La Democracia Cosmopolita en David Held: Argumentación y Debate (página 3)
Enviado por Sebasti�n Mu�oz Cornejo
Esferas de Poder.
El autor identifica siete esferas de poder clave en una sociedad, respecto de las cuales todos los ciudadanos debieran tener una grado adecuado de participación-inclusión, ya que solo así podrían participar de manera efectiva en la democracia. En torno a estas esferas de poder es que el autor articula los derechos que debieran ostentar los ciudadanos, y por ende del dominio del derecho público democrático. La idea del reconocimiento de grados de participación de los ciudadanos en las esferas de poder es evitar una situación social de nautonomía, la que ha sido descrita por el autor como "cualquier pauta socialmente condicionada de perspectivas de vida asimétricas, que impone límites artificiales sobre la creación de una estructura común de acción política".
De este modo los derechos en las distintas esferas sociales buscan hacer frente a situaciones sociales inequitativas que tienen por efecto minar la posibilidad de influencia sobre el sistema político de la comunidad. Por consiguiente la búsqueda de mejora en las condiciones de vida de los ciudadanos no se busca per-se, sino que esta mejora es deseable, a juicio del autor, solo en cuanto contribuya a la plena participación política de parte de los ciudadanos, verdadero fin en sí mismo para el autor.
En lo que sigue, haré una caracterización de las distintas esferas de poder que identifica el autor y los derechos mínimos que debieran tener los ciudadanos respecto a cada una de ellas. A pesar de está escisión, realizada más bien por conveniencia metodológica, estas esferas están íntimamente relacionadas, de forma tal que muchas veces podemos percibir una superposición de esferas y de consecuencias sociales atribuidas a cada una de ellas.
1. La primera esfera es la del cuerpo que "se refiere a la organización de la salud física y emocional a través de redes y medios institucionales específicos, formales e informales, a lo largo de espacios sociales en que se cruzan lo local y lo internacional".En este contexto va a existir nautonomía toda vez que las personas carezcan de los recursos necesarios "nutricionales, de vivienda y financieros", que les permitieren una adecuada participación publica y normal calidad de vida en la esfera privada. Derechos que les debieran corresponder a los ciudadanos en el ámbito de esta esfera son: i)Bienestar físico y emocional, ii)Ambiente limpio, no tóxico, sostenible y iii) Control de la fertilidad.
2. Una segunda esfera de poder es aquella identificada como de bienestar, definida por el autor como "la organización del dominio de bienes y servicios que facilitan la transición del ciudadano desde la posición de persona privada a la de miembro pleno de la comunidad". Para compensar la amplitud de la definición Held precisa que este dominio comprendería los derechos sociales de i)Cuidado infantil Universal, ii) Educación Universal y iii) Servicios comunitarios.
3. La tercera esfera es la de la cultura., que de acuerdo al autor "comprende los reinos de actividad social donde se pueden discutir las cuestiones de identidad e interés público, donde es posible examinar las diferencias de opinión, y donde se pueden evaluar las costumbres y dogmas locales". Es decir, este orden supone el acceso a la interiorización y discusión de la agenda pública y asimismo de los marcos interpretativos de la realidad que prevalecen en una sociedad en un tiempo y lugar determinados, comprendiendo la libertad para sostener y expresar una cosmovisión particular. Los derechos habilitados en el marco de esta esfera serian: i) Libertad de pensamiento y culto, ii)de Expresión y iii)el derecho/deber de Tolerancia.
4. La cuarta esfera de poder estaría comprendida por la de las asociaciones cívicas, íntimamente relacionada con el concepto de sociedad civil, explorado en el marco de la gobernabilidad mundial por autores como Falk.Sin embargo el concepto de sociedad civil es más amplio que el de asociaciones cívicas, similar al de "cuerpos intermedios de la sociedad" en la voz del legislador constitucional, ya que este último concepto connota un especifico campo de acción dentro de la esfera de la sociedad civil, encontrándose así estos conceptos en una relación de genero a especie. Held comprende que el reino de las asociaciones cívicas está referido "a la configuración de instituciones y organizaciones mediante las cuales los individuos y los grupos pueden promover sus propios proyectos independientemente de la intervención directa del Estado o de colectividades económicas como corporaciones o sindicatos". La nautonomía en esta esfera se presenta cuando no existe la posibilidad de acceso a estas organizaciones, o cuando estas se desvían de sus propósitos originales, favoreciendo a determinados grupos en desmedro de otros. Los derechos que para Held debieran ser reconocidos en este campo son: i) Libertad de unirse o formar asociaciones autónomas, ii) Pertenencia activa a las asociaciones cívicas y iii) Libertad de información.
5. Una quinta dimensión, o esfera, de poder que el autor identifica, esta constituida por el ámbito de la economía, que comprendería la organización colectiva de la protección, la distribución, el intercambio y el consumo de bienes y servicios. Cabe destacar que, como bien puntualiza el autor, está esfera es una de las principales fuentes de estratificación y nautonomía, lo que es correcto si abarcamos las economías nacionales de corte neoliberal. La restricción impuesta por la economía neoliberal no abarca solo a los individuos, sino también a los Estados, que enfrentan enormes presiones para excluir la intervención política en esta esfera. De acuerdo al autor en esta esfera los ciudadanos debieran ostentar al menos los siguientes derechos: i) Ingreso mínimo garantizado, ii) Diversas formas de consumo y propiedad productiva y iii) Acceso a los flujos de recursos productivos y financieros.
6. La sexta esfera que el autor identifica es aquella relacionada con la organización de la violencia y de las relaciones coercitivas en una sociedad. De esta forma en una sociedad la violencia puede estar presente en menor o mayor magnitud o con mayor o menor concentración, a este respecto recordemos que el Estado necesita el monopolio del uso de la fuerza, ya para subsistir como tal, o para terminar con la violencia arbitraria privada. Los derechos mínimos que debieran ostentar las personas en este ámbito son: i) Coexistencia pacífica, ii) Política exterior legal y iii) Accountability (Responsabilidad) de los líderes políticos por delitos civiles o criminales.
7. Por último la séptima esfera es la que el autor identifica como de las instituciones administrativas o legales, que son aquellas de las cuales se vale un Estado para regular, ejercer sus fines sobre un territorio y población determinados. Para Held, en esta esfera se pueden consolidar procesos y estructuras nautonómicas por varias razones, ya por restricción al acceso de los ciudadanos a integrar estas instituciones, por medidas restrictivas hacia estos, restricción de libertades de empresa y opinión por ejemplo. Asimismo estas instituciones pueden contribuir al mantenimiento de estructuras nautonómicas, por el simple hecho de reproducir este tipo de estructuras sociales en su seno, de modo que no basta el que el poder público no contribuya a acrecentar estas diferencias, sino que debe precisamente plantearse de forma tal que no consolide este tipo de estructuras por inacción. A juicio de Held los derechos que corresponderían a los ciudadanos en este ámbito son: i) Debido proceso e Igualdad ante la ley, ii) Oportunidades adecuadas y equitativas de deliberación y, iii) Participación directa o por representación.
Autonomía y Democracia
La importancia que tiene el reconocimiento por parte del Derecho público democrático de estas baterías de derechos dice relación con la concepción de Held, Habermas, y en general de los socialdemócratas, de que si bien los derechos civiles y políticos primarios deben estar garantizados para que exista el sistema democrático en un sistema político, estos no bastan para garantizar el ejercicio democrático o una "estructura común de acción política", sino que es necesario, y consubstancial al esquema político democrático cierto bienestar material, que Held ha traducido en los derechos y obligaciones en las diversas esferas de poder que él identifica, que integran el derecho público democrático y son necesarios para la consolidación del principio de autonomía. De esta manera el Derecho publico democrático es el "marco o metamarco que puede circunscribir y delimitar de forma legítima la interacción política, económica y social". Así para Held, el Derecho público democrático cumple al menos dos funciones. Una de ser fuente de legitimidad democrática y la otra de servir como criterio de medición de la legitimidad democrática en un sistema político determinado, en cuanto que la capacidad que tengan los individuos de participar en un pie de igualdad en el proceso político de toma de decisiones condiciona la real existencia de una democracia.
En esta línea, para Held la autonomía es antes que nada un ideal, alcanzable y urgente. De este modo el Derecho público democrático no realiza inmediatamente la autonomía en una comunidad política determinada, sino que por el contrario, el ideal de autonomía le da una dirección, orientando su contenido en busca de la realización de la democracia, puesto que la consagración plena de la autonomía en una sociedad, requeriría no sólo de buena voluntad y consenso político, sino que también de un sustrato económico, lo que no es cuestión de dictar una ley, sino de una creación/reorientación de recursos siempre escasos. Así pues, tenemos que Held reconoce tres niveles de exigibilidad del principio de autonomía.
