"Los olores de los varones que una mujer reconoce inconscientemente podrían tener un efecto más potente en sus sentimientos románticos que el aspecto físico, los poemas o muchas rosas en el día de San Valentín. Parecería el fin de la conquista y el romance. Los científicos dicen que los rasgos genéticos que guían el desarrollo del sistema inmunológico humano producen un espectro de olores distintivos. Sin saberlo, es posible que a las mujeres les atraigan aromas que asocian en forma instintiva con una fuerte resistencia a las enfermedades. En una investigación reciente, los investigadores encontraron que las mujeres parecían más felices con sus vidas sexuales cuando sus genes del sistema inmunológico no eran similares a los de sus parejas masculinas. También, resultó más probable que las mujeres cuyos sistemas inmunológicos fueron similares a los de sus esposos o novios tuvieran sexo con otros hombres, o al menos que pensaran en ello. La investigación no encontró una correlación significativa entre los genes de los hombres y su entusiasmo por el sexo con sus parejas ni con su interés en otras mujeres, dijo Steven Gangestad, psicólogo evolucionista de la Universidad de Nuevo México. La razón por la que las mujeres parecen menos felices sexualmente cuando tienen una gran cantidad de genes del sistema inmunológico iguales a los de sus parejas podría provenir de su deseo de tener descendencia saludable, dijo Gangestad. Si ella pasa un conjunto de genes a su descendencia y el padre proporciona uno diferente, los hijos podrían nacer con la capacidad para defenderse contra un espectro más amplio de enfermedades, dijo. Otra hipótesis es que genes del sistema inmunológico similares podrían ser una señal para el parentesco que desalienta la endogamia. "No estamos diciendo que una mujer tenga un pensamiento lógico como tal: "Este sería un buen padre para mi descendencia" ", dijo Gangestad en una entrevista. "De hecho, mi suposición es que las mujeres no pueden percibir qué es lo que está afectando sus respuestas hacia sus parejas". Asimismo, dijo, muchos factores diferentes entran en acción cuando una mujer elige pareja, y la genética del sistema inmunológico explica "sólo una partecita" del rompecabezas más grande. Investigaciones de la importancia del sistema inmunológico en las preferencias de apareamiento se han concentrado en una franja genética conocida como Complejo mayor de histocompatibilidad o CMH. Los genes del CMH contienen el programa que usan las células para hacer proteínas que reconocen sustancias extrañas como partes de virus, bacterias o polen, e inician respuestas inmunológicas rápidas. La naturaleza ha hecho evolucionar genes del CMH con tal variedad asombrosa, que prácticamente no hay dos individuos que tengan conjuntos idénticos. En promedio, las parejas humanas heterosexuales comparten sólo alrededor de 20 por ciento de sus genes del CMH, dicen los científicos. Se ha sabido por años que muchos animales, incluidas las ratas, los ratones, algunas aves e incluso algunos lagartos, detectan diferencias genéticas del CMH a través del olor, y hacen su elección de apareamiento en consecuencia. En la última década, los experimentos han indicado que las personas también pueden oler las diferencias. En 1995, científicos europeos describieron un experimento en el que se les pidió a 49 mujeres estudiantes universitarias que calificaran "el agrado" hacia el olor de camisetas sin lavar que estudiantes varones habían usado durante dos noches. El análisis genético de las participantes mostró que la probabilidad de que una mujer asignara una calificación de agradable a una camiseta estaba relacionada en forma significativa al grado en el que los genes del CMH diferían de los del usuario. El experimento se repitió en Estados Unidos y Brasil con resultados parecidos. En octubre pasado, Gangestad y otros investigadores de la Universidad de Nuevo México informaron en la revista Psychological Science sobre experimentos realizados para responder la siguiente pregunta lógica: si es que las variaciones en el CMH podrían tener un efecto en las relaciones humanas concretas. Teniendo en cuenta que las relaciones sexuales, y por lo tanto el instinto, son determinantes para éstas, podría concluirse que incluso en una relación heterosexual amistosa, los genes del CMH desempeñan un papel preponderante".71
Además el hecho de que se encuentren gran variedad de razas, no sólo entre los animales sino también en el Homo sapiens, habla del permanente cruce que ha habido entre nuestros antepasados a pesar de tener la opción fácil y permanente de reproducirse al interior de sus pequeños grupos familiares. Dice el padre de la teoría de la evolución: "No puede haber duda de que el cruce, junto a una selección rigurosamente continuada durante varias generaciones, ha sido un medio poderoso de modificar antiguas razas y de crear nuevas. (Variación II)".72
También, al igual que en los animales, los posibles defectos genéticos que acarrea la endogamia, pudieron haber favorecido a aquellos individuos que poseían cierta aversión o desinterés por las relaciones con sus parientes cercanos, procreando una progenie con menos problemas genéticos y más diversa, lo que facilitó la conquista de nuevos nichos. Dice el etólogo y zoólogo austriaco Irenäus Eibl-Eibestfeldt en Amor y Odio:
"Contra la hipótesis de que el tabú del incesto sea innato en el hombre se manifiestan algunos psicoanalistas, que creen advertir deseos sexuales de los hijos respecto de los padres y viceversa. El muchacho desearía sexualmente a la madre, y eso suscitaría temor ante el posible castigo del padre. (En la literatura psicoanalítica, este temor recibe el nombre de miedo a la castración.) Ahora bien: buena parte de lo que Freud y sus discípulos interpretan como sexual (acariciar, besar y actividades parecidas) no lo es sino que se deriva del comportamiento de cuidado de la prole. Atribuir al hijo que abraza y besa a su madre deseos sexuales es sencillamente erróneo. A pesar de todos los reconocidos méritos del psicoanálisis, hay que hacer a algunos de sus representantes el reproche de que proceden anticientíficamente. Una interpretación plausible se toma con demasiada ligereza como explicación causal, y se pontifica sobre el Complejo de Edipo, el miedo a la castración y la envidia del pene de las muchachas como si se tratara de hechos comprobados. Nada de eso lo está. Es cierto que algunas muchachas quisieran haber nacido varones y que algunos hijos tienen conflictos prematuros con sus padres, pero esto también podría interpretarse, fuera del campo de lo sexual –y con no menos plausibilidad-, como disputas incipientes por cuestiones de jerarquía. La cuestión de si el tabú del incesto es innato en nosotros o si nos viene por tradición cultural la dejaremos abierta. De todos modos, hay importantes argumentos a favor de una base innata. Ya los hemos citado, y podemos añadir el de nuestra experiencia subjetiva. Podemos ciertamente comprobar una vinculación de carga afectiva muy fuerte para con nuestros hijos, pero que no va acompañada de excitaciones sexuales. Los etnólogos que han interrogado a gente de diversas culturas a fin de descubrir por qué no se casan entre hermanos o entre padres e hijos, han constatado que los interrogados no comprenden la pregunta. Nunca se les había ocurrido tal posibilidad, y eso es todo. Los juegos sexuales entre hermanos empiezan en la infancia, pero con la pubertad se alza una fuerte barrera sexual de orden afectivo, sin que la educación tenga nada que ver con ello. Sencillamente sucede, al parecer tras un proceso de maduración de inhibiciones innatas".73
Luego añade Eibl-Eibestfeldt que la evitación del incesto tiene más importancia a medida que las especies son más proclives a desarrollar fuertes vínculos familiares, como en el ser humano, pues el riesgo de compartir material genético similar aumenta considerablemente. Dice el autor austriaco:
"En los animales no son necesarios por lo general mecanismos semejantes destinados a impedir el incesto, porque su mayor movilidad procura una suficiente mezcla de las poblaciones. Por otra parte, tampoco pasa nada cuando un ratón o un gato silvestre copulan alguna vez con uno de sus hermanos. En general, la familia se disuelve tras el destete de las crías. En muchos casos, por ejemplo en la ardilla europea, la madre expulsa a sus hijos, incluso activamente, después del destete. Y el no vivir juntos garantiza por lo general el intercambio de genes dentro de la población. Solamente allí donde los vínculos familiares se han desarrollado con gran fuerza se mantiene el peligro de la procreación entre consanguíneos, y entonces hallamos también una inhibición innata que impide la copulación con los padres o los hermanos. Un ejemplo clásico de ello es el ganso silvestre, que no copula con sus semejantes cuando se ha criado con ellos, aunque no se trate de hijos de la misma madre. Últimamente se demostró la existencia de un tabú contra el incesto madre e hijo en los macacos japoneses. Jane Goodall observó que dos chimpancés sexualmente maduros, que eran los únicos machos del grupo, no se apareaban con su madre. Y esto lo observó en dos épocas de celo. Un macho joven se acopló con su hermana repetidas veces cuando ésta todavía no tenía completamente desarrolladas sus primeras protuberancias. A la primera tumefacción verdadera, sin embargo, la hermana rechazó a su hermano y solamente se ofreció a otros machos. Una revisión de la literatura nos dice que todavía es muy poco lo que se sabe de este punto, tan interesante, sencillamente porque no se ha observado a los animales durante generaciones enteras en condiciones naturales. Los ejemplos aislados muestran de todos modos que en diversas especies animales hay inhibiciones innatas contra la cópula con parientes cercanos, Y en virtud de ello podemos suponer que en el ser humano existe la misma inhibición. Otra ventaja selectiva para el ser humano de la prohibición del incesto está en el sector social. Si los padres se casaran con sus hijas y los hijos con sus madres, la gran diferencia de edad pronto dejaría a los hijos viudos. En cambio, el emparejamiento fuera de la familia facilita la elección de un cónyuge de de edad adecuada y crea además alianzas que sobrepasan los estrecho límites del marco familiar".74
