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Del estilo a la cultura política de los jóvenes (página 2)


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Ante un entramado de relaciones tradicionales y contemporáneas que determinan contradictorios procesos de interlocución de la juventud con su entorno cultural y político, limitando los procesos de participación; por lo que los jóvenes integrantes del CMJ de Medellín trabajan en la búsqueda de espacios que permitan avanzar hacia estadios mas democráticos y de diálogo, permitiendo mejorar la calidad de la misma, máxime si dicha organización no es reconocida totalmente por los y las jóvenes de la ciudad, debido al desconocimiento que se tiene de ella como institución y de las propuestas que allí se tejen.

En este informe se plantea en primera instancia el objeto de investigación contextualizado desde la participación política de éstos jóvenes, vistos como individuos sociales que necesitan de los otros para tomar decisiones e instrumentalizar el poder y día tras día, bien sean como gestores, trasmisores, opositores o simples receptores de ideas que afectan lo colectivo; los jóvenes se ven inmersos en una red que pugna por el poder para hacer que sus convicciones, posturas e intereses trasciendan al campo real donde se pueden materializar. Para ello es necesario abordar los conceptos Joven y Cultura Política Juvenil, claves para la investigación influyendo en la comprensión de lo que aquí se quiere establecer; asumiendo al joven desde todas aquellas manifestaciones culturales que lo llevan a expresar otras miradas de la vida, que lo acercan a otros grupos donde ellos se sienten identificados y aceptados en su medio social.

En tercer lugar, se encuentra el diseño metodológico de la investigación, de tipo cualitativo, que permite dar a los sujetos un tratamiento reivindicativo y primordial, respetándolos en sus manifestaciones sin condicionamientos para fines investigativos. Son ellos quienes van a explicar los hechos a través de los significados y de la comprensión que tengan con respecto a éstos.

Por último, se visualizan los resultados obtenidos a través de la triangulación y análisis de la información en un contexto concreto que permite descifrar la expresión de sus sentimientos, pensamientos y comportamientos de cada joven, centrándose en las interacciones sociales que establecen con el entorno.

JUSTIFICACIÓN

Los jóvenes se constituyen en los depositarios de las esperanzas de una sociedad, pero se hace necesario comprender los mecanismos que instauran los adultos para otorgarles confianza, la forma cómo el Estado los tiene en cuenta y los incentiva, y la manera cómo ellos responden a tal responsabilidad desde su preparación, su compromiso y el deseo de destacarse.

Reflexionar sobre las diferentes actitudes que manifiestan los jóvenes consejeros del CMJ de Medellín y su implicación en la configuración de cultura política, evidencia el interés por las cuestiones político-culturales, relacionadas con formas democráticas de construcción de lo social a partir de la identificación de competencias, imaginarios, acciones, vínculos y reacciones, muestra como un grupo especifico de jóvenes construye el entramado cultural de lo político; sin reducir la competencia política ciudadana a criterios globales generalizables o designados por las instituciones, que lo que hacen es determinar un "deber ser político"; se debe reconocer al sujeto que desarrolla acciones y actitudes que a raíz de la disertación sobre lo público genera y construye conocimiento y piensa en la transformación para beneficio colectivo.

Este estudio de aproximación cualitativa se inscribe en un momento histórico y contextual, el CMJ como escenario consultivo de participación juvenil, aportando desde diferentes interpretaciones, orientaciones teóricas y herramientas metodológicas útiles para comprender las dinámicas de interacción grupal y de diálogo entre las lógicas político-culturales de actores colectivos, los procesos simbólicos de renovación de los vínculos y las identidades políticas, los juegos comunicativos e informativos inherentes a los procesos de construcción de la hegemonía, la estructuración del poder en la vida cotidiana y las redefiniciones históricas que en distintas coyunturas acarrean transformaciones en las formas dominantes de ver y de concebir cultura política.

El trabajo investigativo realizado muestra la importancia que los jóvenes tienen para una sociedad como la de Medellín, que por la variedad y gravedad de los problemas que afronta día tras día, va quedando sumida en un letargo e inercia, que se está convirtiendo en el mayor obstáculo a la hora de propiciar cambios que son necesarios, pero que nadie respalda y que, por ende, pierden operatividad.

Es pertinente reconocer la manera de actuar y las expresiones subjetivas desde el sentir de cada uno de los jóvenes que conformaron durante el período 2004-2007 y los que hoy integran el CMJ en Medellín, ya que ello da pautas de la significación que para ellos tiene la política y por ende identificar que se debe dar o que se puede mejorar para promover la participación entre los sectores jóvenes de la población.

A la profesión de Trabajo Social específicamente, esta investigación le brinda conocimientos y herramientas, que se convierten en pautas de dirección a la hora de buscar un acercamiento a la Juventud de la Ciudad, de descifrar cuáles son los códigos con los que ellos se movilizan consciente e inconscientemente en el campo de la acción, y particularmente la forma como visualizan e incorporan la cultura política en sus vidas, aspecto que se vuelve de suma importancia para el trabajo social cuando se trata de concienciar a dicho sector para que se involucre en el ejercicio de participar y hacerse actor con el fin de intervenir en la realidad social para transformarla.

OBJETIVO GENERAL

Evidenciar las actitudes que los jóvenes integrantes del Consejo Municipal de Juventud de Medellín, tienen en relación con el rol político que desempeñan.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Identificar cuáles son las percepciones e ideas que tienen los jóvenes del CMJ Medellín con relación al papel que cumplen como representantes de la juventud de la ciudad.
  • Evidenciar los sentimientos que despierta en los jóvenes del CMJ el desempeño de su cargo como asesores de Juventud.
  • Mostrar que comportamientos asumen los jóvenes del CMJ en el ejercicio cotidiano de sus funciones.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La Constitución Política de 1991 contempla como deber de los ciudadanos "participar en la vida política, cívica y comunitaria del país" por medio del voto como "mecanismo de participación", en el caso de las consultas populares, sin embargo, se refleja una escasa o nula participación de los ciudadanos en la política y un desencantamiento del individuo frente a lo público, frente a lo colectivo en lo concerniente a la toma de decisiones que a todos afecta.

Esta es una situación que se da en muchos países, tanto desarrollados como subdesarrollados, pero con efectos más agravantes en estos últimos, dadas las condiciones económicas y sociales que marginalizan y excluyen a las personas de las posibilidades que como seres humanos deberían tener para vivir dignamente.

A pesar de que la República de Colombia por constitución se reconoce como un Estado Social de Derecho, existe un desencantamiento hacia la participación, producto de la forma como tradicionalmente se ha hecho política, institucionalizándola como un juego por el poder en donde las mejores armas para vencer son la corrupción, la manipulación y el engaño, que dan como victorioso a un soberano elegido para representar los intereses de una población, y que una vez se ha posesionado como amo y señor, desconoce las necesidades de quienes lo eligieron y se dedica a gobernar para sí mismo y para los grupos económicos que lo apoyaron.

Pero "la apatía no sólo proviene de la visión tergiversada y reductora de confundir política (escenario donde se configuran las relaciones de poder) con lo político (carácter inherente de la forma como los grupos humanos toman decisiones colectivas)", sino que también proviene de condiciones sociales y económicas que se han instaurado por medio de corrientes ideológicas como el neoliberalismo, que restan fuerza a lo colectivo con el ánimo de fortalecer lo particular, que ofrecen un sentido de inmediatez tan arraigado que el futuro sencillamente no importa, que dan un predominio tal a la cultura de la imagen que lo que no se muestra no se vende, y que definen el poder como un artículo más que responde al juego de oferta y demanda. Desde este contexto, la participación pierde importancia, lo colectivo no interesa frente al afán de sobrevivir individualmente en la competencia imperfecta [todos en desigualdad de condiciones] impuesta por el mercado.

Por otra parte, con el neoliberalismo el Estado de Bienestar- "Forma de organización que crearon los países industrializados después de la Segunda Guerra Mundial, estableciendo un conjunto de instituciones y regulaciones para la protección de aquellos sectores de la población que quedaban excluidos en razón de la competencia propia del mercado, garantizando con ello la protección de la comunidad como una totalidad y el aseguramiento de las condiciones necesarias para que se desempeñara de manera óptima la economía moderna capitalista", tiende a desaparecer con el desmonte gradual de su intervención en la economía para que el mercado se regule por sí mismo, dejando de lado su función redistributiva que garantizaba, por lo menos, la existencia de unas condiciones mínimas de bienestar para los más pobres. Así las cosas, el Estado continúa acaparando recursos por medio de los impuestos y con pequeñas intervenciones que solventan a las clases y sectores desprotegidos de la sociedad, y olvida su función de agente regulador que busca que el bien colectivo prime sobre el individual.