El nivel ideal, el alcanzable y el perentorio. Lo que, en definitiva apunta Held, es que la autonomía es antes que todo un ideal normativo, antes que un principio cercenado por su facticidad, de esta forma la instauración de una comunidad de autonomía plena será no inmediata, sino que en la mayoría de los casos, en consideración a los recursos y voluntad política, progresiva.
Así pues, el nivel ideal de autonomía es para el autor "un programa de acción política orientado a la creación de un orden democrático cuyo cimiento básico sea la consagración del principio de autonomía y su valides para todos y cada uno de los ciudadanos dentro y a través de todas y cada una de las esferas de poder".
El segundo nivel de la autonomía es el alcanzable, que para el autor es "el nivel de capacidades y recursos necesarios para participar en la comunidad política sin desventajas sistemáticas ni restricciones arbitrarias dentro de la gama de alternativas demostrables". En definitiva para el autor, el nivel alcanzable de autonomía está representado por la factibilidad de lograr un nivel óptimo de autonomía, de acuerdo a la disponibilidad de recursos con que cuenta una comunidad política determinada. Así pues, este nivel es el que puede alcanzar una comunidad determinada en un mediano plazo, con una utilización eficiente de los recursos, y la consecuente voluntad política en esa dirección. De lo anterior se desprende que su materialidad (del nivel) estará determinada de acuerdo a las características específicas de cada comunidad.
El tercer nivel, y por ende de mayor urgencia en su exigibilidad es el perentorio, que esta caracterizado por que su no satisfacción acarrea un "daño serio", es decir que pone en peligro la propia vida de las personas. El autor precisa que este daño es evitable, en consideración a que puede ser evitado sin alterar gravemente el orden político ni las estructuras económicas vigentes.
A este respecto es que bastaría tan solo la mitad del 1 por ciento del P.I.B mundial, o el 5% de los gastos militares para cumplir los objetivos de "alimentación adecuada, agua, cuidado de salud y educación para cada varón, cada mujer, y cada niño", es por tanto perentorio cambiar la estructura internacional que valida lo que a ojos de todos parece una aberración, que aún cuando bastaría tan solo destinar una pequeña porción de lo que se gasta en causar sufrimiento y muerte a fines menos insignes se podría terminar con el padecimiento de miles de personas que en este momento se desgarran por apenas subsistir, esto no se efectúe. Creo que esta situación choca tanto a la razón –logos-, como al sentimiento- pathos-, que no seria necesaria mayor argumentación.
Una vez comprendidos los conceptos de autonomía y de Derecho Público Democrático, podemos revisar el significado de democracia cosmopolita.
La Democracia Cosmopolita
La responsabilidad (accountability) de los líderes por sus decisiones ante la comunidad, y la total simetría entre las decisiones de estos y sus electores, son supuestos del pensamiento democrático liberal de los siglos XIX y XX. Hoy por hoy, esta situación dista mucho de la realidad, en cuanto a que en la sociedad global o "red", las estructuras clásicas de relaciones entre quienes toman las decisiones y los afectados parecen haberse difuminado. Por lo demás tampoco es claro que alguna vez las comunidades políticas hayan respondido a la forma de "sistemas cerrados", que parece inspirar la reflexión en torno a supuestos de accountability y simetría entre "imputs" y "outputs" en el marco del Estado Nación.
Según Held, hoy en día ninguna de ambas condiciones se cumplen. Por un lado la accountability nunca ha sido más puesta en duda por los siguientes puntos. En primer lugar, existen lideres (políticos y no) que dirigen asociaciones cuyas decisiones están ajenas de control de parte los que son afectados por ellas. En este caso este líder solo va a responder frente a una pequeña porción del universo afectado (sus connacionales), quedando libre de todo control político frente a los demás, o no va a responder en absoluto, caso de los directores de Compañías Multinacionales.
En segundo lugar, el territorio que controla la asociación política no contiene los efectos de las decisiones de esta (outputs). Es decir las decisiones que se toman en una comunidad política determinada, asentada sobre la idea de soberanía tradicional conceptualmente territorial, tienen repercusiones que exceden el marco dentro del cual debieran obrar (el territorio).
De esta forma, lo que hace Held es constatar la obsolescencia del principio de soberanía tradicional, el que supone un ente político que controla un territorio hermético, y del concepto de democracia asentado sobre este. En relación a lo anterior, pierde también su efectividad el control democrático. Esta pérdida de efectividad esta dada por la erosión de su supuesto de adecuada retroalimentación informacional, si bien es posible que nunca haya tenido lugar.
En un contexto de adecuada retroalimentación informacional, el ente político reabsorbe todas las consecuencias de sus decisiones, en cuanto a que tomará razón de los efectos que ellas produjeron en las partes, produciéndose así un óptimo de correspondencia que tiene como resultado la eficacia del control democrático, al menos en teoría. En la realidad, la asociación política no obtiene contestación respecto a la totalidad de sus outputs, y por tanto no puede ajustarse a las consecuencias de estos.
De esta forma la democracia cosmopolita vienen a ser un intento por hacer más fluida el tránsito de información en el sistema internacional, optimizando el funcionamiento de las instituciones por la vía de la extensión de la rapidez y magnitud de la retroalimentación comunicacional que suponen las formas democráticas.
Pues bien, volviendo al planteamiento del autor, recordemos que este plantea que el concepto de Estado soberano y la idea de gobierno democrático sobre unidades herméticas nunca se ha ajustado a la realidad, y menos hoy en día, donde la complejidad relacional ha llegado a niveles inauditos. De esta manera, para el autor las comunidades políticas deben ser pensadas no como centros "unidimensionales" de organización, sino como estructuras formadas por redes de interacción superpuestas.
De esta forma, el proceso democrático que parte de la base de que las comunidades políticas responden a estructuras lineales de poder, deja fuera todas las formas y redes que no responden a ese modelo, en cuanto a que es imposible, según Held, explicar la naturaleza y las posibilidades de la comunidad política haciendo exclusiva referencia a las estructuras y mecanismos nacionales de poder político, coincidiendo con la postura que plantea la incapacidad del nacionalismo metodológico, o de "contenedor de la sociedad de explicar de manera acabada los fenómenos sociales de una comunidad determinada, y por ende la necesidad de su superación. De acuerdo a estas consideraciones, es que el principio de autonomía no será efectivo mientras las diversas estructuras de toma de decisiones que afectan a las personas se mantengan ajenas a la posibilidad de dialogo democrático, sin esta posibilidad de dialogo se ve truncada la posibilidad de crear y acceder al debate sobre temas de interés publico y con ello la disponibilidad de una estructura de común acción política.
Plantea Held, que en el contexto actual de interconectividad regional y planetaria, el compromiso con los ideales de autonomía y democracia en una comunidad política se hace extensible a todas "las comunidades cuyas acciones, políticas y leyes estén interrelacionadas y entremezcladas". El argumento es que en las condiciones socio-políticas actuales es imposible argumentar a favor del control democrático y de la autonomía en una comunidad sin pretender extenderlo al resto de las redes planetarias imbricadas, lo que tiene bastante sentido en cuanto tenemos que decisiones tomadas en el ámbito externo de una comunidad política, ya sea un gobierno, OIG o compañía transnacional, pueden, y de hecho tienen bastante frecuentemente, un poder de influencia mayor que aquellas tomadas en el seno del sistema político de una comunidad determinada. De esta forma la Democracia Cosmopolita puede ser vista como una extensión del control democrático con la consiguiente apertura de instituciones tanto políticas como económicas a ese control
Por cuanto el Derecho público democrático es susceptible de verse minado en su efectividad por redes, o esferas de poder de alcance global, es que este necesita de una estructura legal supranacional que Held conceptualiza como Derecho democrático cosmopolita, expresión que ya había utilizado Kant en la paz perpetua, aunque para él el derecho cosmopolita equivalía más bien a un deber de hospitalidad universal, en virtud del cual ningún sujeto podía ser tratado con hostilidad en el extranjero. Este es un Derecho que debe ser concebido "como un dominio del Derecho diferente del Derecho de los Estados y de las leyes que vinculan a un Estado con otro ?el Derecho internacional-. Es en consecuencia una esfera del dominio legal extendida entre ciudadanos, ya no de Estados, sino que del mundo.