Dice José Enrique Campillo en La cadera de Eva: "Cuanto más cercanos sean los parientes, mayor es el peligro. Existen pruebas muy claras de este riesgo en la consanguinidad y en el desarrollo de enfermedades entre los miembros de algunas dinastías monárquicas. El Homo sapiens no es ajeno a los peligros de la endogamia. Los grupos con tendencia a la endogamia, como ocurre en la poliginandria, corren el riesgo de perder la heterocigosis, de que no se renueve el acervo genérico con alelos frescos. Esta ausencia de diversidad genética reduce las posibilidades de desarrollar adaptaciones novedosas ante las fluctuaciones del entorno. A lo largo de la evolución se han desarrollado diferentes estrategias para evitar la endogamia, favoreciéndose las relaciones sexuales entre individuos genéticamente diferentes y limitándose las relaciones entre individuos con parentesco genético muy próximo".75
Los seres humanos, al igual que los animales, nos guiamos por el olor, entre otras cosas, para seleccionar a nuestros compañeros sexuales. El complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), que es como una especie de sistema de identificación que poseemos en nuestras células y que le permite al sistema inmunológico identificar cuáles células son "amigas" y cuales son "enemigas", parece jugar un papel decisivo en este aspecto. Sobre el mismo anota José Campillo:
"Uno de los mecanismos más sorprendentes de protección contra el incesto es la detección de las semejanzas inmunológicas, como indicativa de una mayor coincidencia genética. Los agentes implicados en estos mecanismos son los llamados antígenos del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), que son los mismos que desencadenan el rechazo de los trasplantes y nos defienden de los microbios, de las prótesis que nos colocan indebidamente o de cualquier otro agente extraño que intente penetrar en el organismo. Los MHC son diferentes para cada persona y cuanta más distancia genética exista entre dos individuos, mayor diferencia habrá en sus MHC. Estos antígenos son capaces de detectar lo extraño y reconocer lo propio, por eso la selección natural los ha utilizado como documento de identidad personal para evitar apareamientos incestuosos y que se junten genes inadecuados. Y para ello ha recurrido a un método ingenioso: los MHC confieren a cada animal un olor único, irrepetible. Los ratones son capaces de distinguir por el olor a sus congéneres que tengan los genes de MHC completamente diferentes a los suyos, lo que perciben olisqueando la orina. En el ser humano se ha demostrado que los hombres y las mujeres prefieren más, o les desagrada menos, el olor corporal de los miembros del sexo opuesto, genéticamente distintos a ellos. Se han realizado unos curiosos experimentos con el sudor humano. A las personas participantes se les daba a oler las camisetas que habían llevado puestas durante un par de días miembros del sexo opuesto. El resultado fue rotundo: las personas preferían el olor de aquellos individuos del otro sexo cuyo MHC era más diferente del propio. Se da el caso, sin que se sepa cuál es el mecanismo, de que se produce una tasa mayor de abortos espontáneos en las parejas con ciertos genes iguales del complejo MHC. En algunas mujeres que abortan reiteradamente fetos sanos en apariencia, la causa puede deberse a este mecanismo de rechazo. Es como si la selección natural hubiera programado diferentes mecanismos para favorecer la exogamia. En algunas especies los machos jóvenes abandonan el grupo donde han nacido y vagan en solitario hasta que encuentran otra manada a la que incorporarse; tal es el caso de los leones. En otras especies, como la de los chimpancés, lo que se produce es la migración de las hembras jóvenes". 76
Los seres humanos buscamos pareja no sólo a partir de nuestras similitudes conscientes sino también, y principalmente, a partir de nuestros algoritmos primitivos de los cuales casi nunca somos conscientes pero que finalmente tienen un gran peso en las decisiones que tomamos en tal elección (en ese sentido la psicología evolucionista estaría de acuerdo con Freud sobre la primacía del inconsciente, aunque desde una concepción basada en la funcionalidad de los instintos y no en la represión de éstos). Esta secuencia de mecanismos cerebrales debió programarse en épocas remotas de nuestros orígenes, como lo demuestra su presencia en otras especies animales, como una forma de disminuir los riesgos de extinción y de conflicto familiar. El incesto es poco frecuente, como lo es al asesinato de familiares o la ingesta de alimentos venenosos. Lo anterior no quiere decir que no se presente en ciertas condiciones.
Ante la escasez de parejas sexuales, condiciones de hacinamiento o encarcelamiento, aislamiento familiar o unión posterior a la infancia entre el grupo familiar, es probable que se presenten, o por lo menos aumente la probabilidad, de situaciones incestuosas tal como diariamente nos enteramos que sucede entre padrastros e hijastros o entre tíos y sobrinas que nunca convivieron en épocas tempranas. También entre hermanos pude darse el incesto por múltiples causas. Una de éstas, la falta de convivencia temprana, se evidencia en el artículo Hermanos que tienen cuatro hijos piden despenalizar el incesto en Alemania: "Este jueves, la Corte Constitucional de Alemania, en Karlsruhe, recibirá por primera vez en la historia una demanda contra el parágrafo 173 del Código Penal alemán. Este prohíbe y penaliza hasta con tres años de cárcel la práctica de relaciones sexuales entre familiares de primer grado de consanguinidad: entre padres e hijos y entre hermanos. Los demandantes, Patrick S., de 30 años de edad, y su hermana Susan K., de 22 años, alegan la inconstitucionalidad del artículo, por considerarlo violatorio del derecho fundamental que consagra la libertad individual en cuanto a la preferencia y práctica de la sexualidad. La pareja tiene cuatro hijos en común, dos de ellos, los mayores, nacidos con malformaciones genéticas. Los enfermos, de 6 y 4 años, y otro niño de 2 años están al cuidado de una institución estatal, mientras que ellos sólo conservan, provisionalmente, a su cuarta hija, Sofia, de 1 año. A Patrick, el Tribunal Regional de Sachsen -región donde residen- lo ha condenado ya en tres ocasiones a penas de 3, 2 y 1 año de prisión. Todo comenzó cuando una madre que se consideraba sobrecargada con el trabajo de crianza de su hijo de 1 año entregó al menor, Patrick, en adopción y por espacio de dos décadas no volvió a saber de él. El encuentro Al cumplir 20 años, el muchacho exigió a sus padres adoptivos saber quién era su madre biológica y emprendió su búsqueda. Al llegar a su casa materna, en Sachsen (ex Alemania Oriental), quien le abrió la puerta fue una niña de 12 años, que le informó que la señora a quien buscaba había salido de viaje. El joven le dijo simplemente que llevaba un mensaje de un conocido mutuo. Los muchachos comenzaron a conversar y sintieron, según lo revelado por Susan, que "existía una fuerza de atracción muy bella" entre los dos. El muchacho continuó visitando a la menor. Poco después, la madre cayó gravemente enferma y les reveló que eran hermanos. Para entonces ya estaban a punto de enamorarse y cuando la madre murió, el dolor por la pérdida de esa figura y la atracción que sentían se impusieron frente a la verdad sobre su parentesco y se convirtieron en pareja. En el 2001 nació su primer hijo y con él las investigaciones judiciales, que, según Patrick, "no han hecho sino aumentar la necesidad de estar juntos en alma y cuerpo". ¿Reliquia o necesidad? Unos políticos dicen que la ley "es una reliquia que proviene de hace dos siglos y por tanto, casi letra muerta", pero otros afirman que "el incesto va contra las leyes de la naturaleza: la prueba son hijos con malformaciones genéticas". Y aunque la Corte Constitucional tiene hasta dos años para fallar, el tratamiento que se dé al caso y la sentencia podrían marcar un hito histórico en el tratamiento del incesto a nivel mundial. Mientras tanto, el abogado Endrick Wilhelm defiende a sus apoderados: "Provienen de un ambiente familiar completamente deficiente, problemático y roto que no les previno contra nada"".77
El que hechos como éste se vuelvan noticia pueden ser una muestra más de la rareza de este tipo de conductas entre los seres humanos y que en este caso adicionalmente cuenta con el importante hecho de que no hubo relación de proximidad familiar entre la pareja hasta mucho después de llegar a la madurez sexual. El psicoanálisis freudiano, basándose en el Complejo de Edipo, podría argumentar que precisamente por tratarse de un deseo reprimido es que no es común este tipo de noticias y que la maduración del sistema endocrino nada tiene que ver, pero entonces surgiría un problema aún mayor para esta teoría y es que tendría que justificar por qué tampoco es un hecho novedoso entre los animales y las plantas, y si es que éstos también reprimen sus deseos en favor de la cultura.
