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La Unión Europea llama a revisión al Euro la casa está en llamas I (página 3)

Enviado por Ricardo Lomoro


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En concreto, el documento del BCE señala que "los acontecimientos recientes han, quizá, aumentado el riesgo de secesión (modestamente), así como la urgencia de abordar esta cuestión como un escenario posible". El estudio concluye que el abandono de la zona euro supondría también la expulsión de la UE, ya que todos los miembros de la Unión deben ir integrándose, de forma progresiva, a la Unión Monetaria, a excepción de Gran Bretaña y Dinamarca, cuya adhesión a la UE establece explícitamente una cláusula para no adoptar el euro en sustitución de su moneda nacional.

En la actualidad, abandonar la Unión Monetaria (UEM) "sin una retirada paralela de la UE sería legalmente imposible". Pese a ello, "si bien esto puede suceder en la práctica, la expulsión de la UE o de la UEM sería tan difícil, desde el punto de vista conceptual y jurídico, que su probabilidad es cercana a cero". La clave, sin embargo, es que el BCE ya no descarta algo que hasta hace poco era, simplemente, inconcebible.

Por ello, el BCE aboga por dotar de mayor transparencia y seguridad jurídica a los preceptos relativos a la expulsión o abandono voluntario de la zona euro en los tratados comunitarios, y propone una revisión de este tipo de normas. Es preferible que se "aclare" jurídicamente el "silencio" que hasta ahora ha imperado en este tipo de cuestiones.

"El recién nombrado economista jefe de Deutsche Bank, Thomas Mayer, advierte que "el euro puede romperse" a causa de la situación de Grecia y otras "economías frágiles" entre las que se incluye España.

En una entrevista que el diario "Die Welt" publica en su tercera página, llama a la Unión Europea a establecer mecanismos de gestión de crisis como estas en los países miembros "que sólo pueden desembocar en una ruptura de la unión monetaria o en su conversión en una unión inflacionista"… . "El euro puede romperse" por la "fragilidad" de países como España, Irlanda y Portugal (El Mundo – 22/1/10)

Sugiere la creación urgente de un Fondo Monetario Europeo con amplios poderes ya que "ni el Banco Central Europeo ni la Comisión Europea pueden obligar a nadie en la UE, en este caso a los griegos, a llevar a cabo las reformas necesarias a cambio de ayuda".

En caso de que no se ponga remedio, considera muy posible que España, Irlanda y Portugal se vean en la misma situación en la que hoy encontramos a Grecia.

"¿Abandonarán estos países problemáticos el euro por sí mismos?", se pregunta Mayer, ofreciendo la respuesta a renglón seguido: "¿Por qué iban a abandonar este paraguas de protección? Serán otros, los países estables, los que vean el euro tan arruinado que no quieran estar más ahí. Eso en teoría es posible. Según jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal, si la Unión Monetaria deja de ser un elemento de estabilidad, Alemania puede escapar, aunque en la práctica no podamos ni imaginarlo. Y ese es el auténtico dilema".

Deutsche Bank mantiene desde hace ya tiempo una posición muy crítica respecto a la situación en Grecia y recientemente ha recomendado también a sus inversores vender la deuda pública española a favor de la deuda de Irlanda.

"Los inversores están retirando efectivo de Europa a un ritmo récord al tiempo que los bancos centrales reducen sus compras del euro, una situación que hace peligrar el estatus de la divisa comunitaria como un sustituto del dólar como la moneda de reserva del mundo"… El mercado duda del euro: pierde terreno como moneda de reserva (El Economista – 2/2/10)

De acuerdo con los datos que semanalmente publica la Comisión de Negociación de Futuros y Materias Primas (CTFC en sus siglas en inglés), las posiciones netas bajistas de inversores no comerciales -los especuladores financieros- alcanzaron un volumen de 43.741 contratos, lo que devuelve al mercado a parámetros no vistos desde el colapso de Lehman Brothers y supone el nivel más alto desde que se hacen contratos de futuros sobre el euro.

Conviene señalar que el mercado de futuros representa sólo una fracción y muy pequeña de la negociación real sobre el euro, que se mueve sobre todo al contado y en mercados OTC (over the counter), sin información pública. Se trata en cualquier caso, de un síntoma preocupante para la evolución de la moneda europea durante los próximos meses. "Es una señal muy fuerte. En este mercado sólo entran los grandes operadores, y están indicando que ven al euro muy débil", confirma José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.

La agencia de calificación crediticia Fitch Ratings tildó ayer de "inquietante" la situación de las cuentas públicas de Grecia, España y Portugal y recordó que Grecia "no ha seguido nunca las directivas europeas".

Dado que no hay otra unión monetaria en el mundo con la que comparar la marcha del proyecto europeo, hay quienes argumentan que estos son los contornos propios de una unión monetaria sin más, que no se trata de que las reglas impuestas por Bruselas hayan sido equivocadas o insuficientes sino que, en ausencia de una unión política, estos son los elementos con los que hay que trabajar y convivir.

"Los actuales problemas están en el origen mismo del euro. Es su pecado original porque se unifica la política monetaria de los estados miembros pero cada uno de ellos mantiene su soberanía fiscal", asegura Gerardo della Paolera, profesor de Economía de la Universidad Americana de París.

Sin embargo, las cosas se podían haber hecho de otra forma, se podían haber fijado otros límites y las herramientas elegidas podían haber sido también distintas. "Los niveles de vigilancia establecidos, a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), claramente no son suficientes. No se tienen en cuenta desequilibrios que ahora se han probado tan graves para la eurozona como los déficits comercial y por cuenta corriente, la evolución de los salarios, del crédito, la política prudencial…. No hay duda de que hace falta mayor supervisión", asegura Jean Pisani-Ferry, director del think tank Bruegel, con sede en Bruselas.

Las críticas al Pacto de Estabilidad son un episodio habitual para los expertos. Y la verdad es que no parece que un límite del 3% del PIB, en el caso del déficit, y del 60%, en el de la deuda pública, basten para dotar de estabilidad a una unión monetaria en un mundo tan complejo como el actual y en el que están tantos elementos en juego.

Precisamente, el PEC fue el origen de otra pequeña crisis de la moneda única en estos 11 años de existencia. En 2004, la Comisión Europea dejó en suspenso la aplicación de sanciones a Francia y Alemania por haber superado el límite del 3% de déficit el ejercicio anterior. Entonces se apostó por una reforma del Pacto que flexibilizara su cumplimiento para los países ricos, algo que algunos auguraron como una carga de debilidad permanente para el euro. No fue así. Pero ya entonces ese episodio permitió intuir algunos problemas estructurales de la Unión: la dificultad de acomodar unas reglas comunes a países con momentos del ciclo muy dispares y con trayectorias económicas muy diferentes. "El euro ha funcionado bien porque el 85% del comercio se desarrollaba dentro de la UEM", apunta Della Paolera.

Sólo que hay desequilibrios que no se pueden mantener de forma indefinida. "La estructura del crecimiento en Europa está desequilibrada de forma peligrosa, con un gran superávit por cuenta corriente en Alemania que tiene su reflejo en los grandes déficits que soportan otros países de la Unión. Esos países sufren entonces una pérdida de competitividad que no pueden aliviar mediante una devaluación del tipo de cambio", afirma Marco Annunziata, economista jefe de Unicredit desde Milán. "Al mismo tiempo, Europa no cuenta con un mecanismo lo suficientemente fuerte como para redistribuir recursos de forma efectiva entre países y cuenta con una movilidad laboral limitada. Una unión monetaria en esas circunstancias, sin mayor integración fiscal y política, no puede funcionar", sentencia.

Con todo, mientras las cosas han ido razonablemente bien -fuerte crecimiento, liquidez, optimismo- el euro ha funcionado. Los problemas de verdad surgen cuando la economía se deteriora. "Es la primera vez que las economías en dificultades tienen que lidiar con el rigor desde dentro de una unión monetaria y todo ello en medio de una enorme crisis fiscal", recuerda desde su despacho de Londres Peter Westaway, economista jefe para Europa de Nomura.

Aunque la magnitud de la crisis actual ha superado cualquier previsión, algunos escenarios sí que se podían anticipar, al menos en parte. Las crisis financieras suelen venir acompañadas de una reducción de la deuda -desapalancamiento, según la jerga económica- del sector privado y ésta, a su vez, de un aumento de la deuda pública. La historia concluye entonces que las suspensiones de pagos por parte de los Estados aumentan considerablemente después de las crisis financieras, como recogen Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff en su libro Esta vez es diferente: ocho siglos de locura financiera. Si bien "las posibilidades de una suspensión de pagos son muy bajas, especialmente dentro de la eurozona, las incertidumbres que (esta situación) conlleva son considerables", admiten Ben Broadbent y Nock Kojucharov, de Goldman Sachs, en un reciente informe. Es decir, que los problemas por los que atraviesan economías como Irlanda, Grecia, Portugal o España, por poner un ejemplo, no eran tan difíciles de prever. Y menos después de la suspensión de pagos de Dubái.

