Según el rotativo China Business View, de los 788.000 millones de euros prestados por los bancos en los primeros seis meses del año, un 20 por ciento o 157.600 millones habrían sido desviados para la especulación en el casino bursátil de Shanghai. Un peligro que, obviamente, no pasa desapercibido en las instancias económicas oficiales de Pekín. Wei Jianing, economista del Centro de Investigación y Desarrollo, estima incluso que, sumando el flujo que se ha invertido en proyectos inmobiliarios, sólo la mitad de ese dineral en préstamos ha ido al circuito de la economía real.
Los expertos no dudan de que tanta liquidez está bombeando una vieja conocida de los mercados en el gigante asiático: la burbuja bursátil. "Cuando los fondos circulan e hinchan el sistema financiero en vez de servir a la economía real, estamos ante un signo de que hay una burbuja en formación. La liquidez puede, fácilmente, disparar la bolsa, crear nuevas burbujas financieras y elevar los precios inmobiliarios", diagnostica Wei Jianing.
Por su parte, Guo Tianyong coincide en que los préstamos han crecido demasiado rápido. "Es seguro que hay una burbuja. Pero cuán grave es el problema, no lo podemos ver claramente ahora mismo", apunta. En medio de la abundante demanda, las autoridades confiaban en que la reanudación -el pasado mes- del lanzamiento de Ofertas Públicas de Venta (OPV) en el parqué chino, después de meses de prohibición, podría enfriar un tanto el entusiasmo de los inversores por la vía de colocar más papel en el mercado.
Pero el debut bursátil en Shenzhen del productor de medicina tradicional chino, Guilin Sanjin Pharmaceutical, el primero después de varios meses, demostró que se equivocaron el pronóstico. La salida fue todo un bombazo: el primer día de cotización la acción se revalorizó un 82 por ciento lo que deja muy pocas dudas acerca de la liquidez que hay en el mercado.
La propia inercia de la bolsa no contribuye, ni mucho menos, a rebajar la temperatura en unos parqués que, por lo expuesto anteriormente, echan humo por todos los costados. "La bolsa china es un mercado regido por lo que, en inglés, se llama momentum trading. Es decir, cuando la bolsa sube todo el mundo compra y cuando baja todo el mundo vende, independientemente de los fundamentales de las empresas cotizadas", apunta Javier Arribas, consejero de Servicios Financieros de la Comisión Europea en Pekín.
Ante semejante panorama, Yuan Gangming, investigador del Centro de Investigación Macroeconómica de la Academia china de Ciencias Sociales, el think tank de referencia en el país asiático contempla dos escenarios opuestos. "Uno, que la economía real se ponga al día y el problema se resuelva. Y, dos, que la burbuja crezca hasta un nivel en que termine explotando", explica. Así, como consecuencia de lo anterior, China se enfrenta a peligros adicionales.
Abundando en la sospecha (algunas hipótesis sobre un PIB insuficiente)
"La expansión del crédito y el aumento del gasto público podrían materializarse en el estallido de nuevas burbujas en China. La venta de viviendas aumentó un 50% el pasado junio mientras que la bolsa de Shanghai ha subido este año más del 90%"… ¿Solidez o burbuja? – Los retos de la economía china a medio y largo plazo (Libertad Digital – 7/8/09 – Por Alberto J. Lebrón)
China es muy probable que finalice el año 2009 creciendo en torno al 8% mientras Japón, EEUU y la Eurozona experimentan una recesión simultánea. Un aterrizaje tan suave se debe fundamentalmente a políticas keynesianas de demanda muy contundentes, planificadas y ejecutadas, por el Estado.
Sin embargo, estas medidas tan sólo sirven para sostener el crecimiento económico a corto plazo. El medio-largo plazo exige siempre actuar sobre la oferta agregada. Ningún país del mundo puede aumentar su deuda pública indefinidamente ni ejecutar una política monetaria expansiva siempre que lo desee. Para crecer con continuidad en el tiempo, y sin costosos procesos inflacionistas, hay que aumentar inexorablemente las capacidades productivas de la economía real.
En chino-mandarín, el vocablo crisis significa literalmente riesgos y oportunidades. Dada la coyuntura actual, China cuenta con espacio fiscal y monetario suficiente para emprender reformas económicas que otros países, por razones inconfesables, ahora no están dispuestos a realizar.
El peligro, sin embargo, pasa por vaciar la caja sin haber adaptado la estructura productiva a un nuevo modelo económico menos dependiente de las exportaciones y más orientado al consumo interno. Por el lado de la demanda agregada, esta reforma es imperativa, ya que las exportaciones pueden crecer 10 puntos porcentuales menos hasta 2020 con respecto al periodo 1998-2008 (del 19,7% a tan sólo el 9%).
Además, resulta clave analizar con detenimiento el crecimiento potencial a largo plazo que marca la curva de oferta agregada. Y es aquí donde conviene rescatar la última proyección econométrica del Banco Mundial sobre dicha variable. Como se puede observar en el siguiente gráfico, la renta o PIB potencial chino descenderá dos puntos porcentuales durante los próximos 5 años.
Ello podría deberse a una menor acumulación de capital, que aumentaría al ritmo del 10% (bastante menos en comparación con el 13.3% medio del último lustro).
El propio Banco Mundial prevé un crecimiento para China del 7,2% para el año 2009. Sin embargo, seis puntos porcentuales de dicha variación responderían única y exclusivamente a la inversión promovida desde las administraciones públicas. O dicho de otro modo, sin la intervención estatal, ahora estaríamos considerando una hipótesis inasumible de estancamiento y deflación con un PIB insuficiente que apenas superaría el 1%.
China necesita crecer anualmente como mínimo un 7% u 8% anual para poder absorber a la nueva masa laboral y evitar estallidos sociales de consecuencias imprevisibles.
Ahora bien. Si los componentes dinamizadores de la oferta (inversión privada, consumo y exportaciones) permanecen eclipsados por el gasto público durante mucho más tiempo, a largo plazo, sólo podemos esperar un escenario estanflacionista (inflación y estancamiento económico). Llegados a este punto, el problema sería idéntico aunque con un problema añadido: la oferta es siempre de más difícil ajuste.
Riesgo de burbuja a corto plazo
El déficit fiscal chino ascenderá durante el año 2009 al 5% del PIB. Los estímulos fiscales aprobados el pasado noviembre están presupuestados en 585.000 millones de dólares, dinero que se gastará entre 2009 y 2010. Pero, como ya se ha indicado, los riesgos de sustituir inversión privada por pública a medio-largo plazo: descenso del crecimiento potencial.
China también tiene entre sus objetivos incrementar la masa monetaria M2 el 19%, un punto más que en 2008 -sus reservas han superado ya los 2 billones, con b, de dólares-. La última bajada de tipos (más de 100 puntos básicos en noviembre, hasta el 5,58%) ha conducido además a una expansión histórica del crédito bancario (superando hasta junio el billón -doce ceros- de dólares). Pero la pregunta del millón es si el dinero está destinándose o no a inversión productiva.
Algunos economistas aseguran que un 15% de los créditos totales está yendo directamente a la bolsa. La bolsa de Shanghai ha subido este año más del 90%. Es, después de Perú, el índice más rentable del año a nivel mundial.
Con todo, el ratio precio de cotización-beneficios ya publicados equivale a 37,7 (Europa y EEUU no superan los 20 enteros). La excesiva liquidez está generando una burbuja que puede estallar en cualquier momento. Shanghai ya se desplomó un 5% el pasado 29 de julio de 2009 por miedo a una desaceleración futura de los nuevos préstamos.
Otra parte importante del dinero está fluyendo al sector inmobiliario, que representa el 20% de la fuerza laboral china. El pasado junio de 2009, la venta de viviendas residenciales aumentó un 50%. Ese mismo mes, repuntaba también el inicio de nuevas construcciones por primera vez en 11 meses. Y para cerrar este segundo apartado, habrá un segundo globo si la oferta inmobiliaria evoluciona mucho más rápido que su demanda.
Riesgos y oportunidades
Los países asiáticos en general, y China en particular, están muy bien armados para superar con garantías esta crisis. Corea del Sur, sin ir más lejos, será el primer país industrializado en hacerlo, según la OCDE.
Sin embargo, China corre el riesgo de que los estímulos fiscales y monetarios no sirvan para garantizar un crecimiento económico sostenido a medio-largo plazo. Sobre el consumo privado, las expectativas son moderadamente optimistas. Los ingresos reales están subiendo gracias al plan fiscal del Gobierno comunista y a una menor inflación.
Pese a ello, la confianza del consumidor chino continúa en mínimos y el ahorro aumenta. En cuanto a la inversión privada, las dudas se ciernen sobre el sector inmobiliario y los riesgos derivados de una liquidez excesiva. Las inversiones en capital fijo vienen repuntando, sí, aunque no por el lado de aquellos sectores orientados a la exportación.
