En las empresas no financieras, la tendencia fue similar, aunque más moderada. Según un estudio de Associated Press sobre las 500 compañías del índice Standard & Poors, parecido fue el caso de Rick Wagoner, cuya compañía, General Motors, anunciaba despidos de 74.000 empleados mientras él se subía el salario un 64%. No extraña que cuando él y otros ejecutivos del motor fueran a pedir ayudas públicas al Gobierno de EEUU, alegando que están al borde de la bancarrota, Obama les pidiera al menos que dejaran el jet privado aparcado la próxima vez y cogieran un taxi.
Una gran polémica que no cesa
No es la primera vez que la polémica persigue a los primeros ejecutivos por altas retribuciones. Michael Eisner estuvo en el ojo del huracán durante su reinado en Disney.
Aunque su sueldo base era de 750.000 dólares anuales, el consejo acordó pagarle un bono anual según el incremento de los beneficios por acción de la compañía, a condición de que no ganara más de 20 veces su salario y de que el beneficio por título creciese un 7,5% anual. Un ejemplo en España lo encarnó Juan Villalonga, que embarcó a Telefónica en una carrera de adquisiciones, como las de Lycos y Endemol, que tuvieron un efecto al alza en la acción en pleno apogeo de la burbuja de Internet, pero que finalmente se tornaron en castigo a medio plazo.
Otro de estos ejecutivos fue Jean Marie Messier, el consejero delegado de Vivendi, que convirtió una empresa de medio ambiente en un gigante mediático y que terminó con los pies en la calle. Eso sí, con una indemnización de 20 millones por despido
Esperando a Godot (y al G ¡Je! – 20) – Donde dije digo, digo Diego (no comment)
(In Obama we trust: haciendo trampas en el solitario para maquillar la situación)
– Obama renuncia a limitar sueldos en las entidades con ayudas (El País – 4/3/09)
EEUU retira la norma para favorecer el desarrollo de su plan de ayudas
"Es el colmo de la irresponsabilidad, es una vergüenza", dijo Barack Obama, presidente de EEUU, cuando se enteró de los enormes bonos que habían cobrado los ejecutivos de bancos que habían sido ayudados por el Estado. Después dijo que su Gobierno limitaría los sueldos de los altos cargos bancarios que acudieran al rescate financiero. Una normativa aprobada por el Congreso indicaba que las entidades no podrían pagar bonos superiores a un tercio del salario anual. Sin embargo, la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro han dado marcha atrás. En su opinión, tal y como está la ley puede frenar a las entidades a que se acojan a ayudas públicas y, por lo tanto, a que estimulen el crédito y llegue a los ciudadanos, según informó ayer su página web.
Los directivos de bancos rescatados con altos sueldos podrán así acudir a las ayudas de un billón de dólares (casi 800.000 millones de euros). La Administración americana utilizará este dinero para comprar activos deteriorados.
Los altos salarios de los directivos habían levantado ampollas en la opinión pública, hasta el punto de que fue una de las cuestiones a tratar en el G-20, el próximo 2 de abril en Londres. La canciller alemana, Angela Merkel, asumió la postura de Obama, tildando estas remuneraciones de "práctica incomprensible" cuando los Gobiernos recapitalizan las entidades, es decir, con dinero de los contribuyentes
Wanted: banqueros al banquillo – "Operation Malicious Mortgage"
(De mi Ensayo: "La codicia de los mercados – El virus mutante – Enero 2009)
Miren ustedes por donde, justo en la jornada (20/6/08) marcada por el vencimiento de opciones y futuros en varios mercados, lo que se conoce como la triple hora bruja, nos desayunamos con la Operación "Hipoteca Maligna". Me trae a la memoria la Operación "Tormenta del Desierto". Más cerca, tal vez, la Operación "Libertad Duradera" o lo del "Eje del Mal". ¿Ustedes recuerdan? ¿Incluso el final?… Pues eso
– Contra "hipotecas maliciosas" (BBCMundo – 19/6/08)
Las autoridades estadounidenses revelaron el jueves los resultados de una investigación judicial contra cientos de personas acusadas de haber incurrido en delitos de fraude hipotecario. La operación "Hipoteca Maliciosa", dirigida por el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) y otras agencias estatales de ese país, ha resultado en cargos penales contra 406 personas acusadas de estar involucradas en maniobras fraudulentas para la concesión de créditos hipotecarios, dijo el FBI.
El fenómeno de las hipotecas extendidas en Estados Unidos a personas con ingresos insuficientes para mantenerlas, conocidas como subprime, es considerado como uno de los factores responsables por la actual crisis financiera global.
En un comunicado el FBI indicó que la investigación había comenzado el pasado 1 de marzo.
Según la corresponsal de BBC Mundo en Washington, Lourdes Heredia, el anuncio de una investigación de esta magnitud lo que busca es mandar un mensaje de que las autoridades federales están trabajando para conseguir responsables. Heredia indica que gran parte de las familias que han perdido sus hogares durante esa crisis en el mercado inmobiliario fueron engañadas cuando firmaron sus hipotecas.
Arrestos
Sólo el miércoles fueron arrestadas 60 personas en 15 localidades distintas del país. El FBI estima que los casos de fraude hipotecario investigados en la Operación Hipoteca Maliciosa involucran pérdidas de casi US$ 1.000 millones.
"Amenaza a la economía"
El mismo miércoles, en un caso distinto, el fiscal federal para el Distrito Oriental de la ciudad de Nueva York anunció la apertura formal de cargos contra dos altos ejecutivos de la firma financiera Bear Stearns. La acusación les imputa haber cometido irregularidades en la comercialización de títulos valores atados a hipotecas.
"El fraude hipotecario… representa una amenaza significativa a nuestra economía, a la estabilidad del mercado inmobiliario de nuestra nación y a la tranquilidad de millones de propietarios estadounidenses", indicó en el comunicado el vice Fiscal General, Mark Filip.
Según las autoridades, algunas de las conductas delictivas investigadas incluyen el trámite de préstamos hipotecarios basados en información falsa acerca del estado financiero del cliente. En muchas de las hipotecas sub-prime, personas con escasos recursos financieros mintieron en sus solicitudes acerca de sus ingresos, a veces con la complicidad de vendedores de hipotecas
– EEUU investiga a 19 grandes firmas por fraude hipotecario (Cinco Días – 21/6/08)
(Por Ana B. Nieto)
La espectacular redada lanzada sobre el fraude inmobiliario en EEUU sigue abierta. El jueves se anunció la detención de 300 personas que operaban en pequeños negocios o por su cuenta en varios Estados del país. Pero eso no es todo. Las autoridades siguen buscando evidencias de delitos en 19 firmas que, según el director del FBI, Robert Mueller, son "relativamente grandes".
Se trata de entidades hipotecarias, bancos de inversión, hedge funds y auditoras. Las autoridades han evitado identificarlas. El FBI sospecha que algunas de estas compañías han estado involucradas en fraude contable o de titulaciones.
Los resultados de esta operación policial coincidieron con la detención de dos ex gestores de fondos de Bear Stearns, Ralph Cioffi y Matthew Tannin, a quienes se acusa de haber engañado a sus sofisticados inversores.
De acuerdo con los correos electrónicos que las autoridades han intervenido, los detenidos aseguraron a sus clientes que no tenían que retirar el dinero de los fondos porque el mercado de los CDO, en el que operaban, no estaba en crisis. Todo esto ocurrió hace casi un año y fue el principio de la caída del negocio de la titulización hipotecaria que ha desembocado en una aguda crisis financiera que ha obligado a la banca mundial a efectuar depreciaciones muy significativas de sus activos. De momento, la cuantía de estos ajustes contables supera los 350.000 millones de dólares (224.000 millones de euros).
En sus correos, Tannin y Cioffi, compartían sus temores por la situación mientras negaban la realidad a sus clientes. "Temo a este mercado", dijo uno de ellos. La contestación fue: "créetelo o no, pero he sido capaz de convencer a gente para que añada más dinero". Al final, los inversores perdieron unos 1.600 millones de dólares (1.025 millones de euros). La Fiscalía ahora usará esta correspondencia en contra los dos gestores.
Los afectados por los fraudes presuntamente cometidos por los 406 implicados en la operación Hipoteca Maliciosa perdieron algo menos que los inversores de Bear. El Departamento de Justicia estima que fueron unos mil millones de dólares (640 millones de euros) en operaciones donde participaron tasadores, prestamistas, abogados y agentes inmobiliarios.
El FBI ha desvelado que había tres tipos de tácticas abusivas: fraude en el préstamo (se miente sobre la posición económica del acreedor), suspensión de pagos fraudulentos ligados a la hipotecas y el timo sobre el rescate de embargos. En este engaño, los detenidos ofrecían a sus víctimas servicios para la prevención de un embargo que no existía a cambio de comisiones.
Las cifras
1.400 casos de fraudes pendientes, tiene el FBI, muchos de ellos relacionados con hipotecas "subprime".
1.000 millones de dólares (640 millones de euros) podrían haber sido defraudados por los detenidos desde el pasado mes de marzo.
10 veces más casos de fraude fueron denunciados en 2007 que en 2002
– Un desastre financiero que dejó un agujero de 610.000 millones de euros (a junio 2008 y sigue creciendo)
"Lo peor de esta crisis es que después de casi un año, todavía no sabemos si estamos en medio, al final o en el principio". Con esta frase, pronunciada a mediados de junio, resumía un director financiero de una de las grandes entidades españolas el despiste y la inquietud que produce la crisis. Lo cierto es que ni los más veteranos habían visto una sequía tan severa en los mercados financieros. Las noticias que llegan cada día, con nuevas pérdidas en los bancos internacionales, no hacen presuponer que la tormenta se haya despejado. La gran redada realizada ayer en Estados Unidos con 406 acusados de fraude, complica aún más la situación.