Dice Antonio Vélez:
"El incesto es raro (y esto es fácil comprobarlo), habida cuenta de que entre hermanos las oportunidades son notablemente más propiciatorias que entre extraños, pues comparten todo el tiempo la vivienda (a veces hasta el dormitorio). Debe compararse la frecuencia del incesto con respecto a la frecuencia de oportunidades, y en ese sentido es que se debe hablar de rareza. De existir esa supuesta atracción, como ocurre entre dos extraños, a los padres les quedaría prácticamente imposible evitar los encuentros incestuosos. En tal caso, el incesto sería la norma, cosa del diario vivir, no la excepción. Piénsese en lo que pasaría en las comunas populares, en que los hermanos y primos viven apiñados, y en hogares en que no existe ninguna autoridad. El número de madres solteras, embarazadas por los hermanos tendría que ser notable. No ocurre el incesto con frecuencia, gracias al desinterés. Una investigación posible sería la de estudiar los embarazos no deseados en madres solteras, para conocer la proporción de casos en que el padre es un extraño, versus los casos en que el padre o es un hermano o es el papá. Aplicando el Efecto Westermarck como factor de pronóstico, podríamos decir que el número de embarazos causados por hermanos y papás es muy bajo comparado con los restantes, a pesar de la convivencia próxima de los primeros, esto es, a pesar de la desproporción entre las oportunidades de los primeros sobre los segundos". 78
Sin embargo, en el caso del ser humano hay un interesante aspecto que no aparece formalmente desarrollado en las demás especies: la prohibición. Debido a que las demás especies no tienen un lenguaje tan sofisticado como el nuestro, les es imposible hacer convenios y compromisos verbales para regular su vida en comunidad. En nuestro caso, tenemos además de los principios biológicos, la alternativa de establecer una serie de códigos legales que castigan el incesto explícitamente. Esto abre la puerta para el siguiente capítulo acerca el incesto y la ley.
El capítulo quinto del Código Penal colombiano hace referencia explícita al incesto diciendo: "Artículo 237 – Incesto.- El que realice acceso carnal u otro acto sexual con un ascendiente, descendiente, adoptante o adoptivo, o con un hermano o hermana, incurrirá en prisión de uno (1) a cuatro (4) años". Y hace 50 años el artículo 357 rezaba: "El que tenga acceso carnal o ejecute actos erótico-sexuales con un descendiente o ascendiente, aún ilegítimo, o con un afín en línea recta, o con un hermano o hermana, estará sujeto a la pena de prisión por seis meses a cuatro años". Al mirar la "evolución" que ha tenido este artículo en el código, parece que la legislación Colombiana no ha cambiado mucho al respecto pues la definición sigue siendo bastante similar y las penas pasaron de tener un mínimo de seis meses a un mínimo de un año.
Sin embargo, en algunas naciones de la antigüedad el establecimiento de los vínculos de paternidad no era menester de la ley porque el niño nacido fuera del matrimonio era considerado un "bastardo" sin derechos a reclamar paternidad, y en otras civilizaciones como la regida por la ley mosaica ni siquiera tenía derecho al nacimiento, porque moría en el vientre de su madre quien era ejecutada o apedreada acusada de adulterio. Las leyes Romanas más tolerantes de la condición humana reconocían el derecho a la existencia del niño concebido extramatrimonialmente aunque en condición de filius nullios, existencia nula (no ser), sin derechos a recibir soporte económico del padre ni a herencia de bienes, sin embargo, podría adquirir tales derechos si posteriormente era adoptado o legitimado voluntariamente por el padre.
Las leyes canónicas consideraban la ilegitimidad como una condición de castigo que debía sufrir el niño ilegitimo por el pecado de sus padres de haberlo engendrado fuera de matrimonio, pero similar a la jurisprudencia Romana, las leyes canónicas permitían la legitimación del niño solamente mediante posterior matrimonio de los padres, de otra manera no era posible obtener el reconocimiento de la paternidad.
En el incesto, no se conoce las bases filosóficas o científicas en las que se apoyaban las leyes canónicas para calificar a determinadas uniones consanguíneas como un punible y dañado ayuntamiento y a los hijos de este tipo de uniones como ciudadanos de la más baja categoría, cuando en varias civilizaciones de la antigüedad como en la egipcia y la inca no solamente se toleraba la unión reproductiva entre hermanos sino que era obligatoria con el fin de asegurar la continuidad de la dinastía real. Aun en la actualidad, el concepto de incesto en el ámbito religioso, civil y social no concuerda con los más elementales principios de la herencia biológica.
Las leyes canónicas y civiles de Colombia clasifican como incestuosas las uniones reproductivas entre padres e hijos y entre hermanos completos y hermanos medios y se permite el matrimonio entre tíos y sobrinos y entre primos hermanos dobles quienes comparten la misma proporción de material genético que los hermanos medios. A la luz de estas consideraciones científicas se debería estudiar un replanteamiento de la legislación sobre el concepto de incesto y así dar alguna solución a las angustias, sentimientos de culpa y rechazo de la sociedad a los casos de uniones reproductivas conscientes e inconscientes entre hermanos medios que se dan en la vida real.
El código penal de la Repúbica de Colombia define en consecuencia al incesto como la cópula u otro acto de tipo sexual, realizado entre alguna de las personas ligadas entre sí por los vínculos del parentesco a que la ley se refiere. Dice Antonio Arcila González en El delito sexual en la Legislación colombiana: "En algunas legislaciones el incesto requiere la conjunción carnal, como en Suiza y Argentina; en otras como Italia y Uruguay, es indispensable el escándalo público; entre nosotros, como puede verse a la simple lectura del artículo 357, se tipifica el incesto tanto como el acceso carnal, como con los actos libidinosos", y más adelante anota: "El Código Penal francés y el Código español suprimen implícitamente las relaciones incestuosas cuando constituyen una infracción contra la honestidad. No como incesto sino como violación, estupro, abuso deshonesto o corrupción".79
El código penal español en su artículo 438 concuerda no sólo con el francés sino también con el italiano, al clasificar el incesto dentro del estupro o abuso a menores. El código italiano de 1889 (Artículo 337) castigaba al que, en caso en que resultase escándalo público, mantuviese relaciones incestuosas con un descendiente o un ascendiente aún ilegítimos, o con un afín en línea directa, o con un hermano o hermana. Las características principales del sistema italiano de represión han sido el carácter continuado y escandaloso de la relación incestuosa; el concúbito entre dichos parientes realizado aisladamente y sin pública afrenta, no ha integrado el delito",80 afirma el abogado mexicano Francisco González de la Vega. El Código mexicano describe y sanciona al incesto de la siguiente manera: "Se impondrá la pena de una a seis años de prisión a los ascendientes que tengan relaciones sexuales con sus descendientes. La pena aplicable a estos últimos será de seis meses a tres años de prisión. Se aplicará esta misma sanción en caso de incesto entre hermanos (Artículo 272 del Código Penal mexicano)". A diferencia de algunos casos especiales como el código español, francés o italiano, la mayoría de los códigos penales, incluido el colombiano, parecieran fundamentar la prohibición del incesto desde el principio exogámico y el interés colectivo eugenésico ya que encuentran que el delito está directamente relacionado con la relación sexual entre parientes, independientemente de si se practica entre menores y adultos o es reiterativo y fuente de escándalo público.
Sin embargo parece entreverse un nuevo cambio en las legislaciones en el mundo, consistente en no centrarse en la relación incestuosa en sí misma sino en el riesgo de abuso sexual a menores. Esta particularidad tiñe la ley de un interesante matiz en el que la infracción ya no está relacionada tanto con el parentesco como con la edad de los implicados, partiendo de la asimetría que representa la relación entre un niño y un adulto, más que en sus lazos sanguíneos. En nuestro país aún no alcanza este tinte. Dice el abogado Luis Gutiérrez en el libro Derecho Penal Especial, sobre la legislación colombiana acerca del incesto: "La edad de la víctima y los medios puestos en ejecución para realizar el delito, no son elementos constitutivos. Puede ser la víctima mayor o menor de catorce años, emplearse la violencia física o moral o las maniobras engañosas, el delito no cambia de clasificación legal. En caso de concurrir circunstancias que le den una mayor gravedad al hecho, habría lugar al aumento de la sanción, pero no a que se cambie la naturaleza jurídica y legal de la infracción, porque lo que le da su carácter especial es la circunstancia del parentesco entre el agente y la víctima".81
Desde los años 80, en Estados Unidos y en Suecia, médicos, psicólogos y juristas proponen distinguir los "incestos abusivos" penalizables y los "incestos por consentimiento" argumentando el derecho del niño a "la sexualidad en su familia". Wardell Pomeroy, psicólogo, coautor con Kinsey de la primera encuesta sobre sexualidad humana en 1947, sostiene la polémica posición de que ya es hora de reconocer que el incesto no es necesariamente una perversión o una forma de enfermedad mental. "El incesto entre niños y adultos puede ser a veces benéfico ", afirma el autor.
