Corrupción en la administración de justicia: ética y moral
Enviado por Dr. Luis Alberto Navarrete Obando
- Introducción
- La función de administrar justicia compete al sólo poder judicial
- Ética, moral y ética profesional: origen etimológico de la ética y la moral
- La corrupción en la sociedad humana
- Reforma integral: reforma del estado y reforma judicial, necesidad urgente
- Bibliografía
INTRODUCCIÓN.
La contribución al conocimiento y la reflexión sobre los fenómenos sociales y políticos han marcado las líneas conductoras en materia de relaciones internacionales y el desarrollo del viejo continente, las relaciones internacionales entre todos los países con el mundo, los sistemas políticos y jurídicos de las naciones latinoamericanas y la relación comercial y cultural que se intensificó con el Tratado de Libre Comercio.
Como complemento indispensable y aportación a la comunidad académica, los libros de teoría y filosofía política y jurídica que son un apoyo importante para la comprensión y el análisis de los cambios que vive el mundo en materia de legislación y estructuras de poder al finalizar el siglo XX, e iniciar el siglo XXI con nuevas aportaciones éticas, filosóficas, y políticas. El esfuerzo del hombre para penetrar en el saber y la racionalidad, con la ciencia del lenguaje para controlar y dirigir el resultado de su propio esfuerzo creador.
Pasaran cientos de años y, en ningún sentido, el muy apreciado pluralismo que, caracteriza nuestra vida multicultural. Pero, lo más importante, no ha dejado de granarse con los productos del pensamiento político en acción. Las revoluciones (culturales y científicas) en el mundo han marcado un rotundo cambio en los sistemas políticos, todo país se inicia en su historia con su liberación de un yugo colonial, esclavista, capitalista y/o fascista.
En toda ciencia, arte, política, existe cierta jerarquía de conceptos. Las investigaciones empíricas y las teorías particulares se asientan siempre en determinadas ideas fundamentales, que constituyen la piedra angular de cada rama concreta del saber. La única forma de ser consecuente es desarrollar un pensamiento, es decir criticarlo, limpiarlo de sus partes muertas a medida que la ciencia avanza. Es esta la única forma de ser sus herederos y de reconstruir la historia de un pensamiento.
La plaga de la corrupción que ataca no sólo al Perú, no sólo a América Latina, no sólo a nuestro Hemisferio, sino al planeta tierra entero. Tenemos la corrupción privada y la Estatal. La sociedad civil, el ciudadano comprometido es un héroe en la lucha contra la corrupción en su país y en nuestras Américas.
Basándose en la experiencia y criterios, se refleja en opiniones e ideas sobre las experiencias de corrupción recientes en la República del Perú y de la lucha en su contra por diversas instituciones y valientes ciudadanos Peruanos. Sigue en la lucha más importante del Siglo XXI, contra la "Tercera Guerra Mundial" contra la Corrupción Globalizada.
El nuevo Milenio sin duda traerá aún más corrupción en los gobiernos, en los negocios, en los organismos sin fines de lucro y en la vida privada, porque esto ha sido la experiencia de todos los milenios anteriores. Habrá aún más necesidad pues, de héroes patriotas entre nosotros, y de nuestro apoyo para ellos. Será necesario concertar más voluntades en el mundo para enfrentar este mal y construir una nueva ética de responsabilidad.
Esta es una tesis, dura pero necesaria. Esperemos que esta tesis sea de utilidad a los ciudadanos de nuestro continente, que por medio de su lectura, su análisis y su uso en eventos como seminarios, clases, conferencias, etc., aprendamos de las tristes experiencias anteriores y veamos cuáles son las mejores prácticas a emplear en la lucha de ideas (batalla eterna) de la raza humana con su propia don de corromper, mientras lucha con su propia conciencia que indica que esta es una maldad. Que aprendamos del rostro del mal a descubrir los caminos del bien, de la honestidad.
La Comisión Cívica de Control de la Corrupción escogió como símbolo de la lucha anticorrupción el corazón con huella digital. Ese símbolo es muy apropiado porque solo a través de limpiar la corrupción del corazón de cada ciudadano podemos limpiar la tierra de la plaga de corrupción.
El Poder Judicial en el Perú ha sido sometido a una serie de reformas administrativas y de orden jurisdiccional, desde 1972 ante las sucesivas crisis políticas, sociales y económicas por las que atravesó el país.
