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Raíces africanas (página 2)

Enviado por ARISTO MACHADO MENA


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El peso del pasado y sus consecuencias

Una de las causas más remotas de la situación actual del continente africano se sitúa en la época de la trata de los esclavos. Esta página sombría de la historia de la humanidad tiene que ser conocida. Entre los siglos XVI y XIX, los europeos trasladaron a millones de africanos, hombres y mujeres jóvenes reducidos a la esclavitud, hacia sus colonias de América del Norte, América del Sur y del Caribe. Se compraban seres humanos a cambio de alguna mercancía de poco valor, de pólvora y otros productos destructivos o inútiles. El daño para Africa no fue sólo psicológico debido a la humillación sufrida, sino que supuso un perjuicio económico, demográfico y social decisivo. Este comercio alcanzó, en manos de los europeos, un volumen nunca visto. Hay que ir a Africa para darse cuenta de hasta qué punto sigue viva la conmoción material y espiritual que este episodio causó.

Después de la trata de esclavos, la etapa colonial. Esta representa la causa más directa de los conflictos políticos en Africa. Las potencias europeas se reúnen en la Conferencia de Berlín entre 1884 y 1885 bajo la batuta del Canciller alemán Bismarck. Como quien reparte un pastel, se distribuyeron el territorio africano. Pueblos que vivían en la misma región se enteraron que ya no eran del mismo reino, sino que unas fronteras imaginarias los separaban. Ningún africano participa en la Conferencia. El desglose de Africa se hizo de una manera artificial, al azar de la ocupación por parte de las naciones europeas de un territorio determinado. Un río por ejemplo que era un elemento de unión de un pueblo, un símbolo vital alrededor del cual se organizaba la actividad del mismo, se convirtió de repente en una frontera, o sea un elemento de división.

Estas fronteras crearon dos fenómenos contradictorios. Por un lado, en un país creado de manera artificial, se unificó por la fuerza a tribus que no tenían nada en común por el pasado, y que siguieron después ignorándose mutuamente o que desarrollaron unas relaciones de hostilidad. Por otro lado, las mismas fronteras dividieron elementos de una misma tribu, repartiéndola en dos o tres naciones nuevamente creadas. Esta división de Africa por parte de aventureros imperialistas europeos creó el problema de minorías étnicas que sigue siendo un problema en los países africanos.

Aunque esta página histórica duró relativamente poco tiempo, menos de un siglo, supuso igualmente un cambio radical en las estructuras y mentalidades de los pueblos africanos. Los daños actualmente son visibles. Lo que hay que cuestionar primero es el sentido de nación o de conciencia de pertenencia que se destruyó desde el principio. Por eso, una de las urgencias actuales es la de crear conciencia de Estado. La estructura tradicional africana tiene como base la etnia o tribu, aunque para algunos éste es un término peyorativo. Esta es un conjunto de clanes con una misma lengua y tradiciones. Entonces surge el problema de la exclusión causada por la unión forzada. La actitud desarrollada en muchos momentos será de desconfianza o de hostilidad hacia el perteneciente a otra etnia. El impacto de este pasado sobre las raíces y sobre las estructuras tradicionales africanas ha sido demoledor.

El dinamismo del comercio y la industria europeos, la necesidad de mercados y de materias primas, la ideología imperialista, la ilusión de llevar la Civilización y el Evangelio a todas las tierras, y la superioridad tecnológica, son algunos de los factores que propiciaron la conquista y dominación de Africa por parte de Occidente. Vendrán muchos cambios durante la colonia: fronteras artificiales y formas de gobierno calcadas de Occidente. El problema mayor es que sobre la organización tradicional, étnica, ha venido a superponerse la estructura occidental: Estado multi-étnico, gobierno, parlamento, ministerios, legislación occidental y no está nada claro que estas nuevas estructuras e instituciones hayan sido asimiladas por la población ni tampoco por los dirigentes. La primera generación de estos dirigentes en los países recién independizados es parte de la élite que las metrópolis formaron, identificándolos con los intereses coloniales. Aunque estas élites fueron también las que lucharon por la independencia, apenas la consiguen empiezan a realizar alianzas entre las ex-metrópolis y las oligarquías africanas. No debe extrañarnos por eso que en la actualidad, los intereses de los gobernantes africanos sean contrarios a los de sus propios pueblos. No extraña tampoco que unos países europeos envíen sus tropas a Africa en diversas ocasiones a defender regímenes corruptos y dictatoriales.

No todos los problemas políticos son herencia o responsabilidad de Occidente. Pero lo que indigna es darse cuenta de que los dictadores africanos se mantienen en el poder gracias a los gobiernos europeos, que los sustentan económica y militarmente. Este apoyo es a cambio de algo. No es extraño que a pesar de las enormes riquezas naturales: el 46% de los diamantes del mundo, el 32% del oro, el 20% del uranio, el 75% de cobalto, el 11% del petróleo, el 55% del cacao; Africa sea un continente pobre. Se ve por donde pasan estas riquezas. El resto lo explica el peso de un sistema económico mundial injusto, en el cual Africa pierde siempre en todos los intercambios con Occidente.

La religión y la cultura tradicional

Desde siempre, Africa se ha presentado como un continente en la encrucijada de muchas religiones, principalmente las tradicionales. Estas traducían y encarnaban la cultura del pueblo, concebida como el conjunto de creencias, conductas, usos y costumbres. Eran fuentes de valores, y han ejercido una gran influencia. La estructura de la sociedad dependía ampliamente de la jerarquía de los valores que colocaba en la cumbre a Dios y a los antepasados. La fuerza del poder provenía de la fuerza de la religión. Consiguientemente el poder era sagrado por el hecho que tenía a la religión como fundamento. Hoy, aunque la estructura haya cambiado, la visión cosmológica en la religión tradicional en ciertas partes sigue vigente.

Con el proceso de colonización, la mayoría de los africanos no aceptaron abiertamente el patrimonio espiritual de los recién llegados con su religión, con el modelo de su Iglesia, llámese católica universal o evangélicas. Profundamente religiosos y apegados a sus tradiciones, los africanos se empeñaron en vivir su relación con Dios de acuerdo con su cultura y aspiraciones. La evangelización fue acusada de trabajar para el poder colonial, de tener los mismos puntos de vista y los mismos objetivos. Se veía que la actitud de los misioneros era ambigua frente a las acciones de los colonialistas, sobre todo en la destrucción de los aspectos culturales de los locales.

John Mbiti, teólogo kenyano dice: «Los europeos no nos trajeron a Dios. Fue Dios que los trajo aquí». Lo dice en otro contexto, pero hay que ver lo que significó la aceptación de Cristo en las sociedades africanas de hace tiempo, y los problemas que esto sigue suscitando hoy.

El cristianismo ha sido impuesto de muchas maneras en los nuevos pueblos como la única religión, y todo lo que las religiones tradicionales tenían ha sido considerado como practicas supersticiosas, fetichismo y otros calificativos, y al parecer, esto es contrario al cristianismo. En muchos casos, la identidad o la particularidad de los pueblos ha sido negada, han sido derrumbado sus valores, y muchas veces el cristianismo se ha impuesto con medios poco conformes al mismo evangelio que predicaba. Fue más que todo una cultura de cierta parte del mundo que, queriendo implantar el cristianismo en otras partes, trajo sus propios valores y modelos, y no se dejó ella misma afectar por la cultura del pueblo evangelizado.

Lo que faltó claramente fue un diálogo entre cultura y religión para sacar lo que es esencial del cristianismo, y lo que es accesorio que de hecho era propio de la cultura evangelizadora. La crisis que viven actualmente los pueblos africanos a nivel religioso la resume así el padre Engelbert Mveng: «Se trata de una crisis de la persona: La persona de los individuos o de los pueblos que toman conciencia de su desencuentro en una cita que debía ser encuentro de dos personas. Fue una ausencia de una de las personas en la cita. Y donde falta una de las personas, no hay encuentro".

Debemos entender que no es posible hablar de una religión africana, pues cada grupo cultural tenía y algunos conservan hasta hoy su propia expresión religiosa, pero entre los valores comunes a las religiones tradicionales del Africa se pueden subrayar:

a) Reconocimiento de los antepasados o espíritus ancestrales

Dentro del sistema religioso y la vida diaria del africano los espíritus son seres que ocupan un lugar central. Hacen parte de este grupo los espíritus de los ancianos buenos que dejaron su descendencia. También pueden entrar en este grupo los espíritus de hombres y mujeres virtuosas que murieron jóvenes.

