El rey Amalrico en 1163 vio de nuevo una oportunidad para vengarse del sultán Nuradín de Siria y se movilizó; para ello reforzó su ejército con tropas de las órdenes monástico-militares. El país de los antiguos faraones tenía un poderoso atractivo para los francos que en vida de Arnau de Torroja dominaban Palestina como si fuese un apéndice de Europa. En la primera ocupación de Egipto intervino Arnau de Torroja siguiendo al Gran Maestre general de la Orden del Temple, y amigo, Bertrand de Blanchefort . Fue la única ocupación de Egipto que puede considerarse casí pacífica, al haber sido solicitada la protección de los francos, e incluso remunerada espléndidamente, porque se trataba de frenar la anarquía existente en la populosa capital fatimí de El Cairo.
El ejército del rey Amalrico de Jerusalén lo formaban extranjeros a los que se concedía una renta o un feudo; por lo que el rey tenía a sus órdenes una cosmopolita tropa formada por caballería ligera de turcos, arqueros maronitas del Líbano, y una infantería armenia y siria. En total eran unos veinte mil hombres, de los cuales sólo unos cientos fueron realmente caballeros a los que les reforzaron continuamente expedicionarios cruzados que llegaban de Europa.
Amalrico I lanzó una fuerte ofensiva ocupando El Cairo con relativa facilidad en 1163, en la cual participó el Gran Maestre Bertrand de Blanchefort ya nombrado para la más alta jerarquía (1156-1169) a los pocos días de morir su predecesor André de Montbard. Aquella fue la primera campaña importante de los francos en Egipto, resultando una ocupación relativamente pacífica en la cual Bertand de Blanchefort fue el máximo estratega, y aunque no hay ningún documento que corrobore la estrecha amistad que aviso aquí, probablemente Arnau de Torroja entonces incluso pudo haber sido su asistente personal.
Si se dudase que Bertrand de Blanchefort estuvo en la ciudad de El Cairo en 1163 formando parte del ejército del rey Amalrico I de Jerusalén, él mismo lo escribió de su puño y letra el mes de octubre de 1164 al rey Luís VII de Francia, de quien Blanchefort era amigo desde que desembarcó en Palestina con objeto de capitanear la Segunda Cruzada, acompañado de su erudita esposa Leonor duquesa de Aquitania. En el escrito de Bertrand de Blanchefort al rey de Francia le informaba de su campaña de Egipto en 1163 (está reproducida en el libro de J. Mestre Godes "Los templarios" Barcelona 1.999 p. 148-159). Entre otras cosas le explicó que, estando en Egipto, supieron que el sultán Nuradín hizo atacar ciudades del Norte de Siria, por lo cual debieron de salir muchas tropas para acudir a liberar Antioquía y Tiro. Hayque suponer que para la defensa de Jerusalén había unos 15.000 infantes (franys), aparte de la caballería que serían unos 20.000 caballeros más. En cuanto a la orden de Sión y del Temple, no eran un número importante, pero si las mejores fuerzas de choque y muy aptos para desplegar la estrategia de combate idónea.
Tanto en la primera gran la expedición de Egipto, como después en la veloz ayuda de Antioquía, Arnau de Torroja debió de luchar junto a su amigo y superior Bertrand de Blanchefort , siendo quizá su probable consejero en sus difíciles gestiones y estrategias de campaña.
Estando junto al río Nilo, durante aquellos meses de ocupación pacífica de El Cairo, ambos nobles amigos encontrarían tiempo para poder admirar muy de cerca el conjunto monumental de las pirámides de Giza en 1163. Por entonces éstas todavía estaban recubiertas de pulido mármol blanco y con escritos en toda su superficie. De ello dejó constancia en 1180 el cronista árabe llamado Abd el-Latif, añadiendo su opinión particular que si tales jeroglíficos se hubiesen copiado, habrían llenado 10.000 pergaminos. De hecho aquellas losas preciosas de recubrimiento de la más perdurable de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo las hizo arrancar el sultán Al Qaerá cuando un terremoto devastó el Cairo en 1356, empleándose todas en restaurar edificios públicos, primero, y privados después.
Arnau de Torroja al desembarcar en Antioquía también habría admirado el llamado "pilar de Pompeyo" de granito color rosado, de 25 m. de altura y 9 m. de circunferencia (había sido erigido allí en honor del emperador Diocleciano cuando en 297 d.C. ya era el único vestigio del muy antiguo templo egipcio llamado Serapheum). Al llegar los sirios ambos personajes ya habían salido hacia el norte para liberar las principales ciudades atacadas en agosto, siendo ayudados en aquella reconquista por los de Triplo y Antioquía. Es decir, al atacar los sirios ambos no estaban ya en El Cairo, paradójicamente por ser los miembros más eficientes de las fuerzas de choque del los francos, y porque como templarios deseaban buscar siempre el mayor peligro en las batallas "para mayor gloria de Dios".
El rey Amalrico I de Jerusalén al llegar a Siria pidió la paz tan pronto pudo cobrar alguna ventaja, porque se sintió abrumado por las miles de bajas, y además los más nobles del país se habían hecho cautivos, entre los cuales Balduino de Antioquía y Raymundo de Trípoli. Este último permaneció encarcelado una década en la prisión de Damasco. En consecuencia el rey Amalrico I de Jerusalén tomó la regencia del condado de Trípoli en nombre del muy noble Raymundo. Allí el rey de Jerusalén no pudo actuar contra ningún vasallo, ni ordenar la confiscación de sus bienes, y tampoco podía menguar los privilegios de la Iglesia, ni los de las órdenes militares; y en cuanto a las colonias de mercaderes occidentales, éstas se habían enquistado en el Reino Franco de "Outremer" cual pequeños Estados independientes. Los reyes de la Ciudad Santa organizaron una corte según la del estado francés de donde procedían, nombrándose todos los cargos a voluntad del rey. El ejército fue la única institución vital del Reino Franco y estaba formado por todos los vasallos que tenían algún feudo.
Bertrand de Blanchefort , además de valeroso guerrero y estratega, también dejó el recuerdo de haber sido hombre piadoso y justo. A pesar de ser el Gran Maestre, cumplía la norma aceptada por todos los caballeros de la Milicia de Cristo: ser siempre los primeros en entrar en combate y los últimos en dejar el campo de batalla. Bertand de Blanchefort reformó en profundidad la Regla que inicial de los templarios, adaptándola a su época y concretando las jerarquías de la Orden, así como disponiendo que ni él ni otro Gran Maestre pudiesen modificar nada que afectase a la Orden del Templo sin someterla a la aprobación del Capítulo General. Como Blanchefort entonces era buen amigo de Arnau Torroja, es posible que éste incluso le ayudase a mejorar el borrador de lo propuesto previamente al capítulo. Dicha redacción de la Norma del Temple fue seguida de otra Regla Latina escrita por Etienne de Chartres, patriarca de Jerusalén (1128-1130) y tuvo diversas traducciones (incluso fue redactada en catalán después del 1267). Aquel año 1163, a pesar del grave cisma del papado, se celebró el Concilio de Tours, presidido por el papa Alejandro III, y en cuyas sesiones se trató de la gran extensión que estaba adquiriendo el catarismo en las tierras del Languedoc y Gascuña. (también entonces se empezó a construir la catedral de Notre-Dame de París).