Desde 1963 se realizó el primer intento de modernización de la organización judicial en el Perú, que reemplaza a la de 1912 en una sociedad oligárquica, pero que no solucionó los problemas heredados desde el virreynato con una tradición judicial colonial, escolástica y la influencia de las instituciones jurídicas, de la cultura y de la legislación española importada que sustituyó a la organización social incaica. En 1968 Se señaló la necesidad de moralizar la administración de justicia ante la presencia de un Poder Judicial ineficiente, acusado de corrupción e insensible ante las demandas de justicia y se procedió a la destitución de los miembros de la Corte Suprema, heredados del régimen oligárquico y que eran considerados como obstáculos para los planes políticos del gobierno de turno
El Poder Judicial era un instrumento en la lucha política y que llego a renunciar a sus obligaciones de sancionar a un sector de los subversivos, por una situación de apatía, irresponsabilidad, miedo, y en un marco legal que le permitía la impunidad.
Otro de los pretextos que fueron usados fueron los problemas crónicos en la administración de justicia: Poder Judicial ineficiente para los justiciables graficada por su onerosidad, lentitud, falta de certeza y corrupción impartida por magistrados insensibles ante el drama humano y con un bajo nivel profesional (mediocridad).
Las relaciones de subordinación del Poder Judicial al accionar de un Poder Político (Poder Ejecutivo y Poder Legislativo) de turno, van de conformidad y al servicio a sus objetivos de sus proyectos políticos del gobierno. Utilizando los mecanismos necesarios de subordinación, acompañada de la legislación tendiente a instrumentizar el Poder Judicial (fuero Militar en algunos casos) con la aplicación de leyes que perseguían a los opositores al régimen de turno.
Los factores que determinan la subordinación son de nivel político, ideológico, económico y social. Para ello restringen la independencia, autonomía judicial, y seguridad jurídica ante la ciudadanía, los organismos mundiales y la comunidad internacional.
Es necesaria la educación de las futuras generaciones, a la sociedad civil, a la clase política de las consecuencias adversas para la institucionalización de una verdadera democracia en el país frente a la existencia de poderes paralelos reñidos con un Estado Social de Derecho.
El rol de equilibrio político judicial es básico en asuntos de derechos humanos, la vigencia de la Democracia Directa, de las instituciones y de la afirmación de la seguridad jurídica necesaria para el desarrollo nacional ante la desconfianza de su actuación por los agentes económicos nacionales y extranjeros (partidos políticos, organizaciones sindicales: CGTP, organizaciones Empresariales: CONFIEP, Organizaciones Educativas, Organizaciones Religiosas, ONU, OEA, y FMI).
LA FUNCIÓN DE ADMINISTRAR JUSTICIA COMPETE AL SÓLO PODER JUDICIAL.
La función de administrar justicia compete al Poder Judicial y es ejercida por los tribunales y Juzgados que lo componen de acuerdo con la constitución y las leyes, y el Ministerio Público es el organismo autónomo del Estado que tiene como funciones principales la defensa de la legalidad, los derechos ciudadanos y los intereses públicos, velar por la moral pública; la persecución del delito, velar por la independencia de los órganos judiciales y la recta administración de justicia. La realidad es la Administración de la corrupción.
En un enfrentamiento entre la ética y la corrupción, ninguno de los dos términos encuentra árbitros adecuados. Se ha eliminado tanto la exigencia natural de lo ético y se ha tolerado tanto la presencia de lo corrompido en las relaciones humanas, que el mínimo de sinceridad nos obliga a dudar sobre nuestro poder mediador o concertador por la responsabilidad que tenemos todos en el desequilibrio moral vigente y en el poder corruptor de lo indecente.
Tolerantes, enceguecidos por conveniencia y coyunturas, atados a la oportunidad y esclavos del negocio, le hemos dado ciudadanía y personalidad a lo inmoral. Napoleón Saltos, desde sus primeras gestiones educadoras, cobró en muchos jóvenes un valor ético, que imprimía constancias morales inalterables.
Sus años de animador comunitario acentuaron lo que por carisma había ejercido en su doctorado; pero en el cumplimiento del deber social mayor, en la sana intervención política, la comunidad le ha exigido seguir su propia huella, reanimar cada día la lección de ayer y demostrar después de cualquier plazo señalado en sus análisis de la realidad –sobre todo de la nuestra– cómo lo ético no puede sufrir alteración corruptora, cómo lo moral no admite tolerancias corrompidas y cómo lo justo, recto y limpio jamás aceptan alianza o concertación con lo oscuro, torcido e injusto.
Con un valor que solamente se lo tiene y ejerce cuando se está avalado por toda una vida de servicio en rectitud y en sentido de compromiso social, estudia los casos que en lo presente hacen historia en nuestro mundo mediato e inmediato, presentando su condición ética o su naturaleza corrompida, desde una seria doctrina de moral personal y social y un objetivo estudio y vivisección de las dolencias morales latinoamericanas y especialmente ecuatorianas.
