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Una mirada al currículum desde la institución educativa

Enviado por cabanes_10


    1. Resumen
    2. Currículum, perspectivas de análisis para un concepto polémico
    3. Reflexionemos: ¿Desde el programa al currículum o desde el currículum al programa?
    4. Conclusiones
    5. Bibliografía

    "Lo deseable en innovación educativa no consiste en que perfeccionemos tácticas para hacer progresar nuestra causa, sino en que mejoremos nuestra capacidad de someter a crítica nuestra práctica a la luz de nuestras creencias y a la luz de nuestra práctica".

    Stenhouse

    Resumen:

    La temática curricular constituye una de las problemáticas científicas actuales de mayor incidencia en la práctica educativa. La implementación del currículum en la institución es un elemento esencial para el desarrollo del proceso de enseñanzaaprendizaje, siendo el análisis de este dentro del salón de clases un factor importante que ha de tenerse en cuenta cuando el camino como profesionales de la educación es la formación integral de la personalidad de nuestros discentes.

    La problemática curricular resulta una preocupación fundamental en nuestros días, la búsqueda de una educación formativa y el dejar atrás concepciones sumativas y extremadamente cuantitativas en el proceso de enseñanza aprendizaje incluye sin lugar a dudas la perspectiva con que abordemos el curriculum, por lo que resulta tema primordial en el trabajo de los profesionales de las ciencias de la educación.

    Palabras Claves: curriculum, práctica educativa, proceso de enseñanza – aprendizaje, educación, problemática curricular.

    Introducción

    La educación, en tanto producto de la sociedad cambiante e histórico-culturalmente situada y dirigida al hombre como ser social, erige ante sí retos sobre cómo prepararlo para la vida y cómo permitirle enfrentar los desafíos postmodernos en su integralidad. La educación es la vía para la formación paulatina de las nuevas generaciones para su auto transformación y la transformación de la sociedad.

    La educación se da en un proceso de intercambio dentro de una actividad determinada, en este caso el proceso pedagógico, donde hay comunicación y el individuo asume, a partir de la socialización, determinados valores, determinadas conductas con respecto a su actividad, a su objeto, que es la realidad en la que se mueve, jerarquizando valores, transformando esa realidad y auto transformándose.

    El encargo social que la sociedad deja en manos de las instituciones educativas es enorme, la formación del hombre para responder a demandas de su tiempo de su época es quehacer de los profesionales de la educación.

    Los centros de educación superior tienen en sus manos un importante papel debido a que los estudiantes antes de vincularse a la actividad laboral terminan su formación de pregrado en estas instituciones universitarias. La necesidad de dirigir con calidad la formación de profesionales universitarios y de egresados de los diferentes niveles de la educación, en general, constituye un problema que se plantea la institución escolar.

    Cuando se tratan estos temas referidos a la formación del profesional en el pregrado uno de los elementos que no puede pasar por alto es referido al currículum. El diseño curricular es un elemento imprescindible a tener en cuenta a la hora de plantearnos y solucionar este problema.

    La temática curricular constituye una de las problemáticas científicas actuales de mayor incidencia en la práctica educativa. El dominio de este tema es de interés no sólo para quienes elaboran, desde cualquiera de los criterios y niveles de elaboración, el currículum, sino también, y de manera muy especial, para quienes lo ejecutan –docentes y estudiantes, y participan activamente en su evaluación.

    En la Educación Superior, dada la naturaleza de la misma, por ser promotora de cambios y transformaciones en el más amplio espectro educativo, y por el papel que históricamente ha desempeñado, de impulsora y guía de transformaciones educacionales y de investigaciones sociales, se acrecienta su importancia.

    La formación integral de la personalidad de nuestros discentes resulta una preocupación fundamental en nuestros días, la búsqueda de una educación formativa y el dejar atrás concepciones sumativas y extremadamente cuantitativas en el proceso de enseñanza aprendizaje incluye sin lugar a dudas la problemática curricular, que es centro de toda controversia en el ámbito educativo.

    La implementación del currículum en la institución es un elemento esencial que debe analizarse, pero además la implementación del currículum dentro del salón de clases es un factor tan esencial como el primero. Las interacciones del profesor y los estudiantes en el proceso de formación a través de la clase es fundamental. El cómo maneja el profesor el programa, las posibilidades que tiene de influir en este, la calidad de su elaboración.

