Descargar

Antología inmigrante argentina (página 8)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12

 

Carlos Penelas es el autor del poema "Los trasterrados" (5), que dedica a sus abuelos Pedro Penelas y Tomás Abad. En él dice:

Se ocupaban de las cosas comunes:

del trabajo, del pan, de los hijos.

No expresaron fatiga ni dolor. Morían en silencio.

Llevaban en la sangre

el honor, la palabra, la brisca.

Bebían vino tinto. No reclamaron nada.

Caminaban el tiempo de otro tiempo.

Manuel Castro Cambeiro y Eliseo Mauas Pinto son los autores de Legado Celta. En el poema "Soy el llamado ancestral" (6), incluido en ese libro, expresan:

Son a voz que pradica, incansabele

antre os do meu pobo

lonxe da terra,

a qu’os exhorta

a non anuzar de si mesmos.

"De España" fue uno de los tres poemas que presenté en 1995 en el Concurso Literario convocado por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Buenos Aires, Categoría Familiares de Profesionales. Esos poemas fueron distinguidos con el Segundo Premio, por el Jurado que integraron María Angélica Bosco, Nicolás Cócaro y Eduardo Gudiño Kieffer. Transcribo el fragmento referido a Galicia:

Rosalía, triste,

junto a la ventana,

escribe al amor

de la antigua llama.

Hermosa y doliente,

la tierra gallega,

crece entre sus manos,

libre, sin fronteras.

"El señor Santiago" (7) se titula uno de los poemas de tema gallego de María Rosa Lojo: "Por todos los caminos -te han dicho- se llega a Santiago. Pero las brujas siempre llegan antes, montadas en antiguas escobas de toxo y cubiertas con el sombrero redondo de las campesinas. El Apóstol las espera encaramado en el Pórtico de la Gloria y en la Quintana Dos Mortos, y sentado en el altar mayor y acostado en la urna de su sepultura, y ofrecido como una estatuita de piedra molida en las mesas de recuerdos turísticos, y pintado en las marquesinas de los restaurantes".

En su poema "Madre gallega" (8), Ricardo Ares escribe:

Madre gallega,

Pestañas como arcos de ceniza

Sobre ojos de pájaro en vuelo,

(…)

Noche infinita

encastrada en la singer,

bajo la parra encendida de enero

viajabas a Lugo,

montada en tu infancia

y te perdías…

En abril de 2007, dos poemas de Héctor Pedro Rodríguez fueron distinguidos con una Mención Especial en el Concurso de Cuento y Poesía "Homenaje a la poetisa Rosalía de Castro", convocado por el Centro Cultural Rosalía de Castro. Uno de ellos, titulado "El abuelo", es el que transcribo seguidamente:

Mi abuelo en su morada,

desafiando nostalgias

realiza el inventario

de sus cosas preciadas…

La pala, el azadon,

la fragua ya apagada,

de plata aquel doblon

que fue de otras Españas,

la imagen de la abuela

tan cerca y tan lejana,

y el viejo crucifijo,

la gaita sin palabras…

Ya sabe que lo esperan,

¡del mas allá lo llaman

y una lagrima inquieta

resbala por su cara!…

Entonces el abuelo,

que sabe de esperanzas,

sentado en el Olimpo,

paciencia franciscana,

oteando el universo

con limpida mirada,

esperará por siempre

en miles de alboradas,

lo mismo que hasta hoy

mas desde otra ventana,

la vuelta de la abuela,

¡a partir de mañana!…

¡Qué lejos estas, España!

Mabel Rifón es la autora de "El inmigrante", poema distinguido con una Mención Especial en el Certamen de Poesía y Cuento Breve "Homenaje 85° aniversario del A.B.C. del Partido de Corcubión", convocado por el Centro Cultural Rosalía de Castro.

En el mismo corazón

anidan dos sentimientos,

que todo el tiempo comparten

abrazos y desencuentros.

Sos hijo de ese terruño

y habitante de este pueblo,

allí comenzó tu historia,

aquí la estás escribiendo.

En un sitio tus raíces,

en otros frutos del huerto,

allí quedó tu niñez,

aquí la gozan tus nietos.

Pasajeros de la vida

con dos estaciones claves,

en el punto de partida, España

donde dio a luz tu madre.

Donde descubriste el mundo

entre amigos y cantares,

y en la llegada, Argentina

donde te enamoraste.

Hoy junto a tu compañera

cada vez que el alma llora,

cruzas los mares

y te nutres a raudales.

Luego vuelves exultante,

aquí aguarda tu presente

donde nacieron tus hijos,

donde descansan tus padres.

Notas

1 Aprile, Bartolomé R.: "El espiante", citado en Páez, Jorge: El conventillo. Buenos Aires, CEAL, 1970.

2 González Carbalho, José: "Cuando mi padre habló de su infancia", en Requeni, Antonio: Un poeta arxentino en Galicia: González Carbalho. Separata del Boletín Galego de Literatura.

3 Bernárdez, Francisco Luis: "Poema de las cuatro fechas", en Cielo de tierra. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1948. Ilustraciones de Horacio Butler.

4 Urbina García, Eugenio: "Tríptico a Galicia", en La Capital, Mar del Plata, 28 de febrero de 1999.

5 Penelas, Carlos: "Los trasterrados", en El mirador de Espenuca. Buenos Aires, Torres Agüero Editor, 1995.

6 Castro, Manuel, y Mauas Pinto, Eliseo: Legado Celta. 1993.

7 Lojo, María Rosa: "El señor Santiago", en Esperan la mañana verde. Buenos Aires, El Francotirador, 1998.

8 Ares, Ricardo: "Madre Gallega", en El Barrio Villa Pueyrredón, Año VI, Septiembre 2004, N° 65.

Vascos

En Martín Fierro (1), de José Hernández, aparece el vasco pulpero:

Se tiró al suelo; al dentrar

le dio un empellón a un vasco

y me alargó un medio frasco

diciendo: «Beba, cuñao».

«Por su hermana», contesté,

«que por la mía no hay cuidao».

Fernando Sorrentino alude al inmigrante, analizando otra cuestión:"¿Cómo debe interpretarse esta magnífica escena literaria, de vividez cinematográfica? La actitud insolente del gaucho, con su entrada ampulosa de meter el caballo hasta casi dentro del boliche, darle un empujón a uno —el consabido vasco pulpero— de los dueños del local, etcétera, sirve de contexto para que la palabra cuñado, que solía tener un matiz afectuoso, se cargue de agresividad" (2).

Leopoldo Lugones, en la "Oda a los ganados y las mieses" (3), canta al vasco:

¡Oh alegre vasco matinal, que hacía

Con su jamelgo hirsuto y con su boina

La entrada del suburbio adormecido

Bajo la aguda escarcha de la aurora!

Repicaba en los tarros abollados

Su eclógico pregón de leche gorda,

Y con su rizo de humo iba la pipa

Temprana, bailándole en la boca,

Mezclada a la quejumbre del zorzico

que gemía una ausencia de zampoñas.

Su cuarta liberal tenía llapa,

Y su mano leal y generosa,

Prorrogaba la cuenta de los pobres

Marcando tarjas en sus puertas toscas.

Guillermo Etchebehere es el autor de "Mis abuelos vascos" (4), poema que transcribo parcialmente:

Vinieron de muy lejos.

De más allá del mar. De las regiones

donde fueron paridas las montañas.

Vinieron escapando de la piedra,

buscando tierras anchas

con su secreta brújula de sueños.

Ellos necesitaban

una tierra más simple y menos dura

para sembrar la casa.

Tierra limpia de cercos, tierra abierta,

para poder mirar por las ventanas

el lejano horizonte donde nace

desnuda, la esperanza;

y seguir con los ojos,

desde el patio familiar de la calma

el irse silencioso

de todo lo que muere y lo que pasa.

