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Violencia contra la mujer (página 2)

Enviado por Gloria Cospin


Partes: 1, 2, 3

En el enfoque psicobiológico, al tratar de comprender el origen de los fenómenos de agresividad y violencia nos embarcamos en una búsqueda de elementos biológicos y filogénicos, en un viaje que es regresivo en nuestro conocimiento, y que a la vez nos hace regresar a los momentos iníciales de la vida misma, buscando los elementos químicos estructurales de las primeras células que experimentaron la necesidad de "defenderse" del medio ambiente, en orden de conservar su individualidad, creando la membrana celular. Esta estructura sirvió y sirve aún ahora como una defensa para evitar el ingreso de elementos indeseables y potencialmente peligrosos y permitir selectivamente el ingreso de substancias beneficiosas.

Este fenómeno, que ahora nos parece tan simple y sencillo, marca el origen de la evolución– Se puede pensar en un cierto tipo de "conciencia primitiva" que determinó las acciones necesarias para la evolución de la vida proyectada en todas las especies. Si analizamos el evento vemos que toda la cadena parece surgir de la "percepción" de una amenaza externa. El instinto primario de vida es de protegerse a sí misma para perpetuarse. Podríamos decir un poco más elaboradamente, que el primer sentimiento de la vida fue el temor, el miedo ante lo desconocido que pueda representar una amenaza. La reacción primitiva ante esta sensación de temor es únicamente de dos tipos: a) huir, alejarse del peligro potencial, ponerse a salvo y buscar un nuevo ambiente menos inhóspito y b) enfrentar el peligro, atacar y conquistar para sí el ambiente en que se encuentra. Las dos opciones tienen sus aspectos positivos y negativos, Huir puede ser útil y beneficioso en ciertos momentos críticos, pero es una actitud que no puede ser siempre la forma de actuar, ya que al solamente escaparse de los problemas no ofrece posibilidades de desarrollo y conquista. El enfrentarse a los peligros y atacar a la amenazas nos pone en riesgo, pero al mismo tiempo abre la posibilidad de vencer a las amenazas y por lo tanto desarrollar nuevos potenciales y conquistar nuevos ambientes. En todo el reino animal vemos las mismas actitudes de conducta, de huir o de atacar en presencia de una amenaza, o más bien podría decirse ante la "percepción" de una posible amenaza, ya que muchas veces la amenaza real no existe y es simplemente "algo" que se percibe como una amenaza. Ciertas especies son territoriales: marcan y defienden su territorio, los individuos de su manada (generalmente las hembras) que están siempre dispuestas a la pelea para defender lo que siente que le pertenece. Batallas que pueden ser tremendamente violentas y que suelen terminar con la muerte o heridas .graves, en la defensa de los suyo. El instinto es así de poderoso, que hace que el animal o cualquier individuo esté dispuesto a dar su vida por defenderse, a sí mismo y a los suyos. Esta reacción primaria de atacar lo que nos amenaza (real o figurado) es un rasgo de nuestra más primitiva reacción emocional de defensa.

La ciencia neuropsicológica ha establecido que nuestras mentes tienen esencialmente dos formas de funcionar:

  • a) El sistema de reacción rápida que es la vía emocional que hace que el individuo actúe rápidamente ante un estímulo externo y la percepción de una posible situación de peligro o amenaza.

En la neurofisiología se ha encontrado que la amígdala cerebral, que es una pequeña estructura situada en la base del cerebro, genera una reacción inmediata sin pasar por la corteza cerebral. La amígdala es el centro de la reacción emocional, que puede dar origen a la violencia.

  • b) El sistema de reacción lenta, que es la vía del análisis, la lógica o sea el sistema intelectual o de la corteza cerebral….Este sistema evalúa y analiza posibilidades a tomar. Es donde se desarrolla la agresividad, ante una situación difícil o amenaza.

  • c) Esta agresividad puede ser positiva o negativa. La agresividad positiva crece dirigida hacia la mejoría de las condiciones personales de vida, de profesión, etc. Es la agresividad (pensada y controlada) que estimula pensamientos positivos al deportista para terminar su esfuerzo deportivo, cuando el cuerpo ya está por acabar. Es el estimulo a continuar persiguiendo sus metas. Es la fuerza impulsiva para lograr sus mejores deseos.

  • d) La agresividad negativa puede estimular el crecimiento de rencores, resentimientos, y emociones negativas acumuladas por largo tiempo, derivadas de frustraciones, decepciones, dolor por abandono, hambre y malas situaciones. Estos sentimientos y emociones negativas van a dar base a las reacciones emocionales incontroladas de la amígdala cerebral. Es el punto de origen de la violencia.

  • e) O sea que encontramos el punto de inflexión en que la agresividad acumulada negativamente permite las reacciones emocionales que conducen a la Violencia.

Otros conceptos en relación a la Violencia. Las sociedades han tratado de controlar la violencia con represión ("Mano Dura" en Honduras) es decir con más violencia y con programas sociales de ayuda a los más necesitados, sin embargo los hechos de violencia aumentan diariamente y mantienen a la humanidad sumida en el temor y la amenaza. Si supiéramos todos que la violencia se acumula con el tiempo en la amígdala cerebral (centro del origen de la violencia) y que eventualmente estallará violentamente, cerrando los ciclos del eterno actuar humano. Si en un momento dado surgirá la conciencia de que todos somos uno, y que venimos del mismo origen, surgirá la posibilidad de poder controlar la violencia- Si nos olvidamos de tratarnos como hermanos, seguiremos haciéndonos daño los unos a los otros.

  • f) La Crueldad. Es el colmo de la violencia. La crueldad consiste en el maltrato doloroso e intencional de una persona o un animal indefenso, alargando o incrementando su dolor sin necesidad alguna. Este aumento deliberado e innecesario del sufrimiento de la víctima es la esencia de la crueldad. El daño de la muerte, no implica por sí mismo crueldad. Uno puede matar a alguien sin crueldad, por accidente, sin darse cuenta, o voluntariamente, pero sin ensañamiento, por ejemplo, de un tiro en la nuca. La crueldad añade a la acción o el delito la intención de hacer sufrir atrozmente, lo que nos produce un horror especial.

  • g) En el caso de la violencia contra la mujer, la MISOGINIA (u odio contra las mujeres) puede ser la causa de la crueldad en el maltrato y la muerte de algunas mujeres.

Factores externos que originan la Violencia

  • a. El Contexto donde se vive. El nivel de tensión, las frustraciones en su vida social y de trabajo, el contexto político.

  • b. Factor socioeconómico: El hacinamiento en los lugares de vivienda, la miseria, los escasos recursos que no les permite la supervivencia.es el motivo prioritario que juega un papel fundamental y condiciona a la población para generar resentimiento hacia la sociedad, y buscar la forma fácil de conseguir dinero.

  • c. Desigualdad, deseo de vengarse. El rechazo social. El resentimiento por ofensas, venganzas, deseo de resarcimientos por daños en el sistema económico propio. Resentimiento sentimental por traición o engaño de la pareja., lleva a buscar soluciones rápidas al problema-.

  • d. Cumplimiento de un mandato, Imitación de actos de violencia de personas que admiran, para lograr notoriedad o demostrar que sí puede cumplir metas y realizaciones. Creerse superior, el más fuerte y no aceptar los errores de los otros.

  • e. Fanatismos religiosos, odio sembrado con las enseñanzas religiosas, que crean gran confusión entre el bien y el mal a los jóvenes. Defensa de los valores como patriotismo, familia, religión, etc.

  • El Contexto donde se vive.

a. Historia y descripción.

Una de los principales factores de violencia humana es el ambiente o contexto donde se vive, que combina otros factores como el hacinamiento, la educación contra el género opuesto, las ofensas de otros grupos, los odios religiosos o de los grupos que compiten y que influencian negativamente en nosotros y son los que actúan con fines de venganza o reciprocidad

La historia política del país nos condujo de un estado de dominación dictatorial, por varios ciclos que duraron casi cien años después de la independencia, a un estado que intentó democratizar al país, y promover una libertad tan amplia, que logró la instalación de un gobierno de avanzada muy popular, con muchas promesas de innovaciones y modernizaciones. Esto no gustó a otro grupo acostumbrado a tener el poder por dictado, y con ayuda de potencias extranjeras, se derroca el nuevo gobierno. Los derrocados inician una guerra de guerrillas para alcanzar el poder, que duró 35 años. Violencia por todos lados, genocidio, y muertes fue lo cotidiano en esos treinta y cinco años. La juventud creció bajo inseguridad y amenazas y no se alcanzó el nivel educacional, cultural ni industrial que se había buscado al inicio. Al despertar de ese frustrado sueño y acumulación de sufrimientos, tenemos un país pobre, poco industrializado, que genera pocos empleos, falta de viviendas, y mucha violencia negativa acumulada. Aquí tenemos un factor muy importante en la violencia que estamos estudiando.

