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El turismo como factor de desarrollo económico local (página 2)


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Por eso, la célebre discusión de crecimiento versus desarrollo es estéril si no se toman en cuenta estas distintas visiones. Solamente cuando se llegue a un real entendimiento del funcionamiento de la economía, la discusión quedará zanjada.

Correspondió entonces a Carlos Rafael Rodríguez ser el primero de los economistas cubanos que planteara la diferencia entre desarrollo y crecimiento económico: "para nosotros, para los economistas que amamos el desarrollo, desarrollar es, en primer término, crecer armónicamente: crecer en una forma que permita el desarrollo autosostenido de la economía……el aspecto fundamental, para que haya desarrollo, consiste en echar las bases del crecimiento permanente…… Yo les quisiera fijar qué entendemos por desarrollo, hacia dónde nos lleva todo esto, en una economía planificada, organizada, en que el desarrollo se concibe como un proceso armónico de crecimiento, crecimiento con desarrollo para el pueblo… "(Rodríguez Carlos Rafael, 1983)

En opinión del autor, el concepto de crecimiento es incompleto, aunque no inútil. Es cierto, como se observa en la realidad, que el simple crecimiento no genera desarrollo de por sí. Pero también es cierto que el desarrollo difícilmente pueda prescindir indefinidamente del crecimiento. Por ello, los economistas no pueden descansar en ninguna de las visiones exclusivamente, y se deberán esforzar para que el crecimiento y el desarrollo vayan de la mano.

Después de una amplia consulta de materiales bibliográficos, el autor asume como desarrollo, lograr desde la comunidad más pequeña y en forma organizada, planificada y equitativa, el crecimiento de las personas en todas sus dimensiones (económico, social, cultural, espiritual, es decir, humanista), vivir en armonía con el medio ambiente, utilizar de manera racional los recursos que de él provienen y respetar la integridad de los demás[8]

Cuando el ámbito geográfico de análisis del desarrollo económico, se reduce por los atributos que le son inherentes, a lo municipal o territorial, se puede estar hablando de Desarrollo Económico Local.

1.3 Desarrollo Económico Local (DEL)

Durante los años sesenta la problemática del desarrollo se basaba en la discusión en torno a "desarrollo versus subdesarrollo", centrada en procesos a escala mundial o, cuando menos, nacional. Estos últimos procesos serían los inductores del desarrollo a pequeña escala.

El desarrollo local, provincial o regional se pensaba más en términos exógenos (cómo hacer participar a un territorio comparativamente atrasado del desarrollo en general), que en términos de cómo lograr un desarrollo general integrado y sostenible de un territorio dado.

Durante los años 80, el DEL se convierte en la estrategia de desarrollo territorial dominante, cuando queda atrás la época en que la economía era una cuestión sólo afectada por las decisiones de la Administración Central del Estado y de las grandes empresas. Había surgido de esta manera una estrategia encaminada a solucionar los problemas territoriales y locales cuyo fin se relaciona con el desarrollo y la reestructuración del sistema productivo, el mejoramiento del nivel de vida poblacional y el aumento del empleo a través del uso racional de los propios recursos materiales, laborales y financieros en inversiones estratégicas para el desarrollo de cada localidad.

El Desarrollo Económico Local es por tanto una metodología que promueve la alianza entre los diferentes gobiernos municipales y los sectores económicos, una herramienta que hace viable y sostenible la planificación participativa, la inversión productiva, la participación equitativa de hombres y mujeres (enfoque de género) y el desarrollo humano sostenible. Constituye un instrumento que permite trabajar en la consolidación de acuerdos y pactos que tienen un objetivo común y se alían para trabajar a favor del desarrollo de la comunidad.

La definición del desarrollo local es polémica, algunos autores hablan de desarrollo local, desarrollo territorial, desarrollo endógeno, desarrollo económico local. No existe una única interpretación de este concepto. Algunas acepciones definen:

  • "El desarrollo económico local como un proceso de crecimiento y cambio estructural que se produce como consecuencia de la transferencia de recursos de las actividades tradicionales a las modernas, de la utilización de las economías externas y de la introducción de innovaciones, y que genera el aumento del bienestar de la población de una ciudad, comarca o una región". (Vázquez Barquero Antonio, 1999)

  • "El desarrollo económico local es aquel proceso reactivador y dinamizador de la economía local, que mediante el aprovechamiento eficiente de los recursos endógenos existentes de una determinada zona, es capaz de estimular el crecimiento económico, crear empleo y mejorar la calidad de vida". (Manual de Desarrollo Local ILPES, 1998)

  • "Es un proceso participativo y equitativo que promueve el aprovechamiento sostenible de los recursos locales y externos, en el cual se articulan los actores clave del territorio para generar empleo e ingresos que mejoren la calidad de vida de la población". (GTZ/DDM/PROMOCAP, 2001)

Aunque no existe un único modelo de desarrollo económico local, se pueden subrayar algunos elementos teóricos que son comunes a la gran mayoría de los modelos de éxito existentes en la actualidad. (Méndez Delgado Elier y Lloret Feijóo Ma. Carmen, 2004)

El desarrollo local entendido como estrategia territorial de puesta en valor de los recursos propios posee varias dimensiones (es multidimensional):

  • 1. Económica, en tanto que las empresas locales demuestran capacidad suficiente para organizar los factores productivos con unos niveles de productividad suficientes para poder competir en los mercados.

  • 2. Sociocultural, en tanto que los valores y las instituciones locales sirven de base al proceso de desarrollo y a su vez se fortalecen durante el mismo.

  • 3. Político-administrativa, en la que los poderes locales son capaces de crear un clima local estimulante, capaz de favorecer e impulsar el desarrollo del potencial socioeconómico local, enfrentando y resolviendo los bloqueos administrativos, económicos y políticos que existen en las economías que han seguido durante muchos años los modelos tradicionales de desarrollo.

  • 4. Otras como: científico-tecnológica, la medioambiental (desarrollo sostenible) y en el caso, por ejemplo de ciudades con marcados valores patrimoniales, la urbanístico-patrimonial (Perón Delgado Eva, 2007)

Esto supone contar con las siguientes condiciones: que sea un proceso creciente de autonomía en las iniciativas para emprender un estilo propio de desarrollo basado en las fortalezas locales, lo cual contribuya a generar recursos financieros, con los que pueda operar, con alguna capacidad de apropiarse de parte del plus producto para poder reinvertirlo; tener una actitud permanente de concientización con respecto a la protección ambiental y el uso racional de los recursos naturales; la identificación plena de la población con su territorio y la merced al significado del proceso.

Las características de las localidades cambian, por lo que las acciones de las estrategias se modifican sustancialmente y pueden ir desde el fomento de la capacidad empresarial hasta la solución de los problemas estructurales.

Son dos los elementos claves para poder materializar las estrategias de desarrollo local: la disponibilidad de recursos (humanos, materiales, empresariales y financieros) y la participación de los agentes públicos y privados interesados en cada iniciativa. (Méndez Delgado Elier, 1997)

Para lograr un desarrollo local eficiente el gobierno de la localidad, las instituciones que en ella existen y la población en general deben estar unidas en aras de lograr dicho desarrollo.

El desarrollo económico local debe ser sostenible, es decir, debe prestar una atención permanente al ambiente, en el corto, mediano y largo plazo. El tema ambiental es un eje transversal del desarrollo económico y está vinculado a toda la actividad económica y social. El Estado, las municipalidades y la población tienen la responsabilidad de propiciar el desarrollo social, económico y tecnológico que mantenga el equilibrio ecológico y prevenga la contaminación del ambiente. Esto implica que un gobierno municipal debe ponderar en todas sus decisiones, en materia de desarrollo económico, las consecuencias y el eventual impacto sobre los recursos naturales de la localidad. La gestión local de riesgo advierte el cuidado del ambiente y se relaciona con la mortalidad y la pérdida de recursos naturales indispensables para la sobrevivencia y calidad de vida de la comunidad.  

Los espacios que no encuentran los recursos necesarios para su propio desarrollo deben explotar las potencialidades endógenas, es decir, los recursos presentes en su área geográfica y aprovechar la economía local.

La capacidad de cada territorio o localidad de dirigir el propio proceso de desarrollo, junto a la movilización de los recursos disponibles, conducen al desarrollo endógeno.

Para lograr el desarrollo de un territorio no es necesario realizar grandes proyectos industriales, sino impulsar los proyectos que utilizan el potencial de desarrollo y promueven el ajuste progresivo del sistema socioeconómico local. Las economías locales deben reforzar su tecnología y organización para competir en mercados más amplios a nivel nacional.

