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El drama humano de los desplazados en el conflicto armado colombiano (página 7)


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CAPÍTULO 9

ORGANISMOS NACIONALES E INTERNACIONALES DE AYUDA A LOS DESPLAZADOS

El tema de los desplazados en Colombia, ha sido considerado de interés mundial. Este capitulo analiza las posiciones, ayudas e incluso exigencias que los organismos internacionales hacen sobre el fenómeno migratorio. Incluye a instituciones nacionales e internacionales que trabajan por los desplazados en Colombia, en diversas áreas como la salud, por ejemplo, en la cual se encuentran comprometidas varias ONGs:

  • CICR – COMITÉ INTERNACIONAL DE LA CRUZ ROJA: El Comité Internacional de la Cruz Roja es una organización que trabaja en favor de la fiel aplicación del derecho internacional humanitario. En este sentido, realizamos ante las Partes en conflicto, es decir, las autoridades gubernamentales y los grupos de la oposición armada, las necesarias gestiones para obtener el pleno respeto del derecho. En el cometido de ayuda a los desplazados se aúnan la intervención jurídica y las actividades operacionales.
  • MSF – MÉDICOS SIN FRONTERAS: Los Médicos sin Fronteras son una organización no gubernamental, apolítica y aconfesional, cuyo principal objetivo consiste en proporcionar ayuda sanitaria de urgencia de forma rápida y eficaz.
  • MÉDICOS DEL MUNDO: Los Médicos del Mundo, son ONG de medicina humanitaria, que aplica el derecho a socorrer a las víctimas, a los enfermos, a los refugiados. Denuncia las injusticias sociales y políticas en aquellos países en los que desarrolla proyectos de acción humanitaria.
  • MOVIMIENTO INTERNACIONAL DE LA CRUZ ROJA Y DE LA MEDIA LUNA ROJA: La acción en favor de los refugiados y de las personas desplazadas, conviene tener en cuenta, asimismo, las actividades de los demás componentes del Movimiento, es decir, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y su Federación. De hecho, el Movimiento ha adoptado una verdadera política con respecto a los refugiados y a las personas desplazadas.
  • MEDICOS SIN FRONTERAS: Los Médicos Sin Fronteras (MSF) se crearon en Francia en 1971. A principios de los setenta, coincidieron en ese país un grupo de médicos testigo del genocidio de la minoría vio durante la guerra de secesión de Biafra (Nigeria, 1968) y otro grupo recién llegado de socorrer a las víctimas de las inundaciones que asolaron Pakistán Oriental (actual Bangladesh) en 1970. El primer grupo, que trabajaba con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), se sentía frustrado ante la obligación de guardar silencio sobre lo visto y hecho en Biafra que dicha organización exigía a sus miembros. El segundo grupo fue testigo de la descoordinación, falta de medios y escasa eficacia de la ayuda humanitaria a las víctimas de las inundaciones. En plena resaca de mayo del 68, ese grupo de personas se dio cuenta de que, una vez finalizado el proceso de descolonización, el escenario internacional estaba en fase de transformación y se imponía adaptar la ayuda humanitaria a las nuevas necesidades. A partir de ahora, atender a las víctimas no sería suficiente: había que denunciar las violaciones de los derechos humanos, crear corrientes de opinión a través de los medios de comunicación y profesionalizar la ayuda.

Los MSF son una organización no gubernamental, apolítica y aconfesional, cuyo principal objetivo consiste en proporcionar ayuda sanitaria de urgencia de forma rápida y eficaz y denunciar las violaciones del derecho internacional.

La red internacional de Médicos Sin Fronteras cuenta con seis secciones operacionales en Bélgica, España, Francia, Holanda, Luxemburgo y Suiza. Una oficina internacional en Bruselas con enlaces en las oficinas de Naciones Unidas en Nueva York y Ginebra. Además, la organización tiene oficinas de representación en Alemania, Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Grecia, ONG – ONG, Italia, Japón, Noruega, Reino Unido y Suecia.

Los MSF llevan más de 25 años de experiencia atendiendo a las víctimas de catástrofes de origen natural o humano, decenas de miles de personas que han aportado su profesionalidad durante este cuarto de siglo y con programas en 70 países, Médicos Sin Fronteras es la mayor organización humanitaria independiente de ayuda médica de emergencia del mundo.

  • MEDICOS DEL MUNDO FRANCIA: Los Médicos del Mundo Francia ( MDM-F ) es una organización humanitaria no gubernamental internacional, sin ánimo de lucro y apolítica cuya meta es brindar asistencia médica a poblaciones vulnerables víctimas de crisis o exclusión en todo el mundo inclusive en países desarrollados como Francia. Desde 1980 brinda asistencia, curando las heridas que se ven pero también las que no, a través de una red de voluntarios profesionales de los sectores de salud, sin consideración de sexo, religión o nacionalidad. Sus fondos provienen de la solidaridad internacional, de donaciones privadas o de la Cooperación Internacional ( Embajadas, Unión Europea, etc..
  • Misiones: Los Médicos del Mundo Francia en la actualidad están realizando 297 proyectos de salud en 88 países diferentes del mundo, con poblaciones víctimas de catástrofes naturales, violencia, refugiados, desplazados, minorías en peligro, niños de la calle, inmigrantes, drogodependientes, excluidos de los sistemas de salud, etc.