Los mercados están castigando con un aumento de la prima de riesgo -medida por el diferencial de rentabilidad frente a la deuda alemana que hay que pagar para financiarse o por el coste de asegurar la deuda, los CDS- a los países con peor desempeño fiscal "y en este punto entra en juego la credibilidad, conseguida a lo largo del tiempo", como recuerda Citigroup en una nota a clientes. Porque hay un poco de todo. Desde luego en el caso de Grecia.

No hay duda de que la inestabilidad se ha cebado con los países del Sur de Europa más Irlanda, aunque el gobierno de Dublín ha acometido un plan de ajuste tan severo -incluyendo recortes del 15% del salario de los funcionarios- que parece haber recuperado la calma. Una coincidencia geográfica que ha llevado a los analistas a rescatar para sus informes el despectivo acrónimo PIGS, que significa cerdos, en inglés, y las iniciales en ese idioma de Portugal, Italia, Grecia y España. Una denominación que tuvo cierto éxito en los años previos a la entrada en vigor de la moneda única pero que la convergencia y el buen desempeño económico habían hecho caer en el olvido.

Claro que, si nos atenemos a las economías que pueden verse arrastradas en caso de una suspensión de pagos de Grecia, el nuevo acrónimo de moda entre los analistas es STUPID, las siglas en inglés de España, Turquía, Reino Unido, Portugal, Italia y Dubái. Algunos añaden otra U para incluir a Estados Unidos. La referencia del acrónimo en este caso es innecesaria.

Ante el alcance y la extensión que está cobrando la crisis, la Unión Europea se ha visto obligada a plantearse un escenario que había querido ignorar desde su creación: la posibilidad de un rescate financiero a un miembro de la unión monetaria. Es más, los estatutos fundacionales del Banco Central Europeo excluyen explícitamente la posibilidad de un rescate por parte de la autoridad monetaria. Sólo dejan la puerta vagamente abierta a que lo hagan los Estados miembros, pero bajo circunstancias muy concretas.

"No hay un mecanismo de gestión de crisis, estamos en proceso de inventarlo", reconoce Jean Pisani-Ferry. En algunos ámbitos ya ha habido avances. La Unión Europea estableció una línea de ayuda junto al Fondo Monetario Internacional (FMI) para acudir al rescate de Hungría, Rumanía y Letonia, países miembros de la unión pero no de la moneda única. Una opción que, sin embargo, parece descartada de plano cuando afecta a los países del euro.

No sólo por la humillación que puede suponer para los europeos que sean otros los que le resuelvan la crisis sino porque, además, el Fondo nunca ha aplicado sus programa en países que carecen de control sobre el tipo de cambio o sobre los tipos de interés. Y eso comprometería en buena medida la independencia del propio banco central

"Europa quizá necesite desembolsar hasta 320.000 millones de euros si decide rescatar a Grecia, porque abriría la puerta al salvamento de otros países con problemas financieros, según BNP Paribas"… El coste del rescate de Grecia para la UE podría ascender a 320.000 millones de euros (Cinco Días – 17/2/10)

"Un plan de rescate que tenga posibilidades razonables de éxito debería cubrir a todos los candidatos más probables, y tendría que ser grande", dijo Paul Mortimier-Lee, director mundial de economía de mercado para BNP en Londres. "El tamaño importa cuando se intenta ahuyentar a los especuladores y confortar a los bonistas nerviosos".

Para hacer el cálculo, Mortimier-Lee utilizó el 20% del producto interno bruto como regla general, basándose en los paquetes recientes del Fondo Monetario Internacional. Y también tiene en cuenta la ayuda proporcionada a la aseguradora American International Group Inc., el mayor rescate de Estados Unidos, que costó 182.000 millones de dólares.

La semana pasada, los líderes europeos se comprometieron a garantizar la estabilidad de la eurozona, aunque no nombraron medidas específicas para ayudar a Grecia. Los bonos de España y Portugal han caído por temor a que esos países también tengan problemas para reducir sus déficits. "No es de sorprender que el apoyo dado hasta ahora a los países europeos periféricos haya sido principalmente moral", dijo Mortimier-Lee. "Como dicen, prometer no empobrece, pero un rescate convincente sí que costará".

Los PIGS "vuelan"… (lo que pocos se animan a decir, pero muchos piensan)

Opción "amputación" (guste o no)

Estoy casi seguro que no es lo que se va a hacer (hay demasiados bancos europeos, en especial franceses y alemanes, con mucha deuda soberana de los PIGS atragantada), pero por la "salud" del euro y la "credibilidad" de la UE, creo que lo mejor (aunque resulte muy duro) sería "expulsar temporalmente" del euro a los incumplidores. Aplicar una especie de "opt out" obligatoria, mientras dure su situación deficitaria, comprometedora con la estabilidad de la moneda única.

Durante ese período de expulsión, el FMI trataría a los "fiscalmente recalcitrantes" como a los países subdesarrollados (la única verdad, es la realidad). Una vez resuelta su problemática financiera, podrían reintegrase nuevamente (si lo desean). Mientras pagan los excesos, los "gorrinos" pasarían a formar parte del grupo de países miembros de la UE que -aún- no se han integrado en la moneda única y de aquellos que, estando en condiciones, no desean hacerlo.

En el proceso de "desintoxicación" volverían la peseta, la lira, el escudo, la libra… las devaluaciones, la fuga de depósitos y una "argentinización" de las economías "periféricas", en el caso que los gobiernos populistas insistieran con "más de lo mismo", de final imprevisible. En las manos de sus dirigentes (vaya eufemismo) quedará la responsabilidad (histórica) de "sanear sus balances" para poder retornar al club del euro o el "suicidio social" del "nunca más"… En las manos de sus pueblos (¿aborregados, pastueños, subsidio-dependientes, anestesiados?) quedará la decisión de cómo afrontar los acontecimientos que vendrán…

… o dejan el nido (una "intervención" en toda regla por "incapacidad" manifiesta)

Opción "trasplante" (esto es lo que hay)

La otra opción (tan desagradable para los populistas "deficitarios habituales", como la anterior, pero menos peligrosa para sus ciudadanos, tal vez) podría ser la de facilitar los "apoyos financieros" necesarios para que resuelvan su situación deficitaria, a cambio de aceptar formalmente una "intervención", total y absoluta, en el manejo presupuestario, como para asegurarse el cumplimiento de las metas establecidas. Para esta alternativa, sería conveniente crear un Fondo Monetario Europeo, con capacidad para captar recursos en el mercado internacional, autoridad suficiente para facilitar créditos de emergencia, e "intervenir" y auditar el presupuesto nacional del país fracasado. De ser conveniente (y necesario) se podría acudir a una forma de Derechos Especiales de Giro, emitidos por el FME, o créditos "stand by", para cubrir los desfases financieros, con una tasa de interés equivalente a la que cobre el FMI, para similar operación y circunstancia, pagadera en euros por el país solicitante, una vez saneado su balance.

La deuda externa (es de esperar, que no eterna) se debería garantizar con suficientes bienes públicos tangibles (valuados a precio de mercado), y temporalmente inalienables, especificados en el contrato de préstamo temporal. Una declaración de "incapacidad" manifiesta del país deudor (aceptada y aprobada por el Parlamento), y el nombramiento de un "curador" en toda regla, incluyendo su "capacidad de obrar" (refrendada por el Poder Legislativo)…

Aunque siempre quedará, la "solución políticamente correcta" (PIGS en la granja)

Opción "respiración asistida" (maquillar al muerto)

Probablemente, al mejor estilo europeo, se optará por aplicar paños calientes, distraer al personal y esperar que pase la tormenta ("El euro no tiene sentido si no somos solidarios" -Sarkozy, 6/3-; "Frente a esta situación difícil, los principales actores de la escena europea estamos dispuestos a hacer lo que haga falta para que Grecia no quede aislada" -Sarkozy, 7/3- ). En una palabra: "Al que Alemania se la dé, Francia se la bendiga"… Entre tanto, es posible que los especuladores den por concluida su faena o se vayan a otro lado a buscar nuevas presas. El peligro es que con un "euro sangrante", los predadores siempre vuelven. El "buenismo" puede poner al euro y a la Unión Europea al borde del desastre.

Con cada obstáculo salvado el proyecto europeo se alejará cada vez más de su objetivo inicial. Lo que los políticos "de cabotaje" no dicen (y tampoco quieren reconocer para no asumir su responsabilidad en el "pecado original" de la UME), es que para tener una moneda única hay que tener un tesoro común. Difícil… pero real.

Mientras se espera a los líderes capaces (esos grandes hombres de Estado)

("Diré a la Cámara lo que he dicho a quienes se han incorporado al Gobierno: no puedo ofrecer más que sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas"…)

(En mi humilde opinión) Después que los bancos usaron a los Estados cual clínex (y se dejaron) y ahora son sus rehenes (y se dejan), las opciones son: dejar morir a los (países) más débiles de la manada, defender a los más débiles pero transformarse en el macho dominante, o correr más que el león (si tú corres más que el león, comes; si el león corre más que tú, te come). Creo (aunque no lo deseo) que la Unión Europea (rosácea y risácea) intentará esto último… Ojalá que corra más que Usain Bolt. De no ser así (que es lo más probable), sólo quedará rezar…

A estas alturas del espectáculo, el dilema europeo, podría resumirse de la siguiente manera: un debate entre unos países que escatiman en gastos (fundamentalmente Alemania) y otros muchos que se comportan como despilfarradores patológicos (fundamentalmente los PIGS). Quién resultará a la larga una mayor carga para el euro, es algo que está por verse. De un modo u otro (lamentablemente) los euroescépticos, así como quienes se benefician de la esclerosis múltiple de la Unión Europea, siempre hablarán de "un error fatal". De lo que probablemente no hablen (eso me temo) es de la gestión de la escases, una ciencia olvidada. Por ahora, todo queda en una caricatura. Esta discusión se deja pendiente hasta la Segunda parte del Paper.

