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Un referéndum para retirarse de la Unión Europea (página 6)

Enviado por Ricardo Lomoro


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Exportaciones. Alentados por una libra esterlina más débil, el crecimiento de las exportaciones ha reducido el déficit comercial del Reino Unido del 3,1 por ciento del PIB en 2010 al 1,7 por ciento en el primer semestre de 2011.

Conclusión: La recuperación del Reino Unido no tiene grandes áreas de fuerza. Así que todo esto deja al Reino Unido sin fuentes reales de impulso económico: el gasto del consumidor se ve obstaculizado por las altas deudas privadas y el incremento del empleo, el gasto público disminuirá en términos reales, mientras que las exportaciones y la inversión empresarial tienen el peligro de empeorar.

Sic transit gloria mundi… ¿Quousque tandem, (Catilina), abutere patientia nostra?

En medio de la protestas contra el sistema financiero en la catedral de San Pablo, en Londres, la Iglesia de Inglaterra lanza una andanada de críticas contra banqueros y altos ejecutivos, así como erigir un puente entre la creación de riqueza y los urgentes reclamos de la ética. (BBCMundo – 6/11/11)

La Iglesia de Inglaterra acusa a banqueros, ejecutivos y financistas de "zafarse de sus ataduras morales". La andanada crítica se produce a una semana de que la Iglesia se negara a desalojar a los "indignados" que protestan contra el sistema financiero global, acampando en terrenos de la catedral de San Pablo.

Las acusaciones incluyen la del arzobispo de York, John Sentamu, quien afirma que los salarios de estos ejecutivos están originando una brecha insalvable entre pobres y ricos, lo que erosiona la cohesión de una sociedad. "Se me hace difícil imaginar una forma más elocuente de decirle a alguien lo poco que vale que pagarle la tercera parte del uno por ciento de sus ingresos", dice Sentamu. La crítica viene acompañada de castigo: el arzobispo exige que no se les otorguen honores ni reconocimientos a estos financistas.

El canónigo Giles Fraser, quien renunció a su puesto en la catedral de San Pablo por los planes de desalojar a los manifestantes, expresó el sábado (5/11/) en Radio 4 de la BBC que la Iglesia tenía la obligación de destacar el costo humano de la injusticia financiera.

Para Fraser, el distrito financiero de Londres, la milla cuadrada donde se efectúan millonarias transacciones día a día, ha perdido su marco moral en la misma medida en que la tecnología ha reemplazado la interacción humana. "El hecho de que las transacciones descansan ahora menos en el contacto humano directo puede explicar, en cierta medida, por qué un sentido de obligación moral tiende a mostrarse ausente", afirma.

Es probable que lo dicho por Fraser y sus asesores exacerbe las fricciones de la Iglesia con el sector financiero. Se teme que las palabras del clérigo disuadan a los donantes del distrito financiero, que entregan cada año millones de libras a San Pablo, de seguir haciendo su aporte.

Sin embargo, la Iglesia no ha quemado todas sus naves en su relación con el sector financiero. El obispo de Londres Richard Chartres designó a Ken Costa para dirigir un diálogo permanente entre los manifestantes contra el capitalismo y el distrito financiero de la capital británica.

Costa, un devoto anglicano y banquero de tomo y lomo por tres décadas, hace una exposición de su credo en un artículo del periódico británico The Sunday Telegraph.

El banquero cree reconocer dos verdades palmarias. Una, que la economía de mercado es el sistema más exitoso inventado por el hombre para satisfacer sus necesidades materiales, y dos, que el mercado ha sacudido sus fundamentos morales, con desastrosas consecuencias. Por lo tanto, dice Costa, citando al primer ministro británico, el conservador David Cameron, "hay que devolverle al mercado su marco moral".

¿Una marcha sin querellas por las calles de… la City? (Custodiada por "expertos")

La Policía metropolitana de Londres ha desplegado unos 4.000 agentes para controlar de cerca la manifestación estudiantil que recorre en estos momentos, por ahora sin incidentes, el distrito financiero de la capital británica. Unos 5.000 estudiantes, según las primeras estimaciones de las agencias de prensa, se han sumado a la protesta en contra de la subida de tasas universitarias adoptada por el gobierno que preside David Cameron. (ABC – 9/11/11)

"Un gobierno de millonarios nos está diciendo que tenemos que pagar el triple de tasas", ha denunciado esta mañana Michael Chessum, uno de los líderes de la Campaña Nacional contra los Recortes y las Tasas.

Una manifestación similar, celebrada el pasado diciembre y en la que participaron unas 50.000 personas, terminó con fuertes incidentes violentos y la agresión al coche del Príncipe Carlos y su esposa por parte de un grupo de agitadores. Para impedir que se repitan escenas similares, la Policía envió esta vez cartas a los militantes de los grupos anti recortes en las que les advertía de las consecuencias de una deriva violenta de la protesta prevista.

La policía de Londres arrestó un número todavía no confirmado de estudiantes que intentaron montar un campamento en la Plaza de Trafalgar, en el centro de la ciudad, como parte de la multitudinaria protesta de este miércoles contra las matrículas que empezarán a cobrar las universidades británicas el próximo año lectivo.

La marcha, en la que participaron jóvenes y docentes, denuncia la aprobación de una medida que permite a las universidades cobrar hasta US$ 14.000 al año.

La policía desmanteló decenas de carpas y dispersó a varios manifestantes.

El "caganer" David Cameron (*) (¡Con esta gente es imposible!)

(*) Un caganer es una figura de una persona defecando que se suele colocar en los belenes, como tradición en Cataluña y en la Comunidad Valenciana (España). Se cree que el origen de esta tradición se sitúa en el siglo XVIII. Tradicionalmente, el caganer era un campesino ataviado con la indumentaria tradicional catalana (faja y barretina). Más modernamente se han realizado todo tipo de versiones del caganer, utilizando a menudo la imagen de personajes populares como políticos o deportistas. Generalmente, esta figura se sitúa en un rincón apartado del belén, intentando que no quede en un lugar destacado. Aunque no se conoce con exactitud cuál es la razón para colocar una figura defecando, se cree que el caganer con sus heces fertiliza la Tierra, por lo que se le considera un símbolo de prosperidad y buena suerte para el año siguiente. La tradición del caganer está aceptada plenamente por la Iglesia. Colocar esta figura en el Belén, traía suerte y alegría; no hacerlo comportaba desventura.

¿Traerá suerte el "caganer" David, y el Reino Unido podrá reemplazar el "paraguas" de la Unión Europea por la "sombra" de los bancos de la City? Hoy por hoy, el sistema bancario en la sombra parece ganarle la partida a la desvaída y desunida Europa… A medida que el buque europeo se encamina hacia las rocas, a los oficiales al mando les están tirando por la borda… Y el euro ha contribuido a crear y mantener la crisis

Aunque la ruptura del euro sería muy difícil y peligrosa. Las fugas de capitales y los impagos de las deudas en los países que salieran del euro, podrían provocar el hundimiento de muchos bancos y un caos a nivel político y económico… ¿Podrían evitar los bancos británicos, en su caso, que el tsunami les llegue desde la "otra" orilla del Canal de la Mancha? ¿Qué ocurriría si los bancos en la "sombra" de la City llegaran a necesitar del "paraguas" (abandonado por Cameron) de la Unión Europea, aunque más no sea, para intentar mantenerse en pie?… Podría darse el caso que los "avatares" (UE) aplastaran a los "zombis" (RU)… Entonces, ¿alcanzará con la suerte del "caganer"? ¿la fertilidad marginal de la City compensará las pérdidas directas causadas por el abandono de la mutualización europea? ¿mejorará la vida de los ingleses salir de la UE?

En el Titanic europeo quedan pocos botes (aunque la orquesta de Merkozy sigue tocando), ¿podrá el "caganer" Cameron salvar a la City del naufragio? ¿y a su pueblo?

Al final, tienen razón, parecería razonable marcharse: Eurolandia es una ruina

– La libra, el euro y la crisis (Gaceta.es – 3/1/11) Lectura recomendada

En el caso de Reino Unido, estar fuera del euro no nos ha librado de sufrir la crisis.

(Paul Gordon)

¿Ha soportado la crisis Reino Unido mejor que España por estar fuera del euro? Buena pregunta, pero no es fácil de contestar. En primer lugar, el ambicioso proyecto de unión monetaria europea fue visto siempre desde círculos anglosajones como inviable. Desde el primer momento se tuvo la idea de que se trataba de un proyecto político de corte federalista más que de un proyecto realmente económico, con el que se pretendían unir a toda prisa las principales economías de Europa Occidental bajo el liderazgo alemán, aplicándoles una única política monetaria orquestada desde Fráncfort, sin que hubiese una convergencia real de las condiciones económicas de cada país miembro y con la sospecha de que dichas políticas monetarias siempre beneficiarían más a la economía alemana que a las demás.

Para decirlo en términos vulgares, sería como si 16 pacientes con enfermedades distintas se fueran juntos a ver al médico de cabecera y éste les recetara a todos el mismo tratamiento, sin tener en cuenta la enfermedad de cada individuo. Evidentemente el tratamiento médico les sería más beneficioso a unos que a otros. Esto es, más o menos, lo que ha pasado con la implantación del euro. Y en tiempos de crisis (o si el paciente presenta un cuadro clínico serio) se agravan las consecuencias negativas de dicha manera de proceder, pudiendo llegar a ser fatales como en el caso de Grecia y de Irlanda.

