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Lecturas para mejorar el proceso de la lectura (página 4)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

-Es importante no pasar por alto que hacer predicciones motiva a los estudiantes a leer y a releer, y un diálogo interno entre el lector y el escritor.

-Esta estrategia, desarrollada por Donna Ogle, toma su nombre de las iniciales de las palabras en inglés que la definen: ¿Qué sé?; ¿Qué quiero aprender?; ¿Qué he aprendido?. Estas preguntas llevan a los estudiantes a activar el conocimiento previo ya desarrollar interés por la lectura antes de comenzar a leer el texto.

-Una manera de poner en práctica esta estrategia es la de entregar a los estudiantes una hoja de papel en la que tendrán la oportunidad de contestar las preguntas ( las primeras dos) antes mencionadas antes de iniciar la lectura. Para la primera pregunta que es la que va dirigida a estimular el conocimiento previo del lector , el estudiante escribe sobre lo que conoce del tema. La segunda, que está montada sobre la primera, requiere que los estudiantes hojeen el libro y escriban sobre lo que quieren saber o conocer. De esta manera se promueve que los estudiantes establezcan un propósito al leer y que deseen iniciar la lectura. Estas primeras dos preguntas se pueden trabajar individualmente o en equipos. Luego de la discusión en clase del texto, contestarán la tercera pregunta. Esta se recomienda que se haga individualmente.

-La lectura rápida es la que se hace para buscar un dato concreto (un nombre, una fecha, una cita, etc) que nos interesa conocer antes o después de inicair una lectura. Es echar un vistazo sobre el texto con un propósito específico.

-Leer un capítulo rápido consiste en leer sólo la primera oración de cada párrafo. Después de la lectura rápida, el lector puede identificar los puntos más importantes y así establecer el objetivo de su lectura o el trabajo sobre el texto que quiere realizar. Este proceso le sirve para planificar su lectura intensiva del texto.

-Para concluir tomamos en cuenta las palabras de Solé (1994) cuando dice: "Leer es mucho más que poseer un caudal de estrategias. Leer es sobre todo una actividad voluntaria y placentera y enseñar a leer debe tener esto en cuenta."

Referencias

– WWW.GOOGLE.COM

– WWW.MONOGRAFIA.COM

– Enciclopedia Microsoft Encarta 2004.

La Lectura. Clases de Lectura

Ana Mercedes Soto

1. ¿Qué es la Lectura? Es un proceso de captación, comprensión e interpretación de signos escritos. La Lectura como proceso abarca dos aspectos:

-La Percepción visual, a través de locuaz es posible la captación de estructuras y frases escritas.

-Comprensión mental de lo leído.

Si se lee frecuentemente, logramos un entrenamiento, lo que nos permite mejorar nuestra habilidad perceptiva, así como la capacidad y rapidez en la comprensión.

2. Factores que intervienen en el proceso de la lectura:

2.1. Condiciones materiales. Éstas se refieren a la adecuada iluminación, buen estadote los ojos y ausencia de fatiga.

2.2. Condiciones psicológicas, requisito indispensable para lograr una lectura eficiente, ellas son tranquilidad, distensión y atención.

Tranquilidad: rodearse de una serie de factores y condiciones que nos hagan sentir en un ambiente agradable propicio para leer (ambiente tranquilo, sin ruidos perturbadores, buena iluminación. "También es importante que física y corporalmente nos sintamos con toda comodidad" (Blay, Antonio: Lectura rápida, p. 122).

Distensión: Se refiere al estado interior de relajación, lo cual nos hace sentir libres de tensiones y preocupaciones; es condición indispensable para disfrutar de la lectura.

Atención: Es la capacidad del individuo de mantenerse receptivo, concentrado y dispuesto a asimilar los contenidos a estudiar. Eso puede lograrse cuando existe una armonía entre los factores externos e internos. Existen varios recursos para que el estudiante pueda mantener la atención:

-Voluntad e intención de prestar atención y concentrarse.

-Despertar interés por lo que se lee, creando un espíritu de curiosidad con lo que se lee a través de planteamientos e interrogantes acerca de su importancia para nosotros o acerca de su contenido. El deseo de conocer mueve el interés y éste condiciona la atención.

-Leer con un fin preciso y predeterminado con el fin de estar conscientes del por qué y para qué se está haciendo.

-Leer con actitud crítica y dinámica, es decir, penar con nuestras ideas acerca de lo que se nos quiere comunicar.

Problemas comunes a la lectura y al estudio

1. Frases sueltas.

Uno de los defectos que más afectan el proceso de lectura es el de leer frases sueltas, ideas sueltas y saltar trozos, lo que impide captar las ideas expuestas por el autor, y crea confusiones por la falta de precisión. Para corregir el mal hábito se sugiere:

a) Realizar la lectura comprensiva de oraciones completas, en virtud de que la oración es una unidad de significado.

b) Leer ideas coordinadas (ideas centrales- principales-secundarias).

c) Leer activamente y estar consciente de que las palabras, frases e ideas sueltas tienen poco significado.

2. Regresiones

Este es un defecto que perjudica a la lectura rápida y consiste en el hábito de volver atrás para ver de nuevo lo ya leído. Existen tres motivos que impulsan al lector a regresar. Ellos son:

  • No haber captado la idea.

  • No haber captado bien alguna idea.

  • Hábito de regresar.

Se sugiere para corregir este defecto de la lectura:

-Seguir adelante en la lectura, aunque tengamos la duda de no haber captado plenamente la idea.

-Leer activamente: es el modo más fácil para asegurar la comprensión y retención del material leído.

-Tratar de analizar por qué se nos escapan las ideas y localizar exactamente la dificultad.

  • La Vocalización

Consiste en leer las palabras en voz alta, o acompañar la lectura con un movimiento de labios sin la emisión de sonidos audibles, lo que constituye un obstáculo ara la plena eficacia de la lectura, ya que afecta la comprensión y la rapidez.

En cuanto a la comprensión, la vocalización perjudica en razón de que el lector está demasiado pendiente de cada palabra, lo que a su vez es un obstáculo par mantener la agilidad mental, que permite seguir con flexibilidad el curso mismo del pensamiento.

Existen dos tipos de vocalización:

Consciente: se aplica a aquellos que repiten cada palabra leída al pronunciar a media voz.

Inconsciente: es aquella donde no hay articulación con la lengua o los labios y sólo se utiliza la laringe. En este caso, las cuerdas vocales vibran sin la intervención voluntaria del sujeto, por acto reflejo.

Subvocalización: consiste en repetir mentalmente cada una de las palabras durante el transcurso de la lectura; por lo tanto, no existe vibración acústica notable, mas el lector "se oye" a sí mismo, como si hubiera una vocecilla interna que repite cada una de las palabras impresas. Existen dos tipos de subvocalización:

De repetición: es un eco sin sentido alguno; por lo tanto, debe corregirse ya que perjudica la comprensión de lo leído.

De elaboración: es el proceso de elaboración que exige toda lectura comprensiva. Es útil porque ayuda al lector a entender más acertadamente el texto, ya que le permite entender, reflexionar, comparar sus conocimientos anteriores.

Cómo leer un libro

"Leer un libro es establecer un diálogo animado por el deseo de comprender" (Armando Zubizarreta)

Lectura del título: reflexione sobre el título, el cual le dará una visión amplia de la obra.

-Lectura del índice: en él está la estructura y organización del texto, y la relación entre cada una de las partes de la obra.

Introducción: aquí el autor expone las razones que tuvo para escribir, los problemas básicos abordados, los criterios seguidos en su exposición y cómo obtener el máximo provecho del libro. Con esta información, ya se puede tener una anticipación con respecto al contenido de toda la obra.

Lectura de los capítulos: los capítulos se pueden leer en dos formas:

A) Realizando una lectura de información (a modo de rastreo).

B) Lectura detallada o completa: debe hacerse despacio para captar las ideas principales en cada capítulo.

Revisión final: consiste en revisar algunos capítulos (los que considere de mayor interés); para ello realice una lectura general.

Variables que afectan la comprensión lectora

1. Características del lector.

1.1. Su vocabulario.

1.2. Conocimientos generales acerca del tema que está leyendo.

1.3. Hábitos negativos en la lectura (ver capítulo correspondiente a la lectura).

1.4. La técnica de lectura estilizada (estrategias para captar la información).

2. Dificultades con el material impreso:

2.1. Estructura y complejidad del texto.

2.2. La ideología implícita expuesta por el autor.

"Para lograr que un lector novato o ineficiente mejore su ejecución, es necesario enseñarlo a regular su propio proceso de comprensión. Es decir, que el estudiante debe aprender a planificar, cómo probar y evaluar su comprensión". (Donis, Yolanda: Estrategias utilizadas en la comprensión lectora, p. 19. Mimeo. 1983)

La enseñanzaaprendizaje del texto escrito

(Una alternativa metodológica para la Secundaria Básica)

Lic. Yumara Oropesa Gómez / M. Sc. José Amado Díaz Martínez

"Saber leer es saber andar. Sabe escribir es saber ascender".

