DEL DESAMPARO Y DE LA SOLEDAD.— 19 Suele decirse que el tiempo todo lo cura; ello constituye la más antigua y recurrida esperanza, aunque en el caso de Pandora, ocurre que el tiempo la empeora. Dado que cuando ella envejece o se desgasta, y le sobrevienen los achaques —aparejados con el aburrimiento y la terrible soledad— es cuando ya no existe ni paz, ni resignación para soportar tanta frustración acumulada. Al final debe tragarse su olímpico orgullo para evitar el desamparo total. A estas alturas ya no hablaremos de quien la acompaña, mas estoy seguro que si se trata de alguna mascota es, sin duda, el animal que peor la pasa.
20 Resulta del todo imposible imaginar a Pandora —ya anciana y respetable— viviendo años dorados, rodeada de hijos y nietecitos que la colmen de bendiciones y regalos, que se disputen entre ellos por tenerla en casa. La Plaga es incapaz de perdonar a su propia madre. Así, Pandora ya anciana, se tiene que resignar sólo con migajas afectivas.
21 Es entonces cuando la compañía de seres queridos matafantasmas se reduce a visitas esporádicas, inspectivas, tipo relámpago; breves llamados telefónicos forzados, y una o dos veces al mes —a lo más— se reúnen todos en la casa de la bruja para no tener que aburrirse y llevar al día el inventario de sus chucherías y ahorritos bancarios, y de los otros; cuidando que ningún pariente se adelante en cobrar por cuenta propia, y a espaldas del resto, su herencia.
22 Mientras tanto ocurren anticipadas celebraciones que, en el fondo, nada tienen que ver con las expectativas y tristezas de Pandora abandonada, enferma y "oxidada". Menos aun con celebrar aquello que dicen celebrar en compañía de ella. Por ejemplo: celebrar su cumpleaños… o su santo. En vez de agasajarla, abusan de su interesada disposición para preparar y servir bocadillos.
23 El final de fiesta consiste en dejarla de nuevo sola cuando cae la noche sobre su casa vieja, azumagada, "cargada", sin servidumbre ni comodidades. Esto dura hasta lo que su estructura aguante; pronto vendrá ese asilo de ancianos donde será una extranjera mal recibida. Y no aquel asilo que la publicidad muestra como hotel de cinco estrellas, sino una triste hospedería hecha para viejos pobres, abandonados y enfermos, que van a morir allí, menospreciados, insultados, golpeados, e incapaces ya de despertar el menor afecto ni la compasión de alguien.
24 Tal vez sea entonces cuando Pandora, por primera vez en su vida, comprenda la futilidad de su soberbia; y la imagen ya borrosa del hombre que más la amó sea tal vez su única compañía antes de despedirse de una vida plagada de engaños, perversiones, abusos y discordias. En esos instantes de esclarecimiento, alguien podría recordarle esa frasecita tan de ella y que tanto le gustaba: ¡Nada es gratis!
25 En cambio, para nosotros los varones, el hecho de enfrentarnos a la soledad constituye un conocido y practicado privilegio, porque la consideramos una compañera que nos permite el diálogo interno, observar en silencio, orar, meditar, ordenar nuestros pensamientos, recordar, crear, recrear e idear soluciones de toda índole o, simplemente, complacernos con las maravillas de la Naturaleza que nos rodea… y acoge.
26 Es conocido que muchos sabios, personajes rectores de la Humanidad, encontraron en la soledad del desierto o en la cumbre de la montaña, sus mejores pensamientos. No es por nada que Albert Einstein nos confiese así su íntima verdad: "Soy, en realidad, un viajero solitario y nunca he pertenecido a mi patria, mi hogar, mis amigos o siquiera mi familia inmediata, con todo mi corazón; ante todos estos lazos, jamás he perdido cierto sentido de distanciamiento y necesidad de soledad y silencio; sentimientos que han aumentado con los años…". Posiblemente, Einstein se regocijaba con este sentimiento.
27 En cambio, si Pandora tuviese ese instante de soledad y silencio saldría corriendo a refugiarse en su jaleo sicotrópico, al que permanece irrenunciablemente adicta ¡No en vano es hiperquinética hasta el aturdimiento, el agotamiento… y la panne totales. Ahora es oportuno aclarar que esta evasión en ningún caso es un escape al Edén: el agotamiento por saturación exacerbará su agresividad, y el esclavo-guardián-proveedor de turno será la piedra de tope incapaz de contener las furias de ella, por más que él recurra al servilismo, a la alcahuetería y a la obsecuencia a que la tiene malacostumbrada.
28 Dicho sea de paso, este condicionado y resignado esfuerzo opera como enervante en Pandora, ya que en el fondo a ella le indigna todo cuanto pudiera evitar hacer del conflicto su "terapia" favorita. Irónicamente este es su círculo infernal del que no puede ni desea escapar.
29 Recordemos el punto en que Pandora teme a su soledad y abandono; a ese temor suyo tan exclusivo y tan comprensible, y que es otra de sus tantas debilidades que le impiden igualarse a nosotros. Salvo algunas excepciones, a los hombres no nos ocurre el triste hecho de vivir con el Credo en la boca y el rosario en las manos a consecuencia del miedo. Muchos vivimos solos, y ni siquiera echamos llave a la puerta de nuestro hogar, menos aun ponerle trancas antes de quedarnos dormidos.
30 «Antes de terminar nuestra comunicación, quiero decirte algo muy importante: si nunca has vivido solo, estás interesado en intentarlo y gozas de buena salud, hazlo, jamás te arrepentirás. Desecha esos prejuicios que te impulsan a vivir acostillado. No eres más hombre porque vivas con una mujer, y si lo vemos desde otra perspectiva puede deducirse lo contrario: el mundo está lleno de Edipos camuflados y de masoquistas recios.
31 Vuélvete más bien autosuficiente, de modo que tu estado anímico dependa sólo de ti, y así, cuando tomes decisiones constructivas y alegres no haya nadie que te las sabotee y, menos aun dependas de apoyos indispensables para avanzar en la dirección elegida.
Recuerda: sólo bajo régimen de independencia absoluta podrás compartir una buena relación amorosa junto a una mujer que tú respetes, te acepte y te respete tal como Dios te creó».
"Piense en sí mismo y siéntase a sí mismo, como un respirador", nos recomienda el gestáltico Fritz Perls.
DE LA CONSECUENCIALIDAD.— 32 Conviene ser firme y claro en nuestra posición con respecto a las mujeres, especialmente en todo lo bueno que esperamos de ellas. Y a la vez, ser tolerantes y pacientes porque la naturaleza femenina es emocionalmente voluble, inestable e imprevisible tal cual lo es la Naturaleza. Sin embargo, ella se regula lo suficiente en la medida que seamos buenos amantes, trabajadores, concientes y seguros de nuestros íntimos valores.
33 A nuestro lado ellas adquirirán esa misma seguridad, aplacarán sus temores y aceptarán con natural agrado que seamos los jefes de familia, las cabezas de hogares debidamente estructurados. Sitial que ganaremos con méritos ubicados más allá del aspecto cultural, físico, del dinero, y de la fama; y por sobre todo lo que nuestra sociedad enferma nos proponga como solución a nuestros problemas familiares y de pareja, ya latamente aquí expuestos.
34 Si por muchos que sean nuestros méritos desplegados ante los ojos de personas criteriosas, aun nada de esto hemos conseguido junto a nuestra pareja, no vale la pena seguir intentándolo, pues estaríamos luchando contra Pandora. Por nuestro bien tendremos que dejarla y olvidarla en el más breve plazo, pensando que siempre existirá una nueva y mejor oportunidad de encontrar esa mujer divina con la que es factible sentar las bases de una familia sana y verdadera. Y, además, guardar fundada esperanza de retornar al Paraíso perdido cogidos de la mano de una compañera que sea grata a los ojos de Dios.
