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Pasado y presente de la deuda externa de América Latina (página 3)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

Nota: En varios casos la suma de parciales no coincide

con los totales, respecto a lo cual en la fuente no se

da explicación.

* Incluye las emisiones internacionales no especificadas

en las columnas, hasta un total de 105.7 millones de

dolares y 24.6 millones de dólares en el primer y

segundo trimestre respectivamente.

Fuente:Ch. Kindleberger [1973; 82]

Según las cifras de ese Cuadro, entre el segundo y el tercer trimestre de 1928, el total de emisiones cayó de 530 a 120 millones de dólares, siendo especialmente afectadas las emisiones europeas y las de Asia y Oceanía, que en el primer caso se redujeron en más de cuatro quintos y en el segundo llegaron prácticamente a cero. La caída ocurrida en esos trimestres, y sus efectos sobre América Latina, son explicados en los siguientes términos por R. Thorp:[149]

"A medida que el mercado de valores se disparaba en los Estados Unidos en una oleada de especulación, las tasas de interés se elevaron tanto que ya en 1928 empezaron a bajar marcadamente las exportaciones de capital norteamericano. Esto afectó a América Latina en forma directa e indirecta, a medida que se modificaba a su vez la capacidad de Europa para importar."

En efecto, si bien en el Cuadro 16 el monto de capitales por cuenta de América Latina aparece disminuyendo de manera importante sólo a partir del tercer trimestre de 1929 -y por tanto también antes del crac[150] hay indicios de que la disminución de junio de 1928 se expresó claramente en la región con excepciones, como la que señala G. Palma para Chile[151], a tal punto que para varios países latinoamericanos el punto de arranque de la crisis se ubicaría en esa fecha:

– Para Colombia, según J. Ocampo,[152] "Los primeros síntomas de la crisis se sintieron muy pronto, en el segundo semestre de 1928, cuando los flujos de financiamiento externo se interrumpieron bruscamente", pasando de 70 a 6 millones entre el primero y el segundo semestre de ese año, y a 10 millones para todo el año 1929, a tal punto que "el efecto más notorio de la crisis para Colombia fue la interrupción brusca de los flujos de capital";

– Respecto a Brasil, M. de Paiva[153]plantea: "Desde fines de 1928 la principal consecuencia del auge del Wall Street fue extraer fondos de la periferia, ya fuera directamente o desviando los flujos normales: los ingresos de capital extranjero que en 19261928 habían superado con mucho los 25 millones de libras anuales, se redujeron en 1929 prácticamente a cero."

– Para Argentina, según A. O'Connell,[154] "En el año 1928 […] hubo una marcada disminución en los empréstitos públicos, lo que llevó, a pesar de fuertes inversiones privadas, a una reducción del ingreso total de capitales".

En buena medida, esa caída "prematura" de los flujos de capital hacia América Latina marcó la tónica de lo que sería la relación de la región con la banca norteamericana durante la década de los treinta, a la vez que confirmó la extrema variabilidad del otorgamiento de préstamos estadounidenses hacia la región.[155]

A partir de allí, la historia es más conocida: la disminución del ingreso de capitales se acentuó desde fines de 1929, y a partir de ese entonces -e incluso en algunos países desde antes- se acompañó con una drástica reducción de la demanda por productos de la región, con lo cual el deterioro de la balanza de pagos de los países latinoamericanos llegó a niveles extremos, al desaparecer el financiamiento

externo y caer al mínimo los ingresos por venta de mercancías.

En ese contexto, las moratorias no se hicieron esperar, sobre todo en la medida en que para los distintos países de la región se fueron conjuntando las siguientes tendencias: por una parte, como señala C. Díaz Alejandro,[156] un aumento del costo real de servir la deuda derivado de la disminución de los precios medidos en las monedas en que dicha deuda debía ser servida; por otra parte, como apuntan R. Thorp y C. Londoño,[157] un incremento del servicio de la deuda medido en la moneda local, que resultaba de las devaluaciones que fueron aplicando los países de América Latina; y, en tercer lugar, un panorama internacional que se iba volviendo más permisivo hacia las devaluaciones, los controles de cambios y las moratorias, sobre todo después del abandono británico del patrón oro en 1931, de la condonación casi total de las reparaciones alemanas en 1932, de la suspensión de pagos por deudas de guerra de otros países europeos en 1934, y de un conjunto de moratorias internas aplicadas por distintos países.

Según se puede ver en el Cuadro 17, en América Latina la primera moratoria fue declarada por Bolivia en enero de 1931, para ese mismo año se sumaron Brasil, Chile, República Dominicana, Ecuador y Perú, y durante toda la década sólo siguieron cubriendo el servicio de sus deudas Argentina, Haití, Honduras y Nicaragua, en este último caso sobre la base de una reducción de los pagos de amortización.[158] Así también, en el Cuadro se observa que la mayor parte de los acuerdos definitivos con los acreedores se lograron sólo hasta la segunda mitad de los años cuarenta, con algunos casos -Perú y Ecuador- en que dichos acuerdos sólo fueron logrados en los años cincuenta.

Al igual que en los años setenta del siglo XIX en Inglaterra, también en esta ocasión los tenedores de bonos negociaron representados por comités, varios de los cuales ya existían desde antes:[159] los acreedores británicos estaban agrupados en el Council of the Corporation of Foreign Bondholders, que había surgido en 1898, al reconstituirse el antiguo British Corporation of Foreign Bondholders; desde ese mismo año se había creado en Francia la Association Nationale des Pourters Francais de Valeurs Mobilières; en 1927 se creó en Alemania una institución semejante; y, en 1933, se formó en Estados Unidos el Foreign Bondholders Protective Council, el cual durante todo el periodo de las moratorias latinoamericanas estuvo pidiendo acciones más enérgicas al gobierno estadounidense, lo que no logró debido a la prioridad que dicho gobierno habría asignado a la reactivación del comercio con América Latina.[160]

CUADRO 17

RELACION DE LAS MORATORIAS Y RENEGOCIACIONES

DE LAS DEUDAS LATINOAMERICANAS, 1931-1950a

Deuda externa a

Fecha consolidada en

inicial 1933

País moratoria (miles de US$) Renegociaciones

Argentina no hay 864000 Intereses y amortización pagados regularmente hasta

moratoria la liquidación final de deuda externa en 1946.

Bolivia ene. 1931 63000 Moratoria continuada hasta 1948 cuando empiezan negocia-

ciones para cancelar intereses atrasados, pero no capital.

Brasil oct. 1931 (mora- 1239000 Renegociaciones 1933, 1940, 1943. Con último acuerdo una

toria parcial) porción del capital reducido a su valor.

Chile jul. 1931 343000 Durante algunos años pagos parciales de intereses. En 1948

arreglo con acreedores.

Colombia feb. 1932 (mora- 164000 Pagos parciales hasta 1935. Sigue morat. total. Renegociacio-

toria parcial) nes 1940, 1942, 1944 y 1949 para reducción de pagos de inter.

Costa Rica nov. 1932 21000 1933, bonos consolidados ofrecidos para cubrir intereses

atrasados. 1935, nueva moratoria, que continúa hasta 1946.

Cuba 1933/1934 (mora- 153000 Pagos de intereses sobre parte de deuda externa suspendidos

toria parcial) 1933/34, pero renovados posteriormente.

República oct. 1931 (mora- 16400 Suspendidos únicamente pagos fondos amortización. Pagos de

Dominicana toria parcial) intereses continuaron regularmente.

Ecuador jul. 1931 23000 Deuda permanece en moratoria total hasta mediados de los 50.

El Salvador ene. 1933 4000 Renegociación en 1936 para renovar parte de pagos de inter.

En 1946 arreglo final que cancela 50% de intereses atrasados.

Guatemala feb. 1933 (mora- 14000 Moratoria parcial de fondos amortiz., pero continúan pagos de

toria parcial) intereses. 1946-51, la deuda es liquidada mediante amortiz.

Haití no hay 13000 Pagos de amortización e intereses continúan regularmente

moratoria bajo supervisión y control de los Estados Unidos.

Honduras no hay 4000 Pagos regulares bajo supervisión del National

moratoria City Bank (NY).

México 1914 684000 Reneg. de la deuda en 1930, pero en términos incumplidos.

Arreglo final de deuda externa nacional en 1942, y de la deuda

de la compañía ferroviaria nacional en 1946. Según estos

acuerdos, el capital e intereses fueron reducidos en 90%.

Nicaragua no hay 21000 Pagos amortización reducidos, 1932-46 pero pagos de inte-

moratoria reses continuaron en su totalidad.

Panamá ene. 1932 16000 Renegociación en 1933, pero la moratoria continúa hasta 1946.

Paraguay jun. 1932 3000 Servicio de la deuda reanudado en 1938.

Perú mayo 1931 114000 1934-37 reanudación parcial de pagos de intereses. En 1947

Perú ofrece arreglo basado en reducción pagos intereses.

Plan de reajuste final en 1951.