Los proyectos de atención dentro de este contexto de ayuda internacional, pueden ser:

De emergencia: es decir ayuda rápida a las víctimas en situación de crisis, un ejemplo de ello es la misión en Armenia, para apoyar a la población damnificada por el terremoto.

De desarrollo: dentro de los cuales el principal objetivo es mejorar el acceso a la salud en un contexto marcado por la pobreza y la carencia de recursos a través de la transferencia de un ¨saber hacer¨.

En América Latina y Caribe existen proyectos de MDM-F, de apoyo a la salud, en Brasil, México, Cuba, República Dominicana, Haití Guatemala, Honduras (Mitch), Perú, Colombia, Nicaragua, El Salvador. Siempre intentando unir nuestros esfuerzos para el desarrollo de los pueblos.

MDM-F en Colombia está realizando 3 proyectos de apoyo a la salud, en los siguientes lugares:

El programa en la Amazonia sobre el acceso a la salud para la población indígena en el Amazonas Colombiano localizado en las comunidades indígenas del río Apaporis con los siguientes ejes de trabajo: a) formación pluridisciplinaria de promotores b) rehabilitación / construcción de puestos de salud c) apoyo en las acciones de prevención d) la integración de las poblaciones indígenas al sistema de seguridad social por medio de una EPS. Desde 1987.

El Acceso a la salud para los habitantes de la calle de Bogotá con los siguientes ejes de trabajo: a) Atención médicosocial b) Formación de Gestores de salud c) Regularizar de su situación y lograr la afiliación de esta población al régimen subsidiado. Desde 1995.

El Apoyo en salud a la población desplazada por la violencia en Urabà, desde julio de 1997, con los siguientes ejes de trabajo: a) Capacitar a promotores de salud en coordinación con las instituciones colombianas encargadas de dicho mandato.b) Concienciar y sensibilizar a la población de desplazados en salud c) Mejorar las condiciones higiénico-sanitarias d) Acompañamiento psicológico y sensibilización sobre psicotraumatismo y atención en salud mental.

  • ANESVAD -ACCIÓN SANITARIA Y DESARROLLO SOCIAL: ANESVAD realiza Proyectos Sanitarios, Sociales y Educativos con el fin de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de los países de menor desarrollo. Es una de las ONG´s más antiguas de España y la de mayor presencia en el Sudeste Asiático.

ONG´s COLOMBIANAS

  • CORPORACIÓN AVRE: La Corporación AVRE es una Organización No Gubernamental concebida para disminuir las secuelas psicológicas de los afectados por la violencia sociopolítica y facilitar su adaptación a la situación generada por ella, mediante el acompañamiento a procesos organizativos que busquen dar respuesta a este fenómeno. Este objetivo se cumple mediante acciones tendientes a:

– Apoyar emocionalmente a la víctimas de la violencia sociopolítica.

– Asesorar y capacitar a entidades y comunidades para participar en la recuperación emocional y el mantenimiento del apoyo a las víctimas.

– Establecer relaciones e intercambiar opiniones con las diferentes entidades sobre esta problemática para preparar acciones conjuntas que tienden a la mejoría en la calidad de vida de las víctimas.

La Corporación AVRE ejecuta actividades de salud mental comunitaria articulados a programas de desarrollo de las afectadas.

Áreas de Trabajo:

– Acciones preventivas e intervenciones terapéuticas específicas, individuales y grupales, en los casos en que se presenta alteración o disfunción emocional importante de la persona o del grupo.

– Actividades de Asesoría a las comunidades, a las personas y a las entidades gubernamentales y no gubernamentales, especialmente de derechos humanos en aspectos de salud mental, organización y manejo de grupos, resolución de problemas intra e intergrupales, desarrollo institucional o comunitario.

– Actividades terapéuticas que consisten esencialmente en la atención médico-psiquiátrica individual y grupal.

– Actividades educativas relacionadas a la capacitación en salud mental y en entrenamiento en el manejo de la problemática emocional de las víctimas d de la violencia, a agentes de la comunidad y a entidades interesadas.

– Desarrollo de proyectos de investigación sobre el impacto emocional de la violencia en sus víctimas y la mejor manera de apoyarla.

Historia :

La corporación AVRE nació en 1989 cuando un grupo de psiquiatras del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Nacional de Colombia, diseñó un programa para la atención a las consecuencias emocionales d de las víctimas de la violencia sociopolítica en Colombia. El programa se inició con la atención a los pacientes que llegaban al departamento de Psiquiatría y luego se extendió diversas regiones del país. En 1997 el grupo se constituyó como una organización no gubernamental.

Cubrimiento :

El trabajo tiene cubrimiento nacional y se adelanta en diferentes ciudades: Magdalena, Montería, Sincelejo, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Popayán, Villavicencio.

  • SINERGIA: La Sinergía es una ONG que trabaja por la salud psicosocial de la comunidad como respuesta a nuestra situación de violencia y de estrés producidos por desastres naturales o no, para mejorar el nivel de salud mental de la población.
  • FUNDACIÓN CEDAVIDA: La Fundación CEDAVIDA es una ONG que busca cubrir un nivel de prevención y protección del niño entre cero y siete años, uno de atención psicosocial con salud física y mental y uno de reconstrucción del proyecto de vida a través de la formación con todos los miembros de la familia de la población desplazada.

