La explicación debe buscarse a menudo en una constelación fortuita de circunstancias y el modo de reaccionar ante ellas por parte del individuo con agresividad extrema. La imagen del asesino típico que traza un plan y escoge a su víctima para sacrificarla es del todo falsa y sólo en contadísimos casos responde a la realidad. Apoyándose en el archivo de los dictámenes psiquicoforenses preparados por el autor, el libro brinda los resultados de una investigación objetiva de los delitos cometidos por jóvenes delincuentes y sus móviles probables, en el contexto psíquico y ambiental de cada caso. Los casos fueron escogidos sin otro condicionamiento que el de contribuir al estudio científico del fenómeno valorándolo en lo psicológico, lo jurídico, lo psiquiátrico y lo social.
La obra es de indudable interés para el psicólogo, el psiquiatra, el jurista, el magistrado, el criminólogo, el asistente social, el educador y, en términos generales, para toda persona no especializada que desea adquirir un conocimiento objetivo del problema.
El delito cubre actualmente una gama que se extiende desde el ama de casa hasta el ladrón.
Los delitos cometidos por los jóvenes difieren en el género y en el motivo de los crímenes típicos de los adultos.
El término "jóvenes delincuentes" abarca a todos los individuos menores de 21 años, entre los cuales se incluye a los adolescentes, de menos de diecisiete años, y a los niños, menores de catorce años.
Para poder descubrir las causas de la delincuencia juvenil tenemos que ir más allá de los procedimientos judiciales.
Un ligero aumento de la delincuencia juvenil se describe como algo sin precedentes por su extensión y se habla de que "continúa aumentando rápida y progresivamente".
El delito pertenece exclusivamente a los estratos inferiores. El delito es para ellos lo que el arte es para nosotros, simplemente un método de procurarse sensaciones extraordinarias.
Diversas teorías criminológicas sugieren medios diferentes de prevenir la delincuencia o de tratar a delincuentes habituales.
Si la delincuencia se concibe como la actuación ciega en la sociedad de unos individuos que no aprendieron a controlar sus emociones primitivas, la mejor solución consistirá en prestar atención a la salud mental de la comunidad y a las previsiones especiales para los niños privados del cuidado normal de los progenitores.
La existencia de un problema de delincuencia implica un fallo en los procesos normales del control social y los esfuerzos de robustecer estos controles deberían asumir la prioridad sobre las medidas que aplicar con los violadores individuales de la ley.
Muchos métodos concebibles de protección son discutibles porque infringen libertades civiles o tienen otras consecuencias indeseables.
La prevención del delito puede buscarse también con medidas sociales más positivas, que tiendan a aliviar a la gente de la necesidad de alcanzar sus fines de manera ilegítima.
La delincuencia es un fenómeno universal ligado a la vida social y no hay sociedad sin delincuencia. Después del siglo XIX, se han intentado encontrar las causas de la delincuencia. De este modo, se han puesto de manifiesto:
? Factores sociales: carencia del medio familiar y escolar, mal uso del tiempo libre, agresividad desarrollada por los medios de comunicación de masas; densidad de la población en los grandes centros urbanos; insuficiencia de los equipos socio-culturales, etc.
? Factores económicos: nivel de vida insuficiente; desempleo, falta de cualificación profesional.
? Factores políticos: crisis; falta de sentido cívico; etc.
? Factores individuales: difíciles de categorizar.
La delincuencia caracteriza una conducta antisocial que expresa la inadaptación de un individuo a la sociedad. Puede observarse en una multitud de estructuras mentales, de lo normal a lo patológico.
La delincuencia es un síntoma de una perturbación profunda de la personalidad. Es esa perturbación profunda la que deberá privilegiar la reeducación social: psicoterapia, tratamiento farmacológico, medidas institucionales individualizadas, etc.
Cuando el delincuente es un adolescente o un niño, surge una perturbadora disonancia entre la gravedad de la violación del derecho y la idea que se tiene en general de la naturaleza del niño o del adolescente.
A los jóvenes se les concede un, por así decir, crédito de confianza, dando por supuesto que en ellos no podrán surgir impulsos delictivos, totalmente ajenos a su condición infantil o juvenil. No es, pues, de extrañar que le delito cometido por un menor de edad nos afecte y nos conturbe de singular manera.
Con el término "delincuencia juvenil" se etiqueta la mayoría de las veces a aquellos chicos/as con problemas de conducta social.
El uso indiscriminado del término delincuencia juvenil, pensamos que oculta en el fondo, el simplismo de quienes piensan en los problemas de conducta social juvenil como algo unívoco y uniforme.
La "conducta antisocial" puede reflejar hechos muy dispares, en términos generales, hace referencia a cualquier hecho o acción que viole las reglas sociales o vaya contra los demás, con independencia de su gravedad.
A razón de esta definición, creemos que hay que tener en cuenta que el "quemar unas notas" y por lo tanto tener una conducta antisocial, no significa ser un delincuente, por lo tanto hay que tener muy claro, que muchas de las conductas antisociales pueden reflejar un transcurso normal del desarrollo evolutivo del menor, otra cosa es que los ejemplos antisociales se acumulen o alcancen una especial gravedad, robar coches, en cafeterías etc. Ahí es donde empieza la barrera entre conducta antisocial y delincuencia juvenil.
Podríamos definir Delincuencia juvenil, como un problema de la sociedad.
La delincuencia juvenil es un aspecto, usualmente divorciado al contexto social en que se desenvuelve y ligado afanosamente a todas las calamidades que afligen a la sociedad.
Una sociedad que se desatiende de ellos, descuidando la atención mínima de sus necesidades esenciales; que no les diseña las infraestructuras requeridas para la canalización positiva de sus energías y potencialidades; pero que rauda y veloz, se lanza a inculparlos, sancionarlos aún con la pena capital si fuera posible.
La sociedad se preocupa de sus menores, casi exclusivamente cuando matan, los matan o se embarazan.
Por Estratificación social entendemos las desigualdades existentes entre las distintas personas que integran una misma sociedad. En toda sociedad humana puede identificarse una estructura social de cierta complejidad; la estructura social es la forma básica de enmarcar y situar a una Sociedad.
La estructura social general de una sociedad está formada por un conjunto de subestructuras interconectadas entre sí de formas muy diversas (estructura de clases, de poder, económica, de población, ocupacional). Encontramos dos:
La movilidad son las posibilidades de los individuos de cambiar su posición social; es decir movimientos de individuos o grupos entre diferentes posiciones socioeconómicas.
Se suele hablar de dos tipos: Movilidad vertical con ascenso o descenso en la escala socioeconómica, y la Movilidad horizontal, cuando nos referimos a cambios geográficos, translación de lugar (cambio de trabajo).
La movilidad se suele estudiar de dos maneras: De modo intergeneracional, que estudia los cambios en la carrera laboral de una persona. De modo intergeneracional: movilidad entre generaciones, la que estudia hasta qué punto ha habido movilidad entre las generaciones de una misma familia.
El hecho de que exista movilidad nos dice si una sociedad es abierta o cerrada. Si hay movilidad es un indicio de apertura. La base de la posibilidad de que exista una movilidad está en el sistema estatal que dé igualdad de oportunidades para todo. Se han realizado muchos estudios de movilidad social y se ha llegado a la conclusión de que no hay mucha movilidad social en las sociedades occidentales. Las familias ocupan una posición social similar generación tras generación. Sin embargo en nuestro país se ha ido mejorando en la posición social generación tras generación.
Ha habido un ascenso generalizado en la posición social pero no se ha producido una reducción de las diferencias sociales basada en una igualdad de oportunidades.
El sistema de estratificación, es uno de los modelos de estratificación social más importantes, tal es así que en la antigüedad, las sociedades primitivas, no había mucha estratificación social, ya que el paso de la agricultura a las sociedades sedentarias daba lugar a la estructuración social.
La aparición de excedentes hace que surjan las distinciones sociales, como las castas: En ella tenemos el Modelo cerrado, caracterizada porque hay varias categorías de individuos. Estos están agrupados por determinados tabús o normas (la india o la esclavitud). En el status en el que se nace, se muere. Las castas no permiten la movilidad social y los individuos identifican la casta como algo innato. Están definidas por las funciones y oficios tal como el despótico?oriental, que es el típico de Egipto en que había un faraón y una corte, donde los sacerdotes tenían el poder. Había una gran población, que se dedicaba a trabajar y los excedentes los consumían los faraones y los sacerdotes (esto tiene una conexión, una continuidad, con la Edad Media). El estamental que era es propio de la Edad Media. Donde por un lado tenemos la nobleza y la aristocracia a cuya cabeza está el monarca.
El Segundo Estado es el clero y El Tercer Estado está formado por dos grandes grupos: Plebeyos: campesinos y Burgueses: los que están situados en los burgos (propio de las ciudades, eran individuos libres). En los burgos tenemos: Comerciantes, Artesanos.
Investigaremos la historia, desarrollo y estructura de la familia, incluida en el mundo circundante afectada por la criminalidad. De igual modo, indagaremos las ciencias y disciplinas que nos ayudarán a estudiar, prevenir, analizar y cuestionar al crimen al delincuente y a la delincuencia.