"En la economía mundial, los procesos de transformación económica, espacial y social contemporáneo establecen una estructura de funcionamiento diferente, que implica redefiniciones no menos significativas en las formas de operación y en los escenarios locales, regionales, nacionales e internacionales, hasta llegar a la esfera mundial. El reordenamiento propicia nuevas articulaciones que traen consigo procesos favorables, potencialidades, pero a su vez son fuente de efectos negativos en diferentes direcciones y en particular en economías y ciudades débiles que no logran situarse en un lugar privilegiado del sistema global". Es por esto que el Estado abandona entonces su función paternalista de resolver los problemas de los ciudadanos, argumentando que no puede sostener más los costos sociales, ya que con ello lo que está generando son individuos incapaces de asumir las riendas de su propio destino. En conclusión el Neoliberalismo y la globalización afirman la necesidad de que la lógica y la dinámica de las instituciones del mercado penetren y determinen todos los ámbitos de la vida social, y además se conviertan en el eje determinante de la organización social: al anular la esfera social se provoca una desmotivación y apatía frente a lo político.

Aquí aparece otro componente que ha tenido mucho peso en la actitud apática del ciudadano actual frente a la toma de decisiones en el campo de lo colectivo: la educación. El sistema educativo tradicional prepara a los individuos para ser simples receptores de información, puesto que en el proceso de aprendizaje, el maestro es quien tenía el conocimiento y la verdad dejando a un lado la participación como construcción colectiva. En la actualidad, "se resalta la evolución del papel tanto de la educación como de la sociedad en relación con los procesos de incorporación social de las nuevas generaciones en los códigos culturales, que permiten que niños y jóvenes adquieran las herramientas necesarias para ser parte activa y productiva de sus comunidades". Así, en Colombia, la educación se convierte en una prioridad, no sólo por su papel en el desarrollo, sino como forma de consolidar el sistema democrático al promover una amplia participación de la ciudadanía y "considerando al joven como potencialidad que se promueve y no como problema o riesgo que se corrige".

Aunque de hecho se haya reconocido la responsabilidad de la educación en la promoción de valores ciudadanos que desarrollen la participación, y muchas instituciones hayan incorporado el elemento democrático como parte integrante de sus currículos, todavía existe mucha distancia frente a lo que sería una democracia participativa real que trascienda la representación; justo allí donde se hace necesario el fortalecimiento de las capacidades argumentativas expresadas a través del habla y la escritura, para dar a conocer las propias ideas y estar en condición de defenderlas, respetando la opinión del otro, con las posibilidades de disentir frente a lo que no se comparta.

"Para incluir a los jóvenes en la adopción de decisiones también es preciso reconocer los cambios ocurridos en las modalidades y estructuras de los movimientos juveniles. En muchos países, los partidos políticos tienen dificultades para atraer a miembros jóvenes. En las campañas para alentar a los jóvenes a votar se procura invertir la tendencia a un menor interés de los jóvenes en la política. La apatía respecto de la política y la falta de interés en participar en organizaciones tradicionales parece caracterizar a las generaciones jóvenes de muchos países. Para muchos jóvenes, el mundo de la política dista mucho de su realidad cotidiana, de la escuela, el esparcimiento y la necesidad de encontrar trabajo. Muchos no ven una relación entre esas realidades y el efecto que la política tiene en su vida diaria. Así mismo, muy pocos políticos pueden decir que representan a su grupo de edad en grupos democráticamente elegidos. Pese a que la participación en asociaciones oficiales basadas en la afiliación se considera un mecanismo fundamental para una auténtica inclusión social, hay una diferencia marcada entre los países con una sólida tradición de organizaciones integradas por jóvenes y los que no tienen estructuras de esa índole".

La baja participación en elecciones y la baja afiliación a partidos políticos no deben interpretarse en el sentido de que los jóvenes no estén interesados en el futuro político de sus sociedades, ejemplo de ello es que los jóvenes en América Latina participan en movimientos sociales y están sujetos a nuevas formas de asociatividad y de acción política interpretando las nuevas aspiraciones de diversidad y autonomía que expresan estos movimientos ciudadanos.

Los movimientos juveniles permiten gestar una ciudadanía plural, que pone de relieve los valores comunitarios, el sentido de responsabilidad pública, la mutualidad y reciprocidad en las relaciones humanas, la justicia ecológica y de género, la lucha contra las discriminaciones y la valoración de la multiculturalidad e interculturalidad.

"Estos nuevos movimientos ciudadanos replantean la política desde la práctica de actores sociales locales, que pugnan por el mejoramiento de su calidad de vida y se involucran en polémicas y disputas con actores gubernamentales que poseen instituciones y mecanismos mucho más poderosos. Sin embargo, es evidente que la política convencional ha disminuido su credibilidad y es inhábil para detener a este "re-encantamiento" de la política ciudadana, que está siendo fuente de un nuevo imaginario social y educativo, que moviliza a los jóvenes, a las mujeres, a los movimientos indígenas, a las asociaciones de consumidores, a los ambientalistas y a los grupos de defensa de los derechos humanos."

La juventud tiene que lidiar entonces con el doble vínculo que significa, por un lado, ser individualista [modelo neoliberal] y, por el otro, asimilarse al grupo [movimiento social]; aparece entonces el problema con el cual los jóvenes se deben enfrentar, de cómo cumplir las demandas de un compromiso individual por parte de las organizaciones de masas (partidos políticos, sindicatos, ciudades y comunas) con las exigencias de participación directa y auto-organización.

"En ésta lógica también se promueve procesos de exclusión social, las oportunidades ofrecidas (poder de consumo, satisfacción de las necesidades, acceso a los servicios sociales, etc.) por el modelo económico no pueden ser satisfechas por las vías de distribución de las riquezas y hacerse extensivas a toda la sociedad. Por esto, surgen jóvenes que se encuentran marginados de las oportunidades del sistema (educación, salud, etc.). Esto produce un sentimiento de desencanto con lo político y, por lo tanto, de la participación política convencional expresada en el voto. Los jóvenes ciudadanos expresan su derecho de "no-opinión", a la vez que expresan su poca confianza en el sistema político como medio para lograr sus metas".

"La falta de "incentivos colectivos" (causa común, proyecto colectivo), produce que los jóvenes se incorporen con éxito al mercado, en búsqueda de la "autorrealización", de la consecución del proyecto personal. Es en el mercado donde los jóvenes (incluidos) encuentran satisfacción más rápida a sus necesidades, pues siendo éstas fugaces, deben ser satisfechas con celeridad."

En este sentido, se puede decir que existen muchos factores que inciden en la participación, pero hay un elemento que cobra especial importancia pues, aunque muchas veces no se hace consciente, principalmente por el desconocimiento que se tiene, es el que marca la pauta a la hora de explicar las actitudes políticas dicho componente es: la Cultura Política.

La Cultura Política se ha convertido en el referente frente al cual el individuo se ve como sujeto u objeto en el escenario de las relaciones de poder que se van estableciendo cotidianamente, sin necesidad de conformar un grupo político o apoyar formalmente una candidatura, por tanto la Cultura Política puede ser definida como: "El conjunto de conocimientos, sentimientos, representaciones, imaginarios, valores, costumbres, actitudes y comportamientos de determinados grupos sociales, partidos o movimientos políticos dominantes o subalternos, con relación al funcionamiento de la acción política en la sociedad, a la actividad de las colectividades históricas, a las fuerzas de oposición, a la relación con el antagonista político, etc."

El ser humano, así como es un individuo social también lo es político, necesita de los otros para tomar decisiones e instrumentalizar el poder y día tras día, bien sea como gestor, trasmisor, opositor o simple receptor de ideas que afectan lo colectivo, se ve inmerso en una red que pugna por el poder para hacer que sus convicciones, posturas e intereses trasciendan al campo real donde se pueden materializar.

La Cultura Política es difícil de reconocer en la vida común y corriente, porque se le vincula con sistemas democráticos que promueven la participación, entonces, cuando éstos no se dan, como sucede en nuestra realidad, se dice que no existe y que ella es precisamente lo que le hace falta a la sociedad para que se puedan gestar los cambios que requiere.

"No existe una cultura política única, existen culturas políticas", y en tal sentido hay que reconocer la diversidad para el estudio de dicho fenómeno. Se debe partir del hecho de que el desconocimiento, la confusión o la reducción de la noción de Cultura Política, es un obstáculo grande a la hora de explicar acertadamente fenómenos políticos como el de la participación. No cabe duda que la participación es un derecho fundamental que debe ser reconocido como proceso, como resultado y como estrategia que facilite el cumplimiento de los demás derechos, pero la falta de oportunidad para tener acceso a dicha participación, así como la falta de motivación reflejada en los inocuos resultados del acontecer político, obstaculizan la participación activa de los jóvenes en un país que precisa de sus valiosos aportes y de su gran imaginación.