    El análisis del currículum oculto, y otros muchos procesos e interacciones en la clase son fundamentales para comprender toda la complejidad del currículum en la institución educativa, por lo que pretendemos realizar reflexiones acerca del tema y dar una mirada al currículum desde la dinámica del centro educativo y del salón de clases.

    El análisis de la problemática curricular debe ser tema de interés para el docente, en busca del perfeccionamiento del proceso de enseñanza- aprendizaje en las instituciones educativas.

    Currículum, perspectivas de análisis para un concepto polémico.

    La palabra currículum es de origen latín y etimológicamente significa "carrera", "lo que está sucediendo u ocurriendo".

    El concepto de currículum es, probablemente, uno de los más controvertidos de todos los que normalmente se encuentran en cualquier análisis disciplinar de la educación desde que en 1918 apareció dando nombre al libro de Bobbitt " The Curriculum".

    Franklin Bobbit definió el currículum de dos maneras: una, como el rango total de experiencias, dirigidas o no, comprometido en desarrollar habilidades del individuo, y la otra, como la serie de experiencias de entrenamiento conscientemente dirigidas que las escuelas emplean para completar y perfeccionar ese desarrollo, y es en este sentido en que los profesionales de la Pedagogía emplean el término. Sin embargo, Bobbit, que desarrolló las primeras concepciones de lo que debería ser un currículum en la metáfora de la escuela como una industria, fue traducido por Arrieta, 1995, en una definición de currículum como aquella serie de cosas que los niños y jóvenes deben hacer y experimentar a fin de desarrollar habilidades que lo capaciten para decidir asuntos de la vida adulta (Angulo, 1994).

    Ralph Tyler, quien ha jugado un papel importante en el desarrollo de la teoría curricular, escribió en 1949 que el currículum son todas las experiencias de aprendizaje planeadas y dirigidas por la escuela para alcanzar sus metas educacionales. Hilda Taba, en 1962 planteó que todos los currículum están compuestos de ciertos elementos. Usualmente contiene una declaración de metas y de objetivos específicos; indica alguna selección y organización del contenido; implica o manifiesta ciertos patrones de aprendizaje y enseñanza y finalmente incluye un programa de evaluación de los resultados (citado en Portuondo, 1997)

    Robert Gagné, 1967, define el término como una secuencia de unidades de contenido arreglada de tal forma que el aprendizaje de cada unidad puede ser realizado como un acto simple, siempre que las capacidades descritas por las unidades específicas precedentes (en la secuencia) hayan sido ya dominadas por el alumno.

    Glatthorn analizó que las definiciones variaban tanto en amplitud como en énfasis. Unos plantearon que eran todas las experiencias escolares, otros un plan o conjunto de resultados; Dewey enfatizó que era un medio de transmisión sistemática de la experiencia cultural de la raza, otros valoraron su utilitarismo (Angulo, 1994).

    El propio Glatthorn proporcionó la siguiente definición: el currículum es el plan hecho para guiar el aprendizaje en las escuelas, usualmente representado en documentos de diversos niveles de generalidad, y la actualización de esos planes en la clase, según lo experimentan los alumnos y lo recogen los observadores; son aquellas experiencias que ocurren en un ambiente de aprendizaje que también influye en lo que se aprende.

    Para Stenhouse, 1975, el currículum es un proyecto global, integrado y flexible que muestra una alta susceptibilidad, para ser traducido en la práctica concreta instruccional. En ese sentido deberá portar bases y principios generales para todos los procesos considerados (planificación, evaluación y justificación del proyecto educativo), los cuales podrán ser retomados por las instituciones y los docentes como un marco orientador para la práctica escolar, como un proceso de solución de problemas.

    Glazman y de Ibarrola, 1978, se refirieron al currículum como plan de estudios, sin embargo más tarde concordaron con Acuña y colaboradores, 1979, Figueroa y Díaz-Barriga, 1981, en concebir el curriculum como un proceso dinámico de adaptación al cambio social, en general, y al sistema educativo en particular (citado en Fuentes, 1997).

