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El "fracaso" de los mercados: El liberalismo que no fué (Parte II) (página 6)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

El uso de políticas monetarias no convencionales en las economías avanzadas sigue brindando un apoyo esencial a la demanda agregada. Estas políticas están dando lugar a un importante reequilibrio de las carteras de los inversionistas privados a favor de activos de mayor riesgo, que es lo que se pretendía. Sin embargo, un período prolongado de extraordinaria expansión monetaria podría situar el reequilibrio de las carteras y el apetito de riesgo en niveles que generarían fuertes efectos secundarios negativos. Si bien las políticas ofrecen ventajas netas que siguen siendo muy positivas en la actualidad, es imperativo vigilar de cerca y controlar estos efectos secundarios. Preocupa de manera especial la posibilidad de que se valore incorrectamente el riesgo de crédito, que los fondos de pensiones y las empresas de seguros más débiles asuman posiciones más riesgosas y que aumente el riesgo de liquidez, en particular en países en los que la recuperación está en una etapa más avanzada. El apalancamiento de las empresas está aumentando en Estados Unidos y ya ha recorrido aproximadamente lo que constituye una tercera parte de un ciclo típico. Otros efectos de contagio provienen de los excesivos flujos de capitales hacia las economías de mercados emergentes, donde las empresas -cuyas finanzas en general son sólidas en la actualidad- están asumiendo más deuda e incrementando sus posiciones en moneda extranjera en vista de los bajos costos de endeudamiento. En términos más generales, las favorables condiciones de financiamiento en las economías de mercados emergentes podrían hacer que se desestimen los crecientes desafíos para la estabilidad financiera interna. Las valoraciones aún no han alcanzado niveles de tensión (excepto en unos pocos focos problemáticos), pero la sensibilidad a las tasas de interés más altas y a la mayor volatilidad del mercado a escala mundial ha aumentado para todas las clases de activos, incluido el caso de las economías de mercados emergentes. Un período prolongado de condiciones monetarias laxas exacerbará los factores de vulnerabilidad y la sensibilidad a un aumento de las tasas de interés.

Reimpulsar el programa de reforma regulatoria

Aunque se ha avanzado mucho en la mejora de las regulaciones del sector financiero a escala mundial y nacional, el proceso de reforma sigue inconcluso. Los sectores bancarios aún están reponiéndose, y el ritmo de la reforma se ha moderado tal como correspondía para que a los bancos no les resulte más difícil otorgar créditos a la economía mientras recuperan su solidez. Pero otro factor que incide en el ritmo de reforma son las dificultades para llegar a un acuerdo sobre cómo deberían proseguir las reformas clave, dificultades que se derivan de la preocupación de que los bancos se enfrenten a mayores desafíos estructurales. Las demoras en la conclusión del programa de reforma no solo son una fuente de continua vulnerabilidad sino también una causa de incertidumbre regulatoria que puede incidir en la voluntad de los bancos para otorgar préstamos. Estas demoras dan lugar a una proliferación de iniciativas no coordinadas orientadas a restringir directamente la actividad en diferentes jurisdicciones…

Por lo tanto, las autoridades deben tomar medidas decisivas para reestruturar los bancos débiles e incentivar la creación de nuevas defensas de capital y liquidez como parte de la implementación uniforme a escala internacional de las reglas de Basilea III. Sigue siendo esencial mejorar la forma en que los bancos presentan informes y declaran datos financieros a fin de promover la transparencia y la valoración prudente y coherente de activos ponderados en función del riesgo… Asimismo, se necesitan regímenes eficaces de resolución para facilitar la salida ordenada de los bancos no viables, incluidos acuerdos transfronterizos eficaces para la liquidación de bancos internacionales en quiebra. Por último, es necesario trabajar más a fondo en el problema de las entidades demasiado grandes para quebrar, la reforma de los instrumentos derivados extrabursátiles y la regulación de la banca paralela. Lo que se necesita ahora es un compromiso político renovado a nivel mundial y nacional para llevar a término el programa de reforma. Este compromiso es crucial para reducir a un mínimo la incertidumbre y el arbitraje regulatorios y para reducir la fragmentación financiera. Si no se abordan con mayor urgencia los temas de la cooperación internacional y la reestructuración integral de la banca, la debilidad de los balances de los bancos seguirá frenando la recuperación y planteando riesgos para la estabilidad mundial.

Políticas para lograr la estabilidad financiera y la recuperación

Es necesario adoptar nuevas medidas de política para corregir las debilidades de los balances en el sector privado y el sector público, mejorar el flujo de crédito para apoyar la recuperación y afianzar el sistema financiero mundial. Estas medidas deberían seguir siendo respaldadas por políticas monetarias laxas.

En la zona del euro, las prioridades son sanear los balances de los bancos y tomar medidas para fortalecer el marco de supervisión financiera en la Unión Europea.

  • Es necesario reforzar los balances y los modelos operativos de los bancos para consolidar la confianza de los inversionistas, reducir la fragmentación y mejorar la oferta de crédito para las pequeñas y medianas empresas que sean solventes. Fortaleciendo la divulgación de datos de los bancos y realizando exámenes selectivos de la calidad de los activos se ayudará a restablecer la confianza en los balances de los bancos y a mejorar la disciplina del mercado.

  • Para anclar la estabilidad financiera en la zona del euro y para resolver la crisis de manera permanente es indispensable avanzar de manera rápida y sostenida hacia el establecimiento de un mecanismo único de supervisión eficaz y completar la unión bancaria. Aproximadamente al mismo tiempo que este mecanismo único de supervisión debería entrar en funcionamiento un mecanismo único de resolución. Paralelamente debería acordarse un calendario para el establecimiento de una autoridad de resolución única y un sistema común de garantía de depósitos, con apoyos financieros comunes. Deben aplicarse sin demora las iniciativas propuestas para armonizar las normas sobre requisitos de capital, resolución, sistemas de garantía de depósitos y supervisión de seguros a nivel de UE. También deben establecerse las modalidades y los mecanismos de gestión para la recapitalización directa de los bancos a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad.

  • Los acontecimientos en Chipre destacan la urgencia de concluir las reformas en toda la zona del euro para revertir la fragmentación financiera y seguir apuntalando la resistencia de los mercados.

A nivel mundial, es necesario mantenerse atentos a que las políticas monetarias laxas y un largo período de tasas de interés bajas no culminen en nuevos excesos de crédito. Esto reviste particular importancia en el caso de Estados Unidos. Debe llevarse a cabo una supervisión financiera más estricta para limitar el alcance de dichos excesos, y será necesario que la regulación cumpla una función más activa durante este ciclo a nivel macroprudencial y microprudencial. Los objetivos clave seguirán consistiendo en frenar un aumento demasiado veloz del apalancamiento y fomentar la aplicación de normas de prudentes de suscripción de préstamos.

En las economías de mercados emergentes, las autoridades tienen que mantenerse alertas a los riesgos derivados del aumento de los flujos de capitales transfronterizos y la agudización de los factores de vulnerabilidad financiera.

Juntas, las medidas mencionadas consolidarán el reciente afianzamiento de la estabilidad financiera, reforzarán el sistema financiero mundial y respaldarán la mejora continua de las perspectivas económicas.

Capítulo 2: Swaps de riesgo de incumplimiento soberano

El debate sobre la utilidad de los mercados de swaps de riesgo de incumplimiento soberano (SCDS, por sus siglas en inglés) se intensificó a raíz del episodio más reciente de tensión soberana en la zona del euro. En el capítulo 2 se analiza más a fondo si los mercados de SCDS son buenos indicadores del riesgo de crédito soberano y si ofrecen un instrumento de protección valioso a los operadores de cobertura de riesgos; o si, por lo contrario, propician excesos especulativos y generan mayores costos de financiamiento soberano e inestabilidad financiera. La conclusión es que muchas de las percepciones negativas carecen de fundamento. Los mercados de SCDS y de bonos soberanos tienen una capacidad similar para reflejar los fundamentos económicos y los factores del mercado. Los mercados de SCDS tienden a transmitir la información nueva más rápidamente que los mercados de bonos públicos durante los períodos de tensión, aunque no en otros momentos; pero los mercados de SCDS no parecen ser más propensos que otros mercados financieros a la alta volatilidad. Si bien en algunos mercados de SCDS de la zona del euro se detectó una reacción excesiva durante los episodios de tensión más recientes, hay pocos indicios de que los aumentos "excesivos" de los diferenciales de los SCDS de un país provoquen aumentos generales de los costos de financiamiento soberano. Es difícil responder a la pregunta de si los mercados de SCDS tienden más a ser contagiosos en comparación con otros mercados porque ahora las instituciones soberanas y financieras están más interconectadas, y por lo tanto los riesgos inherentes a los SCDS no pueden separase fácilmente del riesgo del sistema financiero.

Este capítulo no ofrece argumentos a favor de la prohibición de compras de protección mediante SCDS en descubierto, que entró en vigor en la Unión Europea en noviembre de 2012. Las iniciativas en que se basan las reformas de los instrumentos derivados extrabursátiles -que requieren una mejor divulgación de datos, alientan la liquidación centralizada y exigen la presentación de garantías adecuadas- deberían ayudar a despejar las preocupaciones acerca de los efectos secundarios y el contagio que pueden surgir en estos mercados de derivados.

Capítulo 3: ¿Implican riesgos para la estabilidad financiera las políticas que adoptaron los bancos centrales a raíz de la crisis?