En el caso particular de Reino Unido, el hecho de estar fuera del euro no nos ha librado de sufrir la crisis económica. El anterior Gobierno laborista de Brown (con la "ayuda inestimable" de muchos banqueros de La City) llevó literalmente al país al borde del colapso financiero. Varios bancos británicos quebraron y tuvieron que ser rescatados con el dinero del contribuyente para evitar el total colapso del sistema bancario, elevando la deuda pública, que ya estaba muy alta por la costumbre secular de los Gobiernos laboristas de gastar muy por encima de sus posibilidades, a enormes proporciones. Pero la gran ventaja de estar fuera del euro para Gran Bretaña es la capacidad de dictar su propia política monetaria de acuerdo con las condiciones reales de la economía británica y no tener que seguir las directrices económicas procedentes de Alemania o Francia, que, evidentemente, están dictadas para beneficiar a las economías alemana o francesa, pero que pueden no ser las adecuadas para otros países. Esta capacidad de determinar su propia política monetaria y financiera se supone que debe ser la clave para ayudar a Gran Bretaña a salir antes de la crisis porque se aplicarían las políticas que fueran más beneficiosas para su propia economía, como un traje hecho a medida.

El actual Gobierno de coalición conservador-liberal de David Cameron está tratando de implementar políticas monetarias y financieras en esta línea, como por ejemplo las valientes medidas de recortes en el gasto público anunciadas recientemente para reducir el enorme déficit y restablecer el sentido común en las finanzas británicas después de 13 años de caos provocados por el despilfarro laborista. Afortunadamente Gran Bretaña parece contar con la confianza y el respeto de los mercados internacionales a pesar de partir de unas condiciones financieras y económicas muy negativas y esto cuando la libra está sola fuera del euro y expuesta a los ataques feroces de los especuladores. Tal vez se debe en parte a que Gran Bretaña es uno de los países fundadores y piedra angular del actual sistema financiero internacional, al que no se puede atacar gratuitamente porque podría llevar al colapso de la economía mundial. Gran Bretaña y Estados Unidos parecen inspirar cierta confianza de por sí en los mercados internacionales. Esto desde luego es una gran ventaja de la que a muchos otros países les gustaría gozar.

En este sentido se ha hablado de una especie de conspiración anglosajona en contra del éxito del euro. Varios periódicos y revistas británicos no han podido ocultar su satisfacción cuando empezaron los problemas especulativos contra Grecia e Irlanda y, en menor medida, contra Portugal y España. Una especie de "ya te lo avisé" de que el proyecto del euro estaba condenado al fracaso desde su creación política. Pero el euro sigue en pie de momento. Ya veremos lo que el futuro nos depara. ¿Estaría España mejor fuera del euro en estos tiempos de crisis? Ciertamente si España estuviera fuera del euro ahora mismo tendría la autonomía monetaria y financiera necesaria para imponer las políticas más adecuadas para su maltrecha economía cuyo principal problema es que cuenta con un enorme ejército de parados, pero en cambio su moneda sería extremadamente débil en comparación con el euro y estaría expuesta a ataques especulativos mayores. Indudablemente la mala gestión del débil Gobierno de Zapatero no inspira ninguna confianza en los mercados internacionales, ya que no parece que sepa salir de la crisis. ¿Dentro o fuera? ¡Ustedes mismos!

(Paul Gordon es miembro del Scottish Conservative and Unionist Party – Partido Conservador británico).

"El rechazo de los europeos al rescate de países insolventes no para de crecer en países como Alemania, Francia, Dinamarca o Finlandia"… El rescate de los PIGS dispara el rechazo a la Unión en media Europa (Libertad Digital – 13/5/11)

La crisis europea está al rojo vivo. Los diferentes planes de rescate por parte de la Unión Europea prometían solventar los problemas, pero apenas unos meses más tarde se están demostrando contraproducentes o insuficientes, según las diferentes interpretaciones.

La clase política de Bruselas y de los países más sanos de la UE se preparan para otra ronda de rescates, ya que están convencidos de la necesidad de salvar la Unión. Pero la resistencia que están encontrando entre los ciudadanos de los países que van a tener que pagar la factura es cada vez más fuerte, reflejándose en fuertes debacles electorales, rebeldía de votos en los partidos y victorias de partidos escépticos con la Unión, al menos, tal como está planteada hoy en día.

Nada más empezar la crisis, salieron a relucir los fuertes problemas de gasto público en los diferentes gobiernos de los países periféricos, los llamados PIGS, mal acostumbrados por la falsa prosperidad de la burbuja inmobiliaria y los rescates al sistema financiero. Esta situación insostenible rápidamente se reflejó en un aumento disparatado del déficit y el consiguiente encarecimiento de la financiación. Aparecieron serias dudas sobre la solvencia real de los diferentes gobiernos, a pesar de que los políticos negaron constantemente el problema. No pasó demasiado tiempo hasta que se confirmó que las dudas estaban justificadas.

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La reacción de la Unión Europea y de la clase política de sus países fuertes, liderados por Alemania, siempre ha sido optar por los rescates, a pesar de mantener una retórica de dureza para contentar a su opinión pública, ya que al final son sus contribuyentes los que acabarán pagando la factura, ya sea mediante impuestos más altos, menos servicios y/o mayor inflación de precios.

La primera acción la tomó el Banco Central Europeo (BCE) liderado por Trichet. Los bajos tipos de interés y los arbitrajes favorables para que los bancos comerciales compraran deuda gubernamental no fueron suficientes. Bajo el programa SMP (Securities Market Program) empezó a comprar directamente bonos de los gobiernos en problemas para mantener los tipos de interés por debajo de ciertos niveles críticos. Aunque Trichet lo negara, el SMP es muy similar a los programas de Quantitative Easing de EEUU o Reino Unido, ya que todos consisten en monetizar (comprar mediante la emisión de billetes) deuda pública, un proceso muy inflacionario que quedó temporalmente disimulado por las presiones deflacionarias (desplome del crédito privado) derivadas de la crisis.

La idea del eurobono

En realidad, este programa no era la opción preferida de los burócratas europeos. Al inicio de la crisis intentaron promocionar la idea del bono europeo, que hubiera transferido la responsabilidad del pago de la deuda de los diferentes países miembros a todo el conjunto de la UE. Los países con la situación fiscal más en orden lo vieron evidentemente como un subsidio por su parte hacia los socios fiscalmente más irresponsables, y la oposición ciudadana no se hizo esperar. De este modo, la creación de los famosos eurobonos quedó temporalmente aparcada.

Por ello, como segunda opción, se escogió el ya citado SMP. El BCE puso en marcha el programa sin hacer apenas ruido, pero poco a poco la información fue llegando a la ciudadanía, que no tardó en protestar. El programa SMP es, en realidad, ilegal ya que viola el Tratado de Maastricht, tal y como admitió más tarde el ex presidente del banco central alemán (Bundesbank) y ex miembro del BCE Axel Weber. En Alemania llegó a formarse una asociación que interpuso una denuncia ante los tribunales germanos. Pero la voluntad política se impuso y el Tribunal desechó la denuncia.

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El BCE estuvo especialmente activo durante el verano de 2010 -como se puede ver en el gráfico anterior-, sosteniendo artificialmente la deuda griega, irlandesa y portuguesa mediante estas compras extraordinarias e ilegales de bonos, con la sombra amenazante de la enorme deuda española de fondo.

Solventados momentáneamente esos problemas, el BCE tan sólo tuvo que volver a intervenir ligeramente a finales del año 2010, para más tarde dejar de utilizar el programa SMP definitivamente. La razón es la aparición del EFSF (European Financial Stability Facility), un fondo de rescate garantizado por todos los países de la Unión. En realidad, el EFSF es un bono europeo colado por la puerta trasera, aunque con algunas limitaciones. Pero al igual que un eurobono completo, transfiere la responsabilidad de la deuda de los países rescatados al conjunto de la UE.

El EFSF puede emitir deuda para financiar los rescates, empleando como garantía la propia deuda del resto de gobiernos de la UE. Además, la deuda del actual Fondo de rescate europeo es aceptada por el BCE. Este detalle es importante, ya que estos bonos cotizan a un interés superior (por encima del 2,5%) que el de la ventana de descuento del BCE (1,25%), lo cual crea un arbitraje favorable. Todas estas "facilidades" no han pasado por alto al mercado, que ha acudido en masa a la compra de la deuda del EFSF, destacando la demanda asiática, que busca diversificar sus abultadas reservas en dólares.

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Pero el EFSF es sólo una solución temporal, hasta que entre en funcionamiento el mecanismo definitivo elegido por la UE para gestionar este tipo de situaciones. Se trata del llamado ESM (European Stability Mechanism) que, en principio, entraría en vigor en 2013.

El ESM es un paso más hacia la unión fiscal de la UE, pero con una serie de cláusulas exigidas por los políticos alemanes con la intención de evitar el abuso de los gobiernos más irresponsables. Independientemente de la valoración particular de dichas cláusulas, el problema es que cuesta creer que estos límites vayan a respetarse cuando las condiciones impuestas por el Tratado de Maastricht (déficit máximo del 3% del PIB y deuda del 60%) han sido violadas constantemente desde el inicio del euro, pese a ser un acuerdo más descentralizado y, por tanto, menos dado al abuso.