    Arnaz, en 1981, definió el término como un plan que norma y conduce explícitamente un proceso concreto y determinante de enseñanza-aprendizaje que se desarrolla en una institución educativa. Es un conjunto interrelacionado de conceptos, proposiciones y normas, estructurado en forma anticipada a acciones que se quieren organizar; en otras palabras, es una construcción conceptual destinada a conducir acciones, pero no las acciones mismas, si bien, de ellas se desprenden evidencias que hacen posible introducir ajustes o modificaciones al plan. Se compone de cuatro elementos: objetivos curriculares, plan de estudios, cartas descriptivas y sistema de evaluación.

    Por su parte, Alicia de Alba, 1991, señaló que el curriculum es una síntesis de elementos culturales (conocimientos, valores, costumbres, creencias, etc,) que conforman una propuesta político-educativa pensada e impulsada por diversos grupos y sectores sociales cuyos intereses son diversos y contradictorios, propuesta que está conformada por aspectos estructurales-formales y procesales-prácticos, así como por dimensiones generales y particulares que interactúan en el devenir de los currículum. (citado en Portuondo, 1997)

    Llama la atención la definición de Ochs que cita Lewy en su Manual editado para la UNESCO, en la que el autor comenta que el término se emplea, generalmente, para designar indistintamente un programa para cierta asignatura o para un curso determinado, un programa de una asignatura determinada durante un ciclo completo de estudio o el programa total de distintas asignaturas para un ciclo completo o incluso para la totalidad de los ciclos. De esta forma el currículum queda reducido al programa.

    Para Otmara González el currículum constituye un proyecto sistematizado de formación y un proceso de realización a través de una serie estructurada y ordenada de contenidos y experiencias de aprendizaje articulados en forma de propuesta político-educativa que propugnan diversos sectores sociales interesados en un tipo de educación particular con la finalidad de producir aprendizajes significativos que se traduzcan en formas de pensar, de sentir, valorar y actuar frente a los problemas complejos que plantea la vida social y laboral en particular la inserción en un país determinado.

    Plantea además Otmara que en cualquier nivel de enseñanza, el currículum se expresa y desarrolla en dos planos fundamentales: estructural-formal en las definiciones de política educativas sobre el currículo, disposiciones oficiales, jurídicas en los planes, programas, textos y guías de estudio: y en un plano procesual-práctico en su modus operandis, es decir, al operacionalizarse a través de las jerarquías institucionales y desarrollar una determinada propuesta curricular en el salón de clases y en el trabajo curricular extraúlico como lo son las tareas escolares, las visitas, los trabajos en la producción o los servicios y otros.( González, 1994).

    Como puede analizarse existen disímiles conceptualizaciones con respecto al currículum, algunas de estas con una visión más amplia y otras con una visión más reduccionista, algunos reduciéndolo al programa de la asignatura o el plan de estudios, solo que el currículum es más que esto, no es solo algo estructurado sino que debe analizarse en su operacionalización, en su implementación, desde el aula pero además fuera de esta, en las experiencias de aprendizaje dentro y fuera del salón de clases. Tal es así que el currículum llega a ser reconocido por profesionales de la educación como todo lo referente al actuar diario en la institución educativa.

    Resulta importante reconocer además la influencia del currículum en la formación de la personalidad de los estudiantes, tal como expresara Fátima Addine "El currículum es un proyecto educativo integral con carácter de proceso, que expresa las relaciones de interdependencia en un contexto histórico – social, condición que le permite rediseñarse sistemáticamente en función del desarrollo social, progreso de la ciencia y necesidades de los estudiantes, que se traduzca en la educación de la personalidad del ciudadano que se aspira a formar"( Addine, 2000)

    Debe señalarse que en este sentido investigadores acerca del tema plantean la necesidad de tener en cuenta los valores a la hora de el desarrollo del curriculum, a la hora de concebirlo, tratando de trabajar en el desarrollo de la personalidad de nuestros discentes. "Es necesario que la educación superior universitaria, promueva la creatividad y la originalidad bajo propuestas viables que integren la magnitud de la problemática, con la elaboración de un planeamiento didáctico, ético y práctico que involucre los valores en los temas contenidos en los programas que ofrezca la institución en las distintas las disciplinas. La construcción de un currículo pertinente no sólo deberá corresponder entonces a uno de los objetivos principales del quehacer universitario, sino que deberá tender a fortalecer la integridad de la praxis en los campos en que el estudiante se desenvolverá en un futuro como profesional"(Romana, 2006).