En el capítulo 3 se profundiza el análisis sobre las políticas monetarias no convencionales y sus potenciales efectos secundarios. Se estudian las políticas adoptadas por cuatro bancos centrales (la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra, el Banco Central Europeo y el Banco de Japón), y que prevén un período prolongado de tasas de interés de política monetaria reales en niveles bajos y una diversidad de medidas no convencionales, incluidas las compras de activos. Las políticas, denominadas "MP-plus" en este capítulo, parecen haber reducido la vulnerabilidad del sector bancario y contribuido a la estabilidad del sistema financiero a corto plazo, como era la intención de los bancos centrales. Hasta ahora, la intervención de los bancos centrales en mercados de acciones específicos no ha perjudicado la liquidez del mercado. Las políticas "MP-plus" han mejorado algunos indicadores de solidez bancaria, aunque hay indicios de cierta resistencia de los bancos a sanear sus balances. Si bien los riesgos potenciales generados por las políticas "MP-plus" en el sistema financiero hasta ahora parecen ser relativamente benignos, las autoridades deben estar atentas a la posibilidad de que los riesgos de desplacen a otras partes del sistema financiero -bancos paralelos, fondos de pensiones y empresas de seguros- en parte debido a las crecientes presiones regulatorias a las que están sometidos los bancos. Las autoridades deberían emplear políticas microprudenciales y macroprudenciales focalizadas para mitigar los factores de vulnerabilidad (señalados en el capítulo 1) que tenderán a intensificarse cuanto más tiempo estén en vigencia las políticas MP-plus. La aplicación mesurada de políticas macroprudenciales, conforme sea necesario, permitiría a los bancos centrales seguir recurriendo a las políticas MP-plus para apuntalar la estabilidad de precios y el crecimiento sin dejar de proteger la estabilidad financiera.

Examen forense de la bancarrota: (1er. semestre Año 2014): los juegos del hambre

En un Paper anterior: Los "nuevos" pobres, de los países ricos (un relato trágico de la crisis) (Parte I), publicado en febrero de 2014, decía:

Obertura

Los "nuevos" pobres son aquellos que no vieron venir la cachetada. Aquellos que se creyeron "predestinados" a ser más ricos que sus padres. Aquellos que "hipotecaron" la mitad de los ingresos familiares (o más) para vivir en una casa, muy por encima de sus posibilidades. Aquellos que "confiaron" en el empleo continuo y el ingreso creciente.

Dicen Alberto Minujin y Gabriel Kessler, en su libro "La nueva pobreza en la Argentina" – Temas de Hoy – 1995) que, "los "nuevos" pobres se parecen a los no pobres en algunos aspectos socioculturales, como el acceso a la enseñanza media y superior, el número de hijos por familia -más reducido que entre los pobres estructurales- etc.; y a los pobres de veja data, en los aspectos asociados a la crisis: el desempleo, la precariedad laboral, la falta de cobertura de salud, entre otros"…

No es fácil captar en toda su extensión las consecuencias que la pauperización de una parte considerable de la clase media (norteamericana o europea, en el caso que nos ocupa) tiene para aquellos que la sufren en carne propia como en la sociedad en su conjunto. Es que este hecho marca un punto de no retorno, el fin de un tipo determinado de sociedad.

Hasta no hace muchos años, los ciudadanos de Estados Unidos y los países miembros de la Unión Europea, habían formado una sociedad relativamente integrada, en la que una importante clase media había surgido como resultado de un proceso de movilidad social ascendente cuya continuidad no se ponía en cuestión. Desde 1989 (caída de muro de Berlín) en adelante, y ahora, luego de algo más de seis años de empobrecimiento masivo de la clase media, no hay duda de que estos países ya no son los mismos países.

El empobrecimiento de una parte importante de las clases medias de estos países (antes considerados "avanzados") no fue un acontecimiento natural ni una catástrofe inexorable, ni tampoco un hecho que pueda ser analizado en forma aislada. Fue el resultado de una serie de factores de orden externo e interno; un proceso para cuya comprensión sería necesario referirse a la poderosa transferencia de recursos del sector público hacia el sector privado, al endeudamiento público y privado, la pérdida de derechos sociales y la falta de una intervención estatal eficaz dirigida a los sectores más vulnerables.

Simultáneamente, se conformó la contracara indisociable del empobrecimiento masivo: la globalización, la privatización, la desregulación, la deslocalización, el libre movimiento de capitales y mercancías… la "nueva" riqueza, que alcanza su apogeo en gran medida en individuos y grupos económicos muy vinculados con el poder político.

En suma: el empobrecimiento fue (y sigue siendo) un hecho económico, un hecho social y un hecho político…

¿Malbaratando a los Estados Unidos?

"Hubo momentos, en los últimos años, cuando los dirigentes de Estados Unidos no estaban seguros del camino que tomaría la crisis. En sólo un punto, se sentían absolutamente seguros: Estados Unidos no tomaría -mejor dicho: no podía- tomar la ruta de Japón. La economía era demasiado flexible; las respuestas gubernamentales a la crisis, muy contundentes; y el electorado, extremadamente exigente como para permitir que el estancamiento al estilo japonés sucediera en suelo de Estados Unidos"… La década perdida de Estados Unidos (BBCMundo – 1/9/11)

Si a principios de septiembre de 2011, le preguntáramos al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Tim Geithner, nos diría lo mismo.

Pero, ¿qué diría el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke?

Sí, pero… En una conferencia en agosto de 2011 a la que asistieron los gobernadores del banco central y economistas, Bernanke dijo que "no esperaba que el potencial crecimiento a largo plazo de la economía de Estados Unidos fuera a resultar afectado considerablemente por la crisis". Pero Bernanke también dijo que para evitar un daño de ese tipo, los creadores de las políticas gubernamentales deben dar una serie de pasos difíciles.

Las dudas sobre la capacidad para confrontar esos desafíos es lo que lleva a muchas personas, dentro y fuera del país, a preguntarse si, después de todo, no se está yendo por el camino japonés. Incluso hace seis meses, ese pesimismo sonaba un tanto exagerado.

Aunque hubo problemas en el sistema financiero estadounidense que ayudaron a desencadenar la recesión global de 2008-09, la pérdida de la productividad estadounidense fue mucho más pequeña que en otras economías avanzadas y la recuperación estadounidense fue más rápida que en la mayoría de los países europeos y Japón.

Pero la verdad es que esta recuperación fue mucho más lenta que en el pasado. Sin embargo, se sintió como que era el precio inevitable que se tenía que pagar tras la crisis financiera.

¿Aprendieron la lección?

El gobierno todavía sintió que habían aplicado las lecciones del experimento japonés y, por ende, había evitado el mismo destino.

Por ejemplo, la Fed había cortado, en menos de dos años, las tasas de interés a cerca de cero. Eso le tomó al Banco de Japón, en la década de los 90, seis años.

La respuesta fiscal a la crisis en Estados Unidos fue mucho más contundente (ver el Gráfico 3), si bien es cierto que a un alto precio: las relaciones entre los dos principales partidos se enturbiaron de cara al futuro.

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Pero, recientes revisiones de las cifras oficiales del Producto Interno Bruto (agosto 2011) hacen que la crisis se vea mucho más profunda: se ha registrado una caída de 5,1% en la productividad nacional y no 4,1% como se pensó previamente.

La recuperación también se ve más débil.

El resultado es que el ingreso nacional no ha regresado al punto donde estaba antes de la crisis, como sí sucedió en Alemania, país que, de hecho, sufrió una recesión más profunda.

Desempleo

En términos de crecimiento económico, el desenvolvimiento de Estados Unidos en los últimos cinco años (2006/2011) no ha sido mejor que el de Japón durante los cinco años que le siguieron al estallido de la burbuja de activos, a finales de los años 80. El desempleo estadounidense es considerablemente peor.

El panorama del empleo era un terreno inhóspito al inicio del año 2011. A septiembre 2011, es peor, con una tasa de desempleo alrededor del 9% y con un récord de 40% de los desempleados en esa condición por más de seis meses.

En el pasado, los economistas han tendido a alabar la flexibilidad del mercado laboral estadounidense: el desempleo aumenta más rápidamente en una recesión, pero cae más velozmente a medida de que la economía se recupera. Además, el desempleo de largo plazo fue siempre mucho más bajo.

En septiembre de 2011, esa flexibilidad laboral de Estados Unidos pareciera operar en sólo una dirección, mientras que el "sobre-regulado" mercado laboral alemán se ha desempeñado impresionantemente bien.

Algunas estadísticas destacan el fracaso de la economía estadounidense para crear empleos para su creciente población: en 1958, 85% de los hombres estadounidenses en edad de trabajar estaban trabajando. En septiembre de 2011, menos del 64% tiene empleo y, en caso de que crean que es simplemente debido a que las mujeres entraron a la fuerza laboral, el porcentaje de todos los estadounidenses, hombres y mujeres, que tienen un empleo es menor que lo que se ha registrado desde inicios de la década de los 80.

Pero no se trata sólo de trabajos. En su último estudio sobre la economía de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional analizó en detalle las últimas diez recesiones de Estados Unidos.

Tomando como base la mayoría de los indicadores clave, las dos crisis del siglo XXI (la de 2000-01 y 2008-09) han sido las peores.

Eso es lo que hace que muchos piensen que Estados Unidos ya sufrió una "década perdida", al menos en Main Street (es decir, en el bolsillo de los consumidores).

