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Personalidades Psicopaticas (página 2)

Enviado por Jorge H. Chamale


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

El DSM IV y la ICD 10 son modelos de clasificación basados en categorías, p. ej. : Un trastorno es considerado presente si alcanza el umbral del criterio establecido, y ausente si no lo alcanza. A favor del modelo categórico de clasificación está la facilidad de utilización y la familiaridad en el uso clínico, en contra de este modelo figura la imposición de límites inflexibles entre los diversos trastornos de la personalidad y entre estos y la normalidad.

El DSM IV divide los trastornos de la personalidad en tres grandes grupos

GRUPO A: Trastornos que se manifiestan por conductas peculiares o excéntricas, como los trastornos de la personalidad paranoide, esquizoide y esquizotípico.

 GRUPO B: Trastornos que se manifiestan por síntomas dramáticos emocionales, como los trastornos de la personalidad histriónica, narcisista, antisocial, y borderline.

 GRUPO C: Trastornos que se manifiestan por angustia, miedo, ansiedad, como los trastornos de la personalidad evitativo, dependiente, obsesivo-compulsivo, y pasivo-agresivo.(ver cuadro pagina 1).

Breve descripción de los trastornos

Trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo

Se consideran controladores y responsables tanto de ellos mismos como de los demás. Es como si creyeran que todo depende de ellos y por tanto deben alcanzar y mantener el nivel óptimo de perfeccionismo. El resto de mortales aparecen ante sus ojos como "ineptos" y "despreocupados". Para sobrevivir necesitan orden y perfección. Para ellos es catastrófico perder el control o no llevar a cabo los "deberes" que a menudo se autoimponen. Cualquier fracaso puede llevarlos a la depresión. Son individuos demasiado exigentes con un alto nivel de ansiedad que se frustran habitualmente.

Trastornos de la personalidad por dependencia

Se sienten desvalidos, desprotegidos necesitando continuamente el apoyo de los demás. Son los otros, los fuertes los que les proporcionan los recursos necesarios para alcanzar la felicidad. Sin ellos, no son nadie. Son tremendamente débiles y con una autoestima muy baja.

Este tipo de personas pueden funcionar perfectamente mientras cuenten con el apoyo y cuidado de la persona "fuerte". Si ésta les falla, se hunden. Su principal temor es el rechazo o el abandono.

Trastornos de la personalidad pasivo-agresiva

Su estado levita entre la pasividad y sumisión para mantener sus relaciones con el entorno y la agresividad que explosiona frente a la pérdida de autonomía que sienten en su interior. La ambivalencia les marca: necesidad de apego y miedo al abuso fluctuando entre una conducta pasiva y una conducta agresiva como aquel globo que finalmente se hincha y explota.

Trastorno paranoide de la personalidad

El sujeto paranoide es desconfiado por naturaleza. Siempre atento esperando pillar con las manos en la masa a aquél que le traicione. Ve fantasmas donde no los hay. Todo el mundo es una gran conspiración contra sí mismo.

Es cauteloso, sus interpretaciones siempre son complicadas y falsas. Teme ser secretamente manipulado o controlado. La ansiedad continua que sufren provocada por sus "manías" les hace a menudo solicitar terapia.

La esencia del paranoide es la desconfianza, la falta de fe. La fe es una creencia ingenua, no analizable, de un precepto, de una doctrina. Cuando uno usa la fe como fundamento, no se cuestiona nada. En general usamos este patrón de fe para movernos en la vida. Creemos que las cosas van a salir bien o que las cosas se van a repetir tal cual se repitieron ayer o antes de ayer y van a seguir con una proyección semejante, que vamos a entrar a nuestra casa y no va a haber un extraño robándonos, no vamos a encontrar muertos a nuestros familiares, o que no va a caer una bomba en Buenos Aires, en fin, hay toda una serie de creencias que nos ayudan a vivir tranquilos.

En el paranoide se produce una ruptura de esta fe, de esta confianza básica. Dice "esto que se me presenta hay que razonarlo", es decir no se entrega espontáneamente a las circunstancias, sino que utiliza una herramienta, que es el razonamiento. Esto le produce duda, quiebra la fe, por eso el paranoide es una persona que está alerta, a la expectativa, en lucha ante la posibilidad de que algo sea agresivo para él.

Rápidamente nos damos cuenta de que el paranoide es un hombre temeroso y que en la esencia del paranoide está el miedo. ¿Por qué uno se defiende? Uno se defiende porque tiene miedo. Está temeroso de ser perjudicado, atacado. Es un hombre a la defensiva. Y cuando uno está a la defensiva, no es espontáneo, está tenso. Cuando se está en lucha no se puede disfrutar.

Recién cuando uno se relaja puede disfrutar, sino está a la expectativa, hiperalerta, mirando de dónde va a venir el sablazo. El miedo subyace en todo.

Una vez que entendimos esto, rápidamente se entienden las demás cosas, lo de la suspicacia, lo de buscar las claves "este me dijo tal cosa, ¿qué me habrá querido decir?". En un grupo "aquellos dos están hablando, ¿a ver si están hablando algo en contra mío?". Ahí viene la autorreferencia, la susceptibilidad, estar pensando de qué manera una leve señal, despierte una reacción grande, esa es la susceptibilidad.

Son hiperrazonante y el tipo de razonamiento que usan es el deductivo, es decir, parten de un concepto general y lo adaptan a los hechos particulares. En otras palabras, son prejuiciosos. O sea, se manejan con un juicio previo y tratan después de corroborarlo con lo que está pasando.

Un ejemplo rápido: parten del prejuicio "mi pareja me es infiel" y desde ahí tratan de buscar elementos, hechos particulares que puedan corroborar el pensamiento inicial, el prejuicio de ser engañado por su pareja. No es un razonamiento de tipo inductivo, que parte de los hechos particulares, y por sumatoria obtiene una conclusión general. Por ejemplo, la esposa llega tarde, la ropa está toda arrugada, tiene pastitos en el pelo, etcétera. Y concluye inductivamente que tal vez lo engaña. Ese es el pensamiento inductivo.

Este exceso de razonamiento tiene sus pro y sus contra. Le da al paranoide cierto aire de suficiencia. Suelen ser inteligentes, con un buen capital ideativo. Y creen que siempre tienen razón. Son muy críticos, no están conformes, siempre les falta algo, no están satisfechos nunca. Es el famoso "si, pero yo lo hubiera hecho así". El paranoide es descalificador.

La otra característica es el respeto por las jerarquías, es una persona que cuando respeta a su jefe, es un muy buen colaborador y puede llegar a ser sumiso a pesar de que es un hipervalorado. Puede tener acciones de esclavo, cuando su jefe le da órdenes y a su vez ser un tirano con sus subordinados o con su la familia. Tiene un manejo del humor bastante particular, con los amigos puede ser alegre, compañero, y dentro de casa es un amargado, seco.

Cuando se leen los criterios que maneja el DSM IV, como en este caso que describimos al paranoide, se llega a la conclusión que uno conoce a muchos paranoides tanto en su trabajo como entre sus familiares o incluso uno mismo. Es decir que son muchos los que pueden ser señalados como paranoides.

Trastorno narcisista de la personalidad

Se consideran especiales, divas, superiores a todo ser humano. Esa condición les posibilita un trato diferenciado del resto de la humanidad. Si no lo obtienen, pueden castigar o bien sentirse terriblemente frustrados.

Trastorno antisocial de la personalidad

edu.redEste tipo de personas se consideran autónomas y con fuerza en sí mismas. Creen tener derecho para violar las normas y reglas impuestas. La personalidad antisocial "primero pega y luego pregunta". Pueden delinquir abiertamente o bien ser más sutiles y estafar mediante astutas manipulaciones.

Su creencia es que el mundo es injusto y yo merezco tener aquello que tienen otros. Sus actos delictivos siempre están justificados por ellos. No hay normas, no hay distinción entre el bien y el mal.

Trastorno esquizoide y esquizotípico de la personalidad

La palabra clave es el aislamiento y su estrategia mantenerse a distancia de los demás para preservar su soledad al máximo. El acercamiento de los demás lo viven como intrusión y ello representa una amenaza para su vida.

Trastorno de personalidad por evitación

Estas personas desean la cercanía con el entorno pero a la vez temen ser heridas. El temor al rechazo, al dolor les hace evitar toda relación y así no pueden llegar a sufrir. Evitan la evaluación, el riesgo porque el mayor temor que pueden sentir es la humillación. El paciente evitativo limita sus expectativas, se abstiene de compromisos porque en ellos existe el riesgo al fracaso.

Trastorno histriónico de la personalidad

Se viven como encantadoras con cierto estilo y totalmente merecedoras de atención por parte de los demás. Necesitan cautivar como modo de funcionamiento, atraer, expresar emociones de forma abiertamente manifiesta. Son unos excelentes actores, pues su vida entera parece puro teatro. Confabulan, manipulan siempre para conseguir que el resto se mantenga a sus pies. Bajo un aspecto jovial y seguro se esconde el temor a la indiferencia y rechazo.

