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La Literatura y su importancia en el área de Comunicación (página 2)

Enviado por José Vargas


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ORÍGENES DEL QUEHACER LITERARIO EN AMÉRICA

Génesis de la literatura prehispánica:

"OLLANTA.- ¿Has visto, Piqui-Chaqui, a Cusi Ccoyllur en su palacio?

PIQUI-CHAQUI.- No, que el Sol no permita que me acerque allá. ¿Cómo, no temes siendo hija del Inca?

OLLANTA.- Aunque eso sea, siempre he de amar a esta tierna paloma: a ella sola busca mi corazón.

PIQUI-CHAQUI.- ¡Creo que el demonio te ha hechizado! Estás delirando, pues hay muchas doncellas a quienes puedes amar, antes que llegues a viejo. El día que el Inca descubra tu pensamiento, te ha de cortar el cuello y también serás asado como carne.

OLLANTA.- ¡Hombre!, no me sirvas de estorbo. No me contradigas, porque en este momento, te he de quitar la vida, destrozándote con mis propias manos.

PIQUI-CHAQUI.- ¡Veamos! Arrójame afuera como un can muerto, y ya no me dirás cada año, cada día, cada noche: «Piqui-Chaqui, busca a Cusi-Ccoyllur.»

OLLANTA.- Ya te digo, Piqui-Chaqui, que acometería a la misma muerte con su guadaña; aunque una montaña entera y todos mis enemigos se levantaran contra mí combatiría con ellos hasta morir por abrazar a Cusi Ccoyllur."

Extracto de Ollantay (Drama quechua)

Como vemos, el ejercicio de la literatura siempre ha sido una constante de todos los pueblos, y América no podía ser una excepción. América, a la llegada de los españoles, poseía una literatura oral bastante elaborada, en ella se encuentran desde los mitos cosmogónicos propiamente dichos, pasando por las leyendas y cuentos. También existía una gran producción poética e incluso se conocía el teatro.

Dentro de los relatos cosmogónicos se destaca el Popul Vuh, relato mítico quiché, poseedor de una exuberante belleza, y que ha sido incluso denominado como La Biblia Americana, aunque esta denominación nos parece que le resta importancia a tan excelsa producción literaria; como si los pueblos prehispánicos no tuviesen la suficiente capacidad creadora para lograr componer toda una obra mitológica.

En la literatura prehispánica pueden nombrarse las siguientes obras: El libro de los Libros del Chilám Balam, el Memorial de Sololá, Anales de los Cakchiqueles, la Poesía Quechua, Ollantay, Araucana y Náhuatl, La Visión de los Vencidos, La leyenda de Yurupary, , que fueron transmitidos oralmente hasta su recopilación posterior en el idioma español.

LA LITERATURA EN LA ÉPOCA DE LA CONQUISTA

Con la llegada de los españoles una nueva literatura habría de irrumpir en el continente americano: Los Cronistas de Indias. Estos narradores lo hacían por diversos motivos: Oficio pagado por la Corona, éstos serían los cronistas oficiales, pero también estaban los cronistas que deseaban plasmar por escrito el asombro, el deseo de narrar lo inenarrable, y también estaban los indígenas y…o mestizos que narraron el testimonio de su cruel e inhumana derrota (La Visión de los Vencidos).

El primer cronista que escribiría sobre el Mundus Novus sería Cristóbal Colón. Posteriormente estarían Hernán Cortés, López de Gómara y Fernán Díaz del Castillo. En una segunda etapa estaría Gonzalo Fernández de Oviedo y Fray Bartolomé de las Casas. En 1542 se publicaría la obra Naufragios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Pedro Cieza de León publica su Crónica del Perú.

Pero de todos estos cronistas hay uno que se destaca por ser el primero de ellos en aprender la lengua náhuatl, me refiero a Fray Bernardino de Sahagún. Después de haber aprendido a hablar náhuatl, les enseñó a escribir a los indígenas, en su propia lengua pero con el abecedario latino. Es así como logró que los ancianos escribieran parte de su extensa tradición oral. Este es el primer trabajo etnológico, lingüístico y de antropología cultural que se conoce en América. Posteriormente está el Padre José de Acosta, quien escribiría Historia Natural y Moral de las Indias.

Dentro de los cronistas indios podemos nombrar a: Hernando de Alvarado de Tezózomoc, con su obra Crónica Mexicayotl, editada en 1660. Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, con su obra Historia Chichimeca.

  • 1. Visión de los vencidos: Inicialmente escrita en lengua náhuatl por Ángel Maria Garibay y compendiado y editado por Miguel León Portilla en 1967. En él se reúnen cantares indígenas y códices aztecas, recoge también los testimonios de los informantes de Sahagún, entre otros. A continuación transcribiré un poema que refleja el desgarramiento de los hombres ante un mundo que desaparecía irremediablemente ante sus ojos:

Los últimos días del sitio de Tenochtitlán

En los caminos yacen dardos rotos,

Los cabellos están esparcidos.

Destechadas están las casas,

Enrojecidos tienen sus muros.

Gusanos pululan por calles y plazas,

y en las paredes están salpicados los sesos.

Rojas están las aguas, están como teñidas,

y cuando la bebimos,

es como si bebiéramos agua de salitre.

Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe,

y era nuestra herencia una red de agujeros.

Con los escudos fue su resguardo,

Pero ni con escudos puede ser sostenida su soledad.

Posteriormente encontramos al Inca Garcilaso de la Vega (Perú), con su obra monumental Comentarios Reales; y a Alonso de Ercilla (Chile) con su obra La Araucana, enorme epopeya de los vencidos.

DEL SIGLO XVII AL XIX EN AMÉRICA LATINA

La influencia del barroco habría de sentirse con una fuerza inusitada en la arquitectura y en la literatura latinoamericana. Dentro de sus máximas figuras hay que mencionar, antes que a ninguna otra, a Sor Juana Inés de la Cruz (México, 1648-1695). Poseedora de una lírica excelsa, habría de optar por la vida religiosa, ante la imposibilidad de dedicarse por entero a la literatura como laica.

En Colombia se destacan dos eminentes autores: Juan Rodríguez Freile (1566-1640), con su obra El Carnero; y por supuesto la madre Francisca Josefa del Castillo y Guevara (1671-1742).

  • 1. Francisco Antonio Vélez Ladrón de Guevara (Colombia, 1721-1781), con su Historia de la Literatura Colombiana.

  • 2. José Joaquín Fernández de Lizardi: (México, 1776-1827). Periodista y escritor de profesión. Su obra más importante es, sin duda, El Periquillo Sarniento. Una novela que recuerda solemnemente a la novela picaresca española.

  • 3. Andrés Bello: (Venezuela, 1781-1865) Insigne figura latinoamericana. En él se conjugan diversas características que lo convierten en uno de los más importantes humanistas del habla castellana: Excelente jurista, sabio educador, periodista incansable, esteta, diplomático, lingüista, poeta y traductor de Víctor Hugo.

PRESENCIA DEL ROMANTICISMO EN AMÉRICA LATINA

Ya se ha aludido a la importancia que tuvo El Romanticismo en el quehacer literario y en la reflexión que hace de la literatura con respecto al ser humano y a su posición en el mundo. El Romanticismo no habría de ser ajeno a la intelectualidad del siglo XIX, haría presencia en américa del sur; en Argentina está José Mármol, con su obra Amalia y en Colombia encontramos a Jorge Isaacs, con su novela insigne La María.

En Cuba encontramos a Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873); y otro gran argentino: Esteban Echeverría; en Uruguay, Juan Zorrilla de San Martín. Colombia también tendría otros exponentes: José Eusebio Caro (1817-1853) y Rafael Pombo.