Procuraremos distinguir la clasificación de los delincuentes, realizadas por diversos autores. Además, averiguaremos las causas endógenas y exógenas del delito y del delincuente. Así como también, lo dicho por la constitución, los Códigos y las leyes respecto al tema.
La adolescencia y la sociedad actual.
Así mismo, se ha elegido a la adolescencia porque, diversos autores coinciden en que la etapa del ciclo vital de la familia con hijos adolescentes es la que pone más a prueba la flexibilidad y adaptabilidad del sistema familiar, es, para el individuo, como ya se mencionó, la época de mayor exposición a factores de riesgo para la salud, entre ellos, el inicio en el consumo de las drogas, además de haberse demostrado, que, a menor edad para este consumo inicial, mayor probabilidad de desarrollar una adicción, el uso de sustancias psicoactivas está relacionado con bajo rendimiento escolar, embarazos no deseados, accidentes de tránsito y otros hechos violentos y conductas delictivas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) llama "adolescente al individuo que se ubica entre los 10 y los 19 años de edad". Siendo, precisamente la adolescencia, una de las etapas más vulnerables para desarrollar costumbres y hábitos de riesgo para la salud como sexo inseguro, consumo de alcohol, tabaco y drogas, consumo inadecuado de alimentos y sedentarismo que determinan problemas en su edad y la aparición de enfermedades crónico ? degenerativas en la edad adulta.
Se caracteriza esta etapa por una serie de cambios que alcanzan a todas las esferas del ser humano, como la aparición de los caracteres sexuales secundarios entre los que destacan la menarquía y la espermarquía, que son muestras de la capacidad fértil del individuo. En el ámbito psicológico destacan los cambios que incluyen; la búsqueda de identidad, el cuestionamiento de los valores familiares, además del establecimiento de los primeros lazos afectivos con connotación sexual. Mientras, que en el plano social el adolescente pasa por la experiencia educativa de los diversos niveles académicos, la llegada a la mayoría de edad y la incursión en el mercado laboral. Este cúmulo de fenómenos debe enriquecer más que ensombrecer la adolescencia, sin embargo, el adolescente, debido a la antes mencionada búsqueda de identidad y de individualidad, se ve expuesto a la experimentación, uso y abuso de drogas, desde las socialmente aceptadas hasta las prohibidas.
A todo lo anterior hay que agregar los cambios sociodemográficos que como se mencionó al principio han provocado un incremento de la población joven así. El 20% de los hogares de América Latina y el caribe tienen hijos cuyas edades oscilan entre los 13 y 18 años de edad.
En lo referente a las actividades económicas, la tasa de participación laboral varia en relación con la edad y el sexo, sin embargo, es relevante el hecho de que el 8% de los adolescentes entre los 12 y 14 años ya se encuentran participando en el mercado laboral tasa que se eleva hasta el 35% en el grupo de 15 a 19 años con predominio de dos a uno, a favor del sexo masculino.
Factores que causan la delincuencia
Hoy, es común escuchar en las noticias de jóvenes asesinos, ladrones, contrabandistas y narcotraficantes, pero ¿cuáles son las causas de éste fenómeno que parece ir en aumento no solo en México sino en todo el mundo? ¿Cuáles serían las soluciones más adecuadas para contrarrestar esta gravísima problemática no solamente social sino familiar?
La teoría integradora trata de dar una explicación al fenómeno de la delincuencia juvenil:
1) Biológicamente: la delincuencia no se hereda, pero ciertamente hay alguna inclinación física y biológica que favorece la disposición hacia la criminalidad combinado con:
2) Psicológicamente: los delincuentes presentan conflictos internos, en los cuales incluso se puede llegar a hablar de enfermedad (esquizofrenia por ejemplo).
3) Sociológicamente: también se puede dar ésta actitud por la combinación de las anteriores con el ambiente en que se encuentra el delincuente, con desigualdades sociales, o por racismo, o por desintegración familiar, además de la estigmatización que se le hace a ciertos jóvenes por el simple hecho de ser de otras etnias", por consumo de drogas y o alcohol. También la nefasta influencia de algunos programas de ciertos medios de comunicación o videojuegos que favorecen el crecimiento de la violencia.
4) No hay ninguna teoría que mencione este punto, pero me parece que es el centro del tema, "LOS VALORES", hoy mucha gente teme hablar de valores o virtudes[11]
Cuando no se considera a la vida como un gran valor, cuando no se enseñan virtudes como la honradez, la laboriosidad, el estudio, la responsabilidad, el respeto, la solidaridad, muchos jóvenes se encuentran ante la tentación, y ya sea por rebeldía, por necesidad, por curiosidad, por afán de aventura y comienzan a verse inmersos en un ambiente que los jalará cada vez más, que los absorberá necesariamente, como una araña que va tejiendo su tela alrededor de su presa.
Las directrices de la ONU para la prevención de la delincuencia juvenil, (resolución 45/112 del 14 de dic. De 1990) señala en el Capítulo IV, inciso B punto 21 inciso a: "Enseñar los valores fundamentales y fomentar el respeto de la identidad propia y de las características culturales del niño, de los valores sociales del país en que vive el niño, de las civilizaciones diferentes de la suya y de los derechos humanos y libertades fundamentales": en pocas palabras, INCULCAR VALORES Y PRACTICAR VIRTUDES DE VALOR UNIVERSAL, los cuales deben ser inculcados, insistimos, en la familia, la escuela, el trabajo, la sociedad en general, solo así, podrá comenzar a disminuir el índice delictivo juvenil o adulto de manera radical y sostenida.
Intentando identificar por grupos las diversas formas de delincuencia diferentes criminólogos han coincidido con la clasificación de los delincuentes, se han identificado plenamente 3 de estas categorías, los prosociales, los antisociales, y los asociales. Hay delincuentes cuya actitud frente a la vida es de índole "convencional" (pro social), una segunda clase que mantiene la misma actitud del ambiente "subcultural" del que procede (antisocial) y la tercera clase cuya actitud es flexible y "ambivalente" son los (asociales). Sin embargo estas categorías están hechas sobre bases de actitudes sociales de la situación al medio ambiente, por lo tanto, no es posible encontrar en ellas un esquema propuesto por psicólogos o psiquiatras.
Los factores donde la criminalidad prospera organizadamente, son en las culturas del pandillerismo las cuales están integradas por jóvenes, los cuales se les utiliza para que cometan robos y desmanes, iniciándose en una carrera que culmina en los actos del adulto criminal; aquí es donde la atención viene a crear una subcultura de conflicto permanente, creando un arquetipo de la criminalidad juvenil.
1) EL DELINCUENTE PANDILLERO LADRÓN.
CARACTERÍSTICAS IDENTIFICANTES:
Configuración de delitos. Este transgresor incurre en diversos delitos contra la propiedad ajena, incluyendo robos con escándalo y latrocinios graves. También suele hallarse comprometido en actos de vandalismo, y en transgresiones de índole sexual. Este tipo de delincuentes se muestran muy versátil en sus delitos, sin embargo se siente atraído hacia lo que deja dinero en efectivo.
Escenario de interacción. Se suele catalogar a estos jóvenes como "pandilleros" por sus frecuentes lazos de asociación con otros delincuentes. Sin embargo, la afiliación pandilleril que demuestran es de muy diverso grado, desde donde participan pandillas numerosas o bien organizadas hasta la comisión de delitos donde participan dos o tres. Finalmente estos jóvenes van cambiando de cómplices en su trayectoria delictiva.
Imagen propia. La imagen que de sí mismos tienen estos transgresores es de delincuentes. Se sienten seguros de sí mismos y de su "sangre fría". Se enorgullecen de su fama de rebeldes. Con mucha frecuencia exteriorizan este sentimiento jactándose de que no tienen problemas.
Actitudes. Los individuos aquí clasificados manifiestan actitudes antisociales: marcada hostilidad hacia los agentes de la policía, de las instituciones correccionales y, en general, también hacia los ciudadanos apegados a la ley. Su idea de la vida es que no hay nadie que no este envuelto en algún "negocio turbio". En general, en toda actividad delictuosa de este tipo de transgresores se ve claramente que se consideran a si mismos víctimas de una sociedad que niega toda clase de oportunidades a las personas que son como ellos.
Trayectoria de actuación. Suele encontrarse en todos estos adolescentes una temprana iniciación en las actividades delictuosas aproximadamente a la edad de los 8 ó 9 años. Así mismo, también hay una rápida evolución en la imagen propia considerándose en un principio no delincuentes y experimentar después cierta tensión antisocial, hasta culminar en la autoimagen definida de delincuentes y en la consolidación de actitudes hostiles, suspicaces y típicamente antisociales.
Experiencias con organismos consignatorios. Generalmente los transgresores clasificados en este tipo tuvieron que ver con la policía desde una edad temprana, y muchas veces, el número de sus experiencias policiacas es mucho mayor a la del adulto. Los tribunales para menores han tratado de rehabilitar a delincuentes de esta índole. Sin embargo, los pandilleros ladrones consideran a los representantes de la ley y de las instituciones rehabilitatorias como "farsantes".
2) EL DELINCUENTE PANDILLERO PENDENCIERO.