Algunos factores clave para el desarrollo de este proceso son:

  • Tecnología: en regiones en desarrollo es difícil crear la propia tecnología por lo que se adapta la nueva o vieja tecnología y específicamente, se lleva a cabo la diferenciación del producto.

  • Instituciones: se aborda la colaboración entre las empresas locales y las diferentes instituciones del territorio como universidades y centros de formación e investigación, para facilitar el asesoramiento y la información.

Cuba ha tenido que replantear su metodología e instrumentos para lograr un mejor funcionamiento de los territorios al no estar exenta de los cambios políticos, económicos, sociales y tecnológicos que ocurren en el mundo.

Por ello adquiere gran importancia el perfeccionamiento de la planificación y el desarrollo económico local ya que el país necesita transitar a un sistema de planificación acorde a los niveles de desarrollo alcanzados. La necesidad de estos cambios se impuso desde 1959 cuando al triunfar la Revolución existían grandes deformaciones y desproporciones socioeconómicas.

1.3.1 Viabilidad del Desarrollo Económico Local en Cuba

En Cuba se han desarrollado algunas experiencias de desarrollo local sobre todo en los últimos cinco años, las cuales han mostrado impactos muy positivos en la vida de la sociedad cubana. Tal es el caso de Viñales, en Pinar del Río; además en Camagüey, Santiago de Cuba y Ciudad de La Habana.

Existen una serie de oportunidades que ubican al país en una posición favorable para implementar estrategias de desarrollo local: infraestructura acumulada por más de 40 años en diversos sectores, excelente capital humano, experiencia adquirida en materia de control y administración de recursos centrales y locales, modernización de los gobiernos locales, descentralización fiscal de los presupuestos locales, la presencia de un Estado Central fuerte (en contra del neoliberalismo) que lucha por la equidad y justicia social, gran variedad de programas sociales y la existencia de experiencias novedosas, entre otras. Asimismo persisten aun algunas limitaciones y obstáculos[9]a pesar de esto, el desarrollo económico local representa un espacio privilegiado para impulsar a la economía.

Un aspecto medular y que suscita mucha polémica en este aspecto es lo relacionado con la centralización y descentralización del aparato estatal cubano. Hay que analizarlas en su contraposición dialéctica, en cada momento y espacio, valorando la viabilidad y necesidad de una u otra. La descentralización es muy relativa. El grado, las formas y las vías que se utilicen para lograrla, dependerán en gran medida de las condiciones de cada país, de su sistema político, de su marco jurídico e institucional, de su cultura, tradición y de contar con el personal idóneo para implementarla. El DEL implica poder generar alternativas, potenciar y desarrollar iniciativas locales pero no exime el control y la guía por parte del Estado.

La perspectiva del proyecto revolucionario cubano propone una concepción del desarrollo en la que tiene como centro al individuo, su relación armónica con los demás y el mantenimiento de la sostenibilidad medioambiental.

Es por ello que se considera sumamente importante abrir la realidad cubana al desarrollo económico local. Más que una propuesta alternativa de desarrollo, el DEL es una necesidad, el único proceso capaz de activar la economía local y dinamizar la sociedad, aprovechar de forma sustentable y sostenible los recursos endógenos en favor de propiciar el crecimiento, la generación de empleo, riquezas y mejorar la calidad de vida de todas las personas que integran la comunidad.

1.3.2 La planificación como herramienta fundamental del desarrollo local y regional

Al hablar de desarrollo local o regional se puede decir que existen dos medios para que este proceso ocurra con distintas posibilidades de resultado. Uno es el crecimiento espontáneo, motivado por las necesidades del momento en que se producen y sin tener en cuenta su impacto a través del tiempo; el otro, es el enmarcado en un proceso de planificación[10]con objetivos y metas a lograr de manera consciente, para que a través de la implementación de políticas acordes, se disponga de herramientas, se importen los impactos que éstas pueden causar, se potencien los positivos y se minimicen o anulen los negativos.

Las buenas prácticas indican que el desarrollo económico local debe ser siempre guiado por una estrategia.

La estrategia de DEL es componente de un plan de desarrollo estratégico más amplio que incluye componentes sociales y del medio ambiente. Provee un enfoque en el fortalecimiento de la economía local y en la construcción de la capacidad local. Es la definición de un proyecto de ciudad que unifica diagnósticos, concreta actuaciones públicas y privadas y establece un marco coherente de movilización y de cooperación de los actores sociales urbanos (Borja y Castells: 1998). El término de tiempo asignado a una estrategia de DEL es típicamente de cinco a diez años incluidos los planes de implementación anuales.

Un proceso de planificación estratégica puede resumirse en 5 etapas básicamente: organización de la iniciativa, evaluación de la economía local o diagnóstico, elaboración de la estrategia, implementación y revisión de la misma.

Para que la metodología de un proceso de planificación del desarrollo económico local se lleve a cabo de manera sustentable y sostenible, se considera de vital importancia la participación de la comunidad en la determinación del autodiagnóstico o diagnóstico participativo[11]

Después del diagnóstico, el ciclo continúa con la fijación de los objetivos y metas que determinarán el perfil o modelo de ciudad que la localidad pretende como calidad de vida. De esta manera, la comunidad residente permite el establecimiento de políticas que posibilitan el desarrollo socioeconómico sostenible y sustentable del área local o regional. En base a ellas y como herramienta para la determinación de un marco global el en que toda persona o actividad pueda desarrollarse en pos de lograr los objetivos dispuestos, aparece el Estado en su rol regulador, para que a través de las normativas legales determine las condiciones generales. Es decir, el Estado ocupa el rol de administrador y garante de condiciones igualitarias para todos los residentes y no la de ente decisor del destino local.

Estas políticas y normativas serán, además del marco general, las que permitirán establecer las líneas de acción para obtener los lineamientos fijados para llegar al cumplimiento de las metas establecidas y luego, en base a ello, fijar las estrategias para cumplirlos. No debe dejar de tomarse en cuenta que la implementación de la estrategia, la medición de sus impactos y el proceso de retroalimentación que de ello se derive, constituirán la principal fuente de determinación de la efectividad en el proceso de planificación del desarrollo local.

1.3.3 La actividad turística como motor del desarrollo local y regional

La naturaleza de la actividad turística es un resultado complejo de interrelaciones entre diferentes factores a considerar conjuntamente desde una óptica sistemática, es decir, un conjunto de elementos interrelacionados entre sí que evolucionan dinámicamente.

Actualmente es evidente la necesidad de realizar una adecuada planificación para que un determinado municipio, espacio o zona turística pueda llegar a tener un valor significativo como producto turístico, y por lo tanto, constituirse como un elemento relevante de la economía de la zona.

La correcta optimización de los recursos naturales, culturales, de infraestructura, intelectuales, laborales disponibles en el área, la definición de un plan de trabajo que unifique y coordine las distintas disciplinas (transdisciplinas) que intervienen en el desarrollo turístico y por sobre todo la adecuada planificación de las estrategias de producto y comercialización del mismo, pueden determinar la diferencia entre obtener un producto altamente competitivo o uno mediocre que tienda a desaparecer en el tiempo.

En la actividad turística confluyen muchas y variadas disciplinas que generan equipos de trabajo transdisciplinarios, como medio ambiente, urbanismo, sanidad, legislación, infraestructura, etc., que de conjunto con las especificaciones del hecho turístico, la hotelería, gastronomía, transportación, recreación, forman un todo para ser interpretado y evaluado de forma adecuada al definir el modelo de desarrollo turístico que se desea seguir. Este debe estar inserto y armonizado con el modelo de ciudad, zona o región en su conjunto, única manera de posibilitar la interrelación de todos los sectores que intervienen con el fin común de lograr el desarrollo de la comunidad.

Paralelamente es necesaria la utilización del Marketing para posicionar e incrementar la cuota relativa del producto turístico en el mercado, lo que requiere de una profunda evaluación y toma de decisiones.

En la actualidad el mercado plantea la necesidad de obtener productos turísticos altamente competitivos, lo que conlleva a desarrollarlos según un proceso de planificación integral.

Mediante un correcto plan de desarrollo económico local, la actividad turística debe lograr potenciar el desarrollo de todos los sectores de la localidad y que igualmente, la acción de estos sectores contribuya al desarrollo de la actividad turística y de la comunidad en general.

1.4 El turismo en Cuba

El turismo es considerado por muchos como la actividad económica más dinámica de finales del siglo XX y principios del XXI. Es un fenómeno característico e irreversible de nuestra época con especial importancia en el desarrollo de nuestra sociedad, entre otras causas, por la gran cantidad de personas que en él participan y su amplia repercusión económica, ecológica, social y cultural.

