Papel del movimiento obrero, estudiantil y revolucionario en la conquista de la revolución socialista cubana (página 3)
Enviado por Lic. Antonio Obed Tarajano Roselló
La Asamblea Constituyente y la Constitución de 1940
A partir del 9 de febrero de 1940 y durante 4 meses, los delegados del Partido Unión Revolucionaria Comunista (fusión del PC con el UR) en medio de amplias movilizaciones populares a lo largo de todo el país y vibrantes debates en dicha reunión, defendieron con todas sus fuerzas las justas aspiraciones del pueblo trabajador, muchas de las cuales lograron plasmar en la Constitución que se aprobó el 5 de julio de 1940 en Guáimaro.
Algunos aspectos importantes de la Constitución se reflejan en los siguientes términos:
Articulo 20: "Todos los cubanos son iguales ante la ley. Se declara ilegal y punible toda discriminación por motivo de sexo, raza, color o clase, y cualquier otra lesiva a la dignidad humana."
Con respecto a los derechos individuales, la constitución reconocía además las libertades de reunión, de expresión (en forma oral y escrita y de asociación política). Se recogían numerosas aspiraciones del pueblo trabajador tales como el derecho al trabajo, la jornada laboral de 8 horas, el descanso retribuido (vacaciones pagadas), la protección a las mujeres obreras durante su embarazo y las garantías para la existencia de los sindicatos.
Otro logro muy significativo de los comunistas fue la aprobación del artículo 90 en contra del latifundio. El mismo decía: "Se proscribe el latifundio y a los efectos de su desaparición la Ley señalará el máximo de extensión en la propiedad que cada persona o entidad pueda poseer para cada tipo de explotación a que la tierra se dedique y tomando en cuenta las respectivas peculiaridades. La ley limitará restrictivamente la adquisición y posesión de la tierra por personas y compañías extranjeras y adoptará medidas que tiendan a revertir la tierra al cubano."
El contenido de los anteriores artículos reconoce y protege la propiedad privada sobre los medios de producción que constituye la esencia del régimen de explotación capitalista. Ellos por sí solos determinan el carácter burgués de la Constitución.
En la Asamblea Constituyente se manifestó claramente la lucha de clases, a través de las distintas posiciones asumidas de un lado por los delegados burgueses y del otro, por los comunistas representantes de los intereses del pueblo trabajador. La Constitución de 1940, no obstante todas sus limitaciones como Constitución burguesa, fue progresista para su tiempo y superior a la de 1901.
La nueva ley básica representó un paso de avance en el ámbito político y social, ya que al menos, de forma teórica, quedaron reconocidas muchas de las aspiraciones por las cuales luchó el pueblo a lo largo del proceso revolucionario de los años 30. De ahí que se haya dicho que "la Constitución de 1940 es el producto aplazado del proceso revolucionario de 1933".
Por supuesto en aquella etapa de la lucha las organizaciones revolucionarias y en particular, los comunistas, comprendían que solo era factible lograr determinadas conquistas populares pero aún en el marco de la sociedad capitalista. La burguesía, clase económicamente dominante, aunque se veía precisada a aceptar algunas demandas de los trabajadores, encontraba siempre los medios legales o abiertamente de fuerza para sabotearlas en la práctica.
Pese al terror desatado por Batista durante el militarismo, la clase obrera lleva a cabo algunas acciones:
- Huelgas de los obreros agrícolas del Central Romelié (hoy Héctor Infante "Gtmo").
- La huelga de los pescadores de Manzanillo.
- La huelga de los panaderos manzanilleros por el desplazamiento de varios obreros, Este movimiento se mantuvo por varios días y contaron con el apoyo de otros sectores obreros y de la población en general, obtuvo éxito.
- La huelga de los despalilladores de la Cuban Land en pinar del Río.
- La huelga de varias fábricas de muebles y zapaterías de La Habana.
- La huelga de os torcedores de Cienfuegos.
El gobierno constitucional de Fulgencio Batista, (1940-1944)
Batista ascendió al poder en 1940, bajo los postulados de la reciente Constitución. El bloque político que lo elevó como candidato estaba constituido por los partidos Liberal, Unión Nacionalista, Conjunto Nacional Democrático, Nacional Revolucionario y Unión Revolucionaria Comunista.
La participación de los comunistas en este bloque político estaba en completa concordancia con su política de crear la unidad de todo el pueblo, incluido el sector democrático de la burguesía nacional, para luchar en defensa de la independencia y el desarrollo económico nacional, la democracia y una política exterior antifascista.
La agresión fascista a la URSS, el 22 de junio de 1941, hizo cambiar el carácter de la guerra, hasta ahora había sido una lucha entre dos bloques imperialistas que luchaban entre sí por imponer su voluntad sobre el vencido; ninguno de los países capitalistas de Europa había sido capaz de contener el avance expansionista de la Alemania nazi. Sólo el primer Estado Socialista del mundo fue capaz de movilizar a todo el pueblo en defensa de sus conquistas y cambiar el curso de los acontecimientos transformando la guerra en una verdadera lucha por la liberación nacional y contra el fascismo.
En todo el país el proletariado respondió sin demora al llamado del partido y de la CTC. En las provincias se crearon centenares de Comités de Ayuda a la URSS, los cuales organizaban manifestaciones de solidaridad en demanda del establecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con dicho país.
En diciembre de 1941 nuestro país declaró la guerra al bloque fascista, lo que abrió el camino hacia el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y la URSS. Las mismas fueron establecidas el 5 de octubre de 1942. Esto permitió desplegar una amplia movilización de la clase obrera y de todos los sectores democráticos, dirigidos por los comunistas, en apoyo y ayuda a la URSS y demás países que combatían al fascismo.
El partido Unión Revolucionaria Comunista, representante de los intereses del pueblo, criticó severamente la corrupción administrativa imperante en el gobierno y exigió la aprobación de disposiciones complementarias que llevaran a la práctica las conquistas alcanzadas en la Constitución de 1940, la promulgación de medidas para resolver el desempleo, limitar el latifundio, acabar con la especulación, etc. La CTC también hizo fuertes críticas al régimen en este sentido.
En estos años en que los comunistas actuaron en la legalidad, creció su prestigio. La honestidad, el tesón, la intransigencia que caracteriza a los militantes comunistas demostraban a las masas una vez más, que ellos representaban sus intereses.
El programa reformista de Ramón Grau San Martín: su demagogia
Las elecciones generales programadas para el 1 de junio de 1944 se caracterizaron por una intensa campaña propagandística a través de la cual cada partido exponía su programa político.
El Partido Revolucionario Cubano, (Auténtico), llevaba como candidato presidencial a Ramón Grau San Martín. La figura de Grau fue hábilmente manejada por los auténticos aprovechando la popularidad de que gozaba en gran parte de la población, desde los días en que fue presidente de Cuba en 1933-34, a causa de las leyes de beneficio popular dictadas entonces, esencialmente por la iniciativa de Antonio Guiteras y por la presión combativa de los trabajadores y el pueblo.
Para ganarse el imprescindible apoyo norteamericano, los auténticos hacían gala de su condición de férreos anticomunistas. De este modo conquistaron el apoyo activo de los números núcleos más agresivos de las clases dominantes y ganaban a la vez, a base de determinadas promesas hechas al pueblo, el entusiasmo de amplios sectores de la población.
El pandillerismo y la represión del movimiento revolucionario
Durante los gobiernos auténticos también se incrementó el gansterismo, que logró convertirse en un instrumento al servicio del gobierno. Estas pandillas eran utilizadas para reprimir a la clase obrera, asesinar a sus dirigentes, asaltar los locales de los sindicatos y atacar a todo el que se opusiera al gobierno. Además, controlaban centros de juego, áreas de prostitución y expedición de drogas, etc. Por los servicios prestados a los gobernantes venales, recibían las llamadas botellas o sueldos mensuales fijos sin realizar ningún trabajo productivo.