LA LITERATURA PERUANA Y SUS PRINCIPALES EXPONENTES

Comenzando con uno de los primeros cronistas de origen nativo Felipe Guamán Poma de Ayala (1534-1615) y una de las obra más originales de la historiografía mundial El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno; luego tenemos a Garcilaso de la Vega (1539-1616) con su obra insigne Comentarios Reales de Los Incas; a Mariano Melgar (1790-1815) y sus obras El Arte de Olvidar y Cartas a Silvia; Felipe Pardo y Aliaga (1806-1868) y su obra básica Frutos de la Educación; Manuel Ascencio Segura (1805-1871) y sus obras El Sargento Canuto y Ña Catita; Carlos Augusto Salaverry (1830-1891) y su poesía Albores y Destellos; Mercedes Cabello (1845-1909) y su obra ensayo Importancia de La Literatura; Manuel Gonzales Prada (1848-1918) y su obra ensayo Pájinas Libres; Ricardo Palma (1833-1919) y su gran obra narrativa Tradiciones Peruanas; José Santos Chocano (1875-1934) y su obra poética Alma América; Abraham Valdelomar (1888-1919) y su obra narrativa El Caballero Carmelo; Enrique López Albújar (1872-1966) y su obra Matalaché; José Carlos Mariátegui (1864-1930) y su obra Siete Ensayos de la Interpretación de la Realidad Peruana; Ciro Alegría (1909-1935) y su obra novela El Mundo es Ancho y Ajeno; José María Arguedas (1911-1969) y su obra Yawar Fiesta; Manuel Scorza (1928-1983) y su obra de narración Redoble por Rancas; Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) y su obra La Palabra del Mudo; Mario Vargas Llosa (1936-___) premio Nobel de Literatura 2010 y una de sus obras La Ciudad de Los Perros; y Alfredo Bryce Echenique (1939-___) y su obra Un Mundo Para Julius.

CAPITULO II

¿Qué es la literatura?

DEFINICIÓN

¿Qué es lo que hace que un texto sea literario? La habilidad literaria la confiere el modo de narrar y de ordenar los acontecimientos. En el Círculo de Praga surgió por primera vez el concepto de literalidad; R. Jakobson afirmó que lo literario no estriba en los ornamentos del texto, sino en la revaluación del mismo, porque el propósito del autor es estético.

Polisemia del término "literatura". La definición de literatura cambia dependiendo del contexto sociocultural e histórico, y sólo en el siglo XIX adquiere el significado contemporáneo (en el siglo XVIII se llamaba literatos a poetas y a científicos como Newton) La misma palabra es una palabra polisémica:

"Literatura" deriva, etimológicamente, del latín Littera, que significa "letra" o "lo escrito". Por su etimología, pues, la literatura está ligada a la cultura, como manifestación de belleza a través de la palabra escrita, pero esta definición deja fuera la literatura de transmisión oral, que es la primera manifestación literaria conocida, por lo que es mejor hablar, siguiendo a Aristóteles, de "el arte de la palabra": la literatura es un arte, y por tanto, se relaciona con otras artes, y tiene una finalidad estética.

La Poética, de Aristóteles es el primer texto teórico importante en el que se trata la cuestión de definir el arte de la escritura. No obstante, cuando Diógenes Laercio alude a la obra del Estagirita, se refiere a un tratado en dos volúmenes, por lo que hay que tener en cuenta que nos falta el segundo.

A lo largo de la historia no ha habido consenso para alcanzar una definición universal. Se entiende por literatura, en el contexto de la crítica literaria, el conjunto de textos que son producto del arte de la palabra (J. Domínguez Caparrós).

Ha habido distintos intentos de definir el concepto de LITERATURA:

  • 1. ROMAN JAKOBSON: "el objeto de la literatura es la literalidad, que es lo que hace de una obra determinada una obra literaria" Nace con los formalistas rusos el concepto de literalidad, entendida como algo más que la fidelidad de las palabras a un significado,

  • 2. TZVETAN TODOROV: "La literatura es un medio de tomar posición frente a los valores de la sociedad; digamos de una vez que es ideología. Toda literatura ha sido siempre ambos: arte e ideología"

  • 3. JOAQUÍN XIRAU: "La literatura, como el arte, es una de las formas más altas de conciencia, es una forma de conocimiento y de autorreconocimiento"

  • 4. MARÍA MOLINER: "la literatura es el arte que emplea la palabra como medio de expresión, la palabra hablada o escrita"

  • 5. WOLFANG KAYSER plantea cambiar el término "Literatura" por el de "Bellas Letras", para poder diferenciarla del habla y de los textos no literarios.

Las definiciones han sido muchas, pero podemos agruparlas, siguiendo a Tzvetan Todorov (Les genres du discours, 1978), en estructurales y funcionales.

DEFINICIONES ESTRUCTURALES

Desde el punto de vista estructural, se caracteriza a la literatura por ser imitación y por usar un lenguaje sistemático y autosuficiente.

Este tipo de definición tiene su origen en Aristóteles en cuanto a la característica de la imitación (mimesis), mientras que el aspecto de lenguaje como un fin en sí mismo llega hasta la actualidad a través de los románticos alemanes, el simbolismo y el formalismo ruso y el New Criticism americano. Por ejemplo, para el formalista Roman Jakobson (1896-1982) la literatura "designa ese tipo de mensaje que toma su propia forma por objeto, y no su contenido" Es él quien formula que "Si los estudios literarios quieren llegar a ser una ciencia, deben reconocer en el procedimiento su personaje único". Sus investigaciones se centran en las estructuras narrativas (Propp), estilísticas (Eichenbaum, Bashtin, Voloshinov), rítmicas (Brik, Tomashevski), sonoras (Brik, Jakobson), sin excluir la evolución literaria (Shklovski, Tinianov), la relación entre literatura y sociedad (Tinianov, Voloshinov).

  • 1. Aristóteles.-(384-322a.C.)en su Poética ("Hablemos de poética", 1447a) Aristóteles trata de definir la techné (arte) en prosa o en verso, "El arte que imita sólo con el lenguaje…carece de nombre hasta ahora" 1447 b. Diferencia entre verso y poesía, pero para él el verso no es una característica imprescindible de la poesía: "el poeta debe ser artífice de fábulas más que de versos" (Poét.1451b)

Uno de los conceptos aristotélicos que hay que considerar es, pues, la verosimilitud, la cualidad por la que, lo que cuenta un texto podría haber ocurrido. Este arte que imita la acción humana se configura en la fábula (mythos) o "composición de los hechos" -otro aspecto aristotélico fundamental-, el elemento fundamental de la tragedia (Poét., 1450 a) el argumento, la mímesis de la acción. La fábula no constituye, para Aristóteles, un género literario, sino un elemento de la retórica que debe facilitar que la obra poética sea un todo entero cuyos elementos estén unidos por una necesidad que une las partes entre sí. 

El tercer aspecto aristotélico a considerar es el de la catarsis  o "purgación de ciertas afecciones". 

  • 2. Clasicistas La poética occidental se basa en los italianos del siglo XVI (Minturno, Scalígero, Robortello…), y a través de ellos surge la poética española más antigua, la Philosophia Antigua Poética (1616) del helenista (fue médico, traductor y poeta) Alonso López Pinciano (1547-1627). En ella trata de restaurar la doctrina de Aristóteles: la imitación se considera como un hecho general en la naturaleza, y se desdobla en natural y artística; el lenguaje es lo único que crea la diferencia.

  • 3. Ignacio de Luzán (1702-1754),difunde el Neoclasicismo en España con su Poética o Reglas de la poesía en general y de sus principales especies (1737 y 1789), en la que resalta que la característica de la imitación no es suficiente para definir la poesía, porque puede confundirse con otras artes, siendo de nuevo el lenguaje  en verso el que caracteriza este arte: "Imitación de la Naturaleza en lo universal o en lo particular, hecha en verso para utilidad o para deleite de los hombres, o para uno y otro juntamente" . Concede una gran importancia a la verosimilitud, cuyo fundamento no es otro que la opinión: "Será pues verosímil todo lo que es creíble, siendo creíble todo lo que es conforme a nuestras opiniones.". 

Distingue Luzán dos tipos de verosimilitud, una popular y otra noble: todo lo que es verosímil para los doctos lo es también para el vulgo, pero no todo lo que es verosímil para el vulgo lo es para los doctos.

Jakobson ve en el lenguaje la característica que convierte a un texto en literario.

  • 4. R.Wellek y A. Warren (Theory of Literature. A Seminal Study of the Nature and Function of Literature In All Its Contexts, 1949) Retoman las definiciones estructuralistas en su capítulo "The Nature of Literature"donde hablan de "the particular use made of language in literature". "Language is the material of literature as stone or bronze is of sculpture, paints of pictures or sounds of music".