El descontento europeo (situación al mes de mayo de 2011)

Así parecen reconocerlo cada vez más los ciudadanos de los países del centro y norte de la UE, como queda reflejado en la creciente oposición al ESM y, en general, a la dirección que está tomando la Unión Europea.

En Alemania, la oposición interna empezó en el partido liberal, Free Democratic Party (FDR), que forma coalición de Gobierno con el CDU de Angela Merkel. Inicialmente, los dirigentes del partido, que ocupan diferentes cargos en el Ejecutivo germano, no se mostraron opuestos al ESM, lo cual provocó su descalabro en las elecciones.

El FDR obtuvo un 14,6% de los votos, su mejor resultado hasta el momento, en las últimas elecciones generales, para luego hundirse en las elecciones regionales, alcanzando apenas el 5% necesario para obtener representación en el estado de Baden-Wüttemberg. El descalabro realmente no es tan sorprendente porque ya dentro del propio FDR diversos afiliados, ignorados en aquel momento por la cúpula dirigente, formaron asociaciones anti-rescates. Tras el resultado, Westerwelle dimitió como líder del partido, aunque de momento sigue formando parte del Gobierno de coalición, y la nueva cúpula del FDR ha tomado buena nota de los deseos de sus electores avisando que votarán en contra del ESM.

Pero los problemas para Angela Merkel y sus planes para aprobar el ESM no acaban aquí. Hasta 19 congresistas de su propio partido, el CDU, han advertido que votarán en contra del plan. Se ha sugerido una versión alternativa, donde el mecanismo de rescate no se activa automáticamente, sino que cada actuación tiene que ser aprobada previamente por el Parlamento alemán. De esta manera, Alemania mantendría el control sobre su política fiscal, lo cual choca frontalmente con las intenciones de los burócratas de la UE (el eurobono puro y duro supone perder la autonomía fiscal de los socios).

Merkel se ha visto obligada a acudir a los dos partidos de izquierda para aprobar el ESM y poder así rescatar con fondos públicos al sistema financiero europeo. Tanto el partido socialdemócrata como los Verdes se han mostrado favorables, por lo que parece que la votación en el Parlamento alemán para la aprobación del ESM será, finalmente, afirmativa.

La reacción del electorado a esta nueva situación aún está por ver, ya que los apoyos para regresar al antiguo marco alemán no paran de crecer entre los electores. La prensa alemana escribió recientemente por primera vez sobre la posibilidad de que Grecia abandonara el euro, un tema tabú hasta el momento.

El descontento hacia los rescates también se ha extendido por el resto de países de la UE, y ha sido capitalizado por diferentes partidos, normalmente de carácter populista y de derechas. Por ejemplo, en Finlandia ha surgido con fuerza el True Finns (Verdaderos Finlandeses), un partido populista de derechas e intervencionista formado en 1995. Su mejor resultado en las elecciones generales había sido de 5 diputados, y tras prometer rechazar cualquier rescate europeo alcanzó los 39 en las últimas generales, convirtiéndose así en la tercera fuerza del país, muy cerca de los dos principales partidos – National Coalition con 44 y Social Democrats con 42-. En una reciente carta abierta publicada en el Wall Street Journal, Timo Soini, líder del partido, escribía:

Finalmente, True Finns ha roto las negociaciones para formar Gobierno con los conservadores del National Coalition, tras el acuerdo de éstos con los socialdemócratas, otorgando así luz verde al rescate de Portugal y de su sistema financiero.

Por su parte, en Dinamarca tampoco han faltado los políticos que han escuchado a sus ciudadanos y han tomado posiciones en contra de los rescates soberanos. El partido de derechas en coalición con los conservadores ha conseguido la reinstauración de controles y aduanas en las fronteras como condición para volver a formar Gobierno, rompiendo los acuerdos básicos con la Unión Europea.

Incluso en Francia, el partido ultraderechista de Le Pen, el que, sin oponerse frontalmente, ha sido más crítico con la Unión Europea, se ha colocado como segunda fuerza política por delante del partido de Sakorzy, según un sondeo publicado en Le Parisien.

Con la ayuda de Alemania y del resto de países de la UE parece posible, desde un punto de vista puramente económico, ejecutar algún plan de rescate para los PIGS, que podría incluir quitas (reestructuración) en la deuda, permitiendo así la supervivencia de la Unión Monetaria.

Sin embargo, la gran incógnita es la disposición de los ciudadanos de estos países a pagar el rescate de los estados periféricos, sobre todo al observar que no saldrán, precisamente, beneficiados. Los ciudadanos de los periféricos, por su parte, también protestan, especialmente en Grecia, ya que no aceptan las condiciones y los recortes públicos impuestos por las autoridades internacionales, orientados a salvar a gobiernos y bancos.

Por último, el último dato del IPC en Europa es preocupante, y el BCE ya admite que no mejorará. La continuada subida de precios, sobre todo, en bienes básicos como materias primas y alimentos, acrecentará el descontento ciudadano y el rechazo a los planes de rescate financiados con ayuda de la impresora del BCE. Así pues, al final, la continuidad o disolución de la Unión Monetaria va a depender del aguante o conformismo de la población europea y de la capacidad de los políticos para lograr vender a sus electores el rescate de los socios insolventes.

– Anatole Kaletsky: Cómo salvar el euro: echen a Alemania (El Economista – 6/9/11)

(Por Anatole Kaletsky) Lectura recomendada

A medida que el destino federal de Europa se aproxima, se desvela un segundo fallo en el proyecto europeo, mucho más profundo que la contradicción entre las políticas monetarias y fiscales de los países de la eurozona.

Todos están de acuerdo en que Europa se enfrenta al obvio dilema de abandonar el euro o dar un salto cuántico hacia un "verdadero Gobierno económico europeo", como explicaba el presidente Sarkozy tras la reunión de París.

Eso, en la práctica, significa dos cosas. La primera es una sustitución parcial de las deudas de los Gobiernos nacionales por los llamados eurobonos, garantizados solidariamente por todos los países de la eurozona y sus contribuyentes. Es una idea a la que Alemania, Austria y otros países acreedores se han opuesto rotundamente y que ha vuelto a rechazarse, aunque la resistencia sea cada vez más débil.

La segunda condición, que los países acreedores exigen quid pro quo, es un control centralizado de los impuestos y el gasto estatal por parte de un tesoro federal europeo con poderes de veto sobre las políticas fiscales de todos los Estados miembros. Como es lógico, la propuesta ha contado con la oposición de Grecia, Italia, España y otros países deudores, aunque la resistencia también es cada vez más débil. Que coloquen al presidente de la UE, Herman Van Rompuy, a cargo de un nuevo comité no ha sido exactamente un paso en esa dirección.

Los fallos

Dicho eso, el primer fallo fundamental del proyecto europeo (la contradicción entre una moneda única y la multiplicidad de políticas fiscales nacionales divergentes) podría acabar resolviéndose a favor de una solución federal, que fue desde el principio la intención de los padres fundadores del euro, François Mitterrand y Helmut Kohl.

Ahora Europa debe abordar el segundo fallo: que las concepciones alemana y francesa de una Europa federal son incompatibles entre sí. Ambos países no sólo comparten teorías muy distintas de la centralización y descentralización, sino que sus visiones de una Europa federal son fundamentalmente antagónicas en términos de políticas de poder.

Los alemanes se creen la superpotencia económica europea y, como tales, tienen derecho a gestionar la eurozona de acuerdo con su modelo. Los franceses también están convencidos de ser líderes históricos de la diplomacia, intelectualidad y burocracia, y por lo tanto se ven como los gestores naturales de todas las instituciones europeas. El verdadero problema que debe resolverse ahora, si se quiere que el euro continúe, no es la necesidad o no de una Europa federal, sino si la federación incipiente estará dirigida por Francia o Alemania.

Por el momento, Berlín se supone dominante por su condición de pagadora de la crisis del euro, pero si Sarkozy juega bien sus cartas, podría demostrar lo contrario. Supongamos que París reaccionara ahora con una propuesta bastante modesta, explicando que Alemania se ha negado a sostener al euro en esta crisis. Berlín ni ha aceptado emitir eurobonos con garantía solidaria, ni ha permitido que el BCE refinancie a Italia, España y Grecia comprando bonos. Los políticos germanos defienden que los países incapaces de saldar sus deudas deben ser expulsados del euro, pero ¿y si diéramos la vuelta a la tortilla y echáramos a Alemania?

"Sudo" vs. "neuro"

Dada su poca solidaridad hacia otros países de la eurozona, se les podría pedir educadamente que se vayan. Alternativamente, la decisión podría provocarle una revuelta política o decisión judicial en Alemania si los demás euromiembros invalidan sus objeciones y obligan al BCE a comprar grandes cantidades de deuda italiana y española. Berlín emitiría un nuevo marco, y los países restantes tendrían que tomar la sencilla decisión de seguir a Alemania fuera del euro o continuar en un grupo pequeño y liderado por Francia, similar a la Unión Monetaria Latina que aglutinó a Francia, España, Italia, Grecia y Bélgica entre 1866 y 1908.