DE LA SUPERVIVENCIA.— 35 Por ningún motivo me asiste el deseo de asustar a algunos amigos y volverlos tan llamativamente esquivos con Pandora, que ésta los confunda con viles seductores, y se sienta inspirada a desplegar todas sus artes amatorias-brujeriles-aniquilatorias en contra de ellos. En otras palabras, que ella sienta el deseo de capturarlos como presas de sus cacerías. Me conformo con que adquieran clara y firme conciencia de urgentes verdades acerca de la personalidad e influencia de cierta dama que, en más de una ocasión podría presentarse en sus vidas y así no acaben colgados de una viga o, al menos, no salgan tan malparados después de sufrirla en carne propia.
36 Por el bien de la Humanidad sugiero no olvidar las presentes observaciones y recomendaciones. Convendría guardarlas en un lugar a nuestro alcance. En caso de urgencia, todo lo aquí expuesto es material de primeros auxilios —junto al misal y una tira de analgésicos— para ordenar la mente y manejarse con cierta técnica frente a las furias, celadas y manipulaciones de Pandora y su Plaga.
37 Recomendación fundamental para no parecer esquizofrénico: frente al carácter caótico que luce Pandora, nos conviene ver en él la acción de otro tipo de mente; la que se torna más tolerable e inteligible, en la medida en que no la asemejemos ni la confundamos con la nuestra.
18
Si se enseñara a los hombres cómo pensar, en vez del eterno y estéril qué pensar, se evitarían los malos entendidos…
Georg Lichtenberg
…y especialmente los malos matrimonios.
Steel Nobles
1 Creo que a fin de cuentas tenemos un bosquejo medianamente comprensible del perfil sicológico de Pandora y de su influencia social ¿Verdad? Entonces sería oportuno preguntarnos: ¿aceptaríamos por esposa a Pandora Siglo XXI? No debemos reírnos. Pensemos que esta pregunta nos la puede formular nada menos que el señor cura, el ministro del mismo Dios que por culpa de ella nos expulsó del Paraíso… Estoy seguro de que nuestra respuesta será: ¡no, gracias, por ningún motivo!
2 Pero: ¡cuidado! ella es hábil en artes persuasivas y seductoras. Es la discípula predilecta de la serpiente sabia y perversa que puede salir de la Iglesia, enrollada a nuestro bíceps con virginal devoción. Recordemos que, aunque nos aprendamos de memoria todo lo aquí escrito, ninguno está libre de perder fuerza y decir: ¡sí, la acepto! Luego tendremos que resignarnos a aceptar en conciencia un vínculo sagrado que tendrá mal diagnóstico para nosotros. Por nuestro bien, y aunque nos fastidie, recordemos siempre al mosquito entrampado por la araña en su red invisible y tan estratégicamente ubicada.
DE LA INVOLUNTARIEDAD.— 3 Durante el sondeo de opiniones sobre el tema, entregué copia de este volumen a un gran amigo. Al cabo de estudiarla, me manifestó su preocupación en cuanto a que los varones seríamos harto tontos sufriendo por Pandora. Que ella, de seguro, tenía atractivos muy especiales que yo excluía. Por falta de tiempo no pudimos aclarar este punto.
Pudiera ser que muchos amigos lectores piensen parecido a él, por lo tanto creo conveniente emitir una aclaración; Tal como Franco me lo advirtió en cap. 5 vers. 26, Pandora es magnética; vale decir que, durante los primeros flirteos es más simpática y cautivante que la mayoría de las mujeres. Pero, esto no es lo fundamental: la clave está en que ella, a diferencia de las mujeres normales, hace mal uso de la sexualidad y de los sentimientos que en nosotros despierta. Felizmente existen mujeres, mujeres de Dios, que nos enamoran con iguales y mejores encantos que los que posee Pandora, y podemos ser muy dichosos junto a ellas.
4 La aflicción que provoca el esfuerzo inútil por mejorar una relación amorosa negativa, induce al morboso engaño de creer que así se ama más y mejor. Este esfuerzo es comprensible y no desmerece a la inteligencia, porque se realiza en el plano emocional, y en forma involuntaria, igual que las acciones emprendidas bajo efecto de alucinógenos ¡Nadie se resigna a perder a un ser amado, sin antes luchar por retenerlo!
En síntesis: es muy bueno enamorarse, pero, no de la mujer equivocada. También recordemos y tengamos presente que, corazón y razón difícilmente se entienden entre ellos y es preciso efectuar un súper esfuerzo mental para no perder la razón ya que el corazón es un órgano en el que jamás debemos confiar.
DE LA VIRTUD.— 5 Como la virtud es un bien cada día más escaso, insistiré en que ya suman millones los hogares disfuncionales que necesitan orientación urgente manada de sanos principios morales, elementales y perfectos, iguales a los que contienen los Diez Mandamientos, las virtudes cardinales y teologales, la luminosa Desiderata o el Código de Hamurabi, entre muchos otros.
Por tanto, es en oposición a la saga de virtud, amor y sabiduría de los Grandes Iniciados, que irrumpe Pandora para corregirlos o anularlos y, de paso, comprobar la eficacia de su software. Y, al fin, implantar en la Tierra un nuevo "buen pasar" por esta vida, aprovechándose de que pocos creen ya en la otra vida. Todo esto debido a la obnubilación mental y cultural avenidas por creencias y doctrinas extrañas que ponen mayor énfasis en lo demagógico, material, contingente y sensual, que en lo divino, natural, ético y espiritual.
6 Aquí es preciso arribar a una inferencia. El final de Pandora y de su pervertido legado, como ya dijimos, es un problema que debemos solucionar nosotros los varones, con la ayuda de las pocas Mujeres de Dios que van quedando. En este punto participan y compiten dos alternativas diametralmente opuestas. Una: que a causa del desquiciamiento colectivo, se produzca una explosión de acciones criminales incontenibles, incontrolables, bestiales, emprendidas por la Plaga; iguales o peores a las de aquella historia que Galeano nos contó en el capítulo 9 vers.11. Y, dos: que hombres contrapuestos a la Plaga emprendamos campañas educacionales —con amplia publicidad sostenida durante el tiempo que fuese necesario— a fin de recrear o retornar la conciencia femenina en las discípulas de Pandora; para restituirles sus equilibrios internos y, de tal modo, ellas puedan aportar sus femeninas e incontaminadas bondades cromosomáticas X, a la familia y a la sociedad, en forma natural, confiada, digna y llena de contento.
7 Más que nunca, ahora hace falta una nueva conciencia social; una orientación social y familiar menos materialista y demagógica. Que en lo principal contribuya a la formación de hogares verdaderos, con padres e hijos verdaderos, con hombres y mujeres de verdad. Aterra ya la presencia dominante y cada vez más extendida de mujeres incapaces de criar seres humanos, y de hombres incapaces de corregirlas.
8 Posiblemente alarmada por la presente situación, la sicóloga Joyce Brothers escribe un artículo para Reader’s Digest, titulado: «Lo que los hijos más necesitan de sus madres» Y en él puntualiza las siguientes características de una madre virtuosa (con respecto a sus hijos):
1º Que les ayude a desarrollar su capacidad afectiva.
2º Que les ayude a resolver los problemas cotidianos.
3º Que los censure menos y los elogie más.
4º Que aborde con ellos temas "prohibidos".
5º Que se vuelva más flexible a medida que sus hijos crecen.
6º Que predique con el ejemplo.
7º Que disfrute a sus hijos.
8º Que les mime y acaricie.
9º Que les cocine con amor y se siente a la mesa a comer junto a ellos (comunión).
Tal vez el último punto de esta breve lista de deberes maternos insoslayables, debería ser el primero.
9 Estudios recientes coinciden en que la dieta alimenticia es determinante en la conducta de la persona, especialmente la conducta infantil. Una alimentación casera, hecha con amor, variada, ingerida en calma y tranquilidad, hace a la persona más dulce, más inteligente y psíquicamente equilibrada. Por el contrario, la comida hecha en forma industrial e ingerida a la carrera, hace a una persona orgánicamente enferma y síquicamente desequilibrada, especialmente violenta, hiperquinética y malhumorada.
Si ella está envenenada, entonces su leche está envenenada, entonces su manera de criar a los hijos está envenenada.