La Fundación Social Colombiana CEDAVIDA es una institución sin ánimo de lucro, que trabaja en favor de los desplazados y víctimas de la violencia política en Colombia. Inició su trabajo en 1.988, año en el cual se produce el primer gran éxodo de familias campesinas de los últimos años.

CEDAVIDA desarrolla su labor en Santa Fe de Bogotá, Villavicencio, Barrancabermeja, Apartadó, Chigorodó, y Soacha. Las anteriores ciudades son receptoras de un gran número de desplazados, provenientes de diversas zonas del país.

La experiencia adquirida en los primeros años hizo evidente la necesidad de desarrollar un trabajo integral con la población civil no combatiente en los aspectos que requerían atención en prevención, atención humanitaria de emergencia y consolidación socioeconómica. Para ello construyen un modelo de intervención que se denomina "Comunidades Constructoras de Paz". En ellas se busca cubrir un nivel de prevención y protección del niño entre cero y siete años, un nivel de atención psicosocial con salud física y mental y un nivel de reconstrucción del proyecto de vida a través de la formación con todos los miembros de la familia. Este a su vez propicia un nivel preventivo de que los hechos se repitan a su interior y en la comunidad rompiendo la espiral de la violencia. La Guerra es una consecuencia de la violación de los derechos humanos y del modelo de formación implementado desde la escuela y la familia el cual posteriormente revierte a través de las personas formadas para nutrir la Guerra. Es una relación de circulo vicioso, que tiende a ascender en espiral y que solo puede enfrentarse adecuadamente, como circulo vicioso, atacando al mismo tiempo los dos extremos.

El proyecto de formación se constituye en el eje de la Comunidad constructora de paz, involucrándose en su desarrollo toda la familia y a la comunidad. No es posible resolver los problemas de los desplazados sin antes lograr su reparación moral, para vencer de alguna manera la impunidad y aceptar los niveles de responsabilidad para que retomen la conducción de su vida como sujetos históricos.

CEDAVIDA considera que su labor se debe realizar con la participación directa de los beneficiarios, quienes, luego de ser formados, intervienen directamente en la coordinación y dirección de los proyectos. El 70% de los funcionarios son personas desplazadas. En la actualidad cuenta con 28 hogares infantiles, que constituyen el núcleo de la Comunidad Constructora de Paz, donde son atendidos 420 niños por 28 maestras, 8 mujeres que preparan alimentos y 8 coordinadoras de área, además de 12 profesionales y un equipo administrativo de 7 personas. Alrededor de estos hogares existen aproximadamente 2.500 personas, familiares de los niños atendidos en el proyecto pedagógico, vinculadas a CEDAVIDA a través de los siguientes proyectos: proyectos formación de líderes, derechos humanos, negociación de conflictos y pedagogía para la paz, capacitación para el empleo, proyectos de generación de ingresos, salud integral.

El objetivo general de CEDAVIDA es contribuir al desarrollo de un conglomerado social, a efectos de garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos, elaborando y ejecutando planes y programas que permitan a los desplazados por la violencia política, rehacer su proyecto de vida, dignificando su existencia.

  • PASTORAL SOCIAL: La Pastoral Social es una organización que Impulsa la Nueva Evangelización de los grupos humanos afectados por los fenómenos migratorios (emigrantes de dentro y fuera de Colombia, pescadores, itinerantes y desplazados), para promover sus derechos fundamentales y facilitar su integración en las nuevas comunidades de vida y de fe, respetando sus valores culturales.
  • CORPORACIÓN MARÍA CANO: La Corporación María Cano es una ONG Colombiana que cumple con funciones de capacitación, asesoría y apoyo económico, mediante proyectos de cofinanciación con organismos internacionales de cooperación al desarrollo y de ayuda humanitaria. En este momento están desarrollando un programa nutricional llamado la "Olla comunitaria" en el departamento de Córdoba.
  • CORPORACIÓN ANTIOQUIA PRESENTE: La Corporación Antioquia de Occidente es una Organismo No Gubernamental que desde 1983 trabaja en la atención integral de comunidades afectadas por desastres naturales.
  • PAZ Y TERCER MUNDO: Paz y Tercer mundo tiene la intención de iniciar en Colombia proyectos de apoyo a las poblaciones más vulnerables. Para lo cual se han identificado dos pequeñas acciones a ejecutar en Medellín y Ocaña, que servirán para ir conociendo mejor la realidad nacional y calibrar las posibilidades de mutua colaboración. En Medellín se tiene previsto co-financiar un programa de acompañamiento y asesoría técnica a grupos de producción agropecuaria de comunidades campesinas. En Ocaña se apoyará un proyecto de autosostenimiento colectivo de viudas de la población de Abrego.
  • FUNDACIÓN EDUCATIVA AMOR: La Fundación Educativa Amor es una ONG Colombiana y se encarga a través de una escuela y de actividades con las familias desplazadas en Soacha mantener un contacto con más de 10.000 familias desplazadas situadas en las montañas de Soacha. Ataca los efectos psico-Sociales del Desplazamiento.