El pseudoeuro del sur se mereció el apodo de "sudo" en un artículo satírico que publicó hace algunos años Martin Taylor, ex consejero delegado de Barclays. En él, sugería que los países septentrionales como Austria y Holanda, que comparten la misma neurosis inflacionaria que Alemania, podrían crear una moneda común rival, el "neuro", aunque la falta de apetito alemán ante más experimentos de cooperación monetaria posiblemente no lo permitiría.

La retirada voluntaria de Berlín plantearía muchos menos problemas jurídicos e institucionales que la desmembración del euro provocada por la expulsión forzosa de Grecia, Italia o España. Se podría conceder al país una derogación del tratado de Maastricht, como a Gran Bretaña y Dinamarca. Los titulares de bonos germanos no pondrían objeción, porque sus capitales pasarían a convertirse en una moneda más fuerte, el nuevo marco.

El BCE seguiría como hasta ahora, pero sin directivos alemanes (ni holandeses o austriacos), y ya sin el veto germano, tendría la libertad de comprar al instante cantidades ilimitadas de bonos italianos y españoles, del mismo modo que el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de EEUU han adquirido bonos de sus Gobiernos. Con el tiempo, los euromiembros restantes negociarían un nuevo tratado y crearían un ministerio federal de economía, encargado de emitir bonos de garantía solidaria y administrar unas políticas fiscales comunes.

Para todos los países latinos, Francia incluida, esta situación presentaría enormes ventajas y ningún inconveniente verdadero. Recuperarían el control de su moneda y podrían utilizarla para canjear sus deudas estatales. Serían capaces de devaluar a voluntad sin provocar guerras comerciales con sus vecinos latinos. Para Francia, las ventajas geopolíticas serían mayores aún, ya que dejaría de verse condenada a ser el segundo plato ante Alemania y no perdería su carácter nacional, pretendiendo ser más alemana que los alemanes.

Los países de Europa central acudirían en bandada a unirse al "sudo" ante la alternativa de unas monedas sobrevaloradas. Más importante aún, Polonia y Hungría preferirían de largo verse como países europeos siguiendo el liderazgo francés que como colonias económicas alemanas. Lo mejor de todo para Francia es que su élite burocrática volvería a ocupar el puesto de líder incuestionable del proyecto federal europeo.

Mientras, los exportadores y bancos alemanes sufrirían la madre de los brotes deflacionarios, hasta el punto de que Alemania podría tener que volver con el rabo entre las piernas a implorar su reincorporación a una unión monetaria liderada por París. En resumen, la diplomacia gala tiene la oportunidad de establecer, de una vez por todas, su superioridad sobre el poderío industrial germano en tanto que fuerza dominante en Europa. Donde fracasaron Clemenceau y Napoleón, podría triunfar Sarkozy… ¡El día de la gloria ha llegado!

(Anatole Kaletsky, director adjunto y jefe de Economía del diario The Times)

""Estamos hartos de tus críticas y de que nos digas lo que tenemos que hacer. Dices que nos aborreces y ahora quieres inmiscuirte en nuestras reuniones". El mercurial Nicolas Sarkozy estalló con tales palabras a la insistente petición del británico David Cameron sobre cómo las decisiones que adoptan y van a seguir adoptando los 17 países de la moneda única han de tener en cuenta también los intereses de los otros diez socios que no pertenecen a la eurozona"… La crisis fragmenta a una UE sin líderes (El País – 24/10/11)

El calentón verbal, sintomático de las tensiones que crecen en Europa en estas horas de crisis sin líderes a la altura del desafío, acabó con una solución a la UE: cada cumbre de los países de la eurozona irá precedida de una reunión a 27 para informar a los de fuera de qué se va a hacer.

El enfrentamiento verbal entre el presidente francés y el primer ministro británico fue referido por fuentes diplomáticas dentro del pulso mantenido por ambos el domingo (23/10) sobre la pretensión de Sarkozy de dejar fuera a Cameron de la cumbre de la eurozona prevista para el 24/10 y la insistencia del británico en que, como socio de la Unión, tiene derecho a estar al tanto de lo que afecte a los intereses de su país.

Reino Unido, República Checa, Polonia y Suecia se han convertido en puntas de lanza de ese intento de condicionar -"vetar", dice un representante de un Estado miembro de los Diecisiete- lo que se decide dentro de la eurozona sin querer asociarse al club de la moneda única. Temen los Diez (los países fuera del euro) verse descolgados en la rápida evolución hacia una mayor integración que se plantean los Diecisiete embarcados en el euro.

El embajador de uno de los Diez señala que "en la UE ya tenemos una Europa a dos velocidades: la eurozona y los otros", en la que los otros son los ocho países que deben forzosamente integrarse en la moneda única más los dos (Reino Unido y Dinamarca) que pueden seguir indefinidamente fuera.

Las decisiones que adoptan los países de la eurozona afectan a cuestiones como el mercado único o la competitividad, entre otras, que son comunes a los Veintisiete

El embajador representa a uno de los ocho y hace notar que "de seguir así puede llegar el día en que el que deba integrarse se encuentre con unas condiciones distintas a las que pactó y opte por pedir nuevas condiciones, como, por ejemplo, la celebración de un referéndum".

Su Gobierno reclama tener participación en lo que decidan los Diecisiete "porque las decisiones que adoptan los países de la eurozona afectan a cuestiones como el Mercado Único o la Competitividad, entre otras, que son comunes a los Veintisiete". O dicho con palabras de primer ministro: "Tenemos que proteger los intereses de los países que quieren quedarse fuera de la eurozona, en especial con respecto a la integridad del mercado único para los 27 países de la UE".

Es lo que declaró Cameron en conferencia de prensa el domingo (24/10) en Bruselas cuando se le interrogó sobre su choque con Sarkozy. "La crisis hace inevitable la integración económica y fiscal en la zona euro, pero no a costa de los intereses del Reino Unido".

Londres es el euroescéptico por antonomasia y no puede deshacerse de ese aire de superioridad que crispa a los otros, siempre exigiendo excepciones a una Unión en la que entró en 1973 como un mercado común y que, cinco tratados más tarde, ha evolucionado de tal manera que ya tiene hasta un servicio exterior que pena por dar sus primeros pasos.

Antes del verano, el ministro de Exteriores británico, William Hague, alertó a sus embajadas de que estuvieran atentas, y respondieran en consonancia, a lo que interpretaba como planes de Bruselas de tutelar la política exterior. "Yo soy de la opinión de que debemos disfrutar de las ventajas de la UE sin dejarnos arrastrar a un Estado federal", mantiene un Hague que limita las ventajas de la UE al comercio sin límites en el seno de los Veintisiete, el libre establecimiento en cualquiera de ellos y el ascendiente que como grupo tiene la Unión en las negaciones globales para abrir nuevos mercados a los bienes y servicios británicos.

Desde la primavera de 2008 ha habido reuniones de todo tipo al más alto nivel en la UE sin que hasta ahora se haya encontrado una salida creíble a la crisis, circunstancia que los politólogos atribuyen a la falta de auténticos líderes en Europa y a cómo está cambiando el ambiente en las distintas capitales, empezando por un Berlín que se ha deshecho de viejos complejos.

Un europarlamentario revela cómo en una reunión con su correligionario Wolfang Schauble, ministro alemán de Finanzas, este le confesó: "Soy el único europeísta de mi Gobierno".

Una veterana observadora de los avatares de la Unión se escandalizó el domingo (24/10) al oír a Sarkozy declarar en conferencia de prensa que él tenía que tomar decisiones hasta por los países que no le han elegido. "Esta no es la Europa que yo había conocido", comentó ella, indignada. "Esto es grotesco".

Anexo carcelario: "Le confessioni dei pentiti": el primer ministro "hereditario" (ahora) da clases de "urbanismo". "Desde Londres con amor" (de las mentiras de Tony a la simulación de Gordon)… ¡Lo que hay que leer!…

– Un acuerdo sobre el crecimiento mundial (Project Syndicate – 3/2/11)

(Por Gordon Brown)

Londres.- El Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, cautivó la imaginación del mundo cuando habló recientemente de un nuevo "momento sputnik". Trazó un plan audaz para mejorar la educación, las infraestructuras y la tecnología y comparó, gráficamente, la determinación necesaria para enviar a un hombre a la Luna con la necesaria para restablecer el crecimiento de la economía de los EEUU.

Obama tiene razón al decir que Occidente afronta no sólo grandes amenazas, sino también grandes oportunidades. En el último decenio, la economía mundial quedó transformada con la incorporación de mil millones de trabajadores asiáticos a las filas de los productores industriales. En 2011, por primera vez en dos siglos, Europa y los Estados Unidos corren el riesgo de ser superados en producción, exportaciones e inversiones por China y el resto del mundo.

Sin embargo, el crecimiento de Asia infunde también a Occidente una esperanza económica sin precedentes. En este decenio, el mundo quedará transformado una vez más por el aumento de los consumidores asiáticos. En 2020, el tamaño de los mercados internos de Asia será el doble del de los Estados Unidos. La clase media del mundo habrá pasado de mil millones de consumidores a tres mil millones.