Pese a que el índice PMI manufacturero de julio de 2009 alcanzó su mayor nivel en 12 meses, las exportaciones contribuirán negativamente al PIB en el año. El gasto público es quien realmente justificará la práctica totalidad del crecimiento chino en 2009. Pero no podrá hacerlo indefinidamente y está por ver aún si logra resucitar a las demás variables para seguir incrementando la oferta agregada en el largo plazo.
Por el momento, China puede sufrir con esta crisis una reducción del crecimiento potencial que se consolidaría en los próximos 5 años. Revertir esta situación, y que no estallen las burbujas tanto bursátil como inmobiliaria, son tareas ineludibles para un régimen dictatorial cuya parte del contrato con los ciudadanos pasa por garantizar cada año espectaculares tasas de crecimiento económico.
Aunque, las reservas no hacen más que crecer (para "alegría" de Occidente)
"La reserva de divisas de China, la mayor del mundo, superó por primera vez los dos billones de dólares, al alcanzar los 2,13 billones de dólares en junio, un aumento del 17,84% interanual, informó hoy el Banco de China, citado por la agencia oficial de noticias Xinhua"… Las reservas de China superan los dos billones de dólares por primera vez (El Economista – 15/7/09)
En el segundo trimestre, las reservas aumentaron en 178.000 millones de dólares, nuevo récord, y que contrasta con el incremento de 7.700 millones del primer trimestre. A finales de marzo, las reservas habían alcanzado 1,95 billones de dólares cuando a finales de septiembre eran de 1,9 billones.
"En el primer semestre, las reservas aumentaron de 185.600 millones de dólares, es decir 95.000 millones menos que durante el mismo periodo del año pasado", indicó el Banco Central. "En junio, las reservas progresaron de 42.100 millones de dólares, 30.200 millones de más que para el mismo periodo del año pasado", agregó la institución.
Las reservas de divisas chinas, las más importantes del mundo desde 2006, son generadas por el excedente comercial de China y las inversiones directas extranjeras (IDE), pero también por los movimientos especulativos de capitales.
El excedente comercial sumó 96.400 millones de dólares en los seis primeros meses del año, una disminución de 1,3% interanual. Las inversiones directas extranjeras para los cinco primeros meses del año fueron de 34.050 millones de dólares, es decir 20,4% menos que para el mismo periodo de 2008.
Gran parte de los ingresos chinos en divisas se invierte en haberes en dólares, como los bonos del Tesoro de Estados Unidos, de los que ya poseía a fin de abril 763.500 millones de dólares. En septiembre, China se convirtió en el primer acreedor de Estados Unidos.
La progresión de estas reservas disminuyó por primera vez en diez años en 2008 cuando aumentaron 27,3% contra 43,3% en 2007, según cifras del Banco Central. A principios de 2009, China había incluso registrado una disminución de sus reservas, que cayeron a 1,91 billones de dólares a finales de febrero, antes de volver a aumentar en marzo.
Los analistas estimaron que el país había perdido decenas de miles de millones de dólares entre agosto y febrero por la caída de las bolsas y las fluctuaciones de las tasas de cambio. Otros observadores no descartaron una salida masiva de capitales.
Y el soufflé bursátil sigue hinchándose (exuberancia irracional, made in China)…
"Las plusmarcas financieras del comunismo neoliberal chino asombran a propios y extraños. Por primera vez en la historia el mercado de Shanghai consigue desbancar al de Nueva York en el volumen de las salidas a Bolsa, con 23 estrenos en el parqué en lo que va de año según cifras recopiladas por Dealogic y la mayor IPO (Initial Public Offering) de los últimos 16 meses, protagonizada por la China State Construction Engineering Corp por valor de 7.300 millones de dólares. El índice Shanghai Composite capitaliza una estructura de rebote del 100% desde los mínimos de noviembre de 2008 y las reservas de divisas a finales de junio ascendían a 2,1 billones de dólares, duplicando los niveles de finales de 2006. La publicación de una tasa de crecimiento del PIB en el segundo trimestre de este año cercana al 8%, umbral por debajo del cual la cohesión social del continente podría peligrar, pone la guinda al pastel"… "Los ingredientes para la formación de una nueva burbuja crediticia están servidos y saltan las alarmas" (Intereconomia – 7/8/09 – Por Phillippe Le Quinio)
La espectacularidad escénica de las artes financieras orientales cuestiona sin embargo la permanencia en el tiempo de los mecanismos que sustentan el milagro. El agregado M2 de la masa monetaria se ha incrementado en un 29% en los 6 primeros meses del año 2009 y de mantenerse el actual ritmo en la concesión de nuevos créditos, el saldo vivo de las deudas arrojará un incremento global del 40% a finales de 2009, según recientes declaraciones de la que fue subgobernadora del Banco Popular de China hasta hace un año, señora Wu Xiaoling.
La economía real china que depende en un 40% de las exportaciones principalmente a EEUU y Europa, no consigue absorber y canalizar el excedente de liquidez mediante inversiones de largo plazo en el aparato productivo. La falta de visibilidad tanto en la reactivación del consumo americano, como en la reorientación del modelo económico propio hacia la demanda doméstica, orienta la liquidez ociosa creada por el sistema bancario hacia los compartimentos inmobiliarios y bursátiles que ofrecen expectativas de ganancias inmediatas.
En este contexto y según una estimación recogida en The Economist, el 20% de la masa crediticia de nueva emisión habría ido a parar al mercado de renta variable en los 5 primeros meses del año en curso. Además, la reciente declaración de los reguladores chinos solicitando mayor rigor en la monitorización del destino de los créditos marca el reconocimiento oficial de la relativa inoperancia del sistema bancario, como nexo de unión entre economía real y financiera.
Los ingredientes para la formación de una nueva burbuja crediticia están servidos y saltan las alarmas. El éxito del actual proceso global de estabilización de los mercados depende en gran medida de la estabilidad del sistema financiero del gigante asiático, que se ha convertido en el primer proveedor de fondos para los planes de rescate de la administración Obama, con más de 800.000 millones de dólares en bonos del Tesoro americano. El estallido de una burbuja bancaria en Shanghai podría provocar la venta de parte de estos activos con el fin de dar liquidez al sistema y por consiguiente, determinar una monetización acelerada no deseada del déficit público americano, que alcanzará el 12,5% del PIB a finales de año 2009 según las previsiones oficiales. La gestión del control de las tasas de inflación quedaría en entredicho.
El fondo de la cuestión está en averiguar donde se sitúa la relación entre la masa crediticia y los fundamentos de la economía china. A finales de 2008 el ratio oficial del endeudamiento público representaba el 17,7% del PIB, muy por debajo de los estándares del resto de las grandes economías del planeta. Sin embargo y según un consenso de analistas recogido por la CNN, la contabilización de las deudas de los gobiernos locales y las garantías emitidas por el gobierno de Beijing situaría este ratio en torno al 60% del PIB, en línea con el 70% de los EEUU en las mismas fechas. Además, la previsión oficial de un déficit público equivalente al 2,9% del PIB para 2009 contrasta con la horquilla comprendida entre el 5% y el 10% de la mayoría de analistas. Los desequilibrios del sistema financiero chino parecen aprobar con holgura la media de los suspensos del G20. La capacidad de los herederos de Mao Tse-Tung para seguir financiando los planes de rescate de los hijos de Abraham Lincoln está mermando.
Pese a todo, el potencial del mercado continental asiático alimenta los cánticos del Ave María de la salvación de occidente. El consumo representa menos del 40% del PIB y los hogares chinos ahorran tradicionalmente la tercera parte de su renta. Las compras de viviendas y las ventas de coches han experimentado sendos crecimientos del 80% y 48% respectivamente, en el primer semestre de 2009. De mantenerse la tendencia actual China, con 1300 millones de habitantes y tan sólo 3% de la población propietaria de un coche, podría superar a EEUU en el ranking anual de venta de vehículos. La industria de Detroit vislumbra la posibilidad de una salida triunfal del túnel en Asia ante las expectativas poco halagüeñas que ofrece un consumidor americano menos propenso al gasto, cuya tasa de ahorro del 7% alcanza los niveles máximos de los últimos 15 años.
De momento, el gigante asiático prepara los fastos del sexagésimo aniversario de la creación de la República Popular China en octubre de 2009, envuelto en una ilusión monetaria que relega a bastidores una renta per cápita inferior en más de 14 veces a la de EEUU según el FMI. El advenimiento de una clase media china acorde con los estándares occidentales es un proceso generacional que requiere décadas y no puede sustentarse en una vorágine crediticia. En palabras de Confucio "algún dinero ayuda, mucho trae complicaciones". ¿China es el espejismo de hoy o la realidad del mañana?
¿Son los bancos chinos parte del espejismo de hoy o de la realidad del mañana?
… mientras China continúa batiendo récords (¿espejismo interior y realidad exterior?)
