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I Seminario latinoamericano de acoso moral y salud mental en el trabajo

Enviado por lidia


    ¿Es posible combatir el acoso moral en el mundo del trabajo?

    1. Introducción necesaria
    2. La globalización y el mundo del trabajo
    3. La violencia y las políticas neoliberales
    4. La organización internacional del trabajo y su papel en la defensa de los trabajadores
    5. Papel del Estado en la prevención y combate de la violencia en el trabajo
    6. Conclusiones para andar en marcha apretada

    INTRODUCCION NECESARIA

    Cuando hablamos de MUNDO DEL TRABAJO nos estamos refiriendo de manera general, a los espacios en que se establecen relaciones laborales entre el trabajador y su empleador, o sea, relaciones laborales por cuenta ajena, amparadas en las normas del derecho laboral y en las cuales se presupone el estado de subordinación o dependencia en que se encuentra el trabajador con respecto a su jefe administrativo.

    En nuestro escrito trataremos sobre los derechos y obligaciones de las partes, las implicaciones de las políticas neoliberales en el mundo del trabajo, el papel de la Organización Internacional del trabajo en defensa de los trabajadores y por último sobre la violencia en el trabajo, en su sentido amplio, los estudios realizados por OIT al respecto y la actividad que puede desarrollar el Estado para combatir el acoso moral en el trabajo.

    Con estas premisas hemos preparado el texto, en el entendido de un lenguaje más coloquial que científico, asequible a un número mayor de personas sin perder por ello las características fundamentales y el marco teórico conceptual del ordenamiento jurídico laboral para el tratamiento del tema.

    Esta es la motivación, éste es el empeño y nuestro aporte a la defensa de los trabajadores y de su salud física y mental en el ambiente laboral.

    Recordemos entonces el poema de Antonio Machado llevado a una canción por el también poeta español Joan Manuel Serrat

    "Caminante no hay camino, se hace camino al andar

    Al andar se hace camino y al volver la vista atrás

    Se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar"

    LA GLOBALIZACION Y EL MUNDO DEL TRABAJO

    El mundo del trabajo, a nuestro modesto entender, es la integración del trabajo y el capital, donde la noción del mercado de trabajo sigue increíblemente en el siglo XXI incorporando la compra – venta de la fuerza de trabajo.

    La globalización existe independiente de nuestras voluntades. No es imprescindible reiterar hechos ya conocidos y por demás vividos. Sin embargo valdría la pena recordar cuál es la situación económica en que se desenvuelve la región latinoamericana. Es cada vez mayor el abismo que separa a ricos y pobres, y en la década pasada la esperanza de vida disminuyó en 34 países y la población en situación de pobreza extrema aumentó de 48 a 56 millones de personas.

    "Los Estados Unidos de América, en primer lugar, y el resto de los países que conformaron la elite de poder del sistema capitalista mundial en el siglo XX, tendrán que asumir la responsabilidad histórica de haber sido los principales causantes del hambre, la miseria, la pobreza y las desigualdades acumuladas por la humanidad en el pasado siglo y las secuelas que como pesada carga, se arrastran en los inicios del tercer milenio. Tendrán que responder ante las generaciones futuras por los millones de seres humanos que han perecido por el hambre y las enfermedades y que tal vez con una mejor distribución y empleo de los recursos se hubiesen salvado; deben responder además, por los más de cien millones de personas exterminadas durante las guerras provocadas por las ambiciones geopolíticas expansionistas e imperialistas. Llegará el día en que la humanidad le ajuste las cuentas por todos sus abusos e ignominia a la especie humana".

    El crecimiento de la población es proporcional al crecimiento de la pobreza en lugar del aumento de la riqueza, ya que crece el consumo en los países altamente desarrollados, como es el caso de la sociedad norteamericana que de una sociedad productora ha pasado a ser eminentemente consumista, contaminadora del medio ambiente y despilfarradora de los recursos que junto a las tecnologías son necesarios y que para su concreción se requiere de la capacidad y del poder de los Estados en desarrollo para cambiar esas circunstancias.

    Por eso la Cumbre de Monterrey recién culminada dedicó la declaración a los temas de "Crecimiento económico con equidad y lucha contra la pobreza, Desarrollo social y Gobernabilidad democrática". Sin embargo, la realidad no está cercana a la línea de deseos cuando en la región subsisten millones de personas con menos de un dólar al día y otros miles mueren por hambre o víctimas de enfermedades curables.

    Los países industrializados exhiben una tasa de mortalidad infantil de 5 por cada 1000 nacidos vivos, Estados Unidos tiene 7, Cuba está en 6.3, los países en desarrollo sobrepasan los 60, los menos adelantados incluso por encima de 100 y muchos de la América Latina están en el orden de los 30.

    En el Congreso de Biotecnología 2003 efectuado en La Habana se informó que 100 mil personas murieron infectadas por el virus del SIDA en los últimos doce meses en la América Latina, según reporte del Programa de las Naciones Unidas sobre el SIDA. En esta región hay más de dos millones de personas infectadas con la enfermedad en el 2003, cinco millones se infectaron por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y tres millones fallecieron. En todo el mundo viven con el virus unos 40 millones de personas, incluidos dos millones y medio de niños.

    América adolece de un marcado abismo entre los países como son la potencia más rica y desarrollada del mundo y uno de los Estados más pobre de la tierra, con referencia a los Estados Unidos de Norteamérica y a Haití, pasando por diferentes estadios de desarrollo del resto de los países.

    Para completar este sombrío cuadro valdría incorporar al análisis el impacto en los mercados laborales, que genera exclusión de personas y una mayor discriminación de sectores de la población que requieren más protección.

    Reconocido en las estadísticas está el dato de un 44% de la población de América Latina y el Caribe viviendo bajo la línea de pobreza, con un desempleo que afecta a más del 57% de los habitantes de la región y más de esa cantidad que laboran en el sector informal de la economía y que tampoco tienen acceso adecuado a servicios de salud y educación.

    En la Cumbre extraordinaria de las Américas celebrada los días 12 y 13 de enero pasados en Monterrey, Luis Inacio "Lula" da Silva, Presidente de Brasil fustigó el "modelo perverso que separa lo económico de lo social, la estabilidad del crecimiento económico y el desarrollo de la justicia, cuando la experiencia histórica muestra que el equilibrio económico y sustentable se traduce en equilibrio social".

    La Declaración de Nuevo León adoptada en la mencionada Cumbre extraordinaria reconoce "la necesidad de trabajar juntos para impulsar la prosperidad, promover la inclusión social y una distribución más equitativa del crecimiento económico, eliminar el hambre, elevar los niveles de vida, generar nuevas oportunidades de empleo y de inversión, promover el trabajo decente…".

