COLOMBIA AYER Y HOY: Desde la aldea muisca a la aldea global y la paz soñada (página 2)
Enviado por JAVIER ENRIQUE PEÑA PORTILLA
La aldea muisca
El territorio colombiano estuvo habitado desde tiempo atrás por diferentes grupos humanos que una vez llegados por diferentes rutas al ser, la actual Colombia, paso obligado de las migraciones provenientes del norte, el sur y el oriente del continente americano, iniciaron un proceso de adaptación al medio ambiente y en una época inicial se localizaron en las costas y en las riberas colombianas dando origen a la llamada cultura de los concheros, entre las cuales caben resaltar las culturas de Malambo y Momil en la Costa Atlántica. En dichos asentamientos se dio una economía de apropiación y los inicios de la horticultura con el cultivo de la yuca, además en Puerto Hormiga se tiene registro de la producción de la cerámica más antigua del continente. Como señala Orlando Fals Borda (1982:14) "en la costa Atlántica se observó un temprano surgimiento de la pesca, como primera actividad económica, antes que la agricultura y la caza. En Puerto Hormiga (cerca a Cartagena) y muchos otros sitios, los móviles habitantes dejaron pilas de cochas que confirman esta creencia. Allí formaron también la cultura más antigua de Colombia (3000 años antes de Cristo), con la más antigua cerámica de toda América. Luego se desarrollo la agricultura a base en yuca y ñame con la pesca sedentaria de agua dulce y caza de reptiles"
Por lo tanto, el actual territorio de Colombia fue el solar de pueblos amerindios de origen y desarrollo cultural muy diversos. La civilización más evolucionada fue la de los chibchas o muiscas del altiplano cundiboyacense, en la cordillera Oriental. A mayor altura aún en algunos aspectos (cerámica, orfebrería) estaban los Quimbayas del valle del Cauca. En el nacimiento del río Magdalena floreció la cultura megalítica de San Agustín; en la Sierra Nevada de Santa Marta, la importante cultura Tairona. Mucho más atrasados, los pueblos llamados genéricamente Caribes ocupaban las áreas bajas en las vertientes. Las formas de vida comunes a la gran hoya amazónica irradiaron sobre otros conjuntos de tribus que se mantuvieron aislados por mucho tiempo y hoy viven como grupos considerados patrimonio cultural de la humanidad.
A estas organizaciones sociales corresponde un nivel de bandas y clanes, los cuales van a dar paso en otros ambientes geográficos a los cacicazgos, una forma de organización que caracterizo a los Muiscas y Taironas, los grupos indígenas de mayor desarrollo que encontraron los españoles a su llegada. En efecto, en tierras del altiplano cundiboyacense habitaban tribus de lengua chibcha que dominaban un amplio espacio que limitaba al sur con los dominios de los Incas y llegaba al norte hasta la serranía de Mérida en Venezuela.
Eran los muiscas una nación numerosa que se encontraba en disputa interna entre los Zipas, los Zaques y los Iracas máximos caciques que buscaban unificarse para enfrentar a tribus rivales, con una economía basada en el cultivo del maíz, la elaboración de tejidos y cerámicas y una activo trueque, los muiscas fueron excelentes orfebres que trabajaron con gran maestría el oro y que dejaron una gran riqueza oral en sus mitos y leyendas, entre la que se destaca la de El Dorado, que da cuenta de un mítico hombre de oro que despertó la codicia de lo europeos llegados con Gonzalo Jiménez de Quesada el ilustre fundador de Bogotá, hoy capital de Colombia. Sobre la forma de organización tributaria que poseían los muiscas Fals Borda (15) dice: "la organización social era mas compleja entre las tribus sedentarias, esto es, las que se establecieron en sitios fijos con base en una agricultura desarrollada, utilizando herramientas de madera y piedra que permitieron ya acumular y disponer de excedentes, y algunas formas de explotación".
La conquista por los europeos
Fue la conquista de América un proceso militar de sometimiento donde unos europeos de los tiempos de Renacimiento se enfrentaron a poblaciones con desigual nivel de desarrollo que no conocían la rueda, la aplicación de los metales a la producción y la utilización de animales de tiro, pero que tenían un gran respeto por la naturaleza, trabajaban la tierra y el oro con gran maestría y avanzaban hacia una forma de organización donde la diferenciación social y la tributación eran el germen de una naciente organización estatal, que se vio truncada ante el empuje de los invasores.
"Esta población indígena estaba representada por una pluralidad de culturas de muy diverso desarrollo, que probablemente estaban en proceso de unificación al producirse la conquista, pero que no llegaron a constituir un imperio como el peruano o el mexicano de los aztecas" (Jaime Jaramillo Uribe, 1996:4)
La conquista española se prolongó cerca de medio siglo, desde las primera exploraciones de Alonso de Ojeda y Rodrigo de Bastidas (1499-1501) hasta la confluencia, en 1539, de tres expediciones distintas y que habían partido de bases opuestas: la de Gonzalo Jiménez de Quesada, quien sometió a los muiscas y fundó Santa Fe (1538), la actual Bogotá, una vez remontado el valle del Magdalena en una heroica travesía alimentada por la leyenda de "El Dorado" (el hombre cubierto todo de oro que se sumergía en la laguna y era homenajeado por sus súbditos con toda clase de piezas de oro) que fascino a los europeos ávidos por ese metal precioso y que entre los nativos solo representaba un objeto bello de valor religioso o de culto; la columna enviada desde Venezuela por los banqueros alemanes que buscaban cobrar parte de las deudas contraídas con ellos por la corona española, al mando de Nicolás de Federmann, que dejo su impronta genética en tierras del actual Santander; y la de Sebastián de Belalcázar, procedente de Quito y pronto desgajada de los intereses pizarristas en el Perú en pos del esplendor de los Incas, que la habían promovido y que una vez arriba al altiplano recula para fundar Santiago de Cali y Popayán en la región sur.
Tras la conquista se dio la aniquilación de muchos indígenas, el saqueo de sus riquezas acumuladas y el despojo de sus tierras que pasaron a manos de los españoles quienes impusieron instituciones como la Encomienda y la Mita para aprovechar la mano de obra disponible y dar paso al proceso de colonización, que se inicia con la fundación de ciudades a lo largo de la zona montañosa y la Costa Atlántica, puntos claves para la organización del vasto imperio colonial surgido tras la gesta conquistadora.
Para asegurar el dominio, la corona española creó en 1549 la Real Audiencia de Santa Fe o del Nuevo Reino de Granada, dependiente del virreinato peruano. Durante la época colonial y los años precedentes a la independencia los pilares básicos del sistema colonial español descansaron en la Encomienda, institución socioeconómica que sujetaba a los indios a la tierra en un régimen de servidumbre bajo la tutela de un español que se encargaba del adoctrinamiento y aculturación de los nativos y a cambio cobraba los tributos, y, la Mita trabajo forzado de los indígenas para la explotación minera (que afectó aún más duramente a la población aborigen) y mediante la cual los caciques eran obligados a suministrar periódicamente grupos de hombres para el laboreo de las minas de oro, el trabajo en las haciendas y algunos obrajes, estos indios desarraigados de sus comunidades morían a causa del duro del trabajo o no volvían a sus aldeas; La crisis demográfica alentó la introducción de mano de obra esclava, proveniente de África y servida por el tráfico negrero.