La ocupación de El Cairo por francos y templarios en 1163 coincide con la proclamación de una sorprendente bula papal titulada: Omne Datum Optium, la cual benefició enormemente las arcas de la Orden doble de Sión y del Temple. Explícitamente se les autorizaba a quedarse con los botines de los enemigos vencidos. En la historia de la orden religioso-militar de los templarios los asuntos económicos fueron de su máximo interés,… aunque económicamente en el Reino Franco de Jerusalén no tuvieron grandes recursos, ya que la Iglesia y los mercaderes de las colonias occidentales quedaron libres de tributos, limitándose los reales ingresos a los derechos aduaneros y a la tierra. Por tal motivo se aprovecharían hasta el máximo el derecho de botín y de confiscación.
Para los francos se trató de una ocupación que les abría a los mercados de Oriente y por parte del sultán sirio oponente, Nuradín, se trataba de devolver a la verdadera fe a los musulmanes sunnís de Egipto. Sucedió que Nuradín cuando atacaba en Siria a los francos a fin de dividirles, concibió una iniciativa nunca antes imaginada; él mismo expulsaría a los cristianos de Palestina empleando el recurso de la "guerra santa". Aquella iniciativa contra el rey de Jerusalén hasta entonces había sido inconcebible. Nuradín, no obstante, tan sólo se limitó a quebrar el flanco occidental del Reino de Jerusalén con la toma de los castillos de Paneas, Subeiba y Baniyas, esta última en el norte de Palestina cuya población había sido arrasada por él mismo en 1157 sin tomar la fortaleza. Era la posición más avanzada del Reino Latino, siendo estratégica por controlar la ruta de Damasco hasta la costa.
En su segundo intento Nuradín logró conquistar la fortaleza de Baniyas, y sin temor a despertar las iras de Bizancio, ocupó también Antioquía. Además aprovechó para atacar la provincia de Trípoli, a cuyo castillo acudieron rápidamente los templarios, entre los cuales probablemente también estuvo Arnau de Torroja. En dicha campaña, si en un principio venció Nuradín junto a Biga, después, gracias a muchos cruzados recién llegados de Europa, lo derrotaron en la batalla de Harenc, donde perecieron sesenta caballeros templarios.
Nuradín no se quedó mucho tiempo quieto porque no le bastaba con gobernar el sur de Siria (el norte pertenecía Manuel de Bizancio), Alepo y Mosul en Mesopotamia. El sultán Nuradín de Siria en 1164 había procurado hacer caer en desgracia al visir Shawer ante el propio sultán de Egipto sin conseguirlo. Al saberlo Amalrico I, rey de Jerusalén, decidió tomar ventaja de aquella situación aliándose con el atemorizado visir Shawer, con quien ya habían tenido relación antes (y posteriormente en 1167 ambos aún volverían a ser aliados). En realidad el rey de Jerusalén en 1164 se lanzó a aquella empresa por haberlo animado el nuevo Gran Maestre de los hospitalarios llamado Gilbert d'Assailly. La intención de Amalrico I era ocupar el país por las armas, y la excusa oficial fue: que los fatimís de Egipto se habían retasado en el pago acordado para su protección de El Cairo (60.000 piezas de oro).
Una vez liberado Bohemundo, príncipe de Antioquía, el rey de los francos de Jerusalén Amalrico I estuvo libre de su cargo de regente y decidió la expansión de su reino conquistando Egipto, pero entonces el visir Shawer ya había sido otra vez derrocado. Lo repusieron en su trono por lo cual el gran líder unificador Nuradín, desde Siria al conocer aquella campaña de los francos quedó anonadado.
Nuradín, pues, en 1164 envió de nuevo un ejército para expulsar a los francos de Egipto, donde guerrearon el rey de Jerusalén y el sultán de Damasco, uno a favor de un aspirante al trono de visir de El Cairo y el otro a favor de su contrincante. Nuradín estaba muy resentido y el mes de mayo de 1164 mandó a Shirkuh, su mejor general de origen kurdo. Guillermo de Tiro, contemporáneo de los hechos, lo describió más bien bajo y entrado en años, siendo distinguible por un parche en el ojo debido a cataratas. Era un guerrero vigoroso, capaz, ético y ecuánime, algo poco común en aquel tiempo. Shirkuh cabalgó veinticinco días hacia Egipto (abril de 1164), siendo guiados por varios beduinos que conocían los oasis y arroyos cercanos al mar Rojo, porque la sed les era más temida que cualquier enemigo.
El primero de mayo los francos ya estaban ante los muros de El Cairo. También hacían el camino hacia Egipto el general Shirkuh y nueve mil sirios, aunque procuraron no ser descubiertos por temor a retrasar su misión. Siguieron el río Jordán hasta el Mar Muerto, para después, atravesando el Sinaí, llegar a las murallas de Bilbeys, las cuales conservaron después que fueron tomadas.
También acudió el rey Amalrico I que salió con otro ejército de Ascalón en la costa mediterránea. Era el límite máximo del Reino Franco (cerca de Gaza), y había sido fatimí hasta que los cruzados la tomaron el mes de agosto de 1153. Aunque no tenía fuentes, fue el único lugar donde proveerse de agua potable de un río subterráneo al hacer la ruta ente Egipto y Mesopotamia. Aquel castillo de los cruzados garantizaba las comunicaciones hacia el sur, siendo otro principal de la Orden el de Tiro en el Mediterráneo (norte de Palestina).
En Egipto y en Siria a partir de dicha ofensiva supieron a que atenerse, y entonces el sultán Nuradín, el 11 de agosto de 1164, a fin de dividir a los francos, repitió la estrategia del año anterior y reuniendo todas sus fuerzas atacó varias fortalezas cercanas a Alejandría (Panéas, etc.) obligando a Amalrico I a acudir de nuevo a Siria en su ayuda. Allí los francos fueron derrotados en la batalla de Harim a pesar de la muy gran movilización general en toda Palestina. Murieron unos diez mil de francos y entre los presos figuraban: Jocelin III, Ramón III, y el joven Bohemundo III que sucedió al cautivo príncipe Renaud.
El día primero de setiembre del mismo año el rey de Jerusalén ya estaba preparado para otra campaña contra Egipto. Con un nuevo ejército partió de la costera Ascalón, situada entre Jerusalén y Gaza, ciudad ésta donde una guarnición de templarios guardaba la frontera desde veinte años antes. Amalrico I hacía el camino de El Cairo con los mejores tres mil barones de su reino, y un ejército de más de 12.000 soldados y otros tantos jinetes, entre los cuales estaban los caballeros de San Juan del Hospital. Súbitamente la crecida del Nilo inundó el asentamiento de toda la armada franca en septiembre de 1164 que sitiaba Bilbeys (la antigua Pelousa), llave del río Nilo. Sucedió que los sitiados lograron romper varias presas y las aguas arrasaron violentamente el ejército franco obligándoles a retirarse con miles de bajas.
Todavía el día 2 de diciembre de aquel mismo año 1164 el rey Amalrico I concentró sus tropas de nuevo en Ascalón, el tradicional punto de partida hacia Egipto, más convencido que nunca que merecía la pena apoderarse de las muchas riquezas del país del sur. Ocupó Bilbeys (ayudado por la orden de los caballeros de San Juan del Hospital), donde Shirkuh, estaba atrincherado y mantuvo en su poder tres meses. Amalrico I asedió dicho castillo hasta que los sirios de Nuradín fueron incapaces de seguir resistiendo y pactaron su retirada. REGRESO DE ARNAU DE TORROJA A CATALUÑA (ENTRE 1165 Y 1180)
Como que yo tampoco podría narrar cuanto aconteció realmente, mi sistema de trabajo consistirá en analizar el contexto que enmarca los hechos. No se puede dudar que Arnau de Torroja también fue un hombre de gran prudencia y místico para los tiempos en que vivió. Comprensiblemente se sintió atraído por la gran novedad que fue era formar parte de los monjes enrolados en una fraternidad a fin de adiestrarlos en el arte de la guerra. Para alcanzar ser promovido a Gran Maestre incluso sólo de una determinada provincia, la persona aspirante debía haber demostrado muchos méritos, pero también destreza y desenvoltura en cargos de responsabilidad. Es un hecho que Arnau de Torroja regresó de Palestina después que hubo hecho allí los méritos suficientes. Su vuelta a Cataluña no significa que se desinteresase de cuanto sucedía en Tierra Santa. Se le desplazó porque fue designado a ser Maestre provincial tan pronto aquel cargo quedase vacante, lo cual sucedió en 1165, al cabo de aproximadamente un año. Era la responsabilidad máxima que fuera de Palestina era otorgado por las órdenes conjuntas de Sión y del Temple, y Arnau debió de hacerse cargo de la comandancia de las tropas y los numerosos bienes templarios en esta orilla del Mediterráneo. (A Arnau de Torroja en el cargo de Maestre provincial le sucedió otro noble catalán llamado Girbert Arnal, quien desempeño dicha dignidad durante los otros siete años siguientes, según Laureà Pagarolas "La comunidad del Temple de Tortosa"-p.351).
Arnau de Torroja consta investido Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple para Provenza e Hispania en 1166, y poco después estaba en la Tortosa donde había batallado en sus primeros tiempos. En Tortosa exactamente el día 13 de octubre del año 1166 Arnau de Torroja compró terrenos para su Orden en Lérida. El año siguiente consta haciendo el pago de los mismos por 1.200 morabatines de oro, que recibió el rey catalano-aragonés Alfonso II. Los dos años siguientes ambos personajes repitieron semejantes transacciones cada vez por 5.000 morabatines.
A Arnau de Torroja se le encuentra haciendo gestiones administrativas y asistiendo en actos de burocracia junto a los soberanos y nobles generosos para con su Orden religioso-militar, pero ni ello ni las campañas o la simple revisión de las solicitudes de los voluntarios aspirantes, no le harían olvidarse de ejercer su influencia en discreto beneficio de su ciudad natal. El abad de Santa María de Solsona, seguramente por consejo de Arnau de Torroja, expuso una propuesta al capítulo de mojes y reunidos en capítulo tuvieron la iniciativa (insólita en su tiempo) de abrir una escuela pública, además de la que funcionaba para educar a los hijos de los nobles y aspirantes a sacerdotes. Arnau había estudiado de niño en ella, siendo por ello que lo creo impulsor de la, digamos, "escuela para pobres", porque había podido saber que ya funcionaban en las grandes capitales europeas.
Durante aquellos años de proximidad gozosa a su familia y ciudad, Arnau dejó constancia de haberles favorecido a todos, porque recíprocamente en 1175 su sobrino hizo donaciones de bienes a las órdenes de Sión y del Temple con el propósito de también él pasar a residir en Palestina. La donación de Ramón II Señor de Solsona a la Orden no puede ser ajena al regreso de su tío Arnau de Torroja. Tanta generosidad sólo podía responder al hecho emotivo de conocer bien los acontecimientos y las motivaciones explicadas por un testimonio familiar directo del que no se dudaba que tenía información completa de primera mano.
Los miembros del linaje Torroja se distinguieron más por su diplomático arte que no por su belicosidad, si bien estuvieron, todos y siempre, allí donde los intereses de la Corona de Aragón los reclamaban. Por ello sus firmas aparecen en los sitios de Almería Tortosa y Lérida. En esta última los hermanos Arnau y Guillem firmaron el día 9 de agosto de 1151 el acta de Consagración de la Catedral, junto al obispo de Sant Ruf d'Avignon, por cierto una comunidad muy relacionada con los monjes agustinianos de Solsona. Dos años después la comunidad de monjes de Solsona por influencias de los citados ya hicieron una reforma interna, redistribuyendo rentas y creando tres pabordías más la creación de funciones como: el prior, sacristán,etc. Al menos nueve monjes hacían vida en común en el edificio de la canónica y comían en el refrectorio. A la antes citada comunidad de Sant Ruf d'Avignon hay que tenerla en cuenta, porque también proporcionaron los picapedreros que en el Ampurdán gerundense edificaron la iglesia de Vilabertrán (cerca de Figueras-Ge.), otra comunidad monacal de la cual, con los años, fue abad superior Pere de Torroja. Exactamente lo nombraron en 1163, que fue también el de la consagración del templo románico de Santa María de Solsona, lo cual hace evidente unas conversaciones previas de los familiares para adjudicarlo.
En cuanto a la estructura del templo estrenado, hay que decir que se le dotó de una magnífica cripta románica, como la que existe aún en la iglesia de Sant Esteve d'Olius, a orillas del río Cardener (5 km. lejos), donde el conde de Urgel acabó teniendo su castillo-palacio debido a la inseguridad de los muros de su catedral en Seo de Urgel. Solsona era, de hecho, la sede episcopal de Urgel, y muchos sus aguerridos condes dispusieron ser enterrados en la cripta de Santa María de Solsona del siglo XII. (Durante años intenté concienciar a los responsables para que lo investigasen, entrando en ella desde el exterior del ábside de la catedral, dado que hoy está muy elevada respecto a la carretera que limita el zócalo a la altura de la cripta). El todavía más antiguo templo románico tuvo su entrada cara mediodía, quedando la población muy baja extendida hacia el sur alrededor de las únicas fuentes del sector hoy destinado a huertos particulares junto al río Negro, habitualmente con un ínfimo caudal de agua.
– ÁRBOL GENEALÓGICO DEL LINAJE TORROJA DE SOLSONA
ECARD +1097 (Hijo del Conde Miró) = Majença____________Bernat = Valença; Berenguer; Pere (religioso); Gombau; Guillem; Sicard=Berenguela de Puigvert___________________________Ramon de Torroja=Ermesenda; Berenguer; Guillem (obispo de Barcelona); ARNAU (Gran Maestre); Ponç_________________________________Ramon II de Torroja=Gaia de Cervera; Guillem; Pere; Berenguer; Ramon
El arte románico empezó a manifestarse en Sant Pere de Roda (Cabo de Creus-Ge.) hacia 1022 expandiéndose en abanico muy rápidamente. Su razón de ser era la veneración de reliquias y allí habían sido escondidas las del mismísimo San Pedro Apóstol (abra este enlace). En el siglo XII que tratamos, el llamado "segundo románico" talló mejores y mayores piedras en los templos, que también presentan más amplios claustros y portadas amplias como la de Santa María de Ripoll, cuya ornamentación del tímpano es agobiante incluso. En vida de Arnau de Torroja, en fin, los europeos construyeron más templos cristianos que nunca.
La habilidad diplomática de los Grandes Maestres era fundamental para el auge de la Orden. Ellos alternaron socialmente con el Papa de Roma y los monarcas católicos europeos. Aunque no tuvieron ni trono ni fronteras, ejercieron un mayor alcance de poder y estuvieron infiltrados en todos los estados por donde se distribuyeron. Los condados occitanos tenían convenida la "paz y tregua" firmada en febrero de 1173 con el regente Guillermo de Torroja por la duración de una década, en la cual Raymundo de Toulouse se comprometió a retirarse de Provenza pasado dicho período. De aquellas interminables luchas entre ambos condados separados por los Pirineos, a la postre sólo salió beneficiado el rey inglés Enrique II casado con Leonor de Aquitania, la hija única heredera de Guillermo IX, considerado "primer trovador".