El ambiente de estos países después de firmar los acuerdos de Paz, (Guatemala 1996) era delicado pues eran países post-conflicto: que de la noche a la mañana tienen que olvidar las ofensas, las vivencias de terrorismo y violencia, la pérdida de familiares y amigos, personas en exilio, con pobreza y sobre todo, muchas armas en posesión de la población. El dolor del exilio, de las migraciones, de los genocidios, de la muerte cruenta de niños y mujeres, quedó en el fondo de las conciencias, muchas veces con deseos de venganza. A finales de la primera década del 2000, en este campo minado surge el problema del tráfico de drogas, siendo Centroamérica, por su posición geográfica, un puente entre los productores y los consumidores. Esto produjo dinero ilegal en abundancia, y el dinero abundante y fácil terminó de envenenar el ambiente. La violencia es vivida, significada y comprendida a través de los diferentes contextos donde sucede. Nunca mejoró la estructura el país. Tras la firma de los acuerdos de paz había mucho entusiasmo por construir un país diferente. Pero mucho se fue en desperdicio de oportunidades. Persistió la mediocridad, aún no lográbamos contar con un sistema de seguridad y justicia que combatiera la impunidad y respetara los derechos humanos, a pesar que la sociedad se estaba fortaleciendo a través del reconocimiento de la Multiculturalita, persistían los conflictos. Tras varios intentos de instalar otras dictaduras, se hace una nueva constitución, se organiza "la democracia" pero persisten los conflictos sociales y los desafíos económicos. Ahora las instituciones del gobierno se debilitan por la corrupción y dejan crecimiento libre al narcotráfico y la delincuencia. No avanzan los planes de reducción de la pobreza, hay muchos conflictos laborales, y aparecen los fantasmas de las catástrofes naturales: terremotos, ciclones, inundaciones y ahora la sequía, con sus consecuencias: hambruna, desnutrición y muerte infantil. Todas estas situaciones causan un sentimiento de fracaso y frustración. Empieza el fenómeno de la migración "buscando mejores situaciones de vida", un sueño que se persigue sin cesar, sin encontrarlo por ningún lado. Se conforman con el subempleo, no valoran sus capacidades y estudios. Más frustraciones. No se siente buen padre, ni buen marido.

Crecer inmerso en un ambiente así, despierta la agresividad negativa que estimula el crecimiento de rencores, resentimientos, y emociones negativas que, acumuladas por largo tiempo, derivadas de frustraciones, decepciones, dolor por abandono, hambre y malas situaciones, van a dar base a las reacciones emocionales incontroladas de las amígdalas cerebrales. Es el punto de origen de la violencia.

b- Factor socioeconómico:

La desigualdad de oportunidades, a la par de desigualdad de recursos genera angustia en las personas. Sin excepción las sociedades modernas no industrializadas completamente, que todavía dependen de trabajos artesanales y de oficios no industriales contienen grupos sociales como familias clases o grupos étnicos que tienen acceso desigual a las ventajas más importantes, tales como recursos económicos, poder y prestigio. Las sociedades más simples (en el sentido tecnológico) tienen algunas diferencias basadas en edad, habilidad, o género: los adultos tienen mayor status que los jóvenes o los niños, los sanos más que los discapacitados, los hombres más que las mujeres. La falta de vivienda, la escasez de empleo o el subempleo lleva a frustraciones que inciden en la conducta de las personas. Muchas veces estas carencias causan discusiones entre cónyuges y familiares. Pertenecer a un grupo étnico en países en que hay discriminación por este motivo produce estereotipos que impiden el desarrollo y educación de un individuo, y le imposibilitan cumplir con las necesidades de su familia. En sociedades igualitarias se tienen más o menos los mismos derechos u oportunidades,

Las desigualdades sociales llevan a la desigualdad de ingresos y por lo tanto no se tienen las mismas oportunidades de dar comodidad a la familia. Una de ellas es el acceso a servicios de salud. Las enfermedades en los niños son más frecuentes si no están en situación óptima de salud, la desnutrición es compañera de una multitud de enfermedades, y la falta de recursos y de acceso a servicios de salud causa angustia y desesperación a la familia. Si recordamos que el inicio de la violencia puede ser una colección de frustraciones y ansiedades, que es terreno fértil cultivar ira que se desatará en algún momento, causando violencia.

Si revisamos los informes económicos de cada uno de estos países veremos que las condiciones socioeconómicas no son ideales. Y de allí viene la emigración: la búsqueda de un paraíso donde se cambien las condiciones socioeconómicas que nos tienen anclados en un país, en un lugar sin desarrollo. Se puede ir a otro país, pero lleva muy adentro nuestro pozo de energía negativa.

Recordemos que la agresividad negativa puede estimular el crecimiento de rencores, resentimientos, y emociones negativas acumuladas por largo tiempo, derivadas de frustraciones, decepciones, dolor por abandono, hambre y malas situaciones. Estos sentimientos y emociones negativas van a dar base a las reacciones emocionales incontroladas de las amígdalas cerebrales. De nuevo estamos en el punto de origen de la violencia.

c. Desigualdad, deseo de vengarse, o equipararse.

El rechazo social es muy importante en estas situaciones. La lucha por avanzar es detenida por estos sentimientos. Se desarrolla el resentimiento por ofensas, venganzas, deseo de resarcimientos por daños en el sistema económico propio. También surge resentimiento sentimental en el caso que haya traición o engaño de la pareja, o solo sospecha de ella. Esta situación lleva a buscar soluciones rápidas al problema. La presencia de armas es peligrosa en esta fase. Encontrar un machete, o tener un arma, confunde más al ofendido, y sin pensarlo mucho es víctima de una acción de sus amigadlas cerebrales, causando un acto de violencia.

Se han señalado (de Keijzer, 1998) importantes transiciones y cambios que se dan en los países y que provocan cambios en las relaciones de género como por ejemplo:

– El acelerado proceso de urbanización

  • Cambios en la infraestructura económica con la incorporación de las mujeres en la fuerza laboral.

  • El deterioro del poder adquisitivo, impulsando a más miembros de la familia a trabajar por un salario, muchas de ellas mujeres.

  • La creciente migración interna y a otros países

  • Cambios en la organización familiar

  • Las tendencias a relaciones de género de mayor equidad en campos cada vez más diversificados, como la educación y la política.

d. Cumplimiento de un mandato: La identidad de género.

La violencia es un acto Comunicativo[5]pues "nos dice algo" sobre los límites de la "aceptación del uno junto al otro", es decir pone en evidencia qué tipo de relación humana tenemos con el otro, donde predominan las interacciones dinámicas de poder, discriminación, desigualdad y desprecio. La violencia dentro la familia, y en especial contra la mujer ha sucedido en el transcurso de la historia[6]creyendo que el hombre no solo tenía derecho sino obligación de "corregir" a la mujer. Se consideraba que la violencia era un "acto privado", un acto del "dueño" de la casa para cuidar de su propiedad, incluyendo las mujeres que "le pertenecían". Estas sociedades patriarcales establecieron la sumisión de las mujeres, estableciendo barreras en la vida y actuación de estos seres cuyo destino era determinado por la voluntad y deseo de los hombres que la rodeaban, en un "ámbito privado".

De tanto atrás que se establecieron conceptos sobre la mujer, de acuerdo al tipo de relación que tenía con los hombres de la familia: madre, esposa, amante, concubina, niñera, etc., y que se han socializado en cada cultura de generación en generación, para llegar a nuestro tiempo con todas las connotaciones de sumisión, desprecio, opresión, y otras calificaciones que hacen de la mujer una ciudadana de segunda clase, sujeta a la voluntad de su padre, marido, hijos, y ahora patrones. Esta transmisión del papel que debe llevar en su vida se hace desde que es bebé. Los roles de género se enseñan y aprenden desde muy pequeñitos, y son las expectativas sociales y culturales de los comportamientos "apropiados" para las mujeres y los hombres. El género así construido se fija muy profundamente en alma y mente, y es el resorte que impulsa las acciones cotidianas en la vida social

HIPOTESIS

¿Existe una causa muy íntima en cada ser que lo impulse a crear una brecha ideológica entre hombre y mujer, cambiando sus actitudes y que dispara las acciones de violencia contra el cónyuge, generalmente la mujer, y otras mujeres con relación cercana, y que llega incluso a causarle la muerte?

¿Hay alguna forma de modificar algunos conceptos de su relación sexo-género como prevención a la tragedia o drama de la violencia contra la mujer?

¿Cómo se puede visibilizar y resolver esta situación desde el marco ético jurídico de los derechos humanos de las mujeres.? [7]

2ª. Parte:

La muerte de las mujeres solo por el hecho de serlo

LA TEORIA DEL GÉNERO

Definamos ahora ciertos términos que se usarán en esta parte del trabajo:

Violencia Doméstica o Intrafamiliar: término que se usa para describir la violencia dentro del seno del hogar, tanto del marido a su esposa, de la madre a sus hijos, del nieto al abuelo. Excluye la violencia en las relaciones de pareja en la que no hay convivencia. Actualmente se han hecho definiciones más exactas y que comprenden otros factores…

Violencia contra la mujer: Toda acción u omisión basada en la pertenencia al sexo femenino, que tenga como resultado el daño inmediato, ulterior, o como consecuencia del sufrimiento físico, sexual, económico o psicológico de la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en el ámbito público como en el ámbito privado.

Tipos de violencia : Violencia económica (o patrimonial), Violencia física, Violencia Psicológica, Violencia Sexual, y la violencia de género que incluye: amenazas, malos tratos, el abuso sexual de mujeres y niñas, la violación por el cónyuge o conviviente (relaciones sexuales forzadas cuando la mujer no desea o permite la relación sexual) , la violencia relacionada con la dote o pertenencias de la mujer, el abandono económico y físico de la mujer y sus hijos, la mutilación genital femenina y en general la violación de los derechos humanos de la mujer, incluyendo la trata de personas, la explotación sexual de ellas, y la esclavitud .

