- Introducción
- Justificación
- Presentación del Caso
- Análisis Institucional
- Intervención y Abordaje
- Conclusiones
- Bibliografía
- Anexos
La educación es el elemento que genera progreso, siendo fuente de oportunidades para el bienestar tanto individual, como colectivo; proporcionando un claro camino en la práctica de la convivencia humana, poniendo a prueba la funcionalidad de los sistemas democráticos de las naciones, dentro de los estándares generales potenciadores del desarrollo afectivo, cívico y social, desde los niveles básicos en la formación cognitiva de los seres humanos, generando una calidad de vida adecuada.
Este motor de progreso, es un derecho fundamental de todos los seres humanos que les permite adquirir conocimientos y alcanzar una vida social plena, que en las etapas iniciales del desarrollo, establece las metas hacia las cuales se ha de dirigir el trabajo educativo, alcanzando los logros del desarrollo en este período de la vida.
El enfoque de este proceso educativo se vuelve independiente de la concepción curricular, estableciéndose paradigmas que se pueden corresponder con las más diversas teorías, y que en ocasiones se cristalizan en una estructura curricular en torno a su dirección y organización, posibilitando la organización de contenidos de manera independiente a la divergencia, de criterios dentro de un universo de estrategias propuestas.
Pero durante estos procesos, se pueden presentar hechos no tan dependientes de la estructura curricular que impactarán de forma negativa en los partícipes de la actividad escolar, que obedecerán a la dinámica de la sociedad, dentro del contexto sociopolítico que se comparte en una determinada comunidad.
Estos aspectos negativos se reúnen dentro de un ciclo de agresión y hostigamiento reiterado, que se va cronificando e intensificando en el paso del tiempo, en un grupo de sujetos hacia otro grupo que no logra defenderse del ataque, sometiéndose al contínuo maltrato psicológico y físico del que son víctimas en silencio, siendo en muchas ocasiones los cambios de conducta y síntomas físicos los únicos elementos de sospecha.
Este trabajo resultará de gran utilidad para consolidar los conocimientos de la violencia en instituciones sociales sobre la ocurrencia cotidiana de violencia escolar, sus características principales y las necesidades de intervención más prioritarias.
Ampliándose los datos sobre el acoso escolar, y poderlos contrastar con otros trabajos llevados a cabo de forma similar, analizando las posibles variantes según el entorno, la perspectiva de género y políticas geo referenciales.
Planteamiento del problema
Las instituciones educativas cada vez más aparecen en los medios de comunicación debido a episodios de violencia que ocurren entre estudiantes, llegando a alcanzar alarma social. De manera que el acoso escolar puede producirse con diferentes conductas, compartiendo rasgos comunes de desequilibrio de poder, que debe tenerse en cuenta a la hora de interpretar sus consecuencias y deducir la mejor manera de abordarlas.
El presente caso se expone ante la necesidad de analizar elementos que se vinculen con las disfunciones entre la dinámica familiar y el sistema educativo, en la detección del acoso que luego genera la violencia escolar, con fatales consecuencias como la muerte sea por acto propio o agresión de los acosadores.
Ante los episodios de violencia escolar, algunos graves, de los que se han hecho eco los medios de comunicación y que han propiciado una gran preocupación sobre lo que está pasando entre los estudiantes, que aplican diferentes tipos de conductas violentas, lo que hace necesario adoptar las debidas medidas para la prevención de este tipo de agresiones, amparándolos y frustrando el comienzo y la consolidación de las conductas violentas en el centro educativo.
Objetivo
Mediante un caso práctico de violencia escolar, se realiza un abordaje de los aspectos subjetivos de la problemática articulando de manera objetiva los conceptos analizados durante el período de estudio, para generar un interaprendizaje significativo en la toma de decisiones.
Escenario
Institución educativa en una localidad de la Argentina
Metodología
Descriptivo: centrado en presentar el caso y luego relacionar con los conceptos impartidos.
Variables
Adolescencia
Violencia institucional
Acoso escolar
Maltrato físico
Alondra una joven de 14 años, estudiante de un centro educativo argentino, fue salvajemente agredida por una decena de compañeras en otro caso de bullying a la salida de una escuela, tras el cual la joven fue expulsada telefónicamente por el director, al igual que una de sus agresoras.
El terrible episodio ocurrió a la salida de clases, donde fue emboscada, por un grupo de compañeras del salón, recibiendo golpes, pedradas y cortes en el rostro.
