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Pasado y presente de la deuda externa de América Latina (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

Sin embargo, y pese al crecimiento del monto de las inversiones directas, durante los años sesenta y setenta del siglo pasado éstas siguieron siendo la menor parte del total de inversiones británicas en América Latina, a tal punto que en el promedio regional las inversiones directas sólo constituían alrededor de un cuarto del total de inversiones inglesas para 1860 y 1875, correspondiendo el resto a préstamos.[46] Sin embargo, interesa tener presente que -según se dijo páginas atrás- para 1825 las inversiones directas habían representado sólo un 16% del total, por lo que su participación tendió a crecer desde ese entonces y hasta los años setenta, y en las décadas posteriores iba a crecer aún más.

CUADRO 4

PRESTAMOS EXTERNOS A GOBIERNOS LATINOAMERICANOS, POR PAISES: 1850-1875

Objetivos declaradosb (%)

edu.red

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aLos valores nominales no son equivalentes a las sumas reales obtenidas mediante la venta de los bonos y en las operaciones de refinanciación los bonos nuevos eran frecuentemente cambiados por los bonos viejos. Por consiguiente, la deuda externa de cada país era sustancialmente inferior a la sugerida por las cifras "totales" que se incluyen en este cuadro.

bEstos cálculos se basan en los objetivos declarados de los bonos emitidos tal

como se anunciaban en los prospectos. Por lo tanto, no reflejan el desembolso

real de los fondos recibidos en última instancia.

Fuente:En base a cifras de C. Marichal [1988; 281, 282, 283]

 

En lo que respecta específicamente a los empréstitos externos, según se puede ver en el Cuadro 4 entre 1850 y 1875 los gobiernos latinoamericanos recibieron un total de 51 préstamos, por un valor nominal (ver nota a del Cuadro) de 140 millones de libras. De los 16 países incluidos en dicho Cuadro, el mayor prestatario era Perú, cuyo gobierno junto con ser uno de los más ricos -por su monopolio sobre la producción y la exportación de guano concentraba un 37% del total de la deuda regional, seguido por Brasil, México y Argentina, que tenían un 17%, un 12% y un 10%, respectivamente, de ese total.[47]

En promedio, esos préstamos fueron contratados a una tasa nominal de interés de 5.6% y con un precio al público de 81, si bien en ambos promedios concurrieron un abanico de situaciones entre los distintos préstamos, según información no incluida en el Cuadro.[48] En lo que respecta a las tasas de interés, éstas fluctuaron entre un 10% para dos préstamos contratados por Honduras en 1867 y 1870, y un 3% para un préstamo contratado por Argentina en 1857. En lo que se refiere a los precios de los bonos al público y descontando las operaciones de refinanciamiento, en que la venta fue a la par, dichos precios fluctuaron entre 96 para dos empréstitos contratados en 1858 y 1875 por Brasil, y 60 para un empréstito contratado en 1864 por Venezuela.[49]

Si se tiene presente que la columna "obras públicas" del Cuadro 4 corresponde en su casi totalidad a la construcción de ferrocarriles, es posible concluir que, al menos según los objetivos declarados al ser emitidos los bonos (ver nota b del Cuadro 4), hacia ese fin se dirigió cerca de un 38% de los préstamos contratados por América Latina, en tanto que un 45% se dedicó a refinanciar préstamos anteriores y un 17% a objetivos militares.

Durante el periodo 18501875, los montos de endeudamiento fueron claramente crecientes, a tal punto que en el lapso 1870-75 se emitieron bonos por un valor superior al de los 20 años anteriores. A ello cabe agregar que, durante los 25 años que aquí estamos considerando, el porcentaje de préstamos contratados para refinanciar deudas anteriores tendió a disminuir, en correspondencia con el incremento de los préstamos destinados a obras públicas, a lo que se sumó el que en la década de los sesenta hubo un monto importante de créditos con fines militares (poco más de 23 millones de libras), que se contrataron en el marco de conflictos bélicos tanto con países europeos (la intervención francesa en México de 1862-1867 y la intervención española en las costas sudamericanas del Pacífico y en el Caribe en 1865-1866) como entre países sudamericanos, por ejemplo la guerra de Paraguay contra Uruguay, Argentina y Brasil, de 1865 a 1870, para la cual Brasil contrató un préstamo de casi 7 millones de libras y Argentina uno de 2.5 millones.[50]

Respecto a los préstamos derivados de la intervención francesa en México, cabe destacar que en el curso de sólo un año Maximiliano triplicó la deuda exterior mexicana, y que de los créditos contratados sólo ingresó a la economía mexicana aproximadamente un siete por ciento.[51] Con base en ese tipo de evidencias, en 1867 el gobierno mexicano repudió esas deudas, cuestión ésta que, en lo que se refiere a los demás países de América,[52] volvió a repetirse en pocas ocasiones, entre ellas -casi 100 años después- con el triunfo de la revolución cubana, a lo cual cabe agregar el antecedente de repudio que existía por parte de tres gobiernos estaduales de los Estados Unidos en el contexto de la depresión iniciada en 1837: en ese entonces, la deuda de Mississipi y Florida fue repudiada en su totalidad, y la de Michigan fue repudiada parcialmente.[53]

En lo que se refiere al origen de los préstamos recibidos por América Latina, cabe tener presente que -a diferencia de las décadas previas, en que los capitales franceses y de otros países prácticamente no tenían participación[54]hacia los años sesenta algunos bancos de países europeos distintos de Gran Bretaña tuvieron una cierta presencia en la colocación de empréstitos y que algunos de los empréstitos fueron total o parcialmente negociados en la Bolsa de París, como los bonos lanzados por Maximiliano, un préstamo al gobierno de Haití y algunos préstamos al gobierno de Honduras.[55] Sin embargo, la mayor parte de los empréstitos de gobiernos latinoamericanos se seguía colocando en la Bolsa de Londres, con bancos ingleses actuando de intermediarios, y algo semejante -aunque con menos fuerza– ocurría en el terreno de las inversiones directas.

1.2.2.- La crisis de 1873 y el endeudamiento de América Latina.

Para referirnos a "todo el período largo de precios descendentes, 1873 a 1896",[56] hemos decidido usar el término -que es utilizado principalmente por autores británicos- con objeto de destacar la importancia que en el conjunto del sistema tuvo la caída iniciada en 1873.[57] Sin intención de detenernos mayormente en el tema, interesa destacar que esa importancia puede ser identificada en base a una separación arbitraria, y sólo para fines de exposición cuando menos en cuatro niveles:

– Por una parte, la ha sido claramente ubicada, por distintos autores, como el punto de arranque de la etapa monopolista del capitalismo, aunque su consolidación sólo se daría hacia fines del siglo XIX e inicios del siglo XX;[58]

– En segundo lugar, la en buena medida marcó el "inicio del fin" del liderazgo Británico en la economía mundial, en la medida en que ella significó el surgimiento de un "grupo competidor", en palabras de E. J. Hobsbawm,[59] o "un punto de inflexión de la fortuna Británica" según Lewis.[60]

– En tercer lugar, durante la , y en el contexto de una elevación a niveles superiores de la lucha por conseguir nuevos mercados, por el abastecimiento de materias primas y por la colocación de capitales, adquiere nueva fuerza -y nuevas formas- la vinculación dependiente de los países atrasados respecto de las economías más desarrolladas.[61] En lo que respecta a América Latina, esa vinculación implicó lo que Halperin califica como "La sustitución finalmente consumada del pacto colonial impuesto por las metrópolis ibéricas por uno nuevo" el cual, junto con afirmarse, "comienza a modificarse en favor de las metrópolis".[62]

– Finalmente, no por obvio hay que olvidar que entre 1873 y 1896 el deterioro de los niveles de actividad fue muy marcado en todas las principales economías, si bien durante los más de veinte años que duró la hubo comportamientos asincrónicos en los distintos niveles de actividad.[63]

En el ámbito del comercio exterior y de las inversiones extranjeras de la economía británica, los efectos de la crisis de 1873 fueron particularmente graves: las exportaciones inglesas totales se estancaron y las inversiones de Gran Bretaña en el exterior se derrumbaron.[64]

Un último punto que interesa destacar para las economías desarrolladas en relación a la crisis de 1873 es que, al igual que ocurriría en oportunidades posteriores, el punto de arranque de la caída iniciada en 1873 se ubicó en los circuitos financieros: para Europa, fue la caída de la Bolsa de Viena el 8 de mayo de 1873, que afectó de manera inmediata los mercados monetarios y financieros de Alemania; para Estados Unidos, fue la caída de la Bolsa de Nueva York, en septiembre de 1873, y un colapso bancario que significó el derrumbe de 300 bancos. Al respecto, A. Lewis plantea:[65]

"Como de costumbre, la primera señal fue la crisis financiera. Los precios de la bolsa de valores cayeron a plomo y los bancos se derrumbaron. […] Las casas financieras más vulnerables serían las que prestaban a los agricultores o los promotores de ferrocarriles en los Estados Unidos, y las que manejaban bonos de gobiernos extranjeros en Gran Bretaña y Francia."