    La OIT advierte un sombrío panorama del empleo en América Latina y el Caribe durante 2003 con un pronóstico de una leve recuperación para el PIB en 2004 producto de la reversión de la crisis de Argentina y las reformas emprendidas en Brasil que permiten una percepción de menor riesgo en la región, que han permitido que se recobren parcialmente los flujos de inversión y capitales hacia América Latina. Esto significaría también una reducción leve de la tasa de desempleo. Pero esas son las proyecciones sin embargo la realidad sigue siendo otra.

    La propia Organización señala que ha sido insuficiente la recuperación económica en 2003 para mejorar el desempeño del mercado de trabajo, pues no se observa progreso laboral en los 5 indicadores principales que permiten medir los avances y retrocesos coyunturales:

    • Persisten los altos niveles de desempleo, con una desocupación urbana promedio estimada del 10.7% en 2003;
    • Se crean empleos de menor calidad, lo que se traduce en una mayor informalidad de los nuevos puestos de trabajo;
    • Ha empeorado el poder adquisitivo de los salarios mínimos, con una caída del 1.6% en los 3 primeros trimestres del 2003 con respecto de igual período en 2002;
    • Se contrae el promedio de los salarios industriales reales en -4.8%, debido tanto al aumento del nivel inflacionario promedio como a la baja de la actividad de este sector;
    • La productividad media de los trabajadores se redujo en 0.5%, como consecuencia de que el crecimiento del PIB (1.5%) fue acompañado por un aumento relativamente mayor del empleo (2%) hasta septiembre 2003.

    No se ha logrado dotar a la población en edad laboral de un empleo con las características que la OIT promueve como "trabajo decente". Por tanto se reconoce que más de la mitad de la fuerza de trabajo de la región enfrenta problemas de desempleo; de informalidad, caracterizados por niveles de ingreso volátiles y cercanos a los de la pobreza y/o de carencia de seguridad social.

    Persisten los altos niveles de desempleo y la precariedad de la situación laboral ya que las mejoras registradas en el mercado de trabajo de algunos países no se extienden al conjunto de la región.

    Asistimos a un mundo interdependiente en que ni países ni regiones pueden vivir aislados y esto se comprueba en el hecho que para reactivar las economías latinoamericanas se requerirá de la recuperación económica mundial. En 2003 debido a la incertidumbre financiera y comercial, producto de un entorno político internacional más inestable, se ha generado una disminución del flujo de inversiones y capitales en el orbe. En la región, las expectativas que se crearon con la reversión de la crisis argentina fueron contrarrestados por las consecuencias económicas y sociales de las crisis políticas que afectaron a Bolivia y Venezuela.

    En el propio texto mencionado, la OIT continúa señalando que el riesgo regional ha disminuido en 2003, lo que ha permitido que el flujo de inversiones desde el exterior se reiniciara durante ese año. Sin embargo, el riesgo laboral, que surge como consecuencia del déficit global de trabajo decente, que amenaza con una explosión social, continúa siendo elevado, lo que frena la inversión y, por tanto, limita el vigor de la recuperación económica en 2003.

    Se puede completar el cuadro del mundo del trabajo en América Latina con la siguiente información:

    • la tasa de desocupación femenina tiende a agravarse en la región. porque en la mayoría de los países donde el desempleo registra un aumento, éste perjudica más a las mujeres que a los hombres.
    • 19 millones de trabajadores urbanos están desocupados en América Latina y el Caribe
    • la tasa de desempleo de los jóvenes tiende a duplicar o está cerca de doblar la tasa de desocupación total. En promedio casi uno de cada 3 jóvenes está desempleado en la región.
    • hay más empleo, pero de menor calidad, lo que se traduce en informalidad, por lo que de cada 10 nuevos ocupados desde 1990, aproximadamente 7 han sido informales en el período.
    • se mantiene la tendencia a la terciarización del empleo, o sea, de cada 10 nuevos ocupados, 9 trabajan en el sector de servicios desde 1990.
    • persiste la precarización laboral: sólo 4 de cada 10 nuevos trabajadores tienen acceso a los servicios de la seguridad social y únicamente 2 de cada 10 ocupados en el sector informal cuentan con protección social entre 1990 y 2002.

    Es inexorable marchar con los tiempos. La humanidad está globalizada. Nadie puede sobrevivir aislado, ajeno al resto del mundo. No se concibe un país autosuficiente, que pueda lograr el desarrollo sostenible sin requerir de la cooperación de otros países. La opinión pública por tanto existe para todo y para todos y debe importarnos lo que suceda en otros confines de la tierra, con independencia de los miles de kilómetros de distancia que nos separen.

    LA VIOLENCIA Y LAS POLITICAS NEOLIBERALES

    Los hechos que ocurren en un país, en un territorio cualquiera, repercuten en segundos en el resto de los países y a veces amplificado necesaria o innecesariamente en dependencia de los medios de difusión y de la notoriedad que le quieran atribuir.

    Desde el 11 de septiembre del 2001 la humanidad cambió pero no podemos decir si para bien o para mal. Consideramos que los hechos ocurridos a partir de esta fechan han sido más negativos que positivos.

    El poder hegemónico que se han atribuido los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, acompañado por seguidores, a veces voluntaria y otras involuntariamente, o por lo que antes indicamos, en cuanto a la dificultad de vivir aislados, ha ocasionado un daño irremediable al mundo del trabajo, al mundo de los trabajadores, a sus familias, a todos los seres humanos, ya que estamos obligados a aceptar sus designios y sus decisiones sin cuestionamientos, aunque de sus resultados se deriven graves consecuencias cuya repercusión aún no ha sido comprobada del todo.

    La lucha contra el terrorismo no debería comenzar a partir del 11 de septiembre. Hay hechos de terrorismo anteriores en la humanidad que sin embargo no han sido recordados como tales, desde el exterminio en masa de los judíos por la Alemania nazi y el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial que costó solamente a la antigua URSS 20 millones de muertos. A la vuelta de la historia, los antiguos perseguidos y sometidos al exterminio en los campos de concentración utilizan los instrumentos del terrorismo contra el pueblo palestino.

    ¿Acaso las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki al término de la segunda guerra mundial no fueron un acto de terrorismo? Ah! La diferencia es que se concebía como una medida de garantía del fin de la guerra y no la devastación y destrucción de dos ciudades que todavía hoy tiene sus consecuencias en la población japonesa.

    O que decir de la invasión y ocupación de Vietnam que contó con ataques terroristas y el uso de armas químicas en un gran laboratorio humano durante más de 10 años. O la intención de exterminar una nacionalidad completa en Kampuchea. El genocidio es pariente cercano del terrorismo, no están muy alejadas las intenciones que se persiguen con ellas, unas veces cometido por una potencia, otras veces por personas aisladas, por grupos, con pretextos diferentes, incluso llegando al autoexterminio por convicciones religiosas.