Uruguay ene. 1932 (mora- 98000 Pagos amortización temporalmente suspendidos, pero conti-

toria parcial) núan pagos de intereses.

Venezuela no hay moratoria — Había extinguido su deuda externa para 1933.

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aIncluye bonos externos a largo plazo aún no redimidos, pero no deudas externas a corto plazo o "flotantes".

Fuente:A. Kimber, Kimbers Record of Governments Debts. (Londres, 1934 ed.); Corporation of Foreign

Bondholders; Annual Reports (Londres, 1930-1950); Foreign Bondholders Protective Council,

Annual Reports (Nueva York, 1934, 1936-1950)

Tomado de C. Marichal [1988; 247-248]

Una característica de los comités de tenedores de bonos, fue que cada comité actuaba de manera separada respecto de los demás, y que lo mismo ocurría con sus respectivos gobiernos, lo que significó que cada país deudor de América Latina negociara de manera bilateral con los distintos países acreedores,[161] e incluso -en algunos casos- con los distintos acreedores pertenecientes al mismo país, como ocurrió por ejemplo con el pago preferencial que Brasil asignó a los préstamos manejados por la casa Rothschild al momento de declarar la moratoria y con la propuesta que esa misma casa hizo para reestructurar la deuda brasileña.[162]

Los mecanismos a través de los cuales los gobiernos en moratoria hicieron frente al problema de la deuda, así como las propuestas que presentaron a los acreedores y las modalidades de solución que finalmente se incluyeron en los distintos acuerdos, abarcaron un amplio abanico, que en todos los casos apuntaba a la disminución de las tasas de interés y al alargamiento de plazos o reducción de montos del principal, y en la mayor parte de las renegociaciones los acuerdos se concretaban a través de la emisión de nuevos bonos en reemplazo de los anteriores. Al respecto, cabe hacer dos menciones: por una parte, la recompra de bonos en el mercado secundario, a través de la cual entre 1935 y 1945 el gobierno chileno disminuyó en una tercera parte sus bonos en circulación, pagando por ellos un 15% de su valor nominal, en tanto que el gobierno brasileño recompró bonos por un valor nominal de alrededor de 200 millones de dólares; por otra parte, la propuesta que en 1935 hizo el gobierno chileno a sus acreedores, para limitar los pagos anuales de la deuda a un 50% de los ingresos por las exportaciones de cobre y salitre, con lo cual dichos pagos se redujeron a una décima parte, de 41 a 4 millones de dólares.

Mención especial merece el caso mexicano en el cual, según se recordará, estaban suspendidos los pagos del servicio de la deuda desde 1914. Durante la década de los 30 las negociaciones no avanzaron e incluso se rompieron durante varios años-, de tal manera que el acuerdo definitivo respecto a la "deuda directa" (que no incluía la deuda de la compañía ferrocarrilera nacional) se firmó recién en noviembre de 1942. Dicho acuerdo, implicó una reducción del monto adeudado por México (principal e intereses) de 510 a 50 millones de dólares, y a él se sumó en 1946 otro acuerdo respecto a la deuda ferrocarrilera, que implicó disminuirla de 558 a 51 millones de dólares.[163]

CUADRO 18

BONOS EXTRANJEROS EN DOLARES PARA AMERICA LATINA

OFRECIDOS AL PUBLICO EN ESTADO UNIDOS: 1935, 1945 Y 1952

(millones de dólares)

Monto del principal en circulacióna Adeudo en moratoriab

País 1935 1945 1952 1935 1945 1952

Argentina 351.2 183.8 — 95.9 0.8 —

Bolivia 59.4 59.4 59.4 59.4 59.4 59.4

Brasil 349.2 217.4 128.5 349.2 69.8 8.0

Colombia 156.1 148.7 74.2 156.1 105.8 6.4

Costa Rica 8.8 8.1 8.1 8.8 8.1 8.1

Cuba 123.8 97.1 69.6 103.2 9.4 7.1

Chile 308.0 170.2 115.9 308.0 150.6 9.1

El Salvador 12.6 8.8 5.9 12.6 8.5 0.3

Guatemala 2.2 — — 2.2 — —

Haití 9.8 6.7 — — 6.7 —

México 295.5 273.6 200.3 295.5 238.6 11.1

Panamá 18.6 15.8 — 14.4 1.1 —

Perú 91.3 85.7 64.5 91.3 85.7 17.0

República

Dominicana 16.3 12.1 — 16.3 4.3 —

Uruguay 63.4 49.7 40.0 63.4 1.7 0.6

Total 1866.3 1337.1 766.7 1576.4 750.5 127.2

—————————————————————————

aValor nominal

bBonos en moratoria con respecto a los pagos de intereses; en 1952, 55

millones de dólares de pagos del principal también fueron afectados por

la moratoria.

Fuente:Naciones Unidas, tomado de B. Stallings [1987; 78 y 79]

La situación de los bonos emitidos en EE.UU. por distintos países latinoamericanos, para algunos años entre mediados de la década de los 30 y comienzos de los 50, puede ser vista en el Cuadro 18, que está tomado de una fuente distinta a la del Cuadro 17, por lo que en aquel caso Argentina y Haití aparecen para algunos años en moratoria. Según la información del Cuadro 18, para 1935 un 84% de los bonos latinoamericanos en el mercado de EE.UU. estaba en moratoria de intereses y dichos bonos pertenecían a 14 países, en 11 de los cuales la moratoria de intereses era total. Así también, en el Cuadro se observa que para 1945 los bonos latinoamericanos en moratoria todavía eran un 56% del total, en tanto que para 1952 representaban un 17%.

Otro punto a destacar del Cuadro 18, se refiere a que el total de bonos latinoamericanos en el mercado de EE.UU. tendió a disminuir durante el lapso allí considerado, lo que expresa el alejamiento que se dio entre la región y las fuentes estadounidenses de financiamiento, no sólo durante la depresión sino también en los años posteriores.

2.4.- El endeudamiento regional desde la década de los cuarenta hasta los años sesenta.

La idea central que nos interesa transmitir respecto al endeudamiento regional posterior a los años 30, es que la situación de crisis mundial y de suspensión generalizada de pagos por parte de los países latinoamericanos, marcó un cambio radical de las relaciones de la región con la banca privada internacional, y en particular con los bancos norteamericanos, y que dicho cambio abarcó a los años cuarenta, cincuenta, e incluso a una parte de los años sesenta.

El signo central de ese cambio fue el del alejamiento entre la región y la banca estadounidense, y en dicho alejamiento un primer componente fueron las restricciones a la actividad general -incluída su actuación externa- que se le impusieron a dicha banca y a la Bolsa de Valores estadounidense como resultado de la depresión.[164]

En el contexto de la depresión, por una parte se establecieron requisitos de entrega de información para que un valor fuera cotizado en la Bolsa; por otra parte, muchos estados establecieron un límite porcentual a los valores extranjeros que los bancos, compañías de seguros y fondos de pensiones podían tener en cartera; en tercer lugar, y lo más importante, se cambió la estructura del sistema bancario.[165]

En 1933 fue aprobada la Banking Act, o Ley Glass Steagall, que estableció la separación de los bancos comerciales y de inversión,[166] lo que implicaba que desaparecieran, para estos últimos, los fondos provenientes de depósitos. Con ello, los fondos totales de dichos bancos disminuyeron en más de 60%, lo que afectó directamente a la inversión de cartera que canalizaban hacia el exterior, sobre todo en la medida en que dicha inversión en la mayor parte de los casos era marginal y, por tanto, suceptible de ser reducida ante la disminución en la disponibilidad de fondos.[167]

Las consecuencias de esas modificaciones, unidas a la reticencia de los bancos para involucrarse de manera importante en préstamos hacia el exterior después de la gran depresión, se tradujeron en un nuevo "desfase" -semejante al de inicios de siglo- entre las actividades internacionales de la banca y las de la industria.[168] Dicho "desfase", según veremos más adelante, constituye una parte de la explicación para el acelerado despliegue internacional de la banca de EE.UU. que, al amparo del euromercado, se produce desde las años 60.

En el contexto antes reseñado, una vez concluidas la depresión y la Segunda Guerra Mundial, y una vez concluidas también las renegociaciones por parte de aquellos países que se habían declarado en moratoria, en la inmediata posguerra y durante los años cincuenta se mantuvo la tendencia a una muy escasa contratación de empréstitos por parte de América Latina, tanto en términos globales como también respecto al mercado estadounidense.

Lo sucedido con los ingresos de capital extranjero en la región desde el fin de la guerra hasta el término de los años 50, puede ser visto en el Cuadro 19. Allí se observa que para el conjunto de América Latina, hasta 1952 hubo un ingreso neto negativo de capitales por concepto de préstamos de largo plazo, esto es, los reembolsos fueron superiores a los nuevos préstamos, y que para todo el periodo 1946-1960 los ingresos por préstamos son notoriamente inferiores a las llegadas por inversión extranjera directa.