Trastorno límite de la personalidad

Aquí se amontonan aquellos trastornos difíciles de encasillar, que están a caballo entre la neurosis y la psicosis. Se define como una pauta duradera de percepción, relación y pensamiento tanto sobre el entorno como sobre sí mismo en la que existen problemas en diversas zonas, como por ejemplo en la relación interpersonal, en la imagen que tiene de sí mismo, en su estado anímico, etc..

Podemos alertarnos ante un TPL cuando veamos por ejemplo: vivencias de relaciones intensas e inestables, conducta compulsiva, sentimientos de vacío o aburrimiento crónicos, impulsividad, ira intensa e incontrolable episódicamente, no tiene muy claro sus metas, sus prioridades, su escala de valores (confusión).

La Personalidad Psicopática

La personalidad psicopática ha sido largamente estudiada a lo largo de la historia de la psiquiatría, recibiendo variadas denominaciones tales como locura moral, inferioridad psicopática, sociopatía, personalidad amoral, asocial, antisocial o disocial. En la etiología de esta entidad probablemente confluyan factores genéticos y medioambientales (crianza, experiencias infantiles, etc). Algunos estudios han encontrado alteraciones en el electroencefalograma y otros han descrito pequeñas malformaciones congénitas con mayor frecuencia que en la población general.

Los psicópatas se caracterizan básicamente por su desprecio hacia las normas establecidas por la sociedad. Carentes de principios morales, sólo valoran a las demás personas en la medida en que puedan serles de alguna utilidad práctica, de modo que no tienen reparo alguno en atropellar los derechos ajenos cuando estos representan un obstáculo para el logro de sus propósitos. Vemos así que en el historial del psicópata abundan actos delincuenciales como robos, agresiones, chantajes, estafas, violaciones y hasta crímenes. Su falta de sentimientos de culpa se traduce en todo tipo de justificaciones para sus actos, de modo que el psicópata se muestra a sí mismo como incomprendido o víctima de la sociedad, guiándose siempre por sus propias reglas y no admitiendo nunca el menor remordimiento o vergüenza por sus atropellos.

Impulsivos por naturaleza, no miden el peligro ni las consecuencias de sus acciones, incurriendo repetidamente en actos riesgosos para sí mismos y para los demás, como conducir imprudentemente, consumir sustancias adictivas o participar en actos delictivos. Incapaces de tolerar las frustraciones, pueden ser muy violentos si no consiguen lo que se proponen por medios pacíficos. Propensos al aburrimiento, buscan continuamente las emociones intensas y se consideran a sí mismos como personas de acción, intrépidos o temerarios.

Sus relaciones interpersonales son frías y superficiales, se interesan sólo por sí mismos, suelen ver a los demás como objetos intercambiables y son incapaces de sentir afecto por otras personas, aunque pueden aparentar lo contrario si lo consideran necesario. Son manipuladores, utilizan a los demás para el logro de sus objetivos y no dudan en aprovechar las debilidades ajenas, que suelen descubrir rápidamente si son inteligentes. Son también sumamente deshonestos, mienten con frecuencia y con gran facilidad, y aunque pueden generar simpatía en algunas personas por su aparente independencia y temeridad, no son capaces de mantener relaciones sentimentales duraderas, siendo por lo general infieles y promiscuos sexualmente.

Este trastorno suele iniciarse tempranamente, en la adolescencia o aun en la infancia, con mala conducta escolar, maltrato de animales o niños pequeños, agresividad, violencia, mentiras frecuentes y delitos menores como robos o daños a la propiedad ajena.

La Décima Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE-10, 1992) define el trastorno disocial de la personalidad según los siguientes criterios:

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Por su parte, el Cuarto Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-IV, 1994) utiliza los siguientes criterios para el trastorno antisocial de la personalidad:

A. Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican 3 o más de los siguientes items: (1) fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención (2) deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer (3) impulsividad o incapacidad para planificar el futuro (4) irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones (5) despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás (6) irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas (7) falta de remordimiento, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros.

B. El sujeto tiene al menos 18 años.

C. Existen pruebas de un trastorno de conducta que comienza antes de los 15 años.

D. El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio maniaco.

Aspectos etiológicos

A- FACTORES GENETICOS:

La influencia genética es un factor etiológico importante, los hallazgos en ésta área han sido útiles para estimar el grado de heredabilidad de la personalidad y de sus Trastornos. Investigaciones recientes en gemelos, en las cuales se hizo un estudio comparativo de la personalidad de gemelos dicigóticos y homocigóticos, han confirmado que alrededor del 50 % de la variabilidad observada en la personalidad, está condicionada por factores genéticos. La influencia del medio ambiente hogareño compartido, era pequeña o desestimable, esto sugiere que, contrariamente a la creencia popular, la personalidad puede no ser formada por las tradiciones familiares, sino, por una pléyade de experiencias que son únicas para el individuo, y derivadas de sus experiencias externas. Los Trastornos de la Personalidad son menos heredables que los Rasgos.

La evidencia de factores genéticos en la conducta criminal, los rasgos ansiosos, la personalidad obsesiva, y la personalidad esquizoide y esquizotípica, son sustanciales. Nuevas técnicas moleculares en genética, han sido utilizadas para estudiar la asociación entre rasgos de personalidad y genes que se piensa están involucrados en la neurotransmisión del S.N.C. Hasta ahora, no existen correlaciones evidentes.

B- FACTORES AMBIENTALES:

Muchos estudios han revisado la asociación de eventos traumáticos de la infancia, con Trastorno Borderline de la personalidad. Estos estudios han reportado un alto número de experiencias traumáticas durante la infancia, particularmente de abuso sexual y físico sin embargo, la conclusión de que el abuso sexual y físico produzca Trastorno de la Personalidad Borderline, no está comprobada, visto que muchos niños traumatizados, no desarrollan Trastorno de la Personalidad Borderline. En conclusión, el trauma psicológico, no es condición necesaria ni suficiente para el desarrollo de Trastornos de la Personalidad.

C- INTERACCIÓN GEN-MEDIO AMBIENTE:

Es posible que no exista un factor único causal de Trastorno de la Personalidad. En cambio, factores genéticos, biológicos, ambientales e intrapsíquicos pueden contribuir aditiva, interactiva, e independientemente. Esto se enmarca en las corrientes de pensamiento actual, en donde los Trastornos de la Personalidad serían otro ejemplo de trastornos mentales que se explican mejor en el contexto Gen-Ambiente. Esto espera por posteriores análisis y comprobaciones.

IMPLICACIONES DE LOS FACTORES BIOLÓGICOS EN LA PATOGÉNESIS DE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Evidencias recientes señalan que los factores biológicos pueden ser tan importantes como otros en la patogénesis de los trastornos de la personalidad, esto podría proveernos del un aspecto fundamental, que junto con los factores psicológicos, sociológicos y culturales nos permita entender mejor el origen de estos trastornos.

Los elementos biológicos pueden ser las bases o los "factores constitucionales", que aunado a los otros elementos, estructuran la personalidad.

Aunque la formación y desarrollo de la personalidad depende de una gran variedad de factores ambientales, un mejor entendimiento de los factores biológicos subyacentes, puede ayudarnos a comprender mejor como se trastorna esta.

Existiendo correlación entre factores biológicos y genéticos, y los trastornos del Eje I, existe la posibilidad que pueda encontrarse igual correlación, entre estos y los trastornos del Eje II.

Recientes estudios Neuroquimicos en pacientes con Trastorno de la Personalidad Esquizotipico, sugieren que los síntomas pseudopsicóticos de este trastorno podrían estar asociados a incremento de la actividad dopaminérgica, y que los síntomas deficitarios prominentes como disminución de la memoria, y de las funciones cognitivas pueden estar asociados a disfunción cortical estructural e hipodopaminergia frontal, sin embargo una actividad dopaminérgica aumentada en áreas subcorticales, estaría asociada a los síntomas de hipervigilancia y pensamiento estereotipado.

Pruebas neurofisiológicas y psicofisiológicas, han demostrado anormalidades del procesamiento de la información, y la mediación de la respuesta en los trastornos correspondientes al espectro dramático (afectivo e impulsivo).

Anormalidades de los sistemas de neurotransmisión noradrenérgico, serotoninérgico, y colinérgico, son consistentes con las perturbaciones de los mecanismos neuroregulatorios, que modelan la afectividad, la relación con el medio externo, y la inhibición de los impulsos en los trastornos antes mencionados.

Otros estudios han relacionado la disminución de la actividad dopaminérgica, serotoninérgica, y gabaérgica, con aumentos en la actividad noradrenérgica como probables marcadores para los trastornos de la personalidad del cluster ansioso.

