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Actividades cognitivas-conductuales a padres para la convivencia familiar (página 2)


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Bajo este entorno de ideas y puesta la mirada en el hecho incuestionable que la educación acontece inicialmente en la familia y por lo mismo, al aspirar brindar la orientación cognitivo-conductual a los padres, también se exige la transformación de la educación, con un carácter participativo, dentro de la convivencia en las instituciones escolares. Se precisó considerar algunos aspectos de la conducta, que inciden en la manera de comportarse y relacionarse con las demás personas, puesto que como seres humanos, se requiere convivir con los demás sabiendo manejar los conflictos que puedan surgir.

Tal como refiere Moles (2004), la vida de interrelación social "dispone que buena parte de las necesidades, deseos y modos de actuación estén sometidos a determinadas normativas, a la adaptación de comportamientos que deben exhibirse y que se supone sean coincidentes con los elementos cognoscitivos que los respalda" (p. 77), cuestión que posibilita al propio individuo a generar conflictos.

De tal manera que, mantenerse desde un punto de vista, donde se permita controlar los estados de ánimo, es de sumo interés para lograr un conjunto de comportamientos adecuados en la interrelación con los semejantes. Desde esta perspectiva, afirma Sánchez (2008), que la terapia cognitiva enseña a determinar cómo cierto tipo de mecanismos de pensamiento adquiridos por diversas causas, generan también algunas emociones que dificultan el desenvolvimiento sano en la relación con los demás e impiden analizar las posibilidades de cambio que se tienen al alcance.

Por otro lado, la terapia conductual se centra sobre el propio modo de comportamiento y las consecuencias que éste tiene en el estado anímico, que según Moles (op. cit), trata de que se aprenda a vivenciar de otro modo para poder aumentar la libertad de movimiento. La combinación de la terapia con el aprendizaje, son dos enfoques de interés para este estudio, tanto en el ámbito de lo cognitivo como en lo conductual.

La investigadora piensa que las experiencias concretas de formación en el hogar, correspondiente con la convivencia familiar como son: el respeto, la tolerancia y la solidaridad se exhiben relevantes, en la intencionalidad de orientar el comportamiento frente a ellas y del mismo modo, esta situación se traduce en la propia dinámica de las relaciones de la familia con la escuela, en términos de la observación de valores, comportamientos asertivos y comunicación.

En este caso, una guía de orientación cognitivo conductual, pudiera conformar una herramienta concreta para superar dificultades identificadas en el proceso de interrelaciones sociales, familiares y escolares, a partir de normas de conducta, y características morales según las cuales se generan comportamientos adecuados en situaciones que se consideran socialmente aceptadas.

De modo que Elzo (2003), afirma que la formación que se desea, en la búsqueda concreta del mejoramiento inter-relacional de los padres en la familia, escuela y sociedad, sustentado en cambios de conductas para la convivencia familiar basadas en las actitudes mencionadas anteriormente, desempeña en la vida del individuo una función de excepcional relevancia, porque canalizan su pertinencia con la realidad del mundo en el proceso de adquisición de conocimientos para la vida cotidiana. De allí que, los padres constituyen la principal referencia para la socialización de los hijos, que incidirán en su desarrollo personal y social. Tal como lo afirma Elzo (2003):

La capacidad socializadora de la familia depende fundamentalmente de la estructura interna de la propia familia. Allí donde haya una familia con una consistencia ideológica y emocional sólida no hay instancia socializadora que sea más potente a la hora de conformar hábitos, estructuras de pensamientos, actitudes, valores, etc. Esto pasa por factores diversos, de los que citaré los siguientes: armonía en los padres, tiempo dedicado a los hijos, estilos de vida, ausencia o presencia de un proyecto de vida familiar. (p. 5)

Sin embargo, opina la investigadora que en la sociedad actual los hijos pasan mucho tiempo en contacto con otros agentes de socialización y la familia no monopoliza ya esa función. Este cambio, atendiendo a los razonamientos del autor antes mencionado, se ajusta a diversidad de causas: inseguridad en la definición del modelo conductual que regirá la educación de sus hijos, delegación del rol de padres a otros actores de la vida social o familiar en donde se despliegan otras responsabilidades también al centro educativo; divagación de los padres en el aporte de valores para la vida de sus hijos, entre otros.

A juicio de la investigadora y en sustento a lo antes mencionado, se tiene la visión, que la escuela pudiera también generar estrategias orientadoras en lo cognitivo-conductual dirigido a los padres para instaurar actitudes y saberes, más allá de una mirada inmediata de aprendizajes, ya que la educación debe sustentarse en la condicionalidad de eventos complejos, fundamentados en proyectos de vida personal, construidos axiológicamente en función de su integración social.

Esta situación se describe, dado las circunstancias que cotidianamente causan ambientes de estrés en los padres respecto a la conducta no operativa de sus hijos y ha sido notorio por la docente en el registro diario de evaluación continua en la escuela; y que pide una adaptación de los padres en el marco de la intervención cognitiva conductual antes que se llegue a la ansiedad.

Otra manera que se observa en esta realidad socioeducativa, tiene que ver con el estrés que muestran los padres como respuesta fisiológica asociada a movimientos acelerados de sus acciones, la voluntad expresada por ellos en las reuniones con la docente de retirarse rápidamente de los escenarios educativos por las diversidad de actividades que tiene que atender, lo cual hace notar en ellos, algunos cambios emocionales como: llantos esporádicos, rabietas que no quieren nada con el docente, se tocan la cabeza con las dos manos y hacen gestos y algunos se han llegado a quitar los zapatos en plena jornada de trabajo, como señal de una conducta no operativa para llamar la atención.

En todo caso, la investigadora como madre y docente entiende que los padres constituyen el entorno ideal de crianza y crecimiento donde las actitudes pueden aprenderse, como también las normas y pautas de comportamiento que inciden en la socialización. De modo que, la convivencia familiar, es el escenario de optimización y respeto entre sus miembros, donde devienen la adaptación de las circunstancias económicas para el sustento diario, pero además es allí donde se activa el diálogo para fortalecer el proceso de interrelaciones familiares.

Al respecto González (2002), destaca que:

Todo lo que el niño descubre desde muy pequeño lo va grabando en su mente con una carga positiva o negativa, le da un valor. Las cosas, las personas, las actividades le resultan agradables o desagradables, convenientes o inconvenientes, les da un valor; lo cual va generando en él una inclinación o tendencia positiva o negativa hacia ellas. Estas tendencias son las actitudes. (p. 22)

De este razonamiento se interpreta, de acuerdo a Moles (op. cit), que no todas las personas logran de una manera efectiva asumir determinadas normativas, sino que por el contrario exhiben conductas que se alejan a lo esperado de acuerdo a la realidad social construida, "estas personas pueden recibir en un momento dado diversos calificativos que pueden ir desde el término excéntrico en ciertos casos hasta el de aterrado, pasando por anormal, raro, desviado o loco." (González, op. cit, p. 77).

Esta situación se enfoca desde la conformación de todas las familias a nivel de muchos países. A tal efecto; según relatan Manjares y Sandoval (2004), en México se vive un proceso de transformaciones en el cual se fortalecen la vigencia de los derechos humanos, la democracia, el estado de derecho y la pluralidad política, en los cuales necesariamente se articulan con los efectos de la familia para mejorar el orden de violencia que se suscita actualmente en ese país.

En este sentido, parafraseando a Manjares y Sandoval (op. cit), todos estos matices se orientan en México a crear y sostener hogares plenos de comunicación, afecto y convivencia, para mantener una sociedad sana y hacer que funcione la convivencia familiar, el respeto y la tolerancia al manejar las situaciones conflictivas, creando condiciones para sentir la necesidad de un grupo social de apoyo, disposición de cambio en las actitudes no favorables de padres y/o hijos, y sobre todo, reconocer las conductas erróneas que se desean cambiar.

Aunado a lo anterior, en el caso de Estados Unidos, Pampillón (2007), describe en su estudio realizado en el Center for Law and Social Pólice, que los hijos de familias monoparentales tienen mayores probabilidades de ser pobres que aquellos viven con sus dos padres biológicos en el veintiséis por ciento (26%) de los casos frente al cinco por ciento (5%) en la misma posición de referencia.

