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Generación de los 90 o generación plaqueta en Lambayeque (página 2)


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¿Qué tanto se puede hablar de generaciones literarias en nuestro medio? ¿qué tan serio es referirse a la existencia de una literatura lambayecana? Por cierto, interrogantes quemantes, incitantes. Muy a groso modo quisiera decir que el concepto o categoría generación en el campo de los estudios literarios alude a un conjunto de escritores que han nacido por los mismos años y escriben obras de algún modo gobernados por un espíritu común. Mayormente se le usa para ordenar los procesos literarios en el tiempo. Incluso se habla de un método generacional, que es usado por todos los estudiosos, ya sea de manera frontal o encubierta; en la concepción de Ortega y Gasset, son las generaciones en su suceder las que forman el devenir histórico, y entiende por generación a una élite, a un conjunto selecto de personalidades tocadas por el fuego del espíritu y, por tanto, encarnaciones de la Idea o del Bien, la Belleza y la Verdad. Por otro lado en la concepción materialista, siguiendo a los pensadores marxistas, se afirma que la historia no es nada más que la sucesión de diversas generaciones. El mismo Marx afirma: "Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen arbitrariamente, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo circunstancias directamente dadas y heredadas del pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos". Palabras claras y rotundas que me eximen de más explicaciones. Más bien, a manera de iluminar este asunto de la generación digamos que hay consenso en establecer siete condiciones que tipifican a una generación: 1) Coetaneidad o coincidencia en el nacimiento de sus integrantes, en un espacio no mayor de quince años. 2) Homogeneidad en su educación o formación intelectual. 3) Trato humano o relaciones personales entre los miembros de la generación. 4) Acontecimiento o experiencia generacional unificadora. 5) Caudillaje o existencia de un jefe espiritual reconocido por la generación. 6) Lenguaje peculiar de la generación. 7) Anquilosamiento de la generación anterior.

Siguiendo la logica de los planteamientos de Nicolás Hidrogo él ve la presencia de una generación de escritores en el conjunto de jóvenes nacidos predominantemente entre los años 70-75, tienen educación superior (Universidades e Institutos), orientados a la pedagogía, hacen también periodismo, empiezan publicando plaquetas, cuantitativamente son poetas, aunque también hay narradores, la es intimista y cosmopolita, no se apegan a la tradición Lambayecana, es decir no reciben influencia de los creadores mayores de estos lares; generacionalmente son "solitarios, discrepantes, antagónicos y enrrevesados", han transitado por los vericuetos de la infaltable bohemia, casi todos han recibido premios literarios, pugnan y se obsesionan por la calidad y la trascendencia, la temática lambayecana propiamente dicha está ausente en ellos. Y lo de siempre, forman grupos para direccionar sus andanzas y gritos (Arboleda, Argos, Ubicuos malditos).

(QUISIERA ya ir terminando para no cansarlos más.)

En la lectura rápida que he realizado no he podido evitar traer a mi memoria el libro de José Miguel Oviedo, publicado en 1973 con el título de "ESTOS 13", en el cual nuestro reconocido crítico literario nacional hace calas a la poesía del 70, examinando a los denominados "novísimos" en ese entonces (entre otros, los consagrados Jorge Nájar, José Watanabe, Juan Ramírez Ruiz, Abelardo Sánchez León, Tulio Mora, Enrique Verástegui). Hay parecido en la estructura del libro, guardando las distancias del caso. Hidrogo, al igual que Oviedo, presenta entrevistas, creaciones y traza un panorama que llama 9 asedios a la referida generación. También presenta fichas peronales literarias de cada uno de los 16 escritores que serían miembros de la misma. (En el caso de Oviedo, presenta reportajes, críticas, comentarios, manifiestos y polémicas, a todos los cuales los engloba con el término de documentos). Una coincidencia más: Oviedo dice que todo su libro es un simple material de trabajo cuyo único valor que aspira tener es ser un documento sobre la poesía peruana actual; Hidrogo se manifiesta en similares términos, nos indica que su trabajo, al fin un trozo de vida, un rompecabezas para armar nos contacta, en su visión, con los nuevos valores de la literatura lambayecana.

Aún con las limitaciones que tiene inevitablemente este primer esfuerzo investigativo de Nicolás Hidrogo (verbigracia, nos hubiera gustado mayor desarrollo de un edificio teórico que sustente sus planteamientos; se extraña un mayor escarceo en los contextos sociales, políticos, económico-culturales que explican las manifestaciones literarias en estos pagos mochicas; un manejo más cauteloso del lenguaje explicativo de la ideas que exponen, que tienen que ser diferente al uso funcional); soy un convecido que estamos ante un trabajo que representa un claro, revelador y meritorio aporte en el campo virgen de los estudios crítico-históricos en Lambayeque. En esta delicada superficie no contamos con bibliografías sólidas, rigurosas y científicas. Puede resultar que este trabajo sea el inicio, la base en este sensible edificio que demandamos para afirmar el corpus de nuestra identidad como colectividad humana. Esperamos que vengan tienpos de fronda en esta vertiente. Que se sumen otras voluntades en la construcción. Incluso se pueden amalgamar inteligencias para elaborar en forma interdisciplinariamente la historia cultural de Lambayeque. Lograríamos frutos más trascendentales que los meros esafuerzos individuales que las más de las veces se agotan ante la inmensidad de la pradera.

Tanto su juventud, talento, energía creadora, terca voluntad y sus anchas ganas, Hidrogo puede rendir frutos mayores y de significación cualitativa. Ojala asuma con responsabilidad y modestia este enorme desafio. Queremos creer que así será.

Nuevamente, amigos de la ACRELILA, apreciado Nicolás, les reitero mi agradecimiento por su generosa invitación que también me ha llevado a ser atravesado mientras recorría las páginas del libro por unos inmensos flach back (esto debe haberle pasado también a Carlos Bancayán, inexorablemente); me atrapó la nostalgia, he recordado en una cinta mental los años finales del 60, los 70, entrando a los 80 cuando éramos jóvenes físicamente también nosotros y éramos protagonistas de estas mismas andanzas, vicisitudes, empeños, los mismos sueños. El flujo y reflujo de la historia, los mismos rostros de la vida, el hombre en su hermosa agonía.

Muchas gracias a todos.

Literatura lambayecana de los 90: Nicolás Hidrogo Asedia

Milton Manayay Tafur

La literatura lambayecana (o literatura producida en Lambayeque) ha carecido hasta ahora de una tradición de estudios críticos -sistemáticos y permanentes- que hayan explicado y evaluado con argumentos teóricos consistentes las esencias de sus manifestaciones fenomenológicas y sus articulaciones dialógicas con otros discursos culturales. No existe ningún estudio crítico-literario en donde más allá del esbozo panorámico, del análisis particular de un autor, o de la mera selección textual, se examine y dilucide con la debida amplitud y agudeza las invariantes y variantes del proceso literario lambayecano, su carácter de discurso estético que se alimenta e interactúa con los restantes discursos sociales. En este contexto surge Generación de los 90 ó generación plaqueta en Lambayeque (G90), de Nicolás Hidrogo, para marcar una línea de estudios que conduzca hacia una verdadera tradición crítica lambayecana. Siendo estudiante universitario Nicolás destacó como agudo lector y como indetenible animador de debates. Siempre mostró una actitud y una pasión por revelar los misterios de la literatura. Nunca claudicó en su afán promotor de la discusión, creación y difusión literaria. Paulatinamente fue abriéndose paso como profesor, creador, comentarista, y ahora como ensayista. La productividad de su trayectoria se ratifica en este libro en que compendia distintas muestras de un lapso temporal del proceso literario lambayecano: la década del 90. Una década de la que él mismo fue protagonista.

G90 es un libro en donde coexisten lo homogéneo y lo heterogéneo. La homogeneidad se define por el objeto de estudio -la "generación literaria lambayecana de los 90"-, y la heterogeneidad se traduce en los diferentes niveles de enunciación desde los que el autor analiza y valora dicha "generación". En efecto, hay por lo menos cinco voces que hablan en el libro: a. el crítico, que comenta e interpreta el proceso generacional del 90; b. el entrevistador, que interroga e indaga en el juicio, personalidad y experiencia de poetas y narradores: siete escritores exponen sus vivencias y motivaciones, sus vínculos con la labor creadora, autovaloran su aporte e iluminan desde sus perspectivas los referentes y referencias de su labor creadora; c. el registrador, que anota y ordena datos e información vital y literaria de más de una decena de escritores revelando detalles íntimos, afectivos, familiares, literarios, académicos y cotidianos; d. el profesor, que diseña una guía de entrevista literaria, útil como instrumento de trabajo para estudiantes e investigadores cuando requieran hacer frente personalmente al escritor a través del discurso de la entrevista; e. el antologador, que selecciona una muestra de la producción poética y narrativa de los representantes de la generación en estudio.

G90, por tanto, se define singularmente por el referente que aborda, pero se diversifica pluralmente por las distintas perspectivas de enunciación que desarrolla.

El discurso crítico está en la "Presentación", y en los artículos "Una generación ya histórica", "9 asedios a la Generación literaria juvenil lambayecana de los 90", y en "Nicolás Hidrogo y la Generación literaria de los 90 en Lambayeque". En todos estos escritos Hidrogo pone el acento en la determinación de los rasgos-eje ("marcas estéticas") que definen la identidad y el modo ser de la aludida generación. Estos cuatro apuntes están atravesados por una unidad argumental, y, en este sentido, las constantes temáticas que en ellos subyace son definidas: los creadores literarios (¿quiénes son?); los círculos literarios (¿concepciones estéticas?); la producción literaria (¿temas?, ¿estilo?); la crítica literaria (¿existió?); la cultura literaria (¿existe?). Dichos bloques conforman, en conjunto, la estructura temática sobre la que se posesiona la mirada crítica de Nicolás, y más aún, constituyen un orgánico diseño que como esquema y antecedente de estudio, o como documento de trabajo, orientará las investigaciones futuras que pretendan interpretar las esencias de la literatura lambayecana de los 90. Sin embargo, la crítica que desarrolla Nicolás, a mi modo de ver, por su carácter aproximativo, se focaliza más en los modos de ser y actuar de los creadores que en las esencias y valores de sus creaciones. Nicolás se detiene con mayor ímpetu en la caracterización de los cómo y sólo plantea hipótesis de trabajo respecto de los porqué. Al margen de esto, hay que remarcar que Stanley Vega, Rubén Mesías, Fredy Cabanillas, Luis y Deysi Yomona, Luis Hinojosa, Joaquín Huamán, Ernesto Zumarán, Luis Antonio Noblecilla, William Smith, Oalba Pereyra, Pedro Manay, Gustavo Hidalgo, Luis Alarcón, Dandy Berrú, Carlos Becerra, Ana Cecilia Miranda, Nevenka Waltersdorfer, Giulianna Aguirre, el mismo Nicolás Hidrogo, poblan las páginas del libro no sólo como objetos del análisis, sino también como sujetos que comunican sus visiones y valoraciones de su hacer artístico y cotidiano, que hacen oír sus voces estética y experiencial. Y desde esta línea, Nicolás, articulando enunciaciones hace suyo como base de su labor el carácter dialógico de la literatura; un rasgo que, en un sentido más amplio, Mijail Bajtin puso de relieve cuando dijo que la literatura forma parte del dinamismo de una cultura, que no es un fenómeno cultural aislado y cerrado sobre sí mismo, que ella establece una interrelación dinámica con otros discursos formantes del entramado cultural de una época, y que el estudio literario no debe ignorar por tanto la relación dialógica que la literatura mantiene con el contexto de la vida sociocultural.

A Maritza, mi eterna y ansiosa espera; a Childre mi personaje símbolo; a Jomara mi gracia.

Presentación

En Lambayeque coexistió la poesía agónica de los decimistas, cumananeros y los sonetistas, con una poesía versolibrista, vanguardista, aburdista. Convivieron por separado grupos oficiales como ADEL, APLIJ, CP, Pirca, Asociaciones de Poetisas tipo reunión social o reminiscencias nostálgicas, con la de jóvenes rebeldes en su actuar y escribir, cuyas reuniones se daban más en la calle junto a una botella de ron con gaseosa, antes que en un ambiente formal, serio, con agendas y plataformas estéticas definidas. El cada vez más lejano convocar de los concursos literarios apagaba su aparición; el recital, el folleto a publicar, la reunión del viernes en el INC, la invitación y la "chancha" para el "calzoncillo" reavivaban la rutilante seudobohemia. Entre humo de medianoche, lupanar o noticias de la "jerma", se hicieron poemas, se soñaron proyectos quiméricos de publicaciones futuras que traspasaran a allende, se realizaron disertaciones absurdas, se divagó en la imortalidad de un poema, se hizo pedanteos y cuentos que se asemejaban a la propia ficción de la misma generación: de contestataria y rebelde actuar.

¿Existió generación literaria de los 90 en Lambayeque o sólo un grupo de loquetes que se querían hacer llamar poetas? En realidad la generación de los 90 es una generación subterránea, y en algunos casos clandestina del margen oficial, con un ensortijado de pose, exhibicionismo, llamada de atención, figuretis, pero existió, tal como lo pueden probar centenares de poemas y cuentos dispersos en los muladares, en las hemerotecas y en revistas de poca difusión y tiraje. Tres grupos o círculos juveniles de creadores predominantes le dieron su nota esencial: "Argos" (Constelación de estrellas ganadoras de Lunderos), "Ubicuos Malditos" (Versión revivida de los poetas malditos franceses: Baudelaire, Rimbaud y Verlaine) y "Arboleda" (Remanentes argonianos y mixture figuretis grilletis mutandis). La presencia de UMBRAL, con Mariana Llano a la cabeza como un todis, fue casi percibida como un taller de enganche con imprentas, que invitaba, so pretexto de los concursos literarios que auspiciaba, a los nuevos ganadores "a hacerse conocidos publicando su obra en una antología", con un costo con tirajes que oscilaba entre 100 y 500 ejemplares que nadie compraba por necesidad sino por caridad o cortesía.

Hubo círculos oficiales como el "NIXA" de la UNPRG (1992-1994) y el "Javier Heraud" (1990-1995) del ISP "Sagrado Corazón de Jesús", que más que de estudios lingüísticos y literarios fueron de promoción y realización de eventos económicos profiesta promocional o de excursión y gestión de viajes de asistencia a eventos en otras latitudes del país: poco o nada produjeron, a lo mucho pequeños boletines o un periódico mural casi condicionado por una nota académica, de ellos nada queda como aporte creativo.

Fue una generación predominantemente poética y articulera, de recital y de juerga. Los mejores poemas se inspiraban en las juergas, antes que en el alba o en un supuesto sillón inspirador. Creo que un día antes y después de un recital se componía más poemas que en todo el tiempo que demoraba el intervalo entre un recital o un encuentro y otro.

Fue una generación muy dividida y soberbia, estaba casi compuesta por seudodivos que no querían difundir lo que producían, algo así como: "quieren conocer mi poesía síganme y les dicto de memoria lo que esta mañana se me vino a la salida del baño o en mi chupa de anoche". Nadie los ha conocido sino en los recitales del INC o en las ceremonias de los concursos de algunas municipalidades o Lundero de La Industria. Fue una generación noctámbula, con muchas preocupaciones de no pasar desapercibido en cuanto evento se cruzara.

¿Quiénes fueron y dónde están los representantes de la generación de los 90, que mañana posiblemente estén reivindicados en las programaciones curriculares de los estudiantes de secundaria y universitaria? No hay duda que parte de ese filón ignoto empieza con esta punta de iceberg para poder determinar y descartar a quienes transitaron por este subyugante mundo de la creación instintiva, inspirativa, iluminativa, demiúrgica o alambicadamente racional, pero al fin un pedazo de vida, un rompecabezas para armar.

Lic. Nicolás Hidrogo Navarro

Lambayeque, setiembre de 2001

Una generación ya histórica

La generación de los 90 ha logrado tener ya un estudio pionero de Tesis con carácter de titulación, con el trabajo "MARCAS ESTÉTICAS EN LA GENERACIÓN LITERARIA DE LOS 90 EN LAMBAYEQUE PERIODO 1990-2000" de Joel Dante Vargas Apaestegui, Julio César Vásquez Bustamante y Stanley Vega Requejo. Me tocó en esta oportunidad asesorar y dirigir el estudio metodológico hasta verlos sustentar y debelar el nacimiento oficial de una Generación Literaria ocultada por la indiferencia y la falta de apoyo a la cultura en una ciudad ya etiquetada como ciudad fenicia por preocuparse sólo por sus negocios y su afán de sobrevivencia económica.

El estudio de la generación de los 90 no sólo resulta complejo, sino hasta dicotómico, por la dispersión de los materiales u objetos de estudio, sino porque no existen antecedentes que permitan cotejar paradigmas de estudio. Una generación que no ha logrado ser conocida por la falta de trabajos, ensayos y estudios críticos que salga a la luz como un intento de identidad y pedagogía que no hace sino iniciar pioneramente el estudio y el conocimiento de los autores que hoy pasan a ser los nuevos valores de la literatura lambayecana. La generación de los 90 fue una generación eminentemente poética, pero también incursionó en la narrativa. ¿Por qué generación plaqueta? Porque ese fue el sello caracterizador de la difusión de sus creadores: si alguien quiere estudiar detalladamente, no va a recurria libros, sino a plaquetas (denominación de una hoja doblada en tres partes).

En el género lírico se presenta las entrevistas y fichas literarias de Carlos Alberto Becerra Popuche, Stanley Vega Requejo, Ernesto Benigno Zumarán Alvitez, Ana Cecilia de los Milagros Miranda Salazar, Oalba Lali Pereyra Ramírez, Pedro Almanzor Manay Sáenz, Luis Antonio Noblecilla Rivas, Gustavo Mondragón Hernández, Joaquín Huamán Rinza, Nevenka Waltersdorfer Mendoza y Giulianna Rosemarie Aguirre Zevallos.

En narrativa se presenta las entrevistas y fichas literarias de Luis Rolando Alarcón Llontop, Dandy Berrú Cubas, Rubén Alberto Mesías Cornejo, William Smith Piscoya Chicoma, Gustavo Antonio Hidalgo Campos y Nicolás Hidrogo Navarro.

Cabe resaltar que Stanley Vega y Pedro Manay son cajamarquinos de nacimiento; Rubén Mesías, trujillano; Luis Alarcón, limeño; Gustavo Hidalgo, cerreño y otros, como Nicolás Hidrogo, vivieron, su niñez y/o juventud, fuera de Lambayeque. Esto explica el dicho "Nadie es profeta en su tierra" y puede explicar el porqué de la deslambayecanización temática.

CONSTATACIONES DE ESTUDIO CRITICO-HISTÓRICO

  • 1. Los poetas y narradores lambayecanos de la generación de los 90 nacieron predominantemente entre 1970-1975, lo cual nos lleva a afirmar que su producción era fundamentalmente adolescente y en plena formación de sus estudios superiores.

  • 2. Los poetas y narradores de esta generación fueron predominantemente jóvenes estudiantes de pedagogía.

Vallejo, Paz y Neruda fueron las principales influencias estéticas de la generación de los 90 en Lambayeque, destacándose que no existió ningún poeta local de los llamados "mayores" y muy por el contrario hubo adhesiones y preferencias de lectura y admiración por los poetas Noblecilla y Becerra por su misma generación.

  • 3. García Márquez, Ribeyro y Borges representan la influencia de la marca estética de esta generación de los 90 en Lambayeque en narrativa. Hay en ésta una nueva constatación: ningún narrador local ha ejercido influencia o se ha visto como demasiado simplista para tomarlo por modelo.

  • 4. El género lírico fue el predominante en la generación de los 90. Pese a que varios han incursionado en los dos géneros o en algún momento también en el periodístico.

Mariátegui y Sartre imprimieron la influencia social y existencial en la generación de los 90.

  • 5. La disparidad de preferencias de lectura, explica el comportamiento mismo de la generación: solitarios, discrepantes, antagónicos y enrevesados en el producir y el relacionarse con los demás.

La posición y significado para la generación de los 90 es, fue y sigue siendo una herramienta, quizá la principal, de comunicación.

  • 6. La media de los premios recibidos por autor fueron 4 premios literarios, lo cual puede decirse que el fogueo no ha sido suficiente, teniendo en cuenta que fueron en su mayoría premios locales o regionales y escasos nacionales o internacionales, a excepción de Carlos Becerra que tuvo uno en Argentina, pero no de relevancia.

  • 7. La autocomplascencia fue una de las motivaciones personales para escribir, de allí los lugares y la temática personalista de los autores.

  • 8. Desencuentros y soberbias personales después de lograr preseas fue un caracterizador negativo de la generación, y el aspecto positivo: búsquedas constantes de calidad y trascendencia.

Fue una veintena de poetas, unos con más que otros en trascendencia por el conocimiento de su obra, su aventura e ímpetu de publicar, los que tuvieron el papel caracterizador de esta generación. Los más destacados fueron Carlos Becerra, Luis Noblecilla, Ernesto Zumarán y Stanley Vega. Los más conocidos o votados pueden deberse a varios factores como de mayor difusión, mayores grados de relaciones interpersonales, calidad de su obra como la perseverancia y vigencia en sus publicaciones.

  • 9. En el campo narrativo se impuso la figura de Rubén Mesías ayudado por las publicaciones y los espacios de los Suplementos de la Industria, Nicolás Hidrogo por su difusión en la organización de eventos en la UNPRG y Juan Montenegro por su voz contestaria en tertulias y eventos literarios. Con la diferencia que Juan Montenegro no fue objeto de estudio. Sin embargo, mención especial merece Gustavo Hidalgo quien un poco tardío empieza publicando su "Libro perverso" que lo podría ubicar en otra condición más ventajosa si le diese mayor difusión.

  • 10. El tema de lambayecanidad es exclusorio y predomina en el tema generacional el intimismo yoísta, la búsqueda de sí mismo así como los temas cosmopolitas. No aparece un eje temático monolítico, sino un conjunto de experiencias personales de anécdota en lo narrativo y un filosofismo pragmático en lo lírico. Es decir en el tema no hay uno sólo, sino un conglomerado que llegan a ser universales y que recogen la experiencia literaria de sus predilecciones de lectura. Se puede sentir un eco de artificialidad en la creación de los temas, es decir la experiencia fingida.

  • 11. El grupo más cohesionado y mejor reconocido fue "Arboleda", quien aglutinó a la mayor cantidad de poetas y narradores que han sobresalido en esta generación de los 90. Le sigue "Argos", a quien se le reconoce como el iniciador de los grupos, pero el continuador personalista de sus representantes. "Ubicuos malditos", si bien fue sólo un trio individual salido de las canteras de "Argos", merece especial reconocimiento por la temática simbólica y anticlericalismo de Yomona y la narrativa selvática de Nicolás Hidrogo. UMBRAL se le reconoce como taller promotor y difusor de los trabajos de los círculos existentes y quizá el que tuvo mayor resonancia, pero personalista en la figura de Mariana Llano.

  • 12. Cada círculo tuvo su propia personalidad: Arboleda se le asocia al afán de unificación; Argos iniciador de "estrellas literarias", el silogismo del nombre argos no es otra que la constelación de estrellas galácticas; "Ubicuos malditos" la rebeldía y la pose revivida de los poetas franceses Rimbaud, Verlaine y Baudelaire, es la versión renovada o los neomalditos; UMBRAL, es el afán editorial y la proyección, búsqueda de talentos rol promotor de eventos literarios: recitales, conversatorios y encuentros.

9 asedios a la Generación literaria juvenil lambayecana de los 90

El carácter de la literatura lambayecana de los 90 aún no está escrita. Carece de críticos, de reseñeros e historiadores y denominación, está virgen de estudio sistemático y serio. Existen ensayos y generalidades: intentos periodísticos sin un zoom reflectante ni testimonios de parte ni existe el suficiente objeto lingüístico compilado para hacerlo con rigor científico analítico-crítico. Pareciera prematuro hablar de una década recién ida, sin embargo median dos lustros, quizá uno más efervescente que el otro –me atrevo a sostener que el primero de la década de los 90- sin embargo no se puede dejar de hacer un balance cuando existen pruebas concretas: una ruma de papeles aún no saboreados ni impectorados. No se puede dejar mucho tiempo para escribir sobre algo que está oliendo a tinta, porque corremos el riesgo de que el tiempo haga primar la subjetividad de la nostalgia y todo el estudio no sea más que un panegírico de lo pasado, lo mejor.

Primero.- La generación de los 90 fue una generación huérfana de lectores –público estudiantil y aún más, especializado- y paria de publicaciones. Fue una generación plaquetera en poesía; folletinesca en narrativa; exigua de tiraje y flaca en resmaje; inédita y de chisponazos intermitentes; cosmopolita en su temática, deslambayecanizada, intimista y trivializada, con ribetes caóticos de absurdez e indefinición y falta de coincidencias colectivas en temáticas y propósitos. Fue una generación de faroleo que se avivaba ante la cercanía de algún concurso literario de alguna municipalidad, instituciones educativas, asociaciones culturales, el INC o el único perenne desde 1978: Lundero. Esta miniaturización fragmentaria de las publicaciones artesanales tiene una doble interpretación: permitió vislumbrar a poetas y narradores promesas en ciernes, pero también masificó de improvisados creyentes que bastaba sólo publicar el primer soplo surrealista para adquirir el derecho a ser "llamado o considerado poeta-narrador" o antologado. Confluyó el provincialismo con el seudouniversalismo, la expresión fácil y desnuda en su pura carne temática expuesta a tajo abierto como si no existiera la túnica de la estética; y, el estilo zahorí lleno de collage y clisés -que dieron origen a escandalosos descubrimientos de plagios. El espontaneismo o sintomatismo sentimental produjo escasos trabajos estéticos dignos de estudio y quedar para la posteridad. El que escribía no sabía sustentar lo que hacía; el que leía no alcanzaba a fundamentar críticamente lo que le "gustaba" y aquello que "descalificaba". No tuvo críticos alentadores ni medios suficientes de expresión abiertos para la difusión sistemática y la convocatoria, se dejó el barco de la cultura literaria a la deriva y cada quien a pulso de argonauta publicaba lo que creía que impresionaría a los demás. Fue una generación que no estuvo preparada para crear, leer y valorar connotativamente. Ni las universidades ni los institutos pedagógicos donde existía la especialidad de Lengua y Literatura estuvieron a la altura de la formación y demanda curricular de los futuros divulgadores y enseñantes de literatura.

Segundo.- No existieron "críticos", hubo profesores o hacedores amigos, comentaristas o bombos de muleta o ariticuleros abstractos, genéricos con un cumplido de cherry de decir mucho de los amigos y aficionados que se habían esmerado en alcanzarle sus trabajos. Estos comentaristas escribían referencialmente sólo sobre el ruido que a la distancia le llegaba de los demás. No hubo química entre la generación cronológicamente adulta ni liderazgos ni apostolados de la cultura. No hubo Amautas ni Valdelomares, ni polémicas y rivalidades sartrianas-camusianas que avivarán el interés por la cultura literaria. Hubo –en el centro gravitante oficial, el INC-Chiclayo, alguno que otro visitante noctambulero crónico censor y asistente de eventos gratuito que hacían las veces del público más numeroso que el invitado esperado-; en pocos, amistades convenidas; en otros rechazos abiertos por la pedantería y la marginación exclusoria de la cofradía gestada por los poetas, mayores –de edad-. Fue una generación que vivió bajo el fuego cruzado de la descomposición política-social-moral, el espectáculo de la violencia social y la cinematografía rambolesca y el abandono de una política editorial centralizada en ConCyTec, casi tan lejano y burocrático como querer tomar desde aquí –Chiclayo- un urbano para llegar al Palacio de la República. La Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ) jugó un papel decorativo y casi se convertía en una agencia de viaje y turismo cada noviembre en algún punto del país.

Tercero.- Fue una generación de estudiantes o aspirantes a profesores de Lengua y Literatura, Sociología o Derecho; en otros casos, autodidactas o simples juergueros en búsqueda de grupo. Expectante, más de los medios de comunicación que de la misma lectura, sin piedras de toque y sin mensajes de gobernantes ni difusores o embajadores culturales, con esporádicos encuentros con escritores nacionales (Bryce, Ribeyro, Antonio Cisneros, Cromwel Jara, entre otros. Fue una generación con arranques de subversión reprimida por el sistema y conformista porque había tantas cosas que hacer que no se sabía por dónde empezar prioritariamente ni se quería asumir los pasivos ni los retos del hacer. Fue una generación presentista y con mucha incertidumbre de futuro como lo fue la juventud de la época en general.

Cuarto.- El contexto que le tocó vivir a la generación de los 90 fue de una franca adversión y limitaciones: empezado por los estudios secundarios con profesores de Lengua y Literatura con metodologías de reseñas biobibliográficas, interesados más en los "mensajes moralizadores y simbolizaciones de las obras", y despremunidos de herramientas de análisis lingüístico y estéticos, interesados en el pesado gramaticalismo y olvidados de la función creadora; una inexistente política editorial gubernamental encargada de patrocinar a jóvenes creadores; auge e invasión de la televisión como medio más atractivo de entretenimiento y una acentuada crisis de la lectura en todos los niveles de educación llámese secundaria y superior, jóvenes y adultos. Esto apreciado en que nadie leía por iniciativa una obra literaria en el colegio, sino era por el condicionamiento de la nota, libros que posteriormente dieron lugar al incremento de las librerías suelo o de libros usados que cíclicamente heredaban la necesidad de compra en estos intermediarios y sepultadores de las librerías formales, de exalumnos a alumnos.

Quinto.- El género más cultivado por esta generación fue el lírico, acaso porque lo más económico y factible de un autocosteo era la plaqueta a imprenta, estencil o fotocopia, lo cual tenía sus desventajas como que los jóvenes ansiosos por dejarse conocer y mencionar ante los comentaristas, se interesaron más en publicar a pequeña escala para repartir entre los comentaristas cada vez después del recital o del encuentro, con la esperanza del favor de la mención. Sin embargo, esto no fue así: esos papeles sueltos "de escaso valor monetario" terminaban traspapelándose y al poco tiempo salían de la papelera del baño al carro de la basura.

Sexto.- Si alguien deseaba ser comentado debía ser conocido y esa franquicia la daba Lundero, el INC u otras entidades, más escasas, pero sólo lo intentaría hasta los 25 años de edad –caso Lundero-, así que apurabas tu prueba de fuego si es que el bichito te había llegado tarde; de allí para adelante tenías que tentarlo en la nacional de COPE o de otras municipalidades fuera de la región o donde la edad no era limitante. Diríase que la generación del 90 sólo forjó coyuntural y efímeramente a "Argos", "Círculo Nixa" de la UNPRG, "Javier Heraud" del ISP "Sagrado Corazón de Jesús", "Ubicuos Malditos" todos ellos como grupo -y no individualidades como "Umbral"- activos con más intensidad casi desde 1991-1994, y "Arboleda" desde 1994-1998, en torno a los que se aglutinaron los hoy más representativos.

Sétimo.- Otra marca fue la falsa, injustificada, descontextualizada y desnaturalizada bohemia que adquirieron ciertos grupos, cuyas reuniones terminaban siempre en un "roncito" o yonque con gaseosa que terminó por desencantar a algunos, retirarse y trabajar solos, quizá ya con menos intensidad, oportunidad y publicidad de las muestras conjuntas. No fueron grupos cohesionados entonces por ideales y con proyecto sólidos de publicaciones, sino pretextos de escape a reuniones de amigos de fin de semana, casi fue pareciéndose a la reunión de esquina, atraídos, a veces, por la finta de comentario de algún libro exótico, promesa de publicación de un artículo o algún vocado femenino que quería curiosear. La carencia de un ideal y de objetivos de estas reuniones informales y a veces hasta habituales, arrojó mucho barullo pero poca música.

Octavo.- Todo lo que se publicó no necesariamente fue poesía ni logró el rango de cuento literario, fueron en su gran mayoría expresiones sentimentalistas -que poseemos todos.- y hechos anecdóticos caóticos más o menos trucados envueltos en un lenguaje sibilino, pero con desconocimiento de técnicas narrativas, estructuras lingüísticas coherentes que obedezcan a un plan y un efecto estético previsorio. En poesía, que fue el género predominante, se apreció el versolibrismo, el ausentismo de la métrica y la rima y del ritmo musical –caso raro fue Luis Hinojosa Valdera, quizá el único sonetista joven chiclayano-, previlegiándose el tema raro, abstruso, el absurdismo, la transgresión y la mariconería, la visión intimista cuyo efecto era la novedad de no ser comprendido buscando el cosmopolitismo universalista, sin serlo. Fue como coger una potente máquina y no tener la pericia suficiente para direccionarla y dejarse llevar por el vehículo sin dirección del control. Esto lo demuestra el carácter individualista y atemático recurrente.

Noveno.- La ausencia de toda alusión alegórica a la lambayecanidad, es una clara muestra del desarraigo terrígeno por el domiciliado circunstancial de gran parte de los jóvenes creadores y el poco interés y respeto que mostraban al incomprendido concepto de identidad cultural, como posición historicista y chauvinista que ya perdía la batalla ante la inminente globalización económica y la universalización de la cultura por obra y magia de la revolución de las comunicaciones que como una avalancha ruidosa se oía venir.

Testimonio de parte: Quizá este balance provisorio sea una aproximación desde adentro, desde alguien que frecuentó, activó, que estuvo pendiente de cada paso dado o dejado de dar. Si hubo mucho o poco hecho eso está dado, pero quizá esto dé pie, motive e invite a realizar trabajos mucho más completos.

Lambayeque, marzo de 2001

Entrevista-círculos literarios de los 90

Entrevista a Stanley Vega Requejo

Hoy, 22 de octubre del 2001, son aproximadamente 5 para la 1 de la tarde en la ciudad de Lambayeque, Emiliano Niño 500-B, estamos con Stanley Vega Requejo tratando un poco de desenmarañar ese gran velo de lo que fue la Generación de los 90. Stanley es un representante genuino de esta generación, es parte de ella, ha activado con "Arboleda" pero lo que queremos es entrar a los orígenes de "Arboleda".

Nicolás.- ¿Cómo surge la idea de "Arboleda", cuál fue el ideal de "Arboleda"?

Stanley.- Bueno la idea de "Arboleda" se debió a ciertos vacíos que había en algún momento ¿no? Si bien es cierto que aparecieron algunos círculos pero no se habían aglomerado, no se habían reunido sobre todo a un grupo de muchachos que estaban tratando de consolidar su literatura. Y no se vio el aspecto literario sino también el aspecto de la práctica, de la ciencia ¿no? Entonces en ese intento surgió la idea de reunir a todos esos muchachos y en entonces cuando se realizó la primera reunión y surgió el primer nombre de "Arboleda".

Nicolás.- ¿Por qué "Arboleda", en qué año?

Stanley.- "Arboleda" se barajó entre varios nombres. Puede sonar un poco lírico dentro de los 90 pero la idea fue el de que cada poeta, cada escritor, cada pintor en realidad representaba a un árbol y una reunión de árboles formaba lo que es una arboleda ¿no? Es una cuestión lírica un poco desentonada de repente con los 90 pero ese fue más o menos la idea.

Nicolás.- ¿Quién sustentó esta idea de arboleda, de que cada uno representaba un árbol o si de repente la simbología de árbol verde tenía algo que ver con esto.

Stanley.- La idea la sustenté yo junto con otro pata y digamos que fue la idea más sustentada dentro del grupo, pues habían unos muchachos que lo ponían un nombre pero que en realidad no había una sustentación, quedaba vaga y dentro de todas las propuestas digamos que esta fue la más coherente.

Nicolás.- Dime, ¿en qué año fue más o menos esto?

Stanley.- Esto fue en el 94. La primera reunión que se llevó a cabo fue en marzo de 1994.

Nicolás.- ¿"Arboleda" tuvo algún ideal que aglutinara, algún ideal que se proyectara a futuro. Qué ideales había aparte de publicar como revista?

Stanley.- El ideal era de unir intereses sobre todo en el aspecto literario, el de consolidar nuestra producción, es por eso que había mucha diversidad dentro de lo que es "Arboleda".

Nicolás.- ¿Se podría definir como en algún momento lo he sostenido o lo han sostenido otros que "Arboleda" era una especie de escape de fin de semana, un lugar como un punto de encuentro de amigos o es que "Arboleda" era algo más que eso?

Stanley.- Mira, "Arboleda" era el lugar donde los muchachos dedicados a la poesía esos seres inconformes, un poco que no están sumergidos dentro del sistema, dentro de esta civilización, encontraban un lugar común un lugar de encuentro ¿no? En lugar de ir a una fiesta popular, en lugar de ir a un cumpleaños, los muchachos en los fines de semana asistían a estas reuniones donde había polémicas, tertulias. Así que ha sido un punto de encuentro bastante sui generis dentro de esta ciudad de michi.

Nicolás.- ¿Desde cuándo escribes Stanley.- y por qué?

Stanley.- Mira, yo escribo desde los 16 años y por qué escribo es una pregunta que a veces resulta un poco difícil plantearse hacia sí mismo porque es una forma de encontrarse, de verse y debe ser que uno siempre busca un medio de expresión para poder volcar sus pensamientos, sentimientos. Entonces va por allí la cuestión de por qué escribir, como una especie de verse reflejado, de saber en algún instante que uno en realidad existe.

Nicolás.- Tú dijiste que "Arboleda" surge como un afán de llenar un vacío existente. Cuando tú incursionas en la literatura con "Arboleda", ¿Cómo estaba la literatura en ese momento, qué círculos, qué poetas conocidos locales podemos decir que enmarcaban la pauta de la literatura lambayecana?

Stanley.- Mira, yo aparezco en el año 92. O sea antes del año 92 yo había tenido ciertas limitaciones en el trato con las demás personas debido a mi enfermedad. Entonces yo comienzo a desplazarme hacia las élites culturosas, hacia las élites literarias y empiezo a conocer a muchachos que tenían los mismos intereses, esa inquietud por la creación y hasta ese entonces yo tenía conocimiento de los "Ubicuos Malditos", tu grupo; tenía conocimiento del círculo literario "Argos" que al final de cuentas y tratando con algunos miembros resultaron una cosa intermitente. Y en realidad, ahora que veo hacia atrás, veo a mi generación local como que siempre se ha venido arrastrando una imadurez. Entonces ese de no estar satisfecho con alguna cosa, el de no perseverar, la desidia, todo ese tipo de cosas yo lo ví más marcada en ese entonces y pensé que se debía hacer algo más consolidado. Ese era una actitud ilusoria de repente en ese entonces, de hacer una cosa más consistente, más cojonuda, más con ganas de concretar las cosas. Y anteriormente pues, yo tenía conocimiento de poetas lambayecanos de anteriores generaciones que prácticamente no habían satisfecho tanto en el plano estético como en la trascendencia de sus obras a excepción de algunos autores y entonces eso a mí particularmente me dio unas ganas de perseverar en la escritura, mejorarla y que en realidad se podía hacer cosas más trascendentes y también en ese momento opté por la cuestión grupal y es lo que hice en ese entonces.

Nicolás.- ¿Tú crees que "Arboleda" finalmente se constituyó en una especie de receptor de aquellos círculos que no lograron mantenerse unificados. Sientes como que "Arboleda" fue el depositario de los "Argos" y de otros jóvenes que no encontraron un círculo consolidado?

Stanley.- Mira, yo pienso que se ha logrado ciertos frutos pero con esto tampoco quiero decir que ha sido una cosa demasiado grande. Ha tenido sus falencias, ha tenido sus cosas ingratas así en resumidas cuentas. Pero digamos que ha complementado algunas cosas que venían haciendo los círculos literarios como es el haber publicado 4 números de las revistas, el haber aumentado el radio difusión de lo que anteriormente habían cumplido los círculos existentes, tal es el caso de que la revista llegó a Trujillo, Lima, Piura y la gente se sentía un poco motivada no sólo a escribir cuentos y poemas sino que también se vieron en la necesidad de escribir artículos hasta tal punto por ejemplo ahora tenemos a Rubén Mesías que a mi entender formó su redacción en cuanto a los artículos y ahora lo vemos escribiendo en el Dominical. Entonces se vio no sólo el lado de escribir poemas o cuentos sino el de redactar un artículo el cual era una de mis inquietudes en un inicio para la publicación de la revista. Entonces en ese lado como se obtuvo algunas cosas pero faltó un poco más de énfasis en cuanto a las actividades, en cuanto a la producción, a la cuestión editorial, como que faltó un poco más de esfuerzo en ese sentido y ese fue como dio a entender debido a los criterios, debido a las actitudes personales pues declinó y terminó todo en lo que hasta hoy se conoce.

Nicolás.- ¿Tu sientes que la presencia o la consolidación la unificación con la que en algún momento se acaparó y aglutinó a todos hace algún momento has mencionado como que se ha diluido. Qué factores crees que determinaron a que esto se diera.

Stanley.- Mira, qué sucede, a que desde un inicio (estamos hablando del 94) en lo que es la formación. Bueno se llega a convocar a algo de veintitantos muchachos y la mayoría varones se llegaron a reunir mira más de veinte muchachos y todos teníamos discrepancias. Estas consistían de que por un lado existían los llamados poetas o escritores sociales o sea el mismo rollo de los años 50 de la dicotomía. Entonces, posteriormente todo ese tipo de polémicas llevaron a que en el año 97 surja un grupo dentro del mismo "Arboleda" que fue de cabeza, que tomó una actitud contestataria, que se escindió y formaron una revista prácticamente también de cabeza. Y con el resto de muchachos, cada uno comenzó a tomar caminos diferentes. La sociedad los llevó a tomar otro tipo de vida ¿no? No solo dedicado a la literatura sino también a la sobrevivencia.

Nicolás.- ¿Crees tú que esos remanentes quienes todavía digamos ya no tan frecuentes como antes todavía sigan interesados en continuar el proyecto la idea original de "Arboleda" o sientes que en este momento cada quien está tratando de buscar su sobrevivencia sobre todo económica porque muchos de ellos siendo estudiantes o no teniendo un oficio ahora ya lo tienen o están en busca de ello. Sientes tú que la idea de esa aglutinación de "Arboleda" se pueda dar en algún momento. Aguarda tú esa esperanza?

Stanley.- Mira, justamente este trabajo me está dando una idea más clara. Ahora los muchachos ya han madurado en cuanto a su aspecto personal y su aspecto poético también. Y lo bueno y lo interesante es que los muchachos que han sido entrevistados todavía tienen esa inquietud, todavía tienen esa energía de poder volcarlas en actividades, en producciones literarias. Entonces por ese lado yo siento que en realidad y creo que al ser retomados pues estas cosas se pueden hacer con más -qué te digo- con más criterio y con más responsabilidad que antes ¿no? por que ahora las cosas ya son para ponerlas en el tapete y poderlas cumplir y ellos están pues en esas condiciones de poder asumir y poder tomar las cosas de diferente al que el año 94 se tenía.

Nicolás.- Cuando tú te refieres a uno de los miembros del círculo en el caso específico de Rubén Mesías como un eminente naciente articulista en un diario local, La Industria, qué otros nombres podríamos verlos actualmente destacar y los que tú avizoras o intuyes que podrían dar más?

Stanley.- Mira, por ejemplo tenemos a Juan Montenegro, es un pata lúcido, bastante interesante dentro de su perspectiva personal.

Nicolás.- ¿Cuál es tu temática, tu numen, tu motivación para escribir?

Stanley.- Yo siempre recurro hacia lo interno y hacia mi visión de todo lo que me rodea, a mi entorno pero siempre con su dosis bastante personal y soy partidario de que todo lo que llevo es vitalidad, todo lo que trasmito es fuerza, eso es más o menos el termómetro que guía la atmósfera de mi poética, la vitalidad la energía, la fuerza aunque claro por allí tiene su clima de escéptico, qué se yo.

Nicolás.- ¿Consideras tú que el paisaje, las costumbres lambayecanas como estampas de inspiración no son lo suficiente como para poder inspirar o haber inspirado a esta generación de los 90, porque se considera que es una generación exótica, ultramarina que mira hacia allá. Sientes tú que el paisaje lambayecano no es suficientemente poético como para dirigirse a él como algo terrígeno?

Stanley.- Claro que puede ser tomado como un elemento pero la cuestión es sentirse identificado y sentirlo sinceramente a ese elemento como una cuestión de ser trasladado al papel, a tu orbe poético. Hay mucha gente que no se sentía identificado.

Nicolás.- ¿Crees tú que se viva este fenómeno de deslambayecanización. Los que ahora hacen poesía narrativa no son propiamente oriundos de acá o crees tú que no es necesario ser oriundo de acá para sentir lo que es la tierra?

Stanley.- Mira yo creo que eso tiene que ver con el aspecto emotivo más que el lugar donde tú naces. Yo creo que hay una inclinación más hacia uno mismo que hacia lo exterior. Es un inclinismo que ha preponderado mucho en estos tiempos ¿no?

Nicolás.- ¿Podríamos considerar el yoísmo existencialista como una característica y una constante de la literatura lambayecana de los jóvenes de los 90?

Stanley.- Es una característica notoria. Pero no creo que tampoco sea una falencia.

Nicolás.- Hay un aspecto que me gustaría conocer. Stanley con sus limitaciones físicas ¿escribe, dicta?

Stanley.- Escribo. Escribo a máquina y escribo a mano. Imagínate pues para enviar al periódico mis artículos yo los hago personalmente como tu verás como la mayoría de personas tienen errores ortográficos es una de las cosas que yo menos tolero.

Nicolás.- Cuéntanos algo de tu familia, de tu vida personal. Cómo es Stanley un día normal cotidiano, tú has logrado terminar una carrera profesional y está a punto de titularte.

Stanley.- Soy un ser perezoso, o muy silvestre. Me levanto a las 9, depende de lo que tenga proyectado para el día siguiente. Pero por lo general suelo levantarme a las 9 ó 10, escribir algo, leer algo, ver televisión, pensar, otra vez leer algo, pensar y así transcurre el día pero siempre con la idea de escribir y pensar. Eso es una de las cosas constantes de repente que me sacan de la rutina, del ser común, del ser ordinario

Nicolás.- Tu afición y ejercicio literario ejercido hasta el momento. ¿Podríamos decir en términos cuantitativos, que es rentable o es un sentimiento de autocomplacencia?

Stanley.- Mira, rentable hasta el momento no ha sido para nada. A excepto de lo que uno colabora en el periódico que es medianamente rentable porque tampoco es rentable al cien por cien. La cuestión en realidad no te da pues para subsistir. Imagínate que yo he publicado un libro y a pesar de que es una cosa más fuerte ni aún así es rentable.

Nicolás.- ¿Qué piensa tu familia sobre tu oficio, tu dedicación y a veces hasta de repente distracción por el escribir?

Stanley.- Mira ellos más están interesados en la cuestión de lo que es el oficio que tengo la de profesor. Seguramente se sentirían contentos y más calmados de verme trabajar como profesor que verme todos los días en la casa escribiendo, hueveando ¿no?

Nicolás.-¿Sientes que tu familia apoya tu trabajo o como tú dices está queriendo más que ya produzcas efectivo?

Stanley.- Mira, con mi familia no hay ningún problema en ese aspecto pero es una carga personal, el hecho de estar constantemente misio, el hecho de estar tan sólo con diez o quince soles en el bolsillo, eso un poco que le jode a uno pero tampoco te diré que me siento feliz. Pues me sentiría feliz trabajando; porque bacán sería por ejemplo el de vivir como poeta, como vago y ser remunerado pero eso en realidad es una utopía pero yo sigo lo bueno, lo interesante y lo grato es que tengo el apoyo de mi familia y me he ganado un espacio dentro de la familia como poeta a tal punto que dentro de mi cuanto si se me cae un papel me lo recogen y no lo barren.

Nicolás.- En es aspecto social, en rel reconocimiento cultural, sientes que hay en ti dos fases: antes y después del 94. ¿Cómo te sentías socialmente en el reconocimiento antes y después del 94?

Stanley.- Antes del 94 me sentía pues un poco inquieto emocionalmente, un poco frustrado, el hecho de estar continuamente en mi casa y luego de salir; y te diré que ese reconocimiento no ha sido instantáneo, ha costado esfuerzo. Y claro, que te da cierto beneplácito, ciento contentamiento pero aún así no es una cosa bienaventurada, siempre uno está inconforme.

Nicolás.- ¿Crees tú en el futuro de la poesía, cómo avisoras el horizonte de la poesía el Lambayeque y en el Perú en general?

Stanley.- La poesía en primer lugar es difícil de que desaparezca. En realidad siempre vamos a estar rodeados de poesía. En cuanto al futuro de la poesía de Lambayeque, bueno en realidad lo que sucede es que siempre ha habido esa carencia, no ha habido una tradición dentro de lo que es la literatura lambayecana.

Nicolás.- ¿Consideras tú que existe ciertos nexos o vínculos entre la poesía trujillana y chiclayana?

Stanley.- Sí, precisamente uno de los nexos ha sido los concursos de Lundero. Eso ha sido lo que ha acercado más esa unión, esa convivencia entre ambas poéticas.

Nicolás.- Los medios de comunicación ¿qué rol ha jugado en esta aventura poética?

Stanley.- Precisamente, debido a Lundero es que ha habido cierta acogida, cierta promoción. Ha sido en cierto punto benefactor.

Nicolás.- De tus trabajos y poemas publicados, ¿cuál es el que más recuerdas como hijo entrañable?

Stanley.- El que más recuerdo es un poema que en un inicio fue un poema largo que tenía algo de 120 versos y se comprimió a 4 versos, es el trasero desnudo de una blanca muchacha que taciturna camina hacia la madrugada de la luna. Imagínate cientoveinte y tantos versos para que se compriman en cuatro.

Nicolás.- ¿Qué hiciste con el resto?

Stanley.- Ah, fue arrojado. En realidad era otro rollo que empezaba con esto. Y la idea era prácticamente eso, en realidad la poesía sencilla para conseguirla es bastante jodida, difícil, cuesta trabajo lograr la sencillez.

Nicolás.- ¿Qué planes y metas tienes en el futuro sobre la poesía tuya, "Arboleda"?

Stanley.- Mira, tengo planeado para el mes de abril publicar un libro que se llama "El soliloquio de las horas" otro poemario, estoy escribiendo una novelita y… esos son los proyectos editoriales que tengo en mente.

Nicolás.- Y como profesor aún no en ejercicio sino culminada de tu formación, qué esperas enseñar de poesía regional a tus futuros alumnos?

Stanley.- Mira, yo de poesía regional pienso enseñar y pienso hacer una discriminación y pienso hacer una selección de los escritores y poetas lambayecanos que en realidad sean trascendentes e importantes y partir desde Emiliano Niño hasta la Generación de los 90, escoger de cada generación autores sobresalientes y trascendentes. Eso sería una de las perspectivas que tengo en cuanto a lo que es literatura regional.

Nicolás.- En cuanto a estudios ¿qué metas, qué perspectivas tienes, seguir otra carrera, seguir especialización, quedarte allí, seguir produciendo; qué es lo que más te interesa de aquí a unos cinco o diez años?

Stanley.- Mis metas que tengo dentro de la cuestión académica es hacer Licenciatura, Maestría. Continuar dentro de las circunstancias y dentro de las posibilidades sobre todo siempre existiendo la fuerza, las ganas ¿no? Yo siempre me acojo a ese lado a que las fuerzas de Dios me acompañe.

Nicolás.- Muy bien, hemos tenido casi media hora con un fuerte sol y más que se nos ha cortado este rollo (risas). Hemos culminado esta entrevista. Gracias.

Entrevista a Ruben Mesias Cornejo

Nicolás: Estamos en Chiclayo a 13 de enero, domingo 13 de 2002 en plena calle Daniel Alcides Carrión 127 con Rubén Mesías Cornejo un representante de la Generación de los 90. ¿Dónde transcurre tu niñez, tus primeros años de vida?

Rubén: Acá en Chiclayo, siempre he vivido acá. Me trajeron de Trujillo cuando tenía dos meses, porque hubo un conflicto entre mis padres, porque no soy hijo de matrimonio, soy hijo natural. Mi papá descubrió que mi mamá no me atendía de manera adecuada me quitó de su lado y me trajo a vivir con mis tíos. Desde entonces hace 28 años vivo con mis tíos y recibo esporádicamente la visita de mis padres y también esporádicamente voy a visitarlos a Trujillo. Yo nací en Trujillo

Nicolás. ¿Cómo consideras tu niñez, podrías describirlo?

Rubén: No sabría si llamarla feliz o –cómo lo podría llamar- como algo que pasa y que tuve la suerte de disfrutar de ciertas comodidades que no tenían mis hermanos allá en Trujillo y viví bien y tuve tiempo de aprender digamos cosas bonitas, ver televisión jugar con mis primos, tener libertad sin angustia económica, viví en una urbanización o sea que viví como un burgués sin ser burgués.

Nicolás: O sea que este fue tu barrio, ¿en qué lugar fue tu espacio?

Rubén: Ahh, San Lorenzo que está por Leonardo Ortiz. Yo he vivido allí casi toda mi vida. Yo tengo dos años acá en el centro pero me he criado allá en San Lorenzo.

Nicolás. El hecho de que tú habías vivido con la ausencia de tus padres, ¿podría decirse que te ha facilitado un poco esa soledad, ese aislamiento para poder inclinarte por un oficio que es el escribir?

Rubén: Puede que sí. Yo creía que mis padres eran mis tíos hasta determinada edad entonces me enteré de la verdad. Me chocó un poquito pero lo acepté rápidamente pues tengo la capacidad de asimilar rápidamente las cosas de eso me he dado cuenta. No sé, cómo no he vivido con mi padre ni con mi madre no puedo decir que los extraño ni que los quiero mucho pero cuando los veo digamos que demuestro cierto cariño y respeto hacia ellos porque son personas que merecen respeto porque me han hecho a mí biológicamente pero más allá no. Tal vez mi soledad esencial parta de ellos. Sí creo que es así, el hecho de vivir sin padres sí.

Nicolás: La relación con tus hermanos, tu familia cercana por lo que tú dices no es tan cerca contigo, ¿cómo es con ellos?

Rubén: Con mis primos porque ellos para mí son como mis hermanos, podría decirse que me han tratado bien como el hermano menor, me han mimado en cierto sentido pero también te voy a decir que la familia de acá cayó un poco económicamente y no ha sabido pararse, recursearse ni afrontar la situación mala, son muy quietistas. Ese es el problema que tienen, pues como él tenía dinero parece que se les ha quedado esa ínfula de plata. Mejor dicho ellos no sino mi tío tenía plata y les ha hecho vivir regularmente, perdió su trabajo y se derrumbó el castillo. Allá en Trujillo, el dinero lo da mi padre, él paga la casa, le pagaba los estudios a mis hermanos y ahora mi hermano menor está en la Universidad y allá la situación también es tirante porque mi madre lo ha expectorado del hogar a mi papá. Sólo le consiente su ingreso económico nada más y no le da su cariño ni lo atiende. Mi papá consiguió otra mujer y tiene otro hijo y qué puedo decir que es un hogar que se ha refugiado en la religión. Y mis hermanos en Trujillo me respetan, soy el hermano lejano, cuando llego conversan conmigo, me tratan bien pero siempre como si fuera una especie de visitante porque es lo que he sido siempre pues e ido allá y me he regresado no he vivido con ellos jamás; ellos tienen otra persona en Julio otro hermano mayor, es hermano de madre y él como que ha hecho la figura de padre en ese hogar porque mi padre no estaba allí visible. Realmente mi padre es un transformante, para en la carretera, ese es su jato.

Nicolás: Con respecto a tus estudios primarios y secundarios, ¿cuál de estos dos niveles influyó en ti para lo que es tu afición posterior?

Rubén: Bueno, realmente los estudios no ha influido en mi para mi afición por la literatura.. Lo que ha influido curiosamente han sido los libros que mi tío ha tenido aquí en la casa. El tenía un baúl lleno de libros aunque él no lee mucho sino que él compra libros de literatura hispanoamericana y poca literatura universa realmente. Yo empecé leyendo libros que tal vez nadie conozca como por ejemplo el hombre que parecía un cadáver, he leído a Rubén Darío, Ramón Jurado es decir literatura centroamericana, también literatura peruana. El 85 me puse a leer y me gustó lo que contaban estos patas pero todavía no escribía. Pero la primera obra que he leído fue la Guerra de los mundos, una novela de invasión marciana de la tierra que la leí cuando tenía seis años. O sea lo que ha marcado mi afición ha sido el hecho de ver libros y tratar de descubrir qué es lo que contenía y me encantó, como soy imaginativo, me marcó. Ya en el año 90 empiezo a comprar yo por mi cuenta mi colección de libros pero solamente de literatura universal y con la ayuda de un manual que tenía por ahí compraba porque yo no sabía mucho de autores y allí aprendí de autores como Dostoiesky, Melville, Kafka, Poe, García Márquez, Sábato, Cortázar, Rulfo y así aprendí guiado por un libro de texto bastante esquemático. Ese es digamos los parámetros de mi afición por la literatura.

Nicolás: ¿Cómo te catalogas como alumno en tu rendimiento académico; fue satisfactorio, deficiente, cuál fue tu vocación en realidad, de repente quisiste ser algo?.

Rubén: Sí, yo quise ser periodista pero no hubo dinero para pagar esa carrera porque para estudiar en la Universidad Particular hay que tener plata. Estuve en la pre un tiempo. Sí puede decirse que fui un buen estudiante porque yo tenía siempre fama de chancón y llegaban para que les ayude. Claro siempre en lo que se refiere a letras porque en lo que respecta a números no soy muy bueno y puede decirse que soy algo de chancón y eso debido a que como tengo costumbre de leer se me quedan rápido las cosas y las personas que no leen mucho a uno lo ven como un pata que tira bastante para ellos relativamente pero comparado con otras personas parece que soy flojo. Sería cuestión nomás de comprar niveles de conocimiento, pues tal vez para los que no sepan mucho yo sé bastante y para los que sepan más yo sé solamente algo.

Nicolás: Desde qué edad más o menos empiezas a escribir tus primeros años?

Rubén: Tenía 18 años cuando me animé a escribir un cuento. Realmente lo que quería escribir era el momento de mi fiesta de promoción porque me causó bastante nostalgia el separarme de la gente con la que había pasado mi secundaria. Yo terminé en un colegio no escolarizado. Y me puse a escribir en ese tiempo cuando yo estaba leyendo a Marcel Proust y lo que me salía ¡pucha! llenaba hojas, sería por el influjo de Proust qué sería pero llenaba hojas y hojas y no concretaba digamos que no llegaba a encontrar la finalidad del relato. Yo aprendí Literatura intuitivamente tratando quizás de imitar a un autor pero me he dado cuenta que la literatura anglosajona tiene más concreción que otro tipo de literatura porque sabe lo que quiere, no se limita a reproducir una vida, tiene una historia planeada de antemano y ese tipo de historia a mí me agradaba antes de conocerlo y es por eso que me inclinado más por la literatura anglosajona.

Nicolás: Tú dices que gran parte de tu influencia en todo caso está por la literatura anglosajona y teniendo en cuenta que el contexto local hay toda una crítica por la literatura deslambayecanizada. ¿Consideras que en tu obra existe algo de Lambayeque o crees que Lambayeque no tiene los temas suficientes como para poder ser literatulizable.

Rubén: Allí si me voy a meter en un pleito. Yo creo que es demasiado vanal lo que sucede en Chiclayo para poder ser reproducido pero es sólo un criterio mío pues otras personas pueden encontrar otra fuente de datos para intentar rebatirme. Pero me parece que es muy prosaico la gente no tiene mucha imaginación, vive su vida natural, fenece y nada más. Por eso es que yo me he inclinado por lo fantástico para primeramente satisfacerme a mí, luego pensando en los lectores, para inspirarles algo a ellos para que su vida se despierte un poco y se eleve un poco de su cotidianidad, por eso es que me gusta literatura fantástica y como los anglosajones tienen esa vertiente, he aprendido de ellos.

Nicolás: Quienes hemos estudiado parte de tu trabajo y con lo que tú mencionas ahora sobre tu aspecto familiar, ¿consideras que puede ser tu literatura como una manera de respuesta psíquica a tu abandono, a tu soledad, al hecho de que te hayan visto como un extravagante porque del estudio que se ha realizado con Stanley Vega la opinión es: Mesías escribe un poco evasivamente, no quiere recoger su experiencia vivencial porque la considera de repente insuficiente para poderla hacer literatura. Podría decirse que esto es una afirmación que se acerca a la verdad?

Rubén: Stanley es buen detective si es que ha llegado a esta conclusión y tiene bastante razón. Yo mismo he tenido una tendencia a ocultarme. Por ejemplo "La Gárgola" es una experiencia personal, así conocí a una chica con la que he estado algún tiempo, una experiencia que he metamoforseado en algo extraño como una experiencia más trascendente del hecho de que una chica te bese así a la prepo en un sitio público que eso fue lo que a mí me impresionó. Y sí, tiene razón Stanley, lo admito.

Nicolás: Estas aficiones por autores anglosajones tú compartes con otros, logras tener con alguien una mayor complementación, hay aficionados a la literatura anglosajona aquí en Chiclayo.

Rubén: Sí a Carlos Bancayán le gusta y con él he intercambiado libros de ciencia ficción, pero al hombre digamos lo que le vacila es el aspecto imaginativo, él lee por placer. Recientemente conocí a un grupo de personas en Woyke y sobre todo a una que por su formación, digamos filosófica y antropológica, le permite conectarse conmigo en gustos literarios pues recientemente le he prestado un libro de La Saga de Frank Herbert no sé si conocerás ese libro- y él me ha dado lo de Borges. Creo que es un buen cambio.

Nicolás: Bien, vamos entrando al plano generacional. Tú surges encontrando un espacio de conversación y de amigos en Arboleda. ¿Qué significó para ti la experiencia de Arboleda?

Rubén: Bastante, porque la gente se reunía no solamente para hablar de experiencias no tan banales, no solamente hablaban de tragos aunque sí a veces se agarraban a tomar. Sí, era interesante, era un congreso eso, era bacán; lástima que se perdiera porque los patas empezaron a trabajar para ganarse la vida pero recordar esos tiempos del 94, 95, y hasta el 96 creo que se extiende esto porque se daban recitales pues se planeaban cosas para darse a conocer y para botar afuera la energía que uno tenía para manifestarse literariamente era loable y habrá que darle las gracias a Stanley porque nos cedió su casa para concentrarnos allí y allí cayó gente de toda laya pues llegaron hasta músicos, gente que hacía teatro, gente que no escribía; o sea eso se volvió un parnaso de alguna manera, el amalgama el hecho de que no fuera un grupo con una orientación literaria definida que alguna vez se lo pidieron y yo fui uno de los que le pedí a Stanley que hiciera un grupo. Le brindó mayor libertad porque en ese contexto el ser humano hace las cosas mejor porque está menos coartado por parámetros.

Nicolás: En algún momento ocurre en Arboleda un sismo: hay algunas rupturas, salen algunos pronunciamientos , tú sacas un artículo y al mismo tiempo un grupo rebelde como que intentó de repente querer rescatar aquello que se estaba perdiendo, ¿cómo fue esa experiencia?

Rubén: Primeramente yo no fue líder de eso. Lo que pasó es que allá a la casa de Stanley llegaba Lucho Heredia y Martín Meléndez. Martín es un tipo bastante contestatario y más visceral que Stanley. Si él fuera un líder político revolucionario podría armar una revuelta el pata, claro pero es un tipo más calmado en ese sentido sus intereses están más por el cambio espiritual por manifestar su rabia interior contra el sistema. El fue el que aglutinó algunas personas como Heredia, a Paco Irigoyen, a Baldomero Montaño. Yo me fui con ellos por el simple hecho de que veía que Stanley no sacaba mis cosas. O sea, fue una razón circunstancial el cambio de cabeza prometía publicarme de inmediato. En ese entonces yo tenía bastantes cosas escritas y quería sacarlas y esperar que en Arboleda saliera era esperar el fin del mundo, por eso yo me fui con ellos ; ahora ellos digamos trataron de diferenciarse de Arboleda en el sentido de que ellos iban a hacer una propuesta literaria más radical menos amorfa, iban a tener una estructura de pensamiento, lo contracultural pero eso se quedó en teoría porque lo que salió a la luz fue un falsine, un variopinto porque salía de todo por ejemplo salían mis cuentos que son una mezcla de ciencia ficción con filosofía, lo visceral que sacaba Baldomero Montaño, las cosas que escribía Flores Tucto que eran bastante líricas, los artículos de Heredia, o sea allí había una calidad muy variopinto, un pensamiento heterodoxo que no forjó porque algunos querían imponer ideologías como Flores Tucto que hizo su manifiesto y lo discutimos allí que no iba con la época porque la gente de acá es un poco adimámica y apática no le interesaba eso. Y la experiencia de que eso se fue digamos fragmentando en el sentido de que uno a uno los integrantes se fueron yendo y se quedó paco con Martínez y después ya ellos decidieron cerrar la fábrica en vista de que no había producciones que llegaran allí. Fueron tres números y fue interesante.

Nicolás: ¿Se podría decir que esto marcó el fin aglutinante de Arboleda; es decir la fuerza que tenía Arboleda en un momento, la convocatoria que tenía el número bastante considerable en ese momento? ¿A raíz de eso digamos que marcó un hito del fin de Arboleda como grupo de fuerza?

Rubén: Tal vez. Sí tal vez, bueno creo que sí porque después de eso las cosas cambiaron bastante. Eso creo que le dolió a Stanley en alguna parte de su corazón le debe haber dolido eso.

Nicolás: Claro, porque Stanley en algún momento en la misma revista –leí un artículo- logra él un poco darte una respuesta algo como que aludiendo directamente al asunto y aludiendo a tu persona como que fuiste el que en algún momento causaste esta escisión. ¿Qué hay de cierto en esto?.

Rubén: No, yo no la causé lo que pasa es que yo le reclamaba a Stanley mayor presencia en la escena literaria, yo quería más recitales. O sea que pedía demasiado a una persona que tal vez no podía hacer eso y yo debiera tal vez haberlo hecho, lo que pasa es que no encontraba sitio en donde encontrar eco, no se me ocurría dónde empezar y como lo veía a Stanley que tenía la revista y dije aquí está el instrumento para hacer las cosas. Eso era realmente pero Stanley realmente no quería eso pues estaba en la luna en ese aspecto creo. En el artículo mío está toda esa inquietud de la gente que llegaba y que algunos le pedían hacer cosas; yo a Elmer Llanos le dije también para que interviniera. La escisión yo no la fomento es decir fácticamente yo no hago eso lo que ocurre es que Martín y Heredia jalan gente de allí y se van a hacer otro grupo aparte, eso era lo que ocurrió. Si les preguntas a ellos te van a decir que Martín no cree que hubo sismo por el hecho que él era parte de Arboleda.

Nicolás: ¿Cuál crees tú que fue el aporte sustancial de la generación de los 90 que está vinculado a Arboleda, Argos y otros grupos que en la época tuvieron un accionar y que ahora extrañamos a la distancia eso no?.

Rubén: Básicamente creo que el hecho de haber dado a conocer la creación de estas personas, de haberles dado un espacio para conocer a otros creadores porque como tú dices es una generación sin muchos lectores y que digamos sí ha sido útil o eficiente en el sentido de ayudar a las vidas de las personas que estuvieron allí involucradas de darles una ventanita de expresión y Juan Montenegro es un caso por ejemplo él iba allí a hablar y otros iban a pasar el tiempo también y hay que reconocerlo. Pero, yo no soy de ese rubro. Era eso o sea, fue una generación catárquica, eso es lo más concreto que te puedo decir, una generación básicamente catártica.

Nicolás: Hay una crítica que Arboleda fue un espacio catárquico pero también fue un espacio de falsa bohemia. ¿Compartiste y estuviste de acuerdo con estos ideales de una bohemia teniendo en cuenta que la bohemia tiene naturaleza muy distinta y tiene una discusión cultural pero algo de la crítica está en que esta falsa bohemia más se pasó a temas triviales y a temas que no contribuyeron a darle un basamento filosófico, una plataforma literaria a Arboleda? ¿Consideras que hubo una falsa bohemia en esto?

Rubén: Realmente habría que definir qué es bohemia para nuestros cerebros locales pero la gente común y corriente piensa que bohemia es el hecho de embriagarse, fornicar, meterse drogas y eso y pasar una vida disipada y al día siguiente otra vez la página está en blanco y otra vez hay que llenarse el cerebro de evasión y nada más. Bueno lo que había en Arboleda ha sido también una aficción etílica bien grande y hay que reconocerlo, se tiraban buenas trancas. Yo he tomado con ellos pero el asunto está –cómo te puedo decir- en que eso era parte de la reunión, era digamos el colofón de la reunión no la finalidad. Heredia tal vez esté pecando allí lo mismo que yo pequé cuando a Stanley le pedía mayor dinamismo. Stanley estaba dándonos su casa y si él quería compartir con sus amigos un poco de trago bueno no había por qué ofenderse por eso, aparte también no solamente se iba por conversar de literatura pues había diversos temas ¿no?, a veces hasta hablaban de chicas, de cosas triviales y hay que admitirlo, se pude hablar también de eso porque no somos dioses para solamente pensar abstractamente ¿no?.

Nicolás: En la Industria encontraste un espacio digamos el que estabas esperando desde mucho tiempo y que no lo tuviste en su totalidad en Arboleda. ¿Cuáles son tus proyectos –aparte de tener este espacio en la Industria-, ¿cuáles son tus proyectos literarios en el sentido de la publicación y la recopilación de tus trabajos? ¿Tienes algún proyecto en mente de publicar hablemos en forma de libro?.

Rubén: Todavía no, no me atrevo pues tendría que encontrar un editor que le guste lo que hago y lamentablemente no sé dónde encontrarlo, quizás en Lima, no sé. Bueno, por ahora estoy mandando cartas a unas revistas españolas vía Internet para ver si me atracan pues –hablando criollamente con mis trabajos- pero he visto el nivel que tienen ellos es bastante diferente a lo que yo escribo pero de todas maneras espero encontrar en algunas de estas revistas pues en Internet aparecen un montón de direcciones electrónicas y como yo tengo correo espero encontrar algún espacio donde poder colocar mis trabajos en el extranjero porque acá no sabría a dónde exactamente. Ese es mi proyecto inmediato.

Nicolás: ¿Crees que exista todavía en estos momentos algún grupo que tenga presencia o es que en realidad los grupos que estuvieron en esta generación del 90 ya cumplieron su ciclo y que ya es necesario que surja nueva gente. Qué propondrías, qué dirías frente a esto: invitaría a formar los grupos, invitarías a seguir manteniendo el ideal de Arboleda, qué piensas?

Rubén: Bueno eso de que ya comenzamos otro siglo y hay también gente que ha nacido en los 80 y que por estos tiempos deben tener 20 años y les gusta la literatura, deben juntarse y deben hacer su propia historia como ocurrió en los 90 con Arboleda , los Argos que se juntaron. Sí claro tienen que hacerlo proque es una manera de desvincularse, de ser una sociedad dentro de otra sociedad, digamos de hacer las cosas que a uno le gusta fuera del parámetro del trabajo y tiene que hacerlo. Ahora el llamado a coger la antorcha generacional tiene que ser otra persona porque nosotros los noventinos ya creo que ya fuimos francamente.

Nicolás: ¿Cómo definirías la cultura en términos generales en Lambayeque. Podríamos siquiera decir como Trujillo, Lima, ¿hay una actividad cultural que nazca verdaderamente desde sus bases aquí en Lambayeque?

Rubén: Eso de la cultura lambayecana es muy folklórica y atomizada. En el aspecto literario la gente cree que el poeta es un tipo que vive en las nubes, que simplemente dice cosas bonitas y nada profundas y te entretiene por un momento. Dicen que la cultura es un entretenimiento visual algo así o sea no lo toman en serio, ese es el problema con la gente de acá no está aculturada y precisamente por esa falta de aculturación no tenemos un teatro, no tenemos salas de exposición hay gente que pinta y no tiene dónde meter sus producciones, hay gente que escribe y no tiene dónde meter sus cosas. O sea cómo se explica digamos esa falta de concordancia en que haya artistas y no haya espacio para artistas y que el INC esté recién ahorita fomentando una revista para que tengan lugar esas personas. Eso muestra la política disfuncional con la que se ha enfocado la cultura en el ámbito local ¿no?, prácticamente es una rueda que recién se está colocando en el coche vital de la ciudad.

Nicolás: ¿Durante qué gestión reconoces que hubo más presencia y más activismo cultural: en la gestión de Oscar Vílchez o Américo Herrera?

Rubén: Yo conocí el reino de Vílchez tengo que decir eso pues hay que reconocerlo por lo menos en lo que respecta a lo que yo he hecho y he participado porque tampoco he sido allí un habitante como Josefo. Claro, en la gestión de Vílchez porque para nosotros para los jóvenes tuvo mayor empuje.

Nicolás: ¿Cómo avisoras la nueva gestión del actual director del INC?

Rubén: Bacán porque se está moviendo bastante, eso es lo bacán, no es pasivo pues está que aglutina esfuerzos para hacer algo grande ya. Está bien.

Nicolás: ¿Crees que debería de haber un espacio de encuentro, de tertulias, de reunión, de una bohemia auténtica, no de la bohemia perdularia de salir a las cantinas. Crees que el INC debe dar un espacio?

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