Al respecto, Leslie Serna, autora mexicana del texto Globalización y Participación Juvenil, expresa que "existen cuatro nuevas características de la participación juvenil actual, lo cual referencia el nuevo paradigma de la participación: La novedad en las causas de movilización, pues hoy muchos jóvenes están preocupados por otras circunstancias del mundo, la defensa y la protección del medio ambiente, los derechos sexuales y reproductivos, los derechos humanos, el pacifismo, entre otros asuntos globales que se vivencia en lo particular". La priorización de la acción inmediata, los y las jóvenes quieren cambios y transformaciones aquí y ahora. Además existe un pensamiento más global, frente a procesos más generales del mundo, pero se actúa en su entorno inmediato, frente a interlocutores inmediatos, y en búsqueda de reacción y transformación inmediata.

"En la organización y movimiento, existe una reivindicación de la participación individual, pues el sujeto ya no quiere solo ser parte de un gran movimiento o proceso que lo invisibilice como sujeto, sino una interacción con otros, por ende la participación hoy se expresa en pequeños colectivos. Finalmente el énfasis de horizontalidad en los procesos de organización, los y las jóvenes les interesa constituir nuevas formas estructurales de organización y la discusión sobre la representación vertical está siendo relegada por nuevas formas de tejer redes y vínculos de formas más horizontales."

Estas atraviesan la formación de los y las jóvenes y constituyen las posibilidades, opciones y problemáticas diferenciadas en las formas como se agrupan, participan y reconocen las juventudes; visibilizar tales condiciones y particularidades, permitirá el reconocimiento de la juventud como sujetos de derechos y actores potenciales del desarrollo, del cambio social y generacional.

"Desde la década de 1990, se inicia nuevos procesos de orden mundial, que visibilizan la importancia de generar marcos jurídicos y políticos que reconozcan el potencial juvenil y viabilicen la garantía del ejercicio del derecho a la participación social y política de ésta población, como actor estratégico en los procesos del desarrollo del país."

La falta de participación de los jóvenes en la política es una circunstancia muy preocupante, máxime si ello se presenta en un país democrático donde quien elige a sus gobernantes de manera directa es el pueblo, lo que quiere decir que los ciudadanos que están eligiendo actualmente no son los que van a estar más tarde y, en ese orden de ideas, cuando los jóvenes de hoy ya sean personas adultas, cabe preguntarse cómo se evidenciará el proceso de elección popular, si los jóvenes ya convertidos en adultos carecen de conciencia democrática, qué va hacer entonces la clase política con unos potenciales electores que no creen en la política ni en sus gobernantes.

Aunque se ve como un gran potencial el tejido social juvenil que viene fortaleciéndose a partir de los procesos de movilización ciudadana gestados, persiste aún una baja visibilización de las prácticas y procesos que la población juvenil aporta al desarrollo y mejoramiento de las relaciones de convivencia. Las acciones, esfuerzos e iniciativas juveniles siguen buscando espacios para superar su condición de exclusión. "Existen muchas y muy variadas organizaciones juveniles, pero carecen de mecanismos fuertes y continuos de coordinación e interlocución con las diferentes instancias estatales e institucionales de orden municipal, subregional y departamental. Muchas de las expresiones de participación juvenil en Antioquia, surgen como un mecanismo de protección frente a la dinámica de reclutamiento de los grupos armados, como iniciativas de encuentro y reconocimiento con sus grupos de pares, o como formas legítimas que neutralizan la presión y cooptación de algunos grupos y movimientos políticos que tienen prácticas utilitarias, especialmente en periodos y coyunturas electorales".

Por lo anterior, se precisa que uno de los obstáculos por los que no hay participación juvenil es el operar de los partidos políticos y de los candidatos a diversos cargos de elección popular los que generan distanciamiento de dicha población con la política.

"Jóvenes y política parecen ser dos temas que se repelen entre sí, sin embargo, una nueva política en Colombia parece imposible sin los jóvenes. Ellos insisten en no ser el futuro sino el presente. No son la semilla sino el fruto de la historia y por eso la apatía y el desinterés frente a la política. La reflexión sobre el papel social de lo político de los jóvenes es precaria, al menos como preocupación compartida entre los jóvenes organizados y en general en las fuerzas políticas del momento. La ausencia de cultura política, incluso al interior de organizaciones políticas que son intolerantes y no tienen cultura de la participación, la desinformación y en muchos casos el nivel académico e intelectual de los jóvenes influye decisivamente en la formación de su criterio político, para ser selectivos y analíticos sobre la pluralidad de las ideas que se manifiestan en un país. La educación actual en su dinámica se ha asumido aislada de un contexto social y por ende no brinda los elementos conceptuales, prácticos y técnicos con los cuales el joven pueda actuar sobre su medio para mostrarse en la perspectiva de ser un sujeto activo y socialmente reconocido".

Dicha educación exige plantear algunas características de nuestra modernidad educativa donde se refleja la diversidad cultural y por ende se puede hablar de construcción de ciudadanía en el ámbito educacional. Ciudadanía en este caso significa reconstrucción de las posibilidades de participación de los jóvenes en el proceso de hacer educación para la democracia; significa la posibilidad de pensar tanto lo público de la educación como la propia escuela pública desde los distintos sectores ciudadanos, incluyendo los populares; la creación de proyectos educativos que sean procesados de manera explícita valorando la ciudadanía de los jóvenes, sus culturas, su pluralidad y sus desplazamientos éticos.

Lo anterior, se puede visualizar en las propuestas que se desarrollan desde el Estado como estrategia para fortalecer las carencias que desde lo educativo se pueden encontrar, al igual que las relaciones entre los entes públicos con la ciudadanía para promover el desarrollo local y regional. Un ejemplo claro de esto, se encuentra:

En el Plan Estratégico para Antioquia "Planea 2002-2020", en su línea estratégica: Reconstruir el Tejido Social, plantea el fortalecimiento de la red de instituciones públicas y privadas así como su relación con la ciudadanía, el fortalecimiento de la información y comunicación social como medio para promover el desarrollo local y regional, estrategias de pedagogía social que vinculen al sistema educativo, los medios de comunicación, las empresas y las organizaciones gremiales y ciudadanas, orientadas a la formación cívica y a la construcción de una ética civil, promoción y estímulo a la participación ciudadana, así como las iniciativas de cooperación público- privadas. A pesar de que esta estrategia se plantea para ser puesta en marcha, la "baja formación sociopolítica juvenil, la desconfianza que se cierne sobre las prácticas políticas tradicionales y la deslegitimación de la institucionalidad así como la baja significación política que se imprime desde la escuela, la familia, el grupo de pares, los medios de comunicación, la iglesia, a los actos de transformación juvenil, dificultan la politización consciente de las prácticas juveniles; a ello se suma, que los procesos de formación gestados invisibilizan la potencialidad de la cultura y el arte como vehículos de la transformación social y el reconocimiento contextualizado de los mundos juveniles, así como la historia de la acción política juvenil gestada en el desarrollo del Departamento".

La relación de los jóvenes con la política puede ser entendida como una enorme crisis de la política de las sociedades contemporáneas, por lo que la no participación de los jóvenes en los partidos y las actividades electorales es muestra clara del rechazo de la juventud al modo como se está estructurando lo político. "La falta de una "educación cívica formal", que toque temas de la política contingente y dé espacios dónde hablar de política, nos muestra una sociedad despolitizada, pero que manifiesta a su vez un interés en recuperar dichos espacios, en función de una mejora real de la situación social. La tensión se encuentra en que las repercusiones que tiene el modelo neoliberal sobre la sociedad capitalista y sus individuos, se expresa en un constante vacío de los contenidos liberadores de este sentir que subyace a la acción de los individuos. Si bien, los jóvenes plantean ansias de cambios, las "reglas del juego", las leyes del mercado, la inmersión en el "sistema" no dan cabida al "individuo ideológico", sino que al "sujeto inmediatista" lo mantienen a raya de toda aspiración de transformaciones sociales de base. Así, la idea de que los jóvenes no plantean un "proyecto de país" se enmarca en la dinámica que establece el neoliberalismo hegemónico, sin oportunidades fácticas de participación en la toma de decisiones sociales".