    Ejemplos sobran antes del 11 de septiembre del 2001, pero ninguno de ellos había sido ejecutado en el territorio del poder hegemónico imperial norteamericano. Y esta violencia colectiva que nos hace vivir en un eterno sobresalto por las respuestas que provoca, hace vivir a la humanidad en un eterno sobresalto del próximo golpe y las injusticias que se cometerán contra población inocente.

    La violencia es definida por la Organización Mundial de la Salud como "el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones".

    La definición comprende tanto la violencia interpersonal como el comportamiento suicida y los conflictos armados. Cubre también una amplia gama de actos que van más allá del acto físico para incluir las amenazas e intimidaciones. Además de la muerte y las lesiones, la definición abarca igualmente innumerables consecuencias del comportamiento violento, a menudo menos notorias, como los daños psíquicos, privaciones y deficiencias del desarrollo que comprometen el bienestar de los individuos, las familias y las comunidades.

    Siguiendo la definición nos convencemos de que la violencia puede ser lo mismo ejercida contra una población entera como acontece hoy en Irak, o contra grupos o personas, como sucede con la violencia racista y xenofóbica contra los migrantes, la violencia doméstica, fundamentalmente contra las mujeres, los niños y los discapacitados, la comunitaria, la juvenil producto del uso de las armas de fuego que se comercializan como artículos de primera necesidad y las drogas, la escolar, la religiosa por convicciones de esa índole que hace que grupos enteros se autoflagelen o se inmolen incluso en un grave acto de suicidio colectivo contra lo más preciado que tiene el hombre, su propia vida y la de otros miembros de su familia, su grupo y su comunidad, hasta llegar a la violencia en el mundo del trabajo.

    ¿Pero no se puede considerar también ejercicio de la violencia la que cometen los gobiernos contra sus jóvenes, las mujeres, las poblaciones enteras al negarles el derecho al desarrollo, a la vida, cuando les cierran todas las oportunidades de sobrevivir y los empujan a un mundo violento, sin protección, sin justicia social, en fin, sin futuro?.

    La violencia en el trabajo se define de variadas formas, no existen criterios únicos y podríamos comprobar algunas de ellas a continuación:

    "Cuando falta el diálogo para desarrollar las relaciones en una forma positiva, las relaciones entre los actores sociales, incluyendo clientes y público se deterioran y se afectan los objetivos encaminados a lograr un trabajo eficiente y alcanzar productividad".

    "Cualquier tipo de comportamiento agresivo o insultante susceptible de causar un daño o molestias físicas o psicológicas a sus víctimas, ya sean estos objetivos intencionados o testigos inocentes involucrados de forma no personal o accidental en los incidentes".

    "Violencia interpersonal mortal o no, cuando una persona hace uso de la fuerza física o de otros medios con la intención de causar daños, lesiones o la muerte a otra persona".

    "Comportamientos de individuos que amenazan, intentan infligir o infligen un daño físico a otros de forma intencionada".

    "Incidentes en los cuales las personas son víctimas de abuso, maltratos o asaltos en circunstancias relacionadas con su trabajo, incluyendo un reto explícito o implícito a su seguridad, bienestar y salud".

    "Violencia es el uso abusivo o injusto del poder así como el uso de la fuerza que culmina en sufrimientos, tortura, tratos degradantes e incluso la muerte"

    "Es la conducta repetitiva, con efecto acumulativo, que puede llegar a una forma severa de violencia como el acoso sexual, la intimidación, el abuso y el acoso moral"

    Convierte un ambiente previamente benigno en un campo hostil, peligroso y nocivo. No es un problema episódico creado por personas sino es un hecho complejo influido por factores sociales, económicos, organizacionales y culturales. Por tanto, hay que entender la naturaleza de la violencia en el trabajo y buscar las vías para prevenirla en el futuro.

    Llegamos entonces al entendimiento que se trata de un acto contra el ejercicio de la dignidad y la integridad moral de la persona. Por tanto, atenta contra los derechos fundamentales del hombre reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, otros Pactos y Declaraciones Internacionales, la Constitución de la República y otras leyes. La dignidad e igualdad de los trabajadores en el puesto de trabajo es el bien protegido.

    Como nudo fundamental de este trabajo nos centramos en la violencia ejercida tanto por conductas perversas, por actitudes enfermizas, anómalas, como por el uso de la fuerza física, el consumo de drogas, otros alucinógenos, el alcoholismo, como por el desmedido uso de las armas de fuego y armas blancas hasta el descontrolado uso arbitrario y prepotente del poder, lo que me posibilita analizar algunas reflexiones que considero oportunas para un debate.

    La primera consiste en desentrañar la influencia de las políticas neoliberales en el mundo del trabajo que causan un crecimiento de la violencia tanto física como psicológica con sus consecuencias nocivas para el desarrollo de la vida familiar del trabajador.

    La violencia en el trabajo es un fenómeno antiguo, reconocido desde siempre en las relaciones sociales, pero en la actualidad se ha producido un aumento de los casos de violencia en general, lo que puede ser el resultado de una situación socio-económica en los países, diferenciando obligatoriamente las causas que la generan en el mundo desarrollado y en el mundo en desarrollo porque son otros los males que aquejan y enturbian las relaciones sociales.

    La marginalidad, la migración, el desempleo, la precariedad de la vida, la criminalidad, el aumento de la drogadicción, del alcoholismo y otros fenómenos propios de la decadencia humana y provocados por un enfoque neoliberal hacia la sociedad, la privatización de los servicios fundamentales y la ausencia de recursos para acudir a ellos, la exclusión social, hacen que aumente la violencia en general y en el trabajo también.

    La organización del trabajo y el medio ambiente laboral pueden aportar elementos importantes para hallar las causas y las soluciones, la participación de los trabajadores y sus representantes es crucial para identificar el problema y para implementar las soluciones, los niveles de gestión y administración de los trabajadores no deben ser subestimados. Puede no existir una fórmula única ya que cada puesto de trabajo tiene una situación individual a considerar por lo que se hace necesario revisar las políticas y programas para reaccionar ante un cambio de circunstancias.

    Es tan fuerte la interacción de la situación social con la individual que la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo refleja que 40 millones de empleados están afectados de estrés laboral actualmente en la Unión Europea. ¿Cuántos habrá en América Latina? ¿Tendrá la misma incidencia el estrés y los factores estresantes en el trabajo o habrá otras prioridades más urgentes que en lugar de estrés provocan violencia?

    Los niveles elevados de estrés laboral pueden precipitar comportamientos violentos y, a su vez, la violencia en el lugar de trabajo puede ser un importante factor de estrés. Los determinantes del estrés laboral son bien conocidos como Factores psicosociales y de organización. El denominador común es la devaluación del individuo o del trabajo que desempeña, lo que provoca fatiga, frustración y rabia hacia los directivos y compañeros, a quienes se estima desconsiderados, injustos e insultantes.