"China superó a Alemania como mayor exportador mundial por volumen comercial en el acumulado del primer semestre del año 2009, según publicó hoy la prensa oficial haciéndose eco del último informe de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Entre enero y junio de 2009, China vendió bienes al exterior por valor de 521.700 millones de dólares (364.875 millones de euros), mientras que Alemania, líder mundial en exportación, se situó en los 521.600 millones de dólares (364.790 millones de euros)"… China supera a Alemania como primer exportador mundial (Cinco Días – 26/8/09)
A pesar de que las exportaciones chinas llevan cayendo durante los primeros nueve meses de 2009, China logró adelantar a Alemania en las cifras absolutas, aunque los expertos reconocen que las ventas de ambos países no son comparables en cuanto a valor añadido.
En el período entre 2000 y 2007, las exportaciones chinas se dispararon a ritmos superiores al 25 por ciento anual amparadas por el crecimiento del PIB a dobles dígitos, lo que elevó a China como tercera economía mundial a finales de 2008, superando también a Alemania.
"Los datos no sorprenden, gracias a la fuerza del crecimiento económico de China, pero la economía china no se ha beneficiado en exceso de las exportaciones. La mayor preocupación sigue siendo la calidad de las exportaciones", señaló Li Daokui, director del Instituto de Economía y Empresa de la Universidad de Tsinghua, en Pekín.
La industria exportadora china, tradicional locomotora económica del gigante asiático, se ha visto gravemente afectada por la recesión mundial, que ha obligado a cerrar miles de fábricas, sobre todo en el sur del país, dejando a más de 20 millones de personas sin empleo.
La OMC evitó vaticinar si será China o Alemania la que liderará la clasificación de mayor exportador mundial al final del año, aunque aportó dos factores claves para dilucidar el dilema: los tipos de cambio y las medidas proteccionistas.
El Gobierno chino ha denunciado que las medidas comerciales para limitar sus productos se han ampliado desde el estallido de la crisis financiera y económica el pasado otoño.
Según sus datos, desde octubre de 2008 a junio de este año, los daños comerciales causados por estas medidas suman más de 9.800 millones de dólares, más del doble de lo registrado en los nueve meses anteriores.
Por su parte, los países occidentales llevan años reclamando a Pekín que flexibilice el yuan, ya que se considera que la divisa china está depreciada artificialmente y eso le da ventajas comerciales injustas.
"El intenso crecimiento económico de China durante la última década ha quedado reflejado en su mercado de valores. La Bolsa de China ha superado a la de Japón por capitalización y se ha convertido en el segundo mayor mercado del mundo por detrás de Estados Unidos"… China releva a Japón como la segunda mayor Bolsa del mundo (Cinco Días – 31/8/09 – Por Miguel Rodríguez)
Existe no poco debate sobre la posibilidad de que se esté creando una burbuja especulativa en los mercados de valores chinos. El índice de la Bolsa de Shanghai acumula (a finales de agosto de 2009) una revalorización del 70% desde los mínimos de septiembre de 2008; una cifra que llegó a superar el 100% antes de la corrección de las últimas semanas.
Pero al margen del componente especulativo que pueda estar afectando a las cotizaciones chinas, los analistas consideran innegable que el tamaño que están ganando los mercados del gigante asiático es un reflejo del peso que la economía del país está alcanzando en el mapa macroeconómico mundial. "En 10 o 15 años, China va a ser la primera economía del mundo, y eso las Bolsas lo pondrán en precio", señala José Ramón Iturriaga, gestor de Abante Asesores.
Por lo pronto, los mercados de valores chinos han superado en capitalización a los de Japón, que todavía es la segunda economía del mundo. Según los datos de la Federación Mundial de Mercados de Valores, la capitalización de las Bolsas de Shanghai y Shenzen se situó al cierre de julio (2009) en 3,45 billones de dólares (2,41 billones de euros), frente a los 3,3 billones de la Bolsa de Tokio (2,3 billones de euros). Lo que convierte a la Bolsa china en la primera del mundo, por detrás de Estados Unidos, que capitaliza 12,6 billones de dólares sumando el tamaño de la Bolsa de Nueva York y el Nasdaq.
"Hace sólo tres años, en 2006, la capitalización de la Bolsa japonesa era 12 veces la de China", comenta Curtis Mewborne, gestor de carteras de Pimco, en una nota a sus clientes.
Las cifras, en todo caso, hay que tomarlas con cautela, porque en términos generales el capital flotante de las compañías cotizadas chinas es reducido, y el peso del Estado en el accionariado elevado. "Cuando el país avanza es lógico que su Bolsa gane peso, pero en China hay control de capitales y eso fuerza a que muchos ahorradores no puedan invertir en Bolsas del exterior y puede llevar a sobrevaloraciones del precio de los activos", añade José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
El propio Gobierno chino es consciente del riesgo de una burbuja financiera en el país y ha comenzado a tomar medidas para mitigar la especulación. Pero al margen de la situación del ciclo financiero en el mercado asiático, los analistas encuentran un cambio sustancial en el país que se ha reflejado en su mercado de valores.
"El índice de Shanghai está lejos de estar barato, y los mercados financieros están reflejando más las expectativas de crecimiento que el valor real", afirma Mewborne. "Pero el hecho es que estamos siendo testigos de cambios significativos en la economía global, con China experimentando un crecimiento meteórico en términos de importancia. No nos sorprende que la Bolsa de China sea mayor que la de Japón, teniendo en cuenta que la economía China sobrepasará a la japonesa y se convertirá en la segunda mayor del mundo probablemente el año que viene".
En la estratosférica subida que ha experimentado la Bolsa china en los primeros ocho meses del año 2009 (un 57,11%), existe un componente derivado de su creciente papel en la economía global, y otro puramente especulativo. El Gobierno chino es consciente de los riesgos de burbuja que atenazan a los mercados financieros e inmobiliarios del país, y ha optado por contener el exceso de liquidez de los bancos para evitar un sobrecalentamiento.
Por lo pronto, el ejecutivo del país asiático tiene en marcha un plan para endurecer los requisitos de capital de la banca nacional, lo que se traducirá en una contención en la concesión de préstamos. En su informe anual de 2008, presentado la semana pasada, el Banco Central de China advierte sobre la necesidad de mantener cierta estabilidad en el crecimiento del crédito así como unos niveles de liquidez racionales.
La Bolsa ha comenzado a acusar estos mensajes, que apuntan a un endurecimiento de la política monetaria. El índice de Shanghai ha perdido un 18% en el mes de agosto.
Sálvese quien pueda… (el mercado comienza a corregir)
"El índice bursátil de China-Shanghai se ha dejado este lunes un 6,7%. Es la mayor caída desde Junio de 2008. El índice chino vuelve a mínimos de tres meses y finaliza agosto con una caída superior al 20%"… Tormenta en Asia: ¿Estalla la burbuja bursátil en China? (Libertad Digital – 1/9/09 – Por Alberto Lebrón Veiga / Pekín)
De noviembre a julio de 2008, la bolsa china duplicaba su cotización. Cierto es que, justo antes, había registrado mínimos históricos a consecuencia de la presente crisis financiera internacional. El gobierno anunció entonces un plan fiscal valorado en 585.000 millones de dólares. Y antes de finalizar 2008, el Banco Central chino recortó los intereses 100 puntos básicos.
Tales políticas expansivas respondían a la necesidad que tiene China de crecer, como mínimo, al 8% este año. Estas medidas cortoplacistas han cumplido su misión de frenar la caída del crecimiento. Pero lo que debemos preguntarnos es ¿Se están sentando las bases del crecimiento a medio-largo plazo?
El Banco Mundial espera un descenso de la renta potencial china en los próximos 5 años. Ello responde, simple y llanamente, a una menor acumulación de capital. Por tanto, estamos ante un incremento previsto del PIB, para este año y el próximo, de corto recorrido si las autoridades no empiezan a trabajar sobre la oferta. Tres cuartas partes del crecimiento económico chino estimado para este ejercicio 2009 se deben al intervencionismo público. Es urgente promover la inversión orientada por las leyes del mercado.
Esta distorsión pública hace que la burbuja bursátil de Shanghai sea inevitable. Los créditos bancarios chinos han superado ya el billón de dólares. Los análisis más moderados señalan que un 15% del total ha ido directamente a bolsa. Otro porcentaje, bastante elevado, al sector inmobiliario.
"Las valoraciones no son atractivas y el mercado teme además un endurecimiento en la política monetaria", explica Guillermo Moreno, de Daiwa Securities. Shanghai cotiza 29 veces por encima de sus beneficios. Los préstamos bancarios concedidos en agosto de 2009 habrían retrocedido casi un 50% con respecto a julio, según la publicación pekinesa Caijing Magazine. Las autoridades chinas, además, estudian aumentar el coeficiente bancario de caja para frenar la liquidez.
Los inversores institucionales de Daiwa, prosigue Moreno, no creen que China vaya a experimentar una recuperación en "V". "Sumemos a todo esto que los beneficios estimados en algunos sectores, como Tecnologías de la Información, están generando algunas dudas", concluye.
La bolsa china lleva un tiempo canalizando bastantes ahorros sin una base sólida. Andy Xie, economista independiente más conocido por adivinar con éxito el último bajón de los mercados chinos, declaró literalmente a Bloomberg a finales de agosto que había una burbuja.