CUADRO 19

AMERICA LATINA: ENTRADA NETA NO COMPENSATORIA DE CAPITAL

EXTRANJERO A LARGO PLAZO SEGUN SUS MODALIDADES

PRINCIPALESa, 1946-1960

Año Donaciones Préstamos Inversiones

oficialesb a largo directasd Total

plazoc

1946 7.5 -252.9 109.3 -136.1

1947 33.7 -110.7 432.7 355.7

1948 -10.4 -717.3 496.5 -210.4

1949 28.2 -16.2 458.0 470.0

1950 20.4 -91.7 191.8 120.5

1951 13.4 -2.1 323.3 334.6

1952 17.8 90.6 509.2 617.6

1953 21.2 53.2 381.3 455.7

1954 37.6 228.5 237.9 504.0

1955 56.4 227.1 263.8 547.3

1956 79.8 560.9 1102.4 1743.1

1957 108.3 790.7 1596.9 2495.9

1958 96.0 140.4 634.0 870.4

1959 105.5 -102.6b 784.8 787.7

1960 106.5e 270.9e 431.3e 788.7e

————————————————————-

aEntrada neta no compensatoria de capital extranjero a largo plazo, debido a variaciones

en los pasivos externos de los países latinoamericanos, y excluye el movimiento de

capital causado por variaciones en los activos externos.

b Pagos de transferencia a instituciones públicas latinoamericanas procedentes de

gobiernos extranjeros.

cPréstamos recibidos por los sectores privados y oficial latinoamericanos, de

instituciones de préstamos privadas u oficiales, excluídos los préstamos para

equilibrar el balance de pagos.

dMovimientos de capital hacia empresas de inversión directa en países latinoamericanos,

pertenecientes a extranjeros, incluídas las ganancias reinvertidas de esas empresas.

eExcepto Cuba por carecerse de datos.

Fuente:CEPAL [1965; 127]

Finalmente, nos interesa cerrar este capítulo centrando brevemente la atención en la década de los sesenta, dado que en esos años ya empiezan a producirse algunos cambios en los capitales ingresados, y en el endeudamiento regional, que apuntaban en dirección a las tendencias que se manifestarían con toda su fuerza en la década posterior. En esa perspectiva, los cambios de mayor importancia fueron dos: uno referido al peso relativo de las inversiones y de los créditos en el total de capitales recibidos por América Latina, y el otro referido al incremento absoluto de la deuda regional.

En lo que respecta a los capitales ingresados, desde la primera mitad de los años 70 se revierte la mayor presencia que en las décadas inmediatas anteriores había tenido la inversión extranjera directa. Según puede verse en el Cuadro V del Anexo Estadístico, durante la década de los 60 -con la excepción de 1965 y 1968, los ingresos netos por préstamos pasan a ser superiores a las llegadas netas de inversión extranjera directa, y por diferencias que tendieron a hacerse cada vez mayores.

Ese cambio de composición en el ingreso de capitales, se dio en un contexto de crecimiento acelerado en el monto no sólo de los créditos sino también de las inversiones directas, como resultado de lo cual los totales de capital a largo plazo recibidos por América Latina pasaron de niveles anuales de alrededor de 1000 millones de dólares a niveles cercanos a 3000 millones entre el inicio y el fin de los años sesenta, y fue en ese contexto en el cual, al mismo tiempo que los volúmenes anuales de inversiones directas se incrementaron aproximadamente al doble, los créditos lo hicieron al triple.

Así también, en el mismo Cuadro V del Anexo Estadístico se observa que la modificación en la composición de los flujos ingresados, comienza a repercutir en los pagos al capital extranjero. Allí se ve que la participación de los intereses en esos pagos se incrementa de niveles de entre 10 y 15% a mediados de los años 50, a un nivel cercano al 30% en 1965 y a 46% en 1970. Según veremos posteriormente, todo ello era sólo un débil anuncio del peso que adquiriría el pago de intereses durante las décadas siguientes.

En lo que respecta más específicamente al endeudamiento regional, en el Cuadro VI del Anexo Estadístico se presenta información acerca de la deuda externa pública y con garantía pública, para el periodo 19551967. Las conclusiones que se pueden extraer de dicho Cuadro son bastante claras: por una parte, para el conjunto de América Latina la deuda externa se incrementa de 4 a 14 mil millones de dólares entre 1955 y 1967, es decir, se multiplicó por tres veces y media en un lapso de sólo 12 años; por otra parte, si bien hay diferencias en los ritmos de incremento, el rápido crecimiento de la deuda se hace presente en todos los países de la región.

En suma, por tanto, en el ámbito del endeudamiento los años 60 constituyen un periodo de transición: de un lado, se incrementan rápidamente el ingreso de préstamos y los pagos de intereses, y la inversión directa pese a seguir creciendo disminuye su importancia relativa en los capitales ingresados, cuestiones éstas que en los años 70 alcanzarán su máxima expresión; de otro lado, aún no se presenta el cambio de acreedores públicos a privados, mismo que habría de ocurrir en los años posteriores, al amparo de un explosivo crecimiento del mercado financiero internacional de carácter privado y de un rápido desarrollo del vínculo prestamistaprestatario entre los bancos que actuaron en ese mercado y los gobiernos latinoamericanos.

CAPITULO II

Los años setenta y comienzos de los ochenta: la crisis mundial, el desarrollo del mercado internacional de capitales y el endeudamiento latinoamericano

En este segundo capítulo, abordaremos el lapso que abarca a los años setenta y al inicio de la década de los ochenta, y que correspondió a un nuevo auge del endeudamiento externo de las economías latinoamericanas. Para ello, en un primer apartado revisaremos el contexto mundial e internacional en el cual se dio el endeudamiento de la región, poniendo un especial énfasis en el explosivo desarrollo del mercado internacional de capitales, en tanto que en el segundo apartado nos centraremos en la identificación y análisis de los principales componentes del endeudamiento latinoamericano del periodo.

Si bien el capítulo esta dedicado al periodo recién señalado, mismo que finaliza cuando el proceso de endeudamiento es reemplazado por la crisis de pagos que revisaremos en el capítulo siguiente, para algunos puntos y particularmente en los señalamientos sobre el comportamiento de la economía mundial nos ubicaremos en el conjunto de los años 70 y 80, e incluso haremos algunas referencias a los años 90.

1.- EL FUNCIONAMIENTO GLOBAL DEL SISTEMA Y EL CRECIMIENTO DEL CREDITO INTERNACIONAL

1.1.- La economía mundial durante el periodo

En aras de la brevedad, nos limitaremos a esbozar de manera muy sintética los principales rasgos de funcionamiento de la economía mundial que han estado presentes desde los años setenta, y los cuales hemos revisado con mayor detalle en otros trabajos[169]

Nuestra perspectiva general de aproximación al comportamiento de la economía mundial -incluídas en ella, desde luego, las economías de América Latina-, se ha apoyado desde hace ya tiempo en la tesis de que el sistema capitalista tiene un funcionamiento global, y que en dicho sistema hay un despliegue universal de las leyes, tendencias y formas de movimiento.[170] Dicha tesis, aplicada a lo ocurrido con el capitalismo desde los años setenta, ha implicado el poner un especial énfasis tanto en la creciente integración de la economía mundial y en los acelerados procesos de internacionalización de todas las formas y fracciones del capital, como en las rupturas transitorias y cambios de forma y contenido que se dan en la tendencia a la integración y en esos procesos de internacionalización.

Bajo esa perspectiva, el hecho central, cuando se habla de lo ocurrido con la economía mundial desde los años setenta, son las marcadas diferencias de comportamiento que han tomado cuerpo a partir de esos años respecto de las décadas previas, diferencias cuyo rasgo principal es el deterioro que hizo su aparición desde fines de los años sesenta o comienzos de los setenta y que se ha expresado en dos tendencias básicas: la tendencia a un lento crecimiento de la actividad económica y la tendencia a una acentuación del movimiento cíclico y de las crisis.

En lo que respecta a la tendencia de largo plazo a la disminución de los ritmos de incremento de la actividad económica, ella puso fin al largo periodo de rápido crecimiento tendencial que se dio desde la posguerra. Ese lento crecimiento, que en los años setenta estuvo concentrado en los países desarrollados y que a partir de los años ochenta se profundizó y se hizo más general abarcando también al capitalismo atrasado y en particular a América Latina se ha ido desplegando en contextos nacionales de agudización de todo tipo de desequilibrios, de incrementos del desempleo y subempleo, de caída de la tasa de ganancias, de estancamiento relativo de los incrementos de la productividad y de redefinición de las relaciones entre el capital y el trabajo, cuestiones todas éstas que -en distintos grados y formas- ya iniciados los años noventa siguen teniendo una presencia importante.