En este sentido, también la formación escolar y los resultados académicos, según este autor, dependen del ambiente familiar: mejoran cuando el entorno es estable y no existen conflictos importantes. El artículo del Economist (The frayed know), citado por el mencionado autor, señala también que el treinta por ciento (30%) de los hijos de divorciados afirmaban tener malas relaciones con su madre, frente al dieciséis por ciento (16%) de los jóvenes cuyos padres seguían casados.

De la misma manera en España según refiere Campos (2007), existen las Jornadas de Consejos Escolares, los cuales vienen celebrándose con carácter anual desde el año 1990, donde se procura intercambiar datos y estimaciones, en el hacer de la convivencia familiar, para debatir conjuntamente sobre problemas que, por afectar a la situación del conjunto del sistema educativo español, influyen en el Estado y en las comunidades. No obstante, las diferencias que puedan apreciarse entre ellas, responden, en definitiva, al interés por cumplir una de las funciones que los Consejos Escolares en sus respectivos ordenamientos, como es formular propuestas a la administración para optimizar el sistema educativo.

Al respecto Fernández (2001), estima que el trabajo en los centros educativos es una tarea que involucra al conjunto de la comunidad educativa. Sus diferentes miembros se enfrentan cada día con su labor: el profesorado ha de optimizar su tarea docente y educativa, el estudiantado ha de aprender y dominar los contenidos educativos formándose globalmente. En algunos casos estas tareas debe realizarse en un contexto o ambiente poco agradable o desfavorecedor, por lo que, en manos de los agentes educativos está la posibilidad de mejorar este ambiente para facilitar su misión: enseñar y aprender. Así podrán dedicar todas sus energías a seguir con éxito el proceso educativo que es el objetivo perseguido.

En consecuencia, la investigadora considera que el comportamiento conflictivo en la escuela es uno de los temas que, desde siempre ha preocupado al profesorado, posiblemente porque éste es uno de los que más interfiere en la labor docente. Sin embargo, resolverlo no es fácil ya que las causas que se le puede atribuir son múltiples y complejas.

En tal razón, se piensa que la situación de la familia se enfrenta a la necesidad de niveles de mayor tolerancia, libertad de expresión, diálogo al mismo nivel, pero también hay mayor rebeldía de los hijos hacia los padres y viceversa, así como un libertinaje notorio por la falta de disciplina, autoridad, respeto y tiempo de convivencia.

Particularmente en la República Bolivariana de Venezuela, como investigadora y conocedora experiencial con más de veinticinco años de servicio en el Sistema Educativo, se asume como una realidad compleja, por encontrarse inmerso en una sociedad de cambios estrechamente vinculado a los ámbitos políticos y económicos. En consecuencia, para comprender la naturaleza de la experiencia escolar y poder gestionar la significación de los valores de conductas de tolerancia, respeto, solidaridad y convivencia familiar, es indispensable partir de un análisis complejo de la estructura social y de los intereses y conflictos que la constituyen. A tal efecto, apunta Fernández (2006) que:

Si se concibe la función de la escuela como meramente reproductora, esta cultura escolar es incuestionable por responder a los ideales de la sociedad. Representa la cultura social legítima. Por el contrario, si se concibe a la escuela como promotora de cambios sociales, es a través de ella que se hace posible la promoción de una nueva cultura… la cultura de paz. (p. 2).

Desde esta visión que destaca la cita anterior, se comprende desde la postura de la investigadora que la cultura escolar en valores es promotora de paz al desarrollar conductas de tolerancia, respeto, solidaridad y convivencia familiar, entre sus miembros, siendo determinantes en la resolución pacífica de conflictos, así como en la promoción, desarrollo de pensamientos y conductas adaptativas al entorno por parte de los padres, desde un enfoque de mejoramiento educacional.

Bajo este entorno de hechos, se reflexiona a juicio de la investigadora que la concepción de conductas adaptativas en la convivencia familiar aparece como una opción interesante y en consecuencia se asume en este estudio, para diseñar una guía de actividades de orientación cognitiva-conductual dirigido a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar en la Unidad Educativa José Leonardo Chirino.

De esta manera, los síntomas del problema atendiendo a las observaciones empíricas de esta realidad institucional, puede observarse en la manifestación de conductas desadaptativas en la convivencia familiar de padres e hijos. Esto se conoce puesto que los mismos representantes en reuniones con la docente, describen situaciones de esta naturaleza y además se lleva registros de las inasistencias frecuentes de los estudiantes a sus actividades escolares y extracátedras, del bajo rendimiento, déficit de habilidades sociales para participar en actividades grupales, inasistencia de los padres a las convocatorias establecidas por la institución, poca participación de los padres en las actividades organizadas por la escuela, y ausencia de conductas de convivencia familiar, detectadas visualmente en peleas, castigos corporales y psicológicos de los padres hacia sus hijos, incluso contadas por éstos.

Igualmente, se observa desde la postura como docente que convive en esta realidad educativa, la ruptura de las normas en la escuela y en todas las actividades cotidianas de socialización, incompetencia del padre o representante para acertar en la técnica cognitiva conductual respecto a su rol de orientador, falta de valores de convivencia familiar, inapropiada comunicación entre los niños y sus padres, todo lo cual se ha observado con mayor intensidad en este último período escolar 2008-2009.

Esta situación es preocupante, no solamente para la investigadora sino de igual manera para todos los docentes y directivos de la Unidad Educativa José Leonardo Chirino, que constantemente conversan de manera informal y además en círculos de docentes, toda esta caracterización o problemática que atañe a la sociedad, por lo cual se vislumbra, a la luz de la investigadora, el deterioro en el modelo del adulto puesto que no existe el reforzamiento de las actitudes y comportamientos asertivos en todos los ámbitos sociales, inapropiada formación de los estudiantes en su hogar en cuanto al poco respeto a sí mismos y hacia sus padres y la falta de una disciplina pertinente.

Por otro lado, se asume en la postura inicial de este estudio que probablemente las causas que derivan en esta problemática se identifican con el hecho que los padres no manejan de manera equilibrada la disciplina y el afecto en la crianza de sus hijos, la delegan a otros adultos y no hay el ejemplo o modelización de los padres sobre conductas hacia la convivencia, ellos están divorciados de la escuela, por lo cual se afecta el aprendizaje de los estudiantes.

En este sentido, la Unidad Educativa José Leonardo Chirino ubicada en la comunidad El Triunfo, al Norte de la ciudad de Barquisimeto, municipio Iribarren, estado Lara, se observa inmersa en esta situación adversa a un escenario ideal para la creación y el estudio. Es conveniente destacar que, en la mencionada institución se atiende a una población de quinientos setenta y cinco (575) estudiantes desde Educación Inicial hasta el Sexto Grado de Educación Primaria.

Ahora bien, en la situación descrita se pudo constatar por observaciones directas y vivenciales de la investigadora, quien ha realizado entrevistas informales a los padres de familia, donde manifiestan su preocupación por las actitudes rebeldes de los niños y niñas, ante el cumplimiento de las normas de funcionamiento escolar y familiar. De igual forma, ellos indican que sus relaciones interpersonales son conflictivas en la familia, hacia los docentes y también con sus propios padres. Este espacio de contacto breve con el representante, pero de manera permanente y persistente en cada año escolar, se vivencia más en el aspecto tratado en cuanto a conductas no operativas que deben transformadas en operativas.

Igualmente, cuando en ciertas oportunidades se han organizado Jornadas escolares de orientación con el fin de fortalecer la dinámica familiar susceptible, los padres no acuden sustantivamente, manteniéndose al margen de la participación esperada por el cuerpo de docentes y directivos de la institución mencionada.

Tal escenario pudiera mejorar, profundizando las estrategias de conversación para preparar a los padres a desarrollar conductas de convivencia familiar. La educación de hoy exige que los padres trabajen de modo integral con el profesor encargado de sus hijos para acordar planes de acción a ejecutar tanto en casa como en clase. Para darse cuenta que ambos necesitan encontrar un equilibrio donde no se respire ni autoritarismo ni permisividad abrupta, sino un respeto acorde con la confianza y el acercamiento mutuo. Lograrlo no es tan sencillo, pero si vale la pena su estudio para mejorar la situación de la sociedad de avance en la conformación de ciudadanos respetuosos.

