Sin ninguna discriminación acepto en el Seminario alumnos que demostraban querer emprender esta experiencia de vida. El reglamento interior fue el de los seminarios del interior del país, con las necesarias adaptaciones. Fue el primer proyecto en favor del nativo con proyección al futuro.
Al mismo tiempo fundó, Monseñor Valencia Cano, otros establecimientos y apoyó otros más, con la misma visión de valores nativos y de apertura: el Instituto Industrial, el Hogar de Jesús Adolescente, la Normal de Señoritas, el Colegio San Vicente, el Instituto de la Anunciación y apoyó el Colegio Pascual de Andagoya, el Liceo Femenino del Pacífico y el Instituto Teófilo Roberto Potes, trajo a Buenaventura el SENA y creó muchas escuelas. Hoy día le dan la razón innumerables profesionales y hombres de industria, imposible de concebir hace 40 años.
En la década de los 70, las condiciones sociales mundiales y la misma disciplina religiosa, sufrió cambios notables. Los llamados "Seminarios Menores", desaparecieron realmente. El Seminario no cerró sus puertas sino que, comprendiendo los signos de los tiempos, hizo el viraje necesario: Conservó intacta su visión y su compromiso con la sociedad porteña; su convencimiento religioso, también propio del entorno étnico y social; sostuvo su disciplina de comprensión y exigencia y consiguió mantener su prestigio y la estimación de la sociedad que hasta hoy le exige que permanezca como uno de los centros de mayores esperanzas para la ciudad y su entorno que ahora reúne 350.000 habitantes y muestra un crecimiento industrial, intelectual y urbanístico extraordinario.
Estamos en el principal puerto de Colombia, el municipio más extenso del Valle, uno de los mayores en población y en riqueza tanto económica como ecológica. Cosmopolita como pocas. Todo ello nos ofrece un panorama y un campo bien específico.
No se debe restringir el diagnóstico al entorno inmediato, pues las realidades del Puerto hacen que la escuela extienda su campo de influencia a todos los niveles, y sus alumnos vienen de todos los lugares del Pacífico.
El Seminario San Buenaventura, a lo largo de su vida, ha comprendido mejor este medio con sus valores y falencias, ha encontrado allí el origen de su diagnóstico y de acuerdo a ello elabora sus proyectos y realiza su gestión. Es importante conocer el Decreto por medio del cual Monseñor Valencia crea el seminario:
DECRETO No. 088
Nos, Gerardo Valencia Cano, m.x.y., por la Gracia de Dios y de la Santa Sede, Obispo titular de Resaina y Vicario Apostólico de Buenaventura,
CONSIDERANDO:
Que es deber ineludible de todo Ordinario de Misión tratar de tener en el menor tiempo posible Clero Autóctono.
Que la feligresía del Vicario Apostólico de Buenaventura es en casi su totalidad bautizada en la religión católica.
Que los quince mil estudiantes que hay en la ciudad y en las escuelas rurales indican un ambiente cultural que no puede dispensarse de la profesión sacerdotal.
Que cada año los Colegios de Bachillerato están dando excelentes candidatos a las Universidades.
Que el Vicario Apostólico está en mora de tener sacerdotes propios.
DECRETA:
Art. 1. Erígese canónicamente en esta ciudad el Seminario Menor San Buenaventura, para formación de los costeños que aspiran a seguir la vocación sacerdotal.
Art. 2. Adóptase para el funcionamiento del Seminario Menor el Pénsum Oficial de Colombia, el Latín como lengua propia de la Iglesia y las directivas de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide.
Art. 3. Destínanse como dote de sostenimiento del Seminario los auxilios con dedicación especial de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, las colectas de los primeros domingos, las pensiones de los seminaristas, los estipendios de binación y trinación, y las donaciones de los fieles con destino especial al Seminario.
Art. 4. Desígnase el día 3 de Octubre del presente año para iniciación de las tareas, por celebrarse en ese día la fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús, Patrona Universal de las Misiones y Patrona Principal de nuestro Instituto de Misiones de Yarumal. Art. 5. Nómbrese para la dirección y administración del Seminario a los Reverendos Padres siguientes:
Rector: Milcíades Marín;
Síndico: Antonio Ruiz;
Prefecto de Disciplina y de Estudios: Jaime Ossa;
Director Espiritual: Gerardo Jaramillo;
Confesores Ordinarios: Arnulfo Arango y Fabio Zuluaga;
Confesor Extraordinario: Rodrigo Velázquez;
Art. 6. Las Juntas de que trata el Canon 1.359 quedan integradas así:
1º De Disciplina: Padres Gilberto Gil y Luis Enrique Ferrer;
2º Administración de bienes temporales: Padres Hernán Pareja y Carlos Barrera;
Art. 7. El Revendo Padre Rector tomará posesión de su cargo el día 1º de Septiembre del presente año ante nuestro Vicario Delegado.
Dado en Buenaventura, a 31 de Julio de 1.964
(Fdo.) +Gerardo Valencia Cano, m.x.y.
(Fdo.) Hernán ParejaVicario Apostólico de BuenaventuraCanciller
SEMINARIO AFROCLARETIANO EN EL CHOCO (1978)
En 1978, por iniciativa de los misioneros claretianos del Chocó, se impulsó la idea de crear un seminario local, para la formación de las vocaciones nativas en una región donde esta congregación venía misionando desde principios del siglo XX, pero sin haber formado vocaciones autóctonas, después de 70 años. El padre Jaime Salazar fue el escogido para liderar esta iniciativa. En la ciudad de Quibdó se consiguió una casa en el barrio la Esmeralda y se empezó la formación con una docena de jóvenes con intenciones vocacionales, quienes hasta el momento formaban parte de los grupos juveniles de las parroquias de la ciudad.
Estos jóvenes vivían en la casa de formación y asistían a sus clases en los colegios de secundaria de la ciudad. Los fines de semana hacían actividades pastorales como catequesis con los niños, acompañamiento a grupos juveniles, visitas a las familias y servicios parroquiales. En el grupo recibían formación para la vida en común y análisis de la realidad cultural y social del Chocó.
Esta experiencia fue apoyada por la Provincia Claretiana de Occidente pero vista con desconfianza por algunos Obispos, incluido el Vicario local, quienes creyeron ver en ella un germen de Iglesia racista porque sus aspirantes eran todos afrocolombianos. Esto se debía simplemente al grupo social chocoano en donde se desarrollaba el proyecto. Igualmente la formación social crítica que recibían los estudiantes le generó incomprensión entre algunos sacerdotes de la región y de la congregación.
Esto determinó el final de la experiencia tres años después. El Padre Jaime Salazar fue asignado a otra misión, y los seminaristas se dispersaron. Tres de ellos perseveraron en otras casas de formación hasta alcanzar el ministerio sacerdotal.
[48] MONTOYA UPEGÜI, Laura, Autobiografía de la Madre Laura de Santa Catalina Carvajal S.A., Cali, 1991, 2º ed. Pag. 200ss.
[49] Ibid, p. 203
[50] Ibid, p. 608
[51] Ibid, p. 622, 623
[52] MEJÍA U, Mariela, Profetas de esperanza en la selva Homenaje a las Cofundadoras, en Caminando Juntas, Boletín informativo General, Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, Madre Laura No. 13, Medellín, marzo 2000, p. 82
SEMINARIO AFROCOLOMBIANO DE GUAPI (1980)
El Padre Miguel Angel Mejía, visitó varios países del continente africano; en este recorrido conoció la espiritualidad del pueblo negro africano, y se encontró con la historia de los 21 santos mártires de Uganda; entre ellos Carlos Luanga, Kisito Muyanguirre, Nohema Magali y Matía Mulumba.
Al retornar a Colombia, siendo sacerdote secular del Vicariato de Buenaventura, hoy Diócesis, se encontró con Monseñor Gerardo Valencia Cano, quien en su labor pastoral venía trabajando en beneficio del pueblo negro en esta ciudad y el litoral.