La recuperación económica no es sostenible por el mal momento de las exportaciones. El mercado interno tampoco es capaz de tomar la iniciativa. Sólo quedan los estímulos fiscales y monetarios, estériles para el crecimiento económico a largo plazo. Es más. El temor a un repunte de la inflación hace que China pueda subir los tipos otra vez en 2010. Si la renta potencial disminuye, crecer costará más. Y no será nada fácil aumentar los beneficios empresariales. Tipos y expectativas de beneficio juegan en contra del inversor a medio plazo.
Por ello, cada descenso alborotado que observemos a partir de ahora en el índice SCI (Shanghai Composite Index) será producto del miedo. Un pánico a perder todo lo apostado y especulado en bolsa, merced a una liquidez excesiva. Estamos ante un "sálvese quien pueda". Los inversores están preparados para salir del mercado y realizar, si pueden, infladas plusvalías. China está definitivamente en una burbuja y le corresponde corregir.
Es imposible pronosticar la magnitud de dicha corrección. Pero así será por más que algunos analistas nos intenten vender que los estímulos públicos van a sostener el apetito del mercado. Sólo es posible mantener inflado el globo por más tiempo si las autoridades decidieran entrar directamente en bolsa. Tampoco sería la primera vez.
Aunque algunos analistas, "redoblan" las apuestas (lectura recomendada)
– La rueda de la fortuna cambia de sentido, China supera a Occidente (Expansión – 14/9/09)
(Por Martin Wolf / FT)
China se ha erigido como el gran ganador de la crisis financiera y económica. A finales de 2008, muchos ponían en duda que China pudiera alcanzar su objetivo de crecimiento del 8% para 2009. ¿Quién se atreve a hacerlo ahora?
Gracias a la protección que le otorgan sus más de 2,1 billones de dólares (1,4 billones de euros) de reservas de divisas extranjeras, sus enormes superávit comercial y por cuenta corriente y una sólida situación financiera, Pekín ha podido desplegar todos sus recursos sobre el sistema financiero y la economía.
Entretanto, tal y como señaló un importante participante chino en la reunión anual de "los nuevos campeones" del Foro Económico Mundial, en Dalian, "los profesores han cometido grandes errores". De hecho, cualquiera que visite Asia reconocerá que la reputación de Occidente en relación a su competencia económica y financiera está bajo mínimos, mientras que la de China ha mejorado. La rueda de la fortuna está cambiando de sentido.
Surgen tres preguntas inmediatas. ¿Cómo ha respondido China a la crisis? ¿Su renovado crecimiento es sostenible? ¿Hasta qué punto ayudará su recuperación a la economía mundial?
La respuesta a la primera pregunta es: de forma asombrosa. Según los datos publicados a finales de la semana pasada, la producción industrial aumentó un 12,3% interanual en agosto, frente al incremento del 10,8% registrado en julio. Es la tasa de crecimiento más alta en un año.
Estos datos se sustentan sobre un crecimiento del crédito bancario próximo al 30% interanual desde marzo de 2009. No sorprende, así, que la inversión en renta fija también haya crecido a un ritmo superior al 30% interanual en ese mismo periodo y en un 33% en los ocho primeros meses del año. El crecimiento interanual en el segundo trimestre de 2009 fue del 7,9%, frente al 6,1% registrado en el primero. Parece darse por hecho que las cifras del tercer trimestre serán aún más altas.
Las expectativas apuntan a que China conseguirá su objetivo del 8% con comodidad. En febrero, marzo y abril de este año, todas las previsiones apuntaban a que el crecimiento de China sería "sólo" del 7%. En agosto, la cifra ascendió al 8,3% y se espera que en 2010 se alcance el 9,3%.
¿Es sostenible este aumento del crecimiento? En una palabra, sí. Inevitablemente, el aumento del crédito bancario y del capital también afecta al precio de los activos, sobre todo de la renta variable. Sin embargo, no hay mucho riesgo de que se produzca en exceso de inflación en una economía con una divisa revalorizada, y plenamente integrada en una economía mundial donde existe más riesgo de deflación que de inflación, al menos a corto plazo.
Además, el Ejecutivo del país es solvente. Como apuntó el primer ministro chino Wen Jiabao en la ciudad nororiental china de Dalian, "hemos mantenido el déficit presupuestario y una deuda gubernamental en aproximadamente el 3% y el 20% del PIB respectivamente". Si aumentaran los préstamos incobrables, China no tendría dificultad en recapitalizar su sistema financiero.
El único factor preocupante debería ser si este esquema de crecimiento es conveniente. En su discurso, Wen insistió en la envergadura de su paquete de estímulos, aunque su motor sigue siendo la inversión fija, lo que comporta tres riesgos. Su exceso de capacidad podría incrementarse, generando la necesidad de aumentar el gasto de los estímulos o aumentar las exportaciones, lo que dificultaría aún más la creación de empleo e impediría el cambio hacia una economía más enfocada al consumo.
Por último, aunque China ha conseguido con éxito promover su demanda interna, no se convertirá en la locomotora de la economía mundial. Es cierto que el excedente comercial de mercancías de China se ha reducido hasta los 35.000 millones de dólares en el segundo trimestre, un 40% inferior a la cifra del año anterior. El excedente por cuenta corriente del país también ha disminuido: todo apunta a que este año no superará el 6% del PIB frente al 11% de 2007.
Aun así, dado que todavía aporta sólo un 8% de la producción mundial, China no podría convertirse en el motor de la economía mundial. Incluso si su excedente externo se redujera a la mitad, sólo añadiría un 0,4 % a la demanda del resto del mundo.
La respuesta de China a la crisis es importante. El país ha conseguido prosperar mientras las economías avanzadas intentaban mantenerse a flote. China es consciente de ello, como también deberían serlo sus socios.
(The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved)
Rueda de la fortuna o… ¿secretos y mentiras? (tahúres del Mississippi o del Yangtsé)
"Los esfuerzos de los bancos centrales y los gobiernos de todo el mundo parecen que han sentado unos sólidos cimientos para la recuperación global. Sin embargo, todo este arduo trabajo puede verse anulado en parte si los países caen en la tentación de desarrollar medidas proteccionistas. EEUU dio la alarma hace sólo unas semanas, cuando puso trabas arancelarias a las importaciones de neumáticos procedentes de China para proteger la maltrecha industria automovilística doméstica. El gigante asiático no se quedó de brazos cruzados y sólo dos días después, anunció que investigará si se están produciendo prácticas comerciales incorrectas en las ventas de pollo y componentes automovilísticos. Un tira y afloja que no gusta a nadie, sobre todo, teniendo en cuenta que EEUU es el mayor consumidor del mundo y que China se está esforzando en aumentar la demanda interna, lo que ofrece oportunidades de negocio a compañías extranjeras"… La tentación proteccionista pone en riesgo la recuperación (Negocios – 25/9/09)
La Organización Mundial del Comercio (OCM) ya ha observado un aumento de las reclamaciones por dumping (venta por debajo del coste), subsidios a la industria doméstica y favoritismo a proveedores locales en las compras públicas enmarcadas en los planes de estímulo.
Sin olvidar el proteccionismo financiero. Muchos planes de rescate bancarios incluyen requisitos de concesión de crédito únicamente en el ámbito doméstico. Así como los programas de garantías de créditos y depósitos, destinados exclusivamente a las entidades financieras domésticas.
El efecto principal de un aumento del proteccionismo en la economía, en el corto plazo, resulta beneficioso para la industria local, puesto que elimina competidores. Sin embargo, a largo plazo, al reducirse la competencia, los productores locales se ven con las manos libres para subir los precios. Este factor, como no puede ser de otro modo, repercute en un aumento de la inflación, justo en un mal momento para la economía, puesto que esta alza de precios no responde a una fuerte demanda de productos.
Además, entrar en una guerra proteccionista es especialmente dañino para aquellos países con una marcada vocación exportadora y que, hasta estos momentos, han liderado el proceso de recuperación global.
El siguiente cuadro presenta algunas de las principales medidas utilizadas para "trabar" el normal desarrollo del comercio internacional. ¿Quién puede arrojar la primera piedra?
¿Cómo saldrá China cuando se levante de la mesa de Poker? (lectura recomendada)
– El proteccionismo mundial se dispara con 240 nuevas barreras al comercio (Libertad Digital – 25/9/09)
La cumbre del G-20 celebrada en Washington el pasado noviembre acordó defender el libre mercado. ¿Realidad? Desde entonces, los países han aprobado 240 medidas proteccionistas, de las que 121 han sido implementadas por los miembros del G-20.
(Por Manuel Llamas)
Noviembre de 2008. Los líderes mundiales se reúnen en Washington para coordinar un conjunto de medidas con el fin de combatir la profunda crisis financiera y económica internacional. Tras largas deliberaciones, las grandes potencias del planeta pactan un acuerdo de mínimos, centrado en poner en marcha ingentes planes de gasto público (estímulos) y defender el libre mercado.