La comunidad cosmopolita, se encuentra para Held, "a medio camino entre una organización federalista, y otra confederalista", donde la primera, asociada a un Estado Mundial, puede ser considerada como una unión política en la cual rige una estructura política, financiera, exterior y militar común y no caben cláusula que permitan la renuncia de las entidades subfederales; confederalismo connota una unión en la cual cada nación y cada Estado asociado elabora e implementa de forma separada su propia política financiera, exterior y militar, disponiendo además de la posibilidad de renuncia, la que permite poner fin a las relaciones coordinadas.
Ahora bien, Held rechaza la identificación con el federalismo, o Estado mundial, ya porque es políticamente inviable, en cuanto "los Estados siguen cuidando celosamente su soberanía y a menudo buscan vías de protegerla e incrementarla ante flujos regionales o globales". Otro aspecto que Held considera negativo de la organización federalista es que esta peca de burocrática, con la consecuente pérdida de eficiencia en las decisiones producto de la centralización excesiva de la toma de decisiones. Además para Held, considerando que un Estado mundial requeriría de una cultura uniforme, esta posición implicaría asumir con demasiada sencillez que "las poblaciones del mundo puedan pueden llegar a compartir una cultura homogénea, un universo de discurso común y una única forma de ciudadanía". De otro modo también considera que la emergencia de un único Estado mundial, es peligroso por su potencial tiránico, el que no tendría ya contestación externa, ni ofrecería posibilidades de escape, es decir que existe un recelo frente al rumbo totalitario que podía tomar ese estado único, arquetípicamente ilustrado por la novela de George Orwell, 1984, o bien como ejemplo más cercano, la ex -URSS. También manifiesta su temor respecto a la formación de un Estado único Thimothy Breenan, quien ve con ojos desconfiados los intereses poderosos que se ocultarían tras la formación de dicha estructura.
De igual forma Held discrepa de la organización de la comunidad cosmopolita al modo del esquema confederalista, por cuanto a que seria una forma muy limitada de coordinación política mundial, asimismo parecería inaceptable que los Estados pudieran declinar a su arbitrio a seguir siendo parte de la organización.
Ahora bien, el Derecho cosmopolita en Held, no debe concebirse en términos de una estructura rígida, de un solo nivel que impone derechos y obligaciones a los ciudadanos, sino como un marco legal donde tienen cabida diversas redes de regulación, ya en el plano local, nacional o regional. Sin embargo lo que deben tener en común todas estas redes es su respeto por el principio de autonomía y coherencia con el Derecho Cosmopolita. De esta forma la persona ya no respondería a una sola forma de ciudadanía, sino a varias, con los correspondientes derechos y obligaciones y sustratos identitarios, en la línea con la concepción que la identidad en la globalización ya no responde al esquema de la cultura que se presenta en un estado nación determinado, sino que es una construcción que se recrea y desarrolla a través de las diversas redes o flujos identitarios de alcance global, lo que para Beck constituye un "motivo ulterior para el socavamiento de la soberanía del Estado nacional y la obsolescencia de la sociología nacional estatal (nacionalismo metodológico)".
Ahora bien, para Held este entramado de relaciones no implica la muerte del Estado nación, sino que estos "dejarían de ser los únicos centros de poder legítimos dentro de sus propias fronteras", lo que vendría a ser además el ajuste del ius al facto, esto debido a la constatación de la efectiva pérdida de influencia del Estado aún dentro de sus fronteras. De esta forma "el reconocimiento de que ciertas tareas y funciones son y deben ser desempeñadas en y a través de diferentes niveles políticos ?local nacional, regional e internacional- no implica que la misma idea de Estado moderno deba extinguirse; implica en todo caso, que esta idea requiere de adecuaciones para poder estirarse a través de las fronteras". Lo anterior nos deja con una duda que es ¿Cómo se articularían estas redes?, o lo que es lo mismo ¿Que rango de decisiones le corresponde a cada nivel?
Para Held, los asuntos que corresponderían a las asociaciones más cercanas a las bases, nivel local, comunidades o de trabajo, son "aquellos que involucran a las personas en la determinación directa de las condiciones de su propia asociación", es decir que afectan a las personas de manera más inmediata. A su vez los niveles nacionales de gobierno se deberían ocupar de los "problemas colectivos que afectan a una población en particular sin llegar a cruzar las fronteras de su territorio".
A los niveles regionales les corresponderían aquellos asuntos "que exigen mediación transnacional a causa de la interconexión de las decisiones y las consecuencias nacionales". Por tanto el nivel internacional debiera tomar las decisiones que por su marco de influencia o asuntos a los que hacen frente, escapen de la competencia de los otros niveles, es decir los que solo pueden ser resueltos eficazmente desde una perspectiva global.
Vemos así como en Held, los distintos marcos de decisiones políticas, se distribuirían los campos de acción de acuerdo a un criterio de eficiencia, de acuerdo al cual los asuntos que puedan ser tratados eficazmente por un nivel inferior serán resueltos a ese nivel sin necesidad de elevarse a nivel contiguo. Así también los distintos niveles actuaran articulada y simultáneamente respecto de temas que así lo requieran, siendo para Held, los problemas ambientales el fenómeno paradigmático que requeriría este tipo de intervención.
En definitiva lo que Held propone es avanzar sobre las siguientes tres líneas:
- Extender los sistemas de accountability más allá de las instituciones políticas propiamente tales, y someter a este control a flujos que actualmente se mueven en la irresponsabilidad política.
- Re-articular los focos de poder político, ya sea a nivel nacional, regional o global, para hacerlos más sensibles a temas de interés público.
- Integrar al proceso democrático a los grupos, agencias, asociaciones y organizaciones de la economía y de la sociedad civil.
Concreción y lineamientos institucionales
Ahora bien, como se concretarían estos lineamientos en el orden institucional, y cual es la propuesta concreta de Held para instaurar/promover el Derecho cosmopolita es lo que revisaré en lo que sigue.
En primer lugar la consolidación del Derecho cosmopolita exigiría su consagración "dentro de la constituciones de los parlamentos y asambleas a nivel nacional e internacional; y la extensión de la influencia de las cortes internacionales de manera que los grupos e individuos dispongan de los medios efectivos para controlar que las autoridades políticas respeten, y hagan respetar los derechos y obligaciones clave, dentro y fuera de las asociaciones políticas".
Held también apunta hacia la creación de un poder ejecutivo y legislativo transnacional, efectivos tanto en el plano regional como en el global, sujetos por las disposiciones del derecho público democrático. Esto implicaría la creación de parlamentos regionales y la afirmación de los existentes, para que "sus decisiones sean reconocidas como fuentes independientes y legítimas de la regulación regional e internacional".
Por otra parte, existiría la posibilidad de efectuar referéndums internacionales, donde la población se pronunciaría sobre discrepancias que pueden existir entre las prioridades en la implementación del Derecho democrático cosmopolita y los objetivos del gasto público. Además se abrirían las organizaciones internacionales y los cuerpos funcionales internacionales a la accountability. Seria también necesaria la implementación de "una asamblea que reuniera a todos los Estados y agencias democráticas" dotada de una real capacidad de acción política, donde sus miembros sean elegidos y controlados directamente por la población.
Esta asamblea, una vez constituida, seria el centro de discusión y de decisión política de todos los problemas globales como las enfermedades, la desnutrición, la deuda del tercer mundo, los problemas medioambientales, etc.. La exigibilidad de los acuerdos y disposiciones dependerá del nivel de urgencia que tengan dichas disposiciones de acuerdo a la implementación del principio de la autonomía. En este sentido es que se presentan tres niveles de exigencia; inmediato, a mediano plazo e ideal. No está demás apuntar que respecto al primer nivel de exigibilidad, la comunidad internacional junto con la comunidad nacional afectada, aunque esta por regla general tendrá un bajísimo nivel de intervención política, deberán tomar todas las medidas a su disposición para poner término a la situación nautonómica.
Respecto a la ejecución del Derecho, Held plantea que una parte de las fuerzas militares de cada Estado nación podrían ser asignadas a la autoridad trasnacional, conformando todas las unidades un bloque coherente de mando centralizado. Otra posibilidad que plantea es la creación de una fuerza militar independiente conformada por voluntarios de todos los países. De esta manera Held salva la objeción que apunta a que las normas sin coerción no son jurídicas y le da el sustrato coercitivo necesario al modelo cosmopolita, bajo la premisa que toda estructura jurídica, al menos hoy por hoy, requiere la potencialidad de la fuerza para su implementación y eficacia.