Es así como, la reflexión anterior conduce a las siguientes interrogantes:

¿Cuál es la orientación cognitivo-conductual de los padres hacia sus hijos para instaurar conductas asertivas de la convivencia familiar?

¿Existe la necesidad de una guía de actividades cognitivo-conductual dirigida a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar?

¿Será posible diseñar una guía de actividades cognitivo-conductual dirigido a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar?

¿Es posible la validación de guía de actividades cognitivo-conductual dirigida a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar?

Estas interrogantes constituyen la plataforma de la investigación que se realizó en la Unidad Educativa José Leonardo Chirino ubicada en el municipio Iribarren, estado Lara.

Objetivos de la Investigación

1. Diagnosticar la necesidad de una guía de actividades de orientación cognitivo-conductual dirigido a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar en la Unidad Educativa José Leonardo Chirino.

2. Diseñar una guía de actividades de orientación cognitivo-conductual dirigido a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar en la Unidad Educativa José Leonardo Chirino.

3. Validar la guía de actividades de orientación cognitivo-conductual dirigido a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar en la Unidad Educativa José Leonardo Chirino.

Justificación

La orientación cognitivo-conductual respecto a la asertividad de los padres permite el fortalecimiento de las experiencias de una educación en valores como parte de la formación de los hijos para una cultura de la paz y la convivencia familiar. Esto significa, que debe haber un mayor impulso a brindar orientación cognitiva-conductual ofrecida a los padres, puesto que la familia es la célula fundamental de la sociedad.

A su vez, esto ampliaría el horizonte de nuevos intereses valorativos del talento humano formado por el binomio docente-padre, lo cual es indispensable en el proceso de transformación que se plantea en el Ministerio del Poder Popular para la Educación (2007), donde se señala la intencionalidad formativa en el desarrollo de valores y actitudes para consolidar la libertad, independencia, paz, solidaridad, el bien común, la integridad territorial, convivencia.

Estos valores, la investigadora los relaciona como subyacentes en la transversalidad del currículo. Aunado a lo antes descrito, se cita como colofón, que uno de los principios fundamentales del sistema educativo es asegurar "el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia y a la igualdad social y sin discriminación de pueblo, color de piel, sexo, origen social, credo o religión" (Ministerio del Poder Popular para la Educación, 2007, p. 7).

De manera que en correspondencia con la filosofía del Sistema Educativo Bolivariano presentado por Ministerio del Poder Popular para la Educación (op. cit), se busca en este tiempo de construcción educativa como investigadora y docente de este sistema, el aprovechamiento de los saberes de los padres y el apoyo de los docentes en la complementación de la orientación cognitivo-conductual, lo cual generaría, en la mirada prospectiva que tiene la investigadora de este estudio como un espacio de mayor compromiso y responsabilidad en las acciones concretas que expresan los aspectos significativos en el ámbito de la tolerancia, respeto, solidaridad y convivencia familiar.

Ahora bien, en observaciones cotidianas de la práctica educativa, se ubican distintas conductas contrarias a estos valores en el ser social que se está formando en las Escuelas Bolivarianas, donde todavía no se logra captar la atención de los padres en este referente multidimensional y necesario objetivo como es fortalecer mediante un mayor acercamiento padre-docente en el proceso escolar.

Lo antes mencionado es referido por Maturana (2007), en cuanto a que su recomendación va más allá de tal acercamiento observando como fundamental el hecho que los padres sean capaces de potenciar el desarrollo socio-emocional, físico y psicológico de sus hijos e incentiven actitudes que le permitan relacionarse positivamente con el medio social e independizarse del núcleo familiar con seguridad y confianza.

En otras palabras, que los padres transmitan a sus hijos la necesidad de ser, hacer y tener un proyecto de vida que lo beneficie para lo cual es necesario que exista una buena comunicación e interacción padres-hijos de tal manera que puedan modelar la conducta, partiendo del modelado sencillo, constante y cotidiano. Aunado a ello, indica Hawkins y Singer (2005), que en el modelado, los padres muestran comportamientos poco asertivos en las competencias sociales e incluso conductas desadaptativas, que influyen en el modo de comportamiento de sus hijos.

En correspondencia con lo antes expuesto, uno de los propósitos enunciados en el Currículum Nacional Bolivariano, referido por parte del Ministerio del Poder Popular para la Educación (2007), en los siguientes términos: "Es necesario promover espacios y proveer experiencias para que los y las estudiantes aprendan a reflexionar sobre las acciones, situaciones o realidades en las cuales interactúan" (p.19).

Por consiguiente la multidimensión social de circunstancias, tiene mucho que ver con el modelo de familia que se presenta en los niños (as) y los estilos de convivencia familiar y comunal. De tal hecho, se advierte que la actitud responsable de los padres, también será parte de la formación por lo que, la responsabilidad se asume como eje imprescindible al cual se debe atender con prioridad educativa, esto en correspondencia con lo que especifica Blanco y Díaz (2009), en cuanto a que los padres perciben una gran inquietud en el tema de la responsabilidad (valores) que en definitiva es la esencia de la educación.

En concreto, el estudio brindará la oportunidad de conocer prácticas orientadoras en la formación de individuos más justos, empáticos, emocionalmente equilibrados en convivencia, traducido en el bienestar común de todo el conglomerado socio-educativo. En razón de ello, se configurarán una serie de elementos, factores y circunstancias bajo las cuales se concibe el diseño de una guía de actividades cognitivo-conductual dirigida a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar.

De modo que, en el ámbito pedagógico y en su alcance axiológico hacia la familia derivó reflexiones cognitivas-conductuales en la Unidad Educativa José Leonardo Chirino, como estrategia fortalecedora de la convivencia familiar, ofreciendo de esta manera, un conjunto de estrategias para ejercer de modo orientador, el rol de los padres en la formación de los jóvenes, manteniendo claridad en las normas, conocimiento sobre sus derechos y capacidad para fundar una familia funcional caracterizada por una adecuada aplicación del binomio: autoridad-afecto, lo cual constituye un pilar fundamental en la sociedad.

Asimismo, el estudio posee relevancia social, porque constituirá un aporte que beneficiará la convivencia familiar de las comunidades cercanas, traduciéndose esta situación hacia la mejora de un bienestar colectivo que sin duda deriva hacia una mayor calidad de vida social.

Igualmente, tiene relevancia científica, pues constituye un aporte para otras investigaciones de la misma naturaleza y permitirá reflexionar en estudios dentro de la línea de investigación del Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela, relativa al campo de la conducta en la temática involucrada hacia la convivencia familiar como aspecto crucial de desarrollo integral del ser humano.

CAPÍTULO II

Marco teórico

Este capítulo representa una de las etapas de la investigación, donde la intensidad de búsqueda se concreta hacia la información documental y referencial de la temática en la cual se sustenta el problema del estudio, y a su vez se orienta su abordaje y análisis. Al mismo tiempo, las fuentes teóricas proporcionaron un conocimiento en torno al acercamiento del objeto que interesa a la investigadora.

A continuación se presenta una recopilación de trabajos y materiales que constituyen una fuente importante de documentación que apoya el estudio.

Antecedentes del Estudio

Diversos son los estudios enmarcados en el ámbito de los aspectos cognitivo-conductual para la orientación de los padres en cuanto a la instauración de conductas asertivas hacia la convivencia, indagadas tanto en el plano internacional, como en el nacional y local. A continuación se procede a presentarlos tomando para ello el criterio de ubicación geográfica.

Bajo este contexto, se ubicó a nivel internacional, la investigación de Ojeda y Pineda (2007), titulada: "Percepciones de los Padres del Instituto Alberto Merani sobre la Incidencia del Programa de Apoyo a las Familias en las Dinámicas Familiares", presentado en el Instituto Alberto Merani, Bogotá, Colombia. El objetivo de dicha investigación fue estudiar las percepciones de los padres respecto al Programa de Apoyo a las Familias del Instituto mencionado.