La agresión fue filmada por uno de los compañeros que la presenciaron con un teléfono celular y el video fue subido a Internet.
Alondra sostuvo que el grupo estaba encabezado por una compañera que la amenazaba constantemente y le decía que le tenía "bronca".
"Me agarraron de atrás, me tiraron del pelo y me pegaron por todos lados", dijo la joven, que conservaba en su rostro diversos cortes.
Teresa, la madre de Alondra, dijo que a su hija "la hostigaban todo el tiempo", y agregó "que para colmo el director de la escuela le dijo que estaba expulsada del colegio".
La joven sufrió una verdadera pesadilla, cuando 11 compañeras de su colegio la emboscaron a la salida de la institución educativa y la golpearon salvajemente, todo por ser "linda".
La madre le contó que durante la agresión le cortaron el rostro y finalmente le arrojaron piedras.
"Ver a mi hija ensangrentada, toda golpeada y cortada, es lo peor que me pasó en la vida", expresó.
"Quedó con la marca en la cara, moretones en la zona de los ojos y rasguños. Así la dejaron. La atacaron con golpes de puño, luego de agarrarla de atrás. Ella venía con sus hermanitos que van a la escuela primaria. Salió de su escuela, esperó a los hermanitos y cuando volvía para casa fue emboscada por esta patota de chicas", señaló la mujer.
Según refirió la denunciante, la principal agresora tiene 15 años, uno más que la víctima. "Todo el grupo va a la misma escuela, pero es de un grado más. La venían amenazando desde hace tres meses", dijo Teresa, agregando que su hija "no le contó al director, lo que venía pasando, y solo me refirió que tenía pequeñas discusiones con esta chica, lo cual pensé que eran cosas menores".
Aún así en abril, pedí una reunión con las autoridades del establecimiento y me prometieron monitorear la situación con especialistas.
"Yo soy madre soltera, trabajo todo el día, con lo que me dijeron me quedé más o menos tranquila, pero no pasó nada. Ese día hablé con la otra chica, y para calmar los ánimos le dije que también era bonita, que no hiciera eso. Pero ahora sé que mi hija era hostigada todo el tiempo", señaló la mujer.
"En este tiempo le decían que le iban a pegar, y le advertían que no se meta el hermano mayor, que tiene 16 años, porque iba a ser peor. Ellos tienen su forma de hablar. Le decía que la rebajaba. No sé bien qué es eso, pero es algo así como que la miraba mal", agregó.
Teresa, sobre el incidente del martes, explicó que "la agarró esta chica de atrás, pero venía en grupo, eran once, todos los golpes fueron en la cara, en los brazos tiene magullones porque luego le tiraron con piedras", y precisó que "el problema viene porque mi hija llama la atención, es grandota".
"Los chicos la siguen, está desarrollada. Que se yo, por ahí mi hija la miró mal alguna vez, no lo sé, son muy especiales los chicos a esta edad. Pero no se justifica que le peguen como lo hicieron, que la lastimen de esa forma tan salvaje. Siempre miro en la televisión, casos como éste, y pensaba que no me gustaría estar en los zapatos de esos padres. Decía ojalá que no pase por esto", y bueno me tocó a mí y me angustia mucho lo sucedido, porque nadie nos ayuda para hacer justicia, dijo finalmente Teresa.
Contextualización y fundamentación
En el centro educativo se conjuga la convivencia de diversos grupos de personas que mantienen entre sí distintos sistemas de relaciones internas intragrupo y que, a su vez, deben desplegar relaciones intergrupo. (Ortega, 1998)
Estos sistemas de relaciones involucran a la familia con los docentes, y a la interacción entre los niños y niñas. Con un ecosistema de diferentes pensares, regidos bajo normas, deberes y derechos que se manejan en forma simétrica y jerárquica de acuerdo a las necesidades institucionales, sean públicas o privadas.
Las relaciones personales en el centro se desenvuelven en una dinámica compleja, que hace depender a unos sistemas de otros, a lo que se le ha denominado "microsistema de los iguales", que cuando se estabiliza como consecuencia de la constancia temporal de las experiencias diarias, se configura como un ámbito humano, que proporciona a los chicos/as pautas para organizar su comportamiento social, aportándoles indicadores sobre lo que es prudente hacer, lo que es interesante o indiferente y lo que es moralmente correcto. (Ortega, 1998)
Dentro de este escenario de interacción, con diferentes posturas o puntos de vista de acuerdo al estrato socio cultural, se pueden dar conflictos asociados a los procesos de aprendizaje escolar.
