familias aplicados por el Gobierno de coalición y el aumento de los impuestos, como el Impuesto al Valor Añadido, que ha pasado del 17,5 al 20%.

El instituto define la pobreza "absoluta" cuando los ingresos de una familia están por debajo del 60% de la cantidad media establecida.

Por su parte, un portavoz del Gobierno ha afirmado que el estudio no tiene en cuenta el impacto que tendrá el cambio de comportamiento de la gente debido a las modificaciones en el llamado estado del bienestar, ya que la actual administración busca empujar a la gente a buscar trabajo para no depender de las ayudas estatales.

La "solución" germana de los "minijobs" (hambre para hoy y hambre para mañana)

"No son 4,6 millones, como afirma el presidente de la CEOE, Juan Rosell, sino más de siete millones las personas las que tienen minijobs, o mini-empleos, en Alemania. Y la tendencia dominante es que sigan creciendo, porque el Estado, lejos de intentar que se conviertan en puestos de trabajo como Dios manda, los va a consolidar aumentando esos sueldos de los 400 euros actuales a 450. Es decir, vía libre a los sueldos de hambre y fomento de una clase social perpetuamente empobrecida"… Mini-empleos y maxi-miserias (El Confidencial – 16/12/11)

No parece preocupada Merkel de que esas personas no paguen apenas impuestos por esos minijobs y que tampoco proporcionen a quienes los ejercen el derecho a cobrar una pensión en el futuro. Tampoco parece quitarle el sueño a ella y a su ministra de Trabajo, Ursula von der Leyen, el hecho de que en este sector laboral concreto se estén cometiendo numerosos abusos. No hay controles sobre el terreno. Algunos empresarios obligan a este tipo de trabajadores a hacer horas extras no pagadas, o retribuidas a uno o dos euros la hora. Raro es el caso de un trabajador con este tipo de contrato que consigue uno mejor y con fijeza.

Los jubilados, obligados a seguir trabajando

Tiene razón el líder de la patronal española cuando afirma que estos minijobs pueden ser una alternativa para los jóvenes. Sin embargo, aquí, en la República Federal, este sector se ve poblado no sólo por veinteañeros, sino por personas maduras sin cualificación, mujeres infraempleadas y tradicionalmente mal pagadas y… pensionistas. Según publicó el pasado mes de agosto el diario Saarbrückener Zeitung, 660.000 jubilados de edades comprendidas entre los 65 y los 74 años se han visto obligados a complementar sus pensiones con estos mini-trabajos en el 2010. En el año 2000, había 244.000 "currantes" ancianos menos.

Estamos hablando de un aumento de un 58,6% en los últimos diez años. La pobreza en la tercera edad, por cierto, avanza año a año, como constata el Instituto de Investigaciones Económicas de Halle (IWH): casi un 12% de los hogares en los que viven  ancianos es "armutsgefährdet", es decir, corre serio peligro de caer en la pobreza, con unos ingresos mensuales de apenas 870 euros.

Aun en el caso de que la CDU de Merkel haga realidad legal su compromiso del mes pasado de introducir el salario mínimo en Alemania, seguirán existiendo diferentes tramos salariales y también los minijobs. El Instituto Europeo de Investigaciones Económicas (DIW) ha publicado recientemente  la siguiente estadística:

-El 18% de los alemanes cobra 8,50 euros la hora. Todo ello afecta a 5,7 millones de personas

-El 15,4% cobra menos de ocho euros la hora. Son casi cinco millones de personas

-Uno de cada diez trabajadores de la RFA tiene salarios de menos de siete euros por hora trabajada. Son aproximadamente 3,3 millones de personas

-Otro 10% cobra seis/cinco euros por hora trabajada y suma  4,2 millones

Por debajo de estas castas están los minijobbers, ese grupo de más siete millones de empleados a quienes tener un salario mínimo de entre 6,89 y 7,79 euros por hora les parece un lujo asiático. Y eso si conservan sus empleos, porque aquí se insiste en que la introducción por ley del salario mínimo destruirá muchos puestos de trabajo.

Las sociedades europeas, más divididas e injustas

Son estas condiciones laborales, entre otras cosas, las que dan a Alemania el dudoso honor de ser el país de entre los miembros de la OCDE donde más y más rápidamente está creciendo la brecha social entre ricos y pobres. Siempre según los datos de la organización que engloba a los países más industrializados del mundo, el 10% de los más ricos de la República Federal (con una media de ingresos de en torno a unos 57.300 euros anuales)  dispone de ocho veces más dinero y capital que el 10% más pobre (con unos ingresos medios de 7.400 euros al año). En la década de los noventa, la diferencia era menor. Los riquísimos lo eran sólo seis veces más  que los más desfavorecidos.

