En este trabajo encontrarás literatura acerca de inmigrantes y exiliados -reales y de ficción- llegados a la Argentina entre 1810 y 1960.
Algunas de las obras están en bibliotecas públicas y privadas; otras, se publicaron en diarios, revistas o internet, fueron leídas por radio, o me las enviaron escritores e investigadores. Las consulté para escribir mi trabajo "Inmigración y literatura", publicado en www.monografias.com/trabajos50/inmigracion-y-literatura/inmigracion-y-literatura y actualizado en http://inmyliteratura.galeon.com.
Me propongo recordar obras consagradas y difundir otras menos conocidas, para que todas ellas estén al alcance de los descendientes de quienes, como mis abuelos, llegaron a este país en busca de un futuro mejor.
Novelas
1. Introducción
2. africanos
3. alemanes
4. árabes
5. armenios
6. austríacos
7. belgas
8. bielorrusos
9. checoslovacos
10. croatas
11. dinamarqueses
12. egipcios
13. escoceses
14. españoles
15. estadounidenses
16. franceses
17. galeses
18. griegos
19. holandeses
20. húngaros
21. ingleses
22. irlandeses
23. italianos
24. japoneses
25. libaneses
26. lituanos
27. polacos
28. portugueses
29. rumanos
30. rusos
31. sirios
32. suizos
33. turcos
34. ucranios
35. uruguayos
36. yugoslavos
37. varios
38. antología
39. novelas infantiles y juveniles
40. apéndice
Introducción
La llegada de los inmigrantes a suelo argentino significó una transformación de gran importancia. El porteño se encontró conviviendo con extranjeros de diversas nacionalidades y esa realidad se vio reflejada en la literatura. Las novelas sobre la inmigración son una constante en la literatura argentina, y han sido objeto de serios estudios.
En La inmigración en la literatura argentina (1880-1910) (1), Gladys Onega se propone "analizar el reflejo del fenómeno inmigratorio en la literatura". En la década del 80, "frente a la masa cosmopolita que poblaba Buenos Aires, Miguel Cané reaccionaba aconsejando a los de su clase cerrar el círculo y velar las armas. El curso de estas transformaciones y su incorporación a la literatura son los que este libro registra, a través de la narrativa y el ensayo positivista (de Cambaceres a Martel y de Ramos Mejía a Bunge), de la reacción nacionalista del Centenario (Rojas, González y Lugones) y de la perspectiva más comprensiva de hombres que, como Sánchez, Payró y Fray Mocho, no sentían la amenaza extranjera de un hipotético legado nacional".
Años más tarde, se publica Aspectos del inmigrante en la narrativa argentina (2), de Hemilce Cárrega, otra estudiosa de esta temática, quien sostiene que nuestra literatura "tal vez como pocas, abunda en páginas pobladas por figuras representativas de inmigrantes. Así como estos incorporaron rasgos peculiares en nuestra sociedad, del mismo modo lograron estampar –sin saberlo ellos mismos- un sello distintivo en los temas, motivos, tipos y caracteres presentes en obras de muchos escritores nuestros. Una singular realidad de la vida vernácula pública tiene, de esta manera, su versión en las letras, con mayores o menores logros estético-literarios, según los casos, pero casi siempre con una proyección documental interesante" .
En este trabajo reúno muchas de las novelas en las que aparecen inmigrantes. Algunas obras, como Hacer la América, de Pedro Orgambide, reflejan a la inmigración de varios países; en otras novelas, en cambio, la evocación se restringe a una nacionalidad, aunque se hace referencia a otras comunidades.
Notas
1. Onega, Gladys: La inmigración en la literatura argentina (1880-1910). Santa Fe, Universidad del Litoral, 1965.
2. Cárrega, Hemilce: Aspectos del inmigrante en la narrativa argentina. Buenos Aires, El Francotirador, 1997.
Africanos
"Hacia 1870, en Buenos Aires se desencadenó la fiebre amarilla y Cata, la bambollera, se enfermó. Fue por el tiempo en que los porteños se volvieron blancos. A los indios los acababan de ultimar, y los negros, con la peste, se acabaron por sí solos" (1).
Notas
1. Dujovne Ortiz, Alicia: El árbol de la gitana. Buenos Aires, Alfaguara, 1997.
Alemanes
Diego Angelino es el autor de Sobre la tierra.
Jorge Isaac escribió Una ciudad junto al río (1), novela en la que señala: "Los alemanes –que también suelen arribar en grupos familiares- ofrecen un marcado contraste con aquellos. Hablan lo indispensable y se mueven con marcada compostura. Nunca cantan. Las diferencias físicas, se advierten con más claridad en las mujeres y en los niños, rubios y de cutis rosado éstos cuya belleza despierta siempre admiración".
El viajero de Agartha (2), de Abel Posse, fue distinguido con el Premio Internacional de Novela Novedades y Diana 1988-1989 en México. Transcribo un resumen de su argumento: "En 1943, cuando el curso de la Segunda Guerra Mundial se vuelve contra Alemania, Hitler ordena a un oficial de su confianza emprender una importante misión secreta. Deberá iniciar un viaje solitario a través de Asia Central con el objetivo de descubrir, en algún lugar oculto de la India o del Tibet, la mítica Agartha, Ciudad de los Poderes. Irá con la falsa identidad de un arqueólogo británico ejecutado por la Gestapo. Esta aventura a través de la geografía exótica se va transformando en un viaje hacia el universo esotérico de las mitologías paganas, en las que el nazismo fundamentó su ‘Teología de la violencia’. Retomando el tema de Los demonios ocultos, esta gran novela de Abel Posse es, en definitiva, una metáfora reveladora del fracaso de la ideología nazi" (3).
En la nota que abre el volumen, Posse se refiere a los nazis y a la forma en que surgió esta novela: "Conocí algunos nazis refugiados en la Argentina de mis años de estudiante. Desde entonces se instaló en mí la pregunta: ¿Qué convicción oculta, inexplicable, llevó a estos hombres a optar por la muerte, el sacrificio sangriento y la autodestrucción individual y nacional? ¿Qué fuerza secreta los hizo saltar del previsible surco de la burguesía alemana y de su encomiable cultura? Sin duda un dios tan sediento de sangre como el dios de los mexicas tuvo que haberlos impulsado. Este texto nació en torno de aquella pregunta. El tema, todavía hoy, ha sido escamoteado con entusiasmo por los autores alemanes, pero está ligado a la esencia del autoritarismo y de la locura de este siglo que expira. Es por lo tanto un tema universal, un tema profundamente americano" (4).
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