En particular, un componente central del funcionamiento del sistema es el referido a los niveles de endeudamiento. El crecimiento de esos niveles además de estar directamente vinculado al tema general de este trabajo constituye un rasgo central en el escenario mundial de las últimas décadas, a tal punto que dicho escenario bien puede caracterizarse como de endeudamiento generalizado. A través de la intermediación bancaria en los 70 y de las bolsas de valores en los 80 y 90, y en buena medida como una reacción a los problemas de valorización y a la permanencia de éstos a lo largo de las últimas décadas, se ha acelerado lo que S. Lichtensztejn ubica como la "transformación de una economía monetaria a una economía crediticia",[171] y se han tendido a desarrollar al máximo todos los mecanismos -espontáneos o no- de expansión del crédito y, con ello, de expansión de la actividad económica más allá de los bajos niveles que se habrían derivado del solo deterioro de los procesos de acumulación.

Los estrechos vínculos existentes entre la crisis de largo aliento presente desde fines de los años sesenta y la tendencia generalizada al endeudamiento, han sido analizados por distintos autores.[172] De entre ellos, recordemos brevemente a H. Magdoff y P. Sweezy, que han ido desarrollando desde hace ya tiempo una serie de formulaciones sobre el tema, referidas principalmente a la economía estadounidense, y cuya propuesta central es que en las últimas décadas el comportamiento de dicha economía ha estado caracterizado por el binomio estancamiento-explosión financiera.

En términos generales, dichos autores postulan al estancamiento como una tendencia inherente al funcionamiento del "capitalismo maduro", que resulta de la contradicción entre el crecimiento del potencial productivo de la economía y la incapacidad de dirigir el uso de los recursos humanos y materiales hacia la satisfacción de las necesidades de la mayoría de la población. Bajo esa perspectiva, el capitalismo se va desenvolviendo a través de "la interacción de la tendencia hacia el estancamiento y las fuerzas que actúan contra esta tendencia", de tal manera que, si las contratendencias no tienen el suficiente poder, "el estado de la economía es de estancamiento"[173].

Sobre esa base, consideran que para los años setenta habían perdido eficacia las contratendencias que actuaron en la posguerra[174]y que las nuevas fuerzas contraactuantes "han demostrado ser esencialmente inestables y temporales".[175] Entre esas nuevas fuerzas contraactuantes, una de las principales es "el cambio de la producción de todo tipo hacia las finanzas"[176], lo que ha traído consigo "la fantástica explosión del sector financiero"[177].

Esa "explosión financiera", si bien en el corto plazo atenúa la tendencia al estancamiento, por la doble vía de abrir oportunidades para inversiones rentables y de estimular el consumo a través del crecimiento de los ingresos por intereses y de las ganancias acumuladas por Wall Street,[178] en definitiva ha significado que "al problema del estancamiento se ha agregado el de una situación financiera que se deteriora rápidamente".[179]

En lo que respecta a la acentuación del movimiento cíclico, ella se hace presente para los años setenta, ochenta y noventa en el conjunto del sistema[180]y en ese contexto son claramente identificables tres crisis, la primera en 1974-75, la segunda en 1980-82 y la tercera a comienzos del actual decenio, crisis todas ellas cuya mayor profundidad, duración y amplitud las hace distintas a las caídas cíclicas de las décadas posteriores a la Segunda Guerra.

En particular interesa destacar que, pese a las semejanzas entre la crisis de mediados de los setenta y la de comienzos de los ochenta, también hubo entre ellas diferencias que son de la mayor importancia, sobre todo desde la perspectiva de la inserción mundial de América Latina. Por una parte, y según lo ha destacado O. Caputo en varios trabajos, una diferencia entre ambas crisis estuvo dada por el distinto carácter de la sobreproducción: en la primera de ellas, la sobreproducción se dio principalmente en los productos industriales; en la segunda, se dio además en las materias primas, alimentos y energéticos. Por otra parte, y estrechamente vinculado con lo anterior, la crisis de mediados de los setenta estuvo concentrada en los países industrializados, afectando en muy escasa medida al capitalismo atrasado, en tanto que la caída de 19801982 golpeó a los dos grupos de países, y para América Latina marcó el inicio de un deterioro cuya duración, amplitud y profundidad difícilmente permiten ubicarlo sólo en el contexto de un ciclo "juglar" o "de los negocios".

Las tendencias a un bajo ritmo de crecimiento de la actividad económica y a una acentuación del movimiento cíclico, que recién señalamos, se han desenvuelto en un contexto de acentuación del desarrollo desigual y de un muy distinto papel jugado por las relaciones económicas internacionales, sobre todo entre los años setenta y ochenta.

En lo que respecta al desarrollo desigual, su acentuación se ha dado en todos los ámbitos de funcionamiento del sistema. Además de las expresiones en los diferentes ritmos de desarrollo entre las distintas regiones del mundo, y de las que se ubican en torno a la importancia y peso relativo de las ramas y sectores y de la acumulación real en comparación con la acumulación financiera, otro ámbito de despliegue del desarrollo desigual ha estado ubicado en la estructura jerárquica de países en el interior del capitalismo avanzado.

En dicho ámbito, la tendencia más relevante para las últimas décadas ha estado dada por la pérdida de posiciones de la economía de EE.UU. y el correspondiente avance de las economías alemana y japonesa,[181] cuestiones éstas que han ido tomando cuerpo en un ambiente de agudización de todas las formas de la competencia, y que han estado vinculadas a extensos debates respecto a la presencia de problemas de productividad en la economía de EE.UU.,[182] al desarrollo en su seno de una tendencia a la "desindustrialización"[183] y a las viejas o nuevas hegemonías que tenderán a imponerse en las décadas por venir.[184]

En lo que se refiere a las relaciones económicas internacionales, el punto a destacar es que ellas jugaron un rol muy diferente durante las décadas de los setenta y ochenta, y en particular en las crisis cíclicas de cada una de esas décadas. Por una parte, en los años setenta dichas relaciones cumplieron una función de apoyo a la salida de la crisis de 1974-75 y de atenuante de la tendencia de largo plazo a un lento crecimiento de los niveles de actividad, lo cual se dio a través de rápidos incrementos del comercio internacional, de los flujos de inversión extranjera directa y, especialmente, de los flujos de crédito internacional los cuales han tenido un papel de "avanzada" en los nuevos niveles alcanzados por el funcionamiento global del capitalismo. Por otra parte, en los años ochenta las relaciones económicas internacionales, lejos de atenuar la crisis cíclica de 198082, durante esos años sufrieron una brusca contracción y se constituyeron en medio de transmisión y amplificación de los efectos de dicha crisis.

Finalmente, nos interesa terminar este muy breve recuento retomando 3 tendencias, que estuvieron presentes en los años 70 y que hemos mencionado a lo largo de la exposición precedente, en la medida en que la articulación de ellas a nuestro juicio fue definitoria de las formas asumidas por la inserción mundial de América Latina durante esa década y, en particular, del acelerado proceso de endeudamiento de la región. El mejor comportamiento de las economías latinoamericanas respecto de los países del capitalismo desarrollado, la sobreproducción de productos industriales que caracterizó a la crisis de 1974-75 y el papel jugado por las relaciones económicas internacionales a lo largo de esa década y en particular durante la crisis, constituyeron en realidad, desde la perspectiva de América Latina, tres caras de un mismo fenómeno, y confluyeron para que la región se constituyera en importante zona de colocación de los capitales y de las mercancías que el deterioro tendencial y la crisis cíclica volvían excedentarios en las economías desarrolladas. En tal sentido, y aún teniendo presente el carácter inédito que alcanzaron en esa década los volúmenes que la región absorbió de los capitales dinerarios en busca de colocación y de los productos en busca de realización, es igualmente cierto que los componentes centrales de ese rol, jugado por la región respecto al capitalismo desarrollado, no es la primera vez que hacen su aparición en la historia latinoamericana.

1.2.- El mercado financiero internacional en los años setenta y comienzos de los ochenta.

Apoyándonos en lo que hemos planteado en el primer punto de este apartado, centraremos la atención en uno de los componentes de la nueva situación presente desde los años setenta, como es el muy rápido desarrollo de los mercados financieros internacionales.

En el contexto de crisis generalizada en el sistema y de endeudamiento también generalizado, y sobre todo en el contexto de agudización de la competencia y de búsqueda de mayores niveles de rentabilidad a que empujó la crisis, consideramos que el crédito internacional a partir de los años setenta se constituye en una de las principales expresiones del nuevo nivel que alcanza el funcionamiento global del capitalismo. Según veremos a continuación, desde esos años estamos en presencia no sólo de incrementos muy rápidos del crédito internacional, sino también de cambios profundos en la operación de los mercados financieros internacionales y en los mecanismos de captación y colocación de capital de préstamo, todo lo cual constituye el marco en el cual se dio el otorgamiento de créditos a América Latina por parte de la banca privada internacional.

Para ordenar la exposición de este apartado, veremos en primer lugar lo relativo al origen y las magnitudes del auge del mercado financiero internacional, para revisar después algunas de las modalidades de funcionamiento de dicho mercado.