Lo más llamativo del informe que la OCDE daba a conocer hace unos días es que define muy bien los dos factores que explican esta cada vez más profunda división entre las sociedades más avanzadas: los avances técnicos y las reformas laborales, que están creando puestos de trabajo sobre todo para las personas menos cualificadas y con salarios más precarios. Si a esto se suma el miedo creciente de los ciudadanos en la UE a perder sus niveles actuales de bienestar, no resulta muy difícil averiguar quién va a ganar el pulso en el mundo del trabajo en Europa…

Siete millones de alemanes tienen trabajo precario con sueldo inferior a 400 euros

"La de Carlos Marx es la calle principal de Neukölln, un gran barrio popular al sur de Berlín. Aunque hace unos años que la zona está de moda entre estudiantes y jóvenes emprendedores que encarecen los alquileres y van expulsando a los locales, a mediodía presenta su cara de siempre: una calle bulliciosa de lenguas foráneas (sobre todo turco) en la que casi todas las tiendas presentan "liquidaciones especiales" que nunca se agotan. Antes de comer ya hay borrachos pasando frío por los soportales. Señoras con hiyab echan un vistazo de paso a las papeleras, por si contienen algo rescatable. El Berlín de la precariedad y del 14% de paro, olvidado en las guías y los panegíricos mediáticos sobre la capital de Alemania, es un buen sitio para abrir un centro público de empleo. Parados como Usta Ömer, de 39 años, buscan trabajo anónimamente, sin la presión de los funcionarios de la agencia estatal de empleo"… Miniempleos en la calle Karl Marx (El País – 18/12/11)

Ömer hojea el taco de ofertas de miniempleos que cuelga de la pared en el JobPoint de Karl Marx Strasse. Lleva en paro cuatro años, en los que solo ha podido trabajar en una panadería y cumpliendo pequeñas tareas en minijobs diversos. Es un caso común en Alemania, donde más de siete millones de personas trabajan sujetos a este tipo de contrato. Su explosión llegó en 2003, junto a los demás recortes de la Agenda 2010 diseñada por el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD). El presidente electo Mariano Rajoy ha sugerido que lo implantará en España por recomendación del Banco Central Europeo.

Son contratos basura con un pago máximo de 400 euros mensuales, que el empleado cobrará neto. El empresario paga un 2% al fisco, un 15% al plan de pensiones y un 13% a la Seguridad Social: 120 euros en caso de que la paga ascienda a 400 euros. La media salarial de miniempleados ronda en toda Alemania los 230 euros. Al empleado no le descuentan impuestos ni la cotización a la Seguridad Social. La razón es bien simple: las contribuciones a la Seguridad Social no dan derecho a que el empleado se beneficie del servicio de salud ni goce de un plan público de pensiones. En suma, un minijob deja casi completamente desamparado al empleado, que tendrá que asegurarse por otras vías.

En Alemania es imposible sobrevivir así, de modo que muchos combinan este tipo de actividad con otro trabajo. La mayoría se asegura con el cónyuge o suma su minisueldo a las ayudas sociales conocidas como Hartz IV. En Alemania, 1,3 millones de trabajadores ganan tan poco en sus empleos que requieren ayudas sociales para mantenerse. El Estado patrocina así indirectamente a las empresas, que ahorran gastos sociales y pagan sueldos por debajo del umbral de la pobreza. Es fácil imaginar las consecuencias que la generalización de este tipo de contratos tendría en un país como España, que carece de un sistema de subsidios sociales comparable al alemán.

El empresario o particular alemán que ofrezca minijobs tiene la obligación de atenerse al máximo de horas fijado por el contrato. No puede pagar más de 400 euros al empleado, porque entonces saltaría el marco salarial y tendría que ofrecerle un contrato corriente. Así que, si el contrato de minijob estipula una retribución de cinco euros por hora, el empleado podrá trabajar 80 horas al mes. Ni un minuto más.

Esta regla hace reír a Martina, que salía de buscar trabajo en la gran oficina de empleo en la avenida de Sonnenallee: "En las cocinas de los restaurantes se trabaja por jornadas completas, 40 horas semanales; te pagan los 400 euros, y el resto, en negro". Mirando de reojo al edificio oficial, la alemana de 27 años prefiere no dar su apellido. Aunque no llega a la abierta hostilidad de la Agencia de Inmigración al norte de Berlín, la gris oficina de empleo en la Sonnenallee sugiere al visitante la noción de haber hecho algo malo.

En el sindicato de hostelería NGG, Karin Vladimirov calcula en "más de un 50%" la tasa de empresarios en su sector que aprovechan el minijob y pagan en negro las horas extra. "El propio sistema lo facilita". La hostelería es uno de los ramos más afectados por la introducción del modelo: 810.000 personas trabajan en dichas condiciones, de los cuales un tercio tienen otra ocupación principal, por ejemplo como estudiantes. Los otros dos tercios no hacen nada más. Vladimirov estima, "sin asomo de duda", que el miniempleo ha socavado los contratos tradicionales en el sector e "impulsado la precariedad". Sobre todo entre las mujeres.

La patronal y los dos grandes partidos alemanes defienden el minijob como "una puerta de entrada al mundo laboral". El Gobierno se plantea incluso elevar el techo hasta los 450 euros.

Alemania tiene 2,7 millones de parados, el 6,4% de la población activa. El economista del Instituto de Investigación Económica DIW Markus Grabka descarta que las buenas cifras de paro tengan algo que ver con el auge de estos empleos a partir de 2003. La tasa de paro se ha reducido sustancialmente en los últimos años gracias, por un lado, a la expansión económica, y por otro, al aumento de los trabajos a tiempo parcial, también precarios. Además, el Gobierno ha excluido del recuento a los parados que participan en cursos de formación subvencionados.

Para Grabka, "los minijobs erosionan los derechos básicos de los trabajadores" sin contrapartidas públicas. La factura la paga el "contribuyente y los empleados" a costa de que "siga aumentando la horquilla social entre ricos y pobres". El economista del DIW, que es uno de los cinco grandes institutos económicos alemanes, no había oído aún que los minijobs podrían convertirse en el último grito de las exportaciones alemanas: "Oh, vaya… ¡no lo dirá en serio!".