Las oportunidades para el crecimiento de Europa y de los EEUU que ofrecerá esa demanda mundial suplementaria serán enormes. Los países y las empresas que prosperarán en los nuevos mercados de Asia serán los que ofrezcan los bienes y servicios -hechos por encargo, facilitados por la tecnología y con gran valor añadido- necesarios para atender la demanda de dos mil millones de consumidores de Asia.

Pero ni Europa ni los EEUU se encuentran en una situación suficientemente fuerte para aprovechar al máximo esos nuevos mercados. Para poder aprovechar las oportunidades que ofrece Asia, Occidente debe empezar de nuevo a superar en invención, innovación y aptitudes al resto del mundo. De hecho, a no ser que Occidente aumente en gran medida sus inversiones de capital en los sectores de la ingeniería, la ciencia y las nuevas tecnologías, se verá marginado por países cuyos gobiernos respaldan a sus innovadores con dinero contante y sonante.

Con el plan de inversiones de Obama se pondría la primera piedra para un acuerdo mundial oficial que brinde altos niveles de crecimiento a todos los confines del mundo y cree millones de nuevos puestos de trabajo. Conforme a dicho acuerdo, Europa se uniría a los EEUU para aumentar los niveles de inversión, complementando la iniciativa del "lanzamiento de un cohete lunar" por parte de los Estados Unidos con un programa de reforma estructural encaminado a crear una economía digital, verde, energéticamente eficiente y competitiva, mientras que China desempeñaría su papel aumentando su consumo. Creo que semejante acuerdo podría incrementar la economía mundial en un 3 por ciento, aproximadamente, de aquí a 2014… y sacar a cien millones de personas de la pobreza.

Presenté ese plan cuando presidí el G-20 en Londres en 2009. Quería que Oriente y Occidente se comprometieran con una estrategia oficial para rendir resultados más duraderos que los prometidos por los planes de rescate que estábamos aplicando en aquel momento. Habíamos centrado la atención en impedir que la recesión se convirtiera en una depresión. Yo sostuve que era también el momento de innovar con la creación de un marco de crecimiento más duradero.

Al final, no se pudo lograr un objetivo compartido de crecimiento y hasta ahora no ha habido suficiente voluntad política para actuar coordinadamente a fin de lograrlo. Desde entonces, Europa y los Estados Unidos han crecido muy por debajo de su capacidad (pese a la existencia de una demanda no atendida en todo el mundo) y el desempleo ha llegado a ser el 10 por ciento, aproximadamente, en los dos continentes (con un desempleo juvenil que ha alcanzado el alarmante nivel del 20 por ciento).

El acuerdo sobre el crecimiento mundial que nos eludió en 2009 sigue siendo la labor inacabada del G-20. La inversión pública concentrada al principio del período podría financiarse con cargo a un Banco Europeo de Inversiones de mayores dimensiones. China ha puesto ya los cimientos para desempeñar su papel: su política de xiaokang (reducir la pobreza y aumentar la clase media) ha de crear un mercado de miles de millones de dólares de bienes y servicios occidentales.

Occidente debe proponer que, si el consumo de China aumenta en entre dos y cuatro puntos porcentuales de su PIB durante los tres próximos años (cosa enteramente posible, al ampliar su red de seguridad social, reducir los impuestos y poner al alcance de sus ciudadanos de a pie la propiedad de una vivienda), los Estados Unidos y Europa incrementarán su inversión pública en cantidades similares. Si otros países asiáticos hacen lo propio y acuerdan crear un campo de juego igual para todos los exportadores, podríamos crear unos 50 millones de puestos de trabajo suplementarios.

Naturalmente, en Occidente un plan de inversión se expone a las críticas de quienes prefieren que no hagamos otra cosa que hablar de estrategias de crecimiento. De hecho, los críticos sostienen que el aumento de la inversión pública entra en conflicto con el impulso necesario para reducir los déficits públicos y avisan sobre el aumento de los tipos de interés que entraña un mayor gasto.

Pero los críticos se equivocan sobre los efectos de las inversiones específicas en el déficit. Un estudio reciente del Fondo Monetario Internacional aportó pruebas inequívocas de que podemos mantener en realidad los planes de reducción de los déficits, sin por ello dejar de beneficiarnos de las inversiones de capital suplementarias que las economías de los EEUU y de Europa necesitan.

Mí extrapolación del modelo del FMI muestra que los países occidentales pueden incrementar en gran medida su crecimiento del PIB a largo plazo aumentando sus niveles de inversiones de capital a lo largo de un período de tres años. Un estímulo anual equivalente a tan sólo el 0,3 por ciento del PIB rendiría un beneficio en los EEUU de 0,8 por ciento en crecimiento económico en su punto máximo en 2013 y de 0,4 en Europa.

Ese planteamiento, que garantiza el crecimiento y reduce el desempleo sin aumentar el déficit, es necesario para activar el sector privado y movilizar parte del capital que se ha acumulado en los balances de las empresas en los últimos años. También subraya la importancia del G-20 y del FMI para intentar conseguir el consenso mundial ahora.

Occidente está en condiciones de desempeñar su papel en la renovación mundial. Sus extraordinarias fuerzas laborales producen bienes y servicios de primera categoría, pero no se debe condenar a la fuerza laboral occidental con políticas que produzcan tozudamente un decenio de crecimiento lento y empleo escaso. Sería una tragedia humana y no sólo un desastre económico.

(Gordon Brown fue Primer Ministro (2007-2010) y ministro de Hacienda (1997-2007) del Reino Unido. Es autor de Beyond the Crash: Overcoming the First Crisis of Globalisation ("Más allá del desplome. La superación de la primera crisis de la mundialización"). Copyright. Project Syndicate, 2011)

– El remedio de la eurozona empieza por Alemania (El País – 28/8/11)

(Por Gordon Brown)

Comprendo bien la actitud desafiante que hoy vemos en Alemania cuando se enfrenta a la crisis en la que está sumida la eurozona. El enfado alemán es obvio y está bien fundado.

Durante los últimos 10 años, mientras España, Irlanda, Portugal y otros países disfrutaban de la fiesta de unos bajos tipos de interés, los alemanes redujeron sus salarios, soportaron duras reformas estructurales y pasaron por la dolorosa prueba de cinco millones de desempleados en un esfuerzo por modernizar sus industrias. Sus sacrificios les han llevado a tener un amplio superávit comercial y un aumento del 80% de sus exportaciones a China.

Ningún otro país hubiera podido mantener al mismo tiempo los costes de integrar a 16 millones de personas de Europa del Este en un Estado unificado, o de unirse al euro a un tipo de cambio tan poco competitivo, y, sin embargo, haber reconstruido incluso la fuerza exportadora del país.

Alemania tiene ahora la economía más fuerte de Europa, y Angela Merkel y el pueblo alemán merecen que se les elogie por sus logros exportadores. Pero si esa fuera la única historia que contar, entonces el remedio a la actual crisis sería sencillo: seguir el ejemplo alemán: austeridad, y, si eso falla, todavía más austeridad.

Hace tres años, cuando la crisis financiera empezó a golpear, el Gobierno alemán, como el resto de Europa, definió rápidamente el problema como anglosajón, echando la culpa a Estados Unidos y a Reino Unido. Un año más tarde, cuando la crisis financiera se había transformado en una crisis económica general, los alemanes se replegaron a un territorio todavía más seguro, más familiar, redefiniendo la crisis mundial no como financiera sino como fiscal, una crisis de déficits y de deuda.

Como resultado de ello, Alemania ha negado tener culpabilidad alguna en lo que ha ido mal. Realmente, si puede argüir que no es la fuente del problema puede justificar resistirse a adoptar costosas medidas para resolverlo.

Pero, de acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales, Alemania prestó casi 1,5 billones de dólares a Grecia, España, Portugal, Irlanda e Italia. Al comienzo de la crisis los bancos alemanes habían hecho el 30% de todos sus préstamos a los sectores privados y públicos de esos países. Todavía hoy esa categoría de préstamos es equivalente al 15% del volumen de la economía alemana.

Añadamos a eso la profunda implicación alemana en el despilfarro del crédito inmobiliario norteamericano (la mitad de los activos subprime se colocaron en Europa), así como en la especulación inmobiliaria europea, y tendremos claro que allí donde tenían lugar las fiestas, los bancos alemanes habían suministrado la bebida. La única fiesta que se perdieron, como ya dijo en broma un comentarista, fue la del esquema Ponzi de Bernie Madoff.

Como resultado de ello, los bancos de Alemania son hoy los que tienen un coeficiente de endeudamiento más alto que cualquiera de las economías más avanzadas, hasta dos veces y media más que sus competidores bancarios estadounidenses, según el FMI.

De hecho, preocupados por el impacto que pudieran tener las pruebas de resistencia en su credibilidad, los reguladores de la banca alemana han sido hostiles a tener que pasar por los mismos requisitos de comprobación y de contabilidad del capital acordados para todos los otros países de la eurozona, y uno de los Landesbank -bancos regionales alemanes de titularidad pública- llegó al extremo de retirarse del test la víspera de que se hicieran públicos los resultados.