José Martí

La enseñanza de la lecto-escritura, entendida como el desarrollo de habilidades para comprender textos y convertir en objeto aquello que sabe o acaba de descubrir, ha devenido en una de las mayores preocupaciones de la educación en Cuba en los últimos años. Con el nuevo proyecto de educación para la Secundaria Básica, aparece el Profesor General Integral, conceptualizado como el profesional que imparte todas las asignaturas del currículo, con excepción del Inglés y la Educación Física.

Son numerosas las ventajas que en el orden educativo se derivan, sin embargo, la formación especializada de los profesores en ejercicio en una u otra materia de estudio, han afectado el proceso de enseñanza – aprendizaje del resto. En tal sentido, es preciso buscar alternativas metodológicas que les permita a los profesores escoger entre diversas variantes aquella que le resulte más eficaz para resolver los problemas de sus alumnos.

La enseñanza – aprendizaje del texto escrito constituye actualmente uno de los problemas que descuella entre los que mayormente inciden en los estudiantes, lo cual centra sus causas principales en:

  • El pobre dominio que tienen los profesores de las estructuras lingüísticas.

  • La carencia de métodos que conduzcan al alumno a sentir la necesidad de expresarse por escrito, con la suficiencia necesaria para ello.

  • La falta de habilidades para lograr en los educandos una eficaz auto revisión o revisión colectiva del producto escrito.

Numerosas investigaciones y otros estudios han pretendido buscar variantes de solución a esta problemática, que sin dudas, han aportado valiosas alternativas y sugerencias de carácter metodológicas para la enseñanza – aprendizaje del texto escrito, entre ellas los trabajos de los doctores Juan Ramón Montaño, José Emilio Hernández, Angelina Roméu, la profesora Georgina Arias y muchos otros que desde los Institutos Superiores Pedagógicos revelan los resultados que van obteniendo en este proceso.

El presente trabajo es el resultado de una de estas experiencia que sobre la enseñanza – aprendizaje del texto escrito se desarrolla en la provincia Ciego de Ávila y que se aplica en el Centro de Referencia de la Educación Secundaria Básica de este territorio, con el cual se ha pretendido ofrecer a los Profesores Generales Integrales un sistema de acciones que les permita organizar el proceso pedagógico para asumir este componente de la asignatura, a la vez que pueda evaluar el desempeño de sus alumnos en la producción textual.

En los trabajos presentados muy recientemente por la profesora Georgina Arias (2006), se reitera la carencia de la orientación necesaria a los alumnos para la producción textual, sin un destinatario definido y con un limitado contexto de circulación. En tal sentido circunscribe este momento del proceso de enseñanza – aprendizaje del texto escrito, la orientación, a la formulación de lo que califica como "consigna", la cual plantea "debe ser clara, justa y generadora de escritos" (La producción de textos escritos: nuevas consideraciones"; material impreso 2006).

Muy reciente es "la concepción del borrador y la versión definitiva" que "considera dos aspectos complementarios e íntimamente relacionados: el proceso de escritura y el producto escrito". Realmente el texto definitivo construido por el alumno no debe ser el resultado de un primer intento de elaboración, pero ¿cuántos borradores tendrá que hacer si no posee "las herramientas" necesarias que le brinda la lengua para llegar a un "producto definitivo"?, ¿podrá realmente apropiarse de estas herramientas tratando de escribir una y otra vez su texto?

El sistema de acciones que se propone a continuación no pretende ser la solución definitiva a la problemática que se presenta actualmente en el proceso de enseñanza – aprendizaje del texto escrito, pero es una de las tantas variantes metodológicas que contribuyen a su facilitación, sobre todo para los profesores que se enfrentan por primera vez a uno de los momentos más complejos en la enseñanza de la lengua materna.

Primer paso: Diagnóstico de las habilidades para construir textos escritos.

  • Uso del vocabulario, variedad y organización léxica.

  • Complejidad en la estructura de los sintagmas nominales.

  • Tipo de predicado que más emplea.

  • Proporción de oraciones simples y compuestas.

  • Relación entre la proposición temática y las remáticas.

  • Concordancia entre sustantivos y adjetivos y entre sujetos y verbos.

  • Uso de las circunstancias para complementar y ampliar significados.

  • Utilización de algunos recursos expresivos del lenguaje literario.

Segundo paso: Acciones de enseñanza – aprendizaje del texto escrito por niveles de desempeño.

Primer nivel de desempeño:

  • Selección y agrupamiento de palabras que satisfagan las necesidades de determinado tema. (El tema seleccionado o referente se debe haber trabajado a través de un texto como parte del proceso de comprensión / construcción).

  • Determinación de sinónimos o frases sinónimas de las palabras seleccionadas.

  • Establecimiento de sus regularidades ortográficas.

  • Organización de las palabras como partes de la oración.

  • Formación de posibles parejas sintácticas con palabras seleccionadas.

  • Construcción de sintagmas nominales a partir de modelos dados.

Segundo nivel de desempeño:

  • Selección de diferentes sintagmas nominales que puedan funcionar como sujetos de futuras oraciones.

  • Búsqueda y/o selección de formas verbales que respondan a las necesidades del tema y que concuerden con los sintagmas nominales escogidos para funcionar como sujetos.

  • Complementación de la significación del verbo con otros sintagmas nominales construidos.

  • Selección de las oraciones o proposiciones formadas que puedan integrar el futuro texto.

Tercer nivel de desempeño:

  • Determinación de la proposición más generalizadora que rija al resto de las ideas del texto.

  • Organización de las oraciones o proposiciones en una secuencia de posible coherencia. (Puede utilizarse la enumeración).

  • Sustitución de algunas expresiones, que lo posibiliten, por otras que digan lo mismo y resulten más elegantes.

  • Enlace de las oraciones o proposiciones utilizando diferentes conectores.

  • Sustitución de términos redundantes o que se repitan innecesariamente.

Tercer paso: Auto revisión y/o revisión colectiva del texto escrito.

  • Determinación del referente, su manifestación a través de la idea central explícita o implícita.

  • Relación entre las proposiciones remáticas y de ellas con la temática.

  • Uso adecuado de los conectores entre las oraciones gramaticales del texto.

  • Corrección en la estructura de los sintagmas nominales.

  • Relación entre los sintagmas nominales con función de sujeto y los sintagmas verbales.

  • Valor de los sintagmas nominales que funcionan para complementar la significación del verbo.

  • Adecuación del vocabulario seleccionado.

  • Utilización de algunos recursos expresivos del leguaje literario.

La aplicación de este sistema de acciones en la Educación Secundaria Básica ha posibilitado, además de satisfacer necesidades de orientación y organización para el trabajo con el proceso de construcción textual de los Profesores Generales Integrales y de evaluación del nivel de desempeño de sus alumnos con indicadores establecidos, enseñar los contenidos gramaticales de manera funcional. Por otra parte, ha contribuido a satisfacer la carencia de conocimientos que no les permitía a los alumnos asumir la construcción del texto escrito con confianza en sus resultados.

A continuación se presentan algunas actividades que se pueden desarrollar a partir de la secuencia de acciones planteadas:

I.- Lee detenidamente el siguiente texto:

"Además de embellecer el paisaje y proporcionar sombra, los árboles contribuyen a reducir las concentraciones de monóxido de carbono, producen oxígeno, ayudan a la reproducción de muchas especies, retienen el polvo, preservan los suelos, amortiguan los ruidos urbanos y suavizan la sensación de calor." Orfilio Peláez (Granma, mayo 23 de 2001)

1.-Algunas actividades para asegurar la comprensión del texto:

a)-Busca sinónimos de las siguientes palabras:

-proporcionar_______________________

-reducir______________________

-retienen______________________

-preservan____________________

-amortiguan______________________

b)- En el texto se habla de:

____el paisaje ____los árboles ____los suelos ____el calor

c)- Los árboles, según el texto, reportan:

____perjuicios ____beneficios

d)- Selecciona del texto:

-Dos palabras agudas con tilde________________ , ________________

-Dos palabras esdrújulas __________________ , ___________________

-Dos palabras llanas____________________ , __________________

e)- A partir de los que dice el texto, atribúyele dos cualidades al sustantivo árboles ____________________ , _________________.

2.- Actividades para el trabajo de construcción:

a)- Piensa en los árboles que conoces:

-¿Cómo se clasifican por lo que aportan al hombre?

-¿Qué nombre recibe un grupo grande de árboles?

-¿Dónde se encuentran en Cuba las principales zonas boscosas?