Una de las denuncias más contundentes de esta situación la realizó Fidel Castro ante el tribunal de cuentas de la República el 6 de marzo de 1952, donde expresaba:
"Prío no fue ajeno al trato con las pandillas. Lo escoltaron celosamente a través de toda su campaña política. Subió al poder saturado de compromisos (…) Sin dinero para los grupos no habrá mas atentados. Las pistolas con que se mata, las paga Prío. Las máquinas en que se mata las paga Prío. Los hombres que matan los sostiene Prío. Yo lo acuso ante este tribunal y lo hago responsable de nuestra tragedia ante la Historia de Cuba, aunque tenga que rubricar con mi sangre el deber imperativo de mi conciencia…"
Esta denuncia es un reflejo de hasta qué punto se había hundido el autenticismo, en el cual ya no creía ningún ciudadano honesto. Además, demuestra que en medio del caos imperante había también una juventud revolucionaria que estaba dispuesta a luchar contra la corrupción y el matonismo.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial. Cambió radicalmente la situación internacional en beneficio de la paz, la democracia y el socialismo. Cobró gran auge el Movimiento de liberación nacional en los pueblos de Asia, África y América Latina, se aceleró el derrumbe del sistema colonial del imperialismo y comienza a ponerse en práctica la política de "Guerra Fría" por Harry S. Fruman lo que incluyó provocaciones y la hostilidad constante hacia la URSS y el campo socialista, amenazas de utilizar la bomba atómica, intervención en los asuntos internos de otros estados, etc.
En América Latina, esta política se manifestó a través de una ofensiva general de los imperialistas y las oligarquías nacionales contra los derechos democráticos conquistados por los pueblos y contra el movimiento obrero. Los gobiernos títeres de Cuba neocolonial, por supuesto, cumplieron las órdenes de Washington al pie de la letra, así se manifestaron las características de los auténticos en el aspecto político, económico y social. Así implantaron una represión brutal contra el movimiento popular; establecieron la censura de la prensa radial y escrita; asaltaron los locales de los sindicatos y desarrollaron una terrible política anticomunista.
El anticomunismo
La Política de Guerra Fría tuvo su cabal expresión en la brutal ofensiva anticomunista desatada por los gobiernos de turno de este período. No era nueva esta actitud, pues desde su fundación del PRC (A), con su posición anticomunista había impedido el agrupamiento de todos los sectores progresistas en los momentos que más falta hacía esa unidad; ahora no hacía más que profundizar lo ya hecho.
Los militantes comunistas no habían cesado de denunciar el desgobierno de los auténticos que sólo pensaban en enriquecerse más y más a costa del sudor y la sangre de los trabajadores. Por esta razón fueron perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados impunemente.
El 1 de mayo de 1948 fue clausurada la emisora comunista Mil Diez, comprada y sostenida por el aporte voluntario de comunistas y trabajadores, y el 24 de agosto de 1950 fue asaltado y destruido el local del periódico Hoy. Por otra parte, los líderes de los movimientos obreros, sindicales y campesinos, fueron brutalmente atropellados y asesinados.
Fieles ejemplos de lo anterior lo constituyen el asesinato de Jesús Menéndez, dirigente azucarero que se había destacado en la lucha por el pago del diferencial azucarero a los trabajadores del azúcar; consumado el 22 de enero de 1948; así como del campesino Sabino Pupo, fundador de la Asociación Campesina de Santa Lucía en la lucha contra los latifundistas; ocurrido el 20 de octubre del mismo año. Con estas medidas pretendían silenciar los verdaderos intereses del pueblo cubano.
La actividad del movimiento sindical cubano. Papel de Partido Socialista Popular
En 1939, como se ha indicado con anterioridad quedó constituida la CTC. Esto representó un paso de singular importancia en la historia del movimiento obrero cubano. La CTC orientó la lucha de nuestra clase obrera por sus justas demandas y exigió el cumplimiento de las conquistas progresistas logradas en la Constitución de 1940. Además, la dirección de la CTC, desde su fundación, estuvo en manos fundamentalmente de los comunistas. En estos años el movimiento sindical cubano se caracterizaba por su sólida unidad alrededor de la CTC.
Esta unidad hizo que el movimiento obrero cubano alcanzara importantes demandas de carácter económico, social e incluso político. Para frenar del desarrollo del movimiento obrero en Cuba, la oligarquía intentó dividirlo y apartar a los comunistas de la dirigencia del movimiento sindical.
La dirigencia unitaria de la CTC, encabezada por Lázaro Peña, no cejó en su empeño de que el gobierno reconociera los derechos de la clase obrera y de su máxima organización sindical. El 1 de mayo de 1947 de efectuó un grandioso desfile obrero que duró más de 6 horas, frente al Palacio Presidencial; la consigna central fue: "¡Unidad CTC!"
El 9 de mayo inició sus sesiones el V Congreso Obrero Nacional, con la presencia de 1403 delegados representantes de más de 900 sindicatos; los delegados tenían distintas posiciones y tendencias ideológicas y políticas, pero todos abogaban por la unidad del movimiento sindical. Los dirigentes de la Comisión Obrera Nacional del Partido Auténtico mostraron su actitud divisionista y no asistieron. Este congreso evidenció la conciencia política revolucionaria del proletariado cubano, y sus resultados constituyeron una derrota para los divisionistas estimulados y apoyados por el gobierno.
En tales circunstancias, la reacción de los auténticos declaró la guerra abierta al movimiento obrero, El 28 de junio de 1947, el Ministerio de Trabajo, violando las propias leyes burguesas, anuló el V Congreso de la CTC y convocó a un nuevo congreso. La amañada reunión de los divisionistas designó un Comité Ejecutivo Nacional, que se autotituló promotor del sindicalismo democrático anticomunista.
Desde ese momento quedaron constituidas en Cuba dos organizaciones sindicales completamente distintas: la CTC unitaria, que representaba los intereses genuinos del pueblo trabajador, y la CTC impuesta por los gobernantes auténticos, que defendía los intereses de la oligarquía y los imperialistas, la CTK. Cuyas siglas hacen alusión al uso que hacían de los fondos destinados al pago de los maestros en virtud del inciso K de la ley 7 de 1943.
La creación de la CTK estuvo acompañada de fuertes represalias contra los obreros y sus dirigentes, principalmente contra los miembros del Partido Socialista Popular. Entre los métodos utilizados estuvieron los despidos, atropellos y asaltos a los sindicatos. Un ejemplo fue el desalojo de la CTC unitaria del Palacio de los Trabajadores y la entrega de este a los divisionistas.
Todo esto fue denunciado por el máximo dirigente del proletariado cubano en aquellos años, Lázaro Peña, y por el Partido Socialista Popular. Ellos proclamaban la necesidad de la unidad y de la lucha contra los elementos divisionistas.
La violencia y corrupción imperantes durante los gobiernos auténticos fue denunciada no solamente por los campesinos, obreros y comunistas. También otras organizaciones políticas progresistas desempeñaron un papel destacado en este sentido. Una de ellas fue el Partido del Pueblo Cubano, (Ortodoxos), cuyo máximo dirigente fue Eduardo Chivás.
La ortodoxia tenía un programa político que reflejaba aspiraciones populares de importancia, entre ellas:
- Mantener una política nacionalista ante la penetración imperialista, que incluía la nacionalización de empresas de servicios públicos, la diversificación agrícola y el desarrollo de la industria.
- Abogaba por la adecuada utilización de los fondos públicos y las sanciones drásticas para con los malversadores.
- Plenas garantías para los obreros y trabajadores en general.
- Derechos democráticos para elegir sin interferencia a los dirigentes.
El programa del partido ortodoxo era un programa burgués reformista de tendencia progresista. Chivás se convirtió en una de las figuras públicas de mayor resonancia. A través de la radio y la prensa acusó a los gobernantes del robo de los fondos públicos, y por ello, en ocasiones tuvo que soportar el atropello de los cuerpos represivos en incluso la cárcel.