Osho
10 En este punto corresponde hacer la siguiente sugerencia: las mujeres —normales y sanas— deberían hacer valer, de una vez por todas, sus verdaderos derechos fundamentales e inalienables. Me explico: el primer derecho de la mujer debería ser el derecho a ser mujer. El segundo, debería ser el derecho a ser madre virtuosa ¡Puesto que —unas más, otras menos— todas anhelan ser madres! Y, en verdad ¿Qué porcentaje de mujeres anhela ser madre virtuosa? ¿Por qué ninguna reclama —siquiera por dignidad— este derecho? El tercero debería ser el derecho a fundar un hogar en el que los hijos crezcan y se desarrollen junto un padre que sea modelo y ejemplo de masculinidad; y ella, de feminidad. Y, el cuarto: el derecho a discrepar abiertamente del feminismo, sin ser insultada, silenciada, deshonrada, ridiculizada, discriminada y acosada por una sociedad que, en estas materias, sólo debería avergonzarse y callar.
Retomando el tema de la madre virtuosa, que tan magistralmente nos describe la sicóloga Joyce Brothers, cabe hacernos las siguientes preguntas ¿Qué ocurre en el corazón de aquellas madres que prefieren abandonar a sus hijos, para ir a ganarse un dinero que a veces no alcanza ni para cubrir los gastos mínimos? ¿Te gustaría saberlo? Además ¿te parece justo y bueno que a nadie le interesen estos nueve derechos fundamentales que tienen nuestros hijos menores? ¿Son los niños y los jóvenes todavía indefensos, las víctimas propiciatorias e indispensables para el triunfo final de la maldad, de la indolencia y del egoísmo feminomachista en su búsqueda de bestialización tempranera?.
DE LA RAZÓN.— 11 Es muy factible que no esté diciendo novedades sorprendentes, pues todo lo dicho en este tratado fundamental, de un modo u otro es perfectamente visible y comprobable en la experiencia de vida del hombre común… y despierto. Tal vez a quienes pasaron los cuarenta les queda poco o nada por aprender sobre Pandora Siglo XXI; de su magnetismo-despotismo, y de la problemática familiar, social y existencial en que ella nos mantiene entrampados. A lo mejor provocaron sonrisas algunas afirmaciones vertidas en el transcurso de estas páginas; pero, haberme encontrado la razón… eso es lo mejor y más importante por el momento. Pues, querrá decir que se reordenaron un poco más acertadamente principios vitales de la interrelación humana, de la pareja y de la familia.
DE LA INSTRUMENTALIZACIÓN.— 12 Esperemos que hombres mayores y responsables, que laboran en los medios de comunicación, no sigan prestándose como instrumentos fáciles de las denuncias lastimeras que hace la "pobre" Pandora, golpeada y abandonada por un troglodita de rostro neoprénico y sonrisa sardónica, que sólo Dios sabe cual fue su formación o deformación, su desamparo, su frustración, y cuánto sufrió y soportó antes de estallar.
13 Que la aun íntegra y armónica mujer contemporánea, si le es posible, aplique todas sus capacidades e irreemplazables talentos femeninos —explícita y latamente reconocidos en este libro— a actividades complementarias y no substituyentes del varón. Que se cuide de ideas perniciosas que sólo desean instrumentalizarla para beneficio de plagarios que buscan el poder político y económico, cometiendo y permitiendo cometer crímenes de lesa humanidad, hasta, posiblemente, llevarla a su extinción.
14 Existen millones de testimonios que validan las inquietudes, denuncias y propuestas aquí planteadas, sobre los que se podría escribirse cientos de libros para sensibilizar a una población masculina mitad indiferente y mitad ignorante del problema, aunque, a su vez, es copartícipe y responsable del mismo.
15 Al respecto, me conforma la idea de dejar en la conciencia de hombres jóvenes alguna señal de alerta temprana que —en situaciones inevitables de la vida— pudiera salvarlos de experiencias alienantes o, al menos, tengan clara una posible situación de la que no van a salir indemnes ni en forma fácil, si es que lo logran. Quizás todavía tengan la posibilidad de evitar la destrucción o autodestrucción de sus propias almas.
DEL PERDÓN.— 16 Cabe recordar que Jesús perdonó a Magdalena, lo que de ningún modo significa su aceptación ni su automática rehabilitación. Siguiendo este noble ejemplo cristiano, perdonemos a Pandora, pero sin involucrarnos en su jueguito perverso, y más bien emprender acciones para desenmascararla, a fin de contribuir al pronto resurgimiento de familias más dichosas. Además "No en todos los casos es esencial subyugar al enemigo", observa, criterioso, Karl Von Klausewitz, en «De la Guerra» (texto obligatorio en todas las academias militares).
DE LA FRATERNIDAD.— 17 Ten presente que, quizás tengas un hijo, hermano, pariente o amigo que necesita orientación sobre este tema. Regálale este libro, pues le será sumamente beneficioso. En último término, él podrá disponer de varios elementos de juicio —posiblemente impensados o inconexos— que le harán reflexionar y apreciar más y mejor a su compañera. Comprenderá que es injusto y riesgoso quejarse de ella porque no luce como top model, no cocina igual que un chef, o porque lo reprende cuando va al fútbol en vez de invitarla gentilmente a divertirse juntos, los domingos y festivos. Que por lo mismo, deberá amarla, valorarla y cuidarla más; porque si llegase a perderla, la posibilidad de encontrar otra Mujer de Dios será casi nula.
Él además correrá un riesgo: lo más probable es que termine succionado y destruido por el irresistible y siempre crecedero magnetismo pandoriano; especie de ley física oculta que rige la involución de nuestra especie y que espera, siempre ávida, la incorporación de nuevas energías potenciadoras. El padre bien nacido, y la madre virtuosa, jamás permitirán que su hijo termine como combustible en el infierno de Pandora.
19
LA MUJER DE TUS SUEÑOS PUEDE SER UN VARÓN DE PESADILLA
Lo inesperado y lo inaudito, son propios de este mundo.
Carl Gustav Jung
1 Antes de concluir estas revelaciones y reflexiones, sería bueno anotar lo siguiente: en una prolija encuesta efectuada en los Estados Unidos de Norteamérica, a comienzos de 1994, se detectó el desarrollo acelerado del lesbianismo y de la virilidad potencial en grandes segmentos de la población femenina. No es extraño que para detectar y asombrarse de este hecho evidente, haya tenido que mediar una encuesta; pues, la experiencia individual propia, a la mayoría de las personas no les dice nada. Y es verdad, en estos tiempos —de tanta "igualdad"— pasa ya desapercibida la célebre marimacho que, hasta la década de los 60, todos identificábamos con claridad. Actualmente, esta perversión ha quedado camuflada por la moda, usos y costumbres de la mujer "emancipada", creándose la posibilidad de que también nos equivoquemos al elegir por esposa a una lesbiana.
2 Amigo mío ¡Dios te ampare y te fortalezca!, al enfrentar la elección de pareja, con éxito y sin error, ante tanta confusión, estridencia, perversión y desequilibrio ético-social desatado (plaguismo), a nivel planetario, por Pandora y sus seguidoras.
20
Todo puede cambiar, sólo si uno mismo cambia.
Anónimo
La naturaleza no revela sus secretos de una vez y para siempre.
Séneca
1 La mayoría de las personas que estudiaron los originales de este ensayo, me preguntaron por el porcentaje de mujeres que poseen las características de Pandora. Dada la posibilidad que a muchos amigos lectores los haya rondado la misma interrogante, debo confesar que no hice tal encuesta. Sin embargo, y a ojo de buen cubero, posiblemente el porcentaje en cuestión gire alrededor del tres al cinco por ciento. La observación histórica de algunos hechos, me lleva a inferir que este porcentaje —sea cual sea en la realidad actual— debió ser bastante menor hace tan sólo 30 años. Además, conversando con mujeres muy jóvenes, que todavía no constituyen pareja ni tienen hijos, deduje que la cantidad de Pandoras podría quintuplicarse al cabo de 10 o 15 años. Lo aquí tratado aborda sus raíces, tendencias y avala esta estimación.
Creo que el porcentaje actual todavía podría ser ético-socialmente manejable y controlable; aunque, por el momento, la solución final permanezca sólo a nivel de inquietud paladina o… de latencia social, de futuros resultados inciertos.
