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Cuba, Estructura Social Desigualdades y Política Salarial (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

– Determinar el impacto de la política salarial dentro de la estructura social cubana.

– Determinar el carácter de las desigualdades que genera dicha política salarial.

– Analizar los diferentes criterios acerca de la funcionalidad de la política salarial, dentro de la comunidad científica cubana, a partir de los abordajes que sobre ésta se realizan, su impacto en la estructura social, y en la generación de desigualdades.

Para alcanzar los objetivos propuestos se utilizó la metodología cualitativa, la cual brindaba una vía asequible y flexible para garantizar el desarrollo del proceso investigativo.

La investigación comenzó explorando el terreno en el que iba a incursionar, pero terminó describiendo y analizando las características de la política salarial en su condición de generar ejes de desigualdades dentro de la estructura social cubana en función a los principios de distribución socialistas.

Se trató de compilar la mayor cantidad de información a partir de fuentes diversas, entre las que se incluyen las entrevistas a expertos y búsquedas bibliográficas en Internet y bibliotecas, entre las que se encuentran la biblioteca de la Facultad de FilosofíaHistoria y Sociología, la del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, el Fondo Bibliográfico del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, entre otras. Otras fuentes utilizadas fueron los datos ofrecidos por: Oficina Nacional de Estadísticas, Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, Ministerio Economía y Planificación, Ministerio de Finanzas y Precios, Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas del CITMA, (CIPS), Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente, Instituto Nacional de Investigaciones Económicas (INIE), Instituto de Estudios e Investigaciones del Trabajo (IEIT). Consideramos imprescindible destacar la importancia de las entrevistas realizadas a expertos de la comunidad científica, debido a que brindaron datos de primera mano sobre las características del problema de investigación, a partir de las cuales se logró acumular una fuerte base de conocimiento científico, acción no realizada por ninguna otra investigación sobre este tema, lo que pensamos brinda un aspecto novedoso a este proyecto.

El análisis de investigaciones previas sobre el tema que demostró además que existía en Cuba poca exploración sobre el tema de las desigualdades en relación con la política salarial. El análisis de resoluciones dictadas por los ministerios encargados de elaborar políticas económicas y sociales demostró que no existe una relación coherente entre ellas, por lo que muchas veces entraban en contradicción, lo mismo nos indicó el análisis de escalas salariales.

El trabajo quedo constituido por tres capítulos, conclusiones y recomendaciones.

El primer capítulo quedó elaborado de forma tal que en el primer epígrafe aparecieran aquellas teorías "básicas" de la sociología que abordaron el tema de la estructura social y las desigualdades. Básicas porque a partir de éstas comenzaron a construirse paradigmas más contemporáneos que asumieron de una forma crítica o pasiva estos modelos "puros" de la sociología, los cuales quedaron incluidos dentro del segundo epígrafe, haciendo referencia por sub epígrafes a cada una de estas alternativas entre las que se encuentran, entre otros, el funcionalismo estructural, los neoweberianos y los neomarxistas.

El tercer epígrafe de este capítulo se dedicó a compilar el acervo de conocimiento acerca de las teorías sobre los salarios, entre las que incluimos también las originadas en la teoría económica. De esta manera se trazó un breve recorrido incluyendo desde los paradigmas clásicos hasta algunos contemporáneos con el fin de obtener una idea general de cómo se ha tratado el tema salarial a lo largo de la historia.

El cuarto epígrafe de este capítulo se construyó con el objetivo de ir acercando el problema investigativo al nuestro contexto concreto de análisis, por lo que fue necesario recorrer dentro de los estudios sociales elaborados en Latinoamérica aquellos que desarrollaban el problema de la política salarial, las desigualdades y la estructura social.

Finalmente el quinto epígrafe se dedicó a rastrear, dentro de la teoría cubana, aquellas investigaciones que abordaban el tema de la estructura social y las desigualdades así como demostrar el necesario estudio del tema salarial para explicar dichos conceptos.

El segundo capítulo quedo constituido por dos epígrafes. El primero se dedicó a la exposición del diseño de investigación, mientras que el segundo a la construcción de la metodología empleada, las técnicas de análisis, las herramientas para la recolección de información y el plan de análisis.

El tercer capítulo quedó configurado por tres epígrafes. El primero se dedicó a explicar los fundamentos del diseño de la política salarial, a partir de una comparación entre el diseño capitalista y el diseño socialista, en función de su influencia sobre la estructura social y la generación de desigualdades. De esta forma elaboramos un tipo ideal de diseño de política salarial donde se expusieron y explicaron los principios de distribución socialista, que funcionara como referente teórico para el segundo epígrafe, que destinamos al análisis y descripción de la política salarial cubana en su relación con el eje ya mencionado, desde el triunfo de la revolución hasta la actualidad.

En el tercer y último epígrafe de este capítulo se analizaron los resultados de las entrevistas realizadas a los distintos expertos dentro de la comunidad científica con el fin de investigar el estado actual del debate acerca de nuestro problema de investigación, que de una u otra forma debían fundamentar los análisis construidos en el segundo epígrafe. Los resultados se expusieron en forma de debate y mediante la agrupación de opiniones generalizadas, teniendo en cuenta el carácter de los distintos enfoques que los representaban.

Por último procedimos a la confección de las conclusiones y las recomendaciones, que se elaboraron según los objetivos del trabajo haciendo referencia a los resultados obtenidos por la investigación.

Capítulo I:

Principales acercamientos teóricos sobre Salarios, Desigualdades y Estructura Social

Epígrafe 1: Las bases fundacionales del pensamiento sociológico.

Las grandes transformaciones que ocurrían en el nacimiento del capitalismo, y las implicaciones que éstas traían aparejadas para las nuevas sociedades que se generaron dieron origen, dentro de las nuevas formas del pensamiento científico, a la sociología. Su objeto de estudio se insertaba en el desentrañamiento de las lógicas de funcionamiento de las nuevas sociedades y sus actores sociales. La estructura social y las desigualdades fueron unas de las primeras temáticas abordadas dentro de esta ciencia, que aún hoy mantienen su vigencia dentro de las comunidades científicas. La movilidad social como un componente esencial dentro de estos conceptos fue entendida desde diversas perspectivas y condicionadas por disímiles variables.

La historia de la sociología ubica a Augusto Comte (1798-1857)[2] como fundador de esta ciencia, en sus estudios desarrolló una teoría sobre las desigualdades y la estratificación.

La filosofía positiva de Comte, que luego llamó física social, y finalmente sociología, centraba su marco de estudio en la estática y la dinámica social, es decir, aquellas estructuras existentes, y los cambios que pudiesen producirse dentro de dichas estructuras sociales. Su método de estudio consistía en la interpretación y elaboración de leyes generales por las cuales se regía la sociedad al estilo de las ciencias naturales o duras. Comte era un sociólogo que defendía el orden social a toda costa, su sociología positiva la utilizó para enfrentar los principios filosóficos de la ilustración, que habían apoyado y engendrado la revolución francesa, así como contra la anarquía que existía en esa época.

Según su teoría de la evolución o ley de los tres estadios, la historia de la humanidad ha pasado por tres etapas cuyo componente esencial era el desarrollo del pensamiento: el teológico, el metafísico, y el positivo. En este último las sociedades alcanzan su más alto nivel de desarrollo. Lo interesante en este autor, independientemente de las críticas que puedan hacerse a este modelo, como modelo en fin, es que esto a parte de ser aplicable a la historia de la humanidad, también se ajustaba a las relaciones en plano micro donde juegan un papel importante los grupos, las sociedades, las ciencias, los individuos, e incluso la mente de las personas.

Independientemente de que este autor brindo poca importancia al factor creador del individuo y de los grupos sociales en general, fue una de las primeras aproximaciones desde la sociología para explicar como estaban conformadas las sociedades estructuralmente según su tipología, donde el factor conocimiento proporcionaba el estatus desarrollo en que se encontraba la sociedad dentro de la escala evolutiva.

A partir de la concepción positivista fundada por Comte, que comprometía a las ciencias sociales con las ciencias naturales, entendiendo el complejo social como un organismo vivo donde un conjunto de estructuras se organizan y se vinculan conformando el todo para cumplir funciones determinadas se da entrada a la noción de estructura dentro del pensamiento social, de donde parte la obra de Herbert Spencer (1820-1903)[3].

Una de las primeras ideas contradictorias e interesantes de Spencer es que, ha pesar de ser un autor conservador, aceptaba la doctrina del laissez-faire, (dejar hacer sin intervención del gobierno), lo cual es una idea del pensamiento liberal. Este autor pensaba que el Estado no debía intervenir en los asuntos individuales[4]a no ser en el caso de la muy pasiva función de la protección de las personas. De esta forma sostenía que las sociedades mejorarían progresivamente, y el Estado solo podría demorar este avance. Así los individuos y las instituciones al estilo de las plantas y los animales se adaptarían positivamente a su entorno natural, conformando una visión darwinista sobre las desigualdades sociales producto que existirían socialmente personas aptas y no aptas. El estrato de personas aptas podría reproducirse y sobrevivir, mientras que los no aptos tenderían a extinguirse.