Pero ¿por qué debiera preocupar eso a Alemania, que es competitiva, fiscalmente sólida y económicamente robusta? Porque por toda Europa las pobres condiciones del sector bancario se están convirtiendo en un riesgo para la recuperación y la estabilidad. Los bancos alemanes, como los demás bancos europeos, dependen de la obtención de fondos a corto plazo, y, en los próximos tres años, esos ya débilmente capitalizados y escasamente rentables bancos tienen que recaudar 400.000 millones de euros de los mercados, una cantidad que es cerca de un tercio de toda la deuda de la eurozona, estimada en 1,4 billones de euros.

Hace pocos días le tocó a Francia -calificada, como Alemania, con AAA por las agencias de calificación crediticia- enfrentarse a la presión de los mercados, debido a su alto grado de exposición a la periferia del euro. Cada país tiene sus propios problemas, pero, a medida que la crisis se desplaza hacia el núcleo de Europa, también Alemania podría encontrarse con que su otrora indiscutible imagen se convierte en un bastión financiero en tela de juicio.

A corto plazo Alemania hará bien en apoyar la recapitalización bancaria a escala europea, algo de lo que ella misma se beneficiará. Pero también ha llegado el momento de que reconozca que tiene que ser parte integrante en la solución del problema, puesto que ha sido parte integrante del propio problema.

Por supuesto que nadie debe esperar que Berlín transfiera un amplio porcentaje de su riqueza a los países más pobres de la Unión Europea en la misma escala en la que operan otros Estados federales -Estados Unidos, Australia y otros-, pero debe persuadirse de que la crisis no se puede resolver sin la disponibilidad de un eurobono común, una legislación en favor de una mayor coordinación fiscal y monetaria, y un papel del Banco Central Europeo que le lleve un paso más lejos que el de ser el guardián de la baja inflación, asumiendo un segundo papel de prestamista de último recurso.

Al final, Alemania tendrá que ponerse de acuerdo en un mecanismo común para que Europa pague su salida de la crisis. Su reciente incapacidad para actuar desde una posición de fuerza pone en peligro no solo al país mismo sino a todo el proyecto del euro, que Alemania ha empleado décadas en desarrollar.

(Gordon Brown, miembro del Partido Laborista en el Parlamento británico, fue primer ministro de 2007 a 2010 y canciller del Exchequer de 1997 a 2007. © 2011 Global Viewpoint Network)

– Divididos perdemos (Project Syndicate – 5/9/11)

(Por Gordon Brown)

Londres.- La política derrotó a la economía sensata en los Estados Unidos este verano cuando el Congreso y el presidente Barack Obama no pudieron llegar a un acuerdo en lo referente a los impuestos, prestaciones, déficits y estímulos para la inversión. Los dirigentes europeos también estuvieron paralizados -descartaron rescates y devaluaciones, así como déficits y estímulos. Además, al tener verdaderas tasas de interés negativas, imprimir dinero, forzar un aumento de la liquidez y subsidiar a los bancos comerciales, los banqueros centrales en todos lados -hace poco, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke- perecen haber llegado a la conclusión de que ellos también llegaron al límite de lo que pueden hacer.

Como resultado, pocas personas dudan ahora que el mundo se está dirigiendo sin timón ni guía hacia una segunda desaceleración. El debate previo al verano sobre si nos enfrentamos a una "nueva normalidad" de crecimiento más lento ya se ha resuelto: nada ahora parece normal. Arreglar las cosas a medias ya no funciona. Sin poder concluir un acuerdo comercial global o uno para el cambio climático, un pacto de crecimiento, o cambios en el régimen financiero, es probable que el mundo caiga en un nuevo proteccionismo de devaluación competitiva, guerras de divisas, restricciones comerciales y controles de capital.

Sin embargo, no es tiempo de derrotismos. Los países que claman haber llegado al límite de lo que pueden hacer realmente significa que llegaron al límite de lo que pueden hacer por su cuenta. El camino hacia el crecimiento sostenido y el empleo no se encuentra en la aplicación de una ráfaga de iniciativas nacionales aisladas, sino mediante la coordinación de políticas globales.

Ese era el objetivo en abril de 2009 cuando el G-20 se fijó tres tareas fundamentales. La primera consistía en evitar una depresión global y se logró. Las otras dos -un pacto de crecimiento, sostenido por un sistema financiero mundial reformado -deberían ser ahora los principales temas en la próxima reunión del G-20.

En 2010, el Fondo Monetario Internacional estimaba que un enfoque coordinado de las políticas macroeconómicas, comerciales y estructurales podría producir un aumento del 5.5% en el PIB global, crear entre 25 y 50 millones de empleos adicionales y sacar de la pobreza a 90 millones de personas. Sin embargo, un pacto de crecimiento global parece incluso ahora más indispensable teniendo en cuenta los problemas estructurales de la economía mundial y los enormes desequilibrios entre la producción y el consumo.

Puede parecer extraño describir la crisis financiera más grande desde los años treinta como síntoma de un problema mayor. No obstante, cuando los historiadores consideran la ola de globalización que se dio después de 1990 –que produjo dos mil millones de nuevos productores en la economía mundial- identificarán un parteaguas alrededor de 2010. Por primera vez en 150 años, Occidente (los Estados Unidos y la Unión Europea) habían sido superados por el resto del mundo en manufactura, producción, exportación, comercio e inversión.

En efecto, para la primera mitad de 2020, el mercado de consumo asiático será dos veces más grande que el mercado estadounidense. Ahora, sin embargo, Occidente y Asia siguen siendo mutuamente dependientes. Dos terceras partes de las exportaciones de Asia todavía son para Occidente, y el comercio entre el Sur-Sur representa solo el 20% del volumen global.

Dicho de otra forma, hace diez años el motor estadounidense podía dirigir la economía mundial, y dentro de diez años los países con mercados emergentes se perfilan para ocupar ese lugar, en particular, tomando en cuenta el creciente poder adquisitivo de las clases medias. Sin embargo, por ahora, los Estados Unidos y Europa no pueden ampliar su gasto de consumo sin aumentar las exportaciones, mientras que para China y los mercados emergentes no es tan fácil expandir su producción o consumo sin la garantía de contar con mercados occidentales fuertes.

Entonces, primero tenemos que restablecer la visión amplia de la cooperación mundial contenida en el pacto de crecimiento del G-20 (que desde entonces ha sido rebajada a lo que ahora el FMI llama "un profundo análisis de…aquellos países en los que se han detectado enormes desequilibrios"). No obstante, se necesita una agenda más extensa y profunda: China debería aceptar un aumento en el gasto de los hogares y en las importaciones para el consumo; India debería abrir sus mercados para que su población pobre se beneficie de las importaciones de bajo costo; y Europa y los Estados Unidos deben impulsar su competitividad a fin de aumentar sus exportaciones.

El G-20 también fue enérgico en 2009 en cuanto a la necesidad de un nuevo régimen financiero global para lograr una futura estabilidad. David Miles del Banco de Inglaterra pronostica tres crisis financieras más en las siguientes dos décadas. Además, si Andrew Haldane del mismo banco tiene razón en que las crecientes presiones en Asia pueden provocar futuros trastornos, Occidente lamentará su incapacidad para consolidar su suficiencia de capital global y estándares de liquidez, y un sistema de aviso temprano más transparente.

Ese problema empieza a ser evidente. Los pasivos del sector bancario de Europa son casi cinco veces más grandes que en los Estados Unidos, un 345% del PIB. Los bancos de Alemania tienen un apalancamiento equivalente a 32 veces sus activos. Entonces, la recapitalización bancaria no solo es esencial para la estabilidad financiera, también lo es el euro reformado, trabajar en la coordinación fiscal y monetaria y el fortalecimiento del papel del Banco Central Europeo al apoyar a los gobiernos individuales (y no los bancos) como instancia de crédito de último recurso.

El G-20 no alcanzará estabilidad y crecimiento sin un enfoque renovado en la reducción de la deuda de largo plazo. No obstante, también hay un imperativo de corto plazo para evitar un ciclo de deterioro. Entonces, debemos considerar las propuestas de Robert Skidelsky para una banca de inversión nacional a fin de preparar nuestra infraestructura y no se diga nuestro medio ambiente– para futuros desafíos y para estimular el crecimiento y crear empleos. Un modelo es el Banco Europeo de Inversiones, que con 50 mil millones de euros, ha podido invertir 400 mil millones de euros. Sin embargo, tal vez se pueda llegar a un acuerdo con los chinos para que inviertan sus reservas y con las multinacionales occidentales en cuanto al trato fiscal de las ganancias repatriadas

Finalmente, como ha mostrado, Michael Spence, premio Nobel de Economía, el crecimiento es ahora una condición necesaria pero insuficiente para crear empleos. En particular, la actual epidemia de jóvenes desempleados requiere de nuevos enfoques – por ejemplo, un banco de desarrollo que ayude a dar empleo a la enorme población joven en Medio Oriente y en África del norte, y crear programas de formación y aprendizaje en otros lados. El pacto de crecimiento del G-20 tiene que ser también un pacto de empleos.

El G-20, que representa el 80% de la producción mundial, cumplió todo su potencial en 2009, como el único organismo multilateral capaz de coordinar la política económica global. Por desgracia, sus Estados miembros pronto abandonaron ese objetivo y regresaron a las soluciones nacionales. Como era de esperarse, es vano actuar en solitario para asegurar la recuperación económica. Ha llegado nuevamente la hora del G-20. Cuanto antes el presidente francés, Nicolas Sarkozy convoque al G-20 a trabajar en conjunto, mejor.