(Anhelando que alguna vez los hechos sean mejores que los sueños, tomen todo esto, como un mensaje en una botella, no más…)

P.D.: Mira tú por dónde (En opinión de Nouriel Roubini, un gurú muy de moda): "El dilema del salvamento de Grecia es el del riesgo moral y la legitimidad política en el marco de la unión monetaria. La historia demuestra que las reformas estructurales deben ser acompañadas por una larga cantidad adelantada de fondos extendida bajo las más estrictas condiciones. Eso eliminaría el miedo a la refinanciación, al mismo tiempo que las reformas son desarrolladas bajo una supervisión cercana.

Dado el riesgo de contagio a otros países europeos a través del sector bancario, la UE y el BCE no se encuentran en la mejor posición para imponer condiciones una vez se aplique el rescate. Y la financiación sin exigencias duras es la menos deseable de las soluciones.

Ésa es la razón por la que un programa creíble del FMI, que aúna apoyo monetario con el logro progresivo de reformas, es la solución apropiada, aunque resulte arriesgada. El FMI puede minimizar el problema del riesgo moral mejor que unas garantías a préstamos". (El Economista – 10/3/10)

Es muy pronto aún para calibrar los efectos del posible rescate de Grecia por parte de Bruselas pero, si éste se confirma, supondrá sin duda un peligroso precedente para los países miembros de la Unión Monetaria e, incluso, para la futura viabilidad de toda la Unión Europea. El edificio de la moneda única, que vio la luz hace apenas una década, se sustenta sobre el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que impone un déficit público máximo del 3% del PIB y una deuda que, en ningún caso, debe superar el 60%.

Si "mamá" Europa acude al rescate, para qué intentar cumplir los criterios de Maastricht.

Por el otro lado, dejar caer a Grecia podría tener un efecto dominó en otros países y llevar a la Unión Europea a una crisis sin precedentes.

(15/3/10) No sabemos todavía cuál va a ser la solución final, por ahora vemos a Alemania y Francia apoyando a Grecia, pero sin comprometerse al cien por cien. La última declaración de Merkel ha sido referente a una posible prohibición de los CDS especulativos para intentar eliminar la presión a la baja que sufren los bonos griegos.

No sabemos qué va a pasar, pero la Unión Europea que salga de esta crisis va a parecerse poco a la actual, ya que los mecanismos actuales para evitar situaciones de este tipo no han funcionado y habrá que poner otros en marcha en el futuro.

En las próximas páginas se presenta información pormenorizada de cada uno de los temas abordados. Para abreviar la lectura (en su caso) se han subrayado los párrafos más importantes y destacado en rojo los más significativos. La redacción se ha efectuado en tiempo real, por lo que sabrán disculpar algunos fallos gramaticales (tiempo de los verbos, entre otros). Ustedes leerán en tiempo pasado lo que, en alguna medida, hemeroteca mediante, ha sido redactado en tiempo presente. Son los problemas que plantea escribir sobre historia del presente (crónicas de guerra). Nuevamente disculpas.

Pasen y lean (como diría mi admirado Cesar Vidal: "sin el ánimo de agotar el tema, los hechos son los siguientes")…

En la Segunda parte de este Paper (que se publicará un mes después que la Primera) se abordaran los siguientes aspectos:

– La batalla de la triple "A": los sospechosos habituales (¿quiénes se benefician del ataque al euro?)

– La Europa invertebrada (¿quo vadis?)

– La verdad de la milanesa (víctimas colaterales: no hagan olas, muchachos…)

– ¿Y a partir de ahora, qué? (de Eurolandia a los Estados Unidos de Europa)

– Conclusión (o anhelo) preliminar: Más Europa

– Anexo: El rincón de los gurús (la dictadura intelectual)

La tragedia griega (con los nervios de punta)

edu.red

"Con una deuda superior al 100% del PIB y un déficit del 12%, el país heleno se enfrenta a su peor crisis. El Gobierno de Atenas busca medidas para recuperar la credibilidad en los mercados"… La economía griega sigue los mismos pasos de Islandia (El Mundo – 6/12/09)

Citius, altius, fortius. El famoso lema olímpico (más rápido, más alto, más fuerte) se ha vuelto de una forma completamente inesperada contra el país que, irónicamente, dio origen a los Juegos. Grecia, cuna de civilizaciones, se encuentra en estos momentos en una situación económica límite, y, en cierto modo, el mayor evento deportivo es el síntoma más evidente de un planteamiento erróneo y demasiado ambicioso.

El desproporcionado coste de las Olimpiadas de Atenas, en 2004, que sigue pasando factura un lustro después, representa el cenit de un espiral de gasto y descontrol que se propagó por toda Europa, pero cuyas consecuencias más severas se sienten ahora en el Mediterráneo.

En los últimos tiempos, los rumores sobre la posible bancarrota del país heleno han hecho salir a la palestra a los máximos responsables del Gobierno -y de la UE- para tranquilizar los ánimos. Pero sin demasiado éxito.

El 26 de noviembre de 2009, la Bolsa griega cayó un 6,2%, acumulando un retroceso de más del 20% en todo el mes. Sin embargo, el principal problema son los datos macroeconómicos. Algunos de los más llamativos: un déficit del sector público superior al 12%, (cuatro veces más que el máximo aceptado por el Pacto de Estabilidad de la UE), una deuda que ya es la más alta de la Unión -y que en 2011 ascenderá nada menos que al 135% del PIB- y un desempleo que se acerca peligrosamente a los dos dígitos.

Con el miedo por Dubái todavía en el cuerpo, los más de 200 puntos del diferencial del bono griego a 10 años respecto al alemán (el español era 56 y ya parecía dramático) es la guinda del pastel. Por ello, de inmediato el ministro de finanzas, George Papaconstantinou, tuvo que reconocer que el nuevo Gobierno estaba "trabajando para corregir su problema de credibilidad en los mercados financieros", si bien insistió en que Grecia "no iba a necesitar un rescate".

En un artículo publicado en The Wall Street Journal, Papaconstantinou reconocía también que tenía que hacer frente "a una economía en recesión, a una grave situación fiscal y a problemas estructurales profundos". El peor, de largo, el déficit, que definió como "dramático".

Mientras tanto, la pelota está en las manos de los responsables de la banca privada alemana. Serán ellos los que deban conservar la calma, pues son los que tienen comprometidos y expuestos más de 200.000 millones de euros en el país heleno.

De momento, el británico The Guardian ha dicho en voz alta lo que todos en Europa se preguntan: ¿será Grecia la próxima Islandia?

"El miembro alemán del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), Jürgen Stark, asegura que la Unión Europea (UE) no ayudará a Grecia a salir de sus problemas fiscales y arrastró al euro a la baja. El FMI, por el contrario, está "preparado" para acudir al rescate si es necesario"… El FMI está "listo" para rescatar a Grecia ante la negativa del BCE (Libertad Digital – 6/1/10)

En una entrevista publicada en el diario italiano Il Sole 24 Ore, Stark señalaba que "quien cree que los países miembros de la UE al final se sacudirán el bolsillo para salvar a Grecia, se equivoca".

Ante este anuncio, el euro se depreciaba hasta 1,4282 dólares, frente a los 1,4412 dólares del día anterior, según una valoración del diario británico Financial Times.

El ministro de Finanzas griego, Giorgios Papaconstantinos, anunciaba que el Gobierno acelerará el programa para la recuperación económica del país y tratará de reducir el déficit público a menos del 3% del Producto Interior Bruto (PIB) en tres años, en vez de en cuatro. Papaconstantinos calificó los comentarios de Stark como innecesarios y ratificó el Gobierno griego no necesitará ayuda exterior para reducir su déficit presupuestario.

"No necesitamos esa aclaración. No esperamos ser rescatados por nadie. Está perfectamente claro que hacemos lo necesario para reducir el déficit y controlar la deuda pública", informaba Efe.

Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se postulaba como posible rescatador del Gobierno griego en caso de que fuera necesario. En una entrevista publicada por la agencia Reuters, el director del FMI para Europa, Marek Belka, señalaba que el Fondo estaba "listo para ayudar a Grecia" si la UE requiere asistencia financiera, aunque la UE debería crear su "propio mecanismo de ayuda" para rescatar países miembros que atraviesen dificultades similares a las de Grecia.

Preguntado por si el FMI estaría dispuesto a ayudar a Grecia, Belka afirmó o siguiente: "Sí, estamos listos. Pero depende de si la UE o Grecia lo solicitan".