Continuando con la tradición positivista dentro de la sociología se presenta el caso de Emile Durkheim[5]1858-1917), este autor enfoca su objeto de estudio sobre la base de hechos sociales los cuales tienen relevancia científica debido a su característica de poder ser abstraídos de la sociedad y entenderlos como cosas, alejados del plano de las ideas o las ideologías[6]

Emile Durkheim en su obra "La División social del Trabajo" entiende el trabajo como valor de cambio, como objeto de contrato, y como expresión de la persona. Pues el trabajo para él opone resistencia a todas esas fuerzas contrarias entre las que se pretende encerrarlo, ante todo a la oposición entre lo económico y lo social, para él, el trabajo es un hecho social.

La diversificación continua del trabajo contribuye a la solidaridad social la cual es causa elemental de la extensión y de la complicación creciente del organismo social. La solidaridad social es entendida como la necesidad adaptativa de los individuos a aceptar su rol dentro de la sociedad, para que esta funcione y se desarrolle sin contratiempos, o estados de anomia. La especialización de las tareas que la división del trabajo trae consigo es la fuente principal de la de la estructura social, cada individuo debe aceptar su rol, como obrero, o como capitalista.

Para Durkheim la educación escolar que contribuye a la calificación es una manera correcta para el ascenso o la movilidad social. Relación estrechamente vinculada con los salarios y las tarifas, para este autor defender el derecho a la educación es defender el derecho a un salario justo. Esto se entiende de esta manera: los obreros menos cualificados, (niños y mujeres), desplazan las posibilidades de adquirir empleos a los hombres, ya que estos son empleados por salarios más bajos por sus condiciones físicas y su falta de calificación.

La idea de la superación en la escala social mediante el esfuerzo y la calificación formal, mantendría al trabajador ocupado en su trabajo, en la "solidarización" y en el ahorro, las bases para elevar su situación. Por supuesto, no de golpe, sino que el crecimiento seria paulatinamente ascendente de manera que con su esfuerzo, su sumisión y su comportamiento pacifico, sus hijos ascenderían un poquito mas y quizás sus nietos o los hijos de sus nietos tendrían la posibilidad de lograr una calificación formal o una acumulación suficiente que los convertirse en un empresario y ascender en la escala social.

Otra propuesta a la movilidad social y las desigualdades es la teoría de la circulación de las élites[7]expuesta por el italiano Vilfredo Pareto (1848-1923). Para Pareto las desigualdades sociales estaban determinadas por factores no racionales. Para este autor la heterogeneidad social estaba determinada por la desigualdad psicológica o sea por las cualidades psíquicas originarias de los individuos, el peso de su teoría reposa en los factores no racionales como los sentimientos, el egoísmo, los prejuicios, etc.

La teoría de la circulación de las élites es un modelo que mantiene a la sociedad en equilibrio, donde se distinguen dos clases sociales, las élites que se caracterizan por tener dominio de si mismo, por el valor del saber y ser pragmáticas, la cual a su vez esta dividida entre los gobernantes y los no gobernantes. Los gobernantes son aquellos que son capaces de manipular psicológicamente a las masas o en casos extremos utilizando la violencia, los no gobernantes serian entonces los artistas y los científicos. Las masas conformarían el otro estrato las cuales están caracterizadas por los sentimientos y las emociones. Aquellos que pertenezcan a la clase mas baja y que presenten cualidades elitistas entonces pasarían a integrar las élites. De igual forma plantea Pareto que en las élites también se produce degradación, conformándose la circulación o la movilidad social, cuyos factores determinantes no son el esfuerzo propio y la superación, sino la capacidad innata de los individuos.

En las sociedades donde esta circulación social se produzca con lentitud, ocurriría que las élites se irían degradando paulatinamente, y en las masas se acumularían mayor cantidad de personas capaces de gobernar, con grandes probabilidades entonces de producirse una revolución, con el fin de engendrar el equilibrio y el orden social nuevamente.

Las criticas a esta teoría están relacionadas con el reduccionismo psicologista y subjetivista, y por la simplificación de las formas de reproducción social. Independientemente de esta crítica, Pareto fue pionero en demostrar como los factores no racionales como los instintos humanos eran tan importantes como los racionales, en contraposición a lo planteado por la interpretación vulgar del marxismo, que no solo los factores económicos eran capaces de engendrar una revolución social[8]Otro de sus aportes retomado luego por el paradigma estructural, fue la idea sistémica de la sociedad, un equilibrio de partes interdependientes donde se producen cambios que afectan la estructura social.

Otra directriz importante que marcó a la teoría sociológica fue la propuesta weberiana, la cual supone una perspectiva mas desarrollada por su multidimencionalidad a la hora de entender la estratificación social. Aquí se incluyen las estructuras de poder y el estatus[9]Entiende por poder a la probabilidad que tiene un hombre o una agrupación de hombres de imponer su propia voluntad en una acción comunitaria, inclusive contra la oposición de los demás miembros[10]Para él, el factor económico no era la causa determinante de la existencia de poder, ya que la existencia de un poder económico puede ser la consecuencia de un poder antes existente, provocado por otros motivos.

Para Weber (1864-1920) la desigualdad social se asocia a los fenómenos de distribución del poder que se expresan en la trilogía clase-estamento-partido.

Las clases están representadas solo cuando ciertos números de hombres comparten un componente causal específico, (el económico), este componente debe estar representado por cualidades lucrativas e intereses de posesión de bienes dentro de las condiciones determinadas por el mercado. La situación de clases es definida como la actividad uniforme de un grupo de personas condicionadas por la presencia de intereses económicos semejantes.

Los estamentos son comunidades con carácter amorfo que en el sentido económico luchan en oposición a la situación de clases, produciéndose la situación estamental. Los estamentos pueden estar conformados por individuos de diferentes clases aunque según Weber esto no ocurre con frecuencia, porque existe un honor (status social) que prohíbe moralmente esta igualdad social. Estos rasgos honoríficos, provocan la integración o exclusión de los individuos dentro de los estamentos sociales.

Los partidos se mueven dentro de la esfera de poder, su acción esta encaminada al poder social, tiende a ejercer influencia sobre la acción comunitaria, incluso en oposición o a favor a la acción comunitaria ejercida por las clases y los estamentos.

Esta trilogía recoge en si las formas en que se pueden organizar las sociedades con una visión multidimencional dentro de la distribución de los poderes, que permite operacionalizar lo complejo de las relaciones sociales, no reduciéndolo a un solo factor. Dentro de las clases reinan los intereses materiales, los estamentos proponen un deber ser, un modo de vida guiado por el honor y el status social, y en los partidos reina la distribución de poder político.

Independientemente de esta multidimencionalidad una de las criticas mas fuertes a la que esta sujeto este paradigma fue no contemplar dentro de su visión variables determinantes como género y raza.

Dentro de estas tres esferas se mueven relaciones reciprocas no deterministas, incluso unas pueden ejercer mayor influencia que otras sobre las desigualdades dentro de la sociedad. Estas desigualdades son persistentes dentro de todas las sociedades y a partir de estas es que se producen los cambios sociales e históricos.

Carlos Marx (1818-1883) fue uno de los autores más trabajados y polemizados desde la sociología y en general desde las ciencias sociales. Marx no se contentaba con la interpretación y análisis de la realidad, esto es algo novedoso para su época, ya que la ciencia moderna había nacido, bajo los influjos de una revolución que se convirtió en la instauración de un nuevo orden el cual toda teoría intentaba mantener a capa y espada, la intención era provocar una conformidad bajo los descontentos existentes, donde la acción del individuo sobre la sociedad era nula o casi nula. Marx planteaba introducir en la sociedad los cambios que fueran necesarios, y más que eso promover una transformación de alcances profundos en las bases del orden instituido en lugar de hacer recomendaciones o demostraciones de inconformismo que al final no era de mayor trascendencia.

La teoría sobre las desigualdades y la estructura social en Carlos Marx esta resumida dentro de la carta que el envía a Joseph Weydemeyer[11]donde expone que su mérito no estaba en haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, ni mucho menos la lucha entre ellas, sino que la existencia de éstas esta condicionada por las diferentes fases históricas del desarrollo de la producción; que la lucha de clases necesariamente conduce a una revolución donde triunfe la dictadura del proletariado, y que esta dictadura es el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia la construcción de una sociedad sin clases.

Para Marx el desarrollo histórico de las fuerzas productivas había estructurado las sociedades modernas en dos clases históricamente antagónicas, como demuestra en su obra "El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte"[12], la burguesía y el proletariado, sus incompatibilidades estaban dadas por los intereses de clases mediados por las relaciones de propiedad y producción lo que deja abierta las puertas, para una estallido potencial de lucha y revolución.

