En el momento de su confirmación Miranda como acostumbraba hacerlo con todos los que recibían ese honor, le tomó a Bolívar el juramento siguiente: "Yo no reconoceré por gobernantes legítimos de mi Patria sino a los elegidos por la libre y espontánea voluntad del pueblo; y siendo el sistema republicano el más aceptable al Gobierno de las América, emplearé todos los medios que estén a mi alcance para hacerlo admitir a sus habitantes". Este juramento que hizo Bolívar en el momento de recibir su confirmación de Maestro, es el quinto voto que exigía Miranda a los masones que llegaban a esa cumbre del simbolismo.
Esta versión publicada por el historiador Américo Carnicelli, fue confirmada por el masón y prestigioso historiador argentino Bartolomé Mitre, en su libro sobre la organización de los 'Caballeros Racionales".
Miranda, con la gran personalidad que tenía, a la Logia "la Gran Reunión Americana", que funcionaba en Londres, le había impuesto algunas modalidades ajenas al ritual masónico. Por ese motivo, algunos escritores venezolanos, han tratado de cuestionar la autenticidad masónica de la confirmación de Maestro, que recibió Bolívar.
Otros escritores, han llegado al exabrupto de dudar de que Miranda fuera masón, lo cual además de ser un chocante irrespeto a la memoria de uno de los hombres más grandes que dio América, es una falacia para arrojar sombras sobre el pasado de la masonería venezolana, que tiene en Miranda no solo a su máximo mentor, sino al Padre de la Masonería Latinoamericana.
Bolívar, permaneció en Londres hasta el 25 de septiembre de 1810, fecha en que emprendió regreso a Venezuela en la corbeta "Saphire". Miranda lo haría después el 10 de octubre en el barco "Avon".
EL GRADO 33
En los últimos años han aparecido evidencias sobre la alta jerarquía masónica del Libertador Bolívar, la cual no se limitó al Grado de Maestro, sino que llegó a la cúspide del escocismo, que es el Grado 33°.
El Libertador Bolívar, en 1923, habla logrado indiscutible prestigio continental. Su nombre ocupaba con frecuencia la primera plana de los diarios más acreditados de los Estados Unidos, Inglaterra y Francia.
Una persona con esa bien ganada fama, siempre es merecedora de los más altos homenajes, principalmente de instituciones como la masonería que rinde culto permanente a los valores morales e intelectuales del hombre. Por eso no tiene nada de raro que el escocismo le haya otorgado los más elevados Grados Filosóficos, como hoy lo hacen las Universidades con los títulos de "Doctores Honoris Causa", con los personajes ilustres.
En el Museo Masónico de Nueva York, junto con muchas de las reliquias masónicas de los héroes de la Independencia de las América, se exhiben el mandil y el collarín del Libertador Bolívar, con los ornamentos propios del Grado 32°, Al respecto señaló un erudito masón norteamericano en una revista de la Gran Logia de Nueva York, que en los agitados años de la guerra de la Independencia, los grandes jefes, acumularon tal suma de poderes, que era perfectamente natural que les confirieran de un solo viaje los más altos grados del escocismo.
El Libertador Bolívar, no sólo era insigne héroe militar, sino extraordinario político, gran estadista, literato y pensador. Tenía méritos sobrados y brillantes para llevar en el pecho el collarín del Grado 32°. Por eso se explica que en el Museo Masónico de Nueva York, estén las referidas reliquias masónicas del Libertador.
Pero el historiador masónico venezolano, Celestino B. Romero, llegó más lejos. Después de una exhaustiva investigación, consiguió reunir suficientes pruebas, para informar en un libro que al Libertador Bolívar le fue otorga- do el Grado 33°, o sea el último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
Celestino B. Romero, fue Gran Maestro de la Gran Logia de la República de Venezuela y Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33° para la República de Venezuela. Estudioso y dedicado a la investigación de la historia masónica, tenía acceso a los archivos de la Orden donde se guardan viejos y desconocidos papeles, algunos con antigüedad de más de 170 años.
En una de sus visitas al vetusto archivo, hizo un sensacional hallazgo. Encontró un amarillento documento que revela que en el año 1823, llegó a Caracas el l:. y P:. H:. José Cerneau, alto dignatario del Supremo Consejo de los Estados Unidos, con la misión expresa de conferir los máximos honores a los masones que se distinguieron en la lucha por la libertad de la Gran Colombia.
El I:. y P:. H:. José Cerneau, investido de amplios poderes, en nombre del Soberano Gran Consistorio de Jefes de la Alta Masonería de los Estados Unidos, según consta en el Boletín del Archivo Nacional en su número 2, publicación que dirigía el prestigioso historiador Vicente Dávila, en el mes de abril de 1824, instaló en diversos cuerpos a los siguientes Masones Grados 33°; Diego Bautista Urbaneja, Carlos Soublette, Andrés Narvarte, Lino de Clemente, Manuel M. Quintero, José de España, Vicente del Castillo, J. Porfirio Iribarren, José Marra Pelgrón, José Manuel Landa, Francisco Vicente Parejo, José Gabriel Lugo, José Manuel Morales, Santiago Mariño, Tomás José Sanabria, Marcelino de la Plaza, Felipe Estévez, José Remigio Martín, Ramón Landa, José Marra Lovera, Gerónimo Pompa, José Manuel Rivero, Manuel Cala, Juan José Cande, Francisco Carabaño, Judas Tadeo Piñango, Juan Bautista Monserrate, José Marra Ponce, Joaquín Tellechea, Manuel Vicente Huizi, Juan Maimó, José Santiago Rodríguez, Simón Bolívar, Rafael Lugo, Francisco Conde, José Manuel Olivares, José Cordero, Carlos Cornejo, José Marra de Rojas, Antonio Febres Cordero, José Marra del Castillo, Andrés Caballero, Juan M. Barry, George Woudwery, Leonardo Jiménez, José Tadeo Monagas, Diego Vallenilla, Manuel Maneiro, José Francisco Bermúdez,
José Antonio Páez, Juan Bautista Arismendi, Manuel López de Umérez, Francisco Aranda, José Austria, Leonardo de Lorenzy, Matras Padrón, Rafael Guevara, Manuel Echeandía, Juan Escalona, Valentín Osío, José Manuel Gonell, Santos Michelena, José de Lima, Pedro Gual, Carlos Padrón, José Grau, Miguel Vargas, Esteban Escobar, Manuel Muñoz, Rafael Urdaneta, Ramón Machado, Agustín Armario, Tomás Yánez, Andrés Torrellas, Pablo de Michelli, Fernando Peñalver, Pedro Briceño Méndez, Rafael Hermoso, Juan Bautista Dalla Costa, José Freyres y José Blanco (Presbítero).
De acuerdo con esta lista publicada en abril de 1824 en el Boletín del Archivo Nacional y corroborada por las investigaciones que llevó a cabo el I:. y P:. H:. Celestino B. Romero, el Libertador Bolívar, si obtuvo el Grado 33°.
EL HEROE
Cuando llegó el 5 de julio de 1811, día en que el Congreso de la Provincia de Venezuela firma el Acta de la Independencia, Bolívar y Miranda a través de la Sociedad Patriótica, constituida por masones, presionaron para que los indecisos se pronunciaran por la emancipación. En momentos cuando la duda parecía apoderarse del Congreso, Bolívar, enardecido gritó: "Trescientos años de esclavitud no bastan?".
El 11 de julio, se produjo en Los Teques, la primera rebelión de los realistas, a los gritos de: "Viva el Rey y la Santísima Virgen del Rosario!". Días más tarde estalló en Valencia otro golpe contrarrevolucionario. El Marqués del Toro fue comisionado para someter la sublevación, pero le fue tan mal, que el General Francisco de Miranda tuvo que acudir en su ayuda.