Correspondió a la iglesia católica dar bendición a la empresa española, definir si los indios tenían alma o no e iniciar el proceso de evangelización que junto a la imposición del castellano como idioma, se convertirían a la postre en el mas importante legado de los españoles que desde la metrópoli buscaron mantener el monopolio comercial con sus nuevos dominios, dejaron en manos del gobierno representativo del Virrey y sus órganos de gobierno la suerte de la política e impusieron una tajante división entre los estamentos sociales de la nueva sociedad donde los blanco peninsulares tienen toda clase de privilegios, en oposición a la masa de indios diezmada y la creciente población mestiza marginada de cualquier beneficio y asumidos como vasallo de una corona lejana a la cual deben ser fieles y sostener con sus tributos.
Pero el inconformismo no se hizo esperar y a los gritos aislados de libertad de los negros esclavos que habían sido traídos del África, donde eran cazados como animales para ser marcados y vendidos en los centros negreros, se sumaron los de los indígenas, en su reclamo por recuperar las tierras arrebatadas, los de mestizos sobre los que recae el peso de la producción y la tributación, y, la de los criollos hijos españoles nacidos en América pero que eran marginados, por el "pecado de la tierra" de haber nacido en el nuevo mundo, de los privilegios de los blancos peninsulares, en cuyas manos reposaba el gobierno, la administración de justicia y el prestigio social. Sobre el carácter mestizo del país Jaramillo Uribe (1996:4) dice:"La rápida desaparición de su población aborigen y un intenso proceso de mestizaje iniciado desde la segunda mitad del siglo XVI, explican el hecho histórico de que en Colombia , la huella indígena sea relativamente débil y en cambio muy vigorosa la marca de lo hispánico"
Desde 1717, con las reformas borbónicas promovidas desde España para dar un mejor manejo a las colonias a la Real Audiencia se le transformó en el virreinato de Nueva Granada, que incluía los actuales estados de Panamá, Colombia, Venezuela y el Ecuador. En un importante movimiento social, el de los comuneros del Socorro (1781-82), se plasmo una temprana expresión las reivindicaciones de las capas criollas, que protestaban por el cobro de impuestos, la prohibición del cultivar tabaco y la competencia de los productos traídos desde España.
Pero la bandera de lucha que enarbolaron los comuneros del Socorro representa el primer grito de lucha social, pero es ante todo una lucha anticolonial donde los sectores criollos actuaron como fuerza dirigente de una amplio movimiento popular que hizo las veces de fuerza motriz, pero que no logró cristalizar sus aspiraciones al no haber madurado políticamente, por eso fueron fácilmente manipulados por las autoridades coloniales y sus dirigentes duramente reprimidos en una lección histórica que se repetirá a lo largo de las luchas populares en Colombia.
La independencia política de 1810
No fue sino hasta 1810 cuando la elite intelectual criolla alimentada por las ideas de la ilustración francesa cuestiono la dominación política y ante el vacio de poder que se vivía en España por la invasión napoleónica, lanzo el grito de desconocimiento a las autoridades españoles gobernantes en América, juró fidelidad al rey Fernando VII y declaro la independencia política del virreinato de la Nueva Granada dando paso a la formación de juntas provinciales, que impulsaron el proceso de emancipación, pero que pronto se vieron enfrentadas entre sí y con la Junta Suprema de Santa Fe.
Lo que vino después fue un periodo de inestabilidad política (1810-1816) conocido como la "Patria Boba" por sus especiales características que culminaron con la primera guerra civil entre centralistas y federalistas que facilito la posterior reconquista española encomendada al general Pablo Morillo quien retomó el dominio español, implantó el "Régimen del Terror" y llevó al patíbulo a los dirigentes criollos, privando al país de su mejor clase política y dando paso para que sectores inconformes de terratenientes, comerciantes dejaran en manos de Bolívar y Santander la suerte de la campaña libertadora, que en la decisiva batalla del puente de Boyacá (7 de agosto de 1819) remató la independencia colombiana.
El Ecuador sería liberado por el Mariscal Antonio José de Sucre, y Venezuela por las expediciones emprendidas desde Colombia por el Libertador Simón Bolívar. Los tres antiguos componentes del virreinato granadino se agruparon, como lo dispuso el Congreso de Angostura (1819) en la Gran Colombia, bosquejo de la gran confederación latinoamericana concebida por Bolívar, frustrada en el congreso de Panamá (1826) ante la concurrencia de defecciones continentales. La propia unión de la Gran Colombia fue disuelta en 1830 ante las presiones de los poderes locales en Venezuela representados por José Antonio Páez y en el Ecuador por Juan José Flórez.
Para acentuar su diferenciación, la naciente república de Colombia reunida en el Congreso de Cúcuta, designó como primer presidente a Francisco de Paula Santander, restableció el nombre de Nueva Granada (que perduraría hasta 1858) y generó una rivalidad entre este y los partidarios del libertador, en la cual algunos historiadores ven el origen histórico de los partidos políticos Liberal y Conservador.
En efecto, una vez lograda la independencia se inicia un periodo en el cual no se logra cristalizar el sueño de la Gran Colombia planteado por Bolívar y la Nueva Granada inicia su camino en medio de las guerras civiles promovidas por los caudillos militares salidos de la guerra de independencia y que tras varios intentos por alcanzar la estabilidad política a través de sucesivas constituciones, se empieza dar origen a los primeros partidos políticos, los cuales se articulan como liberales alrededor de las tesis de Ezequiel Rojas y como conservadores en torno a las ideas de Mariano Ospina Rodríguez.
A partir de entonces la trayectoria histórica subsiguiente giró en torno a las luchas entre las oligarquías conservadoras y liberales, las concepciones federalistas y unitarias y la decisiva intervención de Gran Bretaña en el terreno económico. Estas pugnas hicieron endémicas las guerras civiles y ampararon las tentaciones caudillistas de figuras como Rafael Urdaneta, Mariano Ospina y Tomas Cipriano de Mosquera, aunque no logró afirmarse ninguna dictadura, como las que se dieron por la época en otros países suramericanos.
Por otra parte, las diferencias entre el ideario conservador y el liberal no suponían una transformación profunda de las estructuras sociales heredadas del largo periodo colonial, ni de la marginalidad de la población amerindia; pero, al menos, el mandato de un liberal, el general José Hilario López (1849-53), puso fin a la esclavitud uno de los vestigios más flagrantes de la estructura colonial que se mantenía intacta.