El FMI ya ha acudido al rescate de numerosos países del Este de Europa, pero el riesgo de quiebra se extiende ahora a algunos miembros de la zona euro, debido al elevado déficit público. Es el caso de Grecia, que presenta un déficit superior al 12% del PIB, y cuyos bonos a cinco años con respecto a la deuda alemana han superado el diferencial de los 250 puntos básicos en las últimas jornadas, encareciendo así el coste de financiación de sus cuentas públicas.

"Grecia no saldrá "en ningún caso" de la zona euro y no recurrirá a un préstamo del FMI, afirmó el miércoles el primer ministro heleno, Georgios Papandreu, en medio de la grave crisis de las finanzas públicas de su país"… Grecia asegura que no saldrá de la Eurozona ni recurrirá al FMI (El Economista – 13/1/10)

"En ningún caso saldremos de la zona euro. No necesitaremos recurrir al FMI (Fondo Monetario Internacional), no tenemos ninguna necesidad de ellos", declaró Papandreu, al presentar el balance de los cien primeros días de gobierno socialista en Grecia.

El estado de las finanzas públicas griegas dejado por el anterior gobierno "superaba toda imaginación", agregó Papandreu. Las finanzas de Grecia se encuentran en una situación más que complicada, a raíz de la explosión de su déficit, estimado en 12,7% del PIB (Producto Interior Bruto) en 2009, y su deuda pública (113% del PIB).

"El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, advirtió hoy a Grecia y al resto de países de la zona euro de que ningún miembro del bloque del euro debe esperar ningún tratamiento especial en ningún caso y afirmó que son los gobiernos los que deben cumplir su deber y tomar las decisiones necesarias"… Trichet advierte a Grecia de que no recibirá ninguna ayuda especial y que su Gobierno debe tomar decisiones (El Economista – 14/1/10)

"Tenemos nuestras reglas, ningún gobierno debe esperar un tratamiento especial en ningún caso. Ayudar no es el problema, de hecho pertenecer a la zona euro ya supone una ayuda, el problema es hacer el trabajo y tomar las decisiones que hay que tomar", afirmó el banquero francés, quien subrayó que "la cuestión no es recibir ayuda, sino ayudarse a uno mismo".

A este respecto, el presidente del BCE indicó que la entidad no cambiará por un país en particular el marco que regula las garantías aceptadas por la institución en sus operaciones de financiación en el Eurosistema, después de que la deuda pública helena haya sufrido sucesivas rebajas de rating que sitúan sus bonos al borde de perder la elegibilidad como garantía en las operaciones con el BCE.

Sin embargo, el máximo responsable de la política monetaria de la Eurozona admitió que la institución "hará lo que pueda" para ayudar "técnicamente" a Grecia, aunque reiteró que es el Gobierno heleno el que tiene la responsabilidad de actuar. Asimismo, Trichet calificó de "hipótesis absurda" la posibilidad de que Grecia abandone el euro.

Asimismo, Trichet recordó la importancia "crucial" de que los datos estadísticos sean "creíbles", después de que Bruselas censurara la mala calidad de las estadísticas presupuestarias suministradas por Grecia y avisara de que, dada la falta de fiabilidad de los datos, el déficit y la deuda griegos podrían ser incluso más elevados de lo confesado por el nuevo Gobierno heleno en su última revisión.

De este modo, el banquero francés indicó que el Consejo de Gobierno del BCE analizará el plan del Gobierno griego para reducir el déficit y señaló que Grecia, Irlanda y otros países de la zona euro deben "comprometerse con una estrategia para incrementar su competitividad", que resulta esencial para crecer y crear empleo, una cuestión en la que felicitó a Irlanda al considerar "impresionante" lo propuesto hasta la fecha.

"¿Se creen los inversores la disciplina fiscal que quiere aplicar Grecia para salir de la profunda crisis en la que se encuentra? La semana que viene, el gobierno pone a prueba su credibilidad con una emisión de al menos 3.000 millones a un plazo de entre cinco y diez años, anunciada ayer por el responsable de la agencia de deuda pública del país heleno"… Grecia pone a prueba al mercado con una emisión de bonos de 3.000 millones (Expansión – 23/1/10)

"¿Habrá demanda a un precio tan elevado? ¿Se pedirá más? Es complicado responder a estas preguntas en estos momentos, con un mercado de financiación "roto" para Grecia. La emisión, si finalmente se produce y en función del precio al que se haga, puede ser un buen indicador de la tensión real existente en los mercados", explicaba José Luis Martínez, estratega en España de Citi. Y es que Grecia tiene que empezar a poner en marcha la máquina de endeudamiento "no ha emitido todavía en 2010" para cubrir en parte los vencimientos de hasta 22.500 millones entre abril y mayo.

El primer ministro griego, George Papandreu, pretende reducir el déficit, actualmente en el 12,7% del PIB, para lo que requiere 53.000 millones de deuda este año (20% del PIB).

Pese a su anuncio, el riesgo país ha mantenido su tendencia al alza desde que las agencias le recortaron el rating en diciembre. El 22 de enero alcanzó nuevos máximos de 11 años, hasta los 304,89 puntos básicos (ver gráfico).

"La escasa credibilidad que los mercados otorgan a los planes del gobierno griego, el tono mixto de los últimos indicadores del área del euro y, en general, la mayor aversión al riesgo que se ha observado durante la semana está detrás de esta tendencia negativa", apuntaban en el Servicio de Estudios de BBVA.

El miembro del consejo del BCE, González Páramo, quiso dejar claro también que "lo que queda por hacer en este momento en materia de disciplina fiscal está en manos del Ejecutivo griego".

edu.red

"La Comisión Europea endurece el plan de austeridad ideado por el Gobierno de Atenas para regresar a un déficit público del 3% del PIB. En concreto, recomienda a Grecia reducir los salarios a los funcionarios e implantar nuevos impuestos a los artículos de lujo"… Bruselas toma las riendas: Grecia deberá recortar el sueldo a los funcionarios (Libertad Digital – 1/2/10)

Las cosas se ponen cada vez más serias para el Gobierno de Atenas. La Comisión Europea (CE) pedirá a Grecia más medidas para reducir su déficit y su deuda y sortear así el riesgo de suspensión de pagos y someterá sus cuentas públicas a una vigilancia reforzada. Además, el Ejecutivo comunitario expedientará al Gobierno de Atenas por la mala calidad de las estadísticas presupuestarias que ha enviado a Bruselas los últimos años.

El, entonces, comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, consideró que el último plan de austeridad elaborado por Grecia a mediados de enero para sanear sus cuentas públicas -y que prevé reducir el déficit desde el 12,7% en 2009 hasta el 2,8% en 2012- fija "objetivos ambiciosos", pero considera que existen "riesgos" que podrían frustrar el logro de estos objetivos, de ahí que instó a Atenas a adoptar medidas adicionales de consolidación presupuestaria, informa Europa Press.

¿Pero cuáles son estas medidas? El plan adicional de recorte presupuestario ideado por Bruselas sigue la línea marcada por Irlanda y Letonia. En concreto, la CE quiere que el Gobierno griego "reduzca el salario nominal" a los funcionarios, tanto de la Administración central como de los gobiernos locales, agencias, empresas e instituciones públicas, según el documento Medidas urgentes para ser adoptadas el 15 de mayo de 2010.

De este modo, Bruselas establece un plazo de cuatro meses para imponer un plan mucho más rígido de recorte presupuestario. Además, recomendaba el establecimiento de nuevos impuestos sobre artículos de lujo, así como acelerar y mejorar la recaudación fiscal que afecta a los trabajadores autónomos.

El primer ministro griego, George Papandreu, que llegó al poder el pasado año, ya anunció una congelación salarial para todos los funcionarios con sueldos superiores a los 2.000 euros al mes, así como la reducción de terminados subsidios especiales que, en la práctica, constituyen una gran parte de los ingresos totales que perciben los funcionarios griegos. Sin embargo, no contemplaba el recorte del salario en términos nominales, algo por lo que ahora sí aboga la CE, en la línea con lo aplicado por Irlanda y Letonia.

El mayor sindicato del sector público griego (ADEDY) respondía con la convocatoria de una huelga de 24 horas para el 10 de febrero en protesta por las medidas de austeridad anunciadas. El propio Papandreu señalaba en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos que su Gobierno estaba acelerando la aprobación de una profunda reforma tributaria para finales de febrero, y que también se introducirán cambios en el sistema de pensiones a finales abril.

Desde hace algún tiempo, la burocracia de Bruselas -tanto la CE como el Banco Central Europeo- estudian, entre otras medidas, que los países con graves desequilibrios presupuestarios aumenten el IVA en uno o dos puntos porcentuales, retrasen la edad de jubilación y congelen e, incluso, reduzcan, el salario a los funcionarios hasta que el déficit regrese al límite máximo del 3% del PIB que impone el Pacto de Estabilidad.

"Las autoridades griegas han culpado a los especuladores del mercado de la caída en picado que se ha visto en el precio de los bonos helenos en los últimos días. Esta afirmación, si se tiene en cuenta además la creciente preocupación de los inversores, puede ser cierta en parte. Pero sólo es una parte de la historia"… ¿Serán los bonos griegos las nuevas subprime? (El Economista – 2/2/10)

Muchos inversores, especialmente los bancos, que son grandes compradores de deuda gubernamental, ya no apuestan por que las perspectivas del sistema financiero griego puedan mejorar, y van deshaciendo posiciones en este papel sin defender su valor, apunta el portal financiero MarketWatch.