Historia del concepto

Este es un tema que preocupa desde la antigüedad porque siempre hubo personalidades anormales como parte de la población. Personas cuyo tipo de conducta llamaba fuertemente la atención y a las que no se las podían calificar de locos ni de cuerdos, estaban en un campo intermedio. Son individuos que se separan conductualmente del grueso de la población. En este trabajo la personalidad psicopática es definida como una variedad de individuos con necesidades especiales y recursos atípicos para satisfacerlas. Luego de la historia del concepto se describen los rasgos más frecuentes en el siguiente capitulo.

Pinel

Philippe Pinel (1745-1826) en 1801 publica su Traité médico philosófique sur l"aliénation mentale y habla de personas que tienen todas las características de la manía pero que carecen del delirio (Pinel llamaba manía a los estados de furor persistentes y psicosis florida, distinto del concepto actual de manía(9). Decía "me admiré de ver muchos locos que en ningún tiempo presentaban lesión alguna del entendimiento, y que estaban dominados de una especie de instinto de furor, como si únicamente estuvieran dañadas sus facultades instintivas. La falta de educación o una educación mal dirigida o bien un natural perverso e indómito, puede ser la causa de esta especie de enajenación".

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James Pritchard

Tanto Pinel como Pritchard luchaban contra la idea, imperante en esos tiempos, del filósofo Locke quien decía que no podía haber manía (furor, psicosis) sin delirio (es decir sin compromiso del intelecto). Por lo tanto los jueces no declaraban insano a ninguna persona que no tuviera un compromiso intelectual manifiesto (delirio). Pinel y Prichard trataban de imponer el concepto de que existían insanias sin compromiso intelectual, y sí afectivo y volitivo. Es decir que las funciones mentales (intelecto, afectividad, voluntad) se podían enfermar independientemente.

En 1835 James Cowles Prichard (1786-1861) en su obra Treatise on insanity and other disorders affecting the mind es el que habla de "Moral insanity".

El historiador G. Berrios(9) discute la conceptualización de la insania moral como equivalente a nuestro concepto de psicopatía. Según este autor Prichard crea el término para referirse a trastornos del comportamiento cuya insania característica común era la ausencia de delirio. Y lo hace con una finalidad forense, para poder ubicar dentro de las insanias a enfermedades como la maníaco depresiva sin características psicóticas. Así describe como insanias morales típicas a casos "donde la tendencia hacia la melancolía y la pena es el rasgo característico. El individuo rodeado de todas las comodidades de la existencia, se trasforma en triste y abatido, sin esperanzas. Este estado de tristeza y melancolía da paso a un período de condición opuesta de excitación preternatural. En esta forma de desarreglo moral la mente genera una necesidad de autodominio con continua excitación, una inusual expresión de sentimientos fuertes. Así, una mujer modesta y discreta se trasforma en violenta y abrupta en sus maneras, locuaz, impetuosa y gritona". Queda claro que Prichard no está hablando de una personalidad psicopática.

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Morel

Morel (1857) parte de lo religioso para elaborar su teoría de la degeneración. El hombre ha sido creado siguiendo un tipo primitivo perfecto y toda desviación de ese tipo perfecto es una degeneración. La esencia del tipo primitivo y, por lo tanto, de la naturaleza humana, es la dominación de lo moral sobre lo físico. El cuerpo no es más que "el instrumento de la inteligencia". La enfermedad mental invierte esta jerarquía y convierte en bestia al humano. Una enfermedad mental no es más que la expresión sintomática de las relaciones anormales que se establecen entre la inteligencia y su instrumento enfermo, el cuerpo. La degeneración de un individuo se va trasmitiendo (y agravando) a lo largo de las generaciones hasta llegar a la decadencia (recordemos que Darwin da a conocer sus investigaciones en 1854)(10). Valentín Magnan y sus seguidores quitarán lo religioso de estas ideas y acentuarán los aspectos neurobiológicos. Estos conceptos van a afirmar la ideología de la herencia y de la predisposición en varias teorías sobre las enfermedades mentales.

Koch y Gross

En 1888, el alemán J. Koch(7) habla de inferioridades psicopáticas, pero dice inferioridades en sentido social y no moral como se entiende erróneamente3. Para Koch, entonces, las inferioridades psicopáticas eran congénitas y permanentes y las dividía en tres formas: disposición psicopática, tara psíquica congénita y degeneración psicopática. Dentro de la primera forma se encuentran los asténicos de Schneider, dentro de la tara incluye a "las almas impresionables, los sentimentalistas lacrimosos, los soñadores y fantásticos, los huraños, los apocados, los escrupulosos morales, los delicados y susceptibles, los caprichosos, los exaltados, los excéntricos, los justicieros, los reformadores del estado y del mundo, los tercos y los porfiados, los orgullosos, los indiscretos, los burlones, los vanidosos y los presumidos, los trotacalles y los noveleros, los inquietos, los malvados, los estrafalarios, los coleccionistas y los inventores, los genios fracasados y no fracasados". Todos estos estados son causados por inferioridades congénitas de la constitución cerebral, pero no son consideradas enfermedades.

Otto Gross, austríaco, opinaba que el retardo de la neurona para estabilizarse después de la descarga eléctrica determinaba diferencias en el carácter. Así en su libro "Inferioridades Psicopáticas" la recuperación neuronal rápida determinaba individuos tranquilos, y los de estabilización neuronal más lenta (es decir mayor duración de la estimulación), serían los excitables (inferioridades). Esto influyó en Jung, quién llamó introvertidos y extravertidos a estos tipos de Gross.

Kraepelin

Kraepelin, cuando hace la clasificación de las enfermedades mentales en 1904 (7º edición), usa el término "personalidad psicopática" para referirse, precisamente, a este tipo de personas que no son ni neuróticos, ni psicóticos, no están en el esquema de manía – depresión, pero que sí tienen un choque en cuanto a los parámetros sociales imperantes. Incluye en ellos a los criminales congénitos, la homosexualidad, los estados obsesivos, la locura impulsiva, los inconstantes, los embusteros y farsantes y los seudolitigantes.

Para Kraepelin, las personalidades psicopáticas son formas frustradas de psicosis, las define siguiendo un criterio fundamentalmente genético y considera que sus defectos se limitan esencialmente a la vida afectiva y a la voluntad.

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Schneider

En 1923, Schneider da un sello al problema y hace una conceptualización y clasificación de lo que es la personalidad psicopática, que continúa vigente.

K. Schneider(7) descarta en el concepto de personalidad a la inteligencia, los instintos y sentimientos corporales y la define como al "conjunto de los sentimientos y valoraciones, de las tendencias y voliciones", limitándolos al plano psíquico.

Para K. Schneider las personalidades psicopáticas son un subconjunto de las personalidades anormales (de acuerdo con criterio estadístico, o sea que los tipos puros son pocos), con la particularidad que sufren por su anormalidad o hacen sufrir, bajo ella, a la sociedad. Pero no por ello pueden ser nominadas como patológicas, y aún "la valoración de hacer sufrir a la sociedad es relativo y subjetivo: un revolucionario es un psicópata para algunos y un héroe para otros". En consecuencia no es válido realizar un diagnóstico al modo de las enfermedades. A lo sumo se puede mostrar, subrayar, destacar en ellos propiedades que los caracterizan de manera sorprendente, sin tener con ello en nuestras manos nada comparable a los síntomas de las enfermedades. Un psicópata depresivo es, simplemente, un hombre así.

Hay un determinismo en la concepción schneideriana de psicopatía, los psicópatas "tienen que llegar, más o menos, en toda situación vital, bajo todo tipo de circunstancias, a conflictos internos o externos. El psicópata es un individuo que por sí solo, aunque no se tengan en cuenta las circunstancias sociales, es una personalidad extraña, apartada del término medio". La psicopatía no es exógena, su esencia es disposicional, innata, en el sentido de preexistente a las vivencias. No por ello deja de anotar que toda personalidad se desarrolla, y en esto tiene su parte el medio ambiente. En consecuencias las anomalías conductuales secundarias a alteraciones corporales (por ejemplo traumatismos en la corteza orbitaria anterior – investigadas entre otros por E. Welt, Kleist, Outes-Goldar, Isabel Benítez(16)-) serían pseudopsicopatías

Es decir, la psicopatía se manifiesta. Debe ser observada por los otros y esa conducta particular valorada como anómala en relación al término medio, y sufrir o hacer sufrir solamente sobre el eje de su anomalía. Esto no significa que el psicópata manifieste siempre su psicopatía, tiene oscilaciones periódicas. Kahn distingue distintos cursos, episódicos, permanentes, periódicos y desarrollos psicopáticos. Aquí podemos puntualizar que tampoco la conducta del psicópata es toda psicopática, coexisten con ellas conductas adaptadas que le permiten pasar desapercibido en muchas áreas de su desempeño social. Esta integración conductual, adaptado/psicopático, que se constata con mayor frecuencia en las anomalías sexuales (donde lo psicopático se suele manifestar en la privacidad) se hace más difícil de ver cuando lo psicopático se expresa sólo en determinadas circunstancias o sobre determinado tipo de personas. El psicópata busca su equilibrio en el otro complementario. La vivencia de no completud genera tensión, sufrimiento al decir de Schneider, y aunque encuentre las circunstancias, personas, cosas o actos complementarios que hacen bajar su nivel de tensión, siempre queda un quantum de tensión vivenciado como insatisfacción o vacío interior. Es, entonces, el complementario el que debe pagar por el ajuste incompleto. Para el psicópata su incompletud es o fue producida por otros, por lo que le parece justo que alguien o algo pague por ello.