-¿Qué animales de la fauna cubana viven en nuestros bosques?

-¿Qué acciones se desarrollan en el país para proteger la flora?

-¿De qué manera contribuyes tú al cuidado de los árboles?

La actividad anterior es para el trabajo de familiarización y preparación sobre el tema a abordar en el texto escrito, su realización debe ser preferentemente oral, por tanto las interrogantes servirán de guía al profesor, que debe impedir se convierta en una simple formulación de preguntas para esperar respuestas, es decir, lo óptimo sería su fluir como una conversación.

b)- Escribe no menos de 50 palabras que puedan estar relacionadas de alguna manera con el tema.

c)- Clasifícalas por su acentuación. Divídelas en sílabas. Fíjate si algunas de ellas se ajustan a alguna regla ortográfica. Destaca las sílabas que para ti constituyeron problemas ortográficos.

d)- Agrúpalas de acuerdo con la parte de la oración que sea.

e)- Trata de buscar palabras que por su afinidad y clasificación puedan formar parejas.

f)- Fíjate en las siguientes estructuras y tómalas como modelo para relacionar algunas de estas palabras:

-Sustantivo.

-Sustantivo + adjetivo.

-Sustantivo + conjunción + sustantivo.

-Sustantivo + preposición + sustantivo.

-Sustantivo + adverbio + adjetivo.

-Adjetivo + conjunción + adjetivo + sustantivo.

-Sustantivo + conjunción + sustantivo + adjetivo.

g)- Selecciona de los sintagmas construidos, aquellos que te gustaría usar como sujetos de oraciones y expresa algo sobre ellos.

h)- Amplía las estructuras que construiste con otros sintagmas que respondan a las siguientes preguntas formuladas al verbo:

-¿Qué es lo …..?

-¿Para quién o a quién……?

-¿Cuándo…..?

-¿Dónde…….?

-¿Cómo……..?

-¿Cuánto……?

i)- Analiza las oraciones que construiste, piensa en cuáles de ellas guardan una relación más estrecha y sepáralas.

j)- Selecciona la oración que consideres más generalizadora de las que escogiste y que sintetice la idea que expresan todas ellas.

k)- Organiza, numerándolas, las oraciones según tu criterio de orden en un párrafo.

l)- Observa las expresiones que has construido, trata de cambiar algunas, si es posible por otras que digan lo mismo y resulten más elegantes.

m)- Como ya sabes las oraciones pueden ser simples o compuestas. Al enlazar las oraciones usa diversos conectores: signos de puntuación, conjunciones y otros elementos que subordinen a una con respecto a otra.

n)- Al conformar el texto puede que encuentres palabras o expresiones que se repitan y se oiga mal. Por eso, léelo varias veces y trata de sustituirlas; para ello utiliza, pronombres, sinónimos, etcétera.

o)- Ahora que has concluido la primera versión de tu texto, vuelve a escribirlo tantas veces como consideres necesario para buscar el mayor grado de perfección. Después, somételo a la consideración de los demás compañeros.

En general sobre el proceso de enseñanza – aprendizaje del texto escrito se han ofrecido múltiples teorías, etapas, sistemas de acciones, pero es una realidad que el problema continúa conviviendo con los alumnos en el tránsito por las diferentes educaciones. Es preciso, para asumir una u otra alternativa metodológica, conocer cuáles son las causas de las dificultades y ajustarla a las posibilidades y necesidades de los alumnos. En tal sentido, asumir este sistema de acciones, no excluye la flexibilidad y la creatividad en su aplicación práctica en el proceso de enseñanza – aprendizaje del texto escrito.

Bibliografía:

Arias, Georgina – La producción de textos escritos: nuevas consideraciones. Material en soporte digital, 2006.

Cassany, Daniel y otros- Enseñar lengua. Editorial Groé. Barcelona, 1999. (Material fotocopiado)

___________________- Reparar la escritura. Editorial Groé. Barcelona, 1993. (Material fotocopiado)

Elejarde, Alfredo – Discurso literario y discurso académico. Material bajado de Internet.

http:// macareo. puap.edu.pe. Lima, 2003.

Montaño Calcines, Juan R. y Marisela Escalona – Trabajo para libro de Secundaria Básica de 40 páginas. Español. Material en soporte digital, 2006.

 Leer no es sólo una operación instrumental.

Miguel Márquez

Leer no es sólo una operación instrumental por medio de la cual somos capaces de descifrar un conjunto de signos. Leer es, tal vez, uno de los actos más prodigiosos a los cuales podemos acceder como seres humanos. Quien aprende a leer ya tiene en sus manos todas las posibilidades, todas las vidas posibles, todos los universos. Si hay algo que nos caracteriza como seres humanos es el donde la palabra; somos –como dijera Ernest Cassirer-hombres parlantes. Y las palabras nos introducen en el ámbito simbólico. Las palabras no son las cosas, las representan. Toda palabra, por tanto, es una metáfora, un acercamiento a la comprensión del mundo que nos rodea.

Desde su nacimiento, el hombre tiene una pasión denodada por conocer, y el placer del conocimiento es consustancial a nuestra especie. Cuando un niño que esta en el proceso de adquisición del lenguaje reconoce que vive en un mundo habitado por palabras, que cada cosa tiene un nombre, "comprende" la importancia del lenguaje y el placer que deriva. De allí que veamos constantemente a esos "locos bajitos" preguntando a sus padres con fruición y sin descanso "¿qué es esto?, y "¿cómo se llama?"; porque de alguna manera entienden que "esto y cómo se llama" es una y la misma cosa, que hay un sistema que nos permite comunicarnos, no sólo demostrar nuestro agrado a través de gritos e interjecciones. El lenguaje es, entonces, la puerta más grande que abrimos los seres humanos en busca de la comprensión de nuestra vida y del entorno que nos rodea. De allí que la lectura sea uno de nuestros bienes esenciales.

Nos interesa, sobre todo, permanecer en el ámbito del amor por los libros y la lectura. Muchas veces escuchamos acerca de la importancia de la lectura, pero son pocas en realidad las que nos estimulan verdaderamente el acercamiento a los libros. Una de las críticas más severas que se le han hecho a la educación es la poca efectiva que tiene para incentivar el hábito de la lectura. Difícilmente puede un maestro acercar a sus alumnos al libro si él mismo no es un apasionado de éstos. Igual sucede con los padres: reclaman al niño su falta de entusiasmo por la lectura, pero ellos no son lectores.

La lectura es, también, un intercambio amoroso. Cuando hablamos de lengua materna, no sólo pensamos en la lengua que primero dominamos, sino también en la lengua madre, aquélla que nos nutre y vivifica, que llenó de magia nuestra infancia, que nos otorgó nuestras primeras mitologías. El amor por la lectura es una aventura y una búsqueda. Leemos porque estamos interesados en interpretar lo que somos y lo que nos ocurre. Por ello, el libro no sólo "comunica" en un sentido unidireccional. El libro tiene la capacidad de movilizar en nosotros nuestras creencias y sensibilidad: cuando leemos, lo hacemos desde nuestra experiencia y con los conocimientos que tenemos al alcance; pero ellos nos abren a experiencias que están en nosotros y que sólo esperan algo que las esclarezca, que nos permita sacarlas de adentro. Por ello es que, a diferencia de otros medios como la televisión, la lectura abre las puertas del diálogo; lo conocido y lo desconocido nos interpelan; exige de nosotros que coloquemos nuestras aspiraciones, nuestras angustias, la particular forma que tenemos de entender el mundo.

Franz Kafka, escritor checo, escribió en su diario que "un libro debe ser un pico que quiebre el helado mar que nos rodea". Tal vez con ello quiso decir que un libro no está allí para complacernos, para dejarnos habitar en el cómodo mundo de nuestras creencias, sino, muy por el contrario, para enfrentarnos con lo desconocido, con espacios pocos habituales, con lo otro, con lo diferente. De alguna forma, la costumbre va creando en nosotros impedimentos para vernos y ver el mundo; nos anestesia frente al dolor, domestica nuestras energías. Y el libro viene a nuestro encuentro para devolvernos a la vida, a sus prodigios y sus dones, tanto como al horror de lo que existe y lo que somos.

La Lectura: algo más que "leer"…

Prof. Bladimir Aguilera O.

Generalmente, existen tendencias de concebir, interpretar y enseñar la lectura como un simple acto reflejo de descifrar símbolos escritos (código escrito); es decir, el momento de pasar la vista por alguna escritura. Otros la consideran como el proceso de emitir señales orales (código oral) o traducción acústica de lo escrito. Finalmente, otros amantes de la lectura como técnica de relajación se conforman con reconocer la Lectura como un recorrido mental del código escrito (imágenes acústicas) que produce satisfacción, puede utilizarse como hobby o ayuda a "pasar el tiempo sanamente". Estas definiciones o posiciones no son falsas, ya que cada una de ellas implica necesariamente una actividad psicomotora en el proceso de leer, y son adoptadas por individualidades en atención a sus intereses, necesidades, valores y situación socio-cultural particulares.