A fines de 1811, el isleño Domingo Monteverde, oscuro oficial de Marina, pero feroz y lleno de odio contra la joven República, organiza un ejército y entra a Carora. El 26 de marzo de 1812, ya cuando la contrarrevolución de los españoles había tomado cuerpo, sacude gran parte del país un violento terremoto, que es utilizado por el clero reaccionario para decir a la asustada gente que era un castigo de Dios por haberse rebelado contra la autoridad del rey español.
Fue entonces cuando Bolívar demostró su pasta de Líder, replica: "el cielo nada tiene que ver con nuestro movimiento para libertarnos del poder español… Si se opone la naturaleza, lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca!".
Los acontecimientos se precipitaron y la lucha por la independencia se generalizó en todo el país. El realista Monteverde avanza incontenible. El ejército patriota, indisciplinado, sin instrucción y carente de armamento, bajo el mando de Miranda, poco puede hacer para detener la ofensiva española.
Bolívar es el jefe de la importante plaza de Puerto Cabello, pero la traición echa por tierra a sus planes. Monteverde sigue avanzando y para no ser copado por los realistas, Bolívar, escapa a La Guaira por el mar.
Miranda, entre tanto, con sus 62 años de edad a cuestas, para evitar que Monteverde ahogue en sangre a Caracas, después de la traición del mantuano Casa León y tras de recibir la aprobación de la Junta Nacional, negocia con los realistas la capitulación.
Pero los chismes y las intrigas de los mantuanos, presentan a Miranda como "entreguista" en la última semana de julio de 1812. Un traidor, Manuel María de las Casas, el comandante de La Guaira que colaboraba con Monteverde y el licenciado Miguel Peña, finalmente persuadieron a Bolívar ya un grupo de oficiales, sobre la "culpabilidad" del viejo general caraqueño.
Bolívar, Chatillón y Montilla fueron los encargados de hacer preso al generalísimo, quien después fue entregado a los españoles. Bolívar logra embarcar para Curazao, de donde partió a Cartagena. Rápidamente consigue recursos y gente, para luchar en la zona del Magdalena, hasta llegar a Tunja. En mayo de 1813, convence al Gobierno de la Nueva Granada para que lo ayude a combatir a los españoles de Venezuela.
Entra triunfalmente en Mérida y el 15 de junio, en Trujillo, proclama la guerra a muerte, como respuesta a los horrores cometidos por los realistas.
Peleando con indescriptible ardor se abre paso a Caracas, destruyendo tropas españolas bien pertrechadas. Esa titánica operación bélica que duró noventa días, es la que se conoce en la historia con el nombre de "Campaña Admirable". En Caracas, es aclamado Libertador, y continúa luchando con éxitos y fracasos, como la famosa batalla de Araure.
En 1814, el sanguinario Boves, al mando de llaneros, negros y mulatos, enloquecidos por la sed de sangre, había convertido en un infierno a gran parte del territorio venezolano. A Bolívar le tocó combatirlo en las dos batallas de San Mateo y en la primera batalla de Carabobo. En junio de 1814, Boves triunfa en La Puerta y avanza hacia Caracas. Perseguido por las hordas realistas, Bolívar se retira al Oriente. En Aragua sufrió un revés ante las fuerzas de Morales. Llega a Barcelona y con sus tropas diezmadas sigue a Cumaná y Carúpano, embarcándose finalmente rumbo a Cartagena, el 25 de septiembre de 1814, acompañado de Santiago Mariño.
En Tunja, el Congreso le tributó cordial recibimiento, otorgándole amplios poderes para la campaña de Santa Fe de Bogotá, que estaba en poder de los realistas. Expulsa a los españoles de esa ciudad y avanza sobre Santa Marta, para desalojar a los realistas. Entre tanto una nueva expedición militar llegó de España a Venezuela, aumentando los sufrimientos de los patriotas.
Bolívar, de Colombia se trasladó a Jamaica, donde escribió la célebre "Carta de Jamaica", en la cual hace un certero análisis de las causas de la derrota y de lo que debe hacerse definitivamente para lograr la libertad.
En Jamaica, Bolívar, desarrolló una laudable actividad intelectual y de organización para la nueva campaña militar en Venezuela. Uno de sus grandes colaboradores fue Luís Brión, más tarde Almirante de Colombia. El gobierno británico lo obligó a salir de Jamaica. Marchó entonces a Haití, donde encontró la fraternal acogida del Presidente Alejandro Petión, quien lo ayudó a regresar a Venezuela. En 1815, Bolívar llegó a Margarita y de allí al mando de una expedición, donde Santiago Mariño, era el segundo jefe, partió a Carúpano, siguiendo después a Ocumare de la Costa.
Proclamó la cesación de la guerra a muerte, el perdón de los españoles que se rindan y la libertad de los esclavos negros, cumpliendo así una promesa hecha a Petión.
Volvió a Haití por segunda vez y regresó a Venezuela en enero de 1817, llamado por Brión y Arismendi. Reorganizó el ejército patriota en Oriente y se instaló en Guayana, donde hizo una estrecha amistad con el entonces coronel Antonio José de Sucre.
Angostura, hoy Ciudad Bolívar; era la capital del Gobierno Revolucionario. Desde allí escribe a los revolucionarios de Argentina, Perú, Nueva Granada y entra en contacto con José Antonio Páez, que había tomado el control de los llaneros. Por esos días uno de los jefes patriotas, el general Piar trata de levantarse contra la autoridad de Bolívar, quien para mantener la disciplina del ejército se vio en la necesidad de ordenar su fusilamiento.
Desde Guayana, Bolívar entró a Calabozo, derrotando al general español Morillo. Ocupó los valles de Aragua, pero volvió a ser derrotado en La Puerta. Sin embargo, infatigable, volvió a Angostura, reorganizó el ejército, nombró su Gabinete y hasta se dio tiempo para fundar el periódico "El Correo del Orinoco". Seguidamente convocó el Congreso de Angostura y dirigió su proclama a los neogranadinos.
La Legión Británica aumentó las fuerzas de Bolívar. Entonces cruzó Los Andes para libertar a Colombia. Con tropas cansadas, mal vestidas y peor alimentadas, derrotó a los españoles en la Batalla de Boyacá, considerada por todos los historiadores como proeza militar y modelo de estrategia. Eso sucedió el 7 de agosto de 1819.
El Congreso de Colombia, agradecido confirmó a Bolívar como Jefe Supremo del Ejército y lo eligió Presidente de la República. El 17 de diciembre de 1819, su proposición para la unión de la Nueva Granada y Venezuela, fue aceptada por el Congreso.
En enero de 1820, Bolívar proclamó en Bogotá la creación de la Gran Colombia. En diciembre de ese mismo año, Bolívar se encontró con éste en la villa de Santa Ana, del Edo. Trujillo para firmar un armisticio, luego Morillo se retiró a España, dejando al general La Torre, como jefe del Ejército Español.
Cuando Maracaibo se adhirió a la revolución de la independencia, el general La Torre, creyó que se había roto el armisticio firmado por Morillo, decidió entonces hacer de nuevo la guerra al ejército de Bolívar.
El choque inevitable se produjo en la llanura de Carabobo, el 24 de junio de 1821, a las once de la mañana. Otra vez demostró Bolívar su gran capacidad de guerrero y genio organizador. Con la ayuda de los Llaneros de José Antonio Páez y de la Legión Británica, derrotó al ejército español. Con esa batalla quedó sellada la independencia de Venezuela.
Después de la liberación del Ecuador, surgió el problema de Guayaquil. El general argentino, José de San Martín, que había libertado Argentina y Chile y dominado parcialmente el Perú, con el titulo de Protector, deseaba que la provincia de Quito sea anexada al Perú. Bolívar que tenía el sueño de la Gran Colombia, rechazó esa idea. Luego de infructuosas negociaciones diplomáticas, Bolívar y San Martín decidieron entrevistarse en Guayaquil. Ambos luchaban por la independencia americana, pero tenían concepciones diferentes sobre la organización de los pueblos liberados.
En Guayaquil, Bolívar demostró su gran talla de político y diplomático. Fraternalmente, pero con argumentos contundentes, convenció a San Martín sobre la conveniencia de que las provincias de Quito y Guayaquil formen parte de la Gran Colombia.
Después de la entrevista de Guayaquil, Bolívar predicó la necesidad de una gran Asamblea de los Estados Americanos, de Tratados sobre dos grandes principios: el de utipossidetis y el de arbitraje. Contento con la liberación de Panamá, habló del istmo como de "la gran vía del universo".
San Martín, había desembarcado en el Perú el 8 de septiembre de 1820 y proclamado su independencia el 28 de julio de ese mismo año, recibiendo en agradecimiento el titulo de "Protector", pero las tropas realistas seguían intactas en la Sierra. San Martín dejó el Perú en septiembre de 1822. En 1823, las tropas realistas tomaron de nuevo Lima.
La batalla de Junín, el 6 de agosto de 1824, que dirigió triunfalmente Bolívar, con su célebre carga de caballería, produjo junto con la batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824), la independencia definitiva del Perú.
Después de rehusar al Supremo poder que le ofrecieron en el Perú, Bolívar se trasladó al Alto Perú (hoy Bolivia), cuya liberación proclamó el 16 de mayo de 1825, constituyéndolo luego en República independiente el 6 de agosto del mismo año, con el nombre de Bolivia que el Congreso le puso en honor del Libertador, a quien confirió además el título de Padre de la Patria.
Bolívar, como Libertador y Fundador de Bolivia, procedió a su organización política, redactó su Constitución, estableció escuela, dictó numerosas leyes y trató de darle la fisonomía de Nación moderna.
Pero sus obligaciones en el Perú, le obligaron a entregar el mando presidencial a su amigo y colaborador, el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, quien de ese modo fue el Primer Presidente de Bolivia, ya que el Libertador actuó como su Fundador.
De regreso a Lima, Bolívar fue nombrado Presidente Vitalicio, en 1826. Sin embargo, días más tarde partió para combatir la insurrección de Venezuela. Las intrigas y las desavenencias entre Páez y Santander, produjeron graves perturbaciones. Páez quería iniciar la revuelta pero fue contenido por Bolívar, quien entró triunfalmente en Caracas, en 1827. Regresó a Bogotá en 1828 y convocó la Convención de Ocaña para abril del año siguiente. Pero la división siguió avanzando en las sombras.
El 25 de septiembre de 1828, en Bogotá, un grupo de conspiradores atentaron contra la vida del Libertador, el cual se salvó de la muerte gracias al coraje de Manuelita Sáenz.
En 1829, las intrigas empujaron al Perú contra Colombia, pero el Mariscal Sucre controló la situación en la batalla de Tarqui. La salud del Libertador desmejoraba por la vida agitada que llevaba constantemente. El 27 de abril de 1830 renunció al mando y se retiró al campo. Viajó a Cartagena con intención de embarcarse para Europa.
En esa ciudad de la costa colombiana, recibió la infausta noticia del asesinato del Mariscal Sucre, en la montaña de Berruecos, el 4 de junio de 1830.
El 10 de diciembre se agravó su salud. Habló de nuevo a los pueblos, pidiéndoles la unión. Pero el mal que le aquejaba acabó con su vida el 17 de diciembre de 1830, en la Quinta San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, Colombia, donde era atendido por el médico francés Próspero Reverend y por sus amigos devotos. Por una ironía del destino, la casa donde falleció el Libertador era del español Joaquín de Mier.
Los restos del Padre Libertador Simón Bolívar, recién fueron repatriados en 1842, y trasladados al Panteón Nacional el 28 de octubre de 1877, durante el gobierno del masón Antonio Guzmán Blanco.
PROCERES MASONES VENEZOLANOS
El Precursor Francisco de Miranda , Libertador Simón Bolívar , Simón Rodríguez, José María España, Manuel Gual, José Cortés Madariaga, José Félix Blanco, Andrés Bello, Juan Germán Roscio, José Antonio Páez, Carlos Soublette, Rafael Urdaneta, Santiago Mariño, José Francisco Bermúdez, Juan Bautista Arismendi ,Diego Bautista Urbaneja, Antonio Ricaurte, José Félix Ribas, Antonio José de Sucre, Daniel Florencio O'Leary, Gregorio Mac Gregor, José María Vargas, Santos Michelena, Antonio Leocadio Guzmán, José Laurencio Silva, Francisco Aranda, José Austria, José Tadeo Monagas, Pedro Gual, José Gregorio Monagas, Juan Manuel de Cajigal, Juan Vicente González, Juan Crisóstomo Falcón, Juan Bautista Dalla Costa, Laureano Villanueva, Lisandro Alvarado, Antonio Guzmán Blanco, Juan Antonio Pérez Bonalde, Rufino Blanco Fombona, Andrés Eloy Blanco.
JURAMENTO EN EL MONTE SACRO
El 15 de agosto de 1805, en compañía de Simón Rodríguez y Fernando Toro, Bolívar asciende a la histórica colina romana del Monte Sacro y allí, en el solemne templo de la naturaleza, el futuro Libertador, de apenas 22 años de edad, jura por la libertad de Venezuela.
El día 15 de agosto de 1805, hacia el atardecer, se produce un hecho sencillo, que ha entrado en la Historia con calidad de sublime. Simón Bolívar emprendió uno de sus largos y nostálgicos paseos en compañía de Simón Rodríguez. El lento paseo lo condujo hasta la cumbre del Aventino, el Monte Sacro de Roma. Una de las siete colinas de Roma. Caía la tarde y ya habían descansado un poco, allí en lo alto, podía admirarse en la serenidad de la tarde la ciudad a los pies del monte. Rodríguez y Bolívar se sentaron a descansar. Sus miradas recorrían el amplio paisaje que se ofrecía ante sus ojos. Admirando aquel panorama, a Bolívar le vino el recuerdo del campo y el paisaje venezolanos, y pensando en los plebeyos conducidos por Licinio hasta aquel monte, recordó a su país ansioso también de libertad y en voz alta y firme, para que le oyeran sus acompañantes, dijo:
"¿Conque este es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Trajano?. Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna…
Seguí hablando, pensando en todo lo que le inspiraba ese pueblo, que había dado para todo, menos para la causa de la humanidad. De pronto, la exaltación acumulada durante los días anteriores en el corazón de Simón Bolívar y la angustia que le produjo el recuerdo de su país natal explotaron violentamente. Con los ojos encendidos como dos llamas, se puso en pie, se aferró con frenesí a las manos de Rodríguez, cayó de rodillas y dió rienda suelta a sus pensamientos con una emoción incontenible.
"Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español".
El hermoso cielo romano, teñido con las luces rojas del atardecer, recogió y guardó amorosamente aquel gran juramento histórico que un joven criollo acababa de hacer en la cumbre del Monte Sacro y que iba a ser la divisa de toda su vida.
Tenía entonces 22 años. Y no sólo fue por el fragor de la juventud, lo que hizo hacer este juramento, sino porque así lo sentía. Estaba inspirado en medio de las alturas de la Roma milenaria.
ALGUNAS ENFERMEDADES Y LO QUE NO DICE LA AUTOPSIA. "El Parricidio de Santa Marta, Simón Bolivar asesinado" Profesor Luís Salazar Martín No pretendo pormenorizar las enfermedades del Libertador sino resaltar algunos de sus padecimientos. He consultado la obra "Ha muerto el Libertador" publicada por ediciones del Rectorado de la Universidad Central de Venezuela en 1980, así como también algunos retratos como "evidencias" parciales para, ubicar la sintomatología conocida enfatizando, por supuesto, los envenenamientos sufridos en varias ocasiones y en diferentes épocas. Es de acotar que Bolívar practicaba un excelente régimen alimentario más bien vegetariano, no fumaba, bebía muy poco y tomaba raramente café. En la medida de las posibilidades, hacía cultivar un pedazo de terreno para consumo personal pero tenía un gran defecto: no tomaba medicinas oralmente ni aún en las peores citaciones y jamás consultaba médicos sino hasta Diciembre de 1830 cuando buscó quien lo atendiera. Gabriel H. Pineda 2 cita el diario del propio Revérénd, que Bolívar se curaba a si mismo "mediante un tratado de higiene que siempre lleva consigo". En la obra publicada por la U.C.V. encontramos que, a menos de dos meses de su fallecimiento, decía El libertador: <<<"porque no hay buen medicamento para quien no lo toma, pues ésta es mi mayor enfermedad y lo peor es que es irremediable; porque prefiero la muerte a las medicinas.">>> (Pág. 451). Claro que, en condiciones normales, es una posición muy lógica en quien se sabe tener una constitución resistente y comprende que sólo la comida puede causarle daños por lo cual se ceñía a una dieta racional, según el caso. Su forma de curarse, cuando se veía en situaciones extremas era "vomitando bilis" y aún sostenía en sus últimos meses: <<<"Yo conozco y los Profesores me lo han aconsejado que debo navegar para remover mis humores biliosos y limpiar así mi estómago por medio del mareo, lo que para mi es un remedio infalible, ya que no puedo vencer la repugnancia de tomar remedio por la boca">>> (Pág. 449) Aunque dijo a Urdaneta a principios de 1830 (Pág. 449): <<<"quién sabe si yo me estoy matando por no hacerme nada y siguiendo un régimen errado">>> Pero es que El Libertador no le cabía la idea de estar siendo envenenado a pesar de la serie de males que, en poco tiempo, lo había convertido prematuramente en un anciano de 80 años, que no podía caminar sin la ayuda de un edecán o de su sobrino y acusaba al clima, a los sitios donde residía o por donde transitaba (el calor le atacaba los nervios y el frío llamaba al reuma) como causante de sus achaques pero jamás inculpaba a persona alguna, mientras su organismo se colapsaba progresivamente llegando a pesar unos 27 kilos. <<<"Yo sufría antes de bilis y contracción de nervios y ahora ha resucitado mi antiguo reumatismo; así es que cada remedio, o cada precaución que tomo para impedir el progreso de cada una de las enfermedades, perjudica a la otra muy frecuentemente">>>, Escribía desde Soledad en octubre de 1830 (Pág. 448) y a Urdaneta el 6 de noviembre: <<<"Mi mal se va complicando y mi flaqueza es tal que hoy mismo me he dado una caída formidable, cayendo en mis propios pies sin saber cómo y medio muerto">>> (Pág. 452) <<<"Mis males van de peor en peor, ya no puedo con mi vida, ni la flaqueza puede llegar a más">>> Le escribe a Montilla el 23 de septiembre (Pág. 454) mientras que el 24 (Pág. 455) le dice a Justo Peña que: <<<"Sólo los que me han visto pueden tener una idea del estado de flaqueza y de debilidad en que estoy">>> Cuando llega a Santa Marta el 1° de diciembre (Montilla envió el bergantín MANUEL de Joaquín de Mier) y tienen que llevarlo en una silla de mano. Dice el doctor Beaujón (Pág. 456) que estaba: "lívido, descarnado, con la pupila apagada parecía un cadáver escapado de la fosa" Y para colmo de males, un bendito hipo recurrente desde el 5 de diciembre. El primer envenenamiento, durante su estadía en San Cristóbal del Táchira en 1820 "curado con bebidas arsenicales" no lo denuncio como atentado; luego, en 1824 en Plativilca, Perú, sufre otro envenenamiento "combatido con el mismo tratamiento" y finalmente el definitivo en 1830, ante el cual sucumbe, pero nunca delato tales agresiones contra su integridad física como acciones premeditadas. Se han resaltado estos tres momentos (aunque dividiré sus padecimientos en cuatro partes) por las lesiones orgánicas desencadenadas y si bien soportó otras enfermedades, la intoxicación sistemática a partir de 1828, finalmente debilita sus defensas y lo hace sensible a contraer otras dolencias, llamar padecimientos viejos, manifestar síntomas de engañoso diagnóstico, permitiendo agravarse un resfriado que en menos de dos años degenera en tuberculosis mortal, que los conjurados propician por todos los medios y que ha sido expuesta y sublimada para validarla en forma irrebatible. Se podrá argumentar que El Libertador había realizado una obra gigantesca y vivido en campaña militar muchos años, tramontando páramos, atravesando ríos y quebradas posiblemente contaminadas, consumido agua y alimentos en mal estado, permanecido bajo la lluvia, el sol o a la intemperie y en lugares malsanos, por lo tanto haber contraído dolencias y enfermedades ocultas y manifiestas, e incluso insoportables padecimientos morales, pero es que los demás revolucionarios de aquella histórica gesta no se quedan atrás; algunos menos, otros más, pero que al final de cuentas, solamente Bolívar estaba físicamente acabado, destruido materialmente .a los 47 años de edad!!! Veamos, escuetamente lo sucedido al General Rafael Urdaneta: "El General Urdaneta en 1818 fue herido en la batalla de Semen lo que le ocasionó algunas molestias; en 1820 contrae reumatismo, producto de marchas intransitables en donde le tocó dormir 10 noches sobre el lodo, esta enfermedad le perturbó por más de seis años. Al terminar la guerra de independencia, después de tanto padecer, perdió el ojo izquierdo, pero pese a sus quebrantos de salud seguía al frente de sus responsabilidades. Ya para 1845 estaba muy afectado por sus múltiples quebrantos físicos, pues, un cálculo vesical, que hoy se conserva en el Museo Histórico R. Urdaneta, le causa la muerte en París el 23 de agosto de 1845 cuando tenía 56 años de edad" . De la obra publicada por la U.C.V. consulté la parte de la investigación documentada (EL LIBERTADOR ENFERMO) presentado por el doctor Oscar Beaujón a la reunión de médicos para tratar de establecer con exactitud, la causa específica de la muerte de Bolívar, documentación realizada bajo los auspicios de la SOCIEDAD VENEZOLANA DE HISTORIA DE LA MEDICINA el 27 de junio de 1963. Trabajo de equipo profesional donde abundan las frases y dictámenes técnicos, en el cual, como es evidente, el doctor Beaujón pone expresiones en boca de El Libertador. Al final de este capítulo transcribo literalmente la posición final de los galenos resaltando que todos concuerdan que en San Cristóbal y Plativilca sufre los momentos más álgidos de las enfermedades y los doctores inducen como sintomatología: "cólicos y colitis aguda febril de naturaleza amibiana" (Pág. 471). En San Pedro Alejandrino, convergen también ya que la bilis negra la definen como "heces teñidas de sangre vieja de procesos colónicos crónicos"; por supuesto, declaran al cierre (Pág. 472) a la tuberculosis como la enfermedad que lo mató. También es importante para mi estudio que apliquen a los diferentes momentos críticos, el mismo "enfoque clínico" porque San Cristóbal, Plativilca y San Pedro Alejandrino, no sólo están distantes geográficamente (Venezuela, Perú y Colombia) sino en el tiempo (1820, 1824 y 1830), y siendo los síntomas y diagnósticos similares, similares deben ser los agentes causantes. Haré ahora la división general de cuatro períodos para una mejor apreciación de los lapsos que ocuparon algunas de las enfermedades sufridas por Bolívar. |
I La primera fase abarca un periplo de unos 17 años (1803-1820) en los cuales sufre enfermedades pudiéndose descartar envenenamientos. Arranquemos del mes de enero de 1803 en que la fiebre amarilla acabó con su mujer y Bolívar, en octubre de ese mismo año, viaja a Europa llevando una vida disipada hasta el punto que: <<<".todo me aburría y fastidiaba de tal manera que todo lo que obliga a pensar en el mismo asunto, sea por solo diez minutos me fatiga la cabeza, hasta obligarme a dejar la pluma o la conversación para tomar aire en la ventana">>> (Pág. 422) (Siguiendo el relato del doctor Beaujón): <<<".pronto caí en un estado tal de consunción que los médicos declararon que iba a morir">>> Mas adelante, sin perder el hilo del trabajo que consultamos y: <<<"Superada la tremenda crisis sufrida y relatada, siguiendo exageradamente los consejos de Simón Rodríguez me dirigí en noviembre de 1806, a los Estados Unidos de América del Norte, a donde llegué el mes de enero de 1807, después de haber pasado una navegación muy desagradable por el mal tiempo y por mi mala salud, sintiéndome de calenturas">>> En Venezuela, para junio de 1807, gozaba de "Buena Salud" en su hacienda de San Mateo, Estado Aragua, donde se recupera y pasa largos meses de "tranquila" vida campestre. Cuenta con 24 años de edad. Continuamos con el 18 de diciembre de 1812 en Barrancas, hoy Colombia, ya incorporado a la lucha armada y con 29 años que: <<<"sufrí un agudo ataque de fiebres. Permanecí tres días sin conocimiento">>> y el 27 de diciembre del mismo año: <<<"volvió a atacarme la fiebre, pero esta vez no fue grave. No perdí el conocimiento">>> (Pág. 424) Es curado con reiteradas dosis de quinina. Para el 7 de enero de 1813 lo atacaron de nuevo las fiebres: <<<"temí perder el conocimiento. Lo veía todo rojo, luego pálido y temblaba de frío">>> En 1814 (Pág. 425) <<<"Me vi atacado por una malaria muy maligna. La fiebre me ayudó a comprender muchas cosas">>>, escribía después de la derrota sufrida en la batalla de La Puerta. El 3 de marzo de 1818 mostraba gran debilidad y fiebre y el 16 sufrió de nuevo de malaria. Para el mes de mayo tenía llagadas las nalgas (callos en las nalgas verificó años después la autopsia) por montar a caballo. Pero se recupera de estos males. Bolívar supera esta "etapa" de su vida. El descanso y la atención de su salud lo ponen en el ejercicio de sus aptitudes a toda plenitud. Para 1819 Bolívar contaba con 36 años de edad y el doctor Beaujón diagnostica que "gozaba de salud perfecta y de una actividad física y moral asombrosa" Pág. 426) e instala en Angostura el Congreso Constituyente de la Segunda República de Venezuela. Comienza a brillar su estrella. A su llegada a San Cristóbal (el 7 o el 8 de febrero de 1820) estaba bueno y salvo, después del triunfal Congreso de Angostura, planeando la libertad, el Derecho Político, y el arbitraje internacional continentales, exteriorizando la grandeza de sus ideales, preparando la campaña de Carabobo y pensando en la Campaña del Sur. El día 8 ordena a Santander: "levantar ejércitos en Antioquia, Chacó y Popayán; lo instruye sobre un hermoso decreto relativo a la libertad de los esclavos de esas regiones y le ratifica las órdenes para que mande al Sur el batallón Albión y el escuadrón de Guías con todos los equipos necesarios y con Salom de Jefe expedicionario. El 10 de febrero, ya en Táriba, dirige todos sus proyectos a defender el norte de la Nueva Granada y tomar Maracaibo (que deja a cargo de Montilla), y pensó quedarse en Pamplona para estar en contacto con el Bajo Apure, con el enemigo, Santa Marta y Maracaibo. El 20 de febrero, en Bucaramanga, da instrucciones al Coronel Carmona para marchar al Páramo de Cachiró para sorprender la avanzada del enemigo y desalojarlo de Ocaña, asimismo dictó las órdenes pertinentes para que la Legión Irlandesa marchara a tomar a Maracaibo (.) así, desde Santa Fe, donde llegó el 5 de marzo (1820), le daba instrucciones a Páez sobre lo que debería hacer en el plan general de operaciones, y le remite dinero a Urdaneta para la guardia (.) En Sogamoso (30 de marzo) se encuentra con el hecho horrendo, que le llenó de asombro, que en menos de cuatro días habían fallecido 50 hombres de la división Valdez y más de 100 fueron al hospital, a causa de un envenenamiento con chicha, el suceso tenía todas las apariencias delictuosas" 4. En San Cristóbal anuncia la liberación de Maracaibo, Quito y Ocaña y hace referencia que de lograrlo el Ejercito Patriota sería "indestructible" vislumbrándose al excepcional estratega militar y al visionario de la Libertad y la constitución política de la Unión Americana que sellaría seis años después. |
II La segunda fase la ubico en San Cristóbal a raíz de la actividad desplegada durante los primeros cuatro meses de 1820 (36 años), por la cual, en abril, es severamente envenenado y en mayo hace referencia de la "enfermedad" sufrida sin conocer la causa. Al leer el siguiente material, puede pensarse en síntomas sifilíticos por enfermedades contraídas en aventuras pasadas o en que, cuando Juan Vicente Bolívar lo engendró, manifestaba problemas por igual enfermedad mal curada, incluso en que sus padres fueron liquidados por la tisis; es más, hasta en "el mal de los Bolívar" que se conocía por el "vómito negro", pero no necesariamente este último vástago, de ese poderoso tronco vasco (el apellido "BOLIBAR" data del siglo XII), tenía que sufrir todos los males de sus antepasados (el primer Bolívar venido a Venezuela en el siglo XVI, después de una persecución por parte del Gobernador Alquiza, murió demente y en la mayor pobreza); es aceptable cierta predisposición por "contagio magnético" natural pero no al extremo determinista de un Simón con decrepitud sifilítica congénita, destinado a heredar y sufrir de sífilis y morir fatalistamente tuberculoso porque el resto de los Bolívar-Palacios, que tuvieron temprana descendencia, sus sobrinos que a la vez tuvieron otros tantos hijos e hijas, desmienten tales argumentos pues no los mató la tuberculosis ni fueron sifilíticos, incluso se habla de algunos hijos del propio Bolívar que tampoco sufrieron tales males. No lo estoy endiosando pero tampoco acepto una muerte pos línea directa de las enfermedades de sus ancestros. Bien, el 7 de mayo de 1820, después del envenenamiento de San Cristóbal le escribe a Santander desde El Rosario de Cúcuta: <<<"Yo estuve muy malo en San Cristóbal y con ese motivo me vine aquí. Todavía no se sabe lo que tuve; pero sé muy bien que he quedado un poco estropeado y con mucha propensión al sueño y al reposo, que para mí es una enfermedad muy grande">>> 5. El 16 de enero de 1821 en Quito le escribe a Fernando Peñalver que: <<<"mi salud está ya descalabrada, que comienzo a sentir las flaquezas de una vejez prematura">>> 6. Para el mes de Abril de 1821 en Cali sufrió de fiebre (terciaria) combatida con bebidas arsenicales. Adolece de inquietud, insomnio (colitis aguda febril amibiana). Año en que comenzó a encanecer prematuramente. En enero de 1822 (Cali) "sufrió una fiebre terciaria que le fue curada por el doctor Joly, con una bebida arsenical que le cortó la fiebre, pero le dañó los órganos de la digestión" 7. Y ese daño se agudizó con el paso del tiempo y los posteriores envenenamientos. Año en que especialmente se repiten los furúnculos cutáneos. Para el 21 de Junio de 1822 escribía: <<<"Yo me debo a mi mismo la separación de los negocios públicos, porque habiendo encanecido en el servicio de la Patria, debo dedicar el último tercio de mi vida a mi gloria y a mi reposo (.) Yo no sé si el reposo que tanto anhelo me sea tan necesario; pero puedo asegurar que mis sentidos me piden descanso, y que cierto intervalo puede volverme la actividad que empieza a faltarme">>> 8 (Pág. 644). En septiembre de 1822 dice: <<<"Estos días he estado malo con nacidos o diviesos, los cuales, sin haberse acabado aún, me han traído para sucederles un constipado y mucha jaqueca; el hecho es que estoy en cama, días ha que todavía no sé cuándo podré irme a Loja">>> (Idem. Pp. 690-691). El 6 de diciembre de 1822 <<<"estaba bastante fatigado">>> (Idem. Pp. 704) y el 14 de enero de 1823 se sentía <<<"viejo, cansado.">>> (Idem. Pp. 715). |
III Entre el 1° de enero y el 28 de febrero de 1824 ubicaremos la tercera fase de los padecimientos que sufre Bolívar.
Para cuando viaja a Plativilca, a donde llega casi sin conocimiento y con una fiebre muy alta con peligro de muerte, ya Bolívar enfrentaba a la oligarquía con las leyes como instrumento y el poder de su alta investidura. Para entonces los vómitos, se presentaron agresivos cayendo gravemente enfermo; se ve acabado, viejo y le dan unos agudos ataques de demencia perdiendo enteramente la razón sin dolor ni otros síntomas de enfermedad. Esta nueva recaída lo deja tan extremadamente acabado que todos se impresionan del estado en que quedó: irritable internamente, reumatismo, calentura, mal de orina, vómito, dolor cólico (Tabardillo sostienen algunos estudiosos) que casi lo mata. Pero moralmente incólume: ¡¡¡TRIUNFAR!!! Cueste lo que cueste y indoblegable avanza hacia el Congreso Anfictiónico de Panamá instalándolo en junio de 1826. Ante tal iniciativa de Unión Continental (socialista), por respuesta recibe el intento de asesinato de septiembre de 1828 y aún en 1830 lo insultan en Bogotá gritándole "¡LONGANIZO!" como llamaban a un loco disfrazado de militar que andaba por las calles de la ciudad y no es muy difícil comprender de que bando escupen el veneno. Débase tener presente que Bolívar no invitó a EE.UU.. a tal Unión y el Derecho de Paz enaltece valores éticos y principios de humanidad llamando al reconocimiento del Estado Socialista de una República representativa; Cuba y Puerto Rico ocupan también los planes de liberación bolivariana cuya expedición estaría al cargo de Antonio José de Sucre. |
IV Asistimos a la cuarta fase a partir del 21 de marzo y el 13 de mayo de 1828 y en 1830 como consecuencia de las agresiones y curas a base de ¿arsénico? Que destruían partes internas que acumularían sangre e interesarían tejidos y funciones orgánicas que no son verificados por el informe de la autopsia. En marzo de 1828 (en Paiba) se queja con frecuencia de indisposición estomacal y en mayo (Bucaramanga) de un "gran dolor de cabeza" y debilidad extrema y permanente. En enero de 1829 seguía mal pero escribe varias cartas, incluso a su hermana María Antonia diciendo que estaba gozando de buena salud. En febrero de 1829 sufre un "fuerte ataque pulmonar". Para agosto seguía con molestias de salud y mal humor y el 3 sufre "un fuerte ataque de nervios y fiebre" que lo pone de nuevo muy grave y al borde de la muerte. En la página 439 Beaujón transcribe que El Libertador. "Padeció un violento ataque de nervios y de cólera-morbo con fuerte calentura", quedando débil y extenuado. El 25 de septiembre de 1828 sufre un resfriado (que se le complicaría y al cual achacarían la tuberculosis) y el mes siguiente tos seca pulmonar que en marzo del año 29 se repite como otro violento ataque pulmonar. Su organismo y su salud ya estaban tocados por los suministros criminales. El 3 de agosto de 1829, en Guayaquil, sufre otro ataque de nervios y fiebre, calentura, cólera-morbo que se complicaría. A mediado de agosto, sufre de nuevo un ataque de bilis nerviosa (negra) que denuncia en cartas dirigidas a José Manuel Restrepo, a Santander, a Sucre, a Páez y a otros, siguiendo débil y postrado en cama. Unos días después, fiebre con cólera-morbo y calentura alta que también por poco lo acaba. Para diciembre de 1829 parecía un poco recuperado pero a finales de febrero de 1830 sufre de nuevo otro <<<"gran ataque de bilis que me ha dejado muy postrado">>> (cita Beaujón, Pág. 444) siguiendo la agobiante debilidad hasta el final. Los retratos entre 1819-20, 1828 y 1828-29, denotan un cambio orgánico sensible y evidente y es por todos conocido que Bolívar no se recuperaría, aunque el 27 de octubre de 1830 en Soledad le escribía a Montilla: <<<"Aunque he deseado irme a Santa marta, por gozar de todas sus conveniencias y de las bondades de Mier, me es imposible ejecutarlo porque mis males van empeorando y realmente no creo que pueda hacer el viaje. Desde antes de salir de Cartagena había empezado a sentir dolores en el bazo y en el hígado">>> (Pág. 450, Idem). El 31 de octubre le dice al General Justo Briceño, con relación a su salud (Pág. 451, Idem): <<<"he llegado a creer que moriría; con ese motivo tuve que llamar al médico del lugar para ver si me hacía algún remedio">>> En 1830, para el 10 de noviembre (cita Beaujón de una carta que dirigen a Montilla: "Sus ojos se fijaban y no brillaban como siempre y del lagrimal le supuraba con alguna frecuencia un humor craso que se limpiaba cuando lo sentía descender", (Pág. 453). Podemos aplicar perfectamente las características para los envenenamientos prolongados y el agotamiento sintomático que se le manifestaba y lo obligaba permanecer en cama en todo momento y "al fin, será víctima del veneno más o menos pronto: pero en ese tiempo su envenenamiento será bien marcado". Los complotados pueden anunciar que la tuberculosis por fin se hizo presente y declaran el triunfo de su causa sin temor a levantar sospechas del envenenamiento, enviando al GRAMPUS, un navío de guerra de la Armada norteamericana que ancla cinco días en la rada de Santa Marta con un "emisario" (Mc. Night) que verifica la "enfermedad" ultimando el crimen con los parricidas y retorna con el informe. Goleta por cierto desaparecida en marzo de 1843 sin dejar rastros en el triángulo de las Bermudas. También junto con Revérénd otro médico francés, hace un mismo diagnóstico. Comparando estos rostros con el de Panamá, a solo cuatro años de diferencia, es indudable que Bolívar tuvo un fin trágico y como dijo Carlos Marx (cuyas fuentes de consulta estaban `predispuestas contra El Libertador): "dejó de existir repentinamente" 9. (Del resfriado del 25.09.1828 a la tuberculosis del 1830, hay dos años de diferencia). |
El asesino presenció paso a paso su letal obra pero no suspendió las dosis mortales, y necesario y lógico es que no actuó solo, tuvo algún cómplice aunque no puedo acusar a Montilla con todas las pruebas necesarias, pero me inclino a pensar que participó complotado con el asesino. Mariano Montilla detuvo el reloj de la habitación a la 1:07 de la tarde que constituye otro indicio del complot y parricidio de San Pedro Alejandrino. Durante los primeros movimientos de la Revolución, dice el historiador Daniel Valois Arce 10, "Juan Vicente (Bolívar) indicó serenamente a Simón, como el hombre predestinado para esa alta misión: los concurrentes entre los que estaban Montilla, Rivas (.) la rechazaron. Era el primer brote del largo duelo entre el mantuanismo caraqueño y Bolívar". Ese General formó parte activa de la comitiva encabezada por Bolívar para prender a Miranda en 1812. Es importante aclarar que Bolívar se entera de la intención criminal de la aristocracia autonomista criolla de juzgar y ejecutar sumariamente al Generalísimo y Bolívar piensa en la posibilidad de salvarlo sin comprometer su posición revolucionaria y poder continuar la lucha con el apoyo posible de los demás combatientes, entregando a Miranda — antes que caiga en las manos de sus seguros victimarios — al poder realista que tal vez respetaría su vida. Ejecución sumaria breve pretendida no tanto por la supuesta traición al claudicar ante Monteverde y entregar la plaza de Valencia, sino porque el girondino constituía un insalvable obstáculo para los intereses federalistas a los adictos al capitalismo comercial de los gringos y es la persona más idónea para encabezar los destinos de la revolución independentista. Es Montilla, entre otros, quien se opone a principio de febrero de 1815 (enemistado desde los sucesos de Cartagena y sufriendo reveses el Ejercito Patriota) a que Bolívar asuma la dirección general de la lucha armada, postulando a Brión para jefe supremo de la nueva ofensiva revolucionaria planteada, surgiendo agrias desavenencias y enérgicamente acusa a El Libertados de ser el causante de los fracasos sufridos, también lo tilda de incapaz y cosas por el estilo. En abril de 1830 es Montilla quien lo recibe en Cartagena en su viaje por el Magdalena y quien le consigue hospedaje en Santa Marta; en diciembre intencionalmente le informará del asesinato de Sucre asestándole un duro golpe moral en pleno apogeo de una enfermedad mortal que, en todo caso, requería sosiego y tranquilidad. Es Montilla, recién aclarado quien atendería a Bolívar (el 5 de diciembre de 1830), quien de inmediato hace venir al doctor a su casa para asegurarse de la opinión de Revérénd: "cuál es su concepto de la enfermedad del Libertador" fue el abordaje directo, a lo que el médico responde que la enfermedad había llegado a su último grado terminal y que solo era cuestión de días el trágico desenlace. Podría verse aquí una preocupación por asegurarse que el galeno no pondría resistencia a los planes homicidas ya que no estaba calculado el surgimiento de Revérénd por "propia voluntad" a última hora, así podrían cuidarse las espaldas y desenmarañar al doctor Mc. Night y la posible sospecha de participación del gobierno político de los Norte que había enviado una nave de guerra para escoltar a Bolívar desde Sabanilla hasta Santa Marta, de lo que se desprende que estaban enterados de los pasos que daba El Libertador y se cuidaban de tener todo bajo su control y evitar escapase la presa. Encontramos al mismo caballero siendo testigo junto a José Laurencio Silva (cuñado de Fernando Bolívar a raíz de la solicitud realizada por el mismo Libertador para tal enlace) de la inspección del cadáver. Es también Montilla, después de los funerales quien le ofreció (¿soborno?) al doctor (de 32 años de edad) el cargo de Cirujano Mayor del Ejército de la Unión por sus "servicios" según lo afirma Revérénd en su DIARIO, (cita Gabriel H. Pineda, Pág. 17) que es rechazado pero insiste y le dice: "¿Aceptaría usted siendo ad honoren el despacho?" honor aceptado por Revérénd, pero nuestro caballerito es situado en Cartagena y tiene que viajar a Jamaica después de haber capitulado y no se confirma su puesto. Doce años después (en 1842) Montilla se excusa y no asiste a la exhumación para el reconocimiento de los restos, estando ausente asimismo durante la repatriación de los despojos. Quizá el peso de la conciencia se lo impide.
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"Por sus obras los reconoceréis" Ahora, para complementar el capítulo, haré la trascripción del diagnóstico de los doctores de la SOCIEDAD VENEZOLANA DE LA HISTORIA DE LA MEDICINA, desde la página 468 hasta la 472, en donde hacen una división en dos grupos de los síntomas de las enfermedades, sin acusar los envenenamientos sino a la "colitis de naturaleza amibiana" como la causa fatal. Los grupos de diagnóstico retrospectivo son: A.-Reumatismo, que pertenece al grupo de las enfermedades del colágeno, sin ninguna intervención en el cuadro febril de Plativilca. B.-Irritación internaCalenturas, vómitos y dolor cólicoMal de orinasEste segundo grupo de síntomas corresponde francamente a un cuadro abdominal agudo febril. El más ligero análisis de estas manifestaciones clínicas nos conduce insensiblemente al diagnóstico de un estado agudo de un intestino grueso. Durante muchos años, para la época de la enfermedad de Plativilca del Libertador, se entendía por irritación interna a un estado de excitación de las glándulas secretorias del intestino, o tan bien hipersecreción de las glándulas anexas, como el hígado y el páncreas; que representan los cuadros clínicos denominados por Dieulafoy, diarreas por irritación. Calenturas significaron reacciones febriles que formaron parte del cortejo sintomático de estados inflamatorios agudos del intestino delgado y grueso; dolor cólico, expresó dolores abdominales vivos que el enfermo compara a una ruptura orgánica, una torsión o una intensa constricción, que son la consecuencia de la contracción exagerada de las fibras lisas de los músculos inervados por el gran simpático, que por regla general asientan en los intestinos delgado y grueso y en otros órganos; mal de orinas, es una expresión urológica de ciertas afecciones intestinales de las cuales, los tenesmos rectos verticales están con frecuencia presentes; y los vómitos podemos decir que es un epifenómeno frecuente de numerosas alteraciones orgánicas y funcionales del aparato digestivo, tanto más constante cuanto más agudo es el proceso patológico. Todo este conjunto de síntomas: irritación interna, calenturas, mal de orinas, vómitos y dolor cólico corresponden a la clínica de una COLITIS AGUDA DE POSIBLE NATURALEZA PARASITARIA. Nosotros los hemos observado en cuadros abdominales agudos, de verdaderas COLITIS AGUDAS, dando sintomatología abdominal franca, vómitos, diarreas, fiebre, violentos dolores y trastornos urinarios de oliguria, discreta hematuria y tenesmo vesical. Entre los (sic) numerosas formas clínicas de las colitis agudas, se cita "las colitis espásticas", que según Caballero Fernández, se observan en "la mayor parte de los enfermos de inteligencia muy despierta, nerviosos, flacos y activos". Es frecuente en los trópicos y más en los habitantes que han sufrido de disentería. Cuando se acompañan de fiebres, ésta no sobrepasa los 39 °C. Emile Sergent y sus colaboradores dicen que "las colitis disenteriformes se declaran de un exceso de trabajo de una manera brusca, viaje, carrera en auto, baño de mar, a propósito de una trasgresión de régimen, etc. El comienzo es con frecuencia dramático. El enfermo despierta por la noche con un dolor atroz, que se irradia rápidamente a todo el abdomen pero con un máximo por lo general hacia la izquierda. La temperatura puede subir rápidamente a 40 °C; hay nauseas, tenesmo, recto vesical, reacciones cólicas con frecuencia violentas. Pronto el enfermo hace cinco o diez deposiciones que vacían rápidamente su intestino; así las materias expulsadas son primeramente fecales, después fecaloideas, viscosas, glerosas y finalmente disenteriformes. En el periodo agudo, el enfermo está abatido, febricitante, la lengua seca, acorchada, un estado nauseoso pronunciado; las orinas son escasas, la facies está pálida, existe con frecuencia anemia intensa y rápida. Los dolores pueden ser peri umbilicales o predominar en los flancos con sensaciones de quemadura, cólicos, barra". No podemos dominar la tentación de recordar a Paul Savy, cuando dice sobre los signos asociados de las colitis agudas, "el ataque hepático, despistado por el estado saburral de la lengua, las jaquecas, las intolerancias alimenticias, la sensibilidad del órgano a la presión, los trastornos urinarios, traduciendo algunas veces la infección colibacilar del síndrome entero renal; el asma, las palpitaciones y la astenia moral y psíquica. En fin sobre un fondo de de cronicidad, las crisis abdominales, frecuentemente febriles, se manifiestan con ocasión de un resfriado, una emoción o un cambio de régimen. Todas las manifestaciones caen calcadas sobre la sintomatología del ilustre enfermo de 1824, que por otra parte, y en varias ocasiones, como en 1820 en San Cristóbal y después en Cúcuta, sufrió de cólicos: recuerda Mosquera (en la gráfica leyendo el espíritu de Bolívar), que estando El Libertador en Cali en enero de 1822, sufrió una "fiebre terciaria" que le fue curada por el Dr. Joly, con una bebida arsenical "que cortó la fiebre pero le dañó los órganos de la digestión" y en abril de 1822, sufrió un ataque de disentería que le curó el mismo Dr. Joly. López de Mesa, al referirse a los antecedentes del Libertador los resume en la prosa elegante de, "Y quien como él, daría batallas de sangre y batallas de amor, cotidianamente sin relevo ni cansancio. ¿Ni quien podría como el pretuberculoso, helmintiásico quizás, amibiásico quizás, y tal vez palúdico, insomne, sin duda, hambreado y sediento, resistir bizarramente el bochorno abrasador de la orinoquia y la helada cumbre del Páramo de Pisba? ¿Y hacer jornadas de meses a caballo, con tamaño inconveniente para la continua equitación, como él tuvo?" Posiblemente se refiere López de Mesa en esta última parte a las hemorroides que según algunos, sufrió El Libertador. Por los antecedentes disentéricos, por el cuadro clínico de 1824, precedido y seguido de cuadros similares de menos intensidad y gravedad, y por las descripciones clásicas que hemos citado, consideramos que "El Libertador sufrió en Plativilca en enero de 1824, de una COLITIS AGUDA FEBRIL, posiblemente amibiana. La resistencia física del Libertador que a pesar de no estar para 1824 en plena capacidad, le permitió sin embargo, superar la crisis de colitis aguda febril, dejándole durante varios días en un estado demacrado, casi cadavérico." En la página 462, los galenos aluden el trabajo del doctor Arturo Guevara publicado en HISTORIA CLÍNICA DEL LIBERTADOR y están de acuerdo en diagnosticar "cólera morbo" a todos los estados en que estuvieron presentes el dolor y la fiebre, pero tienen que asentar por fuerza: "Quien sabe y casi nos atrevemos a insinuarlo, que la "bilis negra" tantas veces citada en sus cartas, no fue otra cosa que las heces teñidas en sangre vieja, de procesos colónicos crónicos que frecuentemente se acompañaban de vómitos y de fiebre en sus brotes subagudos o frecuentemente agudos". (Idem). |
Ahora bien, según la autopsia el abdomen y los intestinos del cadáver de Bolívar no presentaron "ninguna lesión no flogosis" pero estar vomitando sangre vieja y excrementos durante un año, delata destrucción en algún grado de los intestinos que desde 1822 habían sufrido estragos por la cura arsenical aplicada por el doctor Joly y es que tenía ya mucho tiempo con esa dolencia. Bolívar acusa cierta propensión a marear y voltear el estómago al viajar en barco o carruaje pero ese malestar es diferente al que sufre ahora. Entonces, la tenida al principio como indigestión estomacal con el paso de los meses se agrava y se manifiesta como una terrible bilis nerviosa y bilis negra que en 1830, estando en San Pedro Alejandrino, ya era un problema estomacal e intestinal crónico. Bolívar manifestaba una severa crisis orgánica muy avanzada debido al envenenamiento dosificado. En condiciones normales, la bilis negra no la podemos achacar a obstrucción intestinal o a estreñimiento permanente, porque no pudieron avanzar y llegar a ser tan graves como para matar a un hombre como Simón Bolívar al extremo de vomitar los excrementos. Incluso problemas parasitarios y amibianos solo pudieron surgir en forma tan virulenta en un ambiente creado por el veneno. La conclusión publicada por los galenos en 1963 está expresada como una mera insinuación, sin embargo es suficiente valentía el haberlo declarado y debemos reconocerlo como un valiosísimo aporte al esclarecimiento de la causa de la muerte de Simón Bolívar que debe ser estudiada con detenimiento y darle el valor y publicación que merece para ser tomada en cuenta al hablarse de la situación final de Bolívar en San Pedro Alejandrino. Insisto en que los honorables médicos sólo lanzan una mera insinuación porque aún siendo un trabajo de profesionales autorizados, fehacientemente documentado para la SOCIEDAD VENEZOLANA DE LA HISTORIA DE LA MEDICINA, el afirmar un indicio no declarado en los famosos BOLETINES es un riesgo de impredecibles consecuencias en una sociedad como la nuestra. Hasta se llegó a dudar de los conocimientos médicos de Revérénd que no acusó la causa de la bilis negra en la autopsia del cadáver y no reveló la destrucción de los tejidos y órganos digestivos e intestinales que provocaron el vómito de las heces con sangre descompuesta, (lesiones evidentes ante un escalpelo y el criterio de un médico imparcial), pero es obligado a callarlo y así lo hace y gracias a su inteligencia, pudo dejar suficientes indicios para descubrir el crimen. También se dice que Revérénd no era médico diplomado porque pide en 1845, a los gobiernos de Nueva Granada y Venezuela el título honorario de "MEDICO MAYOR DEL EJÉRCITO" (Que le habían ofrecido sucesivamente Silva y Montilla en 1830) pero le fue negado por el gobierno neogranadino no así por el venezolano que le advierte que tal clase de título requería la posesión del correspondiente diploma universitario. Esta ratificación es plenamente justificaba porque ya le habían ofrecido tal cargo generales de alto rango del Ejercito de la Unión. Por otro lado, el 24 de diciembre de 1971 el doctor José Izquierdo publicó un artículo de prensa en EL NACIONAL: LA MUERTE DE BOLÍVAR, afirmando que la causa de la muerte fueron los "seis vejigatorios que le ocasionaron la muerte por la acción fatal de la cantárida sobre el riñón". Pero como quiera que sea, para alguna persona con nociones de lo que hacía, la inspección del cadáver debió revelar lesiones intestinales y dejar testimonio fiel de la autopsia pero esto llamaría a dudas de la muerte por tuberculosis y se buscaría la causa de la destrucción señalada y finalmente asomarían los envenenamientos y los medicamentos aplicados para combatirlos. Repito: los BOLETINES no pueden ser tomados como testimonios de la muerte por tuberculosis porque vemos omisiones primordiales y fueron ordenados o "arreglados" por un militar federalista, a quien le queda, entre otras prendas y joyas, documentos de Simón Bolívar y después se convirtió en uno de los hombres más ricos de Venezuela y quizás de Sudamérica. |
Bibliografía consultada
1–Vid. Óscar Beaujon. "El Libertador Enfermo", Caracas, 1969.
2-Víctor Von Hagen. "Los Amores de Simón Bolivar y Manuela Saenz", Madrid, Ediciones Apostrofé, 1991.
3- Doctor Arturo Guevara. "Historia Clínica del Libertador". Estudio Gnoseológico y Psicobiografico de Bolivar" Revista de Sanidad y Asistencia Social Mayo-Agosto. Volumen XII, Números 3 y 4. Caracas 1947.
4- Mario Hernández Sánchez-Barba. "Simón Bolivar una pasión política".Editorial Ariel, S.A. 2004.
5- Charles E. Carter. "Los Aspectos Astrológicos". Editorial Kier. S.A.
Versión Española de la décima edición inglesa por Héctor V. Morel.
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7- Fraternidad Universal. Fundación Dr. Serge Raynaud de la Ferriere "Astrología Tradicional. Cosmobiologia Básica."
8- Gabriel García Márquez. "El General en su laberinto". Bogota Editorial Oveja Negra, 1992.
9- Simón Bolivar. "Recopilación de sus cartas".
10- Martín Schulman. "Relaciones Karmicas". Primera Edición: Junio 1988.
11- Marion March y Joan Mc Evers. "Aprenda Astrología".
Ediciones Martínez Roca S.A. 1990.
12- Eduardo Castellanos. "Astrología Evolutiva". Litterae Editores.
Primera Edición. Caracas, Noviembre de 1998.
13- Linda Goodman. "Los Signos del Zodiaco y el Amor".
Ediciones Urano. New York 1980.
14- Derek y Julia Parker. "El Gran libro de la Astrología"
Círculo de Lectores. Editorial Debate, 1972.
Autor:
Ing. Freddy Sarcos B
TRABAJO DE INVESTIGACION.
BAJO LA TUTORIA DEL COSMOBIOLOGO ELMER TRUJILLO
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