La crisis financiera que se inició con la fuerte morosidad de las hipotecas estadounidenses de baja calidad y alto riesgo (subprime) se ha extendido a otros activos. Ahora también se han contaminado los mercados hipotecarios de primera clase, las hipotecas de locales comerciales, el crédito al consumo y el crédito a empresas.
Esta capacidad de transformarse y expandirse provoca que esta crisis parezca una epidemia imposible de detener. A medida que estos mercados se hunden, los activos financieros que se basan en ellos se deprecian. Esos activos están en las carteras de muchos grandes bancos internacionales, que necesitan más y más provisiones. Las entidades parecen incapaces de detener la sangría. Hasta el momento, los grupos bancarios más afectados han reconocido pérdidas por valor de 246.300 millones.
Los análisis de las autoridades supervisoras internacionales están fallando. Primero dijeron que cuando se auditaran las cuentas de los grandes bancos se sabría el tamaño del agujero de las hipotecas basura y los productos financieros contaminados. Craso error. Pasó enero, febrero, llegaron las auditorías, se cerró el primer trimestre y, tras casi concluir el segundo, las pérdidas y provisiones siguen castigando a los bancos. Primero se calculó que serían 380.000 millones de euros. Luego el FMI reconoció un agujero de 610.000 millones.
Lo cierto es que el mercado no funciona. Los bancos no se prestan dinero porque todos desconfían de la salud financiera de sus rivales. Esta situación provoca que ninguna entidad esté a salvo. Ni siquiera los bancos a los que la crisis ha cogido con los depósitos de liquidez llenos están tranquilos. Son conscientes de que si empiezan a caer unos, acabarán ellos con problemas. Esta situación se ha trasladado a las empresas -es decir, a la economía real- al acelerar la caída del mercado inmobiliario. Las economías de los países desarrollados se han enfriado de golpe.
El Banco de Inglaterra acudió en ayuda de Northern Rock. La Reserva Federal de EE UU hizo lo mismo con Bear Stearns, un banco de inversión que, como sus competidores, no estaba ni siquiera supervisado.
Hasta ahora la crisis ha costado el puesto a los ejecutivos de Merrill Lynch, Citigroup, UBS y la aseguradora AIG, entre otros. Los nuevos responsables reconocen que tampoco saben cuánto falta para cerrar esta crisis
Bad boys (Culpables sin fronteras) – Los 40 ladrones
– Los cinco mayores especuladores financieros declaran ante el Congreso de EEUU (El Confidencial – 13/11/08)
(Por E. Sanz)
Cinco de los gestores de hedge funds más ricos y poderosos del mundo se enfrentan hoy al Congreso de Estados Unidos que quiere saber hasta qué punto la falta de transparencia de la industria supone un riesgo para el sistema financiero mundial.
John Paulson (Paulson & Co.), George Soros (Soros Fund Management), Philip Falcone (Harbinger Capital Partners), James Simons (Reinaissance Technologies) y Kenneth Griffin (Citaldel Investment Group) deberán testificar hoy ante la Cámara de Representantes del Congreso para explicar el papel que juegan y ha jugado los hedge funds en los mercados financieros así como la situación regulatoria en la que se encuentran. Todos ellos tienen bajo gestión unos 120.000 millones de dólares, según estimaciones de ABC News.
El presidente del Comité de Supervisión y de Reformas del Gobierno de la Cámara de Representantes, el demócrata Henry Waxman, ha pedido expresamente que testifiquen, después de que cada uno de ellos haya registrado este año ganancias estimadas en 1.000 millones de dólares. La comparecencia de estos tres gestores es la última de una serie de intervenciones ante el Congreso con el objetivo de investigar las causas y los efectos de la crisis financiera. También han tenido que someterse al interrogatorio de la Cámara de Representantes los máximos responsables de Fitch, Moody"s y S&P 500.
La industria de los hedge funds, que está viviendo uno de los ejercicios más duros de su historia en cuanto a rentabilidades y reembolsos -sólo en octubre perdió 100.000 millones de dólares en octubre según estimaciones de Eurekahedge-, ha sido acusada de provocar el colapso de dos de los mayores bancos de inversión estadounidenses así como de haber provocado las fuertes caídas en bolsa de las últimas semanas.
De hecho, Paulson llegó a apostar más de 1.140 millones de euros por la caída en bolsa de los bancos británicos, mientras que en España, Philip Falcone apostó 580 millones de euros contra Santander, BBVA y Popular.
Waxman pedirá a estos cinco gestores que den al Comité una lista de todos los fondos controlados, el total de activos bajo gestión, informes a inversores así como los documentos sobre la posiciones de cada fondos en posiciones en CDS -credit default swaps-.
Asimismo, se les ha requerido información sobre el nivel de riesgo asociado a cada hedge fund y los detalles sobre el dinero que han recibido en los últimos años. Los elevados cheques recibidos por los principales ejecutivos de Wall Street han sido duramente criticados por Waxman.
Soros Fund Management, del millonario y filántropo George Soros, dijo el mes pasado que espera que la crisis financiera mundial provoque un duro revés a la industria de los hedge funds, que puede perder hasta un tercio de su volumen actual. Se estima que Soros ganó hasta 1.000 millones de dólares apostando contra el desplome de la libra esterlina en 1992.
Por su parte, John Paulson, dueño de Paulson & Co, apostó el año pasado por el hundimiento del mercado financiero y este año espera que varios de sus fondos entren en beneficios pese al tsunami financiero. Por el contrario, Kenneth Griffin, dueño de Citadel Investment Group, se enfrenta a serias dificultades después de que sus buques insignia. Kensington y Wellington hayan perdido un 38% sólo desde principios de noviembre.
En los últimos años, ser gestor de un hedge fund ha sido una de las carreras más lucrativas del mundo. Sin embargo, la debacle bursátil que ha sacudido a las bolsas de todo el mundo también ha provocado un duro castigo para estos productos de inversión alternativa. Y el futuro no parece demasiado alentador. Algunos expertos prevén un auténtico "baño de sangre" dentro de la industria con caídas de entre el 30% y el 60% para algunos de estos fondos por culpa, por un lado, del colapso de las inversiones y, por otro, de la masiva retirada de capitales por parte de sus clientes
– Los 25 culpables de la crisis (El Confidencial – 27/1/09)
(Por E. Sanz / Agencias)
Los culpables de la mayor crisis financiera de la historia desde la Segunda Guerra Mundial tienen nombres y apellidos. Según el periódico británico The Guardian, lo que viene sucediendo durante el último año y medio no se debe a un fenómeno natural sino a un desastre humano que ha llevado a las principales economías y empresas del mundo al borde del abismo y en el que 25 personajes han jugado un papel decisivo.
¿Quién nos ha llevado a la ruina?, se pregunta el diario.
Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal entre 1987 y 2006 se alza con el primer puesto. Tras una vida prácticamente entera dedicada al organismo regulador y retirado como un auténtico héroe, Greenspan pasará a la historia, entre otros aspectos, por su defensa del libre mercado, su capacidad para rescatar a la economía de Estados Unidos del colapso financiero de 1987 y de mitigar los devastadores efectos derivados de los ataques terroristas del 11-S. Greenspan es, para muchos expertos y según The Guardian, el principal culpable de la crisis al permitir la formación de una gran burbuja inmobiliaria gracias a unos tipos de interés bajos y a la ausencia de regulación en torno a los préstamos hipotecarios. Apoyó, según el diario, los préstamos subprime e instó a los hipotecados a cambiar tipos fijos por variables, lo que dejó a muchos de ellos al descubierto incapaces de hacer frente a sus compromisos cuando los tipos subieron. Durante años, Greenspan también defendió el boom de los derivados, un mercado que apenas existía cuando se hizo con las riendas de la Fed y que bajo su mandato creció como la espuma. De hecho, el periódico le acusa de haber protegido a un mercado que ha provocado muchos de los problemas actuales. La publicación destaca, no obstante, que Greenspan también ha sido capaz de reconocer sus errores. Por ejemplo, que demasiada regulación podría dañar Wall Street o que los bancos pondrían siempre por delante la protección de sus accionistas.
Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra. Cuando accedió al cargo en Threadneedle Street, la economía del Reino Unido crecía al 3% y la inflación se situaba en el 1,4%. En su primera reunión rebajó los tipos al 3,5% y su ambición consistía en que la política monetaria del Banco llegara a ser "aburrida". Cuando la crisis estalló, King insistía en que no se transformaría en una crisis internacional. De hecho, en un primer momento, se negó a inyectar liquidez al sistema financiero e insistía en que no habría rescates bancarios. Ahora, algunos miembros del Tesoro británico aseguran que debería haber sido "más proactivo". The Guardian le echa en cara que debería haberse dado cuenta de la burbuja inmobiliaria y haber tomado medidas, así como haber previsto más recientemente la recesión del país y haber actuado con mayor celeridad a la hora de recortar los tipos de interés.