Sin embargo, las posiciones anteriores deben ser tratadas de forma diferente en los procesos de orientación-aprendizaje, ya que la actividad de la Lectura forma parte de un proceso complejo e interrelacionado que persigue alcanzar objetivos educativos, especialmente la formación y desarrollo del pensamiento positivo, espíritu crítico y reflexivo, comunicación e interrelación, creación, recreación y participación activa, tanto individual como grupal. Por lo tanto, la Lectura debe promoverse y enseñarse como una actividad en la cual interviene un conjunto de factores interrelacionados con el individuo o educando: psicomotores, lingüísticos, afectivos, educativos, sociales, familiares, individuales, culturales, ambientales e históricos. Es decir, se debe considerar obligatoriamente el entorno Socio-cultural y lingüístico local, regional, nacional y mundial en concordancia con la edad, etapa, nivel y grado educativos. De esta manera se podrá contribuir con el desarrollo integral del niño, en función de sus intereses y necesidades y los objetivos educativos nacionales.

En atención a lo anteriormente expuesto, y para lograr la efectividad de la Lectura, consideramos que deben tomarse en cuenta los siguientes aspectos:

1. Contacto con el Material de Lectura: Estimulante: despertar el interés por la lectura (presentación, redacción y contenido).

2. Pasar la Vista por lo Escrito: Contacto visual. Es el inicio para descifrar el código escrito.

3. Respuesta: Oral (emisión fónica); Mental (recorrido de imágenes acústicas); Escrita (uso del código de la escritura).

4. Releer lo escrito: Detallar los contenidos y fijar ideas.

5. Reproducir los contenidos: Paráfrasis (oral, mental, escrita).

6. Interpretar lo Escrito: Significación de los contenidos y mensajes.

7. Valorar y opinar: Identificación y relación socio-cultural con los contenidos.

8. Analizar: Fijar datos. Determinar valores (positivos, negativos, verdaderos, falsos). Correlacionar elementos (personales, familiares, sociales, culturales, políticos, religiosos, económicos, históricos, ambientales, geográficos). Cohesión y Coherencia. Detectar contenidos afectivos, sensoriales y conceptuales. Estudio Morfológico, Sintáctico y Semántico.

9. Reafirmar o mejorar el Contenido: Discutir. Fijar o reorientar la redacción. Ampliar. Sintetizar. Resumir (parafrasear). Modificar. Crear a partir del contenido.

10. Difundir: Comentarios y publicación: carteleras, volantes, charlas, otros).

Una buena estrategia recomendada para estimular a la lectura es el uso de canciones al comienzo, intermedio y culminación de las actividades en el aula. (Véase la obra del mismo autor: "La Canción como Recurso Didáctico"). A este respecto, se puede proceder de la manera siguiente:

  • 1. Selección de la Canción por el contenido lingüístico y el nivel o Grado a tratar.

  • 2. Estimulación: ambientación del área de trabajo o aula en relación a los contenidos; presencia de cultores populares u otros artistas.

  • 3. Motivación: dinámica grupal, juego u otra actividad seleccionada por el docente.

  • 4. Audición y canto:

-Audición de la canción seleccionada interpretada por el docente, artista, cultor o grabación.

-Canto del docente y los niños a ritmo de la canción seleccionada.

-Canto del docente a ritmo lento para mejorar la pronunciación o dicción.

-Canto del docente y los niños a ritmo lento.

-Canto del docente a ritmo moderado.

-Canto del docente y los niños a ritmo moderado.

-Canto del docente a ritmo rápido (allegro).

-Canto del docente y los niños a ritmo rápido (allegro)

-Canto grupal e individual a ritmo de la canción seleccionada.

  • 5. Expresión oral:

-Pronunciación por el docente de frases de la canción. Repetición grupal e individual por los niños.

-Pronunciación por el docente de palabras de la canción. Repetición grupal e individual.

  • 6. Relación de palabras y/o frases con otros elementos, áreas y asignaturas:

-Vivencias y experiencias individuales, socio-familiares y escolares.

-Elementos culturales.

  • 7. Lectura, Escritura y Creatividad:

-Elaboración de letras, palabras, frases, oraciones y descripciones.

-Redacción de párrafos.

-Creación de narraciones, anécdotas, canciones, cuentos, poemas, dibujos, pintura, cartelera, diversiones, otros.

  • 8. Dramatización:

-Personajes, Situaciones, Animales, Canto, Baile, Recitación, Declamación, Narraciones orales, otros.

  • 9. Participación:

-Realización de actividades grupales e individuales en función de limpieza, organización, orden y mantenimiento de aulas, áreas e institución educativa.

-Actividades Deportivas y Culturales institucionales.

-Relación y participación Interinstitucional.

  • 10. Cooperación: Ayuda y colaboración con otras personas e instituciones en solucionar problemas.

De esto se infiere que las canciones permiten la planificación y ejecución de actividades en función del desarrollo integral del niño y de la optimización del proceso de orientación-aprendizaje en cualquier nivel o grado. Comencemos, pues, a dar un paso adelante, sin más limitaciones ni barreras.

En conclusión, podemos afirmar que la Lectura no es un simple acto de actividad psicomotora, sino un proceso didáctico complejo mediante el cual se logra desarrollar habilidades y destrezas orales y escritas, valores, inteligencia, pensamiento crítico y reflexivo, comunicación, interrelación, identidad socio-cultural y lingüística, creación y sueños hermosos. A través de la creatividad y decisión del docente, se pueden diseñar y aplicar estrategias dinámicas, motivadoras e impactantes que sensibilicen y activen el entusiasmo de los estudiantes hacia la lectura de contenidos que les permitan asimilarlos, compararlos, analizarlos y relacionarlos con su realidad lingüística, cultural y social.

La Lectura

Ilis Alfonso

La lectura desempeña un papel de suma importancia en la vida humana. Por medio de ella se contribuye a la formación integral del individuo, pues, la lectura permite, entre otras cosas, el desarrollo de la capacidad de comprensión, fijación de hábitos de análisis y síntesis, enriquecimiento y corrección del vocabulario y cultivo de la sensibilidad e imaginación creadora.

También la lectura constituye uno de los medios más importantes para la adquisición de los valores culturales, ya que a través de ella, se puede obtener la información necesaria sobre los logros alcanzados por el hombre en diferentes tiempos y latitudes. Por otra parte, la lectura es un instrumento para satisfacer necesidades individuales: de carácter material, unas, como son la obtención de beneficios económicos, exigencias profesionales, etc.; de índoles espirituales otras, tales como distracción, ansias de saber, disfrute de emociones y goce estético. Además, la lectura es un medio valiosísimo de integración social entre los diferentes pueblos de la tierra, pues a través de ella se produce un acercamiento cultural y espiritual entre hombres de idiomas, razas y credos diferentes.

Poseer el instrumento de la lectura no es saber leer, es decir, leer no es sólo pasar la vista por las palabras y frases escritas de una manera más o meno rápida. La captación visual de los signos escritos es sólo una parte del proceso de leer. Las palabras y las frases constituyen el medio de que se vale un autor para comunicar su pensamiento, y por esto, al leer, debemos descubrir lo que ha querido decir a través de las palabras; o lo que es lo mismo, comprender e interpretar su pensamiento. En consecuencia, podemos decir que leer es un acto muy complejo, mediante el cual captamos, comprendemos e interpretamos un material escrito.

Hemos dicho que en el acto de leer intervienen dos mecanismos, como son la captación visual de los signos escritos y la comprensión e interpretación de los mismos. Si tomamos como principio que la eficacia de la lectura depende de que estos dos aspectos estén convenientemente desarrollados, podemos aceptar que la habilidad para leer puede mejorarse y perfeccionarse. Prueba de ello son los resultados obtenidos por innumerables personas, las cuales han podido comprobar a través de cursos de lectura que sí es posible un mejoramiento en este campo. Tales cursos consisten fundamentalmente en un entrenamiento sistemático de los mecanismos que intervienen en el proceso de leer: captación visual y comprensión e interpretación de los signos escritos.

Orientaciones generales

-Cada una de las partes, separadas por un punto y aparte, que componen un escrito, constituye un párrafo. Además del punto y aparte, el párrafo se distingue, generalmente, por la presencia de un espacio inicial llamado sangría.

-Un párrafo puede estar constituido por una sola oración, pero, en general, se compone de varias oraciones y su carácter esencial es que en él todo gira en torno a una idea fundamental, la cual, normalmente, está expresada en una oración llamada idea principal. Esta oración suele ser desarrollada a través de otras oraciones del párrafo a las cuales se les denomina ideas secundarias.