Cuando en octubre de 1179 estalló la rivalidad entre los condes de Barcelona y Toulouse del Languedoc, Arnau no quedó ajeno a los viajes del soberano catalán con objeto de que los revolucionarios nobles volviesen a su obediencia. Allí Alfonso II aceptó la sumisión jurada del vizconde de Carcasona y Besiers por unos castillos,… que años después se perdieron al atacarlos los cruzados, debido a que todos en la bella y muy tolerante ciudad de Minerba eran herejes cátaros. Pero por entonces tal ataque aún nadie podía imaginárselo, y el conde de Carcasona recobró la tranquilidad. No le preocupaba que su adversario el emperador "Barbarroja" hubiese sido coronado en Arles el verano anterior. A la dicha ceremonia tampoco asistió el conde de Provenza, y en cambio sí que estuvo agasajánolo el conde de Toulouse del Languedoc.
Cuando falleció el rey de la Corona de Aragón su hijo heredero tan sólo contaba once años de edad, por lo que hay que imaginar al obispo Guillermo, hermano de Arnau de Torroja, manejando los hilos de la política internacional. Lo hizo muy acertadamente por tener un muy amplio punto de vista político, gracias a su contacto regular con su hermano Maestre provincial de las órdenes de Sión y del Temple, el entonces ya muy experimentado Arnau. Ambos hermanos procuraron conseguir un amplio hiterland que incluyese a los más poderosos estadistas de cada vertiente de los Pirineos, a fin de dominar la zona intermedia entre Castilla y Francia, para lo cual los inteligentes Torroja contaron con el apoyo del rey Enrique II de Inglaterra. Arnau de Torroja debió ceder a los intereses políticos a pesar de saber que el Plantagenet, ebrio de poder, creyó poder ejercerlo sobre la Iglesia de Roma, pero al no conseguirlo (porque se le opuso Tomás Becket en 1164), se separó del bando católico cuando el pontífice Alejandro III lo excomulgó por asesinar al arzobispo de Canterbury cuando regresó de su refugio en Francia. Al pasar los años Arnau fue informado de las muertes sucesivas de los dos hijos herederos de Enrique II Plantagenet, pero lo que nunca en su vida habría podido imaginar es que el trono de Inglaterra finalmente lo heredase el tercer rebelde hijo Ricardo, principal protagonista en la tercera Cruzada a Tierra Santa.
En cuanto a su participación en el periodo de reconquista peninsular, hay que recordar que el peso de mayoría de estrategia de ataque se confiaron a las órdenes de Sión y del Temple, y ello lo recordó poéticamente el trovador Marcabrú cuando cantaba: En Espaigna, sai, lo Marques E cill del temple Salamo Sofron lo pes E.l fais de l'orguoill paganor.
La promesa hecha a las órdenes de Sión y del Temple en noviembre de 1169 fue de entregarles los castillos valencianos de Oropesa y Chivert. Se ignora exactamente en cuantas campañas de la Península Ibérica pudieron participar entonces las órdenes de Sión y del Temple en dirección sur. Está documentado que los templarios recibieron bienes en Horta (1174), en Encinacorba (1175), y el castillo de Montornés en 1181, así como la real garantía hecha en marzo de 1182, incluyendo derechos de señorío en Tortosa, Ascó y Ribarroja, junto con la mitad del botín real, y lo recibieron en compensación a la defensa de las fronteras fluctuantes. En tierra leonesa el rey Fernando II en 1178 dio a la Orden del Temple el muy maltrecho castillo de Ponferrada como recompensa de su participación en sucesivas campañas en Extremadura donde arrebataron a los moros muchos castillos.
Posteriormente, en tiempos de reconstrucción de Pons-Ferrata, un noble caballero templario, extraviado cuando regresaba derrotado de Alarcos (1184), encontró una imagen de la Virgen Negra dentro del tronco de una encina. Por cierto que, en tierras leonesas, las encomiendas de la Orden del Temple estuvieron siempre muy cerca de zonas mineras. Curiosamente mucho de lo entonces reconquistado fue dado a la órdenes de Montjoi, fundada en 1173 por el leonés conde de Sarria, y a la de Calatrava en 1179, pues en el fondo Alfonso II hizo lo posible para poder prescindir de aquellas tropas monástico-militares. Todas las demás tropas podían ser mejor controladas que los templarios,…quienes por cierto entonces en Tierra Santa, por cuestiones de honor, se habían alejado del rey de Jerusalén.
Dos Emperadores: Bizantino y Alemán (Entre 1165 y 1180)
El Imperio bizantino, siendo escisión del romano, era de religión cristiana. Su emperador Manuel Comneno (1143-1180), al comprobar que no se hacía caso a su convocatoria de cruzada contra los griegos, en 1149 expulsó a los normandos de Corfú con ayuda de los venecianos con quienes comerciaba habitualmente. En 1152 la situación internacional sufrió un revulsivo cuando Federico "Barbarroja" fue nombrado rey de Alemania (no confundirlo con el otomano que siglos después pirateó por el Mediterráneo). Referente al rey de Inglaterra, se casó con Leonor de Aquitania, y en Oriente Próximo se "despertó" el sultán Nuradín (1146-1174), de origen mazdaita no musulmán. Éste en 1161 peregrinó a La Meca para reforzar su autoridad en la conquistada Siria, después de tomar Damasco sin resistencia (1154). En lo religioso tuvieron gran trascendencia las muy severas normas que san Bernardo de Claraval había dictado para dotar de una regla monástica a los caballeros templarios. Dichas disposiciones resultaron ser más trascendentes en Clairvaux (Fr.) que la muerte de tan influyente religioso en 1153. Manuel Comneno en 1158 firmó la paz concluyendo las campañas bizantinas en Occidente. En 1169 se alió con los genoveses y con Venecia consolidó un acuerdo comercial, enviando de forma regular sus galeras al puerto de Alejandría. En tiempos del Dux Sebastiano (1172-1178) aún tuvieron trato comercial con Egipto, al cual período llamaron "Paz firmísima", cuando sus mercancías eran enviadas asiduamente, porque en Alejandría los latinos compraban barato y vendían caro, consiguiendo Venecia un trato especial entre los europeos hasta tiempos del hijo de Saladino.
El día 10 enero de 1162 el rey Balduino II de Jerusalén fue asesinado en Beirut. Arnau de Torroja supo que su viuda era nada menos que la hija del emperador Manuel I Comneno de Bizancio, el cual avanzó al frente de su ejército hasta Antioquía recibiendo la sumisión del príncipe Reinaldo. Poco tiempo después el rey Balduino III de Jerusalén se postró igualmente ante el emperador para jurarle lealtad. Definitivamente el Imperio Bizantino fue la única potencia occidental capaz de proteger los estados francos de Palestina, pues el carismático sultán Nuradín de Damasco los amenazaba, pero así no se atrevió a atacarlos. La balanza de poderes era muy fluctuante en la política internacional del dicho periodo, y a partir de 1169 Federico "Barbarroja" aún vio como la antes aliada república de Venecia, que fue la mayor potencia comercial del Mediterráneo, se convirtió en su enemiga irreductible. Manuel de Bizancio por su parte, desde 1170, no pudo ya contar con las flotas de Génova y Pisa que desde entonces ya le hacían competencia, ni con la ayuda del Papa que, para colmo, aquel año se había reconciliado con "Barbarroja". Bizancio se vio obligada a comerciar con los musulmanes del Próximo Oriente, a los que antes había tenido como un mercado secundario.
Como fuese que cada rey de Jerusalén reconocía la soberanía imperial de Bizancio, las alianzas matrimoniales hicieron que el emperador "Barbarroja" estuviese muy molesto con Manuel Comneno por que había sometido primero Croacia y después Servia (1172), aunque en aquella ocasión "Barbarroja" no intervino. Lo que temió el nuevo emperador de Bizancio no fue a "Barbarroja", sino el que se consumase la alianza entre Enrique, hijo del dicho emperador, con Constanza, como finalmente sucedió.