2 Lo más inquietante es el rumbo y velocidad que está tomando la influencia de Pandora —en mayor o menor grado— sobre una cantidad siempre creciente de mujeres bien intencionadas aunque un tanto ingenuas, desinformadas o mal informadas, de un fenómeno extraño que nos arremete a todos desde su posición permanentemente oculta.
3 Siempre recordemos: los actores más sensibles a estos embates son nuestros hijos menores, que necesitan con urgencia una auténtica educación familiar que les permita el máximo desarrollo espiritual, principio básico de sociedades para enorgullecerse o, al menos, para no avergonzarse.
¡SORPRESA!: COMENTARIO INIMAGINADO
4 Una de las damas a quienes entregué copia del manuscrito, para su lectura, análisis y comentario —después de analizarlo detenidamente— me comentó, entristecida: "Pobre Pandora, creo que tú sabes de ella, diez veces más de lo que ella sabe de sí misma…". Su aporte, lacónico y algo críptico, me hizo ver —tal como en la sana sonrisa de un niño— una luz de esperanza concreta; esperanza que también ha quedado en el fondo de la antiquísima Caja de Pandora, aguardando salir. En consecuencia cabría preguntarse si Pandora actúa en forma inconsciente. Si, después de tantos siglos viviendo junto a nosotros, se habrá humanizado un poco. "Porque lo bueno que deseo no lo hago, pero lo malo que no deseo es lo que hago" (Romanos). ¿Será posible?
5 En Chile aun nos quedan restos de cultura y voluntad de actuar para bien; especialmente en mujeres hogareñas, laboriosas, positivas y anónimas que podrán ver en este libro un sincero y fraternal llamado a tomar conciencia de una realidad tan temible, tan inimaginable como indeseable. Para que, y por el bien de la humanidad, pronto encontremos en conjunto —hombres, y mujeres— un camino cierto de recomposición natural, afectuosa, equitativa y armónica, de una estructura familiar verdaderamente sólida, constructiva y amorosa.
DEL CARÁCTER
Creer que las personas cambian, es el autoengaño más frecuente y lastimosamente ignorado por la inmensa mayoría de nosotros. Y es a este mismo autoengaño al que debemos casi la totalidad de nuestras frustraciones y desavenencias interpersonales; y es, en consecuencia, al que debemos gran parte de nuestros traumas y desequilibrios sicológicos.
En consecuencia, resulta bueno para nosotros saber que las personas jamás cambian; que aquello que llamamos: cambio, es una trampa que nos tiende nuestro propio cerebro, a fin de autobrindarse consuelo y esperanza ante los frecuentes e inevitables errores de su capacidad de apreciación. O bien, para brindarnos expectativas felices; por ejemplo: ilusiones. Esta clase de ilusiones casi siempre consisten en decorar o etiquetar gratuitamente y en forma precipitada —por pura empatía… o simple temor— el carácter de determinadas personas que recién estamos conociendo y nos interesan.
Esto puede verse con claridad en la atracción sexual y en las emociones causadas por las características del objeto, y por las propias necesidades del sujeto. Es parte de la subjetividad pura, y es por lo mismo que solemos hacernos ideas equivocadas de que tales personas son de la manera que más nos agrada, o desagrada… o que más nos conviene; luego, sin más, lo damos por un hecho cierto… e inapelable. De esta manera, podemos llegar a creer que tales personas son confiables, o que no merecen nuestra confianza; que son amables, o que son violetas; que son trabajadoras, o que son haraganas. En fin, sean como ellos sean, lo más seguro e inevitable es que terminarán, tarde o temprano —para el bien o para el mal de nosotros y de ellos— sorprendiéndonos, negativa o positivamente.
Luego, lo primero que exclamaremos será: ¡Tales personas cambiaron! ¡Quién se lo iba a imaginar! Y es cierto, pareciera ser que hubo cambios, pero, aquel parecer sigue siendo una pura excusa de nuestro cerebro para no aceptar nuestras limitaciones; o bien, sus propias equivocaciones y limitaciones en esta materia. Y, simultáneamente, también nuestra defectuosa capacidad de percepción, evaluación, aceptación o rechazo, de las demás personas… Para, al final, sentirnos siempre ilusionados… o amparados en una creencia generalizada de cambio que, además, debe existir, necesariamente, incuestionablemente, en el cerebro de quienes puedan juzgarnos para mal a causa y consecuencia de nuestro humano e inmodificable polo negativo, a ese que reprimimos más que al otro. Recordemos que todo cuanto existe posee ambos polos, y estaría por demás redescubrir, aquí y ahora, este punto. Lo fundamental es tenerlo presente, cuando se debata acerca de cambios actitudinales en la persona.
. Lo que también suele percibirse como cambio de carácter es la natural oscilación anímica y actitudinal ocurrida al enfrentamos a diversos estímulos y circunstancias. Siempre habrá alguien que al respecto comentará: "zutano y fulana ahora son otros desde que se divorciaron, o desde que se casaron; desde que se enriquecieron, o desde que quebraron". Son comentarios frecuentes. Sin embargo, nadie repara que frente a iguales expectativas, ellos vuelven nuevamente, inexorablemente, a ser ellos mismos; y así vuelven a intentarlo con nuevos bríos y renovadas esperanzas ¡Y es legítimo, pues resulta imposible vivir por siempre resignados! Después, ese mismo alguien exclamará, y de nuevo sorprendido: ¡Pero, si fracasaron, cómo es que se casan nuevamente! ¡Si quebraron, cómo se les ocurre poner negocio de nuevo! ¡Casi se matan en sus automóviles, y vuelven a conducirlos! Son las expresiones normales de las personas normales que creen en el cambio de carácter en las personas, y que diariamente se sorprenden ante las porfiadas y continuas evidencias que contrarían sus creencias… o deseos ¡Sin embargo —ni aun vistas las palmarias evidencias— el mismos asombrado, o asombrada, resulta incapaz de cambiar! ¿Acaso, desea sinceramente cambiar? No creo.
Tras las enseñanzas que nos dejan los fracasos, siempre vale la pena volver a intentar aquello que le da sentido a nuestras vidas personales; sólo que de mejor forma, por supuesto. Modificaciones dramáticas, definitivas y drásticas de los caracteres, sí pueden ser causadas por accidentes cerebrales, así también por excesos en consumo de drogas o alcoholes, pero jamás por los traumas emocionales —más o menos frecuentes— que inevitablemente sufrimos mientras pertenecemos a este mundo, y para los cuales nacemos preparados. Capítulo aparte constituyen aquellas sicopatologías que evolucionan hasta invalidarnos, hasta transformarnos en seres irreconocibles.
Nuestro ser esencial es inmutable; sin embargo, su crecimiento y desarrollo naturales pueden —con el paso del tiempo— inducirnos al error de creer que nuestro carácter cambia. Otro elemento engañoso que suele confundirse con nuestro carácter, es lo que llamamos: personalidad. Pero, aquí ya estaríamos hablando de un asunto muy diferente; estaríamos hablando de estrategias, de actuaciones; de "cortinas" tras las cuales escondemos nuestras características permanentes: nuestro yo verdadero: Agni; y en la mujer: Soma, a fin de no exponerlo al peligro de lo desconocido.
Por estas últimas características, que son consustanciales a nuestro ser, resulta en extremo riesgoso entregarnos a una amistad, o a un amor, sin tener ni la más mínima seguridad de que el objeto de nuestra entrega corresponde, o no, a nuestro ser esencial, a nuestras verdaderas necesidades y expectativas ciertas de felicidad.
El carácter es una impronta, un sello indeleble grabado en los genes.
HAY UNA MUJER…
que tiene algo de Dios
por la inmensidad de su amor
y mucho de ángel por la incansable
solicitud de sus cuidados.
Una mujer que, siendo joven, tiene
la reflexión de una anciana… y en la vejez
trabaja con el vigor de la juventud.
Una mujer que, si es ignorante, descubre
los secretos de la vida
con más acierto que un sabio;
y, si es instruida, se acomoda
a la simplicidad de los niños.
Una mujer que, siendo pobre, se satisface
con la felicidad de los que ama y,
siendo rica, daría con gusto
su tesoro por no ver sufrir
en su corazón la herida de la ingratitud.
Una mujer que, siendo vigorosa,
se estremece con el llanto de un niño
y, siendo débil, se reviste a veces
con la bravura de un león.