El ingreso promedio de los hogares estadounidenses cayó 3,6% entre 2001 y 2009.

Los ingresos reales volvieron a caer nuevamente en 2011, mientras que la inflación repunta y los salarios se mantienen en el mismo lugar.

La debilidad de los salarios es similar a la que experimentó Japón (ver el Gráfico 8).

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Como muestra el gráfico, Estados Unidos no es Japón todavía. Necesitaría otros cinco años de lo mismo para realmente seguir el camino de Japón.

El problema es que los analistas están empezando a ver otro síntoma que el Estados Unidos de 2011 comparte con el Japón de los 90: parálisis política.

Eso, más que el crecimiento débil o el actual nivel de endeudamiento público, es lo que más le preocupa a la agencias de riesgo.

¿Recuperación moderada?

Muchos economistas piensan que Estados Unidos podría experimentar una moderada, pero estable, recuperación económica en los próximos años.

Pero, como ha enfatizado Bernanke, eso requerirá que los políticos tomen decisiones difíciles, incluyendo un plan creíble de reducción, a largo plazo, de préstamos federales.

Asimismo, se debe evitar, el año que viene, poner en riesgo la recuperación económica con un retiro demasiado pronto del programa de estímulo.

Incluso -pese al acuerdo al que llegaron los legisladores sobre el límite de endeudamiento estadounidense- existe una gran posibilidad de que las discrepancias entre demócratas y republicanos tengan un efecto adverso: una excesiva rigidez a corto plazo, del orden del 2% del PIB en 2012, sin una sólida estrategia para encaminar la deuda pública hacia un patrón de reducción en cinco años.

Por todas estas razones, es un tanto fácil deprimirse sobre el futuro de Estados Unidos. También es sencillo entender por qué la agencia de calificación Standard & Poor's concluyó que la deuda del gobierno de Estados Unidos no sería triple-A por ahora.

Pero, también se podrían encontrar razones para pensar que los pesimistas, entre ellos S&P, no están vendiendo bien a Estados Unidos.

¿Por qué? Porque dejando la política a un lado, muchos de los ajustes que la economía estadounidense necesitaba para frenar el aumento de su deuda y para competir en los mercados globales, ya están en marcha.

Los ahorros de las corporaciones y de los hogares han aumentado considerablemente y la productividad está despegando. A septiembre de 2011 déficit por cuenta corriente ha ido cayendo, es decir, casi la mayoría del déficit presupuestario del país está siendo financiado por los propios ciudadanos (aunque un significante porcentaje de la deuda acumulada está en bancos internacionales).

De acuerdo con Diana Choyleva, de Lombard Street Research, los costos laborales unitarios en la industria de Estados Unidos cayeron 2% en 2009 y otro 2,8% en 2010.

Las estadísticas de China son más difíciles de conseguir, pero el aumento de los precios y los salarios significa que los costos laborales unitarios de las compañías chinas han probablemente aumentado entre 2,5% a 4,3% al año.

Eso significa que, incluso con China permitiendo una nominal apreciación del yuan contra el dólar, compañías estadounidenses están siendo percibidas mucho más competitivas que hace pocos años.

¿Futuro asiático?

Quizás el siglo XXI le "pertenecerá a China y a India", como muchos sugieren. Pero, Estados Unidos ha sido dado de baja muchas veces antes. Las empresas globales a las que les fue bien en la década pasada, particularmente en el ámbito de la economía digital, saber apreciar a los iconoclastas, a lo que toman riesgos y quienes piensan creativamente. Para bien o para mal, Estados Unidos es mejor conocido por esas características, mucho más que China o Alemania.

La exclusión social (la cara más fea de la crisis del Primer Mundo)

Desempleo y la falta de oportunidades económicas, caída de los salarios reales y de los ingresos familiares, grandes brechas de riqueza, altos índices de pobreza, crisis educativa, niveles de desigualdad tercermundista, cupones de comida, carencia de sanidad pública, desahucios, villas miseria, inseguridad alimentaria infantil, fracaso escolar… tristes records del país más poderoso de la tierra, sufridos por su propia gente.

Gente que alguna vez creyó en "el sueño americano"… que se imaginó libre por siempre de padecer las lacras del Tercer Mundo, y que hoy vive la pesadilla de una post guerra sin haber tenido ninguna guerra, que hoy arrastra la desesperanza de su propia vida, las dudas sobre las posibilidades de sus hijos y el recelo por el futuro de sus nietos.

Gente que hasta ayer tenía un empleo (o dos, contando el de su mujer), un salario razonable y seguro (o dos, contando el de su mujer), casa propia (con deuda hipotecaria a largo plazo), probablemente dos automóviles (uno todo terreno, para ir al súper), colegio o universidad para los hijos, plan de pensiones, seguro de salud, club, gimnasio, vacaciones, viajes, ocio, esparcimiento, hobbies, todos los electrodomésticos y chucherías electrónicas novedosas que las grandes tiendas ofrecían, más teléfonos móviles que miembros del hogar, varios ordenadores… en fin, todo aquello que satisfacía el consumismo glotón y confirmaba el "american way of life".

Casi todo ello (en muchos casos pueden quitar el "casi") se ha ido perdiendo. El empobrecimiento ha desestructurado lo cotidiano; ha derribado con la violencia de los hechos, proyectos y expectativas que daban sentido a las propias acciones. No es sorprendente, entonces, que también ponga en jaque las creencias que el individuo se ha forjado por años acerca de sí mismo, sobre el lugar que ocupaba en el mundo, en síntesis, sobre su propia identidad. Los empobrecidos se preguntan quiénes son en esta sociedad. Les preocupa saber si siguen siendo de clase media a pesar de todo, lo cual les lleva a preguntarse qué es ser de clase media, en definitiva.

¿Un pasado mejor, una antigua jerarquía en el trabajo, un título profesional, que no se borran, alcanzan como requisito para mantenerse en la clase media? ¿Quién cambió: ellos, el resto de la sociedad, ambos? Y si toda la clase media se empobreció: ¿acaso no se sigue siendo de clase media, solo que masivamente devaluados? ¿Cuál es la frontera? ¿Hay un límite objetivo o en última instancia todo depende de cómo se ve uno? ¿Quién decide si sigo siendo o ya no soy: yo mismo, mis amigos, la sociedad? Si ya no soy de clase media, ¿Qué soy?

"El empobrecimiento va erosionando poco a poco los basamentos en los que se sostiene la propia identidad social; es decir la percepción de una ubicación en la estructura social y de un posicionamiento con respecto a otros grupos sociales que forman parte de esa misma sociedad. Se trata de una preocupación central entre los nuevos pobres… Sin embargo, el interrogante sobre la propia identidad difícilmente pueda concluir en una respuesta acabada, y menos que menos común para todos los empobrecidos. La hibridez propia de la nueva pobreza, la coexistencia en la misma persona de hábitos, relaciones sociales, títulos y creencias propias tanto de su pasado no pobre como de su presente pobre, posibilitan que una misma persona pueda considerarse como perteneciendo todavía a la clase media, si toma en cuenta lo que aún posee y no dejará nunca de poseer -"soy un profesional, a pesar de todo"- , o bien como un expulsado, si toma en cuenta lo que perdió"… (La nueva pobreza en la Argentina – Alberto Minujin & Gabriel Kessler)

Si el empobrecimiento erosiona de algún modo la propia identidad social, es interesante ver específicamente por qué vías lo hace. En muchos casos, la crisis de identidad aparece en relación directa con la caída de poder adquisitivo, la contracción del consumo. Esta es una visión muy extendida de lo que definiría a la clase media: el consumo. Una identidad que se sostiene en base al acceso a bienes y servicios que permitían algo más que lo puramente ligado a la supervivencia. Identidad construida en base a determinada ropa, salidas, vacaciones, electrodomésticos, automóvil…

La clase media aquí se define entonces en la cotidianidad, en los hábitos de consumo, de frecuentación de lugares y en la manipulación de bienes. Quizá parezca a simple vista una identidad "superficial", más ligada a una cuestión de imagen y al consumismo que a un sentimiento profundo. Sin embargo, es esta propia cotidianidad, ligada a los hábitos, a la casa, a todo aquello con lo que uno se relaciona cada día, lo que constituye gran parte de la identidad de la clase media, en tanto identidad.

Identidad cotidiana , que no exige ningún compromiso ni rito particular para reafirmar su pertenencia, como sí se le requiere, por ejemplo, a quien se considera feligrés de una determinada religión o miembro de una agrupación política. Se es de clase media por el solo hecho de vivir como se vive. Y éste es también su talón de Aquiles en la caída: los cambios en los hábitos cotidianos implican la desestructuración de las bases de identidad.

Otra forma de erosión de la identidad, es la terrible sensación de que aquello que se es, que siempre se ha sido y de lo que se está orgulloso, ha perdido todo su prestigio social. Para algunos de ellos, la identidad aparece puesta en tela de juicio al ver retrospectivamente que todos los ideales y valores alrededor de los cuales estructuraron su vida no han dado los frutos esperados. Lo que aparece en escena es la sensación de haber hecho una elección equivocada, o en su caso, la sensación de que "cuando te tocaba, te escamotearon el premio".

Hasta ahora me he referido a nuevos pobres que sufren la depreciación salarial, pero que todavía están ocupados; distinta es la erosión de la identidad que se produce al sufrir el desempleo. A veces el cuestionamiento de la identidad viene dado por la mirada de los demás, hasta la de los más cercanos. A veces, la mirada de los demás interviene para calificar de modo positivo o negativo una misma conducta, dependiendo, justamente, del grupo social donde se la ubica. En la construcción de la identidad intervienen también prejuicios, estereotipos, imágenes de clase que sirven no solo para construir una imagen de los otros, sino, por sobre todo, para establecer una frontera entre esos otros y uno mismo. La pobreza implica una marca, un estigma que los nuevos pobres luchan por evitar.

Considerarse "clase pobre" o aun perteneciente a la clase media tiene consecuencias distintas, como por ejemplo con relación a autopercibirse como objeto legítimo de políticas públicas. Muchas familias que sufren una verdadera situación de pobreza, llegan a considerar que, de todos modos, "su situación es transitoria", que no era a ellos a quienes se debía ayudar, sino a los "verdaderos pobres".

Entran en juego aquí muchos factores: en primer lugar la sensación de estigma frente a medidas de tipo asistencialistas. Muchas familias en muy mala situación llegan a sentirse muy incómodos ante una medida de "darles" y, más aun, algo tan íntimo como es la elección de la dieta familiar. Pero además, sin excepción, lo que los nuevos pobres exigen es trabajo, trabajo bien remunerado, que permita restablecer el piso mínimo de justicia que exigen de su sociedad: "que si trabajas te alcance para vivir".

Permanecer en la clase media ayuda a resguardar la identidad ante el dislocamiento generalizado de la cotidianidad. La inscripción dentro de la categoría colectiva puede actuar como un eje estructurante de demandas: el desfase entre aquello a lo que la propia condición -en tanto profesional, trabajador o miembro de la clase media- debería permitir acceder y lo que realmente hoy se tiene se transforma a veces en la base legítima de una serie de reivindicaciones, aunque no lleguen al terreno de lo público y de la acción colectiva. Sin embargo, permanecer exige también un esfuerzo, a menudo sobrehumano, de resguardo de ciertas prácticas cuya supresión confirmaría que la expulsión de clase ha acontecido.

En el otro extremo, estar fuera de la clase media puede tener un efecto dresestructurante, sobre todo en aquellos que no han podido encontrar un nuevo refugio. Pero en muchos de los que se ven como "ex clase media" o directamente ya dentro de la "clase baja" o "trabajadora", llevará también a una mayor resignación frente a la vivencia de las limitaciones y carencias hoy socialmente aceptadas como propias de tal grupo.

Un ideal tambaleante: el progreso

Los estadounidenses han sido educados con la idea de progreso como un destino, un puerto de llegada que daba sentido a gran parte de sus acciones y, sobre todo, a sus sacrificios. En la base de sus creencias más profundas el futuro y el progreso aparecen casi fusionados, como si fueran lo mismo: el progreso aparece como el signo de los tiempos, como si todo debiera progresar, perfeccionarse, mejorar con el correr de los años. Mirar hoy el pasado y caer en la cuenta de que, por más sacrificios y ahorros que se hayan hecho, por más que se hayan cumplido las reglas, el "saldo da en rojo", es uno de los más duros golpes para los que han caído: el empobrecimiento es la afrenta más grande que pueda hacerse a la idea de progreso, es su mayor desmentida.

Renunciar a la idea de progreso es demasiado doloroso: implica resignarse a la inexistencia de algún principio de justicia que rija el mundo, algo que se mantenga en pie a pesar de las vicisitudes circunstanciales que la mano del hombre inflija. El progreso funciona como principio de justicia y equidad de base de todo orden social: una creencia que promete que a mayor esfuerzo, a mayor mérito y sacrificio, corresponderán mayores logros.

The "nightmare" of the "American dream"

"Los datos económicos indican una dura realidad que el debate político general evita. Todos los factores (educación, sanidad, nutrición, pobreza, salarios…) se deterioran rápidamente en una economía en declive"… EEUU: ¡Bienvenido al tercer mundo! (Negocios.com – 25/11/11)

"Los Estados Unidos se parecen cada vez más similar a un país del tercer mundo. Los datos económicos indican una dura realidad que el debate político general evita. La evidencia sugiere que, sin reformas fundamentales, los EEUU se convertirán en una nación post-industrial y un nuevo país del tercer mundo en 2032". Les suena extraño, veamos lo que argumentan los analistas de Seeking Alpha para afirmar esto: Las características fundamentales que definen a un país del Tercer Mundo son el alto desempleo, la falta de oportunidades económicas, los bajos salarios, la pobreza generalizada, la extrema concentración de la riqueza, la deuda pública insostenible, el control del gobierno por los bancos internacionales y corporaciones multinacionales, débil estado de derecho y las políticas contraproducentes del gobierno.

Todas estas características son evidentes en los EEUU de hoy en día.

Otros factores incluyen la mala salud pública, nutrición y educación, así como la falta de infraestructura. La salud pública y la nutrición en los EEUU, aunque se sitúan por debajo de los estándares europeos, están muy por encima de los de los países del tercer mundo. La educación pública norteamericana ahora se ubica detrás de países más pobres, como Estonia, pero sigue siendo superior a la de los países del tercer mundo. Mientras que infraestructuras en ruinas se pueden ver en ciudades de todo el país, la vasta infraestructura de los Estados Unidos no se puede comparar a un país del tercer mundo. Sin embargo, todos estos factores se deterioran rápidamente en una economía en declive.

El desempleo y la falta de oportunidades económicas

El desempleo es un problema de fondo, estructural a los EEUU, es un desafío fundamental. El mercado laboral de EEUU está en una tendencia descendente de largo plazo debido a la globalización, es decir, la deslocalización de la fabricación, la externalización de puestos de trabajo y la desindustrialización.

La fuerza laboral de EEUU se ha reducido en aproximadamente el 6,5% desde su pico en el año 2000 y ahora sufre un desempleo crónico del 9,1%. A pesar de que la fuerza de trabajo creció en los años 1980 y 1990, y que las familias de doble ingreso se convirtieron en la norma, el tamaño de la fuerza laboral se está reduciendo debido a la falta de oportunidades económicas.

Oficialmente, el desempleo de larga duración es del 16,5% y los desempleados de larga duración (sin trabajo durante 27 semanas o más) son 5,9 millones, el 42,4% de los desempleados. Sin embargo, antes de la administración Clinton, las medidas de desempleo incluían a los trabajadores que ya no son contados como parte de la fuerza laboral. Utilizando los criterios pre-Clinton, el desempleo supera el 22%, sólo el 3% por debajo del peor momento (24,9%) de la Gran Depresión. En países con poblaciones de más de 2 millones de habitantes, Macedonia es el líder mundial con el 33,8% de desempleo, seguido de Armenia con un 28,6%, 27,3% en Argelia y la Franja de Gaza, con el 25,7%.

Para agravar aún más el problema del desempleo, toda una generación de jóvenes estadounidenses se están quedando atrás en términos de oportunidades económicas. Los préstamos para estudiantes excedieron del billón de dólares, mientras que la tasa de participación laboral de jóvenes entre 16 a 29 años que están trabajando o buscando trabajo, cayó a 48,8% en 2011, el nivel más bajo jamás registrado. Falta de oportunidades económicas entre los jóvenes, incluyendo a millones de graduados universitarios desempleados, es una característica de países como Túnez.

El deterioro estructural del mercado laboral de EEUU seguirá produciéndose, ya que los trabajadores estadounidenses se han fusionado en una fuerza laboral global en la que todavía no pueden competir directamente con países como China e India. En China, por ejemplo, el salario bruto, en términos de paridad de poder adquisitivo, es equivalente a aproximadamente $514 por mes, 57% por debajo del umbral de la pobreza en EEUU. De acuerdo con el Instituto de Política Económica, el déficit comercial de EEUU con China por sí solo ha causado una pérdida de 2,8 millones de empleos en EEUU desde 2001.

La caída de los salarios reales y de los ingresos familiares

Los trabajadores son más pobres en términos de poder adquisitivo cuando el costo de la vida aumenta más rápidamente que los salarios. De hecho, si los ingresos del hogar se ajustan por inflación, las familias estadounidenses más pobres han crecido significativamente en los últimos diez años. En 2010, por ejemplo, el ingreso real medio por hogar cayó un 2,3%. Aunque el salario medio ha aumentado de manera constante en términos nominales, la disminución del poder adquisitivo es una realidad para la mayoría de los estadounidenses.

De acuerdo con el famoso economista Milton Friedman, "la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario". En otras palabras, los precios suben cuando la oferta de dinero se incrementa más rápido que la población o la actividad económica sostenible. El crecimiento económico aparente que se crea a través de la expansión del crédito, es decir, mediante el aumento de la oferta de dinero, tiene un efecto estimulante temporal, pero también hace que los precios suban. La oferta de dinero real es una medida exacta de la inflación.

Aunque el IPC es suficiente para ilustrar la disminución de los salarios reales, el IPC no mide el costo de la vida de una manera realista. Según el economista John Williams, la inflación del IPC subestima sistemáticamente.

El ingreso real de los hogares estadounidenses se ha puesto de nuevo a los niveles de 1996, a pesar de que muchos hogares ahora tienen dos ingresos en lugar de uno. Las familias con dos ingresos representaron gran parte del aumento en el ingreso real medio por hogar durante los años 1980 y 1990, pero hoy, dos fuentes de ingresos son apenas algo mejores que un solo ingreso de hace tres décadas.

Mientras los salarios de EEUU y los ingresos familiares sigan cayendo en términos reales, la pobreza y la dependencia de los programas gubernamentales de asistencia seguirán aumentando

La pobreza es cada vez mayor

Según la Oficina del Censo de los EEUU, la tasa de pobreza en los Estados Unidos se elevó a 15,7% en 2011, con 47,8 millones de estadounidenses que viven en la pobreza (1 de 6). La línea oficial de pobreza, determinada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, es de $22.314 para una familia de cuatro miembros. El número de familias que viven en la pobreza ha aumentado considerablemente desde 2006 y continúa en ascenso.

El Programa de Asistencia Nutricional del Departamento de Agricultura de los EEUU, atendía a 45.8 millones de hogares en mayo de 2011. El programa ahora alimenta 1 de cada 8 estadounidenses y casi 1 de cada 4 niños.

Concentración de la riqueza

Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, advirtió que, "en última instancia, estamos interesados en los estándares de vida y en las tendencias de la distribución de la salud, los cuales, más importantes que las ganancias o los ingresos, representan una medida de la capacidad de los hogares para el consumo".

En otras palabras, la concentración de la riqueza socava la base de consumidores de la economía, provocando una disminución del PIB y del paro, lo que reduce los niveles de vida. Obviamente, la riqueza total de la sociedad se reduce cuando la riqueza está muy concentrada, porque hay un menor nivel de actividad económica.

Los datos económicos de varias fuentes, entre ellas la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), muestran que la riqueza y los ingresos en los Estados Unidos se han ido concentrando cada vez más. El 1% de los estadounidenses poseen el 38,2% de los activos del mercado de valores.

Para ese 1% de los estadounidenses, los ingresos del hogar se triplicaron entre 1979 y 2007 y han seguido aumentando, mientras que la riqueza del hogar en los Estados Unidos se ha reducido en 7.7 billones de dólares. El coeficiente de Gini muestra la creciente disparidad en la distribución del ingreso.

En términos del coeficiente de Gini, los Estados Unidos se encuentran ahora en paridad con China y pronto superarán a México, un país todavía en desarrollo. Cabe señalar, por supuesto, que los EEUU siguen siendo un país mucho más rico en general. Si la tendencia actual continúa, sin embargo, los EEUU se asemejarán a un país del 3er mundo, en términos de la disparidad en la distribución del ingreso, en aproximadamente dos décadas, es decir, en 2032

Bienvenido al tercer mundo

Los Estados Unidos se están convirtiendo en un país postindustrial y neotercermundista. En parte como consecuencia del aumento del desempleo y la falta de oportunidades económicas, la caída de los salarios reales y los ingresos familiares, aumento de la pobreza y el aumento de la concentración de la riqueza, y a que el gobierno de EEUU se enfrenta a una crisis fiscal histórico. La influencia dominante de las empresas sobre el gobierno de los EEUU, sobre todo por los grandes bancos, el debilitamiento gubernamental a nivel federal y las políticas destructivas de impuestos están agravando los problemas económicos que enfrenta Estados Unidos.

A menos que se implementen reformas estructurales o se produzca un colapso hiperinflacionista (debido a los problemas fiscales del gobierno de los EEUU), el deterioro de la economía de EEUU continuará y se acelerará. A medida que la economía de EEUU continúa su descenso, la salud pública, nutrición y educación, así como la infraestructura del país, se deterioran visiblemente y el estado tercermundista de los Estados Unidos se hará evidente.

Los niveles de pobreza alcanzan su record en 18 años

"Los bancos van a perder millones de dólares en pagar deuda si la mayor quiebra municipal en la historia de Estados Unidos no cesa. Pero las verdaderas víctimas del colapso financiero son los habitantes del condado Jefferson, en Alabama, que están teniendo que bañarse con agua embotellada y utilizando baños portátiles después de que les hayan cortado la red de suministro. Una situación que vuelve a poner de manifiesto que el "sueño americano" para millones de estadounidenses resulta cada vez más inalcanzable"… Tercer Mundo en Estados Unidos: crece el abismo entre ricos y pobres (El Confidencial – 18/12/11)

Este año (2011) la Oficina del Censo de Estados Unidos ha dado a conocer el número de habitantes pobres que hay en el país: 46,2 millones. Una cifra récord. Las estadísticas que revelan el descalabro son múltiples y uniformemente malas. En términos porcentuales, la tasa de pobreza es la más alta desde 1993: 15,1%. En el año 2000, la cifra era de 11,7%.

Descalabro también en el ingreso anual de los hogares, que cayó en un 2,3%, hasta llegar a los 49 dólares (en EEUU una familia pobre es aquella que posee un salario anual de 22 dólares o menos y, si se trata de una sola persona, igual o menor que 11 dólares), en el número de habitantes sin seguro médico, que ya supera los 50 millones de personas y, en la cifra de niños pobres, que llega ya al 22%. Además, la mayoría de ellos no tienen acceso a la educación superior, por lo que es probable que continúen siendo pobres cuando sean adultos. La lucha contra estos datos, entre otras muchas cosas, es lo que ha llevado al indignado a ser nombrado el personaje del año, según la revista Time. 

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Si se analizan los niveles de pobreza por ciudades y estados, entre las tres ciudades con una desigualdad social más severa se encuentra Washington, la capital de Estados Unidos, donde el nivel de pobreza asciende al 19%, uno de los más elevados, con uno de cada 5 cinco ciudadanos viviendo por debajo del umbral de pobreza. Por su parte, la sede de la Casa Blanca ocupa el tercer lugar en la lista de estados que registran una mayor distancia entre ricos y pobres, la primera posición la ocupa Atlanta, capital del estado de Georgia. Le siguen Nueva Orleans, capital del estado de Luisiana, y Nueva York la ciudad "natal" de los "indignados", que luchan contra la injusta distribución de ingresos. 

En lo que respecta a los estados más pobres, casi todos los estados del sur estadounidense se encuentran entre ellos, como se muestra en este "mapa de la pobreza", lo que se debe a su desarrollo agrario, a la gran afluencia de inmigrantes pobres y a los problemas presupuestarios. 

Cifras "esperadas" pero que ponen en evidencia al sistema

Los analistas consideran que más que alarmantes, estas son cifras "esperadas", pues según ellos, la pobreza siempre aumenta en tiempos de recesión, y ésta ha sido la más profunda y extensa desde la Gran Depresión de 1929. Sin embargo, esto no puede servir de excusa para la Administración Obama, que ve como Estados Unidos sufre unos índices de pobreza mayores que en Canadá y algunos países del norte de Europa por dos razones. La primera de ellas es que "desde hace 30 años los salarios reales de los que no tienen un diploma de secundaria han disminuido considerablemente".

En segundo lugar, que las "políticas sociales estadounidenses hacen muy poco por aumentar los salarios de los trabajadores en épocas de bonanza económica o para ayudar a los desempleados durante las recesiones", apunta Sheldon Danziger, director del Centro Nacional de la Pobreza.

Si grave es no tomar medidas para favorecer la calidad de vida de los ciudadanos, no menos significativo es poner en marcha ayudas a sabiendas que la pobreza va continuar su escalada. Esto es lo que hizo Barack Obama, tras acceder a la presidencia, al destinar 20.000 millones de dólares al "Supplemental Nutrition Assistance Program", es decir, el programa de bonos de comida para familias necesitadas. Teniendo en cuenta que la población actual estadounidense es de 313 millones, con una tasa de pobreza del 14,69% -que se eleva al 22% en los menores de 18 años, la más alta en el mundo desarrollado-, con dicha cantidad podrán atenderse a seis millones de personas más de las que ya se benefician del SNAP. Parece que quienes gobiernan la tierra prometida no confían lo suficiente en sus posibilidades…

El patrimonio neto de los hogares estadounidenses disminuyó casi 40% entre 2007 y 2010 a niveles no registrados desde 1992

"El lunes, la Reserva Federal de Estados Unidos publicó un informe que mostró que la media del patrimonio neto de las familias disminuyó a US$ 77.300 en 2010, frente a los US$ 126.400 en 2007, lo que representa una disminución de 38,8%, el mayor descenso desde que comenzó este sondeo en 1989"… El patrimonio neto de las familias de EEUU cae casi 40% entre 2007 y 2010 (The Wall Street Journal – 11/6/12)

El patrimonio neto de los hogares es un indicador de los activos totales, como viviendas, acciones y pensiones, menos las obligaciones totales, como hipotecas y deuda en tarjetas de crédito. El patrimonio neto promedio cayó 14,7% en el período.

Los ingresos y el patrimonio neto de las familias estadounidenses cayeron en concordancia con las turbulencias de la economía del país durante los últimos tres años, según el Sondeo de las Finanzas del Consumidor de la Fed, un panorama detallado de las cuentas de los hogares que se realiza cada tres años.

Los hogares cuyos activos estaban más vinculados con propiedades residenciales registraron la mayor merma en su patrimonio neto medio, que declinó a US$ 75.000 en 2010, frente a los US$ 110.000 de tres años antes.

En 2010, el ingreso medio familiar cayó a US$ 45.800 desde los US$ 49.600 en 2007, lo que representa una caída de 7,7%. El ingreso promedio se contrajo 11,1%, de US$ 88.300 a US$ 78.500.