Los políticos también han jugado un papel clave en la actual crisis financiera. Bill Clinton forzó a las hipotecarias a relajar sus requisitos a la hora de conceder hipotecas a los más desfavorecidos. En 1999 revocó la ley que garantizaba la completa separación entre los bancos comerciales -que ofrece depósitos- y la banca de inversión -que invierte y asume riesgos. Esta decisión supuso el nacimiento de la era de la superbanca, que favoreció el desarrollo y la extensión de las hipotecas subprime. Su sucesor, George W. Bush, no consiguió que mejoraran las cosas al no poner coto a la inmensa cantidad de los denominados "hipotecados Ninja" -no income, no jobs, no assets. Otro de los políticos culpables de la crisis para The Guardian es el primer ministro británico, Gordon Brown, quien puso los intereses de la City por delante de cualquier otro aspecto económico. La oposición le ha acusado de no haber tenido en cuenta que una economía "construida sobre deuda" no es una economía "construida para durar" durante su cargo como responsable del Tesoro durante diez años en el gobierno de Tony Blair.
El periódico británico también se acuerda del primer ministro islandés, Geir Haarde, después del colapso financiero de los tres grandes bancos del país por culpa de sus millonarias deudas. Islandia se vio forzada a recibir prestados 2.100 millones de dólares del FMI además de fondos procedentes de diferentes países europeos.
Culpables en la Gran Manzana
Wall Street tampoco queda al margen de su implicación en la crisis financiera. Según el diario, en este apartado suena el nombre de Abi Cohen, directora de estrategia de Goldman Sachs y que hace unos años llegó a ser una de las mujeres más poderosas de Estados Unidos. Sin embargo, no fue capaz de ver el crash de la bolsa y se hizo famosa por sus previsiones alcistas. Fue sustituida en el cargo el pasado mes de marzo. Kathleen Corbet, antigua consejera delegada de Standard & Poor's, también ocupa un puesto destacado. No en vano, las agencias de rating no advirtieron de los riesgos los activos respaldados por las hipotecas subprime. Corbet dirigía las riendas de la mayor de las tres agencias de calificación de riesgos y dejó su puesto en 2007 por las enormes críticas recibidas. Standard & Poor's, Fitch y Moody's han sido cuestionadas por el rol jugado en la actual crisis subprime, mientras ellas recuerdan que lo hicieron lo mejor que pudieron con la información disponible. Corbet dijo que su marcha de Standard & Poor's había sido "largamente planeada" y negó que tuviera que ver con presiones de ningún tipo.
Hank Greenberg, presidente del grupo asegurador AIG. A sus 83 años convirtió AIG en la mayor aseguradora del mundo. Tenía un enorme negocio de CDS y por ende, una enorme exposición a la crisis hipotecaria. Cuando su rating fue recortado, se enfrentó a una enorme crisis de liquidez y necesitó de 85.000 millones de dólares públicos para evitar el colapso. Posteriormente necesitaría de ayuda pública estatal adicional, pero eso no evitó que los principales ejecutivos del grupo renunciaran a viajes lujosos.
Quienes lo vieron venir
The Guardian reserva también un hueco para algunos de los inversores más importantes de los últimos cincuenta años y cuya visión del mundo financiero les hizo anticipar la que se venía encima. Como el gestor de hedge funds John Paulson, calificado en el mundo financiero como "el mayor ganador del credit crunch". Paulson se embolsó 3.700 millones de dólares en 2007al apostar por el estallido de la burbuja inmobiliaria. También aparece, el multimillonario Warren Buffett, quien no se cansó de advertir sobre los peligros de los derivados que nadie entendía. En su carta anual dirigida a sus accionistas en 2003, comparó estos productos con el mismo infierno. "Fácil de entrar y casi imposible de salir". En una muestra de optimismo, en octubre dijo que había empezado a comprar de nuevo en el mercado estadounidense, sugiriendo que lo peor de la crisis podría haber pasado.
También advertía en 2006 sobre una "gigantesca burbuja inmobiliaria", el inversor George Soros, así como al economista y profesor de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, quien fue el primero en augurar el credit crunch. En 2006 advertía a los economistas del FMI que Estados Unidos se enfrentaba una histórica burbuja inmobiliaria, un shock en el mercado de materias primas a una recesión. Todavía hoy se muestra muy pesimista respecto a la crisis. Sin ir más lejos, la semana pasada vaticinaba la bancarrota del sistema bancario estadounidense y europeo. Tras los rescate financieros y nacionalizaciones, es muy famosa su frase para describir a George Bush, Henry Paulson y Ben Bernanke como "la troika de bolcheviques que fue capaza de convertir Estados Unidos en la República Socialista de Estados Unidos de América".
La lista, hasta 25 responsables, incluye otros nombres del mundo financiero de la Gran Manzana. Como el presidente de HBOS –Andy Hornby-, el de Royal Bank of Scotland –Sir Fred Goodwing– o Bradford&Bingley –Steve Crwashaw-. Sin olvidar a los máximos responsables Citigroup –Chuck Prince-, Merrill Lynch –Stan O"Neil– o Bear Stearns –Jimmy Cayne
– Cómo el gobierno de EEUU creó la crisis financiera (The Wall Street Journal – 13/2/09)
Una investigación muestra que el pánico del año pasado no fue causado porque no se rescató a Lehman Brothers
(Por John B. Taylor)
Muchos están pidiendo una comisión como la del 11 de septiembre de 2001 para investigar la crisis financiera. Cualquier investigación como esta no debería descartar al mismo gobierno como un gran culpable. Mi investigación muestra que las acciones e intervenciones del gobierno -no una falla inherente o la inestabilidad de la economía privada- causaron, prolongaron y drásticamente empeoraron la crisis.
La clásica explicación de las crisis financieras es que son causadas por excesos -con frecuencia excesos monetarios- que llevan a un auge y un inevitable colapso. Esta crisis no fue diferente: un boom de la vivienda seguido por un desplome provocó cesaciones de pagos, la implosión de hipotecas y valores relacionados a hipotecas de instituciones financieras, y la resultante agitación financiera.
Los excesos monetarios fueron la principal causa del auge. La Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo su meta para la tasa de interés, especialmente en 2003-2005, muy por debajo de las conocidas normas monetarias que señalan que una buena política debería estar basada en experiencia histórica. Mantener las tasas de interés en el camino en el que funcionaron bien en las últimas dos décadas, en lugar de mantenerlas tan bajas, habría prevenido el auge y el colapso. Investigadores de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico han presentado evidencia corroborativa de otros países: mientras más alto el grado de exceso monetario en un país, mayor fue el boom de la vivienda.
Los efectos del auge y el colapso fueron amplificados por varios factores, incluyendo el uso de hipotecas subprime (o de alto riesgo) y de tasas variables, que provocaron la toma excesiva de riesgos. También hay evidencia de que la excesiva toma de riesgos fue estimulada por tasas de interés excesivamente bajas. Las tasas de impagos y ejecuciones hipotecarias están inversamente relacionadas a la inflación del precio de las viviendas. Estas tasas cayeron rápido durante los años en los que los precios de las viviendas subieron rápido, probablemente descarrilando muchos programas de suscripción de hipotecas y engañaron a mucha gente.
Las hipotecas subprime, de tasas variables y de otras clases fueron atados en muy complejos valores respaldados por hipotecas. Las agencias calificadoras subestimaron el riesgo de estos valores, ya sea por falta de competencia, irresponsabilidad o más probablemente la inherente dificultad de evaluar el riesgo debido a la complejidad.
Otras acciones del gobierno también estuvieron en juego: las empresas patrocinadas por el gobierno Fannie Mae y Freddie Mac fueron alentadas a expandirse y comprar valores respaldados por hipotecas, incluyendo aquellas armadas con riesgosas hipotecas subprime.
La acción del gobierno también contribuyó a prolongar la crisis. Considere que la crisis financiera se agudizó el 9 y 10 de agosto de 2007, cuando las tasas de interés del mercado de dinero subieron pronunciadamente. Los spreads de tasas de interés, como la diferencia entre préstamos interbancarios a tres meses y a un día, se dispararon a niveles sin precedentes.
Diagnosticar la razón de este repentino aumento era esencial para determinar qué tipo de respuesta política era necesaria. Si la liquidez era el problema, entonces proveer más liquidez facilitando préstamos en la ventanilla de descuento de la Reserva Federal (Fed), o abriendo nuevas ventanillas o líneas de crédito, sería lo apropiado. Pero si el riesgo de contraparte estaba detrás del repentino aumento en las tasas de interés del mercado de dinero, entonces sería apropiado un enfoque directo en la calidad y la transparencia del balance del banco.
Al principio, las autoridades diagnosticaron mal la crisis como una de liquidez y recetaron el tratamiento equivocado.
Para proveer más liquidez, la Fed creó la Línea de Crédito de Subastas a Plazo (TAF por sus siglas en inglés) en diciembre de 2007. Su principal objetivo era reducir los spreads de tasas de interés en los mercados de dinero y aumentar el flujo de crédito. El TAF, no obstante, no pareció hacer mucha diferencia. Si la razón del spread era el riesgo de contraparte, a diferencia de la liquidez, esto no es una sorpresa.
Otra pronta respuesta política fue el Acta de Estímulo Económico de 2008, aprobado en febrero. El principal objetivo de este paquete era enviar US$ 100.000 millones en efectivo a individuos y familias para que tuvieran más para gastar, y de esta manera impulsar el consumo y la economía. Sin embargo, la gente gastó poco o nada del descuento temporal (como predijo la teoría de ingresos permanentes de Milton Friedman, la cual sostiene que los aumentos temporales en los ingresos, a diferencia de los permanentes, no provocan incrementos significativos en el consumo). El consumo no fue impulsado.