Apadrine un niño del… "Primer Mundo" (las "externalidades" de la crisis económica)

Desesperadas por la crisis, muchas familias han optado por dejar atrás lo más preciado que tienen: sus hijos"… Los griegos que abandonan a sus hijos por la crisis (BBCMundo – 14/1/12)

Una mañana, pocos días antes de Navidad, una maestra en Atenas encontró una nota junto a una de sus alumnas de cuatro años.

"Hoy no vendré a buscar a Ana porque ya no puedo mantenerla", decía el mensaje. "Por favor, hazte cargo de ella. Lo siento. Su madre".

Entre diciembre de 2011 y enero de 2012, el Padre Antonios, un cura joven ortodoxo que dirige un centro para jóvenes sin recursos, encontró cuatro niños abandonados a las puertas de su institución. Uno de ellos era un bebé de apenas pocos días.

Otra organización de caridad recibió la visita de una pareja, cuyos gemelos fueron internados en un hospital por malnutrición. La madre sufría desnutrición y por ende no estaba en condiciones de amamantarlos.

Casos como estos han causado conmoción en un país donde los lazos familiares son importantes y donde no poder cuidar de los hijos es socialmente inaceptable. Muchos griegos no pueden creer que estas historias "del tercer mundo" estén ocurriendo en su propio país.

Uno de los menores a cargo del Padre Antonios es Natasha, una niña de dos años que su madre trajo al centro a principios de enero de 2012. La mujer estaba desempleada, no tenía donde vivir y necesitaba ayuda. Pero antes de que el personal la pudiese ayudar desapareció, abandonando a su hija.

"Durante el último año (2011) hemos visto cientos de casos de padres que quieren dejarnos a sus hijos, ellos saben que pueden confiar en nosotros", dice el Padre Antonios. "Dicen que no tienen dinero, hogar o comida para sus hijos, por eso esperan que nosotros podamos brindarles lo que necesitan".

Antes de la crisis también se registraban pedidos similares, pero el Padre Antonios nunca fue testigo de lo que está sucediendo ahora: padres que sencillamente abandonan a sus hijos.

Los padres que no pueden mantener a sus hijos sienten ira y desesperación. Sienten vergüenza y son estigmatizados por la sociedad. Los niños absorben las emociones de sus padres, por eso el niño hará suyos estos sentimientos de sus padres, especialmente la culpa. Por lo general se sienten culpables.

Los niños que ingresan a un centro pueden tener dificultad en crear lazos con quienes los cuidan porque temen que esto sea una forma de traicionar a sus padres, y esto puede implicar que ya no los vengan a buscar. Cuando crezcan, es probable que tengan problemas de confianza y esto se manifieste en dificultades en sus relaciones.

Una mujer a la que la pobreza obligó a separarse de su niña es María, una madre soltera que perdió su trabajo y estuvo desempleada durante más de un año. "Lloraba todas las noches, ¿pero qué podía hacer? Me partió el corazón, pero no tenía otra opción", dice.

María se pasaba el día buscando empleo. Muchas veces regresaba ya entrada la noche y eso significaba que su hija de ocho años, Anastasia, pasaba todo el día sola. Las dos se alimentaban de la comida que les daba la iglesia. María perdió 25 kilos. Al final, decidió entregar a Anastasia a una organización de caridad. "Yo puedo aguantar, pero ella no tiene por qué hacerlo", dice.

María ahora trabaja en un café, gana sólo US$ 25 al día. A Anastasia la ve una vez al mes, pero espera llevársela consigo cuando mejore su situación económica.

Stergios Sifnyos, uno de los directores de SOS Children's Villages, la organización de ayuda que recibió a Anastasia, comenta que no está acostumbrado a recibir niños que las familias entregan por motivos económicos. "La relación entre María y Anastasia es muy fuerte. Uno podría decir que no hay una razón por la que Anastasia deba estar lejos de su madre. Pero es muy difícil para la madre llevársela, cuando no sabe si va a tener trabajo en los próximos días", dice Sifnyos.

En el pasado SOS Children's Villages recibía niños porque sus familias no podían cuidarlos por problemas de drogas y alcoholismo. Hoy, el motivo es la pobreza. Smile of a Child, otra ONG, también solía recibir niños víctimas de abusos y negligencia. Ahora, el foco está puesto en los destituidos de Atenas.

Stefanos Alevizos, psicólogo de la organización, dice que cuando un padre entrega a su hijo, éste siente que se le derrumban todas sus estructuras. "Viven la separación como un acto de violencia, porque no pueden entender las razones por las que los abandonan", explica el experto.

Pero para Sofia Koui, de Smile of a Child, la tragedia radica en que aquellos padres que entregan a sus niños son, a veces, quienes más quieren a sus hijos. "Es muy triste ver cómo sufren, pero saben que es lo mejor, al menos en este momento", añade.

El Padre Antonios no coincide con Koui. "Estas familias serán juzgadas por abandonar a sus hijos", sentencia. "Nosotros podemos brindarles alimentos y un techo, pero la verdad es que lo que más necesitan los niños es sentir el amor de su padres".

"Cada uno habla de la feria según cómo le va en ella"

– "Minijobs", ¿una clave para el paro? (Cinco Días – 2/2/12) Lectura recomendada

(Por Walther Von Plettenberg)

A principios de año, un periódico español se hizo eco de una encuesta en España en la que se constató que el 49,6% de los jóvenes españoles entre 18 y 29 años apoyaba la introducción de los miniempleos. No extraña que el paro juvenil, con una tasa de paro del 45%, refleje una cifra similar de los que apoyan esta medida. Los miniempleos -en Alemania denominados minijobs- son trabajos a tiempo parcial cuya remuneración no supera los 400 euros al mes y que gozan de un marco privilegiado en el IRPF y la Seguridad Social. Por el momento, no parece que entre las medidas de reforma del marco laboral el Gobierno de Mariano Rajoy quiera legislar en este sentido, aunque la idea fue también propuesta por el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, hace pocas semanas. ¿Debería plantear el Gobierno su introducción?