Comúnmente se habla de los riesgos de abuso sexual que tienen los menores por parte de sus familiares cercanos. Se citan artículos de prensa e investigaciones oficiales. Desafortunadamente estos estudios no distinguen entre progenitores genéticos y padres adoptivos. Tampoco establecen el tiempo de convivencia entre el niño y el adulto y las condiciones circundantes. Datos que serían fundamentales para poder comenzar a clarificar los motivos que subyacen al abuso sexual infantil y así poder establecer mejores políticas públicas de prevención, basados en los riesgos y probabilidades que presenta este triste hecho.
El sitio web de la Presidencia de la República de Colombia, publicó un comunicado para informar sobre el aumento de la prescripción de pena para los delitos sexuales, entre los cuales se incluye el incesto y en el cual puede entreverse, que esta vez el alma de la ley procura la pena más por la asimetría que hay en la relación sostenida entre un adulto y un niño que por su grado de parentesco. Dice el comunicado:
"El presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, sancionó la Ley 1154 de septiembre de 2006, mediante la cual se aumentan los términos de prescripción de la acción penal para quienes cometan delitos sexuales contra menores de edad. La norma modifica el artículo 83 de la Ley 599 del 2000 o Código Penal. La nueva Ley introduce dos cambios al régimen general de prescripción de la acción penal para los delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales, y el incesto, cometidos en menores de edad. En efecto, establece un término fijo de prescripción de 20 años, y un momento específico a partir del cual se empieza a contar el término de prescripción, que será la mayoría de edad de la víctima. En esta categoría de delitos sexuales figuran, entre otros, el acceso carnal violento, el acto sexual violento y el acceso carnal o acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir. Anteriormente, para cada uno de estos delitos, la prescripción correspondía a la pena máxima. Por ejemplo, para el acceso carnal violento el Código Penal establece una pena entre 8 y 15 años, con lo cual la prescripción era de 15 años. Hoy la prescripción tiene un término fijo de 20 años. Así mismo, antes el término de prescripción de la acción penal se contaba a partir del momento de la ocurrencia del delito. Hoy se cuenta a partir del momento en que la víctima cumpla la mayoría de edad. Es decir que si, por ejemplo, la víctima tiene hoy 5 años, la prescripción empieza a operar a partir de que esta cumpla los 18 años. La modificación garantiza los derechos de los niños, niñas y adolescentes, víctimas de delitos sexuales, para que estos crímenes no queden impunes por prescripción. Esto le permitirá al Estado tener un mayor tiempo de investigación para recoger las pruebas y sancionar al delincuente, con lo cual se disminuyen los niveles de impunidad".82
Sin embargo no debemos olvidar que aunque los códigos penales modernos hayan podido comenzar a diferenciar estos matices, la mayoría de las culturas primitivas han condenado con severidad, explicita y unánimemente, el incesto por su relación de parentesco. De hecho para la mayoría de las teorías antropológicas, la prohibición del incesto es una institución universal que marca el inicio de la cultura. "La exogamia, rigurosa interdicción de lo sexual entre parientes muy próximos, es indudablemente el máximo y universal principio ético y jurídico que en material sexual regula la comunidad humana. Su violación es contemplada unánimemente como el más vergonzoso agravio que puede sufrir la familia en su organización y orden".83
Para Sigmund Freud, neurólogo austriaco fundador del psicoanálisis, el horror al incesto tiene su origen en el acuerdo que hace la horda primitiva (término que usa para referirse a las primeras comunidades humanas) de no tener comercio sexual entre los miembros del mismo clan. En la tribu, el tótem es el símbolo mítico que refiere al falo y simboliza el ascendiente común que representa a la comunidad, siendo tabú no solo mancharlo, herirlo o nombrarlo, sino también toda relación con fines sexuales entre los miembros cobijados por él mismo. Dice Freud: "Los tótem no eran primitivamente sino animales y se les consideraba como los antepasados de las tribus respectivas. El tótem no se transmitía sino por línea materna. Estaba prohibido matarlo (o comer de él, cosa que para el hombre primitivo significaba lo mismo). Por último, para los miembros de una división totémica se veía rigurosamente prohibido todo contacto con los del sexo opuesto pertenecientes al tótem [ ] Los miembros de un único y mismo tótem no deben entrar en relaciones sexuales y, por lo tanto, no deben casarse entre sí. Es ésta la ley de la exogamia, inseparable del sistema totémico [ ] La exogamia totémica se nos muestra como el medio más eficaz para impedir el incesto del grupo, medio que fue aceptado y adoptado en dicha época y ha sobrevivido mucho tiempo a las razones motivo de su nacimiento".84
Antonio Vélez, estudioso de la teoría de la evolución darwiniana, sostiene un punto de vista opuesto al freudiano:
"Yo pienso a veces que el mismo hecho de sentir cierto horror con el incesto es un factor a favor de la aparición de la norma, pues hace el acto más reprobable. Es como el asesinato del padre, castigado con mayor severidad que cuando la víctima no guarda parentesco alguno. Cuando uno oye la noticia de un hecho así, el horror es mayor que con los homicidios corrientes. Y a más horror, sanciones mayores. Creo que es la regla humana normal. La existencia de la prohibición, en muchas acciones humanas, no es prueba de la existencia de la propensión ni de la represión inconsciente, puede en algunos casos ser una prueba de lo contrario, consecuencia del horror a que suceda lo que para todos es obvio que no debe suceder".85
En toda la historia se encuentran básicamente tres excepciones a la interdicción del incesto: la de las monarquías del Antiguo Egipto; la de los monarcas del Tawantinsuyo y la de los antiguos monarcas hawaianos. En todos los casos primaba una razón de Estado que se podía resumir en el intento de mantener concentrado el poder en una familia (dinastía); por esto tales incestos solían ser a veces nominales y era frecuente la poliginia por parte de los varones de esas parejas de incesto legalizado; como era de esperarse, tales incestos concluían frecuentemente en guerras dinásticas fratricidas.
El estudio de la norma a través de la antropología, tiene una óptica particular para explicar la aparición de la prohibición del incesto. Para Lévi-Strauss, padre de la antropología moderna, la prohibición del incesto es un compuesto de elementos tomados en parte de la naturaleza y en parte de la cultura. No tiene un origen puramente natural, ni puramente cultural. Para él, constituye un movimiento fundamental gracias al cual se cumple el pasaje de la naturaleza a la cultura. En un sentido pertenece a la naturaleza por tener su mismo carácter formal, que es la universalidad, pero es más de tipo cultural porque actúa e impone la norma y la ley en el seno de fenómenos que no dependen en principio de ella. El problema del origen y función de la prohibición del incesto afecta también en esta teoría antropológica, pues la etología muestra claramente que en los animales también se da esta prohibición con lo cual el principio de la alianza pasaría a un segundo plano.
Para Lévi-Strauss la prohibición del incesto tiene un sentido de alianza e intercambio. Al practicar la exogamia las familias generan vínculos y convenios con otras familias posibilitando de este modo el intercambio entre las comunidades. Intercambio que va más allá de lo sexual y enriquece la vida de las comunidades implicadas por medio del comercio de bienes y servicios. Dice Yehudi Cohen, profesor de antropología en el Livingstone College, Universidad de Rugters: "Claude Lévi-Strauss, quien sugiere que la gente está obligada a contraer matrimonio fuera de su grupo para formar uniones con otros grupos y promover la armonía entre ellos. Un elemento clave en la teoría es que los hombres intercambian sus hermanas e hijas en matrimonio con hombres de otros grupos. Como fue propuesta originalmente, la teoría de la alianza estaba basada en la suposición de que los hombres permanecen fijos mientras las mujeres cambian casándose fuera de su grupo, siendo movilizadas por los hombres como fichas en un tablero de ajedrez. Pero hay muchos casos en los que las mujeres permanecen fijas mientras los hombres cambian de grupo casándose afuera. En los dos casos, el resultado es el mismo. El matrimonio forja alianzas". Luego Yehudi Cohen afirma:
"Otra explicación del tabú del incesto es la teoría de la aversión natural, enunciada por primera vez por Edward Westermarck en su libro de 1881 The History of Human Marriage. De acuerdo con Westermarck, los niños criados en la misma familia tienen una aversión natural a tener relaciones sexuales entre sí en la edad adulta. Pero esta teoría presenta grandes dificultades. Primero, tiene una falla lógica básica: si existiera una aversión natural al incesto, el tabú sería innecesario. Como James Frazer destacó en 1910, "no es fácil entender porque un instinto humano profundo necesitaría ser reforzado por la ley. No hay ley que ordene a los hombres comer y beber, o que les prohíba poner sus manos en el fuego. La ley sólo prohíbe a los hombres hacer lo que por sus instintos están inclinados a hacer; lo que la naturaleza misma prohíbe y castiga, fuera superfluo que la ley lo prohibiese o castigase. En vez de asumir, por lo tanto, a partir de la prohibición legal del incesto, de que existe una aversión natural hacia el incesto, deberíamos más bien asumir que existe un instinto natural a su favor"". Al estudiar el Código penal nos encontramos con otras tantas prohibiciones contra lo que podríamos calificar como natural. Por ejemplo, asesinar a cualquier miembro de la familia constituye un agravante no sólo en términos sociales sino también penales. El capítulo segundo del Código Penal Colombiano que trata sobre el homicidio, dice: "Artículo 104 – Circunstancias de agravación.- La pena será de veinticinco (25) a cuarenta (40) años de prisión, si la conducta descrita en el Artículo anterior se cometiere: en la persona del ascendiente o descendiente, cónyuge, compañero o compañera permanente, hermano, adoptante o adoptivo, o pariente hasta el segundo grado de afinidad", y naturalmente son los familiares cercanos a quienes menos quisiéramos hacer daño.