Según el informe presentado en la ejecución del proyecto "Consolidación de procesos de participación en el Departamento de Antioquia" se evidencia que del "92% de las organizaciones sociales activas, muestran una amplia participación de la ciudadanía en todos los ámbitos, especialmente en lo social, representadas en su mayoría en los comités de desastres y en el área de salud. Se resalta también la alta vinculación de los y las jóvenes en los espacios de desarrollo, principalmente a través de las organizaciones de mujeres, organizaciones por la infancia, grupos juveniles, organizaciones de comunidades negras, grupos de scout y organizaciones cívicas", lo cual ha motivado a la juventud hacia otras prácticas de vivir y asumir lo político, en relación con las formas de habitar el territorio, la expresión artística y las agremiaciones (diferente a lo comunitario popular y lo público institucional) que construyen en torno a intereses y situaciones que los afectan.

A pesar de las cifras antes mencionadas, en la actualidad se puede evidenciar que la apatía juvenil a participar aún persiste, obedeciendo a una serie de imaginarios y subjetividades producidos por la cultura, la educación y la misma sociedad, que se ven reflejados en la indiferencia a la hora de consultas populares. Dicha crisis además, ha estado relacionada con procesos que se han gestado de manera paulatina, pero que han modificado el horizonte cultural de las sociedades que pasaron de tener como eje transversal lo colectivo remplazándolo por lo particular. Lo anterior es inherente a los jóvenes de la ciudad de Medellín, reflejado en el Consejo Municipal de Juventud de Medellín, puesto que "los estudios que se han hecho sobre el CMJ, describen su operatividad, las fallas y aciertos que han tenido, pero no revelan los códigos que subyacen tras la actitud política de dichos jóvenes y que son necesarios para comprender su escasa participación, falta de compromiso y carencia de representatividad".

El problema radica en que dicho organismo ha desconocido a los jóvenes de la ciudad, pues no se ha vinculado con las organizaciones juveniles que son las depositarias y trasmisoras de lo que ellos piensan y proponen frente a la realidad, y desde este punto de vista carecen de legitimidad y poder de representación, lo que les ha restado credibilidad y les ha hecho merecedores de fuertes críticas por parte de algunas ONG"s y algunos sectores políticos que se han hecho veedores del proceso. Por tal motivo lo que se quiere indagar en este trabajo es ¿Cuáles son las actitudes que los jóvenes que conforman el CMJ de Medellín tienen con relación al rol político que desempeñan?

REFERENTE CONCEPTUAL

Con el fin de contextualizar la pregunta objeto de investigación se hace necesario abordar dos conceptos claves que influyen en la comprensión de lo que aquí se quiere establecer. Estos dos conceptos son Joven y Cultura Política Juvenil.

Conceptualizar la palabra joven implica aclarar y diferenciar lo que se entiende por joven, juventud y juvenil, pues estos términos se suelen emplear indistintamente para hablar de jóvenes y se cae en imprecisiones que distorsionan la especificidad de cada uno de ellos.

Se asume al joven desde todas aquellas manifestaciones culturales que lo llevan a expresar otras miradas de la vida, que lo acercan a otros grupos donde ellos se sienten identificados y aceptados en su medio social. Desde este contexto la definición joven se libera entonces de la edad (desde lo biológico lo han enmarcado en una edad cronológica entre los 14 y los 26 años para el caso colombiano) y se le asocia "con lo moderno, lo fresco, lo espontáneo, y lo informal"

Juvenil se refiere a todo lo que exprese las conductas y comportamientos desde una perspectiva de lo joven y que está asociado a una forma de ser, estar y expresarse en el mundo: estilos de vida, moda, tatuajes, grupos musicales, jerga "…lo juvenil se puede adquirir, da lugar a actividades de reciclaje del cuerpo y de imitación cultural, se ofrece como servicio en el mercado"

El concepto de juventud en Colombia a partir de la Ley Nº 375 del 4 de julio de 1997, articulo 4 define a la juventud como "el cuerpo social dotado de una considerable influencia en el presente y en el futuro de la sociedad, que pueda asumir responsabilidades y funciones en el progreso de la comunidad colombiana" Esto desde la perspectiva de una Política de Juventud que busca que los jóvenes configuren una nueva clase política, capaz de gestar los cambios que la sociedad requiere, es decir, desde la visión adulta y normativa de las políticas estatales le están definiendo a los jóvenes del país cuál debe ser su papel dentro de la sociedad. Aquí están desconociendo que si bien al joven le gusta ser protagonista y actor, no es en la esfera pública donde él desea destacarse, pues como lo plantea Lipovetsky: "Narciso se ha convertido en el símbolo de nuestro tiempo, ya que la actitud narcisista se aprecia como tendencia en la población general y se caracteriza por el deseo de ser singular, con sensación de grandiosidad, necesidad de admiración frecuentemente expresada en el deseo de aparecer en los récord, y escasa capacidad de ser empático con los demás". Esta actitud tal vez pueda ser la razón para que el joven se haya alejado del escenario público, en el cual se manifiesta lo político y se haya refugiado en el ámbito privado donde sólo lo convoca lo que le da placer a nivel individual, perdiendo el sentimiento de pertenencia y apego con la realidad social.

Desde una mirada cultural la condición de juventud indica, en la sociedad actual, "…una manera particular de estar en la vida: potencialidades, aspiraciones, requisitos, modalidades éticas y estéticas, lenguajes. La juventud, como etapa de la vida… comienza a ser identificada como capa social que goza de ciertos privilegios, como período de permisividad que media entre la madurez biológica y la madurez social."

Para el caso particular que nos convoca, los jóvenes del CMJ de Medellín, se sienten parte de esa juventud que define la Ley de Juventud Nacional y a su vez, para ellos ser joven no está restringido por la edad biológica que define dicha etapa de la vida, sino que joven es una forma de asumir la vida con el deseo de estar siempre vigentes.

Esta caracterización es que los jóvenes se distinguen por su heterogeneidad, y no existe una única manera de abordarlos hay que tener presente su diversidad en relación a los campos económico, político, social y cultural en que se desenvuelven sus vidas, aunque existan ciertas tendencias que le son comunes a la gran mayoría: el ansia de figurar, la capacidad de interactuar con las nuevas tecnologías de una manera natural, ser el sector poblacional más afectado por las políticas de flexibilización laboral que ha instaurado el Neoliberalismo, como lo plantea Francisco Cortés Rodas en el ensayo "Neoliberalismo, globalización y pobreza".

Para tratar particularmente el componente político en la vida de los jóvenes, es necesario apoyarse en los planteamientos de una de las autoras con más trayectoria en el tema de jóvenes, la mexicana Rossana Reguillo. Ella afirma que desde la década de los 80´s, los jóvenes manifiestan una tendencia a no vincularse con las organizaciones tradicionales (partidos, sindicatos, grupos de iglesia, clubes deportivos) porque no les convoca las formas de poder que allí se establecen, ya que lo que ellos buscan es, ante todo, alejar esa tendencia autoritaria de los adultos y tener autogestión, que la responsabilidad recaiga en ellos mismos y que no tengan que acudir a la intermediación o dirección de adultos o instituciones formales. Políticamente, según la autora, los jóvenes pueden no tener muy claro lo que quieren, pero si tienen certeza de lo que no quieren y hacen evidente con sus comportamientos y actitudes la crisis de la sociedad actual, permeada por una cultura globalizada. Ellos construyen la política desde su "emotividad, la experiencia de un tiempo circular, el privilegio de los significantes por sobre los significados, por las prácticas arraigadas en el ámbito local"

Los jóvenes han entrado a resignificar lo político, y esa actitud de apatía y ausencia del sistema político tradicional (partidos políticos, Estado, gobierno), no quiere decir que se hayan despolitizado en su vida cotidiana, pues hay que entender que la política se manifiesta en el proceso de relación de unos seres con otros, mediada por el poder y la voluntad de expresarlo como medio para defender y hacer prevalecer la autonomía personal sobre la colectiva. Como están asumiendo los jóvenes lo político es clave, ya que ellos conforman una de las tantas culturas políticas que existen, culturas políticas que varían por las tradiciones que las soportan y por los actores que hacen parte de ellas.

Antes de mencionar lo que para efectos de esta investigación se entenderá por cultura política juvenil, es necesario mencionar las dos perspectivas que han abordado la cultura política desde sus inicios hasta nuestros días, y como se integró en nuestro país y particularmente a la vida de los jóvenes.

Existen dos perspectivas globales para estudiar la cultura política: una más de análisis político, de restricción del concepto a su plano más estrictamente político (en rigor, psicológico y político) y otra más antropológica que se resiste a la reducción de la cultura a sus planos y datos más psicológicos y cuantificables, defendiendo un uso más abierto, menos restrictivo temáticamente y más cualitativo en términos del estudio y abordaje de la cultura política utilizada (lo que no implica necesariamente un rechazo al uso de métodos cuantitativos).