Fragmento de: Monseñor Ramón Ángel Jara
PEQUEÑO GLOSARIO DE ALGUNAS EXPRESIONES QUE APARECEN EN ESTE LIBRO
Acostillado: Hombre que vive con mujer.
Agarrar gallo: Cazar un hombre a como dé lugar.
Andar a palos con el águila: Vivir pidiendo favores de dinero.
Aterrizar: Ver la realidad.
Cabro(a): Joven.
Cacho: Persona inútil.
Cafiche: Hombre que vive a expensas de su mujer.
Calzonudo: Poco hombre. Alcahuete.
Cargada (casa): Casa que da mala suerte e infelicidad a sus moradores.
Carrete: Juerga.
Cebollero: Melodramático.
Con qué ropa: No existen argumentos ni pruebas que validen determinada afirmación o posición.
Cornudo: Hombre al que su esposa lo engaña con otro.
Chispeado: Hombre levemente ebrio.
Enrollarse: Obsesionarse con ideas tormentosas.
Gallo: Hombre.
Gateador: Varón que se levanta sigilosamente a media noche para meterse en la cama de una mujer.
Goma: Mandado (candidato a: calzonudo; orejón; cornudo; pollerudo y pelele).
Jaguar: Hombre hábil y agresivo en los negocios.
Jai: De rancia estirpe.
Lata: Aburrimiento.
Ley del embudo: Ventajismo exagerado y evidente.
Loca: Homosexual XY.
Lolosaurio: Viejo que se cree joven.
Marimacho: Lesbiana.
Morir con las botas puestas: No darse a la razón, aunque cueste la vida.
Mosquita muerta: Mujer licenciosa que posa de inocente.
No estar ni ahí: No interesarse ni en lo más mínimo.
Orejón: Hombre que cree todo lo que le dice su mujer.
Parelé: Llamado al orden.
Pasarlo bomba: Pasarlo sensacional y permisivamente.
Patas negras: Amante secreto de una mujer casada.
Patudez: Falta de respeto y de vergüenza.
Pelele: Hombre maltratado por su mujer.
Pescar: Prestar atención.
Picado: Persona que no acepta su derrota e intenta desquitarse inmediatamente.
Picar: Interesarse.
Piola: Persona que calla por conveniencia.
Pisado: Hombre violado por su mujer.
Pitiada: Inhalación de marihuana.
Plagario: Ser humano que no posee calidad de persona.
Pololeo: Relación amorosa formal.
Pololo: Varón comprometido en romance formal.
Pollerudo: Hombre que se ampara en su mujer, y nada hace sin su aprobación.
Poner cuernos: Ser infiel a la pareja.
Rasca: Mediocre. Que deja mucho que desear.
Rayar la cancha: Fijar pautas, derechos y obligaciones.
Reventarse: Enfermarse. Morir.
Revolver las borras: Mostrar lo malo de algo que otros tienen por bueno aun sabiendo que no lo es.
Río revuelto: Ocasión para oportunistas sinvergüenzas.
Rollo: Pensamiento mortificante y obsesivo.
Satélite: Dependiente.
SOFOFA: Sociedad de Fomento Fabril.
Tincudo: Hombre atractivo para las mujeres.
Tomada de pelo: Burlarse de la persona sin que ésta se percate.
Tranca: Miedo. Inhibición.
Vacunado: Hombre que aprendió de una dura experiencia.
Vivaracha: Mujer que saca indebido provecho de las equivocaciones y debilidades ajenas.
Volada (una): Dejarse llevar por la imaginación.
Volado: Drogado.
QUÉ HACER SI TU COMPAÑERA FUESE PANDORA
Steel Nobles
Lo más probable y seguro es que, llegado el momento propicio, ella se decida a engañarte con otro hombre, si es que ya no te engaña. Lo más grave e inmediato es que si te enteras de su engaño, de forma sorpresiva, podrías llegar a vivir y provocar situaciones catastróficas irreversibles e incontrolables, por ejemplo: homicidios y/o suicidio. Todo a consecuencia de tu legítimo e implacable dolor, y desesperación.
Respondiendo a la propuesta inicial —y en el bien entendido de que tienes fundadas sospechas que te provocan inquietud y desazón al respecto— mi recomendación es que te serenes, y luego converses con algún abogado que conozca acerca del "caso Pandora". A partir de allí, él evalúe tu situación legal y económica, y te ponga al día, de cual es tu realidad ante una posible ruptura con tu pareja. Y, finalmente, te dirija en todos los pasos que debes dar, a fin de evitar, con debida anticipación y discreción, que tu pareja te deje en la ruina, y/o te atrape con fallos judiciales injustos, económicamente insostenibles en el tiempo; y que pueden hacerte imposible la justa realización de una vida nueva junto a una mujer normal y positiva.
Concluido este primer trámite, te sugiero que contrates los servicios de un investigador privado, recomendado para el caso. Paralelamente consíguete nombre y teléfonos de algún siquiatra, también recomendado, y que el "caso Pandora" lo conozca lo más a fondo posible.
Si la investigación arrojó evidencias de infidelidad, tú, inmediatamente debes concurrir a la consulta del siquiatra previamente elegido, para que éste pueda evitar que te destruyas psíquicamente, y recibas a tiempo toda la ayuda necesaria para que puedas recuperarte del trauma, de manera rápida y segura, y luego volver a la oficina del abogado, para concretar legalmente y con éxito tu definitiva separación de Pandora.
¿Por qué es importante esta elección de profesionales conocedores del "caso Pandora"?
Si el abogado no conoce del caso Pandora, corres riesgo de que él no pueda apreciar, en su real magnitud, el motivo de tu preocupación; o piense que tal vez tú seas el culpable de las desavenencias con tu pareja; además, sospeche que pretendes sacar ventaja ilícita de la eventual separación. Ahora, si el abogado está felizmente casado, con una mujer normal, puede que no se identifique lo suficiente con tu posición, o no la entienda bien. Finalmente, puede que el licenciado no se sienta muy motivado por tomar tu caso, y menos aun se incentive a poner ese "plus" que tú necesitas de él, para salvar con éxito y rapidez tu muy posible complicadísima situación.
Si el siquiatra no conoce bien el caso Pandora, corres el riesgo de que él pida conversar con tu pareja —y lo antes posible— a fin de él formarse un cuadro más completo de las razones causantes de tu deplorable situación. También puede suponer que estés medio paranoico. Luego, el médico —sin quererlo, ni imaginárselo siquiera— puede alertar a tu Pandora para que ella tome medidas precautorias tempranas destinadas a salvar su imagen y todos sus intereses ahora puestos en peligro; y además manipule, para su provecho personal —y a espaldas tuyas y las del siquiatra— todo el descalabro causado por ella. Para ello, cuenta con Ministerio propio, y con un aparato judicial enorme, ágil y experto, destinado a defenderla en todos los frentes. Además, ella también cuenta con herramientas mediáticas dedicadas, capaces de bajarles el perfil hasta a sus transgresiones más flagrantes y brutales.
Aclaración:
La histeria ¿sólo una de las tarjetas de presentación de Pandora?
El problema del siquiatra, radicaría en que: el sicoanálisis, posteriormente la sicología y la siquiatría, poco y nada saben de la "psiquis" de Pandora, de su mecanismo y funcionamiento. Lo más cercano de que ellos disponen, es de la "patología" histérica, descubierta, analizada y rotulada por Sigmund Freud, hace ya un siglo. Lamentablemente, todo lo inherente a la histeria se pierde como descubrimiento científico —amplio, claro, útil— en cuanto la histeria sigue trascendiendo al conocimiento humano, a su método. Y, finalmente, tanto su principio así como su fin se sumergen en una fosa oscura, insondable a toda investigación —hasta ahora— emprendida. ¿Qué tenemos ante nos? ¿histerismo… o pandorismo?.