La tercera respuesta política fue la gran reducción en la meta para la tasa de interés de fondos federales a 2% en abril de 2008, de 5,25% en agosto de 2007. Esta fue más drástica de lo que prescribirían normas monetarias como mi propia Regla Taylor. El efecto más evidente de este recorte de tasa fue una pronunciada depreciación del dólar y un gran aumento del precio del petróleo. Después del comienzo de la crisis, el precio del crudo se duplicó a más de US$ 140 en julio de 2008, antes de desplomarse a medida que disminuían las expectativas de crecimiento económico mundial. Para entonces, sin embargo, el daño del alto precio del petróleo ya estaba hecho.
Después de un año de tales erróneas prescripciones, la crisis empeoró repentinamente en septiembre y octubre de 2008. Presenciamos una seria restricción del crédito, que seriamente debilitó una economía que ya estaba sufriendo por el persistente impacto del aumento del precio del petróleo y la crisis inmobiliaria.
Muchos han argumentado que la razón de este mal paso fue la decisión del gobierno de no prevenir la bancarrota de Lehman Brothers durante el fin de semana del 13 y 14 de septiembre. Un estudio de este evento sugiere que la respuesta es más complicada y estaba en otra parte.
Aunque los spreads de tasas de interés aumentaron ligeramente el lunes 15 de septiembre, se mantuvieron en el rango observado durante el año previo y permanecieron allí el resto de la semana. El viernes 19 de septiembre, el Departamento del Tesoro anunció un paquete de rescate, aunque no reveló su tamaño o los detalles. Durante el fin de semana se armó el paquete, y el martes 23 de septiembre, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Henry Paulson, testificaron ante el Comité de Banca del Senado. Los funcionarios presentaron el Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP por sus siglas en inglés), indicando que sería de US$ 700.000 millones. Proporcionaron un corto borrador de legislación, sin ninguna mención de la supervisión y con pocas restricciones sobre el uso de los fondos.
Los dos hombres fueron indagados intensamente y la reacción fue bastante negativa, juzgando por el gran volumen de correo negativo que recibieron muchos miembros del Congreso. Fue después de este testimonio que uno realmente empieza a ver que se profundiza la crisis y los spreads de tasas de interés se amplían.
El conocimiento por parte del público de que la intervención del gobierno no había sido considerada en detalle y la historia oficial de que la economía se estaba desplomando probablemente provocaron el pánico visto en las siguientes semanas. Y esto probablemente fue amplificado por las improvisadas decisiones de respaldar a algunas instituciones financieras y no a otras y por explicaciones poco claras, que parecían basadas en el miedo, de los programas para tratar la crisis. ¿En qué se basó la decisión de intervenir en Bear Stearns, luego no en Lehman y luego sí otra vez en AIG? ¿Qué guiaría las operaciones del TARP?
No tenía que haber sido de esta manera. Para prevenir medidas equivocadas en el futuro, es urgente que volvamos a principios de política monetaria sólidos, basando las intervenciones gubernamentales en diagnósticos claramente establecidos y marcos predecibles para las acciones del gobierno.
Respuestas enormes con pocas explicaciones probablemente empeorarán la situación. Hasta ahora, esa es la lección de esta crisis.
(Taylor, un profesor de economía de la Universidad de Stanford y académico de la Institución Hoover, es el autor de Getting Off Track: How Government Actions and Interventions Caused, Prolonged and Worsened the Financial Crisis (algo como Desviándose del camino: cómo las acciones e intervenciones del gobierno causaron, prolongaron y empeoraron la crisis financiera), que será publicada a fines de febrero por Hoover Press)
(Este artículo tiene respuesta por parte de Alan Greenspan, publicada por el mismo periódico el 12/3/09)
– La Fed no causó la burbuja inmobiliaria (The Wall Street Journal – 12/3/09)
(Por Alan Greenspan)
(Este artículo responde al anterior de John B. Taylor, publicado por el mismo periódico el 13/2/09, reproducido anteriormente)
Estamos en medio de una crisis global que incuestionablemente es la más virulenta desde los años 30.
Eventualmente esta se desvanecerá y pasará a ser historia, pero la forma en la que sean interpretadas las causas y efectos que reforzaron e interactuaron en esta contracción severa darán forma a la reconfiguración de nuestro, actualmente debilitado, sistema financiero global.
Hay al menos dos teorías que compiten para explicar los orígenes de esta crisis. La primera es que las políticas de "dinero fácil" de la Reserva Federal produjeron la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos que se encuentra en el corazón del desastre financiero actual.
La segunda, y mucho más creíble, explicación concuerda con que fueron en efecto las bajas tasas de interés las que detonaron la euforia especulativa. Sin embargo, la tasa de interés que importaba no era la aplicada a los fondos federales, sino la tasa sobre las hipotecas de largo plazo a tasa fija.
Entre 2002 y 2005, las tasas hipotecarias residenciales se adelantaron 11 meses a la evolución de los precios de la vivienda en Estados Unidos. Esta correlación entre los precios de la vivienda y las tasas hipotecarias fue muy significativa, y es un indicador mucho mejor del aumento de los precios de la vivienda que la tasa de interés federal.
Eso no debería ser una sorpresa. Después de todo, los precios de los activos de larga duración siempre han sido determinados al descontar el flujo de ingresos (o servicios imputados) por las tasas de interés con los mismos vencimientos que el activo.
A mi juicio nadie emplea las tasas de interés a un día -como la tasa interbancaria federal- para determinar la tasa de capitalización de los bienes raíces, ya sea en un edificio de oficinas o en una residencia unifamiliar.
La Reserva Federal se percató agudamente de la desconexión entre la política monetaria y las tasas de interés cuando las tasas no respondieron como se esperaba a la subida de tipos decretada por la Fed a mediados de 2004.
Además, los datos muestran que las tasas hipotecarias residenciales se habían deslindando gradualmente de la política monetaria incluso antes, a raíz de la emergencia, a partir de principios de este siglo, de un mercado global bien arbitrado para instrumentos de deuda de largo plazo.
La conexión entre las tasas hipotecarias y las tasas de corto plazo en Estados Unidos había sido estrecha durante décadas. Entre 1971 y 2002, la tasa de fondos federales y la tasa hipotecaria evolucionaron paralelamente. La correlación era fuerte: de 0,85. Entre 2002 y 2005, sin embargo, la correlación prácticamente se redujo a la insignificancia.
Tal y como apunté en esta página en diciembre de 2007, la presunta causa del declive mundial en las tasas de largo plazo fue el cambio tectónico a principios de los años 90 en gran parte del mundo en desarrollo, de un énfasis marcado en la planificación central a una competencia comercial centrada en la exportación cada vez más dinámica.
El resultado fue un incremento del crecimiento en China y un gran número de otras economías de mercados emergentes que llevaron a un exceso en el ahorro global previsto relativo a las previsiones de inversiones de capital. Ese exceso de ahorros basado en cambios anticipados propulsó progresivamente a la baja las tasas de interés de largo plazo entre principios de 2000 y 2005 a escala global.
Ese declive en las tasas de interés de largo plazo en un amplio espectro de países explica estadísticamente, y es la causa principal más probable, de las tasas de capitalización inmobiliarias que declinaron y convergieron en todo el mundo, resultando en la burbuja de precios inmobiliarios a escala global. (La burbuja de precios en Estados Unidos estaba en, o por debajo de, la mediana, según el Fondo Monetario Internacional).
En 2006, las tasas de interés de largo plazo y las tasas hipotecarias determinadas por ella, para todos los países desarrollados y los principales países en desarrollo, se habían reducido a menos del 10% -creo que por primera vez jamás. Pensaba que el peso de una evidencia tal generaría un amplio apoyo a esta explicación de la crisis actual.
Sin embargo, a partir de mediados de 2007, la historia empezó a rescribirse, en gran medida por mi buen amigo y ex colega John Taylor, profesor de la Universidad de Stanford, con quien pocas veces he estado en desacuerdo. Sin embargo, escribiendo en estas mismas páginas el mes pasado, Taylor inequívocamente afirmó que si la Reserva Federal entre 2003 y 2005 hubiera mantenido las tasas de interés de corto plazo a los niveles implícitos en su "Regla Taylor", "esto habría prevenido este auge y desplome inmobiliario". Esta noción ha sido citada y repetida tantas veces que ha adoptado el aura de una noción de conocimiento popular.
Además del uso inapropiado de tasas de interés de corto plazo para explicar el valor de activos de largo plazo, su acusación estadística de la política de la Reserva Federal durante el período de 2003 a 2005 no trata los antes mencionados cambios estructurales en la economía global. Su análisis estadístico incorpora relaciones empíricas de décadas anteriores al período más reciente, donde no necesariamente se pueden aplicar.
Asimismo, aunque creo que la "Regla Taylor" es una primera aproximación útil al camino de la política monetaria, sus parámetros y predicciones se derivan de estructuras modelo que se han revelado consistentemente incapaces de anticipar el principio de las recesiones o crisis financieras. Razonamientos hipotéticos partiendo de estructuras tan defectuosas no pueden ser la única base de un exitoso análisis o asesoría sobre políticas gubernamentales, con o sin el beneficio de los conocimientos en retrospectiva.
Dado el desacoplamiento de la política monetaria de las tasas hipotecarias de largo plazo, acelerar la política de incremento de tipos que la Fed implementó en 2004-2005 no podría haber "prevenido" la burbuja inmobiliaria. Tomando todo en consideración, personalmente prefiero la valoración del desempeño de la Reserva Federal de Milton Friedman. Al evaluar el período entre 1987 y 2005, escribió en esta misma página a principios de 2006: "No existe otro período de comparable duración en el que el Sistema de la Reserva Federal haya funcionado tan bien. Es más que una diferencia de grado; estamos hablando de una diferencia profunda".