Entre estas dos clases existe una mutua dependencia y conflicto, dependencia no en el plano de la reciprocidad equitativa, sino en la extracción de la "esencia" de una clase por la otra, no es una relación unidireccional, es una relación dialéctica, donde no puede existir una clase sin la otra, sin perder su identidad como clase. Estas clases no debían ser identificadas por los niveles de ingresos en la división social del trabajo, esto nos conllevaría a una pluralidad de clases, teniendo en cuenta que las clases no son grupos de rentas, ni están condicionadas por las modalidades de consumo, estas son limitaciones de las relaciones de producción[13]En cambio las clases podrán convertirse en agentes de cambios solo y cuando se establezca una conciencia colectiva producida por la una generalización de intereses comunes, de esta forma una clase en si, pasara a ser una clase para si, al estilo kantiano, modelos de clases abstractos y concretos que explican la identidad como clase diferenciada.

Para Marx las relaciones burguesas de producción crearían las condiciones materiales para que se produjera una revolución social, donde el proletariado obtendría el poder sobre la propiedad y los medios de producción, con el fin de alcanzar un desarrollo social tal que desintegrara las clases dentro de la sociedad, fenómeno que el llamo comunismo. Marx creía en una sociedad justa, encontraba necesaria las desigualdades dentro del sistema para lograr una revolución que alcanzara el comunismo paulatinamente. El socialismo, sociedad en transición hacia el comunismo, aun seria una sociedad desigual, según su premisa expuesta en "La Critica del Programa de Gotha": "de cada cual según su necesidad, a cada cual según su trabajo[14]Donde el expone las dócimas de desigualdad legítimas dentro de este tipo de sociedad en transición.

La obra de Marx estuvo consagrada al estudio del régimen económico de la sociedad moderna, es decir, la capitalista. Para entender las lógicas de funcionamiento del capitalismo y porque éstas se reproducían, se apoyó en la economía política. Al estudiar la obra de Smith y Ricardo, sobre la teoría del valor por el trabajo, Marx encuentra y trata de demostrar que el valor de toda mercancía está determinado por la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción. Allí donde los economistas burgueses veían relaciones entre objetos (cambio de una mercancía por otra), Marx descubrió relaciones entre personas.

Una mercancía tiene un valor por ser cristalización de un trabajo social. Partiendo de esta premisa, la cual expone en su texto Salario, Precio y Ganancia[15]el obrero vende su fuerza de trabajo como se vende cualquier otra mercancía, y por consiguiente el precio por esta mercancía para Marx esta determinado por los costes de producción equivalentes a la determinación del precio por el tiempo de trabajo necesario para la producción de una mercancía, pues el coste de producción está formado: 1) por las materias primas y el desgaste de los instrumentos, es decir, por productos industriales cuya fabricación ha costado una determinada cantidad de jornada de trabajo y que representan, por tanto, una determinada cantidad de tiempo de trabajo, y 2) por trabajo directo, cuya medida es también el tiempo, el precio del trabajo se hallará determinado entonces por el costo de producción y por el tiempo de trabajo necesario para producir esta mercancía, que es la fuerza de trabajo. En fin el coste de producción de una mercancía esta determinado por el coste de producción de la fuerza de trabajo. Entonces el coste de producción de la fuerza de trabajo esta determinado por el salario que se le paga al trabajador para mantenerlo (a él y a su familia) y educarlo en el oficio que va a realizar. Partiendo que cada vez los trabajos necesitan menos calificación, el costo de producción del trabajo disminuye, y por lo tanto el precio o su salario queda determinado entonces por el precio de los medios de vida indispensables.

Lo especial de la fuerza de trabajo como mercancía es que es capaz de reproducirse a si misma y crear un plus valor, del cual se apropia el capitalista.

Como mismo tiene cuenta el capitalista en los cálculos sobre los costos de producción de sus mercancías el desgaste de las maquinas por su uso, por lo cual debe reponerlas, tiene en cuenta que el costo de producción de la fuerza de trabajo debe atender la reproducción de la clase obrera, para poder reponer su fuerza de trabajo cuando esta se agote.

Por tanto, el costo de la fuerza de trabajo simple se cifra en los gastos de existencia y reproducción del obrero y su familia. El salario así determinado es lo que se llama el salario mínimo.

En relación con los salarios Marx encontró cosas interesantes, por ejemplo, lo que el patrono le paga al obrero por su actividad o servicio, no es realmente el valor del trabajo, sino el valor de su fuerza de trabajo, de esta forma el patrono puede utilizar esta y aprovecharla a su máxima expresión, si la jornada de trabajo no tuviera los limites establecidos, quedaría restablecida la esclavitud para Marx, donde la única diferencia estaría en el contrato que hacen los obreros y los capitalistas, y que por el contrario los esclavos están sometidos a trabajar independientemente de que estos quieran o no. Además halló que la jornada laboral se divide en dos partes; la primera la llamó tiempo de trabajo necesario, donde únicamente se cubren los costos de producción y el obrero obtiene apenas los bienes y servicios necesarios para subsistir y reproducirse, o sea para perpetuar su esclavitud y asegurar su reemplazo. A la segunda la llamó tiempo de trabajo adicional, en ésta el capitalista logra sus ganancias, esta parte del trabajo no le es retribuida al obrero. El valor de ese trabajo no remunerado es lo que constituye la plusvalía, o sea su ganancia. A partir de aquí Marx llega a la conclusión de que aunque sólo se paga una parte del trabajo diario del obrero, mientras que la otra parte queda sin retribuir, y aunque este trabajo no retribuido o plus trabajo es precisamente el fondo del que sale la plusvalía o ganancia, parece como si todo el trabajo fuese trabajo retribuido.

De esta forma se demuestra la enajenación del obrero, en sus distintas modalidades, primero, el trabajo pierde su esencia y se convierte en trabajo asalariado; segundo, el trabajo al convertirse en otra mercancía más que se rige bajo las leyes del mercado y por tanto la competencia que se produce por la oferta del trabajo, produce una lucha entre los propios obreros que al final conduce a una reducción del precio de esta mercancía como dice la ley de la oferta y la demanda; tercero, el obrero se enajena de los medios con que produce; y cuarto, el obrero se enajena con el producto de su trabajo. Esto es comprensible si entendemos que las materias primas y la tecnología que usa el obrero en la producción de las mercancías también son fruto del trabajo.

Las desigualdades para este autor en el capitalismo están determinadas por el criterio de propiedad. Marx conforma dos clases opuestas, los poseedores de los medios de producción, y los desposeídos, que solo cuentan para su reproducción social con la venta de su fuerza de trabajo, la cual es comprada, por los que poseen los medios de producción.

En la sociedad socialista Marx presta gran importancia a la categoría trabajo, ya que si pretendía crear una sociedad de obreros, este seria el factor de apropiación común. Transformar el trabajo asalariado en trabajo socialmente necesario seria la forma de desaparecer el carácter explotador de esta relación. Las desigualdades estarían determinadas por el aporte de trabajo socialmente necesario que cada individuo entregue a la sociedad, la cual lo recompensará respectivamente. Este autor reconoce que en la primera fase de la sociedad comunista el derecho burgués no es suprimido por completo, sino que se pone en función de la socialización de la riqueza socialmente creada.

Las críticas a esta perspectiva, incluso por algunas propuestas marxistas contemporáneas, se basan en el reduccionismo economicista a la explicación de las desigualdades sociales, la subvaloración de las dimensiones subjetivas para explicar el cambio social, y la idea de que solo la clase obrera será capaz de llevar a cabo una revolución social sobre la base de la igualdad, y que solucionando la contradicción sobre la distribución equitativa de la relación trabajo – capital se resuelven todas las contradicciones opresivas y de dominación.

Por otra parte su visión de totalidad del conocimiento, así como su método dialéctico para la interpretación de la realidad social, hacen de esta propuesta teórica una de las más atractivas a la hora de conceptualizar los fenómenos sociales actuales. Tal reduccionismo economicista para explicar las desigualdades es desvalorizado si entendemos que el trabajo no es una categoría económica como tal. En términos de totalidad, es en primer lugar una actividad cotidiana y humana, a partir de la cual no solo se crea valor mercantil, también se desarrolla el conocimiento, las habilidades y eticidades. Cuando el trabajo deja de convertirse en trabajo enajenado para convertirse en trabajo socialmente necesario, se crea una relación de cooperativización social, donde el aporte se convierte en un motor impulsor para todos, y el salario en el satisfactor principal de las necesidades materiales y espirituales, en concordancia a dicho aporte por el ejercicio del trabajo.