La postura de Schneider

Para Schneider el psicópata no es un enfermo; el psicópata es un anormal. Esto, teniendo en cuenta que el criterio a emplear para decir que algo es anormal, es el criterio estadístico. Entonces dice "si nosotros tenemos distribuida la población según la curva de Gauss, anormales son aquellos que están en los extremos. El grueso de la población ubicado en el centro sigue los parámetros conductuales comunes, los del extremo no".

Es importante retener este concepto porque lo que está diciendo Schneider es que no son frecuentes. Es más, son pocos y están en los extremos de la curva. Hay marginales, desde el punto de vista estadístico, que no son psicópatas.

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Según lo expuesto anteriormente, Schneider se pregunta ¿de qué manera se valora a un psicópata? Como respuesta dice que " son aquellos anormales que sufren o hacen sufrir por su anomalía". Considera que no interviene, en esto, la inteligencia.

Recuerden que hay dos formas de valorar la normalidad, según el criterio estadístico (la frecuencia de un item en la población) y según el criterio normativo (es normal lo que se ajusta a un modelo ideal, una persona debe ser comprensiva, cariñosa, honesta, etcétera). Considerando los parámetros y la norma puedo decir que si el individuo A cumple la mayoría de estas normativas es "normal", y si no, no lo es. Schneider dijo que eso era tan subjetivo y tan poco fiable para hacer un trabajo serio, que él decidió no fijarse en lo que debería ser una persona, sino en lo que es.

Si ustedes observan el gráfico, se desprende que Schneider tiene un pensamiento constitucionalista, no por azar estas personas son marginales.

Dentro de las psicopatías, Schneider diferenció distintos tipos, a saber:

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De Cleckley al DSM IV

En 1941, el americano H. Cleckley, escribe un libro llamado "La máscara de la salud" y se refiere a este tipo de personas. En 1964 da las características más frecuentes de lo que hoy llamamos psicópata.

En 1961, Karpman dice "dentro de los psicópatas hay dos grandes grupos, están los depredadores y los parásitos" (haciendo la analogía biológica). "Los depredadores toman las cosas por la fuerza y los parásitos a través de la astucia y de la pasividad" .

Henry Ey, en su "Tratado de psiquiatría" de 1965, incluye a las personalidades psicopáticas dentro del capítulo de las enfermedades mentales crónicas, que considera como un desequilibrio psíquico destacando en él las anomalías caracterológicas de las personas y dice que las características básicas son la antisociabilidad y su impulsividad.(5) En 1966 Robins comienza con las bases para lo que se llamó después, en el DSM, "trastornos de la personalidad".

Sintetizando, hay controversias entre las escuelas. Todas, de alguna forma, apuntan a tres conceptos básicos. La primera posición (intrínseca) corresponde a la escuela constitucionalista y es que el psicópata deviene de una constitución especial, viene genéticamente determinado, y, en consecuencia, poco se puede hacer.

La segunda escuela es la social (extrínseca). Ésta dice que la sociedad hace al psicópata, hace a sus propios criminales por no darles los medios educativos o económicos necesarios. Existieron dos estilos diferentes de institutos especiales: La escuela inglesa Lyman (cerrada en 1972), con un sistema disciplinario rígido, autoritario, duro, y la escuela Wiltwyck (fundada en 1937), estadounidense, en donde la idea era crear un ambiente cálido, afectuoso, propendiendo a la amistad, una "disciplina de amor" según cita Cinta Molla(3). Los psicópatas constituían el 35% de la población en ambas escuelas, y si bien Wiltwyck tuvo un marcado éxito inicial, la tasa de reincidencia en actos antisociales, una vez egresados de estas instituciones, al cabo de unos años, fue semejante.

La tercer escuela es la psicoanalista, que habla de perversiones sólo en relación con la sexualidad. Cuando el trastorno implica otras pulsiones, Freud habla de libidinización de dicha pulsión, que ha sido "pervertida" por la sexualidad. La perversión adulta aparece como la persistencia o reaparición de un componente parcial de la sexualidad. La perversión sería una regresión a una fijación anterior de la libido. Recordemos que para Freud el paso a la plena organización genital supone a) la superación del complejo de Edipo, b) la asunción del complejo de castración y c) la aceptación de la prohibición del incesto. Así la perversión llamada fetichismo va ligada a la renegación de la castración. La perversión sería el negativo de la Neurosis, que hace de la perversión la manifestación en bruto, no reprimida, de la sexualidad infantil.

Desalmado en la paz, héroe en la guerra

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Siguiendo a Darwin se podría especular sobre un por qué del psicópata. Tal vez estas personas sean un reaseguro de la especie, del grupo. Ante una emergencia alguien debe responder con características no habituales para hacer frente a la situación totalmente anómala, imprevista o extraña. Así, en un caso de guerra, aquel que es tildado de desalmado, cruel e insensible es el héroe. Es aquel que va al frente, que asume riesgos que el grueso no, se arriesga, y lleva adelante acciones que la mayoría no se animaría a realizar, es el comando de un grupo de guerra. O sea, esa potencialidad es totalmente desfavorable en tiempo de paz, y puede llevar a esta persona a desarrollar conductas muy agresiva a su entorno, (delincuencia, criminalidad, etcétera); en situaciones anómalas se ajusta perfectamente a los requisitos de emergencia que tienen que desarrollar. Los psicópatas serían parte de la reserva del grupo en caso de emergencia, pero que en estados normales son absolutamente chocantes para la sociedad.

Aquellas personalidades anormales pueden tener cierta adaptación a la sociedad, como el caso del psicópata insensible que puede convertirse en un arrojado policía, un buen militar, un torturador, un gobernante, un talentoso deportista. La anticipación del peligro, el miedo, no los inhibe para la acción. Y son, en consecuencia, refractarios al condicionamiento adversivo.

Empiezan a manifestar su psicopatía desde la adolescencia y no se van a modificar después. El psicópata no aprende de ciertas experiencias y menos aún de la argumentación. Hay rasgos psicopáticos que se observan desde la infancia, crueldades sobre los animales o los otros niños, desprecio por las jerarquías escolares, aberraciones de conducta, que suelen ser "amortiguadas" por los docentes y familiares so pretexto de "problemas emocionales" o "travesuras".

Introducción a la Psicopatía

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Desde los orígenes de la psiquiatría, los profesionales han reconocido que hay personas cuyo carácter antisocial no puede explicarse exclusivamente por un trastorno emocional o mental, por motivaciones neuróticas o por una crianza incompetente. El término psicopatía debería usarse para referirse a las personas cuyo carácter antisocial parece resultado de un defecto o una aberración de ellos mismos, no de un problema de crianza en sí.

Psicópata primario

Hervey Cleckley (1941, 1982) escribe en su libro "La máscara de la salud (cordura)" a partir de una serie de casos reales que él mismo tuvo que tratar: personas de buena familia, inteligentes y racionales, sanos de mente y cuerpo, pero con una florida conducta antisocial. Estas personas no parecían afectadas por las consecuencias de sus acciones.

Tal y como aparece presentado en los medios de comunicación, el psicópata da una impresión de peligro y de aspecto demoníaco. Sin embargo, esta imagen no es totalmente correcta. Al igual que el sociópata, el psicópata se caracteriza por una falta de conciencia y de habilidades empáticas. Pero a diferencia del sociópata, el psicópata primario no ha desarrollado esta conciencia y esa empatía, no por un problema de socialización, sino por alguna peculiaridad psicológica inherente que le hace muy difícil de socializar. Gracias a estas peculiaridades, el psicópata parece indiferente a que se le castigue por sus acciones. En si misma, esta característica no es perniciosa, pero al combinarse con apetitos perversos o con un temperamento hostil y agresivo, esa ausencia de restricciones normales puede dar lugar a un paquete explosivo y peligroso. Algunos ejemplos son Ted Bundy, Gary Gilmore, Diane Downs, o Neville Heath. La mejor recopilación de ejemplos de psicópatas se puede encontrar en la obra de Robert Hare "Sin conciencia" (1993).