    Respondiendo a la pregunta de las prioridades, podemos señalar que para la América Latina otras son las urgencias a las que debe atender, como flagelos neoliberales en el siglo XXI que generan actos de violencia y a continuación los explicamos:

    • la creciente ola de privatizaciones, tanto del sector empresarial productivo, poniendo en manos privadas lo que en su momento constituyó incluso sector público estratégico ( la energía, el petróleo, otras industrias de algunos países) como de los servicios esenciales, cuales son la salud, la seguridad social, la educación, el agua, la electricidad, entre otros, privando el acceso a millones de personas. Esto provoca la urgencia de tener o mantener una fuente permanente y segura de ingresos suficientes en cantidad de dinero para afrontar los gastos de vivienda, educación, alimentación, vestuario y otros.
    • El cierre de pequeñas y medianas empresas por quiebra ante la potente inversión foránea de los grandes capitales procedente de las transnacionales más poderosas que en lugar de generar empleos, contradictoriamente provocan desempleo en la cadena mundial de la transnacionalización del empleo, con su cuota de exclusión social y miseria, así como de la fuga de cerebros junto al robo de especialistas para sus casas matrices. Pero la fuga de cerebros influye sobre la migración de la fuerza de trabajo y coadyuva al tráfico ilegal de personas mediante el fructífero y lucrativo negocio de los comerciantes de personas que "garantizan" el paso por la frontera o la entrada "cuasi legal" que posteriormente descubren las fuerzas de inmigración, devolviendo a los ilusos y soñadores a sus territorios de origen. Entonces la migración viene provocada tanto por la falta de empleos como por la propaganda del "American way of life" donde Ud. puede convertirse en millonario con su esfuerzo personal ¡Qué eufemismo!
    • El crecimiento de la informalidad generada por el desempleo , el cero crecimiento económico que apoya ilegales formas de crear empleos, a través de la simulación de una relación laboral, la subcontratación, las agencias privadas de empleo, la tercerización, el empleo parcial con salarios más bajos en correspondencia con las horas de trabajo. La informalidad convoca a la explotación del trabajo de mujeres y niños, de personas con necesidad de una especial protección social por discapacidades, como por su avanzada edad o su truncada niñez de juegos y estudios. Los mal llamados niños de la calle son realmente hijos de la marginalidad, la exclusión social, la desregulación, la precariedad en el empleo, las privatizaciones que dan riquezas a pocos y miseria a muchos, cuyas necesidades esenciales siguen esperando por un futuro que no llegará.
    • La explotación sexual pasa a ser una forma de empleo para aquellas y aquellos que son obligados al ejercicio de la prostitución desde la niñez hasta la muerte temprana provocada por los abusos a que son sometidos, así como por el círculo vicioso de la droga y el alcohol. Con sus menguados ingresos llevan a su núcleo familiar algo para sobrevivir y tienen determinado grado de aceptación entre los que estiman que no debe proscribirse el trabajo infantil como ayuda familiar. De esta forma enfrentan a los Estados con las ilegales y peores formas de trabajo infantil .

    Regresamos al principio de nuestros razonamientos. Las causas que provocan la violencia están dadas en el discurso neoliberal que ha comprometido el desarrollo de la región y que de continuar podrá provocar explosiones sociales de magnitudes incalculables.

    LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO Y SU PAPEL EN LA DEFENSA DE LOS TRABAJADORES

    La OIT llevó al seno de sus debates hasta la aprobación en la Conferencia del año 1998 el texto de una Declaración de principios y derechos fundamentales cuyo contenido dista mucho de referirse a los verdaderos principios en que se fundamenta el derecho de trabajo, cuales son, sin se exclusivos, sino meramente enunciativos:

    • El carácter protector que considera para el trabajador la aplicación de la norma más favorable, la condición más beneficiosa y la duda siempre a favor del trabajador.
    • La irrenunciabilidad de los derechos laborales, bajo el supuesto de los derechos adquiridos.
    • La Inembargabilidad del salario del trabajador más allá de lo que por ley se aprueba para evitar que el trabajador se encuentre en estado de indefensión.
    • La primacía de la realidad, las presunciones son favorables al trabajador.
    • La continuidad y estabilidad de la relación laboral.
    • La igualdad que se refiere a la proscripción de discriminación por cualquier motivo ya sea la edad, la raza, el color de la piel, el sexo, la orientación sexual diferente, el origen social, la procedencia nacional, el nivel económico alcanzado.
    • La ausencia de explotación
    • El respeto a la dignidad del trabajador, el honor, la imagen y la integridad física y mental.
    • La libertad sindical
    • El derecho de negociación

    Esta Declaración se refiere a 8 Convenios considerados fundamentales como son los referidos a la eliminación del trabajo forzoso, la edad mínima de acceso al trabajo, la libertad sindical y el derecho de negociación y la igualdad de oportunidades y trato.

    Sin embargo no hay referencias a lo migrantes y sus derechos, a la seguridad social, la salud y medio ambiente en el trabajo, las horas de trabajo, la formación profesional y otros.

    Acaso solamente son principios y derechos fundamentales del trabajo los que promueve la mencionada Declaración de la OIT y que coadyuvarían al aumento del trabajo decente?

    ¿Qué se debe entender por trabajo decente?

    Según la OIT, el trabajo decente es el trabajo satisfactorio y suficiente en calidad y cantidad, de nivel aceptable. Es el trabajo productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad, que cuenta con remuneración adecuada y protección social.

    ¿Habrá logrado la OIT sus objetivos para el bienio 2000 – 2001? :

    1. Promoción de los derechos laborales
    2. Promoción del empleo
    3. Protección social contra las situaciones de vulnerabilidad
    4. Fomento del diálogo social

    Cuando decimos "trabajo decente" debemos entender un empleo de calidad que respete los derechos de los trabajadores en forma de protección social. Tiene más un contenido ético que técnico, ya que junto al concepto de trabajo productivo incorpora su realización en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana. Entendiéndose entonces por seguridad en el trabajo la continuidad y estabilidad, pero faltaría una referencia a la salud mental como parte integrante del trabajo decente.

    La organización que proporciona ansiedad, depresión, acoso, humillación, estrés, burnout no tiene implicaciones en el trabajo decente si logra continuidad y estabilidad, participación y negociación. Entonces tendríamos que analizar el trabajo decente al nivel colectivo y global y no al individual, lo que atañe a cada hombre y mujer, pudiendo entonces coexistir una entidad que se preocupe por darle continuidad al empleo del trabajador y sin embargo su organización del trabajo contribuya a un ambiente de nocividad en las relaciones interpersonales. ¿Cabría protección social en estos casos?

    Por tanto, para nosotros "trabajo decente" debe ser aquel trabajo productivo y libremente elegido que garantice un ingreso adecuado al trabajador, esté protegido por políticas sociales y garantice equidad, seguridad, dignidad humana y un ambiente saludable para el trabajador.