Los defensores de estos contratos en Alemania señalan que para muchos un trabajo a tiempo parcial con pocas horas al mes es lo que buscan. A día de hoy, se aprovechan de ello algo menos de siete millones de personas: casi un 20% de los 41 millones de personas asalariadas. Una tercera parte añade estos ingresos a las rentas provenientes de otro trabajo a tiempo parcial para completar el presupuesto familiar, particularmente en el caso de ser ama de casa. Para muchos es la forma de conciliar mejor la vida profesional con la familiar.

Un 25% de las personas tiene más de 55 años, otro 25%, menos de 30 años, más de 200.000 personas prestan su ayuda en casas y particularmente a personas mayores. Al poderse aprovechar esta modalidad a la vez de cobrar una prestación no contributiva, pretende ser también un trampolín para entrar o regresar al mundo laboral. Así, una de tres personas que terminan su relación de trabajo como miniempleado pasa a una situación laboral regular de cotización a la Seguridad Social, el 40% de ellos en la misma empresa. El 70% de los que trabajan en este régimen manifiestan su satisfacción con su situación laboral. Los ingresos medios están en unos 300 euros.

Para los empresarios, el alto grado de flexibilidad que entraña este modelo, cuando el proceso productivo lo demanda, y la mejor relación coste total/ingreso neto para empresario y trabajador comparada con un contrato normal son los mejores argumentos en favor de él. De hecho, en términos puramente estadísticos en cuanto al número de contratos, el miniempleo es una historia de éxito: desde 2003, año de la última gran reforma de este tipo de contrato -en los años noventa se conocían como los contratos de 630 marcos-, el número de este tipo de contratos subió de 5,7 millones a más de 7 a finales del año 2010. Hoy está algo debajo de los 7 millones de contratos.

Su forma actual la recibió en el año 2003 por el Gobierno socialdemócrata de Gerhard Schröder en el ámbito de su famosa agenda 2010. Desde entonces, la clave de su atractivo para empleados y empresa está en el hecho de que solamente tributa con un 2% en el IRPF y que el trabajador no está obligado a aportar su 50% de los costes totales de la Seguridad Social, como normalmente es el caso. En el supuesto del miniempleo, la empresa paga un 15% para el seguro de jubilación de la Seguridad Social y otro 13% para el seguro médico. Si así lo desea el empleado, puede optar por complementar la aportación al seguro de jubilación hasta el máximo previsto de un 19,6% y con ello mejorar su jubilación, siendo esta mejora a cargo suya. El miniempleo como tal no da derecho a las prestaciones del seguro por enfermedad; este derecho lo adquiere el empleado por otros supuestos por los que está legalmente obligado o, en ciertos supuestos, exento de la obligación legal de estar asegurado para casos de enfermedad.

Para los detractores de este tipo de contrato, el tratamiento privilegiado a efectos de la Seguridad Social e IRPF es para las arcas del Estado pan para hoy, hambre para mañana. Señalan que los miniempleos hacen peligrar la primacía de contratos normales a tiempo completo y de mayor envergadura en cuanto a horas y sueldo y que no garantiza una adecuada jubilación al que haya trabajado con esta modalidad.

Una vez más, se ve que la realidad es tozudamente compleja y la decisión sobre introducir o no este modelo en España -tómese la decisión que se tome- requiere un alto grado de valentía.

¿Por qué valentía? Si la decisión es contraria a ello, habría que dar razones para que un modelo que en Alemania empezó a funcionar hace muchos años se descarta como parte de la solución del problema de paro. Habría que dar razones por las que los Gobiernos sucesivos alemanes desde los años noventa, de un color u otro, no han desistido del modelo, sino que lo han ido reformando y, supuestamente, mejorado.

Pero también la decisión contraria sería valiente. Si el Gobierno se decidiera en favor de este modelo, tendría que defenderse de las acusaciones de favorecer una evolución del marco laboral en detrimento de los derechos del trabajador: se le acusaría de dinamitar el marco seguro de la regulación actual de contratos a tiempo parcial, fijos discontinuos o temporales hoy por hoy claramente acotado, de propiciar la sustitución de los contratos a tiempo parcial regulares por los de poca remuneración, de fomentar la exclusión social de segmentos ya de por sí marginados de la población y de hacer peligrar una jubilación digna.

Sea cual fuere la decisión del Gobierno, el miniempleo no es una panacea, pero puede ser un elemento significativo para configurar un mercado de trabajo más de acuerdo a las necesidades de las personas, de la realidad social y del sistema productivo.

(Walther von Plettenberg. Director Gerente de la Cámara de Comercio Alemana para España)

Casos de esclavitud "moderna" en la Unión Europea (apuntando a los más vulnerables)

"Grupos de delincuentes que pertenecen a las comunidades nómadas británicas e irlandesas han estado transportando hombres británicos al exterior para hacerlos trabajar como virtuales esclavos. Una investigación de la BBC encontró por lo menos 32 víctimas en esta situación"… Denuncian esclavitud moderna en el corazón de Europa (BBCMundo – 3/2/12)

La Comisión Europea describe el hecho como esclavitud moderna y señala que se trata sólo de la punta del iceberg.