Conflictos que atentan contra la dignidad humana, entendiéndose como tal el conocimiento, el ejercicio y el goce pleno de los derechos humanos. Lo cual ha sido el móvil de políticas y prácticas destinadas a personas en situación de vulnerabilidad biológica, social y psicológica que se encuentren expuestos a la cancelación temporal o permanente de sus derechos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la violencia, como: "El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones." (OMS, 2014)
De acuerdo con Cobo y Tello (2008), la violencia puede tener dos connotaciones ambivalentes. La primera, positiva ligada con aquellos actos agresivos para la supervivencia como pueden ser el empuje o el arrojo. La segunda connotación es negativa y se liga a aquellos actos violentos que atentan contra la supervivencia del ser humano.
Pero más allá de la violencia en general, con este caso nos enfocamos en un tipo específico de violencia que se atribuye a la etapa escolar o cualquier otro tipo de medio en donde se lleve a cabo un tipo determinado de convivencia o vinculación, que se presta para que se dé el acoso escolar. (Ver Imagen 1)
El Bullying es un término popular inglés y su origen es el mobbing (palabra sueca y noruega), que significa abuso de unos a otros, "acoso" lo cual, no es una etiqueta que se aplique únicamente a los niños, sino a todo aquel que maltrata a otros, sean estos: niños, adultos e incluso al conyugue o pareja" (Voors, 2005)
Esta conducta tiene la particularidad de presentarse la mayoría de las veces en la ausencia de adultos y su principal intención es humillar y someter a una persona considerada más débil e indefensa (víctima), por parte de aquel que es más dominante, agresivo e incluso violento a quien se le llama bully, es decir valentón, agresor, acosador o abusador. (Larios, 2014)
Este problema no es nuevo ya que en todos los tiempos se han producido tratos abusivos entre iguales en todas las edades, pero se iniciaron las investigaciones sobre este fenómeno a finales de los años sesenta, en Suecia como consecuencia del suicidio de tres adolescentes.
En Latinoamérica el acoso escolar es un fenómeno frecuente en el ámbito escolar, siendo el 70% generado por el desarrollo de conductas antisociales y/o delictivas consolidadas, de la mayor parte de niños que proceden de hogares violentos siendo víctimas de los mismos. Este tipo de violencia acarrea fuertes repercusiones en las víctimas como: baja autoestima, depresión, ansiedad, rechazo de la situación escolar, llegando al suicidio. (Ver Infografía 1)
De acuerdo al estudio hecho por Plan Internacional siete de cada diez escolares de Latinoamérica, sufre de acoso escolar, donde esta práctica tiene sus raíces en la violencia y la desigualdad que viven los niños abusadores, y las víctimas, por su parte, tienen dificultades de aprendizaje, lo que el problema se convierte en un laberinto sin salida. (Universia, 2011) (Ver Infografía 2)
Según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) desarrollado entre el 2005 y 2009, menciona que más de la mitad de los alumnos de sexto grado de educación primaria de los países latinoamericanos (51,1 por ciento) confiesa haber sido víctima de violencia por parte de sus compañeros de escuela, incluyendo robos, insultos, amenazas o golpes por parte de sus compañeros. (Cooperativa.cl, 2011)
En términos de insultos o amenazas, Argentina es el país que muestra las cifras más altas, seguido de Perú, Costa Rica y Uruguay, donde más del 30 por ciento de los alumnos afirma haber sido maltratados verbalmente por algún compañero.
Con respecto a la violencia física entre alumnos, cinco países muestran altos niveles: Argentina (23,5 por ciento), Ecuador (21,9), República Dominicana (21,8), Costa Rica (21,2) y Nicaragua (21,2 por ciento).
Cuba nuevamente aparece como el país con el menor porcentaje de niños que señalan haber sido golpeados recientemente por compañeros (sólo 4,4 por ciento). Otro hallazgo del estudio es que los niños sufren más de bullying que las niñas y que los estudiantes de zonas rurales experimentan menos maltrato por parte de sus compañeros que los de zonas urbanas, aunque en Brasil, Guatemala, Perú y Uruguay no se observan diferencias en este último ámbito. (Cooperativa.cl, 2011)
En este momento hay mayor sensibilización social hacia el respeto de los derechos de la infancia y adolescencia, pese a que vivimos en un contexto social de mayor tolerancia y permisividad hacia la violencia, alentado por los medios de comunicación, que con frecuencia muestran programas en que los protagonistas pegan, amenazan, insultan, se burlan.