Así también habría que preguntarse por el suicidio que estuvo penalizado durante tantos años en la legislación colombiana, y aún lo es en varios países, aunque en la actualidad en Colombia sólo se castigue a quien ayuda al suicida: "Artículo 107 – Inducción o ayuda al suicidio. El que eficazmente induzca a otro al suicidio, o le preste una ayuda efectiva para su realización, incurrirá en prisión de dos (2) a seis (6) años". Del mismo modo y en casi todas las culturas se ha castigado penalmente la homosexualidad a pesar de que la inmensa mayoría de la población mundial es heterosexual. En Colombia las prácticas homosexuales eran consideradas un delito hasta el año 1980 y hasta el DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría) en su tercera versión, la consideraba una enfermedad mental. Sólo hasta el año 1979 fue retirada de esta categoría. De modo que si la premisa se basa en la lógica de que no tiene sentido legislar sobre algo que naturalmente uno no esperaría, entonces no tendrían explicación algunas de estas leyes o consideraciones psiquiátricas. Afortunadamente muchas de éstas han ido cambiando en aras de no tipificar como delito o enfermedad aquello que escapa a la generalidad.
Antonio Vélez en Homo sapiens, analiza la situación de este modo:
"A nadie se le ocurriría prohibir lo que natura misma prohíbe, aseguran muchos pensadores, para descartar así la idea de un rechazo natural al incesto. Sin embargo, puede probarse un teorema de carácter general que contradice la afirmación anterior; es decir, que la cultura a veces sí prohíbe explícitamente lo que naturaleza prohíbe implícitamente. El teorema puede enunciarse de este modo: cuando existe un fuerte mandato de origen genético o biológico, y por tanto universal, entonces es probable que se genere una contrapartida cultural que lo refuerce. Para justificar el teorema, comencemos por admitir la existencia de mandatos naturales (a priori éticos), dotados de alguna función adaptativa y que se manifiestan como aversión, rechazo, inhibición o simple desinterés por realizar determinados actos. Es sabido que, sin importar lo intenso que sea el mandato natural, siempre se presentarán contraventores en número no despreciable, en todas las épocas y en todos los pueblos. Unas veces porque la manifestación del mandato no es igualmente intenso en todos los individuos; otras, porque es inevitable que de cuando en cuando se den circunstancias excepcionales que propicien la violación de la norma natural. A veces sentimos deseos incontrolables de asesinar a alguien, sin que esto signifique que no exista una aversión natural al homicidio. En ciertas encuestas llevadas a cabo por el sicólogo Douglas Kenrick, se encontró que más del 90% de los hombres habían tenido fantasías acerca de matar a otros, como rivales por amoríos, padrastros y personas que los habían humillado en público. Para el caso particular del incesto, es fácil advertir que se dan con frecuencia situaciones que lo propician. Piénsese no más en aquellos padres que al no convivir de modo permanente con sus hijas no desarrollan el rechazo al incesto, pero que, sin embargo, tienen amplias oportunidades de llevarlo a cabo, aprovechándose de su misma autoridad de padre y de las inevitables oportunidades brindadas por la ocasional convivencia. Una vez descubierta la correlación entre proximidad genética de la pareja y aumento en la frecuencia de taras de la progenie, la aparición de la prohibición social del incesto se vuelve una realidad inmediata. Confirma esta hipótesis el hecho de que la prohibición del incesto cambia de acuerdo con la organización social del grupo. En aquellas culturas, por ejemplo, en que la paternidad no está plenamente garantizada, o la relación del padre con la familia es muy débil, la prohibición del incesto padre-hija es, por lo general, muy débil también. La relación madre-hijo, al contrario, está garantizada en todos los casos y, en consecuencia, se espera, y los antropólogos lo confirman, que la correspondiente prohibición sea firme y universal".86
Esta duda que intenta resolver el teorema antes mencionado, es la que cita Claude Lévi- Strauss en Las estructuras elementales del parentesco para intentar refutar la tesis sobre el origen biológico de la evitación del incesto:
"Si el horror al incesto resultase de tendencias fisiológicas o psicológicas congénitas ¿por qué se expresaría con la forma de una prohibición que es al mismo tiempo tan solemne y tan esencial como para que se la encuentre en todas las sociedades humanas con las misma aureola de prestigio sagrado? No habría razón alguna para prohibir lo que, sin prohibición, no correría el riesgo de ejecutarse. Se pueden formular dos respuestas a este argumento: la primera consiste en decir que la prohibición no está destinada más que a casos excepcionales en los que la naturaleza falla en su misión. Pero ¿cuál es la proporción existente entre esas excepciones que la hipótesis obliga a considerar como raras en su extremo y la importancia de la reglamentación que apunta hacia ellas? Y sobre todo, si no se les concibiera como posibles y peligrosas ¿por qué en muchas sociedades los desvíos serían prohibidos y, aún más, castigados con el rigor extremo que se conoce? Sea que el peligro exista para el grupo, para los individuos interesados o para su descendencia, en el grupo –o en la realidad que se le otorgue- es donde debe buscarse el origen de la prohibición. Así, de modo inevitable, volvemos a la explicación anterior. Es cierto que se podría invocar una comparación con el suicidio, al que combaten múltiples sanciones de las costumbres y, a menudo, la ley, por más que la tendencia a la preservación sea natural para todo ser viviente. Pero la analogía entre incesto y suicidio no es más que aparente. Si en ambos casos la sociedad prohíbe, esta prohibición se aplica, en lo primero a un fenómeno natural, que se realiza comúnmente entre los animales y, en el segundo, a un fenómeno extraño por completo a la vida animal y que debe considerarse como una función de la vida social. La sociedad no prohíbe más que lo que ella misma suscita. Además, y por encima de todo, la sociedad condena el suicidio por considerarlo perjudicial para sus intereses, y no porque constituya una negación de una tendencia congénita. La mejor prueba de ello es que, mientras que toda sociedad prohíbe el incesto, no hay ninguna que no haga lugar al suicidio y deje de reconocer su legitimidad en ciertas circunstancias a para ciertos motivos: aquellos en los cuales la actitud individual coincide accidentalmente con el interés social. Por lo tanto, aún tenemos que descubrir la razones por las que el incesto implica un perjuicio para el orden social".87
Aunque las pruebas científicas parecen demostrar que los seres humanos que nacen como fruto de una relación incestuosa corren un mayor riesgo de desarrollar problemas como consecuencia de los llamados "genes recesivos" y que se reduce la necesaria variabilidad genética, que permite la supervivencia de una especie, ha comenzado a tomar fuerza un interesante argumento en favor la despenalización y legalización del incesto ya que desde hace mucho tiempo, por lo menos en la cultura occidental, las personas no tienen la procreación como el fin del acto sexual. Adicionalmente las grandes metrópolis modernas y la globalización han hecho prácticamente imposible el hecho de que las comunidades se encierren en sí mismas, con lo cual la prohibición del incesto, desde el punto de vista cultural, ya no tiene mucho sentido.
Igualmente desde el punto de vista biológico podría discutirse la despenalización del incesto sin mayores problemas ya que el Efecto Westermarck nos demuestra que el riesgo de que éste suceda frecuentemente es muy bajo y las consecuencias en términos genéticos son tan posibles de manifestarse como la esquizofrenia o el retardo mental, sin que la ley prohíba reproducirse a las personas con familiares esquizofrénicos o con retardo mental.
Como diría Johann Wolfgang Goethe: "La ley es poderosa, pero más poderosa es la necesidad". Sin ser muy temerarios se podría citar en este caso a la naturaleza como "necesidad". Necesidad de no tener relaciones sexuales con los parientes cercanos, a fin de evitar posibles dificultades en la diversidad genética de los descendientes. Si la prohibición del incesto fuese simplemente producto de una norma cultural, habría que preguntarse entonces por qué es prácticamente la única norma cultural que se cumple con eficacia, a pesar de que hay otras tantas que tienen mayores penas y grandes presiones sociales en contra, como el abuso sexual o el robo, y no por ello son respetadas.