Para América Latina, las consecuencias de la crisis de 1873 se hicieron sentir tanto en el ámbito comercial -con caídas en los volúmenes y precios de exportación- como en la llegada de capitales, empujando a la quiebra a numerosas empresas, disminuyendo bruscamente los ingresos estatales y provocando una sucesión de moratorias sobre las deudas externas. Así, una vez estallada la crisis las exportaciones e importaciones británicas con respecto a Latinoamérica disminuyeron aún más que el comercio exterior total de Inglaterra, de tal manera que el comercio bilateral se redujo en cifras superiores al 30%.[66] En lo que respecta a las inversiones británicas en la región, los flujos anuales se redujeron prácticamente a cero, pasando de cifras superiores a los 21 millones de libras en 1871 y 1872, a un monto apenas superior al medio millón en 1877.[67]

Sin considerar a México, Venezuela y Ecuador, que desde antes ya estaban en suspensión de pagos,[68] las primeras moratorias en América Latina asociadas a la crisis iniciada en 1873 se dieron en ese mismo año, y correspondieron a Honduras y a Santo Domingo. Según se puede ver en el Cuadro 5, entre 1873 y 1876 ocho países latinoamericanos dejaron de cubrir el servicio de sus deudas, y a ellos cabría además agregar a 11 estados de los Estados Unidos que a raíz de la crisis de 1873 también declararon moratorias.[69]

CUADRO 5

MORATORIAS Y RENEGOCIACIONES DE LAS DEUDAS LATINOAMERICANAS

EN LA CRISIS DE 1873 *

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* No se incluyen aquí los incumplimientos y ajustes de los gobiernos

anteriores a la crisis de 1873: Venezuela (1866), Ecuador (1868),

México (1867).

Fuentes:Corporation of Foreign Bondholders, Annual Reports, 1873-1890,

1895, 1905; Fenn's on the Funds (Londres, 1883); Hyde Clarke, "On the

Debts of Sovereign and Quasi-Sovereign States, Owing by Foreign

Countries", Journal of the Statistical Society (Londres), junio de .

Tomado de C. Marichal [1988; 124]

Entre los países latinoamericanos que no declararon suspensión de pagos, los casos más notables fueron los de Brasil, Argentina y Chile dado que según ya vimos -Cuadro 4-, estaban entre los principales deudores de la región. En el caso de Brasil, la ausencia de moratoria se explica porque el deterioro en su comercio exterior sólo se hizo sentir hasta 1876, momento en el cual el gobierno brasileño, con la intermediación de la casa Rothschild, ya había logrado colocar (en 1875) una nueva emisión de bonos en la Bolsa de Londres, lo que le permitió seguir cubriendo el servicio de su deuda; en lo que respecta a la economía Chilena, desde de 1873 atravesó por serios problemas vinculados no sólo a la caída de su comercio exterior y a la escasa afluencia de capitales extranjeros, sino también al agotamiento de las minas de plata y a una profunda crisis agrícola, situación ésta que incluso llevó a declarar la inconvertibilidad de la moneda y que en definitiva sólo fue superada con la Guerra del Pacífico;[70] y, en cuanto a Argentina, luego de un primer impacto de la crisis hubo una recuperación pronta del sector privado, que fue seguida de nuevos créditos externos y de aumentos en las exportaciones.[71]

Sin duda, el país latinoamericano cuya suspensión de pagos causó el mayor impacto en los mercados financieros europeos fue Perú, que era no sólo el principal prestatario de la región sino también uno de los mayores deudores del capitalismo atrasado.[72] Si bien entre 1873 y 1876 las exportaciones peruanas no disminuyeron e incluso se incrementaron, en buena medida como resultado de los mayores niveles de producción de salitre que compensaron las caídas en la producción de guano, un factor negativo clave fue la pérdida de los ingresos estatales derivados del guano, cuya explotación había sido cedida a partir de 1869 a la firma francesa Dreyfus[73]con la cual desde 1874 había mutuas acusaciones de incumplimiento.[74] Así, y a pesar de distintas reformas que el gobierno impulsó en 1875, para enero de 1876 se declaró en cesación de pagos, en medio de una situación de crisis a la cual posteriormente se sumaron los efectos de la guerra con Chile.

De los países latinoamericanos en moratoria, los más pequeños atravesaron por la peor situación, y por lo mismo fueron los primeros, a la vez que la mayoría, de los que se declararon en suspensión de pagos. Para los años 1874 y 1875 esas suspensiones, por ser las primeras, provocaron la atención de la prensa británica y de los tenedores de bonos, los cuales desde 1868 estaban agrupados en el Consejo de Tenedores de Bonos Extranjeros,[75] organismo que se creó para representarlos en las negociaciones con los deudores morosos, y que durante sus cincuenta años de vida únicamente no llegó a acuerdos con los gobiernos estaduales de los Estados Unidos que en los años cuarenta habían repudiado sus deudas.[76]

Ante la multitud de evidencias de que los bonos colocados por esos países latinoamericanos no guardaban correspondencia con su capacidad real de pago, ganó fuerza la idea de que los problemas de la Bolsa de Londres habían sido provocados por la especulación con dichos bonos. Bajo esa presión, el Parlamento Inglés formó el "Comité Selecto Sobre Préstamos a Estados Extranjeros", con el encargo de investigar los préstamos otorgados a Honduras, Santo Domingo, Costa Rica y Paraguay. El informe de ese Comité, que fue publicado en abril de 1875, establecía que quienes colocaron los préstamos parecían "haber hecho caso omiso de los recursos financieros de los países prestatarios" y que a través de los prospectos se exageraron la riqueza material y las posibilidades de pago de dichos países.[77]

En el informe, y en la investigación que lo precedió, quedó al descubierto una buena cantidad de manejos irregulares, fraudes y prácticas usurarias en la colocación de los bonos, en los cuales tuvieron responsabilidad directa funcionarios de los gobiernos latinoamericanos, especuladores, contratistas, bancos y agentes de Bolsa,[78] en distintos grados y formas según el caso.[79]

Un caso extremo se dio con un préstamo al gobierno de Santo Domingo por 750000 libras (ver Cuadro 4), de las cuales dicho gobierno terminó recibiendo alrededor de 38.000 libras (5% del total), por lo cual ese empréstito fue repudiado por la asamblea legislativa; en relación a Paraguay, la cantidad de oro que había llegado por la emisión de bonos, los políticos de ese país "previsiblemente [la] sacaron subrepticiamente de Asunción para colocarla en cuentas bancarias y en bienes raíces en Buenos Aires";[80] y situaciones semejantes se dieron en otros países de América Latina.[81]

Sin embargo, fue en Honduras donde se dio el equivalente a los bonos del "Principado de Poyais" de los años veinte. Para los años setenta del siglo pasado, ese equivalente consistió en un intento de colocar bonos destinados a la construcción de un ferrocarril, cuyos vagones deberían transportar… ¡buques oceánicos de 1200 toneladas de una a otra costa del territorio hondureño![82]

Las negociaciones para levantar las moratorias de la deuda externa, tanto de los tres países que ya estaban en moratoria como de los ocho que cayeron en ella después de 1872 en la mayoría de los casos sólo se tradujeron en acuerdos desde mediados de los años ochenta. Según se ve en el Cuadro 5, de los ocho países que declararon moratoria a partir de 1873 los primeros que llegaron a acuerdos fueron Uruguay en 1879 y Bolivia en 1880, seguidos por Guatemala en 1882 y por Costa Rica, Paraguay, Santo Domingo y Perú en la segunda mitad de esa década, en tanto que Honduras no logró llegar a acuerdo alguno sino hasta bastante entrado el siglo veinte.

En la mayor parte de los acuerdos que se lograron, la tónica fue el que éstos resultaran claramente desfavorables para los países deudores.[83] En los casos de Guatemala, Santo Domingo, México y Venezuela, los acuerdos consistieron en la emisión de nuevos bonos, en tanto que con Paraguay, Costa Rica y Perú los acreedores acordaron cambiar los bonos principalmente por propiedades estatales: en Costa Rica se cambiaron por dos millones de libras en bonos nuevos y por un tercio de las acciones de la compañía ferroviaria estatal, y en Paraguay la deuda se redujo de 3 millones a 800 mil libras a cambio de que los acreedores recibieran un millón de hectáreas de territorios estatales.[84] En cuanto a Perú, en 1890 se firmó el Contrato Grace, según el cual por la cancelación de los bonos emitidos entre 1869 y 1872 los acreedores recibieron la concesión de la administración de las vías férreas por 66 años, la concesión para la operación de naves en el lago Titicaca, los derechos para explotar las minas del Cerro de Pasco y dos millones de hectáreas de tierras públicas.[85]

1.3.- Auges y caídas entre 1880 y 1913

Para finalizar nuestra revisión del endeudamiento externo latinoamericano durante la paz británica, nos centraremos ahora en el periodo que va de 1880 a 1913, durante el cual se dieron dos lapsos de rápido endeudamiento: el primero durante la década de los ochenta y, por consiguiente, todavía en años de la y el segundo hacia fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

Además de las particularidades que tuvieron esos procesos de endeudamiento y que revisaremos a continuación, interesa tener presente que el conjunto del periodo 18801913 corresponde claramente a una etapa de consolidación del capitalismo monopolista, de agudización de la lucha económica entre las grandes potencias que en 1914 daría paso a la Primera Guerra Mundial y, en particular, de una clara multiplicación desde 1880 en los capitales exportados, incluidos los créditos, desde los países desarrollados hacia el resto del mundo, tendencia ésta que se mantiene hasta el inicio de la primera guerra mundial,[86] y algunas de cuyas expresiones veremos para América Latina.