CARACTERÍSTICAS IDENTIFICABLES:
Configuración de delitos. Este tipo lo forman adolescentes varones que son miembros de "pandillas de vagos" que merodean en las calles y se dedican a buscar problemas. Gran parte de la actividad de estos transgresores no es delictuosa, pues se dedican a "vagabundear". Algunos de estos jóvenes experimentan con drogas enervantes, y otros se preocupan por las satisfacciones sexuales. A veces también incurren en actos de latrocinio pero no en la misma forma sistemática, ni con la frecuencia de los adolescentes del tipo anterior.
Escenario de interacción. Los pandilleros pendencieros si pertenecen a organizaciones delictuosas bien definidas y que inclusive ostentan emblemas y distintivos en el vestir. En estos delincuentes es más acendrado el sentimiento de pertenecer a una pandilla y los amigos se hacen casi exclusivamente dentro del mismo clan.
Imagen propia. La imagen que de sí mismos tienen los pandilleros pendencieros no es tan coloreada como los delincuentes del tipo anterior. Estos transgresores más bien se conceptúan a sí mismos como miembros de una pandilla rebelde. La mayoría de los pandilleros pendencieros no piensan que son aprendices en la carrera del crimen.
Actitudes. Giran alrededor de una idea central que consiste en creer que el mundo les niega casi todas las oportunidades. No es tanto que le disguste la idea de trabajar, sino que duda muchísimo de tener la oportunidad de conseguir un trabajo ventajoso. La base de sus actitudes antisociales está en la hostilidad hacia la policía a la que acusan de no saber comprender sus sentimientos como miembros de una pandilla.
Trayectoria de actuación. La Trayectoria de este tipo se inicia hasta los años de la adolescencia. La afiliación con estos delincuentes culmina en actos repetidos de riñas callejeras y de otra índole delictuosa.
Experiencias con organismos. El pandillero pendenciero suele tener muchas oportunidades de entrar en contacto con instituciones comunitarias que van "fichándolo" como mal elemento. Cuando participa en actividades comunitarias termina siendo expulsado por su comportamiento agresivo y su disposición a provocar agitaciones.
Otra experiencia frecuente en estos jóvenes es la de los altercados con la policía, sin que proceda en la mayoría de estos casos una diligencia de carácter oficial. El resultado de estas experiencias es que formen sentimientos de hostilidad para con los representantes de la ley y de los organismos sociales o de rehabilitación; sin embargo, tal parece que no llegan a quedar iniciados para tomar la delincuencia adulta.
3) EL DELINCUENTE PANDILLERO OCASIONAL.
CARACTERÍSTICAS IDENTIFICABLES:
Configuración de delitos. En algunos casos, los pandilleros ocasionales participan en riñas, y otras veces cometen robos y vejaciones. En su edad más temprana, no es posible distinguir por sus actividades delictuosas.
Escenario de interacción. Los actos delictuosos se perpetran en compañía, en ocasiones bien afiliados y, en otras, un tanto desarticulados; sin embargo, es muy común que este transgresor cometa sus fechorías sólo por "divertirse". Lo que es más, el grupo de delincuentes, lo mira como acompañante ocasional, no asiduo, y así se considera él mismo, este delincuente aparecería clasificado marginalmente; es decir, sus compañeros verían en él una especie de "agregado" sin acordarle mayor estima.
Imagen propia. Estos transgresores ocasionales no se consideran a sí mismos "delincuentes". Si bien es verdad dan muestra de percibir lo que es un pandillero ya que si pasan por ser "verdaderos delincuentes". Su identificación con las normas más profesadas y su propia intervención en ellas tienden a ser mínima; y más bien ve a sus compañeros como los tipos que le conviene tener cerca.
Actitudes. Los pandilleros ocasionales muestran cierta hostilidad hacia la policía, sin embargo, si consideramos que casi todas las personas que pertenecen a la clase obrera muestran algún grado de hostilidad para con la policía, resulta que las actitudes "antisociales" de este transgresor no resaltan especialmente en los medios donde se mueve.
Trayectoria de actuación. Los delincuentes ocasionales se inician a menudo desde su edad temprana y en algunos casos continúan delinquiendo durante varios años; otras veces ponen fin a sus malos hábitos relativamente. El desenlace en la delincuencia ocasional viene a ser un reajuste en la vida adulta y la conversión a ciudadanos honrados.
Experiencias con organismos conciliatorios. Debido a que sus transgresiones son menos graves y frecuentes que la de los pandilleros clasificados. Casi siempre este grupo tiene contactos de tipo informal en donde la policía hace sus advertencias, pero se abstiene de emprender una acción mayor. Es posible que dichos contactos con la policía y los organismos judiciales inciten al transgresor en volverse más repetidamente en las actividades delictuosas.
4) EL DELINCUENTE CASUAL NO PANDILLERO.
CARACTERÍSTICAS IDENTIFICABLES:
Configuración de delitos. Sus transgresiones son relativamente ligeras e infrecuentes de los adolescentes que tienen disposiciones "latentes". Estas pequeñas transgresiones van desde el hurto de menor cuantía, el manejo de vehículos sin licencia, fumar y emborracharse, hasta ciertos actos de vandalismo. En algunos casos llega a causar graves daños, pero esto sucede con mayor excepción.
Escenario de interacción. Estos transgresores operan en compañía de otros jóvenes que no pasan por delincuentes ante la sociedad de adultos; ni tampoco se consideran tales ellos mismos. El grupo se dedica a las actividades lícitas que son ordinarias entre jóvenes, pero no falta quien o quienes cometan de vez en cuando, alguna infracción a la ley. Dentro del grupo no se pierde prestigio por haber participado en algún delito, pero tampoco se consigue con ello una mayor reputación.
Imagen propia. Estos jóvenes guardan de sí mismos un concepto de no delincuentes. En el caso de llegar a ser aprendidos suelen reconocer que obraron torcidamente, y tienden a exhibirse como apesadumbrados y avergonzados. Los transgresores miran sus delitos como una diversión, no como manifestaciones de verdadera delincuencia.
Actitudes. Quienes pertenecen a este tipo se caracterizan por mantener actitudes pro sociales; no muestran hostilidad marcada para con la policía y trabajadores sociales.
Trayectoria de actuación. Las actividades delictuosas se inician a muy diversa edad, prevaleciendo la época de los 13 a 19 años. Los delitos son muy pocos en número y casi nunca graves; dejan de cometerse cuando el transgresor sale de los planteles de enseñanza media. De ahí es muy común que el transgresor pase a la facultad en donde servirá de sujeto de experimentación en los estudios que se realizan sobre "delincuencia latente".
5) EL DELINCUENTE DROGADICTO.
CARACTERÍSTICAS ESPECIFICANTES:
Configuración de delitos. La mayoría de los jóvenes hace de los enervantes su línea única y específica de transgresión. Entre ellos hay quienes cometen también otros delitos, sobre todo, en el género de la extorsión (Gigolismo, explotación de mujeres) pero su único propósito es conseguir dinero con que proveerse de droga.
Escenario de interacción. El medio ambiente de estos jóvenes reviste a la configuración de una subcultura de "vividores inmorales". Al asociarse con adictos a otra clase de estupefacientes siguen finalidades muy complejas. El tráfico de drogas requiere todo un sistema de ayuda mutua en que los adictos se trasmiten información sobre las fuentes de abastecimientos y los medios ilícitos de contacto. Por otra parte, el sujeto que se envicia definitivamente con alguna droga "heroica", la consecuencia será que lo expulsen de los demás círculos. El adicto a la droga se le considera como sujeto anormal del que no conviene fiarse.
Imagen propia. Estos jóvenes casi nunca tienen de sí mismos un concepto de transgresores, sino simplemente de drogadictos. Alegan que la droga es un escape como tantos otros que se permiten a los inducidos, algo así como fumar o beber, simplemente. El drogadicto se ve en si mismo como una persona, cuyos azares de la vida se justifican para ser drogadicto. Algunos drogadictos tienen de sí mismos una imagen de vividores; Es decir de individuos de sangre fría que saben ganarse la vida manejando el arte de la extorsión.
Actitudes. La postura de estos se caracteriza por inacabables protestas en contra de la sociedad que no cesa de perseguirlo y que tiene tan poco que ofrecer a personas como él.
Trayectoria de actuación. Algunas veces son jóvenes que comienzan su carrera en el delito como simples pandilleros, pero después se alejan de su medio al ser aprendidos en el uso de la droga. El joven drogadicto continúa en su vicio hasta hacerse adulto y, una vez entonces es un heroinómano sin remedio.
Experiencias con organismos consignatorios. En el curso de su carrera delictuosa, los drogadictos experimentan numerosos contactos con organismos judiciales y consignatorios. Por una parte pone al individuo en un tratamiento psiquiátrico donde produzca efectos rehabilitatorios, cortándole el suministro de narcóticos y en segundo lugar ejerce un contacto con el drogadicto. El poder judicial, el cual contribuye directamente a la recaída del sujeto.
6) LA JOVEN DELINCUENTE.
CARACTERÍSTICAS ESPECIFICANTES:
Configuración de delitos. Las jóvenes delincuentes suelen comparecer ante los tribunales de menores por delitos de muy variada tipificación: "rechazo de autoridad", "descarrío", "falta a la moralidad" y "desenfreno sexual".