De María Cristina Azcona es el poema "Vasco argentino" (5), que dice:

El agro se esfera, esmeralda del agro…

en los ojos preclaros del abuelo vasco.

La boina está al sesgo, las cejas son pueblo,

las ideas son rectas planeando milagros.

Notas

1. Hernández, José: Martín Fierro. Buenos Aires, CEAL, 1980.

2. Sorrentino, Fernando: "El trujamán Por su hermana»:no confundir una burla con un brindis (II)", Centro Virtual Cervantes, 29 de diciembre de 2004.

3. Lugones, Leopoldo: "Oda a los ganados y las mieses", en Antología poética. Buenos Aires, Espasa, 1965.

4. Etchebehere, Guillermo: "Mis abuelos vascos", en La semilla del viento (1947). Poema enviado por Juan Manuel Rizzi.

5. Azcona, María Cristina: "Vasco argentino", en Dos talles menos de cerebro. Ver Poemas: antología.

Sefaradíes

En "Imagino" (1), Luis León evoca un exilio de siglos:

Un pueblo entero partido en muchos pueblos, soltado como palomas en alta mar, ante la incertidumbre de hallar una isla donde detenerse.

Así el pueblo sefaradí se hizo varios y a la vez continuó siendo uno. Misterio ejemplificador el de los judíos españoles: Holanda por acá, regiones otomanas por allá, Marruecos por el otro lado. Muchos pueblos con una sola lengua…permanecieron un solo pueblo.

Largo deambular y una agonía que quizá, duraría más de quinientos años, o a lo mejor sólo las pocas horas que tardaron en renovar la ilusión de revivir en otra tierra, hacer suyos los nuevos vecinos, conocer palabras de los otros, para regar la propia lengua.

Notas

1 León, Luis: "Imagino", en Sefaraires, N° 33, enero de 2005, sefaraires[arroba]fibertel.com.ar.

Varios

Enrique Larreta canta, en "Las criadas y el niño" (1), a las domésticas españolas:

Que otros digan de escuelas y de universidades.

Yo canto el cuarto aquel de plancha y de costura

y sus buenas mujeres. ¡Galicia! ¡Extremadura!

y las que me enseñaban a palmear soledades.

En su poema "En el día de la recolección de los frutos" (2), Alfredo Bufano homenajea a la inmigración española:

¡Salud, nietos sin mengua de Francisco Pizarro

y de Ruy Díaz de Vivar;

hijosdalgo de Avila de los Caballeros,

sudorosos hacheros de Ontoria del Pinar,

labriegos de las rudas mesetas castellanas,

pescadores galaicos de las rías y el mar,

hortelanos de Murcia, vascos roblizos, fuertes

extremeños: ¡larga gloria tengáis

todos vosotros, hijos de las viejas Españas,

hombres de eterna y recia y heroica mocedad,

en cuyas venas corre la misma sangre nuestra

y cuyas bocas se abren con nuestro mismo hablar!

Leonie J. Fournier (3) evoca a los hispanos en un poema acerca de la Avenida de Mayo:

La Avenida donde están

Las agencias del lotero,

Los hoteles, los cafés

Donde nunca van de acuerdo

Los que discuten ‘sus cosas’,

andaluces, madrileños

que la Avenida de Mayo

es como la casa de ellos.

A sus abuelas, inhumadas en tierra americana, canta Ricardo Adúriz en "Los rostros del olvido" (4):

Dulces abuelas trashumadas

desde estos cielos

a aquellos cementerios.

Que vuestros nombres, en medio del océano

de sombra, sajados vivos de la noche larga,

os devuelvan la luz de un tiempo suave

en Freas de Eiras –tierra de Galicia-

y en el Madrid de fin de siglo.

Vuestras son estas últimas luciérnagas,

fragmentos puros de un espejo roto,

donde brillan los rostros del olvido.

Silvia Isjaqui Sereno es la autora de "Madre Patria" (5), poema en el que recuerda a sus abuelos:

Un abuelo catalán

El otro de sangre euskera

Otros, moros perseguidos

Y devueltos a sus tierras

¡Ay mis abuelos dormidos

En otras tumbas de América

Pensando un día volver

Pero ese día no llega

¡Ay que profundo dolor

Caminar por otras sendas!

Uno huyó por ser carlista

El otro por la miseria

Y al resto lo fue llevando

de un lado a otro la guerra

Notas

1 Larreta, Enrique: "Las criadas y el niño", en Cantan los pueblos americanos. Selección de Germán Berdiales; ilustraciones de David Cohen. Buenos Aires, Ediciones Peuser, 1957.

2 Bufano, Alfredo: "En el día de la recolección de los frutos", en Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Buenos Aires, Clarín.

3 Adúriz, Ricardo: Torre del homenaje. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica del Centro Iberoamericano de Cooperación, 1979.

4 Fournier, Leonie J.: "Mi Argentina", incluido en Wolf, Ema (texto) y Patriarca, Cristina (investigación): La gran inmigración. Ilustraciones de Daniel Rabanal. Buenos Aires, Sudamericana, 1997. Sexta edición. 226 páginas. (Sudamericana Joven Ensayo). Pág. 48.

5 Isjaqui Sereno, Silvia: "Madre Patria", en SEFARAires Nª 50, Junio de 2006.

Estadounidenses

En su poema "En el día de la recolección de los frutos" Alfredo Bufano saluda a los hombres

de la tierra de los rascacielos

que dio a Whitman y a Poe a la inmortalidad.

Notas

1. Bufano, Alfredo: "En el día de la recolección de los frutos", en Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Buenos Aires, Clarín.

Franceses

En su poema "En el día de la recolección de los frutos" (1), Alfredo Bufano canta a la inmigración francesa:

Salud, hijos de las Galias gloriosas

que sabéis abrir surcos y leer a Ronsard,

hijos de aquella tierra que oyó la voz de Hugo

y que derrama pródiga su vasta claridad.

¡Salud, hijos del Arco de Triunfo, hijos magníficos

de la sabiduría y de la libertad!

En uno de los poemas reunidos en Monsieur Jaquin (2), José Pedroni evoca, a partir del relato de una colonizadora, la muerte de Ana Esser en el litoral, al desembarcar:

El Paraná, boca arriba,

tres días que la miraba,

los ojos llenos de peces,

ofreciéndole naranjas.

De un lado estaba el recuerdo;

del otro lado la pampa.

Entre la tierra y el mar

Ana Esser en el agua.

César Fernández Moreno es el autor del poema "Argentino hasta la muerte" (3), en el que se refiere a su condición de descendiente de franceses:

a buenos aires la fundaron dos veces

a mí me fundaron dieciséis

ustedes han visto cuántos tatarabuelos tiene uno

yo acuso siete españoles seis criollos y tres franceses

el partido termina así

combinado hispanoargentino 13 franceses 3

suerte que los franceses en principe son franceses

si no que haría yo tan español".

Pierre Cottereau, que no era inmigrante pero nunca volvió a Francia, escribe acerca de su valija (4):

Sobre la proa del barco

la abracé con fuerza

sin embargo no sabía

de nuestro último destino.

En un poema de Diamela Sosa, se hace referencia a la inmigración de ese origen (5).

Notas

1 Bufano, Alfredo: "En el día de la recolección de los frutos", en Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Buenos Aires, Clarín.

2 Pedroni, José: "Ana Esser", en Hacecillo de Elena. Santa Fe, Colmegna, 1987. Pág. 109.

3 Fernández Moreno, César: "Argentino hasta la muerte", en Varios autores: La poesía argentina. Buenos Aires, CEAL, 1979.