Se confirmaron casos en seis países europeos, entre los que se incluye Suecia, Noruega y Bélgica. Las pandillas recogen a hombres que se encuentra en situación vulnerable, viviendo en las calles británicas, frecuentemente padeciendo problemas de alcohol y de drogas.

Se les promete trabajo bien remunerado, pero luego se les traslada al exterior donde son forzados a trabajar largas y duras horas asfaltando o pavimentando carreteras por muy poco dinero o nada.

La BBC conversó con uno de los hombres que llegó al puerto sueco de Malmo junto a otros dos británicos que no tenían techo cuando fueron recogidos. Pidió no ser identificado temiendo por su seguridad.

Los hombres trabajaron 14 horas al día con muy poca remuneración o sin pago y viviendo en condiciones terribles y hacinados. Estaban demasiado asustados para escapar hasta que la policía sueca les ofreció ayuda.

"He visto a personas amenazadas con hachas", señaló. "He visto como los han pateado y golpeado. A mí casi me lanzan desde un vehículo en movimiento. Es una situación muy tensa. Uno espera lo que pueda pasar después".

La comisionada europea para Asuntos Internos, Cecilia Malmstron, teme que estos casos sólo sean solo una muestra de una situación más grave y compleja. "Es un crimen horrible y es esclavitud moderna". "Están utilizando a gente muy vulnerable y especialmente durante tiempos económicos duros, gente que ha perdido sus empleos, que no tienen dónde vivir, que han sido expulsados de casa por sus familiares. Tenemos que actuar con más fuerza de lo que lo hemos hecho. Es sólo recientemente que nos hemos dado cuenta de la magnitud del problema".

El gerente responsable sobre tráfico humano en la Oficina Europea de Policía (Europol), David Ellery, dice que las pandillas de nómadas han estado cometiendo esos actos criminales durante mucho tiempo. "Han estado atacando a los vulnerables en la sociedad, obligándolos a trabajar, pero los casos no están categorizados como tráfico humano. El trabajo se hace normalmente en el norte de Europa donde trabajan en zonas rurales, concentrándose en conseguir víctimas locales de edad avanzada". "A estas personas se les intimida a pagar por un trabajo considerable así que el crimen es doble; explotación de las víctimas y estafa de la personas que paga".

Un informe sobre tráfico humano en Suecia, publicado en 2010, encontró 26 reportes sobre tráfico humano no relacionados con el sexo. "En especial, se trataba de británicos e irlandeses haciendo y trabajos de pavimento en Suecia". "Las víctimas no suelen denunciar personalmente que han sido víctimas de tráfico humano porque muchas veces no tienen confianza en las autoridades que administran justicia y tienen miedo de sufrir represalias".

Oliver Hayre, de 22 años y del condado inglés de Lincolnshire, murió en un incendio en una caravana en 2005 después de trabajar bajo condiciones terribles para una pandilla de viajeros durante más de tres meses. El detective superintendente Guy Collings, quien investigó su muerte, señaló: "Desde mi punto de visto Oliver fue definitivamente víctima de tráfico de una pandilla de individuos que en la práctica lo mantuvieron como rehén, quitándole su pasaporte y amenazándolo con violencia si no accedía".

Los padres de Oliver quieren que el gobierno británico haga más para detener ese tipo de explotación. Su padre, Martin Hayre, señaló: "Estamos en el Siglo XXI. Abolimos la esclavitud, pero no lo hemos hecho realmente… mi percepción es que las autoridades se hacen de la vista gorda y la intimidación contra Oliver era real. Le costó su vida".

Otro informe policial confidencial obtenido por la BBC subraya lo lucrativo que resulta el negocio para las pandillas. Su "cálculo conservador" sugiere que están embolsándose US$ 5 millones al año en lo que el informe llama "trabajo en negro". En 2007 la policía noruega calculó que las pandillas nómadas que operaban en el país escandinavo hicieron más de US$ 17 millones en un año.

El doctor Aidan McQuiade director de la ONG Anti-Slavery International dice que la investigación de la BBC demuestra que los seres vulnerables son especialmente gente sin hogar. "Que hombres británicos físicamente en buen estado sean amenazados u obligados a trabajar sin pago y a vivir temiendo por su seguridad refleja la realidad brutal de la esclavitud moderna".

McQuiade indica que el gobierno de Reino Unido y de otros países debería hacer mucho más para combatir el problema. Eso ciertamente está en la agenda de la Comisionada Malmstrom. "Esto no es digno de suceder en la Europa de hoy", señala, "y deberíamos hacer todo lo posible para impedirlo".

Un portavoz del ministerio del Interior británico dijo que "el gobierno está comprometido a enfrentar el tráfico humano e impedir el daño que causa a los miembros vulnerables de nuestra sociedad".

Por su parte Ivonne MacNamara, directora del Movimiento de Viajeros Irlandeses en Reino Unido indicó que su organización condenó "la esclavitud absoluta y el trabajo forzado en particular porque los viajeros han sido sometidos a la esclavitud a lo largo de su historia".

"Sold": de los esclavos Made in Britain a los esclavos… ¿Made in Germany?

"Sueldos de dos euros la hora para fregar platos y limpiar suelos, agencias de empleo que demandan personal al que pagar menos de 60 céntimos la hora, siete millones de empleados con minijobs… ¿Qué hay detrás del milagro económico alemán?"… La otra cara del milagro laboral alemán: 7 millones de minijobs y 50 céntimos/hora (El Economista – 8/2/12)

"Mi empresa me explotaba, asegura Anja, de 50 años", en declaraciones que recoge Reuters. "Si pudiera encontrar otro trabajo, me marcharía muy muy lejos". Durante los últimos seis años se ha dedicado a fregar suelos y lavar platos por dos euros la hora.