Es por eso que siquiatras y sicólogos propenden a buscar algo de luz-más-visible, bajo la configuración de razones y soluciones arrancadas del plano mismo de los desencuentros entre Pandora y su pareja; luego, a partir de allí, formular una restauración —lógica, respaldada, consistente, efectiva y definitiva— de la pareja. Plausible esfuerzo; mas, éste resulta infructuoso frente a una realidad mal conocida, o desconocida, que no acusa recibo alguno de estos nobles esfuerzos. Los mismos que, lejos de solucionar problemas, más bien terminan agravándolos, con severas consecuencias síquicas para el no-histérico, que termina defraudado, descorazonado, desorientado y desamparado. En cambio la histérica, mejor dicho: Pandora sale triunfadora, confirmada y fortalecida en su "ser" natural y espontáneo.
www.librodepandora.cl
Agradecemos y valoramos tu participación.
POR UN HOGAR DEL MÁS EXCELSO ORDEN SOCIAL
Steel Nobles
En julio de 2004 debutó en librerías el libro titulado "No quiero casarme". A mi juicio: inspirador y didáctico. Con el fin de brindar más antecedentes a los amigos lectores de mi ensayo "Pandora, lo que todo hombre debería saber antes de enamorarse", procedo a transcribir parte del libro primeramente citado.
En Chile «Entre 1992 y 2002 subió al doble el número de mujeres que estudiaron en la universidad. Por lo tanto, las protagonistas de este libro son más cultas que aquellas de la generación anterior que a los veinticinco años lamentaba no haber encontrado marido.
Entre 1962 y 2002 hubo otro cambio: bajó de cinco a dos y medio por ciento el promedio de hijos por chilena. A esa baja de población se suma otra: están naciendo más varones, por tanto, en treinta años más habrá proporcionalmente menos mujeres que conciban hijos.
Son fenómenos relacionados con la familia formada en torno a las chilenas y chilenos de veinticinco a treinta y cinco años, y son consecuencia de algo que no me canso de repetir: esta generación de mujeres recibió mensajes contradictorios de sus padres y de su cultura. Primero, su familia les imploró que creyeran en la institución matrimonial civil y religiosa, al mismo tiempo que les exigía que estudiaran en la universidad… por si se separaban.
Segundo, la sociedad las dejó entrar a todos los rincones administrativos, políticos, empresariales, académicos y de negocios hasta provocarles la necesidad de sentirse protagonistas de sí mismas y de su entorno; ello implicó, necesariamente, postergar su decisión primaria de ser madre.
Por su parte y paralelamente, a los hombres las organizaciones donde se desempeñan laboralmente les han ido exigiendo mayores especializaciones, pero la meta se aleja cada vez que se da un paso acercándose a ella. La cultura de la información y el conocimiento implanta cambios tan frecuentes que a medida que alguien se capacita en A queda obsoleto porque aparece B; y estar atrasado es sinónimo de no acceder a un mejor estándar de vida o significa la posibilidad de perder el trabajo o el negocio.
En otras cosas, la economía de libre mercado tiende a fomentar la competencia, el trabajo sin contrato. Muchos profesionales jóvenes se ganan la vida con ingresos variables. Angustiante para todos, pero, por sobre todo, para las mujeres que estudiaron para tener seguridad. Doble pérdida: el marido les quitó la certeza de encontrar en él apoyo económico de por vida y el mundo laboral le quitó la certidumbre del contrato laboral.
La globalización hizo también su aporte: el estar informados, en vivo, de todo lo que pasa en el mundo, precipita una aprensión a nivel inconsciente que genera en muchas parejas el temor a exponer a los hijos a un planeta deteriorado ambiental y socialmente». NO QUIERO CASARME (Grijalbo) de Giorgio Agostini, doctor en sicología, y master en sociología.
Ciertamente, la mujer moderna sigue siendo una protagonista de su entorno, sólo que me parece que ahora ella es una protagonista más negativas que positiva; y debo decirlo bien claro y sin eufemismos para que así no surjan interpretaciones equívocas. Me explico: en la actualidad existe un número importante de mujeres que son más instruidas en el área laboral profesional; pero a cambio muestran ser menos cultas y más insensibles en el área familiar, parental, conyugal y maternal. En este ambiente, no pocas se han vuelto tristemente desvergonzadas, violentas, soberbias, calculadoras, egoístas, oportunistas y poco femeninas, amparadas en su pretendida independencia del hombre, y gracias a su nueva capacidad económica.
Esta metamorfosis femenina negativa sólo se está haciendo presente en nuestro subconsciente —y no en nuestro conciente— hecho que se manifiesta en ciertas inseguridades y temores inexplicados que emergen del fondo de nuestra siquis masculina. El "no quiero casarme" masculino podría tener una carga importante de: muchas mujeres han dejado de lado aquellas particularidades tan suyas que nos las hacen deseables como compañeras, y madres de nuestros hijos. Y si a esta realidad le agregamos los conocimientos que ya tenemos de Pandora, tendríamos una visión más clara de las influencias ocultas seudofemeninas que están destruyendo a la familia humana y a cada uno de sus componentes.
Sin embargo la humanidad, merced a sus capacidades misteriosas, se defiende toda vez que cierto tipo de mujer insiste en encontrar ese marido "por siempre perfecto", imaginario y surrealista… que jamás encuentra porque éste no existe en el mundo real; pronto, ella se decepciona y se desespera. Luego, dado que este tipo de mujer no ve ni reconoce las razones ocultas de su penar, casi siempre termina acudiendo a la bruja, al sicólogo o al siquiatra, en busca de alguna panacea para su "injusta" tribulación… porque ella es joven, agraciada, "culta", emancipada, modernísima y tiene casi todo lo que su dinero —tantas veces ganado sin contrato laboral— le puede dar; y además se siente protagonista de sí misma… y de su entorno. Sin embargo, aquel nidito de amor por ella soñado no se divisa en su entorno, ni puede ella ser parte de él; y si lo hace, pronto resulta ser una cárcel de pesadillas y frustraciones, todas innecesarias.
Ahora ¿Qué sentido tiene la familia cuando la mujer no es apta para integrarla? ¿Qué sentido tiene vivir en pareja cuando ambos se necesitan sólo para copular? ¿Qué sentido tiene la procreación, si hombres, y mujeres, yacen incapacitados, o impedidos —por el trabajo abrumador y el estudio permanente— para criar seres humanos? Son preguntas de este tipo las que, como bien lo escribe Giorgio Agostini, precipitan aprensiones inconscientes que nos generan el temor de traer hijos a este mundo disolutorio, irracional, destruido emocional y socialmente ¿Entonces qué soluciones ciertas podemos brindarnos a fin de evitar que nuestros hijos sean: maleducados, desalmados, drogadictos, depravados y asesinos, iguales a los cientos de miles que ahora se mueven libertinamente por esquinas y rincones de todos los pueblos y ciudades?
Muchos podrían pensar que la humanidad ha comenzado a procesar su autodestrucción, y las únicas razones que estarían dándole alguna "razón" a su existencia serían: la consecución rápida, sobreabundante, fácil y al margen de la ley, de dinero… y de sexo en exceso, sin amor ni moral. Todo esto con el espurio fin de dar, por una parte, rienda suelta a la compulsión de acumular bienes materiales y, por otra parte, de alcanzar la mayor cantidad de orgasmos y de otros placeres puramente sensuales, muchas veces autodestructivos como los vicios. Además ¿qué sucederá cuando toda la actividad laboral sea totalmente absorbida por la informática y la robótica? ¿Qué sucederá cuando la adquisición compulsiva de bienes materiales ya no motive ni satisfaga a persona alguna? ¿Existirán parejas estables cuando el fornicio promiscuo se ejerza en las calles, infecundo, a destajo y a pleno día, tal cual lo hacen los perros?
Tan sólo nuestro inconsciente sigue "advirtiéndonos" que nuestros hijos cada vez tendrán menos hijos, y que además ellos tienen escasa posibilidad de tener una pareja estable, gratificante, y que los ame de verdad; por consiguiente resultan nulas las posibilidades de que los mismos constituyan familias sanas; de que tengan hijos y, menos aun, de criarlos en forma humana. Angustiante advertencia del inconsciente ¿verdad? Pero ¿dónde radica el problema de fondo? Radica en que no-tenemos-conciencia-esclarecida-de-lo-que-nos-está-ocurriendo ¡Pues muchos todavía insisten en casarse, tener hijos y educarlos, como si esto aun fuese posible! Por consiguiente el actual problema estaría en aquellos que insisten en casarse o emparejarse… para constituir familias sanas, en el seno de sociedades enfermas e inconscientes.