Los espíritus de los antepasados constituyen el vínculo más fuerte entre los seres humanos y el más allá. Son cabezas de las familias a las que pertenecían y ahora muertos siguen siendo guías y prolongación. Ellos siguen los acontecimientos familiares y favorecen, protegen a los parientes. Son los mejores intermediarios entre el Ser supremo y el pueblo, por eso las familias les ofrecen constantemente oraciones y libaciones.

Otra función de los espíritus ancestrales es la salvaguardia de las costumbres y tradiciones. Ellos premian a quienes las respetan y castigan a los trasgresores. Por esto son la fuente más inmediata de la moral social y de todo el sistema de convivencia.

b) Otras características de las religiones africanas tradicionales

v    Estas religiones tradicionales no son universales, sino tribales y familiares, porque son fruto de una teología popular a partir de la historia y de la realidad concreta de cada grupo étnico.

v    Sus tradiciones no tienen textos escritos, pues estas son culturas de tradición oral. Sus creencias y fundamentos están en la memoria de los ancianos, los sacerdotes o los jefes de tribu.

v    Las prácticas religiosas no son de carácter individual – aunque tengan una dimensión personal – sino comunitario. Ser una persona en las culturas africanas significa pertenecer a una comunidad, y ello implica participar en sus creencias, ceremonias y rituales.

v    La cosmovisión de los pueblos africanos plantea una realidad en donde no hay separación nítida entre lo material y lo espiritual, ni siquiera entre la vida y la muerte, de ahí el carácter integral y totalizante de estas religiones tradicionales.

v    No se piden conversiones de una creencia a otra. Es algo que hace parte de la historia del individuo y de su propio pueblo. Hay siempre respeto de las creencias ajenas.

v    Todas las sociedades africanas creen en la vida después de la muerte. Vivir el presente es la preocupación más importante de las creencias y actividades de las religiones africanas.

Un continente de mártires y santos

El pueblo católico del Africa cuenta con orgullo algunos Mártires y Santos, entre ellos podemos enumerar[4]:

v    Mártires del 16 de febrero de 1992 de Kinshasa. Más de diez cristianos, mártires de la democracia fueron asesinados por las tropas de Mobutu. Reclamaban en una manifestación pacífica la reapertura de la Conferencia Nacional Soberana, símbolo del camino hacia la democracia en el país.

v    Clementina Anurite Nengapeta: Religiosa congoleña, de las Hermanas de la Sagrada Familia, murió mártir el primero de diciembre de 1964 por mantenerse fiel a su voto de castidad cuando el Coronel de los Simbas, Pierre Olombe, quería hacerla su mujer.

v    Carlos Luanga, Matía Mulumba y otros mártires de Uganda: Jóvenes quemados vivos por Mwanga, rey ugandés de los baganda por su adhesión a la fe católica. Junto a estos 22 católicos fueron muertos por razones religiosas 11 protestantes, 8 de religiones propias y un musulmán, semilla del ecumenismo en Africa.

v    Isidoro Bacanja: Joven catequista congoleño que mandado a azotar por su amo belga, hostil a las prácticas religiosas, murió mártir el 15 de agosto de 1909.

v    Steve Biko y los mártires surafricanos asesinado el 12 de septiembre de 1977 por luchar contra el apartheid y defender a su pueblo de Sudáfrica.

v    Josefina Bakhita, sudanesa de origen, fue vendida cinco veces como esclava. Tras su deportación a Italia se hizo religiosa en el instituto de las Hijas de la Caridad, Hermanas Canosianas.

v    Emile Biayenda: Cardenal Arzobispo de Brazzaville, asesinado el 22 de marzo de 1977 por defender a su pueblo.

v    Christopher Munzihirwa, Arzobispo de Bukavu, asesinado el 29 de octubre de 1996. Supo denunciar con lucidez y valentía la injusticia de la guerra y de las divisiones étnicas que muchos, de dentro y de fuera de Africa, promovían por intereses oscuros. Solía decir que "la mejor forma de llorar un muerto es trabajar su campo".

v    Beato Cipriano Tansi, Trapense nigeriano, muerto en olor de santidad en la Abadía del Monte San Bernardo en Inglaterra[5].

Realidad actual

La realidad religiosa actual del continente africano se encuentra dividida en dos grandes bloques correspondientes a las ya mencionadas geográficamente: el norte que es esencialmente musulmán, y el sur que es cristiano (católico, protestante y sectas cristianas), y donde siguen vigentes las religiones que se llaman comúnmente tradicionales o animistas. Entre ambos bloques existen unos cuantos países divididos, donde el norte es musulmán y el sur cristiano y tradicional. En estos países no faltan los conflictos: Los ejemplos más claros y frecuentemente sangrientos se encuentran en Sudán y Chad.

La Iglesia católica ha experimentado un crecimiento de extraordinarias dimensiones las últimas décadas. De los 24 millones de católicos aproximadamente que había en 1960 (cuando la mayoría de los países subsaharianos obtuvieron su independencia), se ha pasado a más de 100 millones en la actualidad, de un solo Cardenal a 16, de 40 Obispos nativos a más de 450, de 2.000 Sacerdotes a más de 14.000. Pero, estos datos no deben llevarnos a engaño. En algunos países los cristianos y los católicos específicamente son mayoritarios, en otros alcanzan apenas el 20%, y en otros no pasan el 2%, sin tener en cuenta los países típicamente musulmanes en los cuales la Iglesia Católica es prácticamente clandestina.

En un contexto social de extrema pobreza como es el del continente africano, situación que obliga al hombre a preocuparse de muchos problemas vitales de su subsistencia, la realidad religiosa se encuentra como olvidada en la lista de prioridades a resolver.

A modo de conclusión podemos deducir que el verdadero diálogo debe permitir a Africa redescubrir y renovar su herencia espiritual y cultural: sus lenguas, sus artes, su literatura, su genio creador, su experiencia humana y religiosa, y sus múltiples expresiones. Pero, como se interroga el padre Michel Kayoya, «¿Permitirá Occidente superarse a nuestros pueblos, pensar y expresarse a nuestros pensadores, vivir en plenitud su experiencia espiritual a nuestros místicos, enseñar a nuestros maestros, emprender el diálogo entre Dios y los hombres a nuestros profetas, mandar y guiar a nuestros pueblos sin opresión ni engaño a nuestros pastores, hacerse más santos a nuestros santos, encontrar el perdón a nuestros pecadores?».

No se puede por el momento permitir que Africa y su Iglesia sean consideradas sólo como folklore o continente de sociedades secretas, de ritos y de danzas exóticas. El continente entero hace resonar hoy un grito para ser él mismo. Una tierra de hombres y mujeres con valores y limitaciones como el resto de la sociedad. Tiene que mostrarse también con todo lo que tiene de exaltante, de sublime, de espiritualmente profundo, con toda su creatividad en su humilde condición. Quieren los africanos estar presente para la realización de su destino propio, donde se hace la ley, donde se piensa, donde se decide sobre su futuro y el de la humanidad, quiere utilizar sus categorías y llegar así a compartir el destino de sus integrantes, sus sufrimientos pero sobre todo compartir sus alegrías y su forma de celebrar la vida.

El ejemplo de algunas democracias exitosas como Benín o Mozambique anima a otros países africanos a reformas sus sistemas políticas. Porque el despegue económico y social del continente y depende del fin de las guerras y dictaduras.