La moderación salarial y las reformas del mercado laboral han empujado la tasa de paro hasta el nivel más bajo en 20 años, y el modelo alemán se cita a menudo como ejemplo al resto de países europeos que quieren reducir el desempleo y buscan ser más competitivos. Pero Anja se escandaliza cada vez que lee en un titular, "el milagro económico alemán".

Los críticos aseguran que los cambios laborales de principios de la década pasada han contribuido a crear puestos de trabajo, pero también han fomentado la existencia de trabajos temporales y mal pagados, incrementando la desigualdad salarial.

Los datos de la oficina de empleo germana muestran cómo el grupo de empleados con salarios más bajos creció tres veces más rápido que el resto entre 2005 y 2010. Eso explica por qué el milagro laboral no ha llevado a los ciudadanos a gastar mucho más, asegura Reuters en su artículo.

En Alemania no existe un salario mínimo a nivel nacional, por eso los sueldos pueden ser incluso inferiores a un euro la hora, especialmente en los estados de la antigua Alemania comunista.

"He tenido algunas personas que ganan apenas 55 céntimos la hora", explica Peter Huefken, jefe de la agencia de empleo de la ciudad germana de Stralsund, la primera de este tipo que busca empleados a los que pagar sueldos muy bajos. Huefken anima a otras agencias a seguir sus pasos.

En 2011, el número de ocupados en Alemania sobrepasó los 41 millones, el nivel más elevado desde la reunificación. La tasa de empleo ha disminuido prácticamente de forma constante desde el año 2005 y ahora se sitúa tan sólo en el 6,7%, frente al 23% de España o el 18% de Grecia.

¿Una reforma precoz?

En 2003, con Gerhard Schroeder como canciller, Alemania se embarcó en una serie de reformas laborales que fueron calificadas por muchos como "el mayor cambio en el sistema de bienestar social desde la Segunda Guerra Mundial", aun cuando muchos otros se movían en la dirección opuesta.

Mientras los socialistas franceses introducían la semana de 35 horas y un mínimo arranque al alza de los salarios, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) desregulaba el mercado laboral y aumentaba la presión sobre los desempleados para que encontrasen trabajo. Los sindicatos y los empresarios estaban de acuerdo en fomentar la moderación salarial en pro de una mayor seguridad laboral y crecimiento.

A partir de 2005, el desempleo comenzó a caer, acercándose a niveles previos a la reunificación. En otras partes de Europa, en cambio, se empezaba a luchar contra el paro. Pero, desde entonces, han crecido especialmente los empleos temporales y de baja remuneración como consecuencia de la desregulación y la promoción de empleos flexibles y con sueldos de 400 euros, los llamados minijobs, una opción que puede resultar atractiva para muchos parados.

Las críticas de la OIT

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha criticado recientemente la política alemana de competitividad salarial, considerándola como la "causa estructural" de la crisis en la zona euro.

Según un informe que recoge France Press, las reformas de Schroeder tuvieron como efecto "reducir los ingresos más bajos, especialmente en los servicios, donde aparecieron nuevos empleos de baja remuneración". Pero, al mismo tiempo, "se hizo poco para mejorar la competitividad a través de una progresión de la productividad", según este informe.

La política de deflación salarial no solamente ha afectado al consumo. "También condujo a un aumento de la desigualdad de los ingresos a una velocidad jamás vista, ni siquiera durante el choque producido tras la reunificación", denuncia por su parte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

La cuestión es que "los demás países consideran cada vez más que una dura política de deflación salarial es la solución a su falta de competitividad", subraya el informe.

Los economistas aseguran que el objetivo de Schroeder era conseguir la reincorporación al mercado laboral de los desempleados poco cualificados y de parados de larga duración. En 2005, su último año como canciller, se jactó en el Foro Económico Mundial de Davos de haber construido uno de los sectores de salarios más bajos de toda Europa, recuerda Reuters.

Hoy, siete años más tarde, los empresarios alaban las reformas que condujeron a la existencia de los minijobs y de los empleos temporales. "Fueron particularmente populares entre las mujeres y los estudiantes para ganar algo de dinero extra", o "dieron más flexibilidad a las empresas y la posibilidad de contratar a más personas para empleos poco cualificados y de baja productividad", son los argumentos que más resuenan.

¿Camino a ninguna parte?

En cambio, los más críticos con las reformas aseguran que se ha tenido que pagar un alto precio, el que supone un mercado laboral de dos niveles. Y apuntan a que si bien ha ayudado a trabajadores de baja cualificación a incorporarse al mercado laboral, las encuestas muestran que no les ha llevado a ninguna parte. Además, alegan que los empresarios tienen pocos incentivos para crear trabajos estables, a tiempo completo.

El resultado es que más de uno de cada cinco empleos en Alemania es hoy un minijob: sueldos máximos de 400 euros al mes libres de impuestos. Para casi siete millones de trabajadores este es su principal empleo.