El símbolo de la ortodoxia era una escoba con la que se expresaba la intención de barrer con todos los males de la República neocolonial y su lema: "Vergüenza contra dinero", constituía una protesta ante los funcionarios del gobierno que habían hecho de la política un gran negocio para vivir y enriquecerse sin importarles la miseria en que vivía el pueblo.
Una de las acusaciones de Chivás fue el robo de grandes sumas realizado por el Ministro de Educación del gobierno de Prío: Aureliano Sánchez Arango. El líder ortodoxo fue tildado por los politiqueros de mentiroso y calumniador, ya que aunque era evidente el delito, no pudo presentar las pruebas. Precisamente por ello, Chivás, decidió suicidarse ante los micrófonos en que denunciaba el hecho. Falleció el 16 de agosto de 1951.
Aunque en su programa la ortodoxia planteaba aspiraciones justas, su programa no era capaz de resolver los graves problemas de nuestro país. No obstante ello, la campaña de Chivás influyó en la conciencia política del pueblo porque contribuyó a demostrar que las ilusiones democráticas dentro de la neocolonia no tenían cabida.
El mayor aporte de Chivás lo encontramos en las repercusiones que tuvo su prédica en la juventud cubana de la época, que paulatinamente llegó al convencimiento de que la derrota de los auténticos era sólo un paso inicial para lograr un objetivo superior: el rompimiento con el régimen neocolonial. De las filas de esa juventud, saldrían muchos de los jóvenes que más tarde se destacarían en la lucha por nuestra definitiva independencia.
El golpe de estado del 10 de marzo de 1952
El 10 de marzo de 1952 se produjo en Cuba un golpe militar que, encabezado por Fulgencio Batista y apoyado por el imperialismo, usurpó el poder político al último gobierno auténtico, el de Carlos Prío Socarrás.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos promovieron la Política de Guerra Fría y desataron una fuerte ofensiva anticomunista, reprimieron al movimiento obrero y en general, a las fuerzas progresistas que actuaban en los países capitalistas. A su vez, promovieron golpes de estado reaccionarios en distintos países de América Latina. El que se produce en Cuba, forma parte de la política injerencista del imperialismo para consolidar sus posiciones económicas e ideológicas en nuestro continente.
Causas y objetivos de la acción golpista
El 1 de junio de 1952 debían celebrarse elecciones generales y la cercanía de este hecho aumentaba la lucha política en el país.
Un grupo de partidos políticos burgueses se unieron formando la coalición gubernamental: el PRC (A); partido gobernante; el Liberal, el Republicano, el de la Cubanidad, el Nacional Cubano, etc. Pero sus posibilidades de triunfo eran mínimas porque el autenticismo, con su política corrupta y represiva, había frustrado todas las esperanzas del pueblo. Los partidos que se encontraban en la oposición eran:
- El Partido de Acción Unitaria (PAU)
- El Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo)
- El Partido Socialista Popular (PSP)
El PAU representaba los intereses más reaccionarios y proimperialistas del país. El PPC (O) de carácter burgués reformista, contaba con un amplio respaldo popular amparado por el recuerdo de Chivás. Era su candidato, Roberto Agramonte, el de mayores posibilidades de triunfo en las elecciones.
El PSP, partido marxista leninista, aislado y perseguido, casi siempre, a pesar de sus diferencias ideológicas con los ortodoxos, decidió ofrecerle un pacto de unidad para las elecciones con el fin de agrupar todas las fuerzas progresistas alrededor de un programa que reflejara los intereses fundamentales de las masas explotadas. Sin embargo, la alta dirección de la ortodoxia rechazó esta proposición para no establecer compromisos con el partido de la clase obrera lo cual podía ser mal visto por el imperialismo norteamericano. No obstante, los comunistas acordaron apoyar la candidatura presidencial de los ortodoxos y presentar independientes sus candidatos para senadores y representantes.
El gobierno de Estados Unidos veía con preocupación el panorama político cubano. Necesitaba que el nuevo gobierno que se constituyera en nuestro país, continuara desarrollando, sin tapujos, la política antiobrera y de sometimiento total a los intereses imperialistas; que ofreciera mayores facilidades al capital extranjero y a la vez, restringiera las zafras azucareras a partir de ese año para mejorar los precios de este producto. Para todo se requería "mano dura", "un hombre fuerte" capaz de asumir esta tarea. Sin embargo, con la inminencia del triunfo del Partido Ortodoxo, los acontecimientos apuntaban hacia otra dirección.
En tales circunstancias sólo les quedaba acudir al método ya probado de aplastamiento del movimiento democrático en América Latina: el golpe de Estado. Para ejecutarlo, escogieron a una figura sin escrúpulos, que ambicionaba el poder y estaba siempre atenta a los deseos de Washington: Fulgencio Batista.
Cuando ya todas las condiciones estuvieron creadas y era seguro el respaldo de la mayoría de las guarniciones militares del país, Batista realizó sus planes. Aproximadamente a las dos de la madrugada del lunes 10 de marzo, con un pequeño grupo de sus seguidores, entró en el Campamento Militar de Columbia, (hoy Ciudad Libertad). Al amanecer del lunes, el "madrugonazo" se había consumado. Por su parte el imperialismo seguía de cerca los acontecimientos.
Rápidamente, por las calles de La Habana, se propagó la noticia de lo sucedido la noche anterior. Las escuelas suspendieron las clases, los bancos recesaron sus actividades y las emisoras de radio sólo transmitían programas musicales. El presidente Prío, al enterarse de lo ocurrido, se trasladó de inmediato al Palacio Presidencial donde ya lo esperaban algunos miembros del gobierno y amigos. Ninguno sabía qué hacer, corrían de un lado para otro, llamaban por teléfono constantemente, y Prío, nervioso e indeciso, terminó con una petición de asilo a la embajada de México para él y su familia. Así terminó el último gobierno auténtico: sin hacer resistencia, sin dignidad.
Reacción popular ante el golpe de Estado
Los partidos políticos burgueses, en algunos casos apoyaron el golpe abiertamente, aliándose a los golpistas, y otros como el PPC, (Ortodoxo), cuya dirección manifestó su rechazó en forma titubeante y demagógica, evidenciaba su composición heterogénea.
Por su parte, la camarilla de dirigentes sindicales reaccionarios de la CTK, (Eusebio Mujal, Ángel Cofiño y otros), se pasaron de inmediato al vencedor. El PSP, partido de la clase obrera, manifestó desde los primeros momentos su oposición al régimen. El periódico Hoy publicó un manifiesto firmado por los dirigentes Blas Roca y Juan Marinello, en el que ponían al descubierto la participación imperialista en el golpe de Estado, el carácter reaccionario del régimen impuesto y llamaban al pueblo a la lucha.
El pueblo recibió el golpe como una humillación y un ultraje. En Camagüey y en Santiago de Cuba, las masas populares en las calles, en militante combatividad, abrían posibilidades a una resistencia. En diversas ciudades del interior se produjeron manifestaciones callejeras en contra de Batista y un profundo malestar se adueñó de toda la población.
El mismo día del golpe, a las 7:30 AM, una amplia comisión de la FEU, de la que formaba parte Álvaro Barba y José A. Echevarría, se presentó en el Palacio Presidencial para pedirle armas a Prío, pero sólo encontraron una vaga promesa de enviarlas a la Universidad lo cual no cumplió. En el recinto universitario, el descontento y la protesta se manifestaron violentamente. Ya a las 10 de la mañana, la Colina era un hervidero. La bandera cubana fue izada a media asta en señal de duelo; la FEU acordó un paro indefinido y se colocaron los micrófonos y amplificadores en la escalinata universitaria, llamando al pueblo a manifestarse contra el cuartelazo.
Durante varios días, se mantuvo toda esta agitación, pero al no contar con medios para resistir el cerco tendido por el ejército, los estudiantes no pudieron emprender acciones decisivas.