Escenario de interacción. Estas muchachas cometen transgresiones sexuales con sus parejas masculinas, pero no se ven envueltas en actividades de pandillaje con cómplices de su mismo sexo. Si bien es verdad que la joven delincuente prefiere asociarse con las compañeras de sus mismos hábitos, sin embargo, el grupo no llega a formar ninguna subárea de culturas delictivas.
Imagen propia. Las jóvenes delincuentes no se conceptúan a sí mismas como tales, sino que se justifican con la idea de que tienen problemas y obstáculos muy especiales. Muchas de ellas se juzgan "aguantadoras" y capaces de soportar el trato duro de los demás. Y son también muchas las que usan un lenguaje llamativamente profano, sobre todo cuando les acontece tratar con varones.
Actitudes. Su más característica actitud es la hostilidad hacia sus padres y los representantes de la ley. Estas muchachas suelen tener poca empatía con los varones.
Trayectoria de actuación. Estas jóvenes comienzan a cometer sus delitos sexuales recién pasadas de la pubertad; y luego continúan delinquiendo hasta que llegada a quedar bajo custodia o recluidas en instituciones.
Experiencias con organismos consignatorios. Las jóvenes delincuentes se ven envueltas en muchos problemas judiciales y con el personal de las correccionales. Cuando atraviesan por dichas circunstancias suelen mostrarse hostiles y desafiantes; sin embargo, hay base para suponer que dichas experiencias no influyan negativamente, en el sentido de estimular a las transgresoras a continuar en actos delictivos.
La delincuencia juvenil hace referencia a los delitos cometidos por los menores de edad. La mayoría de los sistemas jurídicos, al abordar tales conductas, utilizan órganos judiciales ad hoc, como los tribunales de menores, prevén determinadas especialidades procesales para su enjuiciamiento y cuentan con medios coercitivos específicos para su represión, como los centros juveniles de detención.
Los delitos juveniles suelen recibir gran atención de los medios de comunicación y políticos. Esto es así porque el nivel y los tipos de crímenes juveniles pueden ser utilizados por los analistas y los medios como un indicador del estado general de la moral y el orden público en un país y, en consecuencia, pueden ser fuente de alarma y de pánico moral.
Como la mayoría de los tipos de delitos, los crímenes cometidos por jóvenes se han incrementado desde mediados del siglo XX. Existen múltiples teorías sobre las causas de los crímenes juveniles, considerados especialmente importantes dentro de la criminología. Esto es así, porque el número de crímenes cometidos crece enormemente entre los quince y los veinticinco años. En segundo lugar, cualquier teoría sobre las causas de la delincuencia deberá considerar los crímenes juveniles, ya que los criminales adultos probablemente habrán tenido un comienzo en la delincuencia cuando eran jóvenes.
Por otra parte, otro posible origen de la delincuencia juvenil son problemas como la esquizofrenia, trastornos conductistas/mentales, estrés postraumático, trastorno de conducta o trastorno bipolar.
Los tribunales de menores son los órganos judiciales encargados de llevar a cabo la resolución de los delitos realizados por aquellos. De esta manera, sus sentencias pueden determinar desde el internamiento en un centro específico hasta el pago de multas pasando por la realización de trabajos a la comunidad.
Perspectivas teóricas en delincuencia juvenil.
? Teoría de la elección racional.
La criminología clásica considera que las causas del crimen tienen principalmente su origen en el propio delincuente, más que en su entorno externo. Para los clasicistas, lo que motiva a los delincuentes es el propio interés racional, y se remarca la importancia de la decisión libre y de la responsabilidad personal. La teoría de la elección racional es el ejemplo más claro de este planteamiento.
? Teoría social de la desorganización.
Los planteamientos positivistas actuales generalmente se centran en la cultura, lo que produciría la ruptura de las relaciones de familia y con la comunidad, de los valores y con un mayor individualismo.
?Teoría de la tensión.
La teoría de la tensión se asocia principalmente al trabajo de Robert Merton[12]Merton creía que en la sociedad hay trayectorias institucionalizadas hacia el éxito. La teoría de la tensión sostiene que el crimen es causado por la dificultad que tienen los que viven en pobreza para alcanzar por medios legítimos metas socialmente valoradas. Para aquellos que, por ejemplo, no consiguen logros educativos es más difícil alcanzar la riqueza y el estatus social asegurado por un empleo bien pagado, y por tanto, es más probable que utilicen medios criminales para obtener estas metas. Merton sugiere cinco adaptaciones a este dilema:
? Innovación: individuos que aceptan metas socialmente aprobadas, pero no necesariamente los medios socialmente aprobados.
? Retirada: los que rechazan metas socialmente aprobadas y los medios para adquirirlos.
? Ritualismo: los que compran en un sistema de medios socialmente aprobados, pero pierden de vista las metas. Merton creía que los consumidores de droga están en esta categoría.
? Conformidad: los que se ajustan a los medios y a las metas del sistema.
? Rebelión: gente que niega metas y medios socialmente aprobados creando un nuevo sistema de metas y de medios aceptables.
Una dificultad con la teoría de la tensión es que no explica por qué los niños de familias con ingresos bajos tendrían un mal desempeño educativo en un primer momento. Indicar el hecho de que mucho crimen juvenil no tiene una motivación económica. La teoría de la tensión no logra explicar el delito violento, el tipo de crimen juvenil que causa la mayor ansiedad al público.
? Teoría de subculturas.
Se relaciona con la teoría de la tensión. La dificultad de la juventud para alcanzar objetivos y un status socialmente reconocido produce grupos de gente joven que forman subculturas delincuentes y desviadas del buen camino, que tienen sus propios valores y normas. Dentro de estos grupos el comportamiento criminal puede ser valorado realmente, aumentando el estatus de un joven. La noción de subculturas delincuentes es relevante para los crímenes que no están motivados económicamente. Los miembros masculinos de las bandas pueden discutir para tener sus propios valores, tales como respecto por la habilidad para luchar y por el atrevimiento. Sin embargo no está claro por qué los hace diferentes de los jóvenes normales "no?violadores de la ley". Además no hay una explicación de porqué la gente incapaz de alcanzar metas socialmente reconocidas debe elegir necesariamente sustitutos criminales. Las teorías de subculturas también han sido criticadas por haber mantenido una distinción demasiado grande entre lo que es "normal" y lo que es un comportamiento "desviado". Hay también dudas sobre si la gente joven rechaza conscientemente los valores generalmente aceptados.
? Teoría de asociación diferenciada.
La teoría de la asociación diferenciada trata de los jóvenes en un contexto de grupo, y mira cómo la presión de los compañeros y la existencia de bandas pueden conducir al crimen. Sugiere que los jóvenes son impulsados a cometer crímenes por compañeros delincuentes, de los que aprenden destrezas criminales.
También se ha citado como factor de disminución de la delincuencia la reducción de la influencia de los compañeros cuando los hombres se casan.
Hay pruebas evidentes que la gente joven con amigos criminales es más probable que cometa crímenes. No obstante, puede darse el caso de delincuentes que prefieren asociarse, entonces los compañeros delincuentes hacen que algunos empiecen a delinquir. Además se plantea la cuestión de cómo el grupo de compañeros delincuentes empezó a delinquir inicialmente.
? Teoría del etiquetado.
La teoría del etiquetado indica que una vez que han etiquetado a la gente joven como criminal, es más probable que delinca. La idea es que una vez que se ha etiquetado a un joven como diferente, este puede aceptar el papel y es más probable unirse a otros que han sido etiquetados del mismo modo. Los teóricos del etiquetado dice que existe una mayor probabilidad que los niños masculinos de familias pobres sean etiquetados como diferentes, y esto se puede explicar parcialmente porqué existen más delincuentes masculinos jóvenes de clase baja.
Delincuencia juvenil como fenómeno masculino.
El crimen juvenil cometido por hombres es mucho más elevado que el femenino. Teóricos feministas y otros han estudiado las causas de este fenómeno. Una sugerencia es que las ideas de masculinidad pueden hacer que hombres jóvenes delincan con mayor probabilidad. El ser resistente, tener mayor capacidad, ser agresivo, atrevido y competitivo pueden ser maneras con las que los jóvenes expresan su masculinidad. La expresión de estos ideales puede hacer más probable que jóvenes adquieran un comportamiento antisocial y criminal. Alternativamente, algo que hace que los hombres jóvenes actúan como hacen es debido a la presión social para ajustarse a los ideales masculinos; los hombres jóvenes pueden ser naturalmente más agresivos, atrevidos, etc., pueden existir factores biológicos o psicológicos, la manera que los padres tratan a los hombres jóvenes pueden hacerlos más susceptibles de delinquir.
Según un estudio llevado a cabo por el doctor Kevin M. criminalista de la Universidad del estado de Florida (EEUU), los varones adolescentes que poseen cierto tipo de variación en un gen específico son más proclives a reunirse con otros delincuentes[13]
Factores de riesgo:
? Factores de riesgo individuales.
Ciertos factores de riesgo se asocian con el potencial de violencia contra sí mismo y contra los demás. Es muy importante tener en mente que ninguno de estos factores por sí solo es suficiente para predecir la violencia. El utilizar estos factores simplemente como lista de cotejo para un joven en particular puede resultar inapropiado y hasta potencialmente dañino. Esta lista tampoco debe usarse para estereotipar o estigmatizar a un joven por el mero hecho de que aparente tener algunos factores de riesgo.