En este juego político se aprecia que la citada independencia no produjo de inmediato una ruptura con el pasado colonial y que la forma de vida heredada de la época colonial se mantuvo hasta mediados del siglo XIX cuando sectores liberales encabezados por los artesanos y por el ala radical de dicho partido planteo un nueva forma de organización que permitió la realización de importantes reformas, la introducción de los ferrocarriles, la navegación a vapor por el rio Magdalena y el impulso a la colonización, en medio de una ambiente de libertad individual llevado al extremo, que permite entender este proceso como parte de espíritu liberal que caracterizo a la revoluciones burguesas en Europa y Estados Unidos.
La organización económica se orientó hacia el monocultivo (tabaco, quina), firme apoyo de unas capas sociales poderosas en las que se combinaban los intereses de los terratenientes y la burguesía comercial. Reflejo de esta nueva coyuntura fueron como se planteo en el párrafo anterior las luchas de 1858 a 1886, con el papel destacado del radicalismo (o ala extrema del liberalismo) y la adopción de un régimen federalista (Confederación Granadina) y, desde 1861 con la promulgación de la Constitución de Rionegro la formación de los Estados Unidos de Colombia.
Sin embargo, los sectores más tradicionales representados por los terratenientes y la iglesia católica apoyan el proyecto político de Rafael Núñez conocido como la Regeneración que culmina con la derrota militar de los liberales en una de las continuas guerras civiles del siglo XIX y la promulgación de la constitución de 1886, de corte conservador, que volvió a la forma unitaria con el nombre de República de Colombia y regirá al país durante buena parte del siglo XX. El sistema centralista, la creación del ejercito nacional y el uso del papal moneda, permiten cierta estabilidad, que sumada a los ciclos de bonanza económica alrededor del cultivo de la quina, el tabaco y el añil, van a dar paso a una economía mono exportadora en torno al cultivo del café.
La última guerra civil del siglo XIX conocida como la Guerra de los Mil Días (1899-1902) va a tener un final devastador para el país en cuanto a pérdida de vidas humanas, la desarticulación de la economía y la posterior perdida del Panamá, antiguo departamento de Colombia que apoyado por los Estados Unidos, país interesado en la construcción de un canal interoceánico, logra su independencia y da paso a la penetración imperialista de la potencia norte en Colombia. Fue así, como aprovechando la postración colombiana, Estados Unidos, que desde fines del s. XIX había sustituido a Gran Bretaña como la potencia más influyente en la región, promovió la separación de Panamá ocurrida en 1903.
La paz entre liberales y conservadores se firmo a borde de un buque norteamericano y más tarde los EU van a pagar una indemnización por la separación de Panamá, dineros que se van a sumar a las primeras inversiones gringas en sectores como el cultivo de banano y la explotación petrolera por parte de compañías norteamericanas. En este marco hace crisis la república conservadora instaurada desde los tiempos de Núñez y el país se apronta a iniciar un camino de modernización en manos de los gobiernos liberales de la segunda década del siglo XX en adelante.
El comienzo del siglo XX
La primera mitad del siglo XX estuvo presidida por la extensión de las plantaciones de café, algodón y banano, que vino a completar el recurso inesperado del petróleo. A las consecuencias determinantes en la fisonomía socioeconómica, se sumó la espiral de la conflictividad rural, con sus episodios más virulentos en el sector bananero, impulsado por capitales estadounidenses.
Fue así como con el avance de la penetración imperialista se da la organización de los primeros sindicatos los cuales se van a alimentar con las ideas del socialismo triunfante en la URRS lo cual va a generar un nueva dinámica en la relación de los sectores trabajadores con las clases dominantes, que sin embargo no logro consolidar una alternativa política popular y le correspondió al partido liberal en cabeza de Alfonso López Pumarejo canalizar las aspiraciones de los sectores obreros fortaleciendo al partido en los cada vez mas crecientes sectores urbanos.
La extensión de la base obrera genero las primeras protestas sociales que como en el caso de las registradas en la zona bananero fueron duramente reprimidas por los patronos en asocio con las fuerzas del Estado, de igual manera los trabajadores de las petroleras promovieron la organización sindical e iniciaron una serie de luchas en busca de mejores condiciones de trabajo. Se inicia así en el país la heroica lucha de los trabajadores que a lo largo del siglo XX alcanzaran grandes conquistas en medio de la continua represión oficial algunas veces soterrada otra directamente ejecutada en contra de la dirigencia sindical.
El signo político de esta etapa como se ve fue la República liberal (1930-1946), de relativa estabilidad, que intentó aminorar las trabas casi feudales derivadas de la propiedad de la tierra, que obstaculizaban la concentración y penetración capitalista en el campo y la naciente industria colombiana. En 1948, el asesinato en Bogotá del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán provocó una insurrección popular (el Bogotazo), duramente reprimida por el régimen conservador. En el ámbito rural, las contradicciones partidistas degeneraron en el período que se conoce significativamente con la denominación de «la Violencia» (1949-1953) donde se han estimado en unas 300.000 las víctimas, bajo la égida conservadora de Mariano Ospina Pérez, su esposa Bertha Hernández de Ospina y Laureano Gómez.
De este modo, hacia los años 50 la violencia bipartidista invade los campos y ciudades de Colombia, situación que va a empujar a los dirigentes de los partidos tradicionales liberal y conservador a constituir un frente común que terminará por consolidar un sistema hegemónico, que en manos de las oligarquías permitirá la alternancia en el poder y el cierre a cualquier oportunidad de participación política al resto de clases y sectores sociales del país. Esta exclusión va a ser el germen para que los grupos de inspiración izquierdista se lancen a la lucha armada y la guerrilla como fenómeno social y político haga su aparición en Colombia alzando las banderas de cambio y la revolución, alimentadas por el triunfo de la revolución cubana y los éxitos aparentes del socialismo en la URRS, China, Europa Oriental y otros países del mundo.
Se marca aquí la tendencia de la violencia como una constante en la historia política y social de Colombia que en los últimos años del siglo XX se recrudeció al entrar en escena diferentes actores armados que convirtieron al conflicto colombiano en uno de los mas complejos y violentos del mundo actual, donde son evidentes las continuas violaciones al los derechos humanos y a las normas establecidas en el Derecho Internacional Humanitario.
Más aún, los periodos de mayor recrudecimiento de la violencia coinciden con épocas de bonanza económica o son el preámbulo para el proceso de acumulación capitalista en renglones como el cultivo del café, la ganadería, el cultivo de banano o el inicio de explotaciones petroleras o carboníferas en diferentes zonas del país. La lucha por la tierra, los asesinatos de líderes sindicales y el desalojo de campesinos son las formas que toma la violencia en las zonas productivas.