La alta dirigencia de la ortodoxia asumió una actitud vacilante. Sin embargo, la juventud ortodoxa, que tenía una postura más radical, estaba dispuesta a llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. Entre sus filas se destacaba el joven abogado de 25 años, Fidel Castro Ruz, que a las pocas horas de producirse el golpe hizo público un manifiesto de profundo contenido revolucionario, en el que denunciaba la esencia reaccionaria del golpe del 10 de marzo:
"¡Revolución no, Zarpazo!… Fue un cuartelazo contra el pueblo… Otra vez las botas; otra vez Columbia dictando leyes, quitando y poniendo ministros; otra vez los tanques rugiendo amenazadores sobres nuestras calles; otra vez, la fuerza bruta imperando sobre la razón humana. Cubanos: hay tirano otra vez, pero habrá otra vez Mellas, Trejos y Guiteras. Hay opresión en la Patria, pero habrá algún día otra vez libertad. Yo invito a los cubanos de valor, a los bravos militantes del glorioso partido de Chivás; la hora es de sacrificio y de lucha, si se pierde la vida nada se pierde, "vivir en cadenas, es vivir en oprobio y afrenta sumidos. Morir por la Patria es vivir."
Algunos días después, Fidel acudió ante el Tribunal de Urgencia y presentó una acusación. En ella se demostraba que Batista había violado seis artículos del Código de Defensa Social, por lo que se hacía acreedor de más de cien años de cárcel. Por supuesto, los tribunales plegados al gobierno no consideraron esta acusación, Batista continúo siendo el amo y señor de los destinos de Cuba.
Situación revolucionaria: Ataque al Cuartel Moncada
Cerradas todas las soluciones pacificas, Fidel Castro encontró y emprendió el camino justo para combatir con éxito a la tiranía y a todo lo que ella representaba. Este camino era el de vertebrar un movimiento independiente y ajeno a los politiqueros corruptos y proimperialistas, y desencadenar la insurrección popular armada como la forma mas alta de la lucha de masas.
Después de organizar un grupo de jóvenes revolucionarios, entre los que se destacaba Abel Santamaría, Fidel preparó como primer paso, el ataque al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba y al de Bayamo, cuya conquista permitiría armar al pueblo, ocupar ambas ciudades, dar a conocer a la nación el programa revolucionario, convocar a los trabajadores del país a la huelga general y desatar un movimiento popular e insurreccional capaz de provocar el desplome del régimen. Si esta acción fracasaba. Los revolucionarios se internarían en las montañas para desplegar la guerra de guerrillas.
El asalto a los cuarteles de Santiago y Bayamón el 26 de Julio de 1953, aunque fue en lo militar, un duro revés y no pudo alcanzar sus objetivos inmediatos, constituyo un vital fundamento para la lucha que condujo al triunfo revolucionario del 1ero de Enero de 1959, tuvo una extraordinaria trascendencia para toda la historia ulterior de nuestra patria, inicio una nueva fase en las luchas revolucionarias de nuestro pueblo, destacó a Fidel como el líder indiscutible de la etapa revolucionaria que comenzaba: sirvió de antecedente y experiencia para las idas del Granma, de la Sierra y de la lucha clandestina.
Es precisamente en su histórica defensa durante el juicio contra los asaltantes del Moncada, conocida por La historia me absolverá, donde Fidel esboza, con criterio marxista, el programa popular y avanzado del movimiento que encabezaba.
Actuación del pueblo
Desde la prisión, Fidel y sus compañeros sientan las bases del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Una poderosa campaña popular logra su libertad y tras una breve estancia en Cuba, durante la cual demuestran la imposibilidad de lograr cambios serios en la situación del país por vais pacificas, se trasladan a México para preparar el reinicio de la lucha armada, objetivo que se materializan el 2 de Diciembre de 1956, cuando el yate Granma arriba con sus 82 expedicionarios a las costas orientales.
La rebeldía popular, expresada tras el golpe de Estado en manifestaciones de calles y actividades de repudio al régimen, va dando paso a la incipiente organización de grupos clandestinos: el pueblo se prepara.
Acciones de significativa importancia son llevadas a cabo por diversos sectores durante estos años de lucha. El movimiento obrero, enfrentado a la ofensiva patronal-gubernamental-imperialista, logra unitaria proyección en la realización de la huelga azucarera de 1955, los estudiantes y otros sectores populares protagonizan diversos combates contra las fuerzas represivas de la tiranía.
A través de la isla se fue organizando la lucha clandestina, una de cuyas más altas expresiones fue la heroica insurrección del 30 de noviembre en Santiago de Cuba en apoyo al desembarco del Granma organizada por Frank País, símbolo del movimiento clandestino, que brillo por su talento político, valor, sentido de la disciplina y excepcionales cualidades de jefe.
El 13 de marzo de 1957, comandos del Directorio Revolucionario llevan a cabo el salto al Palacio Presidencial y otras acciones donde cae el dirigente estudiantil José Antonio Echeverría. El 5 de septiembre de ese mismo año, se produce el levantamiento popular de la ciudad de Cienfuegos, dirigido por el movimiento 26 de Julio.
A los reveses de los expedicionarios del Granma inmediatamente después del desembarco, sucede un proceso de recuperación: va aumentando la cantidad de combatientes, se producen enfrentamientos victoriosos con las tropas del régimen, crece inconteniblemente el prestigio de Fidel y del movimiento guerrillero, que se desarrolla hasta convertirse en el Ejercito Rebelde, principal factor de la derrota de la tiranía y del establecimiento del poder revolucionario. En esta etapa de lucha, sobresale la figura de Celia Sánchez Manduley, heroína de la Sierra y el llano, de abnegada dedicación a la Revolución y su obra.
Así, a menos de seis años del histórico asalto al Moncada, después de incesantes y heroicos combates en la Sierra y el llano, la Comandancia General del Ejercito Rebelde envía sus primeras columnas hacia el noreste de Oriente y el oeste de la ciudad de Santiago de Cuba, rechaza y destruye la ultima ofensiva del ejercito de la tiranía, tomando la iniciativa estratégica que mantendrá hasta el final de la lucha, luego de la heroica invasión de Camilo y el Che, que culmina en la toma de la ciudad de Santa Clara, y tras la arrolladora ofensiva final, que pone bajo control de las tropas rebeldes a toda la provincia de Oriente, con Fidel a las puertas de Santiago de Cuba, se desploma la tiranía batistiana el 1 de enero de 1959.
La orden terminante de continuar la ofensiva hasta el final, dad por Fidel, y la vigorosa y unánime huelga general de enero, convocada por él, que impiden que el imperialismo frustre nuevamente el triunfo popular y garantizan la victoria de la Revolución.
La Revolución cubana. El triunfo del socialismo en América
Con el triunfo revolucionario de enero de 1959 se inició un período de profundos y radicales cambios, destinados a transformar el régimen neocolonial y dependiente existente en Cuba.
La decisión de llevar a la práctica el programa de Moncada comenzó a ser una realidad con la victoria revolucionaria que:
"alteró en sus fundamentos la correlación entre las clases sociales del país. El bloque burgués latifundista fue desplazado del poder político. Por primera vez en nuestra historia este poder pasó a manos de una alianza de las masas populares, en la que el papel dominante correspondía a los intereses de la clase obrera y los campesinos trabajadores, representados por el Ejército Rebelde victorioso y su dirección revolucionaria."
El poder revolucionario quebró las bases del Estado burgués mediante las siguientes medidas:
- Desintegración y desarme del viejo ejército y la policía, como instrumentos del imperialismo y de la oligarquía, quedando en su lugar el Ejército Rebelde, el pueblo uniformado, el cual garantizaba la soberanía nacional y las conquistas revolucionarias.
- Disolución de los partidos políticos cómplices de la tiranía. Eliminación de los órganos del poder estatal nacional y locales, instalándose en lugar de estos las autoridades revolucionarias encabezadas por un Consejo de Ministros, con plenas facultades ejecutivas y legislativas.