  • 5. John M.Ellis (The Theory of Literary Criticism, 1974) Este autor argumenta que la pregunta "¿qué es literatura?" está mal planteada, y que lo importante es definir las características de los textos literarios: "Literary texts are not defined as those of a certain shape or structure, but as those pieces of language used in a  certain kind of way by the community. They are used as literature".

  • 6. V.M. de Aguiar e Silva, La función poética del lenguaje permite la creación de un universo de ficción, y es el lenguaje el que "tiene poder suficiente para organizar y estructurar mundos expresivos enteros". El lenguaje literario constituye un discurso de contexto cerrado y semánticamente orgánico, que impone una verdad propia.        

DEFINICIONES FUNCIONALES

Son las definiciones de la literatura que la caracterizan por relación a algo que es externo y a lo que debe hacer. Es la perspectiva que adopta la crítica marxista. La literatura está incluida en la dinámica social, su ideología, su espacio y su tiempo, y se enfoca ligada al materialismo dialéctico (como filosofía) y al materialismo histórico (como proceso social), vinculada a un contexto que determina una concreta visión del mundo. Son representantes de estas teorías Lukács, Adorno, Walter Benjamín, Goldman y Terry Eagleton.    

DEFINICIONES SEMIÓTICAS

La semiótica estudia el comportamiento del signo lingüístico en el entorno social, y en ese contexto, la literatura es una expresión concreta de un código. Este tipo de definiciones integran las estructuralistas y funcionales, y tienen en cuenta el rasgo de la comunicación del hecho literario.: "la literatura es un lenguaje propio del tipo de comunicación especial que es el arte" (J. Domínguez Caparrós)

Sin negar las peculiaridades lingüísticas del texto literario, éstas se vinculan a un contexto comunicativo que va más allá del texto. La consideración semiológica del texto literario implica una perspectiva comunicativa: la literatura  es un mensaje dentro de un acto de comunicación que se desarrolla en una situación especial, con un emisor, un receptor y un contexto propio (que puede no ser el mismo que el del receptor o el del autor).

J. Domínguez Caparrós considera preferibles este tipo de definiciones, porque "aunque la literatura cambie de una época a otra, de una sociedad a otra, en su descripción debe integrar elementos textuales y extra-textuales como caracterizadores del tipo de comunicación artística en que consiste".

Lo que sí parece cierto, es que en los últimos tiempos el concepto sigue sin tener una definición que guste a todos los críticos. Como señalan Fernando Cabo Aseguinolaza y María do Cebreiro (Manual de teoría de la literatura, 2006, pág. 71), "Términos como el de para-literatura reflejan bien la incomodidad conceptual ante un determinado tipo de textos que aun cumpliendo los requisitos formales que definen la extensión de lo literario, no alcanzan a satisfacer otro tipo de exigencias".

LA LITERATURA COMO UNA ARTE

La literatura es aquel arte en el que el instrumento utilizado son las palabras, por ende, se trata de obras artísticas que comunican y se expresan a través de las palabras. Se le llama literatura también al conjunto de autores y sus obras que, a través de la historia, han ido aportando obras en las que se expresan vivencias, emociones, conocimientos, ideas, etc.

El término literatura proviene de la palabra en latín "litterae", lo que se entiende en español el conjunto de habilidades, saberes y la instrucción para poder escribir y leer de una manera adecuada. Lo anterior se encuentra estrechamente ligado a la gramática, creyéndose incluso, que el término "litterae" es la misma palabra que en griego se denomina "grammatikee".

Como vemos, al referirnos a la literatura, en realidad estamos hablando acerca del arte de escribir junto a las teorías o estudios de dichas obras. Además es posible hacer usos más específicos de la literatura, como por ejemplo, al querer referirnos a las obras que se relacionan con un tema en particular o con un período específico de la historia.

Si bien hasta aquí se ha logrado definir lo que es la literatura, esto sólo se hace posible a partir del sentido común, ya que los expertos en el tema, a lo largo de la historia no han logrado con dar una respuesta consensuada acerca de lo que es realmente. Lo único que se ha logrado con éxito es delimitar su objeto de estudio, el que está constituido por las obras literarias.

A pesar de la dificultad de su definición, la literatura cuenta con tres elementos básicos, que en su interrelación podemos encontrar las pistas de lo que realmente es. Se trata del objeto literario, que es la obra, el texto o el enunciado literario. En segundo lugar, el referente que lo define como literario y, en tercer lugar, las redes de sujetos, constituidas por quienes escriben y por quienes leen. Es partir de estos elementos que se puede comprender en términos generales de lo que trata este milenario arte.

Los mismos escritores ven al concepto de literatura como un concepto que se encuentra en un continuo evolucionar, permitiendo que se den situaciones como el aceptar hoy como obras literarias a escritos que antes eran absolutamente apartados, mostrando así el constante cambio en los criterios que definen la literatura.

En alguna ocasión durante una entrevista a Borges le preguntaron "¿para qué sirve la literatura?" él, exaltado, comenzó a argumentar que a nadie se le ocurriría preguntarse cuál es la utilidad del canto de un canario o de los arreboles de un crepúsculo. En efecto, si esas cosas bellas están allí y gracias a ellas la vida, aunque sea por instante, es menos fea y menos triste ¿no es mezquino buscarles justificaciones prácticas?

Por lo general cuando escuchamos hablar de literatura, vienen a nuestra mente las bellas artes o algún escritor u obra literaria que haya dejado huella en nuestra memoria, pero no profundizamos verdaderamente sobre la importancia de la literatura en toda nuestra historia, tanto individual como de la humanidad.

LA LITERATURA COMO UN INSTRUMENTO SOCIAL

La literatura refleja nuestra identidad personal y social, la evolución que hemos tenido, y los procesos por los que hemos pasado como planeta, sin dejar atrás la historia que nos ha hecho llegar hasta donde estamos, y que ha permitido que maduremos poco a poco hasta forjarnos lentamente una idea clara de lo que somos y del porqué lo somos.

Por ejemplo, sin la literatura, no tendríamos noción de todas las transformaciones que han sufrido las sociedades y comunidades antiguas, y sería imposible entender como hemos llegado a ser lo que somos hoy en día, por lo que, probablemente tampoco podríamos aprender de nuestro pasado estancándonos en situaciones y modos de vida arcaicos y sin ningún tipo de organización o pensar común.

Esto se demuestra en todo tipo de literatura, ya que aunque ha habido otro tipo de difusión de ideas, con el paso del tiempo, la literatura es el único que permite que se transmitan las ideas, sucesos, y pensares en distintos lugares y momentos sin que se deforme la verdad y se aprecie de forma clara, para que el hombre pueda tomar esa información y avanzar hacia el progreso y la mejora de su propia vida.

De igual modo, la literatura ha ayudado a aprender, a transmitir no solo sucesos o pensamientos, si no sentimientos, y situaciones que vemos día a día en nuestra vida o en la de alguien más, nos ayuda a expresar lo que vemos o sentimos por nuestra situación o por otra persona, es decir, cuántos no se han inspirado en el "Romeo y  Julieta" de Shakespeare, o se han sentido identificados con alguna situación reflejada por García Márquez o Milán Kundera, cuántos de nosotros no hemos dedicado un poema o una frase de algún libro que al leerlo nos recuerda y trae al pensamiento a ese ser querido, es decir, la literatura nos sirve de inspiración para reflejar lo que muchas veces nos es casi imposible expresar con palabras, eligiendo la forma que más nos convenga y convenza, si lo hacemos de forma elegante y con un vocabulario rebuscado, o simplemente lo decimos tal cual es, sin rodeos ni miramientos, porque cabe recordar que no todo lo que expresamos es amor o cariño, el ser humano también es posible de sentir con intensidad: desamor, odio, despecho, rencor, envidia y otros sentimientos que incluso se pueden percibir con facilidad por ejemplo hasta en los 7 pecados capitales.

Con esto queremos decir que el hombre puede escribir cualquier cosa, su propia imaginación es el límite, lo que sí es seguro es que si no conociéramos. O mejor dicho leyéramos, a tantos hombres que han reflejado sus más íntimos sentimientos, probablemente nos encontraríamos sumergidos en un vacío de "in-expresiones" para demostrar lo que comúnmente llamamos como "lo que llevamos dentro"

Existe un lazo estrecho e irrompible entre el hombre y la literatura. es un vínculo que trasciende el tiempo y el espacio, que es hermano y padre al mismo tiempo puesto que se acrecienta con las creaciones del mismo hombre y al mismo tiempo extiende su paternalismo desde épocas remotas hasta nuestros días, guiándonos y recordándonos nuestra historia, se vuelve nuestra memoria colectiva y nos orilla a comprender de dónde venimos y ser parte por un instante, mínimo que sea, de vivir las mismas experiencias que nuestros antepasados, vivir los momentos que cambiaron el rumbo de la historia.