La capacidad humana y el liderazgo político de los africanos empiezan a superar fronteras con personajes como el ghanés Kofi Annan, actual secretario general de la ONU y Nelson Mandela, que tras pasar tres décadas encarcelado consiguió traer la libertad a su país. Hoy Mandela es un referente moral no sólo para Africa, sino para todos los afrodescendientes de la diáspora.

edu.red

[1] UMOYA, Africa, continente rico, países empobrecidos, en Agenda Latinoamericana 2.001. editorial Kimpres Ltda., Bogotá, 2000, p.36

[2] TEILHARD DE CHARDIN, Pierre, L´apparition de l´homme, Seuil, 1956, p.279

[3] UNESCO, Historia General del Africa, Jeune Afrique, París, 1980, p.11

[4] UMOYA, Africa, continente rico, países empobrecidos, en Agenda latinoamericana 2.001. Editorial Kimpres Ltda., Bogotá, 2000, p. 39

[5] LIZALDE, P. José Luis, Reportaje: Africa más de mil Santos, en Revista Iglesia SINFRONTERAS, No. 239, noviembre de 2001, p. 20

De África a América

A fines del siglo XVI, ante el exterminio de los pueblos indígenas y la falta de mano de obra para la explotación de las minas y trabajos en las haciendas, contando con la autorización y apoyo de los reyes de España, Europa dio inicio a la captura, tráfico y comercio de la población africana.MERCANCIA HUMANA

Mediante unas licencias autorizadas por la monarquía, emprenden el más deshumanizador comercio de Africanos/as. La licencia consistía en un contrato para traer en calidad de esclavos Africanos capturados o comprados en sus tierras desde donde eran conducidos como animales a los puertos de embarque y a látigos eran obligados a subir a los llamados barcos negreros, dejando familia, tierra, pueblo y cultura. Allí, aprisionados con cadenas y grilletes eran amontonados en las bodegas de los barcos para emprender un largo viaje de padecimiento del Africa a las islas del Caribe y de allí a Colombia y a otros países.

Los puertos más famosos de Africa en la historia de la Trata Negrera fueron aquellos que se encontraban ubicados en Cabo Verde, Santo Tome, Guinea y el Congo. Existen varias clasificaciones presentadas por diversos autores que lograron registrar información de la época, como Alonso Sandoval (jesuita), Philip D. Curtin y Peter Boyd-Bowman, para mayor facilidad retomamos la clasificación presentada por este último. El Señor Curtin demarca cinco zonas de donde los traficantes negreros pudieron extraer la mercancía humana directamente de Africa al Nuevo Mundo. Estas zonas fueron:

  • La de Cabo Verde (entre Senegal y Sierra Leona), donde habitaban las naciones Berbesi, Jolofo, Bañol, Mandinga, Gio (tierra de Jo), Guinea, Nalu, Bran, Bolamo, Biafra y Zape. 

  • La de Cazanga (al este de Sierra Leona) probablemente en la actual Ghana y suroeste de Nigeria. 

  • La de Carabalí, en el delta del río Níger. 

  • La de Isla de Santo Tomé, al sur del delta del Níger. 

  • La del río Congo de donde procedían los manicongos, Angolas, Auchicas (o auzicanas) y, con toda probabilidad, los terranovas o lucumíes[6].

Un viaje sin regreso

Los navegantes europeos al aproximarse a la costa africana, comenzaban por tirar una salva para advertir al jefe local de su llegada como un signo de homenaje a su autoridad. Contento con esta muestra de respeto, el jefe los recibía al día siguiente. El capitán se presentaba y ofrecía regalos: Mantos galonados y estofados de oro, tricornios de pluma, parasoles y telas de colores brillantes. Llegados a un acuerdo, el Capitán entregaba al rey los barriles de aguardiente, las telas, los fusiles y las otras cosas convenidas y el rey declaraba abierta la trata.

Una parte del equipaje desembarcaba entonces y construían un gran barracón donde los esclavizados podían ser almacenados como si fueran ganado. Los hombres y mujeres africanos llegaban en largas filas amarrados por el cuello a una especie de horquilla de madera; algunos, después de haber marchado miles de kilómetros a través de la selva y la estepa. Eran cautivos de guerra, víctimas de enfrentamientos entre tribus enemigas o cazados por el afán de responder a la demanda comercial. No había niños ni viejos.

CIMARRON. Los africanos y sus descendientes nunca aceptaron pasivamente la esclavización

Según algunos testimonios los comerciantes de este tráfico humano masacraban a los niños de menos de 6 años y abandonaban a los viejos y a

los enfermos. Solo querían jóvenes fuertes, que pudieran soportar bien el viaje. Sus edades oscilaban entre los 16 y los 30 años.

En el barracón los esclavizados eran examinados. Se les miraban los dientes, los ojos, se les hacía correr, saltar, bailar. Se buscaban síntomas de enfermedad: escorbuto, lombriz, sarna… pues un hombre o mujer en mal estado valía menos. Si era tuerto había una reducción en el precio, igual si era sordo, o si le faltaba algún diente.

Completado el enganche, el capitán zarpaba de inmediato. Le convenía que el viaje durara lo menos posible. Temía las epidemias, los suicidios y las revueltas. La trata había durado de 3 a 6 meses; la travesía en redondo de 9 meses a año y medio.

El viaje era terrible. Ya al subir al barco, adivinando la suerte que les esperaba, muchos africanos preferían darse muerte lanzándose al agua. El resto, desnudos, marcados al fuego sobre el pecho, eran mancornados, encadenados de dos en dos, en el fondo del navío. Allí permanecían de 15 a 16 horas por día en medio de la oscuridad, sin ventilación y sin sistemas sanitarios, disponiendo de un espacio que era apenas mayor que una tumba. Para aprovechar el máximo el espacio, la bodega de los barcos se dividía en pisos que tenían entre 1,20 y 1,50 m de altura. Los hombres y mujeres africanos eran ordenados como cucharas en una caja de servicio. Así, un barco de 200 toneladas podía transportar hasta 250 piezas, olvidándose que eran hombres y mujeres que gemían entre la sangre de sus heridas, el pus de sus llagas, sus excrementos y orinas, junto con los cadáveres en descomposición de los que no soportaban el infierno del viaje por el mar[7].

El olor era tan intenso que a la tripulación le era imposible permanecer en las bodegas más de unos pocos minutos, los africanos llegaban a extremos de sofocación y desesperación inauditos. Enloquecidos, atacaban a los guardias que descendían y hasta se estrangulaban entre ellos para hacerse un sitio y poder respirar, las mujeres clavaban alfileres en los cerebros de sus compañeras. Es conocida la rebelión del jefe singbé, en el navío Amistad, en 1839, que dio muerte al capitán negrero y llegó a los EE.UU., donde él y sus hombres fueron juzgados. Gracias a la presencia de los abolicionistas fueron devueltos a su país en 1842[8]. Este es sólo un caso entre todos los años de la trata.

En algunos casos a las mujeres y los niños les permitían circular a bordo durante el día, pero, media hora antes de la puesta del sol, debían volver a las bodegas y eran minuciosamente registradas para asegurarse de que no habían escondido algún objeto que pudiera ayudarlas a librarse de las cadenas.

Cuando el día estaba despejado, todos podían permanecer en cubierta: se les regaba con agua salada y se les daban unas gotas de aceite de palma para que se frotaran el cuerpo. Los marineros formaban una orquesta y se les obligaba a bailar. Así hacían ejercicio para contrarrestar la quietud del viaje. A los que no aceptaban esta nueva humillación se les obligaba a ritmo de latigazos. Algunos aprovechaban la primera oportunidad para saltar por la borda liberándose así de una vida intolerable.[9] En caso de rebelión o motín el castigo era rápido y seguro: Los colgaba del mástil del barco.

Arroz, maíz, mandioca, ñame y bizcochos constituían la ración diaria. En los días muy fríos les daban unos sorbitos de ron. No se les daba demasiado de comer, lo justo para que no se enfermaran y no tuvieran suficiente fuerza para rebelarse.

No todos los hombres y mujeres que salieron de Africa llegaron a América, en la larga travesía muchos de ellos murieron a causa de enfermedades contagiosas y otros eran tirados al mar por los capataces, cuando la embarcación venia muy pesada. Según algunos datos, de cerca de quince millones que pasaron a América durante toda la trata, se estima que debieron de morir dos millones. 

Triángulo negrero

Entre Europa, Africa y América se estableció un tráfico gigantesco que es denominado el Triangulo Negrero. El nombre viene de que esta operación comportaba tres etapas: La primera, de Europa a Africa, los negreros iban a buscar esclavos a la costa occidental de Africa. Los cambiaban por cosas superficiales: Ron, aguardiente, cuentas de vidrio, barras de hierro, fusiles, pólvora… La segunda fase era de Africa a América. Los esclavizados eran vendidos en los mercados de la América española o portuguesa, o en las colonias del norte. La tercera, Europa. Con la venta de los esclavizados en el Nuevo Mundo, los barcos volvían a Europa supercargados de productos como el oro, la plata, el azúcar, el algodón, el cacao y otros.[10] De esta manera, el negrero tenía un triple beneficio, uno por cada punto del triángulo.