Epígrafe 2:

El acercamiento desde las Teorías sociológicas contemporáneas

Las posiciones teóricas antes expuestas fácilmente pueden ubicarse dentro del pensamiento moderno si nos proponemos hacer un bosquejo histórico acerca de la producción de conocimiento científico en general. Es por esto que en este trabajo me propuse llamarlas como las bases fundacionales del pensamiento sociológico. Precisamente por constituir éstas un punto de partida sobre el cual se construyó básicamente el resto del conocimiento sociológico, producto de la aprehensión crítica de sus postulados.

Teorías contemporáneas en este caso llamaremos precisamente a aquellas que independientemente de ser mas recientes, se apoyaron o tomaron como referente este grupo de posiciones explicadas en el epígrafe anterior, para construir sus propias interpretaciones sobre la sociedad.

De esta forma nos encontraremos con tres posiciones básicamente. La primera, una vertiente que desarrollo toda la corriente positivista comenzada con Comte, Spencer, Durkheim, Pareto, y que además incluyó algunos postulados de Weber, (el Funcionalismo estructural). La segunda se desarrollo básicamente a partir de la obra de Weber, en contraste con el Marxismo, a los cuales se les ha conocido como Neoweberianos, donde se incluye la teoría del conflicto de Dahrendorf. Por último, nos encontramos con una vertiente que asume críticamente los postulados marxistas, a los cuales se les reconoce como Neomarxistas, donde también se puede incluir la corriente constructivista.

Epígrafe 2.1. El Funcionalismo Estructural.

El enfoque funcionalista de las desigualdades, es una teoría que tomó auge en los Estados Unidos en los primeros años del siglo XX paralelamente a la escuela austriaca. Sus bases conceptuales fueron elaboradas sobre la influencia de la sociología positiva de Durkheim, la sociología psicologista de Pareto y la obra de Weber, configurando una corriente teórica que explica las estructuras sociales y las desigualdades desde una óptica no marxista, desacreditando al componente económico para explicar los fenómenos sociales. Estos son explicados a partir del análisis de las estructuras y las funciones que deben existir para el desarrollo de las sociedades modernas. Se presta mucha atención al factor demográfico producto que la extinción o dispersión de la población desagregaría o dejaría inoperables las estructuras sociales. Luego a la apatía social, ya que la socialización extrema de este sentimiento en la sociedad provocaría la desintegración social de las estructuras. Las guerras es otro de los factores disfuncionales que interesan, ya que esto implica la utilización de las fuerza para mantener el orden social, lo que entra en contradicción con la premisa de que una sociedad debe mantenerse bajo la acción del consenso entre sus miembros.

Talcott Parson (1902-1979) fue fundador de esta corriente sociológica. Su preocupación fundamental estaba encaminada en el estudio del sistema en su conjunto más que sobre el estudio del actor social dentro del sistema. Para este autor, a diferencia de la tradición marxista (el desarrollo social contribuiría con el cambio y la destrucción del capitalismo) el desarrollo de las sociedades contribuiría a aumentar su capacidad de solución de los problemas.

Para Parson toda sociedad debe estar constituida por una diferenciación social de roles. Debe disponer de mecanismos apropiados de asignación de estos roles con el fin de preparar una estratificación adecuada que asegure el desempeño y la responsabilidad de ocupar las posiciones sociales que contribuyen a asegurar la estabilidad del sistema social.

Para este autor la estratificación social es : "una ordenación diferencial de los individuos humanos que componen un sistema social dado y su tratamiento como superiores o inferiores entre si en ciertos aspectos socialmente importantes"[16]; indispensable para el buen funcionamiento de la sociedad, definida como un ordenamiento societal donde se diferencian capas superiores e inferiores a partir de aspectos socialmente relevantes donde el prestigio social se asocia con desempeños ocupacionales concretos y con niveles de ingresos pero situados en el campo de la subjetividad reciproca.[17]

Presta entonces real importancia a los sistemas culturales mediante los cuales los individuos deben socializarse e interactuar, con el fin de que cada estrato pueda ser funcional dentro del sistema. Los valores y las normas tienen crucial importancia para la preservación de la cohesión social que mantiene a los individuos dentro de su rol y su deber ser, con el fin de eliminar los conflictos dentro de esta área, así como la adecuada relación con el entorno y la ecología.

En el nivel individual las personas deben estar guiadas por sistemas de valores comunes, deben tener un conjunto compartido de metas, como la felicidad conyugal, el éxito de sus hijos y la competencia profesional, factores que confieren alto grado de cohesión social, para los cuales las sociedades deben construir sistemas normativos, para que el equilibrio social no se vea amenazado por el caos o la apatía. En este sentido las sociedades deben estar capacitadas para ocupar al máximo nivel de competencia posible las posiciones sociales por los individuos más capacitados con el fin de mantener el sistema social en equilibrio. De esta manera las desigualdades cumplen un doble papel en el equilibrio social, primero por estimular la competencia entre los individuos, lo que los mantiene entretenidos en la aceptación de su rol en la sociedad. Por otro lado la posibilidad que brinda esto entonces de mantener ocupadas las posiciones sociales siempre con los individuos mas capacitados.

Una de las cuestiones imprescindibles es la socialización de los nuevos miembros así como la aprehensión del lugar que les corresponde dentro del sistema de estratificación social. Aprender el sistema de valores comunes, las orientaciones cognitivas compartidas, las metas aceptadas, las normas que definen los métodos para alcanzar estas metas donde se evidencia las metodologías para la movilidad social, el ascenso o el descenso dentro del sistema de estratificación.

Sólo en caso que alguna disfunción se generalice las sociedades tendrán la necesidad de ejercer el control externo, si se mantienen los factores antes mencionados, las sociedades son capaces de autorregularse y mantenerse en equilibrio.

Otros seguidores de esta vertiente discípulos de Parson fueron Kingsley Davis (1959)[18] y Wilbert Moore (1945)[19]. Estos autores consideraron la estratificación social como algo universal y necesario también. Ninguna sociedad podía persistir sin estratificación o sin clases. Esta estructura era entendida como un sistema de posiciones, donde los individuos debían ubicarse. El modo en que una sociedad motiva a estas personas en la posición apropiada es la característica funcional de mayor importancia.

Esta estratificación es un mecanismo inconciente desarrollado, el cual toda sociedad debe aplicar con el fin de sobrevivir. Esta estratificación supone puestos más altos que otros, y para que la sociedad garantice el cumplimiento y ocupación adecuados de esos puestos más altos debe de dar a los individuos diversos tipos de recompensas como son mayor prestigio, un salario alto y suficiente ocio. En el caso que estos lugares no se ocupen, las sociedades corren peligro de desintegración.[20]

Esta teoría presupone la perpetuidad de la estratificación social la cual existirá dentro de todas las sociedades y no tienen en cuenta que en sociedades futuras pueda existir otros tipos de organización social diferentes.

Además esta teoría acentúa la posición social privilegiada de los individuos que ocupan las capas mas altas o las posiciones mas distinguidas dentro de la sociedad, recompensándolos para el buen desempeño de esta. La oportunidad de acceso a posiciones y la competencia entre individuos con aptitudes y los individuos que ya las ocupan reflejan las desigualdades sociales sin las cuales las sociedades no pueden sobrevivir.

Las críticas a esta teoría están basadas sobre todo en la necesidad absoluta de la estratificación social, la necesidad de supervivencia de la sociedad en relación a la competencia entre los individuos para ocupar los diferentes estratos sobre la base de subjetivismos como pueden ser las aptitudes, los valores sociales, sin tener encuentra otros factores.

Podemos concluir entonces que para esta tendencia la influencia de los salarios dentro de la estructura social y en la generación de desigualdades debe estar articulada como un sistema de recompensas que debe garantizar un patrón de socialización destinado a perpetuar el orden social.

Epígrafe 2.2 La corriente Neoweberiana.

Otra de las propuestas más importantes sobre el tema que nos ocupa fue la construida por la corriente de pensamiento llamada neo weberiana, en la que se incluyen sociólogos como J. Goldthorpe, R. Dahrendorf y S. Ossowski, cuyas teorías están sustancialmente influenciada por la obra de Weber y crecen en constante dialogo crítico con el funcionalismo y el marxismo[21]

Goldthorpe es un ejemplo de la gran atención que los estudios neoweberianos han prestado a la movilidad social. Propuso en su obra un esquema de clases asociado a la sociedad británica y la deseabilidad social, configurado sobre la base de sus ocupaciones, en función de sus fuentes, sus niveles de renta, su grado de seguridad económica y por su localización en las jerarquías de control y autoridad en los procesos de trabajo.

Sociológicamente uno de sus grandes aportes fue la distinción entre sueldo y salario, donde este autor asocia niveles de confianza y seguridad en el empleo con la manera en que es retribuido monetariamente el trabajador. Según Goldthorpe la clase obrera recibe un salario que puede ser semanal y la clase de servicios un sueldo, que puede ser mensual.

Estos niveles de confianza entre el empleador y el empleado, primero, esconden la manera en que es ejercido el control dentro de las organizaciones, ya sea mediante la autoridad o mediante el conocimiento especializado. En segundo caso se distinguen dos formas de contrato, en el caso del empleador y el obrero es de forma directa cantidad de horas de trabajo por un salario, pero en el caso de la clase de servicios entre el empleador y el empleado su contrato se define de un modo menos especifico y con un alto grado de contenido moral. Según este autor esto se traduce en una serie de beneficios tales como, recompensas colaterales, aumentos salariales, seguridad de empleo, jubilación y oportunidades de promoción; aunque advierte que es poco probable que algunos individuos de la clase de servicio pueda convertirse en capitalista, ya que los accesos inter-clases son controlados por élites con una composición mas o menos estable, las cuales mantienen su posición por su poder sobre las bases económicas, políticas, militares o de otro tipo.

Las principales críticas al modelo de Goldthorpe están relacionadas en primer lugar al carácter jerárquico y gradacional, sin tener en cuenta el factor relacional entre los grupos. En segundo lugar a la contradicción existente en el concepto de clase de servicios, donde él incluye tanto a los propietarios de los medios de producción como a aquellos que desempeñan funciones al servicio del capitalista. Finalmente, por la exclusión de la mujer en sus primeros estudios sobre movilidad social.

Esquema de clases de Goldthorpe[22]

Clases

Clase de servicio

Clases intermedias

Clase obrera

l

Profesionales superiores; directivos de grandes establecimientos y grandes empleadores (mas de 25 empleados)

ll

Profesionales de nivel medio e inferior, técnicos superiores, directivos de pequeños establecimientos (menos de 25 empleados)

lll

A) empleados no manuales de rutina en la administración y el comercio. B) trabajadores de servicios personales y de seguridad.

lV

A) pequeños proletarios artesanos etc., con menos de 25 empleados. B) pequeños proletarios artesanos etc., sin empleados. C) agricultores pescadores etc.

V

Supervisores de trabajos manuales, técnicos de nivel inferior, etc.

Vl

Trabajadores manuales cualificados.

Vll

A) trabajadores semicualificados y sin cualificar no agrarios. B) trabajadores agrarios

Para Dahrendorf la obra de Marx no refleja empíricamente las sociedades actuales, ya que su esquema interpretativo no es aplicable a las condiciones sociales renovadas del siglo XX. Las premisas marxistas del conflicto de clase como promotor del cambio social, la sociedad capitalista como la ultima sociedad de clases de la historia, y el socialismo como conductor de una completa realización de la libertad humana, son supuestos que para este autor no son susceptibles de verificación a partir de los hechos[23]al estilo durkheimniano .

Ese autor entiende la propiedad como un caso especial de autoridad, concebida de dos maneras, como control de los medios de producción y estrictamente como el derecho de propiedad reconocido legalmente. Según este autor Marx utiliza este último concepto de propiedad en su teoría como un elemento estructurante de las clases, lo cual solo es aplicable a un momento histórico dado no representable en la actualidad. Dahrendorf repudia esta visión marxista y propone que sean vistas las clases como posesión o exclusión de la autoridad, y la propiedad vista en relación a la autoridad misma.

Por otra parte este autor retoma de Marx la idea de que en cada sociedad clasista existen conflictos que crean una presión hacia un cambio interno. Existe una conexión inherente entre conflicto y cambio, los conflictos sociales deben entenderse como un modelo bipartidista donde el antagonismo debe estar compuesto por la lucha entre dos clases. Pueden existir coaliciones, pero siempre hay dos posiciones principales en una situación de conflicto. Este conflicto es generado entonces por la distribución diferencial de poder y autoridad, y el origen de este diferencial entre grupos debe buscarse en la distribución de roles sociales dotados de posibilidades de dominio y subordinación. Los efectos de coacción que la autoridad ejerce sobre los individuos hacen que la idea del equilibrio social y la funcionalidad de las estructuras sociales en coordinación armónica con ese equilibrio se anulen, por lo que Dahrendorf rechaza no solo algunos supuestos marxistas sino también la corriente estructural funcionalista.

Las sociedades actuales para este autor presentan una nueva racionalidad. Primero el capitalismo solo es una de las formas en que pueden manifestarse las sociedades industriales actuales, donde se han presentado cambios significativos como, la descomposición del capital: la figura del capitalista se ha descompuesto en dos, el accionista y el directivo, los accionistas delegan en los directivos la gestión de las empresas y estos son los que ejercen el control efectivo sobre estas, lo que da lugar a una nueva forma de estratificación, con sus rasgos característicos funcionales y una nueva ideología. La descomposición del trabajo es su segundo factor: sostiene que la clase obrera se ha diversificado cada ves mas a partir de la idea de la intensificación y la racionalización industrial, donde se diferencian tres niveles de destreza, la calificación, la especialización y la no cualificación. Tercero, el crecimiento de una nueva clase media como consecuencia del desarrollo de las grandes empresas y la consiguiente necesidad de ampliar las bases de las funciones de administración y contabilidad, que origina una nueva clase trabajadora con altos niveles de cualificación en los cuales los empresarios delegan a su vez algunas funciones.

Otro factor que interfiere en la estructura social moderna se refiere a los derechos de ciudadanía, manifestados en el derecho al sufragio universal y el desarrollo de los Estados de Bienestar[24]Dahrendorf apoyado en la teoría de T.H. Marshall[25]donde se distinguen tres aspectos al derecho de los ciudadanos a la igualdad, el civil, el político y el social.

Como último factor Dahrendorf se refiere a la institucionalización del conflicto de clases. Esto se explica por la distribución desigual de poder que se ejerce en las distintas esferas de la vida social. Por lo que un mismo individuo puede pertenecer a tantas clases como asociaciones a las que pertenezca donde se distribuya desigualmente el poder, ya sea en la industria, en un club, en la familia, o en la sociedad en general. Aquellos que aparentemente no ejercen la autoridad directamente como juristas, psicólogos, químicos y físicos, pertenecen a una esfera que llamó plana mayor, y en la medida en que ellos puedan hacer ejercer su autoridad dentro de las distintas esferas, serán considerados como un sector marginal de estas. Finalmente Dahrendorf sostiene que las clases dominantes serian las constituidas por ministros y parlamentarios, representantes de las jefaturas burocráticas, los cuales tienen la autoridad de ejercer el poder en la mayoría de las esferas de la vida social.

S. Ossowski fue uno de los teóricos que continuó la línea de Dahrendorf. Su libro "La estructura de clases y la conciencia social[26]es un acercamiento a las teorías sobre las clases sociales que se apoya en los acercamientos que sobre el tema desarrollaron Marx, Weber y el funcionalismo estructural[27]

Las clases sociales son una determinada forma de representación vertical de una sociedad que ha asumido una serie de tipos estructurales y su objetivo principal sería entonces el análisis de estos tipos. El tipo más simple es la concepción dicotómica de la estructura de clases, donde existen dos clases polarizadas dentro de la sociedad y que según Ossowski se aparecen constantemente a lo largo de la historia. Esta concepción puede estar representada por tres formas predominantes, la distribución de poder o autoridad, que divide en dos clases, los que mandan y los que obedecen; donde se incluye la concepción de Dahrendorf. La diferenciación económica, divide a los que poseen riqueza o propiedad de los que no la poseen, así como aquellas divisiones donde se resaltan la explotación de un grupo por el otro. Estas formas de representación de clases de manera dicotómica no son excluyentes unas de las otras dentro de la sociedad, pero si coinciden es posible que pueda ser condicionante una de las demás.

El otro tipo de representación de las estructuras de clases se denomina esquema de gradación y se diferencia del primero en cuanto a que existe una clase media, en la primera tipología no se niega la existencia de clases medias pero juegan un papel secundario, en este caso la clase o clases medias juegan un papel principal, ya que es a partir de la relación de las otras clases con esta que se determina su posición social. En el primer tipo las clases mantenían una relación de dependencia, en este caso solo es una cuestión de ordenamiento y se distinguen dos formas de esquemas gradacionales a partir de de la conjugación de criterios. Por ejemplo, la forma simple está estructurada de acuerdo a un criterio único como puede ser la renta, mientras que en la forma sintética se aplican una conjugación de criterios para elaborar su escalonamiento.

La tercera forma es el esquema funcional, el cual considera la sociedad divida por grupo interrelacionados funcionalmente por la división del trabajo, aquí se reconocen una multiplicidad de clases a diferencia de los dos primeros tipos y entre ellas existe una relación funcional a partir de la cual las clases se sustentan mutuamente.