1.2.1.- Orígenes y magnitudes del auge en el mercado financiero internacional de los años setenta.

Si bien en los años previos a los 70 ya había algún desarrollo tanto de la banca transnacional como del llamado mercado de eurodólares,[185] es desde fines de los años sesenta, y especialmente a lo largo de los setenta, cuando se da el auge de ese mercado[186]y de la expansión internacional de la banca, todo ello como parte del contexto mundial e internacional al que nos referimos al comienzo de este capítulo.[187]

En esa perspectiva, un antecedente inmediato del auge del mercado de eurodólares estuvo dado por modificaciones reglamentarias ocurridas en Europa Occidental y en Estados Unidos:[188]

– En lo que respecta a Europa Occidental, desde 1958 se restableció la convertibilidad y los bancos comerciales fueron autorizados para recibir depósitos en monedas extranjeras, lo que permitió que en especial Londres se constituyera -o, más bien, que retomara su papel- como principal centro de la actividad bancaria internacional.[189]

– En cuanto a los EU.UU., a las restricciones para el funcionamiento de la banca vigentes desde la gran depresión -y a las que hicimos mención en el capítulo I- en los años 60 se sumaron otras, a través de las cuales las administraciones de Kennedy, de Johnson y de Nixon intentaron disminuir las salidas de dólares. Dichas restricciones, que sólo comenzaron a levantarse parcialmente desde mediados de los años setenta, con el inicio de la desregulación de los mercados financieros estadounidenses, incluyeron entre otras el "Impuesto Sobre Igualación de Intereses" establecido en 1963, el "Programa Voluntario de Restricciones de Crédito al Exterior" de 1965 y el "Programa de Inversión Extranjera Directa" de 1968.

Sin embargo, ese conjunto de medidas estuvo lejos de revertir la tendencia al crecimiento de las operaciones internacionales de la banca y de las empresas de EE.UU., e incluso el resultado neto de dichas medidas fue exactamente el contrario de lo esperado: de una parte, las restricciones a la inversión en el extranjero empujaron a las transnacionales estadounidenses a volcar hacia bancos ubicados fuera del país -y en particular hacia el euromercado- tanto sus necesidades de financiamiento como las ganancias resultantes de sus operaciones en el exterior; de otra parte, ante las restricciones a las operaciones externas de los bancos de EE.UU., éstos optaron no por disminuir dichas operaciones, sino por aumentarlas trasladándolas a un número multiplicado de sucursales y subsidiarias.

Es así que durante los años sesenta y setenta, los primeros bancos que desplazaron de manera importante sus actividades hacia otros países fueron los de EE.UU. -siendo seguidos por los europeos y, con cierto retraso, por los de Japón-, de tal modo que la transnacionalización bancaria fue claramente encabezada por la banca estadounidense,[190] lo cual tuvo dos expresiones principales:

– Por una parte, durante todos los años setenta esos bancos tuvieron la mayor presencia en los préstamos del euromercado,[191] si bien hacia el final de esa década la agudización de la competencia en el mercado financiero internacional los empujó a la adopción de mayores riesgos, y en particular al otorgamiento o la ampliación de préstamos a clientes que antes se consideraban "poco seguros", tendencia ésta que -según veremos más adelante- tuvo muy claras expresiones en América Latina.[192]

– Por otra parte, las actividades internacionales pasaron a tener un peso de primer orden y cada vez mayor, en el funcionamiento de los principales bancos estadounidenses, a tal punto que para 1978 el porcentaje de las ganancias totales que correspondía a ese tipo de actividades era 72% para el Citicorp, 68% para el Bankers Trust, 53% para el Chase y 51% para el Banco Morgan (veáse Cuadro 1).

CUADRO 1

COMPONENTE INTERNACIONAL EN LAS GANANCIAS DE LOS DIEZ

PRINCIPALES BANCOS NORTEAMERICANOS: 19711978.

(en porcentajes)

1971 1973 1975 1976 1977 1978

Citicorp. 43.0 59.6 70.7 72.3 82.2 71.8

Chase Manhattan Corp. 29.0 39.5 64.3 78.1 65.0 53.3

Bank America Corp. 19.0 24.0 48.0 46.7 42.3 34.4

Manufacturers Hanover

Corp. 24.0 35.0 46.0 59.3 60.2 52.3

J.P. Morgan Co. 28.9 46.3 60.0 46.0 48.2 50.9

Chemical New York. 17.0 18.4 45.0 41.3a 41.5 45.2

Bankers Trust

New York. 19.2 40.1 60.0 62.5a 83.3 67.5

First Chicago Corp. 7.0 12.0 34.0 17.2 20.7 16.0

Continental

Illinois Corp. 3.0 20.1 13.4 22.9 16.7 18.3

Security Pacific Corp. .0 12.0 12.7 6.6 11.9 15.0

————————————————————————

aEstimado.

Fuente: Años 1971, 1973 y 1975: CEPAL [1989; 154]

Años 1976, 1977 y 1978 R. Green: [1981; 354].

En lo que respecta a las magnitudes del auge del mercado financiero internacional, la idea central que queremos transmitir es que durante los años setenta se asistió a una verdadera explosión de dicho mercado. Para ello, revisaremos brevemente tres indicadores del crecimiento ocurrido: el tamaño global del mercado financiero, y específicamente del mercado de euromonedas; la expansión de la red bancaria en términos de sucursales; y, el desarrollo de centros financieros internacionales, sobre todo en países del capitalismo atrasado.

En lo que se refiere al tamaño del mercado, según el Cuadro 2 la base neta del euromercado se multiplicó por 65 entre mediados de los años 70 y comienzos de los 80, pasando de 14 a 905 miles de millones de dólares en ese lapso. En los años setenta, los mayores incrementos se dieron en 1973 y 1974, de tal manera que entre esos dos años -esto es, en plena crisis del mercado mundial- la base neta del euromercado se incrementó al doble, pasando de 110 a 220 miles de millones de dólares, si bien en 1975 se produjo el menor incremento porcentual de la década de los setenta -15.9%-, e incluso en ese año hubo caídas en los créditos bancarios, según veremos más adelante.

CUADRO 2

TAMAÑO E INCREMENTOS DEL MERCADO DE EUROMONEDAS: 1964-1981

Año Base bruta Incremento Base neta Incremento

(mmd de US$) (%) (mmd de US$) (%)

1964 20.0 — 14.0 —

1965 24.0 20.0 17.0 21.0

1966 29.0 21.0 21.0 24.0

1967 36.0 24.0 25.0 19.0

1968 50.0 39.0 34.0 36.0

1969 85.0 70.0 50.0 47.0

1970 110.0 29.0 65.0 30.0

1971 150.0 36.4 85.0 30.8

1972 210.0 40.0 110.0 29.4

1973 315.0 50.0 160.0 45.4

1974 395.0 25.4 220.0 37.5

1975 485.0 22.8 255.0 15.9

1976 595.0 22.7 320.0 25.5

1977 740.0 24.4 390.0 21.9

1978 950.0 28.4 495.0 26.9

1979 1220.0 28.4 615.0 24.2

1980 1515.0 24.2 755.0 22.8

1981 1800.0 18.8 905.0 19.9

—————————————————————-

Fuente: -1970: Green, Rosario. Estado y banca transnacional

en MéxicoEditorial Nueva Imagen, México, 1981.

Tomado de CEPAL [1983b; 30]

1971-1981: World Financial Markets, varios números.

Tomado de J. Quijano y L. Bendesky [1983; 97].

Un segundo indicador del crecimiento de la actividad transnacional de la banca, es la extensión de la red bancaria, cuya principal expresión es la apertura de sucursales fuera de los países de origen de cada banco. En tal sentido, en el Cuadro 3 se presenta información del número de sucursales en el exterior, en 1975 y 1978, para los 17 mayores bancos de los cinco países más industrializados. Allí se observa que para 1975 el total de sucursales de esos bancos era de 1354 y que dicho total pasa a 1529 en 1978, de las cuales poco más de un 60% estaban ubicadas en los países atrasados.

CUADRO 3

SUCURSALES EN EL EXTERIOR DE LOS PRINCIPALES BANCOS

DEL GRUPO DE LOS CINCO: 1975 y 1978

Lugar en los Nº de sucursales en el extranjero

primeros Países Países

trescientos desarrollados atrasados

1975 1978 1975 1978 1975 1978

Estados Unidos

Bankamerica 1 1 64 85 133 174

Citicorp 2 3 64 67 161 167

Chase Manhattan 4 10 57 59 127 128

Manufacturers

Hanover 16 26 18 27 22 28

Morgan Guaranty

Trust 19 34 31 26 23 24

Reino Unido

Barclays Bank 9 19 73 71 103 123

National West-

minster Bank 11 21 7 25 3 5

Japón

Dai-Ichi Kangyo

Bank 10 8 17 17 16 16

Fuji Bank 13 11 13 17 19 19

Sumitomo Bank 15 12 16 18 13 13

Mitsubishi Bank 17 13 15 16 14 16

Sanwa Bank 18 14 15 17 17 18

Alemania Occidental

Deutsche Bank 6 4 25 28 40 37

Dresdner Bank 14 9 28 29 33 37

Francia

Banque Nationale

de Paris 5 5 34 37 54 60

Credit Lyonnais 7 6 25 26 36 38

Société Generale 8 7 18 29 20 32

————————————————————————-

D|G_-%DFuente: Centro de las Naciones Unidas sobre Corporaciones Transnaciona-

les, Los bancos transnacionales: operaciones, estrategias y sus efectos

sobre los países en desarrollo, Nueva York, Naciones Unidas, 1981.