Al llegar a América los esclavizados que habían sobrevivido al viaje eran vendidos al mejor postor. No eran vendidos como seres humanos sino como piezas de indias. Antes de desembarcar el navío tenía que hacer cuarentena. Nadie tenía derecho a desembarcar ni a subir a bordo. Durante estos días el capitán se ocupaba de mejorar la presencia de su mercadería: Les daba mejor alimentación, trataba de maquillar los defectos físicos visibles, les lustraba el cuerpo con aceite de palma. Esta operación se llamaba blanqueamiento.

La llegada de un barco negrero era un gran acontecimiento en la vida colonial. En los primeros siglos se anunciaba con salvas de cañón. En el XIX mediante carteles en la plaza y lugares públicos. La venta comenzaba en el puente del barco; otras veces eran desembarcados y conducidos directamente al mercado. Los esclavizados eran vendidos por lotes pero individualmente se les llamaba piezas de Indias.

La pieza de Indias era un individuo de 7 cuartas de altura, aproximadamente 1,80 m, cuando no llegaba a esa altura se completaba con un mulequín, un niño de pecho cuya venta aislada no era fácil, por el riesgo de muerte. Para la venta cada africano debía subirse a un tonel para que todos los compradores los vieran, les hacían mover los brazos y las piernas, abrir la boca, adoptar diversas poses para ver si estaban sanos y fuertes. El precio dependía de la edad, de la fuerza física y del estado de salud. Los enfermos eran comprados por los blancos pobres, mucho más baratos. Cerrado el trato, el nuevo amo marcaba al esclavo con sus iniciales y le daba un nombre cristiano. La marca infamante, el carimbo, fue prohibido a fines del siglo XVIII, cuando se empezaron a escuchar las primeras voces de los abolicionistas. A continuación lo confiaban a otro esclavizado para que le enseñara su nuevo trabajo.

Aparte de estas entradas oficiales, había otras clandestinas. Estas eran las malas entradas y las arribadas maliciosas; si la primera era el simple contrabando, las segundas se disfrazaban de catástrofe, y el negrero atracaba en un puerto alegando que había sido arrastrado por una tempestad o por las corrientes adversas. En Colombia la entrada oficial era por Cartagena, pero se realizaba el contrabando por muchos lugares alternos, por el Darién, Tolú, Santa Marta, y Riohacha en el Caribe; Gorgona, Buenaventura y Barbacoas en el Pacífico. Una vez allí eran subastados como cualquier otra mercancía en el mercado público o vendidos clandestinamente. 

La maldición de Cam

No sólo los africanos y africanas han sido esclavizados y esclavizadas. La historia nos cuenta que el Imperio Romano, antes de Cristo llegó a tener 400.000 esclavos, ninguno era negro. La Biblia nos narra la esclavitud del pueblo de Israel en Egipto. También Grecia y Babilonia tuvieron esclavos. Los antepasados de los actuales europeos fueron esclavos, estuvieron bajo el yugo de los griegos y romanos y estos a su vez esclavizaron a filipinos, moros, chinos, a los pobres de su país y a los que perdían una guerra[11]. De todos modos, la forma como se realizó la esclavización de los hombres y mujeres africanas en América es considerada la más cruel de la historia, por ser la más larga, sin posibilidades de retorno y porque se utilizaron estrategias represivas para destruir la identidad – lenguas, religiones, costumbres y tradiciones.

La gran diferencia de la esclavitud americana con las que hasta entonces se había conocido fue que la esclavitud quedó simbolizada por el negro y éste marcado por un estigma de naturaleza. El esclavo pasó, así, de una inferioridad legal, que se conocía en la antigüedad, a una inferioridad moral. Eventualmente el indígena sufrió la esclavitud pero por las razones clásicas, es decir por perder la guerra, por deudas, entre otras. En cambio, sin más, se afirmó el derecho de hacer del hombre africano negro un esclavo. Por eso salieron a relucir muchas explicaciones para legitimar este pretendido derecho y tranquilizar las conciencias: Se recordó a Aristóteles, seguido por Santo Tomás en la Summa contra gentiles y sobre todo el argumento bíblico de la maldición de Cam.

El pasaje que presenta la maldición de Noé a su hijo Cam y a sus descendientes, por haberse burlado de él al verlo desnudo, fue aplicado de forma arbitraria a los africanos, a quienes se empezó a llamar con el nombre genérico de negros dando origen a un absurdo perjuicio racial. Con este mito se justificaba la esclavización: Resultaba mejor para los negros sufrir la esclavitud, y entrar en contacto con la civilización y el cristianismo, que quedarse en sus costumbres que se calificaban como bárbaras y paganas[12].

Para su propio provecho, los europeos católicos y puritanos llegaron a una conclusión inhumana: El negro es inferior al blanco, por lo tanto su condición es ser esclavo. Por eso hoy en los acuerdos internacionales se declara la urgencia de superar toda clase de discriminación racial. 

 

[6] VIVES, Vicente, Historia Social y Económica de España y América, p.444-445, citada por MURILLO MENA, Jorge Eliécer, El negro conquistador y colonizador de Hispanoamérica, Docentes Editores, Bogotá, 2003, p.98

[7] Cf. SEGOVIA MORA, Guillermo, Afrocolombianos/as UTOPIAS, Bogotá 1999, Edición Especial, p.34.

[8] ROJAS MIX, Miguel, Cultura Afroamericana, de esclavos a ciudadanos, o.c. p.16

[9] Cf. TANNENBAUN F., El Negro en las Américas, Biblioteca América Latina, Buenos Aires, 1.968, p.35

[10] Cf. Boletín de la Asociación Campesina del Atrato – ACIA, abril-mayo de 1994 Nº 25, p.5

[11] Cf MOSQUERA, Juan de Dios, La Etnoeducación Afrocolombiana, Docentes Editores, Santafé de Bogotá, 1999, p.19

[12] ROJAS MIX, Miguel, cultura AFROAMERICANA de esclavos a ciudadanos, Anaya, Madrid 1988, p.24

 

Los afrodescendentes en la historia de Colombia

  En Colombia, país multi-étnico, vivimos aproximadamente 10 millones de hombres y mujeres afrodescendientes. Existen regiones donde la mayoría de su población es negra. Esto nos lleva a preguntarnos por la historia de nuestro pueblo afrocolombiano, para conocer, amar nuestras raíces y luchar por el fortalecimiento de nuestra identidad.  CENTRO DE ABASTECIMIENTO Y DISTRIBUCION

Los historiadores señalan que entre 150 mil y 200 mil esclavizados entraron por Cartagena y fueron distribuidos hacia Ecuador, Venezuela, Panamá y Perú. De estos más o menos 80 mil quedaron en Colombia.

Comprados en Cartagena y Mompox eran conducidos hacia los mercados del interior, a través de los ríos Cauca y Magdalena. Como centro secundario de comercio se constituyeron: Popayán, Santa fe de Antioquia, Honda (Tolima), Anserma (Caldas), Zaragoza y Cali.

En los primeros años, de cada 100 esclavos 30 eran mujeres y los otros 70 eran hombres pues los esclavistas preferían a los hombres, para trabajar en las minas y haciendas, se despreciaban a los ancianos y a los niños. Posteriormente, cambian de estrategia y empiezan a traer más mujeres para garantizar el nacimiento de más esclavos.

Actualmente el pueblo afrocolombiano está presente en 800 municipios del territorio nacional, incluyendo las regiones oriental y amazónicas. Los principales territorios afrocolombianos son: las llanuras del Atlántico y del Pacífico, los valles medio y bajo de los ríos Magdalena y Cauca, Urabá y Norte del Cauca. Las concentraciones urbanas más importantes están el las ciudades de: Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Santa Marta, Riohacha, Montería, Sincelejo, Buenaventura, Quibdó, Tumaco, Turbo y Guapi.

TRABAJOS DE HOMBRES Y MUJERES ESCLAVIZADOS

El pueblo afrocolombiano fue esclavo en las minas de Zaragoza, Cartago, Santafé de Antioquia, Valle del Cauca, Cauca, Chocó y Nariño. En el servicio doméstico en Santa Marta, Santafé de Bogotá, Cali, Popayán y Santafé de Antioquia; como agricultor y ganadero en la costa Atlántica, Valle del Cauca, Huila, Tolima y los Llanos Orientales; como boga por el río Magdalena; cargueros y cargueras por trochas y caminos. En lugares varios fueron forzados a trabajar como artesanos.