Una de las tradiciones más difundidas en el estudio de la cultura política es la de la cultura cívica desarrollada en la investigación politológica norteamericana desde los trabajos de Almondor, Binghan Powel y Lucian Pye. Esta tradición de estudio de la cultura política se gesta en los marcos de la teoría estructural – funcionalista de la modernización y de la transición de las sociedades tradicionales a sociedades modernas. Desde esta escuela, la cultura política es definida como el patrón de actitudes individuales y de orientación con respecto a la política para los miembros de un sistema político. Es el aspecto subjetivo que subyace en la acción política y le otorga significados.

Tales orientaciones individuales incluyen diversos componentes:

  1. Orientaciones cognitivas, conocimiento preciso -o no- de los objetos políticos y las creencias.
  2. Orientaciones afectivas, sentimientos de apego, compromisos, rechazos y otros similares, respecto de los objetos políticos.
  3. Orientaciones evaluativas, juicios y opiniones sobre los aspectos políticos que, por lo general, suponen la aplicación de determinados criterios de evaluación a los objetos y acontecimientos políticos.

Metodológicamente esta tradición que investiga la cultura política intenta construir un concepto operacionalizable, que pueda dar cuenta del fenómeno en distintas sociedades y que pueda dar lugar a trabajos de análisis de cultura política comparada en distintos escenarios nacionales. El método privilegiado de análisis consiste en las encuestas y las escalas de actitud, con las cuales se intenta medir y cuantificar el desarrollo o subdesarrollo de la cultura política.

La antropología social hace una aproximación sugestiva al concepto de cultura política ha sido propuesta por los antropólogos sociales Francisco Cruces y Ángel Díaz de Rada. Ellos cuestionan la teoría de la cultura cívica por el sentido universalista, occidentalista e institucionalista de la cultura política. A partir de una sensibilidad antropológica muy atenta a las articulaciones entre política y vida cotidiana, y desde un interés por los escenarios locales de la política, han mostrado como los sentidos acerca de la política, construidos desde los espacios locales, no siempre van en la misma dirección de las concepciones formales, institucionales, nacionalistas y universalistas que presiden frecuentemente la formulación y aplicación de las políticas públicas de modernización, participación e integración política. La existencia de sentidos prácticos, inmediatos, de la organización de la convivencia que resultan básicos en la definición de un nosotros colectivo, sugiere que las soluciones locales al problema de identidad y al de la participación constituyen formas genuinas de cultura política.

Otra aproximación interesante a la cultura política desde la antropología social, la constituyen los trabajos sobre redes sociales y la manera como éstas se articulan con la cultura, constituyendo simultáneamente un tejido de relaciones de poder. A partir de las investigaciones realizadas por Larissa, Adler Lomnitz se llegó al concepto de Cultura Política entendida como la gramática de las relaciones de dominación / subordinación / cooperación, es decir, la gramática del control social, del poder y su forma de expresarse; también define la cultura política sobre la base de:

  1. La estructura de las redes sociales que tienen relación con el poder y depende de la dirección en la que se dan los intercambios: redes horizontales y redes verticales, de lo que se intercambia y de la articulación que se da entre las redes.
  2. La del sistema simbólico que refuerza y legitima esa estructura de redes e incluye manifestaciones tales como el discurso, los rituales políticos, el lenguaje, la arquitectura, los mitos de la cosmología política, los emblemas, el uso de tiempos y espacios, entre otros elementos que, a menudo, son constitutivos de la ideología nacionalista. "La cultura política así entendida sería un elemento central de lo que constituye la identidad nacional".

Se visualiza que la cultura política no ha tenido un desarrollo lineal, sino que ha evolucionado paralela a los cambios que ha sufrido la sociedad y que exigen nuevas teorías que los incorporen, que sean capaz de dar cuenta de las nuevas realidades a las que se enfrentan. La cultura política se reconfigura constantemente y contrario a lo que busca el Neoliberalismo de vincularla estrechamente con sistemas de participación democrática donde prime la posición de una mayoría sobre una minoría, se ve como ésta en relación al sistema político se ha centrado en la cultura de la imagen para fines electorales y ya en la cotidianidad se ha trasladado del espacio público al privado, por lo cual muchas veces erróneamente se afirma que la crisis de la política ha llevado a que no exista una cultura en torno a ella y que ello es lo que le hace falta a la sociedad para transformarse, desconociendo que en esa crisis si hay una cultura política, que no es la que el sistema espera, pero que en dicha medida la obliga a repensarse para que reaparezcan los espacios en que pueda emerger el ciudadano que para Hannah Arendt "es el sujeto que despliega prácticas y emite discursos en la esfera pública"

La cultura política al igual que lo que ocurre con la cultura es una construcción social que se incorpora de manera natural en la cotidianidad de los sujetos, pero tras ella subyace la imposición de la visión de una mayoría sobre una minoría, ya que nunca va a haber consensos ciento por ciento absolutos, en los que todos estén de acuerdo o con los que todos se identifiquen.

"La cultura política colombiana se ha movido en torno a tres grandes rasgos centrales: el autoritarismo, el clientelismo y el caudillismo, que se han convertido en los pilares de las conductas políticas de la mayoría de los colombianos".

El autoritarismo como característica secular del régimen político colombiano ha asumido diversas formas: la represión directa del movimiento popular y de las expresiones sociales y políticas por fuera y, en ocasiones en contra del establecimiento, el diseño y la implantación de políticas públicas que no consultan los intereses de los diversos sectores de la población, sino la voluntad y el capricho de los grupos de poder económico y político; en fin, la concentración de decisiones en el Ejecutivo y más precisamente, en el Presidente de la República, reservando un lugar secundario a las restantes ramas del poder público y restando incidencia a otros actores del aparato estatal (alcaldes y gobernadores).

El talante autoritario no es sólo de los gobernantes y de quienes ejercen el poder político desde el aparato estatal, sino también de la población, que lo ha interiorizado hasta convertirlo en norma de vida.

El clientelismo ha sido probablemente la impronta más visible del sistema político colombiano, ha logrado implantarse en la mente y en las conductas de los gobernantes y del pueblo colombiano, especialmente en los sectores más pobres de la población, gracias a algunos de sus rasgos más importantes: en primer lugar, su capacidad de incorporación de sectores excluidos al sistema político. Se trata de una incorporación parcial por la vía de las prebendas y no tanto del acceso a la órbita de las decisiones públicas.

El clientelismo permite obtener a sus beneficiarios bienes y servicios públicos y privados, a condición de que permanezcan en una situación de subordinación con respecto al intermediario político. Otro aspecto, es que el clientelismo ha sido eficaz desde el punto de vista de la solución, generalmente parcial, a problemas sentidos por los sectores más necesitados de la ayuda estatal. No toca las raíces de los problemas de la población, pero logra aliviar situaciones de precariedad que afectan a sus beneficiarios. Finalmente, el clientelismo es oportuno en tanto responde con cierta agilidad a las demandas de la población, sin esperar largos trámites burocráticos o procesos de planificación que llevan tiempo.

Por último, el caudillismo se ha consolidado hoy día, especialmente a raíz del fraccionamiento de los partidos en los últimos quince años y como consecuencia de nuevas corrientes de pensamiento que dan mayor importancia a las personas y a su imagen mediática que a las instituciones y las ideas en el funcionamiento de los regímenes democráticos.

Para fines de los ochenta y comienzos de los noventa, se comenzó a utilizar el término de Cultura política en Colombia y se le asocio con un conjunto de transformaciones que la política nacional experimentó en estos años y entre los cuales se encuentra: la pérdida de centralidad de la política en la vida social, la crisis de los modelos homogéneos de ciudadanía (liberales, conservadores y de izquierda), el descubrimiento progresivo de nuevas identidades socio-culturales (de género, sexuales, juveniles, étnicas, medioambientales, étareas) que reclaman el reconocimiento de su autonomía y especificidad grupal, son colectivos relativamente inestables , provisionales, unidos frente a problemas específicos en coyunturas muy concretas… "saben lo que no quieren, pero son inseguros e incoherentes respecto a sus concreciones prácticas"

Surge la cultura política como un componente en la vida de los jóvenes del país, que empiezan a exigir espacios de participación política para gestionar proyectos que los beneficien a ellos específicamente como grupo social.