Federico I "Barbarroja" (1152-1190) participó a las órdenes de Conrado II de Baviera en la Segunda Cruzada que fue un fracaso. Al cumplir 30 años heredó el trono siendo un experimentado diplomático y militar partidario del Papa (güelfo), por lo cual en 1154 penetró en Italia destruyendo a cuantas ciudades gibelinas se le oponían. A Roma llegó cuando acababan de elegir al pontífice Adriano IV (1154-1159), por cierto el único Papa inglés de la historia, con el cual mantuvo una tirante audiencia, dado que la Roma paupérrima que le ofrecía en realidad era una muy ruinosa ciudad a la cual tan sólo su ejército era capaz de devolver el orden. Al año siguiente fue coronado en la basílica de San Pedro del Vaticano. A partir de entonces tuvo la ilusión de reconstruir el Imperio Romano y al parecer obtuvo victorias sosteniendo sus talismanes preferidos; en una mano la Biblia y en la otra la lanza con la que el soldado Longinos traspasó el pecho de Jesucristo crucificado, la cual tanta suerte había reportado a Carlomagno. Tan pronto "Barbarroja" regresó a Baviera supo de que Milán se le había revolucionado, y en 1158 ya estaba de nuevo allí con un muy gran ejército que la sitió por hambre durante dos años.
En vida de Arnau de Torroja los antipapas se sucedieron en Roma casí con la misma regularidad de los Pontífices legítimos, éstos residentes principalmente en la ciudad de Aviñon (Mediodía de Francia). Empezó con el antipapa Celestino II, quien por cierto fue un cardenal que en 1124 se sentó en la Silla de Pedro un sólo día. Tal bicefalia entre Roma y Aviñón en el gobierno de la Iglesia católica, lejos de servir de escarmiento, aún se agravó con la tricefalia que se dio en los siglos XIV y XV.
El nuevo sucesor en la silla de Pedro, a cuya elección se había opuesto "Barbarroja", se llamó Alejandro III (7.9.1159). Su pontificado fue extraordinariamente largo y para empezar rompió relaciones con el emperador "Barbarroja", pero como a éste algunos cardenales lo apoyaban, empezó entre ambos un conflicto de grandes proporciones con consecuencias políticas. Se eligió un antipapa llamado Victor IV, y los soberanos del mudo civilizado tuvieron que elegir en medio de muchas amenazas de todo tipo.
Entretanto en Jerusalén se vivía relativamente en paz, pues por su parte el rey Balduino que padecía lepra, hizo los suficientes pactos para evitar mayores enfrentamientos con los musulmanes. Al morir y quedar sólo su heredero Balduinito en manos de un regente, el peligro fue inminente para quienes vivían bajo administración de los francos. Justo en el descrito contexto Arnau de Torroja cobró allí protagonismo como líder general de la mayor fuerza de choque existente en el mundo medieval.
ARNAU DE TORROJA ELEGIDO CUARTO "MAESTRE PROVINCIAL"
Arnau de Torroja es bien evidente que no habría hecho una tan rápida ascensión dentro de las órdenes de Sión y del Temple, de no haber contado con la recomendación de su hermano Guillermo, ex canónigo de la catedral de Seo de Urgel y obispo de Barcelona. Guillermo de Torroja fue también un muy gran diplomático, político y valeroso guerrero, el cual, como todos los prelados de su tiempo, contaba con sus propios hombres de armas. El fue sin duda impulsor de la muy meteórica ascensión de su joven hermano en la más prestigiosa y temida organización político-religiosa de la Europa de su tiempo.
Ha sucedido que los historiadores de carrera, al no ser sus conciudadanos, su persona les interesó tan sólo relativamente, y confunden lo poco que los documentos antiguos informan de Arnau de Torroja a veces con algún otro Gran Maestre, pero aquellos que más afinan consideran Arnau de Torroja de una innata humildad. Particularmente creo que debió de ser más bien modesto en su austera forma de vida, que le impulsaría a un extraordinario espíritu de sacrificio, porque su hermano Guilermo de Torroja, y el espíritu de templarios en general, lo dejaron bien demostrado.
Quedarán pocas dudas de que los hermanos Torroja estuvieron privilegiadamente superdotados porque nos han dejado las prueba de sus hechos excepcionales. Así pues, aunque hayan quedado casí eclipsados por la Historia, no han de ser ignoradas por más tiempo sus exitosas gestiones de Estado, cada uno en su especialidad, resultando ambos muy capaces de mejorar diversos acontecimientos históricos en el curso de los pocos años que cada uno ostentó un poder absoluto. Tanto mi biografiado Arnau de Torroja, como su hermano Guillermo, estaban en el centro de hechos históricos que conocemos por exposiciones rigurosas y, como diría un castizo, estando en medio del "baile" ellos supieron muy bien bailar. A todo ello me complace ser yo, un hijo de Solsona, quien los reivindique, evitando con mi esfuerzo que haya de ser un investigador foráneo quien nos lo venga a explicar.
Al tratar de presentar a mi biografiado Arnau de Torroja, y una vez expuesto que su "trampolín" ostentaba la mitra de Barcelona, debo insistir (porque es mi caballo de batalla) en las muchas cualidades y méritos que se exigieron a todo caballero templario para merecer el nombramiento de líder supremo de dicha orden religioso-militar. Ser su Gran Maestre universal, adviértase que por aquel entonces aún significaba en realidad: ser la máxima jerarquía de las dos órdenes conjuntas de Sión (la madre), y la del Temple de Jerusalén, su efectivo brazo armado.
En principio es evidente que Arnau había recibido una educación realmente completa, digna de su noble cuna, y además contó siempre con la ayuda de un sabio hermano mayor que por su talento alcanzó los máximos cargos político-eclesiásticos de su país. Arnau al enrolarse para ser otro monje con espada, tal como era preceptivo, entregó su parte de la herencia sobre el castillo deTorroja a las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén (1156). Los templarios estaban entonces instalados ya en el castillo de Gardeny, que aún existe formando parte de Lérida capital y, por ignorados motivos, disputaron con los simples monjes del dicho convento. Y es que la Orden emprendió una muy vigorosa expansión, e incluso abrieron encomiendas en Tortosa y Lérida.
Con la aceptación a filas de Arnau de Torroja los templarios realmente demostraron ser sagaces y astutos, pues no en vano buscaron entre la flor y nata de los más modélicos jóvenes voluntarios que había en Europa, aunque debo recordar que por aquel entonces ya no eran "caballeros cruzados" pues la Segunda Cruzada ya se había terminado. Arnau de Torroja debió "quemar" tan peligrosa etapa iniciática en Palestina, pero no lo vivió como cuantos le precedieron en las campañas bélicas de Tierra Santa. Los propiamente cruzados de tiempos antes se habían enrolado sabiendo que tenían muy poco porvenir en su país, y porque dieron un crédito desmesurado a las noticias que se recibían de los que regresaron a Europa. Muchos otros no regresaron nunca a sus casas, porque en ellas antes eran pobres de solemnidad, y permanecieron en Palestina donde se casaron con mujeres sirias y armenias, o alguna sarracena bizantina, poseyendo allí incluso tierras. Su descendencia hablaba la lenguas del país, el cual gracias a ellos se vio enriquecido con la presencia habitual de niños rubios de tez clara y ojos azules, aunque los más de este aspecto fueron los hijos de los kurdos, unos muy duros combatientes quienes, entonces como hoy, siguen sin tener patria por estar divididos entre muchos clanes y en cinco países diferentes.
Arnau en Palestina se adaptó bien el prototipo de los tan temibles caballeros de capa blanca muy bien adiestrados, quienes luchaban y morían convencidos que hacían la voluntad de Dios para defender a la buena gente de los infieles sarracenos. Posiblemente verían su sacrificio como la coronación de su vida, de forma que si no la perdían pudieron creer que no habían dado lo suficiente. De mi biografiado Arnau de Torroja, como dije, debemos retener, sobre todo, que pudo demostrar haber hecho los suficientes méritos en Palestina y Egipto en 1163, siendo por sus gestas en campaña por lo que en 1166 fue nombrado Maestre Provincial de Provenza e Hispania tres años después. Puesto que Arnau fue "Magister", se puede asegurar que sin duda alguna vivió una densa vida de hiper-actividad y muy gran responsabilidad. Sería toda una autoridad político-militar de su tiempo a nivel internacional, cuyas decisiones a menudo costarían muchas vidas.
La suerte que corrieron los familiares de Arnau de Torroja en Solsona, aunque residiese muy lejos, le haría rezar más de lo exigido, porque dada su piedad cristiana estuvieron siempre en su pensamiento. En esta aproximación a su persona, dentro de lo posible expongo lo mejor que puedo el contexto de la época en que vivió, así como sus muy excepcionales circunstancias, pues todo ayuda para conocer su mente lo mejor posible. No haría falta decir que cuando Arnau de Torroja en su vejez ocupó por sus méritos la más alta jerarquía en las órdenes de Sión y del Temple, sus problemas aumentaron, pero si algo tenían claro quienes lo eligieron, era que los superaría desplegando una bien demostrada habilidad diplomática.
Antes de ser responsable del Temple en esta orilla del Mediterráneo, Arnau debió ser bien instruido acerca de la personalidad de sus predecesores así como de las circunstancias de la penetración de su Orden en Hispania. La primera referencia de templarios en Provenza y parte de España (que incluía la vertiente sur de los Pirineos) es de 1143, cuando Pere de Rovira se presentó como "Maestre Provincial de ciertas partes de Hispania", incluyendo primero Aragón y seguidamente Provenza, Valencia y las Islas Baleares, ayudándoles la política expansionista de los catalanes. En Navarra inicialmente también estuvieron, pero al poco tiempo su gobernante pasó a ser como una marioneta del rey de Francia. Un siglo después Provenza y España fueron provincias templarias distintas. Esteban Belmonte fue Maestre Provincial del Temple de las dos vertientes del Pirineo catalán en 1239; pero Raymundo Serra, que lo sucedió en mayo de 1240 en el gobierno de la Orden en el Rosellón, Navarra, Mallorca y Valencia, sólo fue titulado "Maestre de Aragón y Cataluña".
Los dominios del "Domus Templi" en principio se extendieron de sur a norte de Cataluña con sus principales encomiendas, o castillos, en Peñíscola, Tortosa, Miravet, Lérida y Monzón. Este último castillo que les habían prometido en 1143 no hay referencias documentales de que fuese templario hasta 1153, pero luego fue su cuartel general y el paradigma de sus construcciones militares. El castillo de Miravet les fue prometido a templarios también en 1143, y el castillo de Alcanadre en 1155, si bien el cuartel general de templarios en la Corona de Aragón fue Monzón, allí donde un siglo más tarde la propia Orden se encargó de la educación y custodia del rey niño Jaime I.
En 1156 Aymeric de Torroelles fue Maestre de Tortosa, y nueve años después lo fue del castillo de Miravet, junto al río Ebro, adquirido en 1153. Ambos castillos fueron comandados en 1165 por Guillermo Bernard, luego comendador de dos jurisdicciones de los templarios en Cataluña. Arnau de Torroja desde el mes de marzo de 1166 fue Gran Maestre de la orden del Temple en la Corona de Aragón, ejerciendo su máxima autoridad tanto para tierras de Provenza como de España. Dos años despues contribuyó a la conquista de Caspe, Calambra, Alfambra y Castellote.
Cuando ya mi protagonista era un veterano Maestre provincial, en 1176 participó personalmente en la conquista de Cuenca. En 1179 Alfonso II le entregó para la orden del Temple tierras en Palencia, Tierra de Campos. Asimismo, el año siguiente templarios obtuvieron castillo de Villel. Entre los caballeros templarios de capa y espada, hubo además agricultores, ganaderos, cirujanos y navegantes, porque llegaron a tener una flota distinguida con una gran cruz roja en su blanco velamen desplegado. Verlos acercarse inspiraba tanto miedo a los delincuentes como hoy pueda causar un guardacostas del ejército, pero siendo aquella insignia mucho más fácil de distinguir desde una gran distancia.
Los estatutos de las órdenes de Sión y del Temple prohibieron al su Gran Maestre imponer criterios sin someterlos a capítulo. Asimismo debería disponer siempre de una guardia personal de diez caballeros, lo cual en el campo de batalla era bien necesario, ya que él debía permanecer en el centro de la refriega sosteniendo su estandarte, o "gonfalón", también llamado Beauceant, diseñado con las mismas cuadrículas bicolores del tablero de ajedrez, llevando además otra bandera de recambio plegada.
Los caballeros templarios, en efecto, fueron los más profesionales de las tropas reales de la Corona de Aragón. A parte, hacían expediciones propias, tanto cortas como lejanas, dentro de la Península ibérica, hasta el punto que se hicieron responsables del mantenimientos de las zonas fronterizas con el Islam. El gobierno de la Orden no siguió un patrón líneal, sino que varió según las inclinaciones personales de cada Gran Maestre. En cuanto a las tropas que reclutaron aparte de los nobles, se trató de aventureros y todo tipo de perseguidos por la justicia así como gente excomulgada quienes una vez fueron sirvientes de templarios, automáticamente obtenían dispensa papal.
En realidad a los templarios se los ha idealizado demasiado y no lo merecen, al menos después de la separación de las órdenes hermanadas. Su forma de vida, siendo ejemplo de heroísmo por su fe cristiana, resultaba ser una pura contradicción. No por su afán de guerrear como soldados de Jesucristo, sino porque con el tiempo se contaminaron de las muy rentables actividades lucrativas; …que les hizo negociar directamente con los infieles e incluso muchos templarios tuvieron con ellos gran amistad. Aquella tolerancia ni fue bien entendida en su siglo, ni lo es todavía hoy a pesar de los beneficios que da nuestra superior perspectiva.
Aunque tan sólo hicieron campañas militares en la Península Ibérica, en 1170 no había provincia del mundo cristiano donde no recibiesen bienes, llegando a ser tan ricos los Maestres de las órdenes de Sión y del Temple, que debieron cambiar su nombre inicial de "Pobres caballeros de Cristo",… y es que poseyeron tanto, o más, que cualquier otro rey. A fin de dejar las cosas claras ante la fiebre de reconquista, en 1170 Papa envió una bula al rey de España para evitar que se redujese la autoridad de los obispos allí donde la tuviesen.
A la muerte de Arnau de Torroja en 1184 prácticamente la mitad de la extensión de tierra de la provincia de Tarragona ya perteneció al Temple. Cuando, como en Tortosa, quedaba una fracción de la ciudad que no les pertenecía, la compraron en aquel caso a los genoveses. De la provincia de Lérida heredaron los muy importantes castillos de Gardeny (hoy forma parte de la capital) y también Corbins, con numerosas localidades que les eran satélites. En 1151 Pere de Cartellà era recnocido "Maestre de las dos Partes"; pero así y todo hubo disputas entre templarios y el los monjes de Gardeny cuando él fue comendador.
Los Templarios una vez se separaron de la orden de Sión (al poco tiempo de haber muerto Arnau de Torroja), ya no fueron tan "buena gente" y hoy nos ha llegado bien clara las consecuencias de su mala fama. Aunque no me pueda creer nada de sus confesiones bajo tortura, porque no pueden tener crédito alguno, sí que parece obvio que secretamente pretendieron instaurar un orden capaz de universalizar un sistema pacífico y tolerante para con ideologías y credos, regido por nobles y reyes de alto nivel intelectual y espiritual. Como luego los ingleses, los nazis y tal parece que la Nueva Era va también por ahí, templarios pretendieron imponer la sinarquía universal, basándose en el reino de la razón, de la caridad y del amor. En definitiva, el Reino de Dios de las profecías bíblicas, un gobierno basado en la enseñanza, la justicia y la economía. Hoy resulta evidente que crearon una multinacional que encerraba ya entonces la idea embrionaria de la Unión Europea, que socialmente nos da el actual estado de bienestar envidiado por otros continentes. Los ciudadanos europeos ya estuvieron desde entonces representados por tres estamentos sociales, no políticos, elegidos por sufragio universal, y que ejercerían su autoridad con poder limitado.
Dichas ideas eran fruto de los tiempos, pues a partir del año 1000 se empezaron a recuperar de los penosos siglos cuando los montañeses vivían en obligados refugios porque los musulmanes no creyeron rentable desocupar us áreas de refugio al ser muy abruptas. Los prepirenaicos, como los cántabros y los astures, aunaron esfuerzos obsesionados con el deseo de recuperar lo que se había arrebatado a sus abuelos peninsulares. En Europa sabían que tras varios siglos de descomposición política se habían recuperado económicamente. Las dinastías reinantes se consolidaron desarrollándose la ciencia y la cultura (medicina derecho,etc.).Todo fue posible gracias a que, establecidos en los grandes llanos, pudieron cultivar más y mejor, atreviéndose incluso con las zonas pantanosas, pues entonces los monjes les proporcionaron los molinos y las norias con que aprovechar mejor el agua de los ríos.
Lo más notorio de los caballeros templarios para el pueblo llano, y beneficioso para los peregrinos, que ya entonces deseaban llegar tanto a Santiago de Compostela como a Tierra Santa, era la custodia de los caminos. Los resultados se pueden extrapolar, pues fomentaron el libre comercio y definitivamente aquello fue el principio del fin del abusivo sistema feudal, o sea de los señores y sus derechos ancestrales. Para los comerciantes lo más de agradecer era que les garantizasen las transferencias de dinero presentando en destino simples pagarés escritos. Por su experiencia pronto pudieron prestar dinero a interés incluso a los soberanos europeos, algunos de los cuales fueron ellos mismos caballeros templarios. Tal fue el caso del Conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, que murió envuelto en una de sus capas distinguidas con una gran cruz roja, el máximo símbolo de la Orden desde 1146. Dicha cruz tenía los travesaños casí triangulares y unidos en su vértice. La lucieron en su hábito blanco pegada a la altura del corazón, y en su capa estaba cosida sobre el hombro izquierdo. La triangular estructura la obtuvieron del entonces muy novedoso Árbol de las "Emanaciones de Dios" de los cabalistas, y del mismo triángulo básico hicieron la secuencia que les proporcionó un alfabeto secreto.
Otra indicación de que tuvieron conocimientos de origen esotérico, fueron sus ayunos. Los templarios sólo ayunaban estrictamente tres días al año: el día 24 de junio, festividad de san Juan; el 24 de agosto, san Bartolomé, y 29 de septiembre san Miguel. Obsérvese que dos de estas fechas coinciden con los solsticios de verano y de invierno, lo cual ha dado pie a muchas sospechas acerca de sus más profundas creencias acerca de la doble personalidad evolucionada del "Precursor": "INTER NATOS MULIERVM NON SVRREXIT MAJOR JOANNE BAPTISTA".
Luchas por la ciudad de "El Cairo" antes y después del 1167
Mientras en el Pirineo catalán la tolerancia religiosa de los nobles del Languedoc daba empuje a los detractores del clero católico, hasta el punto que en dicho año celebraron la investidura del primer obispo cátaro en Carcasona, en Egipto también se produjeron grandes convulsiones sociales, de las cuales regularmente fue siendo informado Arnau de Torroja. Las circunstancias que él personalmente vivió allí le hacían dicho escenario muy próximo.
El visir Shawer de El Cairo pactó con el rey Amalrico I de Jerusalén que a éste le serían pagados 100.000 dinares de oro por la protección de la capital del Nilo los francos. El rey Amalrico se vio obligado a solicitar del visir Shawer una audiencia para corroborar la alianza con el propio califa de El Cairo, un personaje casí inaccesible porque la cabeza visible del país eran los visires. El comisionado del rey de Jerusalén fue Hugo de Cesarea, y en aquella ocasión se presentó acompañado por el caballero Godofredo Fulquerio (Geoffroi Foulcher), quien desde 1156 ostentaba un alto cargo en las órdenes de Sión y del Temple. (El templario Foulcher más tarde, junto con Bertrand de Blanchefort , también fue firmante de una concesión real a los pisanos de Acre a cambio de su ayuda naval contra Alejandría, según "Eracles", vol.II, p.419-420; y "Gestes des chiprois", p. 122).
Los cristianos no se dejaron impresionar por el increíble lujo oriental de la sala, y como se trataba de garantizar sin lugar a dudas una alianza contra los ayubides del sultán Nuradín, los comisionados cristianos sin amilanarse al concluir pidieron al engreído califa que se quitase su rico guante para estrecharse manos, …Una costumbre europea que sin embargo resultaba osadísima de pedir nada menos que a un califa. Lo hizo, y aquella alianza se mantuvo de forma que el estandarte de la guarnición franca ondeó mucho tiempo en Alejandría, entonces la ciudad más preciada de Egipto por su puerto de mar y donde aún se erguía el faro que fue maravilla arquitectónica del mundo antiguo.
Debido al peso insoportable del impuesto para recaudar fondos y pagar a los protectores, los campesinos egipcios se rebelaban ante sus recaudadores. Cuando el visir Shawer traicioneramente parlamentó con el sultán Nuradín buscando que le ayudase a liberarse de tal compromiso con los cristianos, se quebró la alianza entre los francos y los egipcios. El rey de Jerusalén pasó mucho tiempo conformándose con cobrar por su protección a los egipcios, pero ante los hechos se vio obligado a intervenir para equilibrar el poder militar en aquella zona, y con la trivial excusa de no haber cobrado lo pactado, el rey Amalrico envió a su ejército a ocupar el país del Nilo en 1167.
Mientras los monjes hospitalarios habían animado al rey a la campaña que al fin acabó en desastre, el Gran Maestre Bertrand de Blanchefort rehusó participar en ella por respeto a la alianza firmada el año anterior. Por tal negativa Blanchefort también quedó enemistado con los monjes de la orden del Hospital. Rehusó apoyar dicha expedición a Egipto porque Fulquerio durante su visita al Califa, dedujo que una tal campaña sería catastrófica porque los turcos y otros musulmanes hasta entonces desunidos, todos juntos irían a defender Egipto. Ante la negativa de los templarios hubo quienes explicaron que fue debida a tal campaña perjudicaría los intereses financieros de las órdenes de Sión y del Temple en Egipto; …pero esto a mi entender no podían saberlo sin ver en una bola mágica el futuro de la Orden. René Grousset escribió:"Este otoño de 1167 un verdadero protectorado franco, libremente aceptado e incluso solicitado, acabó de establecerse en Egipto".