Estas entidades se han dado cuenta de que los bonos públicos de Grecia y otras naciones son activos en realidad más arriesgados de lo que en un principio parecía.

Para cubrirse, estos inversores institucionales están o bien recurriendo a esas ventas de papel, o bien comprando CDS (Credit Default Swaps, seguros contra el riesgo de impago de activos de renta fija), lo que además está provocando que se dispare el precio de estos títulos.

El jueves 28 de enero, el precio del CDS griego alcanzó un máximo histórico de 4.225 puntos porcentuales, según datos del proveedor CMA DataVision. Esto significa que el coste de asegurar, por ejemplo, deuda helena por valor de 10 millones de dólares, asciende a 422.500 dólares por año, frente a los 338.000 de hace sólo una semana.

Por si fuera poco, esto tiene una doble lectura. Y es que algunas entidades pueden estar comprando CDS simplemente para compensar los seguros que vendieron a otros inversores, con toda probabilidad hedge funds, cuando los tiempos eran buenos y las preocupaciones por la estabilidad de la zona euro parecían de risa.

Ahora, que muchas de esas operaciones están siendo desveladas, el mercado de CDS se ha vuelto inusualmente volátil.

¿Por qué están estos grandes inversores actuando justo ahora? Quizá porque tienen miedo de las bajadas de rating soberano que pueden avecinarse, especialmente en Portugal, que la semana pasada sorprendió al mercado presentando una cifra de déficit público a cierre de 2009 mucho mayor de lo esperado.

Si la calificación de un país baja demasiado, los bonistas se pueden ver obligados a vender. Y si el bonista es un banco, la venta puede hacer que tenga que provisionar más capital para aplacar las preocupaciones y exigencias de los reguladores, explica MarketWatch.

También hay que tener en cuenta que no es necesariamente fácil vender cuando uno quiere. La última semana de enero es un ejemplo claro y reciente: como los inversores no podían vender sus bonos, porque no había demanda, se dedicaron a comprar CDS sobre la deuda griega, haciendo que el precio de estos contratos perforara su techo.

Dejá vù de alto riesgo

Todo esto recuerda, y mucho, a lo sucedido con el mercado de las hipotecas subprime (de alto riesgo) en Estados Unidos y sus CDO (Collateralized Debt Obligations).

Entonces, las entidades y los grandes inversores empezaron a mostrarse pesimistas con los ratings y optaron o bien por tratar de vender, o por cubrirse con seguros sobre sus inversiones.

"Esto ya lo hemos visto. Estamos viendo un revival de lo que pasó con los CDO", alerta Brian Yelvington, estratega de renta fija de la firma Knight Libertas.

Está bien que los bancos traten de reducir sus riesgos, pero este proceso puede implicar que trasladen esos riesgos a los gobiernos. Si los inversores presionan muy al alza el precio de los CDS de países europeos, todo el mundo saldrá perdiendo, ya que desestabilizarán el mercado de deuda soberana de la región.

Eso significaría una repentina crisis de financiación para naciones que se enfrentan a grandes desafíos fiscales, como es el caso de Grecia y Portugal. Al final, no es más que cortar las maltrechas alas a unas naciones a las que esta vía puede ser la única para volver a ser lo que fueron.

"El presidente del Banco Central Europeo (BCE) Jean-Claude Trichet realizó una apasionada defensa de la divisa común europea, mientras los mercados continuaron poniendo en duda la capacidad de Grecia y otros países de la zona euro con altos niveles de endeudamiento para arreglar sus finanzas"… La crisis fiscal de Grecia infecta a los mercados, del euro al Dow Jones (The Wall Street Journal – 5/2/10)

Los comentarios de Trichet se produjeron en un día en el que los temores de que los problemas fiscales de Grecia se contagien a Portugal, España y otros países derrumbaron a los mercados. El costo de asegurar la deuda soberana de los miembros de la zona euro con un alto déficit fiscal se disparó el jueves y abatió al euro y las bolsas.

La moneda común europea cedió más de 1% frente al dólar y alcanzó su menor nivel en ocho meses. Los indicadores líderes de las bolsas de Madrid y Lisboa cayeron 5,9% y 5%, respectivamente, mientras que un índice que abarca a las 600 mayores empresas de Europa, perdió 2,7%.

El Promedio Industrial Dow Jones cayó 268 puntos, su mayor declive en puntos desde el 20 de abril de 2009, y estuvo a un tris de cerrar por debajo de la barrera psicológica de las 10.000 unidades. Las pérdidas fueron aún más devastadoras entre las materias primas. Los futuros de crudo para entrega en marzo descendieron 4,9% a US$ 73,23 por barril al paso que el oro para abril -el contrato más transado- retrocedió 4,4% a US$ 1.062 la onza.

En una aparición inusualmente animada durante la conferencia de prensa mensual del BCE, Trichet enfatizó que pese a las tribulaciones fiscales de algunos países miembros, el déficit fiscal promedio para toda la zona euro llega al 6% del Producto Interno Bruto (PIB), una cifra muy por debajo de las brechas de dos dígitos que exhiben EEUU y Japón.

Los problemas de las economías más débiles de Europa han generado interrogantes sobre la naturaleza de la zona euro, cuyos miembros comparten una moneda, pero no sus políticas financieras. "Hace un año, se asumía que todos estos países eran lo mismo", señaló Brian Yelvington, estratega de la corredora de renta fija Knight Libertas. "Ahora, los inversionistas tratan de determinar la diferencia que debe haber entre la deuda de Grecia y la de Portugal".

Los problemas en Grecia y otros países de la eurozona han llevado a muchos economistas a cuestionar la viabilidad a largo plazo del euro. Trichet, que en anteriores ocasiones calificó de "absurda" esta especulación, trató no obstante de responder a las dudas sobre la divisa europea y subrayó las ventajas de ser miembro de la Unión Europea. También reiteró las advertencias a Grecia y otros países europeos de que no tendrán libertad de acción en lo que se refiere a cumplir sus ambiciosas promesas de reducción de sus déficits.

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De todas maneras, la posibilidad de que los problemas de Grecia se transmitan a países como España genera nuevos y mayores problemas. Grecia, por ejemplo, sólo representa 2,5% de la economía de la zona euro. Un eventual rescate de economías más grandes como España o Italia sería mucho más complicado.

"Siempre hemos sido muy inflexibles en nuestro apoyo al pacto de la estabilidad y el crecimiento", aseveró Trichet, en alusión al acuerdo que regula a los miembros de la eurozona. El pacto de estabilidad y crecimiento exige a los miembros de la UE que mantengan sus déficits presupuestarios por debajo de 3% del PIB. Sin embargo, varios países de Europa del Sur e Irlanda tienen déficits fiscales de dos dígitos en relación a su PIB. Grecia ha prometido reducir su déficit de casi 13% del PIB a menos de 3% para 2012.

La Comisión Europea aceptó los planes fiscales de Grecia el 3 de febrero, pero advirtió que el país necesitará más recortes de gastos y aumentos de impuestos.

El costo de un seguro por cinco años contra una cesación de pagos de US$ 10 millones de deuda soberana griega llegó a US$ 429.000, un nuevo récord, según la firma CMA DataVision. Los seguros contra la deuda de Portugal y España también se dispararon.

Los precios de los seguros, conocidos como credit-default swaps (CDS), vinculados a las empresas europeas con mejor calificación de crédito, incluyendo los bancos, también subieron el jueves. El alza en el costo de los seguros contra la deuda de los bancos españoles y portugueses fue particularmente pronunciada.

"Hace algunos años, Warren Buffet hizo el famoso comentario de que sólo cuando baja la marea, puede verse quién nada desnudo.

Es posible que esta observación pueda aplicarse ahora. En los últimos meses se ha especulado mucho con lo que podría suceder cuando los bancos centrales comiencen a implementar las "estrategias de salida"… La carrera ya ha comenzado para Grecia (Expansión – 5/2/10)

A los observadores ocasionales, podría parecerles que el principal motivo de la reciente caída del precio de los bonos griegos es que los inversores se han dado cuenta de forma súbita, y tardía, de la gravedad de los problemas fiscales de Grecia.

Pero esto sólo explica la situación en parte: otro factor que también ha afectado al precio de los bonos griegos es el sutil debate que se está desarrollando discretamente en el Banco Central Europeo en relación a su actual política.

En otoño de 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, el BCE relajó las normas que rigen la obtención de los bancos de fondos de la institución central. En particular, permitió a las entidades usar los bonos gubernamentales con calificación BBB o superior en las operaciones del mercado monetario del BCE, en lugar de aceptar sólo bonos con rating A-, o superior.

Esto se presentó en un principio como una política "temporal", que tendría que durar hasta finales de 2009. Pero el año pasado, el BCE prolongó las medidas hasta finales de 2010. Así, durante 2009, los bancos en posesión de bonos griegos los cambiaron tranquilamente por otros activos a través del BCE. Esto, a su vez, contribuyó a mantener el precio de los bonos griegos (y, por extensión, ayudó a los bancos helenos con grandes cantidades de bonos griegos en circulación).