El Estado atendiendo dichas reclamaciones y bajo la coyuntura de la Constitución del 91 en la cual se reconoce el pluralismo que caracteriza la población colombiana, crea instituciones como el Viceministerio de la Juventud y Colombia Joven, acompañado de la Política de Juventud y la Ley de Juventud. Desde los espacios que allí se generan, los jóvenes comienzan a incursionar en el campo de la política, buscando la participación y articulando nuevas formas de manifestación política no vinculadas a Instituciones formales ni normatizadas, sino que desde su cotidianidad y relación con Pares, establecen formas de agrupamiento en torno al campo de lo simbólico y de lo que para ellos tiene significado, empleando los códigos que subyacen en el lenguaje, la música, la moda, el consumo y las estéticas, para expresar inconformidad y rebelión frente a lo que no les gusta de la sociedad.

Este cambio se refleja por el espíritu dinámico y flexible que acompaña a los jóvenes en el proceso de construcción de su identidad, la Cultura Política se convierte no en una forma única, sino en una forma que presenta diversidad en torno al carácter inherente de ellos, que son tan cambiantes como el entorno mismo,. Para decir que es Cultura Política para los jóvenes se debe partir del hecho de que ello depende del joven mismo y del sentido que le está dando a la Política en su vida.

Así para quienes están interesados en dicha actividad y todavía creen en ella, la asocian con ese componente democrático que hace falta en la vida social para cambiar y transformar los hechos desde la participación. Para quienes se muestran escépticos o más que eso no les importa la política como actividad, simplemente es un concepto vacío de contenido, que asocian con el carácter instrumental de la democracia: el voto, pero que a la hora de expresarlo con palabras simplemente no existe, porque a ellos eso no les significa nada. Aunque la cultura política no pueda ser explicada por ellos verbalmente, con los hechos si están dando cuenta de ella como una manera de aislarse de esa esfera pública, que los excluye, rechaza e ignora y que como contravención ellos se incluyen de otras formas para figurar en la sociedad: desde la manifestación cultural en la cual son ellos mismos y son reconocidos por ello, y que de alguna manera están haciendo evidentes esas relaciones arbitrarias del poder, en un campo en el que ellos lo detentan con especial figuración: el cultural.

"La cultura política de la mayoría de los jóvenes no se manifiesta en el discurso hablado o escrito como tal, sino que ellos dan cuenta de dicho fenómeno a través de sus comportamientos y actitudes, con lo cual se están centrando en unos de los tantos componentes que tiene la cultura política, que no se reduce a éstos solamente, porque la cultura política hace referencia a pautas consolidadas y arraigadas, no a manifestaciones coyunturales y de momento que es lo que se expresa a través de la actitud y los comportamientos políticos". Esta afirmación se apoya en una concepción de cultura política desde un enfoque hermenéutico que tiene en cuenta la subjetividad y que ésta muy relacionado con el referente que se busca para comprender la cultura política de los jóvenes: "Cultura política es el conjunto de elementos que configuran la percepción subjetiva que tiene una población respecto del poder… Ese código subjetivo que conforma la cultura política abarca desde las creencias, convicciones y concepciones sobre la situación de la vida política hasta los valores relativos a los fines deseables de la misma, y las inclinaciones y actitudes hacia el sistema político, o algunos de sus actores, procesos o fenómenos políticos específicos"

Otra definición que va en concordancia con las antes presentadas, plantea como "la cultura política involucra un número de orientaciones psicológicas diferentes, incluyendo elementos de valor y creencia más profundos sobre la forma en la cual se debe estructurar la autoridad política y relacionar con ella al individuo, así como actitudes, sentimientos, y evaluaciones más temporales y mutables concernientes al sistema político"

Estas definiciones de alguna manera se presentan más actuales y pertinentes para el contexto que en esta investigación se quiere abordar y en ella cobran valor los comportamientos y actitudes políticas como formas de evidenciarla y de hacer perceptible el carácter subjetivo que es inherente a ella.

"La cultura política juvenil se entendería como las orientaciones y valoraciones que los jóvenes reflejan frente al sistema político – definiéndolo como cualquier pauta persistente de relaciones humanas que implique, en grado significativo, poder, gobierno o autoridad- cuando entran en interacción con alguno o todos sus componentes (actores, instituciones y mecanismos de poder), y que manifiestan a través del rol político que asumen, y los comportamientos y actitudes que tienen en torno a ellos"

Se hace pertinente definir que es actitud política y comportamiento político.

Sin entrar todavía en el campo de lo político una "actitud es una disposición interna de carácter aprendida y duradera que sostiene las respuestas favorables o desfavorables del individuo hacia un objeto o clase de objetos del mundo social; es el producto y el resumen de todas las experiencias del individuo, directas o socialmente mediatizadas, con dicho objeto o clase de objetos".

"La actitud está integrada por tres dimensiones o componentes. El Cognoscitivo que tiene relación con las percepciones, creencias, ideas u opiniones que un individuo tiene sobre el objeto de la actitud. Toda actitud implica una representación cognitiva de dicho objeto, esto es un repertorio de convicciones y de datos, más o menos amplio, independientemente de que sean verdaderos o falsos. El componente emocional de la actitud se refiere a los sentimientos, favorables o desfavorables, que experimenta el sujeto con relación al objeto. El tercer componente es el conductual, llamado componente activo que predispone una acción congruente con los componentes cognitivo y emocional. Hace referencia a actuar de un modo determinado respecto al objeto de la actitud.

Las actitudes son algo que se da a través de la experiencia vivencial del sujeto, no son innatas, sino que se configuran a lo largo de la vida. Hay un consenso académico alrededor de los factores que influyen en el desarrollo de las actitudes:

  • Las necesidades personales. Los individuos desarrollan actitudes favorables hacia aquellos objetos y personas que satisfacen sus necesidades, en tanto que son los medios para alcanzarlos.
  • La información. El contenido de la información a la que se halla expuesto el individuo determina la actitud.
  • La pertenencia a grupos. Las actitudes tienen su origen en los grupos de los que se forma parte, en la medida en que crean vínculos de identidad.
  • La personalidad. Los individuos tienden a aceptar y desarrollar aquellas actitudes que se integran y son consistentes con sus necesidades e intereses."

Las actitudes tienen que ver con la capacidad mental de introyectar las vivencias y reflejarlas en una disposición de carácter anímico que a veces se visibiliza por medio de las palabras y acciones y otras veces su manifestación es tácita ya que está muy asociada a un lenguaje simbólico que se hace visible a través de la expresión corporal.

En cuanto al comportamiento es un concepto que se ha teorizado desde los enfoques conductistas de la Psicología y para los cuales la conducta de un individuo, considerada en un espacio y tiempo determinados, "se denomina "comportamiento" y la conducta se entiende como el modo de ser del individuo y conjunto de acciones que lleva a cabo para adaptarse a su entorno. La conducta es la respuesta a una motivación en la que están involucrados componentes psicológicos, fisiológicos y de motricidad".

El comportamiento estaría referido entonces a la forma de actuar ante una situación dada, que pone en escena aspectos de la personalidad del individuo y que está influenciado por factores externos a él que se encuentran en el ambiente y la cultura. El comportamiento es la conducta observable que se materializa en hechos y que es claramente perceptible desde la mirada del otro. La actitud en cambio para ser perceptible requiere de un detonante, algo que la active pues siempre va a ser la respuesta a una situación dada. La actitud está condicionada en todo momento, el comportamiento no.

Los comportamientos políticos varían de acuerdo a la cultura política que cada individuo haya incorporado a lo largo de su desarrollo personal y de acuerdo al contexto político en que se desenvuelva. Para el caso de los jóvenes del CMJ hay que tener en cuenta que ellos poseen como referente el discurso democrático que maneja la política colombiana, en donde el comportamiento político está ligado al ejercicio de la ciudadanía, entendiéndola como "una actividad propia de la vida política en la que confluyen por igual dos factores: voluntad política (como disposición para saber ser obedecido, pero también de saber obedecer y no necesariamente sólo como búsqueda de poder) y conocimiento de la política (como análisis racional tanto de las ideas como de las acciones políticas)"

Esta definición comprende una visión holística de la ciudadanía que bien entendida, daría como resultado el ciudadano ejemplar. Sin embargo, como lo plantea Giraldo, en la cotidianidad se observa "una clase de ciudadanos que limitan su ejercicio al conocimiento y análisis sobre la política sin participar en ella porque no tienen voluntad de poder, restringiendo la ciudadanía al derecho a elegir y ser elegidos, limitándose a expresar su opinión política en un voto que es impersonal y que no genera compromiso de ninguna índole, muy en concordancia con esa tendencia contemporánea de distanciar lo público de lo privado, para no involucrarse con ese "otro" que genera demandas y responsabilidades".