Es con este compartir que nace la literatura. No nace al momento que corre la tinta sobre el papel, ni mucho menos en que el autor concibe la idea en su imaginación u ordena los hechos en una crónica. La literatura comienza en el momento en que una obra es liberada en el mundo, en que se comparte y se difunde. En ese momento deja de pertenecerle al autor y le pertenece a cuanto lector se encuentre en su camino. Deja de ser una idea, una mera anécdota o un sueño para convertirse en verdadera literatura, en arte, en alimento para el pensamiento y el alma. Une a los individuos mediante la enseñanza y conocimiento del sentimiento de su creador y más allá de manipular o buscar la aprobación incita al lector a unirse a ese proceso creativo en el que su opinión y crítica dan pie a una nueva ola de percepciones distintas respecto a un tema de interés común.

Tenemos que tener presente que la literatura siempre va a formar parte de nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro y el de todas las personas que nos rodean o que habitarán este planeta después de nosotros. sin la literatura seríamos unos masa humanoide de seres ignorantes, simples mortales a quienes se les ha negado el soplo de la virtud y el conocimiento, impidiéndoles así cambiar su forma de  actuar ante el mundo al que se enfrenta.

CAPITULO III

Importancia de la literatura en el área de comunicación

¿PARA QUÉ ENSEÑAMOS LITERATURA?

"Al enseñar Literatura la revaloramos como una expresión máxima del lenguaje y como producto estético y cultural fundamental en una sociedad. Su finalidad es poner al estudiante en contacto directo con el texto literario, con el fin de estimular el goce estético, la curiosidad intelectual y la formación humanística. La literatura contribuye a fomentar la práctica de la lectura a enriquecer la expresión, a desarrollar la creatividad, así como la actitud dialógica y la responsabilidad ante lo escrito. La literatura se desarrolla a partir de las manifestaciones propias de cada comunidad hasta llegar a las obras de ámbito universal, estableciendo vínculos entre las manifestaciones literarias de diversos contextos." (DCN-2009 pa 341)

¿QUÉ ES LA COMPETENCIA COMUNICATIVA?

"La competencia comunicativa es aquello que un hablante necesita saber para comunicarse de manera eficaz en contextos culturalmente significantes (…). La competencia comunicativa se refiere a la habilidad para actuar" (J. J. Gumperz: "Preface" y "Introduction", en J. J. Gumperz y D. Hymes, comps., Directions in Sociolinguistics. Holt, Rinehart & Winston. New YorK, 1972).

"Para comunicarse no es suficiente conocer la lengua, el sistema lingüístico; es necesario igualmente saber cómo servirse de ella en función del contexto social" (Hymes, Vers la competence de communication. Paris. Hatier, I984).

"La competencia comunicativa es aquella que permite que los estudiantes logren comprender y producir textos diversos, en distintas situaciones comunicativas y con diferentes interlocutores, con la finalidad de satisfacer sus necesidades funcionales de comunicación, ampliar su acervo cultural y disfrutar de la lectura o la creación de sus propios textos…" (DCN Rev. 2009) en concordancia con esta definición estamos de acuerdo con Gumperz y Hymes quienes afirman que los más importante es que los alumnos y las alumnas adquieran y mejoren sus competencias comunicativas de modo que les permitan "saber comunicarse de manera eficaz en contextos culturales significantes" y por tanto "saber cómo servirse de la lengua en función del contexto social".

La investigación lingüística y didáctica, y la experiencia docente de quienes enseñan gramática en la escolaridad básica regular, demuestran una y otra vez que el conocimiento formal de la lengua no garantiza por si sólo el dominio de las habilidades expresivas y comprensivas que hoy se requieren en los diferentes ámbitos de la vida comunicativa de las personas. Por decirlo de otra manera: el conocimiento gramatical (entendido como el conocimiento de la estructura formal de la lengua) es una condición necesaria pero no suficiente para la mejora del uso expresivo y comprensivo del alumnado y por tanto para la adquisición del mayor grado posible de competencia comunicativa.

¿QUÉ ES LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA?

Noam Chomsky (1957) acuñó hace ya cuatro décadas la noción de competencia lingüística para aludir a la capacidad innata de un hablante y oyente ideal para emitir y comprender un número ilimitado de oraciones en una comunidad de habla homogénea. Sin embargo, cuando se estudia el conjunto de habilidades comunicativas que se requieren para comportarse lingüísticamente de una manera adecuada en los diversos contextos del intercambio comunicativo, algunos autores, como los ya citados Gumperz y Hymes (y, posteriormente, la inmensa mayoría de quienes investigan en el ámbito de la didáctica de las lenguas), advierten de los limites pedagógicos de la noción chomskiana de competencia lingüística ya que el hecho de estar capacitados biológicamente para la expresión y la comprensión de oraciones (y el hecho de conocer el código de una lengua) no garantiza una conducta comunicativa adecuada en los diferentes contextos y situaciones de la comunicación. Se requiere, junto a esa competencia lingüística inicial, otra serie de habilidades y de conocimientos discursivos, sociolingüísticos y estratégicos cuyo dominio hace posible el uso no sólo correcto de una lengua sino también coherente y adecuado al contexto en que este tiene lugar.

Otras consideraciones de la competencia comunicativa

La competencia comunicativa es un conjunto de conocimientos (socio) lingüísticos y de habilidades textuales y comunicativas que se van adquiriendo a lo largo del proceso de socialización de las personas (dentro y fuera de la escuela). A medida que nos vamos relacionando con otras personas, en contextos diversos, vamos adquiriendo y dominando los conocimientos lingüísticos y textuales, las destrezas comunicativas y las normas socioculturales que caracterizan los intercambios comunicativos en las diferentes situaciones de comunicación de la vida cotidiana.

Por ello, al aprender a hablar una lengua no sólo aprendemos a utilizar la gramática de esa lengua sino también el modo más adecuado de usarla según las características de la situación de comunicación y de los interlocutores, según los fines que cada uno persiga en el intercambio comunicativo, según el tono (formal o informal) de la interacción, según el canal utilizado (oral, escrito, formas no verbales como los gestos…), según el género discursivo (conversación espontánea, entrevista, exposición, narración, descripción, argumentación…) y según las normas que rigen el tipo de situación comunicativa de la que se trate. Dicho de otra manera: al aprender a usar una lengua no sólo aprendemos a construir frases gramaticalmente correctas (como subraya Chomsky) sino también a saber que decir a quién, cuándo y cómo decirlo y que y cuando callar.

Como se ha comentado unas líneas más arriba, la competencia comunicativa es un conjunto de conocimientos, estrategias, habilidades y actitudes que hacen posible un uso adecuado, correcto, eficaz y coherente de la lengua en las diversas situaciones y contextos del intercambio comunicativo entre las personas. Integra un conjunto de conocimientos no sólo lingüísticos sino también estratégicos, sociolingüísticos y textuales sin cuyo dominio no es posible un uso competente de la lengua en nuestras sociedades.

LA COMPETENCIA COMUNICATIVA Y SUS SUB-COMPETENCIAS

La competencia comunicativa está integrada por las siguientes (sub)competencias (Canale y Swain, 1980; Canale, 1983; Hymes, 1984):

  • a) una competencia lingüística o gramatical, entendida a la vez como capacidad innata para adquirir y hablar una lengua y como conocimiento de la gramática de esa lengua;

  • b) una competencia sociolingüística, referida al conocimiento de las normas sociolingüísticas y culturales que regulan un comportamiento comunicativo adecuado en los diferentes ámbitos del uso lingüístico;

  • c) una competencia discursiva o textual, relativa a los conocimientos y habilidades que se precisan para comprender y producir diferentes tipos de discurso con cohesión y coherencia;

  • d) y una competencia estratégica, que se refiere al dominio de los recursos que podemos utilizar para resolver las dificultades en el intercambio comunicativo asegurando así la eficacia comunicativa de la interacción.