Hasta hace poco, muchos observadores pensaban -o esperaban- que esta política se ampliase de nuevo, tal vez hasta 2011 o más allá. Pero, pese a que la deuda griega cuenta actualmente con un rating crediticio que cumple con las normas del BCE, existen muchas probabilidades de que ese rating se reduzca este año. Esto plantea el riesgo de que los bonos griegos queden excluidos si el BCE realiza nuevos ajustes.

A principios de este año, altas autoridades del BCE indicaron que pretendían "normalizar" la política, tal y como estaba previsto, a finales de 2010, como parte de su estrategia de salida. Con ello, ha desaparecido una importante fuente de apoyo para la deuda griega (y para inversores, como las aseguradoras alemanas, que también poseen importantes cantidades de bonos).

Probablemente este debate no sea la única razón de los problemas de los bonos griegos: también existen claros motivos macroeconómicos para la alarma. Además, no quedan dudas de que el ingente volumen de dinero especulativo que los hedge fund tienen actualmente en circulación ha acentuado los giros del mercado.

Y en las próximas semanas, será interesante observar qué sucede con esos hedge fund, ya que existe una fascinante línea divisoria trasatlántica en el mundo de inversión. A los ojos de muchos participantes de Wall Street parece lógico, si no inevitable, que Grecia termine cometiendo impago sobre sus bonos o que abandone el euro, teniendo en cuenta las matemáticas fiscales subyacentes.

Para muchos banqueros y políticos europeos, sin embargo, el enfoque sobre los números olvida importantes aspectos. Para ellos, la situación no guarda relación sólo con la economía, sino con la política y la determinación de una generación de líderes traumatizados por la Segunda Guerra Mundial a mantener la unidad de Europa, casi a cualquier coste. Y, ante la caída de la deuda griega, y el aumento de los rendimientos, cada vez son más las aguerridas figuras del corazón de Europa que vinculan estos hechos a un "ataque" contra el euro, similar, digamos, a la ofensiva lanzada por George Soros hace dos décadas contra la libra esterlina. Las probabilidades de que se produzca algún tipo de reacción política son altas.

Sin embargo, la clave reside en que, teniendo en cuenta la tendencia de los hedge fund a obtener beneficios detectando y explotando los fallos del sistema, el problema de la deuda griega ha dejado al descubierto no sólo uno, sino dos fallos: el nivel concreto de la deuda gubernamental, y el debate sobre la estrategia de salida. O, por decirlo de otro modo, pese a que las dificultades de Grecia permanecieran ocultas durante gran parte del año pasado, la hora de la verdad se aproxima.

Quizás Grecia consiga poner en orden su situación fiscal lo suficientemente rápido para defenderse, como diría Buffet, ante la bajada de la "marea" del banco central. Tal vez países como España y Reino Unido también lo logren. Pero algunos poderosos inversores apuestan claramente por lo contrario.

"¿Deberían los problemas de un país con menos habitantes que el área metropolitana de Los Ángeles causar estragos en los enormes mercados financieros de Estados Unidos?"… ¿Una tragedia griega o una tempestad en un vaso de agua? (The Wall Street Journal – 8/2/10)

Esta es un tema acaloradamente debatido después de que los temores sobre la deuda de Grecia desataran marcadas oscilaciones en los mercados bursátiles en la primera semana de febrero. Las señales de que la crisis fiscal griega infectaba a otros mercados de Europa, contribuyó a la violenta caída del Promedio Industrial Dow Jones el jueves (4/2) y la mayor parte del viernes (5/2), antes de que un repunte a fin del día lo devolviera a terreno positivo.

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Para algunos, los temores del mercado de bonos que afligen a Grecia y otros países europeos brindan un motivo real para preocuparse. Sostienen que mientras los problemas de deuda ahora parecen contenidos, puede extenderse con facilidad. Grecia es sólo una de muchas economías -incluida la de EEUU- que soportan fuertes cargas de deuda como legado de la crisis financiera.

Incluso si los problemas de deuda soberana en países de la zona euro no causan un contagio global a gran escala, los pesimistas afirman que de todos modos el resultado probablemente serán costos más altos para los préstamos en Europa. Esto le restaría bríos a la recuperación económica tanto en el continente como en el resto del mundo.

Grecia "es un llamado de atención", afirmaba Henry McVey, director de macroeconomía y asignación global de activos en Morgan Stanley Investment Management. Ahora que las instituciones financieras han reducido sus deudas, "los inversionistas se concentran en qué gobiernos están sobreapalancados", señalaba.

Independientemente de si la reacción a Grecia se justifica, el revuelo de la primera semana de febrero refleja la naturaleza tenue del sentimiento alcista del mercado bursátil. Los inversionistas empezaron este año en general con optimismo, según las expectativas de una recuperación global "equilibrada" en la que el crecimiento mejoraría, pero a un ritmo lento que permitiría que las tasas de interés se mantuvieran bajas.

El primer problema surgió a mediados de enero, cuando China se movió con mayor rapidez de lo previsto para restringir los préstamos bancarios. Ahora, la crisis de deuda en Europa, que se viene gestando desde hace tiempo, dificulta aún más el proceso.

"Lo que hace un par de semanas parecía un escenario perfecto de recuperación económica ha desaparecido", escribieron analistas de divisas de BNP Paribas.

Los inversionistas se apresuraron a volver a deshacerse de activos de riesgo, incluyendo materias primas y bonos corporativos. En tanto, el dólar se fortaleció a medida que los inversionistas abandonaban el euro. Para muchos inversionistas, el destino elegido fueron los bonos del Tesoro estadounidense.

Hay una amplia gama de temores, desde una simple desaceleración económica hasta escenarios más extremos como una nueva crisis de crédito en Europa en momentos en que los bancos afrontan pérdidas ligadas a su exposición a la deuda gubernamental, o un retiro de países como Grecia de la Unión Europea. El mayor temor es el contagio, que los problemas de las economías atribuladas se diseminen a medida que los inversionistas se apresuran a vender sus inversiones en mercados aún saludables más accesibles para compensar pérdidas en lugares como Grecia.

Sin embargo, para algunos, no pasa de una tempestad en un vaso de agua. Aunque no desestiman los desafíos que enfrentan esos países, algunos afirman que simplemente no es un problema material para otros mercados como EEUU, en especial los de acciones. Afirman que el tumulto de la primera semana de febrero fue impulsado por una histeria a corto plazo sobre un minúsculo mercado de bonos al cual las empresas estadounidenses, en especial los bancos y otras firmas financieras cuyas acciones se vieron perjudicadas en esa semana, tienen poca exposición directa.

"Lo que vemos es ruido", afirmaba Aaron Gurwitz, director de estrategia de inversión global de Barclays Wealth.

McVey, de Morgan Stanley, admite que con unos US$ 350.000 millones, el mercado de bonos de Grecia es muy pequeño, pero afirma que ese no es el punto. Lo que ocurre en Europa "no es diferente a lo que se vio en los bancos de inversión: el mercado no quiere hacer negocios con entidades sobreapalancadas", sostenía.

"La huelga, de 24 horas de duración, llevará a la suspensión de vuelos, el cierre de oficinas gubernamentales y escuelas y dejará a hospitales públicos sólo con personal de emergencia"… El sector público griego, a la huelga (Intereconomia – 10/2/10)

Los trabajadores del sector público de Grecia efectuaron una huelga el 10 de febrero en la que pusieron a prueba, por primera vez, el compromiso del Gobierno de cumplir con sus planes de austeridad para controlar la deuda que afecta a la zona euro.

La huelga, de 24 horas de duración, llevó a la suspensión de vuelos, el cierre de oficinas gubernamentales y escuelas y dejó a hospitales públicos sólo con personal de emergencia, un día antes de que los líderes de la UE discutieran el tema griego en una cumbre económica especial en Bruselas.

Inversores, agencias clasificadoras de riesgo y expertos en política de la Unión Europea observaron la huelga y la respuesta del Gobierno. Los convocantes han advertido de que Grecia no recibirá ningún apoyo gratis y han instado al Gobierno a mantenerse firme.

Los sindicatos se oponen a los planes para congelar los sueldos del sector público, reducir los bonos adicionales que muchos griegos reciben además de su sueldo base y reemplazar sólo a uno de cada dos funcionarios que dejen el servicio civil. Además, dicen que las reformas tributarias, que también forman parte del plan apoyado por la UE para fortalecer las finanzas griegas, perjudicarán a los pobres.

La huelga se dio un día después de que el Gobierno socialista anunciase nuevas medidas para reducir aún más los gastos en sueldos en el sector público y aumentar los impuestos, desafiando a los sindicatos con planes que permitirán al Estado ahorrar cerca de 800 millones de euros (unos 1.100 millones de dólares) este año.

"Habían prometido que pagarían los ricos, pero en cambio le están quitando el dinero a los pobres", dijo Ilias Iliopoulos, secretario general del sindicato del sector público ADEDY. "Ésta es la política contra la que estamos luchando, no el esfuerzo por salir de la crisis", agregó.