? Factores de riesgo personales.
? Historial de rabietas o explosiones incontrolables de coraje.
? Comportamiento violento pasado.
? Recurrir típicamente a insultos o lenguaje ofensivo.
? Comportamiento abusivo hacia sus compañeros o hacia los más jóvenes.
? Historial de haber sido víctima de abusadores.
? Patrón de amenazas violentas cuando tiene coraje.
? Crueldad hacia los animales.
? Comenzar incendios.
? Uso y abuso de alcohol o drogas.
? Haber intentado suicidio en el pasado.
? Depresiones frecuentes o cambios de humor significativos.
? Tendencia a culpar a los demás por sus problemas personales.
? Experiencia reciente de humillación, pérdida o rechazo.
? Demasiado interés en armas o explosivos.
? Relaciones pobres con los compañeros, marginación del grupo, pocas o ningunas amistades cercanas.
? Participación en cultos o pandillas.
? Demasiado tiempo no estructurado.
? Quedarse sin familia.
Trastornos mentales.
Los trastornos de conducta normalmente se desarrollan en la niñez y se manifiestan generalmente durante la vida adolescente[14]Un cierto comportamiento juvenil se atribuye al trastorno diagnosticable conocido como trastorno de conducta. De acuerdo con el DSM-IV-TR,[15] códigos 312.xx (donde xx varía de acuerdo con el subtipo específico) los adolescentes que tienen trastornos de conducta también muestran una carencia de empatía y una despreocupación por las normas sociales. El DSM es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales publicado por la Asociación Psiquiátrica Americana y referenciado a menudo por Psiquiatras para diagnosticar trastornos mentales. Los delincuentes juveniles que reinciden en el sistema de justicia penal a veces se les diagnostican trastornos de conducta porque muestran una indiferencia continuada sobre su seguridad y la de otros y de sus pertenencias.
Una vez que el joven continúa teniendo los mismos patrones de comportamiento y llega a los dieciocho, entonces está en peligro de diagnóstico con un trastorno antisocial de la personalidad y es mucho más propenso a convertirse en un criminal serio.[16] Uno de los elementos principales usado en el diagnóstico de un adulto con Trastorno antisocial de la personalidad consiste en presentar un historial documentado de trastorno de conducta antes de los 15 años. Estos dos trastornos de personalidad son análogos en su comportamiento errático y agresivo.
Esta es la razón por la que delincuentes juveniles habituales diagnosticados con trastorno de conducta es probable que muestren signos de Trastorno antisocial de la personalidad en la madurez. Una vez que los adolescentes alcanza la madurez, su comportamiento social inaceptable se ha convertido en un estilo de vida y se convierten en criminales de carrera.
Los criminales de carrera comienzan con un comportamiento antisocial antes de entrar en la escuela de grado y son versátiles en el sentido que se enganchan a un arsenal de comportamientos destructivos, delinquen a unas tasas muy altas, y es menos probable que paren de delinquir mientras van envejeciendo.
La investigación cuantitativa relativa a Estados Unidos fue hecha hace bastante tiempo, sobre 9.945 delincuentes masculinos juveniles entre edades de 10 y 18 en los años 70. La cohorte longitudinal de nacimientos fue utilizada para examinar la tendencia de un pequeño porcentaje de los criminales de carrera que explicaron el porcentaje más grande de la actividad criminal. La tendencia mostró un nuevo fenómeno entre los delincuentes habituales. Para este estudio los delincuentes habituales eran jóvenes que tuvieron más de cinco detenciones de la policía[17]El fenómeno indicó que solamente el 6% de la juventud estaba dentro de la definición de delincuente habitual pero que era responsable del 52% de la delincuencia dentro de todo el estudio[18]El mismo 6% de delincuentes crónicos explicaron el 71% de los asesinatos y el 69% de los asaltos con agravante. Este fenómeno fue investigado más adelante entre una población adulta en 1977 y dio lugar a resultados similares. Sara Mednick hizo una cohorte de nacimientos de 30.000 varones y encontró que el 1% de los varones eran responsables de más de la mitad de la actividad criminal[19]El comportamiento criminal habitual de jóvenes descubierto es similar al de los adultos. Los delincuentes habituales "harán una carrera" de malas decisiones y mal comportamiento y terminarán probablemente, más pronto o más tarde, muertos o en prisión Estos delincuentes juveniles necesitan tratamiento porque tienen una predisposición negativa y una alta propensión a continuar cometiendo crímenes.
Datos estadísticos relativos a España fueron publicados en 2006 por el Centro Reina Sofía[20]y, en 2012, por el Instituto Nacional de Estadística[21]
Entorno familiar.
Entre los factores familiares que pueden tener una influencia negativa podemos incluir los siguientes:
? El nivel de supervisión paternal.
? La manera de disciplinar a los hijos por parte de los padres.
? Un conflicto o una separación paternal.
? Padres o hermanos criminales.
? Un abuso o una diligencia parental.
? La calidad de la relación padre?hijo.
Los niños criados por padres separados es más probable que comiencen a delinquir que los que tienen ambos padres naturales, sin embargo, si se tiene en cuenta el lazo que un niño siente hacia sus padres y el nivel de supervisión parental se considera que los niños en familias de madre o padre solteros no es más probable para delinquir. El conflicto entre padres se considera mucho más importante para que empiecen a delinquir que ser criado por un padre separado.
Así como si un niño tiene una supervisión parental baja. Muchos estudios han encontrado una correlación fuerte entre una carencia de supervisión y la delincuencia, y esto parece ser la influencia más importante de la familia. Cuando los padres no saben comúnmente donde están sus niños, cuáles son sus actividades, o quiénes son sus amigos, es más probable que se ausenten de la escuela y que tengan amigos delincuentes que les conducen a delinquir. Una falta de supervisión está enlazada con relaciones deficientes entre hijos y padres, ya que hijos que están a menudo en conflicto con sus padres suelen estar menos dispuestos a discutir sus actividades con ellos. Jóvenes con un lazo débil con sus padres es más probable que delincan.
Consecuencias para la sociedad.
La primera consecuencia de la delincuencia juvenil es la pérdida de la escala de valores, seguida de la violencia en la calle, trayendo consigo el temor de la población a salir por el incremento de estos grupos.
Otra consecuencia es la muerte de personas atacadas por los delincuentes, dando lugar a nuevas víctimas como lo son la familia, que a su vez acarrean consecuencias psicológicas. Generalmente la sociedad se preocupa más por la prevención, castigo y rehabilitación del delincuente que por atender a la persona agredida; es importante tratar a los delincuentes pero a su vez lo es tratar a las víctimas.
Una consecuencia a favor de la sociedad es la fomentación de centros en contra de delitos y adicciones, así como instituciones que brindan apoyo psicológico a familias, las cuales son el primer núcleo donde se puede terminar con la delincuencia.
Trastornos mentales no tratados.
Una vez que el delincuente juvenil alcanza la madurez es probable que continúe mostrando comportamientos de desadaptación y que aumente su riesgo de ser procesado a través del sistema de justicia penal como delincuente adulto. Debido al pequeño porcentaje de delincuentes adultos y juveniles habituales que contribuyen en alto porcentaje a los delitos violentos (es decir, asesinato y asalto con agravantes) el sistema de justicia penal debe supervisar esa pequeña población de criminales profesionales en un esfuerzo para prevenir la proliferación de delincuentes violentos serios.
Si los trastornos mentales tales como el trastorno de conducta no se diagnostican y no se tratan el delincuente juvenil tiene el potencial creciente de desarrollar un trastorno antisocial de la personalidad y continuar más adelante su vida como un criminal profesional. La mayoría de delincuentes violentos exhibe rasgos del trastorno antisocial de la personalidad y los muestran antes de los 15 años. El trastorno antisocial de la personalidad es un diagnóstico común para un asesino en serie. Los autores Álvarez y Bachman encontraron que una similitud entre los asesinos en serie eran sus anteriores convicciones criminales. En este caso el trastorno de conducta se puede convertir en un elemento probable para el asesino en serie si no se diagnostica y se trata antes de que se convierta completamente en la edad adulta en un trastorno antisocial de la personalidad[22]
El trastorno de conducta y el trastorno antisocial de la personalidad se categorizan como trastornos de personalidad con definiciones extremadamente similares en DSM-IV-TR[23]y según lo explicado arriba en trastornos mentales. Algunas de las características comunes incluyen el incumplimiento constante de normas sociales, el comportamiento agresivo hacia la gente, y una desvinculación de la emoción de la empatía. Estos rasgos son también comunes entre los asesinos en serie y si los comportamientos de desadaptación no se tratan tienen el potencial de crear a una persona que fantasea con matar a varias víctimas y después satisfacer su impulsividad cuando ya no es capaces de reprimirse.
La delincuencia en mayores de edad
Los adultos en conflicto con la ley vienen una escala epidemiológica y socialmente significativa. América Latina es el contiene más violeto del planeta, y son adultos entre 18 y 29 años la inmensa mayoría de los que sufren y actúan esta violencia. En contextos nacionales y locales donde han ocurrido conflictos armados internos y genocidios, donde se ha producido una caída demográfica por mortandad de varones, la población es más joven, son niños y jóvenes entre los 13 y 24 años los que padecen y ejercen violencia de un modo desmesurado. El Perú se encuentra en una situación intermedia en Latinoamérica en materia de conductas juveniles violentas, que evolucionan ascendente y cíclicamente. En esta realidad ello de una u otra manera también afecta a la sociedad en general.