- Inicio de la depuración del aparato judicial y eliminación de los Tribunales de Urgencia, instaurados para reprimir las actividades políticas y revolucionarias, en su lugar se crearon los Tribunales Revolucionarios, que aplicaron la justicia a los criminales de guerra, a los esbirros y torturadores y a los sostenedores de la tiranía. Así fueron castigados ejemplarmente los principales responsables de la muerte de más de veinte mil cubanos.
- Saneamiento de la administración pública de elementos que habían sido cómplices de la tiranía, y eliminación de la práctica de la "botella."
- Confiscación de los bienes malversados de aquellos que se enriquecieron a costa del tesoro público y por negocios sucios con el respaldo de la derrocada tiranía.
- Se liquidó la burocracia sindical mujalista y se constituyeron las directivas provisionales, se organizó la elección de nuevos dirigentes sindicales revolucionarios.
Paralelamente, los antiguos carceleros y verdugos de los revolucionarios, enfrentaron la justicia popular. Se crearon los Tribunales Revolucionarios para juzgar y sancionar a los esbirros, torturadores, delatores y criminales de guerra. Estos criminales pagaron con sus vidas las fechorías realizadas durante el régimen derrocado y fueron juzgados según el código militar del Ejército Rebelde, con el apoyo unánime del pueblo que confió en la justicia de los tribunales revolucionarios y no la tomó con sus manos como ocurrió a la caída de Machado.
Infortunadamente, algunos de los grandes culpables, entre ellos el propio tirano Batista, huyeron y fueron acogidos en buen número en los Estados Unidos, donde se les dio garantía de disfrutar de los millones robados y sacados del país, con la condición de exiliados políticos.
La recuperación por la nación de los bienes mal habidos por estos responsables directos del gobierno de Batista y de otros que mediante empresas y sociedades habían realizado negocios fraudulentos para enriquecerse, llegó a alcanzar notables propiedades y negocios. Al gángster sindical Eusebio Mujal Barniol, le fueron confiscados por el nuevo Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados cinco fincas con 130 caballerías. Una de esas fincas, lechera, tenía 200 cabezas de ganado de raza; otras cañeras, tenían 900 000 arrobas de caña sembradas y además, miles de cerdos; cientos de empleados y jornaleros. La planta eléctrica de una de las fincas, suficiente para alumbrar a un pueblo entero, estaba valorada en más de un millón de pesos.
En total, los primeros meses de la Revolución, fueron confiscadas 318 empresas constructoras. En la industria azucarera desde enero de 1959 a febrero de 1960, pasaron al Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, más de 14 centrales azucareros. Las tierras recuperadas en todas las confiscaciones fueron 12 162 caballerías. Según informaciones de la época, fueron recuperadas propiedades por más de 400 millones de pesos.
Paralelamente a la destrucción del viejo aparato estatal se creaba el nuevo Estado, que respondía a los intereses de las masas populares. Estaba integrado por los distintos sectores que participaron en la lucha dirigidos por la vanguardia revolucionaria que encabezaba Fidel Castro. De esta forma, se estableció una dictadura democrática revolucionaria de las masas populares. Por primera vez en la historia de Cuba se constituía un gobierno que no respondía a los intereses de la oligarquía dominante burguesa latifundista, ni al explotador extranjero.
Al nuevo gobierno se incorporaron en los inicios algunos elementos derechistas, que en el transcurso de las tareas emprendidas, mostraron su incapacidad para proceder de acuerdo con las necesidades de la Revolución, lo que motivó su desplazamiento del gobierno.
En estas circunstancias fue que el 24 de febrero de 1958, Fidel ocupó el cargo de Primer Ministro de Gobierno Revolucionario, con el respaldo del Ejército Rebelde y el apoyo del pueblo. Posteriormente asumió la presidencia de la república, Osvaldo Dorticós, luego de la renuncia, bajo la presión popular, de Manuel Urrutia, que la venía desempeñando.
Se producía un proceso de fortalecimiento del aparato estatal revolucionario. En el camino iban quedando los elementos conservadores y vacilantes. Este proceso se logró bajo el indiscutible liderazgo de Fidel, sobre la base de unir a todas las fuerzas populares y revolucionarias.
Todas estas medidas llevadas a cabo bajo la dirección de la vanguardia revolucionaria liderada por Fidel condujo a la destrucción del viejo aparato estatal burgués latifundista del imperialismo y al establecimiento de la dictadura democrático revolucionaria apoyada en los obreros, campesinos, estudiantes, y pequeña burguesía urbana. Se iniciaba la etapa democrático – popular de la revolución.
El Ejército Rebelde
Organizado, educado y conducido a la victoria por el Comandante en Jefe, fogueado en innumerables combates contra fuerzas muchas veces superiores, el Ejército Rebelde constituía el arma de la Revolución victoriosa.
De sus filas, en la etapa que se iniciaba, salieron jefes y combatientes a cumplir las misiones encomendadas por la dirección de la Revolución. Legendarios comandantes se dedicaron a instruir a las tropas rebeldes en el manejo de la técnica militar ocupada al enemigo, (tanques, aviones, navíos, etc.), y destinada ahora a defender el poder revolucionario.
Otros jefes y combatientes comenzaron a actuar dentro del aparato estatal como ministros, funcionarios, integrantes de tribunales revolucionarios. También fueron designados interventores y administradores de diferentes propiedades confiscadas y ocupadas a los malversadores, (fábricas, fincas, centrales, periódicos). La presencia de soldados o el jefe rebelde en la vida pública, constituyó una garantía del poder político de las masas y sus barbas fueron símbolo de la dictadura revolucionaria, de la clase obrera y el campesinado trabajador. A medida que se llevaron a cabo las transformaciones radicales necesarias, el Ejército Rebelde sería la cantera de cuadros del proceso de conquista de nuestro futuro.
La lucha por el rescate de la soberanía nacional
Después de los dos primeros meses en el poder, el Gobierno Revolucionario proclamó distintas medidas económicas y sociales, que tenían como objetivo el rescate de la soberanía nacional, la eliminación del subdesarrollo y el establecimiento de la igualdad social. Estas medias fueron aclamadas por el pueblo, que apoyó su aplicación. En el mismo año 1959 se dictaron las medidas siguientes:
- Fueron reintegrados a sus puestos de trabajo los obreros despedidos durante la tiranía.
- El 3 de marzo se dispuso la intervención de la llamada Compañía Cubana de Teléfonos, monopolio yanqui vinculado en turbios negocios con la tiranía en contra de los intereses del pueblo.
- El 6 de marzo se dictó la Ley de rebaja del 50% de los alquileres que pagaba el pueblo, medida que despertó gran entusiasmo en la población urbana y suscitó verdadera conmoción en los medios burgueses.
- El 21 de abril se declararon de uso público todas las playas del país, suprimiéndose el exclusivismo y la odiosa discriminación por la burguesía en muchos de estos centros.
- El 17 de mayo se dictó la primera Ley de Reforma Agraria, que asestó un duro golpe al latifundio, sentando las bases para la posterior socialización del sector agrícola.
- El 20 de agosto fueron rebajadas las tarifas eléctricas.
Paralelamente a estas medidas se dio inicio a un amplio plan de obras públicas y viviendas, a través del Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas, (INAV), creado al efecto; a la construcción de hospitales en lugares apartados; a la atención de la educación en las áreas rurales; a la supresión del juego ilícito, el tráfico de drogas, el contrabando y la prostitución. También se creó el Ministerio de Bienestar Social, que tenía como objetivo la erradicación de los barrios de indigentes y la mendicidad.
Todas estas medidas se encaminaron a eliminar paulatinamente los males heredados de la neocolonia, y a favorecer el logro de la igualdad social como objetivo básico de la Revolución. De estas medidas, una de las más importantes fue la Ley de Reforma Agraria.