El proyecto nace como respuesta a la creciente problemática de desplazamiento forzado "gota a gota" que vive el municipio de Soacha, Cundinamarca. Incluye:

– Centro de recepción y diagnóstico de desplazados

– Organización social y desarrollo comunitario

– Fomento y recuperación de la salud mental

Promoción de la salud y prevención integral

– Estabilización sociolaboral: cursos de capacitación técnica, formación humana y formación empresarial.

Educación formal a la población infantil y juvenil. Alfabetización para población adulta.

– Comunicación y coordinación interinstitucional.

  • Apoyo a los desplazados por la violencia: El Proyecto, se inició en 1997 en colaboración con el Servicio Jesuita de Refugiados, consiste en prestar una atención integral a los desplazados por la violencia. Se puso en marcha un Plan de Emergencia para prestar servicio de acogida a la nueva población desplazada, alcanzando la ayuda a 500 familias; un Plan de Redefinición del Proyecto de vida para 200 familias desplazadas, que les permita tomar decisiones vitales a la hora de reorganizar su vida; un Plan de Prevención que permita buscar soluciones al conflicto armado; y un Plan de Coordinación de Trabajos con desplazados.
  • Fondo de emergencia para apoyar a personas amenazadas: La escalada de violencia ha afectado a la Asociación "Programa por la Paz", ya que dos de sus miembros han sido amenazados de muerte. Se les ha proporcionado los medios necesarios para que ellos y sus familias puedan salir del país y reiniciar una nueva vida lejos de Colombia.
  • Promoción del desarrollo local con campesinos del Departamento del Valle del Cauca: El Instituto Mayor Campesino-IMCA, situado en Guadalajara de Buga, trabaja con comunidades campesinas e indígenas pertenecientes a los Municipios de Buga, Restrepo y Riofrío. Se ha conseguido que las familias pertenecientes a estos Municipios se conviertan en los verdaderos actores de un desarrollo humano sostenible, y que alcancen mayores niveles de autonomía, conservación y uso de los recursos naturales.

CAPÍTULO 10

CONCLUSIONES

La terminación de la Guerra Fría, evidenció la complejidad del problema de los desplazados internos en varios lugares del mundo, al igual que en sus dimensiones políticas, sociales, económicas, psicológicas y jurídicas. En efecto, el número de personas afectadas en el mundo resalta la necesidad de considerar a las personas desplazadas con la misma o con más atención con la que se considera a los refugiados en el mundo. Se calcula que el número de desplazamientos internos en el mundo aumentó a 25-30 millones de personas, mientras que el número de refugiados disminuyó a 14.4 millones. La situación, que comienza a preocupar a la comunidad internacional, es protagonizada por varias naciones en desarrollo entre las cuales, infortunadamente, Colombia ocupa un lugar preeminente. Desde hace varios años, el Desplazamiento en Colombia dejó de ser un problema para convertirse en una tragedia nacional.

Los Desplazados como se conocen a quienes han tenido que abandonar sus hogares por la violencia y la pobreza, han venido aumentando considerablemente y hoy se calcula que hay aproximadamente tres millones de ellos, quienes han abandonado sus sitios de origen a causa de los diversos tipos de violencia, practicados en el país desde 1985. La historia reciente del país está llena de altos y bajos difíciles de interpretar por quienes están metidos en esta horrible tarea de dar cuenta de esa pesadilla, resultado de una guerra irracional, que deja secuelas e intereses fallidos de represión y diálogo ante la persistencia de lucha armada, de luchas sociales, que buscan la conformación de nuevas realidades, y también por esas dinámicas urbanas marcadas por el éxodo, el desarraigo y la voluntad de volver a empezar.

El tema de los desplazados no es un tema nuevo; durante mucho tiempo, una gran parte de la opinión pública se acostumbró a vivir en una situación de "ni guerra- ni paz", reaccionando sobre todo a los acontecimientos de contornos más terribles, a las masacres más impresionantes, los magnicidios, los atentados terroristas, y se manifestaba sensible a los fenómenos de violencia urbana que la afectaba directamente: sicarios y bandas juveniles. Pero no se tomó conciencia sino muy tardíamente de las transformaciones profundas que la violencia había producido, la expansión de las guerrillas, las nuevas estrategias territoriales de los paramilitares o la continua expansión del cultivo de droga. Para que se alcanzara a tomar conciencia de lo que estaba sucediendo no bastaba con que se multiplicaran los desplazados en las ciudades. Se necesitaba también que la opinión pública y sus voceros adoptaran nuevas categorías para pensar en los fenómenos de la violencia. Mientras tales fenómenos fueron percibidos como una suerte de mal crónico que golpeaba ciertas zonas rurales o como el resultado de una economía de la droga inducida desde le exterior y que tendría sus lados buenos y malos, los desplazamientos no podrían aparecer sino como realidades capilares e individuales. Por supuesto no se podía ignorar la campaña de exterminación que golpeaba a la Unión Patriótica, ni tampoco las acciones de desestabilización realizadas por los narcotraficantes o el aumento del poder de la guerrilla y de los paramilitares. Pero no se quería reconocer que todo esto engendraba verdaderas situaciones de terror en diversas regiones. Muchos sabían que en las ciudades como Barrancabermeja o Apartadó existían fronteras invisibles entre los barrios bajo la tutela de uno u otro grupo y que los habitantes vivían en medio del miedo. Pero Colombia es un archipiélago: Lo que sucede en una región no parece necesariamente ser susceptible de difundirse hacia las otras.