Entre 1880 y 1890 -cuando aún estaban en marcha los procesos de renegociación de las deudas en mora desde los años setenta-, los flujos de capitales hacia Latinoamérica se incrementaron rápidamente, con lo cual la región ocupó un lugar nada despreciable como receptora de los mayores volúmenes de capital que en ese entonces comenzaban a exportarse desde los países centrales.

CUADRO 6

REINO UNIDO: MONTO DE LAS EMISIONES EN VALORES LATINOAMERICANOS

AL FINAL DE ALGUNOS AÑOS CARACTERISTICOS, 1880-1890ª

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a Las cifras corresponden al valor nominal de los títulos latinoamericanos emitidos por la Bolsa de Londres que no fueron redimidos al final de cada año.

bBonos emitidos por los gobiernos, estados y municipios de América Latina en la Bolsa de Londres.

cBonos y acciones emitidos en la Bolsa de Londres por sociedades privadas inglesas o extranjeras que desarrollaban sus actividades principales en América Latina.

dFundamentalmente inversiones en marina mercante y banca.

Fuente:Cepal [1965; 6].

En lo que respecta a los capitales británicos invertidos en América Latina, según se puede ver en el Cuadro 6 los valores de la región emitidos en la Bolsa de Londres crecieron a más del doble entre 1880 y 1890, alcanzando para el último de esos años un monto superior a los 420 millones de libras, crecimiento éste que estuvo principalmente concentrado en Brasil, México y, sobre todo, Argentina.

Según el mismo Cuadro 6, del total de valores latinoamericanos emitidos en la Bolsa de Londres, para 1880 un 31% correspondía a sociedades privadas que desarrollaban actividades en la región, en tanto que en 1890 ese tipo de valores absorbía un 54%, lo que indica el mayor peso que iban adquiriendo las inversiones realizadas por empresas respecto de los empréstitos hacia gobiernos latinoamericanos.

En la distribución sectorial de las inversiones realizadas por empresas de Gran Bretaña, siguió creciendo la importancia de los ferrocarriles,[87] y se acentuó la tendencia a la disminución relativa de los préstamos en el total de inversiones inglesas, la cual según ya mencionamos estaba presente desde los años sesenta.

A lo anterior, cabría agregar que también durante los años ochenta aumentaron de manera importante las inversiones francesas en América Latina, en tanto que las inversiones alemanas y estadounidenses tuvieron un carácter más bien marginal hasta finales del siglo.[88] En lo que respecta a Francia, el total de valores latinoamericanos emitidos en la Bolsa de París pasó de 153 millones de francos en el periodo 1870-80 a 388 millones en el periodo 1880-1889, para caer a 104 millones en el decenio siguiente, y la casi totalidad del incremento ocurrido entre los años setenta y ochenta se debió a bonos emitidos por sociedades ubicadas en América Latina, de tal manera que esos bonos pasaron, de representar un 2% del total de valores latinoamericanos emitidos en la Bolsa de París en los años setenta, a representar un 53% en los años ochenta.[89]

Específicamente en el ámbito del endeudamiento externo de la región, en el Cuadro 7 se entrega información de los préstamos externos negociados entre 1880 y 1890, en las bolsas de Londres, París, Berlín, Hamburgo y Amsterdam por cinco gobiernos Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay, los cuales concentraron alrededor del 90% de todos los empréstitos latinoamericanos del periodo.[90]

CUADRO 7

PRESTAMOS EXTERNOS A GOBIERNOS LATINOAMERICANOS, POR PAISES: 1880- 1890

Objetivos declaradosb(%)

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Fuente: En base a cifras de C. Marichal [1988; 284 a 286]

En el mismo Cuadro, se observa que el mayor deudor de la región pasó a ser Argentina, cuyos gobiernos nacional, provinciales y municipales emitieron bonos por un valor cercano a los 78 millones de libras, de tal manera que entre ese país y Uruguay contrataron alrededor de un 58% de los empréstitos de los 5 países arriba mencionados.

Para Argentina, el incremento de su deuda se correspondió claramente con un mayor crecimiento de la actividad económica y de sus exportaciones, respecto de los demás países de América Latina.[91] En ese contexto, el principal uso dado por Argentina a los créditos externos fue para obras públicas 53% según el Cuadro 7, de entre las cuales destacaron la construcción de ferrocarriles, del puerto de Buenos Aires y de una capital provincial en La Plata, y en la segunda mitad de los años ochenta, a esos empréstitos se sumaron otros emitidos para apoyar un explosivo crecimiento de los bancos estatales a nivel nacional y provincial, así como de los bancos hipotecarios,[92] tendencia ésta última que también se dio en Uruguay.

Entre 1890 y 1891, el ambiente de bonanza fue reemplazado por una nueva crisis de deuda en América Latina, misma que fue encabezada por Argentina y Uruguay, y que en los países centrales, y en el contexto de la , estuvo acompañada por caídas cíclicas en Inglaterra, Francia y Alemania y por una recesión del comercio mundial.[93] En Argentina, esa crisis de deuda tuvo sus primeras señales en la caída de los precios de exportación desde fines de 1989 y en las dificultades por las que atravesaron desde marzo de 1890 el Banco Nacional y el Banco de la Provincia de Buenos Aires, tomó fuerza con la quiebra de Baring Brothers banco inglés que tenía importantes intereses en Argentina y que se había visto especialmente afectado por la suspensión de pagos de la deuda del Banco Nacional de este país y alcanzó su punto máximo en abril de 1891, con la quiebra o declaraciones de moratoria interna de otros bancos estatales argentinos.[94]

CUADRO 8

RENEGOCIACIONES DE LA DEUDA EXTERNA ARGENTINA, 1890-1906.

(miles de £)

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aLos bonos viejos siguieron siendo válidos y recibieron las mismas tasas de

interés y pagos del fondo de amortización después de 1899, de acuerdo a lo

contratado originalmente.

Fuente:C. Marichal [1988; 188-189]

En el Cuadro 8, se presenta información acerca del proceso de renegociación del gobierno argentino con los bancos europeos. En una primera etapa que concluyó en el primer semestre de 1891, dicho proceso abarcó principalmente a los banqueros ingleses con los cuales se llegó a un acuerdo que implicó una ausencia de moratoria oficial,[95] a cambio de lo cual Argentina dejó de servir su deuda con recursos propios por un lapso de tres años y emitió nuevos bonos, que fueron entregados a los acreedores por los intereses atrasados, al mismo tiempo que el gobierno nacional asumía las deudas de los gobiernos provinciales y municipales. En una segunda etapa, que finalizó a principios de 1892, el gobierno llegó a un acuerdo con los banqueros franceses y alemanes. Una tercera etapa se inició con el cambio de gobierno en octubre de 1892 y concluyó a mediados de 1893, con la firma de un nuevo acuerdo, que implicó la suspensión por 10 años de los pagos al fondo de amortización de la deuda y una reducción importante en los pagos de intereses por un periodo de 5 años.

El resultado de los procesos de renegociación fue que para la década de los 90 del siglo pasado Argentina se convirtió en exportador neto de recursos, al mismo tiempo que su deuda externa siguió aumentando y se cedió a los capitales extranjeros la totalidad de las empresas ferroviarias que aún quedaban bajo control estatal, luego de una primera venta que se había producido en 1887.[96] En la perspectiva recién señalada, y después de analizar la renegociación, L. Vitale hace la siguiente síntesis, varios de cuyos componentes veremos repetirse para la época actual en los capítulos finales de este trabajo:

"En este proceso de renegociación de la deuda externa están casi los ingredientes principales del plato picante metrópolisatélite: chantaje del país opresor que llega a presionar con intervención armada para exigir el pago de la deuda y garantizar sus inversiones; resguardo de los intereses de las casas prestamistas, como la Baring Brother, baluarte de la banca inglesa y mundial; especulación financiera en detrimento del país oprimido, precipitando la devaluación de su moneda; descarga de la crisis sobre las espaldas de los obreros, artesanos y capas medias, poniendo a salvo los intereses de los beneficiados criollos de siempre."[97]

Desde fines de los años 90 del siglo XIX, y hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, se presenta un auge prácticamente ininterrumpido en el ingreso de capitales hacia América Latina, en el que además de Inglaterra y Francia participan también Alemania y Estados Unidos, y el cual forma parte de procesos de rápido crecimiento económico en América Latina y en los países desarrollados, así como de importantes modificaciones en el escenario mundial.