El desarrollo del turismo a escala mundial, de manera especial en el Caribe, es una realidad. De hecho, constituye la principal fuente de ingresos para no pocos países.

Sus efectos multiplicadores pueden y deben ser aprovechados en beneficio de las economías.

Las tendencias en el siglo XXI muestran que, sin despreciar la supervivencia del turismo de sol y playa, se producirá el crecimiento del turismo cultural y de naturaleza, la diversificación de las ofertas, la revalorización del turismo activo frente al pasivo y la apertura a nuevos destinos.

En los años 90 se dio en Cuba lo que para muchos significó y aun significa una de las etapas más difíciles que le ha tocado vivir a la Revolución Cubana, el Periodo Especial. Con el derrumbe del Campo Socialista y la total parálisis de su economía, el país asume el turismo internacional como uno de los ejes básicos en la redefinición de su estrategia económica.

En el transcurso de 10 años se convirtió en el sector más dinámico de la economía cubana. En él se concentró la cuarta parte de las inversiones efectuadas en el país y, como resultado, ocupó el primer lugar en cuanto a aportes de ingresos corrientes a la balanza de pagos, cerrando la década de los 90 del siglo pasado con un impresionante 43% de participación.

En el lapso de un decenio, el turismo dejó de ser una actividad coyuntural para convertirse en un factor estructural de la economía cubana.

Actualmente el sector-aunque no con el peso que ocupó durante los años 90-clasifica como una de las actividades económicas más importantes. Ha logrado, entre otros, multiplicar los ingresos brutos, el número de visitantes al país, de habitaciones y de sus instalaciones. Se han diversificado las ofertas y productos turísticos, así como los principales turoperadores y mercados emisores de turismo que operan en la isla. Se ha potenciado el desarrollo de todas las modalidades, algunas ya tradicionales y otras muy poco conocidas para nosotros. El turismo constituye hoy en día una de las fuentes de empleo más significativas con que cuentan los cubanos y uno de los sectores que pueden servir como pivote para su desarrollo económico.

El logro de los resultados obedece al diseño e implementación de una estrategia de desarrollo del sector. Esta se ha orientado a consolidar la competitividad estructural del turismo mediante la utilización de factores naturales, sociales y culturales heredados, así como la elaboración y ejecución de políticas gubernamentales tendientes a la creación de ventajas competitivas sostenibles en el largo plazo.

1.4.1 Turismo y desarrollo sostenible. Indicadores de sostenibilidad turística

En Cuba, se define al Desarrollo Sostenible como el proceso de elevación sostenida y equitativa de la calidad de vida de las personas, mediante el cual se procura el crecimiento económico y el mejoramiento social, en una combinación armónica con la protección del medio ambiente, de modo que se satisfagan las necesidades de las actuales generaciones, sin poner en riesgo las de futuras generaciones. (Gaceta Oficial de la Republica de Cuba, 1997. Ley 81 "Medio Ambiente").

Este proceso de desarrollo tiene como principios fundamentales: la conservación del entorno natural, la garantía de que el desarrollo sea compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales y con la diversidad biológica, la conservación de los recursos naturales, el mantenimiento del patrimonio arquitectónico, la supervisión de la capacidad de carga de los sitios y la evaluación periódica de los impactos ambientales.

La actividad turística no se concibe hoy en día, si no es asociada a la sostenibilidad. La Organización Mundial del Turismo (OMT), deriva del concepto de desarrollo sostenible la siguiente definición: "el turismo sostenible atiende a las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras y al mismo tiempo, protege y fomenta las oportunidades para el futuro. Se basa además en el respeto a la cultura nacional y sus expresiones territoriales y en la integración de las poblaciones locales al desarrollo de sus actividades, contribuyendo así a la elevación de la calidad de la vida de los seres humanos." (Colectivo de Autores, 2004).

En el ámbito de la sostenibilidad, los indicadores son entendidos como un conjunto de parámetros diseñados y sistematizados para obtener información y valorar la relación sociedad-medio ambiente, en un contexto espacio-temporal de desarrollo dado o simplemente instrumentos para medir las condiciones aceptadas por una comunidad como criterios válidos para la evaluación del progreso hacia la sostenibilidad. Estos indicadores son de hecho, una creación intelectual y se construyen con el espíritu de objetivar lo más posible el avance, en el proceso dinámico de la interacción de la sociedad con su medio ambiente.

La OMT propone un conjunto de indicadores básicos de sostenibilidad turística (ver anexo 1), entre los cuales se encuentran los siguientes: la protección del sitio, el estrés, intensidad de uso, impacto social, control de desarrollo, gestión de desechos, procesos de planificación, ecosistemas críticos, satisfacción del turista, satisfacción de la población local y contribución del turismo a la economía local.

Asimismo encontramos definidos indicadores específicos de diferentes destinos, del CITMA-MINTUR (ver anexos 2 y 3), etc., es decir, indicadores complementarios.

El cumplimiento estricto de estos indicadores propiciará que el turismo se convierta en fuente de crecimiento económico, social, cultural y ambiental para el mundo.

1.5 Patrimonio cultural y DEL

El patrimonio cultural es reconocido hoy como un factor esencial para el desarrollo económico, la cohesión social y la reafirmación de las identidades culturales especificas de cada pueblo. Se está frente a un nuevo paradigma de lo patrimonial que reafirma la idea del patrimonio como riqueza y que claramente va más allá de lo físico o museable para asumir un alcance socioeconómico y de compromiso con el pluralismo y la diversidad cultural, cuyo tratamiento requiere enfoques integrales y multidisciplinarios y plantea desafíos para hallar el equilibrio entre el desarrollo económico y la conservación, sin que uno ponga en peligro al otro.

La definición y modalidades de ejecución de las actividades en este campo se hacen cada vez más complejas y demandan orientaciones estratégicas que implican la concepción integrada de las acciones de restauración, preservación y gestión, además del fortalecimiento de las capacidades endógenas de cada país, zona o región. Los conceptos de gestión urbana, desarrollo sostenible, planificación estratégica, entre otros, cobran vital importancia en este ámbito y provocan nuevos retos y desafíos que demandan respuestas acordes con los mismos.

América Latina y el Caribe constituyen ejemplos fehacientes de regiones con marcado valor patrimonial y cultural en sentido general. Cuba, específicamente, constituye un digno ejemplo de ello.

La rehabilitación, conservación y mejoramiento de ciudades históricas, basada en la mejoría de la calidad de vida urbana y en el rescate de los valores culturales, constituye una necesidad impostergable.

Una de las dificultades principales para la implementación de políticas de conservación integrales lo constituye la poca articulación entre los gobiernos municipales, como responsables del desarrollo y control urbano, con el resto de los actores responsables de la preservación o explotación de los bienes patrimoniales. A esto se le suma la ineficiencia, en muchos casos, de los órganos de planificación local.

Se hace necesario la creación de marcos institucionales con gran participación de todas las fuerzas interesadas en un rescate verdaderamente integral, justo y sostenible, no solo del patrimonio material, sino también del social y espiritual (intangible).

La conservación del patrimonio debe verse como una vía rápida y directa de mejorar las condiciones de vida de la población y de hacer el entorno local cada vez más autosustentable y gestor de sus propias decisiones en función de su bienestar.

Capítulo II.

Trinidad de Cuba: potencialidades para el turismo histórico-cultural y su incidencia en el desarrollo local

2.1 Breve introducción al tema

Como se expresó en el capítulo anterior, el desarrollo de una localidad puede lograrse si se toman en consideración las potencialidades que la misma ostenta para ello, desde la óptica de su estructura socioeconómica, productiva, cultural, ambiental o cualquier otra dimensión cuyas bases propicien una contribución al progreso de ese territorio. Estas alternativas necesitan de una mirada estratégica que posibilite ir transitando en busca de un modelo cuya meta de desarrollo pueda alcanzarse y mantenerse en el tiempo.

La cultura es desde tiempos remotos, un elemento que hace especial una ciudad, que la singulariza y que conserva el legado de los hombres a su paso por el universo.

El objetivo cultural y el conocimiento y disfrute de las bondades de la naturaleza, como modalidades turísticas de desarrollo alternativo tan latente por estos días, han cobrado gran importancia y significación dentro de la demanda actual del sector. Es por ello que los destinos turísticos deberán afrontar no sólo el gran desafío de revalorizar su patrimonio cultural y natural, sino trazar estrategias que permitan además de su conservación y correcta explotación, crear una imagen que los posicione dentro de la preferencia del turismo nacional e internacional. Además, el turismo cultural deberá propiciar la participación de las comunidades locales residentes en lugares con valores patrimoniales e insertarse como un elemento impulsor de su propio desarrollo.

