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El sentido de la vida (página 2)

Enviado por MILTHON


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Diversos filósofos de la antigüedad, según V. Frankl, como Sócrates, Platón, Aristóteles, los estoicos, los epicúreos, San Agustín y una largo etcétera, ya se habían planteado desde sus propias ópticas especulativas, el concepto del sentido de la vida. Por ello, se lamenta nuestro psiquiatra, que este concepto que justifica y da razón de ser a la existencia humana, no se haya planteado en los gabinetes psicológicos, hasta las fechas recientes, ya que durante demasiado tiempo el clamor que busca el sentido, ha sido desoído, pues este concepto tiene una historia larga, pero la Psicología moderna, hasta hace poco, apenas lo había utilizado, sobre todo porque parecía inaccesible a la ciencia.

2.2.2 Peculiaridad propia del ser humano

La búsqueda del sentido de la vida es una peculiaridad propia del ser humano, que lo distingue radicalmente de los animales irracionales. Y es que el hombre, como nos recuerda Heidegger, habita el mundo que es su morada, y lo organiza de acuerdo con sus intencionales proyectos y decisiones; en cambio el animal se limita a corretear por el mundo.

Por tal circunstancia cuando algún psicólogo con anteojeras reductivamente biologistas, concibe que la frustración por la ausencia de un sentido de la vida responde a una enfermiza falta de inseguridad, a un complejo de debilidad, o a otras instancias semejantes, expresa un notable desconocimiento de la naturaleza humana, y se arriesga a tener una visión deforme y unilateral de su realidad óntica.

El cuidarse de averiguar el sentido de la existencia es lo que caracteriza justamente al ser humano en cuanto tal, pues no se puede ni aún imaginar un animal sometido a tal preocupación, y no es lícito degradar esta realidad, que vemos en el hombre, a una especie de debilidad, enfermedad, síntoma o complejo. Más bien es al revés. "La frustración de la Voluntad de Sentido, no es de suyo algo patológico, y está también lejos de ser enfermizo".27

2.2.3 El hombre remite más allá de sí mismo

La cuestión del sentido no se dilucida ya en el ámbito del pensamiento-abstracto, sino en el inmediatismo del contacto vital, en los encuentros personales, en el movimiento corporal, en la música y en el canto.

Es indudable que el ser humano encuentre el sentido de la vida, en una diversidad de positivas y enriquecedoras actividades culturales, científicas, artísticas , deportivas, etc. "Es cierto, por tanto, que existe un campo de posibilidades dadoras de sentido, pero también es cierto, que el auténtico y verdadero sentido, el que responde a las exigencias más hondas y más íntimas del ser humano, es el sentido que se inspira en la dimensión trascendente de la persona, que no es otro, que el sentido que se funda en Dios como el acto de ser perfecto que posee la plenitud de sentido.

Frankl reproduce la frase de Einsten en la que dice: "Preguntar por el sentido de la Vida significa ser religioso" e interpretar el verdadero sentido, dirá el Psiquiátrico Vienés, supone ser espiritual;28 la interpretación del sentido supone que el ser humano es espiritual; el hecho antropológico fundamental es que el ser humano remite siempre más allá de sí mismo, hacia algo que no es él, hacia algo o hacia alguien, hacia un sentido. El Ser Humano se realiza a sí mismo en la medida que se trasciende.

2.3 LA LIBERTAD EN EL SENTIDO DE LA VIDA

El problema de sentido, por muy unido que esté a la condición humana, se ha hecho actual y especialmente apremiante en nuestro siglo, porque es el siglo en que la humanidad civilizada se ha quitado numerosísimas cadenas y ha vuelto ha encontrarse en un ámbito repentino de libertad de proposiciones insospechadas para el que no estaba aún estructuralmente madura.

Es más nuestro problema del sentido tiene algo que ver con el interrogante entorno a la llamada "libertad". Libertad es para muchos una expresión cargada de valores positivos: buscan la libertad, ansían la libertad, pero olvidan fácilmente que la libertad es como un campo infinitamente amplio y sin caminos hechos.

Se puede avanzar por él en cualquier dirección, y no hay barreras ni límites que lo impidan; pero tampoco hay ninguna ayuda para orientarse ni señales que indiquen la dirección hacia la meta. En un Campo ilimitado y vacío, se puede vagar desesperado.

Inseguridad en el ámbito de la libertad significa que, para poder asimilar espiritualmente la libertad, es absolutamente necesaria una cierta madurez humana. El concepto de "libertad", en última instancia, es un concepto de valor, y los valores presuponen que pueden ser percibidos y comprendidos como tales por un individuo. Sin este presupuesto se desvanece su existencia práctica. La libertad espiritual es un valor significativo para un hombre en la medida en que es maduro el pensamiento de tal hombre.

A veces se olvida que el "hombre" no es una magnitud estática, una constante en el acontecer del mundo, sino un ser en evolución ininterrumpida y por eso hay que hacer la siguiente pregunta: si la libertad presupone una cierta madurez espiritual, ¿qué factores potencian el desarrollo de tal madurez y qué podría acelerar su curso?

Es claro que una evolución no avanza con cadenas, ni en la educación del niño, ni en el desarrollo de toda una especie. Sólo cuando se tiene una vivencia de libertad y se intenta vivir de acuerdo con ella, aún cuando el comienzo parezca engorroso, se puede desarrollar un nuevo estadio de madurez humana. A su vez, esto es absolutamente necesario para que la auténtica libertad humana se pueda realizar con sentido algún día. De ahí que no debamos ceder ante el pesimismo que embarga a toda persona consciente cuando contempla el presente, pues nos impide ver la verdadera oportunidad de nuestro confuso siglo XXI, es decir, la oportunidad de una posible evolución del Espíritu humano hacia una madurez futura; como dice Elizabeth Lukas "Toda crisis tiene Salida"29

También las crisis, en que se han metido las generaciones contemporáneas por el afán de conseguir a toda costa la llamada "libertad" tiene su salida. Quizá es un estímulo para que la evolución hacia la madurez de la especie "hombre", normalmente muy lenta, dé un gran paso hacia delante y pueda llevarnos a un estadio mas elevado".

  • RESPONSABILIDAD EN EL SENTIDO

Un estadio ulterior sería concebir la libertad como responsabilidad; ¿esto sería ciertamente un enorme avance?

De momento, sin embargo, la crisis se refleja en el sufrimiento de los enfermos psíquicos de hoy, en esa extraña mezcla de hombres agresivos, depresivos y egocéntricos que, a pesar de las condiciones externas de su vida, casi siempre muy buenas, han perdido algo esencial y no pueden recuperarlo: la conciencia segura de saber para qué viven.

Cuanto más bienestar, más lujo y más libertad han conquistado las capas civilizadas de la población, mayor es la angustia con que se ha preguntado cada uno, qué debe hacer con el bienestar y si este puede ser en definitiva el sentido de su existencia.

En nuestra era el tema de la libertad con responsabilidad, ha sido tema de polémicas diversas, en las que se encuentran inmersas las diversas clases de personas, que buscan el verdadero contexto del significado de la libertad; con respecto a esta polémica, creo que el mejor sistema de equilibrio significativo, será acudir al sentido común en el cual la responsabilidad tenga un papel fundamental, que ponga en el lugar real a la libertad, ya que si hay responsabilidad hay libertad.30'

Somos seres responsables por la libertad racional, que distingue a los seres humanos de los no humanos. Los hombres pueden ser dueños de todos sus actos conscientes, por el mero hecho de poder asumir o no, las acciones de su vida interior o exterior. Pues una misión y un objetivo lo cumplimos a cabalidad, si lo asumimos con estricta libertad y responsabilidad.

2.5 LA FELICIDAD COMO OBJETIVO DEL SENTIDO

La Industria, con un imperativo constante, dar salida a los bienes de producción, ha ejercido sobre la humanidad una enorme presión de consumir con su consigna de "felicidad"; así es feliz, por ejemplo, el que tiene por lo menos una casa de ensueño y un coche grande ( lo necesite o no).

La ola de las drogas ha inundado a la juventud, e incluso a los niños, y ha prodigado una felicidad muy problemática en forma de delirios y alucinaciones. ¡Cuanto se ha puesto al servicio de la felicidad y que poca felicidad hay de hecho en los corazones de los hombres de hoy!

El falso significado de felicidad se encuentra en un círculo vicioso que parece no tener salida, provocando a que los seres humanos, en especial los jóvenes, tomen la felicidad como un sentimiento relativo de utilitarismo, donde lo existente no es más que el contexto de lo descartable y el "placer".

Sólo podemos salir de esta problemática, si somos tocados por una experiencia fuerte, que nos haga trascender de lo simplemente rutinario para auto trascender y dirigir un vistazo analítico a nuestra existencia, donde nos demos cuenta que la vida del utilitarismo placentero no es más que una falsa idea de la verdadera felicidad que se funda en el cumplimiento responsable de una misión concreta que dé el verdadero y real significado a nuestra existencia.

2.6 LA AUTO TRASCENDENCIA COMO SENTIDO

La experiencia de encontrarse existiendo, revela un acontecimiento absoluto: aquello por lo que se me da todo lo que se me da, de manera que sin ello no se me da nada por ningún otro acontecimiento.

La situación de encontrarse existiendo, cuando uno no tiene en sí la razón de su origen ni la razón de su existencia, nos infunde en un profundo abatimiento, pero la reflexión existencial nos permite alcanzar por nuestra propia autoconciencia, al hecho de la donación de nuestra propia existencia. Más aún, el mismo hecho de encontrarse existiendo también me ha sido dado inicialmente, no me pertenece, es decir, no es mío aunque erróneamente pueda considerarlo como mío.

La autoconciencia de este acontecimiento absoluto da sentido a la vida del hombre, por que la defiende de cualquier enajenación o posible extravío. Esa misma radicalidad de la autoconciencia de encontrarse existiendo puede constituirse en la fuente que da sentido a la propia vida, puesto que encamina a esta a estar permanentemente dispuesta a darse a sí misma.

En este juego incesante de la aceptación de lo dado y de la permanente disponibilidad del darse es donde emerge la experiencia de la libertad y la misma libertad humana. Este juego es el que en verdad realiza al hombre que, en tanto que aceptante y donante de sí mismo, está siempre y prontamente dispuesto a la solidaridad, sin ceder a la seducción ni a la fascinación de tomarse lo dado a sí mismo como algo propio que le perteneciera.

En mi opinión, en esto consiste el sentido de la vida, como escribe Frankl; "en que el hombre en último término puede realizarse sólo en la medida en que logra la plenitud de un sentido fuera en el mundo, y no dentro de sí mismo.

Por la auto trascendencia de la existencia humana, el hombre apunta por encima de sí mismo, hacia algo o alguien, hacia un sentido cuya plenitud hay que lograr o hacia un semejante con quien uno se encuentra"31; en otras palabras, nuestro "sentido" no está en el egocentrismo, donde el ser humano lo adquiere todo para sí, sin preocuparse por lo que pase a su entorno, sino en trascender hacia fuera, en adquirir una visión responsable de nuestra parte con respecto a una misión, aún tú, en quien pueda depositar los afanes, las inquietudes y, en último término, a un fin absoluto fuente de felicidad en su plenitud, en este caso el único fin absoluto es DIOS, poseedor y fuente de felicidad.

2.7 VOLUNTAD DE PLACER

"El ser humano no agota su realidad en la satisfacción de los instintos o las necesidades con miras a mantener o restablecer su equilibrio psíquico, sino que busca originariamente, el cumplimiento de un sentido y la realización de unos valores. "La persona no está determinada por sus instintos sino orientada hacia el sentido"32

Somos seres en el mundo no determinados a ser esclavos de nuestros propios impulsos instintivos; al contrario, por nuestra capacidad de razonamiento inteligente, estamos dotados de total libertad, para que podamos elegir o ser seres que buscamos nuestro sentido, nuestra realización, trascendiendo los límites biológicos, o al contrario ser esclavos de nuestros propios instintos, dando rienda suelta a lo que nuestras necesidades biológicas desordenadas nos dicten, sumiéndonos en el vació, en el sin sentido de nuestra existencia.

Expongo rápidamente un pequeño esbozo sobre la doctrina de Freud, a la que la denominó "voluntad de placer".

Todos sabemos bien que Freud fue "el" pionero total y absoluto en el campo de la psicoterapia y estamos de acuerdo en que fue una personalidad con aspectos auténticamente geniales. Dice Frankl; "si se me pidiera que hiciera, como quien dice sobre la marcha, un rápido esbozo de la doctrina de Freud, diría que fue mérito suyo haber planteado el problema del sentido, aunque no en los mismos términos que nosotros y aunque, desde luego, no dio ninguna respuesta a esta pregunta".

Al planteárselo, actuó dentro del espíritu de su tiempo, en un doble aspecto: primero en el aspecto material, en cuanto que era prisionero del espíritu de su tiempo, de la llamada cultura del "Crespón Victoriana", por un lado mojigata y por otro lúbrica y segundo en el aspecto formal, en cuanto que sus concepciones se apoyaban en un modelo mecánico que no era ni un ápice más idóneo sólo por que se la llamara (eufemísticamente) dinámico.

Freud se dedicó de forma especial a la tarea de interpretar el sentido de los síntomas neuróticos, lo que le impelo a profundizar en la vida inconsciente no sólo en el sentido de "olvidado", si no en el de "reprimido", es decir se trataba de un sentido que a esta región, es decir, todo cuanto se tornaba inconsciente o se hacía que lo fuera, era siempre algo desagradable e inaceptable.33

Ahora bien, los correspondientes contenidos de la conciencia eran inaceptables o desagradables medios, según el sistema de coordenadas de la mencionada cultura del crespón victoriana de que hemos hablado antes. Se comprende así que para aquellos tan mojigatos pacientes de finales de siglo, la primera preocupación debería ser reprimir o desplazar lo sexual.

Aquí no pretendemos ignorar que el ámbito del concepto de sexualidad es, en el psicoanálisis, por un lado mucho más amplio que el de lo genital, y , por tanto, mucho más restringido que el concepto de libido34 acuñado por Freud.

El psicoanálisis se ha hecho culpable de una limitación del campo visual no sólo de la "genealogía de la moral", que se pretende explicar como un apoyo para la represión de lo instintivo, sino también respecto de la teleología que impera en el ser psíquico, tanto más que presupone que el principio de la homeostasis, tomado de la biología, es válido siempre primero en el ámbito de la naturaleza y luego también en el de la cultura.

En definitiva, y en términos estrictos, esto significaría tanto como que el hombre está destinado o permite que se le destine "a dominar y a llevar a término el cúmulo de incentivos, las excitaciones y estímulos que descargan sobre él desde dentro y desde fuera" y que para esto sirve el aparato anímico".35

Con todo, esta hipótesis de Freud, tomada de la física de su tiempo, y según la cual la única tendencia básica primaria del ser vivo sería la distensión, la descarga de una tensión, es sencillamente inexacta.

Hasta aquí el psicoanálisis nos ha dado a conocer la voluntad de placer, a partir de la cual podemos concebir el principio de placer.

2.7.1 El principio de placer

El tema del placer, en tal perspectiva, supone una nivelación: el mundo pierde su dimensión profunda y la realidad pierde su relieve axiológico.

Resumiendo: el placer es el salto tras una intervención psicologista; el placer es lo que queda cuando un acto es despojado de su intencionalidad, cuando se vacía de sentido. Resulta así que el principio de placer no sólo no constituye una posible máxima de tratamiento, si no que tampoco es un principio válido de explicación: considerar los "mecanismos psíquicos", y el "aparato anímico" como algo que está regido por un principio de placer, apenas explica nada.

El principio de placer no es un principio psicológico, sino patológico; su hipotética validez no se refiere a los fenómenos psíquicos normales, sino a los patológicos. Originaria y normalmente, el hombre no persigue el mero placer, si no un sentido. El placer se produce espontáneamente tras el logro de un objetivo; el placer es la consecuencia y no el objetivo. El placer sigue, no se persigue. El placer es cuestión de efecto, no cuestión de intención. Se puede "efectuar, más no intentar."

Es más, cuando se persigue directamente se escabulle. En vano no nos dice Kierkegaard que la puerta de la felicidad se abre hacia fuera; al que intenta empujarla hacia adentro, se le cierra. Lo mismo ocurre en el insomnio: el sueño huye cuando se busca con ansia, como la paloma que posa en la mano cuando ésta permanece quieta y echa a volar cuando se va tras ella.

Analógicamente, si en lugar de fijarse en el objetivo de una tendencia, la atención reflexiva se centra en la tendencia misma, si nos apartamos del objeto para volvernos hacia la tendencia, no percibimos ya el objeto, si no un estado. El puesto de la intencionalidad lo ocupa la facticidad, y en lugar de la atención (acompañada de placer) de un valor aparece el hecho del "placer"que es absurdo en sí. Entonces ya no se posee algo que pueda causar placer, sino el placer mismo; pero este, sin un soporte. desaparece.36

Si la atención al objetivo influye en el placer, la desatención al objeto influye en la pérdida del placer. El goce perseguido se deshace. Uno no disfruta del placer. La búsqueda del goce le priva a uno del goce.

Ese comportamiento supone la inversión del placer como consecuencia en un placer como intención. Pero hay que señalar que ese comportamiento representa un fenómeno típicamente neurótico. Ahora se comprende por qué el psicoanálisis formuló el principio del placer: generalizó injustificadamente el fenómeno característico de la neurosis: la inversión de la consecuencia en intención, un fenómeno que el psicoanálisis hubo de constatar tarde o temprano.

2.7.2 El placer como categoría suprema

Luego de haber expuesto el origen y finalidad del placer, para dar sentido a la vida, concluyo también que una de las conductas que rebelan la ausencia del sentido de la vida, es la que le atribuye al placer sensible el rango de principio y categoría suprema, y se traduce en la búsqueda desaforada de aquellos objetos que lo producen, como las drogas, el sexo, el alcohol, los juegos de azar, etc. O también en el afán desmesurado de poseer imperativamente los múltiples productos y artefactos que se ofrecen en el mercado.

Alejandro Llano, diría al respecto que "la tendencia del disfrute inmediato de gratificaciones sensibles es culturalmente letal. Adormece la capacidad de proyecto, fomenta el conformismo y domestica la disidencia. Se mueve en una especial descendente, que sume a las personas en el vértice del Hedonismo".37

La búsqueda del placer (el principio del placer), comenta Frankl, aparece cuando se frustra la "voluntad de sentido". Este principio hedonista del placer, que Frankl critica con su habitual agudeza, es precisamente el principio en el que Freud, fundado en las subjetivas instancias desiderativas del individuo, sustentará su tambaleante estatuto cognoscitivo.

Un principio del placer, que se ha acelerado en la equívoca denominación de la "sociedad del conformismo" y que actuando como anestesiador del espíritu, fomenta diversas formas de inmadures psíquica que incapacitan para descubrir el auténtico sentido de la existencia humana, pues la pregunta por el sentido de la vida es expresión de madurez mental.

En la sociedad de consumo y abundancia sólo hay una necesidad que no encuentra satisfacción y esa es la necesidad de sentido "la voluntad de sentido". Y es que la abundancia de ofertas y el innumerable elenco de instrumentos cada vez más sofisticados que nos brinda el supuesto "estado de bienestar", auque es evidente que satisface necesidades básicas en distintos órdenes de las vida, hay que afirmar, al margen de lo políticamente correcto, que no responde a las exigencias más hondas e íntimas de la persona, si se toman y se absolutizan como fines en sí mismos.

El simple tener y acumular bienes materiales, no perfecciona de por sí a los sujetos si no contribuyen a la perfección y enriquecimiento de su ser. Es lo que ya en los años treinta Gabriel Marcel38 expresó en su conocida formulación de que el sentido y el valor de la persona "no está en lo que tiene, sino en lo que es", es decir no se trata solamente de "tener más" si no de "ser más", proposición que de algún modo se podría identificar con la frase de Frankl: "las personas tienen los medios para vivir, pero carecen del sentido por que vivir".39

Como palpablemente se puede comprobar, este cúmulo de prestaciones que hacen más fácil y cómoda la existencia y mejoran la salud colectiva, no son de por sí una fuente de alegría y de acicate intelectual, si no que más bien desembocan, como Frankl sabe poner de relieve, en la insatisfacción afectiva, y en la pérdida de sensibilidad para el agradecimiento (especialmente en nosotros los jóvenes), si no se nos confiere un sentido de orden superior; pues los pacientes en su gran mayoría están sanos, pero no están satisfechos de serlo, es decir poseen abundantes bienes sin estar agradecidos.

Poner como exclusivo objetivo la mera satisfacción de las necesidades biológicas (como pretende el psicoanálisis), simplemente para restablecer el equilibrio homeostático o psicológico, conlleva a mutilar la integridad de nuestro ser y cegar la mirada ante el horizonte de los valores.

2.8 VOLUNTAD DE PODER

En oposición a Sigmund Freud con su doctrina "la voluntad de placer". Alfred Adler desplaza ampliamente el campo de lo psicológico y opta por apoyarse en lo biológico bajo la forma de "complejo de inferioridad".

En este aspecto la psicología-individual, de Adler nos ha familiarizado con la "voluntad de poder" bajo la forma de tendencia al prestigio. La "voluntad de poder" es un medio par el fin en cuanto que, como cumplimiento del sentido, está vinculado a ciertos condicionamientos y presupuestos sociales y económicos.

Ahora bien cabe hacerse la pregunta analógicamente a la "voluntad de placer"; ¿cuándo está atento el hombre al simple efecto concomitante del "placer", y cuándo se limita al simple medio para el fin que llamamos poder?

La respuesta es: sólo se forma esta voluntad de placer o, respectivamente, esta voluntad de poder cuando se ha frustrado la "voluntad de sentido"o, dicho con otras palabras, cuando el principio de placer se convierte, en no menor grado que el anhelo de prestigio, en una motivación neurótica.40

2.9 SENTIDO DE SUFRIMIENTO

Para hacer más inteligible esta explicación cojo una frase de Nietzche: "Pero no fue el sufrimiento mismo su problema, sino la ausencia de respuesta al grito de la pregunta ¿para que sufrir?"

Víktor Frankl y Elizabeth Lukas, en los dos textos fundamentales, consideran que el ser humano no nace con la capacidad de sufrimiento. Pero aquí surge un impedimento que plantea la sociedad para aprender a asumir el sufrimiento: la ilusión de poder corregir todo, conseguir todo. Se piensa que todo en la vida puede ser corregido, no se aceptan las limitaciones. Se aspira a encontrar por medio de las más variadas fórmulas la clave para no envejecer, no morir.

Es lógico que como personas aspiremos al bienestar completo. La Logoterapia también acepta la "voluntad de placer" como un motor que mueve al ser humano, pero no nos pone en guardia para que aceptemos lo inmodificable, para que hagamos la cuenta con lo finito, con el límite. Es necesario asumir lo no-perfecto, lo molesto.

Frankl sostiene que "sufrir significa obrar y crecer, pero también madurar. En efecto, el ser humano que se supera, madura hacia su mismidad". El verdadero resultado del sufrimiento es un proceso para llegar a la madurez. Esta pretende que el ser humano alcance la libertad interior, a pesar de la dependencia exterior.

Pensemos en una situación extrema, como la del cautiverio en la guerra o en el campo de concentración: en esa situación el ser humano se halla en el límite de la dependencia de condiciones que le son impuestas y de circunstancias que le son dictadas, pero resulta que esas circunstancias y condiciones sólo lo hacen dependiente en lo que respecta a su acción y su pasión, pero libre para adoptar una actitud u otra ante esta situación de extrema dependencia.

Esto significa que el ser humano es dependiente en cuanto a la realización de los valores creativos y vivenciales, pero es libre en la realización de los valores actitudinales: libre "de" todas las condiciones y circunstancias y libre "para" el dominio interno del destino: "para"el sufrimiento autentico. Esta libertad no tiene condiciones, es una libertad, "bajo cualquier circunstancia y hasta el último suspiro.41

El sufrimiento no lleva necesariamente a la enfermedad psicológica, sino que puede representar una de las posibilidades para aumentar la tolerancia a la frustración, adquirir más "defensas" que doten al ser humano para confrontarse a futuras adversidades inevitables.

El sufrimiento también posee una dignidad ética, una importancia metafísica. Igualmente, favorece la comprensión del otro. La persona debe olvidar que el sufrimiento es una de las más grandes preguntas que la vida le plantea. De acuerdo con la clase de respuesta que dé, sufre más o sufre menos ¿Por qué ?

Cuando una persona no le encuentra sentido a un dolor inevitable, sufre y está desesperada. Al contrario, si la persona le encuentra un sentido a su dolor, sufre pero no está desesperada. En la desesperación no hay un significado, un sentido y se sufre más por esta razón. Cuando se le encuentra un sentido al dolor se sufre menos y no hay desesperación.

Tengamos en cuenta también que no todos los problemas psíquicos ni todos los dolores pueden ser eliminados terapéuticamente. Algunos deben ser soportados y cuanto más uno sabe porqué, tanto mejor se pueden soportar. Para hacer esto es necesario que exista alguna cosa, una persona amada o un empeño o tarea para cumplir, que tiene necesidad de uno y entonces por amor a él, se puede aceptar un gran dolor.

Aquí un método terapéutico se encuentra en un principio ético antiguo, es decir "la persona no está sola en el mundo" y su bienestar no puede ser el único motivo en su vida, pues el bienestar solitario, separado de la relación con nuestros semejantes, no es suficiente.

En el sistema logoterapéutico-desarrollado por V. Frankl-, se insiste en la actitud valiente que se debe desarrollar ante un sufrimiento inevitable; la búsqueda de sentido ante el dolor es, sin embargo, uno de los desafíos más difíciles que la vida le presenta al ser humano. Se debe insistir en hacer que la persona recupere su capacidad de sufrimiento cuando deba afrontar situaciones dolorosas y le encuentre un sentido.

Una filosofía de higiene mental insiste en la idea de que la gente tiene que ser feliz, que la infelicidad es síntoma de desajuste. Un sistema tal de valores ha de ser responsable del hecho de que el cúmulo de infelicidad inevitable se vea aumentado por la desdicha de ser desgraciado.

A la persona que sufre no se le da la oportunidad de enorgullecerse de su sufrimiento y de considerarlo enaltecedor y no degradante, pues con esto se hace que la persona no sólo se sienta desdichada, sino también avergonzada por sufrir.

En nuestra sociedad hay una búsqueda compulsiva de la felicidad que no permite explorar las posibilidades de riqueza, de crecimiento interior y de aumento en la tolerancia a la frustración que produce el dolor.

2.9.1 Sufrimiento necesario e innecesario

Es importante hacer la distinción entre un sufrimiento inevitable y otro evitable. El sufrimiento "normal" o autentico es aquel que se vive ante el destino inevitable, absurdo y doloroso. Es aquel que debe despertar la búsqueda de los valores del tercer orden, a saber, los actitudinales.

Si ante una enfermedad dolorosa en la cual hay un gran pronóstico y se puede realizar una cirugía, la persona no acepta la intervención y prefiere seguir con el sufrimiento, habría que analizar si hay miedo, escapismo o masoquismo. Como nos recuerda Frankl en un anuncio publicitario: "escoge con paciencia lo que envía la providencia".42

En el sufrimiento autentico e inevitable, se disminuye el exhibicionismo y no se hace un espectáculo del sufrimiento. El masoquista, en cambio, asume el dolor como un fin en sí mismo. El que sufre auténticamente encuentra en el dolor inevitable un medio para encontrar un sentido y para trascender.

Cito un párrafo escrito por V. Frankl, cuando estaba internado en un campo de concentración en Auschwitz; sus compañeros se preguntaban: "¿Sobreviviremos a este campo?" Pues si no, "este sufrimiento no tiene sentido". La pregunta que V. Frankl se planteaba era algo distinta: "¿Tienen todos estos sufrimientos, estas muertes en torno mío algún sentido?" Por que si no, definitivamente, la supervivencia no tiene sentido, pues la vida cuyo significado depende de una casualidad-ya se sobreviva o se escape de ella-en último termino no merece ser vivida"43.

En este caso V. Frankl califica al sufrimiento como el más elevado propiciador de sentido que podamos imaginar. Pues bien, ello se debe a que los valores de actitud demuestran ser más excelentes que los valores creadores y vivenciales, en cuanto que el sentido del sufrimiento es superior, dimensionalmente considerado, al sentido del trabajo y al sentido del amor. ¿Porque?

Partamos de la afirmación de que el Homo Sapiens" puede articularse en el homo faber, que llena su sentido existencial mediante sus creaciones, en el "Homo amans", que enriquece el sentido se su vida a través de la experiencia del encuentro y del amor, y el "Homo Patiens", el hombre que presta "el servicio", el "rendimiento" de sus padecimientos. El "Homo Faber" es lo que solemos llamar a una persona triunfante, un hombre que cosecha éxitos. Para él, sólo hay dos categorías y sólo en ellas piensa: triunfo o fracaso. Su vida se mueve entre dos extremos, en la línea de una ética del éxito. Pero para el "Homo Patiens" las cosas son diferentes: sus categorías no son el éxito o fracaso, sino cumplimiento o desesperación. De esta diferencia dimensional se deriva también una superioridad igualmente dimensional, porque el "Homo Patiens" puede realizarse incluso en el más estrepitoso fracaso. La experiencia enseña que son perfectamente compatibles el cumplimiento y el fracaso y, por el lado opuesto, el éxito y la desesperación.

Por todo lo expuesto resulta claro que la posibilidad de realizar obras creadoras, es decir, de apoderarse del destino mediante la actuación correcta, garantiza la primacía frente a la necesidad de aceptar el destino con la actitud correcta, es decir, frente a la necesidad de realizar los valores de actitud.

Brevemente: aunque la posibilidad del sentido que entraña el sufrimiento es, según la categoría de los valores, superior a la posibilidad de sentido creador, es decir, por mucho que corresponda al sentido del sufrimiento la primacía, la prioridad recae sobre el sentido creador. Efectivamente aceptar un sufrimiento que no viene necesariamente marcado por el destino, sino un sufrimiento innecesario, no sería servicio, sino petulancia. El sufrimiento innecesario es-para decirlo con una expresión de Max Brod44 – infelicidad "innoble", no una "noble" desdicha.

El médico goza de la repetida oportunidad de ver cómo un paciente va llevando a cabo el cambio de rumbo, desde el primer plano de la conciencia cotidiana, desde la posibilidad, al alcance de toda existencia media, de dar un sentido a su vida mediante una actividad creadora, a la necesidad de dar un sentido a la existencia mediante el sufrimiento y mediante la aceptación de un destino doloroso adquirido desde la óptica de nuestra libertad.

No sólo la renuncia al trabajo y a la posibilidad de sentido que se encierra en él, si no también la renuncia al amor, puede inducir a una persona a aceptar y realizar una oportunidad del cumplimiento de sentido, elegida de entre las diversas posibilidades que se encierran en este empobrecimiento marcado por el destino.

Cito un caso concreto que demuestra la explicación ya definida. Fue ha visitarle a V. Frankl un doctor, que durante muchos años se había dedicado al ejercicio de la medicina práctica. Hacía un año que había muerto su mujer, a la que amaba más que a todas las cosas del mundo, y se sentía incapaz de sobreponerse a esta pérdida. Preguntó Frankl a este paciente, aquejado por una grave depresión, si había reflexionado sobre lo que había ocurrido si las cosas hubieran ocurrido al revés, es decir, si él hubiera muerto antes que su mujer. "Inimaginable", respondió se habría hundido en la desesperación". Entonces Frankl sólo necesitó hacerle caer en la cuenta: vea usted, todo esto se le ha ahorrado a su mujer, aunque ciertamente ahorrado el precio de que sea usted el que ahora carga la tristeza". En aquel preciso instante, su sufrimiento adquirió un sentido: el sentido de un sacrificio. No podía cambiar ni un ápice del destino, pero había cambiado la actitud. El destino le había arrebatado la posibilidad de cumplir su sentido en el amor, pero le quedaba la posibilidad de adoptar, frente a este destino, la actitud adecuada.45

CAPITULO III

La frustración existencial

El hombre se siente frustrado existencialmente cuando siente que sus proyectos no tienen un significado concreto y objetivo, por tanto, se siente un fracasado y considera que la vida no vale la pena ser vivida.

3.1 FRUTRACIÓN

La Frustración existencial es para los hombres de hoy, tema que no se hace polémico, la frustración del sentido de la vida, está en cada ser humano, en el inconsciente, sólo que el hombre sobre cargado de ocupaciones por procurarse el sustento para la vida, no advierte, porqué trabaja, porqué vive, ni aún más que significado tiene la vida en este mundo.

En una investigación sobre 60 intentos de suicidio, realizados en la Idaho State University, se comprobó que el 85% daban como razón de su acto, a una extremada crisis existencial, "la vida no tiene sentido para mí". El 93% de los que contestaban así, gozaban de buena salud física, tenían una situación socio económica desahogada, satisfactorios expedientes académicos y no sufrían conflictos familiares; concluía que la proporción de los que sufrían frustración existencial habían pasado del 30 al 80%. Y la pregunta que se hacía era ¿Porqué aumentan las manifestaciones de neurosis?

Es una situación que nos debe preocupar, de hecho, a todos los seres humanos de nuestra actualidad; si analizamos a fondo cada aspecto de nuestra vida, nos daremos con la sorpresa de que dentro de nuestro inconsciente están arraigados grandes espacios de vacío existencial; pero como ya lo mencioné antes, las ocupaciones, las diversiones, los vicios, los trabajos, y cosas por el estilo que el hombre busca para llenar el tiempo libre, no nos permiten analizar nuestra psique, nuestro espíritu y como decía el filosofo Piper en su Libro "En Defensa de la filosofía" el hombre no sale por sí solo de su estado de trance, porque se encuentra atollado en los engranajes de las ocupaciones diarias, que no permiten al hombre trascender mas allá de ese círculo vicioso, entorbellinado, empujando a que se pierda una posible reflexión existencial en el hombre contemporáneo.

Sólo se podría salir de este estado de trance por medio de una experiencia sobrenatural; como dice Piper, por medio de un shock, o por la experiencia de la muerte de alguien que queremos o por medio de la experiencia del Eros auténtico.

Necesitamos estímulos fuertes para prescindir de la realidad y hacernos las preguntas ¿Porqué estoy en el mundo? ¿Porqué a mí y no a los demás? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Qué significado tiene mi sacrificio por el otro? Todas estas preguntas nos salen al encuentro en nuestra vida diaria, y necesitamos que alguien nos escuche, que nos comprenda, pero creo que estas preguntas son señal de que nosotros nos damos cuenta de nuestra frustración; creo también que son señal de que estamos madurando existencialmente.

En este aspecto la "voluntad de sentido" puede frustrarse, y en tal caso la Logoterapia habla de la denotada frustración existencial. El término existencial se puede utilizar de tres maneras: para referirse a la propia existencia, es decir, el modo de ser específicamente humano para hablar del sentido de la existencia y para designar el afán de encontrar un sentido concreto a la existencia personal o lo que es lo mismo, a "la voluntad de sentido".

Muchos de los jóvenes de nuestro tiempo sufren bajo los efectos de la frustración de la "voluntad de sentido", pues viajamos por senderos que no nos dan esperanza de llegar a un fin prometedor, donde nosotros nos sintamos a gusto, con una mirada del 100% positiva, donde nos podamos sentir realizados, cuando lleguemos al limite de nuestro fin y podamos decir con orgullo he realizado mi vida como debe ser.

Cito un artículo del Padre Mario Mazzoni, MCCJ, bajo el titulo de "Sin pasaje en la vida". El Famoso Comediógrafo Irlandés George Bernard Shaw, extravagante y olvidadizo, viajaba un día en un ferrocarril de Londres. En su momento pasa el controlador de pasajes. Shaw busca con afán en sus bolsillos el boleto, pero…nada. El Controlador, que había reconocido al gran escritor, le dice: "no se preocupe, tranquilo". Pero Shaw sigue buscando. "Le dije que no se preocupara", insiste el controlador. "Bien tengo que preocuparme señor-responde Shaw-porque si no encuentro mi boleto no se a donde voy".

Este apólogo es la imagen de muchos "Viajeros" que han olvidado la meta de su vida. Nunca como hoy estamos informados del cómo y del cuando de las cosas de los modos y estilos de la vida; pero hay un desinterés del porqué y del para qué de la misma existencia. Hoy se vive "Al día". No hay tiempo para un alto, para que preguntarse "cual es la meta que me espera, qué sentido tiene todo lo que hago, qué significado tiene para mí la muerte". Las terribles palabras de otro escritor Ingles, Eliot, se convierten en una advertencia: "Nacer, Gozar, Morir, aquí está todo; nacer, gozar, morir, saca la cuenta todo se reduce a esto". Para muchos la vida es sólo esto y por ende no quieren mirar más allá. El sólo preguntárselo es motivo de miedo. Nadie duda de que muchos suicidios se deben al sentirse como perdidos en la vida, sin un punto de referencia.

El escritor Francés, Gustavo Flaubert describía así esta situación: " Me siento Viejo, explotado, asqueado de todo. Los demás me aburren, como yo me aburro de mi mismo… Me parece atravesar una soledad sin fin, para ir adonde… no sé".46

Creo que todo lo que suscribe el Padre Mazzoni a cerca del sin sentido que tiene la vida para el hombre, se debe también a una sensación de inutilidad; nosotros los jóvenes hemos sido, somos y creo que seguiremos siendo el principal foco de este nocivo complejo de vacuidad; pues nos sentimos inútiles en un mundo marcado por la competitividad, donde los más dotados de inteligencia conseguirán su boleto para la vida, mientras los demás transitamos por el mundo, sin encontrar el camino que nos lleve a la realización.

Pero sin embargo en nuestra época, hablar del sentido de la vida, es considerado casi como un tema tabú, como lo fue la sexualidad en otro tiempo. Hoy son muchos los que no se atreven a hablar de la vida concediéndole algún sentido.

Esta sumisión del significado de la existencia en un tímido tema tabú, se debe al temor de ser considerado como un ser raro, que no vive al ritmo de la "civilización", de la moda, o de la modernidad, entre comillas. Desde esta perspectiva hemos perdido de vista el denotado significado del objetivo de nuestra existencia.

Para concretar mejor el problema, transcribo un trágico caso sucedido recientemente en la ciudad de Carmen de Patagones-Argentina; un adolescente de apenas 15 años de edad, entró con una pistola en mano al aula de su colegio donde estudiaba y sin decir nada empezó a disparar contra sus 29 compañeros, matando a tres estudiantes e hiriendo a otros cinco. Lo sorprendente es que, entre las pruebas que se llevó la policía del aula donde ocurrió el masacre, se encontraba el pupitre del joven; allí había tres frases escritas con lápiz: "la mentira es la base de la felicidad de los hombres", "si alguien le encontró sentido a la vida, por favor, escríbalo acá" y "lo más sensato que podemos hacer los seres humanos es suicidarnos".47 .

La situación actual que estamos viviendo es trágica y muy cuestionable; casos como éste que se presentan a menudo, son una de las claras manifestaciones de que hemos perdido el sentido y el significado de la vida.

Y Volviendo a lo que decía el Padre Ignacio Muguiro; en una conferencia a cerca de la Oración: "un hombre sin un objetivo que cumplir, no sabe por qué existe". Pues desde esta consideración, si nos damos cuenta una vida objetivada, con una misión ontológica que cumplir denota que la existencia tiene un significado, que hace que la gente se sienta estimulada a seguir luchando por lograr el tan anhelado sentido de la vida.

Pero todo este sueño se derrumba cuando uno, en afán de sacarle más provecho a la vida, se desvía fuera de su camino, encontrándose desde luego, con el vacío.

Muchos doctores, médicos, psicólogos, antropólogos, y psicoterapeutas, piensan que la frustración existencial es hoy más importante que la sexual; quizás porque saben que la frustración existencial es la que pone más en peligro la integridad y la vida del hombre.

3.2 CONVERGENCIA DE OPINIONES

la frustración existencial ha estado latente desde tiempos antiguos; muchos filósofos y pensadores se han preocupado por investigar el origen, las causas y las consecuencias de esta crisis existencial. Enumero algunos de estos pensadores:

  • Víktor Emil Frankl.

  • Elizabeth Lukas.

  • Kierkegaard y

  • Albert Camus.

3.3 VÍKTOR FRANKL

Al psiquiatra le sale al encuentro, no raras veces la voluntad de sentido, bajo la forma de frustración. No existe pues, tan sólo la frustración sexual, la frustración del instinto sexual, o, dicho en términos más generales, de la "voluntad de placer", si no que se da también lo que en la Logoterapia se llama frustración existencial, es decir, un sentimiento de falta de sentido de la propia existencia.

Este complejo de vacuidad alcanza hoy un rango superior al del complejo de inferioridad, por lo que se define dentro de la etiología de las enfermedades neuróticas o voluntad de poder.

El hombre existencialmente frustrado, no conoce nada con lo que poder llenar lo que Frankl llama "vacío existencial"48. En opinión de Schopenhauer, la humanidad oscila entre la necesidad y el aburrimiento. De hecho se advierte una y otra vez que, en el fondo de numerosos casos de frustración sexual, late, propiamente hablando, la frustración de la "voluntad de sentido": sólo en el vacío existencial prolifera la libido sexual.

Como el mismo lenguaje enseña, el aburrimiento puede ser "mortal". Hay autores que llegan incluso a afirmar que los suicidios deben atribuirse, en la ultima instancia, a aquel vacío interior que responde a la frustración existencial.

Todos estos problemas adquieren en nuestros días una acusada actualidad, vivimos en una época de creciente tiempo libre. Pero hay tiempo libre no sólo respecto de algo, si no también para algo. Sólo que el hombre existencialmente frustrado no sabe cómo o con qué llenar ese tiempo; entre estas neurosis podemos mencionar a la llamada neurosis del tiempo libre, de paro laboral y a las crisis de los jubilados; para superar estas crisis, hay que optar por hacer frente a la vida: tener siempre una tarea que cumplir.

Pero también hay otro tipo de neurosis que ocasionan las crisis existenciales, y la crisis periódica pasajera llamada "neurosis dominguera"; una depresión que acomete a aquellas personas que se hacen conscientes del vacío del contenido de sus vidas cuando, al llegar el Domingo y hacer alto en su trabajo cotidiano, se enfrentan con la crisis existencial.

De ordinario la frustración existencial no es manifiesta, ni latente. El vacío existencial puede quedar larvado y permanecer enmascarado; pues conocemos varias máscaras bajo las que se oculta el vacío existencial. Pensemos simplemente en la enfermedad de los "Manager" que, llevados de su afán de trabajo, se arrojan a una intensa actividad, de modo que la "voluntad de poder" reprime a la "voluntad de sentido". Al igual que las mujeres de los adinerados no teniendo en qué ocupar su tiempo libre acuden a los chismes, al alcohol, los juegos, e incluso a la infidelidad matrimonial o de parejas. Vemos a simple vista que estas personas no hacen sino huir de sí mismas, al entregarse a una forma de configuración de su tiempo libre que Frankl califica de centrífuga y a la que habría que oponer otra que intente dar a los hombres no sólo una ocasión de esparcimiento, si no también de recogimiento y meditación interior.

La angustia del vacío no se da tan sólo en el ámbito físico, sino también en el ámbito de lo psicológico. Frankl considera el ritmo acelerado de la vida actual como un intento de automedicación inútil de la frustración existencial.

Como dice la parodia del Motociclista. "No tengo ni la menor idea de a donde voy, pero desde luego voy a toda maquina"; muchos de nosotros, los seres humanos, practicamos una vida como la de este motociclista, y nos dejamos llevar por el simple hecho de la rutina; a veces no tenemos un objetivo que perseguir, pero igual nos da. Vivimos en una época en que todo parece que camina sobre ruedas, tenemos un ritmo de vida muy acelerado, y hemos perdido así la noción de cual es el fin o el significado de nuestra vida en esta gran competencia.

Pienso que el hombre marcado por este ritmo de vida, ha entrado en una total frustración existencial; además considero que esta anomalía patológica es consecuencia de un desvío del sentido de la existencia, y en este aspecto se la puede calificar como una denotada frustración de la "voluntad del sentido".

Todos pretendemos una existencia llena, hasta el máximo posible de sentido; conseguir este objetivo, es uno de los propósitos primordiales de la Logoterapia que plantea Frankl, lo que, en un contexto concreto, significa un tratamiento orientado al sentido.

No se trata de movilizar la voluntad de sentido, si no de despertarla a la vida , allí donde ha sido resquebrajada, o permanece inconsciente, o ha sido reprimida o desplazada por la trepidante vida de rutina.

3.4 ELIZABETH LUKAS

Esta destacada y competente mujer-discípula de Víktor Frankl-es una doctora en psicología que nació en Viena y estudio psicología en la universidad de la misma ciudad. De hecho comenzó su carrera con trabajos empíricos y estudios estadísticos; es también autora de un test logoterapéutico; su contribución al sistema terapéutico se ha fundado más en una simbiosis fecunda de experiencias prácticas y teoréticas repotenciando una actitud sana de compromiso y responsabilidad con la denominada "Voluntad del sentido".

Elizabeth Lukas, de este modo, se adapta a una tendencia moderna: la de abrir posibilidades para procurarse por sí mismo un remedio psicoterapéutico. Actualmente se ha destacado en la asistencia de asesoramiento personal y educativo a la Juventud.

E. Lukas manifiesta que la juventud de nuestra época tiene cada vez más libertad sexual, y disfruta de más poder que nunca, esta Juventud tiene por término medio mucho mejores, posibilidades de formación que los jóvenes de generaciones anteriores; pero aun son infelices.

Muchos científicos, médicos y psicólogos del mundo occidental, e incluso del oriental, han contemplado independientemente unos de otros, que desde hace unas pocas décadas predomina una Psicopatología nueva, que difícilmente se puede catalogar con los términos tradicionales y todos han terminado por corroborar la propagación del síntoma que Frankl descubrió hacia l950 y definió como "Frustración existencial"49.

Esta frustración existencial se manifiesta en el aburrimiento, la indiferencia, la sensación de falta de sentido, el vacío interior, la ausencia de metas, la apatía, el desaliento y la insatisfacción ante la vida. Domina en los jóvenes que se sientan en las discotecas ante un vaso de cerveza, se dejan impregnar por el ruido del equipo de sonido y se pasan las horas mirando el vacío.

Al igual, los adultos padecen de frustración existencial. Cambiando de profesión, prueban una cosa acá, otra en otro sitio, y nada les gusta. O corren tras el dinero o las posesiones y, cuando han reunido algo, se preguntan qué deben hacer con eso. Huyen de la realidad para cobijarse en los sueños, en el alcohol, matan los domingos ante la Televisión, y buscan en técnicas sexuales aberrantes, una satisfacción que nunca encuentran. Están artos de todo y al final dicen ¡la vida me da asco! "

La frustración existencial, es decir, la sensación de falta de sentido, suele aparecer también asociada a una sensación de vacío, y también para este fenómeno ha acuñado Frankl una expresión que hoy es de uso común: el "vacío existencial" como puntualizará más adelante, este vacío existencial tiene sus causas enfrascadas en el espíritu, provocando una visión realista del significado de la existencia, teniendo por su puesto, consecuencias catastróficas en el desarrollo y proyección de la vida humana.

Como hemos visto la Psicóloga logoterapeuta, E. Lukas en una visión general, asume que la frustración existencial ha enraizado sus efectos devastadores en estas últimas décadas, sobre una gran proporción de la masa humana; pero más que todo, los jóvenes han sido y son aún los más afectados por este complejo de vacío, es por esto que su profesión como Psicoterapeuta está más inclinado al tratamiento con jóvenes; pues de estos depende que el futuro de la humanidad esté encaminado hacia una realización con plenitud y significado real.

3.5 KIERKEGAARD

Kierkegaard nació en Copenhague en l813; sus padres fueron de origen campesino, su madre murió cuando Kierkegaard tenía 21 años lo cual ocasionó un profundo sufrimiento aunque no ejerció muchas influencias en su vida.

El que sí ejerció mucha influencia en él fue su padre, éste encerraba en su espíritu un sentimiento de melancolía misteriosa cuya causa no se lograba descubrir. Su padre le inculcó con mucha énfasis la práctica de las virtudes y el ejercicio de su capacidad intelectual en la especulación. Más tarde se dedicó a la filosofía, a la Historia, serán años en que se familiarizó con el Hegelianismo, pero en l848 Kierkegaard tuvo una experiencia religiosa que le hizo cambiar de carácter y de estilo de vida, (había sido un observador de la vida, cínico y desilusionado).

En su filosofía "El individuo y la masa" acentúa la realidad del hombre como individuo (ser libre singular con relación irrepetible, única para con Dios). Kierkegaard descalifica todo aquello que le sumerge en la masa que sería el reino alienante del "Se Piensa" "Se dice" "Se siente".

3.5.1 Kierkegaard y la idea de la existencia

Esta categoría de existencia sólo lo aplica al ser humano que es actor, no mero espectador que se sumerge en el anonimato de la masa. Existe un poseedor de existencia que sólo es aquel que se compromete a fondo y, de este modo, da sentido y dirección a su vida.

Existe así en virtud de un objeto por el que se esfuerza activamente escogiendo esto y rechazando aquello. Para Kierkegaard "Existencia" significa lo que conocemos como autentica o existencia real objetivada y significativa; existente y existencia es el que vive con excelencia ante Dios, y se esfuerza por relacionarse con Dios.

3.5.2 Lo que entiende por angustia

Para Kierkegaard el concepto de angustia se sitúa dentro del campo de lo religioso, y está íntimamente asociada a la idea de pecado. Creo que la cuestión que llevó a Kierkegaard a definir de este modo el concepto de angustia, radica principalmente en la vida trágica que soporto desde niño. Como bien se sabe, él fue mimado por sus progenitores y educado por el padre, un severo pietista, de un modo absurdo. Su grave neurosis de angustia se basa en un fuerte odio al padre en reacción reprimida a esa pedagogía, odio que tubo grandes consecuencias, pues transfirió ese odio luego a sus profesores, superiores a su patria50 y a toda autoridad y se manifestó también en una crítica desmesurada de todo, pues no se pudo liberar de sus sufrimientos de origen nervioso; como sabemos también intento suicidarse al no poder explicar el sin sentido de su vida desordenada antes de que se dedicara de lleno a la filosofía y a la historia.

Pienso que su sentido del "porqué vivir" se objetivó en la búsqueda de una autenticidad religiosa y en la publicación de obras Filosóficas, desahogando inconscientemente la trágica y angustiosa vida que llevaba.

Sabemos que Kierkegaard fue ahondando en un "sufrimiento interno desesperante" que aflora una y otra vez en su Diario en forma de queja aguda: "Mi Vivir es sólo noche". Cuando muera podré decir como Aquiles: "Estás consumada, vigilia nocturna de mi existir". Y en otro lugar dice "mi congoja es como un castillo caballeresco, colgado como nido de águila en el risco de una montaña. Nadie lo puede alcanzar", así vivo yo como un aislado."51

Sin embargo, el demonio de la zozobra penetró al mismo tiempo en su castillo interior, como huésped sombrío. La zozobra le empujó en la soledad del existir hasta lo sumo, hasta la cumbre cimera, hasta la autorrealización incondicional en la existencia religiosa.

Es por esto que cuestionó mucho a la religión de su patria, criticándola, por la falta de autenticidad y dispersión del sentido y significado que tenía el ser Iglesia verdaderamente fundada por Cristo.

3.6 ALBERT CAMUS

No nos extrañe que en el pleno siglo XXI, estemos tratando un tema que a simple vista no se le preste especial importancia, más que para los Psicólogos. Pues es en nuestra época contemporánea donde más se han hecho visibles los estragos que ocasiona la frustración existencial o "frustración del anhelo de sentido".

Es en estas circunstancias donde el desarrollo industrial crece o se agiganta como una nebulosa, donde el sentimiento del absurdo se manifiesta en forma de un síndrome neurótico masivo que puede observarse sobre todo en los más jóvenes de nuestro tiempo.

3.6.1 El absurdo

Camus52 supone que el hombre, todo hombre, de una forma o de otra, trata de buscar al universo, a la vida humana, a la historia un sentido. Es esta la pregunta más honda que se puede hacer un hombre, consecuentemente, ya que la filosofía debe esclarecer los problemas de la vida; este será el problema más importante que tiene planteado la filosofía. Son sus mismas palabras: "Juzgar que la vida vale o no vale la pena de ser vivida, es responder a la cuestión fundamental de la filosofía.

El hombre, sigue afirmando Camus, necesita asegurarse de si la realidad en cuanto tal, en su totalidad tiene una finalidad inteligible y buena, en la cual uno puede ubicar su propia vida, con sus ideales, sus metas, de una manera coherente.

Los dirigentes religiosos, dice Camus, y los creadores de sistemas metafísicos han dado sus respuestas.

Pero sus interpretaciones del mundo de la realidad no resisten la crítica. El mundo, esta es la amarga y frustrante conclusión de Camus, acaba revelándose al hombre clarividente, más temprano, como falto en absoluto de finalidad o sentido.

El mundo, la historia humana no es racional, pues, carece de sentido y de finalidad. Estas conclusiones brotan sobre todo en Camus presionadas por la presencia del dolor, la enfermedad y la muerte. En algunas de sus novelas hará especial énfasis en el "sufrimiento de los inocentes" y en el "sufrimiento de los niños".

De esta constatación brota el sentimiento del absurdo. Diríamos que Camus ensancha esas experiencias que algunos hombres catalogan como absurdas, sin sentido, a toda la vida humana y a todo el universo que quedan descalificadas como absurdas.

3.6.2 Origen del sentimiento del absurdo

El sentimiento del absurdo puede originarse de diversos modos; por ejemplo, al reconocer que el final es la muerte, o al percatarse, de pronto, de lo indeciblemente tediosa que es la rutina del vivir. (Camus no aceptó la fe cristiana, aunque tiene frases de respeto y de admiración por Jesucristo; hay también en él un ateísmo que al final de su vida se fue, quizá, atenuando).

Hay una actitud que Camus califica de escapismo, de huida. Sería esta el refugiarse en un trascendente, en un Dios que está más allá de la razón. (Camus da por descontado, sin examen, que a Dios no se le puede alcanzar por la razón).

Otra actitud consecuente con la constatación del absurdo de la existencia humana sería el suicidio. Pues "ver disipado el sentido de esta vida, ver que nuestra razón de existir desaparece, es insoportable, no se puede vivir si la vida no tiene sentido. Sin embargo, Camus no recomienda el suicidio. En su opinión significa someterse al absurdo, capitular.

La verdadera actitud, que está a la altura del ser humano, no se muestra sometiéndose, ni tampoco mediante ese escapismo en que incurren algunos filósofos, como Jaspers, sino viviendo en la conciencia del absurdo (es decir ratificándose en que el mundo es absurdo) y , no obstante, rebelándose contra él (contra este absurdo) a base de comprometerse consigo mismo a vivir con la mayor plenitud e intensidad posible. Uno mismo pues, tiene que encontrar su forma de vivir y de reaccionar contra el absurdo ya que no existen, según Camus, normas o patrones absolutos conforme a los cuales podamos determinar como ha de vivir cada hombre.

(Un diálogo con Camus, en todos estos puntos, pediría, en la línea de la Teodicea, establecer la existencia de un Dios creador y providente y, por lo tanto, de una creación que tiene un sentido y una finalidad, pediría también esclarecer el sentido del sufrimiento y de la muerte y, juntamente, en la línea de la Ética pediría la Fundamentación de normas y valores objetivos que iluminan, sostienen y dan sentido a la vida humana. Luego, la fe cristiana ilumina con una nueva luz todas estas realidades. Esta nueva luz brota de la iniciativa y de la revelación de Dios en Jesucristo).

Así pues el hombre del absurdo (es decir el hombre que ha constatado y admitido que la vida humana es absurda y que, sin embargo se ha rebelado contra ello) puede adoptar varias formas de acción. (todas tienen las mismas categorías)

  • Una es la búsqueda del gozo, de las experiencias gratas, aún sabiendo que son pasajeras; el tipo de esta actitud es Don Juan.

  • Otra forma de vivir es la del que reconociendo el sin sentido de la historia y, por lo tanto, la absoluta falta de importancia de la acción humana, se dedica, no obstante, en su situación histórica a una causa social y política.

  • Otra forma de vivir es la del artista creador, que sabe de sobra que tanto él como sus creaciones están condenadas a la extinción y que, no obstante, consagra su vida a la producción artística.

  • Camus, en su obra "La Peste", presenta todavía otra forma de vivir de este hombre del absurdo que, en cierto modo se puede identificar con la que acaba de citar en segundo lugar. Se trataría de un ateo, de un hombre que vive sin Dios y que, sin embargo, se dedica con sacrificio al bienestar de sus semejantes. Y si lo hace así, nos dice, sin ninguna esperanza de recompensa y consciente de que, a fin de cuentas, da lo mismo como actúe, se demuestra la grandeza del hombre precisamente en este combinar el reconocimiento de lo fútil (de la inutilidad) de sus acciones con el vivir sacrificándose y amando. En este sentido dice Camus que es posible ser un "santo" ateo.

(La actitud que preconiza Camus en el fondo es profundamente absurda y sin sentido. Su pensamiento mina por completo las acciones de los hombres al declarar la inutilidad de todas nuestras acciones.

Si de hecho se diese ese hombre generoso y para los demás que dice Camus que al mismo tiempo se dice ateo, habría que examinar ese ateismo. Ese ateismo de palabra.

Camus en su obra "El mito de Sísifo" nos dice que "Sísifo" es el hombre que se afana siempre heroicamente-pero en vano-en la historia tras el sentido, el orden y la configuración del existir. El dar sentido a lo sin sentido es por sí un comienzo de empresa sin sentido, condenada al fracaso. La historia-en cuanto realidad existencial humana-es el mito del Sísifo metafísico. La postura únicamente posible está señalada en el tipo del "Etranger", (del extranjero). Este encarna la alineación metafísica del existir del hombre. A él le son completamente-por así decir, naturalmente-ajenos todo sentido, todo orden y toda institución ciudadana-civil.

Sísifo y el extranjero son los tipos negativos del sin sentido. Pero también hacen aparición en A. Cámus, los tipos positivos en su novela "La Peste"53, donde la ciudad entregada a la peste y aislada del mundo exterior, se presenta como "experimento existencial" en el laboratorio de la historia.

Por la situación histórica "la peste", hace patente la caducidad de todos los valores significativos de todos los órdenes e indagaciones mundanas. Pues A. Cámus en su novela "La Peste", trata de explicar el aniquilamiento de la humanidad por este contexto existencial sin sentido.

Pero creo en mi opinión, que todo gira en torno a otro orden, pues no todo es fatalismo, absurdo, nihil; el hombre también aspira a un orden distinto, un orden de hondura de la existencia humana en su auto comprensibilidad.

Este contexto existencial más profundo y al mismo tiempo más enigmático se hace palpable en las impresionantes descripciones de esta novela de "La Peste". Sabemos por experiencia que el hombre no es un ser meramente empírico, pues también trasciende, aún en las circunstancias que nos parecen más absurdas; los hombres, dentro de este destino fatal, se despiertan hacia la suprema entrega de sí mismos con el más puro despliegue del amor y son así transformados.

Nos dice Camus que un nuevo orden misterioso de existir, que precisamente comienza a dominar en el caos, en la nada, como el "nihilizar" del ser en el existir, halla su clara expresión en el sin sentido y en lo incomprensible del destino.

Este no sería pues un destino ciego, sino figura secreta y oculta, "meta figura" del existir: logro para el hombre mismo sólo en sus realizaciones más puras y absolutas en la hora del destino: pujanza fecunda de su existencia total.

3.7 CAUSAS DE LA FRUSTRACIÓN EXISTENCIAL

Durante mucho tiempo han estado vigentes diferentes teorías para explicar las causas de los desarreglos psíquicos. Desde la del famoso Freud (convencido de que el origen estaba en la represión sexual) hasta las de otros, como Adler (para quien la causa estaba en el complejo de inferioridad y el afán de poder).

Estudios más recientes establecen que, es en el vacío de la propia existencia, donde hay que buscar la raíz del problema. Y es que la primera fuerza que motiva al hombre es la lucha por encontrarle un sentido a la vida. Esta constituye, para todo ser humano, una fuerza propulsora que no depende de su arbitrio.

Los impulsos morales y religiosos tienen una forma de dinamizar distinta de las pulsiones instintivas de las que hablaban Freud, Adler y sus respectivos seguidores.

Los instintos arrastran, los ideales atraen y respetan la libertad del hombre, que es el único que puede y debe decidir. Cuando decide considerar, como único móvil en su vida, satisfacer las energías instintivas, prescinde de una parte muy valiosa de su realidad personal y termina desequilibrándose al no conseguir el sentido pleno de lo que le sucede y hace. Como consecuencia, aparece la frustración existencial y, finalmente, una seria neurosis. Podemos considerar como causas que originan la frustración a:

  • La pérdida del instinto.

  • El neuroticismo.

  • El reduccionismo y.

  • La pérdida de la tradición.

3.7.1 La pérdida de los instintos

Considerando la perdida de la los instintos, estos no dicen al hombre, contrariamente al animal, lo que debe hacer; y muchas veces el hombre parece no saber lo que quiere. Entonces se siente tentado a hacer lo que los demás hacen, o a querer lo que los demás quieren. En el primer caso nos encontramos con el conformismo y en el segundo caso con el totalitarismo; el uno fundado en el hemisferio occidental y el otro en el hemisferio oriental.

3.7.2 El neuroticismo

Pero no debemos considerar solamente al conformismo y al totalitarismo, como las secuelas del vació existencial, sino también al neuroticismo. A estas neurosis las podemos considerar como una enfermedad psíquica, ya que son una pobreza espiritual y que no pocas veces son consecuencia de un sentimiento radical de falta de sentido.

3.7.3 El reduccionismo

Tengamos muy en cuenta que el reduccionismo tiene razón dentro de sus límites y solo dentro de sus límites. Su peligro es el pensamiento unidimensional. Este pensamiento priva de la posibilidad de encontrar un sentido. La afirmación de que el sentido de una estructura excede los elementos de que éste se compone, significa en definitiva que el sentido esta localizado en una dimensión más elevada que los mismos elementos que constituyen este sentido.

3.7.4 El vacío existencial

Estas son frases muy escuchadas en el consultorio: "¡Me siento como muerto…!", "¡me siento vacío!", "¡No sé qué hacer…!", "¡Estoy desesperado!". Esta sensación de vacío es existencial, es una falta de sentido en relación a la propia existencia. La misma es vivida como intrascendente, sin ningún valor, sin fuerzas para continuar. Y cuando tenemos un sentimiento de sin sentido, padecemos de lo que Víktor Frankl ha llamado "Vacío existencial". Éste puede provocar una neurosis causada por un problema espiritual. Sentimos una gran frustración por no encontrar nuestro lugar en el mundo.

3.7.5 ¿Tenemos un propósito en la vida?

Si podemos identificar un propósito para nuestras vidas seguramente no caeremos en esta dolorosa situación. Está muy bien, pero cuando no encuentro un sentido a mi vida ¿cómo puedo hacer para hallar ese propósito?.

Podemos hablar de soluciones falsas o auténticas. Dentro de las falsas las más comunes son las siguientes:

-Tapar la sensación de vacío con una variedad de ocupaciones laborales o de otra índole.

-Así algunas mamás que se dedican a cuidar su hogar y viven solamente para sus hijos y su marido.

-Las mujeres que en una edad promedio de 45 años y algo más, de pronto se encuentran con hijos que ya no las necesitan y un marido que comparte poco tiempo con ella, se enfrentan con alguna frecuencia a esa sensación de vacío. Ahí comienza el cuestionamiento: ¿Qué hice de mi vida?. ¿Qué hago con mi vida?. Pero también los que trabajan en exceso lo pretenden hacer, para ocultar con "falta de tiempo" su falta de proyectos personales en la vida. Es fácil decir "ahora no puedo", "los chicos me necesitan", "ahora tengo que trabajar para mi familia", "tengo que cuidar de…", "¡ahora no…!". Y para uno mismo… ¿cuándo tenemos lugar?, ¿cuándo disponemos de tiempo?.