En lo que respecta a América Latina, durante este periodo se reafirma su participación en los mercados internacionales de materias primas y alimentos[98]y, en esa medida, su papel de proveedora de esos productos para las economías industrializadas, a la vez que la presencia de los capitales extranjeros se amplía a nuevos sectores en la mayor parte de las economías de la región, lo cual en no pocos casos se vió acompañado de un progresivo debilitamiento de las clases altas terratenientes y del surgimiento de sectores medios.[99]

En lo que respecta a los países desarrollados y al conjunto de la economía mundial, luego de la rápida repartición de Africa, consumada casi en su totalidad durante los años ochenta, la lucha por la constitución de zonas de influencia se trasladó a otras regiones del planeta, como China y el lejano y cercano Oriente, en un ambiente de "redescubrimiento" del valor de las colonias para las viejas y nuevas metrópolis, de abandono de los principios del libre comercio antes pregonados y, en suma, de despliegue de lo que W. Mommsen llama "el delirio del imperialismo".[100] En ese contexto, la exportación de capitales incluida la dirigida hacia América Latina[101] jugó un importante papel en la recuperación iniciada en la segunda mitad de los años noventa, luego de concluida la .

En el ámbito más específico del envío de capitales británicos a Latinoamérica, en el Cuadro 9 se entregan las cifras correspondientes a las emisiones en valores latinoamericanos en la Bolsa de Londres para 1913. Si esa información se compara con la del Cuadro 6, resulta que los casi 1000 millones de libras en valores latinoamericanos negociados en la Bolsa de Londres para 1913, representan más del doble del monto negociado en 1890, y que paralelamente a ese incremento, se dio una tendencia a la concentración de los valores en los mayores países de la región: para 1890 un 67% del total de los valores latinoamericano correspondía a Argentina, Brasil y México, en tanto que para 1913 esos tres países absorben un 74% de dicho total.

CUADRO 9

REINO UNIDO: MONTO DE LAS EMISIONES EN VALORES

LATINOAMERICANOS EN 1913 Y 1928a

(millones de dólares)

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aLas cifras corresponden al valor nominal de los títulos latinoamericanos emitidos

por la Bolsa de Londres que no fueron redimidos al final de cada año.

bBonos emitidos por los gobiernos, estados y municipios de América Latina en la

Bolsa de Londres.

cBonos y acciones emitidos en la Bolsa de Londres por sociedades privadas inglesas

o extranjeras que desarrollaban sus actividades principales en América Latina.

dPrincipalmente inversiones en marina mercante y banca.

Fuente:Cepal [1965; 6]

Por otra parte, en el Cuadro 9 se observa que para 1913 los bonos emitidos por sociedades privadas ubicadas en América Latina ya habían pasado a representar casi un 70% del total de bonos latinoamericanos negociados en la Bolsa de Londres; así también, del mismo cuadro es posible desprender el escaso crecimiento de las emisiones de valores latinoamericanos en el Reino Unido que se produce entre 1913 y 1928, que es especialmente notorio en lo que respecta a valores públicos, los cuales entre esas dos fechas se incrementaron apenas en un 8%.

En lo que respecta a los capitales provenientes de Francia, en el Cuadro 10 se ve que en los años 90 hay una brusca disminución en el monto de valores latinoamericanos negociados en la Bolsa de París y que dicho monto se recupera entre 1900 y 1913, tendiendo claramente a concentrarse en los valores emitidos por sociedades privadas, en desmedro de los valores gubernamentales. A lo anterior cabe agregar que, según información no incluida en el Cuadro 10 y cuya fuente primaria es otra,[102] para el periodo 19001913 los valores latinoamericanos correspondieron a un 71% del total de valores de sociedades extranjeras negociados en la Bolsa de París.

CUADRO 10

EMISIONES DE VALORES LATINOAMERICANOS EN

LA BOLSA DE PARIS, 1870-1913a

(promedios anuales en millones de francos)

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aLas cifras corresponden al valor nominal de los nuevos títulos latinoamericanos emitidos en la Bolsa de París, deducida la conversión y la amortización.

bBonos emitidos o garantizados por los gobiernos, estados y municipios de América Latina, incluyen una cantidad importante de bonos ferroviarios.

cBonos y acciones emitidos por sociedades francesas o

extranjeras que desarrollaban sus actividades princi-

pales en América Latina.

Fuente:Annuaire des valeurs admises à la côte

officielle, publicado por la Compagnie des Agents de

Change près la Bourse de Paris, diversas ediciones

(París, 1880-1914).

Tomado de Cepal [1965; 9]

En lo que se refiere a los capitales alemanes, la información disponible se presenta en el Cuadro 11. Según dicha información, que sólo permite establecer rangos respecto al destino de los capitales alemanes en el extranjero, en 1904 las inversiones alemanas en América Latina habían alcanzado alrededor de 3000 millones de marcos, lo que representaba aproximadamente un 36% del total de inversiones externas de ese país, que es la participación más elevada de todas las zonas de destino consideradas en el Cuadro.

En cuanto a las inversiones de EE.UU. en Latinoamérica, las tendencias presentes entre 1897 y 1929 se pueden ver en el Cuadro I del Anexo Estadístico. Para el periodo 1897-1914, allí se observa que, a partir de un nivel de sólo 300 millones de dólares en el primero de esos años, las inversiones estadounidenses en la región aumentan en más de cinco veces, llegando a un monto superior a los 1600 millones de dólares, de los cuales más de tres cuartos corresponden a inversión directa.

CUADRO 11

ALEMANIA: INVERSIONES EN PAISES EXTRANJEROS, 1898 Y 1904 (millones de marcos y porcentajes)

edu.red

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Fuente: A. Sartorius von Waltershausen, Dan Volkswirtschaftliche System der

Kapitalanlage in Ausland (Berlín, 1907), pp. 102-103, citado en RaymondF.

Mikesell, United States Private and Goverment Investment Abroad (University of

Oregon, 1962), p. 23.

Tomado de CEPAL [1965; 11]

En el mismo Cuadro I del Anexo se observa que tanto la inversión directa como la inversión de cartera norteamericana en Latinoamérica, entre 1897 y 1914 se concentraban en la zona geográfica más cercana a los EE.UU., esto es, en México, América Central y El Caribe. Será en los años posteriores cuando los capitales estadounidenses en América Latina, además de incrementarse significativamente sobre todo por la vía de la emisión de bonos, tiendan a diversificarse hacia otros países y, en particular, hacia el extremo sur de la región.

Para concluir, y a modo de síntesis de la situación prevaleciente al final del periodo al que hemos dedicado este apartado, en los Cuadros II y III del Anexo Estadístico se presenta información para 1914 referida a las inversiones privadas extranjeras en América Latina y a la deuda pública externa de los países de la región, respectivamente.

En lo que respecta a las inversiones privadas extranjeras, lo que interesa destacar es, por una parte, que para 1914 casi la mitad de ellas provenían del Reino Unido (47% del total regional), ocupando el segundo lugar los EE.UU. a bastante distancia, con un 21% del total y, por otra parte, que el principal país receptor era Argentina, ocupando Brasil y México los lugares segundo y tercero. Así también, para 1914, se mantiene una alta concentración de las inversiones estadunidenses en su zona geográfica inmediata, en este caso en México y Cuba, que concentran un 54% del total de inversiones privadas de EE.UU. en América Latina. En relación a Cuba, las inversiones estadunidenses se incrementaron al amparo de la enmienda Platt de 1894, que establecía garantías y facilidades de todo tipo para invertir en la isla, y la cual fue derogada recién en 1934.

En cuanto a la deuda externa pública de los países Latinoamericanos (Cuadro III del Anexo Estadístico), para 1914 ella equivalía a poco menos de un 30% del monto correspondiente a inversiones privadas, y estaba fuertemente concentrada en Argentina y Brasil. En lo que respecta a los países acreedores, poco más de dos tercios de la deuda latinoamericana estaba contratada con el Reino Unido, en tanto que EE.UU. ocupaba el tercer lugar como acreedor, con sólo un 4% de dicho total. En tal sentido, interesa retener la diferencia, existente hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, entre ese 4% de participación estadounidense en la deuda pública de la región y el 21% con que dicho país participaba en el total de inversiones privadas extranjeras ubicadas en América Latina. Según veremos posteriormente, dicha diferencia se reproducía a un nivel más general, y expresaba un menor grado de internacionalización de la banca estadounidense respecto del capital industrial de ese país, situación ésta que se revierte transitoriamente desde el fin de la Primera Guerra hasta la depresión de los años treinta.

Finalmente, cabe terminar este apartado recordando dos hechos:

En 1902 la suspensión del servicio de la deuda por parte del gobierno venezolano -acompañada de un decreto mediante el cual se difirió el arreglo de reclamaciones de ciudadanos extranjeros residentes en el país, por daños sufridos en las guerras civiles[103], fue respondida con un bloqueo a puertos venezolanos por parte de una fuerza naval tripartita de Inglaterra, Francia e Italia.