A este respecto el mismo autor tilda las propuestas de gobierno internacional que no cuenten con el auxilio de la fuerza como "equivocadas y peligrosamente optimistas", lo cual no deja de ser cierto repito, bajo las condiciones actuales. Sin embargo creo que el cumplimiento del propósito de la creación de una fuerza transnacional, dotar de coercibilidad al Derecho cosmopolita, requeriría que la capacidad bélica de esta fuerza, fuera superior a la más poderosa de las fuerzas armadas estatales, por cuanto la existencia de una fuerza superior anula la efectiva coerción, al menos, sobre el espectro al cual ella protege.
Está demás apuntar todas las dificultades e inconvenientes de implementar tamaña fuerza, al menos bajo las condiciones estratégico-militares existentes hoy por hoy. De modo tal que estimo que una solución más eficiente pasaría por el desarme en el mayor grado posible de las naciones, y una vez entonces implementar el modelo de Held, o de la centralización del mando de todas las fuerzas estatales en un comando supranacional militar, lo que supone que todas ellas obedecen a una misma autoridad o superior jerárquico.
Ahora me centraré en el campo de la economía global y las medidas que debieran ser adoptadas en esa esfera en orden a la consolidación de la Democracia Cosmopolita según el autor. Cabe destacar que el ámbito de la economía, y la posibilidad de encauzar su desenvolvimiento es central para la efectiva realización del ideal cosmopolita, tanto por su capacidad configuradora del orden político, como por constituir un eje articulador de la vida social, o como sostuviera Polanyi, su único eje, esto cuando el mercado pierde toda orientación desde la política publica, alcanzando así su "autorregulación". De esta forma es imposible soslayar la relevancia de esta esfera en todo proyecto político, que más aún pretenda una reconfiguración del orden internacional, sobre todo en un contexto de globalización que se produce desde esta esfera.
En esta línea es que estimo que principalmente por el desarrollo de esta esfera es que estamos hoy discutiendo formas de gobierno planetario, en cuanto a que esta opera tanto como -agente- que acrecienta la interconexión planetaria, como eje articulador de los desequilibrios materiales y políticos, tanto en el plano internacional como en el orden interno de los Estados. En este sentido es que para Held se justifica la intervención estatal en la economía, corrigiendo esos desequilibrios con el objetivo de asegurar el óptimo desempeño de la democracia en una sociedad, lo cual tiene como supuesto la efectiva realización del principio de autonomía en la comunidad política.
Además de las grandes desigualdades materiales ya a nivel local o global, se añaden al menos cuatro efectos del "libre mercado" que hacen recomendable la intervención política en la economía.
1. En primer lugar, porque existen áreas importantes respecto de las cuales el libre mercado no puede arribar a respuestas satisfactorias. Tal es el caso de las externalidades negativas, que son efectos no deseados respecto a actividades económicas, y respecto a los cuales no está asociado un costo, al menos directo que provoque un desincentivo a ejecutar tal actividad. Típico es el caso de la contaminación ambiental, ya por industrias, o por particulares. Otra área no cubierta es la de los bienes públicos, respecto a los cuales los privados no tienen incentivos para producir, a pesar de beneficiarse de ellos, tal es el caso de obras publicas, educación. Además esta el problema de la concentración económica, es decir empresas que se constituyen como monopolios u oligopolios.
2. En segundo lugar, y de gran importancia por la relevancia que ha alcanzado la inversión en mercados de capitales, esta la fragilidad a las que están expuestas las economías nacionales frente a operaciones económicas, que poco dicen relación con utilidades o producción, sino que con especulación en las bolsas de comercio.De modo que en verdad aquí hago referencia a dos problemas, uno es la posición de vulnerabilidad en que quedan las economía frente a las emigraciones de los capitales, ejemplo paradigmático de esto es la "crisis asiática", en la que una oleada de desconfianza respecto al real valor de los instrumentos financieros que se transan en las bolsas de los países asiáticos, termino produciendo una de las mayores crisis económicas que recuerde el mundo desde la "crisis del petróleo" en los años setenta. El otro problema dice relación con que las ganancias para los inversores en las bolsas a menudo no guarda relación con el real rendimiento económico de una empresa o nación, produciéndose de esta manera una escisión entre rendimiento real y utilidades para los inversionistas, ya que la especulación pasa a ser la medida de efectividad de las políticas macro/micro económicas.
3. Una tercera consecuencia, solo para dejar esbozado el problema, estaría dada por la inmersión de los espacios culturales/sociales dentro de la lógica económica, lo que equivale a entregar importantes campos constitutivos de la misma subjetividad humana al juego de la oferta y la demanda. La búsqueda de mayores utilidades en el menor tiempo toma posición de instrumentos de aculturación importantísimos como son los medios de comunicación, y en menor grado de la propia educación. Así el espacio de televisión no se esfuerza por producir un producto de calidad cultural, sino de solo de "vender publico a los publicitarios", es decir a las empresas apetitosas por audiencias numerosas, que implican numerosos potenciales clientes y consecuentemente utilidades. Es parte de esta cuestión la creación de necesidades artificiales, de nuevos nichos de consumidores para vender productos, una vez cubiertas las necesidades básicas, pero no de todos sino que de aquellos que disponen del poder adquisitivo suficiente.
4. Una cuarta consecuencia indeseable, que considera Held, es la subordinación del poder político a los poderes económicos, lo que equivale a decir que los gobiernos cuentan con enormes presiones para tomar decisiones políticas dentro de un marco de conveniencia para esos grandes intereses lo que implica una limitación del espectro de toma de decisión política. Lo que subyace a esto es que la aprobación y continuidad de un gobierno depende en gran medida de los resultados económicos de una nación determinada, los que están condicionados por la satisfacción de las exigencias de los grupos económicos y financieros, lo que implica asegurar la coherencia "de las políticas económicas con los imperativos del sector empresarial y/o de los mercados de capital internacionales". Esto implica que estos grandes grupos económicos cuentan con un "poder estructural desproporcionado sobre la comunidad política y, en consecuencia, sobre la naturaleza de los resultados democráticos". De esto se desprende que si se quiere posibilitar la convivencia democrática en una comunidad será necesario al menos mitigar esa condición de desproporcionalidad en la influencia y posibilidad de acceso al sistema político y social.
Pues bien, la intervención de la política en la economía tiene por objeto "que se cumplan las condiciones de la regulación democrática en todas las esferas de poder". De esta forma para Held, la legitimidad de la intervención en la economía estará dada por asegurar la vigencia del principio de autonomía en una comunidad política determinada, vigencia siempre dependiente de la forma de manifestarse y ubicuidad de las estructuras de poder en una sociedad. Ahora examinaremos cuales serian en concreto las medidas que Held propone para lograr esa finalidad.
En primer lugar, sostiene Held que las compañías y corporaciones debieran respaldar e internalizar el imperativo de la autonomía, lo que implica dar un trato acorde a empleados y clientes. Esto es asegurar y promover condiciones recondiciones y prácticas de trabajo que preserven la salud y la seguridad, la capacitación, asegurar un ingreso básico y participación en la empresa y demás tipos de organización económica.
Esta "independencia económica" además requeriría del establecimiento de sueldos mínimos y una red amplia de asistencia social, para quienes queden en situación de marginación laboral. La importancia que tendría asegurar un ingreso mínimo radicaría en que, mediante este se aseguraría la independencia económica de cada empleado. Estimo que la coordinación entre los estados, que presupone la democracia cosmopolita, haría posible la fijación de condiciones mínimas de trabajo, a nivel mundial, lo que ayudaría a reducir la tendencia hacia la baja de estas condiciones por la competencia desregulada entre los estados, donde los con menores estándares de protección atraen inversión, y consecuentemente generan empleo, aunque de pésima calidad. Así pues, los Estados tienen temor a establecer mejoras en las condiciones de la relación laboral, por cuanto esa mejora podría implicar la pérdida de inversión y empleos.
En este sentido es que la instauración de una regulación mundial de las condiciones de trabajo le pondría a lo menos un piso a esa competencia, asegurando así que los empleos satisfagan estándares mínimos de calidad en cualquier lugar del mundo. De esta manera la competencia por atraer inversiones, en base a mano de obra barata, tendría igualmente lugar pero ya desde un piso mínimo que asegurara condiciones dignas de trabajo y sueldos decentes. Esta cualidad del orden cosmopolita, de poder establecer normas coercibles a nivel planetario, haría que el referido mecanismo actué de igual formas respecto a diversos temas, entre otros el ambiental y gasto militar.