Las masas populares: fuerzas motrices de la Revolución
Las constantes declaraciones y agresiones del imperialismo y sus seguidores mediante acciones que abarcaban desde las campañas de prensa hasta sabotajes y actos de terrorismo, enseñaron a las masas quienes eran sus enemigos y la necesidad de impulsar aún más la Revolución. Fidel señaló lo siguiente al respecto en el Informe Central al Primer Congreso del PCC:
"En nuestro país las ideas libraron sus batallas al lado de los acontecimientos. El pueblo en realidad adquirió conciencia socialista con el desarrollo de la Revolución y la violenta lucha de clases desatada, tanto en el plano nacional como en el internacional… Esta lucha desarrolló extraordinariamente la conciencia de las masas. Les hizo ver, en el transcurso de unos meses, lo que en decenas de años de explotación despiadada y dominio burgués imperialista sólo una minoría había alcanzado comprender".
El propio proceso revolucionario fue haciendo que las masas populares, al ganar conciencia de la necesidad de las transformaciones socioeconómicas, aumentara su papel como fuerzas motrices de la Revolución. Hay que destacar la importancia de la orientación constante del pueblo mediante su palabra y ejemplo, por parte de los principales dirigentes revolucionarios, encabezados por el Comandante en Jefe.
El pueblo erradicó antiguas concepciones y perjuicios forjados bajo largos años de influencia de la ideología burguesa y siguió firmemente a sus dirigentes a la luz de las nuevas ideas y los principios revolucionarios, Por eso, desde los primeros momentos se combatió el anticomunismo. Se alertó a las masas populares sobre esa campaña imperialista, dirigida contra los intereses de la patria y al mismo tiempo se le hizo comprender al pueblo el desinteresado apoyo de los países socialistas a su lucha de liberación.
El agrupamiento de los latifundistas y los burgueses junto a esbirros de la tiranía batistiana amparados por el imperialismo, permitió que los obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales llegaran a comprender que se trataba de un enfrentamiento de las clases explotadoras contra los explotados, ahora en el poder. Así también se fortaleció la conciencia antiimperialista del pueblo que se había ido desarrollado durante la República neocolonial.
El desarrollo político ideológico que iban alcanzando las masas se consolidaba ante cada acción de la contrarrevolución externa e interna.
El apoyo de las masas populares a la Revolución, en cada uno de los radicales pasos que esta iba dando, demostraba que las ideas más revolucionarias iban ganando su conciencia. El antiimperialismo resaltaba en cada enfrentamiento, ante cada acción contrarrevolucionaria, con la expresión que se popularizó en aquellos días: "¡Cuba sí, yanquis no!"
El imperialismo norteamericano demostraba a cada paso su ceguera y desprecio por nuestro pueblo. El 27 de agosto de 1959 el monopolio yanqui que controlaba a la llamada Compañía Cubana de Electricidad y que percibía de la explotación de las tarifas eléctricas cubanas el 20% de sus ganancias, decidió cancelar una inversión de 15 millones de dólares en Cuba para ampliar los servicios de electrificación en represalia por la reducción de las tarifas eléctricas por el Gobierno Revolucionario de Cuba.
Once días antes, en la Quinta Conferencia de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos, celebrada en Santiago de Chile, el Secretario de Estado yanqui, Christian �ork�r, pretendió acusar a Cuba de exportar la revolución. El ocho de septiembre regresó de un recorrido por distintos países el Comandante Ernesto Guevara y anunció a la prensa lo siguiente:
"Nosotros hemos tenido que soportar en el mundo entero una gran campaña dirigida por capitalistas que están en Estados Unidos, para limitar las ventas de Cuba…"
El 26 de octubre de ese mismo primer año de la Revolución, el Comandante en Jefe, Fidel Castro, denunciaba en acto público las presiones de Estados Unidos para impedir las ventas a Cuba de armas para su legítima defensa así como las amenazas de los dirigentes imperialistas de eliminar la cuota azucarera cubana en el mercado norteamericano.
Los primeros meses de 1960 vieron producirse otra serie de agresiones en relación con el abastecimiento y refinamiento de petróleo por parte de las refinerías propiedad de los monopolios yanquis y británicos. Con el propósito de asfixiar la economía del país, al paralizarlo por falta de combustible, las empresas ESSO, SHELL y TEXACO, dejaron de comprar petróleo crudo y se negaron a refinar el procedente de la Unión Soviética que previsoramente había adquirido el Gobierno Revolucionario. Del 28 de junio al 4 de julio de 1960 fueron intervenidas por el Gobierno Revolucionario las mencionadas refinerías y se comenzó el procesamiento del petróleo soviético.
El 27 de junio ya había sido aprobado por la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, el otorgamiento de poderes especiales al Presidente norteamericano Dwigth Eisenhower, para reducir y readjudicar a otros países la cuota azucarera con que Cuba históricamente participaba en el mercado de ese país. Ante la amenaza inminente, Fidel declaró:
"…en ese intento de irnos quitando la cuota, libra por libra, ¡le iremos quitando central por central! ¡y le iremos quitando centavo a centavo, hasta la última inversión de norteamericanos en Cuba…"
El 6 de julio de 1969 el presidente yanqui ordenó rebajar la cuota azucarera cubana, rechazando la compra de 700 000 toneladas de azúcar ya producidas. El 6 de agosto, en digna respuesta a la agresión y para consolidar nuestra independencia económica el Gobierno Revolucionario decidió la nacionalización de las Compañías Cubanas de Electricidad y de Teléfonos y de las empresas petroleras norteamericanas ESSO, TEXACO y SINCLAIR, intervenidas anteriormente. Igualmente fueron nacionalizados 36 centrales azucareros propiedad de empresas norteamericanas.
En septiembre del mismo año se nacionalizó la banca norteamericana y de inmediato el Jefe de la Revolución se dirigió a la Sede de la ONU en Nueva �ork donde denunció las agresiones imperialistas contra Cuba en la XV Asamblea General de ese organismo.
Las Milicias Nacionales Revolucionarias y los Comités de Defensa de la Revolución
La necesidad de la defensa frente a las agresiones y ataques enemigos para liquidar la Revolución, condujo a que desde los meses iniciales del triunfo se fueran creando comités militantes en fábricas, talleres y otros centros de trabajo urbanos y rurales. También en las universidades, los institutos y otros centros docentes, los estudiantes habían manifestado su disposición de incorporarse a la defensa de la Revolución.
El 26 de octubre de 1959 se celebró una enorme concentración en la que Fidel anunció la constitución de las Milicias Nacionales Revolucionarias, que tenían como objetivo organizar al pueblo para la defensa de sus conquistas, frente a las intrigas de la contrarrevolución externa e interna. Los batallones de milicia ocuparon un lugar en la defensa del país, junto al Ejército Popular y la Policía Nacional Revolucionaria.
Un año después, el 28 de septiembre de 1960, también en una enorme concentración frente al antiguo Palacio Presidencial, surgió otra organización que fortalecería la vigilancia y la defensa frente a las agresiones del enemigo: los Comités de Defensa de la Revolución, (CDR).
El pueblo se había reunido para recibir a Fidel luego de su regreso de la ONU, donde había realizado una firme denuncia al imperialismo y proclamó los derechos de los pueblos.
En medio del masivo acto, se escucharon dos bombas colocadas por manos reaccionarias. De aquella masa humana, compacta, surgieron los gritos de: ¡Paredón! ¡Viva la Revolución! En su intervención, Fidel planteó la idea de establecer un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria, frente a las acciones del imperio. Aquella noche surgieron los CDR. La confianza que la Revolución tenía en el pueblo quedaba reafirmada.
La primera Declaración de La Habana
Un mes antes de constituirse los CDR, el imperialismo estaba tramando una maniobra diplomática con gobiernos entreguistas de América Latina en la Conferencia de la Organización de Estados Americanos, (OEA), celebrada en San José, Costa Rica. Allí Cuba sería acusada del "delito" de haber hecho una revolución liberadora y contar con la ayuda de la Unión Soviética.