Dos consecuencias de ese conflicto merecen ser mencionadas. Por una parte, la agresión contra Venezuela dio lugar a la formulación de la llamada "Doctrina Drago", en la cual el canciller argentino de ese apellido argumentaba la inaplicabilidad del uso de la fuerza para el cobro de deudas externas, y que en 1907 dio origen a la "Convención Sobre la Limitación del Uso de la Fuerza para el Cobro de Deudas Contratadas". La segunda consecuencia fue el llamado "Corolario Roosevelt" a la doctrina Monroe, según el cual los EE.UU. se adjudicaban la exclusividad del uso de la fuerza contra los países morosos de América Latina, incluso en representación de acreedores europeos.

2ºEn enero de 1914 el gobierno huertista de México suspendió el servicio de la deuda externa, situación ésta que se mantuvo durante tres décadas. En tal sentido, y al referirse a una colocación de bonos por 6 millones de libras que el gobierno de México realizó en junio de 1913, J. Bazant[104]plantea: "El empréstito de 1913 fue el último préstamo exterior de México hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando nació otro tipo de crédito exterior".

La deuda externa desde los años veinte hasta fines de los sesenta

En esta segunda parte del capítulo, revisaremos lo sucedido con el endeudamiento externo latinoamericano desde fines de la Primera Guerra Mundial hasta los años sesenta, poniendo especial atención en el auge de préstamos hacia América Latina que se dio en los años veinte y en algunos aspectos de la depresión de los treinta, incluídas desde luego las moratorias declaradas en esa década por la mayoría de los países de la región.

Para ello, en el ámbito del endeudamiento externo latinoamericano, y en lo que respecta a los acreedores, el mayor énfasis estará puesto ya no en los mercados financieros británicos, sino en los EE.UU., país éste que emerge de la Primera Guerra con un peso acrecentado en el escenario mundial, y que desde esos años pasa a constituirse en la principal fuente de empréstitos externos para América Latina.

Para el desarrollo de esta parte del capítulo, dividiremos la exposición en cuatro incisos: en el primero revisaremos la situación inmediata previa a la década de los veinte, y en particular algunos de los cambios ocurridos en el funcionamiento de la banca estadunidense; en el segundo nos centraremos en los años veinte, revisando el crecimiento de la deuda latinoamericana ocurrido durante esa década; en el tercer inciso veremos algunos aspectos de la depresión de los años treinta y de las moratorias y renegociaciones ocurridas en ese contexto; y, en el último, nos centraremos en el endeudamiento regional de los años cuarenta a sesenta.

2.1.-El panorama previo

El panorama previo a la década de los veinte, obviamente que estuvo dominado por la Primera Guerra Mundial y por los cambios que ésta trajo consigo, tanto en el funcionamiento interno de las distintas economías, como en el conjunto de las relaciones internacionales. Con seguridad, en ambos niveles el epicentro de los cambios estuvo en Europa: en el plano interno, fue en los países europeos donde se dieron las transformaciones más profundas, las cuales abarcaron también a la política y al funcionamiento global de esas sociedades; en el plano internacional, la Primera Guerra significó una etapa crucial en la progresiva pérdida de la hegemonía europea sobre el resto del mundo o, en palabras de P. Adams,[105] en "el final del equilibrio de poder en un mundo dominado por Europa", con el consiguiente ascenso de la hegemonía estadounidense.

De la Primera Guerra Mundial, EE.UU. surgió como el país económicamente más poderoso, y ello tuvo múltiples e importantes efectos en América Latina y en las relaciones de la región con las economías norteamericana y europeas. Para la región, el fin de la Primera Guerra Mundial marca "La afirmación de la tutela norteamericana […que] fue muy poco resistida por las demás grandes potencias"[106] las cuales, encabezadas por Inglaterra, comenzaron paulatinamente a ceder las posiciones inversoras que habían ido conquistando en Latinoamérica desde que ésta obtuvo su independencia.

Así, las tendencias en los flujos de capitales hacia América Latina cuya situación para el periodo 1896-1914 vimos al finalizar la primera parte de este capítulo se modifican de manera importante desde el inicio mismo de la Guerra, y las posiciones relativas que los acreedores tenían para 1914 en la región las cuales también ya revisamos comienzan a variar a favor de los Estados Unidos.

Como consecuencia del estallido de la Guerra, se produjo una baja en los flujos de capitales y mercancías entre Latinoamérica y el resto del mundo, y en el caso de las relaciones con Europa se dio una suspensión casi total de los ingresos de capital[107]a la vez que el comercio transatlántico de la región se vió fuertemente afectado.

En lo que respecta al comercio global latinoamericano, las cifras disponibles indican que el mayor impacto se dio en las importaciones de la región, las cuales cayeron fuertemente al inicio de la guerra y se mantuvieron deprimidas, al mismo tiempo que las exportaciones se recuperaron rápidamente luego de una caída inicial,[108] con el resultado de que durante el transcurso de la Guerra hubo un aumento importante del superávit comercial de la región.[109]

Ese elevado superávit comercial, fue determinante para que América Latina no dejara de cubrir los pagos por los intereses de su deuda externa, más aún si se tiene presente que no sólo hubo una suspensión de los ingresos de capital europeo, sino que incluso hubo una salida neta de esos capitales por parte de inversionistas franceses y británicos, la cual no alcanzó a ser superada por el incremento en el ingreso de capitales norteamericanos.[110] En esas circunstancias, aproximadamente la mitad de los excedentes en balanza comercial obtenidos durante el periodo, esto es, alrededor de 2000 millones de dólares,[111] se transfirieron al exterior por pagos de la deuda externa y de las inversiones directas, con lo cual América Latina, mientras duró la Guerra, se transformó en exportadora neta de recursos.

En esas circunstancias, los únicos flujos importantes de capital que llegaron a América Latina durante la Primera Guerra provinieron de los EE.UU., país éste que a partir de 1917 también empezó a otorgar voluminosos préstamos gubernamentales a los países europeos involucrados en la Guerra, préstamos que en 1918 llegaron a alcanzar un monto anual superior a los 4000 millones de dólares. No por casualidad, es a partir de ese año que Estados Unidos pasa, de ser deudor, a ser el principal acreedor del mundo.[112]

En lo que se respecta específicamente a las emisiones anuales de valores latinoamericanos en los EE.UU., en el Cuadro IV del Anexo Estadístico se ve que entre 1914 y 1920 se ofrecieron en ese país valores de América Latina por un monto total de 365 millones de dólares, con un máximo anual de 145 millones en 1916. De ahí también se desprende que dichas emisiones correspondieron en su gran mayoría a sociedades de capital, de tal manera que los valores gubernamentales o garantizados por gobiernos sólo representaron, para todo el periodo 1914-1920, un 28% del total.

Un último punto que interesa abordar, en este breve recuento del panorama previo a los años 20, es el referido al desarrollo de las operaciones internacionales de la banca privada norteamericana, en la medida en que dicho desarrollo sufrió cambios significativos, que constituyen un antecedente de la mayor importancia para lo sucedido en la década posterior con el endeudamiento latinoamericano.

Si bien las actividades internacionales de la banca privada eran ya antiguas y durante el siglo XIX continuaron desarrollándose, desde las últimas décadas de ese siglo dicho desarrollo asume un nuevo carácter, lo cual no por casualidad ocurre en el contexto del inicio de la etapa monopolista del capitalismo. Retomando a W. Andreff y O. Pastré,[113] el nuevo carácter de las actividades internacionales de la banca estuvo dado por el hecho de que dichas actividades, que antes se habían desarrollado acompañando al capital comercial, ahora lo hacen acompañando al capital industrial. Ello empujó a un rápido crecimiento de dichas actividades, de lo cual un buen indicador es la explosión ocurrida en el número de sucursales y filiales bancarias en el extranjero y en la cual América Latina jugó un papel de cierta importancia como receptora, de tal modo que para 1906 la región concentraba un 34% de las filiales, sucursales y participaciones de la banca alemana y un 23% de las sucursales extranjeras de bancos ingleses.[114]

Sin embargo, hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial Estados Unidos constituyó una excepción en la tendencia recién señalada, de tal modo que la actividad internacional de los bancos norteamericanos era notablemente escasa. De hecho, el primer establecimiento extranjero de un banco norteamericano no apareció sino hasta 1887, cuando el Jarvis Corklin Mortgage Trust se implantó en Londres, y recién en 1897 ocurrió la primera implantación en Francia, realizada por el Morgan Guaranty Trust, de tal manera que para 1914 sólo había 26 sucursales extranjeras de la banca estadounidense, que pertenecían a seis bancos, en tanto que las sucursales de bancos británicos eran más de 2000 y las de bancos franceses y alemanes eran más de 100.[115]

Esa situación general, se repetía en América Latina. Si bien los bancos norteamericanos habían realizado operaciones vinculadas con la región por ejemplo, colocaciones de bonos de empresas norteamericanas ubicadas en Latinoamérica, de las cuales la primera colocación fue en 1897 para una empresa que construía ferrocarriles en México,[116] y si bien la llamada "diplomacia del dólar" ya se estaba haciendo sentir sobre los países del Caribe que supuestamente incumplían sus compromisos financieros o no daban las seguridades suficientes para la penetración norteamericana -en ese contexto se produjeron las intervenciones armadas en Nicaragua en 1912,[117] en Haití en 1915 y en Santo Domingo en 1916-, para inicios de la Primera Guerra Mundial la gran mayoría de los préstamos recibidos por América Latina provenían de Europa, de tal modo que los bancos e inversores estadounidenses tenían un papel más bien marginal en la región.[118]

A lo anterior, cabría agregar que la presencia internacional de la banca norteamericana era escasa no sólo respecto de la banca de otros países, sino también respecto de las actividades internacionales de las empresas norteamericanas y a la relación existente en otros países entre actividades internacionales de empresas y bancos. En tal sentido, y como una aproximación gruesa al problema, pueden ser de utilidad las siguientes comparaciones:[119]

– Para 1914, cuando según ya mencionamos había 26 sucursales extranjeras de bancos de EE.UU., las empresas de ese país tenían 122 filiales en el extranjero. Ello implica una relación de 1 a 5 entre el número de filiales extranjeras de bancos y el de sucursales extranjeras de empresas, en tanto que para ese mismo año dicha relación era de 35 a 1 para Inglaterra y de 2 a 1 para Alemania.