Los Gobiernos europeos habían acordado, en principio, apoyar a Grecia y estaban considerando diversas opciones, incluida la ayuda bilateral, según informaba el 9 de febrero una fuente de alto nivel de la coalición gubernamental alemana.

No obstante, muchos griegos no están dispuestos a pagar el precio. "Las medidas relativas a los servidores públicos son sencillamente injustas", dijo Panayotis Daskalakos, un funcionario público de 65 años. "Hacemos la huelga aún cuando creamos que no podemos ganar la batalla", declaró. "Sabemos que el Gobierno está tomando estas medidas para satisfacer a Bruselas, pero ellos no están pensando en nosotros", agregó.

ADEDY, que representa a medio millón de trabajadores, afirmó que posiblemente se sumaría a una huelga del sector público del 24 de febrero o que realizaría otro paro en marzo. Los funcionarios de aduanas y el servicio de recogida de impuestos han convocado huelgas para febrero y los agricultores han estado bloqueando caminos y la frontera con Bulgaria desde mediados de enero, aumentando con ello la presión sobre el Gobierno.

"El rescate de Grecia está a punto. Este rumor atravesó ayer como un rayo toda Europa, azuzando cuantos mercados se cruzaron en su camino.

A mitad de la tarde llegaba lo que parecía la confirmación: un teletipo de Reuters aseguraba que los gobiernos europeos habían acordado, "en principio", apoyar al miembro de la eurozona más azotado por la crisis. La agencia citaba a una fuente del Gobierno alemán y añadía que ya se consideran, además, varias opciones, incluyendo la ayuda bilateral. "La decisión de ayudar a Grecia se ha tomado, en principio, en la eurozona", apuntaba la citada fuente"… Almunia abre la puerta a un plan de rescate para Grecia (Expansión – 10/2/10)

Pero el Ejecutivo germano desmintió de manera contundente que se estuviera preparando un rescate para Grecia, como habían publicado algunos medios alemanes en sus ediciones digitales. En concreto el diario Financial Times Deutschland aseguraba que se planean ayudas bilaterales de los grandes países, se supone que Francia y Alemania, pero también se acordará una actuación coordinada de la Unión Europea. El mismo rotativo asegura que la intención era aprobar un plan europeo, aunque no se descarta "una solución que provenga sólo de Alemania".

Las expectativas de un respaldo financiero a Grecia sirvieron para relajar la tensión en los mercados de deuda pública. La prima de riesgo y los seguros antiquiebra (CDS) de Grecia se redujeron. Y también los de España, que vio reducida, igualmente, su prima de riesgo con respecto al bono alemán a 10 años. El euro pegó un respingo que empujó un 2,88% al barril de crudo Brent, pero tras el desmentido volvió a bajar.

El propio Almunia alimentó el runrún de rescate: "Quisiera que los líderes de Europa dijeran a las autoridades griegas que a cambio de los esfuerzos que están haciendo, van a obtener ayuda nuestra".

Y descartó la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI). "No necesitamos llamar al FMI. Lo podemos y debemos hacer nosotros", declaró Almunia, casi dando por hecho el rescate. El flamante comisario de Competencia añadió: "Tenemos instrumentos para afrontar situaciones difíciles como la de Grecia". Y pidió un compromiso "claro", informa Efe.

"Tienen que estudiarse todas las opciones incluyendo la de cooperar con el FMI", le respondió la eurodiputada holandesa del PP Europeo Corien Wortmann-Kool.

En la otra cara del euro, en Alemania, los expertos creen que la solución más plausible para ayudar a Grecia y detener la espiral de castigo de los mercados al flanco sur de la eurozona sería que el país germano y Francia o incluso un banco de la UE avalara los bonos griegos, tal como se ha hecho con los bancos a lo largo de todo el planeta.

Los países europeos que no comparten el euro se muestran reticentes a salvar a Grecia. Fuentes oficiales suecas consultadas por Financial Times (FT) prefieren que el rescate lo asuma el FMI, que tiene los "conocimientos técnicos sobre cómo hacerlo". Y fuentes del Gobierno londinense sugirieron que el riesgo de que Grecia contagie a otras economías hace que el problema no deba ser abordado sólo por los países de la eurozona.

"Todos a la espera de los detalles del plan de rescate europeo para Grecia, que en principio será liderado por Alemania. La idea es construir un muro o cortafuegos para evitar que la crisis de la deuda griega acabe convirtiéndose en una espiral fuera de control"… El rescate de Grecia: Alemania levantará un muro para aislar la crisis de deuda (El Economista – 10/2/10)

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, comparece hoy ante el Parlamento para dar unas guías sobre los pasos que seguirá su Gobierno para ayudar a Grecia. Ayer se sucedieron los rumores y desmentidos, aunque el portavoz para asuntos financieros de Angela Merkel, Michael Meister, anunció que "estamos considerando una ayuda".

Al final, como era lógico, la Eurozona reconoce que el problema no sólo es de Grecia, sino que salpica a todos los países.

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No en vano, en el hipotético caso de que Grecia se declarara insolvente, los grandes bancos sufrirían un fuerte golpe por la depreciación de sus carteras de bonos y por la reacción en cadena que se provocaría. Y eso, sin duda, repercutiría en las economías domésticas.

Que habrá un paquete de ayuda financiera para Grecia es algo que a estas alturas parece evidente. Así lo confirman las reacciones de los mercados y noticias cruzadas que se llevan sucediendo sin parar durante todo el día. Ahora bien, el cómo se articulará la operación promete emociones fuertes habida cuenta de que hay partidarios de que la Unión Europea actúe sola y partidarios que opinan que el FMI es la institución más indicada y preparada. Nunca mejor dicho, la tragedia griega está servida.

Dos países que no pertenecen a la zona del euro, Reino Unido y Suecia, se oponen al eje franco-alemán y sus satélites porque son partidarios de que el FMI lleve la voz cantante en la operación.

Y puesto que ninguno de los dos son socios del euro porque conservan sus libras y coronas, el argumento para levantar la voz es que el riesgo de contagio no es un asunto exclusivo para los 16 países que comparten moneda, sino que es una amenaza para los 27 miembros de la Unión Europea.

Para los más europeístas la intervención del FMI sería un revés estratégico dadas las ambiciones de Eurolandia por asentar su poder económico en el mundo a través del euro. Además, se teme que el FMI fuera más duro que Bruselas en sus condiciones y se rechaza su implicación porque significaría una renuncia parcial de soberanía por parte de Grecia. Además, EEUU tiene mucho mando en la institución aunque esté gobernada por un francés.

Como si fuera una maratón, ha comenzado una prueba de resistencia para los mercados y para los nervios de los inversores. Jean Claude Trichet, cual moderno Filípides, saldrá corriendo de Sidney para llegar a la Cumbre de la UE (11/2), ya que se encontraba en Australia participando en un simposio de política monetaria organizado por el banco central del país de las antípodas. La distancia que hay que recorrer para anunciar medidas que signifiquen la victoria de la Eurozona sobre los problemas griegos y sobre la horda especuladora es larga.

El artículo 122 permite el rescate

Hasta el momento, la UE había puesto en marcha un plan de rescate financiero de 50.000 millones de euros, en colaboración con el FMI, para ayudar a varios países del Este de Europa, tales como Hungría, Letonia o Rumanía, entre otros. Ahora se estudia el rescate de un país miembro de la zona euro y, tal y como se preveía, en este caso Bruselas quiere evitar la intervención del Fondo Monetario.

La Comisión podría hacer uso del Tratado de Lisboa para amparar legalmente el rescate de Grecia. En concreto, el artículo 122 señala que Bruselas puede adoptar medidas de ayuda económica y financiera de carácter extraordinario en caso de que "algún país miembro se encuentre en serias dificultades causadas por desastres naturales o acontecimientos de carácter excepcional que escapen a su control".

"Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea celebran una cumbre informal extraordinaria en la que buscarán soluciones a la crisis de deuda de Grecia con el objetivo de evitar la quiebra del país y el contagio a otros Estados de la eurozona que han sido atacados por los mercados como España o Portugal"… Según "Le Monde" – Alemania y Francia sopesan presentar un plan conjunto de rescate de Grecia (Gaceta.es – 10/2/10)

La cumbre extraordinaria, la primera convocada y presidida por el presidente permanente de la UE, Herman Van Rompuy, no se celebrará en la sede del Consejo Europeo sino en la biblioteca Solvay. El objetivo es lograr que los líderes, que sólo estarán acompañados por un asesor, discutan de forma más libre en un entorno íntimo, según explicaron fuentes diplomáticas.

El Consejo Europeo se ha visto precedido por dos días de intensos rumores que apuntan que los países de la eurozona están diseñando un plan de rescate para Grecia, unas especulaciones que han aplacado el nerviosismo de los mercados y las caídas de las bolsas.

Los líderes europeos reiterarán este jueves su apoyo "claro" a Grecia para hacer frente a su crisis de deuda. Pero a cambio pedirán al primer ministro griego, Giorgios Papandreu, nuevas garantías de que va a aplicar estrictamente su riguroso plan de ajuste presupuestario, que prevé recortar el déficit 4 puntos este año y pasar del 12,7% del PIB en 2009 hasta el 2,8% en 2012. Y le advertirán de que la UE someterá a una vigilancia reforzada las cuentas públicas griegas, según las fuentes consultadas.