Dentro de estas conductas de agresión podemos mencionar el acoso escolar, que es un tipo específico de violencia, que se diferencia de otras conductas violentas que un alumno puede sufrir o ejercer en un determinado momento. (Díaz, 2014)
La violencia es utilizada por los agresores como una forma destructiva de demostrar su poder, sobre una víctima que creen no puede defenderse, y que generalmente perciben como indefensa por parte del sistema social en cuyo contexto se produce el acoso.
El acoso entre escolares tiene características similares a determinadas manifestaciones violentas que se dan entre adultos, como el acoso en el trabajo y la violencia de género. En los tres casos, la violencia es utilizada por los agresores como una forma destructiva de demostrar su poder, sobre una víctima que creen no puede defenderse, y que generalmente perciben como indefensa por parte del sistema social en cuyo contexto se produce el acoso. Por eso, la impunidad, la minimización y la conspiración del silencio que ha rodeado tradicionalmente a estos tres tipos de violencia se convierten en sus principales aliados. (Díaz, 2014)
En este caso Alondra es una clara víctima del acoso escolar, debido a que no se limita a un acontecimiento aislado, sino que se repite y se prolonga durante cierto tiempo, llegando a eventos graves como la agresión física que ella sufrió.
La situación de desigualdad que ella tiene frente a la acosadora que está apoyada por un grupo que le sigue en su conducta violenta, atrapa más a la víctima indefensa, que no puede salir por sí misma de la situación de acoso.
Estas agresiones van en escala, desde el hostigamiento leve, burlas, insultos, sustracción o destrucción de elementos menores. Pudiendo también ignorarla sistemáticamente, impidiéndole participar, aislándola intencionadamente de las interacciones entre iguales. (Ver gráfico 1)
En ocasiones, estas agresiones verbales giran en torno a dificultades de la víctima, como tener una menor agilidad o alguna necesidad especial, en otros casos, por el contrario, son precisamente cualidades de la víctima valoradas por la sociedad, como el rendimiento, llevarse bien con las figuras de autoridad o tener una apariencia que suscita envidia (ser linda) las que son ridiculizadas en el momento que les asignan sobrenombres. (Díaz, 2014)
El hostigamiento moderado, comprende las formas de acoso como agresiones moderadas. Es el acoso entre pares ejerciendo violencia en el cuerpo del otro, de relativa severidad, con acciones crueles sistemáticas basadas en golpes, empujones, patadas, cortes, escondiéndole, rompiéndole, o quitándole sus cosas.
Obligándole a hacer algo que no quiere con amenazas (como traer dinero u objetos, hacer trabajos o sometiéndose a participar en situaciones que no desea).
El hostigamiento severo, a través de agresiones que provocan lesiones serias; exhibición y/o uso de armas.
Esta situación se ha mantenido, durante un tiempo prolongado, adquiriendo las personas que rodean al entorno educativo y familiar una conducta pasiva, e incluso de naturalización de la situación, convirtiéndose en un proceso contínuo de acoso. Suele implicar diverso tipo de conductas violentas, iniciándose generalmente con agresiones de tipo social y verbal e incluyendo después coacciones y agresiones físicas.
También es importante mencionar la violencia institucional que puede ser leída tanto por acción de poderes como por ausencia de acciones concretas, y que afectan las posibilidades de despliegue y crecimiento. (Duarte, 1995)
Con este caso vamos observando los principales roles de cada uno de los que intervienen, teniendo a:
La víctima: aquella persona sometida al agresor y el que sufre la violencia, siempre es uno. Hay un tipo de víctima llamada provocadora, que por su torpeza social o psíquica no sabe o no puede tener relaciones normales con sus compañeros, estos se sienten provocados o agredidos y responden con violencia.
El agresor: el que domina y somete por la fuerza a su víctima. Pueden ser uno o varios.
El espectador: el que observa las agresiones. La relación trilateral se sostiene mediante la ley del silencio y la condena pública del delator.