Retomando el recuento histórico que traemos, tras el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán en 1948 se inicia una ola de violencia promovida desde el gobierno conservador contra los sectores liberales que eran mayoría entre la creciente población urbana y rural del país. Esto genero focos de gran actividad en zonas de importancia económica como el eje cafetero, el Valle del Cauca, Tolima, Cundinamarca y los Santanderes, donde se dio cuenta de asesinatos, masacres y persecuciones contra los liberales que se organizaron en forma de guerrillas de resistencia, siendo muy famosas las encabezadas por Manuel Marulanda Vélez "Tirofijo", Guadalupe Salcedo y Efraín Gonzales, quienes se enfrentaron a los celebres pájaros o policía conservadora conocida como los "Chulavitas".
Del Frente Nacional a nuestros días
Años más adelante al firmarse el acuerdo político conocido como el Frente Nacional, el país entro en nueva senda de desarrollo económico con mayor presencia del capital extranjero en diferentes ramas de la industria, la minería y la agricultura. Además del auge en las exportaciones de café y el avance en la urbanización del país. Sin embargo, al éxito económico, no le correspondió un mayor bienestar a la población y se generaran nuevas formas de oposición ahora inspiradas y fortalecidas con el triunfo de la revolución cubanas que vio florecer en todo el país los nuevos grupos guerrilleros de inspiración marxista como las FARC, el ELN y el EPL, mas tarde en los años 70 aparece la guerrilla urbana del M 19, surgida tras el fraude electoral en contra de la ANAPO en 1970.
El asesinato político, la expoliación violenta del campesinado y el bandolerismo adquirieron carta de naturaleza, a la par que, como se dijo, empezaban a cobrar fuerza los movimientos guerrilleros. A la efímera solución de una dictadura militar en cabeza del Teniente Coronel Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) sucedió la del acuerdo entre los tradicionales partidos conservador y liberal (concretado en pacto de Sitges), que estableció su alternancia pacífica en el poder y el reparto de los cargos de la administración durante dieciséis años en el citado Frente Nacional. Este sistema encarnado en la presidencia por los liberales Alberto Lleras Camargo y Carlos Lleras Restrepo, y los conservadores Guillermo León Valencia y Misael Pastrana Borrero, resistió hasta el último tercio del siglo, en que se agudizaron los desequilibrios sociales y económicos
Los gremios económicos agrupados en La Federación Nacional de cafeteros, La Federación Nacional de Comerciantes (FENALCO) la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) y la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), entre otros, abogan por el control del aparato de Estado en manos de los partidos tradicionales Liberal y Conservador, con miras a la defensa de sus intereses, en tanto que los sectores populares agrupados en las Centrales Obreras, la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC y los diferentes sindicatos, inician una oposición a las políticas gubernamentales en favor de campesinos, obreros y sectores populares. Por su parte los grupos alzados en armas plantean una forma de oposición que llena de violencia los campos y ciudades de Colombia,
El Estado que no puede contener el poder de las guerrillas recurre a los aparatos de seguridad y a los llamados escuadrones de la muerte para poner fin a la insurgencia armada, aplicando las políticas de la llamada Seguridad Nacional promovida por los Estados Unidos en la región con la cual se buscaba crear un "cordón sanitario" que impidiera el avance del comunismo en el continente y no tener que enfrentar un nuevo Vietnam en el hemisferio, Se inicia una ola de represión contra todo lo que para ellos constituye la llamada amenaza del comunismo.
Los gobiernos que trascurrieron después del Frente Nacional hasta 1990 enmarcan el desarrollo de una crisis política en medio de un modelo de desarrollo capitalista que le dio la Estado una gran capacidad para reproducirse en medio de un modelo cerrado y circular, que impidió cualquier forma de participación a las diferentes fuerza sociales que se movían en el país, la cuales necesitaban construir espacios económicos, sociales y políticos para creer y legitimarse.
Fue así como durante los sucesivos mandatos liberales de Alfonso López Michelsen (1974-1978) y Julio Cesar Turbay Ayala (1978-1982) se produjo el ascenso de las guerrillas y la creciente participación del ejército en el restablecimiento del orden. El conservador Belisario Betancur (1982-1986) ensayó una línea diferente de reconciliación nacional, mediante conversaciones de paz con las diferentes facciones guerrilleras, particularmente con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas) y el M-19 (Movimiento 19 de abril), que no llegaron a fructificar en acuerdos duraderos. Un golpe especialmente grave a los objetivos de la política de paz de Betancur fue el sacrificio indiscriminado de miembros de la magistratura en el Palacio de Justicia de Bogotá (1985), al rescatar el ejército este edificio tomado por un comando del M-19, hechos aun objeto de investigación.
Sobre los gobiernos de Turbay, Betancur y Barco se puede decir que cada uno de ellos busco soluciones pero solo lograron agravar la crisis. "Cada uno estos gobiernos represento un modelo diferente de solución condicionado por el fracaso del anterior. Al modelo represivo del presidente Turbay se contrapuso el del dialogo de Betancur, y a este el de la mano tendida y pulso firme de Barco. Todos y cada uno de ellos estuvieron cruzados por el desborde violento de los conflictos y en todos se busco acomodo dentro de un estado que la mayoría de los grupos dominantes estima inmodificable" (Francisco Leal Buitrago, 1992:486)
Al adquirir dimensiones alarmantes el problema del narcotráfico, convertido en gigantesca fuente clandestina de extracción de recursos y ante su decidida persecución por parte del gobierno de Betancur, se produjo el asesinato de diferentes personalidades y del propio ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla (1984) por parte de las mafias locales, que aspiran a ser protagonistas de la vida nacional en lo económico con sus enormes riquezas, en lo social por el reconocimiento que adquieren y en lo político para incidir en la toma de decisiones y ocupar puestos en el aparato de Estado. A este respecto Leal Buitrago (1992:486) dice "En los años ochenta, el narcotráfico quiso abarcar, con la misma velocidad con que había crecido, espacios políticos y sociales equiparables a su gran poder económico. Al ascender se encontró con la realidad de la estrechez de los canales de legitimación que los grupos dominantes se habían cuidado de no modificar"
Con el asesinato de Lara Bonilla el narcotráfico "se convirtió en agresivo instrumento para mantener, contradictoriamente, con golpes terroristas generadores de inestabilidad social, la estabilidad del sistema político" (Leal Buitrago, 1992:487). Fue así como los narcotraficantes progresivamente se abrieron paso en los altos círculos pasando en la década de 1990 a ser parte de las clases dominantes, a ser factor clave en la economía y la vida política e incidir de manera determinante en el Estado y en todas sus instituciones.
Con la ayuda de las fuerzas militares, pretendieron los narcotraficantes ser aliados del Estado en su lucha contra las guerrillas, pero terminaron hacia finales del gobierno de Virgilio Barco enfrentando a sectores del Estado y la sociedad, dado su ambivalente juego y la naturaleza misma de sus actividades delincuenciales. Al final el impulso de su desaforada riqueza y audacia criminal, que ya mostraba a hombres como Carlos Ledher y Pablo Escobar, termino por acabar con la efímera estabilidad política.