(Gordon Brown fue primer ministro del Reino Unido. Copyright: Project Syndicate, 2011)

Al final, tienen razón, parecería razonable marcharse: Eurolandia es una ruina

Opinión personal (todo lo que quepa en un simple blog)

Europa está al borde del K.O. técnico

Al momento de escribir este Apartado (11/11/11) la situación económica europea no puede ser más incierta, conflictiva, dramática, imprevisible.

edu.red

Lo acaban de decir los "cinco sabios alemanes" en un documento que el 9 de noviembre (2011) entregaron a Ángela Merkel. Europa se enfrenta sin armas suficientes al "círculo vicioso" de una deuda soberana sin control y una crisis bancaria que está lejos de resolverse.

La situación es tan crítica, que el especulador y filántropo George Soros habla ya de que la crisis de deuda soberana conduce al mundo a otra Gran Depresión. Mientras que Christine Lagarde, la directora gerente del FMI, habla ya sin tapujos de que Europa se enfrenta ya a una "década perdida", similar a la latinoamericana durante los años 90.

Sobre todo si se tiene en cuenta que, en paralelo a la crisis de deuda soberana, continúa sin resolverse el problema de la solvencia bancaria. Y hay que tener en cuenta que, según un informe de Credit Suisse, 16 grandes bancos europeos tienen en sus balances activos inmobiliarios "potencialmente sospechosos" por valor de 386.000 millones de euros, incluso por encima de los 339.000 millones que poseen en deuda periférica (España, Portugal, Grecia e Irlanda). Los bancos alemanes, franceses y británicos, pese a que han reducido su exposición entre un 30% y un 50%, son los más expuestos.

La cumbre del G20 de principios de noviembre (2011) en Cannes forma parte ya del pleistoceno, y la amenaza real ahora es la ruptura descontrolada del euro en un contexto macroeconómico dramático. Como sostiene el periodista italiano Paolo Messa, Grecia puede ser el fusible, pero es Italia la bomba que puede hacer explotar el euro y quizá toda la Unión Europea.

Hasta ahora se consideraba que la ruptura del euro no formaba parte de la agenda, pero ahora lo que preocupa es que se haga de forma caótica y desordenada habida cuenta de que si algo está claro es que Italia (550 puntos de diferencial con Alemania) y España (412 puntos) son irrescatables. El 20,6% de la deuda pública española vence en 2012 (unos 150.000 millones de euros incorporando el déficit previsto) y el 23,5% de la italiana habrá que renegociarla también (por encima de los 400.000 millones de euros).

No es de extrañar, por eso, que, según Reuters, Francia y Alemania estén explorando ya la posibilidad de un a Europa "a dos velocidades" la vieja amenaza para los países periféricos que se planteó al comienzo del euro. Y que no se plasmó, precisamente, porque los periféricos, y de forma sorprendente (ahora se descubre que hubo mucha contabilidad creativa), cumplieron las condiciones de Maastricht. Fuentes oficiales de Bruselas situaron esas discusiones "a nivel intelectual", pero en ningún caso se han constituido grupos de trabajo. En todo caso, lo que está claro es que hasta hace bien poco esta posibilidad era un ejercicio de política ficción, y ahora es real.

En la práctica, esa Europa a "dos velocidades" ya existe en términos de financiación de los tesoros nacionales. El 7 de noviembre (2011) Alemania pudo emitir bonos a seis meses a un increíble 0,08%, mientras que el bono alemán a diez años se encuentra en el 1,8%, cerca de su mínimo histórico. La situación de su tesorería es tan holgada que en 2012 únicamente tendrá que renegociar el 1,5% de su deuda, la mitad que España.

¿Conocen ustedes el juego que practican los "trileros" en la calle y que consiste en acertar debajo de qué cubilete se encuentra la bolita? Pues bien, uno tiene la sensación de que a algo parecido juegan con nosotros los líderes (?) de la Unión Europea, que van pasando de un sitio otro, no la bolita, sino una bola cada vez más grande de deuda para que, al final y como siempre, terminemos pagando los contribuyentes. Porque las medidas que han aprobado para salir de la crisis de deuda, no sólo no abordan el problema de fondo sino que además crearán problemas adicionales. Y seguimos moviendo la bolita.

Lo más descorazonador de todo es que todo esto no es nuevo. Basta echarle un vistazo a las excelentes crónicas que de la Gran Depresión del siglo XX hicieron Murray N. Rothbard o Lionel Robbins para darnos cuenta de que se están cometiendo los mismos errores que entonces. No resisto la tentación de transcribir -en traducción libre- un párrafo de Robbins a tenor de la crisis de deuda alemana de 1931 -crisis que seguramente ha pesado en las decisiones recientes de Jürgen Stark y Axel Weber.

"El camino correcto para manejar la situación era haberla reconocido -haber examinado cada caso según sus méritos, liquidado las malas inversiones, amortizado los créditos impagados y haber comenzado de nuevo. Pero eso, ni se hizo entonces ni se ha hecho ahora. En su lugar, se ha erigido un sistema que trata indiscriminadamente créditos buenos y malos y ha perpetuado un estado de incertidumbre y de desajuste en el mercado de capitales que ha causado todavía un mayor deterioro en la situación económica general".

Entonces, como ahora, se creó una cantidad ingente de dinero de la nada causado por la expansión crediticia previa a la crisis. Dinero que los inversores, ofuscados por unos tipos de interés artificialmente bajos, invirtieron en activos ruinosos creando un inmenso agujero que no hay ni fondo de garantía que pueda asegurarlo, ni fondo de rescate que pueda taparlo.

Lo peor de todo es que, con políticos y banqueros moviendo la bolita de la deuda y los activos "tóxicos" de aquí para allá, la casa sigue sin barrer. Se prolonga así la agonía de la depresión económica que vivimos porque estamos mirando al lado equivocado del problema y, por tanto, se están aplicando medidas erróneas y contraproducentes.

Y es que, como idea general, si confiamos en los políticos europeos y en su capacidad para solucionar los problemas que aquejan a la economía y sacarnos de la depresión, es que nos merecemos lo que nos pasa. Igual que merecemos perder nuestro dinero si lo apostamos con un "trilero" al juego de la bolita.

Y, mientras tanto, un nuevo protagonista ha salido a escena. No es Alemania, ni Francia, tampoco el BCE o la Comisión Europea, sino una ciudadanía sublevada que ha tomado la calle y que no entiende adónde llevan unas medidas de austeridad que han demostrado ser del todo ineficaces para su futuro.

El cochero de Drácula a la cabeza de la manifestación (a euro muerto, dólar puesto)

A los males propios (enormes), el favor (con placer) de los "sospechosos habituales" qué, con premeditación y alevosía (la batalla de la triple A, ¿recuerdan?), se apuran a enterrar el cadáver europeo (por las dudas resucite) sin extremaunción, ni funeral.

Para no abundar en el asunto (y distraerlos del tema principal), sólo les aportaré algunos "titulares" del mes de noviembre (2011) del Wall Street Journal, que "para más inri" pertenece al grupo Murdoch, el "Master" de las escuchas ilegales y la prensa sensacionalista del Reino Unido (News of the World), entre otros medios masivos de "desinformación" (¿prefieren llamarlos de "intoxicación"?).

Sólo al final (con algún salto de fecha) agrego un titular de BBCMundo.com, para que constaten como "gozan" en el Reino Unido con la desgraciada deriva de la Zona Euro.

– En un giro abrupto, el BCE recorta las tasas de interés (The Wall Street Journal – 3/11/11)

"A pesar de la elevada inflación, el Banco Central Europeo redujo el jueves las tasas de interés en la zona euro, subrayando la preocupación de que el deterioro de la crisis de deuda está empujando a la región a una recesión"…

– Los bancos hacen "simulacros de incendio" por si Grecia abandona el euro (The Wall Street Journal – 3/11/11)

"Los bancos en Europa comienzan a tomar en serio lo que hasta ahora parecía sólo una remota posibilidad: el abandono del euro por parte de Grecia"…

– ¿Esperaban los creadores del euro que fracasara? (The Wall Street Journal – 3/11/11)

"¿Sería posible que los políticos y eurócratas que diseñaron las estructuras de la eurozona siempre hubieran sabido que estas eran defectuosas, pero concluyeran que un colapso estructural les permitiría introducir la política fiscal común que de otro modo habría sido políticamente imposible?"…

– La deuda soberana no es el único problema de los bancos europeos (The Wall Street Journal – 6/11/11)

"Una deuda soberana de alto riesgo no es la única carga que soportan los bancos europeos: muchas entidades tienen en sus libros pilas de productos hipotecarios exóticos y otros activos de crédito adquiridos antes del estallido la crisis financiera en 2008"…

– Crisis para algunos, oportunidad para otros (The Wall Street Journal – 6/11/11)

"La crisis de la deuda soberana ha hecho que la mayoría de los inversionistas salga huyendo a toda velocidad de Europa. Pero el pánico de algunos es una oportunidad de compra para otros: algunos intrépidos gestores de fondos están aprovechando para comprar bonos de empresas del Viejo Continente a precios de liquidación"…

– El rendimiento de la deuda soberana italiana se acerca al punto de no retorno (The Wall Street Journal – 7/11/11)

"Luego de que los rendimientos de los bonos italianos se dispararan el lunes, algunos analistas advirtieron que Italia está a punto de perder el acceso a los mercados de capital. Menos de dos semanas después de que los líderes europeos dieran a conocer un acuerdo diseñado para apuntalar la confianza en la región, el rendimiento del bono a 10 años del gobierno italiano se acercó a 7%, una barrera que revista una importancia práctica y psicológica en el mercado"…

– Italia es la verdadera amenaza para el euro (The Wall Street Journal – 8/11/11)

La crisis de deuda de Grecia ciertamente causó algún daño a la moneda única. Pero esto no se compara con lo que sucederá si la posición de deuda de Italia también se deteriora.

La diferencia no es solo la escala del problema -la deuda externa de Italia de aproximadamente US$ 2,5 billones corresponde a cerca de cinco veces el tamaño de los US$ 500.000 millones de Grecia-, sino el hecho de que los líderes europeos aún no tienen idea de cómo evitar que Italia caiga en cesación de pagos.

– Italia es la mayor amenaza para el euro y la economía mundial (The Wall Street Journal – 9/11/11)

"Los rendimientos de los bonos italianos se dispararon el miércoles, llegando a los niveles más altos desde la creación del euro, en la última señal de que los inversionistas están perdiendo la fe en uno de los mayores mercados de bonos soberanos del mundo"…

– La batalla de Italia para acceder a los mercados (The Wall Street Journal – 9/11/11)

"A pesar de la promesa de renuncia del primer ministro Silvio Berlusconi, los rendimientos de los US$ 2,2 billones (millones de millones) de la deuda de Italia se han disparado en una mezcla de riesgo político, la inadecuada respuesta de los líderes de la región y el aumento de las demandas de cobertura suplementaria por parte de las cámaras de compensación. En teoría, Italia puede conseguir financiamiento a esas tasas, pero el riesgo es simplemente que muchos compradores van a rehuir a las ventas de nuevos títulos. La crisis de la zona euro está llegando a su punto álgido"…

– Los líderes de la euro zona deben actuar rápido (The Wall Street Journal – 9/11/11)

"Los mercados financieros han decidido súbitamente ignorar a Grecia y enfocar toda su angustia en Italia. Lo que es esencial para el panorama global es que los líderes de la eurozona finalmente han dejado de hablar y han comenzado a actuar. El factor más reciente que hizo cambiar el enfoque desde Atenas hacia Roma se presentó luego que la cámara de compensación LCH.Clearnet aumentara los requisitos de margen para la negociación de bonos italianos"…

– Tan lejos de Dios y tan cerca de la zona euro (The Wall Street Journal – 10/11/11)

"Durante gran parte del año, el ejecutivo manufacturero británico Will Tyler ha examinado con atención los problemas de la zona euro y agradece que Gran Bretaña sea haya mantenido al margen. Ahora, cuando la crisis del bloque económico empieza a arrastrar a los países europeos que no comparten el euro, Tyler cuestiona el valor de la membrecía en este club. Muchas empresas de las economías europeas que conservan sus monedas -como Suecia, Gran Bretaña y un buen número de países de Europa Oriental y que representan alrededor de un cuarto del PIB de la Unión Europea- albergan las mismas dudas"…

– Bundesbank advierte de más riesgos para el sistema financiero alemán (The Wall Street Journal – 10/11/11)

"El banco central de Alemania advirtió el jueves de los crecientes riesgos para el sistema financiero del país ante la prolongación en el tiempo de la crisis de deuda de la eurozona"…

– El euro ahora está en las manos del BCE (The Wall Street Journal – 10/11/11)

"Mientras los gobiernos se derrumban en Grecia e Italia y los líderes políticos continúan mostrando poca capacidad para intensificar los esfuerzos hacia una solución, el futuro del euro ahora está firmemente en las manos del banco central. Si el BCE quiere salvar a la moneda única, ahora no tiene más opciones que renunciar a todo lo que se aferró hasta el momento y comenzar a imprimir billetes"…

– El fragmentado mercado de deuda de la eurozona (The Wall Street Journal – 10/11/11)

"¿Aún tenemos algo así como un mercado de deuda de soberana de la eurozona? Puede que haya 6 billones de euros (millones de millones) en bonos emitidos por los estados miembros de la eurozona en el mercado. Pero los inversionistas ahora enfrentan una colección de mercados de bonos nacionales, unidos sólo por la moneda en la que se denominan. Alguna vez se asumía que el euro era su fortaleza; ahora se presenta como su error fatídico"…

– Otro día, otra razón para comprar dólares (The Wall Street Journal – 11/11/11)

"La única dirección es hacia arriba. Es decir, para el dólar, a medida que los temores de una nueva crisis mundial se diseminan a través de los mercados financieros. A diferencia de su predecesora en 2008, esta crisis será provocada por la zona euro debido a que los líderes europeos no logran resolver los problemas de deuda de los miembros periféricos. Por primera vez, la confianza de los inversionistas en el proceso europeo en general parece estar colapsando y, a medida que crece la amenaza de una cesación de pagos de deuda soberana, los riesgos de una nueva ronda de contagio financiero aumentan de manera abrupta"…

– El BCE no tiene el arma que piden los inversionistas (The Wall Street Journal – 11/11/11)

"El clamor de los mercados es ensordecedor: creen que sólo el Banco Central Europeo puede poner fin a la crisis de la eurozona y quieren que presente su bazuca contra la crisis. El actual programa de compras de bonos del BCE está fracasando y está incitando a los inversionistas privados a deshacerse de los instrumentos. Para contener la putrefacción, una idea popular es que el BCE debería comprometerse a apuntar a un nivel de rendimiento específico para los bonos italianos, realizando compras ilimitadas de ser necesario, de la misma manera que el Banco Nacional Suizo, o BNS, ha prometido una intervención ilimitada para evitar que el franco suizo se aprecie"…

– La rápida contracción del núcleo de Europa (The Wall Street Journal – 12/11/11)

"El núcleo de la eurozona no es lo que solía ser, al menos en lo que respecta a los mercados de bonos. La crisis de deuda ha comenzado a carcomer la periferia a través de Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia. Ahora el diferencial entre los rendimientos de los bonos de los gobiernos de Francia y Alemania se está ampliando. Ello augura problemas para Francia, y para toda la eurozona"…

– Europa ante la perspectiva del colapso del euro (BBCMundo – 10/11/10)

"La noticia de que el interés de los bonos de deuda pública italiana a diez años superó este martes la barrera psicológica del 7% volvió a revivir una de las preguntas que se han hecho analistas de diferentes corrientes desde cuando comenzó la crisis de la eurozona: ¿Sobrevivirá la moneda común?

Pero en comparación con cuando el centro de atención era Grecia, esta vez hay una diferencia de peso: Italia es la octava economía del planeta, la tercera de la eurozona, miembro del G-8 y, además, el tercer mercado de bonos más grande del mundo.

En otras palabras, si la situación italiana llega al extremo de tener que recurrir a un rescate europeo, no es seguro que la Unión Europea pueda hacerlo a través del fondo de rescate actual ni a través del Banco Central Europeo"…

La única verdad es la realidad (lo diga Agamenón o su porquero)

Estamos ante una Europa con dirigentes vacíos de intelectualidad, aunque sobrados de ambición, fatuidad y demagogia, pero en materia económica tampoco nos ha sonreído la diosa fortuna. Unos líderes (?) insensatos, atolondrados y concupiscentes, que superados por los acontecimientos, sólo atinan a meter la mano en el bolsillo ajeno.

Todo parece indicar que se terminará por "inducir" al Banco Central Europeo (BCE) a subirse al helicóptero (tal vez, se lo preste Bernanke), para iniciar el "lanzamiento de billetes" desde el aire con el objetivo de "licuar" los pasivos por la vía inflacionaria. La presión de los deudores (bancos, y gobiernos) es enorme. Muchos "gurús" mediáticos y organismos internacionales, apoyan la idea. La Reserva Federal (Fed) y el Banco de Inglaterra (BoE), la practican (con entusiasmo y frivolidad) desde el inicio de la crisis. Echar a andar las imprentas e inyectar una liquidez ilimitada. Un quantitative easing permanente, tendiendo al infinito. "Todos a una"… "La razón de la sinrazón"…

El Premio Nobel de Economía estadounidense Paul Krugman aconseja a los europeos poner a trabajar la máquina de imprimir dinero del Banco Central Europeo (BCE) y comprar tanta deuda italiana como sea necesario para atajar la crisis de la zona del euro.

"Al final el BCE mirará al precipicio y dirá: olvidemos todas las reglas, tenemos que comprar deuda", declara Krugman en una entrevista que publica hoy el rotativo económico "Handelsblatt", en la que comenta que el precio de la descomposición de la zona del euro sería demasiado elevado.

A su juicio resulta inevitable que el BCE acabe comprando "tanta deuda como sea necesario" para afrontar la crisis y asegura además que los peligros inflacionarios son absolutamente controlables. Krugman aconseja a Europa imprimir dinero y comprar deuda italiana (El Economista – 11/11/11)

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