Dentro de los tipos de violencia escolar, Alondra ha sido víctima en mayor o menor grado de:
Violencia física: Que puede ser:
– Directa: contra el cuerpo. Pegar, empujar.
– Indirecta: contra la propiedad. Robar, romper.
Violencia verbal: insultos, burlas, motes, calumnias. Son los más frecuentes.
Violencia psicológica: minan la autoestima y fomentan la inseguridad y el temor. El componente psicológico se encuentra en todas las formas de maltrato.
Violencia social: aíslan al individuo del grupo.
Hay que tener presente el perfil de riesgo que puede tener la víctima de violencia escolar, de acuerdo a (Oñedera, 2008) pueden ser:
Baja popularidad entre sus compañeros con los que no logra tener buenas relaciones y es rechazado lo suficiente como para no recibir ayuda de ellos.
Muchos miedos, el miedo como rasgo de la personalidad, lo que le hace tener una infancia y adolescencia infeliz.
Temperamento débil y tímido.
Falta de asertividad y seguridad.
Baja autoestima y aumentan las posibilidades del fracaso escolar.
Sentimiento de culpabilidad, lo que le inhibe para poder comunicar su situación a los demás.
Tendencia a la depresión, puede fingir enfermedades e incluso provocarlas en su estado de estrés.
Sobreprotegido por la familia, por lo que carece de habilidades para enfrentarse al mundo.
Gestos, postura corporal, falta de simpatía y las dificultades en la interpretación del discurso entre iguales son características que les posicionan en la fijación de los agresores.
De todas formas, cualquiera puede llegar a ser víctima: un buen estudiante, con buen comportamiento, sociable y con buenas relaciones familiares.
Y los riesgos de que un niño se convierta en acosador son:
Goza de mayor popularidad y apoyo pero con sentimientos ambivalentes de respeto o miedo.
Carece del sentimiento de culpabilidad.
Temperamento impulsivo y agresivo, ira incontrolada.
Muchos proceden de hogares que se caracterizan por su alta agresividad, violencia y falta de cariño entre la familia.
Falta de normas y conductas claras y constantes en la familia que no le controla.
No suele reconocer a la autoridad y transgrede las normas.
Mal estudiante y sin interés por los estudios, baja autoestima académica.
De todas formas, cualquiera se puede sumar al grupo del acosador para evitar ser víctima o marginado del grupo.
La constitución de toda cultura institucional supone ciertas violentaciones legítimamente acordadas, que permitan establecer las normas indispensables para el funcionamiento de las actividades de esa institución. Cuando esta violentación se hace arbitraria, los efectos sobre las personas y sobre las prácticas profesionales pueden ser devastadores. (Rubio, S.f)
Alondra es una adolescente que ha sido víctima de la violencia física ejercida por sus pares, por ser considerada muy linda la agreden en forma verbal, llegando a la agresión y daño físico.
El sufrimiento continuo de Alondra, es un síntoma común en muchos sujetos que atraviesan relaciones desiguales en las instituciones educativas, sobre los que ejercen conductas de violencia, sobre todo de parte de la compañera de estudios que practica esta conducta agresiva hacia ella, con ideas erróneas que probablemente las adquirió de la ideología patriarcal de su hogar.
Donde quizás el ser bonita o linda como ella menciona, es sinónimo de una imagen de feminidad que demuestra debilidad, sumisión y torpeza. Pero que en su subconsciente desearía tener, en contraposición de su Yo ideal, la rechaza y confronta a manera de un mecanismo para liberar el estrés que ella vive en su probable hogar disfuncional, donde la violencia familiar impacta en las relaciones que esta adolescente entabla en el espacio escolar.
Según Saucedo Ramos (2010) no podemos evitar la idea de que la escuela no es tan solo un recipiente de la violencia exterior, pero tampoco es la única responsable de lo que ocurre en su interior. (Bringiotti & Paggi, 2016)
Entonces existe un entramado de violencia escolar social, en donde lo que no responde a los intereses de los jóvenes ni a sus necesidades sociales en el aspecto laboral, irían acompañadas de prácticas educativas generadoras de normalización, desigualdad y violencias simbólicas; estigmatizando y excluyendo adolescentes desfavorecidos socialmente; ante el abuso, la violencia, el abandono familiar, los accidentes hogareños, conflictos xenófobos en el barrio; repitencia, generando un aumento de la violencia en el aula. (Rubio, S.f)
Bordieu (1971), refiere que en la sociedad se ejerce el poder de las relaciones de fuerza y la imposición de "unos" sobre "otros", generando una arbitrariedad cultural que liga a los individuos y los sujeta irremediablemente a la violencia simbólica, mediante la acción pedagógica, que pertenece a un sistema de los efectos de la fuerza dominante, donde se tiende a reproducir el sistema de arbitrariedades culturales característico de una formación social inculcada. (Peña, 2009)
Dentro de este contexto, podemos determinar que la violencia simbólica es la acción coercitiva que se impone por el condicionamiento de una adhesión que el dominado no puede dejar de otorgarle al dominante alimentando la estructura de la relación de dominación, haciendo que ésta se presente como algo natural.