4 Cottereau, Pierre M. M.: Sueños y sombras. Villa General Belgrano, Córdoba, Edición del autor, 1997.

5 Sosa de Neumann, D. A.: Hojas de vida, sueños y recuerdos. Buenos Aires, Editorial Dunken, 2004.

Galeses

El 31 de julio de 2004, en el Eisteddfod Mimosa, Puerto Madryn, Chubut, Competencia Principal Ballena Dorada, fue distinguido con una Mención Especial el poema (2) que Celia Amanda Sala Davies dedica "A Elizabeth Adams y a su hija María Humphreys, al cacique Francisco y a su tribu tehuelche, hacedores de Paz", en el que expresa:

Desde el Tiempo

y desde Todos los Tiempos

fuiste la elegida

para el distante y brumoso Sur

en el misterio de tu concepción

allá en la sojuzgada Gales

en el multitudinario arco iris de tu gestación

en el histórico "Mimosa"

Notas

1. DESDE EL CHUBUT II antología, por varios autores. Buenos Aires, Vinciguerra, 1998. 240 pp.

2. Sala Davies, Celia Amanda: "Poesía Principal".

Ingleses

En el Martín Fierro (1), José Hernández se refiere a un inglés:

Hasta un Inglés sanjiador

Que decía en la última guerra,

Que él era de Inca la perra

Y que no quería servir,

Tuvo también que juir

A guarecerse en la Sierra.

Como puede habla castellano el inglés que evoca Leopoldo Lugones en la "Oda a los ganados y las mieses" (2). No obstante, ejerce una beneficiosa influencia en los ganaderos a los que aconseja:

lo cierto es que en su media lengua trajo

artes y ciencias que el paisano ignora.

El transformó los bárbaros corrales,

las torpes hierras, las feroces domas,

y aseguró en las chacras invernizas

que al pronto parecieron anacrónicas,

forraje fresco a los costosos padres,

que entienden sus maneras y su idioma.

En su poema "En el día de la recolección de los frutos" (3), Alfredo Bufano evoca a la inmigración inglesa, relacionándola con el tendido de los ferrocarriles:

Hombre rubio de la isla de Kipling

que llenaste de sierpes de acero nuestra vasta heredad,

y que hendiste los aires con fragores de ruedas

y de émbolos y dínamos en hondo trepidar

y que llevaste el himno ronco de las locomotoras

por toda nuestra ubérrima

fecunda y proteiforme inmensidad.

Notas

1 Hernández, José: Martín Fierro. Buenos Aires, CEAL, 1979. (Capítulo, vol. 23).

2. Lugones, Leopoldo: "Oda a los ganados y las mieses", en Antología poética. Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1965.

3. Bufano, Alfredo: "En el día de la recolección de los frutos", en Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Buenos Aires, Clarín.

Italianos

Calabria

Adelina C. Cela, en el poema "Madre Patria" (1), imagina el sentimiento de su tierra:

Tú clamabas por mí

como una madre divina,

con lágrimas derramadas

en nostálgica partida.

Como un susurro tu lengua

me acunó toda la vida

y no le diste abandono

a tu hija en lejanía.

Alfredo Conte (2) homenajea a su padre, que llegó desde Cosenza en 1887:

Mi viejo, vos hiciste el mundo nuevo

abriste surcos, criaste hijos

y fuiste solamente un inmigrante.

No sé cómo decirlo en dos palabras.

A sus abuelos calabreses evoca Griselda García (3):

mi abuela obligándonos a terminar el plato,

haciendo bocaditos fritos con las sobras porque

‘ustedes por suerte no conocen lo que es la guerra, el hambre…’;

(…)

mi abuelo que para todas las actividades cotidianas

produce un sonido distinto con la boca;

que en los sesenta era sastre en Aerolíneas

y hacía los trajes de azafatas y pilotos,

Notas

1. Cela, Adelina: "Madre Patria", en La Capital, Mar del Plata, 5 de septiembre de 1999.

2. Conte, Alfredo: Pascualino. Edición homenaje. Buenos Aires, 2001.

3. García, Griselda. Poema inédito.

Campania

En el Martín Fierro (1) encontramos muchas referencias al inmigrante. Transcribo uno de estos pasajes:

Un nápoles mercachifle

Que andaba con un arpista,

Cayó también en la lista

Sin dificultá ninguna:

Lo agarré a la treinta y una

Y le daba bola vista.

José Portogalo evoca, en "Los pájaros ciegos" (2), a un napolitano:

Mi padre, violinista, fracasó en Buenos Aires.

Sin embargo su nombre –Pierángelo- traía

"gli uccelli" luminosos de las calles de Nápoles;

Doménico Scarlatti, heraldo de sus pájaros,

clareaba el mundo denso de su infancia y sus lágrimas.

Notas

1 Hernández, José: Martín Fierro. Testo originale con traduzione, commenti e note di Giovanni Meo Zilio. Buenos Aires, Asociación Dante Alighieri, 1985.

2 Portogalo, José: "Los pájaros ciegos" (Fragmento), en L. Lugones, B. Fernández Moreno, R. Molinari y otros: La poesía argentina. Buenos Aires, CEAL, 1979. Pág. 111. (Capítulo, Vol. 4).

Friuli

En "Otra vez las dolomitas" (1), Syria Poletti evoca el paisaje de su infancia:

Aún remonto la picada sobre el abismo,

sin cuerda.

Pero algo ha cambiado:

ya no añoro tu mano.

En "Casi gringo" (2), Luis Landriscina evoca la partida de sus padres y dos de sus hermanos:

en un buque se embarcó

con lágrimas mi familia

porque allí dejaba todo,

con sus penas y alegrías,

a la patria, a sus amigos,

a sus padres, a la villa,

a los sueños de la infancia

que eran carne de ilusión.

Notas

1. Poletti, Syria: "Otra vez las Dolomitas", en Letras de Buenos Aires.

2 Landriscina, Luis: "Casi gringo", en www.elfrasero.com.ar.

Lombardía

En el poema "Antiguo Almacén ‘A la ciudad de Génova’" (1), Olivari evoca al italiano Miquelín:

Miquelín, grande como una estatua,

que se iba a la cosecha y volvía rico dos semanas

-apenas para pagar la vuelta a todo el barrio-.

Mientras le duraba la plata cantaba,

cantaba las lejanas canciones milanesas de su tierra

y hombreaba recuerdos como hombreando cereal…

Cerca de Lombardía, en el Cantón Ticino, un cantón suizo de habla italiana, nació Alfonsina Storni, la autora de Palabras a mi madre (2):

No las grandes verdades yo te pregunto, que

no las contestarías; solamente investigo

si, cuando me gestaste, fue la luna testigo,

por los oscuros patios en flor, paseándose.

Y si, cuando, en tu seno de fervores latinos,

yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro

te adormeció las noches, y miraste, en el oro

del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos.

Norma Mazzei es la autora de "Alfonsina" (3), poema que comienza con estos versos:

Tarde, recuerdo que por entonces

las agitadas rosas de septiembre

hicieron camposanto en el seno de mis brazos.

Notas

1 Olivari, Nicolás: "Antiguo Almacén ‘A la ciudad de Génova’", en L. Lugones, B. Fernández Moreno, R. Molinari y otros: La poesía argentina. Antología, prólogo y notas por Alberto M. Perrone. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo, Vol. 4).

2 Storni, Alfonsina: "Palabras a mi madre", en Storni, Alfonsina: Antología poética. Selección por Alfredo Veiravé. Prólogo y notas por Alejandro Fontenla. Buenos Aires, CEAL, 1980. Pág. 44. (Capítulo, vol. 51).

3 Mazzei, Norma: "Alfonsina", en Constelario. Buenos Aires, Tu Llave, 2007. 76 pp.

Piamonte

María Teresa Andruetto evoca, en "Citröen" (1), a su padre inmigrante:

Regresábamos en un Citröen

rojo, desde una laguna de sal,

un pueblo ahora de fantasmas,

a nuestra casa, en la luz. Y él

cantaba, de viva voz, como

nunca cantaba, voglio vivere

cosí, con il sole in fronte, y

mi madre y nosotras también

cantábamos.