    Una vez más volvemos al punto de partida o pasamos al final de estas reflexiones, porque hemos caído en un círculo vicioso sin salida aparente.

    ¿Cómo alcanzar justicia social en el siglo XXI si no hemos logrado la equidad de oportunidades y trato en el empleo?

    ¿Podríamos alcanzar la meta de un trabajo decente en el sector informal? ¿Cómo hablar de trabajo decente, si lo primero que hay que lograr es un trabajo?

    Los que tienen un empleo sienten la urgencia de mantenerlo a toda cosa y a todo costo. Para ellos las pandemias del siglo XXI son insignificancias comparadas con los flagelos neoliberales. El estrés, la ansiedad, la depresión, el burnout, el acoso moral y sexual, son males propios de las sociedades desarrolladas, que andan en un vertiginoso mundo sin sosiego ni descanso. Ya pasaron por la etapa de las necesidades perentorias, para ir ahora a satisfacer otras necesidades crecientes, pero que no constituyen la vital y más urgente, la vida misma.

    Por eso nos cuestionamos si serán para América Latina las mismas enfermedades. Las pandemias del siglo XXI para el mundo subdesarrollado son el hambre, la miseria, la exclusión social, la violencia social, la insalubridad, la mortalidad infantil, el analfabetismo, el desempleo.

    Y damos una respuesta a una interrogante. Ni hay investigaciones serias del porcentaje de personas aquejadas de esos males, ni políticas ni legislaciones dirigidas a la reducción de su influencia. Nuestros investigadores ahora están inmersos en resolver problemas más urgentes y consideran erróneamente que estos pueden esperar un poco más y cuando traten de darle respuesta, la salud mental estará resquebrajada y el trabajo decente pasará a ser la prehistoria del desarrollo humano, pues la meta será solamente eso, una línea de deseos.

    Son los males sociales los que causan estrés que sigue acompañando al hombre como la sombra al cuerpo, para recordarle con su presencia que las urgencias son otras:

    • eliminar la discriminación
    • garantizar empleos productivos, decentes, suficientes,
    • proveer a la población de los servicios esenciales sin que por su valor sean prohibitivos

    ¿Cómo pudiéramos saber si los ocupados son sometidos a estrés o a burnout?

    La salud mental está deteriorada desde que no conseguimos el empleo o cuando lo encontramos, es precario y lo perdemos después ¿Para qué necesitamos la representación sindical? Acaso la multiplicidad de actores sociales para un amplio diálogo social generará empleo y educación?

    Llama la atención que un gran número de países subdesarrollados, entre ellos todos los países de América Latina, estén en el selecto grupo de los que han ratificado 7 o el total de los 8 Convenios incluidos en la Declaración de principios y derechos fundamentales, al mismo tiempo que los Estados Unidos, defensor de los derechos humanos y superpotencia en lo económico ha ratificado solamente 2. Nos preguntamos entonces con toda razón:

    ¿Requerirán los Estados Unidos de cooperación técnica y asesoramiento de la OIT para promover la ratificación y cumplimiento de los 8 Convenios fundamentales?

    ¿Están los Estados Unidos en condiciones de respetar, promover y hacer realidad los principios y derechos fundamentales que forman parte de los 8 Convenios?

    En el Borrador de Acuerdos del ALCA se han incluido dos capítulos referidos a la legislación medioambiental y la legislación laboral y en ellos se señala que es inapropiado promover el comercio o la inversión mediante el debilitamiento o reducción de la protección contemplada en la legislación laboral y ambiental interna y que en consecuencia, cada Parte procurará asegurar que no dejará sin efecto o derogará, ni ofrecerá dejar sin efecto o derogar dicha legislación de una manera que debilite o reduzca su adhesión a los derechos laborales internacionalmente reconocidos o reduzca la protección otorgada por la legislación ambiental como una forma de incentivar el comercio con otra Parte, o como un incentivo para el establecimiento, adquisición, expansión o retención de una inversión en su territorio.

    En cuanto a las normas laborales, somos del criterios que las convenciones internacionales presentan un amplio repertorio de temas que consisten en "normas mínimas" que deberían ser ratificadas por los estados a fin de perfeccionar su propia normativa interna y aportar un conjunto de derechos aún inexistentes en muchos pueblos de la región y que ni a base de los principios generales del derecho de trabajo son invocados como normas de orden público para enfrentar la Deslaboralización de las relaciones de trabajo, la violencia en el trabajo, los ataques a la dignidad e integridad física y moral de los hombres y mujeres, niños y niñas, discapacitados y personas en general y otras situaciones que deben aportar un marco más seguro del ejercicio de derechos tales como el de igualdad de oportunidades y trato, no discriminación, negociación, horario de trabajo, seguridad y salud en el trabajo, seguridad social, calificación profesional y otros y no limitarse a una Declaración de principios y derechos fundamentales que contradice la propia naturaleza soberana de los Estados de ratificar las normas que sean posibles de cumplir en el futuro inmediato o de servir de patrón para la adopción de nuevas leyes.

    Es menester señalar que con esta Declaración la OIT va contra sus propios pasos, pues obliga a los Estados al cumplimiento de los Convenios, lo cual es responsabilidad individual de cada uno, en el ejercicio de la libertad de ratificación que comprende la obligación de asumir compromisos, pero al definir que estos Convenios deben cumplirse por abarcar principios y derechos fundamentales, sin atenerse al proceso de la ratificación, se ha creado una suerte de derecho supranacional, de plataforma jurídica por encima de los Estados, que en cualquier momento atentará contra la propia Organización.

    Limitarnos a dichos principios y derechos fundamentales sería una discriminación mucho mayor a los derechos adquiridos por los trabajadores de muchos estados y que deberían constituir siempre un punto de referencia para otros.

    Y en ese entendido se pronuncia el Borrador de Acuerdo del ALCA en su tercera versión en el Capítulo VII cuando la referencia a los derechos laborales internacionalmente reconocidos es precisamente la Declaración de OIT de Principios y Derechos Fundamentales de 1998, y no en su totalidad y en un acto contradictorio sin precedente, los negociadores de Estados Unidos han incluido un texto "aún entre corchetes" lo que se comprueba del Artículo 7 de Definiciones cuando plantea:

    "7.1. Para los efectos de este Capítulo, se entenderá por legislación laboral las leyes o reglamentos de una Parte, o disposiciones de los mismos, que estén directamente relacionadas con los siguientes derechos laborales internacionalmente reconocidos:

    a) el derecho de asociación;

    b) el derecho de organizarse y negociar colectivamente;

    c) la prohibición del uso de cualquier forma de trabajo forzoso u obligatorio;

    d) la protección laboral de los menores, incluido el establecimiento de una edad mínima para el empleo de menores, y la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil; y

    e) condiciones aceptables de trabajo respecto a salarios mínimos, horas de trabajo y seguridad y salud ocupacional".