Claude Lévi-Strauss, partidario de una posición más culturalista, cita con desencanto, en su libro Las estructuras elementales del parentesco, al sociólogo Lévy-Bruhl el cual afirmaba: "La famosa cuestión de la prohibición del incesto, esta vexata questio para la cual los etnógrafos y los sociólogos tanto buscaron la solución, no requiere solución alguna. No hay por qué plantear un problema. Respecto de las sociedades de las que terminamos de hablar, no hay por qué preguntarse la razón de que el incesto está prohibido: esta prohibición no existe no se piensa en prohibir el incesto. Es algo que no sucede. O bien, si por imposible esto sucede, es algo asombroso, un monstrum, una trasgresión que despierta horror y espanto ¿Acaso las sociedades primitivas conocen una prohibición para la autofagia o el fratricidio? No tienen no más ni menos razones para prohibir el incesto".88
Para terminar, conviene dejar planteada una posible pregunta ¿Es pertinente pensar en despenalizar el incesto? El profesor Antonio Vélez plantea esta interesante cuestión en su artículo Hermanos y amantes para el periódico Ámbito Jurídico:
"Los defensores de la penalización aducen que el incesto conduce a niños tarados en una tasa mayor que la normal. Los defensores de la despenalización aseguran que no se hace justicia pues ni a las mujeres mayores de 50 años (propensas a gestar mongólicos) ni a las personas con retraso mental se les prohíbe tener hijos, siendo similares los riesgos. Tampoco se prohíbe la relación entre individuos con herencia de esquizofrenia, ni con otras terribles taras mentales. Si la justicia quiere ser justa, o se prohíbe a todos o a ninguno. Tranquiliza saber que Francia, Bélgica, Holanda, Portugal y Turquía se han mostrado civilizados y ya han despenalizado el incesto. Como en Colombia ya se despenalizó el aborto, ¿qué esperamos para el incesto?"89.
Como parte de las tradiciones culturales, la religión juega un papel fundamental en las creencias y el comportamiento de los seres humanos. Si la prohibición del incesto aparece en las tradiciones culturales, se podría esperar que en las religiones también se hiciera evidente esta prohibición ya que en muchos casos la religión fue, y en otros sigue siendo, el código legal por medio del cual se reflejan las necesidades y deseos que configuran la vida de cada pueblo.
Antes de continuar con el tema del incesto en la religión, conviene hacer un pequeño recorrido por algunos de los principales conceptos de los credos religiosos a fin de tener un panorama general de cada uno de ellos y así entender un poco mejor su perspectiva sobre las relaciones sexuales entre familiares y la relevancia que cada uno da a la prohibición del incesto.
Contrario al anhelo de muchos hombres de ciencia en un mundo más escéptico y racional, en este momento hay cada vez más credos religiosos, ideologías y pseudociencias, o más demonios, como los llamaría Carl Sagan en su libro El mundo y sus demonios. En el caso de los nuevos credos religiosos, éstos casi siempre se desprenden o toman elementos de los grandes grupos doctrinales como el cristianismo, el judaísmo, el islamismo y el hinduismo, para reencauchar el mensaje y crear un nuevo culto. Por eso nos centraremos en analizar los principios básicos de estos grupos o doctrinas religiosas.
Comencemos por mencionar que tanto el judaísmo como el cristianismo tienen una raíz común, pues el segundo se origina en el seno mismo del primero con la aparición de la figura de Jesucristo. El judaísmo es una de las religiones más antiguas de la historia. Los judíos tienen como libro sagrado a la Torá, que son las leyes que Dios reveló a Israel, y en las que se ofrecía una visión del mundo y una manera de vivir (la Halajá). De hecho la Biblia cristiana está conformada en su versión del Antiguo testamento por casi todos los libros de la Torá.
Judaísmo, cristianismo e islamismo, las tres grandes religiones monoteístas, tienen mucho en común. El cristianismo surgió en Palestina dentro de la comunidad judía durante el siglo I d.C. y en un principio, el Islam extrajo parte de su doctrina del judaísmo. Teniendo en cuenta que desde el siglo VII la mayor parte de los judíos han vivido en un ambiente cultural muy cercano al cristianismo y al islam, estas dos religiones ejercieron una fuerte influencia en la historia del judaísmo.
El cristianismo es una religión basada en las enseñanzas de Jesucristo, según se recogen en los textos llamados Evangelios y que ha marcado profundamente nuestra cultura occidental, además de ser el credo más extendido en el mundo. Está presente en todos los continentes del globo y la profesan más de 1.700 millones de personas hoy en día.
El islamismo por su parte es un movimiento religioso con profundas implicaciones sociales y políticas que reivindica, en el contexto del mundo musulmán, el retorno a una sociedad regida por los principios de la Sharia o ley islámica. El islamismo pregona la adhesión profunda a la letra del Corán, al punto de ser prácticamente el código civil y penal de los países musulmanes. Para los islamistas, el comportamiento debe regirse por los preceptos establecidos en el libro sagrado, así como en la Sunna y el Hadit (palabras y comentarios de Mahoma).
Con respecto al hinduismo y el budismo, podemos decir que igualmente se desprenden de una misma filosofía religiosa, politeísta y basada en los Vedas como libros sagrados, cuyo origen se encuentra en la tradición Brahmánica (en sánscrito Brahmana, poseedor de Brahman, o sagrado conocimiento), la cual esta basada en las castas de las cuales sólo el brahmán o sacerdote, puede interpretar los textos sagrados del hinduismo, como representante de Brahma quien es el primer ser creado y el creador del Universo.
Tanto en oriente como en occidente, se dan desde el principio, como se aprecia en los textos Vedas, la coexistencia entre dos formas de pensar, una ética, humanista y materialista y otra de renuncia a la vida material y exaltación del ascetismo. Al principio, en oriente predominó la segunda forma de pensar, más espiritual, ascética o mística y más alejada de los intereses materiales. Esto dificultó la formulación de principios éticos en estas sociedades que basan su existencia en las regulaciones morales.
El hinduismo es un culto religioso originario de la India donde la mayoría de sus habitantes sigue profesándola en la actualidad. El término hindú deriva de la palabra sánscrita sindhu ("río", de forma más explícita el río Indo); durante el siglo V a.C., los persas utilizaban ese nombre para referirse a aquellos que vivían en las tierras del Indo. Los hindúes se definen a sí mismos como "aquellos que creen en los Veda" o "aquellos que siguen los cuatro tipos (varnas) de caminos (dharma) y etapas de la vida (ashramas)".
El hinduismo es una de las religiones más extendidas e importantes del mundo, no sólo por su número de fieles (estimados en más de 700 millones de individuos), sino también por la profunda influencia que ha ejercido en muchas otras religiones durante su larga e ininterrumpida historia, que comenzó más o menos en el 1500 a.C. Es preciso destacar igualmente la correspondiente influencia que el hinduismo ha recibido de esas otras religiones ya que el hinduismo ha demostrado una extraordinaria capacidad para absorber e integrar elementos foráneos. Esto ha contribuido de forma notable al sincretismo de la religión y a la asimilación de una gran variedad de creencias y prácticas religiosas.
Las normas o cánones del Hinduismo se definen en relación con lo que las personas hacen, más que con lo que piensan. Por consiguiente, en el seno del Hinduismo se encuentra una mayor uniformidad de acción que de creencias, a pesar de que hay muy pocas creencias o prácticas compartidas por todos sus miembros. Hay prácticas que observan casi todos, como son el reverenciar a los brahmanes y a las vacas, la prohibición de comer carne (en especial la de vacuno) y el contraer matrimonio sólo con miembros de la misma casta (jati) con la esperanza de tener un heredero varón. En este punto es importante aclarar que casta no es igual a familia, por lo cual no debe asimilársele al concepto de incesto, ya que dentro de las castas hay cánones que establecen las posibles combinaciones en términos de matrimonio, entre las distintas familias de la casta.
La autoridad canónica para todos los hindúes son cuatro libros llamados los Veda. Entre ellos el más antiguo es el Rig-Veda, escrito en una de las formas más antiguas de la lengua sánscrita del noroeste de la India. El Yajur-Veda (el libro del sacrificio) y el Sama- Veda (contiene los himnos). El cuarto libro, el Atharva-Veda (una colección de hechizos mágicos), es probable que fuera incluido alrededor del 900 a.C.
El Budismo es la religión fundada en el noreste de la India a partir de las enseñanzas y doctrinas impartidas durante los siglos VI y V a.C. por Siddhartha Gautama, más conocido como Buda o El Iluminado. Pese a que en sus orígenes surgió como un movimiento monástico dentro de la tradición brahmánica dominante en aquel tiempo, el budismo se desarrolló pronto en otro sentido y adquirió características propias. Buda no sólo rechazaba algunos aspectos muy importantes de la filosofía del hinduismo, sino que también desafió la autoridad de sus líderes, no aceptó la validez de las escrituras védicas y se manifestó en contra del culto sacrificial basado en dichos textos. Además, Buda abrió su movimiento a personas de todas las castas, rechazando abiertamente la idea de que los asuntos espirituales de las personas estuvieran determinados por la clase social en la que nacen.
Los elementos centrales en los que se basaba la Iluminación de Buda estaban condicionados por la realización de las denominadas Cuatro Nobles Verdades:
1. La vida es sufrimiento. Esta afirmación va más allá del simple reconocimiento de la existencia del sufrimiento en la vida, y se refiere más bien a que la existencia humana es intrínsecamente dolorosa desde el momento del nacimiento hasta el de la muerte. Más aún, este sufrimiento ni siquiera desaparece con la muerte, ya que Buda incluyó en sus enseñanzas la idea hindú de que la vida es cíclica, por lo que la muerte simplemente precede a una nueva encarnación.