La clase media sufrió la peor merma en su ingreso. El 10% más acaudalado vio su ingreso neto reducirse 1,4% en tres años, mientras que el de las familias en el segundo y tercer cuartil declinó 12,1% y 7,7% respectivamente. El ingreso medio del cuartil más bajo descendió 3,7%.

En cuanto a sus expectativas para sus ingresos futuros, en 2010 poco más del 35% de las familias dijo no tener claridad sobre sus ingresos el año próximo, frente a 31,4% en 2007.

El 74,9% de las familias tenía algún tipo de deuda en 2010, frente al 77% de tres años antes, mientras que la cantidad de familias cuya deuda asciende a más de 40% de su ingreso casi no varió.

En tanto, la proporción de hogares con balances en las tarjetas de crédito cayó 6,7 puntos porcentuales a 39,4% en 2010. El balance medio descendió 16,1% a US$ 2.600, mientras que el balance promedio disminuyó 7,8% a US$ 7.100.

Pero la cantidad de familias atrasadas 60 días o más en el pago de sus deudas aumentó a 10,8% en 2010, frente a 7,1% en 2007.

En términos generales, la deuda como porcentaje de los activos de los hogares creció a 16,4% en 2010, frente a 14,8% en 2007.

Por último, la proporción de familias que ahorró durante el año precedente descendió de 56,4% en 2007 a 52% en 2010, el nivel más bajo desde 1992…

Con Wall Street en niveles previos a la crisis, las familias solo recuperan el 45% de su riqueza (Main Street en lista de espera)

"Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de EE UU (Fed), lamentaba hace una semana que el repunte en Wall Street no sea un reflejo plenamente certero de que las cosas también van mejor en Main Street, la economía real. La Reserva Federal pone una nueva cifra la brecha. Mientras el índice Dow Jones o el S&P 500 han subido más de un 125% tras la recesión, las familias han recuperado solo el 45% de la riqueza perdida durante las crisis"… Los hogares estadounidenses siguen a la mitad del túnel (El País – 31/5/13

Es decir, los hogares no han recorrido aún ni la mitad del túnel, de acuerdo con un informe técnico de la Fed de S. Louis, que cifra en 16 billones de dólares la riqueza perdida tras el colapso del mercado financiero y el inmobiliario. Eso, en esencia, significa que el consumidor no puede ejercer aún todo el poder de compra necesario para que la economía se expanda con más vigor.

El indicador de PIB del primer trimestre (2013) lo refleja en gran medida. EEUU creció al inicio del año a una tasa anualizada del 2,4%, por debajo de su potencial. El consumo privado alimenta dos terceras partes del crecimiento. Sin embargo, el análisis sí señala que buena parte de la riqueza recuperada desde la primavera de 2009 se atribuye a la buena marcha de Wall Street.

Eso no quiere decir que todos los hogares en EEUU se estén beneficiando por igual del récord tras récord que marchan las índices bursátiles: es cosa de las familias más ricas, mientras que los jóvenes y las comunidades negras e hispanas siguen sufriendo. Por eso, señalan los relatores, "no se justifica" decir que el daño de la crisis y de la recesión esté plenamente reparado.

El estudio es técnicamente mucho más completo que los realizados en el pasado, porque junto a la evolución de los ingresos y el paro se tiene en cuenta el valor de los ahorros, de la vivienda, de las acciones así como el nivel de endeudamiento de los hogares estadounidenses. La cifra que da ahora la Fed, además, está ajustada a la inflación y al crecimiento de la población.

De hecho, el informe contradice a otro publicado hace solo dos meses por la Reserva Federal en el que calculaba que los hogares recuperaron el 91% de lo perdido entre el tercer trimestre de 2007 y los primeros tres meses de 2009. La cifra de 14,7 billones que volvió al balanza de los hogares no luce tanto en las tablas cuando se tienen en cuenta muchos más elementos para el cálculo.

El análisis, por tanto, pone en cuestión el impacto de la estrategia de la Reserva Federal en la economía real. Bernanke defendió la semana pasada ante el Congreso el curso de su política. Citó, por ejemplo, el hecho de que el sector inmobiliario tocara fondo hace un año y que ahora esté contribuyendo al crecimiento. Pero los precios siguen un 28% por debajo del pico de hace siete años.

Ben Bernanke, aunque es cauto y prefiere mantener esta línea de acción dos o tres reuniones más, si cree que se está cerca de un punto en el que las cosas irán claramente a mejor. Lo que está por ver aún, como señalan los analistas, es si este optimismo es también percibido por los hogares y potencian más el gasto, en lugar de pensárselo dos veces antes de realizar grandes compras.

De hecho, la Reserva Federal dice ahora que espera que el gasto personal siga siendo modesto porque la gran mayoría de los 115 millones de hogares que integran la economía de EE UU prefieren en este momento ahorrar y reducir deuda. Esto, como señala el análisis, afecta además a la movilidad laboral y a las oportunidades para completar la educación superior.

Los últimos datos refleja esta contención. El gasto de los estadounidenses cayó un 0,2% en abril (2013), tras subir un tímido 0,1% en marzo. Es el primer descenso mensual desde mayo de 2012. Los ingresos a su vez están estancados, tras subir un 0,3% en marzo. La tasa de ahorro, entre tanto, se mantuvo en el 2,5% aunque sigue cerca del mínimo en cinco años.

La remuneración por hora trabajada cae un 3,4% en el primer trimestre de 2013

"El desempleo no es único problema que arrastra la economía de EEUU, que cuatro años después de tocar fondo sigue avanzando con gran dificultad. Los trabajadores están viendo además como el dinero que les llega al bolsillo no es suficiente. La remuneración por hora trabajada cayó un 3,8% en el primer trimestre, en lugar de subir un 1,2% como se dijo en la estimación de hace un mes, lo que supone un descenso récord"… Los salarios en Estados Unidos sufren la mayor caída desde 1947 (El País – 5/6/13)

Este descenso de la remuneración es el mayor que se observa en las estadísticas del Departamento de Empleo, desde que en EEUU se empezó a recopilar este dato en 1947. Si se ajusta a la inflación, el golpe fue incluso mayor, del 5,2%. El mayor recorte en las remuneraciones se produjo en el sector manufacturero, del 8,1% o del 9,4% si se tiene en cuenta la evolución de los precios al consumo.

Como resultado, el coste laboral por empleado se redujo un 4,3%. Las cifras forman parte del indicador de productividad, que subió un 0,5% en el arranque del año, dos décimas menos de lo anticipado. La productividad en la industria manufacturera fue del 3,5% durante el primer trimestre. Por otro lado se supo que el sector privado creó 135.000 empleos en mayo (2013).

La caída en las remuneraciones coincide en el tiempo con el fin de los beneficios fiscales a los asalariados y se produce después de que la remuneración subiera un 9,9% en el cuarto trimestre de 2012. Si se lo que se toma como referencia es la media anual, los sueldos y los beneficios que se ofrecen a los empleados subieron un 2% pero queda en un 1,1% cuando se tiene en cuenta la inflación…

En el Paper antes citado: Los "nuevos" pobres, de los países ricos (un relato trágico de la crisis), Parte II El "fusilamiento" del Estado de Bienestar Europeo, publicado en marzo de 2014, decía:

(Agosto 2013) Cuando el pasado se repite, y una gota de agua vuelve a pasar por el mismo sitio del río

Al embate de la globalización, desregulación, privatización, libre movimiento de capitales, librecambio, deslocalización, se le ha unido (desde el año 2008, en adelante) el impacto de la crisis financiera (deuda privada), que luego se transformó en crisis económica (recesión, depresión), para volver a ser crisis financiera (deuda pública)… y componer un bucle depresivo en el que el Estado del Bienestar Social se transformó en un Estado del Malestar Ciudadano en el que los "únicos" beneficiados resultan ser los causantes de la crisis (sector financiero) y los gobiernos (serviles, lacayos y genuflexos), que los amparan, auxilian y sostienen, contra toda razón y justicia.

Aunque el "concepto" se insinuaba en los documentos neoliberales anteriores al 2005, el "fantasma" (espectro, fantoche, monigote, espantajo, mamarracho, esperpento…) de la "sostenibilidad" ("factor de sostenibilidad", como lo llaman los presuntuosos insensibles), ha tomado carta de ciudadanía durante el año 2013.

Ahora sí: en nombre de la "competitividad", se despide, se reducen los sueldos, se precariza el empleo, se impone el salario del miedo, se humilla, se paraliza a la sociedad y, en el nombre de la "sostenibilidad" se laminan la educación, la sanidad y el sistema de pensiones públicos. Hay que "tranquilizar" a los mercados. Lo demás es pecata minuta.

En la "guerra civil fría" ya sabemos quiénes han ganado y quienes pagarán la cuenta.

"Manos libres" (mi versión "conspirativa" de la historia, con los debidos respetos)

Después de veinticinco años residiendo en Europa, con toda humildad y respeto, me animo a decir que el Estado de Bienestar ha sido un "placebo" que EEUU y las grandes corporaciones multinacionales norteamericanas "prescribieron" a la sociedad europea occidental en 1945, para "evitar" el avance del comunismo por la vía electoral.

En la etapa posterior a la Segunda Guerra Mundial, en una Europa devastada y hambrienta, había que evitar que la URSS ampliara sus fronteras de cualquier manera. Plan Marshall (1947-1952), OTAN (1949)… y de ser necesario una política "socialdemócrata" (falsa), que no sentían como propia, ni los EEUU (que de hecho nunca aplicó en su territorio), ni los políticos de Europa Occidental (débiles y sumisos), ni sus empresas (desbaratadas y sin mercados), dispuestos a "postrarse" ante el amigo (y salvador) americano. En el simulacro participó hasta el Vaticano (Italia, DC, mafia).