Y no sabemos que todo ese saber no-conciente se nos manifiesta en la conciencia en forma de presentimientos inhibitorios, angustiantes, confundentes, desmoralizadores. Mas, dado a que nuestra conciencia no recibe información conciente a fin de neutralizarlos o eliminarlos, están proliferando los seres humanos estresados, o hiperquinéticos; holgazanes, o trabajólicos; todos angustiados y deprimidos; todos candidatos a fracasados; también a homicidas, a suicidas, a sicópatas… y sepa Dios a que otras monstruosidades ¡Así, nadie debería pensar en tener pareja estable, y menos aun en tener hijos!
Si pretendemos dar solución a estos problemas reales, perceptibles y actuales; antes que nada necesitamos hacer fuerte hincapié en el génesis de los mismos. Saber a ciencia cierta quién es el ser humano actual; qué necesita para desarrollarse con seguridad, y para ser feliz. Y qué de todo lo que estamos haciendo en la actualidad está dando resultados positivos en el logro de estas metas fundamentales; la respuesta más cierta es: nada. Entonces ¿Qué nos está ocurriendo? ¿Acaso se detuvo la evolución? ¿Por qué se detuvo? Intentemos algunas respuestas, aunque sólo sean con visos de certeza.
Vamos a la historia: ciertamente la mujer no tuvo reconocimiento social explícito durante los tiempos primitivos porque ella no funcionó bien en los momentos críticos; tampoco fue líder tribal ni una heroína deslumbrante. El hombre fue superior a la mujer en los campos de batalla, en la caza, en las artes y en la industria primitiva; sin embargo en el hogar la mujer casi siempre controlaba al más diestro troglodita. Mediante el manejo astuto de su atractivo sexual siempre fue capaz de ejercer cierto dominio sobre el hombre, y ganar su protección como madre y esposa amante, comprometida con la causa familiar, dando de este modo plena satisfacción a sus personales intereses y a su natural desarrollo.
Contrariamente a lo que ahora se cree, las mujeres primitivas no tenían misericordia consigo mismas, tampoco la exigían de los hombres del modo que la exigen sus congéneres recientemente liberadas. Las primitivas ni siquiera se planteaban la posibilidad de salir a competir con ellos en sus propios dominios. Al fin y al cabo ellas eran relativamente felices y tenían sus necesidades adecuadamente satisfechas y acordes a la realidad de su época. Les resultaba innecesario pensar en formas de convivencia diferentes. Repitiendo más o menos aquellas mismas estructuras familiares, la sociedad humana —al menos la occidental— se desarrolló y creció normalmente hasta mediados del siglo veinte de la era actual.
Retornemos al presente. Con los ideales de modernidad, muchas mujeres han ganado finalmente nuevos derechos, educación profesional, igualdad e independencia propia, sin embargo: todos dentro de los territorios propios del hombre. Cuando se hable de un merecido reconocimiento a la mujer, y de su "nueva dignidad", se debería dejar en claro de que nos estamos refiriendo a una mujer absolutamente nueva, a un nuevo espécimen bastante más parecido al hombre que a la mujer normal e histórica. Los derechos de la mujer histórica no son, ni fueron, en ningún caso, los derechos del hombre. La mujer no puede crecer ni realizarse con los derechos del hombre, ni el hombre puede progresar con los derechos de la mujer. En este punto conviene que nos preguntémonos ¿Qué o quién cambió los ideales de la mujer, por los mismos del hombre?
Es oportuno aclarar que cada género tiene sus dominios propios y disímiles, con derechos propios dentro de su dominio. Ahora cabe preguntarnos ¿Está respondiendo la mujer "emancipada" a estos logros de libertad, igualdad y derechos, con egoísmo, libertinaje, despotismo, esterilidad e infidelidad? ¿Se demuestra merecedora de todos estos logros recientes y sin precedentes? Si esta mujer aspira literalmente a invadir los dominios del hombre y éste resulta perjudicado, entonces, más pronto que tarde, la competencia despiadada y sin emociones, reemplazará a la caballerosidad, y a las consideraciones especiales de las que gozan muchas mujeres en este siglo, y que desde hace mucho tiempo han conseguido… de nosotros los hombres.
En lo que la sociedad debiera establecer pronto acuerdo es en darles más seguridad, dignidad y educación a las madres. Nutrición, filosofía, sicología y sociología infantil y juvenil; artes y letras, y toda especialidad inherente a la puericultura podrían ser algunas de las carreras obligatorias —con cargo al Estado— a seguir por todas las madres, y por todas las mujeres mayores de cierta edad que tengan un fuerte instinto maternal, y sientan deseo sincero de configurar familia y dedicarse a ella en forma responsable; de modo que sus hijos aprendan sus lecciones de amor, paciencia, generosidad, tolerancia y comprensión que son indispensables para la práctica del entendimiento entre los seres humanos.
Y ante el desafortunado caso de que faltase el hombre en ese hogar maravilloso, que sea nuevamente el Estado quien provea de todo lo necesario a los hijos y a esa madre dedicada, hasta que todos ellos —con madre incluida— queden debidamente capacitados para valerse por sí mismos en forma digna y contenta. Sería bueno que legisladores y gobernantes comprendieran, de una vez para siempre, que así de importante es la familia humana.
Las demandas sociales jamás podrán eliminar la enorme desigualdad de valores y conducta de los géneros. De tiempo en tiempo las modas cambian, pero el instinto nunca cambia. El instinto materno también es congénito y no permitirá jamás a la mujer madre y esposa transformarse en una rival seria del hombre en lo que son sus ocupaciones propias e históricas. Para siempre cada género regirá absoluto en sus propias esferas, las que están determinadas por el contraste genético y por la divergencia mental.
Como dualidad desigual de una misma especie, hombres, y mujeres, difieren en sus apreciaciones y reacciones frente a los mismos hechos de la vida; por lo mismo son totalmente incapaces de un acuerdo absoluto, satisfactorio e imperecedero entre ambos. Un acuerdo absoluto y completo entre los géneros es inalcanzable. Por esto mismo se hace inevitable la asignación de responsabilidades personales exclusivas dentro del núcleo familiar. Sin embargo, ante apremios, éstas podrían traspasarse, pero tan sólo por el tiempo que fuese necesario.
El hombre ha sido siempre el líder intelectual, moral y espiritual más lógico, e históricamente probado. La mujer ha resultado ser menos lógica que el hombre; pero a cambio ella posee más intuición, más persuasión histriónica, más sensibilidad, más delicadaza y amor. Sin embargo la mano que algunas veces mece la cuna, podría tener nada femenino que hacer allí; esa mano podría no fraternizar con el desarrollo natural de una inocente criatura humana; por lo mismo sería justo y bueno que su dueña —tempranamente— desistiera de su idea de ser madre y se ocupe en otras labores menos delicadas o femeninas. Esta realidad deberíamos reconocerla y encausarla por el bien de la familia y de la humanidad, partiendo de premisas históricas y científicas, y no puramente «ideales» o utópicas, ahora.
Por una parte la familia es la conquista humana más noble de la sociedad, ya que armoniza las relaciones biológicas de hombre, y mujer, con las relaciones sociales de pareja. Por otra parte, traer hijos al mundo —y hacerse cargo de ellos en forma integral— comprende la responsabilidad suprema de la existencia humana. Es por estas dos razones que todo lo inherente a la familia debe ser repensado en profundidad por personas desprejuiciadas, dedicadas, expertas y capaces, hasta que surjan ideas enteramente nuevas que apunten a soluciones del todo diferentes a las, hasta ahora, conocidas y concluyentemente fracasadas. Para ello es importantísimo saber que, tal como sean las familias de determinada estirpe, o país, así será su sociedad. Si las familias son positivas y armónicas, la sociedad también será positiva y armónica.
Es por esta razón que cada sociedad propende a excluir del cause reproductor de las especies a aquellos individuos cuyo instinto paterno-materno es débil o distorsionado para la preparación de hijos capaces de ser padres, o madres, de futuras generaciones ¡Pero estos individuos también tienen un lugar en este mundo, y debemos darles su lugar… donde funcionen para bien de la humanidad!