– También para 1914, el valor de la inversión en las 26 sucursales de bancos de EE.UU. era de 30 millones de dólares, en tanto que en las 122 filiales de empresas estadounidenses el valor de la inversión era de 1541 millones. Ello significa una relación de 1 a 50 entre ambos valores, y en ese mismo año la relación para Francia era de 1 a 7.

La conclusión central respecto a este punto, por tanto, es que hasta antes del estallido de la Primera Guerra Mundial había una suerte de "desfase" entre las actividades internacionales de la banca y las actividades internacionales de las empresas norteamericanas, de tal manera que la internacionalización de la banca era considerablemente menor a la de las empresas de ese país. Esta situación que según veremos después, guarda cierta semejanza con los años sesenta- ayudaría a explicar el rápido desarrollo de las operaciones internacionales de la banca de EE.UU. en los años 20, década en la cual se tendería a una cierto "emparejamiento" de la banca respecto de las empresas.

Las líneas de explicación, tanto del "desfase" recién mencionado como de la rápida expansión de la banca que se dio posteriormente, a nuestro juicio se ubican en dos niveles:

– En un plano general, habría que tener presente el "retraso" con que EE.UU. se incorpora a la competencia imperialista con los países europeos, retraso que tuvo expresiones en todos los ámbitos de las relaciones económicas externas de ese país[120]y, en este caso, en el ámbito de la expansión internacional de sus bancos y el cual debe ser vinculado con la larga duración de la etapa de maduración de condiciones para entrar en dicha competencia y con la consiguiente demora en la aparición misma de la necesidad de buscar otros mercados.[121] En este mismo nivel general, otro punto a considerar se refiere al cambio que se fue produciendo a raíz de las propias exigencias de los inversionistas y exportadores norteamericanos, para que los bancos de su país asumieran la financiación de sus actividades en el exterior, que hasta entonces había estado principalmente en manos de la banca británica.[122]

– En un plano más particular, que probablemente es derivable de lo antes expuesto, recién en 1913 se crea en EE.UU. el marco jurídico necesario para sustentar el desarrollo internacional de sus bancos. Luego de una serie de cabildeos y presiones por parte de los banqueros,[123] en ese año se aprobó la legislación sobre la Reserva Federal (Federal Reserve Act) que, además de contemplar mecanismos de control de la emisión de dinero, de préstamos de última instancia y de descuento de aceptaciones bancarias, permitía abrir sucursales en el extranjero a los bancos con capital y reservas superiores al millón de dólares.[124]

El resultado, tanto de las condiciones generales existentes en la economía de EE.UU. y en sus relaciones internacionales, como de la modificación del marco legal recién mencionada, fue que a partir de 1913 -y hasta el inicio de los años treinta, según veremos posteriormente- se produjo una fuerte aceleración de las actividades internacionales de la banca de ese país, las cuales tendieron a crecer más rápidamente que las del capital industrial, revirtiéndose por tanto la tendencia que había prevalecido en las décadas anteriores.

Esa nueva situación tuvo expresiones inmediatas en las relaciones de la banca de EE.UU. con Latinoamérica. En noviembre de 1914, a menos de un año de la puesta en vigor de la Ley de la Reserva Federal, se estableció una primera sucursal bancaria estadounidense en Argentina, por parte del National City Bank -dirigido en ese entonces por Frank Vanderlip, que había sido uno de los principales impulsores de la Ley- iniciándose un proceso de instalación de sucursales y, en general, de ampliación de actividades bancarias en la región, proceso que desde ese entonces y durante las décadas posteriores iba a estar encabezado por dicho banco.

CUADRO 12

EVOLUCION DE LA DISTRIBUCION GEOGRAFICA DE LAS SUCURSALES EXTRANJERAS DE LOS BANCOS ESTADOUNIDENSES: 1918, 1939 y 1950.

edu.red

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Fuente:R. Wolff, "The Foreign expansion of US banks", Monthly Review. Mayo 1971, p. 21. U.S. House of Representatives (1976), p. 813.

Tomado de W. Andreff y O. Pastre [1979; 80]

La información disponible respecto a la distribución geográfica de las sucursales extranjeras de los bancos de EE.UU, para algunos años del periodo 1918-50, se presenta en el Cuadro 12. Allí se vé que para 1918 esos bancos tenían 61 sucursales en el exterior, de las cuales la mitad estaban ubicadas en Latinoamérica, proporción ésta que es muy semejante a la de 1939 y 1950, si bien en los lapsos intermedios entre esos años se dieron importantes fluctuaciones, sobre todo en la primera parte de los años veinte, cuando se produjo una disminución respecto del máximo de sucursales que se llegó a alcanzar en 1920.

Según B. Stalling, que es una fuente diferente a la del Cuadro 12, para 1919 ya había 42 sucursales de bancos de EE.UU. ubicadas en 9 países latinoamericanos, y para el año siguiente el número se había elevado casi a 100, incluyendo 50 sucursales del National City Bank[125], cifra que sólo iba a ser superada durante los años 60. En tal sentido, la siguiente cita de la misma autora es una buena síntesis del panorama previo a la década de los veinte:[126]

"Hacia 1920 existían 99 sucursales de instituciones bancarias estadounidenses en América Latina, que constituyen una base firme para el boom de préstamos de la década siguiente".

2.2.- El endeudamiento latinoamericano de los años veinte.

A pesar de que en la década de los veinte se dieron tanto problemas cíclicos[127]como de más larga duración tales como la inestabilidad de las monedas, el deterioro en el precio de los productos agrícolas y las tensiones derivadas de las reparaciones alemanas y de las deudas de guerra[128] dicha década es válidamente calificada como un periodo de auge en el funcionamiento de la economía mundial, el cual abarcó también a América Latina y a los préstamos hacia la región.

A lo largo de todos los años veinte, una constante fue el crecimiento del crédito internacional, y a ello cabría agregar que, del lado de la oferta, dicho crecimiento estuvo concentrado en la economía de EE.UU., de tal manera que para el periodo 19241929 ese país otorgó casi el doble de préstamos al extranjero que Gran Bretaña,[129] y en EE.UU. fue simultáneo tanto al incremento del crédito interno como al desarrollo de una estructura bancaria que era "constitutivamente frágil", en palabras de J. Galbraith,[130] o que era "poco saludable, con un número enorme de bancos pequeños, escasamente apoyados, listos para el derrumbe",[131] según R. Thorp.

El efecto desestabilizador que a la postre ejerció sobre la economía mundial el crecimiento de los préstamos externos estadounidenses, en buena parte se debió justamente al hecho de que haya sido ese país la fuente de la mayor oferta. Por un lado, en comparación con la Bolsa de Londres el mercado de bonos de Nueva York demostró tener un comportamiento mucho más vinculado al movimiento cíclico;[132] por otro lado los inversores, intermediarios financieros y organismos contralores norteamericanos, por ese entonces se desenvolvían bastante peor de lo que lo habían hecho sus equivalentes europeos -y sobre todo británicos- de antes de la guerra, por lo cual otro factor de desequilibrio fue "la entrada de Estados Unidos en el sistema crediticio mundial, con mucho entusiasmo, ninguna experiencia, y poco que se pareciera a unos principios rectores de su actuación".[133]

En ese contexto, durante los años veinte se da un crecimiento explosivo en la contratación de empréstitos estadounidenses por parte de los gobiernos de América Latina, creándose una situación que ha sido correctamente calificada como "la danza de los millones":[134]

"La danza de los millones está en el centro de nuestro estereotipo de los años veinte. Una década en la cual los vendedores estadounidenses colocaban préstamos y productos americanos a gobiernos de aparente confianza, los cuales, agobiados por este repentino acceso a crédito y bienes, pedían préstamos de manera tan descuidada que solamente se iguala a la de los años setenta."

Continuando con ese símil, veremos quienes fueron los principales protagonistas de la "danza", bajo que condiciones ésta se desarrolló y cuales fueron los "ritmos" a lo largo de la década.

En el Cuadro 13, se presenta una síntesis de los préstamos externos recibidos por los gobiernos de América Latina entre 1921 y 1930, incluyendo el número y monto de esos préstamos por países, así como los promedios de tasa de interés, precio de venta al público y periodos de vencimiento y los principales objetivos para los cuales dichos préstamos fueron contratados.