El Estado del Bienestar (en alemán Wohlfahrtsstaat), Estado Benefactor o Estado Providencia (en inglés The Welfare State), es un concepto de las ciencias políticas y económicas con el que se designaba a una propuesta política o modelo general del Estado y de organización social, según la cual el Estado provee ciertos servicios o garantías sociales a la totalidad de los habitantes de un país.

Según Claus Offe, "El Estado de Bienestar ha sido el resultado combinado de diversos factores (…) El reformismo socialdemócrata, el socialismo cristiano, élites políticas y económicas conservadoras ilustradas, y grandes sindicatos industriales fueron las fuerzas más importantes que abogaron en su favor y otorgaron esquemas más y más amplios de seguro obligatorio, leyes sobre protección del trabajo, salario mínimo, expansión de servicios sanitarios y educativos y alojamientos estatalmente subvencionados, así como el reconocimiento de los sindicatos como representantes económicos y políticos legítimos del trabajo…". Bajo ese concepto -y comenzando en 1945- se implementaron en Europa Occidental las políticas socio económicas que llegaron a ser conocida como Estado del Bienestar moderno.

Karl Popper describe -en 1956- los logros de esa propuesta en los siguientes términos: "En ningún otro momento, y en ninguna parte, han sido los hombres más respetados, como hombres, que en nuestra sociedad. Nunca antes los Derechos Humanos y la dignidad humana, han sido tan respetados y nunca antes ha habido tantos dispuestos a hacer sacrificios por otros, especialmente por aquellos menos afortunados que ellos. Esos son los hechos"…. "quiero enfatizar que estoy al tanto de otros hechos. El poder todavía corrompe, incluso en nuestro mundo. Empleados públicos todavía se comportan a veces como amos descorteses. Todavía abundan dictadores de bolsillo… pero todo eso no se debe tanto a falta de buenas intenciones como a la falta de habilidad e incompetencia".

Popper continua: "Pero volvamos nuestra atención a asuntos más, importantes. Nuestro mundo libre a casi, si no completamente, eliminado los grandes males que han con anterioridad asediado la vida social de los hombres"… "Veamos lo que se ha logrado, no solo aquí en Gran Bretaña a través del Estado del Bienestar sino con algún método u otro en todas partes en el mundo libre"… y da la siguiente lista de lo que él considera -desde el punto de vista liberal – "los males que pueden ser resueltos o remediados por la cooperación social" ("The History of Our Time: an optimist"s view"):

La pobreza

Desempleo y formas similares de Inseguridad Social.

Enfermedad y dolor.

Crueldad penal.

Esclavitud y otras formas de servidumbre.

Discriminación racial y religiosa.

Falta de oportunidades educacionales.

Diferencias rígidas de clase.

La guerra.

El "lamento" de Popper

Si Popper resucitara en la Europa del 2013, constaría alarmado que de "los males que pueden ser resueltos o remediados por la cooperación social", solo se podría acreditar el haber evitado la guerra (y eso está por verse…). Lo demás, ha dejado de existir. Se terminó… No va más… Kaputt. Papá Estado ha sido asesinado por su hijo empresario.

A partir de 1989 (caída del Muro de Berlín y posterior "implosión" de la URSS) todos esos "derechos y garantías" sociales, han dejado de ser "útiles y necesarios" para el sistema capitalista occidental. A partir del "fin de la historia", según Fukuyama, el Estado de Bienestar deja de ser una barrera sanitaria europea "sostenible". Entonces, se instaura un capitalismo de "manos libres", flexible, competitivo, sin sobre costos.

Los europeos, después de dos (casi tres) generaciones de creer que su vida estaba resuelta desde la cuna hasta la tumba (aunque sea a costa de mantener una resignación bovina, pastueña, apesebrada, sumisa, borreguil… ¿quieren que siga?), ahora, tarde y mal, descubren que son unos pobres habitantes del Tercer Mundo, sin derechos sociales y sin asistencia de ningún tipo. La "teta" presupuestaria solo amamanta a Europa S. A..

Ni las empresas, ni los gobiernos, los necesitan más… se acabó la "sopa boba" asistencialista. El Welfare se "privatiza". El único Wohlfahrtsstaat que interesa es el del Estado (la casta política), y eso, pura y exclusivamente, para procurar el bienestar de las empresas (los amos del universo), que es de lo que se trata. Caen el "muro" y la máscara.

Los demás, en la puta calle… al pairo… y que cada cual aguante su vela. O sea. Lamento decirlo, pero aquel que no se haya preparado para esto, lo va a pasar muy mal.

Mutatis mutandis (¿quién se ha llevado mi queso?)

– Informe de la Comisión Europea – (El Confidencial – 19/12/12)

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En mi opinión, la "única" verdad es que los Estados no pidieron prestado para mejorar la educación, la sanidad, la cultura o cosas que beneficiaran a la población en general; pidieron para salvar al sistema bancario tras la crisis inmobiliaria. Y ahora se lo quieren hacer pagar a los contribuyentes con… "sangre, sudor y lágrimas". El sustento de la "austeridad proclamada" es una patraña. Una patraña matemática y económica.

No comment: el teorema es implacable

– Europa o el caos (El País – 25/1/13) Lectura recomendada

Un grupo de filósofos, escritores y periodistas alerta sobre los riesgos de deshacer la Europa soñada tras la Segunda Guerra Mundial. Vassilis Alexakis, Hans Christoph Buch, Juan Luis Cebrián, Umberto Eco, György Konrád, Julia Kristeva, Bernard-Henri Levy, Antonio Lobo Antunes, Claudio Magris, Salman Rushdie, Fernando Savater, Peter Schneider lanzan una clara advertencia: unión política o muerte. EL PAÍS, junto con otros tres diarios europeos, publica su manifiesto, que será presentado el 28 de enero (2013) en París.

La Europa acorde con el espíritu elogiado por Edmund Husserl en sus dos grandes conferencias pronunciadas en 1938 en Viena y Berlín, en vísperas de la catástrofe nazi.

Europa como voluntad y representación, como sueño y como construcción, esta Europa que pusieron en pie nuestros padres, esta Europa que supo transformarse en una idea nueva, que fue capaz de aportar a los pueblos que acababan de salir de la Segunda Guerra Mundial una paz, una prosperidad y una difusión de la democracia sin precedentes, pero que, ante nuestros propios ojos, está deshaciéndose una vez más.

Se deshace en Atenas, una de sus cunas, en medio de la indiferencia y el cinismo de sus naciones hermanas: hubo un tiempo, el del movimiento filohelénico de principios del siglo XIX, en el que desde Chateaubriand hasta el Byron de Missolonghi, desde Berlioz hasta Delacroix, desde Pushkin hasta el joven Victor Hugo, todos los artistas, poetas, grandes mentes de Europa, volaban en su auxilio y militaban en favor de su libertad. Hoy estamos lejos de eso; y da la impresión de que los herederos de aquellos grandes europeos, mientras los helenos libran una nueva batalla contra otra forma de decadencia y sujeción, no tienen nada mejor que hacer que reprenderles, estigmatizarlos, despreciarlos y -con el plan de rigor impuesto como programa de austeridad, que se les conmina a seguir- despojarles del principio de soberanía que, hace tanto tiempo, inventaron ellos mismos.

Se deshace en Roma, su otra cuna, su otro pedestal, la segunda matriz (la tercera es el espíritu de Jerusalén) de su moral y su saber, el otro lugar en el que se inventó esta distinción entre la ley y el derecho, entre el ser humano y el ciudadano, que constituye el origen del modelo democrático que tanto ha aportado, no solo a Europa, sino al mundo: esa fuente romana contaminada por los venenos de un berlusconismo que no acaba de desaparecer, esa capital espiritual y cultural a veces incluida, junto a España, Portugal, Grecia e Irlanda, en los famosos "PIIGS" a los que fustigan unas instituciones financieras sin conciencia ni memoria, ese país que enseñó a embellecer el mundo en Europa y que ahora parece, con razón o sin ella, el enfermo del continente. ¡Qué miseria! ¡Qué ridículo!

Se deshace en todas partes, de este a oeste, de norte a sur, con el ascenso de los populismos, los chauvinismos, las ideologías de exclusión y odio que Europa tenía precisamente como misión marginar, debilitar, y que vuelven vergonzosamente a levantar la cabeza. ¡Qué lejos está la época en la que, por las calles de Francia, en solidaridad con un estudiante insultado por el responsable de un partido de memoria tan escasa como sus ideas, se cantaba "todos somos judíos alemanes"! ¡Qué lejanos parecen hoy los movimientos solidarios, en Londres, Berlín, Roma, París, con los disidentes de aquella otra Europa que Milan Kundera llamaba la Europa cautiva y que parecía el corazón del continente! Y en cuanto a la pequeña internacional de espíritus libres que luchaban, hace 20 años, por esa alma europea que encarnaba Sarajevo, bajo las bombas y presa de una despiadada "limpieza étnica", ¿dónde está? ¿Por qué ya no se la oye?