Son muchos los destinos que existen en el mundo. Sin embargo, hay uno que sin temor a equivocaciones se clasifica como multiproducto y con valores excepcionales: Trinidad de Cuba.

La expansión de la llamada industria del ocio en la isla, llegó también a la mencionada ciudad. Ubicada en el centro del país, se ha convertido en sitio de obligada estancia para los miles de visitantes que acuden cada año, ávidos de conocer el pasado de "la mayor de las Antillas". Muchos epítetos-referidos como este a Cuba-caracterizan la ciudad, entre ellos: "la ciudad museo del Caribe" o "la ciudad dormida en el tiempo".

En Trinidad se conjugan como en pocos lugares de nuestro archipiélago, elementos físicos, naturales[12]históricos, culturales, haciéndola ideal para la práctica conjunta de las disímiles modalidades turísticas: turismo de sol y playa, de ciudad y ecoturismo, entre otras.[13]

La subregión turística, o lo que hoy se comercializa como Destino Turístico Trinidad de Cuba, se encuentra ubicada en la región central del país, al sur de la provincia Sancti Spíritus, a la cual pertenece. Se extiende desde los 21°05´ hasta los 21°15´ de latitud norte, y entre los 79°45´ y los 80°07´ de longitud oeste. Por la ciudad de Trinidad pasa el meridiano 80° oeste de Greenwich.

Por su eje más ancho de oeste a este, entre las montañas de Sitio La Rosa en el límite con Cienfuegos y las montañas de Ciego Ponciano, en el límite con el municipio Sancti Spíritus, el municipio mide unos 45 km; y por su parte más ancha de norte a sur, desde el puente sobre el río Seibabo, en el límite con el municipio de Manicaragua, hasta la Punta Manatí, en la desembocadura del río Agabama, mide unos 40 km.

Trinidad limita al norte con los municipios de Fomento (Sancti Spíritus) y Manicaragua (Villa Clara); al sur con el Mar Caribe; al oeste con el municipio Cumanayagua (Cienfuegos) y al este con el municipio cabecera de la provincia de Sancti Spíritus. (ver anexo 4)

La Villa de la Santísima Trinidad o La Trinidad, su verdadero nombre, se encuentra entre los primeros asentamientos establecidos por los españoles en el archipiélago cubano y constituye un verdadero tesoro de cultura e historia, con numerosos valores patrimoniales en perfecto estado de conservación. Fundada como la tercera villa en el país hacia 1514 por Fray Bartolomé de Las Casas y el adelantado Diego Velásquez de Cuellar, fue en sus inicios solo un modesto villorrio de casitas de madera y techos de guano, con una iglesia no menos sencilla destruida en 1527 por una tormenta. El asentamiento se desarrolló a partir del laboreo de minas y la cría de ganado, seguidos después por la explotación de importantes cultivos como el tabaco y la caña de azúcar, los que levantaron considerables capitales que pronto se expresarían en la riqueza arquitectónica de esta ciudad, que hoy parece detenida en su pasado colonial.

El trazado de la ciudad se ajustó a las líneas clásicas de las normas de las Leyes de Indias empleadas para las fundaciones de villas por los conquistadores españoles.

El Centro Histórico Urbano de Trinidad[14]constituyó el lugar donde convergieron con más fuerza los valores arquitectónicos y urbanísticos del período colonial en la villa. Poco más de 1168 edificaciones monumentarias y alrededor de 55 manzanas muestra una rica historia que por casi 5 siglos ha dejado al pueblo trinitario, de Cuba y del mundo, un acervo cultural tan variado y majestuoso, capaz de satisfacer las exigencias de los más entendidos. (ver anexo 5)

La Plaza Mayor, desde la misma fundación de la ciudad, se levantó como una joya arquitectónica y eje central de la ciudad. En su entorno fueron levantados los palacetes Brunet y Padrón (hoy Museos Romántico y de Arqueología) y casonas como Ortiz y Sánchez Iznaga, donde actualmente se encuentran instalados la Galería de Arte y el Museo de Arquitectura. Completa el conjunto de este espacio La Parroquial Mayor Santísima Trinidad, consagrada en 1892 como expresión del poder político-religioso y como espacio sociocultural jerarquizado que favoreció el desarrollo de prácticas sociales, religiosas y culturales que condicionaron, aglutinaron y organizaron la vida cotidiana de la ciudad. Esta iglesia atesora entre sus maravillas el Cristo de la Vera Cruz unido a un altar de mármol dedicado al culto de la Virgen de la Misericordia, único de su género en el país. En la Plaza Mayor, en lo que hoy se conoce como Parque Martí se haya la estatua de Terpsícore, musa de la danza y la música.

Este conjunto, considerado el punto focal del centro histórico, tiene una clara filiación al barroco criollo del siglo XVIII, aunque la casa Ortiz haya sido edificada en el siglo XIX y palacetes como Padrón y Brunet se remozaron al influjo del neoclasicismo decimonónico. A menos de cien metros de esta plaza, al descender la calle Desengaño está el Palacio Iznaga en fase de restauración, considerado uno de los inmuebles representativos de la ciudad; y El Palacio Cantero, sede del Museo Municipal de Historia, importantísima muestra de la arquitectura doméstica local por su dimensión, sus decoraciones murales de temas clásicos realizados por artistas italianos y por su portentosa torre–mirador. A solo cien metros hacia el oeste se encuentra el edificio que con su hermosa torre simboliza la ciudad, actual sede del Museo de Lucha Contra Bandidos. Otras construcciones de significativa importancia en el entorno de esta Plaza son: en dirección norte de la propia calle Desengaño, la casa "El Malibran" y la conocida como del "Dominicano"; en la calle Cristo, "la Casa de los Conspiradores" y el inmueble donde se alojara el sabio alemán Alejandro de Humbolt durante su estancia en la ciudad.

Se destaca el sistema de calles empedradas, parques, plazas y plazuelas como la Real del Jigue, lugar donde se ofició la primera misa católica y estuviera instalado el primer cabildo; La Plaza Santa Ana en el extremo oriental, conformada por dos edificaciones, la Ermita de Santa Ana y la Cárcel Real; La Plaza de las Tres Cruces en el extremo noreste, en el barrio conocido como "El Calvario", donde en medio de su amplio espacio se levantan tres cruces de madera instaladas al menos desde 1826 y que fueron punto de arribo de las procesiones católicas durante la Semana Santa y el Corpus, por lo cual la plaza adquirió relevancia desde esa época; además, Las Tres Palmitas donde se encuentra hoy parte del mercado artesanal "La Candonga". Otra plaza de significación especial tiene el nombre de Carrillo, situada al suroeste del Centro Histórico.

En la actualidad, Trinidad es la ciudad que más ha conservado su imagen y patrimonio colonial en la región. La distinguen detalles como sus rojizas techumbres de tejas criollas; sus calles y callejuelas; sus esquinas, rematadas muchas veces con guardacantones de hierro fundido; los patios interiores de sus casas, sembrados de flores y helechos, manteniéndola celosamente resguardada de la modernidad.

En tanto, El Valle de los Ingenios[15]constituye una gran reserva natural y arqueológica de lo que fue, a principios del siglo XIX, la floreciente industria azucarera local, cuya producción hizo de Trinidad una de las ciudades más prósperas de Cuba y su ruina posterior. En esta región han sido ubicados 73 sitios (según Departamento de Planeamiento Turístico DPPF, 2003), que conservan restos constructivos de fábricas, elementos de maquinaria industrial e innumerables objetos de gran valor arqueológico que hablan de la naturaleza de las relaciones de producción y de las costumbres de nuestros ancestros. (ver anexo 6)

Por la conjunción de los más variados atractivos en un área que no excede los 20 kilómetros de radio, las bondades naturales e histórico-materiales, el arte popular, el sincretismo religioso, la danza, la música, la artesanía de la cerámica, la fibra o el hilo, la palabra, el teatro, en fin, por todo lo que ha sido capaz de encantar a miles de personas y lo que recuerda de forma fehaciente una época primada para la ciudad, fueron declarados el Centro Histórico de Trinidad y su Valle de los Ingenios como Patrimonio de La Humanidad el 8 de diciembre en la 12 sesión ordinaria del Comité del Patrimonio Mundial celebrada en Brasilia del 5 al 9 de diciembre de 1988. Entre los méritos señalados se hizo énfasis en la suficiencia de la ciudad para trasmitir un importante mensaje cultural: "la imagen de lo que fueron las antiguas fundaciones de los españoles en la Isla y en el Caribe".