Tiene razón Saltos al proponer un estudio de la conciencia moral presente, que constituye el primer capítulo de esta obra suya –ética y corrupción en la administración de justicia– desde el título definidor de "Lucha de Ideas Éticas", tema que trataremos en seguida, porque se ha de admitir que la pelea por la ética en el mundo presente ha sido batalla con todas las armas y contra todos los procedimientos de eliminación de principios y fundamentos doctrinales. Se estudia con claridad de maestro el poder natural de la ética por subsistir entre tan mortíferos elementos como los que el desarrollo encuentra para corromper la moral e imponer, con la presentación de alternativas de pseudo ética, un delirio corruptor invasivo.
Desde este estudio doctrinal, en el que el autor demuestra conocimiento de todas las falsas propuestas éticas presentes y de la perenne realidad moral incambiable, en dos impresionantes capítulos, provistos de argumentación irrefutable, nos presenta la historia de la corrupción política en América Latina y en el Perú. La alianza de todos los poderes y la complicidad de ellos en los procesos corruptores son demostradas de tal manera, que será difícil que los cuadros políticos presentes pretendan rebautizar sus figuras y sus propuestas.
No hay poder que los exorcice ni los convierta. La presente tesis crece en significado patrio y será siempre un argumento definidor en cuanto nos informa en el capítulo cuarto, dedicado al análisis de los casos mayores de corrupción en nuestra administración pública: el Congreso, el sistema financiero, y los gastos reservados.
Duele la conciencia de comunidad al conocer y constatar de fuente informativa tan seria, la situación del sector financiero el significado de la misión social de nuestros legisladores, la profanación de todos los valores que se consagra con gastos reservados y la depauperación fatal que supone para nuestros pueblos en su propia "energía". Nadie habría tolerado de un maestro, de un animador comunitario, de un político legislador que no propusiera después de un trabajo tan serio como el que presenta el suscrito sobre "ética" y "corrupción en la administración de justicia", la más real y posible aproximación de las normas jurídicas al fenómeno de la corrupción. Con ese capítulo se cierra la obra y se nos deja con el más profundo dolor del ser social y al mismo tiempo con la más vívida esperanza de restauración patria y rehabilitación moral. El maestro, el animador comunitario y el político corren el riesgo sagrado de enseñar, de acompañar y de guiar. Nunca tendremos adecuada preparación para agradecer aporte tan valiente para nuestras conciencias.
Esta es una tesis de investigación individual con un resultado colectivo. Primero, porque recoge y sistematiza las voces y las luchas de las diferentes instituciones y ciudadanos contra la corrupción en nuestro Continente.
Aquí está la voz de los pueblos latinoamericanos que se levantaron contra la corrupción de sus gobernantes. Aquí está la voz de los millones de ciudadanos que se movilizaron, en el Perú, Chile, Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil, etc., contra la corrupción y el autoritarismo. Esta tesis es un homenaje a la utopía de muchos latinoamericanos que se atreven a soñar con un país libre de corrupción. En los temas nacionales, aquí está la investigación y la labor firme de la Comisión Cívica Anticorrupción, Aquí están los resultados de los informes de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Fiscalización y Control Político del Congreso Nacional, Aquí se recoge la voz de los Colegios de Profesionales, en particular del Colegio de Abogados en momentos del autoritarismo dictatorial. Aquí está la defensa del patrimonio nacional asumida por los trabajadores. Aquí está el ideal indígena por instaurar una nueva práctica política. Aquí está la voz valiente de los periodistas responsables que aportaron al esclarecimiento de la verdad. Aquí está la voz de muchos ciudadanos que por razones de seguridad mantuvieron en reserva sus nombres, pero llegaron con las informaciones para esclarecer los hechos. Aquí está la voz y el ejemplo de cristianos que practican un compromiso con la honestidad, esta tesis es "dura, pero necesaria". Sé que puede levantar polémica y debate.
Espero que no produzca escándalo intrascendente: "!Ay de aquel que escandalice!". Nuestro afán ha sido evitar que se pierda la memoria cívica y colectiva sobre el mal, para encontrar los caminos de una nueva ética, vencerista sobre todo en la práctica política. Todavía es posible soñar en la utopía de una política ética, de una economía ética.
Hemos realizado una radiografía del mal en esta década. Queremos enfatizar en el otro lado de esta problemática: la decisión de los pueblos para enfrentar el mal y construir una ética de la honestidad y la justicia. Una duda estuvo presente antes de abordar este trabajo: ¿puede el análisis de la corrupción aportar a ver el lado luminoso, la esperanza de nuestros pueblos? O ¿puede quedar únicamente la imagen de países corruptos? La respuesta está en la utilización que pueda hacer la ciudadanía de esta tesis.
Reconocer la cadena de la corrupción, para saber cómo romperla. El trabajo posterior se dirige hacia el acuerdo de estrategias para combatir la corrupción y promover una nueva ética. Propuestas y Alternativas para dar solución a la Administración de Justicia. Consensos para un nuevo diálogo de saberes y culturas que nos permita construir un camino propio de desarrollo humano, desde nuestra originalidad y desde los aportes de las experiencias internacionales. Agradezco a todos los docentes Sanmarquinos.
ÉTICA, MORAL Y ÉTICA PROFESIONAL: ORIGEN ETIMOLÓGICO DE LA ÉTICA Y LA MORAL.
1. Introducción.
Los griegos utilizaban dos términos distintos para referirse en un caso a lo que nosotros llamamos "ética" y en otro a lo que nosotros llamamos "costumbre".
Es de este vocablo griego "ethikos", derivado de otra palabra también griega "éthos", donde proviene la palabra castellana "ética"; aunque muchos autores sostienen que su origen, está en la palabra "éthos" se refería no sólo a la "manera de ser" sino al "carácter" (en el sentido psicológico que nosotros le damos ahora a esta palabra); y posteriormente el lenguaje fue evolucionando y la usó para referirse a "La manera de actuar, coherente, constante y permanente del hombre para llevar a cabo lo bueno". Ya tenemos, el concepto clásico de lo que siempre se ha entendido por "ética".
Cuando los latinos se ven forzados a traducir esa palabra a su lenguaje propio utilizan el vocablo "moralitas", que a su vez se origina de la raíz "mos", o "mores" que significaba simultáneamente "costumbres y maneras permanentes de actuar o comportarse".
Al no disponer el latín de dos palabras para referirse a los dos conceptos que el griego podía diferenciar, muy pronto "moralitas" sustituye a éthos y éthos, y por lo tanto, en adelante una palabra sola va a significar tanto el modo de ser o la predisposición propia de cada uno en lo que tiene que ver con lo bueno, como las conductas acostumbradas o "de hecho".
Es del vocablo latín "moralitas" que proviene la palabra "moral" del lenguaje castellano.
Del análisis etimológico podemos ver que la palabra latina "moralitas" incluye no solo las acciones humanas en "cuanto vividas de hecho" sino también las acciones humanas en cuanto elegidas como rectas de acuerdo con el mundo de valores permanente del individuo.
Hoy en día a las primeras las estudia la sociología, la etnología, la antropología o la psicología, mientras que las segundas son el objeto propio de la Ética o Moral en tanto disciplinas filosóficas.
En el lenguaje corriente hay dos usos de la palabra ética. En algunos casos se la emplea como sustantivo y en otros como adjetivo.
Cuando se le usa como sustantivo ("La Ética" o "La Moral") se da a entender un saber específico dentro de las disciplinas humanas que tiene como objeto la fundamentación racional de lo que debe ser la responsabilidad del ser humano para alcanzar lo bueno o lo recto. En ese sentido, denominaría el saber filosófico coherente y sistematizado (en teorías orgánicas) sobre las características que deben tener los valores, principios, normas y virtudes para que el ser humano se realice como tal en su transcurrir histórico.
Ese saber sistematizado implica una concepción de lo que son los derechos y deberes que le corresponden como individuo que vive en sociedad, así como las prohibiciones, sanciones y todos los tipos de medios adecuados para alcanzar "el bien" en la interacción humana.
Pero con frecuencia la palabra "ética" es empleada en el lenguaje corriente como un adjetivo. Entonces se comenta: "esto no es ético" "fulano es un inmoral". En este caso la palabra "ética" o "moral" en tanto adjetivo, juzga la cualidad de determinadas acciones de los individuos en cuanto tienen que ver con la manera que éstos ejercen su responsabilidad frente a los valores, principios y normas morales. Hace un juicio evaluatorio de una acción humana en cuanto es capaz de encarnar o realizar en la práctica, a los valores, principios, y normas éticas.
En realidad, este uso confuso de la palabra ética que se hace en el lenguaje vulgar alude a la doble dimensión de las acciones humanas que tienen que ver con "el bien" o "lo bueno". Mientras que el saber filosófico se preocupa de justificar racionalmente criterios de acción que no sean arbitrarios y que sean universalmente válidos (dimensión objetiva) la ética en cuanto vivida de hecho, muestra cómo los hombres concretan o no esos criterios en su acción personal (dimensión subjetiva de la ética ).