En el mismo libro (2) evoca un funeral de la colectividad piamontesa en Córdoba:

Alguien nos alzó

hacia el tufo de la muerta

(se llamaba Elizabeta),

para que viéramos.

"Inmigrante italiano" se titula el poema que Celia Sala dedica a José Longo, su "nonno* / y en él a todos los inmigrantes italianos". Así comienza:

Soy la esperanza que navega

mares y continentes,

ríos y morros,

para encallar en

alegrías y sueños,

tristezas y renaceres.

Soy la esperanza que aparca

entre matas y avestruces,

rieles, andén y locomotora,

y que con sus manos levanta

carpa, rancho, molino y huerto.

Notas

1 Andruetto, María Teresa: "Citröen", en Kodak. Córdoba, Ediciones Argos, 2001.

2 Andruetto, María Teresa: op. cit.

Sicilia

Oscar González, en "La anunciación" (1), evoca a una mujer italiana:

Llegó a Puerto Nuevo

En otro fin de siglo

Confiando en la arcilla de estas playas

Y abierta como un surco,

Se dio a la tarea de procrear espigas.

Notas

1 González, Oscar: "La anunciación", en El Tiempo, Azul, 16 de abril de 2000.

Veneto

Gigliola Zecchin, más conocida como Canela. "Llegó al país a los diez años. Estudió Letras Modernas en la Universidad de Córdoba. En 1962 inició su carrera presentando los programas vespertinos del canal 10 de la Universidad de Córdoba. (1). " ‘Recién ahora, cincuenta años más tarde, estoy logrando indagar sobre mi propia historia y sobre la guerra que me hizo llegar a Argentina separándome de mis padres y abuelos. El exilio tiene consecuencias terribles en los niños, sentimientos de miedo, insomnio, pesadillas. De esto se trata el desarraigo, de sacar algo de raíz’, concluyó" (2). Es la autora de Paese (3), obra que incluye el poema "Calle de la infancia":

toda felicidad

horada la memoria

afuera cae la nieve

aiuto! Il lupo! Il lupo!

nena tonta

hay que limpiar la respiración triste

mi lugar para dormir

vagamente celeste.

Notas

1. Sosa de Newton, Lily: Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas. Buenos Aires, Plus Ultra, 1986.

2. Irigoyen, Pedro: "MESA REDONDA Aquel exilio, este exilio, la misma tristeza", en Clarín, 28 de febrero de 2002.

3. Zecchin, Gigliola (Canela): Paese. Buenos Aires, De la Flor, 2000.

Japoneses

En su poema "En el día de la recolección de los frutos" (1), Alfredo Bufano canta a la inmigración japonesa:

Y también a vosotros hombres de los ojos oblícuos,

raza poderosa y tenaz

de las islas en donde florecen los almendros

y los crisantemos, hombres que trabajáis

junto a nosotros con el mismo amor

que allá en tierras niponas, vuestra antigua heredad,

mientras las dulces garzas decoraban las aguas

y las geishas cantaban su amor crepuscular.

Notas

1. Bufano, Alfredo: "En el día de la recolección de los frutos", en Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Buenos Aires, Clarín.

Libaneses

En su poema "En el día de la recolección de los frutos" (1), Bufano expresó:

Salud, hombres morenos que escuchasteis

a los cedros del Líbano sonar,

y que hoy en nuestros vientos creéis oír las voces

de la patria que acaso ya no veréis jamás.

Hombres de los desiertos remotos

a quienes en las pampas hoy vemos galopar

luciendo nuestro escudo en el pañuelo gaucho

o en la rastra de plata o el mango del puñal.

¡Hombres de ojos negros y lejanos;

hermanos árabes que lloráis

cuando en las noches nuestras agobiadas de estrellas,

oís una guitarra gemir y sollozar.

Notas

1 Bufano, Alfredo: "En el día de la recolección de los frutos", en Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Buenos Aires, Clarín.

Lituanos

En su poemario Las huecos de tu cuerpo (1), Manuela Fingueret dice a su madre:

tus pies se arrastran

en la noche

como una alucinación

que se desliza

por las paredes

del hotel de inmigrantes y

tu cuerpo se estremece

hija entre tantas

en una aldea

de Lituania.

Notas

1 Fingueret, Manuela: Los huecos de tu cuerpo. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1992. Págs. 11-4.

Noruegos

Norah Lange es la autora de "Poema", en el que escribe:

Estás en mi recuerdo, Noruega,

inquebrantable como un viking

que no calmó su sed de guerra.

Sueño pausado el de tenerte siempre

dentro del corazón libro vivido

que se hojea diariamente.

Notas:

1 Lange, Norah: "Poema", en J.L. Borges, L. Marechal, C. Mastronardi y otros: La generación poética de 1922 antología. Selección, prólogo y notas de María Raquel Llagostera. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo, vol. 69).

Polacos

La madre de Susana Szwarc, nacida en Polonia, vivió en Siberia. En "Declive" (1), la poeta expresa:

Por el ojo de la cerradura vemos

cómo deja la palangana en el suelo: tiene agua. Ahora

no se ve. Hasta que levanta la mano

blanca, la misma con que la prisionera (jovencita

en Siberia) llevaba maderos hacia el barco.

En "Corrientes esquina gueto" (2), Manuela Fingueret evoca la realidad del inmigrante polaco:

Una tierra prometida

untada sobre pan Goldstein

entre pastrom caliente

y el mar rojo atravesado

por Corrientes

o por Serrano

a la espera de Moisés

que no sabe idish

para descifrar los mandamientos.

En "La última carga de los jinetes polacos"(3), poema incluido en Las Edades/ The Ages, Ricardo Feierstein se refiere al doloroso desarraigo del abuelo que emigra a la Argentina:

Esto contó, hace años, Moishe Búrej

judío orgulloso y

polaco de veinte generaciones

que huyó hacia América, desde esa

tierra bordada por antisemitas.

Y él, mi abuelo, hacia su final

Adivinó el momento en que iba a irse.

Notas

1 Szwarc, Susana: "Declive", en Bailen las estepas. Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1999.

2 Fingueret, Manuela: "Corrientes esquina gueto", en Esquinas. Catálogos. Buenos Aires, 2001.

3 Feierstein, Ricardo: "La última carga de los jinetes polacos/ The Last Charge of the Polish Cavalry", en Las Edades/ The Ages. Traducido del español por Jim Kates y Stephen A. Sadow. Buenos Aires, Milá, 2004. 240 pp. (Poesía).

Rusos

En la "Oda a los ganados y las mieses" (1), Leopoldo Lugones canta al ruso Elías, que vive en paz en la nueva tierra:

Pasa por el camino el ruso Elías

Con su gabán eslavo y con sus botas,

En la yegua cebruna que ha vendido

Al cartero rural de la colonia,

Manso vecino que fielmente guarda

Su sábado y sus raras ceremonias,

Con sencillez sumisa que respetan

Porque es trabajador y a nadie estorba.

En su poema "En el día de la recolección de los frutos" (2), Alfredo Bufano homenajea a los rusos con estos versos:

Salud, hijos del Volga y de Siberia,

y de todas las tierras que ayer fueron del Zar;

salud, mas no al que viene

haciendo tremolar

banderas empapadas de sangre, fuego y muerte

sino al que viene a amar y a trabajar,

y al que llega con sed de justicia

o fatigado en busca de un regazo cordial;

porque esta tierra nuestra, grande, sagrada y bella,

también la damos para descansar.

De Rusia parte Jacobo Fijman, a los cuatro años de edad, en 1898. Mucho tiempo después escribiría (3):

¡Ah! Yo soy uno de esos caminantes

Que aún no han encontrado su camino;

Pero he gustado un luminoso vino

en huertos generosos y fragantes.

Kehos Kliger escribió "Las cenizas de mi hermanita" (4), texto incluido en un poemario referido por completo a la Shoá:

Tráeme viento las cenizas de mi hermanita,

quiero enterrarlas en mi corazón;

búscalas bien, están mezcladas

con cenizas de ancianos y ancianas.