La amplia posibilidad de explotación que brinda el turismo como motor impulsor del desarrollo local, no sería viable sin antes diagnosticar todos los recursos con que se cuenta en una localidad, con vistas a su posible conversión en productos turísticos, y como base para el establecimiento de una estrategia de gobierno eficaz y coherente.

2.2 Procedimiento metodológico para el diagnóstico estratégico de los recursos turísticos. El inventario de recursos turísticos

A nivel internacional se ha producido un notable incremento en la demanda turística hacia modalidades hasta ahora subvaloradas y subutilizadas. Las vacaciones de sol y playa se combinan en estos momentos con experiencias gratificantes a partir del patrimonio cultural y natural de las naciones, haciéndose prácticamente indispensable el consumo de productos turísticos con marcados valores histórico-culturales en sentido general. La clave para lograr el éxito está en saber dinamizar el patrimonio desde la sostenibilidad, es decir, poder convertir los recursos patrimoniales en productos altamente demandados para el uso y disfrute social y turístico, garantizar su preservación, conservación y generar beneficios económicos, sociales, espirituales y culturales para las comunidades donde se hayan. La correcta identificación y jerarquización de dichos recursos (endógenos) constituye el primer paso para fomentar el desarrollo turístico a escala local. Por ello, la primera labor antes de someterse a un proceso de planificación del desarrollo turístico, es inventariar los recursos de posible atracción, jerarquizarlos y valorar o ponderar su potencial para su uso como producto turístico.

Antes de analizar posibles metodologías para este proceso, se debe hacer un pequeño aparte en relación a dos conceptos muy importantes y diferenciados: recurso turístico y producto turístico. Para su definición se tomaron en consideración las expuestas por la Dra. María Rosario Navalón García de la Universidad de Alicante en el Diplomado sobre Planificación y Gestión Turística del Patrimonio ofrecido en Trinidad, 2008. Según aparecen:

  • Recurso turístico: conjunto potencial de bienes materiales o inmateriales a disposición del hombre que pueden utilizarse, mediante un proceso de transformación para satisfacer sus necesidades. Conjunto de potencialidades.

  • Producto turístico: todos los bienes y servicios que, por intermediación de la actividad del hombre, hacen posible la actividad turística y satisfacen las necesidades de la demanda. Puede resumirse también en patrimonio turístico más aportación humana igual a patrimonio utilizable.

Asimismo es necesario saber distinguir que el patrimonio cultural como recurso turístico abarca dos clasificaciones fundamentales: el patrimonio tangible y el patrimonio intangible[16]Para una mejor comprensión de estos aspectos se muestra el gráfico recogido en el anexo 7. (ver anexo 7)

Según la mencionada autora, no existe una metodología general para la elaboración de los inventarios. Estos consisten básicamente en el registro, ordenación y catalogación (listado) del total de recursos (o de un conjunto delimitado de los mismos) y lugares presentes en un área seleccionada con potencialidades y posibilidades para la explotación turística. (Navalón García María Rosario, 2008 y Rodríguez Fariñas Ricardo, 1995). El inventario de recursos proporciona uno de los compendios informativos más completos acerca del área, una fotografía exacta de la situación actual de dichos recursos que permite la elaboración del diagnóstico de los mismos como etapa indispensable en la elaboración de una posterior estrategia de desarrollo.

El método de la Organización Mundial del Turismo (OMT), incluye en la ficha del inventario de recursos turísticos cuatro bloques: identificación y clasificación, descripción, valoración y observaciones. (ver anexo 8)

El bloque de identificación comprende lo siguiente:

  • Denominación

  • Localización (mapa local / comarcal)

  • Descripción del recurso: rasgos definitorios, características principales, fragilidad, nivel de excavación, nivel de conservación, etc.

  • Zona turística en la que se integra

  • Información fotográfica

  • Categorías de recursos turísticos

  • I. Recursos naturales

  • II. Recursos histórico-culturales

  • III. Infraestructura turística

  • IV. Infraestructura-Equipamiento

A su vez, la categoría de recursos histórico-culturales comprende: arquitectura popular, arquitectura monumental, artesanía, manifestaciones artísticas, folklore, juegos populares, fiestas y tradiciones, ferias y eventos, urbanismo y gastronomía, vinos y otros productos similares de la localidad.

El bloque de descripción comprende:

  • Relación con otros recursos o circuitos

  • Infraestructura específica del recurso: servicios de información, oficinas, investigación, aseos, sala de audiovisuales, salas de exposiciones, áreas de descanso, cafetería, tienda de souvenirs, etc.

  • Equipamiento y servicios turísticos del entorno: oferta turística próxima como hoteles, restaurantes, bares, etc.

  • Calendario y horario de utilización

  • Propiedad (pública, privada)

  • Organismos responsables de su ordenación, gestión y promoción

  • Nivel y grado de utilización del recurso (está siendo aprovechado, susceptible de aprovechamiento, aprovechamiento restringido, aprovechamiento no recomendable)

  • Facilidades de acceso exterior y proximidad a centros emisores

  • Tipo de demanda que lo utiliza (características sociológicas, edad, nivel económico, estudios, número del grupo que visita, procedencia (local, regional, internacional). Básicamente si es turista cultural, afortunado o incidental

  • Existencia de actividades incompatibles

  • Existencia de líneas directrices en ordenación y planificación

  • Análisis de la accesibilidad dentro del recurso

  • Accesibilidad física a los elementos patrimoniales: recurso con acceso posible o no (abierto o cerrado al público), escaleras, rampas, señalización de accesos, etc.

  • Aparcamientos: características, ubicación, sombras, etc.

  • Señalización externa e interna del recurso: hacia y en el recurso

  • Accesibilidad intelectual de los recursos: descripción de señales, carteles y paneles, legibilidad, sencillez-claridad

  • Áreas de descanso: distribución, tipología, etc.

El bloque de valoración comprende:

  • Análisis de jerarquías

  • Atractivo de gran interés: 3

  • De interés turístico: 2

  • Recurso complementario: 1

  • Sin interés turístico actual: 0.

  • Especificidad o importancia (en relación con otros recursos de naturaleza).

Por último, en el bloque de las observaciones se contemplan aspectos como: el aprovechamiento y utilización conveniente del recurso y acciones inmediatas para emprender.

La culminación de estos bloques se concreta en la elaboración de las fichas que conforman el catálogo de recursos.

No todos los recursos son iguales, el potencial turístico de un área se mide no sólo por la cantidad sino por la calidad y disponibilidad de éstos. (Navalón García María Rosario, 2008).

Además de la evaluación general de potencialidad, han de tenerse en cuenta los aspectos más relevantes, tanto positivos como negativos de un área. Es decir, los principales aspectos que atraen o "conquistadores" y aquellos que generan el rechazo o "desalentadores". Este criterio es necesario porque, sencillamente, en el área existirán aspectos que por sí mismos constituirán un atractivo relevante o un desalentador decisivo, haciendo variar ostensiblemente la valoración de su potencialidad como producto turístico a explotar. (Rodríguez Fariñas Ricardo, 1995).

Sin embrago, una fotografía de la situación actual de los recursos no es suficiente. No se trata para nada de discriminar el inventario de recursos, sino de combinarlo con otras técnicas y procedimientos a fin de obtener un diagnóstico (elemento activo del proceso de planificación del desarrollo local), que lejos de los tradicionales, sea más integral y estratégico.

En las condiciones de la economía cubana, los diagnósticos no han constituido del todo un elemento activo para la toma de decisiones; han revelado su insuficiencia como instrumento analítico al no sintetizar los problemas centrales que confronta un territorio, ni han permitido evaluar el efecto que los mismos introducen en el grado de desarrollo alcanzado, la ejecución de determinados objetivos y políticas.

La planificación estratégica a escala local requiere de un diagnóstico estratégico que constituya un instrumento metodológico que contribuya a fundamentar las decisiones sobre los aspectos centrales del desarrollo y orientar hacia dónde dirigir los recursos limitados y las acciones en orden de prioridad, en cualquiera de sus dimensiones.

A continuación se propone el procedimiento a seguir por el autor para la elaboración final del diagnóstico de los recursos turísticos histórico-culturales en ciudades con altos valores patrimoniales. Para la elaboración del mismo se ha tomado como referencia el criterio de diversos analistas anteriormente mencionados y el procedimiento propuesto en el 2007 por la Dra. Eva Perón Delgado, perteneciente al Centro de Estudios de Dirección Empresarial y Territorial de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Camaguey.

El procedimiento a seguir consta de las siguientes etapas:

  • Etapa I: Información inicial. Los objetivos de la misma son: definir, captar y ordenar toda información relacionada con la situación actual de los recursos histórico-culturales. Comprende, entre otros, el inventario de recursos turísticos.