¿Cuánto importa si la burbuja fue causada por una política monetaria inapropiada, sobre la cual tienen control las autoridades, o por las amplias fuerzas globales sobre las cuales tienen un control limitado? Importa mucho.
Si la política monetaria es la que tiene la culpa, entonces eso puede corregirse a futuro, al menos en principio. Si, sin embargo, estamos lidiando con fuerzas globales más allá del control de las autoridades monetarias domésticas, como sospecho que fue el caso, entonces enfrentamos un problema más amplio.
La competencia de los mercados globales y la integración en bienes, servicios y finanzas han producido ganancias sin precedentes en bienestar material. Pero el camino del crecimiento de los mercados altamente competitivos es cíclico y en raras ocasiones puede derrumbarse, con consecuencias como las que experimentamos actualmente. Ahora es bastante claro que los niveles de complejidad a los que los participantes del mercado trataron de impulsar las técnicas de gestión de riesgo y los productos eran excesivos para que incluso los participantes más sofisticados los manejaran adecuada y prudentemente.
Sin embargo, la respuesta institucional apropiada no es frenar la intermediación financiera con mucha regulación. Eso ahogaría importantes avances en las finanzas que fortalecen los estándares de vida. Recuerde, antes de la crisis, la economía estadounidense exhibía un impresionante nivel de avance de productividad. Para lograr eso con un nivel modesto de ahorros domésticos y préstamos extranjeros (nuestro actual déficit de cuenta corriente) fue una medida del éxito de nuestro sistema financiero anterior a la crisis. Las soluciones para los fallos en el mercado financiero revelados por la crisis están en los mayores requerimientos de capital y una mayor persecución del fraude, no un aumento en la micro gestión por parte de las entidades gubernamentales
Cualquier nueva regulación debe mejorar la habilidad de las instituciones financieras para dirigir con efectividad los ahorros de un país a las inversiones de capital más productivas. Un alto nivel de regulación no logra superar esa prueba y a menudo es costoso y contraproducente. Los requerimientos adecuados de capital y colateral pueden enfrentar las debilidades que la crisis ha desenterrado. Tales requerimientos no estorbarían demasiado y por lo tanto no interferirían inadecuadamente en las decisiones de negocios del sector privado.
Si vamos a retener una economía mundial dinámica capaz de producir prosperidad y crecimiento sostenible a futuro, no podemos depender de los gobiernos para intermediar en los flujos de ahorro e inversión. Nuestro reto en los próximos meses será implementar un régimen regulatorio que asegure una gestión de riesgo responsable por parte de las instituciones financieras, mientras que las alientan a continuar tomando los riesgos necesarios e inherentes en cualquier economía de mercado exitosa.
(Greenspan, fue presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos y es el presidente de Greenspan Associates LLC y el autor de "The Age of Turbulence: Adventures in a New World" – Penguin, 2007)
Los que se ríen de Janeiro (no están todos los que son, pero son todos los que están)
– Los responsables de la hecatombe financiera, rescatados por los contribuyentes de EEUU
Mientras el gobierno federal tendía de nuevo la mano a la aseguradora AIG, con un salvavidas de 30.000 millones de dólares, y el Dow Jones cerraba por primera vez desde 1997 por debajo de los 7000 puntos, muchos de los ex consejeros delegados de Wall Street siguen disfrutando de enormes beneficios gracias al dinero de los contribuyentes.
Cuando parecía que la administración Obama había frenado los pies a los altos ejecutivos a la hora del uso de aviones privados, costosas estancias o lujosas oficinas, además de los indiscretos salarios, resulta que las cláusulas firmadas entre algunas de las compañías financieras más importantes del país y sus antiguos capitanes han provocado que los ciudadanos tengan que lidiar con los caprichos de figuras que ya ni siquiera forman parte de las compañías rescatadas.
Al menos así lo demuestran los informes presentados por distintas compañías ante la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés).
Fondos para costear los caprichos
Así, por ejemplo, E. Stanley O'Neal, ex consejero de Merrill Lynch, sigue recibiendo fondos de Bank of America para costear el alquiler de la oficina que el ejecutivo posee en la Gran Manzana. Además el banco, que compró Merrill por 50.000 millones de dólares, también está obligado a pagar el salario del asistente de O'Neal hasta 2010.
Otro caso sorprendente es el de Charles Prince, ex consejero delegado y presidente del consejo de Citigroup. Mientras el banco consigue sobrevivir a duras penas y gracias a las ayudas federales, Prince sigue recibiendo dinero para financiar una oficina en Nueva York, secretaria, así como un coche y su respectivo conductor. Citigroup está obligado por contrato a lidiar con estos costes hasta 2012.
El banco también cuenta con la responsabilidad de cubrir las mismas necesidades de su ex consejero delegado, John S. Reed hasta que éste cumpla los 75 años de edad.
JP Morgan también se ha visto forzado a hacer algo similar con William B Harrison, ex consejero delegado y presidente del consejo, a quien le debe oficina y personal administrativo hasta que el ejecutivo cumpla los 70.
Como ven, buena parte del dinero de los contribuyentes estadounidenses no va destinado a solventar el desaguisado financiero en el que buena parte de los bancos se encuentran inmersos si no que está dedicado a atender las caprichosas exigencias de un sector que ahora paga los platos rotos.
– Jubilaciones de lujo a costa de los contribuyentes (El Confidencial – 7/3/09)
(Por A. I. Gracia)
Los despidos multitudinarios son el pan nuestro de cada día y tampoco se han salvado de la quema grandes ejecutivos que parecían completamente a salvo. Pero hay quienes se pasean ajenos por el barrizal levantado por la crisis. Esta historia no va con ellos. Si las cuentas de las compañías hablasen, se quejarían del constante chorreo de dinero que reciben ex consejeros delegados que viven, porque así lo firmaron, una jubilación de lujo, desenfreno y derroche a costa de los bancos para los que trabajaban, todos ellos rescatados por el Gobierno estadounidense y un dinero que pagan todos los ciudadanos como contribuyentes.
Algunas compañías han llegado a desaparecer; otras están entre el suicidio y la muerte; incluso todavía existe más de una a las que la crisis asfixia pero no ahoga. Sin embargo, lo acordado va a misa. Portfolio.com describe los honorarios que le permiten a nueve ex directivos vivir con todo lujo de detalles gracias al contrato de despedida que firmaron con su compañía. No se sabe cómo, pero muchas empresas siguen pagando los aviones privados, los coches de empresa y hasta las secretarias a demasiados ex dirigentes que ya no están a los mandos de las compañías.
Edward E. Crutchfield, ex presidente y consejero delegado del banco estadounidense Wachovia, recibió 1,8 millones de dólares (1,4 millones de euros) para poder disfrutar de un "especial retiro" hasta el resto de sus días. Por si no fuera suficiente, el acuerdo también le concedía el derecho de contar con una oficina propia (incluida secretaria personal), así como del avión corporativo durante los diez primeros años de la jubilación, aunque fuentes de la entidad revelaron que Crutchfield dejó el avión corporativo hace ya cinco años.
Tras la salida de Crutchfield subió a la presidencia del banco G. Kennedy. Fue sacado a la fuerza del Consejo en junio del año pasado. Eso sí: continuará teniendo acceso a una oficina y a un asistente personal hasta junio de 2011. Incluso después de que Wells Fargo se hiciera con Wachovia, fuentes de la compañía confirman que el acuerdo sigue en pie incluso después del cambio de mandos en Wachovia.
David Sambol es ex director de operaciones de Countrywide Financial, la compañía hipotecaria número uno de EEUU. Se le concedió 20 millones de dólares del Bank of America cuando adquirió la hipoteca de la entidad crediticia en enero de 2008. Recibió la mitad del dinero cuando se cumplió el primer aniversario de la firma del acuerdo. Fuentes de Bank of America no declararon si los diez millones restantes se pagaron o no. Lo que sí se sabe es que Sambol tenía derecho a un avión corporativo, un coche de compañía, y servicios de orientación financiera hasta finales de 2009.
Bank of America compró el banco de inversión Merrill Lynch en septiembre por cerca de 44.000 millones de dólares, algo más de 30.500 millones de euros. Fue entonces cuando Bank of America se hizo cargo de la jubilación que firmó E. Stanley O´Neal, ex presidente y consejero delegado de Merrill Lynch: su oficina en Manhattan y el salario de su asistente hasta octubre de 2010.
Otro coste que se sumó a las arcas de Bank of America fue la jubilación Charles K. Gifford, ex consejero delegado de Fleet Bank. Hace cuatro años, el banco le proporcionó un avión corporativo. Y eso que ya contaba con una oficina en Boston y una secretaria personal.
Charles O. Prince, ex presidente y consejero delegado de Citigroup, firmó recibir, hasta noviembre de 2012, servicios de secretariado, una oficina y otros beneficios que le llegan desde el banco estadounidense. La misma compañía aguanta los costes de jubilación de John S. Reed, otro ex consejero delegado. Cuando firmó el acuerdo de salir del banco en julio de 2000, la empresa también le puso una oficina con secretaria incluida, un coche con conductor (también incluido) el tiempo que le fuera necesario. Incluso, cuando Reed salió del área de Nueva York, Citigroup le buscó una oficina con secretaria hasta la vuelta.
William B. Harrison Jr. renunció a su puesto de consejero delegado de JP Morgan Chase en diciembre de 2005 y como presidente un año después. Harrison, de 65 años, cuenta con una oficina y soporte administrativo hasta los 70.