En cuanto a la participación en la empresa, esta incluiría para Held, no solo la conversación entre los distintos actores en el marco de una empresa, sino que también la negociación orientada a la consecución de acuerdos relativos a "áreas tan diversas como las perspectivas de empleo, métodos de trabajo, oportunidades de inversión y los niveles de ingreso y beneficios". Esta negociación debiera tender al "equilibrio entre la eficiencia económica y los requerimientos democráticos", en el sentido de que la empresa debiera ir accediendo a las peticiones de los empleados, en la medida en que estas concesiones no afecten la misma viabilidad del proyecto económico de la empresa.
Otro punto que precisa Held, es que las empresas debieran respetar el derecho tanto de sus empleados como de los pueblos en general, a tomar cualquier orientación política y consecuentemente identificarse con proyectos ideológicos, siempre que dentro del marco del principio de autonomía. Esto implicaría que las "organizaciones económicas no deberían participar en actividades que, abierta o encubiertamente, recortaran las opciones políticas de las personas".
Tal situación tiene lugar cuando las empresas se involucran con un sector político determinado y toman medidas a favor de la primacía de su proyecto político, por ejemplo financiándolo, o cuando por el contrario se plantean en contra de un sector determinada tomando cursos de acción destinados a su mengua, por ejemplo saboteando sus proyectos o financiando a grupos que se planteen en su contra.
Por otro lado, seria necesario para la concreción del modelo cosmopolita, el establecimiento de una legislación marco "que especifique los principios y objetivos del derecho democrático cosmopolita" y la creación de un organismo de coordinación económica, que articule las políticas económicas globales, y que a diferencia organismos como el FMI o G-8, actúe dentro del marco de la democracia y persiga el bienestar de la humanidad como un todo, a diferencia de tales organismo que actúan en representación de intereses particulares..
La legislación económica global cristalizaría entonces un acuerdo en orden al trazado normativa del orden económico internacional, en busca de la concreción del principio de autonomía, particularmente en lo referido a condiciones materiales de vida y posibilidad de acceso a los recursos. En esta línea, es que Held propone avanzar en temas tales como la reducción de la deuda, tomando en cuenta que cada año el costo de los servicios del Sur excede a la ayuda directa del Norte en desarrollo, y la creación de programas de asistencia. Aunque no lo apunta el autor, la legislación económica cosmopolita seria también la instancia para fijar los limites a la actividad económica derivados del uso sustentable de los recursos naturales y de las consideraciones ecosistémicas, es decir seria también el lugar donde se analice el tema de la producción y reparto de los riegos, de manera razonable. Es decir, seria la instancia en que la política encauza a lo económico, de acorde a los requerimientos de la especie y el ecosistema planetario.
De esta manera en el orden cosmopolita de Held, la economía, y las decisiones de los agentes económicos, serian tomadas dentro de un marco de plena recepción de los riesgos/externalidades y en cuenta de la orientación general que guiaría a las decisiones económicas. No seria un sistema de planificación económica centralizada a la usanza de las economía marxistas, pero las decisiones económicas si serian tomadas en un plano de adecuación a las necesidades planetarias, definidas en un contexto democrático.
De esta manera para las empresas no seria llegar y producir sin importar los costes que el proceso productivo acarree para el entorno y/o el ecosistema, tanto por las materias primas usadas como por los diversos tipos de contaminación, sino que dicho producción solo tendrá lugar en la medida en que se ajuste a las pautas de producción de riesgos y extracción de recursos naturales que hayan sido definidas en la legislación cosmopolita, en vistas a un desarrollo económico sustentable y coherente con la preservación del medioambiente. Así es posible observar que en Held la economía responde a un cierto orden, derivado de la asimilación plena de las consecuencias de las decisiones económicas y de la búsqueda de satisfacción de estándares en cuanto a condiciones materiales de vida y de preservación medioambiental. De este modo se observa una reorientación respecto de lo que ocurre actualmente en que la descentralización de las decisiones económicas, esto es tomadas por un agente económico por consideraciones de utilidad netamente individuales, tiene como resultado un desorden desde el punto de vista global, en cuanto a que el agente no se hace cargo de las consecuencias de sus decisiones económicas. Así tenemos como resultado que las empresas opten por la utilización de materiales nocivos o de difícil biodegradación por ser más económicos, por poner un ejemplo de desadecuación de la toma de decisión gerencial respecto a un óptimo social.
Problemas de esta índole no tienen respuesta desde los mecanismos actuales del mercado, en tanto respirar aire limpio y bañarse en un lago no contaminado, por ejemplo ,no tienen valor económico, y solo pueden ser abordados interviniendo dichos mecanismos vía regulación.
De este modo Held se hace cargo de la crítica a la globalización neoliberal de hoy de estar al margen de todo cauce, de beneficiar principalmente a grandes corporaciones, de ser insustentable ambientalmente y de aumentar, o al menos mantener, el estado de desigualdad entre los pueblos del mundo.
V. Críticas y Debate.
En este apartado se pasará revista a algunas de las críticas que se le han formulado, o le son formulables a la Democracia Cosmopolita de Held, más acabado trabajo sobre gobierno mundial, desde diversas posturas/autores. Más que agotar todas las observaciones que le son efectuables a la elaboración teórica del autor, me inclinaré por revisar las críticas más orientadas a sus aspectos esenciales, profundas que ha recibido en general el cosmopolitanismo, y en particular la Democracia Cosmopolita de David Held.
En particular se analizaran cinco posturas críticas.
En primer lugar la que cuestiona el supuesto de la tesis de Held de un mundo donde el Estado a dejado de ser el actor único y por excelencia en las relaciones internacionales, la segunda, que plantea la inviabilidad política del proyecto de Held, en tercer lugar y relacionada con la anterior en la dificultad de establecer un ideal cosmopolita/ solidaridad transnacional, en cuarto lugar, la crítica a la deseabilidad de un geogobierno central y en cuarto lugar, aquella efectuada al cosmopolitanismo en general, de acomodar la historia y de sostener una visión particular del nacionalismo metodológico.
1- Preeminencia incuestionable del Estado como actor en la esfera de las relaciones internacionales.
Esta crítica es propia de la postura que sostiene la escuela realista, que se constituyó como una respuesta al "idealismo" en la esfera de las relaciones internacionales, de acuerdo a la cual el Sistema internacional está compuesto principalmente por Estados, que compiten entre sí por la supervivencia/acrecentamiento del poder nacional dentro de un contexto anárquico, carente de reglas de gran similitud al estado de naturaleza Hobbesiano y la escisión total entre el actuar moral y el actuar político, orientado a la consecución de mayor poder para la nación.
Esta postura sostiene que a pesar de todos los cambios acaecidos principalmente a partir del término de la 2º Guerra Mundial como el desarrollo de los Derechos Humanos, Globalización y creciente interdependencia, emergencia de actores internacionales no estatales, el Estado sigue controlando de forma consistente el proceso político global. Así se señala que la merma de la soberanía estatal es, si bien apreciable desde un punto de vista estadístico, la estructura estatal sigue siendo el eje articulador de la vida en comunidad además de constituir una fuente importante de la identidad de los ciudadanos. Afirman que el Estado es el mayor detentador de poder a nivel mundial y el responsable de la coerción nacional y de la homogeneidad cultural y religiosa de una comunidad determinada.
De esta manera, si el Estado retiene sus competencias y soberanía, aún en un mundo altamente complejo e interconectado, de forma tal que puede obrar sobre su territorio de manera eficaz y autónoma, no seria en consecuencia necesaria una estructura supranacional de gobierno que cumpliera funciones que el Estado de por sí puede ya asumir.
A esta postura se suma, la del etnosimbolismo, corriente que reafirma la pertinencia del Estado y las identidades nacionales como fenómenos estables y de tremendo arraigo cultural. El etnosimbolismo, y en relación con el perennialismo, sostiene que los fenómenos de la nación y el Estado son fenómenos tanto socioculturales como simbólicos. Así pues, estos elementos incluyen un lenguaje, mitos, rituales y valores en común compartidos e institucionalizados más o menos formalmente.
Esta postura critica al modernismo y al construccionismo social, subyacente en algunas formas de cosmopolitanismo, por tratar a la nación como un fenómeno reciente y políticamente motivado, en vez de entender sus raíces más profundas, asi pues de acuerdo a esta corriente las naciones ostentan una larga gama de redes culturales y simbólicas que las hacen mucho mas tangibles que identidades más amplias o globales. De este modo, la aproximación del etnosimbolismo niega la posibilidad de, al menos en las próximas décadas, abandonar la nación e identidades nacionales.