Está también el caso de los que tienen mucha voluntad política- aquí si entendida como búsqueda de poder, pero que descuidan el factor del conocimiento y análisis de la política y aun así, impulsados por esa voluntad llegan a adquirir gran habilidad en la manipulación artesanal tanto de las instituciones como de las actitudes políticas. Este es el caso de los que también se denominan "clase política" y que en realidad conforman un tipo de burocracia que solo busca satisfacer sus propios intereses. Entre estos casos extremos se da otro, el del ciudadano que reúne en un grado óptimo y por igual los dos factores, concibe la ciudadanía como ejercicio y participación en el poder así sea para limitarlo.

Tanto las actitudes como los comportamientos de los individuos han sido muy valorados para entender que aunque ellos sean propios de cada persona se visibilizan en la interacción que ellos establezcan con otras personas, ya sea de manera dialéctica – en la cual los sujetos que interactúan se afectan mutuamente- o en forma aislada – donde no se establece comunicación pero cada uno está allí poniendo de manifiesto su subjetividad -.

Desde un enfoque estructuralista actitudes y comportamientos de los sujetos han sido considerados vitales para el funcionamiento de la sociedad y por eso la tendencia ha sido medirlos para determinar relaciones de causalidad directa con los fenómenos sociales, estableciendo cuáles son los más adecuados para fines de armonía social, y para ello se han empleado con fines de medición escalas de actitud y test de comportamiento.

Bajo el enfoque hermenéutico que está vigente actualmente, actitudes y comportamientos son claves para comprender y aprehender al sujeto en su integralidad como persona dotada de razón y de albedrío para cambiar las cosas a su favor. No se busca medirlas sino conocerlas para comprenderlas.

Desde este último panorama y centrándonos en lo político que es lo característico de esta investigación y apoyándonos nuevamente en el ensayo de cultura política democrática de Jacqueline Peschard Mariscal tenemos que:

"La actitud política es una disposición mental, una inclinación organizada en función de asuntos políticos particulares que cambian a menudo.

Comportamiento político se refiere a la conducta objetiva que de alguna manera es expresión de la cultura política".

Es necesario aclarar que la cultura política no se reduce a comportamientos y actitudes pero para el caso de los jóvenes estos dos aspectos son lo más perceptible y de alcance inmediato para identificar, ya que lo inherente en ellos es la fugacidad del momento bajo la cual no se alcanzan a configurar concepciones y convicciones perdurables a través del tiempo que fundamentarían el rastreo de una cultura política más identificable por su consolidación en tendencias más definidas. En los jóvenes dicha cultura está dada por el vaivén, la inmediatez, la falta de claridad y precisión propias de la incertidumbre juvenil, ligadas a esa cultura de la imagen donde lo que no se ve no se puede definir.

El "rol político" está configurado por los comportamientos y actitudes y es por esto que se define primero el rol como "el papel o función que desempeña una persona en una acción o representación o grupo social" y se retoma la definición de Política que hace Aristóteles: "Es todo lo que hace alusión a la esfera pública, a la vida del individuo en sociedad". El rol político se entiende como el papel que asume un individuo cuando está en interacción con otros y pone de manifiesto las relaciones de poder que entre ellos se establecen.

Se deben considerar tres componentes para el rol, dado que no es lo mismo la realización afectiva del rol, la vinculación afectiva y las obligaciones consiguientes para uno mismo y para los demás. Estos tres aspectos y su rechazo están siempre conexos. En esta distinción se debe reconocer como lo señala Erice, "la distancia rebasa la mera referencia a un marco normativo; se debe a una nueva fuente de identificación; toda persona está situada y se le requiere desde diferentes vinculaciones; y si deja una identidad social lo hace en función de otra, en la que participan tanto ella como la sociedad". De aquí se puede decir que la distancia del rol desempeña una función ambivalente: servirá para la cohesión o para la destrucción de un equipo. Con frecuencia se practica el distanciamiento con respecto al rol oficial, como medio para facilitar la cohesión del equipo.

"La adhesión total a un rol es la excepción, no la regla general, dado que no se dejan de lado los otros roles y por lo cual el sujeto recibe diversas exigencias al momento de ejercer un rol determinado…, hay una diferencia en lo que se espera que hagamos y lo que queremos hacer; de aquí que, con la intención de mantener una imagen estable, las personas actúan para sus audiencias sociales, lo que resulta una representación".

De lo anterior se deduce que el rol tiene que ver con la identidad y con la representación, haciéndose necesario clarificar uno y otro para comprender mejor el papel que juega el rol como elemento cohesionador o de distanciamiento dentro de los miembros de un grupo social.

"La identidad se entiende como la sensación de seguir siendo lo mismo a través del tiempo que se establece a partir del reconocimiento con uno mismo y con el otro, es decir, a partir de la diferencia, en contraste con el otro. En cada nivel la identidad se forma desde adentro, desde lo que soy, y desde afuera desde lo que es el otro. Las identidades cobran su significado a partir de diversas redes y de su interacción"

Las identidades se establecen por medio de repetidos actos de representación, es decir, de identificación. Las diferencias que construye la identidad tienen que ser marcadas, observadas o indicadas por unos sujetos en la vida cotidiana. La identidad no es algo constante sino aquello que se vuelve a establecer o reforzar con cada identificación. Por este motivo surge la posibilidad de cambio y de continuidad que la caracterizan. Se puede afirmar entonces que la identidad es situacional, pues depende de dónde se encuentre uno, con quién esté hablando y por qué motivo lo haga.

Las identidades se van reforzando mediante la repetición constante: las relaciones de poder que inciden en las identificaciones implican que uno no puede "quitarse la máscara" o colocarse otra libremente, pues si los otros están de acuerdo, no es fácil evitar esa identidad, que es atribuida y reiterada continuamente por los demás.

En cuanto a la representación el teórico político Carl Schmitt, distingue dos tipos de representación: el primer tipo es la representación basada en el principio de "estar en lugar de…" o "actuar en nombre de alguien que está ausente".

Esta idea proviene del derecho privado y se refiere a la gestión de intereses ajenos. En este caso se requiere de procedimientos para determinar quiénes adquieren la autorización de representar al pueblo y actuar en su nombre. El segundo tipo de representación se funda en lo que él llama identidad existencial entre gobernantes y gobernados, esto quiere decir que los gobernantes representan al pueblo porque encarnan su voluntad y su espíritu. Los gobernantes son, de acuerdo con esta idea, partes representativas en las que se condensa la totalidad homogeneizada del pueblo. Schmitt afirma que sólo este segundo tipo de representación es compatible con la democracia.

El rol político asume dos posiciones: representativa e identitaria y de acuerdo a donde se ubique el individuo manifestará tendencias a tener un papel centralizador representativo o facilitador mediador con respeto a la diversidad, que se relacionan respectivamente con los viejos y nuevos paradigmas de la participación juvenil que describe Serna y que explica así: "En el viejo paradigma el individuo queda anulado en pro de lo colectivo masificado, pierde la facultad de reafirmar su individualidad y sólo puede relacionarse con sus semejantes a través de la imitación de un modelo que los homogeneiza. En el nuevo paradigma el respeto a la diversidad y las individualidades se constituye en el centro de las prácticas y el grupo es una mediación que debe respetar la heterogeneidad. Las redes de jóvenes buscan fungirse como facilitadoras creando coordinaciones transitorias y no pretenden asumir una total representatividad".

Cuando hablamos de redes encontramos este concepto ligado con el tejido social, es pertinente tenerlo presente puesto que "implica el desarrollo de una sociedad civil madura, con capacidad de formar organizaciones autónomas con el objetivo de proponer y defender causas sustentadas en el bien común y realizar contrapeso ciudadano en la estructura social, elemento indispensable del sistema democrático…El tejido social está constituido y afirma los valores de la participación y el empoderamiento ciudadano, la organización y la articulación, la democracia, la cultura y el capital social… Otro componente preponderante para la construcción de tejido social es el papel de la institucionalidad pública, en la medida en que las instituciones formales del Estado y sus reglas y procedimientos, pueden ser consideradas como fuentes de capital social, en la medida en que contribuyan a modificar estructuras sociales, normas y creencias compartidas, con base en la legitimidad y la transparencia, elevando así el nivel de confianza y credibilidad ciudadana y la actuación cívica, factores que a su vez contribuyen al establecimiento de las redes sociales".

Dependiendo de la posición que cada que cada sujeto asuma dentro del rol político hará visibles ciertas características que son rastreables en su quehacer cotidiano y para el caso concreto de los jóvenes del CMJ de Medellín, para quienes su función esta asignada por ley como "organismo asesor y consultor del Alcalde en los temas que tienen que ver con la juventud".