-La cualidad básica de la oración o idea principal es su carácter global. Ella contiene la afirmación más general del párrafo; es como el resumen de todas las demás oraciones, las cuales se agrupan en torno a ella de forma lógica para explicarla, concretarla, reafirmarla o ampliarla.

-La colocación de la oración principal dentro de un párrafo no es uniforme. Puede estar al comienzo, en el medio o al final del mismo. Cuando la oración principal está ubicada al comienzo del párrafo, todas las demás oraciones constituyen un desarrollo lógico o una explanación de lo que en ella se ha dicho. Cuando está situada en el medio, la primera parte del párrafo será como un preámbulo de la oración principal; en tanto que la segunda parte será como una prolongación de dicha oración en forma de aclaración, confirmación o consecuencia. Cuando la oración principal está ubicada al final del párrafo, ella vendrá a ser como la afirmación definitiva o la conclusión general de todo el párrafo.

Afectividad y Lengua

Marta A. Salotti y Carolina Tobar García

Hace dos siglos que se distinguen tres clases de procesos en la vida psíquica: los afectivos, los intelectuales y los volitivos. La "esfera" afectiva se refiere a los sentimientos, emociones y pasiones; la esfera de la actividad, llamada también, aunque con cierta limitación, voluntaria, comprende reflejos, instintos, tendencias, deseos y actos voluntarios. Esta división es más didáctica que real, pues aunque se hablen de tres "esferas distintas, no funcionan, en verdad, separadamente, sino que se entrelazan, desde el comienzo, en todas las manifestaciones psíquicas.

Pongamos un caso cualquiera para mostrar la interdependencia de los tres procesos. Sea por ejemplo, un deseo. Desear algo presupone la percepción o la representación de lo deseado. Concientizado el deseo, todo el psiquismo en masa se orienta hacia lo que se quiere o desea. Esta orientación, aunque sea inconsciente, es lo que la psicología denomina tendencia. Para obtener lo apetecido, la esfera intelectual debe ponerse en juego nuevamente indicando el camino para obtener la satisfacción por medio del acto apropiado.

Esa misma interdependencia encontramos en el lenguaje. Las primeras manifestaciones, como el grito, la interjección y otros, son actos motores y expresivos a la vez. En cambio, los materiales con que se organiza la lengua provienen, en gran parte, de la esfera intelectual: percepción de sonidos, gestos, movimientos, imitación, aprehensión del sigo, etc. Es de suma importancia, para la mejor comprensión de este ensayo, el dejar expresado que la afectividad tiene el primado de la lengua infantil y que por ahí debe comenzar su estudio.

En general, en la enseñanza, se hace uso casi exclusivo de unas "esferas" en detrimento de otras, cuando podría enseñarse de una manera más natural si se tuviera en cuenta ese triple origen del que hablábamos y la simultaneidad de su funcionamiento. De ahí proviene que la "lengua escolar" haya perdido el contacto con la vida. Es necesario saber que la lengua del niño tiene categorías psicológicas propias, que se organizan con una estructura particular y que posee una enorme cantidad de medios expresivos directos que no tiene la lengua del adulto por haberlos perdido a medida que progresa en su racionalización. Sabido es que la escuela reposa sobre el trípode leer, escribir y contar. Esto podría hacer pensar que su objeto y fin fuera enseñar la lengua escrita solamente, lo cual es inexacto. Pero aún en el caso absurdo de que así fuera, no significaría, de ningún modo, que deba enseñársela antes de tiempo.

Lengua escrita no significa solamente lengua representada en caracteres gráficos; por eso el leer y escribir no entrañan tampoco, fatalmente, lengua escrita como podría creerse a priori. Es bien sabido que no se escribe como se habla ni se habla como se escribe. La lengua escrita es una superestructuración, sumamente intelectualizada, de la lengua oral. Basadas en esta distinción, hecha por los lingüistas, vamos a investigar, primero, cuál es la lengua del niño, y, después, cuáles son sus caracteres psicológicos. No es fácil obtener esa lengua infantil. Hemos tenido que recurrir a un procedimiento de verdadera reeducación lingüística (proceso seguido con los niños para conseguir que abandonen, poco a poco, sus expresiones mecanizadas e incomprendidas por ellos e iniciar el proceso centrífugo de hacer uso de su propia lengua a través de su afectividad). Al cabo de unos meses nuestros esfuerzos se han visto coronados por el éxito. Los temas respondieron al propósito de despertar resonancias afectivas intensas, a fin de que la imaginación se mueva bajo la llama de las vivencias. Poco a poco, los niños fueron abandonando las expresiones adultas, sin sentido íntimo para ellos; fue aflorando su lengua sencilla e ingenua, en la pintura de sus vivencias.

Al tratar de explicar el lenguaje infantil, se ha dicho que "es muy afectivo y, que, realmente, abundan en él los medios directos para despertar la reacción afectiva en quienes les escuchan, desde los gritos hasta el canturreo, pasando por la repetición, la insistencia y la zalamería" (Dwelshauvers, Tratado de Psicología, pág. 567). En cambio, cuando el niño, que es subjetivista por naturaleza, se ve obligado a escribir en tercera persona, hace una proyección sentimental, procedimiento psicológico y estético muy complicado para su mentalidad. Proyecta lo aprendido en los libros, proyecta siempre una psicología convencional y ajena al tipo que quiere describir. De esta manera saca al niño fuera de sí mismo, lo saca de la esfera de lo vivido y lo lleva al terreno de lo objetivo. Una vez allí, no sólo pierde el niño el contacto legítimo con la vida, sino que, como se le priva del uso de su lengua y de su estilo, adopta un habla convencional, estereotipada, habla de la escuela, que no sirve más que para recitar lecciones o escribir composiciones sin vida.

La Promoción de la Lectura y Escritura en el trabajo con niños y niñas

Luisa M. Freites B.

1. El juego en la facilitación del aprendizaje de la lectura y la escritura.

El juego es una actividad en la que el ser humano se inicia desde que nace. Es un medio a través del cual se emprende el descubrimiento del mundo, la formulación y la reformulación de esquemas, las relaciones con el entorno y las posibilidades de transformarlo, y la obtención de experiencias gratificantes. Desde el principio hasta el final de la vida humana, el juego está presente como una dimensión fundamental. En la infancia se convierte en una fuente de satisfacción, en un motor para el descubrimiento de explicaciones, soluciones, búsquedas, la adquisición de habilidades y aprendizaje.

El juego sitúa al niño en una perspectiva de libertad, en el manejo de su independencia y lo dispone para la actividad creadora, para el encuentro con la novedad y el alcance de múltiples hallazgos. El juego en el niño es vida y vida normal; tanto es así, que pueden detectarse formas anómalas, irregulares del comportamiento infantil durante sus actividades lúdicas; también se pueden establecer correctivos a través de terapias de juego. Juego y aprendizaje constituyen una unidad inseparable. Pero aunque el juego sea un instrumento de aprendizaje, siempre debe prevalecer el carácter lúdico: en efecto, su objeto fundamental es la búsqueda de placer. Los niños, a través de sus experiencias lúdicas anteriores a su ingreso a centro educativo alguno, adquieren en el juego la principal fuente de experiencias que facilitará su aprendizaje escolar.

En la iniciación de los niños en la lectura y escritura, el juego cobra una significativa importancia. Puesto que los niños se aproximan al aprendizaje de los procesos de la lectura y escritura con las mismas actitudes con que se disponen para el juego, pueden alcanzar espontáneamente el dominio de la lengua escrita de modo placentero. El aprendizaje de la lectura y la escritura enmarcado en ambiente de juego favorecerá la disposición del niño para convertir el lenguaje escrito en instrumento de recreación y disfrute para su vida. Tal disposición es el germen del gusto por la lectura de muchos jóvenes y adultos. Ya que el niño aborda la lectura como lo hace con el juego, es fundamental estimular y alimentar tal disposición, lo mismo que las condiciones lúdicas que rodean el primer contacto.

2. El Facilitador del Aprendizaje de la Lengua Escrita.

El proceso de aprendizaje de los niños es exigente para quienes lo acompañan como facilitadores, animadores, promotores, docentes y otros ligados a esta actividad. En este sentido, debemos ser:

Observadores: lo cual nos permitirá estar atentos al proceso, detectar en qué condiciones está el niño cuando comenzamos el trabajo con ellos y estar pendientes de sus avances.

Respetuosos: no imponer nuestro ritmo de trabajo, ni presionar el proceso partiendo de nuestras aspiraciones. Es fundamental considerar los puntos de vista de los niños y aceptar sus opiniones, aunque no coincidan con las nuestras. El hecho de que los niños se sientan respetados les brindará un ambiente de confianza para actuar y expresarse con libertad.