La gran solución laboral alemana está en el auge de los contratos con bajos salarios

"Crece la desigualdad por el aumento de los trabajadores "pobres" en el país teutón"… Sueldos de un euro a la hora en el "milagro" laboral alemán (El País – 9/2/12)

Anja lleva seis años encadenando contratos para limpiar y lavar platos por dos euros la hora. Vive en la ciudad alemana de Stralsund, una atractiva y pintoresca ciudad costera. Se sorprende cuando los periódicos alemanes hablan del "milagro laboral" del país. En un pequeño apartamento de la misma ciudad un hombre de 50 años asegura: "Mi empresa me explota". Habla sentado en la cocina de su pequeño apartamento situado al este de Stralsund. "Si pudiera encontrar algo mejor, ya me habría ido", añade. Anja, que prefiere no dar su nombre completo por miedo a ser despedida, tampoco puede permitirse ir a los cafés de su ciudad.

La moderación salarial y las reformas del mercado laboral han reducido la tasa de desempleo en Alemania hasta el nivel de hace 20 años. El modelo alemán se cita a menudo como un ejemplo para los países europeos que tratan de reducir el paro y ser más competitivos. Pero los críticos aseguran que las reformas que ayudaron a crear puestos de trabajo también ampliaron y afianzaron un sector de trabajos temporales y mal pagados, que aumentaron la desigualdad salarial.

Los datos del Departamento de Trabajo alemán muestran que los contratos con salarios bajos crecieron tres veces más rápido que otro tipo de empleos entre 2005 y 2010. Eso explica por qué el milagro laboral "no ha provocado que los alemanes gasten mucho más de lo que hacían antes". En Alemania, que carece de un salario mínimo nacional, hay sueldos que pueden estar por debajo de un euro la hora, sobre todo en las regiones de la antigua Alemania del este. "He visto gente que ganaba solo 55 centavos de dólar a la hora", afirma Peter Huefken, jefe de la agencia de empleo de Stralsund, el primero en demandar a los empresarios por pagar tan poco. Huefken está animando a otras agencias de empleo a seguir su ejemplo.

El Eurostat revela que los trabajadores en Alemania son menos propensos a la pobreza que sus vecinos de la eurozona. Pero el riesgo ha aumentado: un 7,2% de los empleados ganaban tan poco que estaban cerca del umbral de la pobreza en 2010, frente al 4,8% en 2005. Aun así, es menor que la media de la eurozona, donde el 8,2% de los trabajadores están cerca del umbral de la pobreza.

El número de los llamados "trabajadores pobres" ha crecido más rápido en Alemania que en el resto de países con la moneda común. En respuesta, mientras otros países europeos se apresuran a desregular, Alemania va hacía una nueva regulación. El gobierno conservador de Angela Merkel trata de diluir los efectos de las reformas aprobadas por su predecesor, el socialdemócrata del SPD Gerhard Schroeder. Y lo hace un año y medio antes de las próximas elecciones federales, cuando se espera que Merkel busque su tercer mandato consecutivo.

Reformas precoces

El contraste entre los niveles récord de empleo en Alemania y la grave situación en otros países de Europa es notable. El año pasado, el número de contratados en Alemania superó por primera vez la barrera de los 41 millones de trabajadores. La tasa de paro se ha reducido constantemente desde 2005 y ahora se sitúa en solo el 6,7%, frente al 23% en España y el 18% en Grecia.

Ha sido una dura batalla desde que el paro alemán alcanzara su punto máximo tras la reunificación en 1990. Entonces, muchas empresas de la Alemania del este naufragaron en una sociedad de libre mercado cuando cayó el Muro de Berlín. El paro se fue por encima del 20%. La globalización puso a la economía alemana, dependiente de las exportaciones, bajo serias presiones competitivas, y les obligó a adaptarse rápidamente a la nueva situación. En 2003, Alemania se embarcó en un sistema de reformas que fueron calificados como el mayor cambio en el estado de bienestar desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras, muchos de los países vecinos se movían en la dirección opuesta: Los socialistas franceses introdujeron la semana de 35 horas y pusieron en marcha los salarios mínimos. Por contra, los socialdemócratas alemanes del SPD desregularon el mercado laboral y aumentaron la presión sobre los desempleados para que buscaran trabajo. Sindicatos y empresarios pactaron una moderación salarial a cambio de seguridad en el empleo y crecimiento. Un modelo laboral flexible y subvenciones del Gobierno redujeron las horas de trabajo para permitir a los empresarios ajustarse al ciclo económico sin necesidad de contrataciones ni despidos.

A partir de 2005, el desempleo comenzó a caer y se acercó a los niveles anteriores a la reunificación. En otras partes de Europa, los gobiernos se enfrentan ahora a altas tasas de paro emprendiendo reformas laborales. El presidente de Francia, el conservador Nicolas Sarkozy, ha citado repetidamente en los últimos meses las reformas de la "Agenda 2010" que Schroeder puso en marcha como un ejemplo para su país. Las reformas laborales que se están introduciendo en España y Portugal tienen muchos puntos en común con el sistema alemán.

El sector con salarios bajos más importante de Europa

El crecimiento del empleo en Alemania se ha debido fundamentalmente al aumento del modelo de bajos sueldos y a las agencias de trabajo temporal, impulsados por la desregulación y la promoción de la de flexibilidad y a los contratos de bajos ingresos, subvencionados por el Estado, llamados mini-jobs. El número de trabajadores con contrato indefinido de salarios bajos -definido como aquellos que ganan menos de dos tercios de los ingresos medios- se elevó un 13,5% hasta los 4,3 millones entre 2005 y 2010. Un crecimiento tres veces más rápido que otra modalidad de empleo, según el Departamento de Trabajo. Los empleos las empresas de trabajo temporal alcanzaron un récord en 2011 con 910.000 puestos de trabajo -el triple que en 2002, cuando Berlín comenzó la desregulación-.