En este sentido, se podría decir que los posibles roles asumidos por los jóvenes en el CMJ de Medellín depende de una posición representativa o mediadora y facilitadora. Si ellos se ubican en la posición representativa se dedicaran a velar para que se cumplan los programas trazados en los Planes de Desarrollo juvenil, es decir, serán receptores, transmisores y veedores de un proceso mayoritariamente diseñado y ejecutado por adultos desde una visión adulta que los ve y escucha pero no los comprende; si se ubican en la posición facilitadora y mediadora, crearán identidad entre los jóvenes que dicen representar, de tal forma que tendrán garantizada la acogida por parte de ellos y podrán ser gestores de un plan de Desarrollo juvenil concebido por los propios Jóvenes, lo que les dará el carácter de personas innovadoras que pueden liderar procesos de cambio para la sociedad.

DISEÑO METODOLÓGICO

El diseño de la investigación es de corte cualitativo, por el tratamiento reivindicativo y primordial que se le dará a los sujetos, de respetarlos y dejar que se manifiesten abiertamente sin condicionamientos para fines investigativos. Orientada bajo el paradigma interpretativo reconoce y valora el papel que juegan los sujetos que hacen parte del estudio, quienes son los que van a determinar los límites y alcances de la investigación, ellos con su subjetividad van a poner de manifiesto como están percibiendo la realidad a partir de su vivencia. Son ellos quienes van a explicar los hechos a través de los significados y de la comprensión que tengan con respecto a éstos.

El enfoque de la investigación que se utilizó fue el hermenéutico ya que implica una labor a través de la cual el investigador busca comprender e interpretar un fenómeno o realidad en un contexto concreto, además nos permite descifrar la expresión de los sentimientos, pensamientos y comportamientos de cada joven; centrándonos en las interacciones sociales que dichos jóvenes establecen con el entorno (Marco legal que los ciñe y orienta) y con otros sujetos, para este caso jóvenes de la ciudad que pueden tener o no el mismo interés en los asuntos políticos de quienes participan en el CMJ, como también los jóvenes de otras ciudades que comparten un interés por la política. Desde la hermenéutica se hace énfasis en la conceptualización, dirección y transformación de las formas de actuación política a partir del significado que dan a lo político y a lo público, como también al nivel de comprensión de la política en la sociedad actual.

El enfoque hermenéutico permite desde el Trabajo Social ver como los sujetos se desenvuelven dentro de un contexto, saber que piensan, sienten, valoran, creen, buscando conocer desde un análisis cualitativo con niveles de estudio descriptivo para dar cuenta de un hecho comportamental que se configura en el escenario político – público y aplicarlo a la teoría sin acomodarlo ni encasillarlo a la fuerza, sino conservando una rigurosidad analítica de dicho fenómeno.

Se emplearon como técnicas la observación (ver anexo 1) y la entrevista a profundidad (ver anexo 2) con el objeto de develar lo que están teniendo en cuenta los jóvenes del CMJ de Medellín en su actuación política y como la están percibiendo, interpretando y juzgando frente a ellos mismos y frente a otros jóvenes de la misma ciudad o de otras diferentes. Para la observación, se tendrá en cuenta como referente a Olga Lucía Vélez y María Eumelia Galeano en su libro Investigación Cualitativa Estado del Arte, donde plantean que dicha técnica es una estrategia de la investigación que posibilita obtener información del comportamiento tal como ocurre y que de otra manera sería imposible obtenerla; y sobre la entrevista a profundidad como técnica cualitativa se tomará como referente el aporte realizado por los autores Gregorio Rodríguez, Javier Gil y Eduardo Jiménez en su libro Metodología de la investigación, ya que la conciben como "… uno de los medios para acceder al conocimiento, las creencias, los rituales, la vida de esa sociedad o cultura, obteniendo datos en el propio lenguaje de los sujetos" ya que "en la entrevista en profundidad el entrevistador desea obtener información sobre determinado problema y a partir de él establecer una lista de temas, en relación con los que se focaliza la entrevista, quedando ésta a la libre discreción del entrevistador, quien podrá sondear las razones y motivos, ayudar a establecer determinado factor, etc., pero sin sujetarse a una estructura formalizada de antemano".

Estas técnicas permiten una aproximación compleja de los sujetos en acción, entendiendo por compleja el que se asumirán en su integralidad (teniendo en cuenta su particularidad y el contexto), lo que dará un conocimiento amplio y profundo de la situación que trasciende los hechos y se aleja de la inmediatez, con lo cual se obtendrán conocimientos precisos y pertinentes frente al tema abordado.

Para el análisis de los datos se elaboró un esquema de clasificación que tendrá como eje temático la "Cultura Política Juvenil" y como categorías "actitudes políticas y rol político". Dentro de la categoría actitud política se tomarán como Eje de Análisis los componentes de la actitud: lo cognitivo, lo emocional y lo conductual. Dentro de la categoría rol político se tomarán como Eje de Análisis los componentes que configuran el rol: Realización política, pautas de acción y obligaciones consigo mismo y con los demás.

A partir de éstos ejes y categorías se realizó un análisis que parte de un esquema de codificación plasmado en una matriz de tipo descriptivo que pretende identificar las relaciones entre las categorías. Se identificarán los casos típicos y atípicos de los testimonios, con el fin de valorar las particularidades de cada sujeto, dando cabida a la diferencia y a la voz de cada uno. Se dará cuenta de los hallazgos, devolviéndolo a las personas que participaron.

Dicha investigación se llevó a cabo en el Consejo Municipal de Juventud de Medellín elegido para la vigencia 2004 – 2007, validando los resultados obtenidos con los nuevos integrantes elegidos para el período 2007 – 2010. El estudio se realizó desde enero de 2004 hasta diciembre de 2007 aproximadamente, y como espacios para interactuar con dichos jóvenes se aprovecharon las Asambleas Juveniles en las diferentes comunas de la Ciudad y principalmente se asistió a la elección del CMJ de Medellín, las cuales se llevaron a cabo el 7 de junio de 2007. Se continuo con el ejercicio que se llevó a cabo durante los cursos de Investigación I, II y III y en el cual se concluyó finalmente que las vivencias y experiencias dentro del CMJ son para los jóvenes un comienzo importante dentro de la participación política, ya que consideran que ésta es significativa en y para la vida en comunidad, ya que si bien ellos están ahí, reconocidos por la ley y representando a los jóvenes de la ciudad, sus acciones en estos últimos meses no han ido más allá de buscar su legitimidad y reconocimiento. Los consejeros son conscientes de que para tener receptividad y proyección entre los jóvenes de la ciudad, requieren de la cooperación, trabajo y compromiso en red de instancias como el estado, la familia y la escuela.

Al igual se halló que las orientaciones y valoraciones que los jóvenes reflejan frente al sistema político cuando entran en interacción con sus componentes (actores, instituciones y mecanismos de poder) cambian de manera cíclica manifestándolo a través del rol político que asumen, y los comportamientos y actitudes que tienen en torno a ellos, pues su comportamiento y forma de actuar pone en escena aspectos de la personalidad del individuo influenciada por factores externos a él que se encuentran en el ambiente y la cultura, y su actitud para ser perceptible requiere de un detonante a la situación dada.

Dentro del estudio se tuvieron en cuenta los jóvenes que hacen parte del Consejo Municipal de Juventud de Medellín, vistos en relación con otros jóvenes de la ciudad, y con pares de otras ciudades del país. Partiendo de la particularidad de cada joven integrante del CMJ de Medellín, se muestran los comportamientos y las actitudes que asumen como parte del rol que desempeñan; se pretende inferir del conjunto de actitudes, motivaciones, comportamientos y estilos, que aspectos son comunes o generalizables, para identificar el rol político que ellos tienen como grupo en la ciudad en dicha organización.

ESQUEMA DE CLASIFICACIÓN

IDENTIFICACIÓN DE RESULTADOS

Con las entrevistas llevadas a un sistema categorial se puede decir que la mayoría de los jóvenes coinciden en afirmar que el CMJ es una escuela* enriquecedora no sólo a nivel individual sino también grupal; en lo individual por las relaciones interpersonales con concejales, integrantes de grupos juveniles, juntas de acción comunal, redes, asociaciones, y la posibilidad de participar en situaciones de debate, toma de decisiones, reuniones con otras entidades gubernamentales y no gubernamentales, adquiriendo nuevas experiencias y vivencias en su desempeño cotidiano como consejeros de la juventud, permitiendo que se fortalezca su identidad y su participación en la política. En lo grupal porque se convierte en un mecanismo de democracia y participación importante en la estructura política de la ciudad, del departamento y la nación, permitiendo que la política se convierta en un espacio de la comunidad que suple sus intereses colectivos.

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