Ossowski presta gran importancia a la teoría de clases de Marx, ya que según él, este combina en su obra los tres tipos de estructuración de clases. Para éste autor, el esquema dicotómico adquiere en Marx mayor relevancia en sus textos más propagandísticos donde su interés es desarrollar una conciencia revolucionaria, mientras que en aproximaciones más académicos se ve en la necesidad de introducir otras clases intermedias para lograr una valoración descriptiva de su sociedad contemporánea, así como introduce una visión de orden sin clases donde las sociedades clasistas del presente se contraponen con las sociedades del futuro.

El esquema funcional también presupone una visión de clases no antagónicas, dirigidas por la cooperación mutua donde el sustento de una depende de su relación con las otras. Esto reduce evidentemente el significado de división de las clases obviando las desigualdades de riqueza o poder, que es sustentada principalmente por la noción de igualdad de oportunidades, la cual infiere que independientemente del origen de los individuos, todos tienen las mismas oportunidades, si poseen la capacidad apropiada, de alcanzar los más altos puestos dentro del sistema ocupacional.

Ossowski es la imagen de una teoría que se encargo de comprender a Marx y a Weber como complementarios y no como antagónicos. Sus sistemas de clases recogen en si lo más relevante que hasta la época se había construido desde el pensamiento teórico.

A modo de conclusión, podemos afirmar que la corriente neoweberiana utiliza un esquema de clasificación social que busca una pluralidad explicativa, en oposición a la corriente marxista, y asume las posiciones socioestructurales asociadas a la participación de los individuos en diversos procesos macroestructurales desde posiciones de partida que se originan en una supuesta igualdad de oportunidades, obviando, y aquí consiste a nuestro juicio su debilidad, que son precisamente las diferentes condiciones de partida, y sobre todo las que se originan en la estructura de la propiedad y su apropiación, las que determinan en última instancia la naturaleza de las relaciones entre los sistemas distributivos, entre los que incluimos los salarios.

Epígrafe 2.3. La Interpretación Neomarxista.

Independientemente de las críticas que a lo largo de este trabajo se han desarrollado por los distintos autores y corrientes teóricas a la obra de Carlos Marx, éste dejo sus huellas en la historia de la teoría sobre la estratificación social y las desigualdades. Su legado fue incorporado críticamente.

Los neomarxistas continuaron el análisis de las sociedades contemporáneas apoyándose en aquellas aproximaciones que Marx desarrolló en su obra y que mantenían vigencia en la actualidad, como la explotación, la alienación, las clases como actores sociales, las posibilidad de una sociedad alternativa al capitalismo, etc.

Estos autores consideran que la teoría marxista contenía la posibilidad de analizar la individualidad, la subjetividad y la vida cotidiana como aspectos significativos no derivados de las estructuras materiales y objetivas, en contraposición a lo que se había entendido desde otras posiciones expuestas en este capitulo.

N. Poulantzas, Eric Olin Wright, Randall Collins y Pierre Bourdieu son algunos de los autores que encabezan esta vertiente de la sociología, los cuales retoman el camino de Marx de forma crítica y particular.

N. Poulantzas [28]trata de sistematizar la teoría de Marx en contraposición a las interpretaciones de Weber y Dahrendorf. Este autor trata de clarificar el concepto marxista de clases sobre la base de un conjunto de agentes sociales cuya posición esta determinada principal, pero no exclusivamente, por su posición frente a los medios de producción, lugar que es inherente a la voluntad del agente social. Lo político y lo ideológico desempeñan un papel sustancial en la determinación estructural de dichas clases.

Poulantzas describe la pertenencia a una clase u otra a partir de tres dimensiones o criterios, el económico, el político y el ideológico.

El criterio económico que se utiliza es el de diferenciación entre trabajo productivo y trabajo no productivo, donde el trabajo productivo es aquel que además de producir plusvalor esta directamente vinculado con la producción material. Esto se deriva de la creencia en que solo la producción de mercancías físicas y el transporte de las mismas crean el plusvalor; en contradicción con la teoría marxista, pues Marx explica éste supuesto rechazando dicho postulado:

Solo es productivo el trabajador que produce plusvalor para el capitalista o que sirve para la autovaloración del capital. Si se nos permite poner un ejemplo al margen de la esfera de la producción material, digamos que un maestro de escuela, por ejemplo, es un trabajador productivo cuando además de cultivar las cabezas infantiles, se mata trabajando para enriquecer al empresario. Que este haya invertido su capital en una fábrica de enseñanza en vez de hacerlo en una fábrica de embutidos no altera en nada la relación.[29]

Por lo tanto todos aquellos que no participaran de manera directa en el proceso de la producción material, como los barrenderos, el personal de una escuela, empleados públicos, se ubicarían, según Poulantzas, dentro de lo que él denomina la nueva pequeña burguesía.

Los criterios políticos implican la posesión o no de poder o control. Para que un trabajador pueda pertenecer a la clase obrera, además de estar directamente ligado a la producción material, no puede ejercer control sobre la labor de otro trabajador, a partir de que éste trabajo cumple funciones del capital y que reproduce las relaciones reciprocas entre la clase capitalista y la clase obrera. Los obreros encargados de la vigilancia, los capataces etc., independientemente de tener un empleo tan explotado como el de los demás obreros, pertenecen a la nueva pequeña burguesía.

Para los criterios ideológicos; el autor hace distinción entre los trabajos mentales y los trabajos manuales, distinción que excluye de manera directa a la clase obrera del conocimiento del proceso de producción, exclusión necesaria para las relaciones sociales capitalistas. Por lo que los trabajos mentales participan de una u otra manera en la dominación mental de la clase obrera. Por lo que las secretarias y los empleados de bajo nivel de alguna manera participan en esta relación y van a ocupar las filas de la nueva pequeña burguesía.

Por lo tanto queda por esclarecer que sería para Poulantzas la nueva pequeña burguesía, pues su definición en tanto fracción de la pequeña burguesía tradicional, con la cual comparte elementos como el reformismo, el individualismo y el fetichismo de poder, resulta insuficiente.

Las críticas mas conocidas a este enfoque parten de O. Wright, el cual concluye que Poulantzas conduce a una significativa reducción de los efectos numéricos de la clase trabajadora y explotada.

Por otra parte los criterios en que se basa para delimitar la posición de los actores dentro de la estructura social no mantienen una relación coherente entre clase y desigualdad, igualando arbitrariamente agentes en desiguales condiciones económicas, políticas e ideológicas dentro de una misma clase, lo que lo lleva a una valoración espuria del papel de los agentes según su situación social real.

Por otra parte Wright[30]con un marxismo de orientación más empírica, direcciona su obra a la clarificación de los conceptos básicos de la obra de Marx desde su contrastación empírica, y al desarrollo de una teoría más coherente sobre la base de estos conceptos. Wright brinda gran importancia al concepto de Marx sobre la clase, según él una interrogante que dejó como legado en su obra. La cual extrae y contrapone a las sociedades modernas, con el fin de demostrarla empíricamente.

Su contribución conceptual acerca de las posiciones contradictorias en las relaciones de clase arranca de una crítica a los criterios de Poulantzas. Una posición determinada no ha de localizarse necesariamente dentro de una clase social, sino que puede encontrarse en más de una clase. Así una posición puede ser simultáneamente proletaria y burguesa, ejemplo: los ejecutivos son burgueses, en el sentido que supervisan a los subordinados, pero son proletarios en el sentido que son supervisados por los propietarios de una empresa.[31]

Atendiendo a las características de las sociedad actuales Wright plantea que existen diferentes tipos de situaciones contradictorias, por ejemplo: existen personas que tienen más de un trabajo u obtienen ingresos por diversas vías, como puede ser la renta, por lo que están sometidas a situaciones múltiples, lo que puede mediar las situaciones de clase, como puede ser la carrera de un administrativo dentro de una empresa, el cual antes de desempeñar su trabajo final como administrativo, ha realizado trabajos inferiores para ir conociendo las características de su empresa.

De esto se derivan distintas formas de explotación, que llamó explotaciones múltiples, las cuales describen el proceso mediante el cual se generan variados y simultáneos mecanismos de explotación. No sólo concernientes a la relación capital trabajo ligado a la propiedad, sino de la apropiación que puedan hacer del plus valor social los individuos y grupos sociales por otras vías.

En consonancia con esto identifica tres criterios para la distribución de ese plus valor social entre los individuos dentro de una estructura de desigualdades en una sociedad. Situaciones de mercado y trabajo, bienes de poder y organización, calificaciones y credenciales. A partir de esto elaboró tres mecanismos de desigualdad y pobreza desde una perspectiva de la explotación del trabajo: el principio de la interdependencia inversa del bienestar, situación en la que el bienestar de un grupo depende del deterioro de otro, a través de una interdependencia causal centrada en la distribución. Principio de la exclusión: la interdependencia inversa existe porque un grupo es excluido del control sobre los recursos. Principio de apropiación: debido a la exclusión, un grupo puede apropiarse del esfuerzo y de los resultados de las prácticas de otros.

