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La sociedad mexicana en 2025 (página 2)


Partes: 1, 2, 3

Otro más se ubica en el justo medio, como recomienda Aristóteles.[6] Lo llamo democracia humanizada. Sus prioridades son consolidar leyes e instituciones; combatir la inseguridad; cuidar el medio ambiente; robustecer la economía para generar empleo, atenuar la pobreza y acortar diferencias sociales. Lo elijo, por sensato y viable.

El sexenio 2000-2006 fue anodino: el gobierno federal permaneció en el limbo. La economía quedó a la deriva, arrastrada por la inercia acumulada en los cuatro años precedentes y remolcada por la de EUA, cuando éste salió de su receso de 2001-2002. Se mantuvo estable, por haberse mantenido disciplina presupuestaria. El ambiente político se desquició: afloraron ingobernabilidad, anomia, corrupción, desórdenes y crimen. Fue oscuro pasillo hacia la transición que ocurre en 2006-2012, cuando se construye la plataforma de la trasformación que tiene lugar de entonces a 2025.

En el lapso de estudio se percibe adelanto, aunque modesto, por complicaciones políticas, severidad del síndrome, magnitud de las carencias, estrechez financiera, intrincado panorama internacional y porque dos décadas es tiempo breve en la vida de un país. Advertir cambios apreciables requiere el paso de 2 ó 3 generaciones, 30 ó 45 años, durante los cuales cristalicen metamorfosis cultural, democracia, renovación de instituciones y actualización económica.

Antes de entrar en materia repaso el contexto mundial.

Medio internacional

El orbe presencia ambiente turbulento en el primer cuarto de siglo 21º.[7] Se siente presión demográfica: la población alcanza 8,300 millones de personas en 2025. En la parte próspera crece 4%, para sumar 1,200 millones. En la subdesarrollada asciende 40% y llega a 7,100 millones. Globalidad y liberalismo acrecientan la competencia mercantil; incitan a los países a esforzarse por conquistar mercados a través de eficiencia y eficacia.[8] Se ahonda el abismo entre los ámbitos adelantado y rezagado. El primero se enriquece más y el segundo se debate en sobrepoblación, desigualdades sociales, pobreza, insuficiencias alimentaria, educativa y de salud. Las injusticias exacerban la efervescencia colectiva. Los emergentes se hallan entre los dos, algunos con enormes disparidades que despiertan resentimiento, inquietud y desorden.

La economía planetaria crece 3% anual en promedio en el lapso 2005-2025. Los países asiáticos lo hacen en 5%.[9] La competencia se agudiza y lleva a los poderosos a aplicar medidas proteccionistas veladas para sostener su posición y patrocinar regionalización, consistente en robustecer bloques existentes y formar nuevos, entre gobiernos, entre corporaciones y combinaciones de ellos. La hegemonía se dispersa entre EUA, Unión Europea, Japón y Rusia, a quienes se incorpora China, encumbrada como segunda economía del mundo globalizado.[10] La regionalización política, económica y social equilibra fuerzas de poder, resuelve conflictos con más celeridad y facilita competir. Por otro lado, implica ceder soberanía, autonomía y poder, lo que exalta nacionalismo y auspicia conflictos internos y entre países.

El medio físico sufre daños irreversibles y auspicia pugnas por disponer de recursos naturales que amenazan escasear, en particular agua. El cambio climático dificulta la producción de alimentos, los encarece y causa brotes inflacionarios. La corrupción se incrementa por todos lados.

Cunde la migración ilegal hacia naciones ricas, quienes adoptan medidas cada vez más rígidas para contenerla. La globalidad intensifica la movilidad de trabajadores, sin aportar mecanismos para integrarlos culturalmente ni para preparar a los anfitriones a acogerlos y aceptarlos. El tránsito clandestino vulnera las instituciones económicas, legales y políticas y la seguridad nacional del país receptor y origina conflictos religiosos y étnicos, locales e internacionales, que desembocan en revueltas, terrorismo, guerras y criminalidad, a lo que las autoridades responden con represión y recorte de derechos humanos y libertades individuales.

Las naciones periféricas deben adaptarse a la economía liberal, plegarse a las condiciones imperantes de los mercados, bajo el principio de que la naturaleza sólo puede dominarse si se le obedece. La realidad las obliga a elevar productividad, competitividad y rentabilidad, si desean crear riqueza y repartirla. No es decisión ideológica, religiosa ni mística, sino camino para salir adelante o al menos sobrevivir. La experiencia enseña que la libertad de mercado no es culpable de los males del ámbito subdesarrollado, sino su instrumentación impetuosa, desordenada e irrestricta, que no responde a un plan ni tiene dirección humanista. Quienes vociferan contra globalidad y capitalismoglobalifóbicos o altermundistas— sueñan un mundo perfecto e igualitario y prometen redistribuir la riqueza en forma de limosna disfrazada de ayuda asistencial, como si tal fuera la meta, sin concretar estrategias para aumentar empleo, producción e ingreso y desterrar la pobreza, que debiera ser el propósito. Pretenden atropellar la dignidad de la persona para privilegiar derechos comunitarios y generalizar la pobreza, como se hizo en URSS y naciones asociadas hasta que la historia demostró que las recomendaciones marxistas no funcionan en el mundo real.