    En las instituciones universitarias cada vez se hace más habitual que el plano estructural-formal se concrete en la elaboración de tres documentos fundamentales, el perfil profesional, el plan de estudios y los programas docentes. Por ser elementos componentes del currículum de cualquier nivel de enseñanza, carrera universitaria, deben partir de una concepción sistematizada de la formación profesional en la que se precise la función que cada uno tiene y los vínculos que existen entre ellos.

    Reflexionemos: ¿Desde el programa al currículum o desde el currículum al programa?

    Cuando se hace un cuestionamiento podríamos preguntarnos por qué surge. Realmente la complejidad del proceso de enseñanza aprendizaje suscita una serie amplia de interrogantes y polémicas a resolver. En el proceso educativo se dan interrelaciones disĺmiles no solo entre individuos sino además entre procesos y componentes de este proceso, la doble interacción, la doble influencia entre estos elementos es común.

    En este caso nos referimos a la relación entre el currículum y el programa, relación bidireccional desde nuestro criterio. El currículum contempla el programa como uno de los documentos que lo conforman, de igual forma el perfeccionamiento de programas con vistas a una mayor calidad en el proceso de enseñanza aprendizaje influye en el diseño curricular.

    Aunque partamos de la importancia del programa y la relación de este con el currículum, nos impulsa la tarea de reflejar la complejidad del proceso educativo desde la institución, el salón de clases, desde el papel del profesor, conociendo la enorme responsabilidad que reviste la formación integral del profesional de estos tiempos, ante el implacable desarrollo de la ciencia, ante la necesidad de innovación, de solucionar problemáticas sociales, ecológicas, técnicas a nivel mundial que esperan respuesta.

    El profesor trabaja directamente con el programa de la asignatura que imparte, con un plan de estudios, sus clases deben ir dirigidas a la formación de un profesional que responda un perfil según las demandas sociales. Las incongruencias que puedan existir en un programa son detectadas por un profesor competente. El estudio de los programas a fondo constituye un elemento esencial a la hora de priorizar la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje y su continuo perfeccionamiento.

    Desde antaño las modificaciones en los programas educativos han sido fruto de cambios conceptuales psicológicos y pedagógicos( Rosseau, Montesori, Decroly, Freinet , entre otros ). Cuando se aborda el tema de la evaluación educativa ha de decirse que debe hacer se referencia a la evaluación no solo del aprendizaje, sino además de programas y la evaluación institucional.

    La valoración de programas tuvo su momento álgido en los años 60- 70 cuando la Asociación Norteamericana de Investigación educacional patrocinó un conjunto de estudios y de monografías sobre evaluación del currículum. Se buscaba un sistema de evaluación que permitiera superar los trabajos de Tyler en 1942, que se centraban en la congruencia entre los objetivos prefijados y logros conseguidos con una perspectiva básicamente sumativa y cuantitativa.

    Cronbach consideró que los estudios de valoración de programas educativos tenían como objetivo principal proporcionar ayuda para guiar el perfeccionamiento del currículum. De hecho, los proyectos curriculares no son documentos o propuestas definitivas, ni han de tener voluntad de mantenerse a lo largo del tiempo sin ningún cambio.

    Por el contrario, los proyectos curriculares deben contemplarse más bien como hipótesis iniciales de trabajo, que han de contrastarse después en la práctica educativa, y deben ser revisados y modificados de acuerdo con la experiencia (Martina, 1997).

    Un rasgo esencial de los planes y programas de estudio es su permanente revisión y actualización. Se dice que es una tarea inacabada, por buenas realizaciones y propuestas que se alcancen, necesitan contrastarse y adecuarse a la realidad, respondiendo a las innovaciones del conocimiento y a las variantes que tienen las poblaciones a las que se dirigen. Se necesita una actitud crítica, propositiva, diferente, por medio de la cual se reduzcan las distancias existentes entre lo deseable y lo real.

    El concepto de programa hace referencia a los documentos explicitadores de los objetivos y contenidos de un nivel educativo y que tienen un ámbito geográfico de aplicación más o menos amplio, nación, región. La existencia del programa se justifica en tanto que la tradición pedagógica no da suficientes garantías para poder prescindir de un marco general de referencia como el que suministra el programa. El diseño de programas debe responder a las exigencias de la comunidad educativa y a la posibilidad para integrar lo antiguo y lo nuevo, debe tener la flexibilidad suficiente para generar dinámicas de contraste y diferenciación didáctica, posibilitar modelos de intervención colaborativa. Desde una perspectiva formal se le exige contener una serie de requisitos que lo hagan inteligible y aplicable. Entre los elementos que integran su estructura se encuentran: Fundamentación, pertinencia, a quienes va dirigido, objetivos, contenidos, actividades, métodos de enseñanza, medios y recursos necesarios, evaluación.