En este clima político y social, acompañado de una situación económica positiva (crecimiento sostenido, deuda exterior manejable), fue elegido en las elecciones de 1986 el liberal Virgilio Barco Vargas, quien trazó sus directrices y prioridades en un Plan de Economía Social, para luchar contra la pobreza absoluta. En 1989 se avanzó sustancialmente en la resolución del problema de las guerrillas con los diálogos del proceso de paz, los cuales permitieron al grupo M-19 integrarse, en 1990, a la vida civil y conformar un partido político.
Por otra parte, el asesinato del senador y líder liberal Luis Carlos Galán Sarmiento por las mafias de narcotraficantes dio lugar a un choque frontal entre éstas y el Estado colombiano. En 1990 resultó elegido tras una agitada contienda electoral como presidente Cesar Gaviria Trujillo, del Partido Liberal, que inició un proceso de reforma constitucional, convocó elecciones en octubre de 1991 para conformar la asamblea Nacional Constituyente, que tras seis meses de deliberaciones, aprobó la nueva Constitución Política de 1991 que sustituyo a la de 1886 en un intento por adecuar el aparato político del país a las nuevas realidades de finales del siglo XX.
La nueva constitución inicio su camino cuando el movimiento estudiantil con su propuesta de la séptima papeleta en las elecciones de 1990 impulso la convocatoria de una asamblea nacional constituyente. Un hecho que motivó y presionó en cierta manera la realización de la asamblea nacional fue cuando el Ejercito Popular de Liberación EPL condicionó su desmovilización a la realización de la asamblea constituyente. De otra parte el M-19 como movimiento político mas joven de la vida nacional visualizó la asamblea nacional como oportunidad inmejorable de fortalecer su influencia en la opinión pública.
El presidente Cesar Gaviria Trujillo avaló la asamblea nacional constituyente con el compromiso de no alterar la composición, del congreso electo en marzo del 1990 con mayorías del partido liberal. Los empresarios por su parte fueron receptivos a regañadientes de la convocatoria a la asamblea nacional. Desde luego esta concepción pluralista no fue suficiente para acallar la continuación del conflicto armado, cabe anotar que a pesar del asesinato de tres candidatos presidenciales en menos de un año y asesinato de miles de militantes de organizaciones políticas y sociales fuera de los partidos tradicionales, la asamblea sesiono pero tuvo que ceder ante presiones como las ejercidas por el narcotráfico que logro incluir en el texto constitucional la no extradición de colombianos al exterior.
Entre los cambios que se deben destacar dados en la asamblea nacional constituyente figuran la eliminación de los auxilios parlamentarios; el establecimiento de un régimen de inhabilidades e incompatibilidades de intereses; el voto de censura individual a los ministros de gobierno; y la imposición de limites a la delegación de la legislación en el ejecutivo, entre otros. Los constituyentes abocaron por un sistema político pluripartidista; financiación parcial de las campañas por parte del estado y las facilidades para la constitución de partidos y movimientos políticos diferentes a los tradicionales. El primer gran disenso en la asamblea se dio en torno al modelo de orden público y el modelo de desarrollo económico de corte neoliberal.
Es de resaltar que ningún país de la región ha dado cambios culturales tan importantes y acelerados como los que dio el país con la expedición de la constitución del 1991. En el marco de la unidad política dada por la nueva carta política, cabe destacar la afirmación de la diversidad y la diferencia. Las decisiones de la corte constitucional, mas adelante en desarrollo de los principios constitucionales, han permitido estos cambios en la vida política colombiana. Sin embargo se aprecia de manera implícita una relación estrecha entre el pluralismo cultural y la tolerancia política. Uno de los objetivos de la constitución de 1991 era la de recuperar la eficacia y la eficiencia de la justicia en Colombia que rayaba en la impunidad. Lamentablemente en ese momento la prioridad institucional estaba centrada en la lucha contra la guerrilla y el narcotráfico relegando a segundo plano las demás formas violentas y de criminalidad al interior del país.
La constitución de 1991 ha permitido cambios en la historia política colombiana abriendo espacios de participación democrática. La realidad política actual colombiana nos dice que son múltiples los lugares donde se toman decisiones pero que la mayoría de ellos no son lo suficientemente transparentes. Las instituciones representativas y los partidos políticos existentes, están lejos de responder a las nuevas realidades como la globalización y el neoliberalismo. El esquema gobierno oposición no ha logrado traducir a la esfera de la política muchas de las demandas de los ciudadanos. La dinámica del juego político en Colombia con su sustrato democrático tiene todavía rasgos muy patriarcales. La participación directa de los ciudadanos en la política no ha conducido a decisiones más razonables y autónomas. Sin embargo, es evidente que la democracia está lejos de cumplir sus promesas.
Al tiempo que se da un nuevo marco institucional al país, el gobierno de Cesar Gaviria implementa una política económica de apertura que rompe con los parámetros que habían orientado el desarrollo nacional durante los últimos 40 años. Estas nuevas orientaciones en el campo político, administrativo y económico se ven opacadas por un incremento de la violencia proveniente tanto de los grupos guerilleros, que no se han acogido a las propuestas de reinserción del gobierno, como de los grupos de narcotraficantes enfrentados con el Estado.
Dentro del proceso de integración con los países de América Latina y del Caribe, en octubre de 1993 se reanudaron las relaciones diplomáticas con Cuba, suspendidas desde 1981, y en noviembre se firmó el tratado de delimitación marítima con Jamaica. En marzo de 1994 se aprueba la adhesión del país al Protocolo II del Convenio de Ginebra de 1949. El convenio trata sobre los Derechos Internacionales Humanitarios de los países que se encuentran en conflicto armado.
Durante las elecciones presidenciales celebradas en mayo y junio de 1994, resultó elegido presidente Ernesto Samper Pizano, del partido Liberal. Fue la primera vez en la historia del país, que se recurre a la segunda vuelta electoral, dado que ninguno de los aspirantes obtuvo el 50% más uno, de los votos, en la primera vuelta. El gobierno de Samper propuso una política social que frenara la apertura económica y la imposición del modelo neoliberal, pero se vio cuestionado por la supuesta introducción de dineros provenientes del narcotráfico en su campaña electoral y que dio lugar al sonado proceso 8.000
A partir de los años 90 el auge de la economía del narcotráfico hace que las guerrillas en crisis ideológica, tras la caída del socialismos en la URSS, se coloquen la servicio de los carteles de la droga y se conviertan en organizaciones muy fuertes que aspiran a controlar regiones del país y a buscar una negociación con el Estado, para ello recurren al secuestro de policías soldados y miembros de la clase política con el apoyo soterrado de países como Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Cuba entre otros.
Durante el gobierno de Andrés Pastrana se inicio una fase en los diálogos con las guerrillas y se le concedió a las FARC una zona de despeje en la región del Caguan al sur del país, donde dicha organización concentró sus efectivos militares e inicio unos diálogos de paz que no tuvieron un final feliz y el país presencio la consolidación de las FARC en una amplia zona del país, que fue retomada a medias por el ejercito cuando se anuncio el rompimiento de los diálogos y una nueva esperanza de paz truncada para Colombia. Ya por esta época las FARC se muestran como una organización fuertemente vinculada al tráfico de drogas, lo cual las fortaleció económica y militarmente.
Esta situación, el recrudecimiento de la violencia y el terrorismo allanaron el camino para que el ex gobernador de Antioquia Álvaro Uribe Vélez propusiera una política de seguridad democrática que lo llevaría al poder con una de las votaciones más altas en la historia colombiana. Ya en el poder Uribe inicia su plan de lucha contra la subversión, incrementa la extradición de capos del narcotráfico y plantea una desmovilización de las fuerzas paramilitares. El proyecto Uribista plantea la reelección del Presidente y este logra un segundo mandato del año 2006 a 2010
El 23 de julio de 2007 cuatro jefes paramilitares "Salvatore Mancuso", "Adolfo Paz", "Diego Vecino" y "Jorge 40", se reunieron en Santa Fe de Ralito (Córdoba) con 28 personalidades de la vida pública y política de la Costa Caribe. El resultado de las conversaciones fue un documento "confidencial y secreto" de 3 paginas que dice "hoy nos confiere la irrenunciable tarea de refundar nuestra patria, de firmar un nuevo contrato social", este acuerdo lo hizo publico a finales de noviembre de 2006, el senador Miguel Alfonso de la Espriella y dio origen al escándalo de la parapolítica que sacude al segundo gobierno de Uribe Vélez y donde se evidencian los nexos de la clase política y el gobierno con los grupos paramilitares que operaban en las diferentes regiones de Colombia.
El paramilitarismo
Durante la década de los 70 aparecen los grupos de autodefensa o paramilitares con el apoyo del gobierno nacional y grandes gremios económicos como ganaderos y terratenientes con el objetivo de poder fin a la violencia en el país y combatir a los grupos guerrilleros de inspiración marxista como las FARC, ELN, EPL Y M-19 principalmente. En Efecto, para enfrentar la amenaza de los insurgentes y cortar el apoyo generado entre diversos sectores sociales, el gobierno nacional con el apoyo de algunos gremios económicos como ganaderos y terratenientes impulso la formación de grupos armados conocidos como autodefensas o paramiltares
Estos grupos armados empezaron a operar en zonas de marcada influencia guerrillera y actuaban con la "complacencia de la fuerza publica" y en su accionar contra la guerrilla se fueron convirtiendo en protagonistas del conflicto irregular que azotaba a campos y ciudades colombianas. Con el auge de la economía del narcotráfico los grupos paramilitares vieron aumentar su poder y riqueza convirtiéndose en una poderosa organización criminal que controlaba extensas zonas del territorio nacional e incidía cada vez más en la vida económica, política y social de las mismas.
Bajo el mando de Carlos Castaño Gil las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se proclaman como una organización nacional de resistencia civil de armas, militar y políticamente enfrentan a la subversión (guerrillas) en diferentes zonas del país. Políticamente enfrentan al Estado en demanda de eficiencia, probidad, asistencia y estricto cumplimiento del mandato delegado por el pueblo.
A comienzos de los ochenta, algunas organizaciones logran que el gobierno de Belisario Betancurt acepte discutir sobre una salida negociada al conflicto. A partir de ello, las FARC participan en la creación de un partido político, la Unión Patriótica (UP), el cual debería tomar su lugar en la vida constitucional y democrática de llegar las negociaciones a buen término. Paralelamente, mientras el gobierno decía querer la paz, se implementaba la "guerra sucia" contra dirigentes populares, sindicales y campesinos. Así empezó uno de los matrimonios de conveniencia más sanguinarios de la reciente historia política colombiana. En medio de ello, el Ejército produce otro "Reglamento de combate de contraguerrillas" (EJC 3-10, Reservado, 1987), el cual dividía a las fuerzas subversivas en dos: " población civil insurgente y grupo armado", donde "La población civil por lo tanto es uno de los objetivos fundamentales de las unidades del Ejército".
Con el paso del tiempo el paramilitarismo se consolida como el fruto de una relación de narcotraficantes, militares descarriados de ideología fascista, terratenientes y campesinos organizados contra los abusos de la guerrilla en especial las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). En su lucha, las autodefensas combaten a los grupos de guerrilleros y les disputan el control de zonas importantes como Urabá, Córdoba, sur de Bolívar, el Catatumbo, etc. Su accionar se asocia con la realización de masacres y asesinatos de supuestos "colaboradores de la guerrilla".
Desde la segunda mitad de la década de 1980 se hizo más evidente el peso del negocio de la droga en el corazón económico del país, lo que se hizo visible la conformación de la narcoburguesia, con presencia directa en las principales decisiones de la vida nacional. Fue así como durante la década de los ochenta los paramilitares se fortalecen con el narcotráfico dando lugar a la narcoburguesia propietaria de un capital, así fuese de origen mafioso o no y a propietarios de las mejores tierras y grandes extensiones, dando curso a la mas criminal contrarreforma agraria, que como resultado del conflicto hizo que masas de campesinos abandonaran sus tierras y éstas pasaran a manos de los actores armados y sus testaferros.
Para mediados de los años noventa el "terrorismo de Estado", sirviéndose del paramilitarismo llamado "sicariato", "escuadrones de la muerte" o cualquiera de los tantos nombres que se le ha dado para ocultar su real rostro, había asesinado y desaparecido unos 25 mil miembros de la izquierda y personalidades progresistas. Con esto la fuerza del paramilitarismo se dirigió no solo a acabar con la guerrilla y sus colaboradores, sino a participar en el negocio de las drogas y a incidir en el curso de la vida política nacional apoyando a diferentes candidatos locales (para alcaldías y gobernaciones) así como a candidatos a diferentes corporaciones publicas (concejos municipales, asambleas departamentales, Cámara de Representantes y Senado de la República)
El gobierno por su parte guardó silencio y fortaleció los llamados grupos paramilitares los cuales se convirtieron en fuertes organizaciones que en su afán por acabar con la guerrilla se convirtieron en grupos de control de las actividades del narcotráfico y al entrar en conflicto con el Estado plantean una desmovilización que terminó por evidenciar sus nexos con la clase política del país.
Fue así, que con la llegada al poder de Álvaro Uribe Vélez se planteo una política de desmovilización, entrega de armas e incorporación a la vida ciudadana de los miles de combatientes agrupados en los diferentes bloques de las llamadas Autodfensas Unidas de Colombia AUC. Este proceso dado tras la presunta muerte del Líder paramiltar Carlos Castaño Gil puso en la escena nacional a personajes como Salvatore Mancusso, Jorge Cuarenta y otros jefes paramilitares desmovilizados quienes iniciaron un proceso de sometimiento a la controvertida Ley de Justicia y Paz
El paramilitarismo constituye una de las mayores afrentas sociales violatorias de los derechos humanos y en particular del Derecho Internacional Humanitario, debido a que su blanco de ataque son las masas populares, las organizaciones sociales y dirigentes de oposición democrática revolucionaria al Régimen, puesto que presume que algunos de sus miembros son proclives o tienen nexos con la insurgencia armada.
Uno de los métodos más infames de la estrategia paramilitar, consiste en aniquilar totalmente o lograr el desplazamiento forzado, mediante el terror y la intimidación de poblaciones enteras, en aquellas zonas en las cuales no basta el asesinato selectivo de dirigentes o personas que considera desafectos al programa político uribista y se requiere de un dominio hegemónico económico, político y militar total para sus huestes
Las negociaciones tienen como fin el indulto a los paramilitares, lo que les permitiría reintegrarse en toda legalidad dentro de uno de los tantos aparatos que se están creando (informadores, milicias campesinas, etc.) y así continuar con su "trabajo". A casi nadie parece importar el que serían los primeros "terroristas" y narcotraficantes en recibir tal beneficio. El indulto no lo merecen jurídicamente, pues al reconocer que su "lucha" es en defensa de las instituciones estatales "organización parasistema", dicen sus jefes, y al ser parte esencial de una estrategia contrainsurgente, no pueden adquirir status político.
El gobierno del presidente Uribe Vélez se siente firme en sus decisiones. Pero ante todo tiene el respaldo de la administración Bush, quien permitió que los aportes para la llamada lucha antidrogas, en el cuadro del Plan Colombia, sean utilizados para combatir a la guerrilla.
Dentro del proceso de desmovilización de los grupos paramilitares las negociaciones tienen como fin el indulto a mismos, lo que les permitiría reintegrarse en toda legalidad dentro de uno de los tantos aparatos que se están creando (informadores, milicias campesinas, etc.) y así continuar con su "trabajo". A casi nadie parece importar el que serían los primeros "terroristas" y narcotraficantes en recibir tal beneficio. El indulto no lo merecen ni ética ni jurídicamente, pues al reconocer que su "lucha" es en defensa de las instituciones estatales y al ser parte esencial de una estrategia contrainsurgente, no pueden adquirir status político.
El país estuvo a la expectativa de las declaraciones de los ex-jefes paramilitares Salvatore Mancuso, Jorge Cuarenta y otros detenidos en las cuales se sigue vinculando a políticos, ganaderos, militares y demás personalidades de la vida nacional cercanas al actual gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez, quien se muestra interesado en que al país se le diga la verdad y poder sacar así en buen termino el proceso de paz iniciado con las AUC y la aplicación de la nueva ley de Justicia y Paz. La extradición a Estados Unidos de los detenidos acogidos al proceso abre una nueva expectativa, pero aun no se avizora una solución al grave conflicto y una verdadera reparación al daño causado en miles de familias víctimas de los grupos paramilitares.
La globalización
En los últimos tiempos se ha puesto de moda el término "globalización" para hacer alusión al proceso político, económico, social, cultural y ecológico que está teniendo lugar actualmente a nivel mundial, gracias al cual cada vez existe una mayor interrelación económica entre los diferentes países, por alejados que estén, siempre bajo el control de las grandes empresas multinacionales. Un mundo donde con solo dar click en el computador nos podemos conectar con cualquier persona en el mundo, se puede comprar en el hipermercado un producto que viene de muy lejos, o acceder a las más variadas formas de entretenimiento virtual.
La globalización como hecho complejo que caracteriza al mundo de hoy, tiene que ver con la articulación de un sistema económico liderado por las empresas multinacionales, la extensión de los medios de comunicación y la implantación de una cultura uniforme para todos los países que integran la llamada "Aldea Global". Para poder entender hacia donde vamos, hacia donde se dirigen las sociedades capitalistas del nuevo milenio hay que entender en todas dimensiones el fenómeno globalizador.
El fenómeno de la globalización es la etapa culminante del capitalismo y como todo acontecimiento social posee un ciclo de vida que se acrecentó hacia los años 70 del siglo pasado, cuando se fue acrecentando el poder de las grandes corporaciones y su influencia se extendió por todo el planeta, hoy parece estar en todo su apogeo.
La globalización puede ser entendida como la "extensión" y profundización de un proceso de internacionalización de la economía en el campo empresarial e institucional, que abarcando los flujos de capital, comercio y personas se ha acentuado en las tres ultimas décadas, aprovechando la alta velocidad del cambio tecnológico en la actualidad.
Pero de modo mas cotidiano la globalización implica que cada vez más ámbitos de la vida son regulados por el "libre mercado" y la ideología neoliberal se aplica en casi todos los países con mayor intensidad y las mega corporaciones consiguen cada vez más poder a costa de los Estados y los pueblos. Los Estados-Nación, antes muy fuertes, ahora van jugando un papel cada vez menos importante como reguladores de las actividades económicas que tienen lugar en su territorio, las fronteras de los países se diluyen ante el avance de los flujos de capital y las empresas multinacionales cada vez influyen mas en las decisiones de los gobiernos e imponen sus técnicos y burócratas en los altos puestos.
No cabe duda que el avance en los medios de comunicación con el internet a la cabeza nos envuelve en un constante bombardeo de información y transformaciones en todos los sentidos: culturales, económicos, sociales y políticos, en donde el dominio de las finanzas está por encima de la producción y las corporaciones transnacionales o globales tienen un poder influyente sobre los Estados. Ya no se habla de grandes potencias mundiales, se habla de compañías que se pelean y se reparten el mundo a su antojo para obtener materias primas y conquistar mercados para sus productos
Las compañías globalizadas se fusionan para obtener capital y poder competir unas con otras. La reubicación de las industrias está motivada por factores que les facilitan reducir sus costos, como lo son los laborales, que en los países subdesarrollados existe un desnivel que no existe en los que se encuentran desarrollados, al igual que los costos impositivos (los impuestos que deben pagar de las ganancias) son menores debido a las exenciones de estos que les son otorgados a las zonas francas y también los costos ambientales en donde en países desarrollados podrían verse limitados por las fuertes medidas que rigen a través de los tratados de integración.
Algunos ven en la globalización un aspecto positivo de la expansión del capitalismo mundial que redunda en mejor calidad de vida en la medida que la prosperidad económica se extiende a varios estados y cada vez es mayor el numero de personas que tienen acceso a un nivel de vida mas confortable: se puede disponer de múltiples elementos de consumo, se accede a mejores y sofisticados aparatos electrónicos, aumenta la seguridad privada, se puede escoger el mejor colegio privado o universidad para llevar los hijos, a que sistema de salud privado acudir, en que fondo de de pensiones invertir, e incluso desde la propia casa acceder a través del computador a una maravilloso mundo de información entretenimiento y compras.
Se dice que el momento actual de globalización no es mas que la intensificación, y la profundización de una de las características principales del capitalismo y su internacionalización, en la búsqueda de ser "sistema mundo", que pudiera estar originalmente centrada en el momento de la expansión colonial española, holandesa, portuguesa y europea en general, y esa primera mundialización de los mercados derivada de la generación del transporte marítimo y posteriormente de otros medios de transporte. En esa secuencia histórica el fenómeno de la globalización actual seria un segunda Revolución al interior del capitalismo, en el cual el intensifica el tiempo y el espacio a través de la creación de nuevas normas de energía potenciando tecnológicamente un nuevo lugar a la productividad y a la ganancia capitalista.
En ese sentido, la globalización es entendida como un nuevo estadio del desarrollo del capitalismo, en lo cual su característica principal es la transformación de las fuerzas productivas y por tanto la modificación de las relaciones sociales, intensificando también sus características de exclusión y de monopolización del capital (Marco Raúl Mejía, 1999).
Sin embargo, en países como Colombia esta manera de vivir holgadamente disfrutando de la globalización es un privilegio de una minoría muy reducida, la gran mayoría de la población vive en estado de pobreza y miseria y parece que el efecto de la globalización termina por ahondar la brecha entre pobres y ricos, en el fondo la prosperidad económica de la globalización es puro cuento, es una historia con final feliz que nos quieren hacer creer y que tiene muy poco que ver con la realidad de los colombianos, dado que la inmensa mayoría de los habitantes del país no entra dentro del sistema de consumo y mercado global , puesto que sus ingresos no le permiten ser consumidor y por el contrario si entran a engrosar las estadísticas de los 30 millones de personas que mueren de hambre en el mundo.
Para un país como Colombia la globalización a medio plazo, puede beneficiar a algunos y perjudicar a otros al darse un aumento de empleo, transferencia tecnológica y calidad y precio de bienes y servicios, así como una mayor exigencia por desarrollar instituciones educativas, sociales y políticas que mejoren la productividad y la institucionalidad.
Se pueden asumir dos grandes acciones frente a la globalización: el de hacer un esfuerzo enorme por desarrollar y copiar tecnologías sofisticadas para la exportación de bienes, o. hacer que el país simplemente abra sus fronteras a la inversión extranjera en desmedro de empresas nacionales privadas y estatales.
Es una realidad que la nueva tendencia globalizadora obliga a obtener una mejor preparación en todos los sentidos para estar a la vanguardia de los nuevos tiempos y ser mas competitivos en todos los ordenes. El momento actual obliga a estar más preparados para los cambios que se van a seguir presentando día tras día. En un país como Colombia donde hay muy pocas ventajas competitivas, se debe hacer un esfuerzo aún mayor por prepararse, ser más cualificados mentalmente, ya que la globalización es una clara tendencia de los países desarrollados a la reubicación de sus industrias en los no desarrollados, para reducir así sus costos de mano de obra, que normalmente tienen un costo más bajo. Hay que prepararse más, aprender a relacionarse sin importar el idioma (en estos tiempos es necesario saber más de dos idiomas), ni las fronteras (es imprescindible aprender a utilizar Internet y la tecnología de vanguardia) y ser más competitivos (el producto mejor, a menor precio es el que mejor se vende).
Es en este contexto donde cobran participación los grupos sociales a modo de colectivos alternativos que se convierten en foco de resistencia a la globalización y el neoliberalismo, pero para que dicha resistencia sea verdaderamente efectiva y pueda tener algún eco entre la sociedad colombiana es necesaria que las formas de acción sean unitarias y coordinadas, siempre dentro del respeto de la autonomía de cada sector social.
En nuestro país la globalización se puede asumir como un fenómeno que repercute en todos los órdenes de la vida nacional y que deja sentir sus efectos en la economía y la cultura fundamentalmente, la entrada de nuevas mercancías y el establecimiento de nuevas empresas extranjeras, ponen en manos de los consumidores una amplia gama de productos de diversa calidad que altera el ritmo de los mercados y en ocasiones perjudica los productos de la industria nacional que no puede competir en precios no obstante su buena calidad.
En el plano cultural los valores, creencias y tradiciones surgidos en el contexto colombiano a lo largo del proceso de mestizaje colonial y de época republicana se ven amenazados por las expresiones culturales que llegan al país a través de los medios de comunicación masiva: internet, tv satelital, cine.ete, y que rápidamente son acogidos por los sectores juveniles y se van posicionando dejando de lado o en segundo plano lo que nos ha identificado como cultura mestiza americana para dar paso a una cultura clonada que nos convierte en una especie de pueblos de segundo orden en el conjunto de la nueva cultura globalizada, neoliberal y excluyente.
En síntesis para un país como Colombia la globalización puede ser benéfica o perjudicial según se le mire desde diferentes ópticas: El país puede ampliar los niveles de dependencia con respecto a las potencias extranjeras, ahora representadas por las empresas multinacionales o iniciar un proceso de modernización que coloque a nuestro aparato productivo en condiciones de competir con otras economías. Es indudable que la brecha tecnológica es el talón de Aquiles o cuello de botella y punto álgido donde la globalización pareciera dejarnos relegados.
Hay que dejar de ser simples consumidores de tecnología y productos elaborados en el exterior e iniciar procesos educativos de calidad que fomenten la creatividad y desarrollen el talento humano que ahora gracias al internet y las comunicaciones puede acceder a amplios volúmenes de información.
Finalmente, dejemos las palabras de un experto en globalización como Drucker (1993:181-182) quien señala que "Aunque la economía mundial seguirá siendo una economía mercado y conservará las instituciones propias del mercado, su sustancia ha cambiado ya radicalmente. Si es un "Capitalista", es el "capitalismo de la información", lo que domina. Las industrias que han ocupado el centro de la economía en los últimos cuarenta años, tiene como negocio la producción y distribución de cosas. El verdadero producto de la industria farmacéutica es el saber; las píldoras y las pomadas no son más que la envoltura del saber. Tenemos las industrias de telecomunicaciones y las que producen instrumentos y equipos para procesar información; computadores, semiconductores y soportes lógicos, tenemos los productores y distribuidores de información; Películas, programas de televisión, vídeos, CD ROM, etc".
Desde la aldea de los muiscas hasta la aldea global de hoy, Colombia ha tenido una importante presencia histórica que compromete a cada uno de sus pobladores a construir una sociedad más equilibrada y justa, donde la paz soñada empiece a ser vivida por todos y seamos reconocidos por nuestra multifacética cara, que hoy quiere limpiarse de tanta sangre derramada en las interminables luchas de su día a día, pero que en medio de banderas tricolores celebro su bicentenario de las independencias no logradas en los últimos 200 años, pero que llena de optimismo a propios y extraños que ven aquí un espacio y unas gentes capaces de levantarse del dolor para sonreír, cantar y bailar alegremente.
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REVISTA Semana. (Varios números)
VARIOS. Colombia al filo de la oportunidad. Santafé de Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio, 1994
VARIOS. Un mundo Jamás imaginado. Bogotá: Santillana, 1992
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Autor:
Javier Pena
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