El Padre Miguel Angel Mejía le expresó a Monseñor su deseo de trabajar en beneficio del pueblo afroamericano y le propuso crear en el Vicariato el Instituto Matía Mulumba; esta idea fue bien acogida y procedieron a crear el Instituto. Posteriormente partió para Istmina y con el Obispo de este Vicariato chocoano, Monseñor Gustavo Posada Peláez, fundaron el Instituto Carlos Luanga, para trabajar social y espiritualmente por los afrochocoanos.
El 21 de Enero de 1972, en un accidente aéreo perdió la vida Monseñor Gerardo Valencia Cano; y en su lugar fue nombrado Monseñor Heriberto Correa Yépez. El padre Miguel Ángel Mejía continuó liderando estas obras, y como había observado la ferviente Iglesia africana con tantos Obispos, Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y Laicos comprometidos, proyectando el despertar de la religiosidad de los africanos; se propuso crear el Seminario Afroamericano.
En 1980 convocó a los primeros jóvenes que expresaban tener vocación sacerdotal. Pensó iniciar en el Vicariato Apostólico de Buenaventura, en el lugar llamado Tortugas, pero no fue posible, entonces partió para la Prefectura de Guapi, donde fue acogido por el Prefecto Apostólico Monseñor José Miguel López, y se procedió a darle apertura el 2 de Febrero de 1981; se inició usando como sede tres casas arrendadas al INCORA.
La formación académica se recibía en la Normal y en el Colegio Integral San José de Guapi-Cauca. La Filosofía en el Seminario Mayor y en la Universidad Santo Tomás y la Teología en la Universidad Javeriana. Filosóficamente el Seminario se fundamentaba en tres elementos principales: la Oración, el estudio, y el trabajo.
El seminario fue muy acogido por la comunidad y los religiosos de la Prefectura, pero debido a malos entendidos el Nuncio Apostólico Monseñor Angelo Acerbi envió como visitador a Monseñor José Luis Serna Alzate. En 1982 Monseñor José Miguel López renunció y la Santa Sede nombró a un nuevo administrador Apostólico, Monseñor Alfonso María Guerrero quien cambió el nombre del Seminario Afrocolombiano por el de Seminario de la Prefectura Apostólica de Guapi.
En diciembre de 1983 envió cartas a los familiares de los seminaristas para que no regresaran al seminario pero Arnulfo Mina, Francisco Rodríguez, y Trífilo Viveros, que ya habían iniciado la Filosofía regresaron a continuar su formación.
En 1985 se presentaron dos opciones para continuar los tres seminaristas en Tumaco con Monseñor Miguel Ángel Lecumberry o con Monseñor Pedro Rubiano Sáenz, Arzobispo de Cali en esa época. Así el grupo continuó en la Fraternidad Sacerdotal y Monseñor Pedro Rubiano Sáenz le asignó al Padre Miguel Ángel Mejía la Parroquia de San Rafael Arcángel en los barrios la Rivera, Chiminangos, Guayacanes y Barranquilla en la ciudad de Cali.
Al grupo se unió el joven mestizo Gabriel Romero, oriundo de Umbitá, Boyacá, y un estudiante de Teología oriundo de Kampala, Uganda, John Mary Sakayima. Al terminar los estudios de Filosofía y Ciencias Religiosas en la Universidad de Santo Tomás en 1989, Monseñor Pedro Rubiano Sáenz les brinda la posibilidad de incardinarse a la Arquidiócesis de Cali, pero también tenían la propuesta de Tumaco y eligen esta última para estar en el Pacífico, menos Gabriel Romero quien se quedó en Cali y se ordenó sacerdote.
En enero de 1989 continúan los estudios teológicos en la Ceja, Antioquia, en el Seminario Nacional de Cristo Sacerdote. En 1990 se retira por dificultades familiares Trífilo Viveros. Arnulfo Mina, Francisco Rodríguez y John Sakayima se ordenaron sacerdotes. El Padre Miguel Ángel Mejía continuó apoyando a los jóvenes Afro en su vocación, entre ellos al padre Primo Feliciano, actual párroco de la Catedral de Buenaventura.
La intuición del Padre Miguel Ángel Mejía y de los jóvenes que participaron de la experiencia del Seminario Afroamericano hayan llegado a la ordenación o no, deja un precedente que se convierte en reto para la iglesia colombiana.
Entre los criterios válidos de esta experiencia se pueden subrayar:
La prioridad para las vocaciones Afrocolombianas.
Apertura para recibir los jóvenes Afro.
Involucrar religiosas Afro en el Equipo formador, pues desde el inicio de la experiencia el Padre Miguel Ángel invitó a la Hermana Alma de Uganda para apoyar el grupo.
Ubicación en territorio de mayoría Afro, Buenaventura, Tumaco, con apertura para la formación.
FRATERNIDAD MISIONERA DE MARIA (2003)
Actualmente se realiza en la Diócesis de Tumaco, con el apoyo de Monseñor Gustavo Girón Higuita la experiencia de fundación de una Congregación afrocolombiana, con el entusiasmo y entrega de la Hermana Elsa Gutiérrez, Carmelita Misionera. La Hermana Elsa es nativa de Guachal-Río Mira y ha sentido su inspiración en la realidad de la Costa Pacífica y en María, la mujer humilde y pobre que sabe servir y entregarse y que estuvo al lado de los Apóstoles cuando nacía la Iglesia.
La marginación, el analfabetismo, la pérdida de los valores propios, la falta de identidad, la pobreza extrema, el conflicto armado, son entre otros los elementos de la realidad de la Costa Pacífica que llevaron a la Hermana Elsa a solicitar un permiso en su Congregación para dedicarse al sueño de propiciar una nueva Congregación de mujeres entregadas y audaces que acompañen el proceso del pueblo.
Como objetivo se busca rescatar la espiritualidad del pueblo de la Costa Pacífica para así poder apoyar la propia región, no se excluye que posteriormente se pueda tener una proyección a otras regiones, pero la inspiración inicial es " Desde la costa pacífica para la costa pacífica" por la urgencia actual y las amenazas contra la vida del pueblo.
Teniendo en cuenta las dificultades que se presentan al realizar la Pastoral vocacional en la región el nuevo Instituto se propone tener como punto de partida la cultura del pueblo del Pacífico, en su gran mayoría afrocolombiano, donde la identidad se expresa en el ritmo, la alegría, los cantos y un profundo sentido de familia extensa. Generalmente las familias se preocupan por apoyar el estudio de sus hijas e hijos con el objetivo que ellos a su vez respalden económicamente a sus padres y hermanos, cuando consigan un empleo mejor remunerado; esta realidad ha truncado muchas vocaciones pues la joven por el voto de pobreza debe renunciar al manejo de los ingresos que pueda percibir y todos entran al fondo común de la respectiva Congregación, de esta forma es imposible pensar que se pueda apoyar económicamente a la familia.
Para superar esta situación la hermana Elsa se propone trabajar de manera integral la formación espiritual y la capacitación para conformar algunas microempresas de acuerdo a los recursos del medio, puede ser relacionado con la pesca, la agricultura, la minería, una panadería, una tienda comunitaria y las ganancias serán para el mantenimiento del grupo y la designación de un porcentaje para apoyar a las respectivas familias.
Explicando el significado del nombre elegido encontramos que en el concepto de Fraternidad se quiere resaltar uno de los valores más fuertes del pueblo afrocolombiano de la costa pacífica, la capacidad de acogida, la alegría, el compartir, la solidaridad. Misionera por el llamado concreto a trabajar por los más pobres buscando su promoción integral y de María por encontrar en ella la inspiración inicial de la fundación.