Recapitulando, el etnosimbolismo pone énfasis en la solidez cultural y el arraigo que las identidades nacionales tiene en las personas hoy por hoy, lo que haría poco probable la superación del Estado nación. Sin embargo este enfoque falla al no reconocer la formación de la nación como un hecho contingente y accidental, además de las modernas, nuevas identidades que se forman y que poco dicen relación con la pertenencia a un Estado determinado, sino mas bien, con comunidades de vida y sentido de poco arraigo territorial.También debemos reconocer que el Estado nación, como forma de organización de largas comunidades, tiene éxito, en parte por su capacidad de poder cubrir las necesidades materiales de la población, capacidad, que hoy por hoy se halla amenazada, bajo la presión a la desaparición del Estado de bienestar.
Asimismo para Fine, "El viejo marco nacional ya no es capaz de enfrentar los riesgos globales que no respetan fronteras nacionales asi también como las estructuras de poder que pueden prescindir de una rendición de cuentas democrática. La heterogeneidad interna y la hibridez cultural de los habitantes de los Estado nación, así como la proliferación de relaciones externas entre estados nación, está conduciendo inexorablemente a la superación del marco general de las sociedades nacionales".
Las críticas y sustentabilidad de esta primera postura crítica ya han sido con mayor detención analizadas en este trabajo cuando se examinó la cuestión del contexto político en el cual tiene lugar la teoría de Held, de modo que creo que no es pertinente detenerse en ese punto.
2. Inviabilidad Política.
Esta crítica, que puede o no concordar con la postura anterior y sostener o no la deseabilidad/necesidad de una estructura de gobierno supranacional, sostiene que la conformación de una estructura supranacional de gobierno es muy difícil, cuando no imposible.
Esta dificultad deriva del mismo concepto de Estado soberano, en tanto que la soberanía apunta hacia el poder de influencia e imposición que tiene el Estado sobre un territorio y población determinados. Por tanto es contradictorio conceptualmente para la estructura estatal, tal y cual se ha concebido hasta hoy, delegar competencias propias e instituir nuevas a un ente supranacional, limitando su soberanía, ya que el Estado, recordemos la posición de la escuela realista, esta abocado a atender las necesidades de su propia población y debe, dentro de un contexto anárquico, luchan por acrecentar su propio poder geopolítico, excluyéndose así de plano la posibilidad de delegar poder en una instancia supranacional.
Ello es particularmente cierto respecto de los países que ostentan el mayor peso geopolítico, en tanto que ocupando una posición de privilegio en el sistema internacional, que les permite acrecentar su poder e influencia y obtener solo ventajas de su status quo geopolítico, es difícil que quieran renunciar a esa posición y no habiendo mecanismos para obligarlos a ello, no cabria más que conformarse con la actual situación por más inicua y estructuralmente deficiente que sea.
Me parece que esta crítica es la más plausible de todas, en tanto que en el esquema político actual tal reforma no va a tener lugar espontáneamente desde las elites políticas que comandan las estructuras nacionales, sino que va a pasar necesariamente por una toma de conciencia de parte de los pueblos de formar parte de una misma especie y habitar el mismo planeta. Además de esa toma de conciencia es necesario que esta vaya de la mano con un juicio de valor, que se traduzca en la extensión de la fraternidad/solidaridad más allá de las "creadas" fronteras estatales. De esta manera, toma de conciencia y extensión de la solidaridad constituyen el cambio de conciencia que es la condición sine qua non del gobierno cosmopolita.
Debemos también apuntar que estamos bajo el supuesto de que se trata de gobiernos democráticos, capaces de recibir ese input y transformarlo en actuar político, lo que tendrá lugar típicamente bajo la forma de gobierno democrático. Así es como Habermas sostiene "Solo bajo la presión de un cambio de conciencia de los ciudadanos inducida desde la política interior podrá lograrse que los actores globales lleguen a ser concientes de su situación, es decir, que deben considerarse cada vez más como miembros de una comunidad internacional y que están obligados mutuamente a cooperar y a tener en cuenta los intereses de los otros".
De este modo , bajo la lógica realista tradicional, es impensable que los Estados avancen hacia la estructura cosmopolita, pero debemos tener presente que la conducción política correspondientes al análisis realista tiene sus raíces y legitimidad, ya bajo las formas democráticas de gobierno, en una identidad nacional propia que lleva a que los ciudadanos extiendan su lealtad hacia, y solo hacia los miembros de la comunidad política -nación- de la cual forman parte, identificando de esta forma los intereses de la nación con los propios.
Así podemos observar que la conducción egoísta de la política de los estados, y que los lleva a ser reticentes de un gobierno supranacional, reposa en definitiva sobre la comunión de solidaridad entre los ciudadanos de la misma comunidad política, de esta forma la consecuencia es lógica, si los estados actúan egoístamente respondiendo a los intereses de los ciudadanos, si cambian esos intereses, en torno a una identificación con la comunidad humana, cambiaria también la forma de conducción egoísta de los Estados, sobretodo si la conducción política, como sucede en un gobierno democrático responde a los intereses de los pueblos.
De esta forma podemos concluir que la plausibilidad de esta crítica se relaciona directamente con la mantención de una solidaridad limitada al interior de la frontera del estado nación.
A esta crítica añadiremos la crítica a la viabilidad y posibilidad de implementación de una Democracia Cosmopolita, al modo como lo sostiene Held. De modo que está crítica se relaciona superficialmente con la propuesta de Held, poniendo en duda su puesta en marcha por razones prácticas. Fine sostiene que entre estas dificultades se encuentran:
-Problemas de Representación, o sea como establecer un sistema de partidos cosmopolitas y una Asamblea deliberante.
-Problemas Administrativos, como implementar las decisiones democráticas y canalizar el poder deliberante en iniciativas concretas de política
-Problemas de eficacia, como asegurar el cumplimiento de la ley cosmopolita.
-Problemas de legitimidad, relacionada con la aceptación e identificación con estructuras "lejanas" y supranacionales.
A pesar de la plausibilidad de esta critica creo que ninguno de estos problemas son irreversibles, y es más creo que el avance de las tecnologías de la información propiciarán varias respuestas en este sentido.
3. Dificultad de establecer un ideal cosmopolita/solidaridad transnacional.
Ya concluimos que el establecimiento de una Democracia Cosmopolita tiene que pasar por el convencimiento de los ciudadanos de los distintos países de la necesidad, conveniencia o deseabilidad de su implementación.
De acuerdo a esta crítica, la solidaridad más allá de las fronteras es un ideal de poco arraigo en la realidad, por varias razones.
En primer lugar se sostieneque nuestra capacidad para ser generoso con el otro pasa primero por que podamos imaginarnos esa alteridad, y de que podamos hacerlo de forma tal que aliente esos sentimientos. Esta imaginación de otros seria un hecho en caso de los connacionales, con quienes compartimos un pasado, raza y cultura en común. Pero el ejercicio de imaginar al otro, de acuerdo a Scarry, seria mucho más difícil respecto de pueblos con razas, culturas y pasados tan diversos al nuestro. Esta dificultad no seria problema, si no fuera, como lo propone la autora, la capacidad de imaginar a otros necesaria para tomar una actitud solidaria para con él. Actitud que como apuntamos recién es necesaria para la construcción del orden cosmopolita. Lo que sostiene, sin embargo, la autora que ante la dificultad del ejercicio de imaginar a otros, paso previo para respetarlos, se debe avanzar en formulas legales, constitucionales, que consagren deberes de respeto solidaridad para con aquellos que nos cuesta tanto imaginar.
Craig Calhoun concuerda en que la democracia requiere de un tipo de compromiso mutuo entre los ciudadanos que vaya más allá del que puede establecer un ordenamiento jurídico, o un pasaporte común, sino que se requiere de lazos de compromiso, solidaridad que refuercen las estructuras legales que establecen o bien presumen formas de cohesión social. Pues bien, a juicio del autor tales lazos no existirían a nivel planetario, tal como lo exigiría la democracia cosmopolita.
Así es como sostiene que la "mayor parte de las formulaciones de teoría cosmopolita comparte con el liberalismo tradicional una débil concepción de la vida social, el compromiso y la pertenencia", de esta forma para el autor las formulaciones cosmopolitas carecen de "adecuada base sociológica". En esta línea, sostiene el autor que si bien el cosmopolitanismo adecuadamente cuestiona la idea de que la nacionalidad provee de una única y homogénea identidad y sentido de pertenencia, conceptualizaria sin embargo la alternativa a esta de forma vaga y poco concisa.