Cabría añadir a esta división, otras sub-competencias como la competencia literaria (entendida como la adquisición de los conocimientos, habilidades y actitudes que hacen posible el uso y disfrute de los textos de naturaleza literaria) y la competencia semiológica o mediática (entendida como la adquisición de los conocimientos, habilidades y actitudes que hacen posible una interpretación critica de los usos y formas icono verbales de los mensajes de los medios de comunicación de masas y de Internet).

El Cuadro # 1 intenta reflejar gráficamente el complejo concepto de competencia comunicativa (Canale y Swain, 1980; Canale, 1983; Hymes, 1984, Lomas, 1999).

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RELACIÓN DE LAS COMPETENCIAS Y LOS OBJETIVOS DE LA COMUNICACIÓN

Comentaremos a continuación con qué tipo de competencias se relacionan cada uno de los objetivos de la educación literaria con el área de comunicación, "Conocer el sistema formal de la lengua" forma parte de la competencia lingüística o gramatical, es decir, del conocimiento del código de la lengua en sus aspectos fonológico, morfológico, sintáctico y léxico. Es un objetivo tradicional de la enseñanza de la lengua y de ahí la presencia de contenidos fonológicos, morfosintácticos y léxico-semánticos en los programas de enseñanza de lengua y, en consecuencia, en los libros de texto.

El conocimiento gramatical favorece un uso correcto del lenguaje en la producción literaria, por consiguiente:

  • a. "Saber construir un discurso coherente y adecuado" forma parte de la competencia discursiva o textual, es decir, de los conocimientos y de las habilidades que se precisan para poder construir diferentes tipos de discurso con cohesión y con coherencia. La adecuación de los textos a la situación de comunicación es una competencia textual que se adquiere en la medida en que existe conciencia sociolingüística sobre el contexto comunicativo. El conocimiento textual favorece un uso coherente del lenguaje.

  • b. "Saber utilizar diversas estrategias y recursos para comunicar con eficacia" forma parte de la competencia estratégica, es decir, del dominio de los recursos verbales y no verbales que podemos utilizar tanto para adecuarnos a las expectativas del destinatario como para resolver las dificultades a lo largo del intercambio comunicativo (desde algunos malentendidos hasta un insuficiente conocimiento del código). El conocimiento estratégico favorece un uso eficaz del lenguaje.

  • c. "Conocer las normas que rigen el uso social de las lenguas" forma parte de la competencia sociolingüística, es decir, del conocimiento de los factores sociolingüísticos y culturales que regulan el comportamiento comunicativo en los diferentes ámbitos del uso lingüístico. La competencia sociolingüística favorece la capacidad de adecuación de las personas a las características del contexto y de la situación de comunicación. El conocimiento sociolingüístico favorece un uso apropiado del lenguaje.

  • d. "Saber comprender y expresar mensajes de forma adecuada, correcta, coherente y eficaz" no es otra cosa que tener un grado aceptable de competencia comunicativa ya que tal competencia sólo es posible mediante el conocimiento lingüístico (corrección) y sociolingüístico (adecuación) y el dominio de habilidades textuales (coherencia) y estratégicas (eficacia).

  • e. Comparamos estas competencias en lo expresado por el DCN-2009, cuando tipifica las competencias por ciclo para el área de comunicación que son; "Expresión y comprensión oral", "Comprensión de Textos" y "Producción de textos"

LA EDUCACIÓN LITERARIA

Acabamos de argumentar que la educación literaria y lingüística debe orientarse a favorecer el aprendizaje de las habilidades expresivas y comprensivas que hacen posible el intercambio comunicativo entre las personas. Casi nadie niega ya algo tan obvio y de ahí el acuerdo que existe entre enseñantes, lingüistas y pedagogos sobre los objetivos comunicativos de la enseñanza de la lengua en la educación básica regular.

Desde el eje diacrónico de la historia canónica de la literatura hasta la organización temática de los contenidos literarios, desde el comentario lingüístico de fragmentos aislados hasta la lectura de obras completas, desde el taller de escritura creativa hasta el estudio de los géneros literarios y el ensayo de las más variopintas estrategias de la animación lectora, ayer y hoy la educación literaria ha intentado e intenta contribuir a hacer posible esa difícil comunicación entre los alumnos y los textos literarios. De ahí esa innegable variedad de métodos pedagógicos, de criterios de selección de los textos y de estrategias didácticas que reflejan la voluntad del profesorado de acercarse al horizonte de expectativas de unos adolescentes y de unos jóvenes cada vez menos selectos y cada vez más interesados en el consumo de otros usos comunicativos más vulgares (como las series televisivas y los anuncios publicitarios), de otras ficciones (como el cine, el cómic, los juegos de la computadora) y de otros canales como Internet.

Consideraciones de la educación literaria

I. El objetivo esencial de la enseñanza de la literatura en la educación básica regular es:

  • a. asegurar el conocimiento del patrimonio literario legado por la historia literaria y, por tanto, el conocimiento de las obras y de los autores más importantes de la literatura.

  • b. fomentar hábitos de lectura y actitudes de aprecio de las obras literarias y del uso creativo del lenguaje, por lo que enseñar historia literaria no es el único ni en ocasiones el más adecuado camino.

  • c. instruir a los alumnos y a las alumnas en el análisis científico de los textos a través del comentario explicativo del educando y del ejercicio del comentario lingüístico de los textos literarios ya que sólo de esta manera es posible descubrir el modo en que aparece la función poética del lenguaje y contribuir a la adquisición de las habilidades interpretativas y de las competencias lectoras que caracterizan la competencia literaria de las personas.

2. La selección de los textos literarios se:

  • a. debe realizarse teniendo en cuenta el prestigio cultural de los textos acuñados en las historias de la literatura, con un especial énfasis en los autores clásicos ya que por algo han adquirido un estatuto canónico y no están sujetos a modas ni a opiniones divergentes sobre su calidad artística

  • b. debe efectuarse con criterios pedagógicos partiendo del horizonte de expectativas de adolescentes y jóvenes y de sus competencias y hábitos culturales (textos de la literatura juvenil y de aventuras…) con el fin de hacer posible que de una manera gradual entren en contacto con otros textos literarios de una mayor complejidad (obras de la literatura clásica y contemporánea…).

  • c. debe tener sobre todo en cuenta el deseo de los alumnos y de las alumnas por lo que se les debe dejar leer cualquier cosa ya que lo importante es que lean y que lo que lean les guste.

  • 3. El modo más adecuado de que los alumnos y las alumnas lean literatura es:

  • a. establecer libros de lectura obligatoria comunes a todo el alumnado porque así no se discrimina a nadie y es más fácil controlar sus lecturas a través de trabajos sobre cada obra y de preguntas en el examen.

  • b. acercar la literatura a adolescentes y jóvenes a través de textos adecuados. En este sentido, el tipo de argumentos, personajes, acciones y temas de otras literaturas, como la denominada literatura juvenil o de aventuras, puede favorecer el dialogo del adolescente con el texto, fomentar una actitud mis abierta y menos académica ante el libro y estimular su interés por la lectura

c. comentar textos literarios en clase con una pauta de análisis que les permita profundizar en las formas literarias porque sólo de esta manera pueden comprender el texto y por tanto apreciar la literatura.

4. El modo más adecuado de contribuir al aprendizaje literario del alumnado es:

  • a. estudiar las obras y autores consagrados de la historia de la literatura ya que sin ese conocimiento no hay tal aprendizaje. La organización diacrónica de los contenidos literarios facilita el aprendizaje porque permite organizar esos conocimientos en un eje histórico y adquirir conciencia de la importancia del contexto cultural en cada movimiento literario.

  • b. conjugar el estudio de algunos autores consagrados con la lectura de algunos fragmentos sueltos y de obras adecuadas a las características de cada alumno y de cada alumna. Esto último implica sugerir lecturas diferentes a alumnos y alumnas que son diversos en sus gustos, aptitud académica y motivación. Para ello es conveniente disponer de una biblioteca de aula adecuada e iniciar a los alumnos y a las alumnas en el aprendizaje de la escritura literaria (en el escribir a la manera de, como en la antigua tradición retórica) con el fin de acercarles a los técnicas expresivas de la creación literaria.