Actualmente la Fraternidad Misionera de María cuenta con 13 aspirantes y la construcción de la tercera parte de la casa San José en Chajal, como casa madre, pretenden inaugurarla en diciembre de 2003 con la celebración de la navidad, como el mejor regalo para el pueblo afronariñense e iniciar el proceso de formación en marzo de 2004.RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS AFRO EN DIFERENTES CONGREGACIONES
Según la Conferencia de Religiosos de Colombia, CRC, Sección Afrocolombiana y la CLAR son muchas las Congregaciones Religiosas en Colombia que posibilitan el ingreso a jóvenes afrocolombianas vocacionadas, a pesar de que en muchos casos no se ha logrado una reestructuración del proceso de formación que tenga en cuenta las diferencias culturales de las diferentes etnias. Entre las Congregaciones con significativa presencia de religiosas afrocolombianas podemos enumerar: Hermanitas de la Anunciación, Teresitas, Terciarias Capuchinas, Presentación, Salesianas, Lauritas, entre otras.
Religiosos y religiosas Afro aportan creatividad a las celebraciones litúrgicas
La multietnicidad y la pluriculturalidad son la nota características de los distintos contextos en los que nos movemos hoy. Paradójicamente en un mundo cada vez más globalizado las particularidades de cada persona de cada grupo y el reconocimiento del otro y la otra como diferente están hoy más que nunca al orden del día.
A esta realidad no escapa la vida religiosa, que antaño fue discriminatoria, las distintas congregaciones han abierto sus puertas para que personas de distintas etnias se unan a sus causas. Este es un gran desafío pero también es la gran posibilidad que tienen las congregaciones e institutos religiosos de seguir viviendo y de responder a la realidad que nos plantea el mundo de hoy. "La vida religiosa es pluriétnica y multicultural o tiende a desaparecer".
Sin lugar a dudas la presencia de los y las afrodescendientes dentro de las Congregaciones e institutos religiosos ha hecho de esta una vida religiosa más realista, capaz de enriquecerse con lo diferente en vez de mirar con sospecha todo lo nuevo y lo distinto. Esta presencia un tanto nueva plantea para los religiosos y religiosas afro-descendientes algunos desafíos:
Es necesario trabajar la identidad de los religiosos y religiosas afrodescendientes para que se identifiquen como personas y como miembros de un grupo humano con una historia que buena o mala es la que ha permitido que estemos aquí.
A nosotros y a nosotras nos toca hacer dialogar la espiritualidad cristiana con la espiritualidad que han ido creando y recreando nuestros antepasados como un elemento valido de resistencia y de sobrevivencia, entendiendo que el Dios de la vida ha estado y está presente en nuestras comunidades cuando esclavizadas, humilladas, marginadas, excluidas han entendido y resistido buscando nuevas alternativas de vida.
Es deber y compromiso sin tregua de los y las religiosos y religiosas afro-descendientes motivar a la vida religiosa y a la Iglesia para que se comprometa con el proceso de liberación integral que se está gestando en América Latina y el Caribe para los pueblos afro-descendientes, no podemos perder de vista que ante la situación de esclavitud, la pobreza y el etnocidio cometido en todos los tiempos contra el pueblo africano y afro-descendiente a la Iglesia le ha faltado una voz profética y evangélica en contra de los poderes de turnos y mas bien, se ha acostumbrado a convivir con los sistemas y estructuras aún cuando sean injustos.
La Iglesia ha discriminado a las personas de descendencia africana, fue en muchos de sus frentes esclavistas, condenó a alguna gente por su compromiso con los afrodescendientes y con los indígenas y en muchos momentos justificó los atropellos y el genocidio contra los hombres y las mujeres africanas o su descendencia, esta es una deuda no pagada. Nosotros los afro-descendientes podemos y debemos impulsar a nuestras congregaciones e institutos religiosos para que asuman compromisos directos con la población afro-descendientes en áreas que vayan encaminadas a restaurar todo el daño hecho a lo largo de nuestra presencia en América y el Caribe.
Desde los principios evangélicos la Iglesia es enviada a continuar la obra salvadora de Jesús quien fue ungido "para traer la buena nueva a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y para proclamar el año de gracias del Señor" Lc. 4, 18. Jesús opta por personas, comunidades y pueblos concretas, esta opción de Jesús puede ser hoy visibilizada mediante un compromiso real de la Iglesia y la vida religiosa en favor de los afro-descendientes para que tengan las mismas oportunidades de todas las otras personas con quienes se comparte esta patria grande, para que el tapiz multiétnico y pluricultural de América y el Caribe sea un aporte a todo los pueblos del mundo como una posibilidad de construcción de unidad en la diversidad y donde es posible llamar al otro hermano, hermana mas allá de las diferencia que hacen particular a cada uno, a cada una.
Ser hoy religioso, religiosa afro-descendiente es tener la posibilidad de hacer dialogar una Iglesia europensante con una identidad afro-descendiente que se ha ido construyendo en América y el Caribe y que de una u otra forma ha recreado las vivencias espirituales de África y a acogido de manera muy particular toda la doctrina cristiana con el único fin de apostarle a la Vida. Gracias a esta apertura la Vida Religiosa puede ser enriquecida con la participación dentro de las congregaciones e institutos de algunas personas afro-descendientes. No es necesario crear una vida religiosa o una Iglesia para los y las afro-descendientes pero si es necesario abrir, optimizar los espacios que se tienen tanto dentro de la Iglesia como dentro de las Congregaciones e Institutos Religiosos para que estén más en favor del desarrollo integral de los pueblos afrodescendientes de América y el Caribe.
ENCUENTROS DE VIDA RELIGIOSA AFROCOLOMBIANA
Recordemos que los Encuentros de Pastoral afrocolombiana habían comenzado en 1991 y a ellos asistían laicos, sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas. A todos al mismo tiempo nos unía un mismo espíritu, una misma temática, un mismo ideal en la gran novedad de irnos conociendo.
Venidos desde los diversos rincones del país, desde diversas congregaciones, con experiencias distintas pero, con el anhelo de compartir prácticas pastorales para enriquecernos mutuamente. En este compartir se fueron produciendo encuentros espontáneos y en estos espacios se gestó la idea de encontrarnos con dinámica propia para conocernos mejor, saber como se vivía la vocación, las dificultades, las fortalezas que brinda la Vida Consagrada, qué aportes estábamos haciendo y sobre todo revisar y optimizar el compromiso con nuestro pueblo.
Esta idea embrionaria dio pie para ponernos en contacto con algunos agentes de Pastoral de Brasil que ya tenían ciertos recorridos en Encuentros de Obispos y padres negros, tales como Fray David Raimundo Santo, Padre Sabastiao, Padre Antonio Aparecido da Silva, Hermana Sonia Querino, entre otros, todos ellos influyentes en nuestro caminar.
Posteriormente nos dimos a la tarea de escribir a los diversos Institutos de Vida Consagrada, a los Seminarios y Sacerdotes, con el objetivo de identificar a los Agentes de Pastoral Afrocolombianos y Afrocolombianas. Después de haber obtenido una información valiosa con los que respondieron, procedimos a realizar nuestro primer encuentro en el año 1996.
El principal objetivo fue, habilitar un espacio propio y autónomo como religiosos y religiosas, seminaristas, sacerdotes afrocolombianos, para compartir nuestras experiencias de consagrados, reflexionar el compromiso con la causa del pueblo negro de Colombia y de América para aportar al proceso de liberación que vive este continente.
La respuesta fue muy satisfactoria, asistieron 63 religiosos y religiosas vicentinas, franciscanas, lauritas, sacerdotes diocesanos, religiosos franciscanos, del Verbo Divino, Jesuitas africanos, entre otros. Aunque hubo mucha participación, por la respuesta a la convocatoria, el objetivo no se cumplió en su totalidad, puesto que la calidad de los participantes de todas las edades y principalmente la presencia significativa de las y los religiosos mestizos no propició el ambiente para un diálogo más amplio y sincero sobre nuestro ser y quehacer en la vida religiosa sin ser condicionados. En el plano de la experiencia personal el encuentro no fue satisfactorio, pero el plano de la perspectiva pastoral fue todo un éxito. Se expusieron las diversas experiencias en contexto de afroamericanos, se constató que los religiosos están más profundamente comprometidos con el carisma de sus congregaciones y se desempeñan en salud, colegios, cuidado de adultos mayores, y no hay una preocupación concreta para apoyar el proceso del pueblo afrocolombiano. El compromiso, el tiempo y el espacio para estudiar y difundir la Ley 70 y apoyar los Consejos Comunitarios no existe o es casi nulo.