Tomado de P. Wellons [1987; 190]

En el Cuadro 3, resulta evidente el mayor número de sucursales que para ambas fechas tenían los bancos de EE.UU. en comparación con los de otros países: para 1978, del total de sucursales un 51% corresponde a cinco bancos estadounidenses, y 44% a tres de ellos: el Bankamerica, el Citicorp y el Chase Manhattan. En el extremo opuesto, para 1975 los cinco bancos japoneses incluidos en el Cuadro sólo tenían 155 sucursales extranjeras -un 11% del total de los 17 bancos- y en 1978 dicho número sólo había aumentado a 167.[193]

Como complemento de la información anterior, y en lo que respecta específicamente a la expansión de los bancos de EE.UU., en el Cuadro 4 se entregan cifras tomadas de otra fuente referidas a la distribución geográfica del crecimiento de sucursales extranjeras de dichos bancos para algunos años entre 1960 y 1974. Allí se observa que en ese periodo las sucursales pasaron de 124 a 732,[194] y que alrededor de la mitad se ubicaban en América Latina, porcentaje que según se vió en el capítulo I- es semejante al de las primeras décadas del siglo.

CUADRO 4

EVOLUCION DE LA DISTRIBUCION GEOGRAFICA DE LAS SUCURSALES EXTRANJERAS DE LOS BANCOS ESTADOUNIDENSES: 1960, 1969 Y 1974

1960 1969 1974

———– ———– ———–

Núm % Núm % Núm %

América Latina 55 44 235 51 363 50

Europa 19 15 103 23 167 23

Africa 1 1 1 — 5 1

Medio Oriente 4 3 6 1 — —

Extremo Oriente 23 19 77 17 138 19

Territorios de

ultramar 22 18 38 8 55 7

TOTAL 124 100 460 100 732* 100

————————————————————–

*En la fuente se indica esa cifra, pero la suma total es 728.

Fuente:R. Wolff, "The foreign expansion of US banks", Monthly

Review. Mayo 1971; U.S. House of Representatives (1976).

Tomado de W. Andreff y O. Pastré [1979; 93]

El tercer y último aspecto que interesa destacar como indicador del crecimiento de la actividad transnacional de la banca, es el referido al desarrollo de los centros financieros transnacionales.

Por una parte, los centros ya existentes en países del capitalismo avanzado tendieron a consolidarse y en especial la City Londinense, la cual a lo largo de los años 60 y 70 jugó un papel clave en el crecimiento de todo tipo de actividades financieras, y a ello se sumó en EE.UU., desde el inicio de los años 80, tanto el desarrollo de nuevos servicios bancarios internacionales como la aplicación de una serie de medidas -sobre todo por parte de la Reserva Federal, y dirigidas a los bancos de Nueva York- para atraer a una parte del euromercado.

Por otra parte, desde los años 60, y particularmente en los años 70, a los tradicionales centros financieros internacionales en los países desarrollados -especialmente Gran Bretaña, aunque también Suiza y Luxemburgo-, se sumaron distintos centros ubicados en países atrasados, desde los cuales se comenzaron a realizar partes cada vez mayores de las actividades del mercado internacional de capitales.

Esos nuevos centros se constituyeron en verdaderos "polos de atracción" de la banca transnacional, ofreciendo todo tipo de facilidades cambiarias y tributarias, secreto bancario, ausencia de regulaciones y de requisitos de reserva, etc., lo que generó en torno a ellos un volumen importante de operaciones financieras las cuales, desde luego, no guardaban proporción con la actividad económica interna de los países en los cuales dichos centros estaban ubicados.[195]

Para tener una idea general del rápido crecimiento de algunos de esos centros, en el Cuadro 5 se entregan cifras de sus activos para el periodo 1970-76. Para los centros allí considerados, el volumen total de activos pasa de 7228 millones de dólares en 1970 a 99572 millones en 1976, incrementándose por tanto dicho volumen en casi trece veces en esos de seis años, a una tasa promedio anual de 55%.

CUADRO 5

ACTIVOS EN CENTROS FINANCIEROS EN LOS PAISES ATRASADOS: 19701976

(miles de millones de dólares)

SINGAPUR HONG KONGa MEDIO OTE.b BAHAMASc PANAMA

1970 390 1415 2 4756 665

1971 — 1704 2 8145 —

1972 2976 1941 3 12472 —

1973 6277 2126 927 23251 2339

1974 10357 5984 2286 30918 —

1975 12597 — 3748 44269 5987

1976 17353 6829 5573 62990 6827

——————————————————————–

aLas cifras corresponden a activos extranjeros en Hong-Kong.

bIncluye El Líbano (todo el periodo, menos 1975), Abu-Dhabi (desde 1973)

y Bahrein (sólo 1976).

cSólo se incluyen activos de bancos de Estados Unidos en las Bahamas.

Fuente:Tomado de los Cuadros 1, 3, 4, 5 y 9 de X. Gorostiaga [1980]

Como complemento del Cuadro 5, cabría tener presente otras dos informaciones: por una parte, según la Comisión de Empresas Transnacionales,[196] para 1975 un 15% de las sucursales, un 14% de los activos y un 9% de los pasivos de las redes exteriores de 84 bancos transnacionales correspondían a los centros financieros de los países en desarrollo; por otra parte, según el FMI,[197] para 1977 los activos totales en los centros considerados en el Cuadro 17 -agregando Islas Caimanes y excluyendo El Líbano y Abu-Dhabi- representaban un 18.7% de los préstamos concedidos por el mercado internacional.

1.2.2.- Algunas modalidades de funcionamiento del mercado financiero internacional de los años setenta

Para completar lo relativo al funcionamiento del mercado financiero internacional de los años 70 y comienzos de los 80, veremos algunas de las principales modalidades de dicho funcionamiento, centrando la atención en aquellas que tuvieron relación con el otorgamiento de créditos al capitalismo atrasado y en particular a América Latina.

Por tanto, limitaremos nuestro seguimiento a una identificación de tres componentes del funcionamiento de dicho mercado: en primer lugar, el peso relativo de los bonos y de los préstamos bancarios, la participación del capitalismo atrasado como demandante en ambos tipos de financiamiento y una idea general de las condiciones en que ese financiamiento le fue otorgado; en segundo lugar, algunas operaciones que adquirieron importancia en las actividades de la banca transnacional; y, en tercer lugar, el desarrollo por parte de los bancos de un conjunto de mecanismos de "minimización del riesgo", que fueron extensamente aplicados en sus relaciones con América Latina.

En lo que respecta al peso relativo de las emisiones de bonos y de los préstamos bancarios y a la participación del capitalismo atrasado como demandante, en el Cuadro 6 se presenta información referida a esos dos puntos. Allí se ve que, para todo el periodo 1972-1982, la mayor parte del total de capitales movilizados en el mercado financiero internacional correspondió a los préstamos bancarios, los cuales fueron responsables de un 63% de dicho total y tuvieron una tasa promedio de crecimiento anual para el periodo de 28%, esto es, siete puntos porcentuales más que la tasa de crecimiento de los bonos.

Por otra parte, en el Cuadro se observa que en el periodo 19721982 los países capitalistas atrasados tuvieron una importante participación como demandantes, y que su demanda estuvo concentrada en los préstamos bancarios recibieron un 30% del total de capitales y un 41% de los préstamos bancarios. Ambas tendencias, según veremos posteriormente, fueron muy claras para los prestatarios latinoamericanos, y la segunda de ellas marca una diferencia importante respecto a los otros periodos de fuerte endeudamiento regional que revisamos en el primer capítulo, en los cuales la mayor parte de la deuda latinoamericana correspondió a la emisión de bonos.

CUADRO 6

CAPITALES MOVILIZADOS EN EL MERCADO FINANCIERO INTERNACIONAL ENTRE 1972 Y

1982, Y PARTICIPACION DE LOS PAISES ATRASADOS: BONOS Y PRESTAMOS BANCARIOS

1972-74 1975-78 1979-82 1972-82

(Tasa prom. de crec.)