Voy a guardar esas cenizas como un talismán,

hasta el fin de mis días.

Después voy a dárselas

al Señor del mundo como obsequio.

César Tiempo manifiesta su sentimiento en un poema (5):

¡Yo nací en Dniepropetrovsk!

No me importan los desaires

con que me trata la suerte.

¡Argentino hasta la muerte!

Yo nací en Dnepropetrovsk.

Tamara Kamenszain, descendiente de rusos, es la autora de El ghetto. Ese libro, dedicado a su padre, incluye el poema "Arbol de la vida" (6), en el que expresa:

Mi duelo, lo que estoy viendo

es el Gran Buenos Aires desde un cementerio judío.

(…)

Mi duelo, lo que estoy viendo

será de aquí en más este verdor que te dedico.

Hoy florecen en las copas de los árboles todas mis raíces.

Guiora (Jorge) Reichler, en uno de sus poemas (7) se refiere a su condición de descendiente de inmigrantes:

Doy gracias, Argentina

por tu marco social, único

pese a que de vez en cuando éramos rusos

que en argentino era decir judíos,

En agosto de 2007, aparece publicado en La Nación el "Soneto con estrambote para Alberto Gerchunoff" (8), escrito por Manuel Mujica Láinez en 1932:

De la frase resonante,

en el burilar, experto,

es este rotundo Alberto,

del laúd y el olifante.

Su cháchara cautivante

vida devuelve a lo muerto,

y sabe del carbón yerto

chispas sacar de diamante

Del malabarista, asombro;

del ramplón prosista, cuervo;

del ripioso, halcón acerbo:

hoy le saludo y le nombro;

del Adjetivo, Emisario,

y Enviado Extraordinario

–y arbitrario–

del Verbo.

Notas

1 Lugones, Leopoldo: "Oda a los ganados y las mieses", en Antología Poética. Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1965.

2 Bufano, Alfredo R.: "En el día de la recolección de los frutos", en Para todos los hombres que quieran habitar el suelo argentino, Buenos Aires, Clarín.

3 Fijman, Jacobo: "Caminante" (poema inédito) en Clarín, Buenos Aires, 14 de diciembre de 2002.

4 Kliguer, Kehos: "Las cenizas de mi hermanita", en Weinstein, Ana E. y Toker, Eliahu: "La rama argentina de la literatura ídish, y rama ídish de la liteatura argentina", en Weinstein, Ana E. y Toker, Eliahu: La letra ídish en tierra argentina Bío-bibliografía de sus autores literarios. Buenos Aires, Milá, 2004. Traducción de Eliahu Toker.

5 Koremblit, Bernardo Ezequiel: "La bohemia cultural judeoargentina en las décadas del ’30, ’40 y ‘50", en Feierstein, Ricardo y Sadow, Stephen A. (comp.): Recreando la cultura judeoargentina / 2 Literatura y artes plásticas. Buenos Aires, Editorial Milá, 2004.

6 Kamenszain, Tamara: "El árbol de la vida", en El ghetto. Buenos Aires, Sudamericana, 2003.

7 Reichler, Guiora: "Doy gracias, Argentina", en Reichler, Guiora: En nombre de todas las soledades. Buenos Aires, Milá, 2005. 80 pp. (Poesía).

8. en La Nación, Buenos Aires, 5 de agosto de 2007.

Sirios

Lugones canta al buhonero sirio, que ofrece su mercadería, en la "Oda a los ganados y las mieses" (1):

Más allá viene el sirio buhonero,

Balanceando a la espalda su bicoca,

Al canto gutural de la sabida

"Cosa linda barata" que pregona.

Notas

1 Lugones, Leopoldo: "Oda a los ganados y las mieses", en Antología poética. Buenos Aires, Espasa, 1965.

Ucranios

En un poema inédito (1), Griselda García evoca a los ucranios de su barrio:

Hacia mediodía el aire se agita,

olor a carne asada desde casas vecinas,

niños llorando,

familias de Ucrania discutiendo a gritos,

Notas

1. García, Griselda. Poema inédito.

Sin mención de origen

En "Llanto por un niño exilado" (1), escribe Germán Berdiales:

El tipo, el modo, el traje

y ¡ay!, sobre todo, algo

-de que quiero aliviarme

llorándolo al cantarlo-,

su condición decía

de pequeño exilado:

-yo no sé si sajón,

yo no sé si germano,

yo no sé si judío,

yo no sé si cristiano-,

una manga, la izquierda,

vacía a medio brazo.

Enrique Novick describe, en "Balada para un padre ausente" (2), el efecto que la música de su tierra tenía en el padre enfermo de Alzheimer:

Cuando le

cantaba,

próximo

a su lecho,

canciones

antiguas,

sin nombre

ni dueño,

que hablan

de una aldea

con hornos

de piedra,

cerca de las

casas,

sus pisos

de tierra,

Mónica Sifrim (3) escribe:

No señor. En mis antepasados no hay diabéticos, hipertensos,

cardíacos ¿Cómo explicarle? De cada diez antepasados míos,

uno moría en las revoluciones, otro en las cámaras de gas

y cuatro o cinco de melancolía.

Ya sé que no se heredan tales males. La mandrágora deja

ese letargo de naranjas agrias. Luego talco, y a mover los

genes fresquecitos.

Pero cuando llegan oleajes de dolor oleajes de dolor oleajes

se descubre un vago parecido: ¡Mire qué bonita!

Mete el brazo en el horno como lo hacía su tatarabuela.

En "Los ojos de la noche" (4), poema de Marcos Silber, se evoca la amargura de los que, en la nueva tierra, sabían que los suyos eran víctimas de la persecución. Desde la Argentina, quienes emigraron observan impotentes el genocidio. La angustia y la desolación son presentadas por medio de imágenes de los adultos, a los que un niño comprende desde su infinita sabiduría:

Mamá llorándole toda la cabeza al pequeño. Regándole

el sueño, todo el juego. Mamá que regresa con papeles.

Cartas, papeles de adiós y tormento. Avisos de nuevos

silencios. 1940.

Notas

1. Berdiales, Germán: Cantan los pueblos americanos. Ediciones Peuser, Buenos Aires, 1957. Citado por Sylvia Oyenard de Puentes en "Un viaje al corazón de América latina", 2006.

2. Novick, Enrique: "Balada para un padre ausente", en La Prensa, Buenos Aires, 10 de enero de 1999.

3. Sifrim, Mónica: "XXXI", en Novela familiar. Buenos Aires, Ediciones Ultimo Reino, 1990. Pág. 27.

4. Silber, Marcos: "Los ojos de la noche", en Doloratas. Buenos Aires, Milá, 2001. (libro compartido con Carlos Levy).

Varios

En su poema "En el conventillo" (1), Jevel Katz alude a los inmigrantes.

Cuartitos, cuartitos, cuartitos,

y nunca falta algo de barro.

Hay gente allí de todo el mundo

árabes, españoles, turcos, italianos,

todos apiñados en un mismo patio;

y no faltan judíos de Lituania,

y polacos, y galitzianos.

El conventillo fue el escenario del sainete, como lo afirma Vacarezza en un conocido soneto (2):

La escena representa un conventillo.

Personajes: un grébano amarrete,

un gallego que en todo se entromete,

dos guapos, una paica y un vivillo.

Raúl González Tuñón es el autor del "Poema del conventillo" (3), que comienza así:

A la luz de tu farol cansado,

Conventillo

yo también quiero cantar

tu cosmopolitismo abigarrado,

el turbio biombo amarillo

de tu fachada, tu babélico altar,

y tu vestido gris y verde y rosa.

"Conventillos" (4) es el poema de José Rabinovich que dice:

Una ciudad tan luminosa

y yo andando a tientas.

Para ver su rostro

alzo sobre mi cabeza a mi hijo.