Los portavoces de la opinión pública llevaban a cabo lo que puede llamarse una negación colectiva, en la medida en que no se solidarizaban verdaderamente con alguna de las partes en conflicto; sin ubicarse ante lo que parecía un enfrentamiento confuso donde los protagonistas de la violencia combinaban a su manera todas las formas de lucha, echando discursos políticos, acaparando recursos financieros y utilizando métodos de gran delincuencia, se negaban a reconocer que una buena parte de la población estaba sometida a una verdadera situación de guerra. Recientemente cuando la polarización de los enfrentamientos se volvió evidente, las percepciones comenzaron a cambiar.

El empuje de las fuerzas paramilitares y las masacres sistemáticas que los acompañan, la expansión de las guerrillas y el fortalecimiento de su capacidad militar han quebrado la banalidad de la violencia. Solo así se ha podido tomar conciencia de la existencia de poblaciones que están en medio de fuegos cruzados, sometidas al terror, en amplias regiones del país. Los fracasos de las fuerzas militares, que empezaron con la operación de las FARC en Las Delicias, y siguieron con varios otros reveses, acabaron por convencer que el conflicto ya no tenía mucho en compón con el cuadro de la violencia rutinaria. Fue entonces que el problema de los desplazados emergió a plena luz. El recrudecimiento de los enfrentamientos y los desplazamientos masivos de poblaciones no son más que dos caras de una misma situación.

El tema de los desplazados está, ahora sí en la agenda nacional. El Congreso ha aprobado una ley, pero se sabe que ninguna ley, por si sola, hace una política y el gobierno pareciera tener dificultad en adoptar alguna. Las autoridades locales no muestran gran afán por ocuparse del tema: además de las dificultades financieras a las que se ven enfrentadas, insisten en que los desplazados engendran tensiones sociales y que una ayuda a su favor contribuye a fijarlos definitivamente en el sitio donde sea otorgada. Aún las ONGs tienen dificultades en identificar los objetivos a seguir, cuando de trata de ir más allá de las acciones asistenciales de primera necesidad. ¿Se debe perseguir la instalación definitiva de los desplazados en las ciudades o, por el contrario, favorecer su regreso a sus lugares de origen, cuando éste es posible? Existen diferentes respuestas a esta pregunta que dependen de la manera como se interpreta la violencia y sus posibles salidas.

El desplazamiento forzado como salida de una localidad hacia otra región ha constituido una respuesta obligada en el conflicto armado Colombiano. La historia Colombiana con sus procesos está repleta de acciones de sobrevivencia, de resistencia y se observa cómo a manera de puentes forzados se han ido tejiendo las relaciones entre el campo y la ciudad, entre regiones socio-culturalmente distintas y entre países fronterizos. La violencia política hace navegar a Colombia en contra de la corriente mundial, estar fuera de órbita, parece estar aislándolo y ubicándolo entre los temores y aún entre las amenazas por parte de ciertas potencias hegemónicas internacionales.

Las amenazas, el miedo, el incendio de las viviendas, el temor de las personas que huyen por las masacres y los asesinatos, por los enfrentamientos entre los actores armados que generan violencia y afectan a la población civil junto con las desapariciones forzosas, son características del desplazamiento y la comunidad internacional busca encontrar condiciones de seguridad y paz a través de la salvaguarda de la dignidad humana y para ello ha puesto los derechos humanos en la primera línea de la agenda política y social.

En igual forma, reforzó la democracia en una nación pluriétnica y multicultural. Pero en los últimos años, la situación se ha empeorado y los derechos humanos de los colombianos con respecto a la salud, el trabajo, la vivienda y la educación por nombrar sólo algunos, han hecho que la población clame por un orden y en especial, por una protección de sus derechos fundamentales.

La Constitución de 1991, consagró en su titulo II "Los derechos, las garantías y los deberes" en el cual se contemplan los mecanismos de aplicación y protección de estas personas, las responsabilidades del Estado, de los funcionarios, y las acciones que se pueden tomar para conservar y mantener los derechos humanos. Los derechos fundamentales de índole social son poco distinguidos por la población en situación de desplazamiento, desconociéndose por estas personas que son estos pilares fundamentales al momento de hacer las exigencias a que tienen derecho ante las autoridades nacionales, "Estos derechos implican una prestación por parte del Estado y por lo tanto una erogación económica que por lo general depende de una decisión política.

Su razón de ser está en el hecho de que su mínima satisfacción es una condición indispensable para el goce de los derechos civiles y políticos, con lo cual adquieren el carácter de fundamentales; las diferentes categorías de tales derechos un todo indisoluble que encuentra, encuentran su base en el reconocimiento de la divinidad humana, característica que exige protección permanente con el propósito de obtener su plena vigencia, sin que jamás pueda satisfacerse la violación de unos en aras de la realización de otros." La población desplazada lo que busca primordialmente es solucionar su crisis alimentaria, educacional, de salud y de vivienda y que infortunadamente han sido pocas las familias que se han preocupado por el tema, y que han sido asesoradas para instaurar alguna acción.