En este sentido, esta investigación descriptiva de campo, basada en una metodología tipo taller, realimentó los procesos de recolección de información con la entrevista semiestructurada, por cuanto en la medida en la cual, se involucraron los sujetos del estudio en la dinámica a seguir, se generó en los padres, la sensación de seguridad para no sentirse evaluados ni confrontados, lo cual se llevó a efectos, de buscar una comunicación más fluida en las necesidades de los participantes, antes que a las del orientador.

La muestra se conformó con el veintiocho por ciento (28%) del total de las familias meranistas, para un total de ciento veintiséis padres (126) y el análisis de los datos se llevó a cabo con las Pruebas F y T en donde se concluye que los padres valoran favorablemente al Programa de Apoyo Familiar y sus aportes tienen que ver con los cambios manifestados en la comprensión hacia la modificación de las actitudes parentales.

Finalmente se propuso lineamientos para cualificar y vincular estos programas de apoyo familiar (PAF) a redes de formadores de padres. En particular, se hace mención a la convivencia familiar y las funciones de los padres como formadores de sus hijos y las transformaciones que se han sufrido en el seno de las familias, específicamente respecto a las actitudes de género y su posición como "jefas de familia".

De manera que, la aplicación de un modelo de intervención familiar que siguió el curso de este antecedente, de carácter dialogante como estrategia propiciadora del análisis y reflexiones de las experiencias de los otros, permitió proporcionar un consenso en cuanto a una conducta asertiva dada, mediante ejercicios de reforzamiento social masivo a fin del logro de mejores actuaciones de cualquiera de los miembros familiares.

En definitiva, las conclusiones del estudio anterior, implicaron procesos de información y comprensión, participación activa de los padres en la educación, presencia de reflexión y cuestionamientos de los padres sobre las dinámicas familiares que cambian los comportamientos y actitudes parentales, por lo que se recomendó mantener la invitación en el seguimiento al Programa PAF para mirarse de modo más desprevenido, como paso fundamental de ambas categorías analizadas.

A tal efecto, este estudio previo resultó particularmente interesante para la investigación presente en cuanto a la utilización de una metodología tipo taller, representaciones, juegos de roles, análisis de casos, como aspectos que implicaron resultados satisfactorios en los cambios de comportamiento y actitudes de los padres frente a la orientación-formación de sus hijos, elemento clave a considerar en la visión proyectiva de este estudio.

De manera similar, se ubicó el estudio de Beloqui (2007), titulado: "Problematizando el vínculo que se construye entre las escuelas del contexto crítico y las familias de los niños que asisten a ellas", presentado en la Universidad de la República de Uruguay, en Montevideo. Dicho estudio, de carácter documental, planteó analizar, discutir y problematizar a la familia desde una perspectiva histórica, entendiéndola como una institución compleja, contradictoria, dialéctica permanentemente condicionada y determinada por un contexto político, económico y social.

Bajo este contexto, la investigación desarrolló el problemático y violento relacionamiento entre las familias y la escuela, la excesiva culpabilidad y responsabilidad que la institución deposita en las familias por sus condiciones de vida, la escasa apertura de la escuela a las comunidades adyacentes y los escenarios de participación que se ofrecen a las familias desde la escuela. De hecho, ante el tipo de investigación de carácter documental como se indicó, no hubo muestra ni población.

Desde esta argumentación el estudio introduce una mirada crítica y autorreflexiva que permitió develar los significados, concepciones y representaciones de la escuela pública uruguaya en función de los sectores sociales con los cuales se relaciona y convive.

Por esta razón el estudio concluyó que la familia no puede considerarse como un ámbito bueno o malo en sí mismo, sino como producto de múltiples determinaciones que hacen que cada familia adquiera características propias. Sin embargo, un escenario contradictorio y de relaciones de tensión entre sus miembros constituye una posibilidad que concreta la estructura social.

Bajo este razonamiento, recomendó mantener la voluntad y la intencionalidad política que apunte a la igualdad de los niveles y condiciones de aprendizajes de convivencia de todos los sectores, que amplíe la participación de las familias en la escuela, adoptando un tratamiento integral de las problemáticas en un contexto ideológica de Reforma Educativa para reconfigurar las funciones de la Educación Pública.

Con base a estos sustentos, se identifica concordancia con el presente estudio al referir a familia como la principal entidad entre el sujeto y el resto de la sociedad. Muy compatible con el planteamiento de esta investigación la idea es aprehender a actuar, pensar, sentir y valorar en la familia como vínculo de pertenencia social. Por tanto, cada familia es producto y productor de un sistema de relaciones sociales.

De forma similar, los hallazgos del estudio que precede, dan cuenta de una situación que precisa reflexión del centro neurálgico de la sociedad en torno a la función que ha cumplido la familia en la escuela pública, gratuita y obligatoria, ayuda a pensar correspondientemente en el carácter integrador visto a la luz de la convivencia familiar como escenario de sociabilidad atribuida en el mandato curricular de una nueva práctica curricular.

En el mismo orden de ideas, se reconoció el aporte doctoral de Rodríguez (2007), titulado: Socialización en contextos familiares en los que las creencias de los progenitores que son percibidas por los hijos/as como radicales o Sectarias: un estudio retrospectivo, presentado en la Universidad de Barcelona, España.

Esta tesis, de tipo investigación retrospectiva, analiza las circunstancias y consecuencias donde se dieron en los hijos/as socializados en familias en las cuales uno o ambos progenitores mantenían una creencia y/o afiliación grupal percibida como radical o sectaria. Refiere que los aspectos negativos en la vida familiar están más relacionados con el modo radical con las cuales, las figuras parentales vivieron sus creencias, que con el hecho de la afiliación en sí misma y los efectos esperables de estilos parentales de relación/educación de tipo autoritario y/o indiferente explican mejor las vivencias familiares y personales insatisfactorias de los sujetos que la afiliación a un grupo de creencia o la vivencia radical de sus doctrinas.

Bajo estas descripciones, los resultados implican a las tipologías de las figuras parentales y sus estilos de relación/educación predominantes, como la base fundamental para poder explicar y valorar las conductas y vivencias (operativas o no), observadas, mientras que la afiliación familiar a un grupo de creencia, o a una "secta", actúa como un catalizador que puede acentuar y teñir ideológicamente las tendencias ya presentes y activas en los progenitores antes de su afiliación.

Por su lado Abarca (2003), tituló su estudio doctoral: La educación emocional en la educación primaria. Currículo y práctica, la cual fue presentada en la Universidad de Barcelona, donde hace mención que las interacciones sociales intervienen en el modelado de las expresiones emocionales. Generalmente son las madres quienes regulan esta situación en sus hijos a través del juego y sus propias expresiones de alegría, interés, sorpresa, entre otros; de este modo el niño imita el modelo materno. Sin embargo menciona que las interacciones son bidireccionales.

En este contexto, se realiza el moldeamiento de los estados afectivos que acompañan todas las dimensiones del proceso de aprendizaje del niño (cognitivo, conductual y emocional), asociado con la responsabilidad de los padres de instaurar conductas afectivas en un clima emocional adecuado. Desde esta perspectiva, la investigadora propuso técnicas cognitivas que se orientaron tanto a eliminar los déficits cognitivos, como a modificar los sesgos cognitivos que producen distorsiones en las representaciones mentales de los niños y en consecuencia, los cambios de conducta.

Ahora bien, dentro los principios básicos que orientaron la propuesta, se presentaron los procedimientos operantes relacionados con las conductas sociales moleculares, públicas y definidas operativamente como agradecer, compartir, mirar a los ojos, entre otras. De la misma manera, la propuesta consideró los procedimientos derivados de la teoría del aprendizaje social a fin de proveer el reforzamiento social a través de juegos.