Cooperativos: a pesar de que los niños siguen un proceso individual, requieren de la interrelación con otros, bien sean aprendices como ellos, bien facilitadores ( que también deben ser aprendices). Ello exige el aporte de todos los participantes en la experiencia. Cooperar, en consecuencia, implica favorecer condiciones para que los niños puedan interrelacionarse y desarrollar sus potencialidades.

Afectuosos: en el acto de leer y en el aprendizaje de la lectura, las emociones juegan un papel fundamental. Muchos niños se bloquean afectivamente y no logran avanzar; de allí que es importante que se sientan afectados, seguros y queridos. Hay que evitar crear un falso ambiente de afecto con expresiones externas, pero que no se corresponden con un verdadero sentimiento de cariño.

Sinceros: es difícil engañar a un niño aunque parezca muy sencillo hacerlo. Los niños son capaces de captar la falsedad. Si por alguna razón logramos convencerlos de algo que no es cierto, en poco tiempo crecerán y tarde o temprano se darán cuenta del engaño, y probablemente será mayor su frustración y desencanto. No necesitamos adoptar la posición de que lo sabemos todo. Podemos disponernos a ser aprendices conjuntamente con los pequeños y entre todos aportar y construir aprendizajes. Los niños tienen que vernos reales, creíbles y, sobre todo, capaces de equivocarnos y aprender como ellos.

Flexibles: La planificación y su ejecución no son el fin de nuestro quehacer. Debemos contar con una guía que nos permita mantener el hilo del proceso; pero esta guía debe ser lo suficientemente flexible para permitir la adecuada respuesta a los cambios y necesidades que demanden los niños y su experiencia.

Empáticos: Muchos adultos que tuvieron experiencias gratas de aprendizaje cuando eran niños, hoy promueven vivencias agradables para otros. No pidamos a los niños más de lo que puedan dar; pongámonos en sus zapatos y, si notamos que nos aprietan, pensemos cómo resentirán ellos con nuestra presión.

Pacientes: Recordemos que nuestro papel es el de ser facilitadores del proceso para lo cual hacemos aportes que propician y favorecen el aprendizaje de los niños. Aunque tengamos patrones para evaluar el proceso y constatar los progresos alcanzados por los niños, no nos corresponde a nosotros fijar el tiempo en el cual va a ser alcanzado en plenitud.

Estudiosos: debemos conocer cómo se desarrolla el proceso de aprendizaje en general, el de la lectura en particular. Debemos formarnos permanentemente para poder brindar un apoyo adecuado a los niños, lo cual implica no considerar culminado nuestro proceso de aprendizaje. No debemos conformarnos con el aprendizaje obtenido en la práctica. La experiencia es una fuente inagotable de posibilidades para la ampliación de nuestros conocimientos; podemos sistematizarla, reflexionarla y enriquecerla con otros aportes. Necesitamos leer, reflexionar, escribir, hacernos preguntas, buscar respuestas, intercambiar con otros, participar en talleres, cursos, actividades formativas diversas y en todo lo que nos ayude en nuestra formación para la atención de los niños.

Juguetones: Conjuntamente con el disfrute, el juego deja como saldo aprendizajes. Si sólo se considera el juego como apoyo a la actividad pedagógica, se le está restringiendo; de allí que se requiere una actitud diferente ante el acto de jugar. Es necesario aceptar el juego y la disposición del ser humano para jugar como una dimensión vital de la mayor importancia. Un facilitador que no manifieste en su vida cotidiana su disposición para el juego, tendrá gran dificultad para acompañar a los niños en su aprendizaje. Le será difícil entender a los pequeños y ofrecerles un ambiente adecuado para el aprendizaje. Igualmente le costará celebrar, festejar los logros diarios y valorar los avances propios y los de los aprendices.

Disfrutar lo que hacemos: esta actitud está íntimamente ligada a la anterior. Nuestro trabajo debe producirnos alegría y satisfacción. Si lo hacemos con la disposición de gratificarnos con su realización, tendremos más posibilidades para enfrentar los tropiezos y ver con mayor claridad sus logros. Tendremos fuerza para luchar y hacerlo mejor, inspirados no sólo por nuestro sentido del deber, sino apoyados por la tremenda energía que nos produce el tenerle cariño a lo que hacemos. Nos atrevemos abogar por el trabajo cooperativo, colectivo y solidario.

3. Creando un ambiente favorable para la lectura.

Escribir en tiras de papel los nombres de los objetos que están en el ambiente donde trabajamos con los niños, y fijar cada etiqueta sobre el objeto que nombra. Después de un tiempo, podemos jugar intercambiando algunos de esos nombres y solicitar luego a los niños que descubran el cambio y ubiquen el nombre en el objeto que corresponde.

Escribir en tarjetas el nombre de cada niño que forma parte del grupo de trabajo. Ubicar los nombres en un tarjetero del cual las pueda tomar para la realización de las actividades.

Hacer álbumes familiares. En un cuaderno podemos hacer con los niños su álbum familiar, en el que se organicen fotografías o dibujos acompañados de los nombres de los miembros de la familia. Este álbum puede ir creciendo con descripciones, historias, noticias, anécdotas, dibujos, que cada niño podrá incorporaren la medida en que crece y se apropia de la lengua escrita.

Diversos materiales escritos en el sitio de trabajo: libros, revistas, periódicos, guías, suplementos, manuales, facturas, recetarios, diccionarios, material de empaque, envases, cartas, telegramas y otros. Es fundamental disponer de material cuyo contenido está vinculado estrechamente con áreas que les interesen a los niños. Es preciso recordar que lo que a ellos les llama la atención no necesariamente coincide con nuestros gustos. Los niños deben familiarizarse con diferentes textos y descubrir que no tienen el mismo contenido y estilo. Los materiales que estén el sitio de trabajo deben utilizarse en las actividades que realicemos y de cuando en cuando podemos renovarlos.

Paseando con la lectura. Cuando salgamos de paseo con los niños, tendremos una muy buena ocasión para reconocer palabras escritas en la publicidad con la cual los niños están en permanente contacto. Si se encuentra algún afiche o publicidad desconocidos, tenemos una buena oportunidad para favorecer la anticipación del texto a partir de lo que los niños observan.

Recordemos que un ambiente favorable para la lectura se logra haciendo partícipe al niño de actividades en las cuales la lengua escrita esté presente. Un ambiente donde se lee y disfruta con la lectura favorece el interés de los niños por descubrir la lengua escrita.

Cómo contagiar el placer de leer: 11 consejos

Luís Olivera

1. Lean libros con frecuencia delante de sus hijos y que se note que los aprecian. Los egipcios decían: "Ama los libros como amas a tu madre". Y, vayan haciendo una biblioteca familiar, en un sitio accesible de la casa. Pérez-Reverte, hablando de sus primeras lecturas, decía: "Tuve la suerte de crecer con libros cerca; sólo tenía que acercarme a las estanterías y cogerlos". Que sea una biblioteca sin llaves, accesible a todos. Serán muy escasos los libros que unos padres pueden leer y sus hijos todavía no. Antes de ser elegido Papa, Juan Pablo I escribió cartas a personajes históricos. En la dedicada a Walter Scott, reconoce que sus libros "a mí me encantaban de pequeño. Y todo limpio. Libros que exaltan siempre el valor y la lealtad, y pueden dejarse sin peligro en manos de los niños".

2. Compren libros habitualmente, pero bien seleccionados: son el alimento de la inteligencia y, por ello, hay que garantizar que la mercancía es de excelente calidad. En el cerebro, cualquier virus se reproduce inmediatamente. Hay tanto que leer y tan poco tiempo en la vida para hacerlo, que merece la pena afinar la puntería y leer sólo lo mejor.

3. Que siempre haya un libro para cada hijo entre los regalos de Reyes y del santo y cumpleaños. Animen a sus hijos a que tengan la ilusión de hacerse su pequeña biblioteca de libros infantiles.

4. Léanles a sus hijos, al menos 15 minutos cada día: les aclararán dudas de palabras nuevas, expresiones hechas, refranes, dichos y, a la vez, les harán ver qué conductas están bien y cuáles van contra su dignidad de personas. Luís Vives recomendaba a uno de sus discípulos: "Procura que no pase un solo día sin leer y escribir algo". Paco Abril se pregunta: "¿En cuántos hogares se les cuentan cuentos a los niños? En muy pocos. Los niños a los que se les leen cuentos, descubrirán que las historias que les conmueven y apasionan, están en los libros".

  5. Hagan que sus hijos lean delante de Uds.: les enseñarán a pronunciar bien las palabras, hacer las pausas debidas y leer con el ritmo correcto. Después, pregúntenles si han entendido lo que han leído, para aclarar conceptos y enriquecer su vocabulario.