En marcado contraste con este carácter peligroso, una ilustración de por qué a los psicólogos criminalistas parece fascinarles el psicópata es el caso de Oscar Schindler (el de La Lista de Schindler). Según Lykken (1995) algunos de sus biógrafos retratan a Schindler como oportunista, bon vivant, mujeriego, manipulador, fracasado en los negocios legales, pero con mucho éxito en los trapicheos que rodean una guerra. Siempre, según Lykken, la acción de Schindler de rescatar un gran número de judíos se comprende mejor como un hombre de 35 años que se enfrenta él solo al Tercer Reich. Cualquier "cerdo" podía matar gente en las condiciones de ese momento. El reto estaba en rescatar personas, especialmente judíos. Partes de la película de Spielberg no se corresponden con el diagnóstico de la figura de Schindler como psicópata primario, especialmente la escena final en la que Schindler llora tras la liberación de sus trabajadores. Este constituye un buen ejemplo de cómo un psicópata puede desplegar conductas pro-sociales en determinadas situaciones –si es que este retrato de sus biógrafos resulta acertado. Otros personajes de la historia que pueden ser diagnosticados de psicópatas primarios son Lyndon Johnson, Winston Churchill o el explorador británico Sir Richard Burton.

Estos ejemplos demuestran que estamos hablando de clases de actores no de un patrón de acciones. Los psicópatas tienen un riesgo de realizar conductas criminales, pero no todos ellos toman ese camino. Incluso los compañeros de un gemelo psicópata criminal no tienen por qué seguir el mismo camino, a pesar de compartir todo su ADN y haber compartido similares experiencias de crianza. La mención de Johnson, Churchill o Burton puede ser sorprendente, pero todos ellos comenzaron su vida usando sus propias reglas, siendo aventureros y poco convencionales. El talento, las oportunidades, y una suerte planificada les permitieron alcanzar éxito y autoestima usando métodos legítimos. Por tanto, constituyen también ejemplos de psicópatas que acaban llevando una vida pro-social. Según Lykken (1995) no hay nada "determinista" en nacer con el talento natural para la psicopatía.

Criterios de Cleckley

Estos criterios se han usado mucho en el estudio de la psicopatía y han sido incorporados en un instrumento psicométrico, el PCL –Psychopathy Check List— de Robert Hare (1991). A diferencia de lo que sucede con el DSM IV, algunos de estos criterios deben inferirse (p.e. "ausencia de remordimiento"), pero eso no reduce sus garantías psicométricas. Lo que es más importante es que el PCL identifica un grupo más homogéneo.

Los 16 criterios de Cleckley

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Tipificación de algunos rasgos

Un rasgo no determina la etiqueta de psicópata, deben reunirse un conjunto de ellos, de lo contrario pensaríamos que estamos rodeados de psicópatas. Los rasgos deben, además, ser persistentes y no ocasionales. No deben ser egodistónicos sino que pertenecen a la manera de ser de la persona. La intensidad y calidad del mismo debe ser evaluada a través de la conducta y del efecto en su entorno.

El psicópata en su accionar no es visiblemente 100% psicópata. No tiene una característica física que lo distinga, como buscaba Lombroso. Es uno como nosotros. Puede estar tomando apunte o dar una clase, ser un compañero de trabajo, un líder social. Sólo cuando actúa "psicopáticamente" se lo puede reconocer. Tampoco son todos brillantes y exitosos, los hay errabundos y marginales; otros se manifiestan en un ámbito tan privado (perversiones) que, excepto para el complementario, es una persona común. Estamos de acuerdo con la creencia de que son pocos, algunas estadísticas señalan un 3% de los varones (1.050.000 accionando o en crecimiento, para nuestro país) y 1% de las mujeres (350.000). A continuación describimos los rasgos típicos que se encuentra en la literatura sobre el tema.

Encanto superficial

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No todos los psicópatas son encantadores, los hay anodinos, amargados, hoscos y algunos francamente repulsivos, otros inspiran temor. El grupo de los que utilizan el encanto corresponde más a los explotadores (estafadores, vividores, parásitos) que lo usan como un medio de captación. (véase manipulación)

Demuestra menor reacción afectiva.

Algunos autores dicen que hay menor demostración de ansiedad y gran tolerancia a la angustia en ciertas situaciones penosas para el grueso de la población. Pero (aclaran), funcionan a veces como ollas a presión, toleran una gran cantidad de angustia y después por hechos banales, fuera ya de la circunstancia de crisis, la descargan impulsivamente.

A veces el psicópata, en situaciones extremas, conserva la calma, toma decisiones, acciona, se ajusta a las circunstancias y puede salir bien. Contaba una vez un profesor, por ejemplo, (hablando sobre las personalidades de acción) que un comisario entra a su departamento y se encuentra con un delincuente que le apunta con un arma. El policía, sin perder la calma, lo mira fijamente, lo paraliza, saca el revólver y le pega un tiro. Eran dos personalidades de acción (según el criterio de D. Liberman), pero una era más fuerte que la otra. Simplemente se limitó a mirarlo, luego lo mató. Si lo comparamos con un normal que entra a su casa y ve a un tipo con un revólver, la reacción puede ser muy distinta, tal vez pida por su vida, se arrastre por el suelo, "¿qué querés?", "llevate todo". Este no.

Vida sexual impersonal.

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Esto significa que no hay un compromiso afectivo, no hay una resonancia afectiva con algunas parejas. Esto no quiere decir que el psicópata sea técnicamente un mal amante. Es más, muchos psicópatas son excelentes amantes desde el punto de vista técnico y utilizan esa habilidad para manejar a su pareja.

El psicópata es aquel que puede copular con una anciana, de esas que uno mira y dice "no, con esa viejecita yo jamás, ni por un millón de dólares", y sin embargo el psicópata es capaz de ejercer su técnica con cualquiera. Un paciente joven (del Dr. Hugo Marietán), decía "me fui a Brasil y como no tenía plata para estar allá, iba a una calle muy conocida en Río de Janeiro donde paraban los taxi boys, me relacionaba con los homosexuales y les cobraba por el servicio". Al preguntarle si no se sentía menoscabado en su sexualidad, por comercializar con homosexuales, él contestaba tranquilamente que ése era el instrumento y la forma que tenía para seguir en Brasil.

A eso se refiere lo que dice vida sexual impersonal. Pueden ser grandes actores en el terreno afectivo y sexual. Por eso muchas mujeres caen en manos de sujetos que las usan económicamente (y para muchas mujeres psicópatas ese es su medio de subsistir).

Amenaza de suicidio

Como parte de la manipulación.

Razonamiento insuficiente

edu.red Es necesario aclarar algo, por un lado decimos que son inteligentes y por otro lado que tienen razonamientos insuficientes. Un ejemplo de este tipo de razonamiento es "la maté para que no sufra", "Me pareció que no le agradaba por eso lo mate, ahora ella debe estar tranquila". Es mejor conceptualizar esto como que el razonamiento es insuficiente para frenar ciertas apetencias.

Mas ejemplos de este rasgo pueden leerse en los artículos del capitulo XI de este trabajo.

No aprenden de la experiencia.

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El psicópata aprende y mucho de la experiencia. Eso le sirve para manipular a los otros y conseguir sus metas. Alguien que no aprende de la experiencia queda siempre en el mismo lugar, anulado. No aprende lo que no quiere aprender, lo que va en contramano de sus principios y de sus necesidades. La repetición de un accionar calificado como erróneo desde el común responde a satisfacer necesidades profundas, incomprensibles para el que no esté en la piel del psicópata.

Incapacidad de amar

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Creemos que el psicópata ama, pero de manera distinta, o a cosas diferentes. Hay afectos del psicópata que son profundos, pero en las cosas que a él le interesan. Díganme si no han conocido a un fanático ¿ese afecto es superficial? Ese apego intenso hacia ciertas cosas, que a veces no son humanas o ni siquiera vivientes, un auto por ejemplo. Para lo que él considera de valor, la afectividad es intensa, como cualquier otra persona.

edu.red Pero puede mantener contactosutilitarios, de ahí viene el tema de superficialidad afectiva mal descripta. Son contactos afectivos utilitarios, para conseguir algo. Aquí tenemos otra forma de la mentira que es la actuación. Actuar es mentir con el cuerpo. El psicópata puede actuar afectivamente en el sentido de hacer entrar al otro en el circuito psicopático a través de los afectos. Una vez utilizada la persona, se la deja a un costado. La persona dejada a un costado dice que el psicópata tiene una afectividad superficial, que no tiene capacidad de amar. Y es así, pero con ella.

Mentiras

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El psicópata suele mentir, pero hay que distinguir la mentira banal de la mentira psicopática. El psicópata utiliza la mentira como una herramienta de trabajo más, está tan acostumbrado a mentir que es difícil captar cuando miente; son los que mienten mirando a los ojos y con una actitud relajada. No es que el psicópata mienta circunstancialmente y ocasional o esporádicamente para conseguir desligarse de alguna situación común o estándar. Sabe que está mintiendo, pero no le importa, no tiene la resonancia o displacer que uno siente cuando miente. Yo no lo llamaría mentira patológica. Nosotros le damos mucha importancia a las palabras y si estamos frente a un mentiroso ¿cuál es el valor de esas palabras? ¿Cuál es el grado de verdad de esas palabras? Tiende a cero.