El compromiso es claro: los líderes del planeta reafirman su apuesta por el libre mercado y la globalización, rechazando el proteccionismo, con el fin de no recaer en los errores cometidos durante la Gran Depresión de los años 30.
Tras aquellas pomposas declaraciones, los países miembros del G-20 han hecho justo lo contrario. Desde el pasado noviembre, se han aprobado cerca de 240 medidas proteccionistas en todo el planeta con el fin de proteger el comercio y la industria nacional, según el último informe de Global Trade Alert (GTA), elaborado por el Centre for Economic Policy Research, un think tank independiente con sede en Londres, compuesto por expertos universitarios de todo el mundo.
La globalización ha sido atacada por 192 barreras claramente perjudiciales para el comercio exterior, a las que habría que añadir otras 48 medidas sospechosas de haber perjudicado al mercado de algunas potencias extranjeras, con lo que en total la cifra podría ascender a 240. Y, de hecho, hay otras 134 medidas proteccionistas en marcha.
De esas 240, al menos 121 han sido implementadas por los miembros del G-20. De este modo, cada tres días un gobierno del G-20 ha roto su compromiso de luchar contra el proteccionismo.
La amenaza proteccionista "no muestra signos de desaceleración", advierte el informe. Los gobiernos han adoptado casi 70 medidas proteccionistas cada trimestre de 2009. El G-20 ha obtenido un rotundo fracaso en su defensa del libre mercado. No ha cumplido sus promesas, según el profesor Simon Evenett, coordinador de la iniciativa de GTA.
"Casi todas las naciones se han visto perjudicadas por una política consistente en empobrecer al vecino". Tan sólo un 5% de los bienes y servicios, y apenas el 20% de los sectores que componen el comercio exterior, no han sido golpeados por algún tipo de medida proteccionista durante este corto período.
Dicho organismo alerta que esta tendencia amenaza revertir la política de apertura comercial llevada a cabo durante los últimos 25 años. De las más de 400 políticas analizadas en todo el mundo desde el pasado noviembre, el GTA alerta de que las proteccionistas multiplican por 5 a las favorables a la liberalización comercial.
China, la más perjudicada
Según el estudio, sin duda, la potencia más perjudicada ha sido China. "China es, claramente, el objetivo más frecuente de las medidas proteccionistas", seguida de EEUU, Alemania, Francia y Japón. En concreto, 56 países han adoptado hasta un total de 99 barreras con el fin de dificultar la llegada de productos chinos y dificultar el comercio con el gigante asiático. De éstos, al menos, seis países de la UE han perjudicado al mercado exterior chino.
Sin embargo, China también es infractora. El gigante asiático y Rusia se sitúan en el Top 10 de países proteccionistas en las cuatro áreas que analiza el informe, al igual que Indonesia. También destacan Alemania, India y Ucrania. De los 18 países que más han fomentado el proteccionismo desde el inicio de la crisis, 12 son miembros del G-20: Rusia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Reino Unido, China, Argentina, Japón, EEUU, México y Francia.
Rescates públicos
Las medidas más empleadas para perjudicar el comercio exterior consisten en la concesión de ayudas públicas y rescates empresariales por parte de los gobiernos nacionales. En concreto, más de 30% de todas las medidas discriminatorias aplicadas desde la cumbre del G-20 en Washington han tomado forma de rescate o ayuda estatal
De este modo, el informe del GTA demuestra que, lejos de cumplir sus promesas, los líderes del G-20 han incumplido, uno por uno, el compromiso clave asumido en Washington. ¿Volverá a pasar lo mismo en Pittsburgh?
El falaz crecimiento chino vuelve al "esteticien" (la estabilidad social está en juego)
"El Gobierno chino estima que el PIB crecerá un 8% en 2009. Sin embargo, los analistas lanzan serias dudas acerca de esta previsión. Mientras que el PIB oficial sube a elevadas tasas, el consumo de electricidad cayó un 2,2% en la primera mitad del año"… ¿Manipula China sus datos de crecimiento económico? (Libertad Digital – 6/10/09 – Por Ángel Martín)
La economía china ha crecido durante la última década a una tasa media del 10%, llegando ésta al 13% en 2007 y bajando al 9% en 2008. Ante las preocupaciones que surgieron por la contracción en la que entró el país en el último trimestre de 2008 -basada en varios indicadores como el PIB, la producción industrial, producción de electricidad, caída de exportaciones, etc.-, los números volvieron a florecer en la primera mitad de 2009, aumentando el PIB en una tasa anual del 7% y mejorando aún más en los últimos meses del verano.
En buena parte este crecimiento se ha debido a las agresivas políticas de estímulo del Gobierno, tanto en el ámbito fiscal como en el monetario y crediticio, que según el Banco de Finlandia, han venido a reforzar el modelo productivo basado en inversión y exportaciones. Estas medidas indican la imperiosa necesidad de mantener un crecimiento alto a toda costa, ya que de otra manera las consecuencias para la sociedad china, dado el galopante crecimiento de la economía en años anteriores, podrían ser muy amplias y altamente perjudiciales. La estabilidad social está en juego.
Así, los datos muestran una fuerte expansión en las manufacturas, estabilización de la propiedad residencial, aumento de la inversión fija, y subida del consumo debida a fuertes incentivos políticos. De hecho, la estimación de crecimiento del Gobierno chino es del 8%. Aunque la cifra parecía demasiado optimista en el segundo trimestre del año a los analistas de organismos internacionales, rebajándola en 1-3 puntos porcentuales, las más recientes estimaciones realizadas por el FMI y el Banco de Finlandia coinciden con la estimación oficial.
Ante estos datos, han surgido dos grandes dudas y preguntas por parte de los analistas. En primer lugar, ¿reflejan los datos oficiales del Gobierno chino el crecimiento real de la producción del país o hay algún tipo de manipulación en las estadísticas? Y en segundo lugar, ¿es este crecimiento sostenible a lo largo del tiempo, o es una burbuja que estallará y conducirá a una situación mucho peor de la que están intentando evitar?
¿Manipulación de los datos y estadísticas oficiales?
Acerca de la primera pregunta, numerosos analistas y medios han levantado sospechas y dudado de la credibilidad y fiabilidad de las estadísticas oficiales del Gobierno chino.
Para ponernos en contexto, tengamos en cuenta que, a pesar de las reformas pro-mercado que se han ido produciendo desde las últimas décadas, China tiene una economía planificada, donde el gobierno central y los estatales tratan de llevar su economía con mano férrea hacia los objetivos deseados por la autoridad comunista. No es de extrañar, pues, que posea un notable control sobre los datos que se publican oficialmente, sin contar con que hay ciertos indicadores que no se hacen públicos.
A este respecto, cabe recordar cómo la extinta Unión Soviética consiguió atraer la atención de reputados economistas occidentales de su aparente de éxito económico, mediante en parte la manipulación de sus estadísticas.
Según el vice primer ministro chino Li Keqiang, tras inspeccionar la Oficina de Estadísticas China, "los fundamentos de las estadísticas chinas son todavía muy débiles, y la calidad de las estadísticas debe ser mejorada". ¿Estará haciendo China lo mismo? ¿Hasta qué punto Keqiang está siendo diplomático suavizando la gravedad del problema? Veamos lo que dicen algunos analistas independientes.
Desde The Wall Street Journal dedicaban una columna a esta cuestión, donde comenzaban comparando los datos económicos chinos con las salchichas: "Si usted es un fan, es mejor no inspeccionar cómo se hacen".
Para los analistas de The Economist, esto no sería algo nuevo en el país chino. Así señalan que "es ampliamente aceptado que el crecimiento del PIB fue exagerado durante las dos recesiones anteriores". Un ejemplo de esto ocurrió durante la crisis asiática entre 1989-99, donde China creció a una media del 7,7%, según datos oficiales, mientras que usando indicadores alternativos de la actividad económica, como la producción y consumo de energía, un investigador de la Universidad de Pittsburgh calculó que la tasa de crecimiento real era como mucho del 2%.
¿Crecimiento exagerado?
Curiosamente, como puede observarse en el siguiente gráfico proporcionado por The Economist, el mayor diferencial entre las cifras oficiales y las alternativas tuvieron lugar en 1989, año de las protestas políticas en la Plaza de Tiananmen.
Este hecho quizá daría una pista de las motivaciones de las administraciones chinas para manipular los datos: la necesidad imperiosa de hacer creer a su población que la economía va mucho mejor de lo que realmente va con el fin de evitar desórdenes civiles de calado y conflictos entre trabajadores.
El consumo de electricidad cae
También se ha observado una importante divergencia en el crecimiento chino del primer trimestre de 2009: mientras que el PIB oficial sube a elevadas tasas, el uso de electricidad, "un indicador clave en el crecimiento industrial y una medida difícil de manipular", cayó un 2,2% en la primera mitad del año: "¿Cómo pudo crecer una economía tan dependiente en las manufacturas mientras su sector industrial se redujo?", se preguntan los analistas de Foreign Policy.