Conviene esbozar lo que presencian América, EUA y los mercados petrolero y de narcóticos, por la injerencia que tienen aquí.

Se esperaba que en 2005 entraría en vigor el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), según convinieron 34 países del continente en 1992, en Miami. La finalidad sería eliminar progresivamente barreras al comercio y la inversión, promover comercio, competitividad y desarrollo en la región. EUA eliminaría subsidios a la agricultura, garantizaría acceso efectivo a los mercados y colaboraría a que sus socios avancen. La propuesta se estancó por su complejidad, por ineptitud del presidente Bush para negociar e intransigencia del de Venezuela, que se opone con obstinación.

El acuerdo se pone a funcionar antes de 2010. Quienes se incorporan se benefician de las ventajas de la integración regional. A EUA lo motiva afianzar su liderazgo y ayudar a sus vecinos del continente a resolver dificultades y progresar mediante programa de financiamiento y asistencia.

El arranque de ALCA afecta a las naciones más vulnerables y ocasiona desequilibrios en el conjunto que hacen predecir su fracaso. Pero en el trayecto a 2025 se reorganizan las economías, se eslabonan mediante cadenas de producción, definen especializaciones, procuran aprovechar mejor los recursos, establecen canales regionales de comercialización y fluye inversión entre ellos, con intervención y auxilio de EUA. La reconversión regional y sectorial favorece la productividad, competitividad y rentabilidad. Falta mucho por lograr, por ser demasiadas las carencias; pero es buen arranque.

La situación de EUA es precaria, ya que en ejercicios recientes ha incurrido en déficit fiscal desmedido, que alcanza 427,000 millones de dólares en 2005, 3.5% del producto interno bruto (PIB).[11] No lo contiene, porque requiere alto gasto militar para proteger su soberanía, su hegemonía y su presencia en países islámicos, así como para estar en guardia ante el poderío de Rusia y China y la amenaza nuclear de Corea del Norte e Irán.

Su déficit comercial bate récord por cuatro años consecutivos, debido a exorbitantes precios de petróleo y abundantes compras de bienes de consumo. En 2005 es 717,000 millones de dólares.[12]

Los dispendios inducen a EUA a establecer restricciones financieras, que alimentan incertidumbre y desembocan en receso económico en 2009. En 2013 la deuda federal llega a 10,000 millones de dólares, se desploma la bolsa y en 2016 se convierte en depresión. Los desequilibrios se propagan por todos lados. En 2022 se inicia la recuperación.[13]

El consumo mundial de energéticos crece 50% entre 2005 y 2025, estimulado por China, India y sureste asiático, cuya demanda asciende velozmente. Por ello no amenguan los precios de petróleo, que subsiste como principal carburante. La reserva mundial probada era 1.3 millones de barriles en 2003. En 2025 aumenta en 730,000 barriles, más 939,000 en depósitos sin descubrir, para totalizar cerca de 3 millones de barriles.[14] Ganan terreno gas natural y carbón, mientras las renovables y la nuclear crecen con lentitud.

El comercio al menudeo de drogas ilegales representa 322,000 millones de dólares en 2003, calcula Naciones Unidas. Al mayoreo supera el de carne en 79% y el de todos los cereales en 131%. Existen 200 millones de personas que han usado drogas, 5% de la población mundial.[15] En 2025 el mercado global se compone de 400 a 500 millones de personas y las ventas se triplican.

Tal es el marco en que actúa México.

Procedo ahora a detallar los dilemas y retos planteados.

Dilema cultural

El dilema cultural consiste en ¿cómo enriquecer la herencia social?,[16] o sea lo que distingue a una nación: principios, valores, conocimientos, ideas, religión, creencias, usos, costumbres, leyes, régimen político, instituciones, actitudes, tecnología, símbolos, objetos, lenguaje.

México muestra subdesarrollo cultural: situación de inferioridad en este aspecto, comparada con sociedades reconocidas como ejemplares. Es concordante con el subdesarrollo económico y se apuntalan entre sí.

Lo demuestran varios datos: en 2005 el 11% de mexicanos mayores de 15 años son analfabetos y 29% no cursaron educación primaria completa.[17] La escolaridad media es 7.3 años. 40% son analfabetos funcionales: conocen el abecedario, pero no leen ni escriben sino frases elementales. 1.7 millones de niños reprobaron primaria y secundaria en el ciclo escolar 2005-2006, lo que representa costo de 21,500 millones de pesos. En educación técnica y bachillerato reprobaron 1.3 millones de niños más, con costo de 26.5 millones de pesos.[18] En 2005 los estudiantes de secundaria de México ocupan el último lugar entre los treinta miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en capacidad para resolver problemas y habilidades matemáticas, con calificación menor a 400 puntos en ambos casos, mientras Corea, Finlandia y Países Bajos obtienen cerca de 550 en lo primero y más de 550 en lo segundo.[19] Estas calificaciones exhiben ineficacia del sistema educativo y falta de voluntad e interés de padres y alumnos. Es ínfimo el número de quienes poseen habilidades para dominar la computadora, manejar información e interpretarla, resolver problemas complejos y formular conclusiones y propuestas apropiadas. En términos de desarrollo humano México ocupa el sitio 53 entre 177 países, con coeficiente de 0.802, de máximo de 1.000.[20]

Hay 21 millones de niños inscritos en primaria y secundaria en 2005,[21] en un mecanismo de conscripción escolar, cuyo lema parece ser "todo niño debe ir a la escuela, no importa si aprende," pues no se atienden capacidad de aprendizaje, profundidad de propósitos, calidad de enseñanza ni estilo pedagógico. A veces los profesores de escuelas públicas reciben orden de no reprobar, aunque el alumno no sepa. La cuarta parte del presupuesto federal —5% del PIB— se canaliza a educación pública. Se festina cuánto se gasta, número de escuelas, de niños inscritos, de profesores y monto de subsidios, como si el objetivo fuera presumir y no preparar seres humanos. En 2006 el secretario del ramo admite que deja déficit de 139,000 millones de pesos.[22] El aparato educativo gubernamental es gigantesco, con más de un millón de empleados. Adolece de desorganización, burocratismo, ineptitud, incompetencia, desidia, irresponsabilidad, corrupción, hábitos y prácticas perniciosas e influencia nociva de sindicatos, más carencias técnicas, estructurales, infraestructurales, administrativas e institucionales, a lo que se añaden limitaciones culturales, sociales y económicas de las familias. Aquí se incuba la ignorancia de los mexicanos.

En 2025 hay 17 millones de niños en edad escolar, según hipótesis media de CONAPO.[23] Disfrutan de mejores condiciones que veinte años atrás, gracias a que se reorganiza el ramo educativo y se formula programa integral de desarrollo del conocimiento, con carácter de política de Estado, enfocada a identificar y corregir las causas profundas de la situación, inspirada en que el progreso depende de formar ciudadanos instruidos, capacitados, informados, responsables y productivos. Su partida aumenta progresivamente hasta 10% del PIB. Se amplía la cobertura de estudiantes; se prepara cultural, académica, profesional y emocionalmente a profesores; se fijan tabuladores salariales dignos, ponderados según el interés y dedicación de los docentes; se construye infraestructura adecuada, con instalaciones funcionales; se promueven juntas de profesores-alumnos padres: se crean bolsas de trabajo para alumnos egresados; se destierran prácticas inmorales y nocivas; se hacen deducibles de impuestos los gastos educativos, y se concede ayuda fiscal a la inversión privada en escuelas que cumplan requisitos mínimos de instalaciones, personal y calidad docente.

El analfabetismo de mayores de 15 años desciende a 5-7% y a 15-20% el número de quienes no cursaron educación primaria completa. La escolaridad media sube a 8-10 años. Los analfabetos funcionales bajan a 30-35% y mejora el número de quienes poseen habilidades informáticas.

Este país es un mosaico de culturas: la hegemónica, la oficial, cohabita con la de 62 pueblos indios,[24] integrados por 6.8 millones de personas que hablan lenguas autóctonas en 2005,[25] y multitud de comunidades rurales, donde habitan 19 millones de mestizos y ladinos,[26] a quienes igual se cataloga como indios.[27] Significa que existen multitud de Méxicos, desde el punto de vista étnico. Representan un problema, no por ser indios, sino por su estructura social arcaica, mezcla de creencias primitivas con catolicismo medieval oscurantista y limitativo, por su ignorancia, aislarse y aplicar procedimientos rudimentarios de producción, que inciden en atraso general.[28]

En 2025 entre 3.5% y 4.5% de la población se clasifica como indios y de 13% a 17% son mestizos y ladinos. Los gobiernos hacen efectiva y funcional la coexistencia de la nación hegemónica y los pueblos indios, como lo establece el artículo 4° de la Constitución: "la Nación mexicana tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas y garantiza el respeto de sus culturas."[29] En varios municipios se les conceden autonomía y libre determinación, derecho de gobernarse por sí mismos, conservación y fortalecimiento de sus culturas, con el fin de que afiancen su identidad, con apego a la Reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígena de 2001. Al mismo tiempo se les lleva instrucción y adiestramiento que les faculte a ser capaces, autosuficientes, colaboren al desarrollo local y nacional y se beneficien de él, sin modificar sus culturas. Es proceso lento que tomará tiempo, pero hay voluntad.