Respecto a los procedimientos cognitivos-conductuales constituyeron un grupo de técnicas dirigidas a los acontecimientos privados centrados en los procesos cognitivos subyacentes para generar una conducta pública como resultado de los cambios en los procesos cognitivos. El entrenamiento de esta naturaleza se llegó a cabo con técnicas asociadas a la eliminación o reducción de conductas a través de: Instrucción dirigida, modelado, condicionamiento operante y cognitivo-social.

Como conclusión destacó que las estrategias cognitivo-conductuales se involucran con las conductas externas que puede ser modificada si se transforman en los procesos cognitivos, la dirección de los padres está más orientada hacia el desarrollo cognitivo que a los aspectos emocionales. Igualmente los adultos de referencia que entienden el sistema de relaciones sociales de los niños es un aspecto muy importante en el desarrollo integral puesto que el entorno configura un espacio de socialización emocional.

En definitiva se encontró pertinencia con este estudio en cuanto a la propuesta de estrategias a la cual llegó esta autora al mencionar que los padres deben reforzar la seguridad y confianza de sus hijos, animándoles, reforzándoles y valorándoles como personas con habilidades para reconocer los propios emociones.

A nivel nacional Bravo (2006), tituló su investigación: efecto de un programa de modificación conductual para el manejo de conductas agresivas en niños de educación inicial, presentado en el Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela, núcleo Zulia. Técnicamente se fundamentó en la estrategia de los programas de modificación conductual planteados por Kazdin (2000), así como también se consideraron los aportes de Bandura (1965), en relación al aprendizaje social o por modelamiento y los planteamientos de Skinner (1974), sobre el control de conductas agresivas.

Metodológicamente, se consideraron los criterios de una investigación descriptiva con un diseño transaccional descriptivo. La muestra utilizada fue de seis (6) niños, seleccionados como los de mayores conductas agresivas en la institución. Se utilizó como técnica la encuesta y la observación y como instrumento un cuestionario y una hoja de registro. Consideró para el tratamiento la técnica de economía de fichas. Los resultados permitieron concluir que la conductas agresivas físicas más frecuentes son: patear, golpear, empujar, arañar, agresión con objetos, pellizcarse, tirarse al suelo; y las verbales más frecuentes son: insultos, amenazas, frases hostiles, rechazo, gritos y burlas. El programa se aplicó durante una semana.

Con la investigación, logró demostrar que los niños con altas conductas agresivas del Centro del Niño y la Familia de la comunidad La Cañada en el municipio Miranda, estado Falcón, al aplicar el Programa de Modificación Conductual como el de economía de fichas, disminuyen sus conductas agresivas. Recomienda capacitar al docente para el desarrollo de habilidades y destrezas que le permitan facilitar las relaciones afectivas dentro del aula, además de organizar experiencias de aprendizaje que propicien una atmósfera de respeto, confianza, reconocimiento y aceptación, fortaleciendo además la autoestima del niño.

El aporte de esta investigación, se fundamentó en algunos elementos que le otorgan la validez externa a programa propuesto en ese estudio previo y que propician un fundamento para recurrir al mismo aspecto en términos de ensayo el aplicación de la guía de orientación cognitivo conductual dirigida a los padres para la convivencia familiar en la Unidad Educativa José Leonardo Chirino.

A nivel nacional, el estudio de Maristani (2005), titulado: lineamientos dirigidos a los padres para fortalecer la transmisión de valores de convivencia social en sus hijos, presentado en el Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas Y Sexológicas de Venezuela, se tomó como antecedente por cuanto su propósito fundamental fue determinar la transmisión de valores de convivencia social a los hijos, estudiantes de la Escuela Básica Libertador de Socopó, estado Barinas con la finalidad de elaborar lineamientos de convivencia.

Dicho estudio, descriptivo de campo, se enfocó en el paradigma cuantitativo con una población conformada por doscientos veinte padres (220), de la cual se extrajo la muestra de cuarenta y cuatro (44) sujetos, a quienes se les aplicó una escala de estimación de cuarenta ítems con alternativa de respuestas: siempre (S), casi siempre (CS), algunas veces (AV) y nunca (N). A tal efecto, este instrumento fue validado por juicio de expertos y determinada su confiabilidad por el estadístico Alpha de Cronbach.

Por lo tanto; en el mencionado estudio, su autora presentó un conjunto de lineamientos a fin de fortalecer en los padres la promoción de estos valores. No obstante; la investigadora del presente estudio ante la intención de la pregunta sobre ¿es posible diseñar una guía de orientación cognitivo-conductual dirigido a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar?, piensa que el primer paso es conocer esas conductas que actualmente existen en los padres con sus hijos para luego asociar la instauración de conductas positivas en valores de convivencia familiar a través de la información y aplicación de técnicas cognitivo conductuales.

En este sentido, las investigaciones mencionadas se tomaron como antecedentes válidos para este estudio, puesto que se fundamenta una plataforma conceptual interesante de gran significación en el aspecto de la familia y la socialización, estilos y transmisión de valores, los cuales constituyen un contexto de análisis que servirá en la generación del producto investigativo en la amplitud del horizonte observado para instaurar conductas asertivas de convivencia. También, hay semejanza metodológica porque resalta elementos básicos de convivencia que pudieran complementar la idea práctica de una guía de orientación cognitivo-conductual dirigido a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar.

Es importante aportar la importancia de los estudios antes mencionados toda vez que, la intención que orientan a esta propuesta refiere a situaciones de discusión, reflexión y difusión de información para otorgar a las familias y particularmente a los padres elementos de convivencia, igualdad de oportunidades, técnicas cognitivas-conductuales y emocionales para el posicionamiento de su responsabilidad en la concurrencia y transformación de los procesos relacionales con sus hijos.

Teorías que Sustentan la Investigación

En el presente estudio hay un componente de conceptos y aspectos teóricos que dan cuerpo al desarrollo de la investigación y que serán expuestos en las líneas siguientes con el propósito de enriquecer el contenido y facilitar la comprensión del mismo.

Teoría de Aprendizaje Social de Bandura

Para este autor, básicamente los seres humanos construyen representaciones internas de las asociaciones estímulo-respuesta, por lo tanto, son las imágenes de hechos, las que determinan el aprendizaje. Entonces, si bien los mecanismos de los aprendizajes son conductistas por su forma, el contenido del aprendizaje es cognitivo. Bajo la línea de esta teoría, indica Moles (op. cit) que:

La adquisición de respuestas modeladas resultan primordialmente de la continuidad de fenómenos sensoriales, mientras que las consecuencias de las respuestas para el modelo o el observador sólo adquieren una importancia fundamental cuando se ejecutan respuestas aprendidas por imitación. (p. 70).

Dentro de este orden de ideas, también las señales del medio pueden significar que van a ocurrir ciertos acontecimientos o por lo menos precisar sus elementos que el observador puede retomar para determinadas acciones. En tales casos, mientras ocurren tales experiencias como fenómenos sensoriales, que en un principio pueden resultar neutrales adquieren un valor predictivo.

Sin embargo, cuando las personas ya discriminan las relaciones que existen entre las situaciones, las acciones y los resultados de ellas, pueden regular su conducta basándose en esos acontecimientos previos de carácter predictivo.

Allí, cada quien puede evitar aquellos factores asociados a experiencias aversivas; en cambio, aprecian y buscan aquellas conductas asociadas a momentos agradables. Menciona Bandura (1982), que "Las personas no se limitan a reaccionar a las influencias externas, sino que seleccionan, organizan y transforman los estímulos que las afectan" (p. 10).

En la óptica de la investigadora, este postulado teórico permitió razonar sobre su aplicación en términos de orientación cognitivo conductual en la proposición de la guía de actividades dirigida a los padres para la convivencia familiar, entendiendo que las mismas deben enfocarse al modelo que ellos presentan en sus hogares y la actitud que toman respecto a los estímulos ambientales y sociales.

Cabe destacar que, estos factores interactúan, e influyen unos sobre otros de manera continua. El proceso cognitivo de un estudiante, por ejemplo; tal como la creencia sobre su habilidad, actúa como un importante mediador de la motivación, el cual influye tanto en las expectativas para su desempeño futuro y la acción tomada. Esta es una compleja y continua interacción (Alderman, 2004).