    Hay un criterio relativo a los términos en que se enuncia el concepto de legislación laboral de manera restrictiva y no comprehensiva pues, concederle más protección al derecho de negociación que a la limitación de la jornada de trabajo, las vacaciones anuales pagadas y el descanso, la calificación profesional o al carácter protector del derecho, o al principio de irrenunciabilidad de los derechos o de primacía de la realidad por sobre el propio derecho escrito sería discriminatorio en su naturaleza.

    Si el resto de los derechos no ha encontrado tutela legal, la negociación, en la actualidad en un estado desregulador, sin las características de obligatoriedad que antes existían y basado en el ejercicio de la autonomía de la voluntad entre partes desiguales, característica de la relación de dependencia del derecho laboral y de seguridad social, sería muy limitada y escasa, con un exiguo poder de maniobra en manos del representante de los trabajadores que hayan logrado insertarse en el sector formalizado de la economía para subordinarse a las típicas relaciones de dependencia en el trabajo por cuenta ajena y no de los que por aplicar derechos pertenecientes a las relaciones comerciales y civiles han perdido su estado de subordinación de relaciones tuteladas por el derecho laboral.

    Los derechos humanos abarcan tanto la esfera individual como la colectiva pero deben verse en su unicidad y no en su individualidad que los debilita y desvaloriza. Son derechos de primera generación todos, tanto los derechos laborales, como los económicos, los civiles y políticos, el derecho al empleo, a la salud, la educación, la cultura, la seguridad social, la negociación colectiva, la sindicación, al ambiente limpio, a una sociedad sin violencia, al respeto de la integridad física y moral, al desarrollo, a la sustentabilidad, a la más amplia participación , a dominar y proteger los recursos naturales no renovables de que disponen las personas, al ejercicio de derechos inalienables a la propia existencia, a la equidad, la ausencia de explotación , la gobernabilidad democrática, la condonación de la deuda externa, los derechos de las comunidades indígenas y campesinas, que no podemos asumir la teoría de los derechos de primera, segunda y tercera generación.

    PAPEL DEL ESTADO EN LA PREVENCION Y COMBATE DE LA VIOLENCIA EN EL TRABAJO

    El crecimiento económico que debe propiciar la inversión de capitales, tanto extranjeros como los nacionales en la pequeña y mediana empresa, para garantizar puestos de trabajo con las características esenciales del llamado "trabajo decente", no es suficiente si el Estado no asume su papel protector en las relaciones laborales "tripartitas" al estilo de la OIT, ya que al nivel nacional, éste se ha despojado de su papel regulador y es un puro espectador. Debe asumir su obligación de regulador para que la ley norme los derechos y obligaciones de las partes y la negociación esté presidida por políticas sociales que contribuyan a reducir hasta erradicar la pobreza, la exclusión social, la informalidad y se logre el progreso y la igualdad.

    Entonces sólo así creeremos en el diálogo social y en la negociación como derechos fundamentales, pero hasta tanto siga la flexibilización neoliberal, la desregulación, la precariedad en las relaciones laborales, la informalidad , la simulación de relaciones laborales que esconden relaciones basadas en el derecho mercantil y la subcontratación, la falta de seguridad en el trabajo y no se vislumbre el futuro por la oscuridad del túnel que nos lleva hasta el final del camino, para nosotros los principios y derechos fundamentales del trabajo seguirán siendo los históricos que aprendimos en los tiempos de estudiantes, cuales son la protección de las relaciones laborales, la libertad de empleo, la ausencia de discriminación, la igualdad de oportunidades y trato, la seguridad en el trabajo en el concepto más amplio previsto, al igual que el de garantía de condiciones de trabajo, la irrenunciabilidad de los derechos aún en los momentos de mayor conflictividad del proceso laboral, la estabilidad y continuidad del empleo y el principio de la justicia social, acompañado del respeto a la dignidad humana, la integridad física y mental del trabajador.

    Insistimos en que si el crecimiento económico es esencial pero no suficiente, hay que promover entonces las políticas nacionales que contribuyan a erradicar los males del siglo XXI, porque no podemos dejar en manos de los particulares la solución de los problemas sociales.

    Cuba, un país tan subdesarrollado económicamente como el resto de la región, ha logrado impresionantes índices de desarrollo social al nivel de los países más desarrollados del mundo, producto del compromiso asumido por el gobierno como representante de la sociedad y que apoya a su pueblo como uno de los más culto, instruido y solidario del mundo.

    Hemos alcanzado un 2,5% de desempleo de la población económicamente activa que nos convierte en país de pleno empleo. Tenemos el estudio como parte del nuevo concepto de empleo. Las mujeres constituyen el 44% de la población trabajadora y el 70% casi de la fuerza de trabajo calificada, mayoritaria en la salud, la educación y las ciencias.

    Los jóvenes gozan de garantía tanto en la continuidad de estudios como en el acceso al trabajo. El 100% de la población infantil tiene garantizado el estudio obligatorio hasta el 9no. Grado, con posibilidades de incorporar la educación artística, de idiomas e informática desde las edades más tempranas.

    La mortalidad infantil es un 6 por mil nacidos vivos y la esperanza de vida de 77 años de edad han contribuido a que en 45 años se haya duplicado la población cubana que al triunfo de la Revolución en 1959 escasamente llegaba a sólo 6 millones de personas.

    No es nuestra intención crear un cuadro inexacto ante la vista del resto de los países de la región en el entendido de que en nuestro entorno laboral no haya evidencias de violencia física y psicológica. Pero aseguramos que está mucho más restringida porque no hay informalidad en el empleo, la seguridad social es universal y abarca a toda la población, tanto trabajadora como aquella que necesita cubrir sus necesidades esenciales con la ayuda del Estado y a base de la educación, la salud, la cultura, el deporte y el empleo todos como derecho del pueblo, hemos logrado reducir los índices de violencia en el país.

    En los colectivos laborales ha prendido la necesidad de la concertación de los Convenios Colectivos de Trabajo que hasta hace poco tiempo no se veían como una necesidad por el hecho de contar en el país con normas laborales muy abarcadoras y tutelares de las relaciones laborales. También contamos con Códigos y Normas de Ética y Conducta para los dirigentes y funcionarios que incluyen las relaciones interpersonales como espacio del respeto entre las personas y establecen que los Jefes deben ser líderes en la actividad de dirección y propiciar ambientes de sano desarrollo de las iniciativas de los trabajadores y de intolerancia ante las conductas que propicien un desconocimiento de los derechos de los trabajadores.

    También la justicia laboral ejercida en su primera fase pre-judicial, en el propio centro de trabajo, es un elemento que coadyuva a frenar el uso arbitrario del poder de mando pues el Orégano de Justicia Laboral de Base está integrado por trabajadores del propio centro u organización que están atentos al desarrollo de los hechos que puedan implicar violencia psicológica en el trabajo, o crear conflictos entre los trabajadores o entre estos y la administración por motivo del desconocimiento de derechos o la aplicación de medidas disciplinarias.