Ahora bien, en la actualidad ya no sólo se habla de delincuencia común, sino de delincuencia organizada, cuya diferencia habrá entre la delincuencia organizada y la común. Bien, para ello un delito cometido por el delincuente no es del todo espontáneo, sino que puede ser premeditado y programado. Sin embargo este depende de varios factores verbigracia, del número de personas que lo cometa y ejecute, de los procedimientos que siga, de los recursos que utilice y de los objetivos que persiga. Podrá haber, entonces dos tipos de delincuencia, a Delincuencia común y la Delincuencia Organizada.
La Delincuencia Común.
Los delincuentes comunes o delincuencia "simple", pueden actuar solo o en pandilla, empero su fin no es más que delinquir con la finalidad de obtener dinero, para repartirlo entre sus miembros y gastarlo en drogas, no cuenta con una organización, códigos, estructura, capital financiero, aunque estos actúen en pandillas, no pueden operar como parte de la delincuencia organizada y esto es así porque, es obvio que el delincuente común delinque para obtener dinero robando a trasuntes, automóviles estacionados o sus partes, casa habitación etc., es decir no tiene objetivos claros u específicos, en más a veces lo hace hasta en forma desorganizada, esto con el único fin de que lo sustraído ilegalmente vaya al consumo de drogas, por ejemplo un grupo de personas roba un automóvil, este a su vez es desmantelado para vender sus partes en el marcado negro, lo más común es que estos delincuentes se disuelvan una vez repartido el motín para no ser capturados por las autoridades, acción que la delincuencia no hace, ya que cuando es aprehendido un individuo de su organización esta sigue y este individuo se sustituye por otro, en forma jerárquica.
Podemos decir que la delincuencia menor es la cometida por un individuo, y cuando mucho, por dos, y que tiene por objetivo la comisión de un delito que podría ser desde una falta menor, hasta una grave y calificada, pero que no trascienden su escala y proporciones, es decir, no son cometidos por bandas bien organizadas, no hay una gran planeación en los hechos delictivos, o no se pretende operar permanentemente a gran escala.
La delincuencia menor se puede incluir algunos carteristas, asaltantes de autobuses, estafadores, etc. Esa es la delincuencia más común, más popular, la que vemos y a la que le tenemos miedo, en la que los ciudadanos comunes piensan que es un problema cuando transitan por determinadas zonas en que pueden ser asaltados, por lo tanto la gente asocia este tipo de delincuencia como inseguridad.
Es pues, este tipo de delincuencia a la que podríamos llamar vulgarmente como delincuencia callejera, es decir la más ordinaria[24]citando un ejemplo serían las siguientes:
? Asalto a transeúntes.
? Carterismo.
? Violación.
? Robo de bienes y artículos menores.
? Robo a casas habitación.
? Vandalismo.
? Robo de vehículos.
? Graffiti y pinta de muros y monumentos.
La Delincuencia Organizada.
Si analizamos con detenimiento a las organizaciones criminales y a las organizaciones legales como empresas comerciales, se puede concluir que desde el punto de vista formal, no existen mayores diferencias, pues su fin fundamental es obtener el máximo de rentabilidad. Y si observamos que muchas organizaciones legales, legítimamente constituidas ejecutan acciones abiertamente ilegales para incrementar sus ganancias, como es el caso de la evasión de impuestos, despidos sin indemnización, ocultamiento de información aduanera, sobornos, alteraciones contables, etc., vemos que la diferencia no es fundamentalmente grande. Esta reflexión nos conduce a señalar, que hay una coincidencia en cuanto a los medios empleados, para conseguir sus fines. Por lo que podemos decir, que la delincuencia menor a comparación de la delincuencia organizada; esta última opera a gran escala, con una organización y estructura de trabajo, códigos y disciplinas rígidas, la delincuencia organizada opera en grandes cantidades de dinero y tecnología.
En conclusión podemos decir que la palabra y el significado de delincuencia organizada, más que una acepción, es un nivel en el que se involucran demasiados intereses, capital financiero, infraestructura, mercado, políticas, etc., a comparación de la delincuencia común, que no tiene orden o capacidad para delinquir y sus delitos son "simples", mientras el delincuente común opera con el miedo de la sociedad a través de robos sin escala, la delincuencia organizada opera con capital financiero y tecnología para lograr un poder financiero nacional e internacional.
Son tan complejas sus estructuras, que por sus actividades ilícitas se ocultan a luz pública, no sabemos cómo se integran, quienes son responsables de sus áreas, esta información la sabemos cuándo sus integrantes son aprehendidos por el Estado. Ahora bien, es bastante común referirse a la delincuencia organizada bajo el sinónimo de mafia (o "mob", como se le llama en Estados Unidos y Asia), y a los delincuentes en gran escala se les llama entonces mafiosos o "gángster". La palabra "gángster" viene de la voz inglesa "gang", que significa banda, siendo común llamarle "gángster" al miembro de cualquier banda en cualquier país de habla inglesa, independientemente de que sea criminal o no. Sin embargo, en México se ha tomado el término para connotar esa relación entre el "gángster" como miembro de una agrupación criminal.
La criminalidad y violencia en el mundo constituyen en la actualidad un problema político social de primer orden, que exige la necesidad de implementar medidas Concretas para disminuir la violencia urbana en las principales ciudades del país, en particular contra la delincuencia común, cuyos efectos los padece transversalmente toda la población.
Esta violencia obedece a muchos factores causales de índole socioeconómico y cultural, donde la familia, la escuela, la comunidad y los medios de comunicación constituyen espacios de socialización muy importantes; sin embargo, éstos históricamente no han articulado una clara orientación de sus objetivos, contribuyendo a una débil formación ciudadana.
La criminalidad y la delincuencia urbana es una de las manifestaciones más notorias de la violencia contemporánea. Las ciudades enfrentan altas tasas de delincuencia que amenazan los sentimientos de seguridad de la población. Vernos libres de la delincuencia, gozar de un ambiente de tranquilidad, estar protegido contra la violencia en el hogar y en la calle, lograr que las ciudades sean más seguras son ingredientes indispensables para un desarrollo sostenido.
Históricamente las ciudades siempre han sufrido en mayor o menor dimensión los avatares de la violencia, pero hoy en día, por la incidencia de muchos factores estructurales como la desocupación, falta de empleo, las migraciones, la pérdida de valores, etcétera, han elevado sus índices tornándose más agresivas y temerarias.
La delincuencia en nuestro país ha incrementado significativamente en los últimos años, y cada vez en mayor medida, fuera de control, por lo que puede llegar a ser una amenaza directa para el normal desarrollo de la convivencia de la propia sociedad.
Como consecuencia de su propio incremento y de la creciente gravedad de sus hechos delictivos, el problema que ella plantea constituye uno de los rasgos más característicos de nuestra época.
La delincuencia se conoce como el fenómeno de delinquir o cometer actos fuera de los estatutos impuestos por la sociedad, pero es poco lo que sobre las verdaderas causas por las que un joven puede introducirse en este mundo.
Éstas causas son diversas; pueden ser de orígenes orgánicos, fisiológicas, patológicas, influencias externas como el medio en el que se desarrollan los primeros años de su vida, la carencia de afecto y atención por parte de los padres o simplemente mala orientación.
En el presente trabajo de investigación, se analizará a la delincuencia, poniendo especial énfasis en determinar las causas que llevan al individuo a manifestar conductas antisociales, como es el caso, los actos delictivos. Al mismo tiempo, conoceremos el estado de salud mental que presenta un delincuente. Para ello prestaremos especial atención a la Familia, por considerar a ésta, unidad básica de la sociedad y la principal responsable del óptimo desarrollo físico y psicológico de sus integrantes.