2. La causa de este sufrimiento radica en el hecho de que el hombre desconoce la naturaleza de la realidad, y por ello siente ansiedad, tiene apego a las cosas materiales y mucha codicia. Estos defectos provocan su sufrimiento.
3. Se puede poner fin al sufrimiento si el hombre logra superar su ignorancia e ir más allá de las ataduras mundanas 4. El camino para dar fin al sufrimiento es la Óctuple Senda (o Camino de las Ocho Etapas), que consiste en tener una adecuada visión de las cosas, buenas intenciones, un modo de expresión correcto, realizar buenas acciones, tener un modo de vida adecuado, esforzarse de forma positiva, tener buenos pensamientos y dedicarse a la contemplación del modo conveniente. Generalmente, estos últimos ocho puntos se dividen en tres categorías que conforman el pilar central del budismo: moral, sabiduría y concentración.
7.1 MITOS ORIGINARIOS EN LA RELIGIÓN En los mitos originarios de la mayoría de las religiones parece verse un esfuerzo narrativo por evitar la posibilidad del incesto entre los primeros seres humanos. En la Biblia, el libro del Génesis relata la creación como un acontecimiento en el que Dios crea todo de la nada. La luz se hace luz cuando Dios la nombra al igual que el agua y los demás elementos. Dios crea el mundo en siete días y luego pone a Adán en el paraíso y de una de sus costillas saca a Eva su mujer. Técnicamente podría decirse que Eva era algo así como el clon femenino de Adán, con lo que sus relaciones sexuales serían un caso extremo de incesto: yo con yo, ya que es creada a partir de una parte del cuerpo de éste, pero eso no parece inquietar a quienes escriben el relato bíblico y mucho menos el que para reproducirse los hijos de esta pareja original hubiesen tenido, necesariamente, que reproducirse entre ellos mismos.
Afirma José Enrique Campillo en La cadera de Eva: "Es curioso que para la teología cristiana todos los seres humanos tenemos un origen incestuoso: descendemos del apareamiento de los hijos de Adán y Eva. Y es posible que para la biología también procedamos del incesto. Los homínidos más primitivos, como Lucy, debían de vivir en el seno de grupos formados en su mayor parte por familiares y, por tanto, con un elevado grado de endogamia. Más adelante, en nuestra evolución, se iban a reforzar los mecanismos que hacían que los homínidos prefirieran el sexo con extraños al sexo con miembros de la propia familia, para lograr así una descendencia genéticamente más sana".90
La historia relata que Adán y Eva tienen como hijos, primero a Caín y Abel y tiempo después a Net. Caín mata a su hermano Abel con lo cual uno podría esperar que la única alternativa que le quedaría a Caín para reproducirse fuera pelear con su padre para poder acceder a su madre Eva que, en apariencia, era la única mujer del planeta. Pero el texto sagrado del judaísmo y el cristianismo resuelve el problema de otra forma. Luego de que Caín mata a Abel, éste es expulsado de su familia y se va al pueblo de Nod donde conoce a una mujer con la cual tiene su descendencia. Dice el Génesis 4 en sus versículos 16 y 17: "16 Caín salió de la presencia de Yahveh, y se estableció en el país de Nod, al oriente de Edén. 17 Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Henoc. Estaba construyendo una ciudad, y la llamó Henoc, como el nombre de su hijo". Al parecer Dios había creado también otra pareja, además de Adán y Eva, que habían formado el pueblo de Nod, con el cual pudo reproducirse Caín. De este modo la existencia de otros pueblos estableció la posibilidad de la exogamia en el origen y libró a sus protagonistas de recurrir al incesto, aunque sigue quedando la duda de cómo lograron formarse estos pueblos inicialmente sin recurrir al incesto. Al parecer el drama en el relato bíblico no muestra la preocupación de Dios por el problema endogámico, como si se diera por descontado este asunto. Al leer el Génesis son pocas las veces que nos preguntamos por el incesto originario, ya que el drama del relato bíblico se centra en aspectos como la desobediencia y la envidia y no en el pecado del incesto.
El hinduismo es tal vez de las pocas religiones que establece claramente un mito originario incestuoso. A pesar de que no existe un solo mito para explicar los orígenes, el incesto primitivo, idea que reaparece con frecuencia en el hinduismo, es el medio por el que se produce la creación en el Rig Veda. Igualmente una mitología posterior sostiene que también el primer hombre, Manu, engendró el género humano con un acto incestuoso; el propio Manu era fruto de un incesto que se había permitido el creador. En los textos mucho más tardíos, conocidos con el nombre de Puranas, la historia de la creación es un poco más complicada ya que el creador del universo fue el Dios Brahma, que había surgido del océano primitivo y existía por sí mismo. Brahma se transformó en un enorme jabalí para hacer salir la tierra de las profundidades del océano. El primer hombre, Manu, nació directamente de Brahma. Era hermafrodita y tuvo dos hijos y tres hijas con su mitad femenina.
El libro sagrado del Rig-Veda se pregunta por los problemas que plantea el origen del mundo y la humanidad cuando dice (Rig Veda, X, 129):
"No había entonces ni siquiera la nada, ni la existencia. No había entonces aire, ni los cielos más allá. ¿Quién lo cubrió? ¿Dónde estaba? ¿A cargo de quién? ¿Existía entonces agua cósmica, en profundidades insondables? Pero, después de todo, ¿quién sabe y quién puede decir? De dónde ha surgido todo y cómo tuvo lugar la creación Los propios dioses son posteriores a la creación, Así que, ¿quién sabe de verdad de dónde salió?". 7.2 LOS TEXTOS SAGRADOS Y EL INCESTO El texto del Génesis al igual que los del Éxodo y Levítico hacen parte de la Torá y la Biblia. En ambos libros se establecen las primeras enseñanzas y directrices para el pueblo de Israel. En el Génesis la primera alusión al incesto aparece ya muy avanzado el relato y con un ingrediente muy interesante relacionado con los pueblos de Moab y Ammon, cuando en la destrucción de Sodoma y Gomorra, como dice el Génesis en su capítulo 19:
"1 Los dos ángeles llegaron a Sodoma por la tarde. Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó a su encuentro y postrándose rostro en tierra, 2 dijo: "Ea, señores, por favor, desviaos hacia la casa de este servidor vuestro. Hacéis noche, os laváis los pies, y de madrugada seguiréis vuestro camino." Ellos dijeron: "No; haremos noche en la plaza". 3 Pero tanto porfió con ellos, que al fin se hospedaron en su casa. El les preparó una comida cociendo unos panes cenceños y comieron. 4 No bien se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los sodomitas, rodearon la casa desde el mozo hasta el viejo, todo el pueblo sin excepción. 5 Llamaron a voces a Lot y le dijeron: "¿Dónde están los hombres que han venido donde ti esta noche? Sácalos, para que abusemos de ellos". 6 Lot salió donde ellos a la entrada, cerró la puerta detrás de sí, 7 y dijo: "Por favor, hermanos, no hagáis esta maldad. 8 Mirad, aquí tengo dos hijas que aún no han conocido varón. Os las sacaré y haced con ellas como bien os parezca; pero a estos hombres no les hagáis nada, que para eso han venido al amparo de mi techo". 9 Mas ellos respondieron: "¡Quita allá! Uno que ha venido a avencindarse, ¿va a meterse a juez? Ahora te trataremos a ti peor que a ellos". Y forcejearon con él, con Lot, de tal modo que estaban a punto de romper la puerta. 10 Pero los hombres alargaron las manos, tiraron de Lot hacia sí, adentro de la casa, cerraron la puerta, 11 y a los hombres que estaban a la entrada de la casa les dejaron deslumbrados desde el chico hasta el grande, y mal se vieron para encontrar la entrada. 12 Los hombres dijeron a Lot: "¿A quién más tienes aquí? Saca de este lugar a tus hijos e hijas y a quienquiera que tengas en la ciudad, 13 porque vamos a destruir este lugar, que es grande el clamor de ellos en la presencia de Yahveh, y Yahveh nos ha enviado a destruirlos". 14 Salió Lot y habló con sus yernos, los prometidos de sus hijas: "Levantaos, dijo, salid de este lugar, porque Yahveh va a destruir la ciudad". Pero sus yernos le tomaron a broma. 15 Al rayar el alba, los ángeles apremiaron a Lot diciendo: "Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se encuentran aquí, no vayas a ser barrido por la culpa de la ciudad". 16 Y como él remoloneaba, los hombres le asieron de la mano lo mismo que a su mujer y a sus dos hijas por compasión de Yahveh hacia él, y sacándole le dejaron fuera de la ciudad. 17 Mientras los sacaban afuera, dijo uno: "¡Escápate, por vida tuya! No mires atrás ni te pares en toda la redonda. Escapa al monte, no vayas a ser barrido". 18 Lot les dijo: "No, por favor, Señor mío. 19 Ya que este servidor tuyo te ha caído en gracia, y me has hecho el gran favor de dejarme con vida, mira que no puedo escaparme al monte sin riesgo de que me alcance el daño y la muerte. 20 Ahí cerquita está esa ciudad a donde huir. Es una pequeñez. ¡Ea, voy a escaparme allá -¿verdad que es una pequeñez?- y quedaré con vida!" 21 Díjole: "Bien, te concedo también eso de no arrasar la ciudad que has dicho. 22 Listo, escápate allá, porque no puedo hacer nada hasta que no entres allí." Por eso se llamó aquella ciudad Soar. 23 El sol asomaba sobre el horizonte cuando Lot entraba en Soar. 24 Entonces Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de Yahveh. 25 Y arrasó aquellas ciudades, y toda la redonda con todos los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo. 26 Su mujer miró hacia atrás y se volvió poste de sal. 27 Levantóse Abraham de madrugada y fue al lugar donde había estado en presencia de Yahveh. 28 Dirigió la vista en dirección de Sodoma y Gomorra y de toda la región de la redonda, miró, y he aquí que subía una humareda de la tierra cual la de una fogata. 29 Así pues, cuando Dios destruyó las ciudades de la redonda, se acordó de Abraham y puso a Lot a salvo de la catástrofe, cuando arrasó las ciudades en que Lot habitaba. 30 Subió Lot desde Soar y se quedó a vivir en el monte con sus dos hijas, temeroso de vivir en Soar. El y sus dos hijas se instalaron en una cueva. 31 La mayor dijo a la pequeña: "Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se una a nosotras, como se hace en todo el mundo. 32 Ven, vamos a propinarle vino a nuestro padre, nos acostaremos con él y así engendraremos descendencia". 33 En efecto, propinaron vino a su padre aquella misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó. 34 Al día siguiente dijo la mayor a la pequeña: "Mira, yo me he acostado anoche con mi padre. Vamos a propinarle vino también esta noche, y entras tú a acostarte con él, y así engendraremos de nuestro padre descendencia". 35 Propinaron, pues, también aquella noche vino a su padre, y levantándose la pequeña se acostó con él, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó. 36 Las dos hijas de Lot quedaron encinta de su padre. 37 La mayor dio a luz un hijo, y le llamó Moab: es el padre de los actuales moabitas. 38 La pequeña también dio a luz un hijo, y le llamó Ben Ammí: es el padre de los actuales ammonitas"(negrilla fuera del texto).