De ahí que nosotros entendamos por "Ética o Filosofía Moral", La disciplina filosófica que reflexiona de forma sistemática y metódica sobre el sentido, validez y licitud (bondad–maldad) de los actos humanos individuales y sociales en la historia. Para esto utiliza la intuición experiencia humana, tamizada y depurada por la elaboración racional.
Escrita con minúscula o usada como adjetivo "ética" o "moral" "hace referencia al modo subjetivo que tiene una persona o un grupo humano determinado de encarnar los valores morales". Es pues la ética pero en tanto vivida y experimentada. En ese sentido el lenguaje popular se refiere a que una persona "no tiene ética" o que "la ética o la moral de fulano" es intachable.
Tanto en el "lenguaje vulgar" como en el intelectual a la palabra "Moral" se le da también un contenido conceptual similar al de "Ética". Muchas veces se alude a la "Filosofía Moral", como la "rama filosófica que se ocupa del asunto de la justificación racional de los actos humanos". Por otro lado también se habla de la moral como la dimensión práxica, vivida de hecho o a lo experimentado por los individuos o por las "tradiciones" morales específicas de determinados grupos.
A juzgar por lo dicho antes, tanto en el lenguaje ordinario como en el filosófico no hay un criterio unánimemente aceptado por los autores en cuanto a distinguir los conceptos de "Ética" y "Moral". (Ya vimos cual había sido el origen etimológico común de estos términos. En muchos casos se los usa de forma intercambiable. No obstante, hay autores se empeñan en distinguirlos.
Entre aquellos que diferencian a la "Ética" de la "Moral" están los que sostienen que "Ética" sería "la disciplina filosófica que se ocupa de la fundamentación racional del comportamiento moral del hombre", mientras que "Moral" sería "todo lo que se refiere a los valores en tanto asumidos y vividos por la gente", o sea, a la dimensión subjetiva o a la moralidad vivida de hecho por los individuos o grupos determinados.
Otros han preferido distinguir los términos, diciendo que la Ética se ocuparía del conjunto de principios inalterables por Ej. La defensa de la vida, la búsqueda de aliviar el sufrimiento, el respeto por la persona humana, la confidencialidad, etc., mientras que la Moral sería la dimensión subjetiva de quien asume esos principios.
Se adopte la distinción que sea, lo que sí parece ser unánimemente aceptado es que los términos Ética o Filosofía Moral son equivalentes. Podemos decir pues, que la Ética o Filosofía Moral no tiene como objeto evaluar la subjetividad de las personas, sino valorar la objetividad de las acciones humanas en la convivencia a la luz de los valores morales.
El objeto de la "Ética" tiene relación con otros dos ámbitos diferentes, también prácticos: el derecho y la política. El derecho es el cuerpo de regulaciones o leyes y sus principios de aplicación e interpretación en un determinado lugar geográfico e histórico, con sus respectivos agentes de aplicación y medidas coercitivas.
La política corresponde a aquellos criterios y medidas prácticas que los gobiernos deciden aplicar:
a) leyes o regulaciones respecto a la vida social (general o particular, por Ej., La prohibición o no del aborto).
b) asignaciones o distribuciones de recursos en el tiempo y en la geografía del país
c) criterios de sobrecarga en la responsabilidad social (entre ellos, el pago de impuestos).
Cabe señalar, además, que las conductas del ser humano también son tomadas como objeto de estudio y prescripción por la sociología y la antropología cultural, materias éstas, que tienen sus respectivas metodologías específicas.
Aunque no podemos entrar a detallar sus características, sí podríamos esquematizar de la siguiente manera lo específico de cada una y las diferencias entre ellas:
a) Esfera ética: se ocupa de lo que es "bueno" o "recto" para la "condición" humana, independientemente de que sea acostumbrado, legislado o mayoritariamente asumido por una determinada sociedad. Una acción "recta" es aquella que se puede defender o justificar con coherencia razonable en teorías éticas (que incluyen valores, principios, normas, virtudes) y en una antropología o concepción de lo que es el hombre.
b) Esfera antropológico–cultural: los valores vividos de hecho y las costumbres, considerados como "válidas" por los distintos grupos humanos de una determinada sociedad o ambiente cultural, tengan o no tengan fundamentación racional. El antropólogo cultural (a diferencia del filosófico) se ocupa de saber qué es lo que los hombres o sociedades valoran de hecho.
c) Esfera sociológica: las conductas estadísticamente significativas de una población. El sociólogo se ocupa de ver las relevancias estadísticamente significativas de los distintos componentes de la sociedad a través de un método que le es propio (a diferencia del de la antropología cultural).
d) Esfera jurídica: se ocupa de establecer lo que debe ser mandado prohibido o penado por las leyes de una sociedad. Lo "mayoritario" o lo vivido "de hecho" en una sociedad, no necesariamente tiene por qué coincidir con lo "legal" o lo "ético", aunque haya algunas teorías éticas que sostengan esta postura. Un ejemplo típico de no-coincidencia entre lo ético y lo legal es el caso de la prostitución o de los vientres de alquiler, que pueden ser legalmente admitidas pero que desde el punto de vista ético implican una comercialización de la integridad personal de la mujer.
2. Ética: El problema moral.
La "ética" o "filosofía moral" es una disciplina filosófica que estudia los principios y valores que gobiernan el comportamiento del hombre dentro de la sociedad. El concepto de persona vinculado al de moralidad nos revela la esencia del acto moral, caracteriza a la persona en su relación con la vida moral la conciencia de sí mismo, su carácter de agente de actos conscientes libremente consentidos, la facultad de discernimiento para reconocer lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, capacidad de asumir obligaciones y aceptar responsabilidades todo lo cual comporta la conciencia moral que alcanza plenitud en la voluntad de decisión y en la libertad de acción, requisitos indispensables para tipificar moralmente las acciones humanas.
3. Ética Profesional.
Como ya lo hemos señalado líneas arriba, de este vocablo griego "ethikos" es de donde proviene la palabra castellana "ética"; aunque muchos autores sostienen que su origen, está en la palabra "éthos" se refería no sólo a la "manera de ser" sino al "carácter" (en el sentido psicológico que nosotros le damos ahora a esta palabra); y posteriormente el lenguaje fue evolucionando y la usó para referirse a "La manera de actuar, coherente, constante y permanente del hombre para llevar a cabo lo bueno". Ya tenemos, el concepto clásico de lo que siempre se ha entendido por "ética".
Por "profesión" se entiende "una ocupación que se desarrolla con el fin de colaborar con el bienestar de una sociedad". Para realizar dicha labor es necesario que el profesional (persona que ejerce la misma) actúe con responsabilidad, siguiendo los requisitos que la ley vigente plantee para el desarrollo de esa actividad.
La "Ética Profesional" pretende regular las actividades que se realizan en el marco de una profesión. En este sentido, se trata de una disciplina que está incluida dentro de la ética aplicada ya que hace referencia a una parte específica de la realidad.
Cabe destacar que la ética, a nivel general, no es coactiva (no impone sanciones legales o normativas). Sin embargo, la ética profesional puede estar, en cierta forma, en los Códigos que regulan una actividad profesional. La Deontología forma parte de lo que se conoce como ética normativa y presenta una serie de principios y reglas de cumplimiento obligatorio.
Podría decirse, por lo tanto, que la ética profesional estudia las normas vinculantes recogidas por la deontología profesional. La ética sugiere aquello que es deseable y condena lo que no debe hacerse, mientras que la deontología cuenta con las herramientas administrativas para garantizar que la profesión se ejerza de manera ética.
4. la Ética y la injusta corrupción que coexiste con la pobreza.
"La corrupción" es una constante de la humanidad, ha coexistido con la pobreza y la desigualdad. Es otra forma de injusticia que pesa sobre las sociedades. Desde las más antiguas y poderosas civilizaciones se mantiene como una subrealidad que existe y se desarrolla en la oscuridad, mediante mecanismos de autorregulación que la mantienen en límites "aceptables": no crece tanto que deba ser extirpada de raíz. La "discreción" de los corruptos y sus actividades", la participación "adecuada" de los involucrados, el "nivel" o la "importancia" de los actores, y el juego de los controles, entre otras particularidades, hacen que el fenómeno mantenga en su misma naturaleza una capacidad total de supervivencia y adaptación. Sin embargo, en nuestro tiempo, la corrupción se ha convertido en "la epidemia de fin de siglo".
a) Constituye uno de los problemas centrales para el desarrollo socioeconómico y el funcionamiento de la democracia. La ética vuelve al centro de las preocupaciones de nuestra época. Se suceden los encuentros y debates sobre ética y política, ética y democracia, ética y economía, bioética; "Después de la idolatría de la Historia y la Revolución, el culto ético como nuevo avatar de la conciencia mitológica".
b) Atraviesa las discusiones de fin de siglo.
Por ejemplo, el 72% de los empresarios argentinos opina que la corrupción y el fraude son problemas importantes para sus negocios; en Estados Unidos el 76% opina lo mismo y en Holanda, el 77%; y en los países subdesarrollados, ni que se diga.
c) "Los dos tercios de la elite patronal consideran ya que la moral contribuye al éxito de la empresa".
d) El cambio de época que vivimos con la globalización de la economía, el reordenamiento geopolítico mundial, la tercera revolución científico técnica, la entrada del "homo videns", la comparecencia del empobrecimiento sostenido, introducen nuevos interrogantes éticos: desde las preguntas por la relación entre mercado y ética, hasta los nuevos límites y vínculos de vida y muerte, desde la redefinición del papel de la información y la comunicación, hasta el replanteamiento del papel de las ciencias y las tecnologías.
5. ¿Dónde están las virtudes?
Nos movemos en un tiempo globalizado, marcado por un cambio en la visión ética y la conciencia moral. Históricamente el referente era el bien, la virtud: el mal estaba definido como la ausencia del bien. Hoy hay un vuelco: el bien apenas queda definido como la ausencia del mal. Ahora es honrado quien apenas no es corrupto.
Las virtudes de la honradez, la probidad quedan fuera del horizonte de las exigencias sociales. Desde la referencia al individuo se genera una moral negativa centrada en la prohibición: a la ética del tú debes, hoy le sustituye una ética del "tú no hagas, pues puede afectarte".
En las sociedades posmodernas hay un desplazamiento de las problemáticas: deslegitimados los grandes relatos, pasamos desde las antiguas preguntas en torno al bien y el mal, a las preocupaciones del lucro, la eficiencia y el poder. Se produce una escisión entre las prácticas económicas y políticas y la normatividad. El viejo espejo iluminista de los ideales de igualdad, fraternidad y libertad, se opaca ante el destello deslumbrante del supuesto éxito del mercado. "La conciencia burguesa dominante, tal y como puede mostrarse en el ejemplo de las teorías democráticas de este siglo, se ha tornado más bien cínica: ya no apela, como en los tiempos de la revolución burguesa, a los valores universalistas del derecho natural racionalista o de la ética Formalista".
Para Milton Friedman, uno de los gestores del neoliberalismo, "la economía positiva debe ser independiente de cualquier juicio normativo y en particular de cualquier postura ética".
El socialismo real tampoco escapó a una racionalidad instrumental actuada desde el Estado y el partido. Después de la caída del Muro, la corrupción ligada al poder pasa a ser uno de los cauces del reordenamiento de la economía liberalizada. 16 Vivimos el tiempo de la constitución de una ética pos moralista, una ética indolente (llena de apatía, apática) y "light", basada en "la cultura individualista" y el "crepúsculo del deber", y en un consenso tácito, todos están de acuerdo en el nombre del mal y lo denuncian en los otros.
"La corrupción", tema que trataremos en un punto aparte, de los otros, el fundamentalismo y el autoritarismo de los otros, "la impunidad de los otros". Facilita un consenso sin compromiso ni riesgo. "Trasladar el mal al otro", la colombianización del narcotráfico, para no ver que la base está en la demanda de la población norteamericana y europea; para silenciar que los principales manejos y transacciones económicas del narcotráfico se hacen en los países del Norte. La tercer mundialización de la corrupción, para no ver que ésta se encuentra en las bases de Occidente. Estatalización de la corrupción, para ocultar que la base está en el provecho y la apropiación individual. El otro desaparece como la contraparte de un diálogo y de una práctica comunicativa, para convertirse en el signo del peligro.
La globalización actual se combina con la formación de bloques económicos y una agudización de la competencia por los mercados con una inevitable consecuencia en el campo de las normas.
No solamente hay que pensar que todo vale con tal de seguir ganando, sino que también es una buena idea airear en una aparente guerra sin cuartel la "corrupción", siempre y cuando sea la del competidor o solamente sea aquella que resulta no funcional para el desarrollo de los negocios, aun cuando a esto se le llame obstáculo para superar la pobreza, desarrollo igual a inversión, o cualquier otro eufemismo.
Con ello se opera un cambio fundamental respecto a la filosofía moral de la postmodernidad: "de fin ideal e incondicional, la ética se ha transformado en medio económico, en instrumento inédito de gestión,… la ética se convierte en un auxiliar eficaz de lo económico".
6. ¿La Ética se mide en función de intereses económicos?
Cuando la economía de mercado, es presentada como la panacea universal y el consumo es promovido como el único estilo de vida posible desde la opinión pública "más mediática", hay que destacar como en esa concepción, el elemento clave es la mercancía y son élites económicas las que toman las decisiones apropiadas, el momento apropiado, en función de sus intereses, generando así una lógica implacable: todo tiene que convertirse en mercancía, todo tiene un precio, el único objetivo es la acumulación incesante de capital.