    Cuando se piensa en la práctica curricular, el pensamiento se dirige al nivel que nos es más cercano, el nivel micro, es decir el que se realiza en la institución, en las disciplinas, en las asignaturas y en las clases, los protagonistas principales de esta práctica son los profesores y los alumnos, que por lo general en esta fase puede desempeñar un rol más o menos activo en dependencia de las concepciones teórico metodológicas que se asuman. Relacionado con esta reflexión es que consideramos la necesidad cada vez más creciente de que el profesor, a partir de su propia práctica y vinculado sistemáticamente al estudio de los principales presupuestos teóricos, pueda aportar y sugerir transformaciones al currículum. Por eso es razonable el criterio de Stenhouse cuando afirma "Lo deseable en innovación educativa no consiste en que perfeccionemos tácticas para hacer progresar nuestra causa, sino en que mejoremos nuestra capacidad de someter a crítica nuestra práctica a la luz de nuestras creencias y a la luz de nuestra práctica".

    La labor del profesor debe estar caracterizada en la dimensión del desarrollo curricular por enfrentar constantemente las tareas de diseño, adecuación y rediseño, aunque muchas veces esto no ocurre.

    Se plantea que las instituciones educativas de calidad son aquellas que permiten generar en su seno los mecanismos de adaptación a nuevas y cambiantes condiciones del aprendizaje y que el proceso de renovación curricular es un paso metodológico esencial para desarrollar los instrumentos programáticos y la visión organizacional a largo plazo que permita adaptar la práctica educativa para que ésta sea capaz de responder a nuevas condiciones de manera proactiva y constante.

    Carlos R Ruano plantea: "La transformación curricular conlleva, por lo menos, dos aspectos. El primero consiste en el grado de correspondencia de los contenidos a incluir dentro del programa de estudios con respecto a las metas cognitivas y profesionales que se persiguen. Es decir, la manera en que se integran las asignaturas dentro del marco de referencia programático. Para ubicar dicho grado de correspondencia contenidos-programa, un ejercicio de autoanálisis a nivel curricular debe iniciarse a partir de la concepción misma de currículum" .

    Los programas deben cumplir una serie de requisitos a la hora de conformarse y para su evaluación. Sería interesante preguntarse si siempre los programas de estudio dan respuesta real a los requisitos fundamentales para ser elaborados.

    Un programa debe dar respuesta a necesidades de formación de un egresado, en el caso de la Educación Superior. Se responde a un perfil del profesional a competencias que debe presentar el graduado de esa especialidad, por tanto, el programa debe ser pertinente, fundamentado en las necesidades que lo originan, para qué es el programa, a quién va dirigido. Se debe contemplar la clasificación y contextualización de los objetivos del programa, la coherencia entre estos y el perfil del profesional, los conocimientos a desarrollar y este sistema de conocimientos debe ser coherente con los contenidos, las habilidades a formar.

    Se debe tener en cuenta además la acomodación de contenidos con respecto al contexto, los recursos existentes, el control de proceso, concebir la evaluación, el manejo de materiales de estudio y una serie de indicaciones metodológicas y organización que den respuesta a estos elementos.

    En ocasiones podemos percatarnos de la existencia de contenidos que están planificados para ser impartidos en una asignatura a un futuro profesional, y nos preguntamos ¿son estos contenidos lo más necesarios atendiendo a su formación como futuro profesional de esa área?.

    Otmara González cita algunos criterios dados por J Villaroel en relación a desaciertos que los profesores detectan en la práctica pedagógica relacionados con el currículum y que atañen en alguna medida a los programas de estudio. Plantea que se trata de modelos que reproducen las características y relaciones de la sociedad a la que sirven en la medida en que los contenidos de planes y programas no están orientados al desarrollo nacional, por lo que se da una incongruencia y falta de coherencia entre estos elementos.