Por otro lado, Grzib (2002), destaca que las conductas que contingentemente producen expresiones motivadoras en las demás personas, como una sonrisa acompañada de la expresión "bien" o "perfecto" lo cual fortalecen una conducta. Ante estos reforzadores se puede establecer y moldear la conducta de los hijos en el hogar. Uno de los reforzadores más poderosos es el afecto de los padres. Aunque inicialmente, el afecto puede estar ligado al contacto sexual como reforzador primario, cuando se proporciona a los demás con expresiones de cariño, atención y aprobación, puede generar buenos comportamientos sociales.

Ahora bien, tomando el modelo de la Teoría Social Cognitiva, se revisa las variables de la motivación para el aprendizaje que se encuentran presentes en la cognición personal, los factores ambientales y la conducta. De allí que, la familia juega un rol importante en el éxito de sus hijos en la escuela, ya que la participación activa de los padres como de los demás compañeros, es un rasgo importante que subraya la interacción de las contribuciones sociales, familiares y educacionales al desarrollo favorable de la convivencia.

Esta teoría acentúa la importancia de los procesos vicarios, simbólicos y autorregulatorios en el funcionamiento psicológico, reconoce el rol de la observación, incluyendo notablemente en los pensamientos, afectos y conducta humana. Asimismo, destaca la importancia del aprendizaje social asociado a la capacidad de las personas para seleccionar, discriminar, organizar y transformar los estímulos que les afectan, de modo que el individuo se identifica como agente de su propio cambio.

En este orden de idea, se destacan tres elementos importantes en la conducta humana: cognitivos, comportamentales y ambientales, lo cual permite que los individuos puedan influir en su propio destino. En general, existen coincidencias entre la interacción entre la experiencia y los factores fisiológicos determinantes de la conducta humana.

Bajo este contexto Bandura (1986), considera que el aprendizaje por observación o vicario consiste en el aprendizaje que se manifiesta al observar a los otros. De allí que este autor destaca que, las teorías conductuales tradicionales descuidan el poderoso aspecto que el modelamiento y la imitación determinan sobre el aprendizaje. Por ello, cuestiona la idea conductual de que los factores cognitivo son innecesarios para explicar el aprendizaje. En efecto, si una persona está aprendiendo, entonces puede dirigir su atención, formar imágenes, recordar, analizar y tomar decisiones que afecten el aprendizaje.

Lo anteriormente mencionado, se comparte desde la postura de la investigadora, a referir que las técnicas cognitivo conductual deben aprenderse y en consecuencia los padres pudieran aplicar en cada caso particular de las necesidades y momentos de comportamiento de sus hijos. A su vez, se reflexiona sobre los efectos que a la luz de esta teoría pudieran estar influyendo en los hijos en términos de causas de la violencia escolar derivadas de las perspectivas que de la misma naturaleza se enfocan en el entorno social y que permean su personalidad.

Se opina en el sentido de análisis de la Teoría de Bandura (op. cit), que la escuela junto al hogar constituyan una referencia importante para cambiar estas conductas no operativas de los jóvenes ante la necesidad corregirse con la buena orientación y no extender la violencia entendida como modelo del adulto.

Este punto de vista el mencionado autor plantea dos formas distintas de aprendizaje observacional. Uno de ellos puede ocurrir mediante reforzamiento vicario, por ejemplo en el caso de una observación donde otros son recompensados o castigados por realizar ciertas acciones y a partir de ello, se cambia la conducta como si esa situación correspondiera a la persona que observa. Aunado a este razonamiento Hernández (2007), asocia el castigo en sentido técnico, con la presentación o retiro de eventos, que reduce la frecuencia de aparición de una respuesta, y no siempre comprende el dolor físico.

El castigo, para Bandura (op. cit), también puede ser vicario, por ejemplo cuando una persona desacelera el límite de la velocidad permitido después que observa en sus iguales que son multados por el mismo hecho.

El segundo tipo de aprendizaje observacional ocurre cuando el observador imita la conducta del modelo cuando éste no recibe reforzamiento o castigo mientras se observa. A menudo, el modelo exhibe algo que el observador desea aprender y por lo cual espera ser reforzado. Un ejemplo de ello sería identificado cuando se disponen las manos de manera correcta a tocar el piano. De igual manera, la imitación ocurre cuando el observador desea parecerse a un modelo al cual admira. En este caso, pudiera concordar con la idea del padre como modelo para sus hijos.

Bandura (op. cit.), destacan cuatro tipos de aprendizaje observacional: atención, retención, reproducción y motivación-reforzamiento. Respecto a la atención, el niño para aprender presta atención a los rasgos significativos de la conducta de sus padres (o del modelo agresivo), lo cual está delimitada por la atención interpersonal, de modo que el observador se identifica con el modelo mediante sus cualidades atrayentes.

En cuanto a la retención, el autor de esta teoría la define como la capacidad de procesar información a partir de experiencias anteriores y de las exigencias de la situación, lo cual permite recordar cosas, conductas, hechos y elementos que pueden influir en las personas mediante la representación de imágenes, representación verbal y la técnica de repetición.

De la misma manera, la reproducción consiste en transformar las representaciones simbólicas en acciones, lo cual es posible cuando se organizan temporal y espacialmente las respuestas. Estos hechos implican la necesidad de una constante práctica, realimentación de las actividades y el entrenamiento sobre acciones que así lo requieran.

Finalmente, el tipo de aprendizaje por observación es referido a la motivación-reforzamiento, lo cual permite adoptar conductas dependiendo de las consecuencias de éstas. Por ello, hay la tendencia de reproducir éstas conductas cuando las consecuencias son positivas y valiosas, por el contrario; sí se tienen consecuencias adversas y poco gratificantes, existen menos probabilidad de adoptarlas. Si alguien quiere influir en el aprendizaje operante necesita conocer los patrones del reforzamiento que inciden en la conducta.

Es importante acotar que, se pueden tener nuevas destrezas y conductas, pero no exhibirlas a menos que exista cierta motivación o incentivo. En el aprendizaje observacional se cumplen diversas funciones: Sí se anticipa que serán reforzadas por imitar las acciones de un modelo, se sentirán más motivados para prestar atención, recordar y reproducir las conductas. Además, el reforzamiento es importante para adquirir el aprendizaje, puesto que es probable que una persona intente una nueva conducta desista si no tiene reforzamiento o éste se evidencia de una manera parcial.

Al respecto indica Coon (2005), el reforzamiento parcial influye largos periodos sin recompensa y será más difícil discriminar entre periodos de reforzamiento y extinción. "No se exagera respecto a que el reforzamiento parcial ha dejado a muchos en la ruina" (p. 308). El reforzamiento parcial se aplica en patrones diversos, cada uno de los cuales produce un determinado efecto en la conducta. Además de estos efectos específicos, hay un efecto general: las respuestas adquiridas por reforzamiento parcial son muy resistentes a la extinción.

Ahora bien, en el caso el niño que carece de la facultad de integrar diferentes atributos o hechos que le permitan establecer la contingencia necesaria entre una acción y sus consecuencias, destaca Mischel (1988), que se constituye en un sujeto que replica lo observado potencialmente. Con el tiempo podrá desarrollar la capacidad de autoevaluación para integrar lo que será determinante en la ejecución o no de lo aprendido por observación.

No obstante, en la niñez el aprendizaje es imitativo, instantáneo, donde se generaliza lo aprendido a otras situaciones, por lo cual allí va a influir las características del modelo y la frecuencia con la cual ocurre el modelado. En este caso, el niño terminará por reproducir conductas agresivas con mayor facilidad, cuando se ubique en una invasión masiva de estímulos de esa naturaleza, especialmente cuando provienen de parte de sus padres, siendo que éstos representan un gran poder afectivo, lo cual se acompaña del refuerzo recibido cada vez que el niño se somete a la agresión de manera implícita o explícita.

Para Bandura (op. cit), en la sociedad moderna existen tres fuentes de conductas agresivas que reciben atención en diferentes grados: influencia familiar, influencia sociocultural y modelamiento. En cuanto a las influencias familiares, este entorno puede ser la principal espera en la cual se aprende el comportamiento agresivo, por su influencia fundamental en la conducta del niño ya que se disponen de diferentes escenarios en la práctica cotidiana de interrelaciones sociales donde el niño observa al adulto.