Si utilizamos la sobrevaloración de las palabras, caemos fácilmente en el circuito psicopático. Por eso no sirven las escalas de autoevaluación, ni el interrogatorio o la anamnesis.

El psicópata dice lo que conviene decir o lo que se espera que conteste. El valor de lo que dice el psicópata debe ser colocado entre paréntesis. Si ustedes quieren evaluar al psicópata, lo importante es lo que hace. Evaluamos al psicópata a través de la conducta, de la acción. El psicópata puede mentir con la palabra o con el cuerpo cuando actúa o simula, y adapta la actuación a la persona que quiere captar. Así me contaba una madre que su hijo de 15 años le pedía las cosas con lágrimas en los ojos para enternecerla, y al padre, que se desesperaba por conseguir el afecto del hijo, lo manejaba con enojos y haciéndose el ofendido.

Comportamiento fantasioso.

Los mitómanos priorizan las fantasías sobre algunas circunstancias reales.

El mitómano trata de adaptar activamente la realidad a su imaginación, a su personaje del momento, de acuerdo a la circunstancia. El mitómano es un fabulador que actúa su fábula y su mentira activamente en la sociedad. Puede convertirse en el personaje que su imaginación creó y hacerlo actuar en el medio real, generando en todos la sensación de que están frente a un personaje verdadero. Está el famoso caso de aquel mitómano que se hizo pasar por el hijo del Presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA), Pérez de Cuellar. En una de nuestras provincias fue agasajado por toda la sociedad y tratado durante bastante tiempo como un personaje de alcurnia, hasta que finalmente, la madre, que era una mujer de Buenos Aires, encontró a su hijo y ahí se pudo revelar la verdad. Era simplemente una persona que no estaba relacionada para nada con Pérez de Cuellar.

El patrón de conducta que sigue el mitómano es establecido por su imaginación, no por la realidad y suelen mudar de personaje, no está siempre en el mismo personaje.

Droga, alcohol

Algunos necesitan de la sobre estimulación o el aturdimiento. Un paciente de 16 años contaba que mezclaba distintas drogas como cocaína, marihuana y fármacos, no para sentir placer o estímulos, sino para aturdirse, para estar "como entre nubes".

Se manifiesta en la adolescencia

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Estas personas empiezan a manifestar su psicopatía desde la adolescencia. Como otros autores hemos observados que algunas características psicopáticas se manifiestan desde la infancia. Así recordamos el caso de un niño de dos años que estrellaba a sus gatos contra las paredes, logrando matar a uno de ellos. O bien el caso de una niña de siete años que borraba y volvía a escribir las notas de su libreta de calificaciones.

Necesidades distintas, códigos propios

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Las acciones que realiza son, desde el punto de vista del psicópata, totalmente ajustadas a su escala de valores, a su criterio, por eso es que no tienen culpa. Si han tenido la oportunidad de estar con psicópatas, saben que si se les dice que hicieron algo mal, que hay cosas que no deben hacerse, les van a contestar "¿Y quién dice lo que está bien hecho y lo que está mal hecho? ¿qué es lo normal?".

Tienen una forma particular de valoración. El psicópata tiene una escala de valoración que no coincide, a veces, con la escala de valoración general. No porque el psicópata desconozca la valoración general, es decir las leyes, no es un negado cognitivo, sino que antepone su escala de valores con respecto a la de los demás. Tal vez porque tiene necesidades distintas es que valora de diferente manera. ¿Cómo entender sino la apetencia desmesurada de poder, las rarezas en la sexualidad, la crueldad en el delito, la masacre innecesaria en el homicidio? ¿Y qué, si no es una necesidad, hace repetir el mismo accionar?

Inteligencia

En su mayoría son inteligentes.

El costo del objetivo

Tienen un objetivo y lo tratan de conseguir. El costo no es importante, lo importante es lograrlo pagando la menor factura.

Cosificación

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La cosificación del otro, es quitarles los atributos que hacen a las personas semejantes a uno.

Así como para sacar un clavo, utilizamos una tenaza y una vez utilizada, la tiramos en el cajón de herramientas, así hace el psicópata con las personas, las usa y cuando no le sirven las deposita en el cajón de herramientas ya usadas. Hace una cosificación de la persona.

Es decir, si yo cosifico al otro, el otro no es igual a mí. Es algo inferior, neutro, a usar. Fíjense que este concepto de cosificar, en el sentido exacto del término, se puede implementar como ideología. Si se les da un arma y les ordenan matar a uno de sus compañeros, no lo van a poder matar, "él es mi compañero, está en mi aula, es una persona como yo".

Sólo se pueden matar "cosas"

Ahora, si se los adoctrina de que ese compañero es un asqueroso y repugnante terrorista, una basura que hay que destruir porque es un peligro para nuestras familias y a nuestra patria, este hombre al cabo de cierto entrenamiento, puede tomar un revólver y matar o torturar. ¿Por qué? Porque ya dejó de ser un igual, pasó a ser una cosa peligrosa. Se puede matar a una cosa, pero a una persona no.

La cosificación del otro está en forma innata en los psicópatas y como ideología en muchos los sistemas políticos.

Persona versus cosa

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Esa es la disyuntiva que se presenta en un hombre o mujer que abre la puerta de su casa y siente detrás de él a alguien que le dice "quedate quieto y entrá, o te mato". En ese momento la víctima no puede dimensionar en toda su magnitud que el que está detrás lo va a matar, lastimar o hacer un daño tremendo dentro de su casa. Entonces se enfrentan, por un lado alguien que tiene un claro objetivo y que está haciendo su trabajo (el delincuente), porque ese es su trabajo y eso que está frente a él (la víctima) es un estorbo, una cosa. Fíjense las distintas psicologías, el psicópata está haciendo su trabajo, y para él la cosa (la víctima) es un obstáculo que si molesta lo mata sin problema. Y, por otro lado, la persona que se siente agredida (la víctima), que mira atrás y ve a otra persona armada (el delincuente). Hay una distancia psicológica impresionante, que se da en el grueso de la población. Muy pocos son los agredidos que van armados, y menos aún los que usan las armas para enfrentarse al delincuente. Son muy pocos los que reaccionan así, tal vez otro como ellos. Pero generalmente esta distancia psicológica es determinante, y el delincuente lo sabe.

Manipulación y coerción

La cosificación permite explicar varias de las acciones de los psicópatas. Vemos que son egocéntricos, manipuladores, utilizan a los demás para conseguir sus propios objetivos.Sólo se puede manipular a alguien si primero se lo ha seducido, si se lo ha captado.

Nadie puede manipular a alguien que no se deje manipular. Nadie puede hacerle hacer algo que el otro no quiera hacer. Aquí tendríamos que hacer una división virtual en cuanto a lo que uno lógicamente quiere hacer y lo que irracionalmente desea hacer. Desde el punto de vista de la lógica del individuo, de los parámetros de las cosas que se deben hacer, uno dice "yo no quería", "me vi obligado a hacer tal cosa". Pero desde el punto de vista irracional, tal vez no sea así. Aquí esta una de las cosas nucleares de la psicopatía con relación a los otros. Yo creo que el psicópata apunta a esto, puede o tiene la facilidad de captar aquellas necesidades irracionales de los otros. En el caso de un "estafado", en realidad está trabajando con la ambición del otro, porque le ofrece una "pichincha", una cosa que en situaciones normales sería muy difícil de adquirir. O sea, el psicópata trabaja sobre esa parte de la ambición del otro y después, evidentemente, lo engaña. Recuerdo el caso de un viajante que vendía en las provincias máquinas registradoras a un precio muy por debajo del real (hecho que era muy comprobable para el comprador); pero al panadero le vendía una máquina específica para el almacenero y viceversa. Al tiempo el comprador lo llamaba desesperado porque la registradora no le servía y él, muy amablemente y como un favor se la cambiaba "por otro modelo" a un precio mucho más alto.

En la manipulación hay un grado de libertad del manipulado que se somete a esto, es distinto de la coerción, que es cuando se utiliza la fuerza o un mecanismo de fuerza en un sentido físico o psicológico para que el otro direccione hacia un objetivo. Aquí se usa el temor en todo su gradiente.

¿Cuándo un psicópata es beneficioso para el grupo?

Un psicópata es de utilidad general, siempre y cuando, los intereses generales coincidan con sus objetivos. Ahí se ve, desde afuera, al psicópata generoso, altruista, sacrificado. Y, sin embargo, él está siguiendo, como siempre, exclusivamente sus objetivos. Lo que ocurre es que coincide el interés general con el interés particular del psicópata. Cuando ese interés general deja de coincidir, el psicópata comienza a hacer de las suyas.