Por la ciudad anda el sol

pero aquí reina el barro.

En fila, como corrales,

casas de lata y sin vidrios.

¿Afuera será de noche?

¿Ya habrá amanecido?

Carlos Paoli es el autor de estos versos (5):

Me procuro primero un compadrito

un ruso, un francés, un cocoliche,

una vieja chismosa, un garabito,

un conventillo, una calle y un boliche.

Con estos elementos y una mina

que la va de cascarrienta y coqueta

que se cree gran señora y es una rea,

un taita que afila y un obrero,

que atrás de ella con el taita la camina

y se charla por la paica y es cabrero.

Ya con eso tiene bastante el sainetero

En "La invasión gringa", uno de los poemas reunidos en Monsieur Jaquín (6), Pedroni evoca la inmigración traída por Castellanos:

Hoy nadie llegaría.

Pero ellos llegaron.

Sumaban mil doscientos.

Cruzaron el Salado.

Al cruzarlo, afanosos,

lo probaron.

Y los hombres dijeron:

-¡Amargo!-

Pero siguieron.

En la espalda traían clavados

dos ojos de fuego,

los de Aarón Castellanos,

salteño.

El poeta y ensayista César Fernández Moreno es el autor del poema "Argentino hasta la muerte" (7), en el que se refiere a su condición de descendiente de europeos y criollos:

a buenos aires la fundaron dos veces

a mí me fundaron dieciséis

ustedes han visto cuántos tatarabuelos tiene uno

yo acuso siete españoles seis criollos y tres franceses

el partido termina así

combinado hispanoargentino 13 franceses 3

suerte que los franceses en principe son franceses

si no que haría yo tan español.

En "Canción a Berisso" (8), Matilde Alba Swann recuerda las escuelas de esa localidad:

Yo le canto a tus niñas saliendo de la escuela:

alemanas, rusitas, italianas, armenias,

distintas lenguas todas e idéntico candor;

y canto a las pequeñas hijas de mi tierra

"made in argentina" levadura extrajera,

raíces que se prenden a un destino mejor.

Le canto al influjo de tus academias

alimentando el sueño de tu adolescencia

por salir del hollín;

y canto a tus escuelas nocturnas para adultos

donde padres y abuelos aprenden a escribir.

Guillermo Etchebehere es el autor de "Génesis" (9), poema que transcribo parcialmente:

El mar, que trajo a tu pasión de leguas

las gentes del sudor y la labranza.

Gentes con nombres llenos de montañas

y mínimos sucesos.

Tañidos de remotos campanarios.

Retoños de otros árboles eternos.

Se llamaban Schneider, Undurraga,

Kovalewsky, Bracsmájer, Montevechio,

y de vivir contigo ya se llaman

un poco Cruz del sur y Martín Fierro.

A sus abuelos, que llegaron desde Italia y España dedica Graciela Caprarulo el poema "Ilusión del nido y de llegar" (10), el que comienza con estos versos:

ésos los que traían

a soslayo la noche

los que se hartaron de vino

sobre las tumbas de alabastro

Notas

1. Katz, Jevel: "En el conventillo", en Weinstein, Ana E. y Toker, Eliahu: "La rama argentina de la literatura ídish, y rama ídish de la liteatura argentina", en Weinstein, Ana E. y Toker, Eliahu: La letra ídish en tierra argentina Bío-bibliografía de sus autores literarios. Buenos Aires, Milá, 2004. Traducción de Eliahu Toker.

2. Vacarezza, : "Un sainete en un soneto", en Cantos de la vida y de la tierra. 1944.

3. González Tuñón, Raúl: "Poema del conventillo", en Violín del diablo, citado en Páez, Jorge: El conventillo. Buenos Aires, CEAL, 1970. 85 pp.

4. Rabinovich, José: "Conventillos", en Weinstein, Ana E. y Toker, Eliahu: "La rama argentina de la literatura ídish, y rama ídish de la liteatura argentina", en Weinstein, Ana E. y Toker, Eliahu: La letra ídish en tierra argentina Bío-bibliografía de sus autores literarios. Buenos Aires, Milá, 2004. Traducción de Eliahu Toker.

5. Paoli, Carlos: "Sainetes argentinos"

6. Pedroni, José: Hacecillo de Elena. Santa Fe, Colmegna, 1987.

7. Fernández Moreno, César: "Argentino hasta la muerte", en L. Lugones, B. Fernández Moreno, R. Molinari y otros: La poesía argentina. Antología, prólogo y notas por Alberto M. Perrone. Buenos Aires, CEAL, 1979. (Capítulo, Vol. 4).

8. Swann, Matilde Alba: "Canción a Berisso", en Canción y grito, 1955. Incluido en www.matildealbaswann.com.ar

9. Etchebehere, Guillermo: "Génesis", en La lumbre permanente (1956). Poema enviado por Juan Manuel Rizzi.

10. en Poemanía, marzo de 2008.

En conjunto

De Leopoldo Díaz es el poema "Tierra prometida" (1), en el que expresa:

El viejo mundo se desploma y cruje…

El odio, entre la sombra acecha y ruge…

Una angustia mortal tiene la vida…

Y como leve arena que alza el viento,

a ti vendrán el paria y el hambriento

soñando con la Tierra Prometida.

Al inmigrante canta Carolina de Grinbaum, en "Llegaste" (2):

Barco de peltre, acero o cucurucho,

mole de mundo,

cargado de niñez, hombres y tumbos,

arribaste.

Estrenaste el chocolate,

la delicia de mazorcas tiernas…

Alimentaste sed de tierra,

Abiertas

para manos rocosas,

temples tristes.

En su poema "Inmigrante" (3), Cristina Pizarro evoca la desolación de quien ve frustradas sus expectativas:

Yo era el que no tenía título,

ni un doble apellido,

el que deseaba vivir en un chalet de dos pisos

con jardín

y revestimientos de piedra Mar del Plata.

Era uno de esos

originarios de tierras

devastadas.

Ahora

soy

este aire ambiguo

este daño

que regresa

y este adiós

menoscabado.

Roberto Antonio Druetta es el autor de "Inmigrantes" (4):

Partieron un día de la tierra amada

buscando un terruño en donde vivir.

Buscando una casa para el primer hijo,

buscando un lugar donde ser feliz.

En "Barco, barcos" (5), escribe Amalia Ottonello:

y esta nave tan grande

viene de Europa.

Llegan hacinados

con sueños de progreso,

inmigrantes

-asustados-

Los agricultores inmigrantes también fueron tema de poesías. En "Ese inmigrante" (6), Virginia Rossi, nacida en Centeno, escribe:

Venía de la tierra:

nosotros no sabíamos

cómo era el paisaje

que en su frente corría…

La nostalgia los embargaba; canta Cristina Assenato en "País de inmigrante" (7):

Porque este pueblo sabe desde los ojos

y por sus ojos que el mar lo trajo,

cuando llegue el sueño grande

nuestros huesos irán cantando

hacia el fondo de la tierra.

Gladys Edich Barbosa Ehraije es la autora de la "Elegía por los inmigrantes" (8), en la que expresa:

Pero lejos

muy lejos

en el corazón

verde de los pinos

los inmigrantes

aún

sueñan con el mar

Betina Villaverde escribió "Homenaje al inmigrante" (9):

Sí, y fueron valientes, mares de por medio

sus raíces quedaron

mas, no vacilaron, fijo en sus mentes un

mapa brillaba, Argentina.

Manuel Conde González, pontevedrés que emigró a la Argentina en 1949, es el autor del "Poema al emigrante universal" (10), que comienza con estos versos:

Con el corazón transido

rebosante de ilusión

sale el emigrante un día

a tierras de promisión.

Deja la patria a su espalda

tal vez, su primer amor

la madre queda llorando

el padre con su dolor.