El fundamento reside en la relación práctica del mundo como una "percepción" y asimila la noción de habitus como una estructura que restituye al agente un poder unificador como constructor de la realidad social y le es corporeizada, socialmente, territorializada, no en tanto sujeto trascendental, sino en tanto cuerpo socializado.
La más intensa de ellas es debida a la distancia que puede haber entre las exigencias restrictivas, sacrificios y abandonos de algunos de los intereses del Yo, y por el otro los beneficios esperados. Pero también procede de las inadecuaciones entre la estructura organizativa, las condiciones necesarias para el desarrollo adecuado de la tarea o desajuste entre los objetivos y los recursos de la organización o del sujeto. Y por último, por el retraimiento del empuje psíquico de los sujetos cuando lo instituido prevalece sobre lo instituyente. (Peña, 2009)
La figura docente que interviene en esta relación asimétrica juega un rol de mediador y canalizador de las conductas violentas, que de manera tradicional pretenden imponer a manera de un orden existente en la escuela, donde los demás actores se ven obligados a generar cambios en sus participaciones, de modo que nuevos límites, fronteras y comprensiones culturales se movilizan para dar pie a maneras distintas de enfrentar los problemas de indisciplina y violencia.
Como parte de estas medidas se cita la decisión del director del establecimiento de suspender a Alondra revictimizandola, incrementando su culpabilidad impuesta por otras personas, fortaleciendo el silencio que apoya al hostigador, aún más a magnificar el trauma del acoso escolar.
Esto puede responder a la percepción interna, angustiosa y conflictiva, que revictimiza por omisión y acción ante la falta de intervención en este caso, que ha sido plenamente identificado por docentes y autoridades escolares.
Decidir el no hacer nada es omitir responsabilidades, buscando justificar lo injustificable, estableciendo preceptos que obedecen al desconocimiento, naturalización o falta de compromiso en la misión del sistema escolar de contribuir a la formación de un ser humano libre y expresivo en el mundo.
Podemos mencionar como efecto del daño provocado por la intervención inadecuada de las autoridades del sistema educativo en situaciones de violencia escolar el "síndrome del peloteo" descrito por Barudy (2001) que se caracteriza por la detección tardía de los maltratos, períodos diagnósticos prolongados de la situación de los niños, por incompetencia de los responsables políticos y administrativos que dan prioridad a los vínculos familiares sobre los derechos de los niños a la protección. (Bringiotti & Paggi, 2016)
Siempre se debe trabajar de manera interdisciplinaria para proponer la intervención adecuada en cada caso que se presente, considerando que el entorno educativo es el escenario donde pueden fluir las expresiones de cuadro de violencia familiar, ejercidos entre los estudiantes a manera de un entorno catártico.
Ante todo es indispensable la realización de un análisis edilicio de la institución educativa, con la finalidad de registrar la existencia de aulas superpobladas, falta de personal de limpieza, y toda una serie de obstáculos que conspiran contra el funcionamiento idóneo de la estructura escolar para responder a los conflictos con los que se enfrentan cotidianamente.
Se debe hacer una observación detallada de cada situación presente, detectando los riesgos en escala a los que se ha estado exponiendo Alondra, revisando las actuaciones que se han llevado a cabo en las instalaciones del centro educativo.
Cabe recalcar que se debe entrevistar a Teresa y Alondra por separado, para que ambas nos den la versión de lo acontecido. Considero muy importante entrevistar a la adolescente identificada como la agresora, así como al resto del grupo.
Documentar el tipo de agresiones, la frecuencia y donde ocurrieron.
Así mismo se debe observar la valoración subjetiva que Alondra le da a la gravedad de las lesiones, y su sensación actual de seguridad.