Gracia al trabajo de los africanos y sus descendientes fue posible el desarrollo del país y el crecimiento del capitalismo. Las ganancias de la producción generada por el trabajo esclavo llevaron al proceso de industrialización de Europa, mediante el cual se avanzó hacia el modo de producción capitalista que luego se desarrolló en Colombia.

Una variedad en el servicio doméstico en el ámbito urbano lo constituyó el esclavo convertido en fuente inmediata de ingreso para sus dueños; niños de 10 años, (hombre y mujeres) eran despachados por la mañana a buscar la vida, y debían regresar en la noche con dinero para sus amos; los hombres buscaban ganarse un jornal y las mujeres se dedicaban a la venta de frutas y dulces. La exigencia de algunos amos frente a la renta diaria dio origen a que algunas esclavas se dedicaran a la prostitución[13].

Grillos y grilletes usados por los tratantes de esclavos

 

Castigos más comunes

Mientras los esclavizados trabajaban eran vigilados por los capataces y, a un intento de descanso, eran castigados con el látigo. Si una persona africana o sus descendientes trataban de huir o en efecto huían y eran capturados los colgaban de una viga, se les daban 50 latigazos y más. Si el que huía era un capataz, o líder era cortado en pedacitos colocando parte de sus miembros en las plazas, para que los demás cogieran escarmiento. Si una mujer embarazada cometía un delito se hacía un hueco en la tierra donde se le metía la barriga y en la espalda le daban rejo; a los que huían al monte los perseguían con perros y si lograban cogerlo, como castigo le rompían el tendón del pie y le hacían cargar un hierro, en otros lugares les cortaban el pie o lo peor, los condenaban a muerte.[14] Otros castigos eran:

  • El corte de la lengua, cuando hablaban su idioma nativo. 

  • El vaciamiento de un ojo. 

  • La castración. 

  • El baño en aceite hirviendo. Todo esto reglamentado en las leyes

Una sola lengua, una sola religión

Los dos grupos lingüísticos dominantes entre los africanos llegados a Colombia son: El bantú y el sudanés[15], los esclavizados generalmente estaban en condiciones de comunicarse con grupos tribales vecinos mediante el conocimiento de dos o tres lenguas o dialectos cosa que no le convenía al esclavizador. Por eso, para obligarlos a olvidar su lengua nativa, se les separaba de su grupo tribal y vecino; se les mezclaba con personas de otras tribus. La necesidad de comunicación se impuso y la lengua castellana pasó a ser la lengua usada, con la excepción del Palenque de San Basilio, donde quedó la lengua palenquera y San Andrés y Providencia donde se construyó una lengua criolla con expresiones del inglés, castellano y lenguas africanas.

Por otro lado los doctrineros debían instruir en la fe católica a todos los esclavizados buscando alejarlos de sus practicas religiosas (ritos, mitos, cantos, dioses y visión de mundo) aludiendo que eran practicas diabólicas. Para ser reconocido en la nueva sociedad tenían que pertenecer a la religión católica. Recibir el sacramento del bautismo era una condición indispensable para entrar a la América hispánica, según las normas de la corona española, que prohibía la entrada a judíos, herejes y paganos.

La mayor referencia a la metodología de adoctrinamiento a los esclavos en Colombia es la de los jesuitas Alonso de Sandoval y Pedro Claver[16]. Sobre todo de este último, quien tuvo como principal ocupación la acogida de los africanos y su bautismo a través de una catequesis que tenía como característica propia el amor y la caridad. La utilización de la cruz les permitió entrar al alma del pueblo negro, pues identificaban el sufrimiento de Cristo con el propio sufrimiento, además para el grupo bantú existía la referencia de la cruz Elegua.

A pesar de ser una religión impuesta, pronto encontró muchos elementos comunes en la espiritualidad de las diferentes tribus de origen y se empezaron a recrear las tradiciones religiosas que llegan hasta nuestros días, en el ritual mortuorio, el agua del socorro, los alumbraos a los Santos, los alabaos y arrullos, lo mismo que las fiestas patronales.

En Colombia, como en los países que fueron colonias españolas e inglesas, se conservaron elementos dispersos de la espiritualidad africana debido al adoctrinamiento cristiano intenso de españoles e ingleses, en cambio en las colonias portuguesas y en las islas del Caribe fue posible la conservación de estructuras y elaboración de nuevas síntesis que hoy conocemos como religiones afroamericanas. Es el caso del Candomblé y la Macumba en Brasil, el Vudú en Haití, la Santería en Cuba y República Dominicana y la filosofía religiosa Rastafari, practicada especialmente en Jamaica, entre otras.

[13]Cf. Boletín de la Asociación Campesina Integral del Atrato, ACIA No. 25, Abril – Mayo de 1994, p.5

[14] Cf. TANNENBAUN, F, El Negro en las Américas, Biblioteca América Latina, Buenos Aires, 1.968, p 74.

[15] Cf. PEREA H, Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano, publicado por el Centro Experimental Piloto – CEP (Chocó) y Codechocó, p.16

[16]Cf. PEREA H, Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano, O.C. p. 34.

ORGANIZACION Y RESISTENCIA

Planos internos de un buque negrero. Dibujo de la época tomado de ORTIZ, Fernando. Los negros esclavos. O.C., p.20

 

Desde la llegada del africano a Colombia en condición de esclavo, los hombres y mujeres han buscado de forma individual y colectiva la libertad. Ante la cruel estructura esclavista, en los puertos de embarque se lanzaban al mar desde las galeras de los barcos, escapaban de los mercaderes y compradores, muchas veces las mujeres acudían al aborto provocado para que sus hijos no nacieran esclavos, pero las mayores formas de rebeldía son el cimarronismo y la constitución de los palenques. 

Cimarrones y palenques

Se le llama cimarrón a toda persona que rechazando la esclavitud escapa de sus amos y se interna en la selva, en las montañas en busca de libertad. Los cimarrones fueron perseguidos con jaurías de perros amaestrados para tal efecto, y si los capturaban los castigaban con mutilaciones o los condenaban a muerte como escarmiento para todos.

Los palenques son lugares, escogidos de acuerdo a la topografía del terreno y bien defendido por fosos, trampas y empalizadas, ellos sirvieron no sólo como lugar de entrenamiento, provisión y descanso para la acción de lucha de los cimarrones sino; como lugar de refugio para cuantos deseaban unirse a la causa de libertad. Eran sitios estratégicamente ubicados para la defensa, seguros y con terrenos cultivables. Se llamaban así por estar rodeados de empalizadas, púas envenenadas, fosas y trampas.

Los palenques se convirtieron en la realización del proyecto histórico de libertad. A partir de ellos los cimarrones se organizaron creando una nueva forma de vida, una verdadera república independiente desde donde se hacen fuertes con autoridades, organización propia, y trabajan por la conservación de la lengua, religión, música, bailes, costumbres que poco a poco mezclaron con la de los indígenas y blancos según el lugar donde se diera su presencia.

El cultivo de la tierra era colectivo, primaba la solidaridad, la herencia cultural y estaban gobernados por autoridades elegidas por las mismas comunidades. Eran estas últimas quienes tomaban las decisiones políticas y militares. Desde allí los cimarrones liberados y armados con herramientas elaboradas por ellos mismos, hachas, machetes, palos y piedras, organizaban ataques contra los esclavistas y autoridades para liberar a sus hermanos y conseguir comida y armas. Sus mujeres los acompañaban y, al preparar la huída, escondían semillas en sus cabellos para la nueva siembra en el palenque.

A estos palenques no entraba quien quería, sólo los doctrineros y personas aliadas. Si era invadido y arrasado por las tropas, los que lograban sobrevivir en el enfrentamiento, volvían a agruparse y, mientras las autoridades entraban triunfantes en la ciudad con los prisioneros llevando en alto la cabeza de los jefes rebeldes, estos ya se habían reorganizado en las montañas en un nuevo palenque. Así mantenían la lucha por la libertad.EL PALENQUE DE SAN BASILIO

Entre los palenques de Colombia, el más significativo es el de San Basilio por haber sido el primer lugar libre de Colombia y de América Latina reconocido por la corona española, se considera heredero de la lucha iniciada por Benkos Biojó en el palenque de la Matuna.