Notas

1. Díaz, Leopoldo: "Tierra prometida", en Cantan los pueblos americanos. Selección de Germán Berdiales; ilustraciones de David Cohen. Buenos Aires, Ediciones Peuser, 1957.

2. Grinbaum, Carolina de: "Llegaste", en Inmolación. Buenos Aires, el grillo, 2002.

3. Pizarro, Cristina: en La voz viene de lejos. Buenos Aires, Ayala Palacio, 1996.

4. Druetta, Roberto Antonio: "Inmigrantes", en Colonia Castelar. Su centenaria epopeya de trabajo y amor 1890-1990, citado en www.nalejandria.com/01/tarbut/novedad/pikudei/inmigr.htm

5. Ottonello, Amalia: "Barco, barcos", en La esquina literaria. Buenos Aires, Ediciones Tu Llave, 1996.

6. Rossi, Virginia: "Ese inmigrante", en Capítulos, Editorial Nueva Generación.

7. Assenato, Cristina: "País de inmigrante", en El Tiempo, Azul, 21 de febrero de 1999.

8. Barbosa Ehraije, Gladys Edich: en El Tiempo, Azul.

9. Villaverde, Betina: poema enviado por e-mail a MGR en 2004. Ver Poemas: antología.

10. Conde González, Manuel: "Poema al emigrante.

Apéndice

INMIGRANTES Y EXILIADOS LLEGADOS A LA ARGENTINA DESDE 1960

A LA HERMANA FRANCESA DESAPARECIDA ALICE DOMON

Por Elena Cabrejas

El amor le bramaba sobre el pecho

sobre su vientre de arca para las criaturas

salvadas del naufragio

-pequeños universos de tibieza a la intemperie-

en plena calle en plena selva

en plena soledad galopando con ramalazos secos

su rostro luminoso y sediento.

Fue conducida hasta la honda habitación

de la noche

con su túnica de sal

y el rosario alzado hacia la única resurrección.

Sus pies heridos persiguieron las huellas del Gólgora

y sus ojos de agua derramada

quedaron abiertos como una fuente interminable.

Fuente: POEMANIA …la manía del poema

Letras de tangos, milongas y canciones

Letras de tangos

Italianos

En "Canzoneta" (1), tango de 1951, con letra de Enrique Lary y música de Ema Suárez, se evoca la nostalgia de Genaro:

¡La Boca!… ¡Callejón!…

¡Vuelta de Rocha!

¡Bodegón!… Genaro y su acordeón.

Canzonetta gris de ausencia,

cruel malón de penas viejas

escondidas en las sombras del figón.

¡Dolor de vida!

¡Oh' mamma mía!

Tengo blanca la cabeza

y yo siempre en esta mesa

aferrado a la tristeza del alcohol.

Cuando escucho "¡Oh sole mío!

Senza mamma e senza amore"

Siento un frío acá en el cuore

que me llena de ansiedad.

Será el alma de mi mamma,

que dejé cuando era niño.

¡Llora!… ¡Llora! ¡Oh sole mío!

¡Yo también quiero llorar!

¡La Boca!… ¡Callejón!…

¡Vuelta de Rocha!

Ya se van… Genaro y su acordeón.

¿De mi ropa? ¡Qué me importa

si me mancha con las copas

que derramo en mi frenético temblor!

Soñé a Tarento en mil regresos,

pero sigo aquí en la Boca

donde lloro mis congojas

con el alma triste, rota,

sin perdón.

"Giuseppe el zapatero" protagoniza un tango (2) de Guillermo Del Ciancio, compuesto en 1930:

E tique, taque, tuque,

se pasa todo el día

Giuseppe el zapatero,

alegre remendón;

masticando el toscano

y haciendo economía,

pues quiere que su hijo

estudie de doctor.

El hombre en su alegría

no teme al sacrificio,

así pasa la vida

contento y bonachón.

Ay, si estuviera, hijo,

tu madrecita buena!

El recuerdo lo apena

y rueda un lagrimón.

Tarareando la violeta

don Giuseppe está contento;

ha dejado la trincheta,

el hijo se recibió.

Con el dinero juntado

ha puesto chapa en la puerta,

el vestíbulo arreglado,

consultorio con confort.

E tique, taque, tuque,

don Giuseppe trabaja.

Hace ya una semana

el hijo se casó:

la novia tiene estancia

y dicen que es muy rica,

el hijo necesita

hacerse posición.

E tique, taque, tuque,

ha vuelto don Giuseppe,

otra vez todo el día

trabaja sin parar.

Y dicen los paisanos

vecinos de su tierra:

Giuseppe tiene pena

y la quiere ocultar.

En "La violeta" (3), tango con letra de Nicolás Olivari y música de Cátulo Castillo compuesto en 1929, aparece el italiano nostálgico:

Con el codo en la mesa mugrienta

y la vista clavada en un sueño,

piensa el tano Domingo Polenta

en el drama de su inmigración.

Y en la sucia cantina que canta

la nostalgia del viejo paese

desafina su ronca garganta

ya curtida de vino carlon.

E…! La Violeta, la va, la va, la va…

La va sul campo che lei si sognaba

ch'era su gigin, que guardandola staba…

El también busca su soñado bien

desde aquel día, tan lejano ya,

que con su carga de ilusión saliera

como La Violeta que la va…la va…

Canzoneta de pago lejano

que idealiza la sucia taberna

y que brilla en los ojos del tano

con la perla de algun lagrimón…

La aprendió cuando vino con otros

encerrado en la panza de un buque,

y es con ella, metiendo batuque,

que consuela su desilusión.

"Oro muerto" (4), tango de 1926 con letra de Julio P. Navarrine y música de Juan Raggi, "Fue premiado en el certamen organizado en 1926 por la Compañía Rioplatense de Revistas en el teatro "18 de julio" de Montevideo. Carlos Gardel lo grabó aquel mismo año. A raíz de la censura impuesta en la radiofonía entre 1943 y 1946 se lo denominó ‘Jirón porteño’ ".

El conventillo luce su traje de etiqueta.

Las paicas van llegando, dispuestas a mostrar

que hay pilchas domingueras, que hay porte y hay silueta,

a los garabos reos deseosos de tanguear.

La orquesta mistonguera musita un tango fulo.

Los reos se desgranan buscando, entre el montón,

la princesita rosa de ensortijado rulo

que espera a su Romeo como una bendición.

El dueño de la casa

atiende a las visitas;

los pibes del convento

gritan en derredor

jugando a la rayuela,

al salto, a las bolitas,

mientras un gringo curda

maldice al Redentor. (1)

El fuelle melodioso termina un tango papa.

Una pebeta hermosa saca del corazón

un ramo de violetas, que pone en la solapa

del garabito guapo, dueño de su ilusión.

Termina la milonga. Las minas retrecheras

salen con sus bacanes, henchidas de emoción,

llevando de esperanzas un cielo en sus ojeras

y un mundo de cariño dentro del corazón.

(1) Gardel canta: "las va de payador".

De Eladia Blázquez es la letra de "Adiós Nonino" (5), con música de Astor Piazzolla:

Desde una estrella al titilar…

Me hara señales de acudir,

por una luz de eternidad

cuando me llame, voy a ir.

A preguntarle, por ese niño

que con su muerte lo perdi,

que con "Nonino" se me fue …

Cuando me diga, ven aqui…

Renacere… Porque…

Soy … ! la raiz, del pais que amaso con

su arcilla.

Soy … ! Sangre y piel, del "tano aquel, que me dio su semilla …

Adios "Nonino" … que largo sin vos,

sera el camino.

Dolor, tristeza, la mesa y el pan … !

Y mi adios … Ay … ! Mi adios, a tu amor, tu tabaco, tu vino.

¿Quien … ? Sin piedad, me robó la mitad, al llevarte "Nonino" …

Tal vez un dia, yo tambien mirando atras …

como vos, diga adios … No va mas … !

Recitado:

Y hoy mi viejo "Nonino" es una planta.

