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Tecnología de la gestión pedagógica, gestión gerencial y gestión administrativa (página 3)

Enviado por danroli70


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En los rasgos de un nuevo modelo organizativo que emerge como innovador debe prevalecer la confianza frente a la disciplina, lo cualitativo frente a lo cuantitativo, lo flexible sobre la rigidez, lo autónomo sobre lo dependiente. En síntesis, la iniciativa e imaginación en la toma de decisiones. Se trata de considerar el personal del centro como el recurso más importante que hay que motivar y desarrollar profesionalmente.

Una nueva fuente de energía es ahora reconocida dentro de la organización educativa: los fines del centro, o, dicho de otra manera, el proyecto educativo.  Los fines descansan sobre unos cimientos extremadamente importantes: los valores. Son el corazón del nuevo modelo.

En el centro educativo del futuro la noción de servicio al alumno no constituirá una estrategia más del centro, sino el núcleo, la misma razón de existir de la escuela. El rasgo mas importante de todos los que configuran este modelo que emerge es la orientación de toda su actividad hacia el alumno, en procura del desarrollo optimo de sus potencialidades.

El gran reto que tenemos hoy día directivos y docentes es pasar de un modelo tradicional de escuela, a otro abierto al entorno, ágil, flexible, creativo, capaz de aprender y renovarse constantemente. Hay que transformar la escuela y tratar de dar respuesta a las exigencias del entorno. Necesitamos centros con fantasma y coraje por un lado,  y por otro, con conocimientos y experiencia.

Los cambios no se producen por decreto. El verdadero cambio surge desde dentro. Hay que crear un clima propicio al mismo. No es suficiente con transformar  las   estructuras o el  organigrama   del    centro. Es necesario modificar simultáneamente los comportamientos y las actitudes. Los verdaderos cambios se gestan de manera solidaria, requieren apertura mental e imaginación.

Cambio y vida son lo mismo. La vida significa problemas. Cuanto más cambios, más problemas. Son muchas las resistencias al cambio, Algunas personas dicen que no les gustan los conflictos, que quieren detenerlos. La única forma de hacerlo es detener los cambios.  Es fundamental tener el hábito de gestionar los conflictos. Los conflictos no se pueden ocultar o enmascarar. No hay crecimiento sin conflicto. Una sociedad sin conflicto es una sociedad muerta. Del mismo modo, una escuela sin problemas es una escuela muerta.

El reto de la gestión de un centro educativo no consiste en eliminar los problemas, sino en como crear un ambiente que permita el desarrollo de la confianza y el respeto para que la escuela pueda seguir creciendo, Tenemos que enseñar a los profesores a manejar los problemas. No como evitarlos, cubrirlos o eliminarlos, sino como manejarlos para poder cambiar y crecer como colectivo institucional.

Todo cambio es un proceso, no un acontecimiento. La introducción de cambios significativos en una escuela y en el aula, que suponen nuevas formas de pensar y nuevos modos de actuar, no es un proceso de ajuste mas que tiene lugar de manera espontánea. Las ideas que afectan la vida escolar no se cambian de la noche a la mañana y lo mismo sucede con las nuevas concepciones educativas, nuevas metodologías y nuevas formas de organizarse. Nuestra propia experiencia nos dice que, por ejemplo, la introducción de nuevas metodologías trae consigo al principio una fase de desconcierto, de confusión, de inseguridad y de desanimo. Progresivamente, si el cambio tiene éxito, el proceso genera en nosotros mayor confianza y desarrollo personal, Con el tiempo y la practica los principios que lo sustentan se interiorizan, es decir, se integran en las ideas y practicas ya existentes.

Rol de los órganos directivos en la Institución Educativa

El proceso de gestión "implica dirigir el funcionamiento y desarrollo de un sistema", como lo es la escuela, para darle direccionalidad al servicio educativo que ofrece, basándose en:

  • 1) la normativa legal,

  • 2) la normativa general y la técnica, aportadas por la pedagogía, la didáctica y otras ciencias de la educación,

  • 3) el curriculum restringido y el amplio, 4) las políticas y los planes educativos. Este servicio educativo, además, se fundamenta en los principios pedagógicos de la educabilidad, la educatividad, la pasión y la racionalidad, y consiste en la acción del docente para dinamizar y orientar el proceso de enseñanzaaprendizaje para que el alumno logre unos objetivos previamente delimitados, a través de la adquisición de contenidos conceptuales, actitudinales y procedimentales, y ser así una experiencia de aprendizaje pertinente y significativo orientada a aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser.

La gerencia de la institución educativa es el proceso a través del cual se orienta y conduce la labor docente y administrativa de la escuela y sus relaciones con el entorno, con miras a "conseguir los objetivos institucionales mediante el trabajo de todos los miembros de la comunidad educativa", a fin de ofrecer un servicio de calidad, "y coordinar las distintas tareas y funciones de los miembros hacia la consecución de sus proyectos comunes". Para ejercer la dirección de la escuela se debe contar con un perfil profesional de competencias.

Estas funciones determinan el perfil de competencias que debe poseer el director y los directivos, asociadas con:

  • 1) el manejo de las relaciones interpersonales, ya que como líder representa a la institución ante la comunidad educativa y organismos del sistema escolar y otros entes externos. Su rol es motivar y estimular la participación y compromiso con las labores docentes, administrativas y proyectos;

  • 2) el manejo de la información que obtiene en su interrelación con los agentes de la comunidad educativa y su entorno, obteniendo así una visión de conjunto de la realidad de la escuela y de los procesos docentes y administrativos, la cual facilita el diagnóstico y la dirección de los proyectos y de la escuela en su conjunto; y

  • 3) la toma de decisiones y la autoridad para emprender nuevos planes, organizar el trabajo, asignar las personas y recursos disponibles para su ejecución

Sus principales funciones en la dirección de la escuela serían:

  • 1. representarla ante las instancias del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes y demás instituciones y entes de carácter educativo;

  • 2. dirigir y coordinar sus actividades;

  • 3. dinamizar sus órganos de dirección y consulta, así como la participación de la comunidad educativa;

  • 4. organizar y administrar el personal y recursos asignados;

  • 5. asesorar a los docentes en la adaptación del curriculum y las prácticas pedagógicas;

  • 6. impulsar programas y proyectos de innovación y formación docente; y

  • 7. atender y orientar al alumnado y representantes.

Se derivan como competencias la capacidad para proporcionar dirección a la gestión de la escuela con una visión de conjunto y desarrollar un ambiente y cultura de trabajo en equipo que favorezca la participación creativa y la innovación, habilidad para obtener y procesar información relevante para planificar y solucionar problemas, capacidad de negociación y generación de compromiso, liderazgo centrado en el modelaje, disposición a aprender, habilidad para formar y asesorar en los procesos docentes y administrativos y capacidad de establecer vínculos de colaboración con la comunidad y su entorno, entre otras.

El rol del gerente educativo y de los directivos es gerenciar el sistema que representan la escuela que dirigen o la red escolar que coordinan, a fin de satisfacer las necesidades de los diferentes actores internos o vinculados a la institución y así contribuir a cubrir la demanda cuantitativa y cualitativa de educación. Todo directivo al gerenciar la escuela aplica, de manera continua, en conjunto con los demás actores, el ciclo PLANIFICAR-EJECUTAR-REVISAR-ACTUAR

La aplicación de este ciclo es el proceso de dirección de la institución, a través del cual se planifica, organiza, dirige, controla y da seguimiento a la gestión escolar, optimizando la utilización de los recursos materiales, financieros, tecnológicos y humanos disponibles.

Es importante establecer indicadores, criterios y un sistema de información para evaluar y retroalimentar al gerente sobre el avance y nivel de cumplimiento de los objetivos, metas y actividades previstas, todo ello con el objeto de evaluar continuamente los resultados e impactos en términos del nivel de rendimiento de los alumnos y de los procesos docentes y administrativos, a fin de tomar decisiones sobre ajustes a la programación.

El sistema gerencial a instaurar en la escuela para lograr su excelencia académica implica:

  • 1) crear el deseo de la mejora de las prácticas pedagógicas y de la gestión de la escuela;

  • 2) crear la creencia de que se puede hacer, a través de la promoción y liderazgo de proyectos sencillos;

  • 3) proporcionar los medios conceptuales pedagógicos, materiales y tecnológicos para hacerlo; y

  • 4) hacerlo, una vez creado el deseo, la creencia y la infraestructura de conocimientos y de herramientas.

El modelo de dirección de la escuela para lograr convertirla en un centro educativo de excelencia:

  • 1) se alimenta de insumos, tales como: alumnos con competencias y conocimientos previos, docentes, plan de estudio y el ambiente institucional determinado por la cultura y el clima organizacional que posee;

  • 2) produce como resultados: alumnos que logran aprendizajes significativos y pertinentes, una organización eficaz, eficiente y contextualizada, producto de la innovación, su ensayo y la adecuación de sus prácticas pedagógicas; y

  • 3) contempla para transformar los insumos en los resultados antes descritos, los pasos o etapas siguientes: generación del compromiso con la transformación, diseño del proyecto a construir, liderazgo y participación en la transformación, evaluación continua del aprendizaje colectivo y potenciación del aprendizaje continuo.

El proceso de dirección de la escuela exige del directivo la capacidad para formar equipos de trabajo, el manejo de los procesos de delegación y la toma de decisiones en grupo y el de manejo de conflictos, a través de un enfoque de solución de problemas, para así poder contar con mayor tiempo para desarrollar labores de mayor valor agregado y un clima que favorezca la solución de los problemas de la gestión y la innovación pedagógica.

En el proceso de dirección de la escuela, el director y los directivos deben utilizar un conjunto de herramientas de carácter cuantitativo y cualitativo que le permitan diagnosticar la realidad de la escuela y tomar decisiones sobre los planes y proyectos a acometer, para lograr desarrollar la institución de acuerdo al proyecto común de todos los actores de la comunidad educativa.

Capacidades del nuevo liderazgo educativo

En el proceso educativo de la segunda ola hemos tenido un modelo de educación estandarizada; este tipo de educación fracasó porque fue incapaz de desarrollar individuos creativos adecuados para sobrevivir a los rápidos y grandes cambios. Ahora la educación necesita nuevos modelos, nuevas formas en donde se puedan potenciar e impulsar las diferentes capacidades de cada individuo.

Por las características que presenta este nuevo proceso de la tercera ola, podemos observar que carece de direcciones preestablecidas, es decir estamos asistiendo a una transformación nunca antes vista en los campos sociales, políticos y económicos, cuyo producto es el nacimiento de una Nueva Civilización basada en el Conocimiento, Liderazgo y la Creatividad.

Esta sociedad de la tercera ola que va naciendo está tratando de articular valores y paradigmas, utilizando al conocimiento como poder. Los nuevos enfoques van a surgir a partir de antiguas teorías, para poder entender un poco ésta idea nos remitiremos a Thomas Kuhn quien descubrió que dentro del desarrollo de las ciencias se generan rupturas, crisis y huecos, donde teorías enteras van a sucumbir, surgiendo nuevas, hasta que nuevamente entren en crisis y se derrumben. Entonces podemos decir que para comprender nuevas formas dentro del pensamiento social-moderno, necesariamente estarán en revisión permanente los antiguos y vigentes esquemas. Cuando analizamos el principio de la sociedad llegamos a la conclusión que el elemento que participa en todo es el humano.

La sociología política nos demuestra que un ser vivo se realiza por otro, con otro o para otro ser vivo, por ejemplo: el macho y la hembra, el hijo y la madre. A partir de esto vamos a encontrar un nuevo enfoque que nos va a permitir nuevas luces para comprender otros fenómenos. Lo importante es que nos va permitir, comprender como se produce la relación social. Ahora para que se produzca la relación social requerimos de un proceso. Este proceso comienza con una 1era. Etapa, en la cual se va a configurar el proyecto en sí, que es una anticipación que se construye el ser vivo para poder ser por otro. El proyecto inicialmente estará encapsulado en el ser vivo, el cual tiene que ser plasmado en la sociedad. Todo comienza con un proyecto, desde lo más simple hasta lo más complejo. Por lo tanto el que no tiene un proyecto tiene que crearlo.Ahora todo proyecto social por más simple que sea:

  • Refleja las deficiencias y limitaciones.

  • Refleja al ser o seres deficientes.

  • Refleja a los que van a superar las deficiencias.

  • Refleja los medios o instrumento que van a servir para superar las deficiencias.

  • Refleja el modo o la forma en que vana a complementarse a los seres para superar las deficiencias.

  • Refleja el fin o lo que busca superar el resultado.

"En todo proyecto logrado, se reflejan los resultados". El Proyecto es un ordenador social, una codificación; como una semilla que tiene un sembrador que espera que las condiciones estén dadas para que el árbol se enraíce, crezca y de frutos. El Proyecto que da paso a una 2da. Etapa, la cual va a ser la Relación Social, esto significa que el Proyecto y el ser vivo tienen que encontrar un vínculo y generar la Relación Social, la complementación.El lenguaje habilitador dentro de la 2da. Etapa del proyecto social, sirve para el transporte de las cargas sociales de un ser a otro y así ser multiplicador.

La relación social da paso a una 3ra. Etapa, la más decisiva, que es la Realización Social donde se desencadena la acción y el proyecto social se hace realidad. Lo único que nos va a sacar de la crisis política, va a ser las instituciones políticas que se adecuen a los ritmos modernos. No se puede llegar a ninguna meta por sí solo, el hombre es eminentemente social; el hombre se tiene que complementar.

A raíz de la presencia del cambio que vivimos y de la constante desestructuración que trae consigo los países y las empresas, los hombres ya no pueden mantenerse bajo esquemas de organizaciones tradicionales; es en estas circunstancias que surge el tema del liderazgo. El líder ahora va a ser la persona creadora, que va a innovar y romper paradigmas. El líder va a nacer pero socialmente, no necesariamente es el que tiene el poder. El liderazgo del líder, no depende tanto del posicionamiento como de su poder creador.

El líder es el que va a conducir abriendo caminos, partiendo de Proyectos Nuevos, a los líderes se les va a encontrar en los procesos históricos donde dirigen los cambios, el líder va de la mano con la evolución; entonces podemos decir que: "El líder es el que crea una nueva realidad a partir de un proyecto nuevo, y para crear esa nueva realidad, crea también el camino y las medidas para su concreción".

El sistema de la sociedad nunca forma líderes, los líderes se forman con sus proyectos, los cuales resuelven las necesidades sociales, políticas y económicas. En las sociedades anteriores existió liderazgo pero de la siguiente manera:

  • Era resistente al cambio, no hubo ninguna sociedad que se abriera al cambio.

  • Los líderes aparecían de los márgenes sociales.

  • Los líderes generaban conflictos.

Si la sociedad ha avanzado hasta donde nos encontramos, es porque existieron creadores, existieron líderes con liderazgo habilitador y multiplicador.

El líder como creador es:

  • El que vence las resistencias al cambio.

  • El que guía el cambio y la innovación.

  • El que no sólo tiene poder por posición social sino por su visión de futuro.

  • El que compromete y motiva la realización de lo nuevo.

  • Quien en su Proyecto tiene las fuerzas nucleares de la creación.

  • El que tiende al surgimiento de nuevos líderes a su alrededor.

  • El realizador de la nueva valorización de las instituciones.

Líder es aquel queImpulsa alDesarrollo y transformaciónEducativa, incentivando elRescate de valores y principios morales.

Emprendamos una laborDedicada al servicio,Unidad, justicia y equidad, desarrollandoCapacidades que nos llevan a un continuoAprendizaje que permitaTrascender, dando lugar a laInnovación profunda yVerdadera que dignifique yOriente a la humanidad.

El liderazgo del Director

El director de la institución educativa debe tomar conciencia de su rol de líder, debe inspirar respeto y debe ganar apoyo por lo que sostiene, por lo que él representa y por sus formas de relaciones con sus colegas. El líder tiene poder, autoridad e influencia. Además una persona se convierte en líder si posee la personalidad necesaria para una particular situación de liderazgo, es decir, "es el hombre para la situación".

El liderazgo del director se reconoce como fundamental para promover y garantizar el cambio en una institución educativa. Cambio como exploración y como aprendizaje de nuevas formas de pensar y de actuar. Las reflexiones que siguen consideran el plantel con una mirada nueva y al personal docente como el recurso más importante que hay que motivar y desarrollar profesionalmente.

¿Qué es la autoridad?

Es la facultad de poder imponer obediencia. La autoridad puede expresarse de muchas formas. Existen variaciones legales, militares, familiares y organizativas en cuanto a reglas, sanciones y símbolos de autoridad. La toga del juez, el bastón del general o la gran mesa del director de una empresa son imágenes bien conocidas que transmiten el mensaje de que la autoridad es el poder legítimo.

Max Weber distinguía tres tipos fundamentales de autoridad: tradicional, racional-legal y carismática. En el primer caso, las fuentes tradicionales cuando alcanzan rango de ley dan lugar normalmente al Derecho consuetudinario. La autoridad tradicional se basa en el principio de la costumbre y suele reflejarse en instituciones políticas con cargos hereditarios. Puesto que quienes ostentan la autoridad están legitimados por la fuerza de la costumbre, los cambios sólo pueden producirse si una porción de la población los desea.

El segundo caso (la autoridad racional-legal) está basado en el derecho positivo. Es característica del Derecho civil o administrativo, destinado por lo general a restituir una condición o relación alterada más que a vengar o castigar. Refleja un reparto complejo de trabajo político-administrativo y se basa en el principio de legalidad, que supone la regulación de las relaciones de autoridad por medio de leyes confeccionadas de forma racional.

El tercer caso (la autoridad carismática) suele ser residual. Aquí, un dirigente se presenta como guía o representante de la revelación divina. El caso típico es Jesucristo. El Vaticano, el papa, los cardenales y los obispos son ejemplos de carisma rutinario de la sucesión apostólica. Weber indicó que la autoridad carismática, con el tiempo, tiende a convertirse en autoridad tradicional.

Esto permite identificar determinadas instituciones de autoridad como la Iglesia, la monarquía o el Consejo de Ministros, que se apoyan en una combinación de los tres tipos de autoridad citados por Weber. Casi por definición ciertas formas de autoridad familiar, como el patriarcado o el matriarcado, están basadas en la tradición, aunque también intentan apropiarse del valor añadido de fuentes racional-legales. La fuerza de la policía o de la Hacienda Pública tiende a ser racional-legal, mientras que el capitán del equipo de fútbol, el líder político, el predicador evangélico o el empresario innovador tienen autoridad carismática.

La autoridad difiere del poder en que no es una fuerza sin más, sino que va revestida de una combinación de los tres tipos de valores citados anteriormente. Además, la autoridad es conferida de algún modo por el pueblo, mientras que el poder es ejercido por los dirigentes, a veces en condiciones de coerción física. La autoridad de un rey puede encontrarse a sólo un paso del usurpador o de quien no hacía mucho era considerado un terrorista. Siempre se tiende a establecer una rutina y a santificar el poder y convertirlo en la autoridad a fuerza de ritual, y ceremonia.

La palabra autoridad viene del latín auctoritas. El profesor Michel Humbert, en su libro « Instituciones políticas y sociales de la antigüedad » (Précis Dalloz) da informaciones referentes a esta última palabra.

Define la noción de autoridad en un sentido más bien jurídico y social. Es su carácter necesario, incluso indispensable a la estructura de toda la sociedad lo que la hace legítima para la mayoría y que permite oponerla a erga omnes —con la condición, claro está, que sea jurídicamente regular—. No debemos olvidar tampoco lo que llamamos la autoridad natural que puede desprender una persona (y aquí también el aspecto benéfico es subyacente). La noción de autoridad ha sido tratada en filosofía y en sociología, en particular por Max Weber y Alexandre Kojeve.

La autoridad puede depender mucho del temperamento, de la forma de ser de cada uno. No obstante, puede adquirirse, mejorarse o perderse conforme a normas seguras que conviene conocer.

Cuando a un padre o a una madre, o a un profesor, no le obedecen –en condiciones normales, claro está–, la falta no está de ordinario en los chicos, sino en quien manda. Repetir órdenes sin resultado, intervenir constantemente, mostrar aire dubitativo o falta de convicción y seguridad en lo que se dice, son las causas más habituales de la pérdida de autoridad.

No ha de confundirse autoridad con autoritarismo. La dictadura familiar requiere poco talento, pero es mala estrategia. Ser autoritario no otorga autoridad. Hay quien piensa que el éxito está en que jamás le rechiste una orden. Pero eso es confundir la sumisión absoluta de los hijos con lo que es verdadera autoridad, no saber distinguir entre poder y autoridad.

El poder se recibe, la autoridad hay que ganarla en buena lid: se conquista mereciéndola.

"Autoridad" es lo contrario de "autoritarismo". La persona investida de autoridad es aquélla que suscita en nosotros una admiración fecunda; en su magisterio descubrimos una enseñanza que, a la vez que amplía nuestros conocimientos, enaltece nuestra vida. Quien está dotado de autoridad ensancha nuestro horizonte vital; quien, por el contrario, impone su autoritarismo, lo estrecha hasta hacerlo irrespirable. El desprestigio de la "autoridad" explica también la decadencia del "maestro", otra de las palabras más hermosas de nuestra lengua, hoy suplantada por absurdos eufemismos. Un maestro es aquella persona que, armada de autoridad, ayuda al discípulo a descifrar la realidad y a situarse en ella. La tarea del maestro consiste en formar personas con libertad de elección y libertad de juicio; pero esta tarea resulta imposible cuando faltan maestros que nos aporten elementos de juicio y nos enseñen a elegir.

La autoridad no se impone, sino que se muestra; y, cuando es una autoridad atractiva, provoca en el joven una suerte de empatía transformadora. Por supuesto, luego ese joven podrá apartarse de los criterios interpretativos de la realidad que su maestro le ha ofrecido; pero cuando esos criterios faltan se condena al joven a naufragar en un océano de impresiones contradictorias y banales, se le condena también a creer que su capricho puede sustituir el esfuerzo, que su libérrima voluntad puede erigirse en única brújula de su crecimiento humano e intelectual.

Poder, autoridad y política en la Dirección

En el "Arte de amar", Erich Fromm señala que la mayor parte de la gente considera al amor como un objeto a poseer y no como una capacidad o facultad a desarrollar. De hecho, él escribe su obra con el fin de destacar la importancia de reconsiderar este segundo aspecto.

Con el concepto de "poder" ocurre algo similar. Muchos entienden al poder como una cosa que puede ser poseída. Así, hablamos de "la lucha por el poder" o de que "tal o cual persona tiene el poder". El Poder, tomado en esta acepción, se vincula a cargos y roles y tiene un reconocimiento social. Pero el poder puede ser entendido también como una relación interpersonal: toda relación en la que una persona logra imponer su voluntad a otra puede ser considerada como una relación de poder.

Las relaciones de poder no siempre se adecuan al organigrama o al diagrama de flujos que se halla definido formalmente. En la práctica diaria, todos los actores tienen capacidad de influir sobre las decisiones de los demás, en mayor o menor medida. Por ello el entramado del poder es mucho más complejo que la "cadena de mandos" formalmente estatuida.

Michel Foucault. El filósofo francés Michel Foucault llegó a ser mundialmente famoso por su búsqueda de los distintos modelos de poder en la sociedad. En 1970 ingresó como docente en uno de los más prestigiosos centros académicos de su país, el Collège de France.

Foucault señala que a partir del siglo XVII se impone un tipo de poder que él denomina "disciplinario", un poder que "no encadena las fuerzas para reducirlas; lo hace de manera que a la vez pueda multiplicarlas y usarlas". Entre las instituciones en las que la disciplina ocupa el primer lugar, Foucault destaca a la Escuela. Allí el poder tiene por finalidad formar individuos útiles al sistema.

El poder disciplinario opera sobre el cuerpo. Por ello controla el espacio y el tiempo buscando imposibilitar todo comportamiento no deseado. Para él la mirada es fundamental: "El aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo permanentemente", afirma Foucault. Para ello el ordenamiento espacial y temporal resulta indispensable, porque permite ver quién está en su lugar y quién no, quién está haciendo lo que en ese momento está estipulado que debe hacerse y quién no.

El "panóptico" de Bentham (diseñado en el siglo XVIII) es la concreción arquitectónica consumada del poder disciplinar. En ella el superior puede mirar, sin ser mirado, a todos los individuos a su cargo, los cuales pueden mirarse entre sí con todos menos con sus vecinos. Esta situación genera en el individuo la sensación del control permanente. En las escuelas "las miradas" son también fundamentales, pero aquí son de ida y vuelta, y el maestro resulta tanto o más observado que el alumno, con lo que el poder disciplinario, lejos de disminuir, se torna aún más complejo.

Como ya hacía notar Max Weber, el orden y la racionalidad en la administración estatal exige el crecimiento de la burocracia, pero ésta puede tornarse peligrosa si termina siendo una "máquina" que en vez de facilitar dificulta la implementación de las políticas del Estado y se limita a perpetuar o incluso incrementar los beneficios de sus miembros.

En su devenir transformador, la modernidad tuvo en la educación a una de sus herramientas fundamentales. Según Foucault, con su poder disciplinario la Escuela "fabrica individuos….cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos dóciles…aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos políticos de obediencia)".

Con esa finalidad, los Estados nacionales modernos fueron conformando sistemas educativos que tendieron a incluir a la totalidad de la población en su niñez y adolescencia. Estas construcciones sociales resultaron sumamente complejas y para administrarlas fue necesario crear un numeroso cuerpo de burócratas. La escuela forma parte del Sistema Educativo y recibe de él reconocimiento y, en muchos casos subsidios. Por ello "EL Ministerio", que administra el Sistema en su conjunto, es un referente fundamental a la hora de tomar decisiones. Dentro de la Escuela no pocas veces algunos hacen valer el poder que les otorga el tener "contactos" o "conocimiento de cómo son las cosas en "El Ministerio", que es visto en algunas ocasiones como una realidad lejana e incompresible.

Esta fuente de poder disminuye drásticamente en la medida en que son más los miembros de la institución que les han perdido el miedo al Ministerio por haber tenido contacto directo con él. No debe extrañar, por tanto, que algunos directivos dificulten ese contacto directo para conservar el poder que les otorga ser los únicos que interactúan con él.

En términos generales el poder ha sido considerado como un concepto más amplio que el de autoridad, entendido como un caso especial de poder.

Al tratar el poder varios autores han retomado la definición de Max Weber, como la probabilidad de tomar decisiones que afecten la vida de otro(s) pese a la resistencia de éstos. En la medida en que el poder se ejerce por medio de la fuerza y la coerción, Weber distingue entre el mero ejercicio del poder y la relación de dominación: El concepto de poder es sociológicamente amorfo. Todas las cualidades imaginables de un hombre y toda suerte de constelaciones posibles pueden colocar a alguien en posición de imponer su voluntad en una situación dada. El concepto de dominación tiene por eso, que ser más preciso y sólo puede significar la probabilidad de que un mandato sea obedecido.

En su análisis sobre el poder, D. M. Wrong estudia y clasifica las diferentes modalidades de ejercicio según la diversidad de sus fundamentos. Para hacer que su poder sea efectivo, un individuo o grupo puede apelar a los temores, a sanciones físicas, al ejercicio de la persuasión, a la manipulación o al compromiso que los no-poderosos tienen con el "sentimiento del deber". Dependiendo de sus bases, Wrong distingue las relaciones que son asimétricas de las que exigen reciprocidad. Dentro de las primeras están la fuerza y la manipulación; dentro de las segundas la persuasión y la autoridad.

Mientras que el poder que se ejerce por la fuerza tiene su sustento en la violencia, la manipulación es un poder que se ejerce ocultando las intenciones mediante un esfuerzo deliberado y exitoso de influir en las respuestas de individuos o grupos a los que no se les comunica explícitamente las intenciones del poderoso. Este "lavado de cerebro" induce tanto a la compra irreflexiva de determinados productos como a votar por ciertos candidatos. Por su parte, debe entenderse por persuasión aquella forma de poder que intenta convencer mediante argumentos que se aceptan sólo después de ser evaluados independientemente e integrados como base del comportamiento propio.

A diferencia de la fuerza, la manipulación y la persuasión, la autoridad se vincula a la existencia de cierta legitimidad y de una estructura jerárquica que conlleva a ordenamientos institucionalizados.

Lo anterior no implica que la autoridad renuncie al ejercicio de la fuerza y la violencia sino que, como Weber ha señalado, ésta se ejerce con un sustento legítimo y en esta medida se minimiza la necesidad de mantener los medios de coerción en alerta constante: "Sólo cuando un sistema de autoridad se desmorona, o un individuo dado pierde su autoridad, debe recurrirse al poder para asegurar su conformidad…". Al respecto algunos autores como Easton y Arendt, han señalado la necesidad de diferenciar entre el ejercicio efectivo de la fuerza y la mera amenaza de su utilización. Conviene no perder de vista la distinción significativa entre la exclusión efectiva de una persona del sistema político (ya sea mediante la eliminación física o el encarcelamiento). A diferencia del mero poder, la autoridad previene la aplicación de la fuerza como tal: "cuando se usa la fuerza es que la autoridad ha fallado". En tanto el poder ordena y está respaldado, si es necesario por la imposición, la autoridad "apela", y deja de ser tal si se impone.

Weber contrapone la acción ocasional de la comunidad al carácter permanente de la asociación institucional, y define los diferentes fundamentos de la legitimidad como justificación interna de la obediencia que está interiorizada, tanto en los gobernados como en los gobernantes.

En la medida en que es legítima, toda autoridad se sustenta en las leyes. Así la autoridad se distingue del poder coercitivo y del liderazgo basado en la capacidad de influir y en la persuasión por la legitimidad. La relación de autoridad es una relación de órdenes y obediencia en la cual la autoridad tiene el derecho de mandar y los otros la obligación de obedecer. Esta definición de la legitimidad como sustento de la dominación está basada en los planteamientos weberianos y es compartida por varios autores.

A diferencia de la persuasión, la autoridad no intenta presentar argumentos sino asegurar el cumplimiento de las órdenes. En oposición a las relaciones igualitarias de persuasión, los lazos de autoridad son siempre jerárquicos. La relación autoritaria no descansa ni en argumentos razonados y compartidos ni en el mero poder coercitivo sino en una estructura cuya razón y legitimidad es reconocida tanto por los que mandan como por los que obedecen y donde cada uno tiene un lugar jerárquicamente definido.

En la medida en que los deberes y obligaciones están claramente estatuidos, el comportamiento es previsible y la relación es continua, de allí que, en la relación de autoridad la importancia del contenido de la comunicación pueda ser secundario frente al significado prioritario del estatus que ocupa quien da la orden. En este sentido la autoridad es un poder institucional (Bierstedt) y legítimo (Weber) que se ejerce manteniendo cierta "distancia" entre los que mandan y los que obedecen. De allí que la posesión y ejercicio de la autoridad tiende a estar íntimamente asociada con un conjunto de rituales -pompa y ceremonia- y de elementos simbólicos -cetro, corona, etc.

Así, el concepto de autoridad conlleva una serie de identificaciones, demandas y expectativas que se vinculan a la fórmula política. Afirmar que una persona tiene autoridad significa que es poseedora de poder que le asigna la "fórmula política" y que aquellos que se adhieren a ésta, consideran que se ejerce en forma justa y apropiada.

La atribución de autoridad siempre tiene un contenido "subjetivo", porque involucra no solamente a las personas que mandan sino también a las que obedecen. La relación de autoridad implica la aceptación de la misma; su mantenimiento y continuidad dependen, en gran medida, del prestigio de las personas que ocupan los distintos cargos. Así, la autoridad legítima presupone un conjunto de reglas compartidas que prescriben la obediencia dentro de ciertos límites. Para ser legítimas estas normas deben ser comunes a un amplio número de personas y no limitarse a regir únicamente las relaciones que estrictamente se establecen entre los que mandan y los que obedecen.

Tenemos que tener en cuenta que las políticas en las direcciones tienen diversos objetivos, de acuerdo a la gestión que realiza cada Director, así tenemos por ejemplo: Formar niños y jóvenes como ciudadanos capaces de construir la democracia y el desarrollo nacional, armonizando el proyecto colectivo con su propio proyecto personal de vida. y como objetivo referido a la organización y funcionamiento escolar: Fortalecer la escuela pública asegurándole autonomía, democracia y calidad de aprendizajes.

La formación personal y ciudadana tiene implicancias en el plano pedagógico e institucional. En el primer caso, al «garantizar la centralidad al desarrollo social y personal como base del desarrollo moral y ciudadano» de los niños, niñas y adolescentes del país. Y en lo institucional, al «convertir los centros educativos en espacios cuya organización y convivencia estén basadas en el respeto, práctica y promoción de valores ciudadanos esenciales», enfatizando la necesidad de promover el protagonismo de los niños y adolescentes, mediante mecanismos que faciliten su participación y diálogo (como el consejo escolar, la eliminación de prácticas autoritarias y unilaterales y la extensión y fortalecimiento de diversas formas de organización autónoma de los estudiantes).

De otro lado, fortalecer la escuela pública desde esta perspectiva es un desafío de grandes proporciones, tratándose de un sistema escolar que nunca ha conocido otra forma de funcionar que no sea de modo jerárquico y con escaso o ningún vínculo con la realidad y su entorno local.

Un desempeño institucional autónomo y descentralizado supone, para comenzar, que las escuelas cuenten con oportunidades y capacidades para tomar decisiones y realizar proyectos educativos propios, pertinentes y relevantes a las necesidades de los estudiantes y a los requerimientos de formación ciudadana y de desarrollo local, regional y nacional. La democratización de la gestión implica, a su vez, la existencia de espacios y mecanismos permanentes de participación ciudadana en la planificación, administración y vigilancia de las políticas y decisiones educativas, en cada ámbito de la gestión (desde la escuela hasta el nivel regional y nacional).

Decisión moral y ética

En nuestra sociedad existe dichos "populares" que promueven inmoralidades como por ejemplo: "Dios perdona el pecado, pero no el escándalo". También

"En nuestra sociedad existe la creencia popular de que ser capturado es malo, pero no lo es el hecho de robar" "Podríamos decir que, en realidad, estamos viviendo la carencia, o incluso, la parodia de una imaginaria escala de valores, digna de otro tiempo de respeto y hasta admiración, pero que hoy ya nadie cumple: El engaño y la mentira parecen ser hoy la norma, para conseguir .el bien de cada uno por encima de otros valores".

Moral (del latín "mores": costumbres) "Es el conjunto de normas o imperativos que existen para ser realizados, y que se consideran valiosos y debidos, independientemente de que se realicen o no". La moral también es denominada moralidad (ámbito de la experiencia social donde se pone en juego normas, valores y acciones) que se consideran justos y buenos para la sociedad. La moralidad se modifica de acuerdo al momento histórico y social en que se vive.

Ética (del griego "ethos": costumbres, hábitos) "Es la disciplina filosófica encargada de estudiar o reflexionar el comportamiento del hombre en sociedad". Los hombres desde que aprendieron a vivir en comunidad, tuvieron que saber convivir con los demás, y para eso crearon ciertas normas que permitían esa convivencia, es decir se dieron pautas de lo que es bueno y lo que no es bueno para la comunidad; la aparición de la ética es posterior. Los hombres no podemos vivir sin normas ni valores, por eso se dice que el hombre es un "animal ético". Sólo los hombres son capaces de proyectarse hacia un futuro mejor, el desear un estado de cosas mejor, es decir lo que "debiera ser". El objeto de estudio de la Ética es la moral.

Las palabras ética y moral se usa en forma libre e imprecisa, ejemplo: tal acción "no es ética ni moral", el congresista Gonzáles merece una "sanción ética y moral". Cada vez que hablan de lo ético, lo relacionan con la moral o viceversa.

Ortega y Gasset decía que para el hombre, la moral no es un premio, sino es el "ser mismo del hombre que está en su propio juicio y vital eficacia". Esto quiere decir que un hombre que no tenga moral no está en posesión de si mismo, no vive su vida, no crea, no fecunda y no le interesa su destino.

A nosotros nos interesa saber ¿Cómo es bueno vivir en el Mundo? No puede vivirse sin saber como es bueno vivir en el mundo. No se puede vivir sin una moral que nos oriente, que nos encamine hacia la asimilación de los valores humanos. Siempre nos preguntamos ¿Qué debo hacer?

Las normas morales no tratan de explicar sino de provocar, de suscitar un comportamiento que se considera adecuado o valioso. Así aparecieron en nuestra historia personas que invitaron a realizar un modo de vida que creen justo y bueno como Cristo, Buda, Gandhi, etc. La Ética toma la moral de estas personas y reflexiona sobre ellas y las explica. La ética, no crea la moral, sino que se limita a reflexionar sobre ella.

La palabra moral cuando es adjetivo calificativo de una persona, es, normalmente, sinónima de buena y honesta. Por eso muchas veces decimos que un hombre es "moral" cuando es bueno y justo, y cuando es lo contrario decimos que es" inmoral". El hombre honesto no es aquel que es poseedor de formulas morales que continuamente predica y aconseja, sino que es su vida y comportamiento ejemplo y espejo de ese sentido moral que le es propio y con el cual encamina su vida.

La conciencia moral que cada uno de nosotros tiene o debería tener nos dicta lo que debemos hacer u omitir, por eso Sócrates decía que es una voz interna que nos guía en los momentos difíciles de nuestra vida y en la cual no sabemos decidir, ahí él aplicaba la famosa frase "conócete a ti mismo". La conciencia moral es el uso, la reflexión y la consideración personal que hacemos de la norma.

Nosotros emitimos juicios morales cuando nos pronunciamos sobre la bondad o maldad de unos actos que pueden ser pasados, presentes o previstos y manifestamos rechazo, indiferencia o aceptación. Pero para poder emitir juicios morales, yo tengo que tener conciencia moral.

El hombre es un ser "utópico" por naturaleza; es decir, tiende siempre a soñar en un futuro mejor ya sea para si mismo, ya sea para los que le rodean. Por eso se dice que todos buscamos el bien de nuestras acciones. Según Sócrates para buscar el bien hay que obtener conocimiento, pues no tenerlo conduce al mal, y el mal es producto de la ignorancia.

También los hombres han buscado la felicidad , ejemplo de ello tenemos en el planteamiento de Aristóteles, Platón y Sócrates; o en Diógenes que caminaba con una linterna en busca de un hombre que fuera verdadero y auténtico, independiente de los bienes exteriores, buscaba al hombre puro.

Otros buscan el placer para llegar a la felicidad, como lo planteaban los Epicúreos, pero a diferencia de ellos, actualmente vivimos en la sociedad de consumo y pretendemos ese placer con desenfreno y no tenemos en cuenta que los epicúreos planteaban la moderación de los placeres, por eso ahora en el hombre contemporáneo esa búsqueda de bienestar, les trae "infelicidad".

"Sin virtud, el hombre es el más impío y el más feroz de los seres; para vergüenza suya, no sabe mas que amar y comer"

Siempre anhelamos que nuestras virtudes sean mayores que nuestros defectos, pero para ello debemos saber que son las virtudes. Según Aristóteles, la virtud es un "justo medio" entre dos extremos, dos vicios. Así por ejemplo la valentía sería un punto intermedio entre la cobardía y la temeridad. "La virtud es un hábito de conducta controlado por la razón del hombre, que se busca intencionalmente con el fin de lograr el bien". Podemos decir que la virtud es aquello que hace que algunas personas sacrifiquen sus auténticos deseos momentáneos por un fin mejor o por una causa justa.

Para Kant la felicidad se halla en el cumplimiento del deber en todo momento. Esta es una exigencia que obliga al hombre por medio de la conciencia moral. El concepto del deber está muy unido al de responsabilidad moral. Para este filósofo el deber proviene de la voluntad del hombre mismo, el mismo se da su ley moral, su deber.

"La mayor perfección moral posible del hombre es cumplir su deber y por deber. Que la ley moral no sea pues, solamente la regla sino también el móvil de las acciones"

"Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin… y nunca como un medio"

"Las Virtudes son cualidades indispensables para pensar y tener modos de vida coherentes con la finalidad. Estas cualidades humanas o conductas fundamentales nos encaminan a la realización de la finalidad, tanto de nuestras actividades como de la autorrealización."

Aristóteles define la Areté de la siguiente manera: "La virtud (areté) es un modo de ser (héxis) selectivo (proaíresis), siendo un término medio (mesótes) relativo a nosotros, determinado por la razón (lógos) y por aquello por lo que decidiría el hombre prudente (phrónimos).

Cuando aparece la modernidad, el discurso filosófico de las virtudes no fue suficiente, por la aparición de nuevos factores sociales y propuestas filosóficas en el nuevo panorama económico-social.

"El término latino traduce areté por virtus, lo cual está emparentado con varón (vir,viris). Desde ese trasfondo el lenguaje de las virtudes dejó de estar enfocado hacia la "excelencia" o plenitud de la existencia humana para referirse a la moral sexual o en el mejor de los casos a medios para lograr una felicidad post mortem. En todo caso, se comenzó a usar el término virtud desconectándolo con los otros elementos relacionados con ella".

La virtud es un hábito, no es una pasión (como el odio, cólera, deseo, miedo, etc.), ni tampoco es una facultad o capacidad (de ese modo no somos buenos o malos por naturaleza, sino que nos formamos como hombre virtuosos o viciosos), la virtud es un modo de ser, es algo que se elige, no son simples impulsos, pasiones u opiniones. Y cuando elegimos ese modo de ser, ponemos en funcionamiento nuestra voluntad, nuestra razón y reflexionamos sobre lo que elegimos.

El hombre siempre juzga y actúa por una escala de valores, por un sistema de prioridades sea cual fuere, y que la reflexión personal sobre los valores que nos mueven a establecer juicios morales y a comportarnos de un modo determinado.

Max Scheler sostiene que los valores son siempre los mismos, lo que cambia es el hombre histórico que altera su orden respectivo. Pero los valores están ahí, y se descubren al igual que la verdad. Lo bueno, lo justo, lo bello, lo sublime, lo útil, lo verdadero, lo santo, son valores perseguidos por el hombre a través de la historia.

El hombre está en el mundo, ante el mundo no sólo para conocerlo o para transformarlo sino también para valorarlo. Los valores tienen una importancia para la vida humana, pues son directrices para la conducta, son los que dan a nuestra existencia individual y social, su sentido y finalidad.

Los pueblos transmiten normas, valores, acciones, principios, sanciones, conciencia, virtudes, etc. Antes de que apareciera la Axiología los valores eran comprendidos en forma aislada y asistemática. La noción de valor es prestada de la Economía, y uno de los primeros filósofos que habla de los valores es Nietzsche.

Cuando se habla de Valores, nos indica que hay que escucharlo con cierto aire de respeto, porque es algo importante, pero lo primero que debemos tener en cuenta es que los valores sólo pueden ser relevantes mientras estén articulados con las virtudes y los deberes. Nosotros los hombres valoramos, es decir tomamos una actitud a favor en contra.