  • c. evitar organizar la secuencia de contenidos en torno al eje histórico y organizar esos contenidos en torno a los géneros literarios con el fin de analizar los diferentes modos de organizar la expresión literaria. De esta manera estudiarían los mismos textos y autores pero de una manera menos rígida.

Si estos ejercicios se hicieran en grupo es probable que hubiera divergencias en las respuestas y por tanto en los énfasis que cada profesor o profesora pone en unos u otros objetivos, en unas u otras actividades, en unos u otros textos. Esas divergencias tienen bastante que ver con el modo en que se han entendido los fines y los contenidos de la enseñanza de la literatura a lo largo del tiempo. Si analizamos de forma breve la evolución de la enseñanza literaria desde la Edad Media hasta nuestros días (Colomer, 1996; Lomas, 1999, entre otros), distinguiremos esencialmente cuatro etapas (véase el cuadro 2):

Época

Objetivos

Contenidos

Corpus

Actividades

Teorías

Edad Media- Siglo XVIII

Aprendizaje elocutivo

Retórica

Texto clásico

Comentario, imitación de modelos y glosa

Retórica

Siglo XIX- Siglo XX

Conocimiento de las obras y autores de la literatura nacional

Obras, autores y movimientos de la historia de la literatura

Textos épicos, líricos y dramáticos nacionales

Manual de historia literaria. Antología de textos. Estudio y lectura de fragmentos

Romanticismo Positivismo

Siglo XX (años setenta)

Competencia lectora y análisis científico del

texto

Métodos de análisis

Textos poéticos y narrativos de la literatura nacional

Comentario de textos

Poética formalista Estructuralismo Estilística

Siglo XX

(años ochenta)

Adquisición de hábitos de lectura y desarrollo de la competencia lectora. Manipulación creativa de textos.

Estrategias de lectura. Técnicas de escritura creativa. Lectura y comentario de textos diversos.

Textos de la literatura consagrada, textos de la literatura juvenil, relatos de ciencia ficción y de aventuras, cómic, anuncios, películas.

Lectura y comentario. Imitación de modelos.

Taller de escritura. Ejercicios de estilo. Estudio y manipulación de formas expresivas.

Semiótica del texto y semiótica de la cultura. Pragmática literaria.

Socio crítica. Psicología cognitiva

Cuadro N° 2.- Evolución de la enseñanza literaria desde la Edad Media hasta hoy.

  • 1. Desde finales de la Edad Media hasta el siglo XIX, la educación literaria de las minorías ilustradas se orienta a la adquisición de las habilidades de elocución que les iban a permitir desenvolverse de una forma correcta, eficaz y apropiada en las actividades comunicativas habituales de la vida social (el sermón eclesiástico, el discurso político, la escritura de notarios, escribientes y clérigos). La literatura aparece entonces como el modelo canónico de discurso oral y escrito y su dominio constituirá uno de los modos simbólicos a través de los cuales se expresará la hegemonía de estos grupos sociales. En este contexto la retórica, en su calidad de arte del discurso, educaba en el uso adecuado del texto mientras la lectura de los clásicos grecolatinos suministraba los referentes culturales y los modelos expresivos del buen decir y del buen escribir.

  • 2.- El conocimiento de la historia de la literatura nacional ha sido el objetivo prioritario de la enseñanza de la literatura desde los albores del siglo XIX hasta nuestros días. La construcción de los estados nacionales exigía el conocimiento del patrimonio cultural de la colectividad. El romanticismo y el positivismo contribuyen a esta tarea al concebir la literatura como un espejo diáfano de la vida cotidiana de los pueblos y de las ideologías emergentes de las nuevas nacionalidades. En este contexto, la función de la literatura en una enseñanza que comenzaba a ser obligatoria se orienta entonces a la creación de la conciencia nacional y a la adhesión emotiva de la población escolar a las obras claves de la literatura de cada país.

  • 3.- A partir de la década de los sesenta del siglo XX, y ante el fracaso constatado de una enseñanza de la literatura orientada a transmitir a unos adolescentes y a unos jóvenes insertos en la cultura de masas las obras y los autores canónicos de la historia de la literatura, se abre paso la idea de orientar la educación literaria a la adquisición de hábitos lectores y a la formación de lectores competentes. El formalismo y el estructuralismo literarios aparecen entonces como las teorías subyacentes a un nuevo modelo didáctico en el que se intenta sustituir el aluvión de informaciones sobre obras y autores de la historia literaria por una mayor presencia de los textos en las aulas, por el acceso del lector a fragmentos debidamente seleccionados y por la búsqueda de la especificidad de lo literario.

El análisis científico de los textos se convierte entonces en una herramienta de uso habitual a la hora de descubrir el escondite de la literalidad de las obras literarias y el modo en que aparece en ellas la función poética del lenguaje. De esta manera, el comentario de textos se convierte en una práctica habitual en las aulas de la educación secundaria en la idea de que sólo mediante el análisis científico de los textos literarios es posible contribuir a la adquisición de habilidades interpretativas y de competencias lectoras por parte del alumnado.

  • 4.- En los años ochenta la educación literaria no se concibe ya tan sólo como la enseñanza de las obras y de los autores consagrados por la tradición cultural ni como el aprendizaje académico de complejas metodologías de análisis y comentario de los textos. El texto literario aparece ahora como un tipo específico de uso comunicativo mediante el cual las personas intentan dar sentido a la propia experiencia, indagar sobre su identidad individual y colectiva y utilizar el lenguaje de una manera creativa. De ahí que en la actualidad los últimos enfoques de la educación literaria pongan el acento en la construcción escolar de hábitos lectores, en la conveniencia de utilizar otros criterios en la selección de las obras de lectura y en el disfrute del texto literario durante la infancia y la adolescencia como antesala de un acercamiento más complejo y reflexivo.

La educación literaria debe enseñar en consecuencia a quienes leen a saber qué hacer con el texto y a saber entender lo que leen de acuerdo con los itinerarios inscritos en la textura de ese texto.

Por otra parte, y a la vez que se pone el acento en el placer de la lectura y en la adquisición de habilidades de comprensión lectora, la educación literaria debe animar a los adolescentes y a los jóvenes no sólo a leer textos literarios sino también a escribirlos mediante la manipulación ingeniosa de las formas lingüísticas o mediante la imitación de los modelos expresivos (géneros y estilos literarios) acuñados por la tradición literaria. El aprendizaje de la escritura literaria (el escribir a la manera de, como en la antigua tradición retorica) se convierte así en otro de los ejes los últimos enfoques de la educación literaria. Los talleres literarios aparecen entonces como una herramienta didáctica al servicio de la libre expresión de las ideas, de los sentimientos y de las fantasías de los adolescentes y de los jóvenes. La adquisición de técnicas y de estrategias para una escritura creativa se convierte entonces en el objetivo en torno al cual se plantean abundantes propuestas de la educación literaria. Los ejes en torno a los cuales comienzan a organizarse las actividades de escritura literaria son la manipulación de textos (ejercicios de estilo con el fin de cambiar el punto de vista, invertir en forma paródica un acontecimiento), la creación de textos originales a partir de instrucciones o consignas y la producción textual a partir de modelos expresivos y de géneros textuales.

IMPORTANCIA DE LA LITERATURA

La importancia de la literatura, radica en los beneficios que tiene esta; mejorando la imaginación y las capacidades para expresarse, como forma de pasar el tiempo o permitiéndole al lector tener una visión distinta de la realidad, que tal vez por distintos motivos no había tenido oportunidad de apreciar. Además de lo antes dicho, la literatura es un fiel reflejo de una época, sus ideales, sus costumbres y el contorno histórico en el cual se desarrolla, podemos argumentar lo siguiente:

  • 1. Por ello el libro puede ser también, como dice Gabriel Zaid, ese instrumento que nos enseña a ver en forma diferente y más rica la realidad. Y es que las fuentes de deformación de la realidad están en todas partes, y quizás en ninguna más que en la falta de distancia que produce una inmersión brusca en el ajetreo del mundo, sin la mediación del texto.