  • Etapa II: Cuantificación, clasificación y selección de expertos.

  • Etapa III: Conformación de la Matriz DAFO inicial (una gran DAFO). Incluye todas las debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades de dichos recursos, es decir, sus aspectos internos y externos.

  • Etapa IV: Conformación de las matrices Debilidades, Fortalezas, Amenazas y Oportunidades. El objetivo de esta fase es poder discriminar aquellos aspectos, tanto internos como externos, que son redundantes o no excluyentes y aquellos cuya influencia en el grado de desarrollo de la localidad es poco significativa. Todo esto bajo el criterio de un grupo de personas (expertos) con determinado grado de conocimiento, experiencia profesional en el tema en cuestión y nivel de responsabilidad en el trazado de estrategias de desarrollo. Los expertos tomarán en cuenta además de las propias peculiaridades del territorio, las principales tendencias y perspectivas que envuelven estos recursos turísticos a nivel nacional e internacional.

  • Etapa V: Conformación de la nueva DAFO (DAFO resumida).

  • Etapa VI: Evaluación de los vínculos entre el ambiente interno y externo (impactos cruzados).

  • Etapa VII: Validación y procesamiento final de la matriz resultante.

Para una mejor comprensión de los aspectos anteriormente señalados se propone a continuación un cuadro resumen. (ver figura 1)

Figura 1: Etapas del procedimiento para la elaboración del diagnóstico estratégico de los recursos turísticos histórico-culturales en ciudades con altos valores patrimoniales.

edu.red

Fuente: elaboración del autor.

La elaboración final del diagnóstico contribuirá a la formulación de los objetivos, las líneas estratégicas y las principales políticas que permitirán centrar la atención-del gobierno municipal y los diferentes actores- en la toma de las decisiones que impulsen de forma significativa su desarrollo y el de la comunidad.

2.3 Breve análisis descriptivo de los recursos históricos-culturales de Trinidad

Como se mencionó en el epígrafe anterior, los recursos histórico-culturales pueden presentarse de disímiles formas, como patrimonio tangible (material) o como patrimonio intangible (inmaterial).

De hecho, la propia ciudad de Trinidad constituye el principal recurso histórico-cultural de la zona. En ella se asentaron ganaderos, hacendados, azucareros y cafetaleros; personas adineradas que demostraron el poder de su riqueza de muchas maneras, una de las cuales fue levantar encantadores palacios, suntuosas casonas y otras construcciones de una belleza respetable. Muchas de estas edificaciones exhiben elementos que testifican el desarrollo de la localidad y han perdurado al paso de los años como testimonio de la plétora arquitectónica de los siglos XVIII y XIX. Aún hacen vivir sorpresa y encanto a quienes advierten los rasgos distintivos que dan incomparable valor a la arquitectura que se brinda de manera muy significativa, en una zona donde se configura una agrupación habitacional homogénea como pocas hay en Cuba por su antigüedad y magnitud, constituyendo todo este sugestivo lugar el centro histórico de la ciudad, que está entre los primeros de la isla y que es uno de los conjuntos arquitectónicos coloniales más completo y mejor conservado de América.

La estructura urbanística de la ciudad fue creada alrededor de espacios públicos, por lo que se puede disfrutar en Trinidad de numerosas plazas y plazuelas. Entre las más significativas se tienen las siguientes:

Plazas y plazuelas:

  • Plaza Mayor

  • Plaza Santa Ana

  • Plaza de las Tres Cruces o El Calvario

  • Plaza de Segarte

  • Plaza de Carrillo

  • Plazuela de Cándamo

  • Plazuela de Punta Brava

  • Plazuela Real del Jigue

  • Plazuela Tres Palmas

Estas plazas y plazuelas fueron el principal escenario para la construcción de suntuosas edificaciones que caracterizaron la arquitectura de la ciudad.

Las casas trinitarias tienen una fachada de composición y textura barroca. Sus salas están cubiertas por una artesa de trazas mudéjares repletas de objetos e imágenes de patrimonio familiar, los aposentos están a un lado y otro de la sala, una saleta con recámaras a la izquierda y derecha y un corredor frente a un patio corral extenso. Estas viviendas (ver anexo 9) han sido fruto de una compleja evolución que va desde los primitivos cobijos bajo techos de guano hasta las ricas piezas de material importado. Muchas son las que caracterizan esta arquitectura de los siglos XVIII y XIX, entre ellas: calle Camilo Cienfuegos (antigua Calzada de Santo Domingo), vivienda # 272; calle Camilo Cienfuegos (antigua Calzada de Santo Domingo), vivienda # 265; calle Camilo Cienfuegos (antigua Calzada de Santo Domingo), vivienda # 213 y calle Camilo Cienfuegos (antigua Calzada de Santo Domingo), vivienda # 126, entre otras muchas.

La ciudad posee además la particularidad de conservar numerosos sitios arqueológicos coloniales. La presencia en ellos de cerámica (barro cocido, loza y porcelana) es recurrente. Al analizar su tipología se aprecia que el grupo loza fina se encuentra muy representada en los contextos arqueológicos, así como notoria es la evidencia de marcas en las piezas. Como ejemplos de ello se encuentran:

Sitios arqueológicos (ver anexo 10):

  • Real No 133: vivienda del Siglo XIX, conocida como la Casa de Félix Domínguez.

  • Desengaño No 424: vivienda del siglo XIX, conocida como Accesoria Ortiz, actual Mesón del Regidor. Su propietario fue Don José Rafael Ortiz.

  • Rosario No 406: vivienda del siglo XIX, actual Casa de la Cultura. Sus propietarios fueron: Joaquín Orizondo y Antonio Franqui Meyer.

  • Desengaño No 62: vivienda del siglo XVIII, actual Museo de Arqueología. Conocida como Casa Padrón. Sus propietarios fueron: Don Juan Andrés Padrón y Ángela Borrell.

  • Real No 90: vivienda del siglo XVIII, actual taberna La Canchánchara. Propietarios: Nicolás Pablo Vélez y Francisco Marín Villafuerte.

Es meritorio destacar las construcciones religiosas de la ciudad. Desde el comienzo mismo de la fundación de la villa con el pronunciamiento de la primera misa por Fray Juan de Tesin, quedarían impregnadas en los trinitarios la práctica y culto religiosos. Trinidad cuenta con varias iglesias y conventos de enorme valor, por su nivel de conservación, por el patrimonio material que atesoran y por lo que significan para el pueblo. Tal es el caso de: la Parroquial Mayor Santísima Trinidad, el Templo de San Francisco de Paula, las ruinas de la Iglesia Santa Ana, el antiguo Convento San Francisco de Asís y por último, las ruinas de la Ermita Nuestra Señora de la Candelaria de la Popa. Las creencias africanas no se quedaron atrás, se fueron sincretizando como parte de la cultura religiosa del pueblo trinitario. Esta religión también tiene exponentes constructivos de gran valor: el Templo de Yemayá, el Cabildo de Santa Bárbara, el Templo de San Lázaro y el Santuario de Juana Marín.

España dedicó cuantiosos recursos para la defensa de sus colonias en América, sobre todo en aquellos puntos de gran relevancia económica. Las fortificaciones militares fueron una constante desde el punto de vista constructivo y arquitectónico, por lo que la tercera villa no estuvo exenta de eso. Aun existen vestigios de construcciones militares que defendieron a Trinidad del ataque de corsarios y piratas, entre las que se encuentran: El Fortín Vizcaya, el de la Loma de la Vigía, la Cárcel Real y el Cuartel de Caballería (antiguo Cuartel de Dragones). (ver anexo 11)

En la localidad existen cinco monumentos que permiten conocer la vida y obra de mártires que participaron en el proceso revolucionario: el Monumento Alberto Delgado Delgado, Monumento Manuel Ascunce y Pedro Lantigua, Monumento Conrado Benítez, Monumento Manuel (Piti) Fajardo y el Monumento a los Mártires Trinitarios.

Trinidad es la ciudad del país que posee el mayor número de museos por cantidad de habitantes, por lo que es conocida en el mundo como "la ciudad museo del Mar Caribe". Cinco de estos museos se encuentran en el centro histórico de la ciudad, ofreciendo una esplendorosa muestra de la Trinidad colonial. Ellos son: Museo Romántico, Museo de Arquitectura, Museo de Historia, Museo de Arqueología y el Museo de Museo Nacional de Lucha Contra Bandidos. (ver anexo 12)

Aunque no un museo, existe en la ciudad uno como tantos inmuebles que bien podrían serlo, no solo por sus valores coloniales sino también por lo que representaron y representan para la villa. Tal es el caso de la casa donde se asentara, durante su estancia en Trinidad, el inminente sabio alemán Alejandro de Humboldt.