Ser hombre, ser mujer.

Al nacer, todo lo que somos es un cuerpecito anatómico que lleva el color de piel de los padres, y que está dotado de órganos externos que nos diferencian entre varón o hembra. Es todo lo que tenemos de ser humano, a excepción de que nos parecemos a la abuela, el abuelo, o los tíos. Biológicamente empezamos a funcionar: comer, dormir y tenemos una forma de avisar lo que nos molesta (llanto). No traemos genéticamente ni congénitamente, cómo debemos comportarnos, cómo debemos expresarnos, como debemos vestirnos, ni cómo actuar ante el otro sexo. Esos menesteres nos serán enseñados, entrenados y repetidos lenta e ininterrumpidamente, en los próximos días, meses y años, hasta casi la pubertad, en un proceso de aculturación o socialización en que se transmite el bagaje de conocimientos del grupo social a que pertenecemos, y por los individuos que nos rodean. La moñita pegada con cinta adhesiva en la cabecita de la recién nacida, es un inicio de la educación de género de esa bebé. Este conocimiento sobre nuestra conducta social-sexual es el género: la construcción lenta y segura de lo que va a ser nuestra identidad, nuestro comportamiento social y sexual…. Somos receptores pasivos de una ley cultural inexorable. "El género es fijo como la idea de que la biología es destino, y en este caso la cultura se convierte en destino." (Marcela Lagarde).

Cómo te trato

El género así construido se fija muy profundamente en alma y mente, y es el resorte que impulsa las acciones cotidianas en la vida social y la vida emocional. El conocimiento se trasmite por lo que se llama Roles de Género. (En una obra teatral hay "roles" o "papeles" que se aprenden los actores) Los roles de género se enseñan y aprenden desde muy pequeñitos, y son las expectativas sociales y culturales de los comportamientos "apropiados" para las mujeres y los hombres. Por supuesto que "decir buenos días", "gracias" y "por favor" les abre muchas puertas desde niños. "Hay que estudiar", "Tenemos que superarnos". Son roles sociales muy importantes. Pero: "los hombres no lloran", "el que llora es mariquita", etc., niega a los niños su capacidad de expresión del llanto por un dolor o por un daño, o regalarle a la niña un "juego de escobita y palita", es introducirle en la mente que ese es un oficio para mujeres y que "se ve bien". A la niña se le enseña que las mujeres se deben al ámbito privado y solo salen de la casa a "pasear" y acompañadas de un varón. A los varones se les enseña que deben trabajar, hasta la extenuación, en trabajos pesados, y que su ámbito de acción es fuera de la casa o público, y que debe ser el proveedor de los que se quedan en casa.

La discriminación de género consiste fundamentalmente en establecer un trato desigual entre hombres y mujeres, en donde histórica y culturalmente a aquellas les ha tocado la peor parte. Revisaremos algunos hechos culturales e históricos que han llevado a la mitad de la raza humana a sufrir y quedarse como la segunda clase de los seres humanos vivientes.

Dentro de los roles que enseñan la relación entre hombres y mujeres, especialmente si hay niñas en casa, es la idea de que el hombre es más fuerte que las mujeres, que los varones no se acercan a la cocina, mucho menos a cocinar, y que deben ser "servidos". Las niñas tienen que servirle a su hermano la comida, lavar sus platos, ordenarles los zapatos, recoger su ropa sucia y a veces hasta lavarla y plancharla. Les da la idea de que ellos son "los jefes " o "futuros jefes", y que ellos ostentan un poder especial para ordenar a sus hermanas, que por ser mujeres, son más débiles y por lo tanto deben ser sumisas.

Los juegos y los juguetes de la infancia representan los papeles que les corresponderán a los niños y las niñas en la sociedad, la niña jugando a las muñecas aprende a ser mamá, y al tratarlas jugando, se puede ver lo que han aprendido en su casa: si las golpea, o las discrimina por el color, o si en cambio se porta muy tierna, se da por supuesto que a futuro sabrá cuidar a su bebé y ser cariñosa. A los niños se les prohíbe jugar a las muñecas, porque es cosa de mujeres, con lo que se limita la expresión de su afectividad y sentimientos con las personas que los rodean. Evitan que los niños abracen y besen a sus familiares, o a los mismos padres, porque eso "no es de hombres". Más tarde para algunos, es imposible ser cariñosos al acercarse a sus semejantes. Más adelante no sabrán cómo acercarse y ser amorosos con la pareja y con sus hijos. Empiezan a ser violentos para acercarse a la mujer, más tarde se vuelven violentos durante el sexo. El mensaje a los varoncitos es que deben pelear para ganar el amor de la mujer, luchar contra dragones, ser capaces de enfrentar los peligros, usar armas, demostrar su fuerza aunque maten a otros; les corresponde también ser activos y violentos en sus relaciones con las mujeres.

La familia es la primera institución en donde aprendemos nuestros valores y a relacionarnos con el entorno, pues es lo primero que observamos y aprendemos, no es fácil cuestionar y tratar de cambiar lo que nos han enseñado, tan tempranamente. Es en la familia donde nos incorporan modelos ya establecidos, donde los roles femenino y masculino tienen una estricta jerarquía para las tareas y las formas de relación con lo demás. Se asignan según el sexo-género enseñado.

Estos roles son transmitidos y perpetuados por la familia, la escuela, la religión, que son instituciones socializadoras y los medios de comunicación contribuyen a su reproducción y sientan las bases para el desequilibrio del poder entre las personas, ocasionando desigualdad social e inequidad…

Según la filósofa Simone de Beauvoir, no se nace mujer, se llega a serlo. Existe la situación, de que la persona que se convierte en mujer, pensando como mujer, actuando como mujer, no sea necesariamente del sexo femenino. Esto es, que no importando la biología, el cuerpo es un medio pasivo sobre el cual se inscriben los significados culturales, o como el instrumento que relaciona el cuerpo con una serie de significados culturales, y se convierte en el género que quieren, sin importar el sexo.

La Masculinidad

Los estudios en torno a la masculinidad son recientes dentro de los estudios de género, si bien el hombre siempre ha estado presente en gran parte de la bibliografía feminista como miembro del "Patriarcado", es hasta hace muy poco que se tienen conocimientos orientados a entender a los hombres desde su situación y condición de género.

Como ya se explicó ampliamente, el género se interioriza a través de la socialización, entendida como un complejo y detallado proceso cultural de incorporación de formas de representarse, valorar y actuar en el mundo. Como bien señala Carmen Sáez (1990), este proceso no ocurre sólo durante la infancia y la adolescencia sino a lo largo del ciclo de vida.

La masculinidad sería entonces un conjunto de atributos, valores, funciones y

conductas que se suponen esenciales al varón en una cultura determinada.[8] Para

el caso de América Latina consideran que existe un modelo hegemónico de masculinidad visto como un esquema culturalmente construido en donde se presenta al varón como esencialmente dominante y que sirve para discriminar y subordinar a la mujer y a otros hombres que no se adaptan a este modelo.[9] [10]

Con sus variantes nacionales, podemos considerar que en nuestros países existe

una forma hegemónica de socializar a los hombres que está cultural e[histórica- mente construida y que tiene sus variaciones por clase o por etnia, pero que sirve siempre de referente incluso a las formas de socialización alternativas o marginales. En esta socialización podemos encontrar ciertas claras ventajas para el varón, algunas de las cuales, con el tiempo se pueden ir transformando en un costo para su vida y para sus relaciones sociales, al lograr una mayor independencia, aumenta la agresividad, la competencia y la incorporación de conductas violentas y temerarias en aspectos tan diversos como su bienestar y salud. (de Keijzer, 1998).

Hay autores que han estudiado la constitución de diferentes manifestaciones de las actitudes masculinas en contextos y en momentos históricos diferentes, llamando a esas manifestaciones "masculinidades". Estas masculinidades tienen modo particular de configurar la subjetividad, la corporalidad y la posición existencial de los hombres comunes y anular la jerarquización social de otras masculinidades.

El término masculinidad es de significado diverso y alude tanto al significado "correcto" de ser hombre como a las diferencias con la feminidad. Se trata de las dos categorías de la polarizada definición genérica de las personas que alude a los que significa ser (o no ser) hombre. Esta es la Masculinización Hegemónica (MH), que es un camino de la construcción de la identidad masculina, que está en lo más alto por su valoración social, en la jerarquía de las masculinidades posibles. Este tipo de masculinidad es resultante de los procesos de organización social de las relaciones hombre/mujer a partir de la cultura de dominación y jerarquización masculina, construido a partir de la legitimación del dominio masculino y la desigual distribución del poder.

Relaciones de Poder

En la literatura feminista y en los estudios de género se destaca el tema del poder como elemento constitutivo de la identidad masculina. Con la expresión de Kauffer que dice "El deseo de poder y control forma la parte fundamental de nuestra noción de masculinidad y también la esencia misma del proyecto de convertirse en hombre" se da la idea de que todos los hombres son poderosos o tratan de serlo , pero existen hombres no poderosos, subordinados a otros hombres incluso a mujeres y que se saben que son seres desprovistos de poder. El poder de la masculinidad se construye y se expresa en las relaciones "homosociales" y se articula con las igualdades en las sociedades.

"El poder se entiende, tradicionalmente, como la capacidad para dominar, centrar, reprimir, controlar o subordinar los actos, deseos y espacios de otro que no lo tiene."[11] Con ese punto de vista, el poder exige obediencia y presupone la capacidad para sancionar a quienes lo resisten o no acatan las exigencias y mandatos de quienes lo tienen.

El eje principal del poder en el sistema de género contemporáneo es la subordinación general de las mujeres y la dominación de los hombres, estructura que la Liberación de la Mujer denominó patriarcado. Esta estructura general existe a pesar de muchas reversiones locales (las mujeres jefas de hogar, las profesionales mujeres con estudiantes varones). Persiste a pesar de las resistencias de diversa índole que ahora articula el feminismo y que son continuas barreras para el poder patriarcal, y que definen un problema de legitimidad que tiene gran importancia para la masculinidad.

Relaciones de producción.

Las divisiones genéricas del trabajo son conocidas en la forma de asignación de tareas, alcanzando a veces detalles extremadamente finos. Se debe dar igual atención a las consecuencias económicas de la división genérica del trabajo, al dividendo acumulado para los hombres, resultante de reparto desigual de los productos del trabajo social. Esto se discute más a menudo en términos de discriminación salarial, pero se debe considerar también el carácter de género del capital. Una economía capitalista que trabaja mediante una división del trabajo por género, es, necesariamente, un proceso de acumulación de género. De esta forma no es un accidente estadístico, sino parte de la construcción social de la masculinidad que sean hombres y no mujeres quienes controlan las principales corporaciones y las grandes fortunas privadas. Pero, aunque no se crea, la acumulación de la riqueza ha llegado a estar firmemente unida al terreno reproductivo mediante las relaciones de género.

El androcentrismo es una característica que concentra no solo la atención en sí mismo, si no que desprecia todo lo que no es igual que él. Al compararse, ninguno "le llega" a su altura, todo lo demás es imperfecto y primitivo. Es la masculinidad que se ensalza y se destaca. Es aquella que se considera la forma "natural" de ser hombre y se estructuran dispositivos y disposiciones para legitimar su dominación.

La sexualidad

De Keijzer Banno relata en sus observaciones cómo el deseo sexual no se expresa igual en el ejercicio de las masculinidades. Y debe considerase cómo será la práctica sexual entre un androcentrista y una pareja en sumisión. ¿Serán las relaciones sexuales igualitarias? ¿Los dos obtienen placer al mismo tiempo? ¿O el hombre tiene placer sin importarle la situación de su pareja?. Pero si consideramos la situación emotiva del dominador y la dominada, su carácter genérico es claro. Tratando de ver si las prácticas que realizan el deseo son del orden genérico, se formulan interrogantes acerca de las relaciones involucradas: si son consensuales o coercitivas, si el placer es igualmente dado y recibido, si existe conexión entre la heterosexualidad con la posición de dominación social de los hombres.

RELACIONES ENTRE MASCULINIDADES

LA MASCULINIDAD HEGEMONICA.[12]

Hegemonía

La masculinidad hegemónica se define como "la configuración de práctica genérica que garantiza o da por cierta la posición dominante de los hombres (que les da poder) y la subordinación de las mujeres". Esto no significa que los actores de cine, sean las personas más poderosas por ser guapas. Y que personajes de poder institucional o de gran riqueza pueden estar lejos del modelo hegemónico en su vida personal. La hegemonía se establece solo si hay alguna correspondencia entre el ideal cultural y el poder colectivo o individual. Por eso los niveles más altos del mundo empresarial , militar y gubernamental demuestran un despliegue corporativo bastante convincente de masculinidad (Uniformes, adornos, banderas ) todavía muy poco cuestionado por las mujeres feministas o por hombres que no actúan así.

Subordinación

La hegemonía se refiere a la dominación cultural en la sociedad como un todo. Dentro de ese contexto general hay relaciones de género específicas de dominación y subordinación entre grupos de hombres.

El caso más importante de la dominación, es el dominio de los hombres heterosexuales con la subordinación de los hombres homosexuales. Es mucho más que una estigmatización cultural de la homosexualidad o de identidad gay . Estos últimos están subordinados a los hombres heterosexuales por un conjunto de prácticas materiales. Estas incluyen exclusión política y cultural, abuso cultural, violencia legal (encarcelación por sodomía), violencia callejera (desde intimidación al asesinato), discriminación económica, discriminación laboral y boicots personales. La opresión ubica las masculinidades homosexuales en la parte más baja de una jerarquía de género entre los hombres. Desde el punto de vista de la masculinidad hegemónica la homosexualidad es similar a la feminidad, y eso explica la ferocidad de los ataques homofóbicos. Algunos hombres y muchachos heterosexuales también son expulsados del círculo de legitimidad, especialmente por su aspecto no muy "masculino". El proceso está marcado por un rico vocabulario denigrante: enclenque, pavo, mariquita, cobarde, amanerado, acaramelado, bollito de rema, hijito de mamá, oreja perforada, ganso, pato, floripondio, entre muchos otros.[13] Aquí también resulta obvia la confusión simbólica con la feminidad.

Complicidad

No muchos hombres realmente cumplen los modelos normativos de la masculinidad, parece que el número de hombres que practica los patrones hegemónicos es reducido, pero la mayoría de los varones gana por hegemonía, pues se benefician por ser cómplices del dividendo patriarcal, que es la ventaja que obtienen los hombres en general por la subordinación de las mujeres. Esto revela otra relación entre grupos de hombres: la relación de complicidad con el proyecto hegemónico. Las masculinidades construidas en forma que permiten obtener el dividendo patriarcal, son cómplices en este sentido, sin tener que ser la primera línea del patriarcado.

LAS CUATRO CREENCIAS DE LA MASCULINIDAD HEGEMÓNICA

Las creencias matrices que aparecen de modo constante organizando la vida de los hombres son fundamentalmente cuatro y representan a las definiciones biológicas de la masculinidad: independencia, dominio y jerarquía. Ellas son_ autosuficiencia prestigiosa, la heroicidad belicosa, el respeto a la jerarquía y la superioridad sobre las mujeres ( y la oposición a ellas).

En relación a la primera creencia, los varones reciben de sus padres, madres y personas cercanas mandatos normativos (roles de género), que se cuidarán íntimamente. Luis Bonina ha identificado muchos de los mensajes transmitidos a los varones en España y algunos otros países como por ejemplo:

¡Bástate y válete por ti mismo! (sé independiente y no necesites de nada) ¡Hazte a ti mismo y llega a esa posición! (lograr éxito, poder, placer y familia es tu futuro) ¡Distínguete y destaca (como diferente y como superior)! ¡Busca tu propio destino! ¡Cuenta solo contigo mismo! ¡Resuélvelo por ti mismo! ¡Tú puedes y lo puedes todo! ¡Haz lo que te venga en gana, y sé libre! ¡Tú eres la medida! ¡Tú sabes lo que quieres ! ¡Toma la iniciativa! ¡No pierdas los estribos! ¡Realízate trabajando!¡tu lugar es el ámbito Público! ¡Sé capaz y eficaz, no necesites de nadie! ¡Pon y Ponte límites! ¡Sé responsable de otros como eres responsable de ti! [14]

Cada uno de estos mandatos tiene su contraparte proscriptiva: ¡no te apoyes en nadie!, ¡no seas uno más! ¡No te comprometas!. A través de esta creencia y esta educación subliminal, se adjudican a los hombres la independencia y el poder de dominio y que la existencia masculina es potencia. Corresponde a esta creencia todas las metáforas masculinas sobre la potencia y fertilidad. En México y América Latina existe una forma hegemónica de socializar a los hombres, que está cultural e históricamente construida y que tiene sus variaciones por clase y por etnia descritas por de Keijzer en diferentes estudios(1998) . Esta socialización contiene ciertas ventajas para el varón algunas de las cuales se pueden ir convirtiendo en costumbres peligrosas para la salud ( y para las mujeres y otros hombres ) como la relación con sus vehículos, las adicciones, las relaciones familiares y la Sexualidad. Estas características son ventajosas dentro de las relaciones de poder entre géneros. Y sale a luz en cualquier actividad que realicen. Mucho de esto se puede comprobar en la música: La canción EL REY (con dinero y sin dinero, yo hago todo lo que quiero, y mi palabra es la ley y sigo siendo el Rey) explica mucho esta creencia.

Segunda Creencia: la belicosidad heroica. Esta creencia promueve la figura de héroe, el soldado o el guerrero valeroso o una versión de deportista, tan cara al imaginario masculino y en ellas se basan las metáforas masculinas. Recibir y cumplir los mandatos de esta creencia, lo que los mitos llaman el camino del héroe en el que por la lucha y el exceso se pierde buscando el sentido de la vida. Busca hazañas y proezas (Ej. Montañista Jaime Viñals, sube una montaña diferente cada año, ocupa 9 meses del año en ese esfuerzo, y la familia lo ve de vez en cuando.), ven el mundo como un campo de batalla, donde la violencia es necesaria y que lo que se gana es su masculinidad. Para Bonino, los roles aprendidos son:

Busca enfrentamientos, desarrolla capacidad de lucha, mantén espíritu de aventura, desarrolla aguante para soportar el dolor, supera los sufrimientos, ten dureza emocional, aplomo, inhibición del miedo, emocionalidad distante, impulsividad, uso del cuerpo como herramienta, violencia como instrumento de defensa, defensa del territorio, sobre todo ser fuerte y aguantador. 13

En esta creencia, el lugar adjudicado al otro es de sujeto desconfiable, potencial adversario o humillador, peligroso, enemigo o competidor. La mujer solo es aquí objeto de conquista o dominación, o público para aplaudir sus hazañas masculinas. Por todo eso, en esta creencia está la base de la misoginia, la homofobia y la xenofobia.[15]

La tercera creencia: el respeto al valor de la jerarquía, afirma que ser hombre es adquirir lugar dentro de una estructura jerárquica masculina, o sus referentes simbólicos como patria o institución, encabezado por "grandes hombres" (amos poderosos, diferentes caras del padre) y en el que se puede ascender por obediencia. De nuevo el autor mencionado nos cuenta que este lugar se obtiene cumpliendo con los siguientes mandatos:

Obedece a tu padre-autoridad (y no a tu madre), ¡Resígnate! ¡Nobleza Obliga!, (y cuando está arriba de la escala) ¡Eres la autoridad, por eso ordena y manda! 13

Esta creencia es lo que más organiza la vida práctica y cotidiana de la mayoría de los hombres, que lejos de las otras creencias (los libres y los valerosos), viven de un modo sometido y burocrático, a veces sin aspirar a subir en la jerarquía, sino se quedan en la tranquilidad de la subordinación, atrapados en la ilusión de que algún día llegará a ser autoridad y dueño de alguien o algo y de sí.

Esta creencia favorece la construcción de un retazo de identidad masculina caracterizado por el sometimiento masculino a las figuras poderosas y que perpetúa esta socialización específica que dice que ser hombre es ser alguien dentro de una escala de autoridades-amo dominadoras, que solo dejan como opción el sometimiento a la cadena de "obediencias debidas".

La cuarta creencia matriz: la superioridad sobre las mujeres (y sobre los varones "menos masculinos") y su diferenciación de ellos.

Esta creencia afirma que ser hombre es adquirir la cualidad de superioridad frente a las mujeres, tener autoridad sobre ella y no parecerse a ellas, así como también hacerlo con los hombres que se muestran "menos masculinos". Ser hombres es hacer lo que las mujeres no hacen y no hacer lo que ellas hacen. Los mandatos normativos son, por ejemplo:

Los hombres NO son iguales a las mujeres! ¡Los hombres deben distinguirse de las mujeres! ¡Eres más y tienes más derechos! ¡No debes hacer nada de mujer ni de maricen! ¡No hagas caso de las mujeres!, ¡ Elige ,o estás con los hombres o con las mujeres! ¡No sea igualitario o te dominarán! ¡Tu madre es la una mujer especial e intocable! ¡Lo doméstico no es lo tuyo (porque es de las mujeres)! Los hombres son para varias mujeres! ¡Las mujeres contaminan los ambientes de los hombres! ¡No parecerse a las mujeres (Ropa, peinados, zapatos, no tener nada de mujer)! ¡Nada de dulzuras! ¡Nada de emociones!, ¡nada de intimidad! 13

Con estos mandatos el varón evitará a los niños y los homosexuales. Es una identidad negativa: no ser mujer, niño ni homosexual, donde el esfuerzo vital es demostrar que NO se es algo, más que demostrar que se es algo. El modelo de relación con ellas que se deriva de esto es el de la imposición de la subordinación, la exclusión de las mujeres a lo privado, y la apropiación del ambiente público por los varones. Esta creencia incluye los conceptos de que la belleza de la mujer atrae al varón "provocando su deseo", la mujer se viste para hacer caer al hombre, y que a la mujer solo le atrae el dinero del hombre. La mujer no es un objeto de intercambio sino de deseo amoroso-sexual y el modelo de amor resultante es uno que tiene más componentes de explotación, amor caballeresco o cortés, que de igualitario, con un orden definitivo de la sexualidad.

Creencias Existenciales:

Son un segundo tipo de creencias existenciales que afirman que ser hombre lo coloca en determinado lugar central de la vida. Y son:

  • Posesión de una identidad privilegiada por la que ser hombre implica estar en el lugar de mayor valor y derechos en contraste con la identidad femenina de menor valor.

  • Posesión de una esencia masculina a conquistar y demostrar.

  • Mujeres y hombres tienen diferencias insalvables y todos los hombres tienen semejanzas estructurales. Esta creencia promueve el sentimiento corporativo masculino y el rechazo a la alianza con las mujeres en muchos campos.

De aquí viene la situación actual donde todavía son evidentes las diferentes formas de opresión y marginación, dentro de los grupos refinados de profesionales, que le otorgan menos paga por igual trabajo a colegas de la misma profesión; o el hecho que aunque califiquen académicamente, casi nunca ganan elecciones a grupos directivos, y si las aceptan, harán el trabajo de secretaría o de auxiliar, y en pocos casos llegan a dirigir los grupos, siempre con una oposición franca.

La Corporalidad, la Salud

Aún sin contar con perspectiva de género, la salud ocupacional o laboral o la salud en el trabajo se ha deteriorado con consecuencias severas en el cuerpo de los hombres. Desde una perspectiva clasista el rechazo a incorporar medidas de higiene ocupacional ha sido interpretado como una resistencia de clase. Una mirada desde la perspectiva de género puede agregar obstáculos en el auto cuidado que también tienen que ver con una socialización masculina tendiente a la competencia , a la temeridad y a la percepción de que una actitud cuidadosa y preventiva "no es masculina".

Vista desde la perspectiva de género, la relación entre trabajo y cuidado de la salud es abiertamente contradictoria. Una razón importante es la centralidad del trabajo en la construcción de la masculinidad. El hombre tiende a amalgamarse con su profesión u ocupación, que refuerza el rol de proveedor que juega en la familia. El cuerpo es vivido como instrumento para esos fines.

En general, el auto cuidado, la valoración del cuerpo en el sentido de la salud es algo casi inexistente en la socialización de los hombres. Al contrario, el cuidarse y cuidar a otros aparece como un rol netamente femenino.

El efecto de esta socialización masculina explica la forma en que afecta la vida de las mujeres, con su "triada de violencia". El varón puede ser factor de riesgo en al menos tres sentidos, con diferentes tipos de daños:

a. hacia la mujer (y a niñas y niños) a través de los diferentes tipos de violencia y abuso, la maternidad impuesta, la paternidad ausente (con el abandono de la mujer y los hijos)

b. entre hombres por medio de accidentes, homicidios, lesiones.

c. y para el hombre mismo mediante el suicidio, el alcoholismo y otras adicciones, incluyendo diversas formas de descuido del cuerpo.

Lo anterior se ve fortalecido con las dificultades que tienen los varones de verbalizar sus necesidades de salud. Los hombres no hablan de sus problemas de salud, porque constituye una demostración de debilidad, de feminización frente a unos y a otros. Es conocida la ausencia de los varones en cualquier conferencia, plática o actividad relacionada con paternidad, anticoncepción, cuidado del niño, o sobre salud reproductiva.

El Micromachismos

Es un término aportado y desarrollado por Luis Bonina que hace referencia a comportamientos y hábitos de dominación y violencia masculina en la vida cotidiana y en las relaciones de pareja, pero escondidos. Los Micromachismos son frecuentemente prácticas inconscientes y casi siempre imperceptibles, pero actúan por acumulación y tienden a perpetuar una distribución injusta de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres.

Las relaciones de hombres y mujeres se producen en un escenario donde no entran en juego las diferencias sino las desigualdades y relaciones de poder asimétricas, con sus escenas de dominación. Los micromachismos serían por tanto micro abusos para procurar que el hombre mantenga su posición dominante, creando una red que atrapa sutilmente a la mujer de forma cotidiana y limita su autonomía personal, pero siempre se aparenta que no hay posiciones extremas de dominación. Algunos ejemplos de micromachismos:

  • Disponer de tiempo libre para la familia al mismo tiempo que la pareja tiene que hacer tareas domésticas, las que tiene que abandonar por el momento para regresar a ocuparse de ellas, cuando el hombre descansa, y no hay reparto equitativo de éstas.

  • Falta de reconocimiento del valor económico del trabajo doméstico y la crianza de los hijos e hijas."Mi mujer no trabaja"

  • Creer que una explicación amplia de porqué hace las cosas, le da derecho a salirse con la suya.

  • Escudarse en la dificultad de expresar los sentimientos para evitar comprometerse a hacer algunas tareas de la casa.

  • Aceptar cierto reparto de las tareas de la casa, pero olvidar cuando hay que sacar la comida del congelador o cuando se debe encender el horno, retrasándose la comida.

  • Resistir a las promociones de la pareja, aconsejando que no se acepte el aumento de sueldo "hasta no saber la intención"

  • Criticar cómo se realizan las tareas domésticas, nada le satisface, pero tampoco las hace.

  • Declarar que a la mujer no se le pega ´porque es muy débil.

LOS OTROS HOMBRES

Dentro de esa cascada de hombres practicando una masculinidad hegemónica, dominando a las mujeres y causándoles daño a través de la violencia de género, se encuentran los hombres no violentos, no maltratadores a quienes les han llamado "los hombres que nadan contracorriente". Esta contracorriente alude a su camino vital en contra o distanciándose de los modelos hegemónicos de masculinidad que promueven la creencia en la superioridad masculina sobre las mujeres, y el uso eventual de la violencia controladora contra las mujeres para ponerlas "en su lugar", Estos hombres también han sido estudiados, y sujetos de estudios antropológicos. Estos estudios se hicieron con dos líneas de enfoque: una en los países con economías y sistemas emergentes, centrada en el eje violencia / no violencia, y en los países europeos centradas en el eje igualdad/desigualdad y que estaba enfocada a analizar las características de los hombres llamados igualitarios, pro feministas, antisexistas, o no violentos.

Estas investigaciones implicaban a estos hombres y su forma de reaccionar ante la vida familiar, personal, laboral y la paternidad. En estas observaciones permitieron descubrir algunas variables de quienes no se comportan con desigualdad con las mujeres, y que seguramente por ello están más alejados de ejercer la forma más brutal de la desigualdad de género que es la violencia.

  • Después de algunas investigaciones en México, Perú y Nicaragua [16]estos estudios ponen de manifiesto la existencia de algunos factores comunes en los hombres definidos como no violentos: características de su familia, formas de pensar, experiencias de vida que ayudan a explicar por qué no ejercen violencia física de género y que pueden aportar claves para el campo de prevención. Dentro de los factores comunes que se encontraron en estas investigaciones están:

  • Creencias sobre el daño que produce la Violencia (la violencia destruye el hogar, la violencia hace daño a quien quiero, la violencia hace daño a quien la ejerce, es normal discutir, es parte de la vida; la violencia contra la mujer es signo de cobardía)

  • Mantenerse cerca de personas y grupos que estimulan no violencia y mantenerse lejos de grupos o parejas machistas y violentas (socialización temprana en ambientes de igualdad y afecto, orgullo de no ser violento y no ser "un hombre tradicional" todopoderoso.)

  • Características personales desarrolladas en su experiencia vital o a partir de rupturas con pasados diferentes (valoración alta de la vida de pareja y el respeto y relación democrático en ella, procesos de cambio a partir de formar pareja o tener hijos, capacidad de reconocer errores y de autocrítica, ética de la justicia de género e igualdad, sin dificultades para dar sus opiniones y sentimientos verbalmente y para no rehuir al conflicto; capacidad de gozar de la vida)

  • Experiencias de vida significativas: (Vínculos respetuosos con mujeres de la familia, presencia de padre respetuoso, o padre autoritario y violento contra el que se rebeló; acercamiento a corrientes de pensamiento pacifistas e igualitarias.)

  • Situación actual de pareja/familiar. (satisfacción en vínculos democráticos, compañera con autonomía personal y asertividad, esfuerzo explícito para tratar de no ser machista, Resistencia a las presiones sociales {burlas, aislamiento, descalificaciones, acusaciones de que "tu mujer te domina", etc.}, para no ser machista y violento.

También los hombres estudiados recibían beneficios que servían de motivación y tenían costes por la práctica no violenta:

Beneficios: buen ejemplo para los hijos e hijas, la pareja funciona satisfecha, la mujer es mas afectiva, la familia está más feliz, más prestigio masculino en el grupo de amistades.

Costes: dudas y contradicciones, luchas internas entre deseos de controlar y de respetar, incomodidades ante presiones machistas y opiniones descalificadoras del grupo de amigos, distanciamiento de vínculos, situaciones de "fuego cruzado" entre los que presionan para ser violento y los que presionan en forma contraria.

Durante esta vida no violenta, en algunos momentos a estos hombres se les cruzan algunas ideas de las masculinidades aprendidas, pero transformadas medianamente, como decir por ejemplo : " a las mujeres no se les pega porque son más débiles" ; la mayoría de ellos siguen siendo patriarcales, específicamente en la casa y en su consideración de la mujer como " esposa tradicional" ejerciendo alguna forma de violencia leve del tipo psicológica (Micromachismos).

Otro hallazgo significativo es que los hombres no violentos pueden llegar a serlo si se altera el statu quo de la pareja, especialmente si la mujer cuestiona activamente las desigualdades que se habían obviado hasta ese momento, pero también cuando el hombre pierde ´poder relativo (por enfermedad, divorcio o desempleo, por ejemplo.)

LA FEMINIDAD: historia de la sumisión de las mujeres

No ha sido lo mismo ser niña o varón, según se vive en la Edad Media o en el siglo XXI. La edad en la vida de una mujer, sus cambios corporales, su apariencia, su sexualidad, su maternidad, no ha sido igual según la época (Michelle Perrot, 2009) La maternidad, la prostitución, la esclavitud han cambiado a través del tiempo. La violencia hacia la mujer ¿ha cambiado también?

EL CUERPO DE LAS MUJERES

Empecemos por el principio: en el nacimiento la niña es menos deseada. Anunciar es un varón" es más glorioso que decir "es una niña", debido al valor diferente atribuido a los sexos. El infanticidio de niñas es una práctica muy antigua y sigue siendo masivo en India y sobretodo en China, a causa de la limitación a un hijo único: se elimina a las niñas hasta tener un varón.

La primera infancia es relativamente asexuada. La palabra "bebé" funciona como una denominación neutra. Hasta los 2 a 3 años, los niños no demuestran mucha diferencia. Al llegar al jardín de infantes se empieza a notar la diferencia, especialmente en el vestido, aunque todos viven todavía cerca de las faldas de la mamá. Juegan los mismos juegos. En cuanto a las niñas más grandes, entre los cinco y los diez años, tienen sus primeras lecturas, sus juegos de muñecas, sus fantasías, pero generalmente permanecen más en la casa, más vigiladas, mas encerradas. No así, los hermanos varones salen a jugar a la calle, juegan bicicleta, hacen grupos, tienen amistades de la escuela y otros barrios y veces atraviesan algunas partes de la ciudad para otros juegos o para entregar encomiendas de los padres. Tienen relaciones externas.

Antiguamente, al llegar a los diez años, a las niñas se las ponía a trabajar temprano, especialmente en las familias campesinas, de obreros o de los barrios de las ciudades. Muy a menudo se les retiraba de las escuelas, sobre todo si eran las hijas mayores para que ayudaran en las tareas domésticas, mientras sus hermanos varones sí iban a clases. Esta práctica aún se ve en los barrios pobres de Latinoamérica. Quedan lejos de cualquier instrucción y educación.

La escolarización de las niñas nunca fue al ritmo de la de los varones, sobre todo en los países pequeños, bajo la colonia de un país y de la iglesia católica, las niñas aprendían rudimentos de lectura, oraciones y costura. Las leyes que obligan a la escuela laica, obligatoria y gratuita, son novedades que se instalan en Europa en 1880 y en los países de América alrededor del fin del siglo XIX.

Al llegar a adolescente, la muchacha se vuelve más visible, sale a desempeñar numerosos trabajos. Su existencia comienza en un momento clave: la pubertad (léase : su menarquía), que es celebrada y complicada por la madre, pero es la entrada a otro mundo de secretos y que es la iniciación de su vida como mujer. Sin embargo aquí el concepto de género de su familia es que debe guardar en silencio y con pudor, la vergüenza de la impureza de la mujer: la "regla" , La sangre como flujo involuntario es "pérdida" y signo de muerte. A comparación de la sangre masculina, la de los guerreros "riega la tierra" para llenarla de gloria [17]. De su pérdida de sangre no se habla, solo enfrente de la madre, no se queja de sus incomodidades, se esconde el dolor. Será hasta los años 50 del siglo pasado, cuando las madres instruidas logran llevar un mensaje del significado de la menstruación, como "regla" en la vida de la mujer. Es diferente de las secreciones masculinas, que son semilla, que son vida.

También en esta época se guarda, se vigila y se cuida la virginidad de una muchacha. La iglesia la consagra como virtud suprema. El vestido blanco del casamiento es signo de virginidad, de la pureza de la promesa. Se crean mitos sobre que puede perderse al montar a caballo a horcajadas y se crea un estilo sentada con piernas juntas. Se puede perder si abren las piernas para bailar o al hacer ejercicios.

Para mancillar la virginidad, los hombres ejecutan la violación. Es robar algo muy preciado y con violencia . Es una ofensa psicológica principalmente, moral, ética, social además de física. Sus consecuencias: el rechazo, el embarazo, el aborto que se vuelven estigma. Es un rito de iniciación que se toleró en la Edad Media.. Se formaban grupos de jóvenes, generalmente de familias influyentes, buscando una presa. La pobre mujer que se dejaba atrapar o que le era imposible defenderse, sufría cualquier forma de humillación. De ahí en adelante se cree que es una mujer fácil. Desflorada por varios hombres, y deshonrada, ya no encontrará quien se case con ella. Y estará condenada a la prostitución. En el siglo XIX se avanza al condenar en los tribunales la violación colectiva. Actualmente la violación es delito grave. Se ha usado para demostrar el triunfo de un ejército en las guerras, la violación de las mujeres de los vencidos es la máxima humillación que se puede recibir al perder la guerra. La historia tiene muchos capítulos sobre esto, incluso en la toma de las ciudades de Alemania al perder la segunda guerra mundial.

La joven es colocada desde muy temprano en la servidumbre, en cuyo trabajo se verá sometida a trabajos duros y a problemas relacionados con la promiscuidad y la seducción por sus empleadores. No es fácil estar en su lugar, poco libre para hacer sus decisiones, expuesta a la seducción y al hijo no deseado. En Francia le era prohibido buscar al padre, de acuerdo con la ley napoleónica, se quedaba con el hijo no deseado al que tenía que mantener con sus escasos recursos.

En el caso que encuentre el matrimonio, estará ligada de por vida a ciertas reglas inexorables: pierde su apellido, es dependiente sexual y económica, está obligada al "deber conyugal" y a la maternidad y recibirá corrección y maltrato del esposo, quien es depositario del orden doméstico, y lo guarda muy bien, corrigiendo con golpes a la que se sale de su norma. El marido cree que "debe ponerla en su lugar " (el lugar que él le designó, según su orden de género)

Actualmente la longevidad de las mujeres es más frecuente que en los hombres. Hay mucho más abuelitas que abuelitos, más viudos que viudas.. Pero no siempre fue así. En la edad Media y en la edad moderna la tasa de mortalidad de las mujeres era superior a la de los hombres, debido a la alta mortalidad en el momento del parto. La maternidad era devastadora, no había medios de atender partos difíciles, pero sobre todo en caso de dificultades era preferible salvar al niño antes que la madre. Actualmente, todavía los países en desarrollo tienen como lucha principal evitar la alta tasa de mortalidad materna. La longevidad femenina es un hecho del siglo XX y XXI, ligado al desarrollo de la ginecología y obstetricia, la anestesia, a la mejor nutrición de las madres y los tratamientos modernos de las complicaciones del embarazo. Hay mayor educación preventiva y mayores recursos médicos. El resultado es que ahora existe la cuarta edad , y ésta es femenina. Ahora los hogares geriátricos están llenos de mujeres, Pero estas mujeres están solas, pauperizadas, dotadas de una jubilación miserable, menor que la de los hombres y con escasos recursos. Esta situación es una ambivalencia del mundo actual.

El trabajo de las mujeres

Las mujeres trabajan, trabajan y … han trabajado siempre. Siempre para su familia. En el campo y en la casa, cuidando animalitos domésticos y cultivando para su consumo. Encargada de conservar los alimentos para tiempos de invierno y de escasez. El trabajo doméstico es fundamental en la vida de las mujeres, de su familia y de la sociedad. Pesa sobre los hombros de las mujeres la responsabilidad de una familia sana, equilibrada y de un buen funcionamiento financiero y económico. Hace las compras, planea las comidas, limpia la casa, arregla la ropa y atiende al marido. Mientras haya correspondencia por el marido, entregando lo necesario para mantener el sistema, se considera un trabajo no compartido, pero satisfactorio porque están preparadas para él. Permite y asegura la reproducción y el cuidado de la familia. Pero cuando sucede ese pequeño detalle de "no tener lo necesario" y decidir salir de su casa para trabajar y ganar el dinero que necesita para balancear de nuevo su sistema, se presenta el dilema de quién va a hace el trabajo de la casa, y contrata a otra mujer u otras mujeres para que ayuden a las tareas de la casa., y con el cuidado de los niños. O se envían a los niños a lugares "para cuidarlos". Los trabajos domésticos propiamente dichos desaparecieron para ella. Sigue siendo responsable de la atención de la salud de los hijos, sus estudios y sus distracciones. Es decir el trabajo de las mujeres puede hacerse por otras mujeres, no por el marido o por otros hombres. En épocas modernas cuando la mujer empezó a trabajar fuera de casa, en oficina, fábricas y otros lugares donde se podía aprovechar su conocimiento, resultó que muy pocas podían ejercer una labor de alto nivel, por su falta de preparación. La mujer es una aprendiz rápida, especialmente bajo la necesidad de ganar un salario. Surge entonces que le pagan menos por un trabajo igual al de los hombres. Se establecen criterios para reconocer a una persona como diferente, y actuar en función de esa diferencia y no por las características positivas e individuales de esa persona. No hay igualdad de oportunidades, o derechos en el trabajo: jornadas laborales muy largas, condiciones pésimas para trabajar (de pié por largas horas, o entre substancias tóxicas). Estas condiciones las comparten con los niños, que también trabajan por bajos emolumentos. Estas condiciones han mejorado en las últimas décadas por la lucha de las mujeres por la equidad y la igualdad. Sin embargo, actualmente, las mujeres constituyen el 51 % de la población del mundo, y solo hay otro grupo humano que convive con ellas: los hombres. Y las mujeres constituyen la población más pobre del mundo, cuya pobreza ha aumentado el 50 % desde 1975 (ONU). Las mujeres realizan 2/3 de las horas laborales de todo el mundo, producen la mitad de los alimentos mundiales y perciben únicamente el 10% de los ingresos mundiales. Poseen menos del 1 % de la propiedad mundial.

Es evidente que la incorporación de las mujeres al ámbito público no fue una puerta giratoria que haría a los hombres incorporarse en igual medida al ámbito doméstico. Esto ha conllevado que sigan siendo las mujeres quienes tengan que asumir esta responsabilidad en una doble y triple jornada, lo que en algún sector se ha definido como "el esfuerzo existencial obligatorio de las mujeres". El reparto del trabajo doméstico no es igualitario, las mujeres se ven obligadas a optar empleos de tiempo parcial, busca ayuda en el ámbito familiar (la madre o la abuela) para que cuide a los hijos, y llega a prescindir del propio tiempo libre, o tiene que abandonar su presencia en el ámbito laboral.

En algunos países, las mujeres, a diferencia de los hombres no pueden vestirse a su gusto, conducir un automóvil, trabajar, ni de día ni de noche, heredar bienes o atestiguar en los tribunales. No escogen a la persona con que se casan, no les permiten el divorcio, ni el derecho de volverse a casar. El marido es dueño de ella y ella le debe obediencia, además de aceptar la poligamia del hombre. En muchos países la violencia contra las mujeres prevalece a una escala increíble y aumenta cada año, en todo el mundo y en todas las culturas.

Existen múltiples formas de discriminación para la mujer: por motivos de género, raza o etnia, casta, discapacidades, orientación sexual etc. que producen a las mujeres dificultades económicas y sociales, la exclusión y la violencia, en las cuales siempre está presente la humillación. Los Derechos Humanos parece que son aplicados solo a la mitad de la población: la masculina

¿QUIÉN TRANSMITE ESTOS COMPORTAMIENTOS?

Desde el siglo pasado se ha sabido que la influencia de la familia en el desarrollo de la personalidad constituye un hecho ampliamente reconocido y estudiado por las diversas disciplinas que analizan y valoran la conducta humana. El hecho es, que dentro de todo lo que aprende el niño desde pequeño también se aprenden modos de comportamiento que son expresión de una conducta inadecuada de los individuos (vimos en los capítulos anteriores las masculinidades y la sumisión que se enseña con la feminidad), que conlleva una disfunción de los roles específicos, llegando al conflicto de la violencia más adelante.

En una investigación reciente en el país Vasco (2011) revela el vínculo entre las actitudes sexistas de la madre con la de sus hijos e hijas. Los resultados relacionan también el género, las discriminaciones y desigualdades transmitidas de forma intergeneracional en una familia.

La investigación publicada en Septiembre del 2011 analiza por separado la relación entre el sexismo de madre-hija, madre-hijo, padre-hija y padre-hijo debido al papel que desempeña el género en las actitudes de cada uno.

Se logró determinar que la madre aparece como una figura de mayor influencia en la transmisión de las conductas discriminatorias. La investigadora Garaigordobil afirma que "el nivel del sexismo de la madre está más relacionado con el de los hijos e hijas que el del padre"

Teniendo en cuenta que las mujeres son las principales víctimas del sexismo o violencia contra la mujer, resulta paradójico el hecho de que sean ellas las que mayor influencia ejercen en la transmisión de estas actitudes prejuiciosas. Hay otras variables relacionadas con la transmisión de los prejuicios de género que no se pueden aislar en un estudio sociológico de este tipo, como la responsabilidad que sienten las madres erróneamente de educar un hijo Macho, en contraposición con un hijo débil y pusilánime, por lo que le dan las indicaciones que los hacen crear sus masculinidades peligrosas, aún para él mismo.

Además con la intención de que las hijas "consigan buen marido" le dan indicaciones de ser sumisa, modesta, y que no aspiren a mucho, para no molestar al cónyuge.

Educar a los Padres

La sociedad condiciona los pensamientos de la persona a través de un proceso de Socialización por el que se asimila inconscientemente la cultura a través de la familia, la madre y después, la escuela. Después de esta formación tenemos que cada persona tiene características, personalidad y en definitiva, su forma de ser, tienen una explicación como construcción social, es decir, lo aprendido.

En muchas ocasiones se oyen expresiones de las madres como por ejemplo:"los niños son más fuertes, pero más nobles. Las niñas son más inteligentes pero perversas". Este tipo de mensajes hacen el entramado de valores y creencias sobre los que se construye la identidad de género de cada uno.

De esto se deriva la importancia de trabajar con los progenitores los prejuicios de género y el tipo de educación que se da en la casa. Se espera que al disminuir esta actitud en los padres, disminuirá la discriminación de su descendencia.

La educación de los hijos empieza desde los primeros días en la cuna, y se debe suspender mensajes como "serás más fuerte que todos y le pegarás para demostrarlo". El lenguaje sexista hay que evitarlo, y la familia debe tratar de vivir en igualdad : las tareas se reparten igual entre hombres y mujeres, las mujeres y los hombres tienen el mismo poder para decidir sobre quien visita la casa, que les gusta comer, con soluciones alternativas que evite las preferencias de uno o de otro. Las opiniones de las mujeres tienen el mismo valor que las de los hombres. Las mujeres y los hombres trabajan el mismo número de horas y tienen igual oportunidad de descansar y tener actividades recreativas. El trabajo remunerado de la mujer tiene igual valor que el del hombre. No usar la fuerza o amenazas con las hijas e hijos. Hay que discutir las diferentes opiniones, No usar el "porque sí", o porque "lo mando yo". Los medios de comunicación: es importante seleccionar programas de televisión donde se presenten modelos de niños y niñas con las mismas capacidades, con los mismos oficios y con modelos de profesionales sin distinguir el sexo.

Evitar los mensajes como los que se describen en el capítulo de masculinidades, y revisar las historias y cuentos donde hay mensajes de desigualdad. No infatuar al niño con ideas de "príncipes" y "princesas" que todo lo desean y obtienen. El texto de las canciones tradicionales y modernas[18]puede transmitir conceptos de género equivocado, revisar sus contenidos antes de que aprendan las canciones. Las historias y telenovelas están basadas en conflictos sociales y de género, asegurarse que los niños no ven escenas de violencia en la tele o en la realidad.

Hay situaciones de violencia en la casa entre los padres, como las relaciones sexuales forzadas, las violaciones, golpes y gritos, que el niño ve y aprende como que es la situación normal, ya que es actuada por los padres, quienes son su ejemplo, y quienes le enseñan lo adecuado. Nada mas equivocado, pero en la adolescencia y la adultez, estos niños testigos de tales actos, repiten estas actitudes con su pareja y convierten la situación en una tragedia.

De aquí y de todo eso, es muy importante entonces, la Educación en Igualdad dentro de los planes de modificación de la conducta de género.

LA PAREJA

RESULTADO DE LAS RELACIONES DE HOMBRE Y MUJER.

El ideal del Amor Romántico

Una institución básica como es la familia en nuestra sociedad se basa en el amor romántico. Esta concepción del amor es una construcción social de Occidente y establece un modelo de amar que cuando falla, produce frustración y desengaño. Esta situación suele aparecer también entre los factores que dan consecuencias importantes dentro de las relaciones de pareja y en la violencia contra las mujeres. En este romanticismo, el amor novelesco triunfa sobre gran cantidad de dificultades, los amores imposibles, las desgracias amorosas, la idealización de la persona amada. Aunque sea expuesta de la mejor manera, no fomentan el respeto y conocimiento de la otra persona o el respeto entre iguales, sino que muestran el amor como pasión que implica sufrir. Más bien se dice que son los obstáculos graves los que engrandecen una pasión amorosa. Todo esto unido a los celos y a una visión trágica de la relación, se sintetizan en expresiones como "no puedo vivir sin ti" o "sin ti soy nada". Este mito del amor-pasión fomenta un tipo de relación amorosa donde priva el sacrificio por la otra persona a la vez que se olvidan de la propia vida y las expectativas personales de crecimiento.[19] Esta idea del amor se refuerza en la educación de las mujeres, mientras que en el proceso de socialización de los hombres tiene una importancia menor.

Cuando la violencia se presenta

Todos los procesos de vida, son procesos culturales y todas las personas son seres de cultura, aprenden cultura, generan cultura y viven a través de su cultura (Díaz Guerrero, 2003). Como ya hemos visto, Ser hombre o ser mujer, aunque parece natural, también es el resultado de todo un proceso psicológico, social y cultural a través del cual cada individuo se considera como perteneciente a un género, en función de lo que su cultura personal ha establecido. Es decir, a través de un proceso de socialización permanente, cada persona incorpora el contenido de normas, reglas, expectativas y cosmovisiones que existen en relación de su sexo. A través de sus premisas, cada cultura entreteje las creencias relacionadas con el papel que hombres y que mujeres juegan en la sociedad, dando lugar a los estereotipos de género. Este es un proceso de vida, un proceso cultural, por lo que creemos que puede modificarse con estrategias apropiadas de educación y cultura. Es influenciado también por los ejemplos que han visto las personas dentro de su casa. Lo más sobresaliente de estos estereotipos es la Desigualdad. Son educados creyendo en la desigualdad. Los hombres llegan a creer que son superiores y las mujeres llegan realmente a creer que son inferiores. La desigualdad de la educación, la desigualdad social, desencadena esas ondas de violencia.

La violencia de género

Un problema de los hombres que sufren las mujeres[20]

En las investigaciones realizadas en las escuelas secundarias en España por Ángel HERNANDO GOMEZ, se encontraron resultados interesantes sobre los comportamientos en los que se podría detectar casos posibles de violencia de género en adolescentes, que aparece en la fase inicial de una relación y que prácticamente se creía que se limitaba a "celos exagerados".

La violencia de género no comienza después del matrimonio, de hecho generalmente y cada vez más, ésta se da en el noviazgo o al comienzo de la convivencia. Gorrotxategui y de Haro en 1999, encontraron otra forma de violencia mínima inicial en esas formas de control exagerado (del horario, gastos, ropa, a quien saluda, a quien mira, etc.) que comienzan a aparecer tempranamente entre los adolescentes y poco a poco, este tipo de conducta abusiva se va haciendo cada vez más frecuente y extrema. Posteriormente se inicia la violencia física y psicológica con mayor intensidad.

De las diferencias que hay entre hombre y mujer cuando viven como pareja surgen los conflictos que se tratan de solucionar con los conceptos que cada uno tiene del otro. Al no coincidir empiezan los argumentos, dominando el hombre la situación con lo que llegan a la dominación de un sexo hacia otro o la Violencia de Género . . Muchas veces la violencia ha sido practicada durante el noviazgo.

Violencia desde el Noviazgo

Dentro de esta problemática, está la violencia que se ejerce en las relaciones de noviazgo de adolescentes, todavía en el ámbito educativo, relaciones que comienzan cada vez a una edad más temprana, que no es excepcional. En una investigación realizada por Makepeace en 1981, y completada por varios estudios, entre ellos los de Price y Buters, (1999) comprobó que en las relaciones de pareja de la adolescencia al igual que en los adultos, la violencia de género se extiende en un continuo que va desde el abuso verbal y emocional mínimo inicial, hasta la agresión sexual y el asesinato; es un grave problema que afecta en forma considerable la salud física y mental de los hombres y de las mujeres.

En concreto podemos establecer que hay tres tipos claramente diferenciados de lo que es la violencia de género. En primer lugar se encuentra la llamada violencia FISICA que es aquella en la que la mujer es víctima de malos tratos que deja huellas en su aspecto. Este sería el caso de golpes, empujones, patadas, mordiscos o todas aquellas lesiones causadas por el agresor al hacer uso de sus manos o de objetos (armas blancas, sogas, ladrillos, muebles, etc.), que pueden causar hasta la muerte de la víctima.

En segundo lugar tenemos la violencia de género psicológica. Esta es la que tiene lugar cuando el hombre ataca a la mujer mediante insultos, humillaciones, desprecios o amenazas. Un control extremo de sus actividades De esta manera la mujer es manipulada hasta que ella se siente despreciada, indefensa e incluso culpable de las reacciones de la pareja.

Una variación de la Violencia Psicológica es la Violencia económica o violencia de Patrimonio, en la cual el hombre intenta que la fémina no tenga acceso a ninguna clase de dinero, o al dinero familiar para que dependa de él. Hay casos en que en un acceso de furia, recoge los muebles del menaje de casa y los vende, dejando a la ´pareja sin lugar donde dormir, o comer o cocinar, incluyendo los muebles de los hijos. Otra variación es la Social, en la cual el agresor evita visitas y contactos con familia y amigos para que no se enteren de la situación en que se encuentra, y puedan ayudarla a denunciar.

En tercer lugar tenemos la violencia Sexual, en el cual el hombre utiliza la coacción o la amenaza para establecer relaciones sexuales no deseadas por la mujer.

De todas formas, la violencia de género incluye todo el mal trato físico y emocional que un hombre puede desplegar contra una mujer. En cambio,, el concepto no contempla los comportamientos violentos entre personas del mismo sexo, si son de un grupo familiar, entrarían en la categoría de Violencia Intrafamiliar. La mayoría de las legislaciones contemplan medidas de protección contra el hombre para las mujeres, lo que se llama discriminación positiva. La violencia común de la mujer contra un hombre, tiene sus propias consideraciones como delito, con sus disposiciones penales, no se considera violencia de género.

Para las feministas el Feminicidio es un proceso en el cual se utiliza progresivamente cada tipo de violencia, para ir acabando lentamente la vida social, psicológica, económica y física de una mujer hasta llegar al asesinato. Es una fase de tortura y muerte lenta.

A pesar de las estadísticas elevadísimas en cada país, y su prevalencia en la historia, el problema de la violencia de género aparece en la vida como algo invisible y minimizado a nivel social, está tan arraigada y presente en la sociedad que nos cuesta identificarla, ha existido siempre y la tendencia es aceptarla como natural, y se acepta como consecuencia de casarse. Los celos, el control exagerado se consideran síntomas de amor y preocupación por la pareja, y no se ve como la semilla del problema. Se disculpa la violencia siguiendo los mitos y falsas creencias sobe el tema, siguiendo la costumbre de la comunidad donde vive.

Mitos sobre la violencia de género

Generalmente se justifica y se trata de dar explicaciones a estos tipos de violencia atendiendo a:

  • a. Por estados personales especiales del agresor (alcohólico, con trastornos mentales.)

  • Partes: 1, 2, 3
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