    Según Otmara González generalmente los currículum vigentes se caracterizan porque son currículum estáticos y cerrados elaborados de forma jerárquica donde existe poca implicación por parte de los profesores, no existe una armónica relación entre los componentes fundamentales del diseño curricular (perfil, plan de estudios y programas de formación). Es frecuente que los planes se elaboren sin ser precedidos de perfiles profesionales, y que las materias se impartan sin tener en consideración la función que cada una tiene en la formación profesional.( González, 1994) Esto avala los planteamientos realizados anteriormente con referencia a las dificultades en relación a la coherencia en el programa entre los contenidos que se imparten, los objetivos y el perfil del profesional al que responden, además se plantea que los contenidos se presentan en forma de paquetes de conocimientos ya elaborados, listos para ser asimilados, favoreciéndose la enseñanza de carácter sumativa, intelectualista, en muchas ocasiones favoreciéndose la instrucción sobre la educación, la información sobre la formación.

    Como puede analizarse aún falta mucho por perfeccionar en el ámbito educativo referente al diseño curricular, así como en la práctica educativa. Los programas y planes de estudio deben ganar en coherencia y la labor del profesor debe ser más activa, debe trabajarse con vistas a que el profesor se sienta protagonista del proceso y no un mero reproductor de algo preestablecido.

    Debemos añadir además que el currículum no puede alejarse de la interacción entre alumno- profesor y el conjunto de experiencias que se dan en el proceso de enseñanza aprendizaje, por ello en la literatura se abordan denominaciones como:

    Currículum vivido, como aquel que se produce cotidianamente en la práctica de la enseñanza y que es el que efectivamente vivencia el estudiante durante su formación.

    Pero muchas veces contenidos que no son explicitados en planes y programas se manifiestan de forma implícita en los aprendizajes, tanto dentro del aula como en otros espacios escolares. De aquí que se hable, a partir de P. Jackson, de un currículum oculto. Que se expresa no solo a partir de las interacciones en la institución educativa , fuera del aula, sino que ha llegado a manifestarse dentro del aula siendo conocimientos trasmitidos por el profesor, por eso se señalaba la importancia de analizar cómo el profesor realizaba la implementación del programa. (González, 1994) En relación a esto debe serse muy cuidadoso pues muchas veces este currículum oculto es una fuente de obstáculos para lograr las finalidades del currículo formal o pensado.

    La dinámica en el proceso de enseñanza es mucho más amplia, más enriquecedora que cualquier planificación que pueda realizarse. La experiencia del profesor, sus vivencias, conocimientos, sus motivaciones modifican de alguna forma el proceso, por eso cada vez que se realicen reflexiones acerca del curriculum, del programa , de los planes de estudio se debe tener como premisa el reconocimiento del papel activo de los sujetos que se implican, de la existencia de un sujeto concreto con características personológicas que mediatizan el proceso .

    Si nos planteamos entonces la interrogante que dio inicio a estas reflexiones podremos decir que lo más importante no está en la direccionalidad del proceso sino en la capacidad de lograr un proceso de aprendizaje con calidad , el curriculum desde una visión formal, desde su dimensión pensada contempla el programa como uno de sus componentes, rige, pauta y debe existir una coherencia entre cada uno de los documentos que lo conforman , ahora , es innegable reconocer el carácter cíclico de las relaciones entre el currículum y el programa, entre cada uno de los documentos que lo conforman, cómo el perfeccionamiento de un programa trae implicaciones de orden curricular. Reconocer el curriculum en la amplitud que se merece es unos de los elementos esenciales que debemos tener en cuenta al analizar la temática, darnos cuenta que el currículum va más allá de cada uno de estos componentes. Reconocer además que el rol de profesor implica un margen de flexibilidad a la hora de manejar el programa de la asignatura y el plan de estudios en dependencia de las necesidades y características de su grupo y de cada uno de los estudiantes, es el profesor un facilitador del proceso de aprendizaje, que tiene en sus manos documentos que lo guían en su accionar pero además que como personalidad se implica en el proceso y lo permea con su experiencia.

    Si se parte de la necesidad del desarrollo de la personalidad de nuestros egresados y de su formación integral, si se pretende la atención a las particularidades individuales de los estudiantes se acepta entonces que es el profesor una figura insustituible , que es capaz de darse cuenta de cómo se desarrolla el proceso de enseñanza aprendizaje a lo interno del grupo y que puede necesitar darle un vuelco a su accionar independientemente de la existencia de un programa prediseñado. Sin dejar de reconocer la importancia y necesidad de estos documentos curriculares para la calidad de la formación de los estudiantes y futuros profesionales.

