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Comandante Jose Tomas Boves, Timonel en la Libertad del pueblo venezolano (página 18)

Enviado por León Morales


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¡Muerte a los blancos peninsulares aliados de mantuanaje!

¡Libertad o Muerte!

Pero, ante esta situación, el Comandante José Tomás Boves y el Coronel Francisco Tomás Morales Alonso se dirigieron a todo tropel con sus tropas hacia la ciudad de Nueva Andalucía de Cumaná, adonde arribaron y tomaron bajo fuego de infantería y artillería pasando por las armas a los oligarcas cumaneses, como a los enemigos de las castas más subyugadas en la primogénita de América. El maestro don Eduardo Calcaño con buena letra y con gusto pueblerino en su libro "La ciudad y su música" publicado en el año 1.958, nos revela que en la ciudad de Cumaná se dio un baile el 16 de octubre de 1.814, en donde estuvo como invitado especial el Comandante José Tomás Boves.

            El escritor don Ramón de la Plaza manifiesta que el compositor don Juan José Landaeta fue descubierto en el recital que se dio en dicha fiesta ese día; en la cual la mayoría de los músicos eran personas que venían huyendo desde Caracas, y estaban entre los emigrantes al oriente del país.

El músico mantuano Juan José Landaeta fue notificado por una dama de la godarría cumanesa, de que lo estaban buscando para matarlo, una vez finalizada la fiesta. Don Juan José Landaeta trató de escaparse con otras personas facciosas comprometidas con él en la guerra a muerte, en contra de los sectores populares en rebeldía contra el mantuanaje criollo. En verdad, él quiso irse desaforadamente del lugar de los acontecimientos, siendo hecho prisionero y llevado frente al Taita Boves, quién dio la siguiente orden: ¡Míralo pues, ja, ja, ja!

"Si este bichito es Juan José Landaeta, el músico de los revoltosos mantuanos. No quisiera hacerlo, pero hoy mismo Juan José te vas de viaje para las excelsas moradas, sobre eso no hay perdón alguno, ja, ja, ja".

            ¡Coronel Morales, pase por las armas a ese miserable de Juan José Landaeta, y que ese babieco de mierda le vaya a cantar a Satanás en su corte infernal, ja, ja, ja!

            La orden fue cumplida y de manera tajante, tan claro y manifiesto músico de la godarría venezolana fue pasado por las armas sin chance a que rezara un Padre Nuestro, para que hiciera su viaje a las pailas del infierno, sin pasaporte como anima viajera y errante al purgatorio.

            Lo que no se entiende en esos sucesos de Cumaná, como es que dicen que al maestro Juan José Landaeta le metieron las partituras del Himno Nacional en la boca para fusilarlo. Eso es una falacia, ya que en esos tiempos, él se disputaba con el maestro don Andrés Bello la composición de tan magno símbolo de la patria.

El Coronel Francisco Tomás Morales hizo prisionero al mantuano J. A. Caro de Boesi en Cumaná, quién era natural del pueblo de Chacao, mandándolo a fusilar de inmediato. Ya que sus correrías por tierras orientales fueron inexplicables. Allí en Cumana, el Taita Boves llamó a uno de sus oficiales de su victoriosa división, era el Capitán José de la Cruz Pineda, ordenándole lo siguiente: "Capitán Pineda, usted con un pelotón de caballería me recoge las armas, caballos, enseres y pertrechos abandonados por esos vagabundos oligarcas y al que me encuentre por allí me lo fusila sin darle dulce alguno, de una vez se los manda a Mandinga para que haga un sancocho con ellos en las pailas del infierno, porque la tierra es nuestra y nos pertenece, nojoda. Ya que aquí es donde está el Reino de Di_s".

"Y por  otro lado, se me mete en las iglesias y me les da unos cuerazos a esos curas pajuos y me les quita el oro y la plata que tengan, ya que los necesitamos para comprar armas y comida".

El Capitán Pineda como todo buen subalterno que era, le respondió a su jefe con estas palabras: "Entendido Comandante Boves, de inmediato salgo a cumplir sus órdenes, pero le informo que tengo algunas sospechas sobre nuestro Capellán José Ambrosio de las Llamozas, ya que ese monigote de cura es muy raro Comandante Boves".

El Taita Boves le dijo al Capitán Pineda, lo siguiente: "Bueno Capitán Pineda, si usted sospecha de él, entonces cuando usted lo agarre en una de esas guebonadas me lo fusila sin estar aclarando nada. Porque viéndolo bien, ese tipo como que es enemigo nuestro de verdad. Ya que me han llegado algunos diretes de él. Que me están preocupando mucho. Vaya pues, Capitán Pineda, cumpla mis órdenes, pues".

Las fuerzas bovistas vuelven atacar el 15 de octubre con 2.000 hombres de caballería a la villa de Aragua de Barcelona; pero el día 16 del mismo mes, es derrotado el General Manuel Carlos Piar y Gómez en la batalla de El Salado, enviando sus tropas hacia el camino de Cariaco. En esta memorable jornada militar resultó herido en un brazo el joven sacerdote republicano cumanés, Dionisio Centeno Mejías; quedando Cumaná en la total desgracia y penuria, cubierta de sangre y a merced de las tropas bovistas.

Cabe destacar, que en la batalla de El Salado o Cerro Colorado acaecida el 16 de octubre de 1.814, el General Manuel Carlos Piar Gómez desplegó sus tropas al flanco sur de la ciudad, protegidas sus espaldas y apoyado por las bocas de fuego del castillo de San Antonio. Esto empeñó al Taita Boves a librar una sangrienta lucha atacando con 3.700 efectivos de caballería e infantería y con una furia impetuosa, donde fueron abatidos una gran parte de los emigrados de la ciudad de Caracas y muchos del vecindario del pueblo de Cumaná.

Habiendo sido esta la única derrota militar que sufriera en vida el General Manuel Carlos Piar en toda su carrera militar, en donde libró trece memorables acciones de armas que aún en nuestros días es tema de análisis en cuanto a táctica y estrategia militar se refiere. En la Batalla de El Salado a la imberbe edad de 20 años se batió heroicamente el mantuano cumanés Coronel Juan José Quintero y Canales. A pesar de haber servido primeramente, en el ejército español; ya que él nació en Cumaná el 25 de enero de 1.794 y falleció en la misma el 16 de agosto de 1.848.

Sobre esta derrota militar del héroe de San Félix hay un registro de un memorial presentado ante El Rey de España en Madrid por el presbítero y Dr. Dn. Josef Ambrosio de la Llamozas, quien era el Vicario General del Ejército de Barlovento en las provincias de Venezuela y quien el 16 de octubre de 1.814, describió lo siguiente:

"… Después el 16 de octubre del mismo año fue batido en las inmediaciones de Cumaná el cuerpo de Piar que la había ocupado, dio Boves órdenes a las tropas para que entraran a la ciudad y matasen cuantos hombres se encontraran, como así lo ejecutó, después de estar aquella reducida entrando varios a caballo dentro de la iglesia parroquial buscando a los que en ella se habían refugiado, para matarlos como lo realizaron con más de 500 en cuya operación fueron privilegiados los pardos…".

Sin embargo, el Sargento Manuel Osti describió esta batalla de la siguiente forma:

"… llegaron los españoles a Cumaná al mando del general Boves los cuales ascendían al número de seis mil y presentaron su acción de combate en la orilla de la Sabana de Cumana. Mandó parte de su tropa por el puerto de La Madera, con el objeto de cortarnos las retiradas por los caminos de Cumanacoa y Cariaco, y la Escuadra española también en disposición de entrar en pelea; dispuso presentar en su línea de combate tres pabellones: el primero, negro con unas canillas cruzadas y su calavera, que significaba muerte; el segundo, encarnado, que significaba sangre, y el tercero, el pabellón especial. Salió nuestro jefe el general Manuel Piar con sus dos batallones y dos piezas de artillería, habiendo ido en compañía de él los generales Pedro María Freites y Ribas, después de un fuego vivo que duraría como tres horas. Dispuso nuestro jefe retirarnos a la plaza, pero esto fue en vano; porque ya los españoles la habían ocupado, por lo que tuvimos que continuar la pelea en medio de aquella derrota para poder salvarnos…".

El Oficial Francisco Mejías era natural del pueblo de Marigüitar en donde nació en 1.797, diciendo lo siguiente:

"…. la sangre corrió a torrentes no solo en el campo de batalla, sino también en todas las calles de la ciudad y hasta en los templos. Perecieron también en aquel heroico pueblo el mismo día bajo la inexorable cuchilla del feroz Boves, una gran parte de la emigración de Caracas que allí se había refugiad…".

Aquellos acontecimientos, generaron un gran impase entre el Comandante Boves y su lugarteniente el Coronel Morales, ya que éste último jefe tenía expresas órdenes del Taita que se trasladara con sus cazadores hacia Cumaná y no hacia el pueblo de San Judas Tadeo de Maturín, como llegó hacerlo él; violando en esos casos, órdenes precisas que pudieron cambiar el curso de la guerra misma, tales como se vieron en los escenarios bélicos que relatamos a continuación:

El Coronel Francisco Tomás Morales Guédez obviando las órdenes del Comandante General José Tomás Boves se había trasladado con su ejército hacia el pueblo de San Judas Tadeo de Maturín, en donde fue derrotado por el General Manuel Carlos Piar Gómez.  Acción esta, en donde el Coronel Morales perdió aproximadamente 5.000 hombres en combate; dicha derrota militar produjo un profundo descontrol en la táctica y estrategia que el Taita Boves tenía pensado desarrollar en el oriente venezolano. Sin embargo, los oligarcas fueron derrotados en Cumaná por parte del ejército bovista; tratando muchos de ellos, de refugiarse en La Catedral con el fin de proteger  sus vidas más que a sus bienes.

En dicha toma militar murió don Juan José Landaeta, célebre compositor de nuestro Himno Nacional, "Gloria al Bravo Pueblo". Este escuálido mantuano en una ocasión sobre el Comandante Boves, dijo lo siguiente: "…A Boves lo parió una loca, y su padre es Mandinga…".

¿Y quiénes eran los padres de ese bastardo músico que le robó las letras de nuestro himno patrio al maestro don Andrés Bello?

¿Será que esos miserables de espíritu y marginales de corazón aún están con sus odios y rencores en la Plaza Altamira de sus propias mentes y conciencias?

¿Por qué no han cambiado?

El Comandante Boves mando a fusilar a 50 españoles de su ejército acantonado en Cumaná; salvándose en esa oportunidad el Coronel Morales de ser pasado irremediablemente por las armas, por desacato a sus órdenes y dictámenes, cuyo resultado fue la derrota que sufrió en las sabanas de Maturín. En la toma de Cumaná salieron derrotados los generales Simón Bolívar, José Félix Ribas, Manuel Carlos Piar Gómez y Pedro María Freites; procediendo el Taita Boves a entregarles a las autoridades eclesiásticas las reliquias y prendas que le habían robado los patricios cumaneses a la iglesia, durante el ataque y toma de dicha ciudad.

Hay que destacar, que allí los bandos en pugna libraban una cruenta lucha por la vida y la dignidad; ya que la Real Audiencia en Caracas, se cometían actos oprobiosos extremos, en donde connotados miembros de la misma con el fin de poder preservar sus bienes y vidas prefirieron a través de la adulación y el jalabolismo a ultranza en ponerse a las órdenes y disposiciones del Comandante Boves.

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General en Jefe Cipriano Castro

"El Restaurador de Venezuela"

En una ocasión el Comandante Boves le dirigió una misiva al Excelentísimo Señor Ministro Universal de Indias en España, bajo estos términos:

"…del 14 al 20 de este mes he tomado al enemigo en diversos combates 4.000 fusiles, 200.000 cartuchos, 30 cañones de diversos calibres, 3 lanchas cañoneras, 5 coroneles y 150 oficiales, todos los cuales han sido pasados por las armas. Nuestros, 4.000 muertos y 500 heridos; del enemigo 6.700 muertos…".

Carajo vale, esos males y vicios aún persisten en esta V República Bolivariana de hoy día, los cuales son muy usados por la actual aristocracia del dinero o clase dominante quienes con sus políticas globalizantes y neoliberales rigen las políticas económicas del sistema capitalista mundial, ahora en crisis y descomposición.       

Lenín Rafael, don Pedro María Morantes "Pío Gil" a comienzos del siglo XX en sus constantes escritos atacó la adulación que se vivía en los tiempos del General en Jefe Cipriano Castro Ruiz, bien llamado "El Restaurador de Venezuela". Ya que las familias de extirpe y tradición oligárquica venezolana como: Rendiles, Bruzual, Serra, Andueza; Fourtoul, Vallenilla, Arreaza, Calatrava, Guinánd, Baldó, Zuloaga, Pietri, Uslar, Dalla Costa, Berreizbetia, etc, etc., practicaban el arte de la adulación como un acto más de sumisión de las clases dominantes hacia los nuevos amos del país, quienes descaradamente se unieron en matrimonio con los "generales roba cochinos y gallinas", como: Sayago, Mibelli, Tarazona, Velasco, Pérez Soto, etc, etc.

Lo cierto del caso, fue que "Pío Gil" lo dejó muy bien plasmado en su obra histórica titulada: "Los Días de Cipriano Castro", donde en iguales circunstancias los godos y aristócratas de su tiempo hicieron lo mismo que sus vulgares antepasados, los "Grandes Cacaos" de los tiempos de la guerra a muerte, ya que ambas oligarquías solo buscaban defender eran sus reales intereses de clase.  

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Pueblo de San Jacinto de Urica

              

    En semanas pasados el Comandante en Jefe Hugo Rafael  Chávez Frías trasladó al Panteón Nacional los restos mortales General en Jefe Cipriano Castro Ruiz, El Restaurador de Venezuela conocido como "El Hombre de la Levita Gris". Acto bien merecido, en honor a uno de los generales que hicieron la historia de la patria a comienzos del siglo XX.

El Movimiento Bolivariano de Luchas Populares (MBLP) y el Palabreo Popular General en Jefe "Manuel Piar", hoy le hace honor al gran estratega militar nacido en el pueblo de Capacho Viejo en el Edo. Táchira, como lo fue don Cipriano Castro Ruiz, General en Jefe de los Ejércitos de la República y Jefe Supremo de la Revolución Liberal Restauradora en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional, en la instalación de su gobierno el 24 de octubre de 1.899, dictó esta proclama a los venezolanos y venezolanos de ese ayer:

…A los venezolanos:

Hace hoy cinco meses que nuestras armas, victoriosas en La Popa y Tononó, dejaban presentir que el ejército de Táchira marcharía de triunfo en triunfo a la Capital de la República: hemos vencido, hemos dado amplia reparación a la majestad de las instituciones y a la honra nacional, sellando el proceso harto vergonzoso de nuestras guerras civiles.

Podemos decir que la campaña armada está terminada ya, pues se ha inaugurado un Gobierno que es el renacimiento de la República y cuyo programa puede sintetizarse así:

·         Nuevos hombres.

·         Nuevos ideales.

·         Nuevos Procedimientos.

Comienza la labor administrativa, quizás más cruda que la labor guerrera, para la cual reclamo el contingente de todos los hombres de buena voluntad.

Hacer efectivo y práctico el programa de esta Revolución y demostrar, ante propios y extraños, que los sacrificios heroicos consumados hasta hoy no han sido estériles, será, sin dudas ni vacilaciones, el lema de mi gobierno. De este camino no podrá apartarme nada ni nadie; y si por desgracia para la patria quisiera el destino que, a pesar de mi mejor disposición para hacer la felicidad de todos los venezolanos, injustificadas y nuevas conmociones viniesen a entorpecer la marcha serena de la administración, os declaro, con la sinceridad que me es ingénita, que sucumbiré en la lucha sin desviarme una línea del camino del honor y del deber.

¡Soldados del Ejército Liberal Restaurador!

Ésta es la nueva obra: debéis estar orgullosos de ella y prontos a cuidarla para que os hagáis dignos del alto renombre que habéis conquistado en la historia…

Caracas, 24 de octubre de 1.899.

Compatriotas venezolanos, continuemos con las acciones militares del Taita Boves; resulta, que él se dirigió con sus tropas hacia los desfiladeros de Los Magueyes el 9 de noviembre del año 1.814, enfrentando al Coronel José Francisco Bermúdez de Castro y Figuera, el hijo del pueblo de San José de Areocuar quien comandando una división compuesta por 1.200 hombres fue derrotado por el Comandante José Tomás Boves; manifestando sobre su derrota lo siguiente: ¡Carajo los hombres que he mandado en esta jornada tienen más vicios que pelos, nojoda!        

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General Pedro Zaraza Manrique

Compadre del Taita Boves

Esta derrota militar ahondó más el descontento por parte de los republicanos orientales en contra del General Simón Bolívar, quien presagió el fin de la 2ª  República constituyente. Inmediatamente, el Comandante Boves en su estadía en Nueva Andalucía de Cumaná, mandó a marchar en su trayectoria a sus valerosos é imbatibles guerreros y lanceros hacia las sabanas de Urica; fusilando en el camino al godo Narciso Armas, vecino de la Villa de Barcelona. Igual suerte, corrió un hijo del comandante militar del pueblo de San Mateo.        

Más sin embargo, desde la distancia llanera su compadre el Coronel Pedro Zaraza Manrique  le gritó:

¡Oiga Compáe Boves,

En donde nos vemos las caras,

O se acaba la zaracera,

O se acaba la bobera!

El Comandante José Tomás Boves y el Coronel Francisco Tomás Morales Guédez reunieron sus ejércitos para darle combate al ejército de los chapetones mantuanos en las sabanas de Urica el 28 de noviembre de 1.814. Don Lorenzo García Jove pocos días antes de la batalla de Urica le escribió desde el puerto de La Guaira una misiva a doña Manuela de la Iglesia, madre del Taita Boves en donde le manifiesta lo siguiente:

                                                                                                       La Guaira, 1º de diciembre de 1.814.

Sra Doña Manuela de la Iglesia:

Muy señora mía: Los hombres nacen sin saber su suerte. Su hijo nació para la guerra; por ella hace felices a los buenos y castiga a los malvados con exceso, yo por mi parte, viendo de tan cerca sus operaciones, me complazco, y así debe hacerlo vuestra merced, como madre. Doy a vuestra merced la enhorabuena, y a sus hijas también.

Últimamente, me escribió su hijo desde su  Cuartel General encargándome remita a V.M, seis fanegadas de cacao, las que tengo embarcadas en el Bergantín "PALAFOX" que sigue a La Coruña y consigno a los señores Plat y Portal, con orden de que las pongan a su disposición según aviso de este día.

El solo punto que falta al heroico Boves para todas sus conquistas es Maturín; hoy oficia noticias muy placenteras. En fin, tome vuestra merced buen chocolate, que cacao no ha de faltarle.

Saludo a vuestra merced. Su s.q.b.s.p.

                       Lorenzo García Jove

Nuevamente toma la palabra el niñito Carlos Aponte Carreño y le pregunta a su abuelo Víctor Juvenal Aguinagalde, lo siguiente: ¿Tú si sabes lo que pasó en la batalla de Urica, abuelito?

¿Cuéntanos como se dio esa batalla en las sabanas de Urica?           

"Bueno Carlitos, el Comandante General José Tomás Boves de la Iglesia se trasladó por Mundo Nuevo a Urica a reunirse con su lugarteniente el Coronel Francisco Tomás Morales Alonso quien desde Santa Rosa había marchado en la misma dirección del Taita Boves; sus combatientes provenían de los pueblos de San Gerónimo de Guayabal, El Chaparro, La Corona, San Francisco de Cara, Santa María de Ipire, Santa Rita, Camaguán y Guayana".

"Por su parte, el Coronel José Francisco Bermúdez de Castro y Figuera se regresaba al pueblo de San Judas Tadeo de Maturín, en donde el General José Félix Ribas y Herrera dispuso la ejecución de la ofensiva contra las fuerzas del Taita Boves en las sabanas de Urica.  Operación esta que no se había podido llevar a efecto debido a la decisión arbitraria del Coronel José Francisco Bermúdez de Castro y Figuera, de ir hacia los desfiladeros de Los Magueyes a combatir al Taita Boves".                                                  

En esta situación, el General José Félix Ribas y Herrera  contaba con solo 2.000 hombres, los cuales estaban mandados por los bizarros coroneles Judas José Tadeo Monagas Burgos, Pedro Zaraza Manrique, Manuel Cedeño Hernández y Francisco Parejo.  El General Ribas al llegar al sitio de El Areo procedió a formar dos columnas de caballería de 180 hombres con los coroneles Monagas y Zaraza de comandantes; las cuales recibieron el nombre de "Rompe línea".                          

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Río Amana

Las unidades militares republicanas marcharon durante la noche del día 4 al 5 del mes de diciembre de 1.814, para amanecer en Urica frente a las fuerzas del Taita Boves, las cuales se encontraban desplegadas en tres columnas.

Carlitos, más sin embargo; el Comandante Boves hablando con uno de sus escoltas llamado Bartolo Echenique, le dijo a susurras estas palabras: "Coño negro Bartolo, hoy en esta sabana de Urica acabaremos con más de tres siglos de piratería, saqueos, esclavitud, usura y explotación que han hecho los españoles y sus descendientes los mantuanos en estas tierras".                

 "Seguro estoy que nunca más aceptaremos que a nuestros hermanos de casta sigan siendo esclavos de esos perversos grandes cacaos coños é madre".  

"Esa guebonada de batidas de perros y persecuciones de esclavos y cimarrones se acabará a partir de hoy en toda Venezuela. Ya que desde esta tierra sagrada de Urica el cepo y el látigo como las cadenas y grilletes se las tendremos reservadas a esos malditos godos oligarcas explotadores del pueblo pobre de Venezuela".

 Y Bartolo le respondió al Taita con estas palabras:  "Taita Boves, en verdad estamos muy cerca del pueblo de San Jacinto de Urica; eso me huele muy feo. Ya que allí hace como 15 años atrás se asentaron unos españoles y le pusieron a esa vaina el nombre de San Jacinto en honor a unos de esos santos pajuos que ellos tienen allá en España. Taita Boves, ese lugar es de los indios Kari´ñas es de ellos".  

¿Qué hacen allí metidos esos mal paridos españoles?            

¿Qué sabrosas son las aguas que tienen los ríos Urica y Amana, Taita?

       

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Generalísimo Don Francisco de Miranda

"Taita Boves, hay unos pajuos que dicen que ese poblado y que lo fundó un maldito español a quien llamaban el Capitán Pascual José Guevara".            

¿Ay, y de donde habría salido ese guebón, Taita Boves?

Y el Taita Boves le respondió al negro Bartolo, lo siguiente:        "Carajo Bartolo; primero prepárate bien, porque allí donde están esos godos vamos a pelear muy duro; se que va a morir mucha gente; pero te diré que el general Francisco de Miranda, como que tenía toda  la razón, vale".

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Comandante Francisco Tomás Morales y Alonso

Y el negro Bartolo ante tales palabras del Taita Boves procedió a preguntarle lo siguiente: ¿A cuales palabras del empelucado "Príncipe de los Conquistadores", Francisco de Miranda se refiere vustéd Taita Boves?

Y el Comandante Boves le contestó de la siguiente forma: "Ay, Bartolo; ese buen caraqueño ahora preso en la Carraca de Cádiz por obra y gracia de sus propios oficiales godos y oligarcas decía una gran verdad. Él tenía razón en lo que decía Bartolo".

Y esto lo digo porque él fue un revolucionario que no pudo maniobrar dentro de esa gentuza de la godarría. Ellos nunca pudieron comprender sus palabras, cuando reunidos en círculo con su sable en mano, les dijo estas palabras libertadoras: ¡Hagamos patria para los chapetones, mestizos, indios y mulatos!  

"Eso es revolucionario, pero ellos querían Patria era para poder hacer lo que en ganas les venía".

Nuevamente intervino Bartolo y le dijo al Taita Boves estas palabras: Taita Boves, con razón el General Miranda en Puerto Cabello en 1.812, cuando el joven Coronel Simón Bolívar perdió la plaza de Puerto Cabello, dijo estas palabras: ¡Venezuela está herida en el corazón!

Carlitos, sobre esa vaina muchos años después, el Apóstol de la libertad cubana José Martí, dijo estas palabras: "… La revolución es contra la estructura colonial, contra el ordenamiento y espíritu coloniales, en una palabra contra la colonia…".

Unos días antes de la Batalla de Urica, el Comandante Boves le había ordenado al Comandante Francisco Tomás Morales que se apersonase con su ejército en las cercanías de dicho pueblo, con el fin de que su caballería e infantería estuviese descansada en el momento de entrar en acción y en funciones de reforzar sus destacamentos en esa región en cuanto a hombres, caballos y armas se refiere. Aunque las informaciones que le llegaban a su campamento era que los jefes mantuanos José Francisco Bermúdez y José Félix Ribas estaban molestos y casi se iban a los coñazos. Este era un indicativo de que en el ejército godo y mantuano no había unidad de cuerpo y eso sería garrafal para ellos, en los mismos momentos de las acciones en el campo de batalla.

En Urica sus jefes y lanceros esperaban la orden del Taita Boves para adentrarse y atacar en el campo de batalla, y él mirando hacia las sabanas y observando con detenimiento el puente que los separaba y oteando que el espíritu de la muerte estaba muy cerca de esos lares, con mucho recelo y silencio le dijo al Sargento Basilio Sánchez estas palabras: "Basilio, el espanto de la muerte ya llegó a estas sabanas, siento que ya está aquí. Muchachos, esperemos a ver que nos dicen los postas sobre los avances de los mantuanos en sus líneas".

En la espesura del llano mismo, se ve una polvareda y el Taita Boves por su catalejo puede observar que un Capitán de su ejército se acerca a todo tropel hacia sus líneas, quién llegando a donde estaba su comando, le pregunta al Taita Boves lo siguiente: ¿Atacamos, Comandante Boves?

Y él como buen estratega en la guerra le ordenó a su buen subalterno lo siguiente: "Capitán, quédese usted tranquilo, que aquí en esta vaina las órdenes las doy yo, nojoda. Carajo, espere que aún no es el momento de atacar a esos oligarcas mantuanos, coño e madres".

"Capitán, no está usted observando que mis hombres se están colocando en posición de combate. Así que vaya a su posición y dígale a sus jefes que esperen mis órdenes al respecto; porque si me abortan mi estrategia y táctica pagarían muy caro por sus errores".

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General de Brigada José Antonio Anzoátegui Hernández

Envenenado por los santandereanos

En el combate del Pantano de Vargas en 1.819

El oficial modestamente dirigiéndose hacia el Comandante Boves, le respondió con estas palabras: "Así será Taita Boves, la victoria es nuestra y nos pertenece; este campo de batalla será el infierno de los godos y mantuanos en estas tierras".

El osado Oficial haciendo las riendas de su caballo y sable en manos a todo tropel avanzó hacia su posición en el campo del honor a transmitir las órdenes del Taita Boves. Al fin en la distancia un vigía hizo dos señales con dos banderines cruzados, indicando que todo estaba listo y preparado para comenzar el combate con los destacamentos de caballería en las sabanas de Urica; para después ablandarlos con la sonora artillería y finalmente destrozarlos en el combate cuerpo a cuerpo que desataría la infantería. De pronto como el relámpago hiriente sonó la voz fuerte y aguda del Comandante Boves: "Teniente Justo González, usted es de origen canario pero venezolano de corazón y espíritu, arranque con sus hombres y rompa las líneas mantuanas. Usted es un buen jefe, use su malicia y acérquese sigilosamente en la sabana como tigre al acecho de su presa. Vaya pues, cumpla la orden y dele duro a esos malparidos".

Y dirigiéndose al resto de sus combatientes, les dijo estas palabras: "Muchachos, hoy pelearemos como unos verdaderos tigres en las sabanas de Urica. He allí nuestras presas enemigas, acabemos de una vez por todas con esa godarría nefasta y asesina, y con ese mantuanaje mariconeado. Hoy es nuestro día de gloria, liberaremos Venezuela para siempre de esa maldita casta dominante"

   

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Coronel José Judas Tadeo Monagas Burgos 

                                                                         .

"Recuerda Justo González, quiero decirte que a esos bastardos los he perseguido y acosado por más de un año. No olviden que he querido ponerles las manos al sinvergüenza de Simón Bolívar".

"Pero, el muy muérgano no se deja agarrar, ya que muy poco se adentra en el combate, casi lo agarro en Araguita, a pesar de que allí lo volví un culo de mierda. Ese hombre es muy evasivo, Justo".

El Comandante Boves montado en su potro alazano y lidiándolo con gallardía y acercándose al Batallón "Tiznados", al frente del mismo como su Comandante General pudo notar que la caballería de las fuerzas mantuanas se habían dividido en dos alas; y en lo primero tenían que romper las filas y crear el desorden entre ellos.      

Cónchale Carlitos, para el 5 de diciembre los republicanos habían acantonado un total 3.990 hombres; tomando la iniciativa en el combate el propio Taita Boves con sus 7.224 guerreros del pueblo en armas, cuando como un verdadero jefe salió con su columna personalmente a enfrentar las fuerzas del Coronel José Francisco Bermúdez de Castro y Figuera. Entrando en combate los celebérrimos jefes Pedro Zaraza y José Tadeo Monagas. 

Siendo rechazado en su acción y creyendo el valiente General Ribas que habían ganado una mejor posición en el campo de batalla colocó a sus hombres en posición de combate, cargando contra las tropas bovistas con arrojo y valentía; fueron recibidos con un intenso fuego de artillería; ordenando el General Ribas a la Columna "Rompe Líneas" al mando del Coronel Pedro Zaraza que cargase por el flanco derecho del ejército bovista, el cual fue bien llevado con claros indicios de un éxito momentáneo; notando el Comandante Boves que su columna había sido envuelta salió de su centro precipitadamente, poniendo a sus enemigos en retirada y desbandada, la victoria estaba casi segura en sus manos.                          

Carlitos, en el campo de batalla se oía la voz desenfrenada del joven Coronel José Antonio Anzoátegui Hernández quién desesperadamente les gritaba a sus soldados esta orden: ¡Vamos muchachos, todos al campo de batalla a morir matando!         

Carlitos, nieto querido; en las sabanas de Urica como un energúmeno en el campo de batalla estaba el Comandante Boves. Allí estaba él  en persona dirigiendo su última batalla en vida, tenía el más firme ejército que haya hecho armas en estas tierras y como testigo a la mesa de Urica; gritándole a sus briosos guerreros estas palabras: ¡A la carga, a la carga todos! ¡Ahora van a ver como pelea un hombre de verdad, carajo!

El Taita Boves era imbatible; cuyo propósito era liquidar los últimos reductos del mantuanismo oligárquico acantonados en el pueblo de San Judas Tadeo de Maturín; abalanzándose él con sus 4.500 guerreros sobre las líneas enemigas comandadas por los bizarros coroneles Pedro Zaraza Manrique y Judas José Tadeo Monagas Burgos; logrando herir de muerte con su impertérrita lanza a cuantos enemigos encontrara en el camino hacia la victoria final, temiendo el General en Jefe José Félix Ribas y Herrera en salir derrotado en esta jornada militar.

De pronto en medio de la sabana y bajo el fragor del combate, a tan denodado jefe de los llaneros venezolanos se le encabrita su caballo sin obedecer al amo. El Taita Boves recordando en esos momentos la memoria de su señor padre, le grita al desenfrenado animal estas palabras: ¡Vamos Urogallo, vamos…!

Carlitos, dentro de la confusión surgió desde las sombras llaneras un bestial lanzazo que derribó herido de muerte al Taita Boves de su potro bayo. Sin embargo, sus guerreros siguieron combatiendo con gran arrojo temerario y envuelto en un trapo rojo para que no se le viese la sangre que emanaba de su herida, trataba de mantenerse en el combate haciendo esfuerzos sostenidos y tratando de contener a su caballo algo encabritado, con su lanza en mano y a todo tropel avanzó sin cesar hacia las filas enemigas hasta que herido de muerte cayó de su caballo en la tierra sagrada de Urica.

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Pueblo de  Urica

El Comandante José Tadeo Monagas describió la Batalla de Úrica y la muerte de Boves de la siguiente forma:

"…Marchamos toda la noche y llegamos al amanecer frente a Úrica, donde encontramos en una gran sabana todo el ejército enemigo formado en batalla… Habíase ya incorporado Boves con la división que había batido a Bermúdez y salió a encontrarnos… Formada nuestra tropa en estado de batirse marchamos de frente y cuando ya sufríamos un duro fuego de cañón y fusilería, mandó el general Ribas que sus tropas hicieran fuego y ya encendido el combate ordenó que los dos cuerpos Rompelíneas cargaran el ala derecha del enemigo, lo que ejecutamos de una manera decisiva, porque al momento fueron todos muertos y dispersos. Cuando Boves vio que su fuerte columna era envuelta, salió de su centro precipitadamente muriendo también en este glorioso choque. El resto del ejército enemigo, es decir centro e izquierda cargó nuestra línea envolviéndola de modo que fuimos completamente derrotados…".

El Historiador Arturo Uslar Pietri en su obra "Las Lanzas Coloradas", página 183, sobre la muerte del Comandante Boves plasmó lo siguiente:

"…A la sombra de su trapo rojo, Boves ha sido herido, y así como su voz llevada de boca en boca desató toda la carga bárbara, ahora su sangre derramada, apaga el fuego de la lucha.

Ya Boves no está sobre su caballo, ya no destroza lanza en mano, ya su sombra no se entiende sobre toda la caballería, ya sus ojos no acicatean; el trapo rojo lo ha visto doblarse vencido. Lo han visto todos, lo han oído todos: ya Boves no está con ellos…".

El General Simón Bolívar y Palacios al enterarse de la muerte de Boves dijo estas frenéticas palabras sobre el más acérrimo enemigo que había encontrado durante su vida como guerrero y militar en tierra venezolana: "…era la cólera de los cielos que fulminaba rayos contra la patria…".

¡Qué curiosidad, tanto el Comandante José Tomás Boves como el Generalísimo Ezequiel Zamora Correa murieron con el trapo rojo de la revolución social y popular en sus manos!

¿No sería que ambos líderes populares desde esos tiempos ya eran cuadros y militantes comunistas?   

Ya que a ciencia cierta no se sabía que el asturiano liberador de las castas pobres yacía en las sabanas del pueblo al que siempre quiso y amó, como a bien le dijera en una oportunidad a su amada mujer, doña Inés Corrales, cuando le refirió estas palabras: "Inés, ya me falta poco por pacificar estas tierras, una vez que lo haya logrado, entonces me retiraré a  Maturín a dedicarme a la labranza y a mi familia para que aquí nazca nuestro hijo".

Caramba Carlos, el Comandante Boves con sus casi 8.000 hombres a su mando había vencido en la batalla de Úrica al General José Félix Ribas y Herrera quien había comandado a casi 4.000 soldados. Cabe decir, que allí en Úrica cayeron 881 combatientes; de los cuales 24 eran hijos de tan procero solar.

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Pueblo de San Jacinto de Úrica

Allí el Taita Boves venció después de muerto; considerando los republicanos en esos momentos que a pesar de su derrota habían obtenido una victoria con la muerte de tan egregio guerrero como lo fue don José Tomás Boves.

En esta batalla por el lado del mantuanaje republicano se destacaron los oficiales José de Jesús Barreto y Francisco Carmona Lara.

El Coronel Francisco Tomás Morales en su relación sobre esta batalla dijo estas palabras:

"…. la victoria…….. Costó a los rebeldes más de trescientos muertos, cuatrocientos diez y ocho prisioneros, dos piezas de artillería y muchas armas y municiones, reduciéndose la nuestra en sesenta y dos muertos y veinte y dos heridos…".

Allí en las sabanas de Úrica, en su suelo sagrado yacía trémulo e inerte el cadáver del guerrero que más dolores de cabeza le había producido en el combate y en los diferentes escenarios épicos que se dieron en la amplia geografía nacional a los mantuanos, godos y oligarcas explotadores de ese ayer. Si, allí se encontraba tendido el cadáver de un gran jefe militar quien fue capaz de organizar tres grandes ejércitos para su mayor gloria y felicidad, como también fue capáz de luchar íntegramente por los intereses de las castas más subyugadas y depauperadas en estas regiones de América, como en la España misma, así lo reclamaban las masas trémulas de ansias de libertad.

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Tumba del Comandante Boves en Urica

Allí con su pecho herido por una lanza asesina, salida de su propio ejército estaba la figura del Comandante JOSÉ TOMÁS MILLÁN  BOVES DE LA IGLESIA; mejor conocido como: "El Taita". A pesar de que en el argot popular hay quienes dicen que el soldado que le asestó el lanzazo al Taita Boves se llamaba Pedro Martínez quién era plaza del Batallón "Rompe Líneas" al mando del Coronel Pedro Zaraza.

Carlitos, sobre esos últimos momentos de la vida del Comandante Boves, don José Antonio de las Llamosas quién era el Capellán de sus fuerzas militares le remitió el siguiente Memorial al Rey en España:

"… El comandante general Boves desde el principio de la Campaña manifestó el sistema que se había propuesto y del cual jamás se separó: fundábase en la destrucción de todos los blancos, conservando, contemplacido y trabajando a las demás castas, como resulta de los hechos siguientes: En Guayabal poco después de la batalla de Mosquiteros, declaró la muerte a todos los blancos y lo ejecutó constantemente hasta el pueblo de San Mateo. Por consecuencia de esta resolución hizo asesinar en Calabozo a 87 blancos que pudo aprehender, y dejó lista de otros 32: para el mismo efecto dio Orden a su comandante militar para que hiciese matar a todo blanco que allí llegase, que las mujeres blancas de Calabozo y pueblos inmediatos fuesen remitidas a la isla de Arichuna, como se ejecutó, repartiendo las casas y bienes de los muertos y de las desterradas entre los pardos, y dándoles papeletas de propiedad. En el pueblo de Santa Rosa se mataron todos los blancos que iban entre las compañías y de los que pudieron recoger en aquellos pueblos, sacándolos de noche al campo y matándolos sin confesión, cuya misma suerte tuvieron en San Mateo los que fueron a vender víveres al ejército. Luego que Bolívar salió de Cumaná para Urica, Boves encontró varios – blancos en las compañías que se habían formado por su orden y los hizo morir a todos en el campo por la noche…. Después del 16 de Octubre del mismo año fue batido a las inmediaciones de Cumaná el cuerpo de Piar, que la había ocupado; dio orden a la tropa para que entrara a la ciudad, matase cuanto hombres se encontraran, como así lo ejecutó, después de estar aquéllos reducidos entraron varios a caballo dentro de la Iglesia parroquial, buscando a los que en ella se habían refugiado para matarlos, como lo realizaron con más de 500, en cuya operación fueron privilegiados los pardos. Todos los hombres, mujeres y niños de San Joaquín  y Santa Ana en virtud de orden de Boves y con otra por separado de éste último al Sargento Camero…. La conducta observada por Boves, fue consiguiente a sus palabras: continuamente recordaba a sus tropas su declaración de guerra a muerte a los blancos hecha en Guayabal; siempre les repetía que los bienes de éstos eran de los pardos. En sus cálculos militares y en su clase de Gobierno este sistema formaba una parte muy principal…".

El presbítero Oscar Matute Ortiz en el prologo de su trabajo histórico titulado: Huellas, Pisadas, Atrocidades de José Tomas Boves en la Provincia de Barcelona Actual Estado Anzoátegui; bárbaramente expresó lo siguiente:

"…De allí que cuando uno observe el escudo del estado Anzoátegui encontremos un detalle que dice. "Tumba de sus tiranos". Con esto recuerdan a Boves, claro que no es un recuerdo positivo, sino un recuerdo en la cual Boves tiene su tumba aquí en el estado Anzoátegui, lo que era antes la Provincia de Barcelona. Su tumba en la mesa de Úrica, tierra que se pavonea entre el cielo y la tierra con un horizonte lineal y una vetusta lucidez que da brillo al ojo humano…".

¿Lo qué no ha entendido tan perverso sacerdote y sus seguidores es que en el Edo. Anzoátegui las fuerzas chavistas extremistas y fascistas, de 8 diputados a la Asamblea Nacional perdieron 7?

¿No será que el Partido Acción Democrática (AD) está renaciendo en ese estado al oriente del país?

Miguel Taybo tomando algunas palabras de este trabajo se atrevió a publicar sobre la muerte del Taita Boves en Aporrea el martes 4/12/2.012, un artículo titulado: "La tumba de Boves:

¿Nadie sabe a ciencia cierta quién ultimó a Boves en las inmediaciones de Úrica. Se ha dicho que fue Zaraza, pero éste nunca lo terminó de aseverar. Otros dicen que fue un capitán Belisario, con quien tenía viejas cuentas. Horacio Sifontes afirma, y yo también lo he oído, que fue un indio llamado Chiramo, que le servía de espaldero. Así como los nombrados son más de seis a quienes la conseja señala como el homicida de Boves. Juan Uslar Pietri en su famoso libro Historia de la Rebelión Popular de 1814 trae a cuento otra versión muy poco conocida sobre la misteriosa muerte del caudillo. Antes sin embargo, es conveniente que digamos algunas palabras sobre el no menos feroz e implacable lugarteniente de José Tomás Boves, Tomás José Morales?.

Entre Boves y Morales a diferencia no hay más.

Que uno se llama Tomás José.

Y el otro José  Tomás.

Tomás José Morales, canario de nacimiento y sucesor del Caudillo hasta el advenimiento de Pablo Morillo, a quien acompañará como segundo a lo largo de toda su gestión guerrera, era un hombre que, sin tener el carisma del asturiano era de una crueldad inaudita. Luego de muerto y enterrado Boves, circunstancia a la que nos referimos en esta historia. Morales reunió tropa y oficialidad y preguntó con voz clara e inteligible.

Oigan bien, quienes me escuchan. Habiendo muerto nuestro invicto jefe coronel José  Tomás Boves, el ejército del rey ha quedado prácticamente sin jefe. Aunque soy el segundo en mando y pudiera de una vez por todas asumir la conducción del ejército, no he querido hacerlo sin antes consultar a ustedes quien ha de ser el nuevo jefe de los ejércitos realistas. Por eso pregunto: Quién de los presentes se cree con derecho a ocupar la jefatura del ejército de Boves.

1: Yo me siento.

Morales: Muy bien, ¿Quién más?

2: Yo también, me creo con méritos.

Morales: De acuerdo. A ver, ¿hay otro?

3: Anóteme usted entre los pretendientes.

4: Y a mí también.

5: y a mí.

Morales: ¿Nadie más se cree con derecho a disputarme la jefatura?? Son cinco nada más?

Muy bien, muchachos, cumplan su oficio, y córtenles la cabeza.

Morales: ¿Hay alguien más que se crea con derecho a discutirme la jefatura del ejército real?

Este monstruoso hecho de afirmación política, propia de un príncipe medieval, se conoce en la historia como el Acta de Úrica. Las cinco cabezas fritas en aceite y llenas de salmuera fueron enviadas a Caracas y se exhibieron en una esquina del centro de Caracas que por algún tiempo se llamó la esquina de las Cabezas, y que hoy es la popular esquina del Gobernador? Haciéndonos una idea de la clase de asesino que era Morales tomemos el tema de la muerte de Boves.

La noche del 5 de diciembre de 1814, Úrica y sus alrededores estaba cubierto de cadáveres y Boves desaparecido, temiéndose entre los suyos que hubiese caído prisionero del enemigo o se encontrase muerto o malherido en medio de la oscuridad de la noche. Morales dio órdenes de recorrer el campo con el objeto de encontrarlo. Él mismo, empuñando un fanal, iba reconociendo el rostro de los caídos. Si pertenecía al ejército patriota era ultimado enseguida.

Versión de Juan Uslar: De pronto en el sitio donde está la Cruz del Perdón, donde suponemos que está la tumba de Boves, Morales se topó con Boves muy mal herido.

Morales: Coronel Boves, ¿cómo se siente?

Boves: Muy mal?  Pero todavía vivo? Menos mal que me encontraste? Ayúdame?

Morales: Dirá  usted para mal, porque ya me cansé de sus injurias y me entraron las ganas de ser jefe.

Morales, con la célebre capa del asturiano, le cubrió la cara y no cesó de apretar hasta asfixiarlo por completo.

Cierta o falsa esta versión, es perfectamente verosímil, tratándose del autor del Acta de Úrica.

Cuando Boves estuvo en Caracas a mediados de 1814, el obispo de esta ciudad Narciso Coll y Prats, le ordenó a Morales que había que liquidar a Boves a la menor oportunidad, por orden del rey, por considerarlo éste un peligro para su imperio.

Por cierto que hay una confusión nimbada por una hermosa leyenda sobre el sitio donde está  enterrado Boves. Los mismos habitantes de Úrica creen que su tumba se halla bajo la tosca cruz que hay a la entrada del pueblo, conocida como la Cruz del Perdón.

Según refiere la leyenda, cuando se intentó enterrarlo su brazo derecho en rígida extensión se resistía a entrar en el ataúd. Saltaba como un resorte cada vez que se pretendía reducirlo. Una anciana que contemplaba la escena y cuyo hijo había sido muerto en la batalla, pensó que Boves se resistía a ser enterrado hasta que los deudos de sus víctimas no le otorgarán el perdón. La viejecilla, excitando a las demás mujeres a que siguiesen su ejemplo, se arrodilló, diciendo todas a una:

Coro de mujeres: Te perdonamos, José Tomás Boves, por los hombres de nuestra casa. Descansa en paz.

Apenas las mujeres de Úrica pronunciaron estas palabras, el brazo de Boves perdió su rigidez y pudo ser enterrado. Tan hermosa leyenda, muy propia de la compasión y bondad del pueblo venezolano fue lo que originó el nombre de la Cruz del Perdón.

Boves, sin embargo, no está enterrado ahí. El padre Llamozas, su secretario y confidente, como lo declara en su carta al rey, lo sepultó al pie del altar mayor de la pequeña iglesia de Úrica. Al cabo de un tiempo la iglesia fue destruida por un incendio. Al remodelarse la iglesia el altar cambió de sitio y la primitiva tumba quedó a la entrada del campanario. En esa pequeña habitación hay un rectángulo de dos por tres metros donde los mosaicos son un poco más oscuros que los restantes. Allí exactamente reposa el terrible asturiano, también llamado el Urogallo.

Discursos de siempre en La Victoria:

A uno le enseñaron desde joven que en La Victoria fue sacrificada la juventud caraqueña, hasta el punto que los estudiantes del seminario ofrendaron sus vidas en aras de la libertad.

Sí, eso es verdad: pero eso era cuando uno era joven. Luego de estudiar con más detenimiento la verdadera historia y entre ellos a Laureano Vallenilla Lanz? Muchos dirán el testaferro, el déspota? Será lo que ustedes quieran moralmente; pero como intelectual fue uno de los mejores que ha producido Venezuela.

Pero yo siempre me quedo engalletado. ¿No y que eran jóvenes venezolanos los que estaban de lado y lado buscando la síntesis de la nacionalidad? Pero se me olvida que la historia de Venezuela es historia sagrada y al que discrepe del dogma lo agarra la Inquisición.

El Taita Boves no estuvo en la batalla de la Victoria, estaba herido en Villa de Cura.

El Taita Boves le dio origen a nuestro gentilicio y el legítimo derecho de ser venezolano; porque él era igual a cada uno de nosotros. Pasando a ser el líder indiscutible de aquellos valerosos y valientes lanceros venezolanos del ayer. Quien gracias a su fuerza, valor, destreza, convicción y don de mando desjarretaba un toro como cualquier hijo del inmenso llano.

¡Boves no era realista! ¡Boves odiaba la cultura greco-latina! ¡Boves no manipuló al pueblo! ¡Boves era conducido por él pueblo! ¡Boves es el arquetipo, es la síntesis nacional!

Boves fue el hombre que, en un momento determinado, despertó a las masas explotadas del país y aceleró un proceso igualitario que, en otros países hermanos, no ha comenzado todavía.

José Tomás Rodríguez de la Iglesia, (Boves) primer Comandante del ejército popular venezolano. Timonel y primer demócrata de la Libertad.

Consigna de Boves: Todo para los pardos, todo para los negros.

¡Boves es el Espartaco de nuestra América!

Más sin embargo, el poeta Tomás I. Potentini en su obra poética "Terrones de Mina", URICA, escribió oligárquica y extrañamente lo siguiente:

¿Boves… ¡Cruel, inhumano

Pero la verdad irradie:

Dígase que no hubo nadie

Más bravo que ese asturiano.

Con la pavura rayano

Puso su terrible mote;

Y de ira y despecho al brote,

Entre coraje y matanza

Fue con su pujante lanza

De Venezuela el azote?

Del estrago nunca abdica.

 Y cual Rey de los centauros

Busca más sangrientos lauros

En las llanuras de Úrica.

Su suerte en éxitos rica,

Trágico fin ahí,

Con otro atleta se abraza,

Y al rodar aquel coloso,

Pregonó lo peligroso

Que era verse con Zaraza.

Oye Carlitos esto, continuemos con nuestra historia que es muy apasionante; una vez que las fuerzas bovistas se vieron sin su adorado jefe dirigiendo las operaciones militares, lucharon con una fuerza telúrica rompiendo todas las líneas enemigas, destrozándolas y provocándoles su retirada hacia el pueblo de San Judas Tadeo de Maturín, por otro lado se producía la huida escalofriante de toda la caballería republicana, la victoria del pueblo en armas era una realidad.

Carlitos, de acuerdo a la tradición oral que aún perdura en los afro-tarmeros provenientes de las haciendas de La Florida y Chichiriviche en la zona norte costera caribeña del Edo. Vargas, como fue el caso de don Juan de Jesús León, octogenario ya fallecido en el pueblo de Tarmas en la década de los ochenta a finales del siglo XX y quién era descendiente directo de los soldados bovistas Antonio Josef e Isidoro, esclavizados de los hacendados Francisco de Mayora y Lucas Ladera. Ambos asesinados por estos en las playas de Chichiriviche en 1.813. Contándonos él sobre la muerte del Comandante José Tomás Boves esta relevante historia oída en boca de sus antepasados.

He aquí el siguiente relato: Un día antes de que se diese la batalla de Úrica el 5 de diciembre de 1.814. El negro Torcuato Ladera presagiando la muerte del Taita Boves, le dijo a su adorado jefe estas palabras: "Taita Boves, tengo un mal presagio que vustéd va a morir pronto en combate contra los godos mantuanos".

¡Qué va Torcuato, eso sí que no, vale!                           

¿O es qué tú crees en esas extrañas guebonadas, mi caro amigo?

Respondiéndole de inmediato Torcuato:

"Mi Taita Boves, dentro de pocas horas vamos a pelear muy duro contra los antiguos amos; mire Taita, pá evitarnos vainas mejor tome esta cinta de color azul y escribas estas palabras: BUONI JACUM, y luego atécela en el puño derecho, no tenga vustéd temor alguno Taita, porque con esta reliquia las espadas de sus enemigos no lo podrán tocar en nada Taita, páreme bolas, se lo pido por Nuestro Señor Jesucristo y su Santa Madre, y por los seres que vustéd quiera más en su vida". 

En eso el Taita Boves le contestó al negro Torcuato, bajo estas palabras: "Torcuato, por el amor de Di_s, déjate de eso vale; coño nojoda, no estás viendo que esta guerra se acabará pronto y entonces todos seremos felices en esta patria que en verdad será libre, donde todos seremos venezolanos y no esclavos del imperio español nacidos en ultramar, ni tampoco de esos malditos mantuanos, quienes son godos hasta los tuétanos de sus huesos y quienes nunca cambiarán su forma de ser y pensar".

Ah caramba: ¡Eso como que es símbolo de mal agüero!

¡Yo no quiero perder la salvación de mi cuerpo y manos la de mi alma!

"Torcuato, no ves que hoy un destacamento de caballería al mando del Comandante Francisco Tomás Morales escoñetaron a una unidad de combate compuesta por 800 godos mantuanos en el sitio de Cari. Ja, ja, ja, eso nos indica que todo será fácil, Torcuato".

Más sin embargo, el negro Torcuato hablando pausadamente con el negro Encarnación Guzmán, le dijo lo siguiente: "Coño Encarnación. Yo creo que al Taita Boves se lo van a echar al pico muy pronto; de esta no se salva compáe. No ves Encarnación, que él no le quiere parar bolas a lo que le estoy diciendo, eso es una lástima; ya que pronto nos quedaremos sin jefe pá seguir peleando en contra de esos maricos mantuanos, quienes nos seguirán jodiendo y esclavizando por mucho tiempo más; que Dios nos agarre confesados, Encarnación".

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     Muerte del Comandante General José Tomás Boves en la Batalla de Úrica en 1.814

El negro Encarnación Guzmán le expresó al negro Torcuato estas palabras: "Torcuato, yo también le dije al Taita Boves un presentimiento que yo tuve sobre él; en donde le dije; ¡Carajo, Taita Boves, ayer soñé que en Úrica la muerte se aparecerá al galope de un caballo brioso, encarnada y vestida al estilo de los chaperones esclavistas, muy cargada de muerte, Taita Boves!".

¡Esa vaina era una sombra embatolada que nos presagia que alguna vaina le va a pasar a vustéd en esa sabana, Taita!

Hay quienes decían en el viejo pueblo de Úrica que el negro Juan Palacios conocido también como el negro Primero, corría en su mula zaina desaforadamente gritando hacia todos los rincones que el Taita Boves había muerto en Úrica.

¡Mataron al Taita Boves, lo mataron!

Y en eso recordaba que el Taita no le paraba a nadie sobre los presagios que se dieron sobre su muerte en el campo de batalla. Juan Palacios le decía a la mulata María Cristina Iriarte estas cosas: "María Cristina, cuando el Taita Boves se empató con la joven Inés Corrales, yo le dije que había una sombra que se me había aparecido y me había dicho que se lo iba a llevar La Pelona. Pero, él decía que esas vainas eran puras pazguatadas nuestras y guebonadas mías".

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Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de Tarmas

Y María Cristina le dijo a Juan Palacios estas cosas: ¿Dime Juan Palacios quién más estaba contigo cuando le dijiste esas cosas al Taita Boves?                                                                                                      

Y él le contestó: "Guá negra, estaba conmigo la niña Inés Corrales, que de verdad es muy linda; es más, los muchachos dicen que la vieron tirando con el Comandante Boves, debajo de un cotoperí. Si, negra; así fue".              

Y él estuvo atento oyendo lo que Inés Corrales le decía sobre los presagios que pregonaban sobre su muerte. Ya que hay un ave que en horas de la madrugada pillaba muy raramente. Yo recuerdo que él le dijo a Inés algunas vainas.

María Cristina le hizo la siguiente pregunta a Juan Palacios: "Coño Juan Palacios, yo se que tú eres de Guayabal; allá hay brujos que jode, tantos como en Birongo".

¿Me puedes decir que fue lo que dijo el Taita Boves?

Carajo Inés, esos son los mismos presagios que me han dicho los muchachos; en verdad los hemos venido oyendo desde que estuve en el pueblo de Calabozo. Él le dijo con algo de sentimiento estas palabras a su amada Inés Corrales: ¿Será que no podré conocer a mi hijo que pronto nacerá, Inés?

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Muerte del Comandante Boves en la Batalla de Urica

¿Tampoco podré conocer a mis descendientes?

¿Qué será de ellos en estas tierras, Inés?

 "María Cristina, yo recuerdo que él le dijo a Inés Corrales que si no regresaba vivo de esta su última jornada militar, que le pusiera a su hijo el nombre de Pedro; y ella así se lo prometió".

"Ahora que el Taita Boves está tendido en esa sabana en donde se batió como un valiente por todos nosotros, debemos decirle a todos los pueblos de nuestra tierra, que él nos dio país y que su anima siempre andara cabalgando por estas sabanas hasta que algún día seamos libres de verdad, María Cristina".

Y María Cristina le dijo estas palabras: ¿Y tú crees que esa vaina será así, negro?

Y él le respondió: "Claro que si, negra. Todos los Pedro Corrales serán nuestros descendientes, los descendientes de Boves y esos Pedro Corrales serán nuestros hijos. No basta que quieran solucionarles los problemas al pueblo, sino que hay que saber oírlo y te diré negra hermosa que siempre estemos cabalgando en estas tierras por nuestra libertad".

"El Taita aún después de muerto nunca nos abandonaría, siento que en cualquier momento y época va a resucitar nuevamente como Lázaro, y ahí estaremos nosotros; créelo que es así".

Los republicanos aún en las sabanas de Úrica le temían al anima cimarrona de El Taita Boves; como fue el caso del valiente Oficial Francisco Mejías quién despavoridamente se internó en las selvas de Cumanacoa bajo el pretexto de crear acciones de guerrillas en esos lados del oriente venezolano, siempre a favor de los mantuanos oligarcas de su tiempo, a quienes les sirvió hasta su muerte en Caracas el 2 de septiembre de 1.882.

Más sin embargo, un cantante desconocido de la sabana misma recitaba estas palabras:

¡Ah, malhaya, muerte de mierda

Que nunca terminas de desaparecer!

¡Ah, malhaya, muerte asquerosa

Que nunca podrás llevarte a Boves "El Taita"!

¡Ah, malhaya, muerte maricona

Que Boves vivirá por siempre

Entre los pobres harapientos

De estas tierras y sabanas de Venezuela!

Y el presagio se hizo realidad con la muerte del Taita Boves en las sabanas de Úrica. Pero continuemos con los sucesos que después se dieron en esos difíciles momentos de nuestra historia popular. El Comandante Boves en la Batalla de Úrica partió hacia la eternidad tal cual como Per Abbat lo copió en el Poema de Mío Cid en su página final en el mes de mayo del año 1.345 de la Era de Nuestro Señor Jesucristo, en donde textualmente reza lo siguiente:

"…Dejó este siglo Mío Cid, que fue en Valencia señor,

Día de Pentecostés; ¡de Cristo alcance el perdón!

¡Así hagamos nosotros, el justo y el pescador!

Estas fueron las hazañas de Mío Cid Campeador;

En llegando a este lugar se termina esta canción…".

El Comandante Boves fue el hombre líder, de eso no había dudas; ya que en las sabanas de Úrica había muerto el Taita Boves. Allí estaba el jefe, pero el pueblo tenía que continuar con sus justas luchas a pesar de los avatares que más luego se presentarían; con su muerte nos enseñó a querer más a nuestro pueblo y a nuestra tierra. Él era pueblo y tierra hecho espíritu para la posteridad en el alma cimarrona de los descendientes de aquellos viejos guerreros del ayer.

Úrica es sinónimo de rebelión popular y es la tierra que dio origen a la república de los pobres en rebelión constante y permanente, tierra de los Kari"ñas inmortales del General Yonasho Tamanascho, hermano maternal del General en Jefe José Gregorio Monagas, oriundo de la Mata de Tapaquire en las inmediaciones del Edo. Bolívar, fundador de Cachama y Tascabaña en tierras de Anzoátegui, en donde reposan su despojos mortales después de 115 años de existencia combativa y popular.

La lanza que mató al Comandante José Tomás Boves en Úrica lo inmortalizó, porque él es libertad y pueblo. Además, de ser el verdadero Comandante del Ejército Libertador de Venezuela y América. Ya que él se adelantó a los postulados que están en "El Manifiesto Comunista" con su lema imbatible de: ¡Muerte a los Propietarios!

Carlitos, inmediatamente se realizó un consejo de jefes y oficiales en el campo de batalla, donde fue nombrado el Coronel Francisco Tomás Morales Alonso, legítimo sucesor del Comandante General José Tomás Boves de la Iglesia, la tempestad libertaria de las castas más desposeídas había sucumbido en el campo del honor en la tarde de ese glorioso 5 de diciembre de 1.814.

Carlitos, por el ejército patriota oligárquico actuó como cirujano el Teniente Coronel Juan Francisco Sánchez. El mismo que después se cagó en la Batalla de San Félix o Chirica en 1.817, en donde el General Manuel Carlos Piar tuvo que llamarle la atención en términos groseros por sus actos de cobardía en el campo de batalla al pretender rehuir el combate.                                                                                                                     

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 "El Perdón"

José Tomás Boves

5 de Diciembre de 1.814

Cementerio de Úrica

Justo, en los momentos en que los soldados de Guayana se llenaban de gloria en pro de la libertad en estas tierras meridionales de la América Hispana. Ese pérfido traidor sirvió de testigo a los oligarcas mantuanos dentro del Ejército Libertador en Angostura, para que el impertérrito General en Jefe Manuel Carlos Piar fuera fusilado por sus enemigos personales y contrarios a su casta de origen en estas tierras que póstumamente lo llenaron de gloria por siempre y por los albores de la eternidad misma.            

En la Batalla de Úrica murió el oligarca Teniente Coronel Blas Paz del Castillo Padrón, Oficial del Batallón de Milicias Blancas de Caracas y esposo en primera nupcias de la goda doña Manuela Machado de Orta en 1.809.  Él  nació en Caracas el 18 de noviembre de 1780 y fueron sus padres: Don Blas Francisco de la Paz y Castillo y doña Juana Isabel Padrón. Sus hermanos fueron: Tomás quién fue Alcalde en el cantón de Santa Lucía en 1.840; María Josefa quién se convirtió en monja carmelita bajo el nombre de Sor María de los Ángeles en 1.790; y Juan quien fue Capitán en las Milicias Reales y gobernador de Caracas en 1.812.

 

 

 

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Tcnel. Blas Paz del Catillo Padrón

 

El Capitán Blas Paz del Castillo Padrón a los 34 años de edad, falleció trágicamente en Úrica, defendiendo los intereses de la godarría venezolana de la época; en  donde comandaba la infantería republicana oligárquica, celebrando junto a otros bravos camaradas de armas un fiero combate contra el Taita don José Tomás Boves, quién gallardamente comandaba las fuerzas que a su mando aplastaron a la 2ª República Mantuana.

El Capitán Blas Plaz del Castillo Padrón fue ascendido Post Mortem al grado de Teniente Coronel por el propio Libertador Simón Bolívar quién aplaudiendo su heroísmo lleno de valor, inscribió su nombre en los anales de la historia republicana venezolana. El poeta ecuatoriano don F.A. Díaz, les compuso a los héroes republicanos que lucharon en Úrica, este bello soneto:

Al frente de sus filas Paz Castillo sin otra perspectiva que la muerte, huir en fuga vergonzosa advierte al jinete sin orden ni caudillo.

"Oh cara libertad, si el tosco lorillo mi planta ha de arrastrar, si he de perderte mil veces yazga, en este campo inerte, antes que empañe de mi honor el brillo, dijo: y blandiendo el rutilante acero opone el pecho a la enemiga pica, de los suyos siguiéndole el postrero…

Todos murieron ¡Y la fama indica de un lado a Boves, en la muerte fiero y del otro, a las víctimas de Úrica!

Seguidamente, el Coronel Francisco Tomás Morales ordenó la marcha hacia el pueblo de San Judas Tadeo de Maturín; estando la 2ª República mantuana y oligárquica herida de muerte en esos cruciales momentos.  La noticia sobre la muerte del Comandante Boves fue llevada a la isla de Margarita por el Capitán de Fragata Juan Manuel Fermín en esos días del mes de diciembre del año 1.814.

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Angostura, hoy Ciudad Bolívar, año 1.820

En las postrimerías del pueblo de Úrica, fue ascendido al grado de Alférez, el soldado Julián Mellado Lineros, llanero guariqueño quién era parte del ejército del mantuanismo republicano, teniendo que salir huyendo de dicho campo de batalla para esconderse en las selvas del Orinoco.

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Con el correr de los años, con el grado de comandante y estando adscrito al Escuadrón de Dragones de la 3ª División al mando del bizarro General de Brigada Ambrosio Plaza quién cae herido de muerte en la batalla de Carabobo, cuando se encontraba en persecución del Batallón 1º de Valencey, el 24 de junio de 1.821.     

Los restos mortales del Comandante General José Tomás Boves fueron conducidos y luego sepultados en el altozano y frío piso de la iglesia de tan epónimo pueblo, siendo su última batalla muy parecida a la que libró don Rodrigo Díaz de Vivar "El Cid Campeador" en la toma de la ciudad de Valencia en contra de la dominación árabe en la España del siglo XIII. Caso curioso, doña Jimena Díaz quién fue la esposa del Cid Campeador era de sangre asturiana como el Comandante Boves; ya que ella era hija del Conde de Oviedo y sobrina del Rey Alfonso VI.   

Don José Tomás Boves fue sepultado por su capellán militar presbítero don José Ambrosio de las Llamozas, quien en el acta de defunción del 4 de diciembre de 1.816, describió los funerales de la siguiente forma:

"… Don José Ambrosio Llamosa, Dignidad de Tesorero de esta Santa Iglesia Metropolitana, Caballero de la Orden Americana de Isabel La Católica, condecorado por S. M. El Rey de los franceses con la Flor de Lis. Como Vicario y Capellán primero que fui del Exército de S.M: en Barlovento, certifico en debida forma que el Señor Don Josef Tomás Boves, Coronel de los Reales Exércitos y Comandante General de aquella División, falleció en la acción que dimos en las inmediaciones de Úrica, a Primeros de diciembre de 1.814, cuyo cadáver conduje yo mismo del campo de batalla, en compañía de Andrés Tomé, Juan Esteban Belazquez y Don José Sánchez Correa; y le di sepultura en el primer tramo de la iglesia parroquial del Pueblo de Úrica y para que conste, lo firmo en esta Ciudad de Caracas, a 4 de diciembre de 1.816…".

Josef Ambrosio Llamozas.

Carlitos, cabe decir que esta acta de defunción fue hecha por su propio capellán militar, y según petición que le hizo la corona española para tener conocimientos y estar muy seguros de la muerte del Taita Boves, como para tener más detalles sobre la acción de armas que libró en las sabanas del pueblo de San Jacinto de Úrica.

Iglesia del pueblo de Úrica

Hay un poema que fue escrito al Taita bajo el siguiente nombre:

"A JOSÉ TOMÁS BOVES"

I

Las banderas del Rey

Ondearon por los campos,

Un criollo temible,

El león de los llanos,

II

Enraizó en nuestra América,

El hijo de Asturias,

En Venezuela demostraría,

Su española furia,

III

Español americano,

Español de ultramar,

Con su camarada Agualongo,

Presto para pelear,

IV

Cabalga el llanero.

Con fieras cohortes,

Uniendo razas,

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27
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