TOTALES EN MILLONES DE DOLARES

Emisiones de Bonos 33530.9 130032.4 208690.9 21.0

Créditos bancarios 58020.8 157052.1 411478.2 28.1

Total 91551.7 287084.5 620169.1 24.6

TOTALES EN PORCENTAJES

Emisiones de Bonos 36.6 45.3 33.7 37.3

Créditos bancarios 63.4 54.7 66.3 62.7

Total 100.0 100.0 100.0 100.0

PORCENTAJES DE PARTICIPACION

DEL CAPITALISMO ATRASADOa

En las emisiones de bonos 8.7 9.3 6.3 7.6

En los créditos bancariosb 33.0 49.5 39.4 41.3

En el total del mercado 24.1 31.3 30.1 29.9

———————————————————————————

D_D|GGCD_____a Se considera a 100 países en el total, a 44 en bonos y a 99 en préstamos bancarios, incluidos en todos los casos los exportadores de petróleo.

b A partir de 1981, la fuente separa dos rubros que hasta ese entonces estaban integrados en "préstamos bancarios internacionales" ("otras facilidades internacionales" y "préstamos bancarios extranjeros"), sin indicar la participación de los países atrasados en esos rubros. Hemos optado por mantener esos rubros dentro de préstamos bancarios internacionales", pero ello se traduce en que, para el periodo 1979-82, los países atrasados aparezcan con disminuciones de su participación en bonos y en préstamos que son mayores que su disminución en el total del mercado.

Fuente:OCDE, Financial Markets Trends, Nº 27, París, 1984.

Otro aspecto sobre el cual interesa llamar la atención, y que no es observable en el Cuadro 6, se refiere a algunas caídas que ocurrieron durante los años setenta y comienzos de los ochenta en los préstamos bancarios internacionales:

– Por una parte, entre 1974 y 1975 el total de esos préstamos disminuyó en un 28%, pasando de 28,521.9 a 20,607.2 millones de dólares, lo que significó un freno transitorio al acelerado crecimiento de los años previos y posteriores. Dicha caída, se ubicó en el contexto de una serie de bancarrotas bancarias, de las cuales la de mayor efecto fue la del Nankhaus I.D. Herstatt de Alemania, en junio de 1974, lo que empujó tanto a la contracción de los créditos bancarios internacionales, como a una mayor cautela en las políticas de préstamos de la banca transnacional y a un endurecimiento en las condiciones de contratación de dichos créditos.[198]

Todo ello tuvo notorios efectos en los créditos hacia aquellos países atrasados que ya se habían constituido en prestatarios de importancia en el mercado, influyendo de manera directa en los problemas de pagos por los que atravesaron Turquía, Zaire, Jamaica y Perú. Según cifras que maneja la CEPAL, los créditos hacia los países atrasados no exportadores de petróleo disminuyeron abruptamente a partir del tercer trimestre de 1974, pasando de 5.3 miles de millones de dólares en los primeros seis meses de ese año, a 3 y a 3.1 miles de millones en los dos semestres siguientes, respectivamente. Así también, en la segunda mitad de 1974 y durante buena parte de 1975 se elevaron las sobretasas y se acortaron los plazos para los créditos contratados por esos países.[199]

– Por otra parte, en 1982 se produjo una nueva contracción de los créditos bancarios. A reserva de revisar posteriormente con mayor detalle esa caída -dado que constituyó un antecedente inmediato del estallido de la crisis de deuda en América Latina-, interesa dejar establecido que ella de nueva cuenta fue especialmente marcada para los prestatarios del capitalismo atrasado, y que dicha caída fue previa al inicio de los problemas de pago de América Latina, de tal manera que, desde antes que dichos problemas estallaran, se dio lo que S. Lichtensztejn ha caracterizado como una "contracción endógena del sistema de crédito internacional".[200]

Según se desprende del Cuadro 7, en el primer trimestre de 1982 se produjo una caída de 30% en el total de créditos bancarios, que para el caso de los países atrasados fue de 34% y, luego de una recuperación en el segundo trimestre, a partir del tercer trimestre de 1982 se reinicia el descenso, el cual iba a marcar el punto de partida no sólo de la marginación de los países atrasados en los mercados internacionales de capitales para el resto de la década, sino también de la disminución de importancia del crédito bancario respecto de otros patrones de financiamiento que, al amparo de los procesos de desregulación financiera, se fueron consolidando durante los años ochenta.

CUADRO 7

COMPORTAMIENTO DE LOS PRESTAMOS BANCARIOS

INTERNACIONALES DE 1981 A 1983

(millones de dólares)

Países en

1981 Total desarrollo

Tercer trimestre 23216.3 11545.2

Cuarto trimestre 28937.9 12775.2

1982

Primer trimestre 20119.5 8452.5

Segundo trimestre 26599.3 14532.8

Tercer trimestre 25173.3 7350.9

Cuarto trimestre 18858.4 7588.4

1983

Primer trimestre 19381.0 13344.2

Segundo trimestre 15925.5 5762.1

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Fuente: OCDE, Financial Markets Trends, Nº 27, París, 1984.

Respecto a los condiciones de contratación de los préstamos recibidos por los países "en desarrollo", en el Cuadro VII del Anexo Estadístico se entregan cifras, para el periodo 1975-80, referidas a los recargos sobre la tasa de interés y a los plazos promedio de amortización de dichos préstamos. Allí se observa que en ese periodo, y en particular desde 1977, hubo una tendencia al "ablandamiento" de las condiciones de contratación de los créditos, expresada en un alargamiento de los plazos y en una disminución de las sobretasas.

Sin embargo, ese "ablandamiento" se relativiza si se tiene presente que a lo largo de la década las condiciones de contratación de créditos -y en especial los recargos- fueron notablemente peores para los países atrasados en comparación a otros prestatarios. En tal sentido, en el Cuadro 8 se entrega una comparación de las sobretasas y de los plazos aplicados en el euromercado a tres países desarrollados y a los cuatro principales deudores de América Latina, en este caso para 1978-1980 que, según acabamos de decir, fueron años de mejora de las condiciones de contratación para los países atrasados.

CUADRO 8

RECARGOS Y PLAZOS PROMEDIOS DE PRESTAMOS EN EL

EUROMERCADO PARA ALGUNOS PAISES: 1978-1980

1978 1979 1980

PLAZO PROMEDIO DE LOS PRESTAMOS EN EL EUROMERCADO

Desarrollados

Francia 9.8 11.2 5.0

Italia 6.8 7.7 7.1

Suecia 10.4 10.0 8.2

Subdesarrollados

Argentina 10.7 10.4 7.7

Brasil 11.5 12.0 7.9

México 7.7 8.8 7.0

Venezuela 6.9 7.9 4.5

PROMEDIO DE SOBRETASAS DE LOS PREST. EN EL EUROMERCADO

Desarrollados

Francia 0.50 0.40 0.25

Italia 0.88 0.57 0.57

Suecia 0.62 0.49 0.56

Subdesarrollados

Argentina 0.92 0.76 0.63

Brasil 1.26 0.72 1.79

México 0.93 0.69 0.53

Venezuela 1.07 0.58 0.60

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Fuente: Borrowing in International Capital Markets,

Banco Mundial, 1981.

Tomado de J. Quijano y L.Bendesky [1983; 146-147]

En lo que respecta a las sobretasas, del Cuadro 8 se desprende que sólo para uno de los países de América Latina allí considerados y únicamente durante un año -México en 1980-, la sobretasa fue inferior a la aplicada a alguno de los países desarrollados -Italia y Suecia-. En todos los demás casos, para cada uno de los tres años cualquiera de las tasas de recargo cobradas a Argentina, Brasil, México y Venezuela fue superior a las cobradas a Francia, Italia y Suecia, con diferencias que llegaron a ser hasta de 7 a 1 entre Brasil y Francia en 1980. En los plazos las disparidades fueron mucho menores, pero también en ese ámbito los países desarrollados tendieron a conseguir mejores condiciones que los países atrasados.

Un tercer componente de las condiciones de contratación de los créditos fueron las comisiones, punto este sobre el cual es muy poca la información disponible, "ya que muchas veces las comisiones de un préstamo son la parte más secreta de una transacción".[201] Sin embargo, las estimaciones que se han hecho para algunos países indican que dichos pagos se generalizaron durante los años setenta y que en algunos casos llegaron a ser bastante elevados: para Perú, alrededor de un 90% de las operaciones crediticias de los años 70 estuvieron sujetas al cobro de comisiones, las cuales llegaron a alcanzar un componente fijo de 1.3%;[202] para Bolivia, en el periodo 1970-74 un 89% de los créditos fue sujeto a comisiones fijas, que alcanzaron un promedio de 1.45%, en tanto que en el lapso 1975-79 un 95% de los créditos fue sujeto a comisiones fijas, las que alcanzaron un promedio de alrededor de un 1%;[203] y, en el caso de Argentina, el porcentaje de comisiones llegó a alcanzar en 1976 el 1.38%.[204]

Un segundo conjunto de aspectos que interesa destacar, en relación a las modalidades de funcionamiento del mercado financiero internacionaldurante los años setenta, es el referido a la importancia adquirida en esos años por las operaciones no crediticias, por el mercado interbancario y por los préstamos de renovación.