  • 2. Tanto el dominio eficiente de la lectura como el gusto por la literatura hacen parte de las cualidades que deben desarrollarse en los niños. En ambos aspectos, la educación y la formación que reciben los jóvenes de hoy en el hogar, la escuela o el medio social es, a primera vista, muy deficiente, y diversas fuerzas en la estructura social y en el sistema de comunicaciones conducen a que la lectura pierda importancia y a que la literatura vaya pasando a un lugar secundario entre las formas de recreación del individuo. Los valores dominantes de la cultura han ido desplazando la lectura del papel central que ha ocupado en la cultura occidental de los últimos quinientos años, y han ido reduciendo su función a la satisfacción de unos objetivos cada vez más pragmáticos. Esto ocurre a pesar de que por primera vez en la historia del hombre la capacidad de leer ha llegado a ser o está a punto de llegar a ser universal, y a pesar de que la producción de materiales escritos y de información escrita aumenta todavía en forma muy acelerada.

  • 3. Que la cultura moderna haya convertido al texto escrito en uno de sus aspectos centrales, por natural que nos haya parecido antes de la invasión de la imagen, es algo sorprendente. Hasta el siglo XVI la cultura se trasmitió sobre todo por vía oral, en la iglesia, la familia, el grupo de amigos, los compañeros de trabajo; todavía ocurría así en gran parte de las sociedades modernas hasta este siglo. Sin embargo, desde el siglo XVI los sectores activos y dominantes de la cultura, y sobre todo los sectores urbanos, hicieron del papel y de las rayitas negras que lo cubrían el más eficiente instrumento de comunicación cultural. Antes, por supuesto, existía el libro. Pero el libro de las culturas antiguas es ante todo el libro sagrado, que conocen, leen e interpretan unos pocos iniciados, que lo explican a todos los miembros de un pueblo. El libro es La Biblia, o el Corán, o el Libro de los Muertos. Son los griegos los que rompen con esta función esotérica de la escritura, y convierten el texto en un complemento de algo que también puede atribuirse a esta curiosa civilización: el diálogo como forma de búsqueda de la verdad y el conocimiento. Es decir, el debate y la discusión abierta a todos los ciudadanos, realizada ante todo en la plaza pública, y que permite tomar decisiones sobre la ciudad (y con ello inventaron la política) o usar esa capacidad humana común a todos para encontrar la verdad: la razón o logos. Podemos señalar que el libro se vuelve instrumento de la razón con los filósofos milesios, y un hecho simbólico, un pequeño mito, nos permite ver el momento preciso del surgimiento del libro: la ocasión en la cual Anaximandro depositó por primera vez su libro en mitad del ágora, de la plaza pública, para que todos pudieran leerlo y discutirlo. Al mismo tiempo, el lenguaje escrito va reemplazando a la memoria de los rapsodas en la conservación y disfrute de la invención literaria: el libro deja de ser el libro sagrado para convertirse en filosofía o literatura, y a veces en ambas cosas.

El invento griego estuvo en una especie de suspensión animada por más de un milenio: los textos se conservaron en bibliotecas y monasterios, aunque muchas veces no se leían. La sociedad abandonó la escritura y la lectura, aunque se conservó para las funciones sagradas (a las que había que añadir una subordinada filosofía) y para llevar la contabilidad: otra vez se convirtió, con excepciones, en algo esotérico, aunque reverenciado por monjes y copistas. Sin embargo, bruscamente, el invento (o la copia, poco importa) de Gutemberg, transformó la forma de comunicación de los hombres, llevando gradualmente el texto escrito a convertirse en instrumento al acceso de todos. Tanto para la comunicación del conocimiento, el debate religioso y político, el paso de información (incluso entre particulares: hemos vivido cinco siglos de vigencia de las cartas privadas, también ahora en camino de gradual desaparición), como para el goce de la creación verbal, el texto escrito se volvió fundamental. Saber leer y escribir se convirtió en la herramienta indispensable del hombre moderno, por lo menos, inicialmente, del que hacía parte de las élites que orientan y dirigen la sociedad. Más recientemente llegó incluso a definir casi la pertenencia misma a la ciudadanía: recordemos que en nuestro país, como ocurrió durante muchos años en prácticamente todas las sociedades democráticas, solamente quienes sabían leer y escribir eran miembros de pleno derecho de la sociedad política. Para muchas personas, el único contacto con el arte, o el único pasatiempo, era la lectura de romances y novelas. El periódico diario, cuyo surgimiento es apenas un fenómeno del siglo pasado, fue, hasta hace unos 50 años, la fuente esencial de información acerca de los avatares de lo público. En estas condiciones, saber leer y escribir es la piedra de toque de la participación en el mundo de la cultura; por ello, la aspiración a que todos los ciudadanos aprendan esta astucia, el ideal del alfabetismo universal, se convirtió en una meta obvia de nuestras sociedades y en el centro de los procesos de democratización recientes: es la lectura, como instrumento de educación, la base de la igualdad real de los hombres, al menos desde el punto de vista de la posibilidad de participar en el mundo político y de gozar de oportunidades equitativas de ascenso social.

  • 4. Todavía es evidente que el texto escrito hace parte central de nuestro sistema de comunicaciones. Sin embargo, invenciones recientes, como el teléfono, la radio, el cine y la televisión, la computadora y el internet han comenzado a disputar esa hegemonía casi total de la escritura en la comunicación formal. Hay géneros "literarios" que han desaparecido casi por completo, como las cartas personales, reemplazadas por el teléfono, o los relatos de viaje, que carecen de interés frente al vigor de las imágenes del cine o la televisión. Y la comunicación creativa o recreativa ha sido profundamente alterada: los jóvenes de hoy dedican mucho más tiempo a ver a sus héroes imaginarios en cine o televisión que a leer sus aventuras en una novela. Y por supuesto, formas más tradicionales de comunicación también, que conservaban su vigencia al menos para quienes por su corta edad todavía no dominaban la lectura, desaparecen: creo que pocos niños escuchan hoy los relatos de sus abuelas, desplazadas por la televisión. Es cierto que algunas actividades creadoras no se han dejado reducir al mundo audiovisual, y todavía la poesía se lee, aunque hay quienes la prefieren, y hay buenas razones para ello, en grabaciones. Y en el campo de la difusión de conocimientos técnicos y científicos, así como en el del argumento conceptual, el texto escrito sigue siendo casi exclusivo, y apenas comienzan los balbuceos de la educación audiovisual.

Hace 100 años un analfabeto estaba limitado (lo que en algunos contextos no era una pérdida) a la información recibida oralmente y a la interpretación semántica de los objetos que lo rodeaban. Hoy un iletrado podría en principio saber mucho del mundo, estar al día en la información noticiosa, tener una experiencia de lugares y situaciones remotos, conocer los cuadros de una exposición en los mejores museos del mundo, escuchar la poesía en las voces de sus autores, e incluso, aunque este sea el último bastión del libro, adquirir conocimientos técnicos y científicos relativamente complejos.

APOLOGÍA SOBRE LOS CAMBIOS MODERNOS

Este paso a una sociedad en la que la imagen y el medio audiovisual van adquiriendo una creciente fuerza frente al texto escrito ha producido toda clase de valoraciones. Para algunos, y no les faltan evidencias a su favor, este proceso amenaza los fundamentos de nuestra cultura moderna, y abre el camino a una manipulación mucho más cruda de las personas para objetivos políticos y quizás, pues esto importa más, sobre todo para cambiar los hábitos de consumo de las personas. El reemplazo de una cultura exigente por una cultura de masas, generada por una industria cultural regida por la búsqueda de utilidades, es visto como una pérdida fundamental. En los países avanzados, se publican toda clase de argumentos contra el proceso de empobrecimiento cultural que ha traído la televisión, a la cual se dedican cada vez más horas de actividad, sobre todo de jóvenes y niños, y una televisión que en su búsqueda de una atención compulsiva refuerza la presentación de aquello que conmueva más inmediata las emociones del espectador: el sexo o la violencia. Los modelos de vida promovidos por los medios audiovisuales, en la medida en que responden a una lógica de la promoción del consumo, pues se financian sobre todo mediante la publicidad privada, tienden a fijar el valor del individuo en lo que tiene y en lo que consume.

Por otra parte, no faltan defensores del proceso. La imagen es sin duda más democrática que el texto: todos pueden entenderla, sin una preparación formal como la que exige el dominio de la escritura.

No es pertinente discutir en detalle si el proceso avanza con la velocidad que temen sus críticos y desean sus defensores, para decidir si el libro desaparecerá o no. Pero si vale la pena reiterar algunos de los argumentos que justifican que el libro siga teniendo un papel esencial en la formación de los individuos de nuestra sociedad, y que hacen válido el esfuerzo de todos los que desean promover la lectura de los niños, y en especial la lectura de los textos literarios.