Se encuentran referencias históricas de la capacidad guerrera y el liderazgo de Benkos Biojó; atacaba las haciendas dejando libres a los esclavizados, por eso hombres y mujeres se unían con entusiasmo a su ejército. La rebelión se extendió por una amplia zona y Biojó en ruta de guerra se pasea por Cartagena desafiando a los españoles. Los peninsulares le reconocen su poderío militar y buscan una negociación pacífica. Se suspende la guerra y aceptan a los cimarrones libres con la condición de que no reciban más esclavos fugados. El gran Rey Benkos Biojó logra ser reconocido y respetado por los propios cimarrones y los españoles[17]. Mientras era terrible con los soldados esclavistas, en el palenque se transformaba en un gran padre, conciliador, que con inteligencia solucionaba los conflictos internos.

En su lucha por la conquista de la tierra, los cimarrones contaron con el apoyo de algunos "doctrineros" como el Padre Baltasar de la Fuente de Turbaco y Tesorero de Cartagena a quien los cimarrones de Sierra María encargan de negociar por ellos ante las autoridades, y viaja a España para presentar su detallado memorial, regresa a la ciudad heroica en 1.692 portando la real cédula, llamada también cédula del perdón, con instrucciones detalladas a favor de las peticiones de los cimarrones[18].

Otro padre fue Miguel del Toro de Tenerife (Magdalena), quien ante la situación en que se encontraban los cimarrones a quienes atendía espiritualmente, entre los años 1780 y 1788, acudió a la audiencia de Santa Fe y por su medio consiguieron libertad y tierra para cultivar junto a la Ciénaga de Santa Marta.[19]

En uno de los tantos combates de los cimarrones con el ejército español, los primeros tomaron como rehén a Francisco de Campo, segundo hombre de la expedición española. Las autoridades españolas se vieron forzadas a buscar un arreglo amistoso y se firmó la famosa CÉDULA DE PERDON en el año 1.713. El rey de España les concede la libertad absoluta y la propiedad sobre un determinado territorio donde desarrollar su propia cultura, economía, política, lengua, y religión. Este palenque subsiste hasta hoy.

La resistencia de los esclavizados no cesó de manifestarse durante cuatro siglos con levantamientos, rebeldías, inteligencia y organización. En todos los sitios de explotación esclavista se vivieron levantamientos que muchas veces obedecieron a planes que implicaban la acción conjunta y alianzas con los indígenas con el fin de vencer a los blancos explotadores.

Otros palenques dirigidos por líderes cimarrones se dieron en:

  • Zaragoza en 1.598, 1.626 y 1.659 

  • Cartagena en 1.600, 1.619, 1.650, 1.663, 1.696 y 1.799 

  • Montañas de María dirigido por la Negra Leonor en 1.633 

  • Sierras de María por Domingo Criollo y Pedro Mina en 1694 

  • Norosí y Serranía de San Lucas dirigidos por Juan Brun y Cunaba en 1.694 

  • Sierras de Luruaco dirigido por Domingo Padilla y Francisco Arará en 1.693 

  • Montañas de Coloso y Tibú por Domingo Criollo en 1.684 

  • Marinilla, Rionegro (Antioquia) y Giradora en 1.706 

  • Tadó (Chocó) en1.728 

  • Guayabal de Síquima (Cundinamarca) en 1.731 

  • Tocaima (Cundinamarca) en 1.758 

  • Río Yurumangui y Cali por Pablo en 1.772 

  • Cartago y Cerritos por el Negro Prudencio, en 1.785 

  • Río Saija (Valle) en 1.819.

Santa Marta fue quemada por los cimarrones de la Ramada en 1.554, en Cartagena intentaron algo similar en 1.621. También se tiene noticia de una revuelta de serias proporciones que tuvo lugar en el río Saija, en 1821: Los esclavos quemaron los campos mineros y huyeron al litoral[20].  

El pueblo afro en la independencia de Colombia

La lucha de los cimarrones señaló el camino de independencia a Colombia. Hoy no podemos entender la revolución de los comuneros y el movimiento de independencia dirigido por Bolívar si no los alimentamos con la historia de los palenques.

Cimarrones, libres y libertos dieron un vivo apoyo al movimiento insurreccional de los comuneros. Una vez firmadas las capitulaciones de Zipaquirá que desmovilizaron el levantamiento, José Antonio Galán inició una intensa campaña por el Cauca, Magdalena y Antioquia ocupando haciendas, liberando esclavos e instigando su rebeldía. En la hacienda La Niña, los comuneros de Tumaco liderados por el negro Vicente de la Cruz siguieron este ejemplo y se levantaron el 7 de noviembre de 1.781. Sofocada la rebelión comunera de Túquerres y otros pueblos del sur de Nariño, el liberto de Barbacoas, Eusebio Quiñones, huyó y se escondió en los montes. Años después salió a combatir con las fuerzas libertadoras cayó en medio de sus filas en la batalla de Genoy.

El libertador Simón Bolívar firmó en Trujillo el decreto de "guerra o muerte" entre españoles y americanos el 15 de diciembre de 1813. Poco tiempo después, para atraer a esclavos y libertos, les ofreció la libertad absoluta si se sumaban al ejército de la independencia. Muchos hombres confiaron en esta promesa y se sumaron al ejército del libertador.

En la lucha por la independencia sobresale el afrocolombiano José Prudencio Padilla gran estratega de guerra, conocedor del manejo de los vientos. Su aporte fue valioso para el triunfo del ejército libertador en varias batallas. Esperaba, como todos los afrocolombianos, que al ganar la guerra conseguirían la libertad para todos los esclavizados.

En un momento de crisis del ejército por falta de recursos económicos y de personal, Simón Bolívar busca ayuda en Haití, primer país afroamericano libre. El entonces Presidente Alejandro Petion le responde positivamente, le facilita personal y pertrecho; a cambio, le pide a Bolívar abolir la esclavitud en Colombia si logra la independencia.

El libertador se comprometió con Petion pero no cumplió su promesa. Su traición se hizo visible en el congreso de Cúcuta donde Antonio Nariño, vicepresidente interino de la república y representante del Presidente, hace conocer su propuesta de Manumisión de los esclavos. Puede asegurarse que no hizo mayor esfuerzo para que el congreso aboliera la esclavitud, cambió la libertad absoluta prometida por la " LIBERTAD DE VIENTRE": Los hijos de esclava que naciesen a partir de 1821 alcanzarían la libertad y sólo después de cumplir 18 años y pagar los gastos de su manutención. Además, se estableció que todos los recién liberados debían someterse a la tutela de un blanco que les diera trabajo.

Luego de la ley de libertad de vientre, los esclavistas se idearon otra contra la vagancia, para obligar al liberto a trabajarles. Cualquier persona blanca que encontrara un negro en la calle, podía acusarlo de vago y llevarlo a la cárcel. Ahí cualquier rico pagaba por su excarcelación y el supuesto liberto era forzado a trabajar en las haciendas o minas en las mismas condiciones de esclavitud.

[17] RIASCOS, William, Raíces culturales del pueblo afroamericano y caribeño, en AA.VV., Teología Afroamericana y Hermenéutica Bíblica, ed. Kimpres Ltda., Bogotá, 2001. p. 140

[18] Cf. VÁSQUEZ L Miguel A. Las Caras Lindas de mi Gente Negra, Plan Nacional de Rehabilitación PNR, Santafé de Bogotá 1.994, p.11-20.

[19] Cf HERNANDEZ, Olga y OROBIO, Ayda. Manual para Delegados de la Palabra en Noanamá-Chocó, Tesis de Grado, Popayán, 1.998, p.28.

[20] HUDSON 1964:231, citado en Whitten, Norman E. Jr, Pioneros negros, La cultura afro-latinoamericana del Ecuador y de Colombia, ed. Centro Cultural Afroecuatoriano, 1992, p.51  

Camino de libertad

 

Consejo Comunitario: ACADESAN

La libertad para los esclavizados no fue un gesto de generosidad y filantropía de la clase poderosa, sino el resultado de las exigencias y presiones ejercidas por los mismos afrocolombianos, las continuas revueltas y fugas, los ataques de los cimarrones a las haciendas. Además, ya no eran tan rentables el comercio y mantenimiento de cuadrillas de esclavos. La libertad prometida en la independencia, fue discutida y trabajada en los congresos siguientes y se convirtió en un empeño que duró más o menos 39 años. El bien público, la propiedad privada y la paz, fueron los principios utilizados para atrasar casi indefinidamente la manumisión total[21]. 