En esta conferencia, la delegación cubana estuvo encabezada por el Ministro de Relaciones Exteriores, Raúl Roa, justamente llamado: "Canciller de la Dignidad", pues su papel en representación de la Revolución Cubana, sus respuestas ante las maniobras que trataban de imponernos, fueron páginas antológicas en la historia de la lucha de los pueblos por su soberanía. De la conferencia de San José, la delegación cubana se retiró tras enérgica protesta.
Poco después de la Declaración anticubana de la Conferencia de San José, el pueblo habanero, en representación de la nación, y en número de más de un millón, llenaba la Plaza de la Revolución para celebrar la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba.
El 2 de septiembre de 1960 se defendió en aquella reunión magna, el derecho a la libre determinación, a la soberanía de nuestro pueblo. La Asamblea popular y democrática condenó la Declaración de la conferencia de la OEA y aprobó la Primera Declaración de La Habana.
La misma condenaba ante los pueblos de América y del mundo, la explotación del hombre por el hombre; los males económicos, políticos y sociales que padecen los pueblos de América Latina, causados por la dominación imperialista, y el deber de estos pueblos de luchar por sus reivindicaciones económicas, políticas y sociales, por su liberación de la opresión y la explotación.
Cuba proclamó ante América y el mundo, el derecho de los campesinos a la tierra; del obrero al fruto de su trabajo; de los niños a la educación; de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria; de los jóvenes al trabajo; de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica; de los negros y los indios a la dignidad plena del hombre; de la mujer a la igualdad civil, social y política; del anciano a una vejez segura; de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con sus obras, por un mundo mejor; de los estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas; de los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo; de las naciones a su plena soberanía.
La Primera Declaración de La Habana demostró la estrecha vinculación entre las masas y el Gobierno Revolucionario de cuba y definió la voluntad de nuestro pueblo de mantener sus aspiraciones revolucionarias.
Las masas populares, fuerzas motrices de la revolución democrático – popular – agraria y antiimperialista, bajo la dirección de la vanguardia revolucionaria, enfrentó las agresiones de la reacción interna y externa, y organizó las Milicias Nacionales Revolucionarias y los Comités de Defensa de la Revolución. El pueblo condenó en la amplia y democrática asamblea, celebrada el 2 de septiembre de 1969, las maniobras de imperialismo contra Cuba en un documento que ha pasado a la historia como la Primera Declaración de La Habana.
La solidaridad de la comunidad socialista con Cuba
De importancia decisiva para el desarrollo del progreso revolucionario fue el apoyo solidario recibido desde los primeros días del triunfo, por numerosos pueblos del mundo, pero muy especialmente, la demostración de internacionalismo proletario que se recibió de los países de la comunidad socialista y, fundamentalmente, de la Unión Soviética.
El 11 de enero de 1959, la URSS reconoció al Gobierno Revolucionario de Cuba y entre agosto y octubre de ese año fueron vendidas a precio de mercado mundial a la Unión Soviética 500 000 toneladas de azúcar cubana. En febrero de 1969 visitó nuestro país una delegación soviética presidida por Anastas I. Mikoyán, Vicepresidente del Consejo de Ministros de la URSS. Como resultado de esta visita se firmaron diversos tratados entre los que resaltaba la concesión de un crédito soviético a Cuba, por valor de 100 000 000 de pesos a bajo interés y por 12 años.
En los momentos de constantes agresiones imperialistas Cuba tuvo muestras de solidaridad y ayuda desinteresada del campo socialista. Se estableció un convenio comercial con la URSS, por medio del cual esta compraba 1 000 000 t de azúcar anuales y las 700 000 que dejó de comprar EE.UU. Además, asumía todo el suministro de petróleo a Cuba y garantizaba el envío de otras mercancías necesarias. Igualmente se firmaron convenios de colaboración científico – técnica y cultural. Años más tarde, al analizar esta etapa, Fidel exponía:
"Sin la ayuda decidida, firme y generosa del pueblo soviético, nuestra patria no habría podido sobrevivir el enfrentamiento con el imperialismo. Ellos nos compraron el azúcar cuando nuestro mercado fue brutalmente suprimido por Estados Unidos; ellos nos suministraron las materias primas y el combustible que no habríamos podido adquirir en ningún lugar del mundo…"
Junto a la URSS, otros países socialistas apoyaron a Cuba. Se firmaron numerosos convenios comerciales y de las más diversas ramas de la economía, la ciencia, la técnica y la cultura. Un amplio movimiento de solidaridad brindó a nuestro país: créditos, asesoría técnica, plantas industriales completas, nuevas rutas aéreas y navales, etc.
En aquellos años difíciles un grito recorrió la humanidad. "¡Cuba no está sola!". Cuba, pese a las pretensiones del imperialismo, pudo continuar su proceso revolucionario gracias a la firme decisión de su pueblo y a las muestras de internacionalismo proletario de los países de la comunidad socialista, especialmente la URSS, y al apoyo solidario de otros pueblos del mundo.
Se inicia la etapa de construcción socialista
Con el amplio apoyo de las masas populares y con la ayuda de los países socialistas y la solidaridad internacional, el Gobierno Revolucionario continúo realizando las necesarias transformaciones económicas, políticas y sociales, que garantizaban en primer lugar nuestra independencia económica y que sentaban las bases para la eliminación de la explotación y la instauración plena de la dictadura del proletariado.
La nacionalización de todas las empresas norteamericanas el 6 de agosto de 1960 fue seguida en octubre del mismo año de la expropiación de 105 ingenios azucareros, 50 fábricas textiles, 8 empresas de ferrocarril, 11 circuitos cinematográficos, 13 tiendas por departamentos, 16 molinos arroceros, 6 fábricas de bebidas alcohólicas, 11 tostaderos de café, 47 almacenes comerciales y 6 fábricas de leche condensada, además de todo el sistema bancario del país.
Todas estas empresas que eran propiedad de la burguesía, al pasar a ser del Estado, pusieron en sus manos, los renglones fundamentales de la economía de nuestro país. De esta forma la propiedad socialista sobre los medios de producción situaba a nuestra sociedad en una nueva etapa de su desarrollo: la etapa de construcción socialista. Paralelamente a estas leyes se adoptó la Ley de Reforma Urbana, que eliminaba la propiedad de los dueños de viviendas que las tenían para alquilar y las entregaba a los inquilinos. Con estas medidas se daba cumplimiento al Programa del Moncada.
Mientras los sectores populares se unían con entusiasmo en apoyo a las leyes revolucionarias, la parte más acomodada de la burguesía nacional, que había estado colaborando con el imperialismo, en el sabotaje a nuestra economía, quedaba despojada de su poderío económico. Se había dado un golpe mortal a la explotación del hombre por el hombre en nuestro país. Bajo la dirección de la vanguardia revolucionaria integrada por las fuerzas del 26 de Julio, el Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular, la clase obrera, en estrecha alianza con el campesinado, instauraba la dictadura del proletariado.
En el transcurso de la Revolución Cubana, con la adopción de diferentes medidas, se fueron eliminando los principales males heredados del capitalismo y que habían sido denunciados en La Historia me Absolverá: el problema de la tierra, de la industrialización, de la vivienda, del desempleo, etc.
Un énfasis tuvo el problema de la salud, sector en el que se invirtieron grandes recursos para la extensión del servicio hospitalario hasta los rincones más apartados del país, la atención médica gratuita y la rebaja del precio de las medicinas.
La Revolución se enfrentó con decisión al bloqueo yanqui que incluía instrumentos, equipos médicos y medicamentos. También se incrementó la matrícula en la carrera de medicina para asegurar la graduación de médicos que garantizaran las necesidades del país y compensaran el número de los que habían abandonado el país como resultado de la labor diversionista de la contrarrevolución interna y externa.