La ausencia más notable es la de México, que en los años veinte continuó en situación de moratoria y no recibió préstamos externos. Durante esa década, el gobierno mexicano desarrolló distintas negociaciones con el "Comité Internacional de Banqueros con Negocios en México" que se había formado en 1919, las cuales se concretaron en la firma del convenio Lamont/De la Huerta en junio de 1922 -al cual se le introdujo la llamada "enmienda Pani" en 1925-, y en el Convenio Montes de Oca/Lamont en julio de 1930, pero en definitiva durante los años veinte no se reanudaron ni los pagos ni la colocación de empréstitos por parte de México.[135]

En lo que respecta al conjunto de la región, del Cuadro 13 se desprende que durante los años veinte los gobiernos recibieron poco más de 2000 millones de dólares a través de un total de 137 préstamos, de los cuales 60 correspondieron a gobiernos nacionales, 38 a gobiernos provinciales, 29 a gobiernos municipales y diez a los Bancos Hipotecarios de Colombia y Chile.

Del mismo Cuadro 13, es posible desprender el peso relativo que tuvieron los distintos países de América Latina en la deuda total contratada por la región. De ese total, un 30% correspondía a Brasil, 20% a Argentina, 16% a Chile y 8.5% a Colombia, con lo cual esos países sudamericanos acumulaban tres cuartos del endeudamiento regional.

CUADRO 13

PRESTAMOS EXTERNOS A GOBIERNOS LATINOAMERICANOS, POR PAISES: 1920-1930a

Objet. declaradosc (%)

País y enti- Nº de Valor nom. Tasa de Venci- Pr al Obras Refinan-

dad gubernam. prést. (mls US$)b interés miento Púb. púb. ciación Otros

Argentina (25) (419418) 6.2 32 97 28 67 5

Gob. Nacional 10 288800 6.0 34 97 13 81 6

Gobs. Provinc. 8 102601 6.6 27 97 52 46 2

Gobs. Municip. 7 28017 6.5 27 97 100 — —

Bolivia (3) (66000) 7.4 32 99 65 35

Gob. Nacional 3 66000 7.4 32 99 65 35 —

Brasil (36) (632318) 7.0 26 95 39 39 22

Gob. Nacional 5 219077 6.9 28 93 34 66 —

Gobs. Provinc. 21 334939 7.0 24 96 32 26 42

Gobs. Munic. 10 78302 7.0 29 97 81 19 —

Chile (18) (342288) 6.1 32 94 59 15 26

Gob. Nacional 10 228538 6.1 33 93 77 23 —

Gobs. Munic. 3 23750 6.8 30 94 100 — —

Banco Hipoteca-

rio de Chile 5 90000 6.0 32 96 — — 100

Colombia (21) (176775) 6.6 83 5 83 5 12

Gob. Nacional 2 60000 6.0 33 94 100 — —

Gobs. Provinc. 8 67350 7.0 24 94 98 2 —

Gobs. Munic. 6 27585 7.2 23 95 73 27 —

Banco Hipoteca-

rio Colombiano 5 21840 6.4 23 94 — — 100

Costa Rica (3) (10992) 6.9 24 96 89 11 —

Gob. Nacional 3 10992 6.9 24 96 89 11 —

Cuba (5) (155973) 5.5 17 99 26 51 24

Gob. Nacional 5 155973 5.5 17 99 26 51 24

Rep. Dominican (2) (20000) 5.5 17 97 75 25 —

Gob. Nacional 2 20000 5.5 17 97 75 25 —

El Salvador (3) (21609) 8.0 31 N.I — 100 —

Gob. Nacional 3 21609 8.0 31 N.I — 100 —

Guatemala (3) (9465) 7.8 17 90 52 48 —

Gob. Nacional 3 9465 7.8 17 90 52 48 —

Haití (3) (22983) 6.0 30 93 — 100 —

Gob. Nacional 3 22983 6.0 30 93 — 100 —

Panamá (3) (20500) 5.4 31 98 22 59 19

Gob. Nacional 3 20500 5.4 31 98 22 59 20

Perú (7) (110314) 6.2 32 92 55 45 —

Gob. Nacional 5 105814 6.2 32 92 54 46 —

Gobs. Provinc. 1 1500 7.5 17 99 100 — —

Gobs. Munic. 1 3000 6.0 30 93 50 50 —

Uruguay (5) (70387) 6.3 32 96 100 — —

Gob. Nacional 3 55081 6.3 33 97 100 — —

Gobs. Munic. 2 15307 6.4 32 95 100 — —

TOTAL 137 2079022 6.5 28.4 96 46 39 15

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Fuente:En base a cifras de C. Marichal [1988; 287 a 292]

Así también, en el Cuadro 13 se vé que un 46% de los préstamos recibidos por los gobiernos de la región estuvo destinado a obras públicas, al menos según los objetivos declarados al emitirse los bonos, en tanto que un 39% consistió en préstamos para refinanciamiento y el restante 15% correspondió al rubro "otros". En este último rubro, la mayor parte correspondió a tres empréstitos contratados por el Estado de Sao Paulo (los cuales explican el 47% del rubro "otros"), y a 10 créditos contratados por los Bancos Hipotecarios de Chile y Colombia (que explican el 36% del rubro) y que fueron utilizados para impulsar el desarrollo agrícola.

Al margen de los casos de uso improductivo o de corrupción que se dieron en algunos de los créditos contratados por los distintos gobiernos de la región -por ejemplo, varios de los créditos recibidos por Cuba en la época de Machado o por Perú en la época de Leguía[136] el auge del endeudamiento externo se canalizó en buena parte hacia el desarrollo de las vías de comunicación y, sobre todo, hacia los acelerados procesos de urbanización que se estaban produciendo en varios países, todo ello con una activa presencia -y elevadas ganancias- de empresas extranjeras y sobre todo estadounidenses, y habiendo de por medio vínculos muy estrechos entre los bancos que gestionaban los préstamos, los gobiernos que los pedían y los contratistas que los utilizaban.[137]

En ese contexto, Brasil -principal deudor de la región- fue uno de los ejemplos más claros del uso de los empréstitos para impulsar programas de obras públicas, con el agregado de que en dicho país los gobiernos municipales y provinciales se transformaron en importantes prestatarios, en el caso de estos últimos con volúmenes de endeudamiento incluso superiores a los del gobierno nacional (ver Cuadro 13). También en el caso de Brasil, merecen una mención aparte los tres préstamos contratados por el Estado de Sao Paulo -y que, según vimos, explicaban casi la mitad del total del rubro "otros", según el Cuadro 13- los cuales fueron utilizados por el Instituto del Café como parte de un ambicioso programa de apoyo a los precios de ese producto a través de la compra de excedentes de producción.[138]

Para finalizar nuestro seguimiento del endeudamiento latinoamericano de los años veinte, interesa centrar brevemente la atención en otros dos aspectos de dicho endeudamiento, como son los ritmos en que él se dio y el peso relativo que en el proceso de endeudamiento tuvieron los bancos europeos y estadounidenses.

En lo que respecta a los ritmos del endeudamiento regional, lo que interesa destacar es que a partir de 1926 se inicia el boom en la contratación de créditos de América Latina: del total de créditos del periodo 19211930, un 57% corresponde al lapso 1926-1928, con un punto máximo en 1927, año en el cual se contrató un monto equivalente al 22% del endeudamiento total de la década.[139]

En lo que se refiere a la participación de los bancos europeos y de EE.UU. en la deuda regional, en el Cuadro 14 se vé la absoluta primacía que tuvieron éstos últimos durante los años 20. Del total de empréstitos contratados por la región en el periodo 19211930, un 76% estuvo exclusivamente a cargo de esos bancos, los cuales además participaron conjuntamente con bancos europeos en otro 14%.

En el mismo Cuadro 14, se presentan las cifras de los préstamos en los cuales participaron dos de los bancos estadounidenses que estuvieron más activos en la región durante los años veinte: el Banco Blair y el National City Bank. Dichos bancos, además, fueron de los pocos de ese país que se hicieron cargo de préstamos completos, probablemente junto con la firma financiera Kuhn Loeb, que se encargó de la colocación total de cinco empréstitos de la Caja de Crédito de Chile, entre 1925 y 1929, por un monto de 90 millones de dólares.

CUADRO 14

PAISES DE ORIGEN DE LOS BANCOS ENCARGADOS DE LOS

EMPRESTITOS DE GOBIERNOS LATINOAMERICANOS, 1921-1930

ESTADOS UNIDOS 1586019

-National City Bank 476556

Sólo 154533

Con otros 322023

-Blair 242194

Sólo 31194

Con otros 211000

Otros de EE.UU. 867269

EUROPA 206937

MIXTOS 286065*

——————————————————

* Para evitar una doble contabilidad, en las cifras del National City Bank y

del Banco Blair & Company, no se incluyen dos préstamos en que esos bancos

participaron junto con bancos europeos. Se trata de un emisión de bonos

por 29 millones 190 mil dólares, que fue colocada por el Banco Blair y por

bancos europeos, y de otra emisión por 41 millones 500 mil dólares,

colocada por el Banco Blair, Bancos Europeos y el National City Bank.

