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Una teoría de todo, de Ken Wilber (página 7)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

En El matrimonio entre el alma v los sentidos he tratado de mostrar la existencia de una ciencia del reino corporal (ordinario), de una ciencia del reino sutil (sutil) y de una ciencia del reino causal (espíritu). Pero el hecho es que también existe un arte del reino corporal, un arte del reino sutil y un arte del reino espiritual, y una moral del reino corporal, una moral del reino mental y una moral del reino del espíritu. Así pues, todos los niveles manifiestos del Gran Nido tienen una dimensión "yo", una dimensión "nosotros" y una dimensión "ello", es decir, todos los niveles tienen un arte, una moral y una ciencia. De ahí se deriva que, aun cuando extendamos la ciencia a los reinos más elevados, sus métodos siguen siendo tan sólo "un tercio" de la historia total, porque los niveles superiores también tienen arte y moral que se atienen a sus particulares metodologías (siguiendo sus propios y distintos criterios de validez, a saber, la veracidad y la justicia, respectivamente). Debemos, por tanto, tener bien presentes los siguientes dos puntos: yo he sugerido que podemos extender legítimamente la ciencia para que no sólo se ocupe de los dominios del cuerpo o reino sensorimotor (empirismo estrecho). sino también de la mente y del espíritu (ciencias geist). Pero, aun en ese caso, no sólo hay ciencias de los reinos más elevados, sino que también hay artes y morales de los reinos más elevados (o, dicho con más precisión, hay cuatro cuadrantes de las olas más elevadas, cada una de las cuales tiene metodología y criterios de validez diferentes: la verdad, la veracidad, la justicia y el ajuste funcional). Así pues, aunque utilice una acepción amplia de la ciencia. yo nunca reduzco los reinos más elevados a la ciencia, porque también existen un arte y una moral de esos reinos y, como explico claramente, el arte y la moral se atienen a metodologías distintas a la propiamente científica. Algunos críticos han dicho que, al expandir la ciencia hasta incluir los reinos más elevados, yo estaba reduciendo éstos a aquélla. Adviértase también que, en el texto, estoy centrándome exclusivamente en lo individual. La ciencia amplia también puede formar parte de la investigación del cuadrante inferior-izquierdo y de sus realidades. Pero. en lo que respecta a todos los dominios interiores, la ciencia amplia es dialógica (y translógira), no meramente monológuica, y ahí estamos en presencia de las ciencias amplias de la fenomenología, la metodología de la investigación cualitativa. las ciencias interpretativas. etc. La ciencia estrecha, por su parte -ya sea individual (como, por ejemplo, la física, la química o la biología) o colectiva (como la teoría sistémica, la teoría del caos y las teorías de la complejidad)- es esencialmente monológuica, ya que no investiga "yoes" ni "nosotros" sino "ellos". Véanse los capítulos 1 y 2 de Los tres ojos de! conocimiento (CW3), El ojo del Espíritu (CW7) y muchas de las notas finales de Sexo, ecología, espiritualidad (CW6).

16. Página 204.

Algunos críticos han atacado Ciencia y religión porque consideran que es una defensa de la "filosofía perenne", a la que, dicho sea de paso, aborrecen. Los relativistas pluralistas y los enfoques espirituales fuertemente asentados en el meme verde (véase introducción a CW7), por ejemplo, llevan tres décadas atacando la noción de filosofía perenne. Desde su punto de vista, no existen verdades universales (excepto sus propia visión pluralista que reclama ser universalmente válida para todas las culturas) y afirman que la filosofía perenne, aun cuando exista, es rígida y autoritaria (después de lo cual no dudan en reemplazarla con su propia ideología autoritaria políticamente correcta). A pesar de ello, sin embargo, yo simpatizo con muchas de las críticas realizadas a la filosofía perenne. Véanse, en este sentido, El ojo del Espíritu (CW7), El matrimonio entre el alma y los sentidos (CW8), Una visión integral de la psicología (CW4), Diario (CW8), Sexo, ecología, espiritualidad (CW6) y las introducciones a CW2. CW3 y CW4.

Cuando esos críticos me identifican con la filosofía perenne, no parecen darse cuenta de que el único ítem de la filosofía perenne que realmente sostengo es la noción de reinos de ser y de conocimiento, y de que sólo defiendo a capa y espada tres de ellos: la materia, la mente y el espíritu (o reino ordinario, reino sutil y reino causal)… aunque, en ocasiones, los extienda hasta cinco (materia, cuerpo, mente, alma y espíritu). Porque el hecho es que todas las grandes culturas del homo sapiens han reconocido la existencia de estos tres reinos fundamentales de la existencia (algo que también evidencian los estados de vigilia, sueño y sueño profundo). No creo, por tanto, en la universalidad de otros aspectos de la versión tradicional de la filosofía perenne (como los que sostienen, por ejemplo, Frithjof Schuon, Ananda Coomaraswamy, Henry Corbin, Seyyed Nasr, Huston Smith, Marco Pallis, René Guénon, etc.) acerca de la inmutabilidad de los arquetipos, la involución y la evolución como algo fijo y predeterminado, la naturaleza estrictamente jerárquica (que no holónica, es decir, cuadrática) de la realidad, etc., y, en ese sentido, me he distanciado claramente de esos teóricos. Aunque he sido un duro crítico de la filosofía perenne, todavía creo que, en lo que respecta a sus formas más sofisticadas, sigue siendo una excelente fuente de sabiduría, aun cuando ciertamente habría que desempolvarla. En mi opinión, una auténtica TOE requiere de la adecuada combinación entre lo mejor de la premodernidad, lo mejor de la modernidad y lo mejor de la postmodernidad, el objetivo explícito, por cierto, de Sexo, ecología, espiritualidad y de todos los libros que he escrito posteriormente.

17. Desde cierto punto de vista, la religión estrecha es simplemente la visión del mundo propia de cualquier estadio del desarrollo. Así pues, existe una religión púrpura, una religión roja, una religión azul, una religión naranja, una religión verde, etc. La religión estrecha trata de proporcionar sentido y solaz al yo de cualquier nivel. (La religión profunda, por el contrario, aspira a cambiar completamente de nivel, transformando al yo -ya sea de modo provisional o permanente- a los reinos psíquico, sutil, causal o no-dual.) Ésta es también, además, como he descrito en Un Dios sociable (CW3), la diferencia existente entre la religión legítima y la religión auténtica. La religión estrecha es lo que queremos decir cuando afirmamos, por ejemplo, que alguien cree "religiosamente" en algo. Por ello, en este sentido, el contenido concreto de la creencia no tiene que ser estrictamente religioso. sino que basta simplemente con creer intensamente en ella. Es en este sentido que los seguidores de Star Trek, por ejemplo, afirman que la lógica es la religión de Spock. Así pues, cuando el yo se identifica con un determinado nivel u ola del desarrollo, cree religiosamente en la visión del mundo propia de ese nivel y la defiende como si en ello le fuera la vida. Esta intensa identificación, en cualquier nivel, genera la religión "estrecha" característica de ese nivel, el apego y la identificación emocional con la visión del mundo propia de ese nivel que el yo necesariamente siente en cada una de sus olas de desarrollo (hasta que finalmente se desidentifica de ese nivel y avanza hasta el siguiente, que también abraza religiosamente. Y este proceso prosigue a menos que tenga lugar un estancamiento del desarrollo o uno se desarrolle hasta los reinos del alma y del espíritu, en donde descubrirá la espiritualidad profunda y el Yo divino, en cuyo momento, la religión estrecha se habrá convertido en una religión profunda). Veamos ahora unos pocos ejemplos de la religión estrecha de cada una de las olas de la existencia: la religión púrpura incluye algunas formas de vudú y la creencia en palabras que poseen un poder mágico. La religión roja, por su parte, es una religión de creencias míticas y arquetípicas que subrayan el poder mágico de las figuras arquetípicas (según las cuales, por ejemplo. Moisés separó las aguas del mar Rojo, Cristo nació de una virgen, Lao Tzu tenía ochocientos años de edad en el momento en que nació. etc.). La religión azul es la religión de la ley y el orden, una estructura mítico-pertenencia que mantiene la cohesión del grupo mediante la obediencia a un gran Orden o a un gran Otro; se trata de una religión autoritaria y rígidamente jerárquica que utiliza la culpa como forma de control social (los diez mandamientos, las Analectas de Confucio, la mayor parte del Corán, etc.), pero que sólo extiende su abrazo a quienes aceptan las creencias míticas (al tiem

po que condena a todos aquellos que no lo hagan). La religión naranja es la religión del positivismo y el materialismo científico. No olvidemos que sus defensores creen en ella tan religiosamente como lo hace cualquier fundamentalista y tienen sus propios inquisidores escépticos que no dudan en atacar y ridiculizar cualquiera de las visiones del mundo propias de los demás niveles. (Recordemos, en este sentido, que Auguste Cocote -el padre de positivismo científico moderno- llegó a proponer la elección de un Papa del positivismo, un buen ejemplo de lo que puede llegar a ser una religión estrecha en el nivel egoico-racional. Se trata, repitámoslo una vez más, de la "religión" de Spock.) Pero la religión naranja también jalona el comienzo de la creencia en la igualdad de derechos para todos los individuos, independientemente de raza, color, credo o género. La religión verde, por su parte, extiende la bondad y el respeto subjetivo a todas las almas y muestra una exquisita sensibilidad hacia todos los habitantes de la tierra (aunque se muestra muy negativa -"el mal meme verde"- hacia quienes no comparten su religión de lo políticamente correcto). La religión propia del pensamiento de segundo grado que subraya el holismo, la unidad cósmica y las pautas universales (según Beck y Cowan, el pensamiento de segundo grado cree que "la tierra es un organismo con una mente colectiva"). Más allá todavía de la creencia integral en la unidad cósmica, la religión psíquica constituye una experiencia real de esa unidad cósmica (una especie de misticismo natural). La religión sutil es una experiencia directa del Fundamento divino de este orden cósmico (misticismo teísta). Y la religión causal, por último, constituye una experiencia directa de la naturaleza radicalmente infinita e incualificable de ese Fundamento (misticismo sin forma). Así pues, la religión estrecha se refiere simplemente a las creencias, prácticas, costumbres, experiencias y tradiciones que nos ayudan a traducir y abrazar la visión del mundo propia de cualquier ola concreta; mientras que la religión profunda tiene que ver con aquellas prácticas, técnicas y tradiciones que nos ayudan a transformamos hasta las olas transracionales y transpersonales más elevadas (psíquica, sutil, causal y no-dual o, dicho de otro modo, a despertar el alma y el espíritu). Y estas prácticas de espiritualidad profunda nos revelan realidades auténticas y nos conectan con verdades genuinas. Estas prácticas de espiritualidad profunda también son parcialmente conocidas como ciencias contemplativas -o simplemente buena ciencia- porque no son meras creencias, sino prácticas reales arraigadas en instrucciones, evidencias experimentales y corroboración por parte de los adecuadamente entrenados. Se trata de prácticas públicas, repetibles y compartibles que revelan realidades, es decir, verdades reales y no meros significados culturales, estructuras de valor local, etc. Estas olas superiores son tan verdaderas como la azul, la naranja o la verde. Si usted cree que existe

evidencia sobre estas olas, lo mismo ocurre en el caso de las olas transpersonales que afirman experimentar directamente lo Divino.

18. Pero esto no significa que estén saltándose estadios, porque decir que el mundo anterior a la Ilustración se halla anclado, por ejemplo, en la ola azul. sólo significa que el nivel promedio de la conciencia estaba centrado en azul. Bien pudiera, por tanto, haber individuos concretos que se hallaran por encima o por debajo de esa ola y que, partiendo del pensamiento de segundo grado o de la conciencia universal, evolucionaran hasta las olas psíquicas, sutiles y causales. Pero la sociedad, en general, no podía soportar las olas más elevadas y su presencia fue muy escasa fuera de enclaves o comunidades protegidas, viéndose fundamentalmente circunscrita a los grandes chamanes, santos y sabios. Véase Una visión integral de la psicología para una discusión más detallada acerca de este tema y para acceder a un resumen de la gran cantidad de evidencia intercultural disponible acerca de las olas más elevadas del desarrollo.

19. En términos de la nota 17 podríamos decir que, con la Ilustración, la religión estrecha naranja del materialismo científico asumió una actitud muy agresiva contra la religión estrecha azul de la Iglesia.

20. Para una discusión en torno a la espiritualidad postliberal, véanse El ojo del Espíritu (CW7). El matrimonio entre el alma y los sentidos (CW8) y Boomeritis.

Capítulo 5. El mundo real

1. En El matrimonio entre el alma V los sentidos y, más concretamente, en Sexo, ecología, espiritualidad y en Breve historia de todas las cosas se explica el significado del término "mundo chato", que yo utilizo en dos sentidos diferentes. 1) Técnicamente, se trata de la creencia de que las únicas realidades auténticamente reales son las propias de la Mano Derecha y la consiguiente reducción de todos los eventos de la Mano Izquierda a sus correlatos en la Mano Derecha. 2) En otro sentido, el término "mundo chato" se refiere a la creencia de la Mano Izquierda en un sólo nivel de conciencia. Desde esta perspectiva, pues, los conductistas -que sólo creen en la conducta que puede ser observada de un modo objetivo- ejemplifican la primera acepción del "mundo chato", mientras que el relativisismo pluralista -que sólo reconoce los valores propios del meme verde- constituyen un ejemplo de la segunda acepción del término. El reduccionismo del mundo chato (en el primero de los sentidos) admite dos grados diferentes el reduccionismo sutil, que lo reduce todo al cuadrante inferior-derecho (como hacen los sistemas de procesos dinámicos. las teorías del caos y de la complejidad, la teoría sistémica tradicional, la autopoyesis social, la red-de-la-vida, etc.), y el reduccionismo burdo, que va todavía un paso más allá y termina reduciendo esos sistemas objetivos a átomos objetivos (reduciendo todos los fenómenos a unidades atomísticas del cuadrante superior-derecho). El reduccionismo sutil es conocido también con los nombres de holismo exterior u holismo chato (en contraste con el holismo integral, que incurre tanto en el holismo interior como en el holismo exterior). Ambos -tanto el reduccionismo burdo como el reduccionismo sutil- creen que el mundo puede ser explicado en el lenguaje en tercera persona del "ello" (es decir, ambos son monológuicos, no dialóguicos ni translóguicos). Digamos, a propósito de este punto, que el "crimen cometido por la Ilustración" no consiste tanto en el reduccionismo burdo como en el reduccionismo sutil. Los filósofos de la Ilustración pensaban en términos sistémicos, ellos fueron los primeros grandes defensores del sistema de la Naturaleza y del "gran orden interrelacionado" (Charles Taylor, Sources of the Self, véanse también los capítulos 12 y 13 de Sexo, ecología, espiritualidad).

2. La psicología conductista, el asociacionismo y la epistemología adoptaron rápidamente la visión de la mente como una tabula rasa porque, entre otras muchas razones, prometía una "perfectibilidad ilimitada" de los seres humanos mediante el uso de los distintos tipos de ingeniería social objetiva. Se trata de una visión que rechaza sumariamente de un plumazo todas las diferencias, capacidades y estructuras innatas y considera que el ser humano nace en un estado semejante a una masa de arcilla que puede verse moldeada a gusto por las fuerzas y las instituciones externas (conductismo, asociacionismo) hasta conseguir el estado deseado. En su Observations on Man, publicado en 1749, David Hartley presentó una nueva teoría psicológica -el asociacionismo- que consideraba la mente como un conjunto de sensaciones, una visión que encajaba perfectamente con la epistemología empirista de Locke. Berkeley y Hume y terminó dando origen a una nueva teoría política: el liberalismo. James Mill y su hijo John Stuart Mill abrazaron estas ideas por una razón muy sencilla: «La principal doctrina psicológica de mi padre -escribió John- sostenía que el carácter del ser humano es modelado por las circunstancias [causación objetiva] a través del principio universal de asociación, con la consiguiente posibilidad de una mejora sin fin de las condiciones morales e intelectuales de la humanidad…». Y el logro de esta mejora requería de una educación conductista que modelase el interior en función de las condiciones externas o -especialmente en las versiones posteriores- mediante el uso de las distintas formas de ingeniería social. Por ello el conductismo -por más burdo e incorrecto que fuera- acabó convirtiéndose en la psicología oficial de la Unión Soviética y sigue siendo la psicología implícita de muchas formas de liberalismo tradicional.

Como señala John Passmore en Cien años de filosofía: «En uno de sus primeros discursos, [John Stuart] Mil] anunció que compartía la creencia de su padre en la perfectibilidad, una fe que siguió manifestando hasta sus últimos escritos. Tal vez en ningún lugar expresó más abiertamente su rechazo de las diferencias innatas como en The Subjection of Women (1869), donde defendía que "hasta las diferencias más incuestionables" entre los sexos son tales que "bien pudieran deberse a las circunstancias [causación objetiva] sin que existiera. en realidad, la menor diferencia entre las capacidades naturales [causación subjetiva]"». Desde esta perspectiva, el ser humano es una tabula rasa en la que siempre puede verterse desde el exterior un mundo más perfecto, sin centrarse en la modificación de las realidades internas. Así fue como la doctrina de la tabula rasa acabó convirtiéndose en la política social radical. «Así pues, para Mill, el asociacionismo no es tan sólo una hipótesis psicológica, sino el presupuesto fundamental del radicalismo político.» Y lo mismo podríamos decir con respecto al empirismo, que no es sólo una epistemología, sino un proyecto de acción social que sólo se basaba en la causación objetiva (y en el consiguiente rechazo implícito de la causación subjetiva), uno de los principales motivos, por cierto, por los que se adoptó. «De manera similar. el empirismo es bastante más que un análisis epistemológico, porque no ser empirista supone la adhesión implícita al establishment y el compromiso con doctrinas e instituciones supuestamente "sagradas".» En opinión de Mill, «las creencias ajenas al empirismo constituyen el fundamento intelectual de las falsas doctrinas y de las malas instituciones». Por ello el empirismo constituye la puerta de entrada para el modelado de los seres humanos (y, por tanto. de la "perfectibilidad", una de los proyectos fundamentales de la ingeniería social).

Como luego veremos, esta actitud reflejaba un noble empeño por pasar de las nociones etnocéntricas que hablan de "diferencias" innatas (como, por ejemplo, que los paganos nacen sin alma) tan frecuentemente excluyentes a una moralidad mundicéntrica postconvencional libre de prejuicios y sesgos (un intención que, por cierto, comparto). Porque el hecho es que el establishment -que, en la época de Mill, se centraba en las doctrinas etnocéntricas mítico-pertenencia de la Iglesia (las "instituciones sagradas")- requiere de una revisión crítica, y el empirismo puede ayudarnos a llevarla a cabo (porque cuestiona las demandas empíricas de la religión estrecha). Por otra parte. sin embargo, la psicología y la filosofía liberal, al negar la realidad de los reinos, estadios y estados interiores y reducirlos, en consecuencia, a meras improntas del mundo sensorimotor, acabarían traicionando sus propios objetivos. Porque su fidelidad al empirismo exclusivamente sensorial y a la tabula rasa acabó convirtiendo a los liberales en los primeros promotores de la visión del mundo propia del materialismo científico, una visión chata del universo que termina socavando -y, en ocasiones, llega a desbaratar- cualquier posible crecimiento y desarrollo de los dominios interiores. Si los seres humanos poseen realmente una "perfectibilidad ilimitada", ésta no yace exclusivamente en el desarrollo exterior, sino también en la espiral del desarrollo interior. Como veremos a lo largo de este capítulo, la tabula rasa liberal aspiraba noblemente a la conciencia moral mundicéntrica, pero acabó equivocándose de camino.

3. Éste es. precisamente, el motivo por el cual las sociedades más "liberales" o más "permisivas", son las que menos alientan el liberalismo. Porque el hecho es que, cuando todas las actitudes se consideran iguales y no se establece "ningún juicio" al respecto -es decir, cuando no se "margina" ninguna-, caben todas las posturas, desde el egocentrismo hasta el etnocentrismo. en cuyo momento la existencia misma del liberalismo mundicéntrico se ve profundamente amenazada. Así es como el liberalismo tradicional acaba socavando sus cimientos. Véanse las entradas correspondientes a los días 3 y 15 de diciembre de Diario y Boomeritis.

4. Dado que la ola mítico-pertenencia (meme azul) constituye un estadio absolutamente normal y necesario del desarrollo humano, cualquier política realmente integral -y que se atenga, por tanto, a la directriz primordialdebe comprender el papel absolutamente necesario (aunque ciertamente limitado) que desempeña el meme azul en cualquier sociedad y no pretender simplemente disolverlo a la menor oportunidad. Porque la animadversión que muestra el meme verde por el azul y su intención de disolverlo ha acabado convirtiéndose en una de las pesadillas políticas que asolan a este país y al mundo entero.

5. Cualquier política realmente integral debe tratar de incluir armónicamente las orientaciones políticas de todo el espectro en tres grandes regiones, al menos, de un modelo omninivel y omnicuadrante: las que se refieren a la causación social, a la relación entre lo individual y lo colectivo y a los niveles del desarrollo. Existen otros ámbitos que no necesitan ser considerados en esta breve introducción. como los que se refieren a la dirección del cambio (regresivo, progresivo o estacionario; bondad recapturada versus crecimiento hacia la bondad, etc.), los métodos de cambio (crítico, traslativo o transformador) y los tipos de libertad (negativa, positiva). Así pues. las siguientes tres regiones son las más importantes:

1) Causación social. ¿Cuál es la causa fundamental del sufrimiento, de la inferioridad o de la falta de derechos de una persona. en ella misma o en la organización social?, ¿en la naturaleza o en la educación?, ¿en la causación interior o en la causación exterior? Desde la perspectiva liberal, la causa del sufrimiento depende de las instituciones sociales objetivas: las personas sufren porque la sociedad es injusta: usted es pobre porque se ha visto oprimido, marginado o, en el mejor de los casos, porque no le han brindado otras oportunidades (J.S. Mill). El conservadurismo, por su parte, atribuye el sufrimiento a la misma persona: usted es pobre simplemente porque es perezoso. Así pues, desde el punto de vista conservador, la culpa del sufrimiento humano reside en los factores internos y las instituciones sociales no reprimen a las personas, sino que, muy al contrario, las ayudan a desarrollar sus potencialidades más elevadas (Edmund Burke). Así pues, para los conservadores, la causa básica del sufrimiento no reside en el entorno, en la educación o en las instituciones sociales sino en el mismo individuo. Ésta fue la definición de las visiones liberal y conservadora que esbocé en Después del Edén (1981), una definición que desde entonces se ha popularizado. Veamos ahora un ejemplo procedente de la revisión realizada por Lance Morrow del libro Hating Whiten, de David Horowitz, publicada en la revista Time el día 22 de noviembre de 1999: «Ésta es la línea que separa lo que podríamos denominar la visión externalista y la visión internalista. Los extemalistas -que tienden hacia la izquierda política- afirman que los problemas raciales de Estados Unidos deben ser corregidos mediante intervenciones externas (acción afirmativa, transporte gratuito y otros programas gubernamentales orientados a subsanar las injusticias pasadas y robustecer la justicia racial). Los internalistas -proclives a las soluciones conservadoras- subrayan la necesidad de adoptar soluciones que exigen esfuerzos procedentes del interior, como la educación, el trabajo duro, la automotivación, el desarrollo de la moral, los valores burgueses, la demora de la gratificación, en suma, las viejas virtudes de los inmigrantes». Así pues, la distinción entre la causación interior y la causación exterior constituye una dimensión absolutamente necesaria de cualquier abordaje integral a la política.

2) Individual/colectivo. ¿El establecimiento de una sociedad justa debe subrayar la importancia del individuo o de la colectividad? Éste es un dilema muy antiguo que alcanzó su punto culminante con el advenimiento de la Ilustración y el yo individualizado, una emergencia, por cierto, bastante reciente (véase Después del Edén). En Beyond Left and Right, Lawrence Chickering señala la diferencia existente entre las vertientes "libre" y "ordenada" de cualquier política partidaria. De este modo, la yuxtaposición de esta diferencia con los conceptos de liberal (izquierda) y conservador (derecha) nos proporciona cuatro grandes orientaciones políticas: izquierda libre e izquierda ordenada y derecha libre y derecha ordenada. (Véase en nota 8 la llamada matriz de Chickering/Sprecher.) Desde esta perspectiva, los defensores de la economía libre tienden a ser liberales (en el sentido de que subrayan las libertades individuales) de derechas (porque creen en la causación interior que, como el lector recordará, afirma que uno es pobre porque no trabaja lo suficientemente duro). En consecuencia, desde este punto de vista, el gobierno debe mantener las manos alejadas del mercado laboral y permitir que éste recompense la iniciativa individual). Los conservadores tradicionales, por su parte, son ordenados (porque enfatizan los valores colectivos, la virtud cívica, los valores familiares, cte.) de derechas (porque creen en la causación interior, según la cual la sociedad funciona mal porque no se han inculcado en los individuos los valores tradicionales, como la oración escolar, el trabajo ético, los valores familiares, cte.).

El liberal clásico de la Ilustración era un liberal (en el sentido de que oponía la libertad individual a la mentalidad del rebaño y la religión etnocéntrica) de izquierdas (por cuanto consideraba que la causa del sufrimiento humano radica en instituciones sociales corruptas y opresivas y sostenía la creencia de que todos los seres humanos nacen iguales, pero que la sociedad los trata injustamente). No es de extrañar, por tanto, que la orientación liberal de izquierdas asumiera una actitud política revolucionaria, según la cual, si la sociedad es injusta, basta con liberarnos de ella (como ocurrió, por cierto, en Francia y en Estados Unidos). Los partidarios de las libertades civiles siguen ateniéndose a esta orientación liberal de izquierdas que sostiene que los derechos libres del individuo se hallan por encima de casi cualquier otro desafío.

Los liberales verdes casi siempre son ordenados de izquierdas y quieren imponer sus valores -ya sean multiculturalistas, feministas o lo que fuere- a toda la sociedad a través de la educación y de la acción del gobierno. Éste es el motivo por el cual los ordenados de izquierdas y de derechas suelen establecer alianzas de lo más insólitas. El deseo de imponer sus valores sobre los demás, por ejemplo, ha llevado a los conservadores y a algunas feministas radicales, por ejemplo, a ir más allá de sus diferencias y unir sus fuerzas para solicitar la prohibición de la pornografía.

A menudo se ha dicho que el liberalismo es un movimiento que se originó en los liberales de izquierdas (que afirman que el gobierno no debe inmiscuirse en la vida de los individuos) que lentamente fue escorando hacia una perspectiva de izquierda ordenada (según la cual, existen razones morales que justifican la interferencia del gobierno en la vida cotidiana del individuo). El ejemplo típico, en este sentido, nos lo proporciona la lucha por los derechos civiles ya que, si el gobierno no hubiera intervenido, todavía nos hallaríamos inmersos en plena segregación racial. Y si bien debo admitir que hay algo de cierto en todo ello, también es evidente que la postura ordenada de izquierdas -además de sus sanas e importantes contribuciones- ha terminado convirtiéndose en el hogar de hoomeritis (un pluralismo postconvencional verde preñado de narcisismo preconvencional), que quiere inmiscuirse en la vida de las personas por el poder que de ello se deriva. Así es como la izquierda ordenada ha acabado convirtiéndose en el hogar del feminismo hoomeritis, del multiculturalismo hoomeritis, de la ecología booateritis (es decir, del ecofascismo) etc. Quienes estén interesados en una integración de las posturas liberal y ordenada (o entre la individualidad y la relación), pueden consultar la nota 7.

3) Niveles del desarrollo. La última gran región a considerar tiene que ver con la ola general de la existencia que pretende modificar la acción política. Así, los conservadores tienden a alentar las olas convencionales (desde azul hasta naranja), mientras que los liberales suelen abanderar las olas noconvencionales (es decir, púrpura/rojo y naranja/verde). Cualquier política auténticamente integral debe tener en cuenta dos grandes puntos: 1) Utilizar esas tres grandes dimensiones (y otra menor que apuntamos al comienzo) para cartografiar el espectro completo de las orientaciones políticas. 2) Ver el modo más adecuado de integrar plenamente todas esas orientaciones políticas (no en sus facetas extremas, sino en sus versiones sanas). Y en lo que respecta a estas tres grandes dimensiones, esto significa: a) subrayar tanto la causación interna como la causación externa y alentar, de ese modo, el desarrollo interior y el desarrollo exterior; b) reconocer una democracia auténticamente participativa en la que el individuo pueda sentirse artífice de las leyes colectivas que regulan su conducta y c) reconocer la directriz primordial de toda la espiral completa del desarrollo humano.

Para integrar estas tres dimensiones de un modo coherente necesitamos una filosofía que pueda revelarnos la relación precisa que existe entre ellas, la filosofía integral omninivel y omnicuadrante que he tratado de presentar en una serie de libros, para los cuales ésta es una buena introducción. (Quienes estén interesados en una visión más detallada de la política integral pueden consultar Boomeritis.) El uso de ese modelo nos permite integrar teóricamente esas dimensiones y todavía nos queda la labor de traducir todo ello a una práctica política que integre lo mejor del conservadurismo y lo mejor del liberalismo en una síntesis que nos deja cabalgar armónicamente la ola del futuro integral.

6. La directriz primordial nos obliga a dejar de lado el modelo de "recapturar la verdad" y asumir decididamente el modelo de "crecimiento hacia la bondad" (véase la entrada correspondiente al día 10 de diciembre de Diario y Boomeritis). El liberal tradicional cree en un estado de "bondad original" que se ve oprimido y reprimido por instituciones sociales corruptas. Y aunque esta noción encierre algún tipo de verdad -como explico en la mencionada entrada de Diario-, la investigación psicológica sostiene decididamente la versión de "crecimiento hacia la bondad", según la cual, el desarrollo se despliega desde las fases preconvencionales hasta las convencionales y las postconvencionales. La versión liberal, la epistemología empírica y la psicología conductista, que sostienen la "bondad original" y la noción de tábida rasa, no ha encontrado el menor apoyo en la investigación, dejando así al liberalismo tradicional sin el sostén de una filosofía, una psicología y una ética plausible. El enfoque omninivel y omnicuadrante trata de asentar los nobles objetivos del liberalismo sobre cimientos más sólidos recurriendo, para ello, a las contribuciones positivas de la tradición conservadora.

En lo que respecta a los "estadios interiores", esto supone la existencia de estadios en todos los cuadrantes, es decir, tanto en el cuadrante subjetivo (intencional), como en el objetivo (conductual), el intersubjetivo (cultural) y el interobjetivo (social). Las olas del desarrollo se despliegan en los cuatro cuadrantes y, en consecuencia, hay que tenerlos en cuenta a todos ellos. Además, puede haber un desarrollo desigual entre los distintos cuadrantes -de modo que tecnologías muy sofisticadas ("ello") pueden ser utilizadas por culturas etnocéntricas ("nosotros") pobremente desarrolladas, con resultados más que desastrosos (por ejemplo, Kosovo)-, etc.

Así pues, los dos pasos técnicamente necesarios para aproximarnos a una política integral son los siguientes: 1) unir el interior y el exterior y 2) reconocer que tanto el interior como el exterior se despliegan a través de una serie de estadios y llegar así a la directriz primordial. Es evidente que todas las dimensiones esbozadas en la nota 5 son esenciales para una política auténticamente integral, pero tal vez estas dos sean las más urgentes. La implementación práctica de estos dos pasos resulta levemente diferente en el caso de los liberales que en el de los conservadores, puesto que cada uno de ellos deberá aplicarlos subrayando, precisamente, aquello de lo que carecen. Así, en el caso de los conservadores (que creen en la causación interior y en los niveles interiores, pero sólo hasta el estadio mítico-pertenencia o hasta los memes azul/naranja), por ejemplo, la fase 1 implica el reconocimiento de la importancia parcial pero cierta de la causación exterior en muchas circunstancias y, de ese modo, actuar de un modo "más compasivo" hacia los damnificados (de ahí que hable de "conservadurismo compasivo"). La fase 2 -que todavía no ha sido emprendida-, por su parte, supone dar el paso que lleva de los valores mítico-pertenencia a los mundicéntricos, sin necesidad de abandonar aquéllos sino enriqueciéndolos (con el complemento de los estadios postazules más elevados). En el caso de los liberales (que creen en la causación exterior y en ningún tipo de estadio interior), la fase 1 supone el reconocimiento de la existencia de la causación interior. Debo decir, en este sentido, que hacia ello apuntaba, precisamente, la síntesis esgrimida por Bill Clinton de "oportunidad y responsabilidad" (aplicada, entre otros ítems, a la reforma del estado del bienestar), que asumía así una actitud novedosa para el liberalismo clásico. porque la faceta "responsabilidad" supone el reconocimiento de la causación interior (las personas -que no sólo las instituciones- son parcialmente responsables de su propia situación). Éste es -como adecuadamente me señaló Drexel Sprecher- uno de los modos en los que Clinton trató de implementar la fase 1 combinando la "responsabilidad" (de la persona) con la "oportunidad" (proporcionada por el gobierno) y reflejando así un esfuerzo por unir el interior y el exterior. La fase 2 -que, por cierto, todavía no ha sido emprendida- no sólo supone reconocer la existencia del ámbito interior, sino también los distintos estadios del desarrollo interior (lo paradójico, una vez más, es que la propia actitud liberal tradicional ya procede del estadio mundicéntrico, de modo que no resulta un problema tan grave como pudiera parecer a simple vista, ya que lo único que se requiere es que los liberales reconozcan más adecuadamente su propia postura y los distintos estadios del desarrollo que le dieron origen). A esta altura histórica, ambos abordajes han tratado de implementar, de un modo u otro, la fase 1, aunque ninguno de ellos -por más que lo pretendanse ha adentrado en la fase 2. En la actualidad, ambos frentes están sumidos en una carrera para ver cuál de ellos puede reconocer y corregir más prontamente sus deficiencias y arribar así a una visión política más auténticamente integral. ¿Será más difícil para los conservadores tradicionales pasar del estadio mítico-pertenencia al mundicéntrico o, por el contrario, serán los liberales quienes más dificultades tengan para reconocer la realidad de los estadios interiores? Porque el abordaje que primero corrija sus defectos llegará más pronto a una concepción política integral propia del pensamiento de segundo grado, la comprenderá más plenamente, implementará antes la directriz primordial (abrazar la mayor profundidad y la mayor amplitud posible) y tendrá, en consecuencia, ventajas en el ámbito del futuro político.

7. Hay que decir que, en lo que respecta a la integración de lo liberal (autónomo) y de lo ordenado (relación), el término "autonomía" resulta bastante desafortunado. Porque no existe, para comenzar, yo finito que sea completamente autónomo, sino sólo relativamente autónomo (aunque el grado de autonomía relativa sea ciertamente mayor en las olas más elevadas). En segundo lugar, el yo relativamente autónomo propio de cada uno de los estadios se halla sumido en una red inmensa de relaciones y procesos (naturales, objetivos, culturales y sociales) -o, dicho de otro modo, la individualidad siempre es individualidad-en-relación-, lo cual parece eludir cualquier posibilidad de una "autonomía" o individualidad completamente separada. En tercer lugar, el yo relativamente autónomo propio de cada uno de los estadios también está inmerso en un sistema de intercambios con otros yoes relativamente autónomos que se encuentran en un nivel similar de desarrollo.

Señalemos, por último, un cuarto punto especialmente importante, y es que el yo púrpura se halla sumido en un sistema de intercambios con otros yoes púrpuras, que el yo azul hace lo propio con otros yoes azules y que lo mismo hacen los yoes naranjas y verdes con otros yoes naranjas y verdes, respectivamente; sin negar, por ello, que azul interactúe con púrpura, rojo, naranja, verde, amarillo, etc. Lo que quiero subrayar, en suma, es que que cada nivel de identidad se reconoce, fundamentalmente, en los intercambios que mantiene con otros yoes de profundidad similar. Resumiendo, el yo de cada uno de los niveles es un yo-en-relación-con-otros-yoes (individualidad-en-relación).

Y así es como, súbitamente, nos vemos inmersos en el espinoso debate existente entre los liberales y los colectivistas, ya que ambos poseen una pieza importante, aunque parcial, del puzzle. Estos están en lo cierto cuando dicen que el yo es siempre un yo situado o saturado, un yo-en-contexto (una individualidad-en-relación o una autonomía-en-relación), mientras que aquéllos no lo están menos al afirmar que el yo naranja tiene una autonomía relativamente mayor que la del yo azul y que esa mayor autonomía relativa debe resguardarse de la mentalidad de rebaño propia del meme azul (de ahí su insistencia en reivindicar los derechos del individuo). Así pues, el yo liberal relativamente autónomo (naranja) es un yo-en-relación que sólo se reconoce en el intercambio que mantiene con otros yoes relativamente autónomos y, aunque la autonomía de un determinado nivel sea algo mayor que la del nivel inferior, la autonomía siempre es autonomía-en-relación (la individualidad siempre es individualidad-en-relación), algo que resulta incluso aplicable al "yo autónomo" e integral (de la figura 2. l), que sólo existe en relación con otros yoes autónomos. Es como si la individualidad requiriera de individualidades de una profundidad similar, y una de sus necesidades primordiales fuera, precisamente, la del reconocimiento. Así, en los estadios más tempranos del desarrollo, esas relaciones son necesarias para la formación del yo mientras que, en el caso del adulto. son imprescindibles para su felicidad y su bienestar del yo y para su existencia real en el reconocimiento mutuo. Obviamente, el yo adulto puede subsistir sin esas relaciones -como ocurre, por ejemplo, en el caso de verse obligado a vivir en una isla desierta-, pero hay que decir que, en una situación de tal aridez, el yo acaba languideciendo.

La noción liberal típica de autonomía comprende adecuadamente el relativo aumento de la autonomía del yo naranja con respecto del azul -y, consecuentemente, exige un sistema de derechos que protejan la individualidad naranja de la opresión azul-, pero luego concluye erróneamente que tal au-

tonomía era una especie de libertad meramente atomística. Porque lo cierto es que el liberalismo entendió que la autonomía significaba individualidad aislada y, por ello mismo, también se equivocó al concebir la naturaleza del yo (que siempre es individualidad-en-relación) y la naturaleza de la sociedad (que no es tanto un contrato entre yoes aislados, como una expresión manifiesta de individualidades-en-relación). Como he señalado en Sexo, ecología, espiritualidad y en Breve historia de todas las cosas, toda individualidad comporta derechos, y toda relación, responsabilidades; de modo que la auténtica individualidad-en-relación significa que el yo (en cualquiera de los niveles) siempre implica derechos-yresponsabilidades o libertades-con-obligaciones. Pero el yo liberal de la Ilustración (naranja) sólo se identificó con los derechos y las libertades, al tiempo que identificó al yo azul con los deberes y las responsabilidades, de modo que, en su noble esfuerzo por proteger al yo naranja de la mentalidad de rebaño de azul -lo que realmente significa proteger la individualidad-enrelación naranja de la individualidad-en-relación azul (o proteger los derechos-y-responsabilidades naranja de los derechos-y-responsabilidades azul)-, desgajó los derechos de las responsabilidades, identificándose con aquéllos, y que lo mismo hizo azul con las responsabilidades. Y fue precisamente esta estrategia defensiva la que le llevó a creer inadvertidamente que podría tener derechos sin las correspondientes responsabilidades, individualidad sin la correspondiente relación, libertades sin las correspondientes obligaciones y diversiones sin los correspondientes deberes. Así fue como la noción liberal de autonomía acabó convirtiéndose en uno de los catalizadores de la desintegración egocéntrica, regresiva y narcisista de las relaciones, del respeto y de las obligaciones sociales. Por ello uno de los ítems más importantes de cualquier agenda política realmente integral debería centrarse en vincular los derechos y las responsabilidades postconvencionales (nivel naranja y superiores), sin que ello supusiera un retroceso a los derechos-y-responsabilidades azules. No olvidemos que el yo autónomo liberal sólo existe en una red de intercambios mutuos con otros yoes autónomos y que esa red de individualidadesen-relación no sólo proporciona nuevas libertades y oportunidades, sino que también impone nuevos deberes y responsabilidades. (Véase Después del Edén para una discusión acerca del tipo de intercambio que tiene lugar en cada uno de los niveles de identidad; véanse también Sexo, ecología, espiritualidad y Breve historia de todas las cosas para una discusión en torno a la individualidad-en-relación y a los derechos-y-responsabilidades.)

8. Aunque Sprecher y Chickering no hayan formulado todavía de un modo explícito su definición de derecha e izquierda, el primero afirma que llegó a esta noción de un modo independiente al año de hacerlo yo, cosa que me parece muy razonable. La combinación de las definiciones de liberal y conservador con las nociones de ordenado y libre nos proporciona una matriz de cuatrto elementos -liberal de izquierdas, ordenado de izquierdas, liberal de derechas y ordenado de derechas-, a la que suele conocerse como la matriz de Chickering/Sprecher (véase nota 5).

Sprecher es el creador de dos disciplinas integrales denominadas "liderazgo generativo" (que subraya el desarrollo subjetivo) y "gobierno integrado y descentralizado" (que enfatiza el desarrollo objetivo) y también ha puesto a punto un abordaje muy interesante al tema de la formación del liderazgo político, para la enseñanza de las visiones integrales, que incluye una serie de ejercicios que se atiene a las tres vertientes que debe satisfacer toda ciencia amplia (prescriptiva, experimental y verificación posterior). Sprecher ha llegado a una conclusión bastante similar a la que yo he señalado en la nota 6, relativa a los dos pasos necesarios para avanzar hacia una política más integral («unir el interior y el exterior» y «advertir que el desarrollo interior y el desarrollo exterior atraviesa una serie de estadios y llegar así a la directriz primordial»), una concepción -que estimuló considerablemente mi propia formulación teórica- a la que denomina "tercera vía". Desde su punto de vista, los "dos pasos' necesarios para acercarnos a una "tercera vía" son, en primer lugar, económicos y horizontales y, en segundo lugar, culturales y verticales. El primero se centra en la integración horizontal de la izquierda y la derecha; el segundo se ocupa de la integración vertical entre ordenado y liberal. Muchos de estos importantes problemas serán tratados en un artículo de próxima publicación sobre el renacimiento norteamericano titulado «The Future in the Third Way», escrito por Sprecher con la colaboración de Chickering y la mía propia.

9. Así pues, los ordenados (que subrayan la importancia de los cuadrantes inferiores o colectivos) de i_quierdas (por cuanto se centran en la importancia de la causación exterior, es decir, de los cuadrantes de la Mano Derecha) -es decir, los socialistas- enfatizan el cuadrante inferior-derecho (el sistema social económico y objetivo) y apuestan, en consecuencia, por la intervención del gobierno en ese cuadrante (Estado del bienestar, por ejemplo).

Los ordenados (inferior o colectivo) ¿le derechas (que creen en la causación

interior o en los cuadrantes de la Mano Izquierda) -es decir. los tradicionalistas o fundamentalistas- se centran en el cuadrante inferior-izquierdo (creencias culturales y visiones del mundo) e insisten en que todos debemos obedecer sus normas y valores, mediante la intervención del Estado si fuera preciso (imponiendo la obligatoriedad de la oración en las escuelas, por ejemplo). Los liberales (superior o individual) de derechas (que creen en la causación interior o en las realidades de la Mano Izquierda) -es decir. los defensores del mercado libre- enfatizan el cuadrante superior-izquierdo y sostienen, por tanto, que los individuos deben asumir la responsabilidad de sus acciones y que el gobierno no debe interferir en los cuadrantes de la Mano Derecha (económicamente, por ejemplo), excepto para proteger esos derechos y esas libertades. Los liberales de i_quierdas -es decir, los defensores de las libertades civiles- subrayan la libertad de la conducta individual (cuadrante superior-derecho) y sostienen que el gobierno sólo debe intervenir para proteger esas libertades. Hay muchas variantes posibles de estos cuatro grandes tipos y también debemos tener en cuenta los niveles del desarrollo, pero bastan estos simples ejemplos para indicar la importancia de un análisis más integral.

10. Cualquier abordaje integral al gobierno mundial provendría, en parte, de lo que Clare Graves denomina el desarrollo psicológico de "segundo grado", es decir, los memes amarillo y turquesa. (Son muchos los teóricos que utilizan el concepto de grados de desarrollo -primero, segundo, tercero, cuarto, etc.-, pero debo decir, en este sentido, que la noción gravesiana de "segundo grado" se ajusta perfectamente al tema que ahora estamos tratando. En el próximo capítulo hablaremos también de la noción de desarrollo de "tercer grado" para referirnos a las realidades transpersonales que empiezan con el coral/psíquico.) Utilizando los términos de la Spiral Dynamics, la Constitución de Estados Unidos representó el punto culminante del gobierno de primer-grado (que emerge fundamentalmente de los principios que van de naranja-a-verde) y estableció los sistemas de gobierno de las agrupaciones de estados (y, hasta cierto punto, de las comunidades de valor). En el mundo postnacional y postverde de hoy en día, necesitamos un sistema de gobierno para una Civilización Mundial (véase capítulo 6) que posibilite la emergencia de un mundo interrelacionado realmente holístico y que, en mi opinión, obviamente, debería ser un abordaje omnicuadrante y omninivel que se guiara por la Intuición Moral Básica (que consiste en «proteger y alentar la mayor profundidad y la mayor amplitud posible») y que también permitiese encarnar la directriz primordial (alentar la salud de la espiral completa del desarrollo sin privilegiar ninguna ola concreta) y proporcionase un marcador para la transformación del amplio abanico de los recursos humanos (que invite a las personas a crecer y desarrollar todos sus potenciales, tanto internos como externos). Todos estos ítems -el abordaje integral, la Intuición Moral Básica, la directriz primordial y el marcador de la transformación- son, en mi opinión, los ingredientes fundamentales de cualquier sistema de gobierno integral o de segundo grado. La implementación práctica de estas ideas en el ámbito del gobierno mundial -que debería considerar tanto la diferenciación de los gobiernos nacionales como su integración e implementación práctica- representa uno de los principales retos a los que deberá enfrentarse la política de este milenio.

11. Véase las obras de Larry Dossey, Jon Kabat-Zinn, Jeanne Achterberg, Ken Pelletier y Joan Borysenko, entre otros.

12. John Astin, «The Integral Philosophy of Ken Wilber: Contributions to the Study of CAM [Complementary and Alternative Medicine] and Conventional Medicine», en preparación.

13. «Sensorimotor Sequencing», artículo presentado en el congreso Psychological Trauma, patrocinado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston y la Harvard Medical School.

14. G. Schwartz y L. Russek «The Challenge of One Medicine: Theories of Health and Eight World Hypotheses», Advances: The Journal of Mind-Body Health.

15. Véase L. Dossey «The Great Chain of Healing: Toward an Integral Vision of Medicine (With a Bow to Ken Wilber)» , en Crittenden et al. (eds.), Kindred Visions, próximamente publicado por Shambhala.

16. D. Paulson, «Management: A Multidimensional/Multilevel Perspective», en Crittenden et al. (eds.), Kindred Visions, próximamente publicado por Shambhala. Véase también D. Paulson, Topical Antimicrobial Testing and Evaluation, Marcel Dekker, 1999; «Succesfully Marketing Skin Moisturizing Products», Soap/CosmeticslChemical Specialties, agosto de 1999; «Developing Effective Topical Antimicrobials», Soap/CosmeticslChemical Specialties, diciembre de 1997. Daryl ha publicado muchos artículos sobre las aplicaciones omninivel y omnicuadrante a muchos campos, incluyendo una interesante valoración de las llamadas "experiencias de aproximación a la muerte" («The Near-Death Experience: An Integration of Cultural, Spiritual, and Physical Perspectives», Journal of Near Death Studies, 18 [I], otoño de 1999). Daryl también forma parte del panel de expertos de la FDA sobre la seguridad de los alimentos. «Utilizamos el modelo de los cuatro cuadrantes para contrarrestar las infecciones de bacilos tales como los brotes de Escherichia coli 0517-H7.»

En lo que respecta a la faceta omninivel de los seres humanos, puede recurrirse a cualquiera de los modelos más conocidos, desde el de Maslow hasta el de Graves y el de Loevinger. Éste es un campo en el que el modelo de la Spiral Dynamics ha tenido mucho éxito y debo decir que hoy en día utiliza un enfoque omnicuadrante y omninivel (muy semejante al presentado en la figura 3.1).

17. G. Gioja, «Creating Leaders (Beyond Transformation: An integral Manifesto)», On Purpose Associates (Cleveland et at.), «The Practical Philosopher: How Ken Wilber Changed Our Practice» y L. Burke, «Not Just Money, Meaning», todos ellos incluidos en Crittenden et al. (eds.), Kindred Visions, próximamente publicado por Shambhala. La cita de The Leadership Circle (Bob Anderson, Jim Stuart y Eric Klein) está tomada de «The Leadership Circle: Bringing Spiritual Intelligence to the Work». Quienes estén interesados en contactar con ellos pueden hacerlo a través de Klein, el editor de su Atirakening Corporate Soul.

18. De entre los muchos ecoteóricos que han comenzado a utilizar un enfoque más integral, quisiera destacar especialmente la obra de Matthew Kalman, Michael Zimmerman (Radical Ecology) y Gus diZerega. DiZerega y yo hemos tenido nuestras diferencias teóricas, pero creo que hoy en día abordamos del mismo modo muchos problemas ecológicos, hasta el punto de que es muy probable que próximamente publiquemos un artículo escrito entre los dos. El núcleo de la crítica de Gus se centraba en mi comentario de que mucha gente experimenta el misticismo natural desde una perspectiva prerracional y hasta regresiva, aunque ello no significa, obviamente -como luego maticé-, que ésa sea la actitud generalizada. Tampoco quiero decir que Gus esté completamente de acuerdo con mi visión, pero creo que contempla con muy buenos ojos un enfoque omnicuadrante y omninivel que incluya el misticismo natural, el misticismo teísta, el misticismo sin forma y el misticismo no-dual (o, lo que es lo mismo, los niveles psíquico, sutil, causal y no-dual del misticismo). Y aunque los dos somos muy conscientes de los problemas ocasionados por la modernidad y la Ilustración, también valoramos muy positivamente muchas de sus contribuciones (cosa que, dicho sea de paso, no suelen hacer los ecoteóricos).

19. Esto suena a inclusividad liberal, con la diferencia de que el liberal tradicional no admite fácilmente muchos de los estadios naturales y necesarios del desarrollo interior (especialmente los estadios conformista, ley-y-orden y fundamentalista), a través de los cuales discurre el proceso de desarrollo de los seres humanos. Por ello los liberales tienden a oponerse frontalmente a esas importantes estructuras dondequiera que las encuentren, lo cual tiene un efecto profundamente disolvente y regresivo. Como señala la Spiral Dynamies, verde disuelve a azul, lo cual suele tener un efecto dañino sobre la directriz primordial, no sólo en cuestiones de política interna, sino también en lo que respecta a la política exterior (tratando, por ejemplo, de impulsar por doquier los "derechos humanos" del meme verde, lo cual resulta, en los países que se hallan asentados en el meme azul, una completa pérdida de tiempo en el mejor de los casos y, en el peor de ellos, un intento francamente reaccionario. El modo más adecuado de fomentar el desarrollo de la rigidez azul no consiste en alentar la sensibilidad verde, sino la tecnología naranja). Entre los teóricos que se muestran más proclives a una orientación integral hacia las minorías (y hacia los países en vías de desarrollo), cabe destacar a Beck, Connie Hilliard y Maureen Silos: todos ellos colaboran en Kindred Visions, de Crittenden et al. (eds.), un libro que próximamente publicará Shambhala.

20. Reiteremos los dos estadios de una política más integral: admitir la existencia de las interioridades y, posteriormente, reconocer también las diferentes olas del desarrollo de esas interioridades.

21. El problema de la Inteligencia Artificial (IA) y de la robótica es que la mayor parte de sus proponentes son psicólogos aficionados que poseen una visión muy empobrecida de la conciencia y de su desarrollo. Si echamos un vistazo al cuadrante superior-izquierdo de la figura 4.4, advertiremos también la historia (y los holones constitutivos) de la conciencia humana: la aprehensión de los átomos y las moléculas se ve subsumida por la irritabilidad celular, que a su vez se ve subsumida por las sensaciones de los organismos neuronales, que a su vez se ven subsumidas por los animales que poseen cuerda neural, que a su vez se ven subsumidos por los impulsos de los animales con tallo cerebral reptiliano, que a su vez se ven subsumidos por las emociones y sentimientos de los animales poseedores de sistema límbico, que a su vez se ven subsumidos por los símbolos y conceptos de los animales que poseen neocórtex, en cuyo punto, la inteligencia humana puede llegar a producir el pensamiento operacional formal o lógica. Así pues, la conciencia humana se halla constituida por todos y cada uno de esos holones, que se ven trascendidos al tiempo que incluidos por sus sucesores. Los programadores informáticos, no obstante, tienden a centrar su atención en el tipo de conciencia que mejor conocen -el pensamiento lógico y matemático-, quedándose con esta delgada película exterior de la conciencia y programando en base a ellas sus algoritmos, como si la conciencia humana pudiera equipararse a la inteligencia artificial superficial, desencarnada y disociada. Así es como llegan a la extraña conclusión de que, dentro de una década o dos, la "conciencia humana" podrá ser "descargada" en chips de silicona y que ello nos permitirá alcanzar la vida eterna, cuando lo único que habrían hecho, en tal caso, es simplemente reproducir las facetas más externas y disociadas de la conciencia humana.

Para crear una inteligencia artificial semejante a la humana, los ingenieros que se dedican a la IA deberían recrear todos y cada uno de los holones constitutivos del superholón de la conciencia humana. Y, para ello, deberían ser capaces de crear todos y cada uno de los niveles, desde la irritabilidad celular hasta los instintos reptilianos, las emociones del sistema límbico y la racionalidad y la conectividad del neocórtex (y no olvidemos que el neocórtex tiene más conexiones neuronales que estrellas hay en el universo conocido). Por ello debemos decir que, en este sentido, la IA todavía se halla muy lejos incluso de estar en condiciones de recrear la irritabilidad de los organismos celulares, de modo que, por el momento, podemos ignorar sus grandes pretensiones. La robótica del próximo siglo se hallará confinada a conductas que pueden ser programadas siguiendo ciertos algoritmos, reglas lógico-digitales, modelos de lógica difusa y redes de aprendizaje neural que, en el mejor de los casos, sólo lograrán replicar las facetas más superficiales de la conciencia.

Pero además existe otra gran dificultad y es que la conciencia es un asunto de cuatro cuadrantes. En este sentido, la IA está intentando programar exclusivamente las reglas de conducta y los mecanismos de aprendizaje (cuadrante superior-derecho), pero de ese modo jamás podremos reproducir la entidad tetradimensional a la que denominamos conciencia. Como dice John Searle, la conducta (cuadrante superior-derecho) nunca será lo mismo que la intencionalidad (cuadrante superior-izquierdo) y, del mismo modo, la conducta del cuadrante superior-derecho jamás podrá llegar a producir valores culturales intersubjetivos (cuadrante inferior-izquierdo). Hay que señalar además, en este punto, los argumentos aducidos por la espiritualidad profunda, según la cual la conciencia -ya se trate de inteligencias humanas o de robots- no es el producto de nada. La conciencia pura, por el contrario, es el Origen y Fundamento de toda manifestación, y está usted apañado si cree que es posible poner todo eso dentro de un ordenador… El ordenador es una manifestación de la conciencia, no viceversa, y todo lo que usted puede meter en un ordenador -o, lo que es lo mismo, sacar de él- no será más que una loncha esmirriada y superficial del Gran Pastel Kósmico. Además, la idea de que la conciencia puede ser "descargada" en un microchip suele proceder normalmente de adolescentes que padecen insomnio y pasan la noche frente al monitor de su ordenador, disociados, abstraídos y disueltos en un pensamiento desencarnado… aunque he de decir, en este sentido, que yo también me reconozco en ellos… así que, por favor… hay muchos más holones en la conciencia humana de los que puede soñar incluso la IA.

22. Edwin Firmage, Leaving the Fold, J. Ure (ed.), pág. 229.

23. En el texto he señalado que, para superar estos problemas, es necesaria una adecuada combinación entre limitaciones externas/legales y sabiduría interna/moral -o, hablando en términos más generales, un enfoque más integral- o, lo que es lo mismo, un sistema de gobierno de segundo grado (dado que sólo el pensamiento de segundo grado es capaz de llegar a soluciones integrales). Lo más probable es que, en un futuro previsible, el grueso de la humanidad se halle en las olas premundicéntricas (egocéntrica y etnocéntrica) y para abordar esos problemas sea necesario un gobierno mundial de segundo grado. Esto es algo análogo a la Constitución de Estados Unidos que, como ya hemos señalado, fue un documento del estadio moral 5 que sirvió para gobernar a una colectividad en la que menos del 10% se hallaba en dicho estadio. De este modo, un gobierno mundial de segundo grado tendrá que facilitar la integración de un mundo en el que menos del 10% de la población haya alcanzado realmente el pensamiento de segundo grado. Obviamente, no estamos en condiciones de esbozar el modo concreto en que tal cosa ocurrirá, porque la política integral está recién empezando a aparecer y resulta imposible prever la forma final que asumirán las emergencias complejas. Lo que es casi cierto es que si logramos sobrevivir hasta entonces tal cosa ocurrirá; cómo, cuándo y dónde es algo que, en cierto modo, nos sorprenderá (puesto que, si no lo hiciera, no se trataría de un auténtico emergente). A pesar de ello, no obstante, es posible subrayar muchos de sus rasgos generales característicos y también muchos de los catalizadores que propicien su emergencia. Y ése, precisamente, es uno de los objetivos prioritarios del Institute of Integral Politics. Joe Firmage (cofundador de USWeb/CKS, Intend Change y Project Voyager, y uno de los miembros del Integral Institute) señala que existen dos aspectos generales en este sentido -a los que denomina "coercitivo" (el control externo impuesto por la fuerza) y "no coercitivo" (la sabiduría moral interior que proporciona una guía adecuada), respectivamente- y que la cuestión radica en el modo adecuado de armonizar esas dos facetas por las pesadillas que podría ocasionar una falta de desarrollo integral. De un lado tenemos los sistemas de gobierno "descentralizados e integrados" que están siendo investigados por varios miembros del Integral Institute y que, según la versión de Firmage, constituyen una «nueva alternativa ideotecnómica que pueden posibilitar nuevas prioridades holísticas y fomentar la evolución del gobierno hacia un rol más pequeño, menos controlador, más coherente y más orientado hacia el servicio». Por otro lado, también debemos prestar una atención renovada al desarrollo interior, lo cual incluye la educación global, la conciencia pública comprometida, el liderazgo político integral y la espiritualidad profunda. En opinión de Firmage: «Desde mi punto de vista, es necesaria una auténtica revolución espiritual integral, puesto que ningún tipo de control exterior podría funcionar y cualquiera que lo pretendiera tornaría inviable la existencia misma de la vida».

La integración armónica entre el desarrollo exterior y el desarrollo interior constituye, por supuesto, otra versión de la política integral, y hoy en día parece cierto que sólo los enfoques políticos integrales pueden abordar esos problemas de un modo más inteligente. (Véanse notas 5, 6, 7, 8 y 10.) Pero de ahí podemos extraer una conclusión clara: los aspectos coercitivos requeridos por el gobierno mundial aumentarán en proporción directa a la falta de desarrollo interior.

Capítulo 6. Mapas del Kosmos

1. Cierto crítico me ha reprendido por utilizar el término "holístico" en lugar de su preferido "holónico". El crítico en cuestión coincidía conmigo en que la mayor parte de las formas de holismo subrayan la faceta "totalidad" desdeñando al aspecto "parte", con lo cual incurren en graves insuficiencias

que sólo pueden verse superadas con un abordaje holónico que tenga en cuenta a la totalidad sin olvidar las partes y se centre, en consecuencia, en las total idade s/p arte o los holones. Pero aunque ciertamente existan importantes diferencias entre los términos holístico y holónico, sigo utilizándolos como sinónimos, porque el término "holónico" no es muy conocido.

2. Véanse Sexo, ecología, espiritualidad, Breve historia de todas las cosas y El matrimonio entre el alma y los sentidos para una visión más completa de las fortalezas y debilidades del idealismo.

3. Schwartz et al. sugieren que un modelo holónico podría abrazarlos a los ocho. Véase G. Schwartz, C. Santerre y L. Russek «Bringing Order to the Whole: Eight World Hypotheses Applied to Ken Wilber's Integral Approach to Consciousness», Kindred Visions, de Crittenden et al., que próximamente publicará Shambhala.

4. Éste es, obviamente, un esquema útil, y puede serlo todavía más si utilizamos lo que yo denomino un análisis inter-nivel, una aportación muy interesante que discutiremos más detenidamente en la nota 19.

5. Véanse las entradas correspondientes a los días 3 y 15 de octubre de Diario para una discusión más detenida acerca del motivo por el cual la noción del desarrollo resulta crucial para poder integrar las distintas visiones del mundo. Véase también la nota 18 para lo que respecta a los niveles de los chakras. Obviamente, cualquier afirmación sobre los niveles superiores realizada desde las visiones del mundo propias de los inferiores deberá ser verificada utilizando los criterios de aquéllos. Si la astrología, por ejemplo, formula una afirmación empírica racional (es decir, si el chakra 3 lleva a cabo una afirmación propia del chakra 4). deberá contrastar sus pretensiones con criterios racional-empíricos, algo en lo que, dicho sea de paso, fracasa estrepitosamente (recordemos que la astrología, por ejemplo, no ha logrado superar las pruebas empíricas diseñadas al respecto por los mismos astrólogos. Véanse, en este sentido, las notas correspondientes a los días 29 de julio y 21 de diciembre de Diario). Pero debo insistir en que no por ello la astrología deja de ser una de las numerosas visiones del mundo válidas a las que puede accederse desde el nivel de conciencia mítico y que, a ese nivel, logra exactamente lo que se propone: proporcionar sentido, sensación de conexión con el cosmos y una justificación para el yo en la inmensidad del universo. Pero en modo alguno es, como pretende, una ciencia del chakra4 racional que posea capacidad predictiva (motivo por el cual no ha conseguido superar las pruebas empíricas). Y, por la misma razón, tampoco debemos conceder mucha importancia a lo que diga la ciencia racional en torno a los chakras 5, 6 o 7.

Cuando digo que «todas las visiones son correctas», me refiero al hecho de que todos los niveles tienen sus propias verdades importantes, que no sólo desvelan ese nivel, sino que también operan a modo de ingredientes importantes y necesarios de los niveles más elevados (siempre que hayan sido adecuadamente diferenciados e integrados o. lo que es lo mismo, trascendidos e incluidos). Del nivel mítico, por ejemplo, queremos conservar la experiencia de pertenencia y la capacidad de formar parte de una comunidad. Pero dentro de un determinado nivel de realidad, los criterios propios de ese nivel determinan la existencia de visiones más válidas y de visiones menos válidas. La astrología, por ejemplo, se asienta en el nivel mítico y, en este sentido, hay astrólogos buenos y astrólogos malos, aunque ninguno de ellos logre superar las pruebas racional-empíricas, que no representa, por cierto, el criterio real del nivel mítico. Éste, como cualquier otro, trata de proporcionar coherencia, significado, conexión con el cosmos, respeto hacia los demás y directrices pragmáticas. La versión mitológica (de la que la astrología no es más que un subconjunto) constituye un esquema interpretativo que proporciona significado, ethos, ni vthos y aprobación al yo separado propio de ese nivel. La mitología y la astrología nos hablan de este nivel a todos nosotros y, cuando se mantiene en contacto con ese nivel, proporcionan una extraordinaria sensación de conexión con nuestras raíces vitales, algo que, juzgado según los criterios propios de ese nivel, sólo hacen los buenos astrólogos. Es evidente que una cosa es adentrarse en ese nivel inferior y otra muy distinta permanecer allí (y mucho menos abanderar el nivel inferior como si se tratara de la realidad última). No hay que hacer caso, pues, de quienes hacen este tipo de afirmaciones sin poder demostrarlas. Por su parte. un científico racional que desdeña la mitología como algo propio de un nivel inferior (y que no supera, en consecuencia. las pruebas racional-empíricas) es alguien que muy probablemente se halle desconectado de sus raíces. El individuo integrado se encuentra a gusto en cualquiera de los niveles de la realidad tal y como se manifiestan en y a través de él y puede expresarse en el lenguaje de todos los chakras (y memes) en las diversas situaciones. Como sucede en tantas otras ocasiones, la causa del problema reside sólo en la identificación exclusiva con un determinado chakra.

6. Véanse Sexo, ecología, espiritualidad (CW6) y «Sociocultural Evolution» (CW4), para una discusión más detenida acerca de la obra de Bellah.

7. Las seis "naciones" o "estados" que Gerzon ha descubierto en Estados Unidos hoy en día son las siguientes: Patria o el estado religioso (arraigado en el estadio mítico-pertenencia [azul] y que muy a menudo es ordenado de derechas): Corporatia o el estado capitalista (arraigado en el estadio de la racionalidad egoico-instrumental [naranja] y que muy a menudo es liberal de derechas defensor del mercado libre); Disia o los desencantados (generalmente asentada en las olas preconvencionales o postconvencionales púrpura/rojo o verde en lucha contra azul y naranja convencional; a menudo ordenados de izquierdas); Media, o el estado informativo (generalmente liberal naranja de izquierdas); Gaia, o la nueva era (una combinación de preconvencionales y postconvencionales, fuertemente teñidos de verde y, muy a menudo, ordenados de izquierdas, combinados con púrpura y rojo, con un efecto frecuentemente regresivo), y Officia, la clase política (que si bien se asienta en todos los niveles, es fundamentalmente azul, naranja y verde, reflejando así las distintas poblaciones a las que sirve).

8. La orientación política es un tipo que se halla disponible en distintos niveles (uno puede ser rojo de derechas o rojo de izquierdas, azul de derechas o azul de izquierdas, naranja de derechas o naranja de izquierdas. etc.), aunque tradicionalmente la izquierda y la derecha hayan atraído a públicos procedentes de detenninados niveles (izquierda púrpura y verde, por ejemplo, y derecha azul), grupos que pueden rastrearse fácilmente utilizando un sistema omnicuadrante y omninivel.

9. La profundidad vertical no sólo suele ser ajena a la mayor parte de los autores convencionales, sino también a muchos alternativos, transpersonales y espirituales. Y es muy probable que ello se deba a que la mayor parte de ellos estén tan inconscientemente sumidos en el meme verde que sean refractarios a usar siquiera la noción de holoarquía. Lamentablemente, esta espiritualidad "chata" es muy común y suele cristalizar el proceso de desarrollo en la ola presente.

10. Huntington plantea la disyuntiva de los modelos evolutivos de la historia versus los circulares, dos alternativas, en mi opinión, correctas, porque existen olas evolutivas (que tienen que ver con la transformación), dentro de las cuales existen ciclos, estancamientos y fases del desarrollo (que tienen que ver con la traslación). En muchos casos, la consumación de un ciclo abre la puerta para que el sistema (individual o colectivo) experimente una transformación que puede ser trascendental y progresiva o, por el contrario, desintegradora y regresiva. Véase Una risión integral de la psicología para una discusión más detallada acerca de este tema.

11. En un determinado momento de su argumentación. Huntington minimiza la distinción alemana entre la civilización y la cultura. «Los pensadores alemanes -afirma- establecieron una diferenciación demasiado estricta entre la civilización (la mecánica, la tecnología y los factores materiales) y la cultura (los valores, los ideales y las cualidades intelectuales, artísticas y morales más elevadas de una determinada sociedad).» Pero ésa es una distinción muy real que se refiere, de hecho, a la diferencia existente entre los cuadrantes inferior-derecho (social) e inferior-izquierdo (cultural) y el mismo Huntington recurre a ambos (y me gustaría decir, de paso, que yo no suelo discrepar con los alemanes en lo que se refiere al campo de la filosofía). Lo que Huntington objeta -adecuadamente, en mi opinión- es la "aguda" separación existente entre lo cultural y lo social, porque si bien los cuadrantes son distintos, no son inseparables y ambos deben ser tenidos en cuenta.

Tal y como Huntington las define, las civilizaciones son grandes pautas culturales (y por "cultural" quiere decir "sociocultural'); "comprehensivas" ("es decir, que ninguna de sus unidades constitutivas puede comprenderse sin referencia a la civilización de la que forman parte"), que muestran un proceso de desarrollo o evolución ("son dinámicas, evolucionan, se adaptan", lo que también puede incluir declive y muerte, como normalmente ocurre), y no son políticas, sino más profundas que todo eso ("una civilización puede contener una o muchas unidades políticas"). Y aunque todos estos puntos, a mi juicio, sean esencialmente correctos, quisiera agregar algunos más. Porque, desde mi punto de vista, las civilizaciones amalgaman varias líneas o corrientes del desarrollo (como los valores, los estilos cognitivos. el lenguaje, la moral, la ética. las costumbres y las tradiciones) en su camino de desplazamiento a través de los diferentes niveles u olas (por ejemplo, púrpura, rojo, azul, naranja, verde) tal y como se manifiestan en cada uno de los cuadrantes (individual, conductual, cultural y social). La determinación de cada uno de estos puntos resulta mucho más factible con el uso de un sistema de clasificación holónico.

12. Para una discusión acerca del reduccionismo sutil, véase la nota 1 del capítulo 5.

13. Cuando digo que analistas como Friedman, Gaddis y Kennedy, por ejemplo, nos ofrecen una interpretación reticular-de-la-vida (una interpretación que tiene en cuenta dos cuadrantes y ningún nivel), lo único que quiero decir es que, si bien reconocen la importancia de los cuadrantes interiores (es decir, de la cultura, de las visiones del mundo y de los valores, por ejemplo), no hacen lo mismo con los muchos niveles diferentes de esas interioridades y terminan colapsándolas en una entidad confusa (llamada "cultura" o algo por el estilo), que subordina los cuadrantes de la Mano Derecha a las finanzas, el mercado, la seguridad nacional, las prácticas de la banca mundial, la globalización tecnológica o la red ecológica de la vida. Su perspectiva y la de los teóricos de la red-de-la-vida son así "dos-cuadrantes y ningún nivel" (e incurren así de lleno, como indicamos en el texto, en el reduccionismo sutil). Hay algunos teóricos sistémicos que admiten, no obstante, la existencia de niveles jerárquicos e incluso los abanderan, pero sólo siguen reconociendo las realidades de la Mano Derecha (en cuyo caso son "dos cuadrantes y omninivel" ), con lo cual siguen todavía firmemente arraigados en el mundo chato y en el reduccionismo sutil. Por otra parte, al tener en cuenta cinco o seis corrientes dentro de los cuadrantes de la Mano Derecha (como la finanzas, el mercado global, los factores medioambientales, los avances tecnológicos y la seguridad militar) y tratarlos de un modo holísticamente interrelacionado (lo que es cierto en la medida en que funciona), están avanzando lentamente hacia una visión más integral.

Lo mismo podríamos decir con respecto al campo de los estudios futuros, que se halla dominado por los esquemas chatos de la Mano Derecha que tratan de predecir posibles futuros basados en varios escenarios. Pero el hecho de que estos diversos escenarios adolezcan de los datos procedentes de los dominios interiores -y de que la espiral completa del desarrollo interior opera, no obstante, en el mundo real- evidencia que esos escenarios futuros están mal concebidos porque carecen de un conjunto de datos más globales procedentes de todos los cuadrantes. Ésta es una de las razones por las cuales esos futuros escenarios se hallan tan equivocados cuando tratan de predecir lo que harán las poblaciones reales. Un modelo «omnicuadrante, omninivel y omnilínea» nos mostraría así una imagen mucho más aproximada del modo en que los agentes reales se comportan en el mundo real.

14. Véase la entrada correspondiente al día 15 de diciembre de Diario para una discusión en torno a la necesidad de equilibrar el desarrollo interior y el desarrollo exterior.

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