El ex presidente ejecutivo del North Fork Bank John A. Kanas recogió 212 millones de dólares cuando vendió Norht Fork Bancorp a Capital One en marzo de 2006. Año y medio después abandonó Capital One, pero no se fue sin antes firmar que podía seguir accediendo a la suite de la oficina en Long Island. En el acuerdo firmado, Capital One dijo que la oficina de Long Island sería construida fuera de las especificaciones del ejecutivo. Capital One también proporciona a Kanas con un asistente administrativo y un vehículo con chófer hasta finales de este año.
Con toda la voz que tengo
Una quiebra global del capitalismo financiero de tal magnitud, velocidad y extensión, no la podría haber "imaginado" jamás Karl Marx ni en sus noches de alucinaciones y utopías en la vieja Trier (Tréveris). En tanto los "grandes talentos" (los más pícaros de los pícaros) purgan sus culpas (e intentan demostrar algún espíritu de enmienda). ¿Qué tal si comienzan por una vuelta al negocio tradicional (back to basics)? Para empezar.
Ante semejante "socialización" de la economía ¿qué dirían -ahora- Margaret Thatcher (si recuperara la memoria) o Ronald Reagan (si se levantara de la tumba)?
Un destacado asesor del primer ministro británico, Gordon Brown, llegó a afirmar con motivo de la crisis bancaria que la City, centro financiero de Londres, era el único sector de la economía que merecía ser rescatado por el Gobierno. Según un informe filtrado al diario The Daily Telegraph (2/3/09), el asesor, al que no se cita por su nombre, dijo en una reunión con los sindicatos que la industria apenas tenía valor para el país, pero había que apoyar como fuera al sector financiero.
Esos comentarios explican, según el periódico, la decisión del Gobierno laborista de apoyar con 1,3 billones de libras (1,47 billones de euros) a los bancos y que apenas moviese un dedo a favor de la industria.
"Sólo los servicios profesionales de alta calidad, los financieros y la City de Londres tienen un valor real y habría que apoyarlos cueste lo que cueste mientras que el resto del país podría entregarse al turismo", dijo el asesor de Brown. "La defensa, el sector aeroespacial, las manufacturas y la ingeniería no tienen valor real" para Gran Bretaña, agregó. El informe en cuestión lo elaboró la Asociación Nacional de la Defensa, entidad independiente que se ha quejado del poco apoyo del Gobierno a ese sector industrial.
Estamos en un momento -lamentablemente- cuando la verdad cede paso a la conveniencia en las manifestaciones públicas. Terceros rescates (Citigroup) o cuartos (AIG). De los "investment grade" a los "bailouts" y de allí, al "default" y si no, al tiempo.
Viejos conocidos: la "nacionalización de la deuda privada". Mientras, seguiremos "bailando" al son de las "líneas de crédito contingente" y los "alivios cuantitativos". Sólo falta una ley de "intangibilidad de los depósitos" (al caer). Todo, menos la quiebra de las entidades insolventes (hasta el fantasma más temido: la hiperinflación).
Eufemismos, hay muchos. Cinismo, también. Realismo, muy poco. Honestidad, menos. Vergüenza, ninguna. Continuando con la miopía del desastre
El grito de guerra de la Argentina del corralito en 2002: "¡Que se vayan todos!". No queda otra alternativa. Capitulación. Rendición incondicional. "Suicidio ritual" de los "mariscales de la derrota" o "piadoso" ajusticiamiento (¿lapidación? ¿linchamiento?) La cárcel, sería demasiado premio. Y además, que devuelvan todo lo que se llevaron. Sí, sí.
Pero lo dice mejor Naomi Klein (insospechable de argentinidad), y con más credibilidad que un servidor. Le dejo que "remate" el balón. Ya está centrado a puerta.
(Artículo original) – ¡Que se vayan todos! – that's the global backlash talking. It"s not just governing elites that the world is rising up against – it's the entire model of deregulated capitalism (Naomi Klein, The Guardian, Friday 6 February 2009)
Watching the crowds in Iceland banging pots and pans until their government fell reminded me of a chant popular in anti-capitalist circles in 2002: "You are Enron. We are Argentina".
Its message was simple enough. You – politicians and CEOs huddled at some trade summit – are like the reckless scamming execs at Enron (of course, we didn't know the half of it). We – the rabble outside – are like the people of Argentina, who, in the midst of an economic crisis eerily similar to our own, took to the street banging pots and pans. They shouted, "¡Que se vayan todos!" ("All of them must go!") – and forced out a procession of four presidents in less than three weeks. What made Argentina's 2001-02 uprising unique was that it wasn't directed at a particular political party or even at corruption in the abstract. The target was the dominant economic model: this was the first national revolt against contemporary deregulated capitalism.
It has taken a while, but from Iceland to Latvia, South Korea to Greece, the rest of the world is finally having its ¡Que se vayan todos! moment.
The stoic Icelandic matriarchs beating their pots flat even as their kids ransack the fridge for projectiles (eggs, sure, but yoghurt?) echo the tactics made famous in Buenos Aires. So does the collective rage at elites who trashed a once thriving country and thought they could get away with it. As Gudrun Jonsdottir, a 36-year-old Icelandic office worker, put it: "I've just had enough of this whole thing. I don't trust the government, I don't trust the banks, I don't trust the political parties and I don't trust the IMF. We had a good country, and they ruined it".
Another echo: in Reykjavik, the protesters clearly won't be bought off by a mere change of face at the top (even if the new PM is a lesbian). They want aid for people, not just banks; criminal investigations into the debacle; and deep electoral reform.
Similar demands can be heard in Latvia, whose economy has contracted more sharply than any country in the EU, and where the government is teetering. For weeks the capital has been rocked by protests, including a full-blown, cobblestone-hurling riot on 13 January. As in Iceland, Latvians are appalled by their leaders' refusal to take any responsibility for the mess. Asked by Bloomberg TV what caused the crisis, Latvia's finance minister shrugged: "Nothing special".
But Latvia's troubles are indeed special: the very policies that allowed the "Baltic tiger" to grow at a rate of 12% in 2006 are also causing it to contract violently by a projected 10% this year: money, freed of all barriers, flows out as quickly as it flows in, with plenty being diverted to political pockets. (It is no coincidence that many of today's basket cases are yesterday's "miracles": Ireland, Estonia, Iceland, Latvia).
In Latvia, much of the popular rage has focused on government austerity measures – mass layoffs, reduced social services and slashed public sector salaries – all to qualify for an IMF emergency loan (no, nothing has changed). In Greece, December's riots followed a police shooting of a 15-year-old. But what's kept them going, with farmers taking the lead from students, is widespread rage at the government's crisis response: banks got a $ 36bn bailout while workers got their pensions cut and farmers received next to nothing.
Despite the inconvenience caused by tractors blocking roads, 78% of Greeks say that the farmers' demands are reasonable. Similarly, in France the recent general strike – triggered in part by the plans of President Sarkozy to reduce dramatically the number of teachers – inspired the support of 70% of the population.
Perhaps the sturdiest thread connecting this global backlash is a rejection of the logic of "extraordinary politics" – the phrase coined by the Polish politician Leszek Balcerowicz to describe how, in a crisis, politicians can ignore legislative rules and rush through unpopular "reforms". That trick is getting tired, as South Korea's government recently discovered. In December, the ruling party tried to use the crisis to ram through a highly controversial free trade agreement with the US. Taking closed-door politics to new extremes, legislators locked themselves in the chamber so they could vote in private, barricading the door with desks, chairs and couches.
Opposition politicians were having none of it: using sledgehammers and an electric saw, they broke in and staged a 12-day sit-in of parliament. The vote was delayed, allowing for more debate – a victory for a new kind of "extraordinary politics".
The pattern is clear: governments that respond to a crisis created by free-market ideology with an acceleration of that same discredited agenda will not survive to tell the tale. As Italy's students have taken to shouting in the streets: "We won't pay for your crisis!".
En 1998, el director Peter Weir hizo una película titulada The Truman Show. En ella, el protagonista, Truman Burbank, interpretado por Jim Carrey, vive, sin saberlo, en un mundo ficticio, inventado por una productora de televisión. Su existencia se desarrolla ante la constante presencia de las cámaras y la audiencia sigue sus aventuras cotidianas como si se tratase de capítulos de una larga telenovela.
Truman no puede escaparse de ese mundo, porque hasta el cielo que admira resulta un telón pintado. La escena tiene algo de déjà- vu.
Si tomamos la anécdota como categoría, el apellido de Truman (para más INRI) era Burbank. ¿Una mezcla de Burbuja y Banco? ¿Un mundo ficticio o un regreso al futuro?
Decir que los seres humanos suelen ser presa de comportamientos que los devuelven una y otra vez a la misma trampa es una obviedad. Entonces, "nudge" Obama (el "flip-flopping") o el Dr. Doom ("la enzima LOX")
¿Será el comienzo de una nueva etapa, o será definitivamente el abismo?
Mientras nos aclaramos, que no cunda el pánico, aquellos que estén muy deprimidos por la recesión, pueden solicitar los servicios terapéuticos de Gordon (¿Charlie?) Brown. Un ejército de 3.600 terapeutas, varios cientos de enfermeras y una línea especial de teléfono estarán al servicio de aquellos a los que la crisis económica provoque depresión o ansiedad, por pérdida de empleo, problemas económicos o tensiones familiares. ¿Irán los "mejores talentos" al diván de la Sanidad Pública? ¿Aprovecharan el viaje los líderes del G ¡Je! – 20? Al menos, para algo sirve la "tercera vía" de Blair. ¿Remember?