Es importante que tantos Teresa como Alondra, sepan que el problema no está en Alondra, ni que la solución es la suspensión de ella del colegio, porque el acoso se vive dentro y fuera del mismo, sino que es necesario dar a conocer los hechos a las autoridades pertinentes, así como en las etapas iniciales informar a los profesores de lo que está sucediendo para que el tratamiento se lleve tanto al agresor, al agredido y a los observadores.
Para esto se debe permanentemente observar las relaciones interpersonales de lxs estudiantes, dando a la vez capacitación al cuerpo docente y comunidad escolar sobre la violencia escolar para romper con el silencio y el círculo de las agresiones.
La violencia es un fenómeno social que tristemente forma parte de la sociedad, dando paso al acoso escolar que se produce en todos los países, en todos los estratos sociales, y no todos los casos tienen elementos comunes que les caracterizan como tal, cada situación es única porque los implicados y su entorno así los son.
Como el caso de Alondra, hay muchos que se presentan día a día en mayor o menor magnitud, lo que ha generado gran interés social por la necesidad de poner en marcha estrategias para su prevención e intervención, apuntando hacia las relaciones entre pares, como uno de los factores que proporcionan un contexto de aprendizaje y de desarrollo de habilidades para las relaciones interpersonales.
La violencia escolar afecta el desarrollo del niñx, impactando en el aprendizaje, por lo que no es admisible que se permita más que su existencia, su perduración como algo normal de una etapa de la vida. Simplemente no es permisible, y a todo esto la institución escolar rema contra la corriente cultural de los estudiantes y el uso de nuevas tecnologías, que si bien pueden aportar conocimientos para mejorar la convivencia y la promoción de actitudes positivas, el currículo oculto de cada institución y la violencia familiar lo limita.
Pero esto no debe desvirtuar la consigna de enseñar a los estudiantes a comprender a sus compañeros, dentro de un ambiente de tolerancia y de respeto a las costumbres, creencias y vivencias entre pares. Pero esto debe tener profundos cambios desde la construcción social del espacio escolar, modificando ese currículo oculto, lo que no se ve y lo que calla sesga por completo la posibilidad de que la institución sea más inclusiva en donde los derechos y deberes de unos no vulneren los de los demás.
Alondra necesita un adecuado abordaje interdisciplinario que incluya terapia psicológica para detectar y trabajar en las alteraciones emocionales, pudiendo así mejorar su calidad de vida. Ante la suspensión de sus estudios en la institución sin una causa coherente, es necesario que se realice la debida investigación del caso ante las autoridades judiciales y escolares para velar por los derechos de lxs adolescentes.
Finalmente es importante incrementar las oportunidades de desarrollar proyectos académicos y vínculos escolares de calidad, así como una participación más activa en la elaboración y cumplimiento de las normas de convivencia, responsabilidad compartida entre padres, profesores y estudiantes.
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Imagen 1. Acoso escolar
Fuente:http://autoescuelaparapadres.com/el-silencio-de-los-cobardes-los-complices-del-acoso-ecolar/
Infografía 2: Acoso escolar en Latinoamérica
Fuente: http://www.la-razon.com/sociedad/Colegios-zona-Sur-denunciados-bullying_0_1894010698.html
Gráfico 1: Efectos del Bullying
Fuente:http://psicologiadeldesarrolloestudiodecaso.blogspot.com.uy/2014_04_01_archive.html
Autor:
Jhon Ponce Alencastro
Doctor en Medicina y Cirugía (UTM) 1
Magíster en Docencia e Investigación Educativa (UTM) 1
Médico Especialista en Atención Primaria de la Salud (USFQ) 2
Posgrado en Geriatrìa y Psicogerontologìa (UM) 3
Posgrado en Diabetologìa (UCUDAL) 4
Posgrado en Violencia Familiar (UMSA) 5
Posgrado en Psicopatología y Salud Mental (IUSAM – APdeBA) 6
Curso de Posgrado en Psicoanálisis y Psicosomática (Fund. BA) 7
1. Universidad Técnica de Manabí
2. Universidad San Francisco de Quito
3. Universidad Maimònides
4. Universidad Católica del Uruguay
5. Universidad del Museo Social Argentino
6. Instituto de Salud Mental y Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires
7. Fundación Buenos Aires
2015 – 2016