Los valores son creaciones humanas, es decir son producto de las interrelaciones de los hombres entre si, y sólo existen si se realiza en el hombre y para el hombre. Los valores son objetivos, pero su objetividad es humana y social, la objetividad no es suprahumana, no trasciende el ámbito del hombre como ser histórico-social.

Actualmente está de moda hablar de la "calidad educativa", es necesario tener en cuenta que no sólo es introducir los más amplios y actualizados contenidos cognitivos y de mejores métodos pedagógicos. El "Informe Delors" de la UNESCO, de 1996, enfatiza que la educación tiene como fundamento cuatro grandes pilares o aprendizajes: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir con los demás, y aprender a ser. Para lograr la calidad educativa hay que obtener resultados en los cuatro pilares y no sólo en uno o dos pilares. Nosotros los maestros tenemos una enorme responsabilidad, porque no sólo formamos a nuestros alumnos para pasar el examen, sino tenemos que formarlos para toda la vida, y para que eso suceda tenemos que ser espejos en los cuales ellos noten que respetamos los valores, cultivamos virtudes y cumplimos con nuestros deberes.

Debemos recordar que las Instituciones Educativas son microsociedades en las cuales se reproducen casi todos los elementos de la sociedad peruana, la sociedad "grande": hay autoridades, normas, disciplina; hay trabajadores, jefes, subordinados, y relaciones humanas; hay premios, castigos y reglamentos. Cada institución educativa forma un microcosmos, un pequeño mundo, que contiene todos los elementos que se ponen en juego en las relaciones adultas que luego va a tener esta persona en el trabajo, la familia y la sociedad. De manera que de la forma particular como articulemos estos elementos en la escuela, crearemos una especie de espacio de entrenamiento y de formación de actitudes, que después se van a reproducir cuando esta persona, siendo adulta, ejerza plenamente su actividad ciudadana, laboral y familiar.

El rol del profesor debe ser de un intelectual crítico y transformador de la realidad en que vive, para eso debe orientarse hacia el análisis crítico de nuestra experiencia y practica profesional enmarcada en un contexto social, comunitario e institucional. Un análisis critico no sólo de su "saber y hacer docente" sino también de su "ser docente".

Los docentes debemos resaltar nuestros aspectos afectivos y valorativos, fortalecer nuestra identidad, afirmar nuestro sentido de pertenencia a una comunidad la que espera un accionar, responsable y comprometido, "optar por determinados valores que tengan un reconocimiento universal y permitan vivir en comunidad como: RESPETO A LA VIDA, LA DIGNIDAD DE LA PERSONA, A SER HONESTO CON UNO MISMO Y CON LOS DEMÁS".

Principios de Ética Profesional de un Centro Educativo

La Ética profesional del Centro Educativo y del educador está constituida por el conjunto orgánico de derechos y obligaciones morales emanadas de la función pedagógica y deriva sus finalidades y normas específicas, de la condición básica de Institución y de persona, tanto del Centro Educativo, del educador así como del educando, en armonía con los anexos que implican exigencias del bien común.

Además las relaciones profesionales y personales con los alumnos exigen ineludiblemente un marco de seriedad, justicia, amabilidad, honorabilidad y general discreción. Estas dimensiones psicológicas y morales permiten al docente exigir al alumno y ayudarlo sin desmedro alguno de la mejor relación formativa con él, cualquiera que sea el plano en que haya de realizarse y dejar siempre en el educando, una experiencia de estimación inmaculada que tienda a la elevación evolutiva de la personalidad. Permitirán orientar a los jóvenes en la búsqueda constante, libre, creadora y personal de la verdad, de la belleza, de la realidad y de la justicia. Y favorecerán, en fin, una conducta decente, decorosa y digna de fe entre las comunidades estudiantiles y en las instituciones educativas.

Es elemental, casi obvio, que el profesional de la educación debe contribuir, en forma decidida con la calidad de su labor, al prestigio y eficiencia del centro educativo, institución, departamento o unidad especializada en que trabaja. En las relaciones con su patrono, superiores legítimos y compañeros de labores, ha de observar una conducta digna y respetuosa, sin perjuicio del derecho a ejercer una crítica sana y a la libre expresión.

El docente debe contribuir al mantenimiento de un espíritu de reciprocidad, consideración, fraternidad y armonía entre todos los compañeros de trabajo, sea este un centro educativo, departamento u oficina. En este orden es básico el respeto a la dignidad, al honor personal y profesional y a la palabra o la acción de un compañero o de un colega; todo ello, sin perjuicio de los procesos legales, legítimos a que pueden dar lugar los abusos en el ejercicio de tales derechos.

Lealtad, compañerismo, confianza, amistad y benevolencia serán las notas morales características de una relación ética entre colegas de la docencia en general y entre los que trabajan para una institución o departamento determinado.

El docente, como miembro de un Centro Educativo, tiene la obligación de contribuir tanto en la esfera pública como en la privada, con su palabra y con su ejemplo, al prestigio académico, moral y social del Centro Educativo. Consecuentemente, el colega que incurra en hechos gravemente delictivos, al tenor de las leyes que rigen el país, ofenda el pudor y las buenas costumbres con sus formas de conducta o mengüe el decoro profesional, se hace merecedor definitivamente de una sanción.

El docente deberá comportarse en general según las normas éticas derivadas de su condición de persona y de educador. Por ello, deberá actuar constantemente sujeto a las reglas elementales del Centro Educativo como son: lealtad y sinceridad, legalidad y buena fe, seriedad y responsabilidad, probidad, respeto y cortesía.

Todo Centro Educativo debe estar fundado en los principios de lealtad, mutuo respeto, consideración y justa solidaridad, contribuir a que prive la armonía y la mejor relación humana entre los colegas de la institución; respetar en todo momento y circunstancias, el buen nombre, dignidad y honra del colega, abstenerse de toda expresión o juicio que pueda ir en mengua de su reputación y prestigio.

La calidad total en Educación

El tema de la calidad se ha convertido en un instrumento de extraordinario valor para la proyección de las empresas u organizaciones hacia el futuro. La calidad es una preocupación de todos. La obtención de altos índices de calidad depende, en gran medida, del compromiso y del apoyo sólido y continuo que brinde la máxima dirección de las instituciones.

Partes: 1, 2, 3, 4
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