Las condiciones histórico-sociales en las que estuvo inmerso el territorio desde su fundación, marcadas entre otros, por la fusión de la cultura española, africana y por el propio desarrollo que alcanzó la villa durante el proceso de colonización, entre otros, propiciaron la formación de un amplio espectro de tradiciones y leyendas, que engrosan el valor cultural de la región.

Manifestaciones artísticas:

  • Musicales y danzarias: las descargas guajiras, las tonadas campesinas, la trova y los bailes y cantos afrocubanos.

  • Artesanales: bien conocidas son las joyas de la tradición trinitaria: la alfarería, el tejido y bordado de fibras, las labores de trenzado del yarey y la confección de esculturas de madera.

  • Populares: mitos y leyendas que dieron origen a celebraciones y fiestas populares.

Los mitos y leyendas, con sus misterios, fantasías y realidades, entretejen la historia de la Humanidad. En Trinidad se fueron enriqueciendo con el paso de los años y hoy forman parte de muchos de los encantos que la rodean. Entre los más conocidos y arraigados se tienen: Caniquí[17]Barina y Yarabí[18]El Cristo de la Vera Cruz, Carlos Ayala y otras no menos importantes como: el Jigue del Táyaba, el Niño Perdido, Ma´ Irene la resucita, el Fantasma de la torre de Iznaga, Don Mariano Borrell, Ma´ Dolores Cabarnao y el Fantasma del Palacio. (ver anexo 13)

Fiestas tradicionales y de carácter religioso:

  • La Candelaria: fiesta tradicional que se celebra entre la población campesina y se efectúa el 2 de febrero en el poblado de Condado. Es de origen canario y basada en la fe católica. Su celebración consiste en una gran feria donde se ofertan productos de todo tipo: artesanales, industriales, comidas, bebidas. Se realizan procesiones, bautizos colectivos, fiestas particulares, juegos de azar y peleas de gallos, las que en la actualidad están prohibidas.

  • San Blas: esta fiesta se realiza el día 3 de febrero en el poblado de Caracusey con idénticos antecedentes y características que La Fiesta de la Candelaria.

  • La Cruz de Mayo: celebrada en la comunidad de San Pedro del Palmarejo. Se basa en el antiguo mito que decía que si el santo era sacado a la calle en procesión, terminaría la sequía y comenzarían las lluvias. Tiene las características de las fiestas campesinas cubanas con mucha comida y ron en abundancia.

  • San Juan (carnaval)[19]: son las fiestas populares con mayor vigencia y las más celebradas en Trinidad.

  • Marítima Santa Elena: se celebra entre el 17-18 de agosto en el poblado costero de Casilda en conmemoración a Santa Elena, patrona protectora de los pescadores. Se realizan juegos populares como: paseos de caballos y el puerco y la vara encebada.

  • Toques de tambor y ofrendas a Changó (Santa Bárbara): celebrada el día 3 de diciembre en el Cabildo de Santa Bárbara en Trinidad.

  • Toques de tambor y ofrendas a Babalú Ayé (San Lázaro): celebrada el día 17 de diciembre en el templo (cabildo) del santo en Condado.

  • Toques de tambor y ofrendas a Yemayá (Virgen de Regla): celebrada el día 7 de septiembre en el templo del santo, ubicado en la antigua calle Real en Trinidad.

  • Celebraciones de la Semana Santa[20]las celebraciones por la semana santa constituyen un fenómeno cultural-religioso que traspasa las fronteras del municipio y del país, además de que simbolizan la tradición católica (heredada de los españoles) del pueblo trinitario.

  • Aniversario de la fundación de la villa (semana de la cultura trinitaria): celebraciones en conmemoración a la fundación de Trinidad como la tercera villa fundada por los españoles en Cuba. Despliegue de todo un programa de actividades recreativas, galas culturales, exposiciones, eventos, donde se expone todo el acervo cultural, el talento y los logros alcanzados por esta añeja ciudad. Trinidad es la primera ciudad en el país en celebrar una semana de la cultura.

  • Fiesta del Día de Reyes: en la actualidad existe un baile afrocubano de igual nombre en honor a la fecha. Antiguamente los negros se tomaban ese día para realizar sus prácticas religiosas.

  • Otras festividades que desgraciadamente hoy no se realizan pero que tuvieron su origen y se fueron sincretizando con la incorporación de lo africano y de lo español: fiesta de Santa Cecilia, celebrada por los músicos y la de los Zapateros San Crispín, patrono de los Zapateros. Aunque no vigentes en la actualidad, forman parte y enriquecen el legado cultural de los trinitarios de generación en generación.

La ciudad cuenta con una amplia tradición de juegos populares, entre los que se destacan: la competencia de trinos de pájaros en las calles, donde se dan cita criadores de sinsontes, negritos, tomeguines y mariposas; el juego de dominó en las calles, organizándose competencias entre los barrios; el corrido de caballos; la subida del palo encebado y la captura del cerdo encebado.

Lo típico de la cocina cubana y por ende trinitaria es el cerdo asado, el congris y la yuca con mojo; además Trinidad es muy conocida por su cocina a base de mariscos como la langosta y el camarón. Entre los dulces más degustados están el arroz con leche y las cremitas. Las bebidas son igualmente populares, pero sin dudas la más singular y característica es La Canchánchara, trago elaborado a base de ron y miel de abejas que se sirve en una vasija de barro semejando una jícara.

Existen en la ciudad otros lugares de valor histórico-cultural: las ruinas del antiguo Teatro Brunet, las de Segarte, la Casa de la Trova, el Palenque de los Congos Reales, el Teatro "La Caridad", La Casa de la Música de la EGREM, la taberna "La Canchánchara", la Biblioteca Municipal, la Galería "Amelia Peláez" y "Benito Juárez", la Casa de la Cultura "Julio Cuevas", entre otros.

El Valle de los Ingenios fue declarado por la UNESCO, junto al Centro Histórico de la ciudad de Trinidad, como "Patrimonio Cultural de la Humanidad" en el año 1988. Con una extensión de alrededor de 276 kilómetros cuadrados y geográficamente integrado por los valles de La Pastora, San Luís, Santa Rosa, el del segundo tercio del Agabama, la depresión de Meyer y rodeado por otras unidades como la Serranía de Aracas, la Llanura Sur y la franja del Litoral, constituyó el territorio idóneo para el asentamiento y desarrollo de la producción azucarera de la región en los siglos XVIII y XIX, siendo la base para el florecimiento socioeconómico de la villa La Trinidad. Sustentado por el sudor esclavo, aun hoy como en aquellos tiempos, se pueden apreciar en él los restos constructivos de alrededor de 73 sitios arqueológicos, subsistiendo haciendas, caseríos de esclavos, enfermerías y otras edificaciones. La existencia de marcados valores en el mencionado valle, identifican un producto sumamente relevante para el turismo especializado. A esto se le suma el gran potencial (aún no aprovechado) existente en el área como un atractivo turístico casi único en el país y en el mundo, marcado por los vestigios de una época que parece continuar renaciendo.

Los 73 sitios localizados en el Valle de los Ingenios conservan objetos arqueológicos, que incluyen tanto restos constructivos de las antiguas fábricas como una rica colecta de superficie con elementos de la maquinaria industrial y objetos utilitarios de la vida fabril, esclava y de los dueños de las plantaciones. Estos sitios constituyen una fuente importante para el desarrollo turístico y del territorio en sentido general. Entre ellos tenemos los siguientes:

  • Manaca Iznaga[21]conjunto monumentario cuyos exponentes fundamentales son: la casa de vivienda o casa-hacienda (ver anexo 14), torre campanario, almacén-herrería-cocina, caserío de esclavos, enfermería, entre otros.

  • Cementerio de esclavos: sitio aún por explorar que se encuentra muy cerca del asentamiento fundamental de Manaca Iznaga. Conserva el trazado original, con sus muros construidos, que emplean como elemento de pared, la piedra azul en forma de laja y con la mezcla similar a la empleada en el resto de las construcciones. Llama la atención que su ubicación está en el perímetro donde corre un arroyo.

  • San Isidro de los Destiladeros[22](ver anexo 15): constituye un exponente de la cultura azucarera de la región, conserva la casa vivienda, la torre, el aljibe, las hornallas y excepcionales ejemplos de la obra hidráulica del siglo XIX.