    Persiste la pérdida de algunos valores en segmentos de la población como resultado más inmediato del período especial en que nos encontramos desde 1990 en que se derrumba el campo socialista, desaparece la URSS y con ellos el 85% del comercio exterior cubano y nos vimos en la necesidad de acudir al turismo y a la inversión extranjera para garantizar recursos que nos permitan el desarrollo sostenible del país.

    Por suerte el flagelo de la drogadicción al igual que el alcoholismo, que han significado un riesgo contra el que se ha librado un inteligente combate, no tienen un peso significativo en la juventud, que a través de otras opciones de entretenimiento en el tiempo libre aún insuficientes, para una capa poblacional tan exigente, logra escapar a las consecuencias que implican para la salud y la vida.

    Igualmente el SIDA no es representativo de las relaciones sociales y el tratamiento que se ha dado a los enfermos ayuda a su reinserción social y laboral.

    Nuestros niños no están necesitados de trabajar, pueden continuar sus estudios y estamos satisfechos de todos los esfuerzos que se hacen a favor de su desarrollo intelectual, sin diferencias para el niño de la capital , de las ciudades cabeceras de provincias, como de los campos más intrincados y lejanos a donde han llegado los médicos y maestros, incluso hay aulas con un solo alumno en el entendido de que la educación debe llegar a todos los lugares.

    Se están revisando las leyes laborales fundamentales, pero esta reforma no constituye ni disminución ni desconocimiento de derechos, sino que está realizada en el interés de modernizar conceptos y hacer concordar las leyes con las normas internacionales del trabajo y otros convenios ratificados por el país en el sentido del respeto a las obligaciones asumidas por el Estado.

    Sabemos que los logros alcanzados aún pueden ser superiores, que un mayor desempeño y resultados económicos pueden ofrecer mayores posibilidades.

    Pero estamos satisfechos y orgullosos de que nuestro Estado cumple su compromiso ante los ciudadanos, se ocupa y preocupa por su destino y asume nuevas obligaciones para evitar un deterioro de los indicadores alcanzados.

    Al cierre de empresas por carencia de demanda, falta de materias primas, materiales, portadores energéticos, en sectores tan importantes como la primera industria del país, la azucarera, o la aviación civil, o la marina mercante, se han adoptado medidas dirigidas a mantener la fuerza de trabajo a través de acciones de capacitación y recalificación. Se cumple de esta forma un postulado del trabajo decente: la seguridad del trabajo, la protección social, y el cambio del trabajo productivo por el estudio productivo.

    CONCLUSIONES PARA ANDAR EN MARCHA APRETADA

    Recientemente en un foro de prevención de riesgos entramos en un debate con una psicóloga que opinaba que el acoso moral no existe cuando la organización del trabajo responde a su cometido y está bien diseñada, porque aquellas empresas que han logrado una buena organización son ejemplos de un ambiente sano y seguro. La especialista estimaba que la personalidad no influye en el acoso. Para ella los factores organizacionales son los decisivos.

    Sin desechar lo dicho, con lo cual pudiéramos estar en parte de acuerdo, reiteramos que la organización del trabajo es un elemento importante del ambiente seguro y sano, pero ni es el único ni el determinante. Hay sectores estresantes, con factores de riesgo que provocan acoso y sobre todo violencia en el trabajo y están reconocidos por todos los investigadores.

    Un informe del Comité Mixto de la OIT/OMS define estos factores estresantes del trabajo como "aquellas interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la satisfacción en el trabajo y las condiciones de su organización por una parte y por otra, las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo lo cual, a través de percepciones y experiencias, pueden influir en la salud y en el rendimiento y la satisfacción en el trabajo".

    El informe de la OIT conocido como Violence at Work de 1998-1999 contiene un análisis integral sobre la violencia psicológica, la influencia en el trabajo en solitario y las especialidades más proclives a padecer de violencia en general y de violencia psicológica en particular, se centra en el análisis de las tendencias globales. Entre los resultados del estudio, el informe señala:

    • Los brotes de violencia "que se producen en los lugares de trabajo de todo el mundo permiten concluir que este problema rebasa en efecto las fronteras de los países, los ámbitos de trabajo o cualesquiera categorías profesionales".
    • En algunos lugares de trabajo y ocupaciones, como los taxistas, el personal de los servicios sanitarios, el personal docente, los trabajadores sociales, el servicio doméstico en países extranjeros o el trabajo solitario, sobre todo en los turnos de noche del comercio de detalle, existe un grado de riesgo ante la violencia mucho mayor que el correspondiente a otros ámbitos u ocupaciones.
    • Dicho riesgo es considerablemente mayor para las mujeres, dado que se concentran en las ocupaciones más expuestas, como la enseñanza, el trabajo social, la enfermería, la banca, la gastronomía y el comercio minorista.
    • Tanto los trabajadores como los empleadores reconocen cada vez más que las agresiones psicológicas son una forma grave de violencia. La violencia psicológica incluye el amedrentamiento de grupo o "mobbing", es decir, la intimidación y el hostigamiento psicológico colectivos.

    La mejor disposición de los puestos de trabajo, la garantía de recursos financieros y materiales, la mejor formación profesional de los trabajadores no pueden evitar por si solos los riesgos psicosociales, ya que existe la conducta perversa, narcisista, prepotente, complejos de inferioridad, envidia y otros sentimientos negativos y carentes de toda ética y principios que provocan acoso, humillación, hostigamiento y dejan huellas no sólo morales, sino también físicas al causar daño a la salud del trabajador.

    El rechazo de un individuo a otro por logros profesionales que le aportan el reconocimiento social y material de sus jefes implica muchas veces un ambiente de hostilidad que contagia a otros que constituyen "cómplices" en todo el sentido de la palabra, tanto por contribuir al hostigamiento como por omisión, los llamados "testigos mudos".

    El ambiente interpersonal en el lugar de trabajo puede ser un caldo de cultivo para la violencia. La discriminación y el acoso, como formas de violencia en sí mismas, pueden provocar una violenta reacción de venganza. Por ejemplo, el sindicato británico que agrupa a trabajadores de los ámbitos de la gestión empresarial, científico y financiero, subraya que una de las características del estilo directivo de algunas organizaciones es la intimidación en el lugar de trabajo (definida como comportamiento ofensivo, injurioso, intimidatorio, malicioso o insultante de carácter persistente; abuso de poder o imposición injusta de sanciones penales

    Hay factores inherentes al trabajo como son el propio diseño del entorno, el diseño del puesto, el ajuste de la persona al entorno, la carga de trabajo, factores ergonómicos y otros muchos que influyen en las situaciones de violencia psicológica, pero también están los factores interpersonales y la seguridad en el empleo. Esto debe verse tal cual es, como un conjunto de factores incidiendo al mismo tiempo sobre un fenómeno y que además requiere un estudio multidisciplinario para su validación.