Los problemas que más afectan a la puericultura se deben, primero: a la educación errónea y superficial; segundo: a la alimentación de mala calidad, y a los malos hábitos aprendidos del entorno y, tercero: a la imposibilidad de que los niños, y niñas, se desarrollen imitando a sus padres porque éstos permanecen demasiado tiempo lejos de ellos, negándoles la participación mínima indispensable dentro de un cuadro familiar coherente y armónico. «Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres» (Pitágora).
Es justo aclarar que en ningún caso la mujer es una pura maraña de inestabilidades, como lo supone el machismo. La mujer aporta cierta sabiduría específica sumamente efectiva para darnos consejos oportunos y acertados, especialmente en el plano de lo sutil e inmediato; plano en el que los varones pocas veces brillamos. Esta cualidad femenina es un aporte determinante, ya que por un detalle, una sutileza aparentemente insignificante, puede perderse un gran negocio; o bien, la familia entera puede verse en peligro a causa del tan criticado descuido varonil con respecto a ciertos detalles importantes. Y es esta misma sensibilidad específica la que hace indispensable a la mujer en la crianza y cuidado de sus hijos.
En esta tarea ella siempre permanece en estado de alerta extrema ante la menor señal de alarma o peligro. En cambio, en estos cuidados, los hombres somos comparativamente ineptos, por decirlo en forma suave, aunque en reciprocidad estamos mejores dotados que ellas para atender y resolver con innegables visos de certidumbre los asuntos macro, los del futuro, y los de alta complejidad.
NUEVAS ACCIONES SOCIALES.
9/11/2004
Un lector de Internet observa que la lectura de mi libro "Pandora" lo dejó un poco angustiado, y que él no cree en una salida segura a la problemática allí planteada. A él quiero decirle que, de hace algún tiempo a esta fecha, parece ser que Pandora ha motivado a algunas personas e instituciones importantes a ocuparse positivamente del tema que aquí y ahora nos ocupa, y sin ellos dejarse apabullar por situaciones adversas, menos todavía por ideas o creencias que marcan la moda social de turno.
Buen ejemplo de lo mismo vemos en la carrera de Administración y Servicio, que se imparte desde 1993 en la Universidad de Los Andes, la que propende a hacer de la mujer joven una buena esposa, buena madre, y buena dueña de casa. Creo importante advertir que, extrañamente, las alumnas han resultado ser blanco de burlas por parte de algunos compañeros de Universidad; y de críticas públicas mordaces y prejuiciosas, al menos por parte de una articulista del diario La Nación.cl (7/11/2004). Aunque, y hasta donde he podido saber acerca de dicha carrera, sí me parece un tanto ligera, ya que existen disciplinas académicas elementales e indispensables para fortalecer adecuadamente tan grande iniciativa, y que no habrían sido allí consideradas, pudiendo éstas proporcionarle a esa misma carrera una mayor contundencia social.
Con relación a este tema escribí en esta misma página web un artículo titulado "Por un hogar del más excelso orden social" y que bien podría complementar la idea madre que impulsó a la Universidad de Los Andes a crear e impartir una enseñanza que podría ser ejemplo a imitar por todo el dispositivo docente chileno, y mundial.
En similar línea de trabajo, mi libro enseña y propone al lector prestar atención a la existencia de una amplia línea de acciones científicas, espirituales y filosóficas, hasta ahora mal exploradas, inexploradas o no percibida por nuestra conciencia; para luego ver, proponer, e implementar salidas ciertas a la peligrosa encrucijada social, familiar y económica en la que se encuentra actualmente entrampada gran parte de la humanidad. Las consecuencias de este entrampamiento sí pueden ser por todos vistas y analizadas bajo sus formas de desencantos, de angustias, de estrés y de depresiones, que sufren, en diversos grados: niños, jóvenes, adultos y ancianos, todos sin ninguna real posibilidad de "evitamiento" o soluciones eficaces.
En este espacio se nos presenta la evidencia de que la humanidad ha perdido claridad mental, energía, valor y seguridad suficientes para salvarse a sí misma de estos males —ciertamente evitables— que la agobian y la destruyen. La sociedad actual ya no es aquel cuerpo organizado y formado por personas comprometidas en la realización de un fin o valor común, natural o artificial, que otorgue a sus integrantes una existencia feliz, con propósitos nobles, con amplio desarrollo para todos y en todas las esferas de la vida humana.
La sociedad actual se manifiesta ya como una horda que sólo busca satisfacer sus instintos más primitivos, bajo el imperio de la ley del más fuerte, del más brutal y despiadado, lo que se torna francamente aterrador al pensar que se trata de una elección democrática (?).
Así, y en el tiempo presente, la democracia se ha vuelto impracticable porque, dadas las evidencias ya manifiestas, nuestra sociedad está enferma. Una "sociedad" vacía, inculta, inconsciente y enajenada no puede constituir —en propiedad y responsablemente— un sistema hecho para personas apropiadamente educadas, concientes y con sus facultades mentales aptas para emprender acciones sanas que les permitan idear para ellas mismas sistemas de convivencia de orden superior.
Ahora bien, si la democracia se ha tornado impracticable, creo que ha llegado el momento de que aquellos que la usan a modo de sésamo que les abre las puertas hacia aquel poder que legitima —y en nombre de la misma democracia enceguecida por ellos— toda clase de abusos, por su bien sepan que la especie humana es más de lo que ellos imaginan. Con superior cultura, muy pronto una nueva actitud surgirá de la misma especie enfermada y abusada, y tan sólo entonces la democracia tendrá una nueva y mejor oportunidad de ayudarnos con sus virtudes, y no transformarnos en víctimas de sus defectos… y debilidades.
A mis hijos
El aire vivificante y penetrante de la verdad no es
para todos los pulmones.
Dominaciones y Potestades
Jorge Santayana
AGRADECIMIENTOS
Debo gratitud a una enorme cantidad de personas, que para no incurrir en omisiones involuntarias he preferido no citarlas, y así también no herir la sensible modestia de quienes prefieren la discreción.
Agradezco a todos aquéllos que en amables y criteriosas conversaciones de altas horas de la noche y en compañía de un café, me aportaron sus experiencias, conocimientos y sabidurías personales en torno a estas materias, desde la perspectiva de la historia, sicología, siquiatría, sociología, antropología, religión, filosofía, leyes, publicidad, etc; todos profesionales en sus respectivas áreas; entre otros, ingenieros, constructores civiles, médicos, físicos, profesores, etc.
Y, desde luego, agradezco a todos quienes de una u otra forma me confiaron los relatos de sus dramas y tragedias personales en torno a esta problemática a través de percepciones y discursos que, aunque fragmentados y dispersos, daban cuenta de un fenómeno social en gestación y expansión que ya alcanza magnitud planetaria sobre estas materias; sin cuyas inquietudes y planteamientos quizás no habría surgido el presente ensayo que intenta darles coherencia, consistencia e integridad a estas percepciones y discursos nunca antes considerados.
Particularmente me es un privilegio agradecer la cálida acogida y comprensión de muchas mujeres de los más diversos sectores, incluso de grupos feministas que, al leer estos planteamientos, me brindaron valiosos aportes y también algunos reparos y objeciones que contribuyeron a mejorar y ampliar el contenido de este texto, para hacerlo más sensitivo, comprensible, positivo y constructivo en la búsqueda de soluciones convergentes e integradoras en torno a esta problemática que afecta tan peligrosamente a toda la Humanidad.
Steel Nobles.
LLAMADO DEL AUTOR
Este es un ensayo en constante desarrollo. Un libro abierto. Y, seguramente, futuras ediciones del mismo no podrán agotar su temática. Por tal motivo, hago ferviente llamado a todos los lectores a contribuir a este ensayo, aportando antecedentes, ideas y opiniones que ayuden a hacer del mismo una herramienta inédita y dinámica destinada a una mejor y mayor evolución de la persona y de la Humanidad. De igual modo, mi dirección web también está disponible a lectores que soliciten información y ayuda confidenciales relacionadas al contenido del presente trabajo.
Atentamente
Steel Nobles
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |