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El hombre funcionando en sus tres dimensiones (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

La naturaleza pecaminosa del hombre fue el resultado de su alejamiento de Dios en una acto consciente y deliberado, una violación de la santa ley de Dios. La consecuencia del pecado deliberado del hombre fue una naturaleza pecaminosa, una disposición de corazón del cual proceden actos pecaminosos (Mt.15:19; Mr.7:21-23). Lamentablemente hemos heredado esta naturaleza pecaminosa de Adán Ro. 5:12-19. La herencia de nuestra naturaleza de pecado es el resultado del pecado de Adán y de la relación de la raza humana con él como "hombre corporativo"; es decir él representaba a toda la humanidad. Esta naturaleza pecaminosa es la que se opone a Dios y tiene inclinación a pecar. La Palabra de Dios emplea diferentes términos y expresiones para describir esta tendencia baja, débil y depravada del hombre.

La palabra carne se utiliza tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Sin embargo, su uso en este último tiene mayor importancia teológica y representa un desarrollo más detallado de la explicación que Dios da acerca del problema del pecado de la humanidad que el que encontramos en el Antiguo Testamento. Se conoce formas fundamentales de utilizar la palabra carne "sarx" en el Nuevo Testamento. En un extremo están los casos en los que no se implica ningún juicio moral, ni el término tiene connotación negativa alguna. En el otro, aquellos que implican juicio moral negativo y sarx llega a describir la naturaleza más baja del hombre o se define como pecaminosa. Tendiendo un puente entre ambos extremos hay una serie de usos en los que sarx no es pecaminosa en si, pero se inclina en esa dirección.

El conocido erudito del griego W. Vine enumera trece usos distintos de la palabra sarx. Para un estudio histórico casi exhaustivo del término, no hay nada mejor que el trabajo de Eduard Scheweizer. Presenta el significado que tuvo esta palabra durante seis períodos diferentes de la Historia. Para alguien que desea consultar un estudio profundo y complejo, su trabajo es excepcional.

La carne se convierte así en la parte más baja del hombre que define, ya sea la propia incitación al pecado o, por lo menos, la sede de la misma (Ro. 7:28,25; 8:5b,12,13; Gá. 5:17, 19,6:8; 1P. 3:21; 2P. 2:10,18; 1Jn. 2:16) Uno pueda tener un cuerpo carnal (Col. 2:11) o una mente carnal (Ro. 8:7; Col. 2:18).

Respecto a eso resulta significativo que Pablo no diga en ninguna parte que la carne será resucitada; para él es el cuerpo el que experimentará la resurrección para novedad de vida (1Co. 15:44). Y esto porque para Pablo sarx tenía una connotación de pecado, mientras que cuerpo era un término más neutral. Es necesario recordar que también la mente puede engendrar deseos pecaminosos (Ef. 2:3), y que hay una inmundicia de espíritu, como la hay de la carne (1Co. 7:1)

La carne y la naturaleza de pecado

La carne con la que luchamos a diario no equivale a ese viejo yo que antes controlaba nuestra vida, pero que ahora está permanentemente crucificado con Cristo (Gá. 2:20). Antes de conocer a Jesús nuestra existencia era dominada por esa naturaleza pecaminosa heredada de Adán. Estábamos separados de Dios y muertos en lo espiritual. Ese era el viejo hombre y el "viejo yo" Jesús se llevó consigo a la cruz a nuestro viejo hombre, que murió allí con El. Las palabras del apóstol Pablo son las siguientes: "Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con el Ro. 6:6 Pablo pudo exhortar así a los creyentes: "Poned la mira en las cosas de arriba, no en la de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida esta escondida con Cristo en Dios." (Col. 3:2-3) Esto ayuda a explicar por qué el apóstol Juan es tan enfático cuando dice que los verdaderos creyentes no son ya esclavos del pecado ni lo practican. Porque hemos nacido de Dios (1Jn. 3:4-19). Ser "de Dios" 1Jn. 5:19 y ser 'nacido de Dios 1Jn. 5:18 significa que nuestra naturaleza proviene del Señor. La naturaleza de Dios permanece en nosotros. "La simiente de Dios permanece en (nosotros) y no (podemos) pecar (practicar el pecado, vv. 7-8), porque somos nacidos de Dios" 1Jn. 3:9.

"No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencia; ni tampoco presentéis vuestros miembros como instrumentos de iniquidad, sino presentados vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia." Ro. 6:12-13 Cuando Pablo habla de los miembros de mi cuerpo, es obvio que quiere decir algo más que el cuerpo material: se refiere a mi mente, mi imaginación, mis emociones, mi voluntad y mi cuerpo físico. Dios quiere que le rinda todo lo que soy a fin de hacer su voluntad en mi vida. Puesto que vivo en mi cuerpo, si El lo posee realmente, me posee por entero a mí. El cristiano debe buscar el hacer morir las obras e la carne en su vida si quiere llegar a tener victoria en la guerra contra el pecado en la cual participa; de no ser así, pronto se convertirá en una víctima de guerra.

Las obras de la carne (gálatas 5:19 21)

"Y manifiestan son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,

idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, Envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

"Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensibilidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, Envidias, borracheras, orgías, y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya lo he hecho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios."

"Bien manifiestas son las obras de la carne, las cuales son adulterio, fornicación, deshonestidad, lujuria, culto de ídolos, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, enojos, riñas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, embriagueces, glotonerías, y cosas semejantes; sobre las cuales los prevengo, como ya tengo dicho, que los que tales cosas hacen, no alcanzarán el reino de Dios".

El texto comienza con la clara declaración: "Y manifiestas son las obras de la carne…"(v.19). El apóstol, mediante la guía del Espíritu Santo, pone en una lista cómo la carne obra contra nosotros y lucha contra el espíritu regenerado del hombre.

  • Adulterio (Mt.15:19; Mr.7:21). Esto se refiere a pensamientos o actos de inmoralidad de forma eventual después de haber contraído matrimonio. El adulterio procede del deseo carnal y egoísta de satisfacción física sin responsabilidad posterior. El adulterio manifiesta la rebelión de la carne contra el mandamiento de la pureza y ataca la inviolabilidad del matrimonio (He.13:4).

  • Fornicación (Mr.7:21). Parecido al anterior con la diferencia de que esta es fruto de una relación frecuente antes de casarse o mientras uno esta casado. La fornicación nace del deseo mundano de satisfacer los apetitos sensuales sin la responsabilidad del matrimonio o la ruptura del principio de fidelidad del matrimonio. No hay lugar o excusa para la fornicación en el plan de Dios. (1Co.6:13, 18).

  • Inmundicia (Mr.7:21). Este pecado incluye una amplia gama de pecados morales. Pensamientos malos o impuros, los "chistes sucios", deseos lujuriosos; deseos de ver pornografía en todas sus formas. La inmundicia brota del deseo de satisfacer apetitos sensuales a través los pensamientos y palabras en contra de la naturaleza santa de Dios y en contra de la salud espiritual del propio sujeto.

  • Lascivia (Mr.7:21). Este pecado representa la práctica de hacer despertar deseos que no pueden ser satisfechos dentro de los límites de la aprobación de Dios. Una buena definición podría ser "Amor por la carne". Uno puede ser lascivo en su vestir, su forma de hablar, sus carcajadas, sus sonrisa, sus ojos, sus gestos, su modestia, etc. Este pecado resulta del deseo carnal de atraer la atención hacia uno mismo de una manera que hace ostentación de las normas de la pureza moral de Dios.

  • Idolatría Este pecado es la carne revelándose contra la adoración del único Dios vivo y verdadero. La idolatría tiene lugar cuando física o mentalmente ponemos cualquier cosa antes que a Dios. El placer, el dinero, las cosas materiales, nuestro trabajo, incluso nuestras familias pueden llegar a ser ídolos. Este pecado carnal surge de nuestro deseo de elegir al dios que agrada a nuestra carne en vez de postrarnos delante del Dios vivo y verdadero.

  • Hechicerías Este pecado de la carne proviene de nuestro deseo de conectar y tener relación con el espíritu misterioso de este mundo. Con una curiosidad rebelde, deseamos conocer los misterios del mundo invisible de una manera que no es revelada por Dios en su Palabra. Este pecado carnal de hechicería incluye todo el campo del ocultismo. Tablas de Ouija, adivinación, Nueva Era, espiritismo, levitación, astrología, el uso del péndulo, disciplinas de artes marciales, técnicas de control mental o meditación y cosas semejantes son instrumentos de este pecado. Es interesante que la palabra griega para hechicería o brujería sea en nuestros textos la palabra pharmakia, de la cual procede la palabra farmacia, referente a las drogas. El uso de drogas o alucinógenos para conseguir nuevas sensaciones y una expansión de la mente es una forma de brujería. Tomar drogas es un pecado carnal que conduce a una esclavitud más profunda al reino de Satanás.

  • Enemistades Este pecado carnal se manifiesta en sentimientos perversos y malos de rencor, desprecio y aversión hacia otras personas. Las enemistades surgen del deseo carnal de establecer la valía de uno fuera del plan de salvación de Dios. Este pecado se contrapone a la demanda de Dios de que nos perdonemos los unos a los otros.

  • Pleitos Este pecado de la carne se manifiesta cuando llegamos a formar parte de la disputa y la discordancia. Nace del deseo carnal de atraer la atención y esforzarse en probar que tenemos razón. Se lo puede llamar también una forma sutil de orgullo.

  • Celos Esta es la manifestación de sentimientos de resentimiento porque alguien es o tiene lo que nosotros queremos. La envidia brota del deseo de la carne de ser el centro de atención por encima del interés en otros. También manifiesta una falta de autoaceptación y gratitud a Dios porque El nos hizo exactamente como El nos quiere.

  • Iras Esto significa mal humor, enojo violento o furioso. El enojo o la ira provienen del deseo de la carne de borrar cualquier cosa que amenace los intereses de uno. El enojo es el intento de la carne de intervenir y tomar venganza fuera de las manos de Dios.

  • Contiendas La contienda es una rivalidad egoísta. Surge del deseo interesado de derribar a otros que de alguna forma constituyen una amenaza para nosotros. Se contrapone al amor de Dios por todos los hombres; un amor tan grande que "siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros"(Ro.5:8).

  • Disensiones Esta palabra significa, literalmente, dividir, rasgar en dos partes. Otra buena traducción es sectarismo. Este pecado surge del deseo egoísta de identificarse con un grupo que apoyaría mis intereses egocéntricos. Esta indulgencia carnal es lo que causa división en la iglesia y discordias entre creyentes. El espíritu de sedición ataca a la unidad esencial del Cuerpo de Cristo y divide lo que por la obra de Cristo y la gracia de Dios es uno.

  • Herejías Al igual que las disensiones, esta carnalidad es un entusiasmo por enseñanza que aparenta ser bíblica, que divide a los creyentes por cosas no esenciales. Ha sido uno de los pecados carnales por el que muchos líderes de creyentes influyentes han llegado a ser culpables de una forma muy sutil. Este pecado se opone al don de amor de Dios y Su mandamiento de no intervenir en discusiones necias e insensatas, que no producen sino altercados (2Ti.2:23).

  • Envidias Este pecado describe un descontento interior cuando miramos el éxito o la superioridad de otro con deseo de estar en su lugar. La envidia proviene de una falta de seguridad interior y de confianza en que Dios nos capacitaría para tener y conseguir justo lo que El quiere que tengamos. La envidia es un rechazo a contentarnos con el don de la gracia de Dios para con nosotros.

  • Homicidios (Mt.15:19; Mr.7:21). Satanás es un homicida, pero el corazón humano lleno de odio e ira es capaz también de asesinar. El pecado del homicidio manifiesta el deseo rebelde de la carne de quitar de en medio incluso una vida que obstaculiza el camino para conseguir una meta gratificante.

  • Borracheras Este pecado carnal incluye el confiar en toda clase de tóxicos, tales como el alcohol y las drogas para producir una vía de escape artificial para no afrontar nuestros pecados y responsabilidades. Esta carnalidad se rebela contra la obra del Espíritu Santo que convence al hombre de sus pecados y que crea culpabilidad y convicción designados para conducir al hombre hacia la fe y el arrepentimiento. Las borracheras buscan una estimulación carnal para producir un estado de bienestar que en verdad sólo puede ser producido permanentemente por la plenitud del Espíritu Santo (Ef.5:18).

En este pasaje se puntualiza que aquellos que continúan practicando estos pecados no son los que heredarán el Reino de Dios. Estos son los pecados del hombre natural que nunca ha nacido de nuevo. Los creyentes han sido liberados de estos pecados carnales a través de la muerte de Cristo en la cruz y Su resurrección.

¿Cómo se produce el pecado?

Quizás sería necesario en este punto aclarar que la tentación de ninguna manera implica pecado de facto. Para que se manifieste el pecado (como práctica o hechos malos) deben estar presentes dos elementos; La tentación y la decisión individual de ceder a los deseos carnales. El siguiente cuadro aclarará lo anterior. Detrás de los peligros más obvios de abandonarse a los pecados carnales, se encuentra un peligro más sutil y mortal. Ef. 4 trata de los pecados de la carne en el contexto del viejo hombre (v.22) y el nuevo hombre (v.24). En este contexto, de pronto el apóstol Pablo advierte: "no deis lugar al diablo"(v.27). Esta advertencia indica que a través del ejercicio de su voluntad a cometer estos pecados carnales, el creyente da lugar o cede terreno a la actividad de Satanás en su vida. Rendirse voluntariamente a la práctica de los pecados de la carne da ocasión a Satanás para hacer lo que él quiera en la vida del creyente. Aunque toda la demanda legal de Satanás contra nosotros fue eliminada en la cruz, el ceder voluntariamente a través de los pecados carnales da al enemigo un lugar o la base legal sobre nosotros que él se dará prisa en explotar.

¿CÓMO SE PUEDE SER LIBRE DE LA CARNE?

A esta posibilidad de colación satánica en la vida del creyente se hace alusión en muchos otros pasajes del Nuevo Testamento. El apóstol Pablo escribió a Timoteo sobre la necesidad de corregir a aquellos que estaban en pecados carnales y se oponían al evangelio con la confianza de que Dios les concedería el arrepentimiento. El advierte que aquellos que practican tales pecados están atrapados en el lazo del diablo y "están cautivos a voluntad de él" (2Ti.2:26). Aunque hay algunos intérpretes que piensan que este pasaje no se refiere a los verdaderos creyentes, el apóstol tenía la intención de que fuera una serie de advertencia a todos los hombres de que vivir descuidada y carnalmente significa entrar en el territorio de Satanás. Los creyentes que viven carnalmente pueden indudablemente llegar a un estado de esclavitud con Satanás, donde vivan de acuerdo con la voluntad de Satanás en lugar de la voluntad de Dios.

Esta es una realidad obvia, que concuerda con el tono de las Escrituras y su énfasis en la responsabilidad del hombre. Hay tres pasos hacia la victoria sobre la carne, expuestos en Gálatas 5 y en otros pasajes del Nuevo Testamento que enseñan sobre este enemigo.

  • El primero paso es la sinceridad (Mr.7:21-23; Gá.5;17-21). Debería ser obvio para todos nosotros que una de las razones para hacer una lista de tales pecados carnales o pecados provenientes de nuestro corazón pecaminoso, tal como aparece en la palabra de Dios, es la importancia de ser honestos con nosotros mismos. No todos somos tentados de igual forma por cada uno de estos pecados; puede que uno tenga problemas con la impureza, mientras que con la envidia y o ira esté afrontando una verdadera batalla.

El Espíritu Santo quiere que seamos honestos, que veamos y admitamos nuestra vieja naturaleza depravada y pecaminosa. Quiere que seamos conscientes diariamente de que el viejo hombre debe morir. Dios nunca se ocupa de mejorar al hombre natural. Dios nos regenera y nos hace nuevas criaturas. Algunos creyentes intentan reformar su vieja naturaleza. Les inquieta ver continuamente el mal en sus vidas. Sin embargo uno de los requisitos previos para una vida victoriosa es ver y conocer la vieja naturaleza derrotada y corrompida. Debemos renunciar por completo a cualquier pensamiento de reformar nuestra vieja naturaleza. Por consiguiente, un primer paso muy importante hacia la victoria sobre la carne es la capacidad de ser honestos. Debemos ver y admitir los pecados carnales que son nuestra mayor tentación y derrota. No intente dar una falsa apariencia. No intente ocultarlos de usted mismo y de otros o trate de convencer a Dios de que no están ahí. Más bien, es importante pedir al Espíritu Santo que le muestre sus pecados en toda su gravedad. En tanto que no exista tal sinceridad, seguirá siendo víctima de su carne y estará cediendo terreno a Satanás. Dios está muy convencido de nuestra depravación y de los pecados de nuestra carne y quiere que nosotros estemos dispuestos a dar el siguiente paso.

  • El segundo paso para conseguir la victoria sobre la carne es un caminar de muerte y renuncia (Ro. 6:1-13; Gá. 2:20;5;24). "Pero los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y deseos"(Gá. 5:14). "Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro"(Ro.6:11).

Cualquier victoria en la lucha espiritual se consigue a través de hechos objetivos, y no sentimientos subjetivos. La fe siempre sigue adelante cuando está fundada sobre la verdad, y no sobre la base poco fiable del sentimiento. Rm. 6:6 (NVI) expone claramente lo que mi unión con la muerte de Cristo hizo a mi naturaleza pecadora: "Pues sabemos que nuestro antiguo 'yo' fue crucificado con él, para que el cuerpo del pecado fuese destituido de su señorío, de modo que no seamos por más tiempo esclavos del pecado porque quien a muerto, ha sido liberado del pecado."

La naturaleza pecaminosa del creyente fue crucificada con Cristo no sólo para pagar la deuda que su pecado merecía, sino también para dejar sin poder a esa naturaleza de pecado para que el creyente ya no estuviera sujeto a su control. La naturaleza heredada, depravada del creyente fue crucificada con Cristo en la cruz del Calvario para que nunca más tuviera que ser esclavo del pecado. Experimentar la victoria sobre los pecados carnales hace necesario que la persona "se considere" muerta al pecado a través de Jesucristo (Ro.6:11). La victoria sobre la carne es siempre una apropiación activa, día a día y momento a momento de la verdad absoluta de que "he sido crucificado con Cristo" (Gá.2:20). Es muy importante que mantengamos constantemente esta verdad objetiva al frente de nuestro vivir diario en la vida cristiana. Nuestra esperanza de victoria sobre nuestros pecados de la carne es solamente la apropiación por la fe de nuestra muerte con Cristo a estos pecados. Debemos dejar de considerar el pecado como una realidad ineludible a nuestro diario vivir.

  • El tercer paso es caminar en el Espíritu (Ro.6:11; Gá.5:16-25). La muerte no es suficiente para vencer a la carne; debe entrar nueva vida en nuestro ser. También debemos considerarnos vivos para Dios, así como muertos al pecado (Ro.6:11). Es obvio que no debemos dejar un vacío dentro de nosotros cuando nos apropiamos de nuestra muerte al viejo hombre. Debemos ser llenos con una vida nueva. Otro hecho real que debemos comprender y sobre el que debemos actuar es que el Señor Jesucristo se levantó de los muertos.

Esta es una verdad absoluta, aún cuando Satanás y las críticas la hayan atacado. Sin embargo, aún queda como un hecho permanente y objetivo que todos los creyentes están unidos con Cristo en Su resurrección. Así como Cristo fue resucitado de entre los muertos, también nosotros somos resucitados con El. Tenemos una vida en El. Con todo, aún nos queda apropiarnos de su vida para nosotros (Ro.6:4-5). En el momento en que creemos, el Espíritu Santo nos bautiza en Cristo. Estamos unidos con Cristo por esta obra del Espíritu Santo, y a través de esta unión somos hechos partícipes de la vida de resurrección de nuestro Señor (Ro.6:5-8). Esta nueva vida, esta vida de resurrección de Cristo, la podemos experimentar siempre que dejemos al Espíritu Santo todo el control. El Espíritu Santo entra en la vida de todos los creyentes en el momento en que creemos y somos salvos (Jn.3:6; Ro8:9,10). No debemos dudar de este hecho real. Dudar o no creer que la presencia del Espíritu Santo mora en nuestro espíritu es creer la mentira de Satanás y dejarnos engañar. Pero aún queda la responsabilidad del creyente de ser lleno del Espíritu (Ef.5:18). Esta es otra forma de decir que debemos apropiarnos a actuar sobre la verdad de que el Espíritu Santo vive dentro de nosotros. Nuestro ser esta dividido en varias partes, pero funciona como si fuera uno. Tenemos un cuerpo, un alma y un espíritu. Nuestra alma contiene nuestra personalidad, que esta formada por nuestra mente, nuestra voluntad y nuestras emociones. Cuando uno habla de "ser llenos del Espíritu" significa que su cuerpo, su alma y su espíritu son controlados y dirigidos por la gracia maravillosa del Espíritu Santo. La nueva vida es suya por el hecho de la resurrección de Cristo entra a formar parte de todo su ser.

El cuerpo (los sentidos y el papel de los estímulos y sensaciones en la percepción y su relación con el placer, y el dolor)

VERSÍCULO CLAVE: Romanos 12:1-3 "Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto. Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno."

CITAS BÍBLICAS: Romanos 7:23-24; Romanos 12:1; Mateo 5:29; 1 Corintios 6:15; 1 Corintios 6:20; 1 Corintios 9:27; Mateo 6:22; Romanos 8:10-11; Romanos 12:1-3.

EJEMPLOS BÍBLICOS: La Vida de Sansón (Jueces: 13-16)

CONCEPTOS Y TÉRMINOS SIGNIFICATIVOS: Sentido, Estímulo, Sensación, Percepción, Placer, Dolor.

CUERPO: viene del griego "soma", es la parte física del hombre. Es la parte material del ser humano que lo pone en contacto con el mundo físico. Un cuerpo cualquiera que sea, debe tener: temperatura, un estado de agregación, una composición química y una serie de propiedades igualmente esenciales.

Entonces sabemos que el cuerpo es la naturaleza material, terrenal del hombre. "Pues polvo eres, y al polvo volverás". Génesis 3:13. Hasta el día de hoy los científicos buscan el origen del hombre, mientras que la Biblia nos enseña claramente, con pruebas irrefutables que el hombre es criatura de Dios. Hoy vemos los cuerpos humanos sujetos a muchas enfermedades, y peor que la enfermedad es la muerte. La Biblia revela que el cuerpo del hombre será redimido. Esa redención, según el gran plan divino de gracia, viene a través de la cruz del calvario, donde murió crucificado Jesucristo, el hijo de Dios, resucitando al tercer día.

Cuerpo (soma): El cuerpo es esa parte del hombre que está consciente de las reacciones con el mundo exterior: mundo, conciencia.

Las funciones del cuerpo pueden ser bosquejadas como siguen:

a. Recepción. La información es recibida del mundo por vía de los sentidos (ojos, oídos, el tacto, etc.)

b. Reacción. El cuerpo reacciona a través del sistema motor (muscular) por medio de las palabras y acciones.

c. Expresión. El cuerpo puede expresar al mundo los pensamientos, sensaciones y decisiones del alma.

Para que la salvación de Dios sea completa debe alcanzar al cuerpo. Aunque la obra de Dios comienza en el espíritu, y sigue con el alma, también debe expresarse en el cuerpo. La importancia del cuerpo es evidente por cuanto Dios fue manifestado en carne. El Verbo se hizo hombre, lo cual permitió la salvación del hombre y la derrota de Satanás (por eso los espíritus inmundos no pueden confesar esta verdad).

El cuerpo del Señor Jesús en la tierra fue el templo de Dios (Jn. 2:21); hoy el cuerpo del cristiano también lo es (1ª Cor. 6:19). Uno de los mayores pecados (la fornicación) se asocia con el cuerpo, porque significa tomar un miembro de Cristo y hacerlo miembro de una ramera (1ª Cor. 6:15). El cuerpo tiene necesidades, las cuales deben ser suplidas; no obstante, esto no significa gratificar el cuerpo. Si el cuerpo es complacido cada vez, se volverá un amo con más y más exigencias, y dejará de ser un siervo. El alma también se verá envuelta en sus apetitos y caerá en el hedonismo (búsqueda del placer).

La consagración del cristiano ha de comenzar por el cuerpo, el cual es presentado como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Luego, el entendimiento, el alma, es renovada, y la voluntad de Dios puede ser comprobada en el espíritu (Romanos 12). Así como el espíritu fue vivificado al recibir la justificación, así el cuerpo es vivificado por su Espíritu (Rom. 8:10-11).

En 1ª Corintios 6:13 dice «El cuerpo es para el Señor… y el Señor para el cuerpo». Esto primero significa que no es para la satisfacción y el deleite; es para el Señor. El cuerpo ha de servir como instrumento de justicia. «El Señor es para el cuerpo» significa que el Señor no sólo salva el espíritu y el alma, sino también el cuerpo de enfermedades y plagas. Si el cristiano acepta que el cuerpo es para el Señor, y se consagra para él, el Señor va a conceder vida y poder a su cuerpo. Él mismo lo va a cuidar y preservar. Él lo va a restaurar si está enfermo, y lo va a preservar para que no esté enfermo.

La introducción del pecado en el hombre trajo consigo no sólo la muerte, sino también la enfermedad (La enfermedad se halla entre el pecado y la muerte). El Señor no sólo perdonó pecados, sino que también sanó enfermos. Él vino a deshacer las obras del diablo, y éstas tienen que ver con la enfermedad y con la muerte. Un cuerpo sano no es para los deseos carnales, sino para Dios. «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo» (1ª Tes. 5:23).

  • Atención. Capacidad para centrarse de manera persistente en un estímulo o actividad concretos. Un trastorno de la atención puede manifestarse por distraibilidad fácil o por dificultad para realizar tareas o concentrarse en el trabajo.

  • Actitud consciente y focalizada, dirigida a la observación detenida y precisa. Es de gran importancia en la percepción.

  • Estímulo. Es una energía o factor físico o químico que excita un receptor y que produce una respuesta del organismo.

  • Estimulo condicionado. Las nociones de estímulo condicionado, estímulo incondicionado, respuesta incondicionada y respuesta condicionada sólo pueden comprenderse en su relación mutua.

  • Estímulo-respuesta. Teoría que explica los comportamientos de un individuo como un conjunto de reacciones a estímulos precedentes.

  • Sensación. Proceso por el cual los órganos de los sentidos convierten estímulos del mundo exterior en los datos elementales o materia prima de la experiencia. Las sensaciones son las vivencias elementales cuya combinación da lugar a la vivencia compuesta que llamamos

  • Percepción. Así, la percepción de una hoja está compuesta por sensaciones táctiles de textura, dureza, grado de calor, por sensaciones visuales de color, forma, estado de movimiento,… Es común señalar que no tenemos una experiencia inmediata de las sensaciones sino que llegamos a ellas por el análisis de las vivencias complejas, en concreto de la percepción. Las tareas de la psicología en relación a las sensaciones han sido habitualmente la de la clasificación de las sensaciones en tipos y subtipos y su medida; esto último en particular en la psicología experimental, como en las investigaciones de Weber y Fechner. Finalmente, pero ya más en el lado de la fisiología que de la psicología, se investiga también la actividad nerviosa y el funcionamiento de los distintos órganos que intervienen en la presencia de sensaciones en la mente del individuo.

  • Las funciones mentales superiores se definen como la facultad del cerebro para percibir, retener y recordar información obtenida del medio externo. Entre estas facultades se encuentran las sensaciones; estas suponen un análisis subjetivo del entorno para obtener información. Siendo esta en realidad un hecho psicológico que resulta de la acción de un estimulo. Entre las funciones mentales superiores encontramos la atención que es definida como es la capacidad para centrarse en un estimulo o actividad especifica durante un tiempo determinado con el fin de entender, comprender, concentrarnos, aprender, etc. acerca de un determinado tema.

  • Motivación. Conjunto de motivos que intervienen en un acto electivo, según su origen los motivos pueden ser de carácter fisiológico e innatos (hambre, sueño) o sociales; estos últimos se adquieren durante la socialización, formándose en función de las relaciones interpersonales, los valores, las normas y las instituciones sociales.

  • Motivo. Un motivo es un estado interior presupuesto de un organismo, con el fin de explicar sus elecciones y su conducta orientada hacia metas. Desde el punto de vista subjetivo, es un deseo o anhelo.

LA DEBILIDAD HUMANA (EL MUNDO, LA CARNE, LAS TENTACIONES, LOS PECADOS Y LAS INIQUIDADES)

VERSÍCULO CLAVE: 1 Juan 2:15-17 "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, Los Deseos De La Carne, Los Deseos De Los Ojos, Y La Vanagloria De La Vida, no proviene del Padre, sino del mundo.  Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. ."

CITAS BÍBLICAS: Job 11:13-19; Efesios 2:1-3; Gálatas 5:16- 24; Romanos 13:12.

EJEMPLOS BÍBLICOS: Adán y Eva en el Huerto de Edén (Génesis 3:3) Jesús cuando fue tentado por satanás (Mt. 4:1-11)

CONCEPTOS Y TÉRMINOS SIGNIFICATIVOS: Mundo, Carne, Tentación, Pecado, Iniquidad.

TENTACIÓN: heb. «massah», gr. «peirasmos»). En las Escrituras se presentan tres caracteres diferentes de tentación: (a) «Dios tentó a Abraham» cuando le ordenó que le ofreciera Isaac (Gn. 22:1). Con ello, puso su fe a prueba. Las revisiones 1960 y 1977 de Reina-Valera traducen «probó» y «puso a prueba», respectivamente. Pablo habla de su aguijón en la carne como su «tentación» («prueba» en las ya citadas revisiones).

(b) Los israelitas tentaron a Dios. «Tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto» (Sal. 78:18). Pusieron en duda que Dios pudiera poner mesa para ellos en el desierto. Hubo otras ocasiones en que dijeron: «¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?» (Éx. 17:7). Se tiene que señalar que cuando Israel ponía a Dios a prueba era en realidad que ellos estaban siendo probados por Él: cfr. Sal. 95:9 con Dt. 8:2 y 33:8 (donde el «piadoso» es Israel). El Señor Jesucristo rehusó poner a Dios a prueba cuando fue tentado por Satanás para que se arrojara al vacío a fin de que los ángeles lo preservaran (Mt. 4:5-7, etc.). El pecado de Ananías y Safira fue tentar al Espíritu del Señor (Hch. 5:9).

(c) Tentación al mal. Esta tentación asalta al hombre, de una parte, del exterior. Satanás, el Tentador, busca constantemente empujarnos al mal (Mt. 4:3; 1 Co. 7:5; 2 Co. 11:3; 1 Ts. 3:5); el mundo también despliega sus atracciones, intentando alejar al creyente de Dios (1 Jn. 2:15-17). La fuente más poderosa de tentación, sin embargo, es nuestra propia carne: «Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido» (Stg. 1:14). Así, la tentación al mal halla en el hombre caído una adecuada caja de resonancia, aparte de todos los apetitos pecaminosos que surgen de la naturaleza caída del hombre. No es Dios quien nos tienta a pecar (Stg. 1:13).

Mediante la tentación, Adán y Eva tuvieron la facultad de elegir entre la dependencia de Dios o actuar siguiendo una voluntad independiente y opuesta a la de Dios (Gn. 3). Cristo mismo, en tanto que Hijo del Hombre, se vio ante la tentación, aunque, como en el caso de Adán antes de pecar, puramente externa, «sin pecado» (He. 4:15); también los súbditos del Milenio serán tentados, habiendo estado hasta el final de aquel período al abrigo de las astucias del Tentador (Ap. 20:3, 8). Sin embargo, el Señor es fiel, y no permite que seamos tentados más allá de nuestra capacidad, dándonos junto con el hecho de la tentación la salida, a fin de que podamos aguantar (1 Co. 10:13). Ante el gran período de tentación que viene sobre el mundo, da a los creyentes una especial promesa (Ap. 3:10). En todo caso, el creyente debe velar en oración, para no caer en tentación (Mt. 26:41; cfr. Lc. 8:13), sabiendo que el Señor pasó por amargas pruebas y tentaciones en Su encarnación, pudiendo socorrernos, y que se compadece de nuestras debilidades (He. 2:18; 4:15).

El autor de la tentación Mateos 4:3 "Y llegándose a él el tentador". El esta continuamente tratando de inducir a los hombres a pecar, y nadie se escapa de sus tentaciones. Hablo del "tentador" Satanás.

A este respecto debemos mencionar algo de astucia y malignidad de Satanás. Génesis 3:1: Satanás se transforma en un ángel de luz. 2Corintios 11:14: Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Esta fase de su trabajo se encuentra bien ilustrada en la tentación de Cristo. Mateo 4:1-11, él simulo que podía ayudar la fe de Cristo, que podía estimular su confianza en el poder divino y proporcionarle un incentivo para el culto.

Las escrituras hablan de las acechanzas o métodos del diablo. Efesios 6:11-12, Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

La "antigua serpiente" es más peligrosa que un "león rugiente". La astucia de Satanás se deja ver al tentar a los hombres en su momento de debilidad. (Mateos 4:1-11; Lucas 22:40-46). Después de los grandes éxitos. (Juan 6:15). Incitando a hacer uso de las cosas buenas de una manera mala. (Mateo 4:1-11). Engañando a sus seguidores con señales y maravillas. (2Tesalonisences 2:9-10)

Hay que resistir la tentación

1 Pedro 5:8-9 Enseña que debemos "resistir firmes en la fe", sometiéndonos a Dios (Romanos 6:17-23) y vistiéndonos de toda la armadura de Dios.(Efesios 6:10-20)

EL PRINCIPIO DE LA TENTACIÓN EN LA TIERRA

La Biblia nos dice en 1 Juan 2:16; tenemos la lección, que toda tentación en el mundo encierra tres categorías:

  • 1. Los deseos de la carne- Lo que satisface los apetitos o deseos carnales.

  • 2. Los deseos de los ojos- Lo que satisface la vista.

  • 3. La vanagloria de la vida- Lo que satisface el orgullo propio.

En la tentación de la mujer, el tentador empleo todas las formas de tentaciones.

  • a. LOS DESEOS DE LA CARNE

Ella vio que el árbol era bueno para comer (Génesis 3:6a). Aunque ella podía comer de todos los árboles del huerto, era de ese que ella deseaba probar.

  • b. LOS DESEOS DE LOS OJOS

Era agradable a los ojos (Génesis 3:6b). El contemplar las cosas prohibidas solo sirve para alimentar el deseo desenfrenado.

  • c. LA VANAGLORIA DE LA VIDA

El árbol era codiciable para alcanzar sabiduría (Génesis 3:6c). La ambición sin control y contraria a la voluntad de Dios, siempre termina en catástrofe.

Aparte de estos tres aspectos de la tentación había:

  • El poner en dudas lo que Dios había dicho.

  • Con la declaración del Tentador que no había castigo, al decir, "no morirás".

  • La idea de que Dios no les cuidaba bien, les engañaba, y prohibía lo que era verdaderamente para su bien.

La Tentación

A. SATANÁS ATACA Satanás ataca al cristiano como individuo, en su mayoría, a través de tentaciones. Él enfoca tal ataque en dos áreas:

1. Con Los Deseos Del Mundo Él procurará tentar al creyente a ser absorbido en el sistema del mundo:

• Para que haga de las bendiciones materiales que el mundo ofrece un deseo central;

• Para hacer del reconocimiento y honra de este mundo una meta importante; y

• Hace de la confianza de ser uno con aquéllos de este mundo, nuestra base para la seguridad.

"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Jn 2:15). Lea también Santiago 4:1, 4; 1 Timoteo 6:6-11.

2. Los Deseos De La Carne A través de la obra de Cristo sobre la cruz, el verdadero cristiano es liberado de los resultados del pecado y del poder del pecado (Ro 6:6-14). Pero él continúa viviendo en un cuerpo físico que está sujeto a los apetitos y deseos naturales (carnales). Satanás utilizará esos apetitos, para tratar de que los cristianos le otorguen mayor importancia a él que a los impulsos del Espíritu Santo dentro de su ser (Ro 8:5-9). Lea también Santiago 1:14; Efesios 2:3.

B. LA VICTORIA ORIGINAL DE SATANÁS Fue en las áreas del mundo y de la carne en que Satanás ganó su victoria original en la tentación contra la primera pareja: Adán y Eva; y esas, todavía siguen siendo sus tácticas hoy.

"Porque todo lo que hay en el mundo, los DESEOS DE LA CARNE [el ahínco por satisfacer las pasiones sensuales], los DESEOS DE LOS OJOS [anhelos egoístas de la mente], y la VANAGLORIA DE LA VIDA [la confianza en sus propios recursos o en la estabilidad de las cosas terrenales], no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Jn 2:16).

Compare La Tentación De Eva Con Este Versículo:

Génesis 3:6 1 Juan 2:16 Bueno PARA COMER "Los deseos de la carne" Agradable A LA VISTA "Los deseos de los ojos" Codiciable para OBTENER SABIDURÍA "La vanagloria de la vida" Desde la caída de Adán y Eva, toda la humanidad ha sido gobernada por su carne (las tres cosas expuestas anteriormente). La carne también está corrompida por la naturaleza pecaminosa (Ga 5:19-21).

C. LA VICTORIA GANADA POR CRISTO1. A Través De Su Vida Jesús fue tentado en todo exactamente como lo somos nosotros: "…pero sin pecado" (He 4:15). Compare la tentación de Jesús con este versículo: Lucas 4:1-13 1 Juan 2:16 Las piedras en pan "Los deseos de la carne" Los reinos del mundo "Los deseos de los ojos" El pináculo del templo "La vanagloria de la vida"

2. A Través De Su Muerte Y Resurrección La fe que se apropia (reclama, recibe) la obra de Cristo, exonera al cristiano del poder y dominio que el pecado ejercía sobre él (Ro 8:9). Ahora es libre para escoger caminar en obediencia a Dios (Ro 6:8-14). "Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (Ro 8:3, 4).

D. LA VICTORIA CONTINUA DEL CRISTIANO Basado en el fundamento de ésta gran victoria ganada por Cristo, el cristiano ahora puede derrotar cualquier intento maligno del enemigo.

Las siguientes son siete llaves hacia la victoria continua:

1. Conozca Que La Victoria Ya Fue Ganada Debido a su derrota por la obra de redención en la cruz, la única fuerza que le queda al diablo ahora se encuentra en la ignorancia del creyente (Os 4:6). Pero cuando un cristiano conoce la obra completa de la cruz y la resurrección en su vida, el diablo es despojado de toda arma que tenga contra él.

2. Camine Paso A Paso Con El Espíritu Un nuevo poder viene a morar con el cristiano: el Espíritu Santo. Es vital que andemos en obediencia a Sus impulsos internos día por día (Ga 5:22-25).

3. Reconozca La Tentación Por Lo Que Es La tentación NO es pecado. El RENDIRSE a la tentación sí es pecado (Stg 1:15). Lea Génesis 4:6,7.

4. Entienda Que Hay Un Camino De Escape "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Co 10:13). Santiago 4:7 explica en detalle la manera de escapar: "Someteos a Dios, resistid al diablo y de vosotros huirá".

5. Mantenga El Enfoque Correcto En La Vida "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Col 3:1, 2). Lea también Filipenses 4:8; 1 Timoteo 6:11, 12; 2 Pedro 3:11-13.

6. Manténgase Alejado De Las Áreas Obvias De Tentación "No pondré delante de mis ojos cosa injusta" (Sal 101:3). Lea también 1 Timoteo 6:9-11.

7. Esté Alerta Ante Las Tramas De Satanás Es importante para nosotros que conozcamos las tácticas que el enemigo utiliza en contra nuestra a fin de no ser sorprendidos por él (2 Co 2:11).

a. Es un mentiroso (Jn 8:44). b. Él es un calumniador y acusador (Ap 12:10). c. Él es un engañador (Ap 12:9). d. Él es un tentador (Mt 4:1-11). e. Él es un opresor (Hch 10:38). f. Él es un obstructor (1 Ts 2:18). g. Él es un león rugiente (1 P 5:8). h. Él puede transformarse en un ángel de luz (2 Co 11:14).

¡Como cristianos somos llamados a vivir en VICTORIA! A través de Cristo, tal victoria es nuestra: Contra el mundo (1 Jn 5:4). Contra la carne (Ga 5:16). Contra el enemigo (Ef 6:11, 13).

MI DECISIÓN Doy gracias a Dios por Su promesa de librarme durante los tiempos de tentación. Me comprometo a responder a Su ayuda, la cual, siempre está disponible a fin de que pueda vivir en victoria. Compartiré esta verdad con los demás también.

  • Apetito Inferior o Apetito Sensible. En la psicología aristotélico-tomista del alma, equivale a la facultad de los actos de querer inferiores: instintos y deseos sensibles o deseos que dependen del cuerpo, como son los sexuales, el hambre y la sed. Apetito Superior. En la psicología aristotélico-tomista del alma, equivale a la facultad de los actos de querer superiores o voluntad.

  • Deseo Traducción de varios términos hebreos y griegos. En el NT generalmente del gr. epithunila, que se usa tanto en sentido positivo (Lc. 22:15; Fil. 1:23; 1 Ts. 2:17) como en sentido negativo (Jn. 8:44; Ro. 13:14; etc.); el contexto aclara en qué sentido se usa. A menudo epithuía se traduce por "concupiscencia", evidentemente una pasión carnal y mala, como suele quedar claro por el contexto.

  • Concupiscencia Apetito desordenado de placeres. Dios aborrece ese pecado, y es razón de nuestras tentaciones: Mt.5:28, Mr.4:19, Lc.4:38, St.1:14, Ro.6:12, 1 Ts.4; 5, Tit.3:3.

  • Instintos. Freud utiliza los términos "instinkt" y "trieb", términos que muchos autores traducen como "instinto". Sin embargo, no significan exactamente lo mismo. Cuando Freud habla de "instinkt" ("instinto") se está refiriendo a los instintos en el sentido ordinario, es decir, a los apetitos innatos y específicos o comunes a todos los individuos de una especie; en cambio, cuando usa el término "trieb" (que se puede traducir como "pulsión" o "impulso") lo hace para referirse a la fuerza que empuja al sujeto -incluidos los apetitos de carácter individual, propios de cada sujeto- hacia una persona, representación u objeto. En su teoría del instinto, Freud propuso primero la existencia de dos grupos de instintos, los instintos del yo o instintos de conservación y los instintos sexuales o libido; posteriormente consideró que los instintos de conservación son la expresión de la libido hacia el propio individuo, por lo que sólo existiría la libido como instinto básico. Finalmente, a partir de 1920, modificó de nuevo su teoría proponiendo los instintos de vida (Eros) y los instintos de muerte (Tanatos) como los instintos básicos del psiquismo humano.

  • Iniquidad (Sinónimo de impiedad.). Significa, literalmente, injusticia, la condición de no ser recto, ya sea en relación con Dios, en base a su norma inamovible de justicia y santidad, o en relación con los hombres, en base a lo que el hombre sabe que es justo por su propia conciencia. En el AT se señala la iniquidad como condición interna del corazón del hombre (Sal. 58:2), aplicándose también el término iniquidad a los actos injustos cometidos (Sal. 36:12). Los miembros del hombre pecador son instrumentos de iniquidad (Ro. 6:13 ss.); está en acción el misterio de la iniquidad que culminará con la llegada de «aquel inicuo» (2 Ts. 2:7-12), que conducirá a un mundo apóstata a una rebelión contra Dios haciéndose pasar por Dios (2 Ts. 2:4; véase ANTICRISTO); el creyente debe apartarse de iniquidad en su vida y relaciones (2 Ti. 2:19), y a seguir «la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor» (2 Ti. 2:22). Mediante el derramamiento de su sangre el Señor Jesús ha puesto en vigor el Nuevo Pacto, en base al cual puede justificar a los que en Él creen (Ro. 3:22-26); así, Dios promete: «nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades». El destino de los no arrepentidos será el castigo eterno (Mt. 13:41).

  • Carne La palabra hebrea «basar», en su sentido físico, designa el cuerpo, sea humano (Gn. 40:19) o animal (Lv. 6:27). Significa lo exterior del hombre (Gn. 2:21; Éx. 4:7; Lc. 24:39; 1 Co. 15:39); su naturaleza humana, que puede, a veces, dominarle con gran perjuicio del amor, y por ello responde por cuerpo, vitalidad (1 Co. 5:5, 7:28; 2 Co. 12:7; también en relación con la redención; Col. 1:22; Ro. 2:28 s; Gá. 6:12 s; Jn. 6:51-56); designa la persona humana (Jn. 1:14; 1 Ti. 3:16; 1 Jn. 4:2). La expresión «carne», en sentido moral, significa la oposición a Dios. «Carne» designa a aquel que quiere obrar su salvación solo, por sí mismo, sin Dios, aunque hable mucho de Él; que pone su esperanza en ventajas terrenas (2 Co. 11:18), en su propia ascesis (Col. 2:18, 23); que cae en pecado en el momento menos pensado (Ro. 7:14), en enemistad con Dios (Ro. 8:7), en toda forma posible de fracaso (Gá. 5:19 ss).

  • Mundo Sistema de vida de la sociedad de toda época y zona de la Tierra que no conoce a Dios, porque no quiere, por estar dominada por Satanás para la codicia, el poder sobre los otros y el egoísmo. No obstante que Dios entregó el mundo en nuestras manos, de Él es y su plenitud. Salmos 19:4, 50:12, Mateo 5:14, 13:18, Juan 1:10, 8:23, 9:39, 12:25 y  31, 14:17, 15:18 y 19, 17:14 y 21, Santiago 4:4, 1Juan 2:15, 3:13, 4:5, 5:19, Apocalipsis 11:15.

  • Tentación heb. «massah», gr. «peirasmos»). En las Escrituras se presentan tres caracteres diferentes de tentación: (a) «Dios tentó a Abraham» cuando le ordenó que le ofreciera Isaac (Gn. 22:1). Con ello, puso su fe a prueba. Las revisiones 1960 y 1977 de Reina-Valera traducen «probó» y «puso a prueba», respectivamente. Pablo habla de su aguijón en la carne como su «tentación» («prueba» en las ya citadas revisiones). (b) Los israelitas tentaron a Dios. «Tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto» (Sal. 78:18). Pusieron en duda que Dios pudiera poner mesa para ellos en el desierto. Hubo otras ocasiones en que dijeron: «¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?» (Éx. 17:7). Se tiene que señalar que cuando Israel ponía a Dios a prueba era en realidad que ellos estaban siendo probados por Él: cfr. Sal. 95:9 con Dt. 8:2 y 33:8 (donde el «piadoso» es Israel). El Señor Jesucristo rehusó poner a Dios a prueba cuando fue tentado por Satanás para que se arrojara al vacío a fin de que los ángeles lo preservaran (Mt. 4:5-7, etc.). El pecado de Ananías y Safira fue tentar al Espíritu del Señor (Hch. 5:9). (c) Tentación al mal. Esta tentación asalta al hombre, de una parte, del exterior. Satanás, el Tentador, busca constantemente empujarnos al mal (Mt. 4:3; 1 Co. 7:5; 2 Co. 11:3; 1 Ts. 3:5); el mundo también despliega sus atracciones, intentando alejar al creyente de Dios (1 Jn. 2:15-17). La fuente más poderosa de tentación, sin embargo, es nuestra propia carne: «Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido» (Stg. 1:14). Así, la tentación al mal halla en el hombre caído una adecuada caja de resonancia, aparte de todos los apetitos pecaminosos que surgen de la naturaleza caída del hombre. No es Dios quien nos tienta a pecar (Stg. 1:13).

  • Pecado Cualquier desviación de la voluntad revelada de Dios: ya sea no hacer lo que él ha ordenado definidamente, o realizar lo que específicamente ha prohibido. Son diversos los términos usados en el AT y en el NT para significar «pecado», «iniquidad», «maldad», etc., con varios matices de significado. (a) Es importante tener en cuenta la definición bíblica de pecado: en gr.: «anomia», desorden en el sentido de rechazo del principio mismo de la Ley o de la voluntad de Dios, iniquidad (1 Jn. 3:4, texto gr.). Es desafortunada la traducción que la mayor parte de las versiones castellanas hacen de este pasaje. Sólo la NIV traduce «el pecado es la verdadera ilegalidad», aunque sería mejor traducir «alegalidad». En efecto, el pecado «no» es la mera infracción de la Ley, según este pasaje, sino el rechazo de la voluntad de Dios, el vivir a espaldas de Dios, la disposición mental que lleva al pecador a hacer la propia voluntad en oposición a la de Dios. De ahí la distinción que se hace entre «pecado» y «transgresión», siendo esto último la infracción de un mandamiento conocido.

El alma (intelecto, voluntad y emociones)

VERSÍCULO CLAVE: Job 27:3-5 "Que todo el tiempo que mi alma esté en mí, Y haya hálito de Dios en mis narices,  Mis labios no hablarán iniquidad, Ni mi lengua pronunciará engaño.  Nunca tal acontezca que yo os justifique; Hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad.."

CITAS BÍBLICAS: 1 Pedro 2:11; 1 Pedro 1:22.

EJEMPLOS BÍBLICOS: El Profeta Jonás, Juan El Bautista y El Profeta Elías.

  • El Profeta Jonás, sufre porque tiene que llevar un mensaje para que sea salvo el Pueblo enemigo que el siempre odió por ser terriblemente malvado con su familia, y él deseaba más bien su castigo.

  • Juan el Bautista, luego de haber estado predicando durante años que Jesús era el enviado de Dios, cuando se vio en la cárcel y que iban a matarlo le mandó a preguntar a Jesús si él era el enviado o esperaban a otro.

  • El Profeta Elías; luego de realizar una gran batalla en contra de 400 hombres malvados y vencerlos el solo con ayuda de Dios, huye por terror a una palabra dada por la mujer del rey que era conocida por ser perversa y quien gobernaba hasta al propio Rey Acab.

CONCEPTOS Y TÉRMINOS SIGNIFICATIVOS: Intelecto, Voluntad y Emoción.

El alma El alma, ubicada entre el espíritu y el cuerpo, es la sede de la personalidad del hombre (Dios lo creó un «alma viviente»). El alma es un reducto inalienable, el cual ni siquiera Dios puede violar. Allí en el alma el hombre tiene todo el poder de decisión. Cuando Dios creó al hombre, quiso que su espíritu fuera como un amo, el alma como un mayordomo y el cuerpo como un criado. El amo encarga asuntos al mayordomo, quien a su vez ordena al criado que los lleve a cabo. Sin embargo, con la caída, el alma se erigió en amo, y el espíritu se adormeció. Se rompió la comunión con Dios. Un hombre sin Dios tiene, normalmente, en función sólo el alma y el cuerpo. En cambio, uno que ha nacido de nuevo puede volver al diseño original de Dios: espíritu, alma y cuerpo. El alma tiene que dejar de ser amo y volver a ser mayordomo, porque hay el peligro de que el espíritu quede oprimido (es el caso de los que son «niños en Cristo»). El alma también puede retroceder a ser esclava del cuerpo, en la inmundicia, lascivia, etc., o ser influenciada por el poder de las tinieblas, sea con la sabiduría terrenal, o con visiones y sensaciones sobrenaturales que la estimulan.

Alma (psuche): El "alma", es esa parte del hombre que está consciente de sí mismo, autoconciencia. Es el centro del ego (yo) o personalidad. Las funciones del alma están estabecidas de la siguiente manera: a. Razón: pensar (meditar, concebir) b. Emoción: sentir (pasión, afecto) c. Voluntad: determinación para desear o querer (decidir)

El ALMA recibe impresiones del mundo externo por medio del cuerpo, mediante sus sentidos que son: Visión, Audio, Paladar, Olfato y Tacto Los cuales llegan al cuerpo por medio del sistema nervioso.

El ALMA vive su vida natural por medio de los instintos.

INSTINTOS: Son impulsos congénitos implantados dentro de la criatura, a fin de capacitarla para realizar, instintivamente todo lo que es necesario para originar y preservar la vida natural. Son dotes naturales sin los cuales es imposible la vida. El registro de los instintos esta en los dos primeros capítulos de la Biblia.

  • 1. El primer instinto es el de AUTO – PRESERVACIÓN. Que nos avisa del peligro. Ese instinto esta explicito en la provisión y en el aviso de Dios al hombre (Génesis 2:16-17) Y mando Jehová Dios al hombre diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de el comieres, ciertamente morirás.

  • 2. El segundo instinto es el ADQUISITIVO (poseer). Nos conduce a adquirir provisiones para nuestro sustento. Ese instinto aparece en el acto de Adán de haber recibido de la mano de Dios el jardín del Edén (Génesis 2:15) Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase.

  • 3. El tercer instinto es el de ALIMENTARSE. O sea el impulso de satisfacer el apetito natural. Ese instinto es percibido claramente en la palabra de Génesis 1:29-30. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da se milla, que esta sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y da semilla: os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde le será para comer. Y fue así.

  • 4. El cuarto instinto es el de DOMINIO DE REPRODUCCIÓN. Permite la continuidad de la especie de la raza humana. Ese instinto de dominio puede ser visto en el mandamiento de Dios en Génesis 1:28. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos: Llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos y en todas la bestias que se mueven sobre la tierra.

  • 5. El quinto instinto es el de CONDUCIR, DE EJERCER. Este instinto es visto en Génesis 1:28

Por lo tanto vemos que el ALMA recibe impresiones a través de los sentidos.

También el ALMA transmite o comunica. Esas comunicaciones son hechas por medio de las cinco puertas de comunicación del ALMA que son: CONCIENCIA, IMAGINACIÓN, MEMORIA, RAZÓN y AFECTO

LAS PUERTAS DEL ALMA

  • 1. CONCIENCIA: Es la función por la cual conocemos nuestra vida interior. Es el poder de conocerse a uno mismo. Los datos de la conciencia son personales al sujeto, luego, incomunicables. Nadie puede penetrar en la conciencia ajena. Es un mundo cerrado donde solo Dios y su propietario tienen acceso.

  • 2. IMAGINACIÓN: Es al facultad de conservar y de combinar las imágenes de las cosa sensibles. El objeto de la imaginación es todo lo que es recibido por los instintos: colores, olores, sonidos, calor, etc.

  • 3. MEMORIA: Es la facultad de conservar y de evocar los estados de conciencia experimentados anteriormente.

  • 4. RAZÓN: Es al facultad propia del hombre que lo distingue de los seres y por medio de la cual el mismo llega al conocimiento del universo. Es la facultad espiritual por la cual llega a la concepción de las ideas universales, tales como, las de unidad, de causa, de sustancia,…

  • 5. AFECTO: Es la facultad propia del hombre por la cual el exterioriza sus sentimientos íntimos de amistad, bondad, cariño, amor, etc. Esas son las cinco puertas de comunicación del ALMA.

Alma La palabra hebrea «nefesh», (que es uno de los vocablos traducidos generalmente en castellano por «alma») aparece 754 veces en el Antiguo Testamento. Como puede verse en la primera cita bíblica al respecto, significa «lo que tiene vida» (Gn. 2:7), y se aplica tanto al hombre como a los demás seres vivientes (Gn. 1:20, 24, 30; 9:12, 15, 16; Ez. 17:9). Muchas veces se identifica con la sangre, como algo que es esencial para tener aliento y animación (Gn. 9:4; Lv. 17:10-14; Dt. 12:22-24), y en el hombre es su principal característica que lo distingue de los seres irracionales (Gn. 1:26). La primera función del alma es la de dar vida al cuerpo, y como la respiración es el signo principal de la vida física, de ahí que en hebreo, como en la mayoría de las lenguas, se designe con términos que se relacionan más o menos con la imagen del aliento. Este principio es la base donde radican los sentimientos, las pasiones, la ciencia, la voluntad (Gn. 28:8; 34:3; Éx. 23:9; 1 S. 1:15; Sal. 6:4; 57:2; 84:3; 139:14; 143:8; Cnt. 1:6; Pr. 19:2; Is. 15:4, etc.). El alma expresa al hombre entero, a su total personalidad en muchas de las ocasiones en las que aparece en la Biblia. Toda esta concepción del alma se basa en la observación concreta del hombre. Así, estar en vida es todavía tener aliento (2 S. 1:9; Hch. 20:10); cuando el hombre muere sale el alma (Gn. 35:18), es exhalada (Jer. 15:9), y si resucita vuelve el alma a él (1 R. 17:21).

Para el pensamiento hebreo el alma es inseparable del hombre total, es decir, que el alma expresa los hombres vivientes. Tal vez aquí radica el origen de la identificación del alma con la sangre (Sal. 72:14); el alma está en la sangre (Lv. 17:10 s), y a veces se dice metafóricamente (?) que la sangre es la vida misma (Lv. 17:14; Dt. 12:23). De todos estos pasajes se puede deducir que la «nefesh» es el principio de vida vegetativa que se considera ligada a la sangre del ser vivo (Gn. 9:4-5; etc.). Hay en hebreo además otras palabras que tienen casi el mismo significado, como «nesamah», que expresa un soplo divino vivificante (Zac. 12:1; Jb. 12:10) que es principio de vida racional, sensitiva e intelectual (Ez. 11:5; Is. 26:9; 66:2; Pr. 15:13; 29:23; Sal. 51:14). Otro término casi equivalente es «ruah», que designa un soplo vital, el principio de la vida y de los sentimientos (Pr. 20:27).

El hombre es superior y se distingue de las bestias por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios (Gn. 2:7; 6:3; 7:22; 27:6; Lv. 17:11; Sal. 104:29-30; Jb. 10:9-12; 27:3; 33:3-4). En el Antiguo Testamento la «nefesh» parte del cuerpo con la muerte (Gn. 25:18); pero el término no se aplica al espíritu de los muertos. «Ya que la psicología hebrea no tenía una terminología semejante a la nuestra»; la explicación debe buscarse en los pasajes donde las palabras hebreas traducidas por «corazón» y «espíritu» son usadas. Es preciso esperar a los tiempos del Nuevo Testamento, los de la plenitud de la Revelación en Cristo, para tener una doctrina completa del alma. En el griego del Nuevo Testamento la palabra «psyche» se usa como equivalente de la palabra hebrea «nefesh», pero hay once casos en los Evangelios Sinópticos en que se expresa la seguridad de la vida después de la muerte. En todos los cuatro evangelios la palabra «pneuma», que es equivalente de «ruah», también se usa para indicar la vida espiritual, y la palabra «kardia» («corazón») se usa para expresar la vida psíquica del hombre.

En el Nuevo Testamento el alma es la parte invisible del hombre, en oposición con la sangre y la carne (Col. 2:5; 1 Co. 5:5; 7:34; Jn. 6:64); la «psyche», el alma, es el principio de la voluntad y del querer (Mt. 26:41; Mr. 14:38), el centro de la personalidad íntima del hombre (1 Co. 2:1); el alma es nuestro propio yo (Ro. 8:16; 1 Co. 16:18; Gá. 6:18; Fil. 4:23).

En el Nuevo Testamento, al contrario del Antiguo, el alma puede vivir separadamente del cuerpo y es el principio que le da vida (Lc. 8:55; 23:46; Hch. 7:59; Stg. 2:26). Claramente se habla de la supervivencia del alma (Lc. 23:46; 1 P. 3:19). Así que es sinónimo de espíritu, y cuando el apóstol Pablo habla de tres componentes del hombre, a saber: cuerpo, alma y espíritu, no debemos pensar en una verdadera tricotomía, sino en la distinción entre la vida biológica del hombre y su vida espiritual, y que son salvos juntamente con su cuerpo, porque Dios salva al hombre total (1 Ts. 5:23), que, si ahora está sometido a la muerte, será transformado y revestido de inmortalidad al final de los tiempos (1 Co. 15:53).

La expresión usada por Pablo que compara la muerte a un sueño (1 Co. 7:39) es una metáfora usada ya por los judíos y que ciertamente aparece también en numerosas inscripciones en las catacumbas de las primeras generaciones, y en la cual se expresa la firme convicción de que si duermen en el cuerpo, ciertamente ya han empezado a gozar de la salvación de Dios. En este pasaje, como en otros, el apóstol supera las falsas concepciones que invadían el mundo helenístico en cuanto a la resurrección. El hombre total resucitará, en alma y cuerpo, porque la muerte no termina con el hombre, ya que Dios, cuando lo creó, lo hizo inmortal, y si por el pecado la muerte entró en el mundo (1 Co. 15:22), por Cristo entró la vida. Aunque la Biblia no desarrolla la idea del alma de una manera abstracta como lo hace la filosofía, no obstante, es bien claro que en el Nuevo Testamento el alma que anima al hombre terrenal lo sobrevive y lo animará cuando, ya transformado y revestido de inmortalidad, tenga la plena visión de Dios.

Cuando Dios creó al hombre a su «imagen y semejanza» (Gn. 1:26), su alma, su vida, su carácter, su voluntad, su psicología, su personalidad total tenían rasgos divinos que el pecado destruyó. El hombre, señor de la Naturaleza, tiene un alma, una vida superior a la de los animales, sobre los cuales tiene dominio por su razón y personalidad que le vienen por un acto de la soberana voluntad de Dios que le permite señorear y «llamar» por su nombre a los animales (Gn. 2:19). Su alma es, por tanto, superior y distinta de la de los demás seres. El hombre resucitará en su integridad (tanto los buenos como los malos) al final de los tiempos (1 Co. 15:45). (Véanse HOMBRE, CORAZÓN, CUERPO, ESPÍRITU)

Corazón El corazón es a menudo mencionado en las Escrituras como el asiento de los afectos y de las pasiones, y también de la sabiduría y del entendimiento. De ahí que se lea de «el sabio de corazón» (Pr. 16:21); también, el Señor dio a Salomón «un corazón sabio y entendido» (1 R. 3:12). Es el centro del ser del hombre. Pero antes del diluvio el veredicto pasado por Dios sobre el hombre fue que los pensamientos del corazón de ellos eran hacia el mal (Gn. 6:5). Un veredicto similar es el que se halla en Gn. 8:21, después que Noé saliera del arca. El Señor Jesús añade que del corazón del hombre proceden los malos pensamientos y toda forma de maldad (Mr. 7:21). La ley exigía al hombre que amara a Dios con todo su corazón. La aceptación del evangelio tiene que ser en el corazón (Ro. 10:9), y Dios da la capacidad al oyente de recibir las buenas nuevas con un «corazón bueno y recto», lo cual da fruto (Lc. 8:15). En la nueva creación hay un «puro corazón», siendo conducido el cristiano por el Espíritu Santo (1 Ti. 1:5; 2 Ti. 2:22; 1 P. 1:22).

Alma: La palabra hebrea «nefesh», (que es uno de los vocablos traducidos generalmente en castellano por «alma») aparece 754 veces en el Antiguo Testamento. Como puede verse en la primera cita bíblica al respecto, significa «lo que tiene vida» (Gn. 2:7), y se aplica tanto al hombre como a los demás seres vivientes (Gn. 1:20, 24, 30; 9:12, 15, 16; Ez. 17:9). Muchas veces se identifica con la sangre, como algo que es esencial para tener aliento y animación (Gn. 9:4; Lv. 17:10-14; Dt. 12:22-24), y en el hombre es su principal característica que lo distingue de los seres irracionales (Gn. 1:26). La primera función del alma es la de dar vida al cuerpo, y como la respiración es el signo principal de la vida física, de ahí que en hebreo, como en la mayoría de las lenguas, se designe con términos que se relacionan más o menos con la imagen del aliento. Este principio es la base donde radican los sentimientos, las pasiones, la ciencia, la voluntad (Gn. 28:8; 34:3; Éx. 23:9; 1 S. 1:15; Sal. 6:4; 57:2; 84:3; 139:14; 143:8; Cnt. 1:6; Pr. 19:2; Is. 15:4, etc.). El alma expresa al hombre entero, a su total personalidad en muchas de las ocasiones en las que aparece en la Biblia. Toda esta concepción del alma se basa en la observación concreta del hombre. Así, estar en vida es todavía tener aliento (2 S. 1:9; Hch. 20:10); cuando el hombre muere sale el alma (Gn. 35:18), es exhalada (Jer. 15:9), y si resucita vuelve el alma a él (1 R. 17:21).

Para el pensamiento hebreo el alma es inseparable del hombre total, es decir, que el alma expresa los hombres vivientes. Tal vez aquí radica el origen de la identificación del alma con la sangre (Sal. 72:14); el alma está en la sangre (Lv. 17:10 s), y a veces se dice metafóricamente (?) que la sangre es la vida misma (Lv. 17:14; Dt. 12:23). De todos estos pasajes se puede deducir que la «nefesh» es el principio de vida vegetativa que se considera ligada a la sangre del ser vivo (Gn. 9:4-5; etc.). Hay en hebreo además otras palabras que tienen casi el mismo significado, como «nesamah», que expresa un soplo divino vivificante (Zac. 12:1; Jb. 12:10) que es principio de vida racional, sensitiva e intelectual (Ez. 11:5; Is. 26:9; 66:2; Pr. 15:13; 29:23; Sal. 51:14). Otro término casi equivalente es «ruah», que designa un soplo vital, el principio de la vida y de los sentimientos (Pr. 20:27).

El hombre es superior y se distingue de las bestias por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios (Gn. 2:7; 6:3; 7:22; 27:6; Lv. 17:11; Sal. 104:29-30; Jb. 10:9-12; 27:3; 33:3-4). En el Antiguo Testamento la «nefesh» parte del cuerpo con la muerte (Gn. 25:18); pero el término no se aplica al espíritu de los muertos. «Ya que la psicología hebrea no tenía una terminología semejante a la nuestra»; la explicación debe buscarse en los pasajes donde las palabras hebreas traducidas por «corazón» y «espíritu» son usadas.

Es preciso esperar a los tiempos del Nuevo Testamento, los de la plenitud de la Revelación en Cristo, para tener una doctrina completa del alma. En el griego del Nuevo Testamento la palabra «psyche» se usa como equivalente de la palabra hebrea «nefesh», pero hay once casos en los Evangelios Sinópticos en que se expresa la seguridad de la vida después de la muerte. En todos los cuatro evangelios la palabra «pneuma», que es equivalente de «ruah», también se usa para indicar la vida espiritual, y la palabra «kardia» («corazón») se usa para expresar la vida psíquica del hombre.

En el Nuevo Testamento el alma es la parte invisible del hombre, en oposición con la sangre y la carne (Col. 2:5; 1 Co. 5:5; 7:34; Jn. 6:64); la «psyche», el alma, es el principio de la voluntad y del querer (Mt. 26:41; Mr. 14:38), el centro de la personalidad íntima del hombre (1 Co. 2:1); el alma es nuestro propio yo (Ro. 8:16; 1 Co. 16:18; Gá. 6:18; Fil. 4:23). En el Nuevo Testamento, al contrario del Antiguo, el alma puede vivir separadamente del cuerpo y es el principio que le da vida (Lc. 8:55; 23:46; Hch. 7:59; Stg. 2:26).

Claramente se habla de la supervivencia del alma (Lc. 23:46; 1 P. 3:19). Así que es sinónimo de espíritu, y cuando el apóstol Pablo habla de tres componentes del hombre, a saber: cuerpo, alma y espíritu, no debemos pensar en una verdadera tricotomía, sino en la distinción entre la vida biológica del hombre y su vida espiritual, y que son salvos juntamente con su cuerpo, porque Dios salva al hombre total (1 Ts. 5:23), que, si ahora está sometido a la muerte, será transformado y revestido de inmortalidad al final de los tiempos (1 Co. 15:53).

La expresión usada por Pablo que compara la muerte a un sueño (1 Co. 7:39) es una metáfora usada ya por los judíos y que ciertamente aparece también en numerosas inscripciones en las catacumbas de las primeras generaciones, y en la cual se expresa la firme convicción de que si duermen en el cuerpo, ciertamente ya han empezado a gozar de la salvación de Dios. En este pasaje, como en otros, el apóstol supera las falsas concepciones que invadían el mundo helenístico en cuanto a la resurrección. El hombre total resucitará, en alma y cuerpo, porque la muerte no termina con el hombre, ya que Dios, cuando lo creó, lo hizo inmortal, y si por el pecado la muerte entró en el mundo (1 Co. 15:22), por Cristo entró la vida. Aunque la Biblia no desarrolla la idea del alma de una manera abstracta como lo hace la filosofía, no obstante, es bien claro que en el Nuevo Testamento el alma que anima al hombre terrenal lo sobrevive y lo animará cuando, ya transformado y revestido de inmortalidad, tenga la plena visión de Dios.

Cuando Dios creó al hombre a su «imagen y semejanza» (Gn. 1:26), su alma, su vida, su carácter, su voluntad, su psicología, su personalidad total tenían rasgos divinos que el pecado destruyó. El hombre, señor de la Naturaleza, tiene un alma, una vida superior a la de los animales, sobre los cuales tiene dominio por su razón y personalidad que le vienen por un acto de la soberana voluntad de Dios que le permite señorear y «llamar» por su nombre a los animales (Gn. 2:19). Su alma es, por tanto, superior y distinta de la de los demás seres. El hombre resucitará en su integridad (tanto los buenos como los malos) al final de los tiempos (1 Co. 15:45).

  • Alma. El término griego más común para referirse al alma es "psyché" (se lee "psijé"), de donde vienen nuestras palabras "psicología" y "psíquico". El alma designa el principio de vida gracias al cual los seres vivos tienen funciones vitales, pero también sirve para referirse al principio de racionalidad y al principio que otorga identidad y permanencia a la vida psíquica. Aunque Aristóteles intentó moderar la contraposición alma/cuerpo, defendió, sin embargo la existencia de una parte del alma humana -la parte intelectiva- radicalmente distinta del cuerpo e inmortal. El dualismo antropológico que implica la creencia en el carácter compuesto del hombre (compuesto de alma y cuerpo) alcanzará su expresión más fuerte en Descartes para quien el alma o mente es una cosa con propiedades y modos explicativos radicalmente distintos a las propiedades y modos explicativos de los cuerpos. El alma humana posee las funciones vegetativa, sensitiva y, la típicamente humana, intelectiva o espiritual.

  • Alma Intelectiva. En la psicología aristotélico-tomista, el alma intelectiva es la más perfecta y faculta a los animales que la poseen de entendimiento y voluntad (de psiquismo superior). Según Aristóteles, si hay algo que no sea corporal en nosotros y dotado de inmortalidad, lo tenemos que situar en el entendimiento o intelecto.

  • Alma Sensitiva. En la psicología aristotélico-tomista, el alma sensitiva permite las actividades vitales de movimiento local, apetitos inferiores o sensibles y conocimiento sensible o percepción. Los animales tienen un alma vegetativa y sensitiva. El alma sensitiva desaparece con la desaparición del cuerpo, del cual es su forma sustancial y acto primero.

  • Alma Vegetativa. En la psicología aristotélico-tomista, es el alma que permite realizar las funciones vitales más elementales, como son la reproducción, alimentación y crecimiento. Las plantas tienen alma vegetativa. El alma vegetativa no sobrevive a la muerte del cuerpo pues no es más que su acto primero o forma sustancial.

  • Afectividad. Conjunto de emociones y sentimientos que un individuo puede experimentar a través de las distintas situaciones que vive.

  • Afecto. Aspecto consciente y subjetivo de la emoción. Patrón de comportamientos observables que es la expresión de sentimientos (emoción) experimentados subjetivamente. Tristeza, alegría y cólera son ejemplos usuales de afecto. Es muy variable su expresión entre culturas diferentes así como en cada una de ellas. Los trastornos del afecto incluyen las siguientes modalidades:

  • Aplanado. Ausencia o casi ausencia de cualquier signo de expresión afectiva.

  • Embotado. Reducción significativa de la intensidad de la expresión emocional.

  • Inapropiado. Discordancia entre la expresión afectiva y el contenido del habla o ideación.

  • Lábil. Variabilidad anormal en el afecto, con cambios repetidos, rápidos y bruscos de la expresión afectiva.

  • Restringido o constreñido. Reducción ligera de la gama y la intensidad de la expresión emocional.

  • Bloqueo Afectivo. Incapacidad para expresar afectos o emociones, caracterizada a veces por un estado de estupor.

  • Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
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