El conflicto armado que ha dado pie a la violencia en Colombia en las últimas décadas, se ha constituido en un determinante y condicionante del desplazamiento individual, familiar y colectivo que tiene un fuerte impacto en la vida social, puesto que deja a un vasto sector de la población en situaciones de vulnerabilidad, por cuanto ha sido la causa de la migración interna forzada de más de dos millones de personas. Las familias que se han desplazado del campo a la ciudad, tejen historias nuevas, salpicadas de resentimientos profundos y odios naturales, tensiones y dolor por la forma como se han visto obligadas a salir, pero con el tiempo, ellas aunque presionan de manera contundente a la familia y reviven culpas, se disuelven y se moldean a través de una oralidad agradable, por medio de la cual recrean los grupos de amistad y dan rienda suelta a los recuerdos imaginados, en donde en espacio y el tiempo se convierten en la ayuda imprescindible de un nuevo modo de vida en donde los conflictos diferentes, se atenúan, se modifica, cuando no, se ven menguados ante las circunstancias presentes.

La guerra que atraviesa la vida individual, familiar y colectiva de las personas, deja marcas en sus historias, modifica su modo de vida y sus expresiones. La guerra destruye y, recrea la acción colectiva existente al dividir y polarizar las diferentes identidades. En este sentido, guerra y desplazamiento, son a la vez generadores de fragmentaciones espaciales y de fronteras internas, provocadoras de dinámicas de construcción y reconstrucción de referentes de identidad y de territorio que se constituyen en nuevos códigos de reracionamiento social. Así, los pobladores en distinta medida y con diversa responsabilidad se van configurando como victimas y actores de la guerra. La ubicación de ellos en los nuevos espacios geográficos no aptos para hacer vida social o familiar, deteriora las condiciones de vida y lleva al surgimiento de nuevos conflictos, productos de la contradicción, del enfrentamiento interno, hasta de la insolidaridad y rechazo de sus propios lideres.

El desplazamiento forzado, no es únicamente una consecuencia del conflicto armado, por cuanto al tipificarse el o la desplazada como víctima de una violación compleja de derechos humanos, victima de un delito, victima de una infracción al derecho internacional humanitario y victima de un crimen de guerra que la obliga a desplazarse, el o ella se constituyen en titulares de todos los derechos que tiene toda victima de un delito, de una violación a los derechos humanos y de una infracción al derecho internacional humanitario, según reza la sentencia de la Corte Constitucional del año 2001.

El desplazamiento forzado implica, la salida abrupta de las parcialidades, de sus resguardos y territorios colectivos, con los cuales mantienen unas relaciones exclusivas de intercambio y de generaciones, y que cimienta a su vez el desenvolvimiento y autoproducción de las culturas. Implica un tipo especial de desarraigo cultural, al encontrarse ellos con prácticas culturales no sólo diferentes, sino enfrentadas con las propias, y al incorporarse en modelos productivos basados en el crecimiento, la productividad y la monetarización, sin posibilidad de decidir su futuro como pueblos. Con esto se impide el derecho a adoptar libremente las decisiones sobre el futuro como pueblos y como individuo, por lo cual se resisten a desplazarse y a esperar la muerte por parte de los actores armados: militares, guerrilla y autodefensas, que buscan expansión y control territorial. Las FARC, estarían asumiendo una posición torpe sin razón de ser, pues hace 500 años las comunidades indígenas adelantan un proceso de resistencia civil neutral en defensa de sus territorios.

Los desplazados son en su mayoría campesinos que en los últimos diez años, huyeron de las amenazas y homicidios cometidos por grupos guerrilleros, de las masacres perpetradas por los paramilitares, de los abusos y ejecuciones extrajudiciales de la fuerza pública y de la violencia generalizada por el narcotráfico. Solo el 1.28 % de estas personas han recibido algún tipo de ayuda humanitaria. En otros términos y gracias a la violencia, a la incapacidad del Estado y al secular abandono del campo, Colombia ha creado una legión de seres humanos víctimas del desarraigo. Son personas humilladas y despojadas de su dignidad, que sufren la marginalidad, la discriminación y el temer por su futuro, y sin quererlo se convierten en materia prima para alimentar todas las formas de delincuencia o de indisciplina social, a quienes se les discrimina sin resolver sus enormes necesidades. Si a esto le sumamos la indiferencia social, que lleva a mirar el pavoroso drama del desplazamiento como algo remoto y ajeno. Pero tienen algo que les queda en común y es el miedo y las imágenes del terror que transportan con ellos, un miedo y un terror que, aún cuando se ubiquen en otro sitio, no los abandona, porque la desconfianza subsiste hasta en las ciudades.

La situación actual también se distingue de la de los años 50´, ya que durante la Violencia, las ciudades eran refugios más o menos seguros para los desplazados. Es cierto que los asesinatos urbanos no estuvieron ausentes en ese tiempo, y se sabe que una de las ciudades mas golpeadas fue Cali. También es cierto, que muchos debían establecerse en terrenos de invasión con el riesgo de suscitar la reacción violenta de la policía, pero podían por lo menos sustraerse al dominio de sus antiguos jefes y otros gestionarios locales de la violencia.