Captar las necesidades del otro

Este tipo de personalidad tiene como rara habilidad captar las necesidades del otro. Esta capacidad determina otro rasgo importante, que es la seducción, llevando así a los demás a entrar en un circuito psicopático. El psicópata les demuestra que le son necesarios, pero que él le es mucho más necesario a ustedes. Entonces se da un circuito entre el psicópata y la otra persona. Se establece un circuito mutuo para suplir las necesidades. Así surge el concepto del complementario del psicópata basado en comunicación que establece el psicópata con los patrones irracionales de su víctima.

Si agregamos a esto que son inteligentes y manipuladores, nos damos cuenta de que es muy difícil resistirse a ellos. Relacionarse con un psicópata es un viaje de ida con retorno complejo.

No toleran el fracaso y menos aún la frustración

Llamamos fracaso al hecho de intentar una acción, llevarla adelante y obtener un resultado desfavorable. Hablamos de frustración cuando nos topamos con un obstáculo tan difícil que no podemos ni siquiera intentar la acción para conseguir el objetivo.

El fracaso (intentar hacer algo y que salga mal) genera bronca, rabia y culpa por no haber previsto las consecuencias de la acción, pero deja siempre una enseñanza "Si yo lo hubiera hecho de tal y cual manera, hubiera salido bien".

En cambio la frustración (no poder llevar adelante la acción) genera sensación de impotencia.

Cuando fracasamos nos ponemos a revisar los pasos que llevaron a ese resultado desfavorable. De eso uno aprende, se siente culpable de los errores. Pero los psicópatas no pueden realizar ese razonamiento volviéndose así intolerable el fracaso o la frustración, desarrollando lo que llamamos "Defensa Aloplástica"

Defensa aloplástica

¿Qué pasa con el psicópata? El psicópata no hace ese razonamiento. El psicópata hace lo que se llama la defensa aloplástica. "Me hicieron fracasar", sitúa la responsabilidad en los otros. No puede hacer el insigh de decir "Yo fui responsable por tal y tal motivo". Todos ustedes conocen a psicópatas que son "inocentes de todo". Cuando no pueden salir adelante dicen que la responsabilidad es del país, que en Estados Unidos sería diferente, podrían progresar, etcétera.

Hacen defensa aloplástica, no se sienten responsables.

La culpa

Para sentir culpa uno debe sentirse responsable de la acción, debe sentir que ha fallado. Cuando se evalúa que son los otros, el medio o las circunstancias que lo han hecho fallar, –a través de la defensa aloplástica-, entonces no hay culpa.

¿Por qué un psicópata no tiene culpa?

A: Porque considera al otro como una cosa y no como una persona.

B: Tiene distinta escala de valores.

¿Por qué tiene distinta escala de valores? ¿De donde viene? ¿Lo trajeron de Estambul? ¿Cómo puede ser que tenga otra escala de valores si nació con nosotros, jugó al fútbol con nosotros, estaba en nuestra escuela y se conocían nuestros padres?

Lo que pasa es que el egocéntrico está más atento a su propia necesidad y no a la del grupo. Hay muchos que son así y son los egoístas. Se justifican, pero ellos saben (los no psicópatas) que han cometido algo vergonzoso. No por eso son psicópatas. Recuerden que los psicópatas son pocos. No se debe confundir la psicopatía con los egoístas, con los neuróticos, con los ambiciosos, que son otras variedades dentro de la especie. Los valores morales vienen de afuera y el individuo los introyecta. El individuo está inmerso en esos valores.

¿Por qué un individuo cumple una norma?

Para evitar el castigo, por empezar.

Esto podría parecer que se es bueno a la fuerza, así se está en contra de Sócrates, en contra de Rousseau (El hombre nace bueno y la sociedad lo hace malo). Se cumple una norma porque se cree que en el fondo de la norma hay algo bueno para todos, para el grupo. No hay recompensa suficiente que pueda hacer que uno cumpla una norma, que la siga lealmente, dignamente, sabiendo que va hacia el mal. Uno cumple la norma porque cree, en el fondo, que esta norma es para el bien común.

Uno cumple una norma porque responde a un bien común, y es lo dado. Como la sociedad es un resguardo del individuo, entonces se da la retroalimentación, yo cumplo la normativa y la sociedad me protege a mí, a mis hijos, etcétera.

Porque cumplir las normas corresponde a lo que se llama el bien común. Cuando el individuo comete un acto que es trasgresor, siente culpa. ¿Por qué? Porque él trasgrede la ley o la norma, pero pasando a través de la norma, porque la tiene introyectada. Sabe interiormente que lo que está por hacer es malo y le genera ese displacer interno llamado culpa. Y no solamente lo sabe, sino que lo siente. No solamente sabe la letra, sino también tiene introyectada la melodía, la música de la norma. Uno atraviesa la norma, la transgrede, pero como resultado obtiene la culpa. Sabe y siente que está haciendo algo mal.

El psicópata, como no tiene introyectada la norma, la bordea. Para él la norma es un obstáculo, es una piedra a saltar. No la tiene introyectada. Conoce la letra pero no tiene la música, no tiene la melodía, el sentimiento, no la siente. Rodea la norma como un obstáculo. Conoce la norma, porque cognitivamente no es un abandonado de Dios, pero no conoce el sentimiento, no le da importancia al bien común, tal vez no crea que exista el bien común.

Por eso la típica respuesta cuando se le dice "¿Por qué hiciste esto, si no es bueno, no es normal, no está bien?". Entonces él contesta "¿quién dice que no es normal? ¿Qué, dos o tres viejos (como decía un paciente mío) se juntaron para decir, esto es malo y esto es bueno?". Uno, que lo tiene introyectado ni se lo pregunta. La mayoría de nosotros ni se lo plantea. Lo toma como un acto "casi religioso", un acto de fe, sin razonamiento, sin hacer análisis. Las cosas son así y punto. Uno no tiene que hacer esto, no tiene que hacer lo otro, ya se sabe que hay qué hacer y qué no. No hace falta andar explicitando y analizando en cada momento, en cada acción, si es buena o mala.

De esa manera, si no tiene internalizado los valores, ahí sí se entiende dos cosas:

¿Por qué no existe el sentimiento de culpa, de vergüenza? Vergüenza es la manifestación social de la culpa o del ridículo. La culpa es de uno con uno mismo, en cambio la vergüenza es la manifestación social de la culpa. ¿Por qué no aprende ni con argumentación, ni con ciertas experiencias? Porque para él lo que está haciendo está bien. Es egosintónico con su accionar. Si se entiende esto es fácil entender lo demás. Para él, lo que está haciendo es correcto de acuerdo a su valoración de las cosas, es correcto para su propio código. Entonces, si es correcto y sale mal, el responsable no es él, sino que son los otros. Es la defensa aloplástica. Y es así que el psicópata vuelve a intentarlo otra vez.

Bumke decía que el psicópata vuelve a realizar los actos como en "fotografía". Parecen calcados. Uno observa que una y otra vez come ten los mismos "errores" y de la misma manera, prácticamente, con distintos objetos (llámese objetos a las personas que están alrededor de ellos). Varían los objetos, pero el accionar, el patrón de acción es el mismo.

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Diario Clarín, 25/10/98

El autocastigo psicopático

El psicópata se castiga fuertemente, con mayor dureza y crudeza con que lo harían las personas si lo juzgaran a él.

¿Cuándo ocurre eso?

¿Cuándo un psicópata toma medidas más extremas que las que la propia sociedad adoptaría?

El psicópata se castiga y de forma también psicopática, cuando se da cuenta que viola sus propios valores, cuando quebró sus propios valores, sus normas de conducta, entonces se autocastiga, y a veces con muchísima crueldad, a través de castigos muy severos. Esto lo van a ver si trabajan o conviven junto con psicópatas, que hacen muchas barrabasadas con respecto a los demás, pero se sienten al margen de la culpa. Y de pronto hacen, para ustedes, una pavada, una tontería y se castigan con saña. Y es porque esa tontería quebró sus propias normas. Es el caso de algunos suicidios raros, por ejemplo. O sea, existe un mecanismo de autocastigo muy fuerte en el psicópata. Pero, se castiga rara vez, y siguiendo su lógica.

El complementario del psicópata

Cuando se está intrincado con un psicópata ¿cómo salir y sobrevivir en el intento? La primera pregunta que hay que hacerse frente al paciente que está en manos de un psicópata es cómo entró y por qué.

El Dr. Marietan cuenta que tenía una paciente que era la ex esposa de un profesional exitoso.

Estaban separados, él vivía en Capital y ella en la zona sur. Lo que se repetía en el patrón conductual era, con algunas variaciones, lo siguiente:

"A las dos de la mañana ella lo llama a él y le dice me tomé 6 frascos de Lexotanil y no hay nadie en casa, así que te digo adiós". Entonces él iba raudamente hasta la zona sur, produciéndose una y otra vez los mismos hechos. Este hombre subía al dormitorio (por supuesto que ella había tomado la medicación), la agarraba de la ropa y tomándola del pelo (vivía en un dúplex), la arrastraba por las escaleras. Llegaban al lavadero, le ponía el dedo en la garganta y la hacía vomitar, todo esto a golpes.