De cualquier modo, ignorancia y pobreza moldean la personalidad colectiva y explican que trascurrido el primer cuarto de siglo 21º el mexicano típico sigue sin precisar su identidad: no entiende quién es, no se estima a sí mismo ni sabe qué busca, adónde va.[30] La conciencia social se halla fragmentada en varias, que vigorizan el complejo de inferioridad diagnosticado a mediados de siglo 20° por varios autores,[31] evidenciado en machismo, recelo, desconfianza, formalismo, cortesía, susceptibilidad y soberbia. Coinciden en que se origina en el choque de culturas producto de la colonización sin haberse definido la identidad nacional. A pesar del tiempo trascurrido son opiniones vigentes, porque el espíritu de un pueblo no se altera de manera sensible en tan corto tiempo.

Es una nación con sólo 185 años de vida, si se atiende a que deja de ser colonia en 1821, para organizarse como efímero imperio. En 1824 se constituye en república. Durante los siguientes 50 años padece guerras intestinas, dictaduras, invasiones y un segundo imperio. Tiene respiro temporal en treinta años de gobierno de Porfirio Díaz (1876-1911), cuando se emprende el desarrollo que la lleva de la época feudal al capitalismo incipiente. La revolución que lo derroca se torna en conflictos que finalizan en 1929, al fundarse el partido oficial que se llamaría PRI,[32] que implanta paz y encauza al país en su búsqueda de desarrollo cultural, político y económico, a lo que ha dedicado 76 años.

Desde las teocracias prehispánicas sus gobernantes han inculcado paternalismo, que tiene como contraparte hijismo. En 2025 todavía el ciudadano común es subsidiario, exigente, abúlico e insensible; muestra principios limitados de honestidad, justicia, tolerancia, respeto, compromiso y solidaridad; reclama derechos sin aceptar ni cumplir obligaciones; no está habituado a dar y colaborar, sino a pedir. Esto restringe su desarrollo individual y comunitario, se traduce en conciencia social frustrada y deprimida, se asocia al sentimiento de inferioridad y obstruye la posibilidad de madurar y progresar. Con esa carga emocional ha de cincelar su futuro.

La aserción de Nurske anotada: México "es pobre porque es pobre," se complementa con: "y es pobre porque es inculto y es inculto porque es pobre."

Dilema político

El dilema político consiste en ¿cómo tener buen gobierno?

Al liberarse México del dominio español, en 1821, se organiza como imperio, que fracasa. En 1824 se convierte en república federal, inspirada en concepciones democráticas de soberanía popular, representación política, principios igualitarios, división de poderes y sujeción a la ley. En 1857 se emiten Leyes de Reforma y Constitución de ese año que asientan principios democráticos, republicanos y federalistas. En 1917 se emite nueva Constitución, que los reafirma. El partido oficial instituye el régimen presidencialista, que desacata un principio republicano: la descentralización, pues ejerce administración central de todos los asuntos nacionales. Es licencia práctica que recoge ideas de Maquiavelo, quien aconseja un Estado autoritario para que un país se fortalezca y avance, y de Hobbes, quien sostiene que toda sociedad requiere del Leviatán (el Estado) con autoridad absoluta para imponer orden.[33]

En las cuatro últimas elecciones federales se dan pasos sustanciales en materia electoral. Los ciudadanos evalúan a los candidatos y emiten su voto con el afán de democratizar el país. En 1997 quitan a PRI la mayoría absoluta en el congreso y restan fuerza al Poder Ejecutivo en manos de ese partido. En 2000 traspasan la presidencia al candidato de PAN (asociado a Partido Verde Ecologista de México, del que luego se desliga), confiados en que Fox cumpliría sus promesas de cambio y desarrollo. Pero impiden que como partido en el poder tenga mayoría en el congreso, lo cual ratifican en 2003. En 2006 se rehusan a elegir a quien amenaza implantar un régimen demagógico, fatuo e imprudente, a pesar de campaña prolongada. Son signos de que germina el proceso de renovación de leyes y procedimientos iniciado en 1977.

Cuatro fallas se interponen en el avance.