Hoy en día, las cosas acontecen de otra manera; las ciudades ya no representan un refugio y estas personas no pueden soñar con escapar a la influencia de los protagonistas que han conocido en el lugar de la partida y menos aún de los que actúan en el medio urbano. Ya no hay espacios libres de la autoridad, de las redes informales o ilegales de poder en Colombia, que pueden estar formadas por bandas juveniles, por milicias que controlan los barrios, por individuos que mantienen contacto con la guerrilla o con los paramilitares. Puede tratarse también sencillamente de las organizaciones que asumen la voz de asentamientos de desplazados. Entre todas estas redes las interferencias son muchas. No faltan los casos en los cuales estas personas por la acción de los paramilitares y por la acción de la guerrilla se encuentran instalados los unos cerca de los otros, lo que agudiza todavía más las tensiones. En cualquiera de estas condiciones se hace difícil la emergencia de lazos que de cohesión entre ellos.

La situación entonces, no es muy diferente de la tenían cuando partieron, prevalece la desconfianza, los rumores circulan, es posible la incursión de tal o tal grupo, la sensación de ser espiados por los agentes de uno u otro grupo es general. Estas personas pueden considerarse como rehenes ya que de un día para otro pueden ser instrumentalizados en función de planes que no son los suyos. Mientras tanto, alimentan los argumentos de cada campo para denunciar los desmanes del otro.

No solo son rehenes sino también sospechosos; lo son a los ojos de la población que está alrededor de los asentamientos que se preocupan del desorden provocado por los recién venidos. Lo son de la misma forma para las autoridades, que insisten en que su instalación favorece la intromisión de los grupos armados y no saben que medidas tomar, dudando como se ha señalado, entre aceptar su instalación definitiva y presionar para hacerlos regresar al punto de partida, sin ofrecerles alguna garantía sobre todo de seguridad; es lo único que tienen claro estas autoridades que están frente a un problema social explosivo. La condición en que las autoridades han delimitado los asentamientos, alejándolos lo más posible del centro de la ciudad, muestra la intensidad de ver las cosas, sin atenuar con ello el desorden ocasionado.

Según informe del Codhes, realizado en el ultimo trimestre de este año, el litoral pacífico, tiene concentrado a 32.000 desplazados a nivel nacional; así, en todo el territorio el total asciende a 91.467 personas distribuidas en 18.293 hogares, en 564 municipios de 29 departamentos. Esos 91.467 con los del primer trimestre suman una cifra de 153.463 desplazados. Hace diez años cuando el Codhes en uno de sus informes hizo las primeras advertencias sobre la realidad que hoy se denuncia, el Valle del Cauca tenía 53.000 personas desplazadas de diferentes lugares; de ese número, había 32.000 en Cali. Ahora de esos números se le agregan los 51.700 que han llegado a la capital en los últimos seis años. El informe del Codhes anota que Cali ha recibido entre abril y julio 6.500 personas en situación de desplazamiento, siendo la segunda ciudad en esta condición a nivel nacional después de Bogotá con 11.191; en promedio a la ciudad llegan cada día de cuatro a cinco familias, por lo tanto el Gobernador del Valle del cauca, Angelino Garzón, se pronunció diciendo que el Gobierno Nacional debe hacer una mayor inversión social, que se necesitan acciones conjuntas y eso se logra en la medida en que el Estado haga presencia, no solo militar. Esto no puede seguir si el Gobierno está por un lado, la comunidad internacional por el otro y los departamentos por otro, se necesita un fondo común para trabajar en la educación, salud, mejoramiento y construcción de viviendas y empleo, para lograr una considerable disminución de desplazados.

Bajo la Ley 387 de 1997, conocida como la ley de los desplazados, se adoptan medidas para la prevención, consolidación y estabilización socio-económica, pero tiene dos aspectos negativos que mucha importancia y es el bajo nivel de coercitividad y dos problemas que merecen la atención y el ser subsanados como son:

  1. La ausencia de verdaderas estrategias de apoyo psicosocial, este es el aspecto mas ausente y el mas importante, ya que para estas personas lo mas difícil de llegar a vivir a una ciudad es el estar rodeadas de personas con costumbres totalmente distintas a las suyas y, que a vez se muestran indiferentes ante ellos y ante ésta grave situación.
  2. Los programas que se brindan no son lo suficientemente sólidos y estructurados para garantizar la más adecuada y pertinente ayuda.

La sociedad Colombiana, ante un problema tan serio, está en mora de enunciar una verdadera estrategia para responder de raíz a este drama. Aunque se han empezado a plantear soluciones desde sectores oficiales y no oficiales, se constata que en contraste con el acelerado crecimiento del problema, la definición de respuestas y programas avanza a un ritmo muy lento. Es indudable que un tratamiento exhaustivo ante la situación de desplazamiento debe ocuparse de sus causas, la protección y las soluciones para su regreso.

Estas personas como ciudadanos – as de un país, exigen por encima de todo que las autoridades respeten y apliquen sus derechos de ciudadanos, incluido el derecho a la libertad de circulación y residencia. Se debe trabajar para evitar que ésta población no se siga viendo obligada a enfrentar el drama de la exclusión, la estigmatización y el desarraigo, por lo tanto hay que hacer partícipes a la comunidad en general o al colectivo para buscar una pronta solución y brindar una mejor y óptima calidad de vida que es la que se merecen.