Abolición legal de la esclavitud en Colombia

En el proceso de abolición de la esclavitud son importantes cuatro fechas:

  • 1812: La constitución del Estado de Cartagena prohibió el comercio y trata de negros. 

  • 1814: El dictador Juan del Corral ordenó la libertad a los hijos de esclavos nacidos en Antioquia. 

  • 1821: Ley de Libertad de vientre 

  • 1851: 21 de Mayo, el Presidente José Hilario López firma la abolición legal de la esclavitud.Se trata de un gesto formal puesto que nuevas leyes y figuras de explotación como arrendamiento, el terraje, trabajos forzosos impuestos y otros continuaron esclavizando al hombre y a la mujer afrocolombiana. En la abolición de la esclavitud se indemnizó al esclavizador y no al esclavizado.

  El precio de la libertad

Después de la independencia, el negro ahondó más en el conocimiento de su situación de esclavo y marginado al participar activamente en las acciones de guerra. Rompió su aislamiento y lo llevó a otras regiones y a detectar otras realidades.

En el Cauca los negros pagaban 10 días de trabajo como impuesto de terraje a la familia Arboleda por el terreno para subsistir. La respuesta fueron levantamientos como los de los colonizadores de Río Palo en Puerto Tejada y Santander de Quilichao que resistieron a los hacendados y a los embates del capitalismo agrario. Desde aquí, muchos se movilizaron hasta establecerse en el litoral Pacífico y las zonas mineras de Barbacoas, en los ríos Telembí y Guelmanbí.

En 1.874, mediante la ley 51, el gobierno determinó la adjudicación de terrenos baldíos a quienes los estuvieran cultivando; se desató un masivo proceso de colonización y desplazamiento de población en busca de tierras, se favoreció especialmente a los grandes terratenientes. Muchos negros mineros y cultivadores de baldíos, por falta de conocimiento e información, no reclamaron la adjudicación y durante un siglo fueron considerados "colonos" en sus propias tierras. 

Perspectivas organizativas

Para entender el proceso organizativo del pueblo afrocolombiano podemos remontamos a la presencia de los Cimarrones, como ya hemos visto, esto nos dice que el afrocolombiano esclavizado siempre buscó ser libre. Cuatro años después de su llegada forzosa se dieron las expresiones de los Cimarrones. Como la historia fue escrita por los dominadores no encontramos testimonios de todas las gestas de los africanos y sus descendientes en América, sólo se han podido encontrar algunos hechos y testimonios:

v    1852: Jurídicamente no hay presencia de esclavos. Para el afrocolombiano hay dos opciones: Pasar a ser asalariado o vivir en la periferia de las nacientes ciudades, en los ríos y montañas.

v    1900: Se puede hablar de una época de asentamiento donde sobresale el testimonio de Manuel Saturio Valencia (1867-1907), poeta, pedagogo y dirigente popular. Fue el último fusilado en Colombia, el 7 de mayo de 1907, (cuando ya se había suprimido la pena de muerte, pero estratégicamente el decreto no se dio a conocer hasta después de fusilarlo). Lo acusaron de haber incendiado la Calle primera de Quibdó, que representaba los intereses de la sociedad blanca chocoana. Saturio fue profesor de música y canto en las escuelas, juez y personero municipal. Considerado como el primer literato negro del Chocó. Por la misma opresión racista, sus obras quedaron inéditas[22].

v    1900-1903. Con el desencadenamiento de la Guerra de los Mil Días, vino otra tragedia para el pueblo afrocolombiano que fue violentamente expulsado de la zona del terraje y de sus propias tierras. En el Cauca esta realidad llevó a José Cinecio Mina y sus 100 compañeros a levantarse en armas; por su resistencia y valor, los negros afrocaucanos se ganaron la fama de tener pacto con el diablo, se les llamó "los empautados".

v    1905, Manuel Hernández "el boche" se levantó contra la supervivencia de la matrícula colonial en la hacienda Misiguay, en Córdoba.

v    1947: Diego Luis Córdoba, primer senador chocoano. El más ilustre del siglo XX, con una mente poderosa, se hizo abogado y emprendió la búsqueda del Chocó como departamento. Otro gran logro de Diego Luis Córdoba fue el fortalecimiento de la educación por medio de la Normal, donde hombres y mujeres se preparan para ejercer el magisterio. Por las diferencias políticas debe viajar a México donde muere.

v    1954: Se realizaron 18 días de protesta ante la amenaza de la desmembración del departamento del Chocó. Al final de la protesta se logró que se archivara el proyecto. El entonces periodista Gabriel García Márquez cubrió para el periódico El Espectador dicha noticia.

v    1959: Proceso de descolonización de los países africanos.

v    1960: Por la influencia de los movimientos extranjeros como los de Martín Luther King[23] y Malcom X en Estados Unidos, Nelson Mandela en Sudáfrica, y Fidel Castro en Cuba, surgen en Colombia diferentes expresiones:

  • El movimiento de la negritud con Amir Smith Córdoba 

  • Juan Zapata Olivella, con el movimiento multicolor. Se lanzó a la presidencia, pero le ofrecieron un puesto en la Embajada de Haití, aceptó y así fracasó su movimiento. 

  • En 1976 se realiza el Primer Congreso de la Cultura negra de las Américas, en Cali, del 12 al 15 de octubre[24]. 

  • Movimiento Cimarrón: Surge en Colombia liderado por Juan de Dios Mosquera, en Buenaventura el 15 de Diciembre de 1982. Tuvo una primera etapa como Círculo de Estudio SOWETO, en Pereira, Risaralda (1976). Busca los derechos de las negritudes, la superación de toda discriminación racial, la negritud como belleza, la indemnización por los años de esclavitud. En 1.990, su presidente participó como candidato a la Constituyente entre las personalidades[25].

v    En la década de los 80 surgen en el ámbito del Pacífico las organizaciones Étnico Territoriales que luchan por el reconocimiento como grupo étnico y el derecho a la titulación colectiva. La primera de estas Organizaciones es la ACIA, Asociación Campesina Integral del Atrato, como respuesta al abuso de las compañías madereras en la explotación indiscriminada del bosque, y al taponamiento del río con las trozas. En la búsqueda de solución los campesinos afrocolombianos encuentran el decidido apoyo de la Diócesis de Quibdó y de la Organización indígena Orewa. Otras organizaciones de este estilo son OBAPO, Organización de Barrios Populares de Quibdó, ACADESAN, Asociación Campesina del San Juan, ACABA, Asociación Campesina del Baudó, Coordinadora de Comunidades Negras, entre otros.

v    1984: Experiencia de etnoeducación y etnodesarrollo gestionado por líderes afrocaucanos en el norte del Cauca: Villarrica, La Balsa.

v    En 1986 se realiza un Seminario Internacional con el tema «La Participación del Negro en la Formación de las Sociedades Latinoamericanas»[26]

v    En 1987 la comunidad chocoana volvió a protestar exigiendo la titulación de sus tierras.

v    En 1988 en Tumaco tiene lugar un fuerte paro de protesta por el olvido y el incumplimiento gubernamental a las necesidades vigentes. Dejó en cenizas varias dependencias oficiales.

v    1989: Movimiento investigativo histórico y cultural Cinecio Mina en el norte del Cauca, con el objetivo de luchar por las reivindicaciones étnicas, políticas y ambientales del pueblo afrocolombiano.

Estos grupos y personas han tenido su aporte concreto en el proceso de las comunidades afrocolombianas. 

Líderes de la ACIA (Chocó) y Afranec (Cauca)

 

[21] Cf. PEREA H, Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano, publicado por el Centro Experimental Piloto-CEP (Chocó) y Codechocó, p106

[22] Cf. Perea Hinestroza, Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano, publicado por el Centro Experimental Piloto-CEP (Chocó) y Codechocó, p. 178

[23] Martín Luter King (1929-1.968), ministro de la Iglesia bautista, elocuente orador, Premio Nobel de la Paz, 1964. Hizo que el activismo pacífico fuera un movimiento de masas. En Agosto de 1.963 congregó a 300.000 personas en Washington y pronunció su histórico discurso "yo tengo un sueño,….sueño que un día….los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, habrán de sentarse unidos en la mesa de la hermandad". Cf. Perea Hinestroza, Fabio Teolindo, O. C., p. 99

[24] AA.VV, Primer Congreso de la Cultura Negra de las Américas, ed. Ecoe, Bogotá, 1988.

[25] Cf. PEREA H., Fabio Teolindo, O C., p.117

[26] AA. VV., La participación del negro en la Formación de las Sociedades latinoamericanas, Seminario, ed. Antares Ltda, Bogotá, 1986.

el proceso afrocolombiano en la coyuntura política a partir de 1.990

 

Marcha en Buenaventura en conmemoración de los 150 años de abolición legal de la esclavitud

Cuando se presenta la invitación a reformar la Constitución Política de Colombia por medio de una Constituyente (1990), el pueblo afrocolombiano tenía dos visiones de su propio proceso: El movimiento Cimarrón, integrado por profesionales y universitarios afrocolombianos, con su metodología de círculos de estudio, su referente a la lucha contra el racismo de E.U. y Sudáfrica y por otra parte las Organizaciones Étnico Territoriales, conformadas por los campesinos negros de los ríos del Pacífico, para la defensa de su territorio contra las multinacionales. Estos dos estilos nos permiten entender porque no se dio la unidad para participar en la Constituyente como pueblo afrocolombiano.

Fue así como en 1990 se realiza en Cali un congreso pre-constituyente de Comunidades Negras impulsada por lideres como Carlos Rosero, Carlos Ramos (asesinado en 1992) y Gabino Hernández del Palenque de San Basilio, donde asistieron militantes de la causa afrocolombiana, representantes de ONGs, activistas de izquierda y miembros de Asociaciones de Comunidades Negras, con el fin de buscar representación en la asamblea constituyente. Por las diferencias antes anotadas, no fue posible apoyar la candidatura de un solo representante por las Comunidades Negras: El sector del Chocó decide apoyar la candidatura del indígena embera Francisco Rojas Birry y el Valle, norte del Cauca y una parte de Quibdó apoyan a Carlos Rosero quien no consigue ser elegido, por lo que hacen alianza con el indígena guambiano Lorenzo Muelas y su asesora Otilia Dueñas, otro grupo se une a la Unión Patriótica.

Se eligió un compañero, Saturnino Moreno, de la Asociación Campesina Integral del Atrato, ACIA para que fuera como delegado por las Comunidades Negras del Chocó al equipo asesor del indígena Francisco Rojas Birry.

A pesar de las diferentes alianzas no se lograba que la Constituyente tomara en serio la reivindicación del pueblo afrocolombiano, por eso se inicia una serie de movilizaciones, entre ellas la toma pacifica de la Catedral y del INCORA de Quibdó el 24 de mayo de 1991 y la toma de la Embajada de Haití en Bogotá. Con la participación de organizaciones populares, la iglesia, profesores y personas cercanas a nuestras comunidades y organizaciones se hicieron mesas de trabajo. Estas se encargaban de recoger las propuestas de las Comunidades Negras para la asamblea nacional constituyente.

Desde estas mesas de trabajo se lanzó la campaña telegrama negro, demostrando con el respaldo de unas 10.000 firmas "Los Negros Existimos". Los telegramas se enviaban a los constituyentes para que incluyeran el reconocimiento del pueblo negro y sus derechos como grupo étnico. Se sacaron, también, afiches, se hicieron actos culturales y foros; sobre todo se elaboraron documentos donde sustentaban las propuestas de las Comunidades Negras. Finalmente los constituyentes indígenas y otros simpatizantes se negaron a firmar la nueva Constitución Nacional si no se incluía al menos un artículo sobre la realidad del pueblo negro en Colombia. Y así, como una salida estratégica se incluye el Artículo Transitorio 55 en la Constitución de 1991. 

Artículo transitorio 55

Dentro de los dos años siguientes a la entrada en vigencia de la presente Constitución, el Congreso expedirá, previo estudio por parte de una comisión especial que el gobierno expedirá para tal efecto, una ley que les reconozca a las Comunidades Negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la cuenca del Pacífico, de acuerdo con sus practicas tradicionales de producción, el derecho a la propiedad colectiva sobre las áreas que habrá de demarcar la misma ley.

En la comisión especial de que trata el inciso anterior tendrán participación en cada caso representantes elegidos por las comunidades involucradas. La propiedad así reconocida sólo será enajenable en los términos que señale la ley. La misma ley establecerá mecanismos para la protección de la identidad cultural y los derechos de estas comunidades, para el fomento de su desarrollo económico y social.

Parágrafo #1: Lo dispuesto en el presente articulo podrá aplicarse a otras zonas del país que presenten similares condiciones, por el mismo procedimiento y previo estudio y concepto favorable de la comisión especial aquí prevista.

Parágrafo #2: Si al vencimiento del término señalado en este artículo el congreso no hubiere expedido la ley a la que él se refiere el gobierno precederá a hacerlo dentro de los seis meses siguientes, mediante norma con fuerza de ley[27].

Este articulo generó para el pueblo afrocolombiano varios retos:

v    Difusión del A.T. 55 a lo largo y ancho de todas las Comunidades Negras.

v    Fortalecimiento de las organizaciones negras en puntos como territorio, etnoeducación, autonomía, organización política, cultura, gestión y participación comunitaria.

v    Trabajar una encuesta para que las comunidades participaran en lo que debía ser la ley de Comunidades Negras.

v    Discusión sobre el contenido y carácter de dicha ley.

v    Elaborar la propuesta de ley de Comunidades Negras.

v    Censo y mapa de las comunidades negras.

v    Conformación de muchas organizaciones afrocolombianas

COMISIÓN ESPECIAL

El 11 de agosto de 1992 mediante el decreto Nº 1232 se crea la comisión especial para las Comunidades Negras, de que trata el AT 55; y se establecen las funciones y atribuciones de la misma:

El presidente de la república de Colombia: Cesar Gaviria Trujillo, en uso de las facultades que le confería el artículo Transitorio 55 de la Constitución Política decretó lo siguiente:

Articulo 1º: Créase la Comisión Especial para las Comunidades Negras prevista en el articulo transitorio 55 de la Constitución Política que está integrada así:

  • El Ministro de Gobierno o su delegado; quien la presidirá; 

  • El Gerente General del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria, INCORA o su delegado;

  • El Director del Departamento de Planeación Nacional, DNP o su representante; 

  • El Director de INDERENA o su representante; 

  • El Director del Instituto Geográfico Agustín Codazzi o su delegado; 

  • El Director del Instituto de Investigaciones Culturales y Antropológicas, ICAN o su delegado. 

  • Los señores Gustavo de Roux, Jaime Arocha, Otilia Dueñas, Edgar Eulises Torres Murillo, Omar Torres Angulo, Jesús Rosero Roano, Piedad Córdoba de Castro, Guillermo Panchano, Silvio Garcés, y Luis Jaime Perea Ramos; 

  • Tres representantes por cada una de las Comisiones Consultivas de que trata el articulo tres del presente decreto, designados por ellas.

Articulo Nº 2: La comisión tendrá las siguientes funciones:

  • Darse su propio reglamento, el cual será aprobado por mayoría; 

  • Cumplir las funciones previstas en el AT 55 de la Constitución Política. 

  • Identificar y proponer mecanismos para la protección de la identidad cultural y los derechos de las Comunidades Negras; 

  • Proponer a las autoridades competentes programas de fomento del desarrollo económico y social de las Comunidades Negras.

Articulo Nº 3: En cada uno de los departamentos del Chocó, Valle, Cauca y Nariño habrá una comisión, conformada por las organizaciones que se señalan mas adelante, la cual tendrá por objeto hacerle recomendaciones particulares a la Comisión Especial para el cumplimento de sus funciones en relación con particularidades de las Comunidades Negras en cada uno de dichos departamentos. 

COMISIONES CONSULTIVAS

  • Comisión consultivas del departamento del Chocó la cual estará integrada por: Asociación Campesina Integral del Atrato ACIA, Asociación Campesina del San Juan ACADESAN; Organización de Población Negra de la Costa Pacífica; Asociación Campesina del Alto Baudó ACABA; Organización Campesina del Bajo Atrato OCABA; Organización de Barrios Populares del Chocó OBAPO; Asociación Departamental de Usuarios Campesinos ADUC. 

  • Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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