Es decir, valorada por sobre cualquier otra consideración la obtención de beneficios, queda también formulado el mercado de la corrupción, la oferta y la demanda como ley suprema, ponen en la almoneda a todos, políticos, empresarios, profesionales, deportistas, etc., la élite del poder se consolida y multiplica, al paso que prolifera y aumenta el número de "mercancías" aprovechadas en su beneficio, generalmente beneficio privado y "servidores públicos mercancía", "mundo–mercancía", "seres–mercancía". Con la maduración de las ideas neoclásicas, se intentó la supresión de toda obligación social o moral en la economía.
Este intento, más que eso, esta conceptualización tecnocrática de la economía se transformó casi en un axioma indiscutible. Pretensión que constituye, aún cuando pueda parecer paradójico, la fuerza moral que respalda al "Consenso de Washington" y por lo mismo a las recomendaciones de los grandes organismos multilaterales. En la práctica, esta es una imposición que significa una especie de cárcel ideológica para los países subdesarrollados.
La economía, en la medida que es asumida como una ciencia exacta, ya no tendría nada que ver con cuestiones prácticas, ni morales. Con el intento por sustituir las relaciones sociales de producción por simples relaciones técnicas, sobre todo expresadas matemáticamente, "el discurso único" –el neoliberal– asume una ética instrumental atada a la racionalidad del mercado, llevado éste casi a la categoría mítica de fin último. Fe en el mercado que dio lugar, como constató Karl Polanyi hace más de medio siglo, a "la más violenta y extendida de las explosiones de fervor religioso que ha conocido la humanidad". Y que intenta hacer de la economía un cuerpo teórico apologético del "capitalismo".
Parecería que en las batallas éticas hay un triunfo de la legitimación del modelo; mientras los pueblos se resignan ante su poder. Desde esa perspectiva se ha generalizado una ética de la resignación: la corrupción ha existido siempre y hoy se ha extendido a niveles tales que lo único posible es reducirla, contenerla, al menos en parte. La lucha contra la corrupción se vuelve condicionada. "La resignación actual tiene el tono del realismo, y el lenguaje de la necesidad. Hoy la necesidad se llama economía…El mundo es como es, y hoy depende de su cotización".
7. La Ética, su Evolución en el Pensamiento. La Deontología.
a) La ética educando en virtudes y valores morales.
En tiempos de crisis de toda índole, como los que ya vivimos, la Educación en Valores resulta básica para la transformación positiva de la sociedad peruana, las virtudes y valores no se pueden enseñar en el sentido clásico como se enseña matemática, literatura o Filosofía. Los valores se deben, se tienen que cultivar desde adentro, a partir de la imitación e identificación con las personas que viven y se relacionan entre si de acuerdo a esos valores.
Eso incluye la decisiva relación entre padres e hijos, profesores, alumnos y hasta gobernantes con gobernados. La escala de valores que nos permite vivir en comunidad, en paz con nosotros mismos y con los demás. Respetando el derecho ajeno, pero también defendiendo nuestros derechos con vigor. Hay que mejorar la existencia de todos, la necesidad de contribuir con la formación moral de las nuevas generaciones. Las virtudes y valores morales están para ser conocidas y ser aplicadas en nuestras vidas.
b) La familia, primera escuela formativa.
La familia, a lo largo de los tiempo, ha jugado un papel fundamental en la formación de virtudes y valores morales, elementos básicos para el desarrollo de sociedades fuertes. Los padres se erigen en los más comprometidos educadores de sus hijos, desde el momento de su nacimiento, brindándoles conocimiento, información y buenos ejemplos, "el ejemplo arrastra".
Es preciso que los padres enseñemos a nuestros a nuestros hijos todos los aspectos espirituales y materiales que conllevan el desarrollo de una vida humana. Esta gran responsabilidad de los padres de no solo tener hijos y entregarlos a la vida, sino convertirse en artífices de la realidad de futuros hombres y mujeres de bien.
Las acciones y la forma de vida de los padres deberán convertirse en el faro que guaira las acciones de los hijos. Incluso los padres deberán asumir el tácito compromiso de aceptar trabajar en corregir los defectos propios.
En la familia hay que prepara a los hijos para la participación en la vida social, política, económica, premunidos de los altos sentimientos que nos otorgan las virtudes y los valores, y así estén preparados para interrelacionarse con diversos elementos de la sociedad, siempre basándose en la dignidad y los buenos principios.
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