En cambio, las soluciones auténticas comienzan cuando la persona empieza a cuestionarse lo que le ocurre y no se queda sólo en la queja, en el reproche y en la culpa, sino que busca a alguien que pueda ayudarle a organizar las pautas para encontrar sus propias respuestas.

Este es un nuevo aprendizaje, como el bebé que al aprender a caminar se cae, se levanta y vuelve a hacerlo, así hasta que logra dar sus primeros pasos… aprender… como aprendimos todo en la vida: con ahínco, sin dejarnos vencer.

  • CONSECUENCIAS DE LA FRUSTRACIÓN EXISTENCIAL

Modernamente se habla de la "neurosis del domingo", especie de depresión que aflige a muchísimas personas, conscientes de la falta de contenido de sus vidas, cuando en el trajín de la semana se acaba y se pone de manifiesto el vacío existencial que puede llevar al alcoholismo, a la drogadicción e, incluso, al suicidio. Definíamos anteriormente que las causas de la frustración existencial, consistían en algunas carencias o insatisfacciones de necesidades básicas que facilitan la supervivencia eficaz, plena, real y global de la existencia de cada persona. Cuando estas necesidades básicas, tanto materiales como espirítuales, no son cubiertas, por diversos motivos, algunos de los cuales ya hemos mencionado, pueden originarse conflictos y desequilibrios que pueden llevar a consecuencias nefastas; por ejemplo a un estado de "regresión" que empuja en casos muy extremos a optar por la muerte.

Dollard54 y un grupo de psicólogos de la universidad de Yale parecen defender más la tesis de que la "agresión es siempre la consecuencia de una frustración" y que recíprocamente "la existencia de una frustración conduce en cierta forma a una agresión". Agresión que viene acompañada de una tristeza o depresión, cuya intensidad depende de la intensidad de la frustración misma. Este desequilibrio emocional puede conllevar al odio y al desprecio de sí mismo.

Enumero las consecuencias más destacadas de la frustración existencial: tendencia a la depresión, toxicomanía, sexualidad indiscriminada, y criminalidad. Los dos primeros síntomas atacan más bien a las personas de sexo femenino, y los dos últimos a personas de sexo masculino.

Reflexionemos en detalle sobre como se llega a los distintos síntomas. Es claro que la sensación de falta de sentido y el vacío interior pueden llevar a depresiones. Quien tiene que decirse a sí mismo, que su vida no tiene sentido, que él "es sólo" un montón de materia que vegeta hasta la muerte, quien hace un balance y comprueba que por término medio se dan más horas tristes o indiferentes que horas felices en su vida, concluirá sin duda que la vida no vale la pena y que él podría acortarla. En efecto permanecer en la vida sólo por el instinto de conservación, carece de toda racionalidad. Una vida sin sentido es una vida sin valor, una vida irracional; ver esto es un rasgo específico del hombre y sólo del hombre.

También los otros tres fenómenos derivados de la frustración existencial resultan inteligibles con la nueva imagen del hombre. La sexualidad indiscriminada pretende tapar el vacío interior con sensaciones de placer; las drogas comunicarán un sentido ilusorio, y la criminalidad implica metas aparentes, aunque de tipo destructor. Si recorremos la historia del hombre, encontramos que los fenómenos citados se acumulan en conexión con sociedades de bienestar.

Se ha comprobado también que el vestido transparente denota sexualidad, búsqueda ansiosa de placer , y- paradójicamente-mayor incapacidad para amar.

Ya había mencionado que, "cuanto más busca uno el placer, más se le escapa a uno"; en realidad, cuanto mayor esfuerzo se pone en conseguir el placer, menos se logra alcanzarlo, paradoja muy conocida en las clínicas, praxis médicas y centros de consulta que se ha visto confirmada por el elevado número actual de casos de frigidez e impotencia psicógena ¿no es posible que la "incapacidad de amar" provenga del vacío existencial? Naturalmente pues el que es capaz de amar a un compañero o compañera con todas su fuerzas, no cae tan profundamente en una frustración existencial, porque en este amor ha encontrado al menos un sentido en su existencia.

También la creciente adicción a las drogas es una forma de placer que tampoco conduce al fin. Es verdad que durante la embriaguez producida por la droga se resuelve el problema de un modo desfigurado y revela aparentemente nuevas formas y dimensiones, pero la vuelta a la realidad es mucho más amarga. Y mucho más amargo todavía es presenciar cómo los jóvenes "pasan" de las tareas y los fines verdaderos de la vida y se contentan con el mundo iluso del delirio pasajero y muy posiblemente mortal.

Las estadísticas de los crímenes demuestran que en nuestra época ha variado curiosamente el tipo de los delincuentes. Claro que con algunas excepciones, ya apenas existe el ladrón por hambre y el que roba por necesidad; hoy se roban de los grandes almacenes, cosas que luego se amontonan sin ninguna utilidad en la vivienda del ladrón, hoy se tiran piedras a los parabrisas ajenos, sin que los culpables hayan conocido nunca a la víctima, hoy se asesina hasta por cinco dólares a personas ancianas. Se trata en gran parte de delitos absurdos, cuyo único motivo para el culpable es el placer de ejecutar su acción, un placer con el que pretende llevar una existencia que se experimenta como sin valor.

De todos modos existe un delito debido al compromiso mal orientado, como los actos sangrientos de los terroristas. Buscan desesperadamente alcanzar un fin con todos los medios incluso por la vida del exterminio. Es preciso conciliar la conciencia del fin y la conciencia de la responsabilidad; si están mal armonizadas, se produce un fanatismo pernicioso.

Hasta ahora he dado algunas indicaciones en torno a la interpretación de los síntomas sobre una base más amplia en el plano social, por así decirlo; en un marco más estricto los encontramos en toda praxis psicoterapéutica.

Esta demostrado que el 20% de los enfermos psíquicos, padece una frustración existencial grave (la Logoterapia habla en esos casos de "neurosis noógena"), y en el 80% restante desempeñan un papel importante las depresiones, las neurosis sexuales, las toxicomanías o las psicopatías, que, como hemos mencionado, pueden tener también una relación latente en la frustración existencial. Por esta razón necesitamos hoy una forma de terapia que se ajuste a las necesidades de la época.

En su trabajo de barias décadas, Víktor Frankl, el fundador de la Logoterapia, no sólo ha corregido la imagen científica del hombre y a ofrecido la adecuada interpretación de los síntomas sobre un amplio plano social y en el marco estricto de la praxis, sino que también ha desarrollado, como psiquiatra y médico, una metodología muy efectiva para el tratamiento de la frustración existencial y de sus consecuencias. Y de esta metodología del principio de la "curación por la plenitud de sentido" hablaré en el penúltimo capítulo.

3.9 MANIFESTACIÓN OBJETIVA DE LA FRUSTRACIÓN

Este fenómeno existencial o pérdida de sentido de la vida está más latente en la generación actual, especialmente en la juventud; esta anomalía franquea "sin pasaporte las fronteras de los sistemas sociales, capitalista y socialista". Pero más que todo este vacío interior se hace sentir en el tercer mundo, sobre todo entre los académicos más jóvenes.

Esta frustración existencial se manifiesta en el aburrimiento, la indiferencia, la sensación de falta de sentido, el vacío interior, la ausencia de metas, la apatía, el desaliento y la insatisfacción ante la vida.

Domina en los jóvenes que se sientan en las discotecas ante un vaso de cerveza, se dejan impregnar por el ruido de tocadiscos y se pasan las horas mirando al vacío. Domina en los fumadores de hachis que, bajo los efectos de la droga, mantienen durante noches enteras una absurda "discusión de sordos". Domina en los muchachos y muchachas que se acuestan con el primero que llega y no sienten nada. ¡pero no sólo domina en los jóvenes! También los adultos padecen frustración existencial. Cambian de profesión y no se sienten a gusto, o corren tras el dinero y las posesiones y, cuando han reunido algo, se preguntan qué deben hacer con eso. Huyen de la realidad para cobijarse en los sueños, en el alcohol. y por último tienen una grave sensación de que la vida es un absurdo.

Las personas que desempeñan un trabajo, al ser jubilados o cesados de sus cargos, también padecen de frustración, al no encontrar con qué ocupar su tiempo libre que les esta excesivamente disponible.

Las personas en la época de la tercera edad están también propensas a esta anomalía de vacío interior, ya que es cuando se ocupan más sobre el cuestionado tema de la muerte. ¿Mereció o no vivir en este mundo? Es por esto que yo pienso que una persona bien integrada en todos los niveles y aspectos, estará feliz de haber vivido con plenitud, con honestidad y con responsabilidad.

3.10 SENSACIÓN DE INUTILIDAD

Víktor Frankl piensa que la frustración existencial es hoy más importante que la sexual. Hoy los neurólogos deben preocuparse sobre todo de las frustraciones existenciales. "Alfred Adler, en su tiempo, puso el centro de sus investigaciones en el complejo de inferioridad; ahora, por el contrario, es necesario subrayar la sensación de inutilidad". Un complejo que se manifiesta en la carta que escribió un estudiante norteamericano: "Tengo 22 años, soy licenciado, tengo un automóvil de lujo, no dependo económicamente de nadie y gozo de más prestigio y satisfacciones sexuales de las que necesito. No obstante, ¿qué sentido tiene todo esto?".

Diane Young, de la Universidad de California, ha señalado en una investigación reciente el predominio de la sensación de inutilidad en los jóvenes. Los resultados divergen notablemente respecto a los encontrados en personas de mediana edad o en los ancianos.

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