El segundo encuentro se realizó en los Pomos, Medellín, en 1998. Fue emocionante y fructífero por el reencuentro, en el compartir manifestaron la satisfacción por haber logrado socializar por primera vez lo afro en sus Congregaciones, Seminarios, en la práctica de grupos y movimientos, se daba inicio a una nueva participación y sensibilización hacia el mundo del afrocolombiano, desconocido e invisibilizado.
De este encuentro salieron tareas como:
La necesidad de realizar un censo para saber el número de religiosos y religiosas afrocolombianas. Para ello se enviaría una carta a las comunidades religiosas. Esta actividad se realizó, hubo poca respuesta, pero se tabuló con las que respondieron. La invitación continúa abierta para los religiosos y religiosas afrocolombianos.
Que los Institutos de Vida Religiosa, en la medida de lo posible ubiquen a los afrodescendientes religiosos y religiosas en lugares de presencia del pueblo negro para afianzarse en un mayor compromiso con su pueblo pobre.
Esta experiencia fue articulada, ampliada y enriquecida con los encuentros de vida religiosa continental, realizados en Quito, Ecuador y en Buenaventura, Colombia, dinamizados por la CLAR.
VIDA SACERDOTAL AFRODIOCESANA
Hasta en los vientos del sur que mueven las aguas del majestuoso río Atrato se descifraban el grito negro del regocijo. El arrebolo se armó y la calentura explotó: Mi gente, tenemos su cura negro como nosotros. Toda esa alegría salía del ¿Cómo así que no podemos?
El día se veía llegar, el padre Antonio Mena Mena nos venía a visitar. Toda la selva aplaudió, todas las montañas se inclinaron, los espantos se asustaron, el río Atrato corrió pa´ arriba, los pescados saltaban en el agua y los afrodescendientes en seco; Río Sucio se paralizó y su corazón con un latido ancestral a todos entusiasmó.
Pero el gozo no terminó, desde los ochenta el grito se prolongó: Alirio, Evelis y Neil, nuevos curas hijos de la Selva, renovaron el eco del pueblo: Tenemos sus curas negros, re, mi raza.
Esto demuestra que nuestros pueblos afros se identifican con sus sacerdotes y religiosas afros. Pero ¿la estructura de la iglesia permiten su formación, que los afroreligiosos avancemos en el crecimiento por los valores culturales y en la fortaleza de la identidad? ¿o acaso la inculturación no se habrá confundido con la conquista?
Traduciendo sistemas culturales y religiosos de otros lados se la han pasado dijo una señora. Además cuando uno es buen católico tiene que abandonar lo que es y lo que ha sido cuando es negra.
El clero afrodiocesano ha de sentir y exigir la atención real del pueblo negro. Pues la evangelización de Jesús no elimina la cultura, la valora y a ella sirve para promoverla. Hemos de pensar hasta que punto los uniformes, los ritos, usos y costumbres que celebramos y tenemos pertenecen al espíritu de un cristianismo renovado y liberador.
La inculturación es como el retoño de la semilla que sale de la semilla, pero para producir otra semilla con la misma identidad natural. ¿Por qué la evangelización de muchos sectores ahoga los pueblos, si las semillas del verbo están esparcidas en las culturas?
El sacerdote afrodiocesano parece ser uno más del montón estructural, sino ahonda en la búsqueda de sus raíces y se preocupa por renovar su identidad.
Las diócesis han de procurar implementar la pastoral afrocolombiana que opere, y sea planeada con el pueblo y para él.
La vida afrodiocesana se sume en la tranquilidad y la quietud, lujo, lucro y comodidad institucionalizada; cuando un afro conoce y ha visto la humillación de su pueblo y recuerda que hizo nuestro hermano Moisés por su pueblo de Israel; ha de sentir el llamado de los ancestros a la rebelión interior y comenzar un proceso de desaprendizaje para que nuestras comunidades no ahoguen su grito de gozo y libertad.
En nombre de nuestros antepasados hagamos las cosas lo mejor que podamos y no entristezcamos al espíritu de nuestros ancestros.
Los afrocolombianos somos la esperanza de la renovación de la iglesia.
Que el poder que hemos recibido lo utilicemos al servicio de las comunidades y pueblos; quebremos los ladrillos de los rezos y abramos el corazón al llamado del Dios de la vida.
El sacerdote afrocolombiano debe ser sujeto activo en el proceso actual de su pueblo
Huellas de africanía en Colombia
AFRICANIA EN LA COSTA CARIBE
Es común escuchar la afirmación "en el Pacífico es fácil que la población se identifique como afrodescendiente, pero en el Atlántico no", su población reivindica la ubicación geográfica y prefiere ser reconocida como caribeña. De la mano de una investigadora reconocida en el marco nacional e internacional como Nina S. de Friedemann[53] encontramos, entre otras, las siguientes huellas de Africanía en el Caribe:
a) El Carnaval de Baranquilla: El estudio del carnaval contemporáneo en Barranquilla, Santa Marta y Ciénaga, ha permitido encontrar en el ritual una historia de su organización que se remontan hasta los tiempos en que los esclavizados se organizaron en Cabildos.
Las rivalidades tribales africanas que fueron estimuladas por la sociedad esclavista de la colonia se plasmaron en Cartagena con identidades de memoria africana – Carabalí, Mina, Mandinga, Congo, Arará – propiciando una proyección cultural en el Carnaval que se arraigó en Barranquilla: Los Congos, una danza de hombres. La danza ha llegado hasta nuestros días como un ritual de guerreros ataviados con colores fulgurantes enormes bonetes con colas tapizadas de símbolos y el desafío de los sables que alterna con el reto del toque de tambor de cada grupo. Los recuerdos del hábitat de la selva y de las sabanas africanas aunados al ambiente del trópico suramericano se expresan en manadas de máscaras de animales danzantes: Tigres, micos, pájaros, perros, toros, insectos enmarcan a los congos que danzan batallas alegóricas de defensa territorial en sus barrios. Luego se desplazan en representación teatral por las calles céntricas de la ciudad. El carnaval con el paso de los años y las urgencias de afirmación de identidades regionales en el país, se ha convertido, no sólo en un perfil del Caribe colombiano, sino que ha sido adoptado como uno de los símbolos de la nacionalidad cultural colombiana.
b)La música costeña: Entre los ritmos musicales denominados costeños están la cumbia, el bullerengue, el chandé, el mapalé, el abozao, la gaita o porro tapao, el vallenato, los cantos de zafra, de vaquería y los cantos de Lumbalú.
La cumbia, una danza de hombres y mujeres, es otro de los símbolos regionales de cultura negra que han sido adoptados como emblemas de nacionalidad; empezó a configurarse en el ámbito de la esclavitud en Cartagena de Indias para las fiestas religiosas españolas de La Candelaria:
"hombres y mujeres en gran ruedo, pareados pero sueltos, sin darse las manos, dando vueltas alrededor de los tambores, las mujeres enfloradas la cabeza con profusión …Balanceándose en cadencia muy erguidas mientras el hombre ya haciendo piruetas dando brincos, ya luciendo su destreza en la cabriela, todo al compás… Bailaban a cielo descubierto al son del atronador tambor africano"
(Posado Gutierrez 1929)[54]
Con el correr de los tiempos, la cumbia definió sus perfiles, los músicos se subieron a tocar en tarimas altas alrededor de las cuales negros, mestizos y mulatos disfrutaron las fiestas. Durante muchos años, antes de que las danzas populares fueran integradas al carnaval de Barranquilla, allí los grupos danzantes se reunían en barrios tradicionales como Rebolo a bailar en sitios llamados cumbiambas. Este término produce la voz cumbia y a su vez se relaciona con el vocablo cumbancha cuya raíz kumbaproviene del occidente africano: es gentilicio mandinga, también el país del Congo y su rey se llamó rey de Cumba. Además entre los congos el término, significa gritería, escándalo, regocijo y nkumbi es un tambor[55].
Se reconoce que la cumbia también tiene influencia de las tradiciones indígenas por el uso de las gaitas y de la española por el atuendo, pero su ritmo dominante es el de los tambores africanos, y la cadencia del cuerpo evoca las danzas sagradas y guerreras de algunas tribus de la madre África.
El Vallenato es una canción con ascendiente y presencia negra. Tiene sus raíces en los cantos de trabajo en las haciendas y también en los grupos de bogas en la colonia. El vallenato canta y narra, es mordaz con humor y gracia, es crítico en la política, la religión y el trabajo, gime con el amor y llora con el desamor. Sus narrativas siguen viajando de pueblo en pueblo y son un registro de leyendas, mitos, e historias en amplias regiones que son ganaderas y están pobladas por descendientes de "cimarrones negros, de negros libres y, desde luego, del resto de gentes que allí confluyeron"[56].
Igual que en el caso de la cumbia, para ser fieles a la investigación, es preciso reconocer la influencia de las coplas españolas en la mayoría de los versos que hoy hacen parte de la música popular en Colombia, no obstante vale recalcar que la esencia narrativa del Vallenato, la expresión gestual de sus interpretes y, por encima de todo, la intención de la canción es la entrega de un mensaje. El cantor arruga el rostro, gesticula, se comunica. El acordeonero es capaz de dejar el instrumento para hablar con las manos. Aquí no se puede menos que evocar la figura del griot de los territorios africanos del occidente, en el antiguo Mali en el siglo XVI vestido con máscaras de pájaros recitaba la historia, la leyenda, la genealogía, la sabiduría de la artesanía y de la religión. Eran una especie de casta de juglares, a la vez poetas y músicos encargados de preservar la tradición.
Entre los instrumentos tradicionales con que se toca el Vallenato está la guacharaca, que es un instrumento de fricción, hecho del tallo de una caña a la que se tallan estrías. Con una costilla de res o con un trinche se raspa la caña. La guacharaca fue el primer instrumento que con voz similar a la de una pava silvestre, que anuncia la lluvia, se unió a los cantos de vaquería de donde saldría el vallenato. El acordeón es un instrumento típico de muchos puertos del mundo, que parece haber llegado a Colombia y al vallenato a finales del siglo XIX. La trilogía básica la completa la caja, de clara estirpe africana, con memoria de tambores, con un parche que inicialmente era de la piel del buche del caimán, y después fue reemplazado por cueros de venado, chivo o carnero[57].
Con el tiempo, al vallenato han ingresado otros instrumentos y de él han surgido otros ritmos que lo han convertido en un pozo de creatividad: Puyas, merengues, sones, paseos o tamboras, forman una intrincada genealgía musical. Esta confluencia ha contribuido a que el vallenato se haya constituido en otro símbolo de la identidad cultural de Colombia. Tiene la inagotable huella del legado africano, no sólo en la conformación socio-histórica del hecho artístico, sino en la misma esencia del fenómeno musical.
d) Africanías en la obra de Gabriel García Márquez: El premio Nóbel de Literatura, que constituye una gloria para Colombia, construye una realidad fantástica ubicada en Macondo; este vocablo, en la lengua bantú,designa al plátano y conlleva significados mágico-religiosos. El autor De Granda afirma que Macondo es un símbolo de "la sociedad abigarrada, multirracial, mulata, que describe García Márquez y que corresponde por entero a la fisonomía de un territorio en el que indios, blancos, y sobre todo africanos, han vivido juntos durante varios siglos"[58]. Este territorio es zona de cultivos intensos de plátano y, de acuerdo con García Márquez, el nombre es una memoria de sus años infantiles y jóvenes en las vecindades de Aracataca, donde existía una hacienda con ese nombre[59].
e) El Palenque de San Basilio: En las tierras de plátanos y de ganados, en las cercanías de Cartagena, pervive hasta nuestros días huellas de la presencia africana en la vida cultural y social del Palenque de San Basilio. Dueños de una lengua criolla propia, considerada como una reliquia lingüística en América, tiene vocablos bantúes de las hablas Ki-kongo y kimbundu.AFRICANIA EN EL PACIFICO
a) Ombligados de Ananse o la práctica de ombligar a niños y niñas: En el Baudó existen dos rituales focalizados en el ombligo del recién nacido: El primero se celebra cuando alguien nace. La madre entierra la placenta y el cordón umbilical debajo de la semilla germinante de algún árbol escogido por ella y cultivado en la zotea desde que sabe que está embarazada. En lugares del Alto Baudó, como Chigorodó, las zoteas siempre tienen cocos en retoño con los cuales las madres hermanan a su descendencia. Cada niño o niña distingue con el nombre de "mi ombligo" a la palmera que crece nutriéndose del saco vitelino enterrado con sus raíces el día del alumbramiento. Esta práctica se extiende por casi todo el Pacífico colombiano.
En Surinam los miembros del winti, una religión emparentada con el vudú del actual Benín, tienen ceremonias comparables. Sus practicantes femeninas, no sólo toman los mismos baños rituales de las afrobaudoseñas, sino que también entierran la placenta y sobre ese punto del jardín plantan un árbol.
La segunda y última ombligada ocurre cuando es necesario curar la herida que deja el ombligo al caer. Como en otros lugares del Afropacífico, antes de realizar el rito los padres tienen que haber escogido un animal, planta o mineral cuyas cualidades formarán parte del carácter del niño o niña y las cuales irán siendo incorporadas a partir de que se esparzan los respectivos polvos sobre la cicatriz umbilical. Por esta razón es usual que, al observar a alguien la gente trate de inferir como fue ombligado[60]. Algunas referencias de ombligados pueden ser con la hormiga conga, para que no sienta dolor si es picado por hormigas y para que su saliva cure a quienes han sido picados, con la hormiga arriera para que sean trabajadores, con mancua, para que sean muy atractivos y atractivas al sexo opuesto, con araña o ananse para que sean astutos….
Jaime Arocha explica que Anansi es una voz del idioma akán, emparentada con Kwaku Ananse, Annacy y Nansy, como muchos pueblos de la Costa de Oro del África Occidental bautizan a una de las encarnaciones del creador del caos. En Costa Rica, Belice, Nicaragua, Panamá, Surinan y en las Islas de Jamaica, Saint Vincent y Trinidad y Tobago tambien conocen al embaucador Anansi, a quien además apodan Bush Nansi, Compé Nansi y Aunt Nancy. En el archipiélago colombiano Anansy ha sido llamada Miss Nancy, Gama Nancy y Breda Nancy. La Ananse o araña es la encarnación de un dios o diosa de los pueblos fanti-ashanti del Golfo de Benín. Es importante que donde todavía viven comadronas y parteras que conocen estas prácticas nos cuenten quien se las enseñó y para que sirven.
b) Tradiciones del ritual mortuorio: El ritual mortuorio es uno de los sellos más visibles de la identidad afrocolombiana especialmente en la región del Pacífico; por eso desde el CEPAC y la Sección Pastoral de Etnias de la Conferencia Episcopal se motivó una investigación desde cuatro dimensiones: Experiencia de Dios, Experiencia de humanidad, Ritual en sí mismo y Perspectiva para la pastoral afroamericana. A través de estas categorías se intentó globalizar la experiencia de este ritual en la relación de lo trascendente con lo inmanente. Se lograron sistematizar y socializar, entre otras, las siguientes conclusiones:
La muerte se relaciona tanto con este mundo, como en la vida del más allá. La persona muerta, vive y participa de todo lo que está sucediendo a su alrededor, no es una persona que se ha ido, sino un hermano o un amigo que sigue participando de la vida.
Los muertos viven en el corazón de todos los de la comunidad. En las comunidades afrocolombianas del Pacífico se demuestra el amor por los muertos, a través de manifestaciones fuertes de llanto, de los cantos como los alabaos porque ante el dolor de la muerte se canta y llora en un solo momento.
El camino del difunto hacia la otra vida depende mucho de las actividades de los vivos. Un ejemplo de esto es cuando un vivo, ofendido por el difunto cuando todavía vivía, no quiere perdonarle ni aún después de su muerte; esta actitud le retrasa la llegada ante Dios o al descanso al difunto. Así mismo cuando alguien de la comunidad trabaja el día de la muerte de otro miembro de ella, le obstaculiza el camino del difunto porque éste sigue al vivo.
Igual ocurre cuando un difunto ha dejado un entierro o cualquier prenda donde no se den cuenta, él se manifiesta a alguien en sueño para que mueva el objeto del lugar en el que se encuentra, y así poder quedar libre, en paz con Dios y descansar.
La relación de los vivos con los muertos es muy importante porque son los vivos quienes le facilitan el viaje al difunto al cumplir todos los ritos o creencias tradicionales. La no observancia de las tradiciones rituales mortuorias, como por ejemplo no hacerle el velorio al difunto hace que el alma reclame y se aparezca, porque no llega al reino de los cielos. Lo que traería además como consecuencia, el rechazo y la crítica a la familia, por parte de la comunidad.
Los vivos les ayudan a los muertos a disminuir sus penas a través de los rezos y cantos. Por eso hay que rezar y cantar con mucho respeto, y además sin equivocarse, y en caso de hacerlo se debe comenzar a rezar de nuevo. También al rezar por un muerto se le refresca, se les da agua.
Si se reza por los difuntos de igual manera en el momento de la muerte propia, alguien rezará. En la relación entre vivos y muertos, existe una experiencia de miedo que se calma ayudando en el entierro del difunto y participando en su novenario.
A través del ritual mortuorio se presentan signos de libertad, ya que el difunto deja atrás toda una vida de lucha, de privaciones, y se busca a través de estos ritos, ayudarle a salvar el alma para la otra vida.
La muerte convoca más que la enfermedad, porque en la enfermedad hay todavía la esperanza de que la persona no muera. Mientras que una vez muerto, ese día es de él, ya que no va a estar más con los vivos. Por lo tanto se suspende toda actividad para dedicarle al día en despedida, porque es lo último que se lleva la persona consigo.
De forma tal que la muerte congrega porque: Es el último servicio que se le presta a la persona; por temor a lo desconocido, para evitar las posibles venganzas del difunto, para asegurar la compañía en la futura muerte, sea la de un familiar o la propia; para que los muertos sean los aliados mientras se está en esta vida, y ayuden a llegar a ver la cara de Dios, cuando llegue el turno de cada uno. El fin de la vida en este mundo se vuelve un llamado de atención sobre la forma de vivir.
Los muertos son intermediarios entre los vivos y el más allá, por eso es necesario ganarse los favores del otro mundo, preparando el camino que cada persona debe recorrer. Y esto se logra a través del rito mortuorio.
La muerte, al convocar a toda la familia y a la comunidad, ayuda a reforzar la unidad y a superar los conflictos que se hayan presentado.
A través de la conservación de la tradición, se valora la cultura como fuerza de unidad, en donde la familia y la sangre o comunidad, ocupa un lugar destacado, con la muerte se llega a la experiencia esencial de la vida.
La no observancia de las tradiciones rituales mortuorias, pueden producir desgracias en la comunidad, porque el muerto queda resentido[61].
Analizando la influencia de tradiciones africanas en el ritual mortuorio es muy significativo que en el libro "Ombligados de Ananse", el autor Jaime Arocha presenta una relación entre el moño negro en forma de mariposa, que se coloca en la parte superior del altar donde se realiza el velorio del difunto, y el hacha de Changó, a que hacen referencia los pueblos afrodescendientes de Cuba y Brasil por efecto de la influencia Yoruba[62].
Forma tradicional de arreglar la tumba para la última noche del velorio, en el Pacífico colombiano
En la situación actual estas tradiciones se conservan y aún resurgen con más fuerza, representan la valoración de la identidad como pueblo afrocolombiano. Algunas comunidades y personas se ven afectadas por la realidad del conflicto actual, los desplazamientos masivos, la influencia de la sociedad de consumo que sólo valora lo que produce ganancia y eficiencia y sobre todo el abuso extremo de actores armados que, además de asesinar a los miembros de las comunidades, prohibían recoger los cadáveres para sepultarlos.
[53] FRIEDEMANN, Nina S. de, La saga del negro, publicaciones U. Javeriana, Bogotá, 1993, p.93
[54] Ibid, p.94
[55] ORTIZ, Fernando, Nuevo catauro de cubanismo, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1985, p.184
[56] Ver n.53 p.95
[57] Cf. QUIROS OTERO, Ciro, Vallenato: hombre y canto, ICARO editores, Bogotá, 1983, p.192
[58] DE GRANDA, Germán, Un afortunado fitónimo Bantú: Macondo. Estudios lingüísticos hispánicos, afrohispánicos y criollos, Editorial Gredos, Madrid, 1978, p.234
[59] Ver n.53 p.97
[60] Cf. AROCHA, Jaime, Ombligados de Ananse, Utópica Ediciones, Bogotá, 1999, p.16
[61] SECCION PASTORAL DE ETNIAS de la Conferencia Episcopal de Colombia, interpretación del ritual mortuorio en Boletín PUEBLOS, Nº 4 de enero 1994, p.40
[62] AROCHA, Jaime, Ombligados de Ananse, Hilos ancestrales y modernos en el Pacífico colombiano, o.c., p.144
Algunos héroes y heroínas de nuestra historia afrocolombiana
AGUSTINA
Agustina fue esclava del en el sector de Tadó, Chocó (1795), poseedora de una gran belleza corporal que enloquecía a cualquier admirador. La permanente codicia machista y lujuriosa del esclavista Miguel Gómez logra seducirla coercitivamente, finalmente queda embarazada. Para un esclavista tener un hijo con una esclava y reconocerlo constituía un escándalo. El amo quiere obligar a la esclava a abortar, pero esta mujer negra rebelde se niega y es torturada por su amo. Agustina procede a demandar al amo ante el juez Álvarez Pino y el gobernador de ese entonces José Michaeli. Estas autoridades, protectoras de los esclavistas, fallaron a favor de Miguel Gómez quien sólo fue amonestado. La negra Agustina en respuesta a la injusticia procedió a quemar varias haciendas y factorías de Pueblo Viejo, hoy Tadó[63].AMIR SMITH CORDOBA
Amir Smith Córdoba, nació en Cértegui, antiguo corregimiento del municipio de Tadó, hoy cabecera municipal de Unión Panamericana, en el departamento del Chocó, el 19 de julio de 1948. Sociólogo y Periodista, colaborador de algunas publicaciones nacionales y extranjeras, conferencista nacional e internacional, fundador y director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Cultura Negra en Colombia, creador y director del periódico "Presencia Negra". Fue uno de los pioneros en esta etapa moderna de la lucha por los derechos civiles y políticos de las comunidades afrocolombianas.
Amir, con su desaparición el pasado 13 de agosto de 2003, nos deja un gran vacío, pero también un gran legado en su incansable lucha por los derechos humanos, pero sobre todo, el respeto a la dignidad del pueblo afro en Colombia. Nunca descansó en su tarea incesante de generar conciencia étnica, identidad y compromiso con su pueblo, en combatir el racismo soterrado y anquilosado en el inconsciente, subconsciente y consciente colectivo de la sociedad mestiza, autodenominada blanca, que domina, reproduce y recrea preconceptos racistas de la herencia colonial esclavista que aún subsisten en nuestro país.
En los últimos tiempos, un poco solitario, con el premio de la ingratitud, desconocimiento e intolerancia de sus corraciales lo llevó a una situación de extrema pobreza, pero jamás dejó de conceptuar, analizar, educar y generar conciencia entre propios y extraños. Se le rechazó por aquella herencia de la esclavización doméstica, que no permite que alguien se atreva a remover esquemas mentales de sometimiento, y aún más, que hace que la mayor rivalidad posible sea entre nosotros mismos.
Autor, productor y compilador de varias publicaciones, entre las cuales, podemos destacar: Visión Sociocultural del Negro en Colombia, Cultura Negra y Avasallamiento Cultural -Vida y Obra de Candelario Obeso y el Negro Robles, entre otras.
Hoy, que Amir ha partido antes que nosotros hacia el panteón de los ancestros, no sólo las comunidades afrocolombianas sino el país en general, le debemos un reconocimiento terrenal, por su aporte a la paz y a la construcción y el pensamiento de este país[64]. BARULE
Esclavo negro que lideró las más grandes insurrecciones en el Chocó durante la colonia (1728), junto a los hermanos Antonio y Mateo Mina. Barule fue proclamado soberano y rey del Palenque de Tadó con más de 120 cimarrones. Logró confederar ahí mismo cerca de 2000 esclavizados procedentes de la zona de los ríos Nóvita y San Juan. Sobre fecha y lugar de nacimiento no se tienen datos,sólo aparece en el censo de esclavos de la provincia del Chocó de 1759.
Sobre la ascendencia africana de Barule existen varias hipótesis: chamba, mandinga, mina, o carabalí, esto por la integración y comunicación que mantuvo con los minas y su tendencia a la rebeldía, propia de estos grupos.
Entre las causas de la insurrección de los esclavos se tuvo que el Estado Libre de Tadó (1715) incrementó el trabajo esclavo, ya de por sí sometido al régimen de hambre y de castigos infrahumanos, violación de las mujeres y desmembramiento familiar. A finales del 1727 los esclavos de una hacienda al frente de Barule, Antonia y Mateo Mina, organizan su cabildo y un día inesperado del mes de noviembre, se inició la acción de guerra. Matan al esclavista y catorce españoles más. Dominado el territorio por los Cimarrones tadoseños, Barule es proclamado REY, el palenque estructuró su propio gobierno y organización militar.
El 18 de Febrero de 1728, se da la batalla entre los cimarrones y el ejército español por la recuperación del territorio, la deficiencia logística y la falta de comunicación entre los cimarrones originó una desventaja, salieron triunfantes los españoles. El diecinueve de Febrero de 1728 Barule y los hermanos Mina son delatados y fusilados por el teniente Tres Palacios Mier. El movimiento de Barule constituyó su pensamiento en el principio de libertad y de dignidad de la comunidad negra[65].BENKOS BIOHO
Monumento a Benkos Biojó en el Palenque de San Basilio
Según la historia, nace en la región de Biohó, Guinea Bissau, Africa Occidental. Fue un monarca muy hábil, conocido como el Rey del Arcabuco. Es capturado por el asentista Portugués Pedro Gómez Reynel y vendido como esclavo al Español Alonso del Campo en 1.596 en Cartagena. Es colocado como boga en el río Magdalena, la embarcación donde viaja se hunde y huye. Lo re- capturan vuelve a la boga. Hacia 1.599 escapa nuevamente y se interna en los terrenos cenagosos alejado de Cartagena y organiza un gran ejército, logra dominar todas las montañas de Sierra María en el Departamento de Bolívar. Su sueño era tomarse Cartagena y desde allí regresar al África.
Según testimonios históricos, jamás pudieron dominarlo ni vencerlo. En 1605 Benkos Biohó y el Gobernador de Cartagena, Suazo, establecen un tratado de paz que reconoce la autonomía del Palenque de la Matuna. Una noche de descuido, Benkos es sorprendido por la guardia de la muralla, queda preso y lo descuartizan el 16 de marzo de 1621 en el puerto de Cartagena.
El pueblo habla de los poderes mágicos que utilizó para provecho personal y del pueblo. No daba descanso a su cuerpo, iba y venía por campos y caminos en su activa campaña libertadora, luchaba por el derecho de los africanos y sus descendientes a la vida, la tierra, la cultura, la libertad y la paz.
En los Palenques que gobernaba era maestro de la guerra y de la paz, de la justicia y del trabajo. No descuidó el gobierno ni se dejó arrastrar por propuestas de los gobernantes coloniales que pretendían que dejase las armas contra ellos y las dirigiera contra otros líderes del propio pueblo, traicionando la lucha cimarrona.CATALINA LUANGO
Mujer Cimarrona del palenque de San Basilio, constituida en un personaje mitológico, cuenta la tradición oral que era una mujer luchadora y protectora de la población. Su obra humanitaria la dedicó a curar los prisioneros africanos. Después de su muerte, comenzó a aparecer en la laguna del Palenque, siendo idolatrada por los palenqueros[66].DIEGO LUIS CORDOBA
Nació en Negua, comunidad negra del chocó el 21 de julio de 1.907, y murió en ciudad de México, el 1º de mayo de 1.964. Aprendió las primeras letras en su pueblo natal, continúo hasta el 4º de bachillerato en el Colegio Carrasquilla de Quibdó y se graduó de bachiller en el Colegio San José de los Hermanos Cristianos en Medellín. En la universidad de Antioquia inició sus estudios de Derecho, los concluyó en la Universidad Nacional de Bogotá. Recibió el título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas, el 30 de noviembre de 1932 y se especializó en Ciencias Económicas.
Tuvo el honor de ser el primer abogado chocoano; era estudiante universitario cuando abrazó las ideas socialistas, se vinculó al partido Liberal porque no existía un partido Socialista. En poco tiempo, comenzó a destacarse como líder, orador y defensor de los derechos de los sectores populares y marginados, en especial, de las comunidades negras, las clases obreras y los campesinos.
En 1930 organizó la Juventud Liberal Universitaria, y en 1937 ya era elegido diputado suplente del Doctor Carlos Lleras Restrepo en la Asamblea de Cundinamarca. Fue uno de los socialistas más reconocidos y amados por el pueblo colombiano en su tiempo por su capacidad de liderazgo y su inteligencia.
Entre 1943 y 1947 fue representante a la Cámara, primero por Antioquia, y luego por el Chocó. Fue senador por el Chocó desde la fundación del Departamento en 1947 hasta su muerte.
Diego Luis Córdoba durante toda su vida actuó con grandeza y honradez y concib&ioacute; la política como servicio y entrega en beneficio de la comunidad. Actuó como representante político del Chocó, se convirtió en el más digno vocero y representante de las Comunidades Afrocolombianas, y puso la identidad negra, la de su etnia, como emblema y fuerza en todas sus luchas.
Una de sus grandes preocupaciones fue la conquista del respeto, la independencia y la igualdad política de la persona negra dentro del Chocó y en el país. No aceptaba que el Chocó fuese considerado intendencia y tratado con desprecio por el Gobierno y la población blanca. Concibió un proyecto de vida con dignidad para el pueblo negro, proclamó sus derechos humanos contra el racismo e hizo temblar con su voz y su verdad el Capitolio Nacional. Luchó hasta conquistar una reforma de la Constitución Nacional para crear el Departamento del Chocó y lograr la independencia política frente el colonialismo antioqueño. Uno de los discursos más importantes pronunciados en el Congreso de la República por el Doctor Diego Luis Córdoba fue "Elogio a La Raza Negra".
Nunca se limitó a una sola rama del saber y vivió estudiando cada día. Su gran personalidad y brillantez intelectual fue resultado de sus estudios como abogado, economista, político, filósofo y lingüista; además del español, su lengua materna, aprendió griego, latín, francés, inglés y alemán; cuando fue sorprendido por la muerte estudiaba el ruso.
En su lucha por un proyecto de vida para el pueblo negro se destaca lo que podrían ser tres de sus mayores realizaciones:
La creación del Departamento del Chocó y su independencia política de Antioquia. Quiso hacer del Chocó la patria libre del pueblo negro dentro del territorio nacional.
El reconocimiento real del derecho a la educación para las personas y las comunidades negras. La educación es la base para la lucha del pueblo negro, para la eliminación del racismo y la conquista de los derechos. Su frase magistral es "por la ignorancia se descienda a la servidumbre; por la educación se asciende a la libertad.
El respeto y enaltecimiento que logró a la presencia, protagonismo, inteligencia y valores de la persona negra y las comunidades afrocolombianas[67].
JOSE CINECIO MINA
Negro liberto del Cauca, coronel de la guerra de los mil días. Reconocido como hechicero por ser inmune a las balas, llegó a tener cien hombres bajo su mando, organizó y defendió a los terrajeros y campesinos negros de Barragán, Obando, Quintero, Guengue, Sabanetas y otras veredas del Norte del Cauca. Los hombres de Cinecio Mina luchaban movidos por el terror de volver a ser esclavizados y por el dominio de la tierra. Cinecio murió envenenado por el terrateniente Jaime Gómez, después de compartir unas copas para celebrar un nuevo pacto. Tras la muerte de Cinecio, los campesinos continuaron organizándose y crearon la Unión Sindical del Cauca como todo un movimiento agrario[68].
JOSE PRUDENCIO PADILLA
Militar mulato nacido en Riohacha, departamento de La Guajira (1788-1828). A su regreso de España fue nombrado como mozo de cámara de la Marina Real, y posteriormente Almirante de la Gran Colombia. En la guerra en Trafalgar contra los ingleses fue prisionero durante tres años. En 1811 participó en la revolución de Cartagena. Por su proeza en el combate marino, fue premiado con el grado de Gran Alférez de Fragata de la Marina de la República. El General Simón Bolívar le otorga el grado de Teniente de Navío. El 24 de junio de 1821, Padilla ataca el fuerte de San Felipe de Cartagena y derrota al ejército español. Posteriormente se desplaza a Venezuela y participa en su liberación en la batalla de Maracaibo.
Las contradicciones con el General O'Leary por problemas raciales le ocasionan la cárcel. El 25 de septiembre de 1828 es fusilado en la Plaza Mayor de Bogotá por negarse a apoyar a los bolivarianos. Como contradicción social, el nombre del Almirante José Prudencio Padilla quedó vinculado a una Institución militar que no da oportunidad de participación a las personas negras, una de las instituciones mas racistas del país. Padilla fue uno de los jefes de la sublevación de militares negros contra Bolívar por el incumplir el pacto de liberación de esclavos[69].
MANUEL SATURIO VALENCIA (1.867-1.907)
Poeta, pedagogo y dirigente popular chocoano, fue el último hombre oficialmente sentenciado a la pena de muerte en Colombia, acusado de incendiario contra los intereses de la sociedad blanca chocoana. Saturio fue autodidacta, profesor de música y cantos en las escuelas; juez y personero municipal considerado como el primer literato negro del Chocó. Por la misma opresión racial, sus obras quedaron inéditas. El fusilamiento de Saturio se efectuó en Quibdó el seis de Mayo de 1907 comandada por la aristocracia blanca de Quibdó[70].
POLONIA
Cimarrona del ejército de Benkos Biohó. En 1581 organizó en la región de Malambo, cerca de Cartagena, un grupo armado de palenqueras que derrotó al Capitán Pedro Ordóñez Ceballos; le obligaron a pactar la entrega de tierra y la libertad del grupo, integrado por 150 mujeres. Pedro Ordoñez violó el pacto y en la primera oportunidad emboscó a Polonia. Esta mujer cimarrona es el símbolo patrio de la mujer afrodescendiente en la lucha popular[71].
WIWA
Mujer de Benkos Biohó, reina del palenque de Sierra María, madre de Orika y de Sando. Después de la muerte de Benkos Biohó, sus hijos continuaron los proyectos de libertad y crearon los palenques de San Miguel, Sierra María y San Basilio en el departamento de Bolívar[72].
[63] Ibid p.4.
[64] Mensaje por internet de Luis Carlino Valencia Mendoza
[65] PEREA H., Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano. O.C., p.16-17.
[66] Ibid p.98
[67] Ibid p.38
[68] Ibid p.112
[69] Ibid p.138
[70] Ibid p.178
[71] Ibid p.150
[72]Cf. PEREA H., Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano, publicado por el Centro Experimental Piloto CEP (Chocó) y Codechocó p.20
Conclusiones
Arará, Lucumí, Carabalí, Balanta, Congó, Angola, Bente, Biáfara, Mina, Biojó, Popó, Bran, Mandinga, Conú, Zapé, Aracú, Polú, Ocoró, Aponsá, Kalonge… Son, entre muchos, los posibles pueblos de donde fueron secuestrados los africanos y africanas traídos/as a Colombia en calidad de esclavizados/as.
Durante la época colonial esclavista, los africanos y africanas con toda su diversidad étnica y cultural fueron convertidos e identificados por los europeos sólo a partir del color de la piel y la condición de esclavizados. Se les quitó su nombre, su historia, su cultura, su religión, su dignidad, y el derecho de ser personas.
Desde su llegada a Colombia, en condición de esclavos/as, los africanos/as y sus descendientes, siempre han luchado por su libertad. En un primer momento como Cimarrones constituyeron palenques, después participaron en los movimientos y luchas por la independencia, hasta lograr la abolición legal de la esclavitud y, últimamente, el reconocimiento étnico, territorial, cultural y social a través de la Ley 70.
La sociedad capitalista, machista e individualista ha discriminado a la mujer negra de tres formas: Explotándola como trabajadora, como mujer y como negra. Se le valoró sólo como "hembra" y se la ignoró como persona con valores sociales y espirituales.
Ha pesar de todas estas circunstancias adversas, a lo largo de este pequeño escrito, hemos descubierto el liderazgo y la capacidad de lucha de hombres y mujeres africanos y afrocolombianos. Han sido capaces de sobrevivir y trasmitir la esencia de la cultura a sus descendientes, creando y recreando nuevas formas de convivencia interna, con los otros pueblos, con la naturaleza y con las fuerzas espirituales.
Desde la Pastoral afrocolombiana se está haciendo realidad el reconocimiento del aporte del pueblo negro a la vida de la Iglesia y de la sociedad, de forma concreta en la liturgia, en la valoración y defensa de la vida, en la vivencia de la solidaridad, en el liderazgo de las mujeres negras, en la presencia de Sacerdotes y Religiosos/as, animadores y animadoras afrocolombianos, y en el apoyo decidido al proceso integral del pueblo afrocolombiano.
Somos conscientes de que falta mucho por hacer: Muchas personas aún no asumen su identidad afro, la violencia afecta muchos territorios ya titulados a las comunidades negras, la situación de marginación y pobreza extrema sigue siendo un denominador común, la reflexión teológica propia apenas se ha empezado a sistematizar. Pero el camino recorrido y los logros obtenidos permiten soñar en la realización del Reino de Dios, como un futuro afrocolombiano bonito. AXE!
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Glosario
AFROAMERICANO: Grupo humano oriundo de América con raíces culturales africanas. Según los países y regiones también se usan afrocolombiano, afroperuano, afrocaucano.
AFRODESCENDIENTE: Quien desciende de africanos o tiene ancestros en Africa. Sueli Carneiro introdujo este término en el taller sobre etnicidad e identidad en el mundo de habla portuguesa dentro del 4º Congreso Luso-Afro-brasileño de Ciencias Sociales, celebrado en el Instituto de Filosofía y Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Río de Janeiro, del 1º al 5 de septiembre de 1996.
AGOGÓ: Instrumento musical de hierro, compuesto de una doble campanilla de un mango, que el tocador golpea con una baqueta del mismo material.
ANCESTRO: Cualquier ascendiente difunto, paterno o materno. Los antepasados ocupan un lugar central en el sistema religioso y en la vida del africano. Hacen parte de este grupo los espíritus de los ancianos y de hombres y mujeres virtuosos, aunque hayan muerto jóvenes. Los espíritus de los antepasados constituyen el vínculo más fuerte entre los seres humanos y el más allá. Ellos siguen los acontecimientos familiares y protegen a sus parientes.
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