Considerar lo que el desplazamiento forzado conlleva y llegar a la conclusión de qué genera un imaginario y buscar una solución, amerita un estudio profundo y una visión integral, por lo tanto ha llevado a formular los siguientes interrogantes: ¿Son suficientes las políticas que el Gobierno ha implementado a las entidades creadas a favor de los de los desplazados con base en las disposiciones de la Ley 387 de 1997?; ¿Como reincorporar a los desplazados en la sociedad?; ¿Es suficiente el nivel de coercitividad de las normas sobre desplazados para la efectiva reinserción a su antiguo medio y adaptación a la zona urbana?; ¿En la ciudad Santiago de Cali, como se podría vincular a los desplazados dentro de un proyecto que les garantice ingresar a la sociedad de una manera activa y productiva?. La razón de estos interrogantes es porque las normas para regular el problema del desplazamiento no han tenido la suficiente fuerza determinante para solucionar su situación actual, además para esto es necesario que el Gobierno tome las medidas necesarias para que se reincorporen a la sociedad, sin considerarlos ni que ellos se consideren una carga social, así mismo brindarle capacitación en diferentes campos, para que puedan conformar agrupaciones de trabajo, crearles un espacio de desarrollo económico y con esto impulsar la economía de su grupo familiar, de trabajo, de Santiago de Cali y del Valle del Cauca.

Las investigaciones sociales como tal no tienen fin, en tanto que el ser humano es indescifrable, es por ello que con un grupo de profesores investigadores y 3 alumnas de la Facultad de Derecho, se ha creado del grupo HERNANDO DEVIS ECHANDIA, avalado institucionalmente y registrado ante Conciencias, con dos semilleros de investigación, uno de ellos "Desplazados por Colombia" (GIDESCO) busca cambiar la imagen que se tiene de los desplazados, a través del proyecto de investigación Reconstrucción del Imaginario Colectivo frente a los desplazados en la ciudad Santiago de Cali, teniendo como base que estas personas normales, envueltas en un conflicto en el que no participan como actores y son una de las consecuencias de la irracional guerra irregular que enfrenta Colombia.

"Si hay guerra, que no compartimos, que se respete a los civiles, que haya una política para atender los costos sociales. El desplazamiento se ha convertido en una expresión del fracaso de la política de seguridad democrática"

Recomendaciones

Con base en lo anterior, la Comisión formula las siguientes recomendaciones:

1. Las partes en el conflicto armado interno deben observar los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos, particularmente para evitar y prevenir las condiciones que llevan al desplazamiento forzado interno.

2. El Estado colombiano debe requerir a todas sus instituciones y agentes respetar las normas internacionales y nacionales relativas a los desplazados internos, en particular la obligación de respetar los derechos a la vida, integridad física y seguridad personal de los desplazados. En este sentido, el Estado colombiano debe difundir ampliamente el texto de los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos.

3. El Estado debe asegurar el reasentamiento o regreso a los lugares habituales de residencia. La Comisión subraya que los procesos de retorno deben efectuarse de manera voluntaria, y en condiciones de seguridad y dignidad para los retornados.

4. El Estado colombiano debe desarrollar una campaña sobre la situación de los desplazados enfatizando su calidad de población civil, no combatiente ni asimilable a ninguna de las partes en el conflicto, para evitar las confusiones difundidas por algunas personalidades del Estado, incluyendo miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía.

5. El Estado colombiano debe ejecutar los programas de asistencia humanitaria y de desarrollo en coordinación con entidades internacionales con experticia en el tema, asegurando que se facilite el alojamiento adecuado, se cumpla con las reglas básicas en materia de salud e higiene, y se respeten las unidades familiares.

6. El Estado colombiano debe garantizar el respeto por parte de todas las autoridades nacionales y locales, elegidas o designadas, de los principios de igualdad y no discriminación a los desplazados internos, para evitar situaciones de rechazo.

7. El Estado colombiano debe consolidar los mecanismos judiciales para impedir la proliferación de la impunidad de los actores institucionales y/o particulares que han causado el desplazamiento forzado de personas y su correlativo sentimiento de extrema vulnerabilidad en el seno de la población afectada.

8. El Estado colombiano debe reforzar en prioridad la protección de los defensores de los derechos humanos de los desplazados.

9. El Estado debe iniciar en los plazos más breves una campaña para documentar a los desplazados internos, tomando en cuenta la experiencia de varios países de la región y la cooperación de las organizaciones con experiencia en esta tema.

10. El Estado debe fortalecer la presencia y coordinación del sector internacional para compartir y coordinar programas eficaces de atención que permitan soluciones coherentes y duraderas.

11. El Estado debe implementar la política de distribución de tierras dentro del marco legal ya establecido y con mayor involucramiento y protección a los funcionarios de INCORA para el cabal desarrollo de sus funciones durante todas las etapas de adjudicación de tierras a los desplazados.

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DEDICATORIA:

A UNA MUJER QUE TRANSFORMO MIS DIAS: MI ESPOSA VIVIANA, MI VIVI

GRACIAS POR DARME TU INCONDICIONAL APOYO Y AMOR VERDADERO.

Lizandro Alfonso Cabrera Suárez

Profesor Investigador

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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