El autor reconoce que el cosmopolitanismo hace bien al partir desde el punto de vista que el compromiso y la solidaridad social, no tiene lugar en base a la pertenencia a una comunidad nacional determinada, sino que compromiso y solidaridad se construyen y toma lugar por distintas formas de integración tales como los mercados, que "sistémicamente conectan a las personas ya por fuerza o por necesidad", la raza, la pertenencia a una clase o nación determinada y la cultura en común. Así se puede observar que las diversas formas de integración social, presupuesto de la solidaridad, fundamental como vimos en la creación de un gobierno cosmopolita, no dice relación directa con la nacionalidad a la cual pertenezcan los sujetos, pues estas formas de integración a menudo toman la forma de flujos que no conocen fronteras. A su vez estas formas de integración y contacto social se han multiplicado exponencialmente en la modernidad con la emergencia de la sociedad global, denominada no por nada como "sociedad red".
Otra crítica que recibe el cosmopolitanismo, es que en verdad corresponde a una visión occidental del mundo, es mas, de la parte de occidente que tiene acceso a viajes por el mundo y cultura universal (elitismo). Lo que sostiene esta postura es que las buenas intenciones de los cosmopolitanistas no tienen correspondencia fuera del primer mundo. Así es como se cita al fundamentalismo islámico, la intolerancia religiosa, los gobiernos despóticos y sistemas de castas, como algunos de los atentados a los principios, de igualdad y solidaridad humana que informan al cosmopolitanismo, fenómenos todos, que tienen lugar en culturas no occidentales. Esta visión corresponde a afirmar que los ideales de igualdad, solidaridad y de comunión entre todos los seres humanos son compartidos exclusivamente por occidentales, lo que distaría enormemente de la realidad al menos desde el punto de vista de que diferentes credos de gran arrastre en el mundo no occidental reconocen como principios fundantes la igualdad y compasión entre los seres humanos.
Por otra parte es innegable el continuo avance a nivel mundial, de valores como la igualdad de sexos, la no discriminación y otros considerados típicamente como occidentales, lo que nos podría llevar a pensar, sin incurrir en ningún exceso de imaginación, que en un tiempo más dichos valores pueden perfectamente tener arraigo en todos los lugares del mundo.
Así también, es como se citan los localismos y las distintas formas de separatismo, fuerzas centrifugas, que tienen lugar en el mundo, como el caso de vascos y catalanes en España, servios y bosnios en la ex/Yugoslavia, sunitas y chi?is en Iraq, etc., como fenómenos opuestos al planteamiento del cosmopolitanismo. Sin embargo esta objeción esta obviando que la democracia cosmopolita no intenta suprimir las identidades locales o particularismos, sino que articularlos dentro de una supra estructura. De esta forma, no seria incompatible la existencia de localidades vascas o sunitas, por ejemplo autónomas, con el gobierno cosmopolita. Recordemos que según Held en la Democracia cosmopolita…"las personas gozaran de múltiples ciudadanías/ membresías políticas en las diversas comunidades políticas. Serán ciudadanos de sus comunidades políticas inmediatas y de las mas distantes redes regionales y globales".
La crítica respecto de la insuficiencia de solidaridad mundial es acertada en cuanto si consideramos las circunstancias actuales, no existe ella de manera tal para permitir la constitución de un gobierno cosmopolita, con todas las renuncias que ello implica. Sin embargo es igualmente cierto que esa solidaridad global es un fenómeno creciente de la mano de la misma globalización de la cultura y comunicaciones.
La mejor muestra de ello es el desarrollo y conformación reciente de una Sociedad Civil Global, que como indica su nombre trasciende las clásicas fronteras del estado nación y tiene pretensiones a nivel planetario. En esta línea, y relacionado con lo apuntado anteriormente, si bien la extensión de redes de comunicación que posibilitan el que todo el planeta este al tanto de lo que tiene lugar en todo el planeta al tiempo real, no propicia la solidaridad global per se, si la hace tremendamente posible, es decir genera todas las condiciones para que se extienda una red de solidaridad global, al mismo tiempo que se amplían los horizontes de mundo de las personas.
De acuerdo a Pianta esta emergente sociedad civil global puede ser definida como "la esfera de relaciones transfronterisas entre actores heterogéneos que comparten valores y preocupación por los asuntos mundiales, comunicaciones y sentidos, acciones de resistencia y experimentos de auto organización". La importancia de este fenómeno es insoslayable para el proyecto cosmopolita, en cuanto constituyen las bases que consienten y persiguen el cambio en torno a mayor justicia y solidaridad a nivel planetario, y corresponden claramente a un actor que surge como producto de la globalización y las inequidades del mercado global desregulado y por tanto son el reflejo del potencial utópico latente dentro del sistema internacional.
Creo que este fenómeno era impensable hace tan solo 50 años atrás. Una reciente muestra del actuar de esta nueva fuerza política fueron los conciertos Live 8, y las multitudinarias marchas que lo acompañaron. Live 8 fue una serie de conciertos simultáneos en las capitales de los países miembros del G/8, que no tenían otro objeto que protestar por la poca democrática manera de decidir la política económica global del g-8 a la vez de solicitar por la condonación de la deuda y ayuda a los países mas pobres, particularmente a las naciones del África sub sahariana. No cabe duda que este tipo de manifestaciones se opone a la lógica tradicional que relaciona los intereses de las personas con los intereses de la nación y constituye una clara muestra de conmovedora solidaridad transnacional. Y este es solo un botón de muestra, ya que son numerosas las manifestaciones de este tipo que han tenido lugar en todo el mundo con móviles similares. Seatle, Davos e incluso Santiago, con ocasión de la celebración de la cumbre APEC, han sido testigos de tales movimientos, que podrían denominarse "altermundistas". Tal como se desprende del estudio de Mario Pianta las Organizaciones de la Sociedad Civil Global crecen en magnitud e influencia.
Un ejemplo de cómo operan estas Organizaciones de la Sociedad Civil lo constituyen las "cumbres paralelas" que celebran para contrarrestar y criticar por contraste las cumbres a puertas cerradas que celebran lideres de Estados y organizaciones internacionales. En estas cumbres alternativas se discuten temas de importancia global, pero desde una perspectiva critica, no oficial y se aprovecha de difundir y crear conciencia ciudadana respecto de las preocupaciones y orientación que tienen estos grupos.
De acuerdo a Pianta, lo que tienen en común estos heterogéneos grupos son las siguientes aspiraciones demandas:
– Democracia global y paz al sistema de estados
-Justicia global económica al sistema de mercado
-Justicia social y sustentabilidad ambiental globales a ambos sistemas.
4. Cuestionable Idoneidad de un gobierno mundial.
Esta postura es la que sostiene que a pesar de ser acertados el diagnostico y fundamentos del cosmopolitanismo democrático, la solución que propone -creación de supraestructura de gobierno global- no es la respuesta más adecuada. Esto por:
A) Falta de legitimidad democrática.
Se sostiene que el cosmopolitanismo democrático no explicita, ni asegura el como la democracia va a tener lugar sobre esta supraestructura de gobierno. Es así como Nadia Urbinati señala que los vicios que tiene la democracia a nivel nacional, se transferirán a esta supraestructura, sobretodo teniendo en cuenta que la extensión del territorio constituye uno de los problemas fundamentales para la efectividad de la democracia representativa hoy en día.
Algunos de estos vicios de la democracia serian el como hacer efectiva la responsabilidad de los lideres electos, el potencial de que tenga lugar una oligarquía democráticamente electa y el surgimiento de estructuras jerárquicas de formación de consentimientos. En definitiva, lo que representa la postura de Urbinati es un razonable temor a que los problemas de la democracia a nivel nacional, se reproduzcan, y con mayor agudez y riesgo, en tanto ya no podría existir un poder externo que lo confrontara o urgiera a corregir, a nivel global.
B) Potencial tiránico asociado a la supraestructura mundial.
Se ha argumentado también que la formación de un gobierno cosmopolita seria peligroso en cuanto a que una vez formado, no habría posibilidad de contestarlo si se vuelve tiránico. Es el temor que nos asalta cuando imaginamos un Estado único despótico con poder ilimitado sobre los ciudadanos, al mas puro estilo del orden mundial que tiene lugar en la conocida novela 1984 de George Orwell. Uno de los que manifiesta este temor es Timothy Breenan quien nos advierte que "existen demasiados intereses poderosos" detrás de un proyecto como tal. Por otro lado, Nadia Urbinati sostiene que en una época donde existe un estado con un poder cuasi imperial seria demasiado peligroso, se entiende por la probabilidad de que ese poder maneje esa estructura para dar a su poder hegemónico una apariencia de legitimidad.Tal temor se agudiza si se considera la circunstancia, ya apuntada, de que tal poder no podría tener una contestación externa.