De acuerdo con estos autores, la fuente reforzadora de la agresión es la conducta modelada de la familia. En efecto, los determinantes familiares de la agresión antisocial implican una incidencia de gran influencia en el modelado y en todo agresivo del familiar. Los padres que castigan físicamente a sus hijos sirven de modelo para un comportamiento agresivo.

De la misma manera, la influencia sociocultural determina en el niño un territorio en el cual interactúan lo comportamiento sociales de los adultos. La familia está unida a otros sistemas sociales. Además de la cultura en la cual reside una persona, los repetidos contactos con los diferentes actores sociales agresivos constituyen una fuente de la misma naturaleza para el niño. De modo que, si el modelo del adulto es agresivo, el niño se enfrenta a conflictos que sólo en cuanto aparecen intereses contrapuestos. Ese conflicto despierta en el sujeto cierto nivel de agresividad que se convierte en una vía violenta para resolver problemas.

Asimismo, el modelamiento constituye una fuente principal del comportamiento agresivo. Gran parte del aprendizaje social ocurre por observación casual o directa de modelos de la vida real y cotidiana. Sin embargo, los estilos de conducta pueden ser transmitidos a través de imágenes y palabras como a través de acciones. Castigar a un niño por su conducta agresiva puede enseñarle a ser más violento. En cambio, se puede aprender a mostrar amor, respecto, interés, bondad, entre otros. De modo que el modelado y en tono es más que cambios en la conducta, pensamiento o emociones que ocurren al observar a otras personas.

Esta teoría recién explicada, guarda estrecha relación con el presente estudio al considerar el papel de los factores ambientales en el modelo miento de la conducta de los sujetos como respuesta a la convivencia que se desarrollan en el entorno familiar bajo los componentes psicológicos, cognitivos- conductuales y afectivos a los cuales se someten los hijos ante la agresión que es aprendida por aprendizaje social ante la observación, por lo tanto la investigadora asume este teórico en el diseño de una guía de actividades cognitivo-conductual dirigida a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar.

Enfoque A: Modelo Fisiológico/Sociocultural

Está referido a las conductas dadas en un ambiente social y cultural específico. La unidad básica del modelo sociocultural es la norma sociocultural conceptualizada como conjunto de creencias, tradiciones, reglas, leyes, y señalamientos que han sido elaborados por el sujeto social, las cuales tiene por finalidad preservar la identidad de una sociedad determinada y regir las relaciones interpersonales (Bianco, 1998).

Por lo tanto, su objetivo es normar la conducta y normar los comportamientos sociales, lo cual quiere decir establecer cómo debe funcionar, o sea el deber ser. El objetivo del modelo socio cultural es establecer los límites dentro de los cuales la persona puede comportaste sin tomar en cuenta las características de su funcionamiento o sea cómo debe ser. Todas las formas de organización social pretenden como fin asegurar la transmisión de las ideas, información, normas y posiciones a desempeñar por quienes conforman los grupos; es decir, privan sobre el control social.

En efecto, sí una conducta "X" se pretende evaluar dentro de este modelo existirán dos posibilidades: que se respete la norma sociocultural, determinándose conductas socialmente aceptadas, o que se irrespete la norma sociocultural denominándose conducta socialmente rechazada. En consecuencia la conducta socialmente aceptada es aquella que se ajusta a las exigencias del entorno sociocultural vigente, se caracteriza porque se basa en la norma sociocultural. Socialmente hablando es una conducta permitida o normada, pudieron ser operativa.

Por su parte, la conducta socialmente rechazada es aquella que viola las exigencias del entorno sociocultural vigente. Se caracteriza porque desconoce a la norma sociocultural. Socialmente hablando es una conducta prohibida o anormal pudiendo ser operativa o no. Al actuar el desempeño social, lo esperado es la emisión de conductas socialmente permitidas y no prohibidas. Para ello, se toma como referencia primero el entorno y luego la fisiología de la persona. De esta forma, se emiten conductas encubiertas o no basadas en la norma sociocultural vigente. En lo cultural, sí se toma este modelo, las conductas serán adaptadas, y sí irrespetan la norma sociocultural serán desadaptadas (Bianco, 1999).

El Enfoque A, está constituido por dos modelos: El fisiológico y el sociocultural. No sólo es original sino aclaratorio para el lector de innumerables interrogantes sobre el sexo y su funcionamiento. Es notorio, su separación estructural y operativa de la norma social, la cual no es a menudo funcional sino operativa (Bianco, op. cit).

El fisiológico tiene esa misma variante conceptualizada como la condición necesaria del organismo que le permite funcionar. La escuela Bianco para el abordaje de teorías y hechos utiliza la Teoría de la Variante

Fisiológica, la cual señala que existe una condición propia del ser biológico que le permite una gama de posibilidades de respuestas ante estímulos umbrales, esta condición es innata, por lo cual, permite conocer sí el funcionamiento del organismo está preservado o no ya que mediante el análisis del proceso de activación de cualquier unidad, situación o estímulo respuesta (S/E/R), se puede observar cada uno de los componentes: la situación de administración, el método de aplicación, la frecuencia de presentación de la situación-estímulo.

Asimismo se puede observar la magnitud y característica de la respuesta y tiempo de funcionamiento. Si en una conducta encubierta o no se pretende evaluar dentro del modelo fisiológico, existen dos posibilidades: que el funcionamiento esté preservado debiéndose a conductas fisiológica o que esté alterado, denominándose conductas patológicas. Conducta fisiológica es aquella respuesta determinada directamente por los procesos fisiológicos del organismo y caracterizada por la condición variante de la fisiología lo cual, médicamente es una conducta sana donde el funcionamiento está preservado.

De este modo la relación que se ubica en este estudio con el soporte teórico mencionado se asocia con el análisis de la conducta humana como proceso cognitivo-conductual de naturaleza compleja puesto que observa al ser humano en la integración con otros referentes como lo es el biológico y el social, en tanto que conforma un estado de agrado o desagrado denominado resultante psicológica, según menciona el modelo fisiológico cultural explicado, creando así una unidad integral.

En concreto, a la luz de los postulados de Bianco (op. cit), la condicionalidad del S/E/R, es asumido por la investigadora en la posibilidad de diseñar actividades que correspondan con la diversidad de respuestas de los hijos ante estímulos que presenten los padres, no como una condición innata del ser humano, sino como una posibilidad de atender al funcionamiento fisiológico ambiental de activación en la frecuencia de situación-estímulo, es decir; comportamiento-estímulo, para afianzar o eliminar conductas respecto a la convivencia familiar.

Orientación Cognitivo-Conductual de los Padres

Para propiciar una dinámica funcional de la familia hay necesidad de promover el cambio de la conducta de los padres, mediante el ejercicio de técnicas de intervención psicológica a fin de sostener el mejoramiento de sus comportamiento en la convivencia con sus hijos, constituyendo la aproximación a instaurar actitudes de respeto, solidaridad, tolerancia y diálogo asertivo con ellos, surge así el concepto de orientación cognitivo-conductual.

En este orden de ideas, García (2007) y Savoine (2004), mencionan que los padres son responsables de mostrar conductas adecuadas en la presencia del hijo, sobre todo al mostrar valores y actuar en la mediación de conflictos entre los hijos para actuar acertadamente las dinámicas diarias de sus contactos en la formación que deben practicar en la vida familiar.

De hecho, Torrego (2000), explica uno de los aspectos de interés para mantener la convivencia familiar se asocia con la mediación ante los problemas como un método de resolución de conflictos entre hermanos donde se puede acudir voluntariamente a una tercera persona imparcial, el mediador, para llegar a un acuerdo satisfactorio. En el caso de la familia, con más frecuencia el padre actúa como mediador para buscar una solución donde no se afecte a ninguna de las partes.