La emergencia de nuevas realidades producto del desarrollo histórico y la complejización de las sociedades modernas provocaron en el pensamiento sociológico lo que se llamo un giro constructivita, el cual pretendía una ciencia con ojo crítico a las generalizaciones y los determinismos estructurales los cuales impedían concebir al sujeto en su condición de agente creador con determinadas especificidades.

Esta vertiente aporta un reconocimiento de la cotidianeidad, de la relación dialéctica entre los microprocesos y macroprocesos. Se retoma el concepto de las desigualdades en crítica constante a las creaciones teóricas anteriores, a las cuales se les acusa de haber agotado todas las formas de explicación de este fenómeno sin haber dado una respuesta socialmente plausible, por su unilateralidad y reduccionismo. Al marxismo se le acusa de haber disuelto al individuo dentro de los procesos de producción, y al funcionalismo por haber absolutizando la función del rol en la explicación de las estructuras sociales, entendiendo la obra de Marx y Weber mas como complementaria que como antagónicas. Dentro de estos debates se encuentran las figuras de Pierre Bourdieu y Randall Collins.

Randall Collins presupone una integración entre los vínculos macros y micros en la interpretación de las desigualdades aunque según Ritzer[32]su teoría estuvo mas bien encaminada a una explicación causal de los macros procesos a partir de lo micro, de hecho él llama a su sociología microsociología radical. De ahí su critica a la sociología estructural funcionalista por ocuparse de macro procesos objetivos como la estructura, y los macro procesos subjetivos como las normas. Su teoría fluye a través de lo que llama cadenas rituales de interacción o haz de cadenas individuales de interacción, que se cruzan en el espacio y en el tiempo. Las estructuras sociales son una creación de los individuos en el ámbito de la vida cotidiana y son una construcción sobre la base de pautas micro repetitivas. Estas estructuras no son externas ni coercitivas, son una creación de las cuales no pueden desprenderse. El uso de éstos concepto provocaron un rechazo de Collins sobre la teoría del conflicto ya que para él no existen entidades inherentemente objetivas al individuos como la propiedad o la autoridad. Solo existen diferentes percepciones de las personas en determinados lugares y tiempos. De aquí se deriva la idea de que solo las personas hacen algo, las estructuras, las organizaciones, las clases y las sociedades nunca hacen nada. Toda explicación causal de un fenómeno debe recurrir en última instancia a la acción de individuos reales.

Collins eleva su nivel de análisis a las cadenas de interacción en el mercado y toma de Marx la idea de que la relación entre las personas y la propiedad son la base para la ubicación social. De Weber toma la idea del estatus y poder en conexión a los individuos, o sea que las personas buscan alcanzar el máximo de status subjetivo, lo que esta mediado por los recursos con los que este cuente.

La posesión de los recursos mediante los cuales los individuos propietarios son capaces de explotar a los desposeídos, incluso mediante la utilización de la violencia, representan las situaciones de conflicto donde se demuestran las desigualdades sociales.

Pierre Bourdieu por su parte llamó a su teoría constructivismo estructuralista, la cual constituyó sobre la base de dos conceptos históricamente opuestos, (subjetivo-objetivo) para los cuales se propuso un teoría que los incluyera dialécticamente.

Considera que los agregados ocupacionales para explicar la estructura de clase de una sociedad no son relevantes ya que ese producto no constituye clases. Menciona que el indicador ocupación es un indicador bueno y "económico" para identificar la naturaleza del trabajo, el medio ocupacional y sus peculiaridades culturales y organizativas, pero las clases identificadas de este modo no representan grupos reales y objetivamente constituidos[33]

Bourdieu critica a los marxistas estructurales el hecho de centrarse en las estructuras objetivas ignorando el proceso de la construcción social mediante el cual los actores sociales piensan, perciben y construyen esas estructuras sobre las cuales vuelven a actuar.

Tampoco se adscribe a la idea del interaccionismo simbólico y del estructuralismo los cuales explican las estructuras sociales obviando las bases objetivas en la que esos procesos existen. Este autor refiere una teoría que incluya una relación dialéctica entre los factores objetivos y subjetivos para explicar las estructuras sociales y las desigualdades.

Como solución a este dilema autor se centra en la relación entre la estructura y la acción. O sea, el modo en que las personas, sobre la base de su posición en el espacio social, construyen y perciben el mundo social. Para esto utiliza dos conceptos, los cuales relaciona dialécticamente, el Habitus y el Campo.

El habitus es la representación subjetiva de las personas mediante las cuales estas manejan el mundo social como producto de la internalización de las estructuras, las cuales reflejan las divisiones objetivas de las estructuras sociales. El habitus es resultado a su vez de una posición duradera en el mundo social, lo que supone que existan diferentes habitus o similares de acuerdo a dicha posición. Teniendo en cuenta también que las estructuras y el mundo social no se impone de manera similar a todos los actores, el habitus produce la vida social y es producido a su vez, lo que representa la dialéctica.

El campo condiciona el habitus, pero es este último el que da sentido significativo y valor, es estructura estructuradora y estructura estructurada a su vez, y la práctica es la mediadora entre habitus y mundo social. Por un lado, el habitus se crea a partir de la práctica y por otro, el mundo social se crea como resultado de la práctica; el campo es la base objetiva donde estos se desarrollan, es una red de relaciones de posiciones objetivas, que existen independientemente de la voluntad colectiva, puede estar ocupado por instituciones o actores constreñidos por las estructuras de los campos artístico, religioso, económico. En el campo es donde se emplean diferentes formas de capital, económico, cultural, social, simbólico, de los cuales dependen las posiciones de los actores a partir de la cantidad de capital que en este sentido ocupen. A partir de esto Bourdieu propone la idea del cambio como la acción de los individuos que emergen a ocupar posiciones superiores en dependencia del capital acumulado, lo cual demuestra su la distribución desigual dentro de la sociedad.

Bourdieu logra sobre la base de un método dialéctico, integrar en su teoría factores subjetivos y objetivos así como procesos micros y macros, los cuales conforman la totalidad de la vida social.

A modo de conclusión podemos afirmar que en la corriente neomarxista, y sobre todo en su variante contructivista, encontramos el acercamiento más adecuado a la relación entre los sistemas de estructura social y la participación de los sujetos sociales en los macro y micro procesos que conforman las sociedades contemporáneas, al integrar de forma coherente la naturaleza de dicha participación teniendo en cuenta la diversidad de las condiciones de partida, que origina patrones de oportunidad marcados por la desigualdad más que por la homogeneidad. Los sistemas distributivos están mediados entonces por la naturaleza desigual de las relaciones de propiedad y apropiación de los distintos capitales en juego, que a su vez implican la generación de subjetividades también mediadas por la participación desigual de los sujetos en los procesos de generación de la riqueza social.

Epígrafe 3.

Salario, desigualdad y estructura social. Una interpretación sociológica dentro de la economía

El problema de la relación entre los salarios, la estructura social y la generación de desigualdades es una temática que, partiendo de posiciones que podemos considerar como bases fundacionales, ha sobrevivido hasta nuestros días. ¿Cómo desarrollar una política de remuneraciones?, ¿Cómo distribuir los resultados de los procesos de creación de valor?, ¿Qué parte deben recibir los trabajadores y qué parte los patronos?, en otras palabras ¿Qué ingreso deben recibir cada uno de los participantes en los procesos productivos, de acuerdo a su posición dentro de la estructura socioeconómica de las sociedades modernas? Son preguntas que conducirán la estructura de este epígrafe.

Consideramos además que a mucha de la producción sociológica contemporánea le ocurre lo mismo que Marx criticaba a la economía clásica, lo más importante es lo que no se explica. Por ésta razón, y además por el absurdo parcelarismo de la producción de conocimiento contemporáneo, muchas de las teorías sociológicas expuestas brevemente en los epígrafes anteriores parten de un fundamento, en cuanto a teoría económica, que no explican. En un problema como el que nos ocupa, resulta importante rescatar la complementariedad de tradiciones teóricas hoy separadas, según Juan José Castillo, recordar cuando los economistas eran sociólogos (o viceversa).[34]

Los llamados economistas clásicos diseñaron un grupo de teorías que conllevarían, según su juicio, a una distribución justa de la ganancia obtenida. Justa sobre las bases de la naturalidad de las desigualdades, donde unos obtenían ingresos sobre la renta y otros un salario por su trabajo, donde la posición inicial dentro de la estructura social marcaba la diferencia entre los que poseían tierras y/o capital y los trabajadores.

La teoría clásica consiste esencialmente en la aplicación de un capitalismo de mercado, sin interferencias estatales, el llamado capitalismo puro. En esta visión, los ciclos económicos son procesos naturales de ajustes que no requieren ninguna acción por parte del gobierno. Por tanto las políticas salariales son únicamente producto resultante de las leyes de la oferta y la demanda, los cuales desentrañan las desigualdades naturales a las que todas las sociedades modernas están sujetas y sin las cuales no podrían sobrevivir.