Conclusiones y recomendaciones

¿Qué esperamos que el joven aprenda con la literatura? No tanto el acceso a la información sobre el mundo, sobre los incidentes políticos y los resultados deportivos, la novelas y cuentos o parte de la historia escrita, ni la acumulación inútil de saber que a veces se hace aprender a los niños en clases de historia o química. Esto es secundario, y si se hace, su única utilidad es que es otra manera, entre muchas, de aprender a aprender. Tratemos de señalar cinco grandes conclusiones en las cuales la lectura y la literatura siguen siendo decisiva:

1. Que la lectura es una manifestación doble que integra la comunicación verbal y oral, y por lo tanto mantiene las exigencias del uso del lenguaje. Para leer hay que saber escribir, y saber hablar: es un proceso en el cual no es posible adoptar la pasividad más profunda (aunque sin duda, no total) del espectador. En esta dirección, concluyamos, la lectura es parte del proceso de formación de la capacidad intelectual básica del estudiante, que difícilmente puede ser reemplazada por aprendizajes alternativos, y que se apoya incluso en el hecho de ser un proceso más complejo, más exigente, que exige esfuerzo y da la satisfacción del dominio de lo difícil.

  • 2. La sumersión en la imagen audiovisual es también usualmente más pasiva, en la medida en que depende más de las presiones y realidades de quienes programan la producción de imágenes. El texto escrito puede sobrevivir incluso en la clandestinidad, como lo mostraron los escritores soviéticos que copiaban a mano sus textos.). La creación de espectadores adictos muy pasivos es un hecho evidente, así tenga paralelo en algunos tipos de lectores: el lector, como regla general, es más independiente que el espectador.

  • 3. La lectura del texto literario ayuda al niño a "comprenderse mejor; así se hace más capaz de comprender a los otros y de relacionarse con ellos de modo mutuamente satisfactorio y lleno de significado". El texto literario es la forma más rica de transmitir la herencia cultural, de aprender a manejarla, y de manejar, mediante la cultura, los propios impulsos y deseos.

  • 4. La lectura es la base de la educación y la educación es el factor esencial de igualdad social en el mundo moderno: igualdad social como igualdad de oportunidades, como igualdad legal y como igualdad en la participación política. Por ello, si el desarrollo de esta habilidad, de esta técnica peculiar, se hace en forma que genera nuevas desigualdades, su función igualitaria se destruye, y se convierte en un nuevo factor discriminador.

  • 5. Finalmente, no podríamos imaginar ser lo que somos hoy en día, sin observar la influencia que ha tenido la literatura en la gran mayoría, si no es que en todas, las decisiones que han generado un gran impacto en la sociedad, lo que ha ido causando que poco a poco se forme el mundo en el que vivimos hoy en día, y debemos recordar que lo que escribamos o transmitamos hoy en día podría de igual forma cambiar el mundo que dejaremos a las futuras generaciones que simplemente van adoptando lo que les vamos ofreciendo como parte de la cultura que van a heredar.

Recomendaciones finales

Resulta evidente creer en la importancia de mantener los esfuerzos por promover al máximo el uso del texto escrito y estimular la lectura. Y es evidente que este proceso debe hacerse fundamentalmente en la infancia, en medio de la familia y de la escuela. Pero si bien es fundamental tener claridad sobre la importancia y la utilidad del aprendizaje eficiente de la lectura, vale la pena diferenciar, así la distinción no sea tan tajante en la realidad, entre la lectura didáctica y la lectura del texto literario. Nadie duda todavía de la importancia funcional del aprendizaje de la lectura para el dominio del lenguaje mismo y para el manejo de información, tanto en procesos sucesivos de aprendizaje escolar (el rendimiento escolar depende en gran parte del dominio de las técnicas de lectura) como en la vida misma.

Sabemos que normalmente es poco lo que hace el colegio para promover la lectura, y lo que se hace muchas veces produce efectos indeseados. Normalmente se convierten en lectores competentes y asiduos aquellos niños que han tenido en su hogar una experiencia que valore el libro y el texto escrito, porque les han leído los adultos, porque han visto a los adultos utilizar el texto escrito con frecuencia, porque ven que los libros son objetos valiosos para sus padres. La calidad de los maestros y de la escuela no les permite superar, y en muchos casos más bien agravan, las limitaciones que traen los niños del hogar: usualmente, al terminar la primaria, se habrán vuelto lectores, y estarán en camino de convertirse en personas con una posibilidad de manejo complejo de la cultura.

Aquí es donde está el gran desafío: lograr que socialmente la lectura reciba una valoración que estimule al niño, y lograr que la escuela promueva eficazmente la formación de niños lectores. No creo que haya nada que permita hacerlo, distinto a impulsar la lectura de historias y narraciones atractivas, de buena literatura. Quizás no muchos responderán, dadas las carencias culturales del medio, y la facilidad de las alternativas recreativas. Pero no hay otra estrategia que logre mejores resultados.

Solamente la lectura como placer, que olvide los beneficios que puede producir, que renuncie a los resultados formativos o pragmáticos, acaba teniendo resultados, acaba produciendo beneficios. Esta es la paradoja sobre la que debemos apoyar el esfuerzo de impulso a una relación más viva entre nuestros niños y el texto escrito. En el hogar, en la escuela, en los medios de comunicación social, es preciso restablecer el aprecio por la inútil literatura, para que hoy esta sea verdaderamente útil.

Anexo

ANEXO 1. SESIÓN DE APRENDIZAJE

  • DATOS GENERALES:

  • UGEL: Huancayo

  • I: E: María Inmaculada

  • GRADO Y SECCIÓN: 2º "I"

  • ÁREA: Comunicación

  • TEMA: Causas en el Hábito de Lectura

  • FECHA: 15 / 02/ 14

  • DURACIÓN: 90 minutos

  • DOCENTE: Vilma Olinda Meza Cárdenas.

  • PROPÓSITO

CAPACIDAD

  • Diferencia características de las causas positivas y negativas en el hábito de lectura.

ACTITUD

  • Manifiesta una actitud participativa durante la sesión de enseñanza – aprendizaje.

  • Se esfuerza por cumplir y superar errores de malos hábitos en la lectura.

  • SECUENCIA DIDÁCTICA

edu.red edu.red

V.- EVALUACIÓN

edu.red

Bibliografía

• Manual para el docente Modulo de Comprensión Lectora Nº 3 – MED.

• Silvana Salazar y Dante Ponce:" Hábitos de Lectura". Instituto y libro de lectura- noviembre de 1999.

Anexos

ANEXO II. Materiales utilizados en clase

HÁBITOS DE LECTURA

Definición de Hábito

Según la psicología el hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente. Cabe mencionar que para que un hábito se forme en una persona debe practicarlo durante varias ocasiones así tanto el cuerpo como la mente se acostumbra a este.

La lectura

Se define a la lectura como el proceso cognitivo mediante el cual se decodifican símbolos, con el objetivo final de entender el significado o mensaje que se nos trata de transmitir.

Causas negativa para la formación del hábito de lectura

  • a) Macro factores: Se refiere a las bases generales, en los que se apoya la lectura para una determinada orientación. Se considera a los culturales y socioeconómicos.

Factores culturales

Padres sin hábito de lectura. Si consideramos que los hijos aprenden por imitación, y teniendo como modelos a los padres, es fácil deducir que en hogares donde los padres no son amantes de la lectura, mucho menos lo serán los hijos.,

Ética y moralidad familiar. Sin estos valores fundamentales, el niño o adolescente, es fácil víctima de la dejadez, de lo facilismo, y no puede conducirse con disciplina, disminuyendo con ello sus posibilidades de adquirir buenos hábitos de lectura.

El factor socioeconómico

Padres de familia con hogares disfuncionales. Cuando los padres viven en constante pelea o discusión, cuando estos son separados, no contribuyen en nada a la estabilidad emocional de los hijos, y estos a la vez no ayudan a que el estudiante se pueda concentrar y entender lo básico de un texto leído.

Alto costo de los textos originales. Lo que conlleva a muchos padres, no tienen posibilidades de adquirirlas, debido a su condición económica y a su alta carga familiar en otros.

Partes: 1, 2, 3
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