  • 6. Dediquen algún tiempo del fin de semana a leer en familia alguna obra maestra de la literatura y a debatir después sobre lo leído.

7. Contraten videos basados en buenas obras literarias para, después, animarles a leerlas. Sólo de las obras de Shakespeare se han filmado 336 películas.

8. Infórmense bien de los cuentos, libros, cómics y tebeos adecuados a la edad de cada uno de sus hijos, para acertar en la elección y lograr que se interesen por cultivar esta afición en el futuro.     9. A la misma edad, la madurez de cada hijo es distinta. Un libro adecuado para uno no lo será para otro. Hay que distinguir entre niños y niñas, no por machismo, sino porque tienen sensibilidades diferentes.  

10. Moverse sobre un plano inclinado, para no llegar al empacho, sin forzarles los gustos, para evitar posibles rechazos. Las colecciones de "comics" bien elegidas, pueden aficionar. Poco a poco se aumenta la dosis, hasta llegar a la universidad habiendo leído a los clásicos. Como decía un viejo profesor de literatura, "en los clásicos están todas las miserias humanas, pero bien resueltas".

11. Si ven algún hijo suyo adolescente con un libro poco aconsejable, no lo pueden dejar pasar por alto. Albino Luciani dice: "En los libros de hoy, cuesta trabajo encontrar gentiles doncellas, alegres y sentimentales, pero pudorosas y reservadas. (..) Tus heroínas, (Walter Scott), tienen sentimientos delicados y se sonrojan con facilidad; las protagonistas de hoy no se sonrojan jamás: fuman, beben, ríen a carcajadas y no son más que un fenómeno biológico o una diversión. El matrimonio no es nunca el desenlace normal de una novela. Con frecuencia (las jóvenes), además de corrompidas, son cínicas y sanguinarias".

Cómo animar a la lectura a tu hijo de primaria

Pablo Pascual Sorribas

A todos los padres nos encanta que nuestros hijos lean porque sabemos que con los libros no sólo se aprende, sino que además se pasa bien. En cambio unos niños devoran libros mientras otros no los quieren ni ver. ¿Por qué? ¿Qué podemos hacer los padres para que nuestros hijos y nuestras hijas disfruten leyendo?

Leer es una actividad fundamental para adquirir conocimientos. Los niños que leen bien obtienen mayores éxitos y mejores calificaciones en los estudios. Todos los maestros y profesores coincidimos en que tener el hábito de leer es una condición necesaria para aprender con más facilidad. En las aulas nos encontramos con dos grupos de alumnos: aquellos que leen bien y les gusta leer y los que tienen dificultades para leer, no les gusta y, por lo tanto, leen muy poco o incluso nunca. Los padres de estos alumnos reacios a leer acostumbran a pedir ayuda: ¿Qué puedo hacer para que mi hijo lea más? Como muy bien dice Ángeles Caso en su artículo "Lectores del siglo XXI", no es fácil dar soluciones eficaces, a pesar de los años de experiencia de muchos profesionales, y mucho menos soluciones de las que pedimos los padres: que tengan éxito inmediato y que exijan poco tiempo y poco esfuerzo.

Como podéis comprender, nadie os puede proporcionar un remedio de estas características, entre otras cosas, porque en educación no existen remedios milagrosos cual elixir de curandero. Pero sí ha habido estudiosos de la lectura que se han dedicado a observar el proceso lector de los chicos y chicas y a reflexionar sobre este comportamiento para saber qué pasa en los buenos lectores y qué sucede en los que leen poco.

¿Por qué no leen nuestros hijos?

A menudo se oye que la causa principal por la que no leen los jóvenes de hoy en día es la televisión. Puede ser que este cine casero no ayude a promocionar la lectura, ya que es más pasivo que el libro, exige menos esfuerzo mental, es más atractivo para los pequeños, etc. No vamos a insistir aquí sobre los problemas que presenta este electrodoméstico para la lectura y el estudio, pero yo quiero apuntar dos reflexiones:

Primero, que ya Rousseau, en el siglo XVIII, calificaba la lectura como "el azote de la juventud", lo que indica que, cuando no había televisión, leer también era una actividad poco atractiva para muchos jóvenes.

En segundo lugar que, a pesar de que siempre se dice que se lee poco, nunca se ha leído tanto como en estos momentos y, a veces, la televisión, aunque parezca mentira, usada racionalmente, puede ayudar a leer. Así, es frecuente que las series televisivas de más audiencia disparen la venta de los libros en los que se basa, como ocurrió con la novela Yo, Claudio. Los seres humanos, y por lo tanto los jóvenes y los niños, cuando practicamos una actividad lo hacemos, entre otras, por dos razones: porque la vemos hacer a otros -imitación- y porque tenemos facilidad para realizarla. Como bien ha estudiado el psicólogo Bandura, la imitación de un buen modelo es una de las principales formas de aprendizaje humano. Por eso, cuando hablas con una persona que ha leído desde niño, normalmente dice que su padre, su madre, un abuelo… era un gran lector que, con su ejemplo y cariño, le enseñó a amar la lectura. El niño que no tiene un buen modelo tiene menos probabilidades de ser un entusiasta de la lectura. De la misma manera el que tiene dificultades para entender el lenguaje escrito -porque no tiene buena velocidad lectora, se equivoca al leer, no entiende lo que lee, etc.- tiene menos posibilidades de ser un buen lector. En mis largos años de experiencia nunca he visto a ningún niño que, no siendo un buen lector y leyendo con gran esfuerzo, le guste y quiera leer.

¿Qué podemos hacer para que lean?

1.    Que nos vean leer. El ejemplo es, en educación, el argumento más convincente porque posibilita la imitación, animando al niño o la niña a hacer aquello que hace una persona que tiene prestigio para ella como es su padre o su madre. Además, si yo no leo, ¿cómo voy a decir a mi hijo que leer es muy divertido? ¡Si no me ve leer nunca! Como no es tonto me preguntará: "¿A ti no te gusta divertirte?" O pensará: "Dice eso para que lea, pero no es verdad, leer es aburridísimo". Y no leerá.

2.    Leerles nosotros. Es una práctica fundamental, tal vez la más importante y eficaz. Sobretodo, con los niños que tienen dificultades para leer y les cuesta gran esfuerzo hacerlo, con repeticiones de palabras o de sílabas, sustituyendo unas letras por otras, que les impide entender el mensaje y comunicarse con el libro. Leer así es aburridísimo. Es como leer en un idioma que no comprendes, y no hay persona humana que pueda leer más de dos minutos en un lenguaje que no entiende. Pero al leerles nosotros, comprenden el mensaje, por lo que disfrutan con lo que oyen, están atentos y se dan cuenta de que en aquellas páginas hay historias divertidas que valen la pena. La lectura constante, gratis, como un regalo, sin pedir nada a cambio y con amor del adulto siempre despierta el interés y las ganas de leer a medio y largo plazo.

3.    Contarles cuentos e historias. Es otra actividad que encanta a los niños de estas edades, aumenta el vocabulario y desarrolla la imaginación además de incrementar los lazos afectivos entre padres e hijos. Contar cuentos no es fácil y a veces nos sentimos un poco torpes, pero se puede aprender con un poco de esfuerzo. Hay libros en el mercado en estos momentos que dan muy buenas ideas y tienen cuentos tanto tradicionales como modernos.

4.    Leer con ellos. Cuando el tutoría nos dice que a nuestro hijo le cuesta leer y debe "practicar" en casa, no lo hará si lo dejamos solo ante el libro en su habitación. En estos momentos necesita nuestra ayuda y nuestro apoyo para que ejercite durante 10 minutos cada día. Leer con ellos supone, por ejemplo, repartirnos la página, llegando a un pacto: "Yo leo el primer párrafo y tú el segundo, ¿vale?". Leer con ellos requiere que nuestra actitud sea positiva, nunca crítica con sus errores, porque él se ha de sentir cómodo y, lo más importante, con ganas de leer al día siguiente otra vez. Si tiene dificultades para descifrar una palabra se le dice entera sin más, sin esperar a que él haga un gran esfuerzo de análisis que lo agote. Cuando lea una palabra por otra, por ejemplo, "camino" por "camión", se le puede decir: "Es verdad, podría decir camino porque empieza igual y se parecen mucho, pero dice camión", porque es importante justificar siempre sus errores que nunca son voluntarios. Y por último, una regla de oro: siempre un poco menos. Es mucho mejor hacer dos sesiones de cinco minutos que una de quince.

5.    Suscribirlos a revistas infantiles y juveniles. Pocas personas hay que al llegar a casa y pasar ante el buzón, no miren a ver si tienen algo para ellos. Recibir correspondencia a nombre de uno es agradable. Los niños lo ven y sienten un poquito de envidia de que las cartas sean siempre para sus mayores. Por eso, suscribirlos tanto en centros comerciales que les manden libretos de publicidad a su nombre, como a revistas como "Leo, leo", que mensualmente les mandan un libro a su nombre les hace bastante ilusión y les anima a leer.

6.    Explicarles algún pasaje que nos parezca adecuado del libro que estamos leyendo nosotros. Animar a la lectura es mover la voluntad del niño hacia una actividad que se supone placentera y agradable. Por eso comunicarles y hacerles partícipes de nuestras satisfacciones es demostrarle que leer es divertido y apasionante.

7.    Respetar sus derechos como lector. Daniel Pennac, en su libro "Como una novela", expone los diez derechos del lector, entre los que destacaría en estas edades el derecho a leer lo que le guste (aunque no sea de gran calidad literaria), el derecho a no terminar un libro (¿tú acabas una novela que te aburre?), el derecho a saltarse páginas, a leer en voz alta y a callarnos (¿a ti te gusta que te pregunten qué has entendido del libro que estás leyendo?).

8.    Acompañarlos a las librerías a ver libros. Afortunadamente, cada vez hay más libros atractivos para los niños y más librerías especializadas para ellos o con secciones de literatura infantil y juvenil. Siempre respetando sus derechos conviene llevarlos de vez en cuando a ver libros, aunque no siempre compren. Tienen, como nosotros, el derecho a no comprar y nosotros la obligación de respetarlo. Pero es muy bueno que miren y desarrollen su curiosidad.

9.    Animarlos a escribir. Siempre que escribimos, necesariamente leemos. Por eso los niños que tienen dificultades para leer, si escriben a sus amigos en verano, confeccionan notas, hacen rótulos en su habitación, etc., están leyendo y desarrollando su capacidad para leer más deprisa y con menos esfuerzo.

Mover la voluntad de tu hijo hacia la lectura requiere, como todo en educación, que estas técnicas y otras que tú te puedes inventar, las apliques con sentido común y con amor. Sentido común para elegir el momento más adecuado para llevarlas a cabo, respetando sus derechos como lector, y amor para comprender sus intereses, y solidarizarse con sus dificultades. ¡Ah! Y por último una sugerencia cariñosa. Si no tienes tiempo para leer, como es lógico, acércate a la librería de tu barrio, compra el libro de Pennac, y empieza por leer el capítulo 49 en las páginas 120 y 121. Ya me dirás tu opinión después. ¿Vale?

Cómo NO animar a la Lectura a tu hijo de primaria

Pablo Pascual Sorribas

 Tu hijo no coge un libro ni por casualidad y los libros que le recomiendas con todo tu amor se quedan en un rincón de su habitación. Seguro que lo has intentado todo: te has sentado cada día en el sofá con un libro aunque leer no te apasiona, le has ofrecido algo de dinero si termina esa novela que arrastra desde el verano, intentas fomentarle su interés por la lengua haciéndole buscar palabras en el diccionario, pero no hay manera. ¿Has pensado que quizás ese no es el mejor camino a seguir para potenciar el hábito lector en tu hijo de primaria?

En el artículo "Cómo animar a la lectura a tu hijo de primaria", traté de exponer actividades y actitudes experimentadas que pueden ayudarte en la difícil empresa de animar a leer a un niño a quien no le gusta mucho leer. Pero si queremos que estas actividades sean realmente efectivas, es necesario también tener en cuenta algunas actuaciones de los adultos que pueden restar o incluso anular su eficacia. Parecen consejos obvios, pero no lo son, ya que es muy frecuente que los padres, con la mejor intención, intentemos convencer a nuestros hijos por encima de todo, les queramos obligar a leer o pongamos toda nuestra emotividad negativa cuando no hacen lo que creemos que es lo mejor, sin darnos cuenta que estas conductas sólo consiguen lo contrario de lo que pretendemos.

    Para empezar, los hijos son muy malos compradores de las ideas que los padres no viven con sinceridad y naturalidad, porque piensan que los estamos intentando manipular y su identidad e independencia se sienten atacadas. Si en nuestro hogar hay poco ambiente lector, es difícil, de la noche a la mañana, crear un entorno que irradie pasión auténtica por la lectura. Posiblemente nuestro intento resultará forzado, artificial y poco convincente, como le pasó a Montse, una madre que, al día siguiente de asistir en la escuela a una reunión en la que le hablaron de la necesidad de un tener un ambiente familiar favorecedor para que los niños leyeran más, llenó la casa de carteles publicitarios, compró libros, empezó a leer todos los días como una obligación y a explicar a su hijo lo bueno, bonito y divertido que era leer. A los tres días, su hijo se la quedó mirando y le dijo: "Mamá, ¿qué te pasa estos días?". Montse se quedó sin saber qué decir y llamó por teléfono al tutor diciendo: "Mi hijo me ha pillado". 

    "El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el verbo "amar"…, el verbo "soñar"… Claro que siempre se puede intentar. Adelante: "¡Ámame!" "¡Sueña!" ¡"Lee!" ¡Lee!" "¡Pero lee de una vez, te ordeno que leas, caramba!" ¡Sube a tu cuarto y lee! ¿Resultado? Ninguno. Se ha dormido sobre el libro…."

    Así empieza el ensayo de Pennac Como una novela para poner de manifiesto que obligar a leer no suele llevar a ningún resultado positivo. Todos los que hemos estado ante un libro alguna vez sabemos que si no nos gusta o no nos "engancha", este libro no se termina, aunque nos obliguen. Los profesores pueden obligar porque tienen la amenaza de la nota, pero los padres no tenemos ese arma y hemos de buscar otras maneras menos represivas y más positivas, aunque nos lleven más tiempo tanto en esfuerzo como en obtención de resultados.

    No sé por qué, muchas veces pensamos que el dinero puede mover la voluntad de un niño de primaria que tiene entre 6 y 12 años. A estas edades todas las necesidades las tienen cubiertas: tienen comida, ropa, juguetes, chucherías, amigos, asisten a fiestas de cumpleaños con su regalo en la mano, van al cine, al parque de atracciones… ¿Crees de verdad que un billete de X pesetas le va a recompensar de pasar un rato de tortura ante un libro? 

    Haz un esfuerzo. Piensa por un momento que todas tus necesidades están cubiertas para siempre: las alimentarias, de vestido, de ocio, de seguridad, etc., ¡todas! ¿Realizarías cada día ese trabajo que odias por un dinero que no te iba a aportar nada? Yo, sinceramente, creo que no haría el esfuerzo. Hace muchos años conocí dos primos de unos 11 años. El uno había aprendido a leer con su madre desde muy pequeñito y era un gran lector. Sus padres le castigaban a no leer cuando hacía alguna fechoría, porque su gran diversión era disfrutar de la lectura. Su primo, en cambio, no tenía esta capacidad de disfrute y su madre trataba de motivarlo ofreciéndole 1000 pesetas por cada libro que leyera, pero nunca tuvo la oportunidad de darle ni un solo billete porque no le compensaba. 

    Frecuentemente, los padres somos impacientes y queremos resultados inmediatos. En muchas ocasiones, cuando el profesor de nuestro hijo nos dice que no alcanza los niveles mínimos de lectura y necesita leer en casa, imaginamos que nosotros eso lo arreglamos en un momento. Olvidamos que la lectura es lenguaje, comunicación, y que como tal necesita un proceso natural que es necesario respetar. Si un niño tarda en hablar con cierta claridad entre 3 y 5 años, ¿Por qué hemos de pensar que el lenguaje escrito lo ha de aprender en 3 semanas? Si partimos de esta filosofía nos cansaremos muy pronto de hacer actividades positivas con el niño, y diremos que no vale la pena hacer nada porque no se obtienen resultados. Terminaremos con la expresión: "cada uno es como es y a mi hijo está visto que ni le gusta la lectura ni le gustará nunca. No vale la pena hacer nada". Tirar la toalla así es la manera más segura de que el niño, además de no llegar a disfrutar leyendo, no tenga éxito escolar y lo pase mal en el colegio.

    Igualmente, intenta no poner emotividad ante los desplantes y desprecios, aunque sea lo natural y lo que nos sale de dentro. Tal vez es lo más difícil de todo porque, si yo le recomiendo un libro a un vecino lo hago con frialdad. Si lo lee, me alegro por él. Y si no, pues él se lo pierde, pero en ningún momento me entra mal de estómago o resquemor interior porque no me haga caso. En cambio, si la recomendación es para mi hijo o para mi hija, mi respuesta emocional es muy diferente. Ver el libro que yo leí cuando tenía 8, 9 o 10 años, tan divertido e interesante, olvidado y cubierto de polvo -como el arpa de Bécquer- en un rincón de la casa durante días, incluso semanas, es algo difícil de digerir sin "decir dos cosas bien dichas".

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