"El apoyo no puede ser gratis. Eso crearía las condiciones para futuros desequilibrios y futuras crisis. El apoyo tiene que ser un apoyo claro, y tenemos instrumentos para ello, a cambio de un compromiso claro de asumir las responsabilidades, cada cual las que le corresponden", dijo el comisario de Competencia, Joaquín Almunia. El mensaje no se dirigirá únicamente a Grecia, sino que también se advertirá al resto de países de la eurozona, y especialmente a los que tienen más problemas de déficit como España y Portugal, que "el retorno a unas finanzas públicas equilibradas es fundamental".

El contenido concreto del plan -si incluirá préstamos, compromisos de préstamos, avales o promesas de suscribir las emisiones del Tesoro griego- todavía se está ultimando, aunque se descarta la emisión de eurobonos, afirmaba "Le Monde", que citaba una fuente próxima a Sarkozy.

"No podemos dejar caer a Grecia", afirmaba la fuente. "La idea es que haya un compromiso franco-alemán fuerte, lo que no impide que después se produzcan decisiones a 27. El problema es que, entre los 27, están también Grecia, Portugal o España, países que han sido atacados. Sería curioso que estos países financien el salvamento de Grecia", proseguía.

Francia no quiere que el Fondo Monetario Internacional (FMI) participe en el plan de rescate, aunque no excluye su asistencia técnica. También Almunia ha rechazado la intervención del FMI.

"El primer ministro griego, Giorgios Papandreu, reconoció ayer que su país está pidiendo apoyo político de parte de la Unión Europea para defenderse de los especuladores, pero destacó que su gobierno no quiere ayudas económicas. "No hemos pedido dinero" de los contribuyentes, afirmó.

"No hemos pedido dinero de Alemania, Francia, Italia o de cualquier otro contribuyente", afirmó el primer ministro en una reunión de gabinete. "Lo que queremos es apoyo político para acabar con la especulación y la difamación de nuestro país", añadió… Grecia asegura que no ha pedido dinero de los contribuyentes europeos (El Economista – 18/2/10)

Papandreu, quien lucha por equilibrar duras medidas de austeridad con una amenaza de disturbios sociales, les dijo a sus ministros que la crisis financiera no es sólo griega, sino un problema europeo que necesitaba una acción coordinada de la Unión Europea.

En efecto, los problemas financieros de Grecia han sacudido a la zona euro y los dirigentes de la UE han comprometido su apoyo al plan de reducción de gastos de Atenas, pero no han garantizado ayudas económicas. Las encuestas en algunos países miembros han mostrado que la opinión pública es generalmente contraria a un rescate del país heleno.

Por ahora, Grecia está concentrada en cumplir el programa de ajuste presupuestario con el que pretende hacer frente al elevado déficit del país. Dicho plan ya ha recibido el visto bueno de Bruselas, aunque su avance será sometido a examen en el plazo de un mes.

En este sentido, el mandatario afirmó que estaba decidido a resolver los problemas del pasado y a ayudar a Grecia a superar la crisis, pero que necesita margen de maniobra para que las medidas proyectadas funcionen. "Lo que pedimos es el tiempo necesario para aplicar nuestro programa, lo que nos dará credibilidad y nos permitirá obtener financiación en condiciones normales", manifestó.

"Vapuleada por los grandes déficits del sector público y dudosas prácticas contables, Grecia deberá volver pronto al mercado de deuda para cubrir sus necesidad de financiamiento.

La siguiente emisión de bonos incluso podría realizarse la próxima semana, y los observadores la examinarán con lupa para determinar la facilidad con la que Grecia puede refinanciar su deuda a punto de vencer"… La colocación de un bono es la próxima prueba de fuego de Grecia (The Wall Street Journal – 19/2/10)

Grecia necesita obtener 20.000 millones de euros (US$ 27.210 millones) para pagar deudas que vencen en abril y mayo, de un total de más de 54.000 millones de euros (US$ 73.260 millones) que tiene que emitir este año. Otros integrantes de la zona euro se han comprometido a apoyar a Atenas pero hasta ahora no han puesto el dinero sobre la mesa.

Grecia tiene hasta el 16 de marzo para comenzar a recortar su déficit fiscal, estimado en 12,7% del Producto Interno Bruto del año pasado, y la Unión Europea ha amenazado con intervenir si Atenas no cumple sus promesas.

"La UE quiere mostrar que apoya a (los países periféricos) sin tener que meterse la mano al bolsillo", dijo Jim Reid, estratega de crédito de Deustche Bank. "Tal compromiso parece ser suficiente para estabilizar la situación a corto plazo, ¿pero bastará cuando surja la próxima necesidad de financiamiento? Tememos que esto no ocurra", añadió.

En el primer mes y medio del año 2010, Grecia ha recaudado 13.600 millones de euros (US$ 18.450 millones) mediante la venta de bonos del Tesoro, según la Agencia de Administración de Deuda Pública.

El país heleno planea vender hasta 5.000 millones de euros (US$ 6.780 millones) en bonos a 10 años en una operación que podría realizarse en la tercer semana de febrero, dijeron fuentes cercanas. La oferta confirmaría los comentarios de Spyros Papanikolaou, director de la Agencia de Administración de la Deuda Pública, quien manifestó en enero que Atenas planea emitir bonos a 10 años en febrero.

Los banqueros afirman que los inversionistas se mostrarán probablemente cautelosos después del flojo rendimiento de una emisión de bonos en enero. Los papeles perdieron en poco tiempo hasta 2,5% de su valor, en parte debido a la decisión de incrementar la emisión a 8.000 millones de euros, frente a un monto original de entre 3.000 millones y 5.000 millones de la divisa europea.

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Algunos banqueros coinciden en afirmar que Grecia debería captar toda la financiación que pueda durante este mes, ya que tendrá que hacer frente al pago de 20.000 millones de euros entre abril y mayo por el vencimiento de parte de su deuda. "Cuanto antes lo hagan mejor. No pueden aplazar la decisión hasta el último momento", opinaba un banquero.

Ahora aumentan los rumores sobre los bancos que gestionarán la venta de bonos, tras la polémica surgida sobre el acuerdo a cinco años alcanzado el mes pasado en los mercados secundarios, después de que Atenas negara la noticia publicada en Financial Times según la cual, habría recurrido a China para venderle 25.000 euros de su deuda pública.

Grecia necesita recortar costos donde sea para reducir su déficit presupuestario y dejarlo dentro del límite del 3% del PIB establecido por la Unión Europea. Se espera que Atenas presente a la UE su primer plan de reducción del déficit fiscal el 16 de marzo.

La UE pretende que Grecia imponga recortes de gastos por al menos 2.000 millones de euros (US$ 2.713 millones) y aumente los impuestos para reducir su déficit. Grecia, sin embargo, teme que nuevas medidas de austeridad generen malestar en la población, según personas cercanas a los planes del gobierno. "La presión por parte de la UE es tremenda", aseveró una fuente. "Grecia podría sufrir fácilmente disturbios sociales si el gobierno adopta más medidas a corto plazo. Es una situación muy difícil".

En Grecia ya hay quienes piensan que el plan actual -que incluye reducir el déficit en cuatro puntos porcentuales del PIB este año por medio de congelamientos o recortes salariales, alzas de impuestos y la captura de evasores fiscales- ya es demasiado drástico.

Funcionarios del Ministerio de Finanzas abandonaron sus puestos en protesta por los recortes. Empleados del servicio de aduanas declararon una huelga de tres días, mientras que funcionarios del servicio de impuestos, conductores de taxi y transportistas amenazan con ir a la huelga.

Hasta ahora, no obstante, Bruselas sólo ha otorgado un tibio apoyo al plan, y algunos funcionarios europeos afirman que los recortes deberían ser mayores. Si el progreso de Grecia en relación a los recortes fiscales no satisface a la UE, el bloque de 27 países se reserva el derecho de imponer a Atenas medidas adicionales. La UE puede asumir el control del presupuesto de Grecia bajo el artículo 126-9 del Tratado de Lisboa.

"Las inyecciones se llevarían a cabo en base al porcentaje que cada país tiene en la financiación del BCE. Alemania tendría que aportar, de este modo, cerca de un 20%. Las inyecciones estarían sujetas a condiciones muy estrictas para Grecia.

Las ayudas del Eurogrupo a Grecia podrían alcanzar entre 20.000 y 25.000 millones de euros, según un informe elaborado en el ministerio alemán de Finanzas, que cita el semanario "Der Spiegel". El reparto de estas inyecciones, que estarían compuestas por créditos y avales, se haría en base al porcentaje que cada país tiene en la financiación del Banco Central Europeo"… Las ayudas del Eurogrupo a Grecia podrían alcanzar los 25.000 millones (Intereconomia – 20/2/10)

En el caso de Alemania, esto significaría en torno al veinte por ciento, es decir entre 4.000 y 5.000 millones de euros, ayudas que por parte de este país serían gestionadas a través del Banco de Reconstrucción (KfW).

Las inyecciones estarían sujetas a condiciones muy estrictas y tan sólo se entregarían una vez que Grecia hubiera cumplido estas premisas, según los expertos.

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