Formas de registrar los indicadores oficiales
Lo primero que debería señalarse es que las estadísticas económicas de China se construyen de manera muy diferente a como lo hacen en países occidentales, como Estados Unidos, por lo que, obviamente, las directas comparaciones pueden ser engañosas.
Y es que, el dato del PIB de la economía china no se basa en el gasto -esto es, la suma entre consumo, inversión, gasto público y exportaciones netas- sino en la actividad productiva registrada; mientras que el objetivo de EEUU con su plan de estímulo es empujar el consumo o la inversión, los chinos sólo necesitan generar aumentos en el gasto en la producción.
Así, una parte del plan de estímulo chino que ha hecho incrementar su PIB a altas tasas, son grandes transferencias de fondos desde los planificadores centrales a empresas públicas y nuevos proyectos destinados a las infraestructuras.
Un reciente informe del American Enterprise Institute, donde da cuenta de estos trucos y que está titulado como "China Bogus Growth" (El falso crecimiento de China), sostiene que la economía china llegará al objetivo de crecimiento del 8% que había fijado el Gobierno, básicamente porque esta cifra es, muy fácilmente controlada por la propia Administración.
No en vano, señalan, una vez se anunció este objetivo, el Gobierno "comenzó a desembolsar fondos dirigidos a un fuerte incremento en el gasto en infraestructuras", desembolso que se registra como aumento del PIB.
De esta forma, las decisiones de la Administración de liberar fondos llevarán mágicamente a aumentos en el indicador económico de referencia, debido a que estas transferencias son contadas como si hubieran sido gastadas, cuando en realidad pueden mantenerse en caja durante un tiempo. Dicho de otra manera, la mera decisión de financiar un proyecto se contabiliza como si ése proyecto se hubiera llevado a cabo.
Otro aspecto controvertido de las estadísticas chinas es la forma en que se contabilizan las ventas al por menor. Aquí se utiliza el supuesto de que, como todas las mercancías serán vendidas tarde o temprano, el sólo transporte de éstas a los minoristas ya se contabiliza como ventas reales. Así se llega a la paradoja de que los inventarios y productos almacenados por los minoristas son contados como consumidos.
Otros analistas señalan además que "hay amplia evidencia de que las empresas públicas se compran bienes entre ellas mismas, simplemente moviendo los productos de un lado a otro, y que esas transacciones cuentan como ventas al por menor en las estadísticas nacionales".
El músculo de las empresas públicas
Para los investigadores del American Enterprise Institute, el problema principal de este enfoque hacia los datos económicos oficiales de China es que "puede haber retrasos sustanciales en el impacto real de los programas del Gobierno (sobre la economía), además de retrasos sustanciales en el gasto real sobre los bienes transportados a los minoristas". Esto hace dudar de las estadísticas oficiales, y genera cierta incertidumbre acerca de la situación económica real del gigante asiático.
Otro medio que ha entrado en este tema es la prestigiosa revista Foreign Policy, en un artículo titulado "How China Cooks Its Books" (Cómo China cocina sus libros). Además de señalar las distorsiones estadísticas con el PIB, habla de la manipulación de la tasa de desempleo. Mientras que el Gobierno chino sitúa la cifra de población de trabajadores fabriles que se ha quedado en paro tras la crisis en 20 millones, el economista jefe para Asia de Citigroup sitúa la cifra real entre 40 y 50 millones.
El maquillaje del paro
Esto es así porque, como señalan los analistas de Foreign Policy, el Gobierno chino ha impulsado -no de manera exquisitamente voluntaria y libre, como puede imaginarse- una nueva alternativa para los trabajadores: en vez de aceptar el despido regular y obtener la correspondiente indemnización, "dimitir" y así obtener una cantidad de dinero mayor de paga.
Una de las razones de estas manipulaciones son las presiones que se reciben desde el Gobierno central, pero también existen incentivos muy fuertes para que las administraciones locales y provinciales distorsionen los números, con el fin de aparentar que alcanzan e, incluso, superan los objetivos impuestos por el Gobierno. Así es como tienen más posibilidades de ser promocionados en el mundo político chino.
Pero las mentiras y manipulaciones, en China y en el resto del mundo, suelen descubrirse tarde o temprano. La realidad sólo se puede ocultar durante un tiempo; eventualmente llegará un aguafiestas o un evento externo inesperado que pondrá fin a la fantasía donde los manipuladores -en este caso los burócratas chinos, de quienes no se duda de que quizás tengan buenas intenciones y quieran evitar males mayores- habían tratado de refugiarse.
¿Burbuja gigantesca que inevitablemente estallará? (China puede conducir la depresión global de 2010…)
"Tal y como ha sucedido en los países desarrollados en los últimos años, con Estados Unidos, Irlanda o España a la cabeza, la naturaleza destructiva de las burbujas es debida a la expansión del crédito artificial -es decir, no respaldado por ahorro de la sociedad- generada por el sistema bancario y favorecida por los bancos centrales. El caso de China no se escapa a esta lógica, pero sí cuenta con características distintivas frente a los países occidentales que no sufren de un gobierno comunista con un poder descomunal sobre los agentes económicos"… Saltan las alertas sobre el riesgo de colapso crediticio y bancario en China (Libertad Digital – 16/10/09)
En efecto, a pesar de las reformas aperturistas y liberalizadoras realizadas en China en las últimas décadas, el Gobierno central sigue dirigiendo la economía china gracias a sus "armas nucleares" de política económica, como las llamó Vitaliy N. Katsenelson.
Así, los planificadores marcan objetivos anuales de producción pueden forzar a los bancos a prestar su dinero, obligar a las corporaciones a gastar o imprimir ingentes cantidades de dinero a su conveniencia, debido a su control de los bancos y del aparato de creación de dinero -la mayoría de bancos chinos son propiedad del Estado-. Estos hechos implican que el país chino tiene la capacidad de crear burbujas sustancialmente más grandes y destructivas que los países occidentales.
Y, efectivamente, el Gobierno chino no ha desaprovechado esta capacidad y ha usado sus armas. A pesar de su enorme poder, eso no elimina la posibilidad de que las acciones del Gobierno generen consecuencias no intencionadas o imprevistas, haciendo que la situación se les vaya de las manos. Esa es la impresión que uno tiene cuando lee acerca de la evolución de algunos indicadores, como el de la oferta monetaria, y cómo las autoridades tratan, en ocasiones vanamente, de tener estas variables bajo completo control.
Brutal expansión del crédito: burbuja bursátil e inmobiliaria
Mientras el primer mundo sufre de las consecuencias de la restricción crediticia, en China el aumento de la oferta monetaria y la expansión de los créditos han alcanzado cifras récord durante el último año, después de que el banco central chino relajara las restricciones de préstamos y los fomentara activamente, mediante lo que algunos sospechan es una garantía implícita del Gobierno sobre las pérdidas bancarias.
Cabe notar que este fenómeno no se ha producido por el aumento del ahorro, ya que éste no ha aumentado en el último año, por lo que esta expansión crediticia se correspondería con la causa de los ciclos económicos, es decir, que serían las semillas de una próxima recesión económica en China.
En abril del año 2009, Bloomberg informaba que los nuevos préstamos de China se habían disparado más de seis veces desde marzo del año anterior; el indicador agregado monetario M2 creció un 25,5%, el crecimiento más rápido desde que Bloomberg comenzó a recoger datos en 1998.
La tendencia ha seguido en los meses posteriores, e incluso se ha acelerado, como informaba el banco central chino en septiembre, con la oferta monetaria aumentando a un ritmo del 28,53% y el crecimiento de los préstamos disparándose en un 34,11%. Para el economista Nouriel Roubini, en un informe publicado en abril, la gran expansión crediticia en el primer trimestre no se dirigió mayoritariamente a actividades productivas.
El siguiente gráfico ilustra a la perfección los anteriores datos de la explosión de préstamos bancarios en China.
No sólo eso, sino que según el diario Telegraph, alrededor de la mitad de la nueva deuda es de corto plazo, incrementándose notablemente el riesgo de la refinanciación de la deuda (roll-over). Asimismo, señalaba Bloomberg que la explosión del crédito había impelido al regulador bancario a advertir sobre los peligros en la gestión del riesgo a los que podrían enfrentarse los prestamistas, debido en parte a la concentración de los préstamos en proyectos de infraestructuras; concentración que recuerda a la que está sufriendo la banca española en el sector de la construcción.
Otras voces de las que se hacía eco este medio apuntaban fragilidades similares. Un antiguo vicepresidente de una comisión parlamentaria china afirmaba que "los peligros más grandes para la economía china y el sistema financiero vienen de dentro, no de fuera", y destacaba como problema más importante el grado de malos préstamos en que se haya incurrido. Así las pérdidas latentes acumuladas en los bancos pueden ser multimillonarias.
Además, esta burbuja crediticia está alimentando lo que parecen ser burbujas en el precio de los activos, y puede llevar a presiones inflacionarias en el medio plazo, como indican desde Deutsche Bank en Hong Kong. Por ejemplo, el índice bursátil de la Bolsa de Shanghai ha subido más de un 50% en 2009, habiendo perdido un 16% desde máximos a principios de agosto de 2009.