La otra oposición a la forma cosmopolita de gobierno estaría, de acuerdo a Urbinati, dada por los libertarios, asociados a la globalización desde abajo y a las organizaciones de la sociedad civil. Así es como para la autora, este grupo, representado por la postura de Richard Falk, se opondría a toda forma de organización política centrada en el Estado. Sin embargo, es el mismo Falk quien sostiene que la democracia cosmopolita avizora la necesaria reconciliación entre nacionalismo y cosmopolitanismo. De esta forma es como demuestra su venia hacia la Democracia Cosmopolita señalando "si las estructuras de gobierno global de tipo económico son reorientadas para expresar un tipo de equilibrio entre la globalización desde arriba (orientada hacia el mercado) y la globalización desde abajo (orientada hacia las personas), entonces es posible una recreación del espacio político que permita el resurgimiento del estado humano".
Así pues, Falk avala el tipo de organización política requerida para implementar la Democracia Cosmopolita, en tanto esta sea capaz de orientar las fuerzas del mercado hacia el bienestar ciudadano, tal y como propone Held. Asimismo es como es difícil imaginar que la sociedad civil por si sola lleve a cabo esta nada de fácil tarea, en cuanto no cuenta con el poder de imposición y organización necesaria. Por otra parte cabe observar que la democracia cosmopolita surge por las mismas preocupaciones que atañen a las organizaciones de la sociedad civil, constituyendo así una forma de cauce institucional de estas.
5. Desfiguración de parte de los Cosmopolitas de la Teoría Social e historia del Estado.
Esta crítica es la que sostiene que el Cosmopolitanismo presenta una visión del Estado Moderno, como una institución sólida e incuestionada, descartando así su carácter de contingente y en constante recreación, tal y como habría sido siempre teorizado, para así sostener y marcar la diferencia entre aquel Estado y el Estado contemporáneo, sujeto a las enormes presiones de la globalización. Asimismo la crítica de Chernilo al cosmopolitanismo, en particular el de Beck, de sostener sus proposiciones en una visión errada y artificial del nacionalismo metodológico, como en extremo cerrado y condicionado por las fronteras estatales, cuando en verdad la agenda de la sociología clásica fue tan nacional, como global desde un comienzo.
En particular creo que la tesis de Held, no cabe hacerle estos reproches, ya que Held no se ocupa de criticar a la teoría social y que, si bien es cierto a veces presenta una imagen de solidez del Estado Moderno, reconoce su carácter de contingente desde el proceso de su misma formación.
Por otra parte, de ser cierto lo que plantean quienes sostienen esta crítica, que el cosmopolitanismo presenta una imagen errónea del Estado, ello no le quita mayor fuerza persuasiva a los argumentos que se sostienen a favor de propuestas como la de Held, sobretodo respecto al hecho de que hoy en día se hace más obvia que nunca la interconectividad global, sin importar la progresividad de los fenómenos que propician ese actual estado, en tanto estos podrían tener mayor o menor continuidad respecto a épocas pretéritas.
VI. Conclusión
La humanidad carece de rumbo. Sigue un-no proyecto común que la tiene al borde del colapso, colapso no solo referido a la ruptura de los equilibrios ecosistémicos, profunda degradación ambiental, sino también en cuanto a enormes desequilibrios socio-políticos globales, agudizados en los últimos años. A esto me refiero en cuanto a que los países pobres del tercer mundo padecen del hambre y la miseria, mientras los países ricos disfrutan de la bonanza económica, amparados en la inexistencia de mecanismos redistributivos a nivel mundial, supraestatal. Asimismo son apreciables enormes diferencias en el marco de las mismas naciones, situación que amenaza con agudizarse por la tendencia del Estado a no intervenir en los mecanismos de mercado. Tampoco se ha hecho frente de manera decidida y eficaz al problema del medioambiente, quizás porque hacerlo implicaría establecer un mecanismo de gobernabilidad mundial, que a muchos no convendría.
El sistema económico global neo-liberal, ha demostrado su faceta oscura, millones sumidos en la pobreza, crecientes desigualdades intra e interestatales y aguda degradación medioambiental. Lo que nos permite dudar de su continuidad y vigencia en el tiempo, en cuanto a las enormes presiones que significa mantener un estado de cosas tan nefasto y desigual, en desmedro de muchos y beneficio de pocos. El actual sistema capitalista, basado en el sujeto egoísta y maximizador de su utilidad, resulta incompatible con la preservación medioambiental y un equilibrio socio económico global, en tanto sin regulación, aspira a conseguir la mayor riqueza en menos tiempo, sin consideraciones ético-sociales o de cualquier otra índole, sino que solo regido por un principio de ciega eficiencia.
La globalización, abre enormes esperanzas, pero no en solo en su aspecto de apertura de mercados y acrecentamiento de la influencia cultural y política occidental en el resto del mundo, sino en cuanto a que es también un proceso que propicia además de nuevos marcos identitario-culturales globales, una toma de conciencia de la radical interconectividad presente en el sistema planetario, y una consecuente extensión de la solidaridad más allá de barreras artificiales, hacia la humanidad y el sistema planetario como un todo. Así podemos citar el desarrollo en los últimos años de una fuerte, organizada e informada Sociedad Civil Global, orientada a la crítica del actual status-quo y a la búsqueda, y apoyo, de nuevas formas de convivencia y gobierno.
Así pues, frente a un estado de cosas como el actual, con tremendas paradojas y sinsentidos, es natural y positivo que se genere una resistencia, y mejor aún, una búsqueda de alternativas que, internalizando la generalizada crítica al estado actual de cosas, ofrezca respuestas y soluciones. En este punto es que se enmarca la propuesta de Held, como proyecto alternativo de gobernabilidad mundial que canaliza las críticas que recibe el modo actual de conducción de la política mundial, realizada por múltiples actores que buscan maximizar su propio beneficio, lo que redunda en un estado del tipo de la "tragedia de los comunes", en ausencia de una real entidad coordinadora de los intereses de la humanidad, al paso de demostrar la existencia y viabilidad de modelos de geogobierno.
No obstante las grandes posibilidades que se han generado en torno a la implementación de un (necesario) proyecto coherente y sustentable de conducción de la especie humana, que marque un nuevo estadio de evolución humana, dicha implementación, y salto evolutivo, no será fácil ni inmediato, ni necesariamente tiene que ser tal y como lo propone Held. Recordemos que un proceso histórico de esta magnitud requerirá que se den ciertas condiciones que solo pueden alcanzarse con el paso del tiempo, sobretodo cuando importantes condiciones que lo propician se vienen dando hace un tiempo relativamente corto.
Este cambio a un sistema de gobierno planetario pasa por un cambio de conciencia, que vaya más allá de un individualismo u otras formas de solidaridad restringida, que han propiciado el estado actual de cosas. Es algo tan simple como la búsqueda de la realización personal, pero con respeto hacia la continuidad de la especie y de la vida en la tierra. No es más que la limitación de la libertad por el derecho de los demás y la toma en serio de la igual dignidad humana.
El proceso de globalización es irreversible, pero lo que si puede ser revertido, es la forma en que esta se está llevando a cabo, mediante la sujeción de los múltiples actores e intereses a una instancia coordinadora superior, representante de los intereses de la humanidad y el planeta y de la racionalidad en la conducción de los asuntos humanos.
La inevitable tendencia al cambio y a la superación, no sólo forma parte del hombre, sino que a través de este, permea los grandes procesos políticos y sociales, que desde esta óptica pueden ser leídos como el devenir histórico de esta fuerza en la búsqueda de su realización. . De este modo, es que creo que la revisión profunda del proceder político mundial actual es cosa de tiempo, ya por la inevitable tendencia a la optimización, sumada a un cambio en la percepción del otro, o extensión de la solidaridad, o simplemente porque la necesidad haga inevitable un cambio de rumbo. En este sentido es que creo que la utopía escrita por Held es no solo necesaria, sino tremendamente plausible.
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A los árboles y plantas, a su abnegada y hermosa labor.
Sebastián Muñoz Cornejo
Estudiante de Derecho
Universidad Diego Portales
20/07/06
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