Los economistas aseguran que la intención de Schroeder fue lograr una rápida expansión de estos sectores (salarios bajos y trabajos temporales) para conseguir la incorporación al mercado laboral de trabajadores pocos cualificados y desempleados de larga duración. En 2005, el último año de Schroeder como canciller, presumió en el Foro Mundial de Davos: "Hemos construido una de los mejores sectores de salarios reducidos de Europa". Siete años más tarde, los empresarios alaban las reformas que les permitieron crecer con minijobs y trabajos temporales.

"El argumento de los sindicatos de que los (mini) empleos provocan que las condiciones de trabajo sean más precarias en Alemania no es válido", dijo Mario Ohoven, jefe de la asociación "Mittelstand" de pequeñas y medianas empresas. Ohoven, asegura que este tipo de empleos fueron particularmente populares entre las mujeres y los estudiantes que trataban de ganar algo de dinero extra. Por su parte, Juergen Wuttke, de la patronal BDA, indica que las reformas ofrecieron a las compañías una mayor flexibilidad y la capacidad para contratar a más gente con baja cualificación y de baja productividad.

Fritz Engelhardt, que dirige un pequeño hotel de tres estrellas en el sur-oeste de la ciudad de Pfullingen, señala que cuenta con dos trabajadores con minijob que le ayudan durante el fin de semana y hacen pequeños recados. "Mucha gente en el sector de la restauración tratar de hacer frente a los picos de trabajo del fin de semana o cuando tienen eventos especiales mediante los minijobs", añadió Engelhardt. "En las grandes cadenas, los hoteles pueden utilizar a la plantilla de una filial, pero para las empresas pequeñas y medianas los miniempleos son cruciales para su propia existencia".

Incluso las grandes multinacionales alemanas se acogen a estas nuevas formas de empleo para lograr mayor flexibilidad. Adidas, el segundo mayor fabricante mundial de ropa deportiva, y la cadena de supermercados Kaufland, que forma parte del mismo grupo que la cadena de descuento Lidl, se valen de mini-empleos para llenar las vacantes de personal cuando el negocio lo requiere.

Los datos de la OCDE reflejan que en Alemania los contratos con salarios bajos son el 20% de los trabajos a tiempo completo, frente al 8,0% en Italia y un 13,5% en Grecia. Los críticos creen que las reformas de Alemania han supuesto un alto precio ya que arraigó firmemente el sector de sueldos bajos y deprimió los salarios, lo que llevó a un mercado laboral de dos niveles. Las nuevas categorías de bajos ingresos, puestos de trabajo subvencionados por el Estado -un modelo que está siendo considerado en España- han demostrado ser especialmente problemáticos. Algunos economistas señalan que son contraproducentes. Fueron creados para ayudar a aquellos que eventualmente tenían malas perspectivas de empleo se reintegraran en el mercado laboral, pero las encuestas muestran que para la mayoría de la gente no condujo a ninguna parte.

Los empresarios tienen pocos incentivos para crear trabajos a tiempo completo normales si existe la posibilidad de emplear a trabajadores con contratos flexibles. Uno de cada cinco puestos de trabajo es ahora un "mini-trabajo", en los que los trabajadores ganan un máximo 400 euros al mes libres de impuestos. Para casi cinco millones de trabajadores este es su principal empleo, que requiere financiación de fondos públicos. "Los empleos a tiempo completo normales se están dividiendo en mini-empleos", indicó Holger Bonin del ZEW, un think tank con sede en Mannheim. Y no hay mucho que hacer para impedir que los empresarios paguen poco con minijobs puesto que saben que el Gobierno les va a apoyar y además no hay un salario mínimo legal.

Los sindicatos y los empresarios en Alemania optan tradicionalmente por pactos salariales colectivos, bajo el argumento de que un salario mínimo legal podría suprimir puestos de trabajo. Pero estos acuerdos sólo afectan a algo más de la mitad de la población empleada y, además, pueden ser evitados. "Muchos de mis amigos trabajan como carpinteros, pero las empresas los registran como conserjes en sus contratos para evitar el pago del salario negociado en el convenio colectivo", asegura un parado de 33 años de edad, que prefiere no dar su nombre. La desregulación de las empresas de trabajo temporal también ha dado a los empresarios menos incentivos para contratar a trabajadores de plantilla con contratos con una protección de empleo y un salario decente. A los trabajadores temporales se les paga menos que al personal de plantilla alemán. Los bajos salarios de los miniempleos y una mayor presión sobre los desempleados para conseguir un trabajo han tenido un impacto deflacionario en los salarios en todos los sectores, según algunos economistas.

Mientras la desigualdad salarial, que solía ser tan baja en Alemania como en los países nórdicos, ha aumentado considerablemente durante la última década. Los trabajadores con sueldos bajos ganan menos respecto a la media en Alemania que en el resto de países de la OCDE, excepto en Corea del Sur y los Estados Unidos. "Los pobres han perdido claramente a la clase media, más en Alemania que en otros países", asegura el economista de la OCDE Isabell Koske. La caída de los salarios y la inseguridad laboral han mantenido un tope en la demanda doméstica, el talón de Aquiles de la economía alemana que depende de las exportaciones, pese a la exasperación de sus vecinos. "La demanda de importaciones es baja, a pesar de que Alemania tiene uno de los mejores resultados de la zona del euro y podría contribuir más a un mejor desempeño de sus países socios", dijo Ekkehard Ernst de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

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