Es la luz, es el viento y es el rio …

Este torrente mio lo suplanta,

prolongando en mi ser, su desafio.

Me sucedo en su sangre, lo adivino.

Y presiento en mi voz, su propio eco.

Esta voz que una vez, me sonó a hueco. Cuando le dije adios … Adios "Nonino".

Soy … ! Sangre y piel, del "tano" aquel, que me dio su semilla.

Adios "Nonino" … ! Dejaste tu sol, en

mi destino.

Tu ardor sin miedo, tu credo de amor.

Y ese afán … Ay … ! tu afán, por

sembrar de esperanza el camino.

Soy tu panal y esta gota de sal, que hoy te llora "Nonino".

Tal vez el dia que se corte mi piolin,

te vere y sabre … Que no hay fin.

Españoles

Alfredo Plácido Navarrine, escribió la letra de "Galleguita" (6), tango de 1925, con música de Horacio Pettorossi:

Galleguita

la divina

la que a la playa argentina

llegó una tarde de abril

sin más prendas

ni tesoros

que tus bellos ojos moros

y tu cuerpo tan gentil.

Siendo buena

eras honrada

pero no te valió nada

que otras cayeron igual.

Eras linda galleguita

y tras la primera cita

fuiste a parar a Pigall.

Sola y en tierras extrañas

tu caída fue tan breve

que como bola de nieve.

tu virtud se disipó.

Tu obsesión era la idea

de juntar mucha platita

para tu pobre viejita

que en la aldea quedo.

Pero un paisano malvado

loco por no haber logrado

tus caricias y tu amor

ya perdida la esperanza

volvió a tu pueblo el traidor

y envenenando la vida

de tu viejita querida

le contó tu perdición,

y así fue que el mes pasado

te llegó un sobre enlutado

que enlutó tu corazón.

Y ahora te veo

Galleguita

sentada triste y solita

en un rincón de Pigall

y la pena que me mata

claramente se retrata

en tu palidez mortal.

Tu tristeza es infinita.

Ya no sos la Galleguita

que llegó un día de abril

‘sin más prendas

ni tesoros

que tus bellos ojos moros

y tu cuerpito gentil’ "

"Un gallego" (7), tango con música de H. Fréderic y letra de Armando Tagini, evoca al inmigrante de ese origen:

América fue la tierra qu'él

soñó conquistar con su labor…

Y un día de otoño

en Buenos Aires desembarcó.

El rubio metal, bella ilusión,

llenaba de fe todo su ser.

Lo vieron pasar, rumbo al taller,

la lluvia invernal… el día de sol.

Los ojazos de una criolla,

que con frecuencia le vieron,

en el gaita produjeron

la llama de la pasión.

Y un puro amor

nació con gran frenesí;

pero ese noble cariño

no borró nunca el recuerdo

de sus auroras de niño

y más de un día le oí,

con mucho amor,

cantar así:

Terruño que quedó

detrás del ancho mar,

ansío contemplar

tu suelo encantador.

Pero aquí soy tan feliz…

el ancla echada está,

mi vida se alza aquí…

Cuando al paso lento voy,

cruzando la ciudad,

me gusta recordar

la alborada de mi amor

y lloro de mi emoción

y de felicidad.

Farruco que ayer llegaste aquí,

buscando fortuna, sin tardar,

vos fuiste romántico

y no supiste ahorrar jamás.

A vos no te importa pobre ser,

que gran capital tenés de amor;

un hijo argentino Dios te dio

de raza viril… en criolla mujer.

En "El corazón al Sur" (8), Eladia Blázquez evoca a sus padres españoles:

Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,

por eso tengo el corazón mirando al sur.

Mi viejo fue una abeja en la colmena,

las manos limpias, el alma buena…

Y en esa infancia, la templanza me forjó,

después la vida mil caminos me tendió,

y supe del magnate y del tahúr,

por eso tengo el corazón mirando al sur.

Mi barrio fue una planta de jazmín,

la sombra de mi vieja en el jardín,

la dulce fiesta de las cosas más sencillas

y la paz en la gramilla de cara al sol.

Mi barrio fue mi gente que no está,

las cosas que ya nunca volverán,

si desde el día en que me fui

con la emoción y con la cruz,

¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!

La geografía de mi barrio llevo en mí,

será por eso que del todo no me fui:

la esquina, el almacén, el piberío…

lo reconozco… son algo mío…

Ahora sé que la distancia no es real

y me descubro en ese punto cardinal,

volviendo a la niñez desde la luz

teniendo siempre el corazón mirando al sur.

Franceses

En ‘Griseta’ (9), tango de 1924, con música de Enrique Delfino y letra de José González Castillo, se evoca a la inmigrante de ese origen:

Mezcla rara de Museta y de Mimí

con caricias de Rodolfo y de Schaunard,

era la flor de París

que un sueño de novela trajo al arrabal…

Y en el loco divagar del cabaret,

al arrullo de algún tango compadrón,

alentaba una ilusión:

soñaba con Des Grieux,

quería ser Manon.

Francesita,

que trajiste, pizpireta,

sentimental y coqueta

la poesía del quartier,

¿quién diría

que tu poema de griseta

sólo una estrofa tendría:

la silenciosa agonía

de Margarita Gauthier?

Mas la fría sordidez del arrabal.

agostando la pureza de su fe,

sin hallar a su Duval,

secó su corazón lo mismo que un muguet.

Y una noche de champán y de cocó,

al arrullo funeral de un bandoneón,

pobrecita, se durmió,

lo mismo que Mimí,

lo mismo que Manón.

Otra francesa aparece en el tango "Madame Ivonne" (10), musicalizado por Eduardo Pereira, con letra de Enrique Cadícamo:

Mamuasel Ivonne era una pebeta

que, en el barrio posta del viejo Montmartre,

con su pinta brava de alegre griseta

animó las fiestas de Les Quatre Arts.

Era la papusa del Barrio Latino

que supo a los puntos del verso inspirar…

pero fue que un día llegó un argentino

y a la francesita la hizo suspirar.

Madam Ivonne,

la cruz del sur fue como un signo…

Madam Ivonne,

fue como el sino de tu suerte…

Alondra gris,

tu dolor me conmueve;

tu pena es de nieve,

Madam Ivonne.

Han pasao diez años que zarpó de Francia..

Mamuasel Ivone hoy es sólo Madam;

la que al ver que hoy todo quedó en la distancia

con ojos muy tristes bebe su champán…

Ya no es la papusa del Barrio Latino.

Ya no es la mistonga florcita de lis.

Ya nada le queda… ni aquel argentino

que entre tango y mate la alzó de París.

Notas

1 Lary, Enrique: "Canzoneta", en www.abctango.com.

2 Del Ciancio, Guillermo: "Giuseppe el zapatero", en www.argentina.informatik uni-muenchen.de.

3 Olivari, Nicolás: "La Violeta" en www.argentina.informatik uni-muenchen.de.

4 Navarrine, Julio: "Oro muerto", en www.todotango.com.

5 Tagini, Armando: "Un gallego", en www.todotango.com.

6. Blázquez, Eladia (letra) y Piazzolla, Astor (música): "Adiós nonino", en http://naufragioinconcluso.blogspot.com/2005/10/adis-nonino-eladia-blzquez-astor.html

7 Navarrine, Alfredo: "Galleguita", en www.argentina.informatik uni-muenchen.de.

8 Blazquez, Eladia (letra y música): "El corazón al Sur", en http://www.todotango.com/ENGLISH/biblioteca/letras/letra.asp?idletra=45

9. González Castillo, José: "Griseta", en www.todotango.com.

10 Cadícamo, Enrique: "Madame Ivonne", en F. García Jiménez, H. Manzi, C. Castillo y otros: Tangos antología. Volumen 2. Selección, prólogo y notas por Idea Vilariño. Buenos Aires, CEAL, 1981. (Capítulo, vol.121).

 

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente