La década dorada: Economía e inversiones españolas en América Latina (página 3)
Enviado por IVÁN JOSÉ TURMERO ASTROS
Las discusiones sobre las causas de la crisis económica actual, que golpea como nunca a Argentina, son severas, en ocasiones hasta resultan exculpatorias. Unos directamente culpan a la Ley de Convertibilidad como causante directo de una debacle anunciada. Otros, que fueron los malos manejos de las cuentas públicas. Mientras que otros achacan la falta de actuación de los organismos multilaterales, particularmente del Fondo Monetario Internacional, lo que llevó al país a esta situación caótica. En alguna medida todos tienen su parte de razón, si bien los argumentos que desean hacer prevalecer para exculparse preferentemente en los demás, en los de fuera, no tienen la consistencia que poseen los puntos que a continuación se exponen. Fueron muchos factores los que hizo estallar la mayor crisis económica, social y tal vez política de la historia Argentina, muy parecida a la deuda externa en los años ochenta, también de esta crisis se desprenden varias lecciones que otros países en desarrollo deberían tener muy en cuenta para no incurrir en esta situación.
Se pude acotar que la teoría económica funciona, demostrando que la combinación de déficits fiscales crecientes, causados por malos manejos administrativos y exceso de burocracia, una tasa de cambio fija, que restringía la política monetaria, dibujaba un panorama insostenible, que suponía una pérdida de confianza en el contexto internacional, todo lo cual condujo irremediablemente a la quiebra. La segunda lección demuestra que en una economía global prima la confianza internacional. Mirando en retrospectiva, el cambio de opinión en los mercados financieros internacionales sobre Argentina no deja de ser sorprendente.
Así las cosas, la credibilidad internacional, tenían como parámetros centrales, la evolución fiscal que debía hacer frente al alto costo de la deuda y el monto elevado del financiamiento del sector público. La tercera lección, nos dice que no se pueden mantener políticas contrapuestas. Sin dudas, factores externos como los señalados, no llegan por sí solos a explicar en su totalidad el excepcional deterioro de la economía Argentina, pues otros países de su entorno, con problemas similares han sido capaces de hacer frente a esta situación. Para contrarrestarla, se acometieron rápidas reformas, realizando ajustes macroeconómicos y fiscales, aplicando a su vez, recortes desconocidos en los salarios públicos y la seguridad social. A estas decisiones, le acompañaban fuertes medidas para mejorar la estructura de la deuda y reducir los desequilibrios fiscales. Todos estos desconocidos cambios, obedecían a que se deseaba cumplir con los acuerdos negociados con el FMI, pues era decisivo que esta institución le liberase definitivamente parte de los fondos negociados en octubre del 2001. Por su parte, las autoridades provinciales, reiteraban que ese recorte no será posible si antes no llegan los desembolsos. En el año 2002 las provincias se han comprometido a reducir sus déficits fiscales un 60%, respecto al desequilibrio del 2001, cuando la economía nacional cumplió su tercer año consecutivo sin crecimiento.
Se había llegado al convencimiento de que no sería posible restablecer la confianza sin algún tipo de reestructuración o reducción de la deuda, con el fin de aligerar el desequilibrio fiscal en el futuro y de esta manera, liberar recursos para financiar el crecimiento. El gobierno puso en marcha medidas de este tipo, con miras a una reestructuración voluntaria que no pusiera en peligro el acceso futuro del país al financiamiento externo. Las cuentas no salían, ya que los hechos se precipitaban, y la credibilidad externa e interna se situaba bajo mínimos. Estudios sobre la materia en la década de los cincuenta establecían una evasión del 60% en el antiguo impuesto a los réditos, actual impuesto a las ganancias. Para el año 2001 se estimó una evasión de 20.000 millones de dólares, el 8% del PIB, cantidad que será más elevada incluso en el 2001. En Argentina el número de contribuyentes es muy reducido, existiendo una evasión casi total en el impuesto a los bienes personales, y las provincias no tienen sistema tributario, sin que casi ninguna provincia llegue al 20% de sus recursos con recaudación propia. Por ello la nación aporta más del 60% del gasto provincial a través de recursos generados vía coparticipación y aportaciones del Tesoro.
El abandono del Plan de Convertibilidad, traería consigo la devaluación. Con el fin de evitar la retirada masiva de depósitos, haberes y movimientos especulativos contra la moneda nacional, las autoridades decidieron según el plan esbozado por el ministro de economía Domingo Cavallo jugar su última carta: la congelación del depósito, medida que provocó de inmediato un bronco rechazo y una agresiva desconfianza que definitivamente agravó la situación. La cuarta es la debilidad del sistema político e institucional argentino, cuya descomposición y corrosión provienen de antiguo, aunque en estos momentos tan críticos su papel sea determinante para hallar una solución a la crisis. Políticamente el anterior presidente Fernando De la Rúa, junto a su ministro de economía Domingo Cavallo y ahora sus respectivos sucesores; Eduardo Duhalde y Jorge Remes, todos ellos de larga trayectoria política, no contaban entre sus planes que el FMI y la comunidad financiera internacional, optaran por el camino que han tomado; no realizar nuevos desembolsos, pues consideran que serían dilapidados como anteriores créditos. Respecto al orden institucional, la actitud del gobierno ha sido, de manera reiterada, la de no respetar la seguridad jurídica, estos es, el incumplimiento de los contratos en el tráfico jurídico y en última instancia al propio Estado de Derecho. La quinta se constata el endurecimiento de la política de intervención económica llevada a cabo por Estados Unidos en otros países del mundo. Contrario a lo que ocurría durante el gobierno de Bill Clinton, el Secretario del Tesoro; Paúl O´Neill y su Subsecretario para Asuntos Internacionales; John Taylor, han sido claros en sus planteamientos, al decir que ni el gobierno de Estados Unidos ni el Fondo Monetario Internacional, intervendrán en economías extranjeras de menos que exista un riesgo para el sector financiero norteamericano. Por ello, consideraron que Argentina no representaba un riesgo a pesar de sus 138 mil millones de dólares de deuda externa.
Es importante acotar que ningún país del mundo ha salido de las recesiones o crisis sin contar con el apoyo del FMI, como lo demuestran los casos más recientes de México y Rusia. La sexta lección se nota una mayor amplitud de miras de los inversionistas norteamericanos respecto a la región. América Latina, ya no es vista como el continente debajo de Río Grande. Durante la crisis asiática y rusa, el mercado de capitales internacionales se cerró para nuevas emisiones soberanas, acontecimiento que no ha sucedido con la crisis Argentina. Desde la séptima lección se pueden visualizar las paradojas de la globalización. Podemos comprobar que las economías se están volviendo cada vez más dependientes de sí mismas y esto les supone un creciente y constante esfuerzo por poner orden en sus cuentas públicas. A falta de un prestamista de última instancia en el mercado internacional, la disciplinas monetaria y fiscal se han vuelto ya lo eran cada vez más importantes. Y los gobiernos, por la misma fuerza de los hechos tienen que ser cada vez más responsables, por supuesto, mucho más de lo que lo fueron sucesivamente en Argentina.
Permítase que la octava lección trate de las empresas y bancos españoles, los cuales han registrado una actividad prácticamente plana durante el primer trimestre, y seguramente también lo será durante el resto del ejercicio. El tiempo reforzará aún más, el buen comportamiento registrado durante estos turbulentos tiempos, de su plena disposición de colaboración con los sucesivos gobiernos recientemente ha participado en el plan de rescate del Banco Galicia, primer banco privado argentino adquiriendo deuda de esta entidad. También vienen colaborando activamente con el Banco Central Argentino (BCA), para lograr estabilizar el peso frente al dólar. En tanto que las empresas, se encuentran en la misma buena disposición, colaborando estrechamente con las autoridades económicas, cumpliendo aquellas medidas extraordinarias que le vienen siendo impuestas, como los pagos de los tributos por adelantado y los impuestos especiales a la exportación, o la revisión de los contratos de servicios. Las pérdidas registradas durante el 2001 ascienden a 8.000 mil millones y parece que el ejercicio 2002 no presentará mejoras, sino más bien empeorará. Solo hay que tener en cuenta, que durante los primeros tres primeros meses del 2000, el peso se ha devaluado en un 70%. Lo cual significa, que al estar las tarifas anteriormente expresadas en dólares, con la Ley del Congreso argentino se congelaron y se pasaron a pesos por seis meses, desde el 1 de enero hasta el 30 de junio 2002. Esta nueva regla del juego ha incidido de manera sumamente negativa, como es notorio, para el comportamiento de bancos y empresas en el Mercado de Valores español, que durante el primer trimestre del 2002, han registrado unas pérdidas de 3.000 millones de euros, según la cotización del índice de la Bolsa de Madrid IBEX 35, siendo este indicador el que peores resultados a obtenido internacionalmente, como consecuencia directa del desplome del peso argentino, que de continuar, obligarían a realizar nuevamente dotaciones extraordinarias superiores a las realizadas para el ejercicio anterior que finalmente se realizaron.
En definitiva, demuestran que están seriamente comprometidos con la recuperación del país, encajando con altura de miras, las sucesivas reformas jurídicas, financieras, tributarias y comerciales. La novena lección, las reformas hay que cumplirlas. Argentina durante el 2001, logró uno de los ajustes fiscales y macroeconómicos más impresionantes que se hayan realizado, con recortes profundos en los salarios públicos, las pensiones y en los programas de la seguridad social. Además se le acompañó con medidas creativas y valientes para mejorar la estructura de la deuda externa y reducir los desequilibrios comerciales externos, consiguiendo en dos ocasiones durante este mismo año recibir el apoyo del Fondo Monetario Internacional.
Con una caída del PIB hasta el 14%, la inflación puede que se aproxime al 50% y el tipo de cambio del peso se encuentra entre el 78-80% habiéndose fijado oficialmente a 3,90 pesos por dólar (25-3-02) para bajar hasta los 2,90, después del acuerdo entre el BCA y nueve bancos, entre los que se encuentran los dos españoles (28-03-02). Esta relación puede cambiar el termómetro económico del país, pues depende donde se estabilice finalmente el tipo de cambio y se pueda presentar un déficit menor. Eso sí, siempre y cuando se consiga que el FMI acceda a desembolsar los primeros 9.000 mil millones de dólares puede que se produzca hacia finales de abril o primeros de mayo. La ayuda por parte del FMI, se halla en una crítica situación, pues el cambio de filosofía es evidente. Ellos señalan muy claramente: «No podemos inyectar nuevos fondos, en algo que no tenemos la esperanza de que pueda resultar una promesa de crecimiento y vuelta a la normalidad, sin que se realicen los cambios señalados por el FMI».
Seguramente la lección undécima es la más difícil, las soluciones. Éstas son sin dudas complejas, se considera la devaluación del peso, las exportaciones argentinas ganarán competitividad, la cual permitirá impulsar esta parte más dinámica de la economía que a su vez trasladará esta capacidad productiva a los demás sectores. Pero es trascendental que no gane otra vez la partida la inflación. Comienzan a darse señales de serias posibilidades de que surja un proceso hiperinflacionario. La depreciación del peso, como consecuencia de la fuerte y sostenida demanda de dólares, ha alcanzado por el momento el 70%, que es uno de los mayores desplomes históricos.
Esto directamente incide sobre la devaluación del peso, pues lo ahorradores demandan dólares presionando el tipo de cambio al alza. A su vez, a los bancos, dadas las faltas de garantías y pérdida de confianza se les dificulta captar este exceso de liquidez, pues las expectativas inflacionarias, hacen que la demanda de pesos baje y baje, para que suba y suba la demanda de dólares. Este proceso que va dibujándose en nada favorece para lograr la pronta ayuda del FMI, que representa, siendo la solución más efectiva a corto plazo y que permitiría frenar la emisión monetaria, pudiéndose entonces neutralizar este proceso inflacionario, rompiendo así de manera definitiva el nudo gordiano o círculo trágico que atenaza la economía de este país.
Otra de las posibles soluciones, es regresar al camino de la dolarización de la economía como único camino posible, para evitar la hiperinflación. Verdaderamente sería una solución bastante disparatada. Sean las soluciones que sean, éstas han de ser rápidas, pues toda situación tiene un límite y aunque este no se encuentra de antemano fijado, sí es cierto que el hecho imprevisible no está de ninguna manera escrito en ninguna parte y éste puede surgir en cualquier momento. Seguramente quedarán más lecciones; para las instituciones multilaterales, los inversores extranjeros, la comunidad financiera internacional, la dirigencia y los ciudadanos en general. Argentina, necesita urgentemente un gran acuerdo, o unidad de acción para el dictamen de salvación. Pues desean contar con una economía más ordenada y equitativa, incentivar el consumo, las inversiones nacionales y extranjeras, Finalmente, una lección singular, la renovación político-institucional. Si no se cuenta con una nueva clase política, no será posible la construcción de lo expuesto anteriormente, pues lo nuevo no puede nacer de lo mismo. Para los empresarios, para la dirigencia, queda el gran desafío de crear riqueza desde sus capacidades emprendedoras, de innovación y recta gestión. En cuanto a los trabajadores, queda algo bastante trascendente: la responsabilidad de encarar los sacrificios que hay que asumir en beneficio de las siguientes generaciones. En general, dirigentes y dirigidos, deben comenzar dando pequeños pasos, para lograr grandes cambios que muy conscientemente es el deseo común de los argentinos. Pero eso sí, tiene que arraigarse el concepto de trabajo como arma fundamental para reestablecer el crecimiento económico, y reestablecer su propia confianza.
CAPITULO VII
Los procesos de integración económica en América Latina
Introduccion Dentro de la actual dinámica económica integradora y globalizadora, que persigue una supresión de las barreras arancelarias y una mayor facilidad para los acuerdos y transacciones comerciales entre países, cuyos ejemplos más destacados son la Unión Europea, Mercosur y Nafta, se enmarca el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Pero los antecedentes de este proyecto se remontan muchos años atrás. Se encontrarían en los comienzos del «Panamericanismo». Una fuente de información, de secular objetividad y veracidad, define aquel término, dentro de los panismos: «No puede considerarse un movimiento propiamente dicho. La conferencia de 1890 creó la Unión Panamericana, con sede en Washington. El órgano directivo de la Unión estaba compuesto por el Secretario de Estado de los Estados Unidos y los representantes de todos los países iberoamericanos (…). El Panamericanismo careció siempre de ideología. Para unos, no fue sino una pantalla del imperialismo; para otros, la expresión de una comunidad internacional basada e n unos intereses comunes».
El capricho moral de exportar el modelo socio-económico y político de Estados Unidos, acabaría confundiéndose rápidamente con una clara vocación de expansionismo territorial y de hegemonismo económico.
La guerra hispano-norteamericana de 1898 interrumpió el desarrollo de ese proceso, y lo reemplazó por una actitud impositiva que, para buscar aliados en su penetración económica, no dudó en apoyar gobiernos no democráticos. Esa política contribuyó decisivamente al surgimiento del anti-imperialismo latinoamericano, que alcanzó su apogeo en la revolución cubana de 1959 y sus secuelas guerrilleras continentales a lo largo de la Guerra Fría. El fin de ese conflicto, como lo han demostrado las cumbres de las Américas de Miami (1994), Santiago de Chile (1998) y Quebec (2001), ha disipado en gran parte esa atmósfera de desconfianza mutua. En sus primeros cien días al frente de la Casa Blanca, George W. Bush ha recibido a los presidentes de Canadá, México, Colombia, Brasil, Chile y Argentina, en una clara demostración del interés que concede su administración a los asuntos hemisféricos. Entre sus primeras visitas al exterior destacan las que se han dirigido a México y Canadá. La idea fuerza es crear desde Alaska a Tierra del Fuego una zona donde circulen libremente «capitales y mercancías». El ALCA comprendería las economías de los 34 países del continente americano (todos, excepto Cuba) para crear la mayor área de libre comercio del mundo. Entre los rasgos más significativos se puede mencionar:
780 millones de personas.
20 % del comercio mundial.
% del PIB mundial.
El PIB del ALCA es mayor en un 30 % al de la UE.
GRÁFICO VIII. PARTICIPACIÓN DEL PIB HEMISFERICO, 1998
El proyecto tiene una clara impronta anglosajona. No pretende, en un principio, crear ningún tipo de integración política, social, humana o institucional como sucede con la Unión Europea (si bien en sus comienzos fue la creación de la CECA, que únicamente cubría los aspectos comerciales y de materias primas). Se trata, tan sólo, de eliminar barreras arancelarias y trabas burocráticas al intercambio de inversiones y productos, algo que ya tiene México, EE.UU. y Canadá con el Tratado de Libre Comercio (TLC) y que se ha traducido en un sólido crecimiento del país azteca.
El gran interrogante reside en saber cómo se podrá articular un mercado integrado por 34 países con importantes desigualdades económicas, sociales y políticas. Baste decir que tan sólo EE.UU. y Canadá acaparan el 82% del PIB regional y, por tanto, sólo un 18% del mismo se lo reparten entre los 32 países restantes. Otro dato más: la renta por habitante de los estadounidenses es de 34.091 dólares, en agudísimo contraste con los 465 dólares de Nicaragua o los 209 dólares de Haití.
Una asociación basada en un modelo ultra liberal, en el que no se prevén fondos estructurales, ni políticas sociales mínimas ni otros instrumentos que apoyen a los sectores, regiones o países más atrasados, lo cual puede convertirse en una barrera importante para un correcto funcionamiento del ALCA.
EL ALCA. ACUERDOS E IMPLICACIONES DEL TRATADO Los antecedentes más recientes de las negociaciones para la conformación del ALCA puede encontrarse, como ya se ha mencionado, en la propuesta realizada por el presidente de los EE.UU. George Bush, en junio del 1990, tendiente a la conformación de una zona de libre comercio hemisférica a través de un compromiso marco inicial y, posteriormente, la celebración de distintos acuerdos de índole bilateral o sub-regional, que en una etapa final podrían consolidarse en un único convenio.
Uno de los puntos significativos de aquella primera idea era el compromiso en materia de inversiones, incluyendo la creación de un fondo multilateral para promover las mismas en la región, de manera tal que la liberalización comercial pudiera venir acompañada de una apertura a las inversiones directas que permitieran un aumento en la productividad. Si bien, como veremos seguidamente, los acuerdos en el marco del ALCA han ido avanzado de una forma adecuada, también es cierto que la mayoría de ellos ha dejado de lado una de las ideas fuerzas de las primeras negociaciones: la contribución activa del gobierno de los EE.UU para reducir el problema de la deuda externa latinoamericana, a través de mecanismos generados con la colaboración de los organismos financieros internacionales, y las ayudas para iniciar las reformas estructurales pendientes. Hay que señalar que la primera condición para el éxito de las negociaciones es la autorización para promover nuevos acuerdos comerciales (el antiguo fast track o vía rápida) que el presidente de EE.UU., George Bush, se ha comprometido en Quebec a conseguir antes de final de año. En este sentido, es necesario indicar que la última vez que el Congreso concedió esta autorización fue a George Bush padre, lo que permitió firmar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá.
Los países latinoamericanos lo exigen para evitar que las Cámaras estadounidenses puedan modificar sustancialmente los acuerdos alcanzados con el Gobierno Bush.
Por último, es importante destacar que la evolución de las negociaciones estuvo marcada durante la segunda mitad de los 90 por un contexto global y regional muy particular. Desde el punto de visa global, se pueden mencionar algunos acontecimientos que condicionaron la evolución de ALCA: a) culmina la Ronda Uruguay y se crea la OMC después de muchos años de negociación, lo cual implica un avance en el proceso de liberalización comercial a nivel mundial, b) la economía norteamericana inicia un ciclo expansivo, que viene acompañado de una abundante oferta de capitales que financia el crecimiento acelerado de las economías en desarrollo, c) se amplía el grupo de países emergentes que se ven favorecidos por las nuevas corrientes de inversión, en el caso de América Latina: México, Argentina y Perú se van incorporando al grupo .hasta entonces compuesto por los «tigres» asiáticos y Chile., d) el tránsito al capitalismo de los países de Europa del Este resulta más complicado de lo previsto inicialmente, disminuyendo las perspectivas de que los mismos generaran un boom económico. Este fenómeno se interpreta de forma positiva ya que Europa no desplaza sus inversiones y permite complementar la estrategia de integración de América Latina.
Desde una perspectiva regional, a mediados de los 90 América Latina recuperaba la senda del crecimiento, de la mano de la estabilidad macroeconómica, la apertura comercial y el auge de las inversiones extranjeras directas, logrando aliviar el peso de la deuda externa, como consecuencia del plan Brady y la caída de las tasas de interés internacionales. Entre los hechos más significativos podemos mencionar: a) la incorporación de México al acuerdo de libre comercio EEUU-Canadá (conformándose el NAFTA), en un contexto en el cual se verifica una mayor disposición de los EEUU para encarar acuerdos comerciales preferenciales, b) el NAFTA permite un marco de discusión sobre algunos temas esenciales para EEUU y que no habían sido incorporados con éxito en la Ronda Uruguay (propiedad intelectual y servicios) c) el fortalecimiento del MERCOSUR como proceso de integración genera una mayor predisposición de los EEUU para ampliar el NAFTA hacia otros países de la región.
EL ALCA Y LA VÍA RÁPIDA Como ya se mencionó, una de las condiciones previas para que el Tratado del ALCA se materialice en la práctica es que la Administración norteamericana consiga la autorización conocida como fast track que le permita negociar acuerdos internacionales de comercio por la vía rápida. En mayo de 2002 el Senado norteamericano, controlado por la oposición demócrata, alcanzó un principio de acuerdo por el que se concede a la Casa Blanca la Autoridad de Promoción Comercial (Trade Promotion Authority), denominada comúnmente vía rápida (fast track). El acuerdo llegó tras un proceso de negociaciones no exento de problemas.
La oposición demócrata exigió cláusulas de protección contra importaciones consideradas desleales. Tras superarse este obstáculo, y consiguiendo además que en el acuerdo se incluyeran mayores ayudas públicas por el desempleo derivado de la competencia internacional, el grupo demócrata ha dado la autorización mencionada. Si el principio de acuerdo deviene en una autorización final del Senado, permitirá que la Administración Bush negocie acuerdos comerciales sin la autorización del legislativo.
LAS NUEVAS MOTIVACIONES DE EE.UU. Y AMÉRICA LATINA América Latina es un mercado de gran dinamismo para los EEUU y uno de los pocos con los que registra un balance comercial con saldo positivo, y se ha transformado de manera creciente en un importante destino de IED norteamericana. Debido a los temas pendientes de la Ronda Uruguay (servicios, propiedad intelectual, compras públicas) hay un mayor interés por lograr avances a escala hemisférica. Por último, la negociaciones del ALCA permitirían contrarrestar efectos de desvío comercial que podrían ocasionar los nuevos acuerdos regionales intra latinoamericanos o las negociaciones en curso con la UE (UE/ Mercosur). Como resultado del proceso de apertura comercial llevado con decisión por los países latinoamericanos durante los años 90, los EEUU han podido incrementar fuertemente sus exportaciones a la región, las cuales crecieron entre 1990 y 1998 a una tasa de casi el 12% anual acumulado. Por otra parte, el saldo de la balanza comercial de los EE.UU. con Latinoamérica y el Caribe ha mejorado sustancialmente durante los años recientes, observándose una reversión favorable de más de veinte mil millones de dólares, tal y como se aprecia en el Gráfico IX.
GRÁFICO IX. SALDO COMERCIAL DE EE.UU. CON AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Entre las principales motivaciones de América Latina, se encuentra la posibilidad de un mayor acceso al mercado norteamericano, y la construcción de un ambiente favorable al incremento del flujo de inversiones extranjeras. En el caso de las inversiones directas americanas en América Latina y Caribe, éstas se han multiplicado por tres en los últimos nueve años (véase Gráfico X). Para algunos países del MERCOSUR, o el caso de Chile, la ventaja viene dada por la posibilidad de ejecutar en paralelo distintos acuerdos de acceso preferencial (Mercosur, acuerdo con la UE, y obviamente, ALCA) lo cual consolida los procesos de liberalización comercial y financieros emprendidos año atrás.
GRÁFICO X. INVERSIONES DIRECTAS DE EE.UU. EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Teniendo en cuenta las ventajas e inconvenientes que la negociación e implementación del ALCA impone a los procesos en marcha de integración en América Latina (especialmente el caso del MERCOSUR) podemos mencionar los siguientes: En primer lugar, la posibilidad de eliminar o disminuir subsidios agrícolas y restricciones que distorsionan el comercio de productos agropecuarios en el hemisferio y la eliminación de barreras no arancelarias que no favorecen las preferencias arancelarias contenidas en el Sistema General de Preferencias. En segundo lugar, crear una suerte de «lock-in» sobre los procesos de apertura comercial unilateral e impulsar un mayor ritmo en la profundización de la integración interregional. Por último, la posición negociadora ante otros importantes socios comerciales como la UE se ve favorecida. Sin embargo, estos desafíos tiene algunos inconvenientes que se deben tener en cuenta, como son por ejemplo la incorporación de temas nuevos en la negociación (servicios y compras públicas). Otro punto a tener en cuenta es que, medidos los niveles relativos de protección actualmente vigentes en la región, las ventajas estrictamente arancelarias a otorgar a los EE.UU. serían mayores a las que se recibirían de este país.
EL ALCA. IMPLICACIONES PARA LA UNIÓN EUROPEA La institucionalización del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), supone una seria amenaza para el mercado europeo. La Unión Europea corre el peligro de perder gran parte de los espacios ganados en los mercados iberoamericanos frente al «impulso» de Estados Unidos en el acuerdo del ALCA. Ante esta tesitura, la UE deberá evitar que sus empresas accedan a esos mercados en condiciones de desventaja respecto a las estadounidenses y, para ello, deberán concluir con la mayor urgencia las negociaciones entabladas con Mercosur, Pacto Andino y Centroamérica.
Las exportaciones latinoamericanas .principalmente bienes de consumo tales como minerales, textiles, acero, alimentos y madera, pero también automóviles. Aumentarían según el BID un 6% adicional cada año, mientras que el PIB regional lo haría en un 1.5%. El año pasado, las exportaciones latinoamericanas crecieron un 23% debido a los crecientes intercambios interregionales. Hay que señalar que la idea de firmar acuerdos de libre comercio entre la Unión Europea y los países latinoamericanos económicamente más avanzados surgió en diciembre de 1995 con la firma de un acuerdo de cooperación interregional entre la UE y el Mercosur. Un año después, la UE formuló la misma oferta a Chile y en 1998 empezó a negociar un acuerdo de libre comercio con México (ambos ya firmados). Pese al ligero aumento de los intercambios en 1998, con menos del 15%, México continúa teniendo una participación pequeña en el conjunto del comercio europeo-iberoamericano. Debido a su creciente concentración en el mercado norteamericano, las exportaciones mexicanas a la UE han caído drásticamente (del 13.3% en 1990 al 3.6% en 1997), junto con las importaciones de productos europeos (del 17.4% en 1990 al 9% en 1997). Este marcado declive en los flujos revela una clara desviación del comercio por el «efecto NAFTA». Recuperar posiciones europeas en el mercado mexicano, fue la principal motivación del viejo continente para firmar un acuerdo de libre comercio con México.
EL ALCA. IMPLICACIONES PARA ESPAÑA El ALCA puede anticiparse si definitivamente entra en funcionamiento en el 2005, golpeando con fuerza a los tratados de la UE-México y UE-Chile. Con relación a este segundo tratado, hay que destacar su culminación durante la II Cumbre Unión Europea, América Latina y Caribe, celebrada en Madrid a mediados de mayo de 2002, con motivo del semestre de la Presidencia comunitaria española. Durante esta II Cumbre, continuación de los celebrados tres años atrás en Río de Janeiro, se cerraron definitivamente las negociaciones entre la Unión Europea y Chile. El Acuerdo de Asociación entre Europa y Chile, crea una ambiciosa zona de libre comercio (ZLC), y vuelve a poner de manifiesto el compromiso e interés de la Unión Europea por Latinoamérica.
La aceleración en el crecimiento de las exportaciones es fundamental para que Mercosur consolide su proceso de integración regional y de modernización. Lógicamente ello será un aliciente para atraer nueva inversión europea. Actualmente la UE es el principal inversor en la zona (38.000 millones de euros en 2000), y aporta el 60% de la ayuda mundial en Latinoamérica. Sin embargo, este camino de negociaciones UE-Mercosur no estará exento de dificultades. La velocidad para superar los obstáculos vendrá determinado por el dinamismo del proceso ALCA, cuyo objetivo es llegar a una zona de libre cambio de las Américas, tal y como hemos mencionado con anterioridad. Igualmente, el acuerdo entre Chile y la Unión Europea estimulará el proceso UE-Mercosur.
GRÁFICO XI. INTERCAMBIO COMERCIAL ENTRE REGIONES
CONVERGENCIA ECONÓMICA E INTEGRACIÓN Si bien es cierto que un análisis sobre el ALCA debe descansar en una descripción detallada de los acontecimientos y cuestiones relacionadas con las características económicas de los países involucrados, también resulta oportuno avanzar en algunas líneas finalistas del análisis y, en ese sentido, resulta necesario hacer una reflexión sobre la posibilidad de que un esquema de esta naturaleza logre consolidar un proceso de convergencia económica real92 que implique una mejora en el bienestar de las sociedades más atrasadas sin impedir el crecimiento de los países más adelantados.
A. EL CONCEPTO DE CONVERGENCIA
Dejando de lado los antecedentes históricos, se puede considerar que el interés actual por la convergencia tiene su origen en la discusión sobre dos familias de modelos de crecimiento económico. El primero de ellos (modelos neoclásicos de crecimiento), postula que los países pobres tienen una ventaja sobre el resto ya que crecen más deprisa que los países ricos, lo cual no asegura la completa igualdad pero sí, al menos, una tendencia hacia la estabilización a largo plazo. El segundo grupo (modelos endógenos), por el contrario, afirma que el conjunto de países ricos crece más deprisa y por lo tanto el grado de desigualdad es cada vez mayor. Las implicaciones políticas también son muy diferentes: en el caso del modelo neoclásico (representante de la primera familia) el equilibrio es estable y eficiente mientras que en los modelos endógenos (representante de la segunda familia) la existencia de externalidades pueden justificar diversas formas de intervención pública.
B. CONVERGENCIA E INTEGRACIÓN ECONÓMICA
Si bien la noción de convergencia incluye una serie de análisis que pueden afectar el camino del crecimiento en los distintos países (regiones) la cuestión de fondo que nos ocupa en este capítulo tiene que ver con la influencia que tiene la integración económica sobre la noción de convergencia.
En términos generales, la teoría de la integración económica considera la formación de un gran mercado común como un proceso que va unido de manera indisoluble con el crecimiento económico. Si este proceso tiende a profundizarse a través de la integración monetaria y política, su vinculación con el crecimiento económico se relaciona directamente con la idea de convergencia económica entre los países y las regiones.
Un buen ejemplo para entender la relación entre convergencia e integración es el caso de la Unión Europea (UE). En este sentido, es necesario preguntarse (y lo mismo debería incorporarse a la discusión del ALCA): ¿la integración económica permite, a través de sus mecanismos internos, que los países más atrasados alcancen a los países más adelantados, y que la dispersión de la renta per cápita en el bloque tienda a reducirse con el paso del tiempo? (en definitiva, si se cumple la convergencia sigma y beta).
El estudio intenta estimar el impacto de la integración sobre la velocidad de convergencia introduciendo una variable dummy (perteneceros no a la CE). Los resultados, como se puede observar en la tabla 1, rechazan la hipótesis de que la integración fomenta la convergencia, pues a medida que el proceso avanza el valor de b disminuye. Estos resultados tienen implicaciones muy importantes para la política de integración, ya que si las diferencias de ingresos entre los países miembros crecen será mayor el esfuerzo de transferencias a realizar a medida que se profundice en el proceso de integración. Por otra parte, la ampliación de la CE a los países más pobres debería analizarse con cierta precaución, por lo menos desde el punto de vista de la convergencia económica.
CAPITULO VIII
Se podría decir que, con anterioridad a los sucesos del 11 de septiembre, la reanudación del crecimiento en América Latina (2001), se estaba produciendo en condiciones más favorables y con características que enmarcaban un crecimiento más sustentable a largo plazo. Desde la perspectiva macroeconómica, el mantenimiento de las políticas monetarias firmes en la mayoría de los países, tendría como resultado un mayor equilibrio de las tasas cambiarias, después de las fuertes devaluaciones de comienzos de 1999. También se mantenía un buen control de las tasas de inflación, con perspectivas de que permaneciesen en un solo dígito y con tendencia a la baja si el precio del petróleo descendiera en el 2001 de sus altos niveles. Los cambios en la función del Estado asociados con las inversiones para aumentar la eficiencia fiscal, tanto en lo que se refiere a la recaudación tributaria como al mayor control y transparencia en los gastos del gobierno, tuvieron como consecuencia menores déficit fiscales en muchos países de la región. Además, el carácter estructural de estos cambios sugería la fuerte posibilidad de lograr un equilibrio presupuestario en el largo plazo, condición fundamental para el aumento de la credibilidad de los gobiernos de la región y la mejora en el nivel de confianza de parte de los inversionistas.
Pronosticar la evolución de cualquier economía ha sido siempre tarea arriesgada, porque los mecanismos económicos responden no sólo a realidades presentes, sino también a expectativas futuras, que pueden o no materializarse; prever el comportamiento, no de una economía, sino concretamente la economía de América Latina, resulta muchísimo más difícil, porque los supuestos de partida son múltiples, así como sus efectos recíprocos. Supuestos y efectos que pueden cumplirse o no, provocar los impactos esperados o bien efectos no deseados. Hacer previsiones en las inciertas circunstancias actuales sobre esta economía, caracterizada por su vulnerabilidad, resulta ser un ejercicio realmente arriesgado y plagado de incógnitas, algunas pesimistas, otras más optimistas. No obstante, hacemos con nuestra mejor intención este ejercicio.
Iniciada la primera década del siglo XXI, los puntos básicos a destacar para conseguir afianzar el interés en América Latina son:
Existe un consenso generalizado de que las economías de la región deben crecer más rápidamente e incrementar su productividad para mejorar su integración en el mercado mundial con exportaciones de calidad.
Respecto al diseño de políticas, hay que evitar recomendaciones generales ya que lo que funciona en un país puede no hacerlo en otro.
Será necesario prever las posibles consecuencias antes de adoptar decisiones irreversibles.
Resulta fundamental promover más inversión interna y, para aumentar la competitividad, se deberán corregir los fallos existentes en la operativa de los mercados. Se asignará como prioridad la creación de empleos y la disminución de la desigualdad, puesto que el crecimiento, por sí sólo, es insuficiente para lograr esos objetivos.
Especial atención merecen las pequeñas y medianas empresas, generadoras de la mayor parte de los puestos de trabajo creados, en lo que respecta a la adaptación y acceso a las nuevas tecnologías, a la financiación y mejora de su gestión. Ello exige apoyos públicos y privados para fortalecer el tejido empresarial más importante de la región.
En cuanto a los mercados laborales, éstos ya han alcanzado mayor flexibilización, por lo que habrá que centrarse en mejorar sus avances y funcionamiento. En materia social, el gasto deberá aumentar y ser más eficiente para, entre otras cosas, superar la brecha educacional existente (una mano de obra no cualificada se debe a muchos años de educación inadecuada). La competitividad y el progreso social no deben lograrse a costa de la estabilidad macroeconómica alcanzada, y sí provocarlo como consecuencia de sus grados de conocimientos (los activos más importantes de la nueva economía). Fortalecer la capacidad de acción de los gobiernos, impulsando la cooperación entre los sectores públicos y privado, a la vez que estimular una gestión más eficiente de las relaciones económicas internacionales.
PARTE II
Una década de inversiones españolas en América Latina
España, durante los últimos veinte años y especialmente en la última década del pasado siglo, ha realizado loablemente la mayor transformación económica de los últimos tiempos; consecuencia de su apertura al exterior y muy significativamente, como producto de su internacionalización empresarial en América Latina. La dirección de la flecha apunta a la plena modernización e inserción del país en el contexto económico internacional. Por consiguiente, las exigencias determinan que para continuar con éxito compitiendo en un mundo globalizado, es esencial afianzar estas posiciones mediante la extensión y diversificación de la internacionalización: invirtiendo, participando y liderando proyectos empresariales de alcance global. CAPITULO I
Las inversiones españolas en América Latina
LA OPCIÓN LATINOAMERICANA En términos de historia económica comparada, Cuba era diferente (también lo fue para los pioneros independentistas de principio del siglo XIX1). La importancia en términos absolutos de Cuba como comprador y vendedor en el mercado internacional eran únicos en América Latina.
En su memoria sobre qué colonias debían ser retenidas por España y cuáles deberían abandonarse, el conde de Aranda argüía que la isla de Cuba debería seguir siendo parte del Imperio. Aunque, como opina Arthur Whitaker, la Memoria de Aranda haya sido menos cierta de lo que se piensa, la realidad le dio la razón.
Durante estos años de «crisis coloniales», hacia finales de siglo (1898), podemos leer que España «es un país dominado por el capital extranjero, que depende cada vez más estrechamente de las grandes potencias para asegurar su equilibrio económico. Desde hace mucho tiempo ya no es más que una potencia de segundo orden. Sin embargo, y contra toda evidencia, sigue manteniendo el mito imperial. De donde el desarrollo del americanismo, que no hay que confundir con las preocupaciones cubanas. La pérdida de Cuba en 1898 no es más que un episodio particularmente doloroso de una descolonización comenzada mucho tiempo antes. Sin embargo, los militares españoles sufren profundamente la humillación de la derrota.
Cierto, una realidad recorre intensamente el mundo; la globalización. España no es ajena a este movimiento, sino todo lo contrario, se ha incorporado en tiempo y espíritu, logrando de esta manera, no perder el tren de la historia y sintonizar con las coordenadas competitivas de la economía global: tamaño y dimensión internacional.
Seriamente decididas a ser parte activa y protagonistas de primer nivel en esta economía, que definitivamente se dirige hacia la configuración de un único espacio para competir, el mundo, nuestras empresas han elegido aquél que le resulta más próximo en lo cultural, en lo psicológico, en lo afectivo: América Latina. Estos referentes, sin duda, los considero vectores determinantes de esta expansión, pero adviértase, que la extraordinaria posición alcanzada en este continente ha sido posible gracias a nuestro venturoso aliado; «el idioma4», que nos confiere toda la proximidad y vinculaciones con el mundo latinoamericano. En la articulación de estos factores precisamente reside nuestra permanente ventaja comparativa, que nos otorga un valor considerable respecto a los competidores, y es que esta perenne proximidad, producto de más de cinco siglos de historia compartida, no se improvisa, ni mucho menos se adquiere en los mercados internacionales.
LA ECONOMÍA ESPAÑOLA Y EL PIB Para situar la gran importancia que adquiere para la economía española haber traspasado la barrera de los 600 mil millones de euros (el año 2001 se cerrará con un PIB próximo a los 637 mil millones) hay que tener en cuenta que hace tan sólo 40 años, la riqueza generada por España representaba 719.000 millones de pesetas (4.331 millones de euros), lo que supone que el PIB nominal (con inflación) se ha multiplicado casi por 14 en un período de tiempo tan corto.
El enorme desarrollo que se ha dado en la riqueza nacional es consecuencia de factores como el crecimiento de la población activa pero, sobre todo, por el aumento de la productividad del factor trabajo. La población total en 1960 era de 30 millones de personas, pasando en el 2000, según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), por primera vez, la barrera de los 40 millones de españoles. De esta cifra, 16,94 millones componen la población activa6 (ocupados y parados), lo que supone cuatro millones más que en 1970.
La productividad, del mismo modo, ha avanzado notablemente debido a las nuevas técnicas de producción, la incorporación sistemática de las nuevas tecnologías y la organización más eficiente en términos económicos del factor trabajo. Respecto a la productividad por persona ocupada, ésta ha pasado de 1,4 millones de pesetas durante 1970 a 4,25 millones en 2000, lo que significa multiplicar casi por tres el valor de lo producido por un mismo trabajador en menos de 30 años. Este aumento productivo ha sido especialmente relevante en sectores como el agrícola, que pese a tener actualmente casi la cuarta parte de los ocupados en 1970 (un millón frente a 3,7 millones), aumentó su capacidad de crear riqueza debido a la mecanización que han sufrido las tareas agrícolas.
La productividad por ocupado en el campo español se ha multiplicado por 5,3 veces en los últimos 30 años, pasando de 383.800 pesetas a los 2,09 millones del año 2000.
Ciertamente, el aumento del PIB durante estos años se ha producido en un contexto de cambios radicales en su composición. El sector servicios, por ejemplo, representaba en 1970 el 46% del PIB, 20 puntos menos de lo que pondera actualmente (ha sido este sector en donde se han realizado los grandes desembolsos en América Latina).
GRÁFICO XV. EL PIB MUNDIAL EN EL 2001
GRÁFICO XVI. RENTA PER CÁPITA MUNDIAL en el 2001
PRESENCIA ESPAÑOLA EN AMÉRICA LATINA En efecto, durante esa década la inversión extranjera directa ha manifestado un impresionante dinamismo, tanto a nivel internacional como en Latinoamérica. México, el primer receptor de IED en importancia durante 1990-1995, ha sido desplazado desde entonces por Brasil, donde la IED aumentó de niveles inferiores al 1% del PIB durante la década de los ochenta hasta situarse en el 3% del PIB durante la década de los noventa. Su impacto no sólo ha sido considerable desde una perspectiva macroeconómica, sino que también ha permitido la generación de una nueva estructura productiva y de organización industrial, paralelo a un significativo proceso de modernización económica. El caso de México, además, es particularmente interesante debido a que el destino de la inversión extranjera hasta 1993 se había concentrado en la compra de activos estatales durante su proceso de privatización. Posteriormente, y con elevados montos, la IED ha cobrado una nueva modalidad, y se ha orientado de manera creciente a la adquisición y fusión de empresas, así como a la creación de nuevos activos y participación en las privatizaciones de bancos (2000), como fueron la adjudicación de Bancomer y Serfin, segundo y tercer banco mexicano respectivamente a los bancos españoles BBVA y SCH, así como Banespa, tercer banco brasileño, al SCH.
En la práctica, las inversiones extranjeras directas presentes en la región se han renovado casi totalmente. Este fenómeno ha estado dominado por cambios trascendentales en el origen, destino y estrategias de los inversionistas extranjeros, destacando los siguientes puntos:
El dominio generalizado de las empresas estadounidenses ha sido neutralizado por la masiva llegada de firmas europeas, principalmente de España, Reino Unido, Francia y los Países Bajos.
Telecomunicaciones, energía y especialmente finanzas han sido los sectores elegidos por las empresas españolas para situarse en la región, en muchos casos por primera vez.
A pesar de que el interés de los inversionistas extranjeros se concentró en las mayores economías de la región, se aprecia un incremento gradual de la atención por los países más pequeños, pero Brasil por sus privatizaciones de banca y telecomunicaciones, y México, por sus cambios en sectores como el bancario y comercial, como el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea son los más dinámicos a la hora de recibir las grandes inversiones, especialmente por parte de bancos y empresas españolas con la crisis argentina, México se hace más atractivo para los inversionistas españolas.
La compra de activos existentes, ha sido la modalidad más utilizada por los inversionistas extranjeros para entrar o expandir su presencia en la región. Primero, a través de los masivos programas de privatizaciones y, posteriormente, mediante la adquisición de firmas privadas locales.
CARACTERÍSTICAS DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA EN LATINOAMÉRICA Los volúmenes de inversión, que durante los últimos tiempos han llegado a la región, tienen su origen en los países desarrollados. Esto es así, porque la mayor parte de los flujos netos de inversión extranjera directa en los años recientes nacieron en estos países. De estas naciones, el Reino Unido superó a los Estados Unidos como principal país inversor mundial en 2000, generando inversiones directas equivalentes a casi 200.000 millones de dólares. Ese mismo año, Estados Unidos fue el segundo mayor inversionista global, al originar flujos de IED por unos 150.000 millones de dólares, seguido de Francia, con una cantidad cercana a los 108.000 millones. Otros inversionistas importantes de la Unión Europea fueron Alemania, con unos 50.000 millones de dólares, los Países Bajos con casi 46.000 millones y España con, aproximadamente, 35.000 millones de dólares. Fuera de Europa, Japón11 alcanzó los 23.000 millones de dólares.
En el siguiente Gráfico XVIII se aprecia cómo durante la última década se ha abierto la brecha entre flujos de IED hacia países desarrollados, donde el crecimiento es casi exponencial, y flujos de IED hacia países en desarrollo, con una tendencia al alza mucho más moderada. Por su parte, los países en desarrollo recibieron durante el 2000 un total estimado de casi 200.000 millones de dólares en inversiones extranjeras directas, cantidad similar a la de 1999. Los países asiáticos, especialmente China, y los latinoamericanos, destacado como principales receptores Brasil y México, concentraron casi el 95% de los flujos de IED hacia las regiones en desarrollo, y se encuentran, por tanto, entre los más favorecidos. En cuanto a los principales sectores de destino, han sido el de reestructuración de servicios en el caso brasileño y los sectores manufactureros y de adquisición de servicios financieros en México. La inestabilidad política y económica existente en algunos países andinos, como Colombia y Perú, explica la baja participación de los mismos en la recepción de IED.
GRÁFICO XVIII. FLUJOS MUNDIALES DE INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA 1991-2000
Tras triplicarse entre 1994 y 1999, los flujos anuales de IED hacia América Latina y el Caribe, sin embargo, cambiaron de tendencia durante el primer año de la nueva década. De este modo, los volúmenes de IED que llegaron a la región alcanzaron los 86.000 millones de dólares en el año 2000, lo que representa una caída de más del 22% con respecto a los casi 100.000 millones recibidos durante 1999. A pesar de la caída anual, los flujos que han entrado en la región durante el 2000 han triplicado, con suficiencia, el promedio de los recibidos en el período 1990-94. Además, si del total de recursos entrantes en 1999, se descontasen los correspondientes a tres operaciones muy relevantes (la adquisición de YPF en Argentina por Repsol y las compras de Endesa Chile y Enersis en Chile por Endesa España) la diferencia prácticamente desaparece. Hay que tener en cuenta, respecto a la distribución de los flujos inversores, que los países más beneficiados, como ya hemos indicado, han sido Brasil y México, los cuales concentraron, en conjunto, casi dos terceras partes del total. En concreto, durante el 2000, México fue destinatario de 13.000 millones de dólares, algo inferior al del 20% registrado en el año 1999. RAZONES DE LA ELECCIÓN DE AMÉRICA LATINA COMO PRINCIPAL DESTINO INVERSOR ESPAÑOL Las razones de por qué América Latina como centro casi exclusivo de los flujos de capital español, son muy variadas, y unas y otras están frecuentemente ligadas. En su conjunto, lograron que, durante la década de los noventa (especialmente en su segunda mitad), los países emergentes de América latina se configurasen como un excelente destino para los capitales españoles, ayudado por un clima económico internacional favorable, y sin olvidar la ventaja competitiva derivada de una comunidad cultural compartida.
Uno de los grandes determinantes de la opción estratégica latinoamericana, y que no ha perdido fuerza en ninguno de estos años, es su calificativo como región emergente. El potencial de fuerte desarrollo poblacional es una solución al embudo demográfico que sufre nuestro país. Al enorme crecimiento poblacional previsto en América Latina hay que añadir el también aumento de los stocks de capital y de productividad totales, cuyos índices, actualmente en niveles muy bajos, permiten grandes mejoras. La posibilidad de concluir exitosamente reformas Estructurales futuras, es, indudablemente, un incentivo inversor muy destacado, así como las posibilidades generales de crecimiento, pese a la desigualdad, también creciente, del mismo.
Argentina fue el país en ir más lejos a la hora de aplicar políticas habituales en el resto de países latinoamericanos durante esos años1, y especialmente en la reducción del papel del Estado en el ámbito productivo y de provisión de servicios. Junto a la privatización de empresas, principalmente las del sector servicios, y dentro de un marco de políticas de liberalización comercial y financiera, se llevó a cabo la desregulación de mercados estratégicos y la implantación de planes de incentivos para la localización nacional. Ello favoreció la llegada de capitales extranjeros, especialmente españoles, que aprovecharon la compra de empresas a precios bajos, con rentabilidades crecientes e importantes márgenes para el desarrollo de su tamaño empresarial, lo cual favoreció la constitución de posiciones muy fuertes para nuestras empresas en muy poco tiempo, y con ello la posibilidad de una fácil defensa ante ofertas públicas de adquisición hostiles.
En síntesis, algunas economías latinoamericanas, y especialmente la argentina, se convirtieron, de una forma veloz, en las más transnacionalizadas del mundo, gracias a medidas de corte liberalizador, y dentro de condicionantes políticos y económicos estables. Las empresas españolas fueron agentes más dinámicos no sólo a la hora de su volumen de inversión, sino también para la reestructuración de las economías domésticas, dada su necesidad de apoyo mutuo.
CARACTERÍSTICAS DE LA INVERSIÓN ESPAÑOLA EN LATINOAMÉRICA Esta inserción dinámica en el mercado mundial, actúa como catalizador de su expansión, adquiriendo estos aspectos una especial relevancia dentro de los mercados latinoamericanos, donde, como venimos expresando, se han conseguido cotas de inversión verdaderamente significativas, con presencia en prácticamente todos los sectores de actividad: destacando especialmente los de industria, energía, banca, telecomunicaciones, infraestructuras, y más importante aún: la capacidad competitiva está resultando ser de primer nivel, por lo cual es de prever que estas inversiones, además de permanecer, se incrementarán, salvando situaciones de corto plazo (como es el caso argentino).
En cuanto a los bancos SCH y BBVA, han invertido más de 18.000 millones de dólares en su proceso de expansión latinoamericano durante el período 1990-2000 (véase Tabla XV). Banco Santander y Banco Central Hispano (actualmente SCH), junto con el BBVA, han visto en la región una oportunidad única para alcanzar una dimensión que les permita competir más eficientemente en los exigentes mercados financieros internacionales, y de este modo mantener su identidad, defenderse de una posible adquisición hostil de un competidor, y utilizar su dimensión y dominio del mercado latinoamericano ante posibles operaciones de alianzas o fusiones transeuropeas. Esta proximidad cultural, es clave para los mecanismos que básicamente disponen las empresas multinacionales españolas para controlar la actuación de sus filiales; como son la centralización y la formalización. La centralización se refiere al grado en que decisiones tales como la introducción de nuevos productos, el cambio en el diseño de los productos o los cambios en el proceso de producción, se adoptan en la central. Por su parte, la formalización depende de la existencia de un conjunto bien definido de reglas y procedimientos que regulen las tareas y la manera de actuar ante distintas situaciones. Este mecanismo limita la autonomía de la filial en la toma de decisiones, pero también disminuye la involucración directa de la central en las filiales, dado que se reemplaza el control directo por reglas y procedimientos.
GRÁFICO XIX. INVERSIÓN ESPAÑOLA EN AMÉRICA LATINA: 1985-2000
ESPAÑA, SEXTO PAÍS DEL MUNDO EN INVERSIONES EN EL EXTERIOR 1999 Superada la recesión económica española de 1993, los flujos de inversión directa emitida no dejaron de crecer en toda la década pasando de 1.043 millones de dólares (1993) a 4.163 (1994). En el año 1997 se produjo otro hecho de singular importancia: la inversión directa emitida supera a la recibida, y con ello nuestro país se convierte, por primera vez en un exportador neto de capitales, situándose en 5.653 millones de dólares.
Todo lo anterior repercutió positivamente en el crecimiento y papel de España como protagonista de los flujos de salida de capital mundiales. Mientras que en 1995 nuestro país alcanza un 1,15% sobre el total de IDE mundial, en el 2000 este valor se había multiplicado por cuatro (4,67%). Destaca durante el año 2000 la compra de la compañía de servicios de Internet Lycos por la filial de Telefónica, Terra Networks, por importe de 12.500 millones de dólares, permite situar a Estados Unidos como el primer destino del capital español durante este ejercicio, algo singular y a tener en cuenta en cuanto a posibles operaciones en el mercado americano. El valor total de las operaciones internacionales de fusión y adquisición de empresa (F&A) durante el 2000, alcanzaron los 643.000 millones de dólares (unos 1.157 billones de pesetas).
Las inversiones extranjeras realizadas por las empresas a escala mundial se elevaron a 190 mil millones de dólares. General Electric, encabeza la lista de las 100 primeras empresas del mundo clasificadas por sus activos en el extranjero, seguida de General Motors y de Shell. El país más activo de Europa en la IED durante 1999 fue el Reino Unido, cuyas empresas realizaron el 39% de las inversiones llevadas a cabo por la UE.
En la siguiente Tabla XVI se observan los diferentes destinos geográficos de las inversiones españoles en América Latina. Puede apreciarse el crecimiento exponencial de las mismas en Argentina, el fuerte y reciente impulso de las mismas en Chile o la caída en países como Perú o Puerto Rico.
TABLA XVI. UNA DÉCADA DE INVERSIONES ESPAÑOLAS EN AMÉRICA LATINA (1) (1990-1999)
La inversión extranjera en América Latina durante el año 2000 Tras triplicarse en la segunda mitad de los noventa, los flujos anuales de inversión extranjera directa hacia América Latina y el Caribe, experimentaron una caída en el primer año del nuevo siglo. Los 74.000 millones de dólares que ingresaron representan una disminución de más de un 20% con respecto a los 93.000 millones de dólares registrados en 1999.
En América del Sur, en cambio, se dirigió hacia actividades tradicionales que buscan recursos naturales o producen manufacturas para los mercados locales y, en consecuencia, la IED no generó mejoramientos significativos en la competitividad internacional de los países. Otro hecho muy destacado es que, durante los años 1999-2000, la economía global se caracterizó por una fuerte ola de fusiones y adquisiciones que se concentró en los países desarrollados, y de la cual América Latina no permaneció ajena. Los recursos destinados a fusiones y adquisiciones de empresas privadas durante el período 1999-2000 fueron principalmente a servicios, con una participación algo menor del sector primario y una muy baja del sector manufacturero. Entre las principales adquisiciones está la llamada «Operación Verónica», mediante la cual Telefónica de España aumentó su participación hasta cerca del 100% en sus filiales de Argentina, Brasil, Chile y Perú. En el sector financiero destacaron las operaciones de bancos españoles en Argentina, Brasil, Chile y México. En el sector eléctrico también se realizaron importantes compras: de Endesa España en Chile y de la estadounidense AES Corporation en Argentina, Brasil, Chile y Venezuela. En el sector energético, los recursos se concentraron en la adquisición en 1999 por parte de Repsol de las acciones de YPF.
En el Gráfico XX se aprecian las tres modalidades para materializar inversiones en el exterior, así como la importancia de cada una de ellas en el total del capital invertido por las empresas españolas en el exterior.
GRÁFICO XX. LA IMPORTANCIA DE LAS ADQUISICIONES FACTORES DETERMINANTES DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA 1990-2000 En cuanto a la firme decisión inversora por parte de la empresa española, podemos argumentar como dato importante para explicar este fenómeno, el elevado potencial de estos mercados. Como hemos señalado, el aumento estimado de la población en la región durante las próximas cinco décadas se sitúa en torno al 0,8% anual, mientras que en Europa la población está disminuyendo, lo que limita el desarrollo de los mercados del viejo continente. Algunos ejemplos pueden ilustrar con más claridad el potencial de desarrollo de la región; mientras que en Alemania o Francia existen en torno a 57 líneas telefónicas fijas por cada 100 habitantes, en países como México o Brasil no llegan a 15, para Francia el consumo de energía eléctrica per cápita se eleva a 6.000 kilovatios hora, en México y Brasil dicha cifra no supera los 2.000. En tanto que en España, el grado de bancarización se encuentra entre el 95 y 98%, la media en América Latina se sitúa en el 30-35%.
Entre los factores determinantes que animan y hacen posible a las empresas españolas invertir en la zona, está la posibilidad de diversificación cíclica que ofrece la región. Los ciclos económicos entre América Latina y España han estado negativamente correlacionados en los últimos 15 años, mientras que la correlación cíclica de la economía española con la de los países de la Unión Europea ha sido positiva y creciente en el tiempo.
TABLA XVIII. FACTORES ECONÓMICOS SUBYACENTES PARA LA EXPANSIÓN
La inflación media en España en el período 1980-1995 fue de casi el 8%, con una depreciación promedio de la peseta del 5% y un crecimiento económico medio del 2,5%. En el período 1997-2000, la inflación media en América Latina ha sido del 10%, con una depreciación cambiaria promedio del 8% y un crecimiento económico del 2,5%. Desde 1996 la situación macroeconómica en España es un ejemplo de que, con las políticas económicas adecuadas, es posible reducir de manera drástica el riesgo país, lo que, posiblemente, sucederá en los próximos años en aquella región, beneficiando a las empresas que hayan sabido anticiparse tomando posiciones en el momento adecuado. Por último, pero no menos importante en esta larga lista de razones que llevan a las empresas españolas hacia estos mercados, no puedo dejar de insistir, en el idioma y los lazos culturales que confieren una «proximidad psico-socia » determinante para el buen entendimiento humano y empresarial.
Para las grandes empresas españolas, así como para las medianas, compartir la misma lengua permite enormes ganancias de eficiencia al poder realizar la transferencia del conocimiento de una manera más sencilla dentro de la organización, o la instalación de plataformas tecnológicas comunes, aspecto este último muy destacado en el sector bancario.
CONSOLIDACIÓN Y EXPANSIÓN DE LA INVERSIÓN ESPAÑOLA Las estrategias inversoras de las grandes compañías españolas pretenden que nuestro país mantenga su hegemonía como primer inversor extranjero en la región al menos durante los próximos tres años: 2000-2003. En los gráficos se aprecia la creciente importancia de América Latina como destino inversor, y en la Tabla XIX se recoge la desagregación por países de dichas inversiones.
El año 1999 consolidó a España como el primer inversor mundial en este continente y el 2000 lo reafirmó. Las estrategias diseñadas por las cinco grandes multinacionales españolas (Telefónica, Repsol, Endesa, Iberdrola y Unión Fenosa) persiguen estrategias que se han visto afectadas por la crisis argentina que nuestro país mantenga su liderazgo como principal origen de las inversiones extranjeras en la región. Telefónica invertirá cerca de 6.600 millones de euros en Brasil durante el período 2000-2003. El lanzamiento simultáneo de su operador de Internet, Terra Networks, en la mayoría de los países de la región durante 1999, completado durante el 2000, demuestra la competitividad lograda con sus operaciones regionales combinadas. Terra se ha convertido en el líder de los proveedores de Internet en América Latina, y los planes de expansión de Telefónica en los el 2002 incluyen inversiones sustanciales en telefonía fija y móvil, así como en televisión por cable e Internet.
TABLA XIX. INVERSIONES ESPAÑOLAS DIRECTAS EN LATINOAMÉRICA EN EL PERÍODO 1996-2000
GRÁFICO XXIII. INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA ESPAÑOLA (1999)
El considerable agravamiento de la situación económica en Argentina, las posibilidades de contagio a sus vecinos, como lo sucedido en el caso de Uruguay, unido todo a la espera de que se despeje la situación en Brasil, producida más por el lado político (elecciones generales del 6 de octubre de 2002) que por los fundamentos económicos, junto a la desaceleración de la economía mexicana, perjudicada en gran medida por la caída y no recuperación de la economía americana, ha determinado que la inversión española y la del resto del mundo se haya frenado radicalmente durante el 2002 y sus perspectivas no sean tan optimas como en los últimos años.
CAPITULO II
La banca española en América Latina
LA INTERNACIONALIZACIÓN La internacionalización de las finanzas de un país es un tema claramente relacionado con lo que se ha dado en llamar mundialización o globalización de los mercados financieros. De hecho, ambos términos, internacionalización y globalización, son usados, muy a menudo, en la literatura financiera como sinónimos.
La integración a escala internacional de nuestro sistema financiero es un hecho inevitable tras la apertura exterior de la economía española. Una economía en desarrollo necesita altos niveles de financiación, cubiertos insuficientemente con el ahorro nacional, que a su vez busca en el exterior mejor oportunidades de rentabilidad, riesgo y diversificación.
Las dos últimas décadas han significado para las finanzas españolas un importante cambio desde la óptica internacional.
Este proceso de internacionalización de la banca española tomó una particular y singular fuerza desde los inicios de la década de los noventa. A ello contribuyó el irse despejando «favorablemente» un número de variables e incógnitas que presionaban sobre el futuro de la actividad bancaria más tradicional, como era la banca al por menor.
Por consiguiente, el fenómeno de la internacionalización no resulta un hecho aislado; por el contrario, forma parte de un creciente proceso de globalización en la industria de los servicios financieros, proceso al que España no puede sustraerse. La proyección de la actividad financiera apunta, a un escenario de globalización de los mercados, con una tenue diferenciación entre los domésticos y los internacionales. En unos y otros concurrirán conglomerados o grupos financieros, con filiales para ofertas específicas, e incluso, con entramados de empresas de otros sectores, así como de otros bancos e instituciones con especialización geográfica.
De una parte: la banca de los países industrializados tiene exceso de capital y está sometida a intensas presiones para reducir costes de estructura y afrontar la reducción de márgenes en sus mercados, la mayoría de ellos maduros y con poca capacidad de crecimiento.
Por otra: la banca de los países en desarrollo está necesitada de capital, de gestión, de recursos humanos y de tecnología para hacer frente a una extensa demanda de servicios financieros, que se ofrecen con márgenes muy amplios.
LA EXPANSIÓN EN AMÉRICA LATINA Se considera América Latina como una gran región del mundo, no sólo por su extensión geográfica y su población, sino principalmente por el papel que juega, particularmente relevante en los últimos tiempos. Nadie en España puede sentirse indiferente ante este continente no sólo físico y económico, sino también cultural.
Para justificar la expansión de la banca española en el continente latinoamericano, consideramos, fundamentalmente, los siguientes puntos:
Por idioma y cultura, que es un factor limitativo en otros escenarios, y que aquí propicia la transferencia no sólo de capital y gestión, sino de capacidades básicas de gestión y organización.
Por la estructura de mercado, la baja dimensión actual y el potencial de crecimiento les hacen especialmente idóneos.
Por oportunidad de los ciclos económicos y por el proceso de consolidación y liberalización del sector financiero.
Por la poca competencia inversora, especialmente de la banca americana, lo que hizo a los precios, en términos generales, asumibles.
Por la importancia estratégica del área para la banca española de cara al futuro, para establecer alianzas, acuerdos, compras o fusiones, con bancos europeos o americanos.
Por el grado de bancarización bajo de la economía. Este ratio no supera como media el 30-35%, y la penetración de los servicios bancarios entre la población es aún muy limitada, según los países y la tipología de clientes, como podría ser en España hace diez, quince, veinte o treinta años.
Por la consabida debilidad del negocio tradicional y el estrechamiento de márgenes, han llevado a buscar fuentes de beneficio en estos mercados latinoamericanos.
VENTAJAS DE LA EXPANSIÓN LATINOAMERICANA La decidida apuesta que la banca española está realizando hay que valorarla muy favorablemente. Ahora bien, este positivo vigor empresarial que representa la banca, debe tener, además, efectos beneficiosos directos, e indirectos, para el conjunto de la economía española fundamentados en tres puntos:
1. La expansión de la banca debería servir de apoyo a la internacionalización particularmente de las pequeñas y medianas empresas españolas, referente tan trascendente para nuestro tejido empresarial y consecuentemente para la economía española.
2. Facilitar el acceso a nuevos productos y mercados a sus clientes, a los que a su vez proporcionará un mayor respaldo y cobertura.
3. La influencia política española, que no puede verse sino ligada a los intereses económicos, es de prever que aumentará considerablemente.
A su vez, esta dinámica conlleva diferentes movimientos que seguramente modificarán estas instituciones, como pueden ser:
La internacionalización de la banca española, plantea un singular reto de integración cultural, de gestión y también de responsabilidad social.
Exigirá ajustes organizativos, adaptación al cambio de manera permanente, primando los organigramas flexibles.
Será aún más necesario contar con amplios equipos de profesionales, dispuestos a enfrentarse a los diferentes retos culturales, organizativos y de gestión global.
Demandará una mayor implicación del Consejo de Administración y la alta dirección de cada institución para conocer, evaluar y decidir su evolución estratégica, dadas las altas interrelaciones organizativas y mercantiles.
Por su parte el Gobernador del Banco de España Jaime Caruana, con motivo de la crisis de Argentina, y especialmente refiriéndose a cómo están gestionando el riesgo ambos bancos (SCH-BBVA), expresaba su convencimiento de que ambas instituciones «están gestionando debidamente el impacto de la crisis. Les hemos solicitado que gestionen bien los riesgos y que hagan las provisiones correspondientes, y creo que eso es exactamente lo que están haciendo.
En cuanto a las ventajas que se ciernen para los dos grandes, hay que tener muy presente que su capacidad y su confianza no es ciega ni voluntarista, sino que se fundamenta, en sus experiencias por lo realizado con éxito durante las últimas décadas cuando la economía española se caracterizaba por ser un modelo cerrado y regulado, lo que significó pasar de una banca amparada en altos márgenes y escasa capacidad competitiva, hacia otra con márgenes más bajos y estructura de negocio muy distintas, en consonancia a los de los países europeos con sistemas financieros avanzados. Afortunadamente, en la actualidad, el sistema bancario español es uno de los más sólidos y competitivos del mundo, encontrándose por lo tanto preparado para operar en condiciones similares a las entidades internacionales más eficientes, cuya ley de actuación se concentra en conseguir resultados satisfactorios para sus accionistas, proporcionando un considerable valor añadido a sus clientes y a las economías de los países donde realizan su actividad.
LAS POSICIONES ALCANZADAS SCH ha invertido 14.280 millones de dólares. BBVA, por su parte, 9.500 millones, según sus respectivos Informes Anuales del 2001, totalizan unas inversiones de 23.780 millones de dólares durante la década 1990-2000. Entre 1996 y 2000, la participación de los bancos extranjeros en los depósitos totales aumentó del 16% al 48%, mientras que más del 70% de los préstamos, el 80% del patrimonio de los sistemas bancarios de las siete mayores economías regionales, es controlado en algún grado por entidades extranjeras (contando con las adquisición del Banespa por parte del SCH en Brasil). Sólo los dos bancos españoles y el Citibank están presentes en estos siete mercados.
Tras más de diez años de un amplio y extenso proceso de liberalización y desregulación financiera, el panorama regional de los mercados bancarios, de modificado por la mayoritaria presencia de entidades extranjeras. Esta posición dominante de la banca internacional ha dado lugar a fuertes polémicas.
Respecto a la dinámica comercial, estos bancos comenzaron precisamente al final de la década, singulares ajustes, teniendo presente la disminución de los márgenes de beneficio como resultado de la alta competencia tanto por parte de los bancos extranjeros, como la de los locales, que espoleados por sus competidores más directos .la banca española. Han modificado y rediseñado sus organizaciones para ofrecer mejores servicios y precios.
Esta situación y la mayor vulnerabilidad externa relativa de estos países (inestabilidad financiera y desaceleración económica), han provocado la necesidad de realizar activos programas de saneamiento y mejoras comerciales en cada uno de sus bancos, dotándolos de nuevos productos y servicios, tanto de pasivo como de activo, siendo esta oferta comercial mayoritariamente una réplica con adaptación local a la existente en el mercado español, reforzándola también con la incorporación de avanzadas plataformas tecnológicas.
Durante noviembre y diciembre de 2001 los dos grandes de la banca española se disputaban, junto a Deustche Bank y BNP, el liderazgo del sector financiero de la zona euro. Posteriormente las diferencias entre los cuatro grandes bancos se han acentuado, ya que la crisis argentina ha golpeado con más fuerza a los bancos españoles.
El motivo son las adversas recomendaciones que se han realizado por distintas firmas de bolsa sobre los dos bancos españoles por el riesgo que supone Argentina. Aunque muy probablemente lo peor ya ha pasado, porque está provisionada toda la inversión en este país, si bien todavía persiste el riesgo de la cartera de deuda en las filiales argentinas de BBVA y SCH, por ser los mayores tenedores de deuda estatal y del sector público (los grandes bancos argentinos tienen un 30% de las emisiones públicas).
No hay que olvidar que la crisis rusa se solución ó con una quita de 33%, mientras que la de Ecuador se resolvió con un impago del 40%. La crisis argentina es de más calado, porque el Estado debe 133.000 millones de dólares, frente a los 30.000 de Rusia y los 5.700 de Ecuador.
De todas maneras, haciendo un análisis flexible de la situación, independientemente al desenlace final de la crisis Argentina, puede comprobarse, que las posiciones bancarias europeas son muy similares, por ello posiblemente, estas cambien especialmente con la plena instauración del Euro y los respectivos movimientos no se descartan a medio plazo.
En la siguiente Tabla XXII se recoge la capitalización bursátil de los distintos bancos europeos, distinguiendo tres grupos: la Unión Europea, banca inglesa y banca suiza.
TABLA XXII. LOS GRANDES BANCOS EUROPEOS
(CAPITALIZACIÓN BURSÁTIL) LA BANCA ESPAÑOLA EN BRASIL ECONOMÍA DE BRASIL Durante el siglo XX, Brasil ha pasado de ser un país eminentemente agrícola, muy dependiente de sus exportaciones de café, a tener una industria extensa y diversificada. No obstante iniciado el siglo XXI, el sector primario en Brasil sigue teniendo una importancia fundamental, gracias a que mantiene una importante riqueza de recursos naturales, lo que le otorga una ventaja comparativa frente a otras economías.
El proceso de industrialización en Brasil se inicia hacia 1930, mediante una política basada en la sustitución de importaciones y en la intervención del Estado. Esta política tuvo como consecuencia un rápido crecimiento de la economía pero, en el lado negativo, una desigual concentración espacial de recursos y población. Tras una etapa de crecimiento acelerado, Brasil sufre dos crisis importantes, en 1973 y en el trienio 1981-1983. En 1994, y después de varios intentos, se pone en marcha, impulsado por el entonces Ministro de Hacienda, Fernando Henrique Cardoso, el Plan Real. Se trataba de una estrategia basada en políticas de contención, importantes rebajas arancelarias, y la creación de una nueva moneda, el Real, que inicialmente cotizaba a la par con el dólar bajo un régimen de tipo de cambio fijo. El Plan Real, si bien permitió la disminución de las tasas de inflación (de un, 2.500% en 1993 a un 2,48% en 1998), no tuvo efectos significativos sobre el crecimiento. Es más, el problema del desempleo siguió latente, y en cuanto a la reducción de la pobreza y de las desigualdades sociales, hubo diferentes opiniones.
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