    Por ejemplo, el acceso al empleo de nuevo personal puede ser un factor que provoque rechazo por parte de los trabajadores de la empresa, ante el riesgo de futuras decisiones de reducción de plantilla por parte de la dirección y existir un nuevo contendiente. La selección de personal puede realizarse con elementos discriminatorios que causen malestar tanto al que solicita el empleo como al que debe aplicar el método de selección. Ante la reducción de personal por necesidades económicas de la empresa aparecerán instintos irracionales de supervivencia, causando daños a los llamados derechos inmateriales como son el honor, la dignidad del trabajador "al tejer en su entorno historias inciertas" para garantizar un espacio en el futuro colectivo que permanezca en la empresa.

    Esos derechos olvidados, llamados muchas veces inmateriales forman parte del ambiente laboral y pueden incluso ser caldo de cultivo para el acoso sexual, la humillación, el amedrentamiento, insinuaciones vejatorias, constituyéndose en riesgos psicosociales, por tanto son un conjunto de factores los que influyen en la violencia psicológica en el trabajo.

    No solamente el acoso moral como hostigamiento, sino el silencio deliberado, las bromas inoportunas, las amenazas, el fraude de información y otros comportamientos de las 45 preguntas que Heinz Leymann indicó para conocer las conductas de Mobbing, forman parte del entorno capaz de desestabilizar la mejor organización del trabajo. Cuando ésta está viciada por falta de condiciones de trabajo físicas, destruyen el entorno de las relaciones interpersonales. Hay empresas y puestos de trabajo estresantes, como vimos anteriormente del informe de OIT, que provocan ansiedad, angustia, que general el síndrome del trabajador quemado o burnout y esconden muchas veces en dichos síndromes verdaderos cuadros de acoso, cuando el trabajador todavía no ha concientizado que se encuentra bajo el influjo de diferentes elementos que constituyen acoso moral por la violencia que incorporan a su psiquis y dañan su salud cayendo en la llamada espiral del acoso.

    Este es un fenómeno que debe ser estudiado en las condiciones de las empresas de nuestros países, en nuestro mundo del trabajo subdesarrollado con sus valores e identidad cultural, idiomática, de procedencia étnica y racial que le permite llegar a soluciones más cercanas a las realidades de nuestra América.

    Inteligencia sobra en nuestros intelectuales para formar equipos multidisciplinarios y elaborar las tesis de la violencia psicológica en el trabajo en las condiciones del continente americano. Intentamos integrarnos económicamente en un diseño que acoja a todos los países, que defina las formas de solución a los graves problemas que aquejan la región, sin intenciones de hegemonismo y prepotencia, sobre todo para la América Latina, la subdesarrollada económicamente que puede con sus riquezas intentar un futuro mejor.

    Nuestros profesionales pueden ayudar a la elaboración de las normas jurídicas que constituyan el freno a la violencia en el trabajo, garantizando la protección social que demandan los trabajadores y estos en sus correspondientes colectivos laborales definirán los Códigos de Conducta y Convenios Colectivos de Trabajo para obtener el cuadro integral que frene el acoso laboral.

    No es una utopía, es un sueño a mediano o a un más largo plazo, pero que si juntos y juntas lo soñamos apresuraremos su materialización. Esa será nuestra contribución a las generaciones futuras.

    El NO AL MOBBING, a la violencia debe comenzar como conclusión del Seminario y con su Plan de Acción en el cual tenga un espacio la creación de la Red Latinoamericana de lucha contra la violencia en el trabajo, con foros de participación social en los que los afectados puedan consultar a los especialistas y obtener respuesta a sus inquietudes.

    Requiere unir a psicólogos, médicos, sociólogos, economistas, juristas, antropólogos, especialistas de dirección empresarial, empresarios si es necesario, en verdaderos equipos multidisciplinarios para ofrecer colaboración y apoyo a los Estados que lo requieran, así como a las Empresas que también soliciten investigaciones, ya que el costo social y económico de la violencia está por calcular en nuestros países. Es por tanto un interés fundamental, defender, mediante políticas nacionales a la fuerza de trabajo.

    Hagamos realidad la vida sin violencia.

    Bibliografía

    Enciclopedia de seguridad y salud en el trabajo. Capítulo sobre la violencia en el lugar de trabajo. Leon J. Warshaw . Capítulo sobre Factores psicosociales y de organización. Steven L. Sauter, Lawrence R. Murphy, Joseph J. Hurrell y Lennart Levi.

    Di Martino Vittorio. Violence at Work. Informe de OIT, 1998-1999. Ver en www.ilo.org

    Informe mundial sobre la violencia y la salud. Organización Panamericana de la Salud para la Organización Mundial de la Salud. Washington, D.C. 2002

    Leymann Heinz. Las 45 preguntas sobre el Mobbing. En www.mobbing.nu

    Lydia Guevara Ramírez. ¿Derechos humanos en la integración económica en las Américas? III Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA. Enero 2004, Ciudad de la Habana. Cuba.

    (de la misma autora) Reflexiones sobre el acoso moral en el trabajo. IV Congreso Latinoamericano de Sociología del Trabajo. Ciudad de la Habana. Cuba, mayo 2003.

    (de la misma autora) Tratamiento del acoso moral, el estrés y el burnout como accidente del trabajo. Publicado en diferentes sitios de Internet y por la CVV-PSI.

    Panorama Laboral 2003. América Latina y el Caribe. Publicación de la OIT. Lima, diciembre 2003

    Notas y trabajos publicados en la Comunidad Virtual de Violencia Psicológica, enlace externo de OMS. Coordinadora María José Blanco Barea. Colaboraciones de varios autores en la cvv-psi y en otros foros internacionales.

    Legislación laboral cubana vigente en el Código de Trabajo y demás leyes y resoluciones desde 1984 a la fecha.

    Discursos e intervenciones de Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y Ministros de la República de Cuba en el año 2003 y 2004.

    De la Intervención del Ministro de Trabajo de la República de Cuba, Msc. Alfredo Morales Cartaya, en el balance anual 2003 del Ministerio de Trabajo (publicado en el periódico Trabajadores en marzo 2004).

    Sitios web de Brasil. www.assediomoral.org . www.conjur.uol.com.br . Trabajos publicados pertenecientes a Marcia Novaes, Arildo Loper, Mario Goncalvez, Mauro Azevedo de Moura, Luiz Salvador y otros autores.

    Debates en la CVV-PSI sobre violencia psicológica, comportamiento mimético, abuso de poder, selección de personal, ejercicio del poder y el Mobbing y otros bajo la conducción de su coordinadora María J. Blanco.

     

    Lydia Guevara Ramírez

    Secretaria General ALAL

    Cuba

    RECIFE, PERNAMBUCO