En lo que respecta a las operaciones no crediticias, el auge de la banca transnacional durante los años setenta y comienzos de los ochenta no sólo implicó una multiplicación en el espacio internacional de las operaciones tradicionales de crédito -tales como el crédito bancario y la colocación de bonos- sino que también significó la aparición, o al menos un despliegue a niveles no conocidos, de otras operaciones, varias de las cuales no eran de otorgamiento de créditos sino más bien de otros servicios de los bancos a sus clientes, principalmente a empresas transnacionales.

Una lista de operaciones no crediticias, incluiría arrendamientos, facturaciones, créditos documentarios, sistemas internacionales para el manejo de efectivo, servicios de especialistas fiscales, consultoría financiera, servicios de pronóstico para divisas, transferencias internacionales de fondos y comercio de divisas. Esta última actividad, se transformó en una importante fuente de utilidades, llegando a representar, para algunos años del segundo quinquenio de los 70, montos cercanos o superiores al 20% del ingreso por operaciones para instituciones norteamericanas tales como el Citibank, el Chase Manhattan y el American Express.[205]

En lo que respecta a los operaciones interbancarias y a los préstamos de renovación, ambos fueron una poderosa palanca para el desarrollo de las actividades crediticias de la banca transnacional:

– En cuanto a los operaciones interbancarias, a partir de los años 70 éstas crecieron muy rápidamente, generándose un importante mercado interbancario internacional, que para 1984 según cifras del Banco Mundial[206] contaba con más de 1000 bancos participantes y tenía una magnitud aproximada de 1950 miles de millones de dólares.[207]

– En cuanto a los llamados "préstamos de renovación", estos se convirtieron en uno de los componentes centrales del mercado interbancario, ya que a través de dicho mercado los bancos alargaban los plazos a los cuales otorgaban sus préstamos "comprando" depósitos de corto plazo a otros bancos, compra ésta que se iba renovando periódicamente, con los correspondientes ajustes de la tasa de interés. Con ello, se multiplicaban tanto los riesgos de no correspondencia entre la tasa de interés cobrada por el préstamo otorgado a largo plazo y las sucesivas tasas a las que se iban contratando los préstamos interbancarios de corto plazo, como las posibilidades de no conseguir en el mercado interbancario los fondos necesarios para cubrir en su base de depósitos los créditos de mediano y largo plazo ya otorgados.[208]

En lo que respecta a los "mecanismos de minimización del riesgo", que constituyen el tercer y último componente que nos interesa destacar del funcionamiento del mercado financiero internacional, lo central es que durante los años setenta la banca transnacional logró una serie de seguridades, destinadas a disminuir los riesgos derivados de la multiplicación de los créditos que colocaban en todo el mundo, y en particular en América Latina y los restantes países atrasados.

En las condiciones financieras de los créditos, el paso más importante fue la introducción de las tasas variables de interés, que se reajustaban periódicamente de acuerdo a los movimientos de la tasa de referencia -generalmente la LIBOR- y cuya generalización permitió a los bancos traspasar a los deudores el riesgo de futuros incrementos del tipo de interés. Con ello, para las economías deudoras se agregaba un importante elemento de incertidumbre al comportamiento futuro de la balanza de pagos, se anulaba cualquier posibilidad de que la inflación pudiera jugar su papel tradicional de alivio de los prestatarios al devaluar las deudas, y se creaban las condiciones para que los incrementos de la tasa de interés -que además no era difícil prever que ocurrirían- repercutieran no sólo sobre las contrataciones de deuda que se realizaran con posterioridad a ellos, sino también, y especialmente, sobre la deuda ya acumulada y sobre el peso que el pago de dicha deuda representaba en el funcionamiento interno y en la disponibilidad de divisas de la economía prestataria.

También en el ámbito de las condiciones financieras, otro importante paso dado por la banca transnacional fue la aparición de los llamados préstamos de consorcio, o préstamos sindicados. A diferencia de los años 60, en que los distintos préstamos en el euromercado provenían en su mayoría de un sólo banco, durante los años 70 y hasta el inicio de los años 80 se desarrollaron rápidamente consorcios de prestamistas,[209] a través de los cuales se distribuía el riesgo entre un mayor número de bancos,[210] se incrementaba el volumen del crédito otorgado en cada operación, se ampliaba la capacidad de negociación frente a los prestatarios, se facilitaba la participación en el mercado de bancos pequeños y medianos y se creaba una fuente adicional de ganancias para los grandes bancos con los honorarios y comisiones que cobraban al organizar los préstamos de consorcios.[211]

El otorgamiento de esos préstamos, que representó alrededor de tres cuartas partes del total de créditos internacionales para el periodo 1974-86 y porcentajes superiores al 90% de dicho total hasta 1982,[212] se organizaba por parte de un banco director y varios codirectores, los cuales colocaban una parte de los recursos y reunían la parte restante entre otros bancos interesados en participar, luego de lo cual los bancos involucrados, representados por los organizadores y apoyándose en la evaluación del prestatario hecha por éstos, firmaban el correspondiente contrato de préstamo.

En el Cuadro 9, se entregan las cifras del total de préstamos de consorcio otorgados a los países atrasados en el periodo 1972-82, así como los porcentajes en que dicho total se distribuyó entre las distintas regiones subdesarrolladas. Allí se vé que América Latina fue la principal destinataria de esos préstamos, absorbiendo porcentajes superiores a la mitad durante todos los periodos considerados.

CUADRO 9

PRESTAMOS DE CONSORCIOS EN EUROMONEDAS

A PAISES EN DESARROLLO: 1972-1982

1972-1974 1975-1978 1979-1982

TOTAL(miles de millones US$) 19.6 76.8 168.4

DISTRIBUCION POR REGIONES(%)

Asia Oriental y el Pacífico 14.8 21.0 22.2

Europa y el Mediterráneo 13.3 5.6 10.2

América Latina y el Caribe 50.5 53.5 55.2

Otras regiones(a) 21.4 22.4 12.4

Total 100.0 100.0 100.0

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(a) Incluye a Africa al Sur del Sahara, China, India, el Oriente

Medio, el Norte de Africa y Asia Meridional.

Fuente:En base a cifras del Banco Mundial [1985; 138].

En la organización de los préstamos de consorcio, los bancos de EE.UU. tuvieron una participación dominante, según puede verse en el Cuadro 10. Para el periodo 19761982, siete bancos de esa nacionalidad movilizaron un volumen equivalente a casi la mitad del capital total que fue puesto en movimiento por los 25 principales organizadores de ese tipo de créditos. En segundo lugar, y a bastante distancia de los siete bancos de EE.UU., se ubicaron cuatro bancos del Reino Unido y cinco de Canadá, con un 14% del total en cada uno de esos casos.

A lo antes dicho, habría que agregar que cinco de los siete bancos estadounidenses ocupaban los primeros lugares, de acuerdo al capital movilizado, entre los 25 principales bancos organizadores de préstamos de consorcio. Dichos bancos estadounidenses eran, en orden descendente, el Citicorp, el Chase Manhattan, el Bank America, el J.P. Morgan y el Manufacturers Hanover.

CUADRO 10

DISTRIBUCION POR NACIONALIDAD DE LOS 25 PRINCIPALES

ORGANIZADORES DE CREDITOS DE CONSORCIO: 1976-1982

(miles de millones de dólares de 1980 y porcentajes)

País de Nº de Capital

procedencia bancos movilizado %

Estados Unidos 7 236.8 48.4

Reino Unido 4 70.4 14.4

Canadá 5 70.6 14.4

Alemania 4 56.7 11.6

Japón 3 36.0 7.3

Francia 2 19.1 3.9

TOTAL 25 489.6 100.0

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Fuente:En base a cifras de CEPAL [1989; 50]

Esos mismos cinco bancos, según veremos posteriormente, fueron los principales organizadores de préstamos hacia América Latina y después de 1982 todos ellos volvieron a aparecer, esta vez encabezando a los comités directivos encargados por la parte acreedora de los procesos de renegociación de la deuda regional.

En el ámbito de las condiciones no financieras de contratación de la deuda, al menos dos mecanismos de "minimización de riesgos" merecen ser destacados:

La incorporación de cláusulas "resolutorias", de "intersección de moratorias" o de "incumplimiento recíproco" en los contratos, según las cuales el incumplimiento respecto de un acreedor implicaba que se considerara como vencidos y pagaderos de inmediato a la totalidad de los créditos de ese deudor con todos los acreedores.[213]

Dichas cláusulas, además, en no pocos casos tuvieron dos agregados. Uno de ellos, era que el acreedor podía declarar en incumplimiento al país, cuando supusiera que ese incumplimiento iba a ocurrir en el futuro, o cuando el deudor intentara impugnar alguna disposición significativa del contrato.[214] El otro agregado, consistía en la exigencia de que el país deudor debía ser "miembro reputado" del FMI, ya que de lo contrario el acreedor podría cobrar de una vez el monto total de la deuda pendiente.[215]

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
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