  • Se destacan además: Guáimaro (ver anexo 16), Buena Vista (ver anexo 17), Guachinango (ver anexo 18), Palmarito, Cañamabo, El Papayal y La Pastora.

El Valle de los Ingenios cuenta en la llanura costera del sur con el poblado de San Pedro, el más importante exponente de la arquitectura vernácula al poseer un conjunto de viviendas construidas en la segunda mitad del siglo XIX con la técnica del embarrado.

Existen alrededor de 35 sitios más donde permanecen ruinas que pertenecieron a construcciones del proceso industrial o fabril azucarero, casas de hacienda, casas de dotaciones de esclavos, enfermerías y caballerizas como son: El Barral, El Corojar, La Yaguana, La Guaya, Santa Rita, Santa Isabel, Mainicu, Altunaga, El Amparo, Aracas Viejos, El Abanico, Algaba (Montserrat de Algaba), Magua y Condado.

La existencia de estas edificaciones y la relativa cercanía entre las mismas constituyen de hecho, un macroconjunto patrimonial de gran interés para los visitantes. A pesar de la singularidad y casi virginidad de estos sitios, no se ha sabido explotar sus potencialidades como uno de los tantos atributos que hacen de Trinidad de Cuba un destino turístico excepcional.

2.4 Diagnóstico de los recursos histórico-culturales

Esta etapa inicial del diagnóstico de los recursos histórico-culturales de Trinidad que se propone a continuación, está basada en lo fundamental en la consulta y análisis de las fichas que conforman el catálogo de dichos recursos. Además fueron tomados en cuenta valiosos criterios de personalidades especializadas en el tema (expertos), tanto nacionales como internacionales, así como la revisión de un cúmulo importante de bibliografía actualizada. Se selecciona el modelo de la Matriz DAFO para elaborar el diagnóstico, mostrando las fortalezas (F), debilidades (D), amenazas (A) y oportunidades (O) que tiene en la actualidad el patrimonio trinitario. El diagnóstico contribuirá a la formulación de una estrategia encaminada a potenciar el desarrollo local de Trinidad, cuyas potencialidades como ciudad de alto valor patrimonial así se lo permiten.

Debilidades:

  • Infrautilización turística del patrimonio histórico-cultural.

  • Alto nivel de entropización de algunas zonas.

  • No existencia de un sistema se señalización adecuado como elemento orientador y guía de las características, facilidades y de accesibilidad a los diferentes recursos.

  • Accesibilidad deficiente (externa e interna): carencia en Trinidad de un aeropuerto internacional y mal estado de las redes viales que impiden el acceso y la conectividad con asentamientos poblacionales y sitios de interés histórico-cultural.

  • Sobrecarga turística.

  • Movilidad urbana mejorable: parqueos y trasporte disponible, que provoca problemas de capacidad en los accesos a los núcleos de interés turístico.

  • Deficiente sistema de rutas turísticas: inexistencia en muchos casos de circuitos o senderos trazados para los recorridos.

  • Distribución desequilibrada de la afluencia turística en el territorio.

  • Deficiente nivel de oferta complementaria: oferta de alojamiento cercana a los recursos y escasa red gastronómica, particularmente de las tradiciones culinarias locales.

  • Arquitectura no deseable o foránea a las características e historia de la ciudad: pérdida de la identidad por edificaciones banales y con un elevado nivel de estandarización.

  • Problemas de limpieza y saneamiento en áreas específicas.

  • Uso y manejo inadecuado de muchas áreas.

  • Ausencia de montajes que permitan exhibir la riqueza patrimonial.

  • Reducción de la diversidad paisajística producto de la existencia de elementos que provocan un impacto visual negativo.

  • Visualización deficiente del paisaje (falta de equipos).

  • Escaso nivel de accesibilidad a la información local, tanto por infraestructura como de personal especializado: no existe un centro de información ni guías especializados en el patrimonio cultural trinitario, lo que provoca una comunicación idiomática deficiente.

  • Bajo nivel de conciencia turística por parte de la población local.

  • Falta de formación y capacitación: escasez de personal especializado en las actividades de conservación del patrimonio local.

  • Escasa iniciativa local emprendedora: el gobierno local no desarrolla políticas turísticas suficientes que potencien la actividad del sector.

  • Descoordinación entre los actores encargados de dinamizar el patrimonio cultural. Desconexión de actuaciones dentro y fuera del municipio.

  • Falta de confianza en las propias capacidades.

  • Desestructuración económica, social o cultural de la comunidad.

  • Problemas de financiación.

  • Inexistencia de un Plan de Manejo Integrado y del proyecto Agenda XXI para la ciudad.

  • No aprovechamiento de la interpretación del patrimonio como una estrategia para elevar la calidad y la experiencia turística.

  • Estrategia de comercialización turística deficiente: hoy Trinidad de Cuba no se vende como un destino histórico-cultural.

Fortalezas:

  • Declaración por la UNESCO del Centro Histórico de la ciudad y el Valle de los Ingenios como Patrimonio Cultural de la Humanidad desde el año 1988.

  • Trinidad como la tercera villa fundada por los españoles en la isla.

  • Singularidad y marcado grado de conservación de los valores patrimoniales y los elementos arquitectónicos de la época: mosaicos, azulejos, columnas, pilastras, platabandas, cancelas, zócalos, rejas, etc., que hacen de su casco histórico uno de los mejores conservados de Cuba y de América Latina y el Caribe.

  • Conjunción (en un mismo destino turístico que no excede los 20km de radio) como en ningún otro lugar de la zona central y del país, de los más diversos atractivos: cultura, tradición, historia, paisajes naturales, playa y contemporaneidad.

  • Existencia de un clima favorable para el disfrute de los recursos durante todo el año.

  • Presencia de sitios con alta calidad escénico-paisajística.

  • Existencia de sitios excepcionales en estado virgen, aún no explotados (mayoritariamente en el Valle de los Ingenios).

  • Factibilidad del turismo cultural trinitario para todos los segmentos turísticos.

  • Existencia de zonas o áreas lúdico-recreativas.

  • Alto nivel de fidelidad hacia el destino y hacia los productos turísticos culturales en explotación.

  • Valores, tradiciones y costumbres del pueblo trinitario.

  • Favorable percepción de la seguridad ciudadana por parte de los turistas.

  • Facilidades para el desarrollo de actividades colaterales a la explotación turística: encuentros, conferencias, actividades culturales y proyectos comunitarios destinados a transmitir a las nuevas generaciones la necesidad de preservar el acervo cultural de la ciudad.

  • Los recursos histórico-culturales constituyen una fuente de esparcimiento, recreación y aprendizaje para la comunidad local.

  • Son productos turísticos generadores de empleo en las zonas donde se encuentran.

  • Capital humano comprometido con el mantenimiento del patrimonio.

  • Experiencia profesional del personal encargado de la difusión, cuidado y conservación del patrimonio trinitario.

  • Desarrollo de una cultura turística debido a la superación y perfeccionamiento del personal asociado al sector turístico.

  • Validez de la expresión patrimonial y su reconocimiento a escala nacional e internacional.

  • Desarrollo político, cultural, científico y educacional alcanzado por la población.

Amenazas:

  • Afecciones a la permeabilidad de la trama urbana.

  • Escasez de recursos en favor del mantenimiento del paisaje.

  • Susceptibilidad a los embates de fenómenos naturales.

  • Alta dependencia de turoperadores extranjeros y centralización de la comercialización en las Casas Matrices.

  • Crítica situación económica internacional, desastres naturales o provocados y epidemias que afecten los países emisores de turistas. Desbalances en el flujo turístico internacional.

  • Fuerte competencia de otros polos en el país y la región del Caribe. Incremento de la competitividad entre destinos.

  • Desequilibrios entre el incremento de la actividad turística y la sensibilización social entorno al turismo.

  • Incremento de los costos en el mercado internacional relacionados con las actividades de restauración.

  • Bloqueo económico, comercial y financiero de EE.UU.

  • Presencia de barreras para aceptar cambios en la demanda, la diversificación de la oferta y las nuevas tecnologías.

  • Riesgos culturales y sociales que ponen en peligro la preservación de los valores auténticos de las comunidades.

Oportunidades:

  • Situación política estable: permite la tranquilidad y la seguridad social y ambiental del destino.

  • Redimensionamiento del producto turístico cubano.

  • Crecimiento constante del turismo en las próximas décadas. Descenso del turismo de sol y playa y ascenso del turismo urbano, turismo que tiene por destino la ciudad, su historia y su cultura.

  • Incremento, en tiempo de crisis, del turismo cultural como modalidad turística potencial, capaz de generar ingresos y cumplir con los indicadores de sostenibilidad.

  • Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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