La delincuencia en algunos países de Latinoamérica
Desde fines del siglo XX han aumentado las cifras del número de jóvenes que realizan conductas delictivas[25]En Agosto del año 2000 se promulgó el Nuevo Código de los Niños y Adolescentes cuya vigencia está desde Junio del 2001 hasta la actualidad. En aquel código se proponen derechos, deberes y obligaciones de los niños y adolescentes que se deben tener en cuenta cuando suceden problemas de índoles penales y jurídicos[26]El tipo de legislación del sistema legal peruano no considera a los menores de 18 años como delincuentes; sino, solo como infractores 7 . El pandillaje es una de las formas más comunes en la que se hace presente la delincuencia juvenil. La población que lo conforma son, mayormente, jóvenes que viven en espacios urbanos marginales. Las acciones violentas de los jóvenes son una reacción de su descontento hacia precarias condiciones materiales de vida, la desigualdad social, la falta de oportunidades y la tradición política autoritaria que establece relaciones de subordinación antes que de integración y diálogo[27]Los datos registrados acerca de la situación de los centros de Detención de menores infractores de la ley penal o Centros juveniles del Perú del 2007 y 2012 fueron publicados por la Defensoría del Pueblo. De acuerdo a ello, se señala que funcionan nueve centros juveniles a nivel nacional. Además, en el año 2007 y 2012 los Centros Juveniles estuvieron conformados, en su mayoría, por varones siendo, respectivamente, un 95.9% y un 96.8% de la población frente a un 4.10% y 3.2% de la población femenina[28]La edad de los menores infractores debería oscilar entre los 14 y 17 años. En el año 2012 se encontró población mayor de edad dentro de los centros juveniles. Los jóvenes de 18 años representan el 20.3% de la población. Los de 19, 20 y 21 años llegan a ser el 9.7% de la población. Los jóvenes de 16 años representan el 32.9 % y los de 17 años representan el 24.3% del total de la población[29]Los porcentajes de población menor de 18 años en los Centros de detención calculados de acuerdo al motivo de su ingreso demuestran que a diferencia del 2007, en el 2012 la conducta delictiva contra el patrimonio tuvo un aumento del 13.7%. En el 2007 el porcentaje de la población era del 46.7% y aumentó a 60.1% en el 2012. El ingreso por tráfico ilícito de drogas, también ascendió de 3.3% en el 2007 a 6.4% en el 2012. Los demás motivos de ingreso que son: actos antisociales contra el cuerpo y la salud, contra la libertad sexual, el pandillaje, el terrorismo y otros han descendido, ya que en el 2007 las cifras eran, respectivamente, 16.6%, 28.1%, 3.3%, 2.2%, 0.1% y 3.2% y en el 2012 descendieron, respectivamente, a 10.9%, 18.9%, 1.0%, 0% y 2.6%[30].
República Dominicana.
Al iniciar este trabajo, relativo a la delincuencia y su incidencia en la familia dominicana; trataremos de conceptualizar los vocablos delincuencia, delincuente y delito. Procuraremos indagar la génesis de la misma en la República Dominicana y el de la familia desde diversos puntos de vista.
La Génesis histórica de la delincuencia en la República Dominicana, se remonta en la historia desde el siglo XV hacia nuestros días.
La isla de Santo Domingo antes del descubrimiento estuvo habitada por sus aborígenes quienes no conocían ni practicaban la delincuencia. La mejor fuente que tenemos para emitir estás declaraciones son las expresiones de Fray Bartolomé de las Casas, en su obra titulada "Historia de India" donde expresa lo siguiente: "Los caciques no pasaban más trabajo que un padre de familia tiene en su casa sólo mujer e hijos, y que no en muchas partes del mundo se encontrará estas maravillas. En esta isla no se sabía lo que fuese hurto, ni adulterio, ni fuerza que hombre hiciese a mujer alguna, ni otra vileza, ni que dijere a otra injuria de palabras y menos de obra. ( ) Y es verdad, como arriba en un capitulo dije, que había veinte años que yo estaba en esta isla, y que nunca vi reñir en ella, ni en otra parte, indio con indio, sino una vez en la ciudad de Santo Domingo, que vide reñir dos y estábanse dando el uno al otro con los hombros y con los codos, estando queda las manos, que no mataran una mosca si donde se daban con los hombros la tuvieran". Fray Bartolomé de las Casas también expresa lo siguiente: "doy testimonio de lo que muchas veces por los ojos vide, y esto es que no teniendo puerta en las casas ni arcas ni llaves ni cerraduras, como entonces no la teníamos, se andaban los talegones llenos de oro, y los indios eran tan honestos"[31].
Otro autor que confirma el estado de tranquilidad y armonía en que vivían los primeros pobladores de la isla es Casimiro N. de Moya quien en su obra "Bosquejos Históricos" dice: "los caciques gobernaban a sus súbditos como padres e hijos. No creemos que tuviesen necesidad de jueces, porque no se sabía lo que fuese hurto".
El factor preponderante en la delincuencia en la Isla de Santo Domingo ha sido el resultado de su importación traída por los visitantes que desde el 5 de diciembre de 1492, nos descubrieron, cristianizaron, nos pervirtieron y nos esclavizaron e introdujeron a nuestra isla, el hacha pulimentada en una mano y en la conciencia la Ley del Talión, según afirma Bernardo de Quiroz.
Esta delincuencia también ha sido el resultado de los inmigrantes franceses a quienes España le traspasó la Isla, mediante el tratado de Basilea en 1795.
La delincuencia y su incidencia en la República Dominicana, también tiene su origen en las invasiones haitianas y norteamericanas que hemos padecido en innúmeras ocasiones, ya que esas circunstancias modificaron nuestro mundo circundante, el que se inició con el cambio en el comportamiento familiar.
Cuba.
Son diversas las investigaciones llevadas a cabo por los profesionales cubanos relacionadas a los grupos, la comunidad y su desarrollo lo cual ha demostrado que para poder guiar, orientar, facilitar las herramientas que permitan la transformación de las personas y del grupo, es preciso tener en cuenta que cada uno de los individuos que integra el grupo tiene su propia vida cotidiana, pensamientos, sentimientos, acciones y actividades diarias, las cuales se suman a la cotidianidad comunitaria y la de la sociedad histórico concreta que les corresponde que aunque lleno de contradicciones es también un espacio de posibilidades para la transformación social.
Es la comunidad el ambiente histórico y social del niño y el joven. Como espacio socializador de la personalidad en él se produce la traslación específica de las relaciones típicas generales de una sociedad concreta al conjunto de individuos que en ella realizan básicamente su vida cotidiana. Por tanto es un ámbito insoslayable en el abordaje de la producción y/o autoreproducción de la delincuencia y por ende del tratamiento preventivo de la misma. La comunidad constituye un privilegiado espacio socializador de la personalidad en tanto es allí donde las personas realizan su vida cotidiana por tanto, en un ámbito insoslayable en el abordaje de la producción y/o autoreproducción de la delincuencia y por ende del tratamiento preventivo de la misma.
Sin dudas es la adolescencia una de las etapas más complejas de los individuos y donde se hace más difícil la comunicación, pero a la vez es donde se es más vulnerable a la incorporación de patrones de conducta que pueden ser negativos o positivos. Por tanto un elemento esencial de la adolescencia y la juventud es precisamente su conducta, su modo de actuación, pues siempre están en busca de lo novedoso, necesitados de estimulación permanente, de demostrar que pueden valerse por sí mismos y que pueden solucionar sus problemas, buscando en la mayoría de los casos soluciones sin profundo análisis, sin tener en cuenta que las mismas pueden traer resultados negativos, lo que provoca que constituya factores de riesgo, unidos a otros como es el caso de familias disfuncionales o condiciones adversas del medio social que les rodea, facilitando las deformaciones de estos sujetos o conductas desviadas las cuales pueden llegar a su forma madura: la delincuencia.
Entre los factores de riesgo individuales psicológicos o del comportamiento que pueden hacer delinquir con mayor probabilidad se pueden citar, la inteligencia, la impulsividad o la inhabilidad para retrasar la satisfacción, la agresión, la empatía, y el desasosiego. Los niños con baja inteligencia es probable que tengan un peor desempeño en la escuela, y esto puede aumentar la probabilidad de delinquir por un logro educativo bajo. Jóvenes que tienen un pobre desempeño escolar es probable que se ausenten de la escuela, lo cual está también enlazado con la delincuencia.
La delincuencia altera y perturba la seguridad ciudadana, la convivencia y la tranquilidad de la población en general. Pero no es un fenómeno de la actualidad, sus orígenes se dan desde la antigüedad y se simplificaba al quebramiento de la ley, o sea se veía como un concepto jurídico abstracto. Sin embargo para el Materialismo Dialéctico la esencia se encuentra en las formas más complejas y desarrolladas del objeto, el método de Marx desechó el método de la inducción, la abstracción de los elementos comunes a todas las cosas posibles, sustituyéndolos por análisis minucioso de, por lo menos, un caso típico. En su ensayo sobre "La delincuencia ocupacional en Cuba Socialista", Fernando Barral, establece dos formas de la misma, la marginal y la ocupacional. La primera la más conocida y perseguida, caracterizada por mantenerse al margen de la actividad laboral. Mientras que la segunda es llevada a cabo por trabajadores, funcionarios, jefes públicos o privados, valiéndose de las posibilidades y oportunidades de su ocupación.
La delincuencia juvenil ha incrementado las filas de la delincuencia común o marginal. La misma que se define como un grupo social bien definido por la homogeneidad socioeconómica, cultural, psicológica, familiar, etc., que además comete delitos y por lo general fuera de la actividad laboral, de las relaciones de producción. Esta capa social actúa en su propio beneficio de una parte del producto social pero como un contrasistema parasitario a este.