El pueblo judío ha tenido tradicionalmente un conflicto con sus vecinos Moabitas y Ammonitas por lo que el incesto en este caso se convierte claramente en una forma de degradar a sus enemigos colocándolos en un origen "menos digno".
En el decálogo del Éxodo entregado por Dios a Moisés con las tablas de la ley, se podría esperar que Yahveh colocara la prohibición del incesto por lo menos entre uno de los diez mandamientos, pero nuevamente parece que lo que para algunos es uno de los más importantes problemas para la fundación y la convivencia de la una comunidad, no lo es para el Dios bíblico. La prohibición del incesto es claramente omitida del decálogo, como si la prohibición de este tipo de relación fuese un asunto inoficioso.
Dice el Éxodo en su capitulo 20:
"1 Entonces pronunció Dios todas estas palabras diciendo: 2 "Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. 3 No habrá para ti otros dioses delante de mí. 4 No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. 5 No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, 6 y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos. 7 No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios; porque Yahveh no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso. 8 Recuerda el día del sábado para santificarlo 9 Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, 10 pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad. 11 Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado. 12 Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahveh, tu Dios, te va a dar. 13 No matarás. 14 No cometerás adulterio. 15 No robarás. 16 No darás testimonio falso contra tu prójimo. 17 No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo". 18 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte humeante, y temblando de miedo se mantenía a distancia. 19 Dijeron a Moisés: "Habla tú con nosotros, que podremos entenderte, pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos". 20 Respondió Moisés al pueblo: "No temáis, pues Dios ha venido para poneros a prueba, para que su temor esté ante vuestros ojos, y no pequéis". 21 Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios. 22 Dijo Yahveh a Moisés: Así dirás a los israelitas: Vosotros mismos habéis visto que os he hablado desde el cielo. 23 No haréis junto a mí dioses de plata, ni os haréis dioses de oro. 24 Hazme un altar de tierra para ofrecer sobre él tus holocaustos y tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde haga yo memorable mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. 25 Y si me haces un altar de piedra, no lo edificarás de piedras labradas; porque al alzar tu cincel sobre ella queda profanada. 26 Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra tu desnudez sobre él". La prohibición del incesto no aparece en las tablas de la ley sobre las que se funda el pueblo de Israel y donde supuestamente se encuentran los principales mandatos regulatorios del pueblo para poder agradar a Dios y vivir en comunidad. Es sólo hasta el capítulo 20 del libro de Levítico que parece en la Biblia una prohibición explicita del incesto acompañada de otras tantas. Dice Levítico 20:
"1 Habló Yahveh a Moisés y dijo: 2 Dirás a los israelitas: Si un hombre cualquiera de entre los israelitas o de los forasteros que residen en Israel entrega uno de sus hijos a Mólek, morirá sin remedio; el pueblo de la tierra lo lapidara. 3 Yo mismo volveré mi rostro contra ese hombre y los exterminaré de en medio de su pueblo, por haber entregado un hijo suyo a Mólek, haciendo impuro mi santuario y profanando mi nombre santo. 4 Si el pueblo de la tierra cierra los ojos ante ese hombre que entregó uno de sus hijos a Mólek, y no le da muerte, 5 yo mismo volveré mi rostro contra ese hombre y contra su familia, y lo exterminaré de entre su pueblo, a él y a todos los que como él se prostituyan tras Mólek. 6 Si alguien consulta a los nigromantes, y a los adivinos, prostituyéndose en pos de ellos, yo volveré mi rostro contra él y lo exterminaré de en medio de su pueblo. 7 Santificaos y sed santos; porque yo soy Yahveh, vuestro Dios. 8 Guardad mis preceptos y cumplidlos. Yo soy Yahveh, el que os santifico. 9 Quien maldiga a su padre o a su madre, será muerto sin remedio, pues ha maldecido a su padre o a su madre; su sangre caerá sobre él. 10 Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adúltero como la adúltera. 11 El que se acueste con la mujer de su padre, ha descubierto la desnudez de su padre; ambos morirán: caerá sobre ellos su sangre. 12 Si un hombre se acuesta con su nuera, ambos morirán; han hecho una infamia: su sangre caerá sobre ellos. 13 Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos. 14 Si uno toma por esposas a una mujer y a su madre, es un incesto. Serán quemados tanto él como ellas para que no haya tal incesto en medio de vosotros (negrilla fuera del texto). 15 El que se una con bestia, morirá sin remedio. Mataréis también la bestia. 16 Si una mujer se acerca a una bestia para unirse a ella, matarás a la mujer y a la bestia. Morirán; caerá sobre ellos su sangre. 17 Si alguien toma por esposa a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, viendo así la desnudez de ella y ella la desnudez de él, es una ignominia. Serán exterminados en presencia de los hijos de su pueblo. Ha descubierto la desnudez de su hermana: cargará con su iniquidad (negrilla fuera del texto). 18 El que se acueste con mujer durante el tiempo de la reglas descubriendo la desnudez de ella, ha puesto al desnudo la fuente de su flujo y ella también ha descubierto la fuente de su sangre. Ambos serán exterminados de entre su pueblo. 19 No descubras la desnudez de la hermana de tu madre ni de la hermana de tu padre, porque desnudas su propia carne; por eso cargarán con su iniquidad. 20 El que se acueste con la mujer de su tío paterno, descubre la desnudez de éste. Cargarán con su pecado; morirán sin hijos. 21 Si uno toma por esposa a la mujer de su hermano, es cosa impura, pues descubre la desnudez de su hermano; quedarán sin hijos. 22 Guardad, pues, todos mis preceptos y todas mis normas, y cumplidlos; así no os vomitará la tierra adonde os llevo para que habitéis en ella. 23 No caminéis según las costumbres de las naciones que yo voy a expulsar ante vosotros; pues, porque han obrado así, yo estoy asqueado de ellas. 24 Pero a vosotros os he dicho: "Poseeréis su suelo, el que yo os daré en herencia, tierra que mana leche y miel." Yo soy Yahveh, vuestro Dios, que os ha separado de estos pueblos. 25 Habéis de hacer separación entre animales puros e impuros, y entre aves impuras y puras; para que no os hagáis abominables, ni con animales ni con aves, ni con lo que se arrastra por el suelo; porque os he separado todo eso como impuro. 26 Sed, pues, santos para mí, porque yo, Yahveh, soy santo, y os he separado de entre los pueblos, para que seáis míos. 27 El hombre o la mujer en que haya espíritu de nigromante o adivino, morirá sin remedio: los lapidarán. Caerá su sangre sobre ellos". Por su parte el Corán, libro sagrado del islamismo y que se extiende generosamente hablando de regulaciones y leyes entre los hombres para glorificar a Dios, viene a hacer explícita esta prohibición en un pequeño sura en el que habla sobre las mujeres:
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