Del Paper – Goldman Sachs: El "vampiro" de la crisis, publicado el 15/3/10
El "rostro inaceptable" del capitalismo (de la "relajación cuantitativa" a la "relajación cualitativa")
Adagio non troppo: Too big or not to be (that is the question )
La industria recibe cinco billones en apoyos de las arcas públicas
Hasta octubre de 2009, sujetar el sistema financiero mundial ha supuesto para los Gobiernos instrumentar más de 5 billones de euros de ayudas de todo tipo: inyecciones de fondos, compra de acciones o participaciones preferentes, adquisiciones temporales de activos, oferta de avales para emitir deuda corporativa
Y la impresionante factura corresponde tan sólo a once países examinados por el Banco de Pagos de Basilea, el organismo que fija las recomendaciones en materia de capital seguidas voluntariamente por casi el conjunto de la banca mundial.
Para los mercados estudiados -obviamente incluye los más activos en rescates- la mareante cifra equivale al 18,8% del Producto Interior Bruto (PIB). Algo menos de la mitad, 2 billones de euros, es inoculación directa de fondos procedentes de las arcas públicas.
En Reino Unido las inyecciones de capital representan un 44,1% de la riqueza nacional (PIB) y en Holanda el 16,6%. Frente a ellos, Japón apenas utiliza un montante equivalente al 0,10%, e Italia el 0,6%.
¿Por qué el auxilio?
Tal hemorragia de fondos a favor de la banca ha despertado cierta perplejidad entre los ciudadanos. De no haber asistido a los grupos financieros, el riesgo de colapso del sistema era tan evidente que los gobiernos acordaron el auxilio para evitar que una cadena de quiebras rompiese el sistema que sustenta los pagos y cobros en toda economía y garantiza la financiación de hogares y tejido productivo.
Intervinieron para evitar que el miedo al colapso provocase una retirada masiva del ahorro de los ciudadanos, afectando en última instancia a la economía real.
"Too big to fail" (muy grande para caer) era el criterio aplicado en las primeras intervenciones para decidir o no a los bancos en dificultades. Se trataba de evitar colapsos con riesgos de hacer tambalear al conjunto del sistema, que salvaron de la quema a las hipotecarias Fannie Mae o Freddie Mac, a la aseguradora AIG y a bancos como Fortis, Bear Stearns
Lehman Brothers fue la excepción que cuestionó la regla. Su quiebra puso al límite la resistencia de la banca. Era el 15 de septiembre de 2008. Luego se agolparon las ayudas a mayor discreción
La crisis divide a los colosos bancarios en posibles compradores y vendedores
El tsunami financiero y la recesión económica dividen, como si se tratase de dos equipos enfrentados, a los titanes de la liga bancaria: unos debilitados por la situación u obligados a reestructurarse por exigencia del guión si precisaron el auxilio de fondos públicos, cuelgan carteles de "se vende" a negocios, filiales y divisiones. Otros, los que evitaron inyecciones del erario y tuvieron el acierto de no sucumbir a las antes tentadoras rentabilidades de las subprime que hoy devoran los balances o lo hicieron con mesura, saltan a las quinielas como potenciales compradores.
A largo plazo, los analistas dan por seguro que asistiremos a una avalancha o goteo masivo de desinversiones en negocios, redes o filiales, que aprovecharán los más fuertes
Mientras tanto la banca ha incrementado su colchón de liquidez con el objetivo de afrontar futuros problemas de recursos susceptibles de ocurrir aún en la fase de salida de la crisis económica. La estrategia es pedir dinero en exceso al BCE o a la FED y mantenerlo en liquidez. Su coste es muy bajo: sólo del 1% o menos. Luego pueden invertir los fondos en deuda pública y conseguir una rentabilidad superior, con la máxima solvencia de los títulos públicos.
La confección de un colchón de liquidez a base del endeudamiento supone la mejor manera de lograr el objetivo. Existen otras dos vías para lograrlo: reducir el nivel de crédito y la recapitalización preventiva. Pero reducir el crédito puede implicar que se impida la realización de proyectos rentables o riesgos para la banca si se decide a proceder a una venta masiva de activos. En lo que se refiere a las recapitalizaciones preventivas, entrañan el riesgo de generar distorsiones de competencia: entre los bancos ayudados con recursos públicos y el resto.
De la "relajación cuantitativa" a la "relajación cualitativa"
Ante el excesivo endeudamiento y las malas inversiones acometidas en la etapa del auge, los gobiernos y bancos centrales han decidido no facilitar un proceso deflacionario que implicara la liquidación de esas malas inversiones, y el desapalancamiento generalizado, por miedo a los efectos que esto podría generar. Sin embargo, tarde o temprano, ese proceso tiene que suceder, si se quiere salir de la recesión y entrar de nuevo en la senda del crecimiento.
Los agentes económicos vivieron durante años adictos al dinero fácil y abundante, pensando que esas condiciones durarían para siempre. Desde 2007 se han visto los efectos de esas políticas expansivas en forma de crisis, pero se ha preferido no reconocer la realidad, y mantener al adicto sistema al dinero con altas dosis, generadas por la banca central.
En lugar de quitarle la botella de whisky al alcohólico y dejarle pasar una inevitable, necesaria pero dolorosa resaca, se ha elegido inyectarle por vena nuevas dosis de whisky, con la vana esperanza de que desaparezcan de forma mágica los efectos del exceso de alcohol.
Primero le apagaron el fuego "gratis" a la banca (agregándoles madera, de ser necesario, para que calmaran sus ansiedades pirómanas), luego le modificaron los reglamentos para exculparla del incendio, después le prestaron dinero a bajo costo para que compraran la madera quemada y finalmente le pagan intereses más altos para que mantengan la madera guardada en los depósitos fiscales. Es el mayor rescate de la Historia del sector privado con fondos del contribuyente. O sea, con nuestros impuestos.
La consecuencia primera y principal de los hercúleos esfuerzos de los gobiernos de todo el mundo por rescatar sus economías ha sido una socialización masiva del riesgo y una privatización de los beneficios. ¡Manos arriba!, esto es un banco. Cosa de locos ¿o de película?
Don Regan, consejero delegado de Merrill Lynch, permanece al lado del presidente Reagan mientras éste pronuncia un pequeño discurso. Pero debe estar demorándose más de la cuenta, por lo que Don, que comienza a impacientarse, se acerca al presidente de los EEUU con cara seria y le espeta con tono firme: "Date prisa". Ronald Reagan asiente y procede, con aire obediente, a agilizar su intervención. La escena puede verse en la última película de Michael Moore, Capitalismo, una historia de amor, que se estrenará el próximo 20 de noviembre en España, y donde el cineasta la utiliza como metáfora de la relación entre el poder financiero y el poder político: unos mandan, otros obedecen.
Pero no se trata sólo de la opinión vertida por un director de cine. Más al contrario, se trata de una creencia que está consolidándose entre amplias capas de la población occidental, especialmente a partir de la crisis y de sus planes de rescate. Desde entonces, son frecuentes las noticias que resaltan las intensas uniones entre los poderes político y económico. Así, medios estadounidenses han resaltado cómo el gobierno económico de Reagan estuvo directamente inspirado por las doctrinas que emanaban de Merril Lynch, cómo muchos altos cargos de los últimos tiempos provienen de Goldman Sachs (es el caso de Henry Paulson, Lawrence Summers o Mark Patterson), cómo hay que haber trabajado en los más influyentes grupos financieros para acceder a un puesto en la Reserva Federal (ocurre con Rick Rubin, Ben Bernanke o Tim Geithner) o cómo las políticas nacionales están siendo dirigidas más para beneficiar a actores concretos que al propio país. En ese orden, la empresa estrella de las críticas es Goldman Sachs, no sólo por el número de ex directivos suyos que han pasado a formar parte del gobierno de Estados Unidos sino porque se le ha atribuido un papel principal en esta crisis. En un artículo en Rolling Stone, el periodista Matt Taibbi afirmaba que Goldman Sachs ha jugado siempre al mismo juego: situarse en medio de una burbuja especulativa, atrayendo los recursos de la clase media para invertirlos en bienes que sabe que se depreciarán. Y sacando además partido del ciclo contrario: cuando la burbuja explota, presta dinero con interés para remontar la crisis. Lo que ocurre, y en esto radicaba la gravedad de las afirmaciones de Taibbi, es que Goldman lo hacía no sólo gracias a la complicidad del regulador sino con su participación necesaria. Sin el cambio de las normas promovido por los políticos no hubiera sido posible ni la creación de grandes conglomerados bancarios como AIG, Citigroup o Bank of America ni el gran margen de actuación del que gozaron. En definitiva, estaríamos ante hechos que demostrarían cómo, en nuestro mundo, el poder financiero se afirma muy por encima del político.
Finale presto: Goldman & God-man (en busca del dinero "prometido")
Goldman ha alcanzado el cénit de su influencia de la mano del que fuera su presidente Hank Paulson, a la sazón Secretario de Tesoro norteamericano hasta el desembarco de Tim Geithner como parte del equipo de Obama. Tras el colapso financiero, el dinero parecía haberse evaporado. La cacería de Goldman necesitaba nuevas piezas que abatir. Y sólo las podía encontrar allá donde seguro había capital del que alimentarse: las arcas públicas Es en el mayor rescate de la Historia donde la entidad va a hacer patente su influencia. De hecho, no sólo consiguió posicionar a uno de sus chicos en la gestión del Fondo de Rescate sino que se benefició de una serie de decisiones que le han permitido salir casi de rositas de la coyuntura actual. Como entendió perfectamente en su momento Warren Buffett, verdaderamente Goldman is too big to fail. No es de extrañar que haya sido su principal apuesta bancaria en la crisis.