Tengamos en cuenta que este índice venía de incrementarse en alrededor del 400% en menos de dos años, hasta octubre 2007, momento en el que comenzó a bajar intensamente. Parte de las nuevas deudas se están dirigiendo hacia la especulación bursátil. De hundirse la bolsa china, algo no del todo improbable en un futuro, estas malas deudas se amontonarían sobre la ya gran montaña de mala deuda que se estima existe en la economía china, añadiendo así más leña al fuego.
Pero no todo el dinero ha ido a parar a la bolsa, también el mercado inmobiliario se ha beneficiado del nuevo dinero y créditos, tras la caída abrupta en los precios de la vivienda durante 2007 y 2008 por los efectos de la crisis global y los miedos de las autoridades a una burbuja inmobiliaria.
Como informa el portal Global Property Guide, los precios de las propiedades inmobiliarias en Shanghai se incrementaron en un 19% desde el pasado marzo hasta julio de 2009, y se espera que continúen subiendo. En Pekín, los precios de varios proyectos residenciales se han disparado un 50% desde abril, informa el portal de noticias sobre China People Daily.
Al mismo tiempo, el mercado hipotecario se ha disparado, alentado por las facilidades crediticias, las políticas de dinero fácil y el estímulo público. Una peligrosa burbuja inmobiliaria podría haber estado fraguándose en China durante 2009, como también alertan los analistas de RGE Monitor, cuyas consecuencias ya conocemos por desgracia los españoles. A esto se suma un reciente análisis recogido por el prestigioso analista John Mauldin sobre la burbuja inmobiliaria china, que ha sido elaborado por Stratford, firma de análisis de referencia internacional.
Sin embargo, el volumen de transacciones inmobiliarias en Pekín ha bajado a nivel mínimo de los últimos tres años a principios de octubre de este año, información que contrasta con la burbuja inmobiliaria que señalábamos antes, y que podría marcar el final del boom de los bienes raíces en el gigante asiático, siempre que reflejen la reversión de la tendencia y no sean datos meramente accidentales.
Para Eric Chan, gerente general de Synergis Asset Management Services, este dato es una señal de las pesimistas expectativas de los consumidores para el cuarto trimestre. Por otro lado, la reducción en el volumen de compras y ventas inmobiliarias se debe al rápido e intenso aumento en el precio de las viviendas de los meses anteriores, según este analista.
Riesgos de la coyuntura china
Ante esto, no es extraño que diversos analistas alerten sobre la situación de la economía china. Desde la casa de análisis que dirige Nouriel Roubini, advierten sobre las inestabilidades y desequilibrios generados por el estímulo chino y ponen en duda la eficiencia de los nuevos préstamos.
Michael Pettis, experto en mercados financieros en China, es pesimista y muestra la misma preocupación que RGE. Financial Times informa sobre los movimientos del Gobierno chino para suavizar el exceso de capacidad de su economía, y las ineficiencias generadas por el estímulo gubernamental.
The Business Insider habla sobre "El inminente desastre bancario chino" o "El próximo colapso crediticio chino". El American Enterprise Institute también señala algunas de las características del crecimiento artificial chino.
Incluso desde el Fondo Monetario Internacional en su último informe, advierten sobre la "sostenibilidad del rápido nivel de crecimiento crediticio", ya que esto puede "conllevar el riesgo de crear incentivos para la sobreinversión, inflación insostenible en el precio de activos, y un empeoramiento de la calidad crediticia en el sistema bancario". El Banco de Finlandia también destaca los peligros de las políticas monetarias chinas.
En Daily Bell piensan que el actual boom en China se debe a las medidas inflacionistas del banco central, que ha sumido a la economía china en la mayor de las burbujas financieras sin haber pinchado todavía. Las graves deficiencias de su economía doméstica serán un importante lastre, debido a la ausencia de apropiadas señales e instituciones de mercado, argumentaban estos analistas.
Según el economista Tim Swanson del Mises Institute, el crecimiento chino tiene parte de burbuja, debido a los préstamos bancarios y la explosión monetaria, conducida "por la necesidad de comprar suficientes dólares para mantener fijo su tipo de cambio", pero también parte real (inversión extranjera directa).
Desde India Daily alertaron recientemente de que "China puede conducir la depresión global de 2010" al ser su economía altamente dependiente de los fondos derivados del estímulo público, tanto fiscal como monetario.
La expansión en las manufacturas por séptimo mes consecutivo (hasta septiembre) parece haber empezado a mostrar señales de desaceleración, señalan. Para el analista de Societe Generale, Dylan Grice, las autoridades chinas parecen estar repitiendo "los errores financieros recientes cometidos en Occidente", además de incurrir en la arrogancia de pensar que está todo controlado y que los efectos de la inflación crediticia podrán ser bien gestionados. "Si algo aprendimos durante los últimos años es a ser desconfiados del crecimiento explosivo del crédito", afirma Grice.
A pesar de lo preocupante de los indicadores mostrados, las autoridades monetarias chinas niegan públicamente que la situación sea grave, algo totalmente comprensible por otra parte, dado su estatus y responsabilidad política y pública.
Así por ejemplo, el Banco Central chino (PBC), en una nota de prensa del 29 de septiembre de este año, afirmaba que "la liquidez en el sistema bancario permanece adecuada, la oferta monetaria y crediticia crece rápidamente y el sistema financiero funciona de manera estable". Asimismo, el oficial del PBC Yi Gang, dijo recientemente que la fortaleza en los préstamos del país no es causa de preocupación y que se estabilizará.
Con todo, los oficiales chinos planean "continuar la política monetaria relativamente expansiva" durante el próximo trimestre, según el PBC. No obstante, como señaló el economista austriaco Ludwig von Mises, las políticas de la inflación no pueden durar para siempre sin acabar en un colapso monetario de magnitudes considerables.
Tarde o temprano deberán endurecer las políticas monetarias, y en ese momento puede que estalle una de las mayores burbujas crediticias de la historia moderna. China no está exenta a sufrir de los nefastos efectos de los desmanes monetarios.
El capital extranjero sigue fluyendo (¿de triunfo en triunfo, hasta la derrota final?)
"Las reservas internacionales de China van rumbo de superar la marca de los tres billones de dólares en junio de 2010, lo que se suma a la presión sobre el Gobierno para que fortalezca el yuan. Este importe sería suficiente para comprar todas las acciones en Australia, Suiza y Corea del Sur. Las reservas chinas alcanzaron un récord de 2,27 billones de dólares a finales del pasado mes de septiembre porque la recuperación económica atrajo capital extranjero y el banco central compró dólares para limitar el fortalecimiento del yuan y apoyar las exportaciones"… Las reservas chinas de divisas llegarán a los tres billones de dólares en 2010 (Negocios – 16/10/09)
"Las crecientes reservas están aumentando la presión sobre China para que comparta la carga del ajuste del desequilibrio mundial", apunta Alan Ruskin, director de estrategia cambiaria internacional en Norteamérica para RBS Securities.
China frenó el alza de su moneda contra el dólar en julio de 2008, tras haber subido un 21% en los tres años previos. Los operadores apuestan que el yuan subirá al menos un 2,7% en un año desde 6,8263 por dólar.
Las reservas superaron la barrera de los dos billones de dólares en abril, 30 meses después de rebasar la marca del billón, según datos recogidos por Bloomberg. Las reservas, que duplican las de Japón, crecieron por un importante incremento de las inversiones extranjeras en China. La mayor parte se encuentra en dólares, especialmente en deuda del gobierno estadounidense. El incremento de las reservas significa que China podría comprar más deuda americana ante la necesidad del Gobierno de financiar su plan de reactivación económica. "El ritmo de los flujos de divisas se acelerará en los próximos meses porque la recuperación reciente de China atrae inversores, lo que constituirá un gran desafío para la política monetaria", explica Lu Zhengwei, economista del Industrial Bank en Shanghai.
Comienza el movimiento de las placas tectónicas (alerta máxima: ¿the game is over?)
"Pocas veces podemos asistir a pánicos vendedores tan súbitos y espectaculares como en China-Shanghai. Corrían las 13:30 horas de una sesión muy plana. Sin embargo, una noticia golpeó al mercado porque la bolsa empezó a desplomarse hasta cerrar finalmente, hora y media después, con un descenso del 3,45%. Cuando quisieron reaccionar, los inversores del mercado chino habían perdido ya el equivalente a 4.300 millones de dólares. La explicación reside en que los cinco bancos más importantes de China han recibido un ultimátum del Gobierno para ampliar capital y sanear sus balances"… La bolsa china tiembla por la insostenibilidad del dinero barato (Libertad Digital – 25/11/09 – Por Javier Veiga / Pekín)
Según BNP Paribas, estas entidades financieras chinas necesitarían unos 44.000 millones de dólares para contar con la adecuación del capital requerido. Este ratio es un porcentaje que resulta de dividir el capital del banco entre los activos menos seguros (subprime). Los bancos objeto de esta polémica son Industrial & Commercial, Construction, Bank Of China, Agricultural y Bank Of Communications.