Como una de las perspectivas teóricas sobre delincuencia juvenil se encuentra La Teoría del etiquetado. Indica que una vez que han etiquetado a la gente joven como criminal, es más probable que delinca. La idea es que una vez que se ha etiquetado a un joven como diferente, este puede aceptar el papel y es más probable unirse a otros que han sido etiquetados del mismo modo. Los teóricos del etiquetado dice que existe una mayor probabilidad que los niños masculinos de familias pobres sean etiquetados como diferentes, y esto se puede explicar parcialmente por qué existen más delincuentes masculinos jóvenes de clase baja. Otra lo es la Teoría de subculturas y se relaciona con la teoría de la tensión. La dificultad de la juventud para alcanzar objetivos y un status socialmente reconocido produce grupos de jóvenes que forman subculturas delincuentes y desviadas del buen camino, que tienen sus propios valores y normas. Dentro de estos grupos el comportamiento criminal puede ser valorado realmente, aumentando el estatus de un joven. La noción de subculturas delincuentes es relevante para los crímenes que no están motivados económicamente. Los miembros masculinos de las bandas pueden discutir para tener sus propios valores, tales como respecto por la habilidad para luchar y por el atrevimiento. Sin embargo no está claro porqué los hace diferentes de los jóvenes normales "no-violadores de la ley". Además no hay una explicación de porqué la gente incapaz de alcanzar metas socialmente reconocidas debe elegir necesariamente sustitutos criminales. Las teorías de subculturas también han sido criticadas por haber mantenido una distinción demasiado grande entre lo que es "normal" y lo que es un comportamiento "desviado". Hay también dudas sobre si la gente joven rechaza conscientemente los valores generalmente aceptados.
Como la mayoría de los tipos de delitos, los crímenes cometidos por jóvenes se han incrementado desde mediados del siglo XX. Existen múltiples teorías sobre las causas de los crímenes juveniles, considerados especialmente importantes dentro de la criminología. Esto es así, porque el número de crímenes cometidos crece enormemente entre los quince y los veinticinco años. En segundo lugar, cualquier teoría sobre las causas de la delincuencia deberá considerar los crímenes juveniles, ya que los criminales adultos probablemente habrán tenido un comienzo en la delincuencia cuando eran jóvenes.
Las relaciones de estos con otros delincuentes, sobre todo con los que están en prisión contribuyen a la cohesión y automarginación de este grupo social, provocando la pérdida de sentimientos de naturaleza positiva e incrementando los de minusvalía e inferioridad. Si bien es cierto que desde la antigüedad se pensó que la prisión era la solución para eliminar el delito, lo delincuentes y todos aquellos que atentaran contra la ley, en la actualidad ha quedado evidenciado que la cárcel es un medio poco terapéutico y difícilmente rehabilitador, a pesar de que la finalidad de la prisión es la plena reintegración social del sujeto que en ella se encuentra, las cifras de reincidencia delictiva evidencian que no es efectiva. Así, se evidencian grupos que reinciden porque se sienten a gusto en un ambiente propicio para el desarrollo de su personalidad y vida, pues insertados en la sociedad no encuentran el hábitat necesario para conformar sus exigencias como ser humano; o bien resultan influidos por el clima social y familiar donde se desarrollaron, creando las bases para una cultura carcelaria o no adaptativa para la vida en sociedad. Pero la reinserción en la sociedad necesita ante todo la comprensión de los demás, además crear condiciones favorables en la familia, el ambiente social donde se reinserta el individuo, así como las relaciones sociales.
En Cuba la delincuencia juvenil también ha ganado espacio, aunque no podemos generalizar es evidente que algunos jóvenes abandonan los estudios, no se motivan por un oficio, un trabajo, una profesión. Existen numerosos factores, entre los que se percibe falta de responsabilidad, sobreprotección por parte de la familia, influencia de patrones de conductas y modos de actuación derivados de los medios masivos de comunicación (televisión, video, videos juegos, Internet, etc.), los cuales son vías, instrumentos o canales de la comunicación, que en muchos casos tiende a formar estereotipos, seguidos por muchas personas debido al alcance que adquiere el mensaje en su difusión, todo esto conjuntamente vinculados, con los ya anteriormente mencionados. Aunque la delincuencia como fenómeno en nuestro país no alcanza el nivel de gravedad que tienen otros países en el resto del mundo, donde la participación de los jóvenes en actividades delictivas tiene otras características como la pobreza, la falta de oportunidades y la escasez de posibilidades sociales. Por lo que los factores socioeconómicos, la apertura de oportunidades para el estudio y su calificación técnica, la seguridad de un puesto de trabajo, constituyen el más formidable apoyo en la gran batalla por la prevención de la delincuencia juvenil y la protección de los jóvenes.
Nuestro país ostenta la privilegiada situación de estar prácticamente libre de muchas de las formas más complejas y agravadas del delito contemporáneo. En ello intervienen, con un peso determinante, las características de nuestra sociedad, donde no existen grandes diferencias sociales y económicas entre los diferentes sectores de la población, y donde se cuenta con un universo de oportunidades comunes a todos los ciudadanos del país.
Por tanto podemos plantear que si bien la delincuencia constituye un fenómeno contrario al desarrollo, no es ajeno a ella sino que forma parte e interactúa con la misma, tanto en lo socioeconómico como en lo ideológico, pues están estrechamente vinculadas a las relaciones de producción y al sistema económico y al mismo tiempo se produce debilitamiento de la conciencia social y de los valores morales.
He aquí la idea esencial para enfrentar la delincuencia, la prevención, término también utilizado en el plano físico y psicológico. Si retomamos el diccionario, prevención es conceptuada como la acción de prevenir, la de preparación o anticipación de las cosas necesarias para un fin a partir de conocer anticipadamente un daño o un peligro, evitar o impedir una cosa. De igual modo esta palabra es sinónima de advertir, avisar.
La prevención de la delincuencia es el término general empleado para todos los esfuerzos encaminados a evitar que la juventud participe en actividades criminales o antisociales. Cada vez más, los gobiernos están reconociendo la importancia de asignar recursos para la prevención de la delincuencia. A menudo es difícil que los estados proporcionen los recursos financieros necesarios para la adecuada prevención, las organizaciones y las comunidades. Por todo esto los gobiernos trabajan en colaboración para la prevención.
Con el desarrollo de la delincuencia en la juventud, influenciada por numerosos factores, perspectivas de esfuerzos en la prevención son comprensibles. Entre los servicios para la prevención se incluyen actividades tales como educación y tratamiento del abuso de sustancias estupefacientes, asesoramiento de la familia, tutoría y protección de la juventud, educación parental, ayuda educativa, e intervención social.
La prevención social abarca diferentes directrices de la sociedad, pero uno de los escenarios donde se concreta es a nivel comunitario, pues su incidencia es más directa y se entiende por prevención comunitaria al proceso dirigido a garantizar la reproducción efectiva de relaciones sociales estables y armónicas y la reducción de la vulnerabilidad social y/o remozamiento de problemas sociales, criminógenos, en el escenario comunitario, o a partir de la organización, planificación y participación de la propia comunidad en la transformación de la realidad teniendo en cuenta sus recursos y potencialidades. Ahora bien al hablar sobre la prevención de la delincuencia nos referimos al sistema de acciones que estratégicamente van encaminados a disminuir progresiva y paulatinamente a la incorporación de nuevos miembros a esta actividad (prevención temprana), la edad de inicio en la carrera delictiva, la permanencia de los individuos en la delincuencia y la criminalización secundaria.
La prevención de la delincuencia juvenil constituye un principal medio para frenar su autoreproducción. Para que sea eficaz debe llevarse a cabo tempranamente, o sea, antes de que se genere la carrera delictiva, tanto a nivel general como individual, por lo que debe comenzarse en la niñez a través de las diferentes mediaciones socializadoras anteriormente abordadas pues son los principales sujetos de la prevención social.
Por tal motivo y en virtud de lo dispuesto en el artículo 94° de la Constitución Cubana, fue publicado en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, del 16 de Mayo de 2007, el Decreto Ley No 242 "Del Sistema de Prevención y Atención Social", aprobado por el Consejo de Estado. En el mismo se exponen las disposiciones generales, objetivos del sistema, funciones y atribuciones comunes de las comisiones del sistema, así como la integración de la Comisión Nacional, las funciones e integración de las Comisiones Provinciales y la Comisiones Municipales, además de otros detalles funcionales de importancia para el desarrollo del Sistema de Prevención y Atención Social. El mismo se define como un centro de coordinación de los esfuerzos de las instituciones que lo integran para lograr los objetivos que se propone, sin suplantar las facultades y atribuciones de aquellas.
Una de las instituciones que integra la Comisión de Prevención y Atención Social en todos los niveles es la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), teniendo en cuenta que las principales tareas que emprenden esta organización y sus dependencias tiene una alta incidencia en los diferentes grupos donde actúa directamente los niños, adolescentes y jóvenes que integran nuestra sociedad. Además su participación en el funcionamiento de esta comisión le brinda no solo la información, sino que transmite los elementos indispensables para la atención de dichos niños, adolescentes y jóvenes.
Si bien el trabajo desarrollado hasta el momento ha tenido resultados, las insatisfacciones siempre quedan: la sistematicidad en las actividades, la falta de comprensión de cuál es el papel que ocupa la organización como miembro de la comisión de prevención, la participación activa y permanente de las dependencias de la organización como la FEEM y la FEU, siendo estas medulares para el trabajo con adolescentes y jóvenes, así como los análisis generales alejados de la realidad y de la práctica social en la base. Se debe profundizar en los intercambios enriquecedores, de retroalimentación y que promuevan la participación y cooperación colectiva (Comisión de Prevención, 2009, 2010).
Entre los lineamientos de trabajo del Sistema Nacional de Prevención y Atención Social para el 2010 que fueron trazados, se encuentran entre otros:
Profundizar la labor preventiva expresada en la atención individual de las personas identificadas en las prioridades
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