Luego la llevaba al hospital de la zona y ahí le hacían el lavaje de estómago. Cuando llegaba a la consulta, venía con anteojos oscuros, apabullada, al preguntarle por lo que había pasado, me decía: "no, nada, tomé unas pastillitas y fulano me hizo vomitar. Lo que pasa es que yo a veces lo provoco". Pero cuando se mencionaba el hecho de violencia para ver si la paciente tenía alguna idea de hacer una denuncia, ella lo minimizaba. Y lejos de mostrarse llorosa o angustiada por lo que había pasado, estaba tranquila."

Cuando el Dr. Marietan hablaba con este hombre, él le decía "y ¿qué quiere que haga, que la deje morir?, tengo que hacerla vomitar y ella no quiere vomitar". En un seguimiento durante 6-7 meses. En 5 o 6 oportunidades repitió lo mismo. A veces no iban al hospital, directamente lo solucionaba él.

¿Es esta una relación normal? Ni ella ni él podían desprenderse de éste círculo. Estaban enganchados en este juego peligrosísimo. Y se repetía una y otra vez. Una foto, como dice Bumke.

Y después está la regla de oro del círculo psicopática, cuando se le dice por qué no corta esto, entonces responden "yo, doctor, con él estoy mal, pero sin él estoy peor", eso hace que esto se perpetúe. "Si no está él me angustio y quiero que venga a cualquier precio". Este sería un caso de psicopatías complementarias.

Hay casos en que la persona realiza una actitud complementaria con el psicópata y después ese vínculo se deteriora y quiere zafar del psicópata.

Todo sistema se mantiene si hay un acuerdo tácito entre los miembros de ese sistema. O sea que cuando ustedes vean una mujer golpeada y le pregunten cuánto hace que la golpea y diga hace 5 años, es que hay un acuerdo tácito de violencia. Porque una persona la puede golpear una vez a su pareja, pero no un año seguido.

Cuando el complementario tiene un enganche del 100% con el psicópata, es muy poco lo que se puede hacer. Se puede actuar cuando hay pocos anclajes. Es ahí cuando la persona que está con un psicópata consulta, si no, no consulta. O bien lo hace por otras patologías. En los ajustes 100%, como se da en algunas parafilias, nadie consulta. Se consulta cuando hay pocos anclajes y el sufrimiento es bastante duro de soportar (el psicópata hace sufrir). Si una persona tiene dos anclajes (por ejemplo sexual, que es uno de los más firmes) consulta, ¿qué le dirían ustedes?, ¿cómo zafar de un psicópata?

¿Qué son los complementarios para un psicópata? – Terapéutica

Son objetos que le pertenecen por fuera de cualquier otra normativa legal, social, o la que les parezca. Todo esto de acuerdo a sus códigos psicopáticos, no hacia las leyes. No crean que se van a salvar porque van a un abogado, porque eso no le importa al psicópata. Esa persona le pertenece y se acabó. Porque él así lo considera.

Entonces el problema de separar al psicópata del complementario es muy complejo. ¿Cómo convencer al paciente de que ponga distancia y que no diga que primero quiere hablar con él? En primer lugar tenemos que aumentar el alicaído YO de esta persona. Porque el psicópata socava la autoestima del otro, y al final el otro cree que gracias al psicópata es alguien, porque si no ella es lo que es, una basura.

Lo primero que hay que hacer es elevarle la autoestima, fortalecer a la persona complementaria y en segundo lugar hacer pedagogía, explicarle en qué consiste la personalidad de su pareja. Tienen que ser creativos, fortalecerles la autoestima como puedan. Tienen un caso muy particular y muy especial, y tal vez las normativas estándar de cómo implementar técnicas psiquiátricas no sirven para nada o sirvan poco.

Como integrante del problema hay una persona con códigos propios, no se pueden implementar técnicas que den resultados para el común y menos aferrarse rígidamente al libro de siempre. Fortalecerle el yo, fortalecerla, elevarle la autoestima. Y luego sí, una vez que está logrado este objetivo, que tenemos la docencia hecha, nos fijamos si alguna persona del entorno familiar del complementario nos puede ayudar, alguien que sea una persona significativa desde siempre.

Se van a dar cuenta, durante el tratamiento, que vamos a necesitar a un tercero que sirva de apoyo. Luego hay que revisar la logística.

La logística consiste en saber cuáles son las factibilidades, con qué se cuenta para que esta mujer lleve adelante las indicaciones que se le dan. De lo contrario se está fantaseando y generando utopías. El psiquiatra, dice Henry Ey, es un embajador de la realidad.

Se debe pensar de qué medios económicos se va a valer la mujer, si ha vivido dependiendo del dinero del psicópata. A qué lugar va a ir, con quién va a estar, quién va a cuidar a los hijos y todas esas cosas que desde el punto de vista clásico, uno tendría que desentenderse como psiquiatra y sin embargo, aquí son importantes, porque de eso dependerá el éxito de esta empresa.

Una vez que tenemos aumentada la autoestima, hecha la pedagogía, la logística del entorno, recién ahí podemos instrumentar el salto. O sea, imponer distancia con el psicópata. Esto debe ser hecho con total y absoluta dureza. Se debe instruir a la paciente que sea extremadamente dura, sin ninguna concepción de ningún tipo, porque él (psicópata) no la va a tener con ella. El tipo de contacto que tiene que tener con el psicópata desde ese momento en adelante, es cero.

No debe, ni directa o indirectamente, relacionarse con el psicópata. Miren de la dureza y de la postura extrema que la que se trata. ¿Por qué? Porque apenas "B" aviste a "C", se reinicia el circuito y ahí, todo vuelve atrás.

Esto, a veces, no se puede instrumentar la primera vez porque la mujer quiere hablar, quiere explicarle, pero apenas el psicópata la ve, tiene la posibilidad de hablar tres o cuatro palabras con la persona y es suficiente, esto es una cosa de sugestión animal, la lógica queda muy atrás.

¿Frente a los hijos ¿qué se hace?

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Algunos psicópatas le tienen miedo a la policía. Entonces lo primero que se le indica a la persona es que ante cualquier acto agresivo haga la exposición a la policía y se lo haga saber al psicópata. Esto puede volverlo agresivo, pero va a establecer cierto cuidado. Es ahí donde va a funcionar el tema de los hijos. Los hijos generalmente se dejan en la casa de la madre, el tipo los pasa a buscar, los retira y luego los deja en la casa de la madre, manteniendo contacto cero con el paciente.

Siempre con la amenaza de que cualquier cosa que pase, se vuelve a hacer la denuncia. A veces hay que hacer dos o tres veces la denuncia, y a veces la policía llama al psicópata, por algún extraño motivo conversan con él y lo persuaden.

Se ven casos en que venía la paciente llorando y decía que ella hizo la denuncia y él fue, y a los 15 minutos estaban todos riéndose con él y lo soltaron. Y ella quedó como una idiota. A veces el encanto es fuerte.

Esto no da siempre buen resultado, pero se puede intentar cuando el enganche no es muy fuerte. Hay que utilizar antidepresivos y ansiolíticos porque la angustia en el complementario, cuando está en este periodo, es fuerte dado que la atracción es muy intensa, casi animal. Sufre cuando está y se angustia cuando no está. Uno tiene que trabajar mucho y hacer pedagogía.

El acoso del psicópata es de mucha presión. Entonces tenemos que tener un tercero que proteja a esta persona, que le sirva de escudo, porque sola no puede soportar el acoso por teléfono, personal, a cualquier hora; sale del trabajo y está el psicópata ahí; quiere que el objeto vuelva a su pertenencia.

Desde el psicoanálisis

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Otto Kernberg enfatiza en que hay que diferenciar lo que es la conducta antisocial de la estructura de personalidad antisocial y que es muy importante diferenciar la conducta antisocial de la criminalidad.

La criminalidad es un concepto legal, la conducta antisocial es un concepto clínico psiquiátrico y critica al DSM III, porque la definición de la personalidad antisocial lo realiza en términos de conducta criminal.

Con respecto a la sinonimia, Kernberg dice que el término tradicional para el tema que estamos tratando, era de persona psicopática. Luego fue reacción antisocial y el término contemporáneo es personalidad antisocial.

Personalidad Narcisita- Antisocial

Para este autor, la personalidad antisocial tiene una estructura de personalidad de tipo narcisística. Kernberg dice que los fundamentos de esta personalidad son:

  • 1) Autorreferencia excesiva

  • 2) Grandiosidad

  • 3) Tendencia a superioridad exhibicionista

  • 4) Dependencia excesiva de admiración por parte de otros

  • 5) Superficialidad emocional

  • 6) Crisis de inseguridad que alternan con la grandiosidad usual

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
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