La adecuación de capital requerida actualmente por los reguladores es igual a 10 (subió desde el 8% a finales de 2008). A noviembre de 2009, ninguna de las entidades anteriormente citadas supera el 13%. Por esta razón necesitan apuntalar su capital mientras sigan aumentando, aunque a menor ritmo que antes, los créditos bancarios de dudosa calidad. Deben hacerlo también porque hay una tendencia general a endurecer los requerimientos de capital para frenar el excesivo e insostenible incremento del crédito bancario.
Sólo hasta septiembre de 2009 el crédito bancario concedido en China ascendió a 1,3 billones de dólares. Es una tercera parte del PIB chino registrado en ese periodo. Al menos un tercio del dinero ha ido a bolsa y vivienda. Ambas son actividades de carácter puramente especulativo que, a su vez, generan burbujas. Los cinco primeros bancos chinos han desembolsado nada menos que 688.000 millones de dólares en nuevos préstamos.
La caída bursátil señalada revela varias cosas. Primero, que hay una burbuja en la bolsa. Baste saber que los bancos pueden cerrar el grifo del dinero fácil para intuir que dejarán de llegar tantos fondos como antes a la renta variable. En segundo lugar, si los bancos amplían capital disminuye el valor de sus acciones existentes. Antes de que eso suceda, los inversores prefieren vender para perder cuanto menos dinero mejor.
Teniendo en cuenta que las políticas monetarias del Gobierno chino están adquiriendo un tono restrictivo, habrá cada vez menos liquidez para absorber estas nuevas acciones. En otras palabras, habrá más oferta que demanda. Ergo, el precio de los títulos tenderá a bajar.
En lo que nos ocupa (las políticas monetarias) debemos esperar una subida de tipos a corto plazo. Muchas entidades bancarias pueden apreciar ya una cierta restricción de la liquidez cuando acuden a las ventanillas del banco central. En el siguiente gráfico se observa que los intereses han repuntado desde mediados del presente año.
El director gerente del FMI, Dominique Strauss Kahn, ha declarado que los bancos del mundo deben confesar más pérdidas todavía. Esto puede conducir a una segunda ronda de restricciones financieras y China, salvo por la intervención autómata del Estado, no quedaría inmune del todo. Los efectos económicos y sociales derivados de un escenario tal serían devastadores. Por eso, China está en la conocida como "estrategia de salida".
El gasto fiscal también disminuirá con respecto al del presente ejercicio. Si un 80% del crecimiento previsto para este año responde exclusivamente a los estímulos fiscales y monetarios ¿Cómo puede garantizar China su crecimiento una vez abandone dichas políticas expansivas? El sudoku se antoja bastante complicado y las bolsas chinas así lo están haciendo saber.
Un "pequeño" ejemplo de inversión improductiva (de la "casa clavo" a la ciudad fantasma)
"Los que pensaban que el crecimiento económico de China en estos dos últimos años era anormal tienen un motivo más para desconfiar de la supuestamente saneada y boyante economía del gigante asiático. En la región de Mongolia Interior, en plena estepa colindante con el desierto de Gobi, los mandarines comunistas de Pekín han construido una ciudad nueva, sembrada de avenidas y edificios de cristal en la que, sin embargo, no vive nadie"… La Gran Seseña china, último disparate del plan de estímulo público de Pekín (Libertad Digital – 26/11/09 – Por Fernando Díaz Villanueva)
El extraordinario crecimiento del PIB chino en plena crisis mundial tiene un secreto: miles de millones de dólares gastados por el Gobierno para estimular la economía. La ciudad fantasma de Ordos, levantada en plena estepa, es su buque insignia.
Las obras de Ordos, que en chino significa Palacios, comenzaron hace 7 años y en ellas han trabajado 40 arquitectos de 29 países diferentes. Cuenta con un área residencial, un centro comercial y multitud de edificios de oficinas de diseño, dignos de las mejores capitales europeas. Durante los años de la construcción Ordos ha sido lo más parecido al nirvana para los arquitectos.
Pretendía ser un referente urbanístico, un escaparate de la región a la que ya se la conoce como la Texas de extremo oriente. Con la llegada de la crisis financiera y el subsiguiente parón en el comercio internacional, el Gobierno chino, lejos de abandonar el proyecto, ha pisado el acelerador culminando una faraónica obra que languidece solitaria en medio de la estepa, con la arenosa ribera del río Amarillo como único acompañante.
Los habitantes de la región, más de un millón y medio según el último censo, no se han mudado a los apartamentos y chalets de la flamante nueva ciudad porque los precios de la vivienda son prohibitivos. Muchos han comprado, pero como inversión. Otros quieren comprar, pero no se lo pueden permitir por la escalada del precio de la vivienda que China sufre desde hace un año. Un escenario que recuerda mucho al que padecimos en España entre 2002 y 2007 y durante el cual se levantaron complejos inmobiliarios que hoy están desiertos, inacabados o ambas cosas a la vez. El más emblemático de todos ellos la macrourbanización de Seseña, edificada como una ciudad autosuficiente en un páramo a mitad de camino entre Toledo y Madrid.
La diferencia entre la Seseña española y la china, aparte del tamaño, es que Ordos es un proyecto estatal, concebido por planificadores centrales en Pekín que aspiran -o aspiraban- a colonizar un pedazo de estepa porque sí, porque el plan y no el mercado es quien marca lo necesario y lo superfluo. El Estado chino se ha gastado más de 633 millones de dólares en levantar de la nada la ciudad del futuro. Un dinero que para lo único que ha servido hasta el momento ha sido para engordar artificialmente las cifras del PIB chino, que este año ha crecido un sorprendente 8,4%.
Aparentemente se ha creado riqueza, porque las cifras de PIB no reflejan más que el gasto realizado, sin discriminar si este gasto es inversión privada productiva o derroche gubernamental. Pero aumento del PIB no significa crecimiento económico, y China no es una excepción a la norma. Ordos es un producto que nadie quiere comprar, y el que lo hace compra presumiendo grandes rentabilidades futuras, porque está cimentado no sobre la estepa de Mongolia, sino sobre un plan de estímulo estatal de 585 billones (con B) de dólares y sobre toneladas de crédito barato, es decir, sobre las dos maldiciones que han machacado la economía europea y norteamericana. Con estos mimbres el milagro chino podría convertirse en tragedia mucho antes de lo que se piensa.
Avenida desierta en Ordos | ???
Creando burbujas "desesperadamente" (la teoría del ajo)
"¿Para qué invertir en la bolsa de Shanghai pudiendo llenar un camión de ajos? Es el razonamiento al que han llegado miles de chinos, especialmente en las zonas rurales, donde la especulación ajera está amasando auténticas fortunas. Y es que si en octubre del año pasado los campesinos llegaron a malvender el kilo a 0,15 yuanes (0,045 euros), hoy se está pagando a casi 8 yuanes (0,76 euros). En el condado de Jinxiang, donde se encuentran las mayores plantaciones de ajo del mundo, miles de campesinos y empresarios lo celebran"… Los especuladores del ajo (El Confidencial – 4/12/09 – Por Ángel Villarino / Pekín)
La prensa local ha recogido en las últimas semanas varias historias de inversores (grandes, medianos y pequeños) que consiguieron márgenes inverosímiles de beneficio gracias al preciado condimento. Por ejemplo la de Shao Mingqing, un tipo de 22 años que no encontraba trabajo, pidió prestados 500 euros y se lanzó a la compra y venta de ajo. Un año después, pasea a su madre por el pueblo en un Toyota recién estrenado y está planeando comprarse una casa.
Pero no se trata sólo de buscavidas aislados. Muchos magnates, como los propietarios de las rentables minas de carbón la de región o de las grandes constructoras, están entrando en el mercado del ajo, especulando y acumulando grandes reservas. "Lo que hacen es almacenar todo el ajo que pueden y subir el precio. Moviendo cabezas de ajo de un almacén a otro hay gente que ha hecho ya millones de dólares", explica Jerry Lou, analista de Morgan Stanley en China.
El mercado del ajo en China, iluminan los expertos, ha sido siempre muy volátil, con grandes fluctuaciones. Con todo, nunca se habían alcanzado picos como el actual. Un posible motivo es la creencia extendida de que el ajo inmuniza contra la gripe A, algo que no sostiene ningún estudio científico, pero que muchos chinos creen a pies juntillas. Hasta el punto de que se han llegado a distribuir miles de cabezas de ajo en varios colegios e institutos.
La medicina tradicional china atribuye a todos los alimentos propiedades curativas o tóxicas. Las enfermedades y sus remedios, dicen, dependen de lo que comes. Así, cualquier ciudadano de a pie tiene sus propias normas sobre qué comer en cada momento, poniendo incluso atención a la temperatura, la textura y recipientes de lo que se ingiere. Ante el espantajo de la "gripe A" se ha impuesto la teoría del ajo, haciendo subir los precios pero cargando, también, la atmósfera en el metro de Pekín.
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