Primero, no se renuevan las instituciones correspondientes al régimen presidencialista; se rompe el equilibrio de poder y éste se dispersa entre presidente, congreso, partidos, gobiernos estatales y del Distrito Federal, se atrofia el funcionamiento administrativo y se origina inadaptabilidad al cambio.

Segundo, los encargados de la administración pública en todas sus esferas y niveles son presa de la subsidiariedad, del hijismo, que les induce a eludir sus deberes, a actuar con negligencia, cortos de sentido de responsabilidad y de autocrítica, amparados por la complacencia de la sociedad y la impunidad que prohijan el fuero de los altos mandos, la ausencia de vigilancia, controles y castigos. Los ilumina el juicio "¿y yo por qué?," como proclamara indignado el presidente Fox, cuando se le pidió resolver el problema del canal 40 de televisión. Es rasgo del subdesarrollo cultural tratado arriba.

Tercero, falta de experiencia, aptitudes, carácter y voluntad del presidente Fox y su equipo impide concertar acuerdos y asumir riesgos. Incita a la anomia.[34] Se manifiesta en desorden, desobediencia, incertidumbre y entropía. Se entorpece la gestión administrativa, se desbordan conflictos políticos, se erosiona la gobernabilidad y los problemas se vuelven irresolubles.

Cuarto, rebeldía civil de López Obrador despierta desconfianza en los organismos y procedimientos electorales; polariza a la gente entre adeptos y quienes no lo son, y exhorta a la sociedad a romper el orden legal, institucional y republicano, para sustituirlo por terrorismo pacífico y manifestaciones callejeras como medio de imposición de decisiones populares, todo lo cual estimula anomia e ingobernabilidad.

La administración de Felipe Calderón comienza azarosa dadas la crisis postelectoral de 2006, la magnitud de dificultades heredadas y porque por un tiempo la subversión de López Obrador, quien inventa su gobierno legítimo, apoyado por gobiernos y legisladores perredistas, junto con los fascios impiden, frustran o retrasan innovaciones políticas, acciones ejecutivas, auspician corrupción para financiar su movimiento, consienten o apadrinan acciones guerrilleras y terroristas, asociadas a actividades criminales, con lo que coartan el ejercicio de la autoridad.[35] Se dilapidan tiempo, esfuerzo y dinero, que retardan democratización y desarrollo.

El desquiciamiento político aporta experiencia y madurez, que Calderón aprovecha para coaligarse con gobernadores y legisladores de todos los partidos e ideologías, en pacto que permite emprender reformas institucional, jurídica, fiscal, de energía, laboral, de asistencia social, de fomento económico y otras, las cuales sustentan la renovación y desarrollo porvenir.

En los doce años posteriores se restablecen paulatinamente la institucionalidad, responsabilidad y aptitud gubernamentales, se desvanece el movimiento lopezobradorista, amaina la efervescencia, se reorganiza y fortalece el Estado y la administración pública recupera algo de eficiencia y efectividad.

El antiguo régimen presidencialista —mecanismo de un solo motor, le llama Sartori— se sustituye por un mecanismo de dos motores —poderes Ejecutivo y Legislativo— que él recomienda,[36] donde el Congreso tiene facultades para compartir el gobierno con el Poder Ejecutivo, bajo vigilancia y con asistencia del Judicial y participación de la sociedad civil. Se instituye versión moderna de republicanismo, que concede participación a los ciudadanos y permite a México hacer frente a los retos que imponen liberalismo y globalidad.

Cada Estado y municipio asume la soberanía y responsabilidades que les atribuye la Constitución, según recursos y necesidades de cada lugar, para hacerse cargo de su destino. Modernizan sus legislaciones e instituciones, a ritmo pausado, pues es complicado, difícil y riesgoso hacerlo súbitamente.

El futuro del país se enmarca en política de Estado, integral, profunda, enfilada a resolver los problemas desde su raíz, definida en consenso por poderes políticos, comunidades, organismos, instituciones, empresas, mercados, familias y ciudadanos, con visión que trasciende los intereses de la administración en turno, determina objetivos y acciones idóneas para promover desarrollo, generar riqueza, distribuirla, abatir la pobreza y acortar desigualdades sociales.

Se remodela el aparato público federal, se recortan dependencias y se racionaliza el gasto administrativo. La instrumentación es paulatina, para no provocar desajustes, por lo que los resultados son mesurados.

El régimen sexenal se sustituye por un período presidencial cuatrienal, con posibilidad de una reelección consecutiva, para acumular máximo de ocho años. Así, el voto premia al capaz con un periodo adicional o sustituye al incompetente en cuatro años, lo cual coadyuva a lograr eficiencia gubernamental.

Se recorta a dos meses el largo interregno que trascurre entre elección presidencial y toma de posesión —de primer domingo de julio a 1° de diciembre— durante el cual se dispersan las funciones del gobierno federal.

Conviene que los electores opinen acerca de temas de trascendencia social que les conciernen directamente, así como inducir participación ciudadana, para lo cual se establecen referéndum, plebiscito e iniciativa popular.

Se renueva el marco jurídico y se eliminan leyes y reglamentos repetitivos, complicados, contradictorios, incomprensibles, obsoletos e innecesarios, lo cual restablece gradualmente el menguado Estado de derecho, que no estriba sólo en disponer de un cuerpo de ordenamientos, sino más bien en someterse a ellos y hacerlos cumplir.

El Congreso se reduce a sólo 96 senadores y 300 diputados elegidos por voto popular. Se cancelan 32 y 200 plurinominales, designados por los partidos, que encarecen el parlamentarismo y le dan carácter partidocrático.

Se implantan requisitos estrictos para aspirar al cargo y se prohíbe desempeñar cualesquier otros empleos mientras se ostenta el cargo, a efecto de profesionalizar y dignificar la función legislativa. Asimismo, se permite la reelección sucesiva de legisladores, para que adquieran experiencia, se dediquen a su labor con voluntad, entrega y eficacia; que los ciudadanos los conozcan, ejerzan su voto con base en su actuación, ratifiquen a los capaces y desplacen a los incompetentes.

Sobrevive la corrupción, en vista de que su raíz es cultural: se admite como parte de los usos y costumbres y no se sujeta a escrutinio moral o ético. Si se desterrase se romperían mecanismos de decisión y se entorpecerían las actividades. Se incurre en ella por sistema: es vicio sistémico, arraigado en las conciencias social e individuales. Está convenido que los puestos públicos son para obtener beneficio propio. La mordida se concibe como derecho adquirido y prestación merecida por quien la recibe y como gasto inherente por quien la da. Negligencia de servidores públicos; desvío de recursos estatales para apoyar movimientos políticos, organizar y sostener fascios, organizar manifestaciones de masas; aprovechar a los partidos como negocio familiar son formas de corrupción que se solapan. También lo son vender y/o comprar en el comercio informal, en particular productos pirata y de contrabando.

Hacia 2025 se modera y se hace discreta la corrupción oficial, al perfeccionarse procedimientos de trasparencia en cuanto a actuación, origen de recursos y destino de los mismos, así como de vigilancia y castigo; porque el escrutinio público es menos tolerante, y al simplificarse trámites administrativos, que resta al burócrata poder discrecional de interpretación que le faculta a hostigar al interesado y forzarlo a gratificarle. La que tiene lugar en la economía informal se persigue con márgenes de tolerancia, por ser fuente importante de empleo.

La criminalidad se arraiga como parte de la vida cotidiana. Cobra vigor por descomposición social, insuficiencia de trabajo, consumo creciente de drogas, necesidad de recursos para financiar actividades subversivas, tecnología moderna aplicada al crimen, ineficacia legislativa, policíaca y judicial, pues toma tiempo su limpieza y renovación, e impunidad casi absoluta (95% de los delitos no son castigados), que hace del crimen actividad redituable, con mínimo riesgo de ser aprehendido y consignado.

México gana posición como productor y centro de distribución de narcóticos, por su vecindad al mercado más voraz y subir el consumo interno. Los carteles del ramo se esparcen por doquier y operan a sus anchas, sin que las autoridades federales y estatales los contengan, porque las superan en recursos, organización, armamento, equipo y tácticas, amén de que cooptan a políticos, militares, policías y funcionarios judiciales. Incluso las fuerzas de EUA son impotentes para someter a traficantes en la línea fronteriza. Quienes habitan en ciudades donde tienen sus sedes viven atemorizados, por la violencia, guerras entre ellos y por patrocinar y esparcir otras clases de ilícitos.

En 2025 todavía se percibe resentimiento, desconfianza, escepticismo, inconformidad y rebeldía, no obstante haberse reorganizado la administración pública. Se cuestionan leyes e instituciones, porque los logros socioeconómicos son paulatinos e imperceptibles, pues son de realización progresiva y se logran en la medida de las posibilidades, que son exiguas. Los inconformes y agitadores lo aprovechan para inculcar que el Estado no satisface los requerimientos e incitan a la irracionalidad cívica. En el campo se multiplican movimientos guerrilleros. En ciudades organizan manifestaciones, actos de desobediencia, disturbios, pinta de muros (graffiti), vandalismo, terrorismo y guerrilla urbana, con patrocinio de políticos, gobiernos extranjeros, organismos no gubernamentales (ONGs) y crimen organizado, a quien conviene auspiciar ambiente convulsionado que distraiga a las autoridades.

Es lento el proceso de madurez política, la cual es signo de metamorfosis cultural y requiere de ella. Se finca en principios, valores, reglas y experiencias fraguados en la conciencia social, que están en mutación. No puede ser más expedita porque la cultura evoluciona con suavidad, en la medida que lo facilita la economía, misma que depende de la eficacia de la administración pública y del grado de inteligencia colectiva, que Lévy define como acervo de conocimientos, información y experiencia compartidos por una comunidad, que delinea su capacidad de progresar.[37]

Dilema económico

El dilema económico consiste en ¿cómo elevar el nivel de vida de la población?

En 2005 México ocupa el lugar 87 entre 233 países, en términos de producto interno bruto (PIB) por habitante, con 7,200 dólares, muy abajo de Bermuda, con 69,900, Luxemburgo, 55,600 y EUA, 41,800; pero arriba de Haití, 1,700, y algunos países africanos, con menos de 1,000.[38] Se cataloga como economía emergente porque tiene planta productiva diversificada y sólida; está insertado en la globalidad, a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y convenios con medio centenar de naciones, y participa en el comercio internacional con operaciones totales por 440,000 millones de dólares en el mismo año, 47% del PIB.

El producto interno bruto ascendió sólo 2.3% anual en el sexenio 2000-2006, impulsado por la inercia acumulada en los cuatro años previos y por la economía de EUA, con quien efectúa 90% del comercio. La lentitud se debió a que la administración del presidente Fox fue incapaz de promover y fortalecer la infraestructura y la estructura productiva. Desperdició la reserva internacional, que llegó a 85,000 millones de dólares en 2006, gracias a abundante ingreso por exportación de petróleo, 28,334 millones; maquiladoras, 21,642 millones; remesas de migrantes, 20,000 millones, e inversión extranjera directa, 17,800 millones. En cambio, actuó con disciplina financiera que auspició estabilidad de precios, cuya alza fue 4.7% anual en promedio, 2 puntos arriba de la tasa de inflación en EUA.

Los recursos del gobierno federal significan 23% del PIB en 2005.[39] El 37% del ingreso proviene de petróleo; el tributario constituye 42%. La carga fiscal es 13%, raquítica si se compara con 32% promedio en OCDE.[40] El aparato gubernamental es muy caro: 90% del gasto es corriente, lo cual deja modesta provisión para inversión y fomento.

La economía es forzada a crear empleos para 21 millones de habitantes en que aumenta la población entre 2005 y 2025[41]y a satisfacer demanda incrementada de bienes y servicios, de compradores más exigentes en cuanto a calidad, servicio y precio, que obliga a productores a esmerarse para competir con éxito o salir del mercado.

Durante los veinte años proyectados el crecimiento es modesto: el producto interno bruto (PIB) real asciende entre 3% y 4% anual, sujeto a las fluctuaciones de EUA señaladas en Preámbulo, supra. Lo más alto que se obtiene es 4.5%-5.5%, en años de bonanza. Al fin de periodo el PIB por habitante es entre 13,000 y 16,000 dólares.

Las transacciones con EUA se contraen a 70%-80% del total en 2025, por entrar en vigor el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que reduce privilegios de México en EUA al tener que compartir el mercado con vecinos latinoamericanos. Por contra, eleva operaciones con Unión Europea, Japón, China, India y sus propios vecinos. Se formula política comercial adecuada al mercado regional y global, en coordinación con las acciones de fomento en todos los renglones.

El gobierno federal reasume papel de promotor e interviene indirectamente en rectoría y con acciones directas en construcción, mantenimiento de infraestructura; en ampliar y modernizar la planta productiva, y como proveedor de energéticos y servicios públicos. Pone en vigor plan de desarrollo integral, concebido como política de Estado de largo plazo que debe respetarse por ley y proyectarse a administraciones posteriores, para dar continuidad y eficacia a los programas operativos. Se aprovecha la reserva internacional disponible y el crédito de la banca multinacional. No se excede en el gasto y mantiene déficit presupuestal moderado, para que la tasa de inflación no sea mayor de un dígito, a tono con la de EUA, y evitar devaluaciones bruscas del peso.

Se reforman las políticas tributaria, financiera, de gasto, presupuestaria, de deuda y de coordinación hacendaria en forma paulatina, para no provocar desajustes, con lo que los recursos federales crecen de manera progresiva hasta 28%-32% del PIB en 2025; la carga fiscal a 15-%-18%, y la inversión a 15%-20%. Se hace esfuerzo para recortar el gasto administrativo del Estado, sin que sea cuantioso para no crear problemas de operación ni desempleo. Aún así, es limitada la capacidad de gestión, pues se comprime el ingreso público al liberarse a PEMEX de la carga impositiva que le agobia, aunque a ritmo suave para no provocar desarreglos, y tienen que pagarse deudas del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB; antes FOBAPROA), de proyectos de inversión diferida (PIDIREGAS), pensiones y otros renglones. Además, la capacidad fiscal de la población es estrecha y el aparato recaudador es deficiente, por estar en renovación.

El gasto federal en desarrollo social absorbe 59% del total en 2005, del que 37% se destina a educación, que ya comenté. Servicios de salud recibe 26% y seguridad social 20%.[42] Son cifras impresionantes, pero el grueso es costo administrativo, por lo que rinde parcos beneficios. El sistema nacional de salud cuenta con un médico para 670 habitantes; una unidad médica para 5,270 habitantes, y un hospital para 92,700 habitantes.[43] Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) e Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) atienden a 55 millones de derechohabientes, 53% de la población, con gasto equivalente a 3.4% de PIB. [44]Ambos se caracterizan por organización inapropiada, administración incompetente, corrupción y excesivo poder del sindicato, que inciden en ineficiencia, situación deficitaria, pésima atención a asegurados, insuficiencia de medicamentos, equipo y servicios hospitalarios defectuosos y fondos insuficientes para pensiones y jubilaciones.[45]

En el lapso estudiado se reestructura el sector salud en conjunto. IMSS e ISSSTE amparan a 60%-65% de la población en 2025, y el Seguro Popular de Salud —creado en 2004 para quienes carecen de seguridad social— atiende a 10%-15%.

El déficit en infraestructura es 55,000 millones de dólares, calcula Banco Mundial.[46] En el sexenio 2000-2006 se invierte 3% de PIB. En los siguientes dos decenios se canaliza 6-7% anual de PIB, con participación de inversionistas privados y organismos internacionales. Con ello se avanza, pero no se cierra la brecha. Para no incurrir en errores del pasado se exige a inversionistas calcular costos y tarifas realistas, operar con equilibrio deuda/capital, mantener índice adecuado de apalancamiento, usar instrumentos idóneos de captación, establecer contexto jurídico-administrativo claro y flexible y utilizar mecanismos adecuados de arbitraje.

México ocupa el sitio 59 en competitividad en 2005, entre 125 países, frente

a 40 a fines de los noventas. [47]Sube a entre 47 y 50 en 2025. Prospera despacio por varios motivos: tensión política y social heredada; trabas burocráticas y dificultades de operación a consecuencia de las reformas institucional jurídica y reorganización gubernamental; grueso de mano de obra de baja calificación; salarios reales y otros costos altos frente a China y sureste asiático; contados recursos naturales sin explotar; lenta mejoría en innovación tecnológica y eficiencia empresarial; productividad y rentabilidad estancadas, y criminalidad implacable. Este cuadro no entusiasma a la inversión privada, local ni extranjera, que se mantiene cauta.

Su estructura productiva es deforme: coexisten actividades modernas e intermedias con obsoletas, informales y tradicionales. El adelanto se concentra en los mismos sectores y regiones de ahora y se reafirma la configuración de varios Méxicos, aquí desde el punto de vista económico: unos cuantos ricos o intermedios y la mayoría pobres.

Los dinamos se hallan en el segmento moderno de la industria: ramas metálicas, automotores, maquinaria, equipo, sustancias químicas y electrónica, así como servicios basados en el conocimiento: profesionales, tecnológicos y financieros, prototipos de la globalidad.

Las ramas manufactureras aportan 15% del PIB en 2005. Se eleva a 18%-23% en 2025. Más de 90% proviene de unidades pequeñas y medianas (PYMEs), que absorben 80% de la mano de obra y contribuyen con la mitad del producto. Se fomentan porque ocupan abundante fuerza de trabajo, ofrecen satisfactores de consumo masivo, requieren poco capital y tecnología, son flexibles y proporcionan diversidad productiva. Se les otorga asesoría y apoyos fiscal y financiero; se integran a redes que les brindan competitividad y capacidad exportadora, directa o indirecta, como proveedoras de exportadores o maquiladoras, y participan en el mercado global.

Las maquiladoras mantienen su vigor. En 2005 emplean más de 1 millón de trabajadores y exportan 21,642 millones de dólares netos.[48] En 2025 ocupan a 2-3 millones de personas y contribuyen con la mitad o más del ingreso foráneo. Se vinculan a proyectos de desarrollo territorial, de recursos humanos, trasferencia de tecnología, infraestructura urbana y como centros de polos de desarrollo. Varios se convierten en plantas terminales.

Partes: 1, 2, 3
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