Fuente:En base a cifras de C. Marichal [1988; 287 a 292]

Respecto al Banco Blair -que posteriormente pasó a poder del National City Bank-, en el Cuadro se ve que participó, solo y sobre todo con otros intermediarios, en empréstitos por más de 240 millones de dólares, que representaron un 15% de las colocaciones totales hechas por la banca estadounidense. En relación al National City Bank que, según se recordará, encabezó la penetración de la banca de EE.UU. en América Latina a partir de 1914, durante la década de los veinte participó con un monto cercano a los 500 millones de dólares del endeudamiento de los gobiernos de la región, haciéndose cargo en su totalidad de empréstitos por más de 150 millones de dólares. Según veremos en los capítulos posteriores, durante la década de los 70 y de los 80 también será el National City Bank el líder de la banca norteamericana para la contratación de préstamos de América Latina.

2.3.- La depresión mundial de los años treinta y la cesación de pagos en América Latina.

Abandonaremos de principio todo intento por hacer una presentación detallada de la depresión de los años 30 y de sus repercusiones en América Latina, ya que dicha presentación tomaría bastante más espacio del que le puede ser dedicado en el presente trabajo, además de que nos alejaría considerablemente de nuestro objeto de estudio. Por lo tanto, sólo esbozaremos algunos rasgos de la depresión, tanto a nivel mundial como en las economías de la región, buscando perfilar un marco mínimo que nos permita después abordar los problemas de cesación de pagos que se dieron en Latinoamérica en los años 30.

2.3.1- La depresión de la economía mundial y sus efectos en América Latina.

Asumiendo como punto de partida a la segunda quincena de octubre de 1929 -y específicamente a los "pánicos" en la bolsa de Nueva York de los dos días "negros", el jueves 24 y el martes 29, que constituyeron el fin del auge especulativo,[140] a la vez que actuaron como anuncios inmediatos de la depresión-, parece haber acuerdo en que el estallido de la crisis se presentó de manera imprevista, en lo cual seguramente influyó un ambiente en el que sólo tenían cabida balances y previsiones preñados de un desaforado optimismo. Al respecto, sobran los ejemplos en todos los niveles: especialistas del gobierno,[141] académicos[142]y banqueros.[143]

Sin embargo, para una evaluación mínima acerca de lo abrupto del inicio de la depresión, habría que distinguir entre los avisos -o la falta de ellos- en lo que se refiere al sistema financiero y dichos avisos en relación al comportamiento más general de las economías. En el ámbito financiero, aparte del hecho mismo de que el índice Dow Jones había subido de 191 a comienzos de 1928 hasta 381 en septiembre de 1929 y de que a lo largo de ese ascenso hubo varias caídas bruscas,[144] los avisos fueron pocos y fáciles de ignorar: a lo más, la lista incluiría algunos problemas en los bancos europeos durante el primer semestre de 1929, la crisis de la Compañía de Seguros Frankfurt de Alemania en agosto de ese año y el derrumbe en septiembre del imperio Hatry en Londres.[145]

En el comportamiento más general de las economías, por el contrario, el deterioro previo al crac era evidente, incluso sin considerar los problemas que se arrastraban desde los años veinte y a los cuales ya se hizo referencia en el apartado anterior. De hecho, entre las principales economías la única que venía creciendo desde antes era la francesa; la producción había comenzado a caer desde abril de 1929 en Alemania, y desde julio en Gran Bretaña.[146]

En Estados Unidos, en particular, los problemas previos al crac eran múltiples: desde 1928, la industria algodonera, la agricultura y las minas de carbón estaban en crisis y, en el ramo de la construcción, para ese año la crisis que se venía arrastrando en el sector de viviendas se amplió al de edificios comerciales; desde junio de 1929 comenzó a disminuir la producción industrial y entre agosto y octubre de ese mismo año dicha producción cayó en 20%, en tanto que para ese mismo lapso la renta personal y los precios cayeron en 5% y 7.5%, respectivamente.[147]

En lo que respecta al desarrollo mismo de la depresión, en el interior de la situación global de crisis hubo distintos comportamientos. Por una parte, entre los países desarrollados las economías con un mejor comportamiento para todo el periodo 19291938 fueron, con mucho, Japón y Alemania, en tanto que Estados Unidos fue el que más cayó entre 1929 y 1932, y fue el único que cayó en 19371938.[148]

Por otra parte, si la comparación se hace entre los países avanzados y América Latina, la tasa de crecimiento del periodo es levemente superior en Latinoamérica que en aquellos países, pero las fluctuaciones del nivel del producto global tendieron a ser mayores en nuestra región, tal como puede verse en el Cuadro 15, en donde también se observa que de los países allí considerados Cuba es el que presenta la mayor distancia entre la cima y la sima (ver primera columna).

CUADRO 15

FLUCTUACIONES MAXIMAS DEL PRODUCTO, EL VOLUMEN DE LA EXPORTACION, EL PODER DE

COMPRA DE LAS EXPORTACIONES Y EL VOLUMEN DE LA IMPORTACION, 1929-1938

(máxima disminución porcentual del pico a la hondonada,

sobre la base de datos anuales.)

Volumen de la Poder de compra Volumen de la

PIB exportación de las exportaciones importación

Argentina -13.8 -35.8 -41.9 -53.2

Brasil -5.3 -31.1 -45.6 -63.8

Colombia -2.4 -12.5 -36.6 -63.1

Cuba -36.5 -47.9 -48.8 -64.6

Chile -26.5 -71.2 -84.5 -83.0

México -19.0 -41.5 -64.8 -61.1

Promedio -17.3 -40.0 -53.7 -64.8

Alemania -16.1 -50.1 -36.7 -36.2

Estados Unidos -29.5 -48.5 -38.3 -39.6

Francia -11.0 -46.9 -34.8 -28.0

Holanda -9.1 -33.4 -27.9 -24.8

Japón -7.2 -8.4 -17.7 -21.9

Reino Unido -5.0 -37.6 -25.3 -13.0

Promedio -13.0 -37.5 -30.1 -27.3

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Fuente: A. Maddison [1985; 21]

Según ese mismo Cuadro, es notorio el mayor deterioro del comercio exterior que se dio en América Latina en comparación con los países desarrollados. Para el promedio de los seis países de la región allí incluidos, a la disminución en los volúmenes de exportación (columna 2) se sumó un deterioro de los términos del intercambio, con lo cual el poder de compra de las exportaciones (columna 3) cayó más que dichos volúmenes, y a ello se agregó una transferencia negativa de recursos al exterior que disminuyó aún más las divisas disponibles para importaciones. El resultado de todo ello fue que el volumen de las importaciones del promedio de esos seis países disminuyó en un 65%, esto es, una caída que resultó notablemente superior a la disminución de 40% ocurrida en el volumen de exportaciones.

Por el contrario, para el promedio de los seis países desarrollados considerados en el Cuadro, la disminución en los volúmenes de exportación (columna 2) se vió contrarrestada por un mejoramiento de los términos del intercambio, con lo cual el poder de compra de las exportaciones (columna 3) disminuyó menos que dichos volúmenes, y a ello se agregó una transferencia positiva de recursos del exterior que aumentó aún más las divisas disponibles para importaciones. El resultado de todo ello fue que el volumen de las importaciones del promedio de esos seis países disminuyó en un 27%, esto es, una caída que resultó notablemente inferior a la disminución de 38% ocurrida en el volumen de exportaciones.

Ese evidente deterioro del comercio exterior latinoamericano, se vinculó estrechamente a los efectos que la crisis trajo en la capacidad de pago de los países de América Latina, y específicamente a las situaciones de moratoria en que cayeron la gran mayoría de los países de la región.

En el sentido anterior, otro hecho a tener presente se refiere al comportamiento de los flujos de capitales hacia América Latina, ya que durante el año 1928, y por tanto antes del crac y del derrumbe de los precios y volúmenes del comercio mundial, se produjo una muy importante disminución en las emisiones de valores extranjeros en Estados Unidos, tal como puede verse en el Cuadro 16.

CUADRO 16

NUEVAS EMISIONES DE CAPITAL POR CUENTA EXTRANJERA

EN ESTADOS UNIDOS, TRIMESTRAL, 1928-1930

(valores nominales en millones de dólares)

Norte- América Asia

Años Europa américa Latina Oceanía Total

1928

I 179.4 40.5 86.4 15.6 312.1

II 280.0 74.8 74.3 100.6 529.7

III 49.8 6.8 81.9 0.4 118.9

IV 93.7 63.4 88.4 19.9 270.4

1929

I 80.4 56.8 73.4 53.7 264.3

II 7.2 114.1 70.3 2.0 193.6

III 21.7 28.8 29.8 0.4 79.7

IV 32.7 96.1 2.5 2.3 133.7

1930

I 69.9 42.9 39.3 11.5 269.3**

II 128.0 83.7 143.0 50.3 429.6**

III 35.0 49.0 16.1 — 100.1

IV — 105.7 0.6 — 106.3

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Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
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