Y además, Europa se viene abajo por culpa de esta interminable crisis del euro, que todos sentimos que no está resuelta en absoluto: ¿no es una quimera esa moneda única abstracta, flotante, que no está unida a unas economías, unos recursos ni unas fiscalidades convergentes? ¿No es evidente que las únicas monedas comunes que han funcionado (el marco después del Zollverein, la lira de la unidad italiana, el franco suizo, el dólar) son las que se apoyaban en un proyecto político común? ¿No existe una ley de hierro que dice que, para que haya una moneda única, tiene que haber un mínimo de presupuesto, reglas contables, principios de inversión, es decir, políticas compartidas?

El teorema es implacable.

Sin federación, no hay moneda que se sostenga.

Sin unidad política, la moneda dura unos cuantos decenios y después, aprovechando una guerra o una crisis, se disuelve.

En otras palabras, sin un serio avance de esta integración política, obligatoria según los tratados europeos pero que ningún responsable parece querer tomar en serio, sin un abandono de competencias por parte de los Estados nacionales, sin una franca derrota, por tanto, de esos "soberanistas" que empujan a sus ciudadanos al repliegue y la debacle, el euro se desintegrará como se habría desintegrado el dólar si los sudistas hubieran ganado, hace 150 años, la Guerra de Secesión.

Antes se decía: socialismo o barbarie.

Hoy debemos decir: unión política o barbarie.

Mejor dicho: federalismo o explosión y, en la locura de la explosión, regresión social, precariedad, desempleo disparado, miseria.

Mejor dicho: o Europa da un paso más, y decisivo, hacia la integración política, o sale de la Historia y se sume en el caos.

Ya no queda otra opción: o la unión política o la muerte.

Una muerte que podría adoptar muchas formas y dar varios rodeos.

Puede durar dos, tres, cinco, 10 años, y estar precedida de numerosas remisiones que den la sensación, una y otra vez, de que lo peor ha pasado.

Pero llegará. Europa saldrá de la Historia. De una u otra forma, si no se hace algo, desaparecerá. Esto ha dejado de ser una hipótesis, un vago temor, un trapo rojo que se agita ante los europeos recalcitrantes. Es una certeza. Un horizonte insuperable y fatal. Todo lo demás -trucos de magia de unos, pequeños acuerdos de otros, fondos de solidaridad por aquí, bancos de estabilización por allá- solo sirve para retrasar el fin y entretener al moribundo con la ilusión de una prórroga.

*Firmantes: Vassilis Alexakis, Hans Christoph Buch, Juan Luis Cebrián, Umberto Eco, György Konrád, Julia Kristeva, Bernard-Henri Levy, Antonio Lobo Antunes, Claudio Magris, Salman Rushdie, Fernando Savater y Peter Schneider.

El declinar europeo: el mundo que nos espera

"El cambio de orden mundial ha pisado el acelerador. La crisis impulsa más rápido de lo esperado a los países emergentes, mientras que Europa pierde peso económico. China se convertirá en la primera potencia en 2017, según las previsiones de PwC"… La crisis acelera el declive de Europa (Expansión – 7/3/13)

Este documento calcula la evolución de las principales economías medidas en paridad de poder de compra (PPP, que sirve para comparar el nivel de vida de diferentes países).

De acuerdo con el Informe "El Mundo en el 2050: oportunidades y desafíos", que elabora la consultora PwC, China superará en 2017 a EEUU como la mayor economía del mundo y, además, India se consolidará como la tercera potencia mundial en 2050.

En ese ese mismo año, Brasil sustituirá a Japón en la cuarta posición y países como México o Indonesia podrían superar a economías como las del Reino Unido o Francia.

En términos absolutos de PIB, es decir, medido a precios de mercado, China se proclamará primera potencia en 2027. De este modo, EEUU conservaría desde entonces su segunda posición en el ranking mundial hasta 2050.

El país del dragón marcará esta década tasas de crecimiento medio anual del 7%, pero este ritmo se enfriará a partir de 2021. "El envejecimiento de la población y el incremento de los costes laborales reales provocarán una transición de una economía enfocada a la exportación a una economía basada en el consumo", asegura el informe.

No obstante, el PIB chino seguirá un dinamismo del 3-4% incluso en la década de 2040, aún muy por encima de los niveles esperados para Estados Unidos o la Unión Europea.

De acuerdo a este baremo, los países del E7 (colectivo de emergentes: China, India, Brasil, Rusia, Indonesia, México y Turquía) superarán a los del tradicional G7 (EEUU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) debido a que "los desarrollados han sido mucho más lentos en recuperarse de la reciente recesión de 2008 y 2009".

Otros delfines

PwC destaca el estirón podría efectuar Nigeria gracias a su población joven y su riqueza petrolera que potencialmente puede usar con unas mejores infraestructuras. También Vietnam tiene unas grandes posibilidades de crecimiento, con un marco político más sólido. Ambos países irrumpirán por primera vez en 2050 en el "top 20" de la economía mundial (puestos 13 y 19, respectivamente).

Asimismo, subraya el papel de Turquía, que ascenderá hasta el número doce. Indonesia y Malasia (que se quedará justo al límite de integrar el grupo de las veinte mayores economías del planeta) se verán impulsados por China.

Declive europeo

Si se analizan los diez primeros países del ranking en 2011 se encuentran cinco europeos, pero el panorama cambia bastante de cara a 2050. Alemania y Francia caerán a los puestos noveno y décimo, respectivamente, mientras Rusia seguirá en el sexto lugar. En concreto, Rusia superará a Alemania como la principal economía europea en 2020, si se mide en paridad de poder de compra, y en 2035 en términos absolutos.

¿Y España?

La recesión seguirá pasando factura, en línea con el resto de países europeos. Así, la economía española perderá tres puestos en la clasificación y se quedará en el lugar número 15, en paridad de poder de compra. PwC destaca que España vivirá una crisis demográfica, con un fuerte descenso de la población en edad de trabajar desde ahora hasta 2050.

Si se mide en precios de mercado (volumen total de PIB), España pasará del puesto 12 al 14 entre 2011 y 2050. Según estos cálculos, el PIB español tendrá un ritmo de crecimiento superior al 2% en los próximos 40 años, ligeramente por encima de Francia, Alemania e Italia.

edu.red

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Esto es lo que hay: la "Agenda 2010" debe ser la hoja de ruta para toda Europa

"Hace diez años, en marzo de 2003, el canciller alemán Gerhard Schroeder presentó su plan de reformas bajo el título de "Agenda 2010". Para que Alemania pudiese recuperar una posición de liderazgo en Europa, había que recortar las prestaciones del Estado, fomentar la responsabilidad propia y exigirle más a cada ciudadano, según apunta un informe elaborado por el Instituto de Estudios Económicos (IEE)"… Las reformas en Alemania 10 años después: las claves del éxito (Negocios.com – 27/3/13)

En ese mismo documento se señala que "en 2003 el número de parados en Alemania superaba los cuatro millones, el PIB no crecía desde hacía más de dos años, la inversión empresarial se reducía al igual que el consumo privado, mientras que el Estado se enfrentaba a unos gastos sociales desbocados", algo que recuerda mucho la situación que padece ahora España.

Para el IEE, diez años después, el Instituto de la Economía Alemana certifica que las valientes reformas estructurales han dado sus frutos y han merecido la pena. La "Agenda 2010" se centraba en tres ámbitos: mercado laboral, política social y política financiera.

Las medidas claves

En el mercado de trabajo se han logrado importantes mejoras con estímulos para que los empresarios creasen empleo y, por otro lado, para que los parados buscasen y aceptasen los puestos ofrecidos. Entre las medidas destacan:

1.- La desregulación del trabajo temporal (ETTs). En este sector ha surgido un verdadero boom, aumentando el número de trabajadores temporales de 300.000 en 2002 a unos 800.000 últimamente.

2.- La reforma de los mini-jobs. Esta actividad resulta más atractiva desde la reforma. Entre 2002 y 2004 el número de aquéllos que sólo tenían un mini-empleo aumentó en 600.000 personas, pero se mantiene constante desde entonces en torno a 4,8 millones de personas. Sigue aumentando, en cambio, el número de personas que además de su empleo tienen adicionalmente un mini-job.

3.- El recorte en la duración del subsidio de desempleo para trabajadores mayores de 55 años de 32 a 18 meses, a fin de fomentar una búsqueda activa de empleo.

4.- La fusión de todas las ayudas sociales y al desempleo en un sistema único de garantía social básica. Esta reforma conocida como "Hartz IV" ha sido la más controvertida, pero ha incrementado sin duda la presión sobre la búsqueda activa de empleo.

Desde el Instituto de Estudios Económicos se señala que en 2012 Alemania había reducido su tasa de desempleo a un 5,9%, la cuarta cifra más baja de la UE después de Austria, los Países Bajos y Luxemburgo. La disminución del paro ha beneficiado tanto a los trabajadores mayores, como a las mujeres y a los jóvenes. El número de personas ocupadas ha crecido por encima de los 41,5 millones en 2011 y se han creado unos 2,6 millones de nuevos puestos de trabajo desde 2005.

No obstante, aseguran desde el IEE, el Instituto de la Economía Alemana señala que estos efectos positivos no se deben únicamente a las reformas estructurales. También han contribuido a ello la buena situación coyuntural y el estancamiento de la oferta de mano de obra por razones demográficas. Otro aspecto muy importante es que en el año 2000 Alemania precisaba de un aumento del PIB del 1,9% para mantener constante el nivel de paro, mientras que en 2011 ya bastaba con un incremento del 1,4%.

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