El problema de la educación no fue menos importante. En un solo curso escolar, (1959 / 1960), se fundaron casi tantas aulas rurales como en los 50 años de neocolonia. La matrícula escolar aumentó de 717 414 alumnos en el curso 1958 – 1959, a 1 050 119 alumnos en el curso 1959 – 1960. En septiembre de 1959 se había promulgado una ley que reglamentaba la creación de 10 000 aulas, y en el año 1960 se convirtieron en escuelas 69 cuarteles militares.
Ahora bien, era necesario emprender en el plano educacional una campaña en aras de la erradicación del analfabetismo, que como fenómeno social era una secuela del subdesarrollo. La eliminación del mismo aseguraría la base técnico – material en la construcción de la nueva sociedad.
La Campaña de Alfabetización en Cuba se desarrolló durante el año 1961 que por tal motivo llevó el nombre de "Año de la Educación", pero se había venido preparando cuidadosamente con antelación. La Campaña de Alfabetización fue indetenible y en diciembre de 1969 Cuba se declaró Territorio Libre de Analfabetismo.
Muchas otras tareas se habían realizado, todas encaminadas a asegurar el cumplimiento de los objetivos del desarrollo de la nueva sociedad; por ejemplo, la supresión del juego, del tráfico de drogas, del contrabando. Se comenzó a trabajar en la erradicación de los barrios insalubres y de la mendicidad. Por otro lado, se celebraron congresos obreros y campesinos, y se procedió a la eliminación de los elementos que trataban de debilitar la unidad revolucionaria entre los obreros y campesinos.
También se crearon en 1960, otras organizaciones revolucionarias, como la Asociación de Jóvenes Rebeldes, que agrupaba a la juventud, y la Federación de Mujeres Cubanas, que organizaba a las masas femeninas de la población. La defensa de las conquistas de la Revolución fue una tarea primordial.
A fines de 1960 se habían creado, por iniciativa de Fidel, las primeras Escuelas de Instrucción Revolucionaria. En ellas se preparaban militantes del 26 de Julio, del DR y del PSP. Como parte del programa, se estudiaba el Socialismo Científico. Las nuevas medidas que se iban adoptando, como parte del cumplimiento del programa revolucionario, conducían a asegurar el avance de la Revolución y la construcción socialista.
La proclamación del carácter socialista de la Revolución, (16 de abril de 1961)
El rumbo socialista de la Revolución Cubana aparece indisolublemente ligado a las medidas tomadas a partir del triunfo insurreccional del 1 de enero de 1959, entre las que se desatacan la Reforma Agraria y las nacionalizaciones de las empresas imperialistas y de la banca. Las transformaciones socioeconómicas se fueron realizando bajo una misma dirección revolucionaria, desde el triunfo mismo, lo que aceleró el paso de la etapa democrático – popular a la socialista.
El pueblo fue protagonista de los cambios que se iban operando, los cuales respondían a sus intereses; se solidarizó con la transformación revolucionaria de la economía y según Osvaldo Dorticós: "un buen día descubrió o confirmó que eso que aplaudía, y que al pueblo favorecía, y que era la gran conquista histórica del pueblo cubano, esa revolución que tales cambios realizaba, era una Revolución Socialista."
Muy cercano estaba el día en que se proclamaría el carácter socialista de la Revolución Cubana. Fue precisamente el 16 de abril de 1961, en la despedida del duelo de las víctimas del criminal bombardeo realizado por el imperialismo a los aeropuertos de Ciudad Libertad, Santiago de Cuba y San Antonio de los Baños. En ese acto, con emocionadas palabras Fidel afirmó:
"Obreros y campesinos, hombres y mujeres humildes de la Patria, ¿juran defender hasta la última gota de sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes?"
El pueblo conmovido respondió: "¡Sí!", y terminaba Fidel:
"¡Viva la clase obrera! ¡Vivan los campesinos! ¡Vivan los humildes! ¡Vivan los mártires de la Patria! ¡Vivan eternamente los héroes de la Patria! ¡Viva la Revolución Socialista! ¡Viva Cuba Libre!"
Desde el triunfo de la Revolución se habían dado sólidos pasos, que posibilitaron el rápido tránsito de la etapa democrático – popular a la socialista. Poco a poco, la clase obrera se adueñó de los principales medios de producción. El 16 de abril se proclamó oficialmente el carácter socialista de la Revolución Cubana.
El bloqueo económico y otras agresiones imperialistas
E 1960 Estados Unidos suprimió la cuota azucarera cubana en el mercado norteamericano. Posteriormente, con otro golpe, trataron de asfixiar a nuestra economía: prohibieron de modo absoluto la exportación de piezas de repuesto a Cuba no solo pro parte de la industria interna, sino también de sus subsidiarias en todo el mundo. También suprimieron la venta de petróleo, producto fundamental para nuestro país.
No satisfecho con estas medidas, en octubre de ese mismo año, el gobierno norteamericano decretó el embargo parcial de las mercancías destinadas a Cuba, con el propósito de privar a la economía cubana de sus tradicionales fuentes de importación, y de provocar escoceses y promover el descontento público. A mediados de 1961 se dispuso el embargo total de mercancías, incluyendo alimentos y medicinas. La prohibición del comercio con Cuba incluyó también la adopción de represalias con otras naciones que lo continuaran.
El imperialismo había hecho todo lo posible por llevar a nuestro país a una crisis económica total; sin embargo, la Revolución se mantenía firma y nuestro pueblo indoblegable. Sólo les quedaba el recurso de la agresión armada, para tratar de aplastar a la Revolución Cubana.
La invasión mercenaria a Playa Girón
Desde fines de 1960, el gobierno norteamericano venía preparando una agresión militar a Cuba, empleando contrarrevolucionarios de origen cubano. Bajo la administración del Presidente Eisenhower, los planes concebidos por la CIA para invadir nuestro país, fueron tomando forma, y se perfeccionaron y pusieron en práctica durante la presidencia de Kennedy, en 1961.
Cuba, por su parte, había denunciado reiteradamente ante la ONU, que Estados Unidos fomentaba un llamado "ejército de liberación", de cuatro o cinco mil mercenarios. Sin embargo, estas denuncias caían en el vacío y el reclutamiento de mercenarios en Miami marchaba a todo tren, así como su entrenamiento en el campamento de Retalhuleu y otros en Guatemala. La operación "Pluto", así se llamaba el plan de la CIA, constituía en desembarcar los mercenarios por Bahía de Cochinos, ocupar allí una cabeza de playa, constituir un gobierno provisional y solicitar la intervención de la OEA, es decir, de Estados Unidos.
Paralelamente, en Cuba, la contrarrevolución interna había recrudecido su campaña de sabotajes y atentados terroristas, que por su intensidad anunciaban una agresión mayor. El 17 de abril a las 2:30 AM, las tropas mercenarias desembarcaron por Playa Girón y Playa Larga en la Bahía de Cochinos, con el apoyo de la Marina y la Aviación estadounidense, iniciando el avance en el territorio cubano.
Tan pronto pisaron tierra, los invasores tropezaron con la tenaz resistencia de un grupo de milicianos, que ante los gritos de ríndanse y el fuego de las armas enemigas respondieron el nuestro grito de guerra y de victoria: "Patria o Muerte, ¡Venceremos!"
En general, la lucha se caracterizó por el heroísmo de todos los combatientes. En todo momento se puso de manifiesto el patriotismo socialista de nuestro pueblo, que defendía sus conquistas, luchaba por una causa justa u poseía una alta moral. Los héroes que cayeron en Girón, cayeron defendiendo el socialismo.
El día 18, al ser rechazados violentamente, los invasores comenzaron el despliegue o huían despavoridos. Uno de los hechos más sobresalientes en estas jornadas fue el importante papel desempeñado por Fidel. Su confianza en el pueblo, su valor y coraje en el combate.
La victoria alcanzada en Playa Girón es una victoria del socialismo sobre el capitalismo, una victoria de los explotados sobre los explotadores y significó el triunfo de las ideas revolucionarias en Latinoamérica, frente al imperialismo.
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