Otra de las características que implica la mediación de los padres entre los hermanos es que, se entiende como una negociación cooperativa en la medida en la cual se promueve una solución entre las partes implicadas y el beneficio se extiende a las dos dimensiones por eso, se le considera una vía no adversaria, porque evita una postura antagónicas de ganador perdedor. Por este motivo también lame de conflicto es un método ideal para ajustarla al tipo de conflicto en el cual las partes enfrentadas deben o de en continuar la relación, como el caso de la familia.

De forma similar, las herramientas de tipo cognitivo conductual, representan la manera práctica de garantizar calidad y eficacia en experiencias donde es importante considerar tanto el aprendizaje como su orientación para resolver determinados problemas, entre padres y sus experiencias con los hijos.

Agrega además que, es muy efectiva en la mayoría de problemas y trastornos psicológicos y emocionales que surgirán entre sus miembros, pues representa un enfoque psicológico muy adecuado para todas aquellas personas que observen rasgos perjudiciales en su forma de actuar o pensar, o que sientan la necesidad de mejorar algunos aspectos y finalmente crecer personalmente. A pesar que existen diferentes formas de intervenir los problemas psicológicos, según cada persona, estas técnicas de orientación cognitivo-conductual, mantienen cierta regularidad en las fases de su aplicación, consideradas como:

1. Fase de Análisis: La cual se componen de un número de sesiones, entre dos y tres, en las cuales se obtienen todos los datos referentes al problema que ha motivado la petición del asesoramiento psicológico. El objetivo es que el psicólogo recabe todos los datos que le permitan realizar un análisis completo del problema desde "el cuándo ", "el cómo", "el porqué" se inició y por último porqué se sigue manteniendo en la actualidad.

2. Fase de Explicación de la Hipótesis del Problema: La cual se lleva a cabo en una sola sesión donde se explica toda la información analizada y contrastada del problema. Esta fase es muy importante, porque está demostrado que toda terapia de éxito comienza cuando la persona que ha solicitado la ayuda comprende los síntomas y tiene claro el por qué de su malestar, de dónde proviene éste y la forma en la cual puede aprender a cambiar los elementos que están en su mente. De hecho, supone ya un gran alivio para muchas personas.

3. Fase de Orientación: Dentro de la cual se toma en cuenta el tiempo necesario para cada ejercicio, aunque esta variable depende de cada persona o grupo y de cada problema, no obstante, se puede estimar la duración general de una terapia entre tres y cuatro meses, con una periodicidad que puede ser semanal o quincenalmente.

4. Fase de Seguimiento: En la cual, se interpreta que las técnicas están aprendidas dando paso a la fase de seguimiento, donde ejercitan desde tres a diez sesiones espaciadas en el tiempo a través de las cuales se va comprobando y reafirmando el aprendizaje conseguido a lo largo de las sesiones de orientación.

Aunado a lo anteriormente expresado, Contreras y Oblitas (2005), afirman que existe total reconocimiento de estas técnicas psicológicas como mediadora para generar bienestar en el ser humano a corto plazo. Se establece también como un modelo de tratamiento psicoeducativo, inmediato, activo, directivo, estructurado y dinámico que plantea una nueva manera de conceptuar la psicoterapia, de cómo los diversos factores en los cuales se desenvuelve el hombre interactúan para dar paso a un estilo de vida.

De allí que, todos los seres humanos hacen tres cosas constantemente: piensan, sienten y se comportan. De manera que, el principal objetivo de este sistema terapéutico es ofrecer espacios para que los individuos aprendan a dirigir y controlar sus respuestas mentales, emocionales y conductuales, estimulando el ejercicio de un esfuerzo sistemático y una práctica diligente, con la aplicación de una metodología estructurada.

A la luz de los razonamientos planteados por estos autores, la orientación cognitivo conductual sirve para corregir las conductas desadaptativas, las distorsiones cognoscitivas y los errores habituales y específicos, con la utilización de una mezcla técnicas en torno a la modificación de la conducta y procedimientos verbales. Estas técnicas están diseñadas para ayudar a las personas en la identificación y corrección de creencias inadecuadas, asumiendo que sí se piensa y se actúa en forma más realista y adaptativa con énfasis en el "aquí y el ahora" de los problemas, tanto situacionales como psicológicos, se espera la experimentación de una mejoría en los síntomas y en consecuencia, en la conducta.

Por su parte, la terapia cognitivo conductual tiene tres principios importantes: (a) La persona debe aprender a distinguir entre la realidad y la percepción de esa misma realidad, (b) al percibir el contexto lo observa modificado y sujeto a diversos procesos de aprendizaje, que son en sí mismos fruto del error y (c) supone conseguir que las personas sometidas a esta orientación cognitiva-conductual asuman y contemplen sus creencias como hipótesis a verificar, negociar y modificar.

De allí que Dahab, Minici y Rivadeneira (2007), mencionan que la formación en Ciencias Cognitivas redundará en una mayor precisión y eficacia de los procedimientos. De paso, resulta útil recordar que el abanico de las terapias cognitivas es muy amplio, viéndose conformado por alguna de las siguientes modalidades terapéuticas: Terapia Racional-Emotivo-Conductual (Ellis y Grieger, 2003), Terapia Cognitiva (Beck, 1995), Psicología Positiva (Seligman, 2002), Autoinstrucciones (Meichenbaun, 1988), Terapia de Resolución de Conflictos (D"Zurilla, 1993), Terapia Constructiva (Mahoney, 1997) y la Reestructuración Racional Sistemática (Goldfried, 1995).

Técnicas Cognitivas

Las técnicas de intervención cognitiva dependen de los síntomas que manifiestan las personas y en tal caso se deberá seleccionar para su tratamiento, la más pertinente según considere el profesional. A tal efecto, es recomendable su explicación al paciente para que sea capaz de practicar por sí misma su modalidad una vez evaluado su padecimiento.

Cuando se aprenda la técnica, deberán buscar un lugar tranquilo para su práctica a diario, lo cual ayudará a desarrollar nuevos patrones de pensamiento y conducta que gradualmente se convertirán en automáticos. Esta descripción ayudó a la investigadora a considerar como una de las actividades a diseñar en la guía de orientación cognitivo conductual, eventos que por su naturaleza de tranquilidad, sosiego y paz, le confieran esta propiedad al aprendizaje de la técnica cognitivo conductual y para los efectos, se sintiera necesario en los padres llevar esta similitud en los espacios de convivencia familiar. Dentro de estas técnicas cognitivas refieren Matthew, Davis, y Fanning (1985), las siguientes:

Manejo del Stress

El propósito de esta técnica cognitiva (aserción encubierta), según Beck y Freeman (1995), es reducir la ansiedad emocional a través del desarrollo de dos habilidades separadas: la interrupción del pensamiento y la sustitución del pensamiento. A la primera indicación de un pensamiento habitual que conduce a sufrir emociones desagradables se interrumpe el pensamiento subvocalizando con la palabra "Basta o Stop". Entonces se llena este "vacío" del pensamiento interrumpido con pensamientos positivos previamente preparados que sean más realistas, asertivos y constructivos, adquiriendo habilidades para que la persona se capacite enfrentando con éxito la ansiedad, depresión o cólera.

En este entorno de ideas, Rivadeneira, Minici y Dahac (2007), mencionan la necesidad de incorporar la técnica de la relajación como terapia cognitivo conductual para el adecuado manejo de la ansiedad. Para efectos de este estudio, esta situación debe ser considera en la guía de actividades cognitivo-conductual dirigida a los padres para instaurar conductas asertivas hacia la convivencia familiar, puesto que es notable en las conversaciones que señalan, elementos característicos de ansiedad y esto lo indican los autores señalados como mecanismos que intentan disminuir la activación de la rama simpática del sistema nervioso autónomo entrenando a la rama parasimpática para que reestablezca la homeostasis en las respuestas del organismo.

Por ello, la interrupción del pensamiento actúa como un castigo o táctica distractora, reduciendo la probabilidad de que reaparezca el mismo pensamiento otra vez y creando un espacio en la cadena de éstos para una aserción positiva. Las emociones negativas quedan cortadas antes de que puedan surgir. En síntesis, esta técnica cognitiva, es útil si se padece de múltiples fobias o de una constelación de miedos de carácter general, relacionados entre sí.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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