    El currículum oculto es un ejemplo de cómo puede modificarse el proceso de enseñanza y aprendizaje aún con la existencia de un programa o un curriculum pensado.

    Es por eso que al analizar la institución educativa así como el proceso de enseñanza aprendizaje es necesario reconocer el currículum de una forma amplia, así como analizar las interacciones que se establecen entre sus componentes, relaciones de interfuncionalidad, de condicionamiento mutuo, además debe decirse que las percepciones que del proceso tienen los estudiantes y profesores, las vivencias, las interacciones que se dan entre alumno y profesor, de estos con el curriculum son sumamente importantes a la hora de evaluar la calidad del proceso y analizar la temática curricular.

    Conclusiones

    La temática curricular, el análisis del currículum y su implementación en las instituciones educativas es en nuestros días un elemento esencial a la hora de comprender la dinámica de los procesos que se dan a lo interno de un salón de clases y a lo interno de un centro educacional.

    Las relaciones que se establecen entre cada uno de los documentos o componentes del currículum, relaciones bidireccionales y de interinfluencia , se verifican desde la práctica educativa y a través del rol del profesor y de cada uno de los implicados en el proceso, incluyendo a los estudiantes que se convierten en evaluadores del accionar práctico de cada docente y de cada funcionario de la institución, que vivencian el currículum y aunque muchas veces no lo nombran como tal lo viven día a día y lo valoran desde su aprendizaje, desde sus motivaciones y desde sus experiencias y vivencias.

    El estudio y la reflexión constante en relación a los programas y los planes de estudio deben caracterizar a la institución. La revisión, la evaluación es fundamental tratando de darle al profesor un papel protagónico, pues las incongruencias que puedan existir en un programa son detectadas por un profesor competente.

    El perfeccionamiento de programas con vistas a una mayor calidad en el proceso de enseñanza aprendizaje influye en el diseño curricular y con esto en la formación integral del discente.

    Debe tenerse en cuenta además que el papel del profesor y su accionar práctico se encuentran permeados por características de su personalidad , por su experiencia en el desempeño del rol, por sus conocimientos, por lo que existen modificaciones al programa que surgen en ocasiones en la propia interacción alumno – profesor , las cuales son reconocidas como parte de un currículum oculto, que en ocasiones podrían valorarse como "imperceptibles" , pero que se presentan sin lugar a dudas en nuestro accionar y llegan a convertirse en significativas para los estudiantes dentro del currículum vivido .

    Comprender la complejidad del proceso de enseñanza aprendizaje en su totalidad y la importancia de la formación integral de los futuros profesionales traerá consigo la necesidad de trabajar en base a currículum flexibles como una característica esencial para la atención individualizada a partir de las características de cada estudiante, buscando educación además de instrucción.

    Todavía queda mucho por avanzar en relación a la temática curricular y a la comprensión de la necesidad de romper con visiones tradicionalistas e inflexibles del currículum, la teorización y la práctica muchas veces no van de la mano y los discursos sobre educación formativa se alejan de la actuación real. El cambio auténtico de las representaciones tradicionalistas que se presentan en cuanto al tema de la educación, de una educación sumativa a una educación formativa requieren de tiempo, esfuerzo, superación y conciencia de necesidad por lo que van más allá de la teorización y se enmarca en un actuar práctico y en una autoevaluación constante de nuestro desempeño como docentes. Una mirada al currículum desde la institución educativa deja ante nosotros problemáticas sin resolver aún, pero con solución desde nuestra labor como profesionales de la educación.

    Bibliografía

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    • Portuondo, R . ( 1997). Elementos de teoría y diseño curricular. (Monografía). Universidad de Camagüey.
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    • Romana, H. (2006). ¿Transversalidad en el currículo de educación profesional? ¿Un currículo para la formación de valores?.
    • http://www.monografias.com/trabajos18/transversalidad-educacion/transversalidad-educacion#transv

     

    Autora:

    Lic Lida Cabanes Flores

    Licenciada en Psicología

    Actualmente cursa estudios de maestría en Psicopedagogía.

    Profesora de la Universidad de Camagüey, Cuba.

    Categoría del trabajo: Psicología o Pedagogía