Y los de Wall Street tienen todos los incentivos necesarios para seguir jugando al mismo juego. Las enormes primas que Goldman continúa repartiendo ponen de manifiesto que las empresas de altos vuelos del sector financiero siguen funcionando según el sistema de que si sale cara ellas ganan y si sale cruz otros pierden.
Ello en gran parte se debe al enorme poder político que los grandes intereses financieros ejercen sobre el sistema
El "tráfico" viene de lejos
"Pregunta: ¿Qué tienen en común el artífice del dólar fuerte de los 90 con el hombre al que George W. Bush encargó el martes que reactive su agenda económica? ¿Y el encargado de que el Banco de Italia recupere el prestigio que aniquiló Antonio Fazio con el directivo que el jueves lanzó la mayor consolidación bursátil de la Historia? ¿Y todos ellos con el máximo responsable de la agenda política del presidente de Estados Unidos? Respuesta: Todos ellos han llegado a sus actuales cargos desde el banco de inversión Goldman Sachs.". Goldman Sachs, semillero de líderes mundiales (El Mundo – 4/6/06 – Por Pablo Pardo / Washington)
Resulta difícil que pasen dos o tres días sin que algún ex Goldman salga en la primera página de la prensa internacional. El martes, el presidente del banco, Henry M. Paulson anunció que se marcha para convertirse en Secretario del Tesoro. Era inevitable comparar la decisión de Paulson con la de Robert Rubin, que en 1994 hizo exactamente el mismo viaje y se convirtió en el inventor del dólar fuerte, que llevó a la divisa estadounidense a rozar las 200 pesetas de la época (un 56% más de lo que hoy vale). La agencia de noticias Bloomberg calificó el nombramiento como la segunda venida de Rubin.
Rubin ha salido hace poco en la primera página de Financial Times, ya que ha lanzado un programa para que los demócratas retomen la iniciativa en política económica. Un plan que, de tener éxito, pondría en aprietos a Joshua Bolten, que desde que en 2000 dejó Goldman Sachs en Londres para asesorar al entonces candidato a la presidencia George W. Bush no ha dejado de ascender en el mundo político, hasta que el 28 de marzo se convirtió en el jefe del gabinete del presidente de EEUU y empezó a dirigir un giro al centro en el Gobierno, cuyo último paso ha sido el nombramiento de Paulson.
Entretanto, el jueves por la noche, la Bolsa de Nueva York, cuyo consejero delegado es John Thain, anunciaba la compra de Euronext, es decir, de las bolsas de París, Ámsterdam, Bruselas y Lisboa, y del mercado de futuros de Londres. Thain había sido el predecesor de Paulson en la presidencia de Goldman Sachs. A su vez, Thain llegó a la dirección del banco cuando el anterior presidente, John Corzine, dejó el cargo para entrar en política. El 17 de enero, Corzine juró el cargo de gobernador del Estado de Nueva Jersey.
HENRY PAULSON ha convertido a Goldman Sachs en "el epitome del sistema financiero moderno" y con "un poder mágico", según The Economist. Su reto ahora es lograr el mismo éxito en el Tesoro de EEUU.
JOSHUA BOLTEN llegó de Goldman en Londres a la política estadounidense, y se ha convertido en la mano derecha de Bush. Ha llevado a cabo un drástico giro al centro, aunque no ha logrado que la popularidad de Bush deje de caer.
MARIO DRAGHI, el nuevo gobernador del Banco de Italia tiene la difícil misión de recuperar el crédito perdido por su antecesor, el polémico Antonio Fazio. Draghi era vicepresidente de Goldman International desde 2002.
JOHN A. THAIN asumió las riendas del NYSE en pleno escándalo por la remuneración de su presidente, Richard Grasso. Ha dirigido las dos mayores fusiones de Bolsas del mundo, con Archipelago y con Euronext.
Como dijo una vez Paulson, "Goldman es un sitio duro para que te admitan, un sitio duro para que te promocionen y un sitio duro para estar". Eso sí, los que resisten pueden aspirar a ser secretarios del Tesoro.
Olvidémonos de las habituales conspiraciones. Lo que dirige el mundo no es un monje albino del Opus Dei asesinando a la gente, como sugiere el éxito cinematográfico El código da Vinci, sino La firma (The Firm), que es el nombre informal del venerable banco de inversión fundado en 1869 por el inmigrante judío alemán nacido Marcus Goldman, en el que 23 años después entró su yerno, Sam Sachs.
"Goldman Sachs, JP Morgan y Credit Suisse están emergiendo de los escombros de la recesión global como los grandes ganadores en la banca de inversión, seguidos de cerca por Deutsche Bank y Barclays Capital. Este nuevo grupo de entidades encamina sus pasos hacia los grandes beneficios y no titubea a la hora de robar los talentos que se hallan estancados entre las plantillas de directivos de las compañías rivales". Nuevos Reyes en Wall Street: Goldman Sachs, JP Morgan, Credit Suisse, Deutsche Bank y Barclays (El Economista – 27/6/09 – Por Iain Dey / Sunday Times)
Los analistas creen que en los próximos dos años estos cinco bancos dirigirán la súper liga de los gigantes financieros, obteniendo miles de millones por las continuas tensiones de los mercados financieros. De hecho, a estos bancos no se les ha dudado en apodar como los nuevos reyes de Wall Street. "Aquellos bancos que han salido de esta crisis con sus marcas intactas, la reputación de su gestión intacta y sin ser propiedad del gobierno, se han encontrado con una enorme ventaja", asevera un alto directivo de uno de los bancos más grandes del mundo.
Lloyd Blankfein, presidente de Goldman Sachs, pasó un humilde memorándum entre sus directivos la semana pasada, después de confirmar que el banco iba a devolver los 10.000 millones de dólares que se vio obligado a tomar prestados del Gobierno americano, justo en el momento álgido de la crisis crediticia el pasado otoño.
Aunque Goldman nunca había necesitado efectivo de emergencia, Blankfein reconoció que la empresa estaba "agradecida" por todo lo que el Gobierno había hecho por estabilizar el sistema. "Pero la estabilidad real sólo puede volver si nuestra industria acepta que ciertas prácticas no eran saludables", escribió el presidente de la firma.
Blankfein podría permitirse semejante crítica, sobre todo porque Goldman anunció un aumento de beneficios del 20% en el primer trimestre de 2009, estimulado por un rendimiento sin precedentes de sus ingresos fijos, divisas y negocios de comercio de materias primas. Y de hecho, hay indicios de que el segundo trimestre la situación continuará en la misma línea.
pero de muy lejos
"En su edición del mes de julio, la revista Rolling Stone recoge una pieza absolutamente demoledora acerca del papel jugado por Goldman Sachs en la formación y posterior estallido de las distintas burbujas que se han producido en los mercados a lo largo del último siglo, desde la Gran Depresión a nuestros días. Y no sólo eso. El artículo, firmado por Matt Taibbi y que se ha filtrado antes de su publicación, constata el poder acumulado con el paso del tiempo por los distintos banqueros de la Casa, estratégicamente situados hoy día en puestos de influencia financiera alrededor del Planeta; ahonda en el aprovechamiento en interés propio de los sucesivos fenómenos de pánico y euforia, a cuya gestación el banco de inversión habría decididamente contribuido; y alimenta las sospechas acerca del protagonismo que está jugando la entidad en la gestación del siguiente gran descalabro para todos menos para ella." Goldman Sachs, vampiro del Capitalismo (El Confidencial – 30/6/09 – Por S. McCoy)
El documento es extraordinario y no deja lugar a dudas de su posicionamiento desde el primer párrafo, donde califica a la firma de vampiro que clava sus colmillos allá donde hay un dólar que ganar. Se extiende a lo largo de doce páginas, que no tienen desperdicio. Así, el autor no duda en afirmar que mientras América da vueltas alrededor del sumidero, Goldman Sachs ha encontrado el camino para ser él mismo ese sumidero: un desafortunado agujero en el sistema capitalista democrático occidental que nunca imaginó que, en una sociedad pasivamente gobernada por la libertad de mercado y de elección, la ambición organizada siempre prevalece sobre la democracia desorganizada. Un análisis interesante que pudiera parecer reduccionista, toda vez que carga las tintas sobre la desmedida avaricia de los banqueros y se olvida de otros responsables de la situación actual como políticos, reguladores, agencias de rating, banqueros centrales e, incluso, los propios ciudadanos. No es de extrañar cuando se considera a gran parte de tales actores como parte del universo Goldman.
Su crítica no queda ahí, sino que aterriza desde lo genérico en lo específico: todo el dinero que usted pierde va a algún sitio y, tanto en sentido literal como figurativo, se puede decir que el destinatario es Goldman. El banco se ha convertido en una gigantesca y sofisticada máquina de convertir la riqueza de la sociedad en beneficio para sus arcas ( ) La fórmula es relativamente simple: el banco de inversión se posiciona en mitad de una burbuja especulativa, y vende productos que sabe que son basura. Con la ayuda de una Administración adecuadamente engrasada con sus donativos, consigue cantidades ingentes de dinero de los incautos inversores. Cuando estalla la situación se presenta como aquel benefactor que puede aliviar la difícil situación de los sufridos ciudadanos.
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