A partir de aquí cabe señalar entonces un grupo de teorías que se mueven acorde a lo antes citado. William Petty[35]es uno de los padres de la economía clásica, y señala que al salario lo rige una ley natural y su nivel se fija por el mínimo necesario para vivir; si el salario aumenta entonces el obrero trabajará la mitad. Aconseja que es conveniente que el salario sea bajo, porque ello estimula al obrero a trabajar[36]

Siguiendo esta línea Adam Smith (1723-1790)[37] plantea que los salarios son dependientes de las riquezas total creada y que la elevación de los salarios no la constituye la cuantía de la riqueza nacional sino el continuo aumento de esa riqueza[38]Este autor ve en el trabajo la única fuente de riqueza y en la división del trabajo la posibilidad de aumentar esta riqueza. Para Smith existían tres clases, terratenientes, capitalistas y trabajadores. Su principal obra y donde argumenta esta teoría es "La riqueza de las naciones" (1776)[39]. Smith ve en la sociabilidad humana la necesidad del intercambio como una fuente reproductora de la división social del trabajo. De esta forma es notable que la economía de mercado no solo sea vista como una solución para coordinar los diferentes sectores de la economía y para controlar los flujos de los medios de producción y consumo, sino que es una forma de crear una estructura social acorde, donde la posición inicial dentro de la sociedad, conlleva a un modo de vida especifico y a un puesto dentro de la división del trabajo.

Para Smith, las sociedades eran representadas como una comunidad comercial donde las relaciones entre personas estaban mediadas por el egoísmo económico, o sea los intereses individuales de cada uno, relaciones entre capitalistas, terratenientes y obreros.

Otro postulado importante es el de "La teoría de la subsistencia", conocida también como del salario natural, que fue expuesta por David Ricardo en sus "Principios de Economía Política y Tributación". En relación con el salario, argumenta que este debe tener una naturaleza invariable que permita a los trabajadores "subsistir y perpetuar su raza", sin incrementos ni disminuciones. A su vez, el precio de mercado de la mano de obra depende del juego natural de las fuerzas de la oferta y la demanda. Es decir, que en la medida que abunde la mano de obra, los salarios serán relativamente bajos, en tanto que si escasea, los salarios serían relativamente más altos y por tanto deja este problema como una ley natural de la economía que se sostiene por si sola.

De esta forma entre Smith y Ricardo vemos un punto de contacto que se basa fundamentalmente en las leyes del mercado y sobretodo en la oferta y la demanda, la que presuponía un mecanismo competitivo para la determinación de los salarios, los cuales son un factor representativo de la clase dedicada al trabajo diferenciada de los que poseían ingresos por la renta o la inversión de capital.

Otro postulado interesante dentro de la economía política clásica, fue la obra de Jean Baptiste Say. A diferencia de Smith, Say elaboró una doctrina donde a los tres factores de la producción le corresponden tres formas de distribución, el salario al trabajo, el beneficio al capital y la renta a la tierra. Este autor no tenía en cuenta la relación existente entre estos tres factores de la producción, el beneficio y el salario no se encuentran en contradicción, ya que el obrero recibe todo el precio por su trabajo y no hay razón para considerar el beneficio como descuento. El beneficio de éste surge únicamente del propio capital y del salario por el trabajo del capitalista. Dentro de esta premisa Say esconde los niveles de explotación a los que son sometidos los obreros en el capitalismo.

John Stuart Mill (1806 – 1873)[40], en "Principios de economía política con algunas de sus aplicaciones a la filosofía social" trasciende el campo económico, colaborando con la sociología con grandes aportes. La historia lo enmarca dentro de la economía clásica, ya que elabora una teoría liberal en concordancia con los postulados de Smith y Ricardo.

Stuart Mill colocó a los individuos en el centro de su elaboración teórica, abogando por el bienestar social y por una sociedad en equilibrio e igualdad, sobre las bases de la libertad de elección y expresión. Es por esto que en la literatura se le reconozca como un liberal de mente y un socialista de corazón.

Respecto a sus contribuciones el mismo señaló que su único y más importante aporte era la diferenciación entre las leyes de la producción y de la distribución; es decir, respecto a las primeras dijo que éstas son de carácter natural, y existen independientemente de la elección de los individuos, sobre las leyes de la distribución Mill afirma que son producto de arreglos sociales y en sí, son las instituciones las que las construyen y realizan la distribución.

Mill apoyaba la división social del trabajo a partir de la posesión de renta, capital o trabajo, que sustentaban las leyes de la producción y a partir de las cuales se distinguía la posición del individuo dentro de la sociedad. Con lo que no estaba de acuerdo era con las leyes de la distribución, las cuales no eran una construcción ajena a los individuos como pensaban los economistas clásicos.

Mill rompió con la tradición ricardiana. Ricardo consideraba el estado estacionario como una construcción teórica y útil para demostrar los posibles resultados de determinados principios de la teoría de crecimiento económico. Para Mill el estado estacionario es una utopía en la que habiéndose alcanzado la opulencia, el Estado puede resolver problemas importantes, como una distribución equitativa de riquezas y oportunidades.

Para Mill la verdadera revolución social es el efecto combinado de la prudencia y frugalidad de los individuos con un sistema legislativo que favorezca la igualdad en tanto sea compatible con el derecho del individuo al fruto de su propia actividad. Defendía un mundo en que la gente se viese libre de la necesidad económica y pudiera acceder a mejoras en la calidad de vida.

Su doctrina del fondo de salarios indicaba que la tasa media de salarios, si se medía durante un período productivo, sería el resultado de la división entre un stock de capital y el número total de trabajadores. Así, el salario real máximo se determina al principio del período de producción. Mill suponía que la remuneración "actual" del trabajo era consecuencia de aplicaciones pasadas de los factores.

En 1869 Mill había modificado sus opiniones sobre la doctrina de salarios, el tema central de su retractación se refiere a la forma en que se fijaba el fondo destinado al pago por el trabajo. La idea de un fondo fijo implicaba que los trabajadores no podrían reclamar más que la cantidad que agotaría el fondo en su totalidad.

Para Mill los medios del capitalista se dividen en dos partes: su capital y su renta sobre aquel capital, el primero es el fondo de salarios, pero las presiones exógenas podían hacer que el capitalista redujese su propia renta a favor del trabajo, esta era la labor del sindicato con los cuales él simpatizaba.

Para Mill una forma positiva de alcanzar una mayor igualdad fue la redistribución, cada persona debería tener la facultad de disponer de todos sus bienes por testamento, pero no para enriquecer a una sola persona.

Dentro de esta corriente liberal hacia el siglo XIX, se destacaron otras teorías cuyo interés principal fue el de incrementar los niveles de productividad para obtener una mayor ganancia al capitalista. De esta forma cabe mencionar la teoría de la productividad marginal elaborada por Jhon Bates Clark, la cual pretendía establecer la relación entre los salarios y la productividad del trabajo. Esta relación se encuentra regida por la ley de los rendimientos decrecientes, que dice que, si uno o varios de los factores de la producción (tierra, capital, trabajo) se incrementan, mientras los otros permanecen constantes, la productividad unitaria de los factores variables tiende a incrementarse hasta cierto punto, a partir del cual comienza a decrecer.

Por otra parte, la teoría elaborada por F.W. Taylor en "Los Principios de la administración científica", la OCT (organización científica del trabajo) está basada principalmente en como alcanzar una mejor productividad en las fábricas, por lo tanto el salario estaba medido "científicamente" por un sistema donde se recogiesen los incrementos de productividad alcanzados, que serían los indicadores para las cuotas salariales. Estas debían ir en incremento según su principal objetivo, alcanzar un óptimo de prosperidad para el patrón y para el empleado.

Otro exponente importante fue Henry Ford[41]en 1915 un empresario de la industria automovilística, cuya filosofía radicaba en la creencia de que los salarios altos inducían a una mayor motivación por parte del trabajador al consumo, lo que generaba una mayor capacidad de compra por parte de los asalariados y de la población en general y de esta forma aumentaría las ganancias por la ventas de sus productos.

Por otra parte, John Maynard Keynes (1883-1946)[42], economista británico, sostenía ya por 1913 que el liberalismo económico de corte clásico necesitaba una actualización dentro de las nuevas circunstancias económicas y sociales que se habían creado con el inicio de siglo.

Keynes vivió en un momento difícil para la economía mundial ya que esta sufría la depresión de los años 30. Esta depresión había retraído la demanda y era necesario estimularla de alguna manera, generando una demanda adicional con el fin de que ésta tirase de la producción. El caso era que con las medidas no intervencionistas de los estados capitalistas, no se había logrado tal objetivo. Abogaba por tanto, por una activa intervención del Estado que restableciera el equilibrio entre oferta y demanda.

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