El rey Amalrico I obligó a Shirkuh a retirarse, pero al año siguiente Nuradín lo envió de nuevo para mantener contactos con el califa de Egipto. El visir egipcio Shawer conocía el llamamiento a la "Guerra santa" de Nuradín y acordó con el rey Amalrico I que franco-egipcios lucharían aliados y el rey de Jerusalén además cobraría 400.000 dinares de oro para vencer a Shirkuh, que en aquella ocasión se hizo acompañar de su joven sobrino Saladino. Dicho joven poco podía imaginarse entonces que dentro de dos años habría ganado un trono en el rico país del Nilo.
Shirkuh y su ejército acamparon en la orilla del río Nilo más cercana a las pirámides de la meseta de Giza. Era evidente la intención de los contendientes de equilibrar sus respectivos poderes en aquella rica orilla. Al parecer Saladino convenció a su tío para enviar como parlamentario ante los francos al hombre más sabio de su séquito,…pero ellos les devolvieron su cabeza cortada. Claramente era una ofensa insoportable, pero se debió a que Amalrico I ya tenía pensado cómo atravesar el Nilo. Los francos, protegidos por la noche, subieron en faluas egipcias que les llevaron sigilosamente a la orilla de poniente del río donde estaban los de hombres de Shirkuh. Viéndose sorprendidos, en lugar de presentar batalla los sirios simularon huir, pero tan sólo hasta que lograron separar a los francos perseguidores de sus aliados egipcios. Camino de Alejandría se revolvieron para contraatacar a sus perseguidores en un lugar que la batalla les era favorable,… y así fue como con una falsa retirada vencieron los sirios.
Finalmente en Minya, los franco-egipcios y sirios se enfrentaron en una gran batalla el día 18 de marzo de 1167 siendo los cristianos derrotados y dispersados, salvando su vida por muy poco el propio rey Amalrico I. Éste, no obstante lo sufrido, al verse de nuevo poderoso en su trono de Jerusalén, enseguida reagrupó sus tropas e reemprendió el asedio de la costera Alejandría con ayuda del egipcio visir Shawer, a pesar de que entonces los egipcias ya no gustaban de aliarse de nuevo con los francos.
El general sirio también acudió a Egipto con prontitud para hacerles frente, pero la flota franca selló el puerto de la capital, cercando a Shirkuh. Pero sucedió que éste ladinamente se les escapó del bloqueo naval, yendo a recorrer Egipto llamando a la sublevación contra el visir Shawer, que ciertamente fue un traidor contumaz a todos y siempre. Por fin Shirkuh llegó a El Cairo y tuvo ya fuerza suficiente para firmar un acuerdo de paz con el rey Amalrico I. Entretanto Saladino el joven sobrino de Shirkuh había permanecido en Alejandría resistiendo el asedio en ausencia de su tío general (resistió desde el día 16 de mayo y durante tres meses). El asedio fue levantado el primero de agosto de 1167. Shirkuh y Amalrico I acordaron la retirada conjunta de Egipto con sus respectivos ejércitos. Durante aquellas semanas incluso confraternizaron las tropas de ambos bandos. A Saladino los francos lo admiraron tanto como para nombrarle caballero, y ciertamente su refinados modales y exquisita elegancia justifican que incluso saliese de Alejandría con sus hombres y su autoestima intacta.
EL REY AMALRICO I DE JERUSALÉN, ESTANDO ALIADO CON BIZANCIO
El fracaso de la Segunda Cruzada (1148), y las conquistas del sultán sirio Nuradín (1154), no dejaron más salida al Reino Franco que aliarse con Bizancio. Una vez establecidas las condiciones por los emisarios, Amalrico I y Manuel Comneno enviaron a Guillermo de Tiro a Constantinopla a para sellar el tratado. El mes de marzo de 1162 el emperador de Bizancio había reclamado tierras del sur de Hungría, que finalmente invadió, pero al intervenir los francos no se salió del todo con la suya, pues fueron ellos los que dominaron la frontera con Serbia. El emperador Manuel de Bizancio, para agradecer la valiosa ayuda bélica del rey Amalrico I de Jerusalén, le ofreció regalos suntuosos y una parte del botín de guerra.
En una de sus frecuentes ausencias de Egipto, en pleno mes de agosto de 1167, Amalrico salió para salvar la fortaleza franca de Ascalón. Entonces fue informado de que, después de dos años de esperarlo, por fin en Bizancio habían aceptado su solicitud de boda de conveniencias con una sobrina segunda del propio emperador. Hacia allí se dirigió pues el rey Amalrico I para casarse, y lo acompañó en tan solemne acto el Gran Maestre templario Odón de Saint Amand.
Amalrico I para consolidar su campaña en Egipto pensó que era idóneo celebrar su enlace con María Comneno, la cual sus familiares exigieron que fuese coronada antes de la boda en Tiro, como una forma de garantizarse que sería efectivamente reconocida como reina, pues si partía a Jerusalén podía no serlo. Amalrico accedió a ello porque se trataba de que el emperador Manuel devolviese la ciudad de Alejandría al reino de Jerusalén. Al aceptarse las cláusulas, celebraron con urgencia la boda el día 29 del mes de agosto de 1167. La alianza entre Bizancio y Jerusalén por fin se había consolidado.
Los dos emperadores europeos más poderosos de Occidente, que eran Manuel Comneno de Bizancio y Federico I "Barbarroja" heredero del Sacro Imperio Romano Germánico, pelearon uno contra el otro toda su vida por su afán de proclamarse "heredero exclusivo del antiguo espíritu del Imperio Romano", pues el vencedor sería el predestinado a dominar un imperio universal. Sabiendo Amalrico I la dicha inquietud, se emparentó por un enlace matrimonial con el emperador Manuel Comneno, de forma que pudo dar alas a su ambición, pues aunando sus tropas sin duda podrían invadir militarmente Egipto, país que no obstante el rey Amalrico I ya poseía en régimen de vasallaje. Amalrico I salió con otro ejército formado por 4.000 caballeros y más de 6.000 soldados y el 5 de marzo llegaron a El Cairo para ocuparlo. Simultáneamente había partido de Siria el ejército de Nuradín con tropas de elite que se dirigieron a Egipto para enfrentarse al visir Shawer y a los francos protectores.
Su fallo fue que, temiendo que le tocase poco botín del saqueo, Amalrico I se lanzó a la invasión de Egipto sin esperar la ayuda de los bizantinos, a pesar de desaconsejárselo los templarios. Hasta el mes de mayo de 1168 los templarios todavía daban apoyo al rey de Jerusalén, pero es evidente que el mes de octubre se lo retiraron. No admitieron el real pretexto de que los fatimiís se negaban a pagarle el tributo prometido. Él se justificaba porque decía saber que Shawer había renovado su alianza con Nuradín de Siria, …Pero lo que quiso evitar con sus prisas fue que su suegro en Egipto se quedase con la parte del león. Fue un gran fracaso. De nuevo en 1168 se repitió.
Aquel verano de 1168 casualmente habían llegado a Tierra Santa unos muy aguerridos expedicionarios europeos, por lo que el rey Amalrico se sintió muy reforzado. Los mandaba el conde Nevers y todos ellos tenían verdadera ansiedad para matar sarracenos. Los líderes cristianos de la zona tampoco podían permitir que los sunnís los envolviesen si llegaban a conquistar los reinos musulmanes más poderosos de su alrededor. La nueva campaña contra el país del Nilo empezó cuando el rey de Jerusalén, sintiéndose traicionado, ordenó ir contra los fatimiís de Egipto sin la ayuda del conde de Nevers, ya que éste falleció antes del embarque.
Así fue como los francos el día 20 de octubre de 1168 ya estaban los de nuevo en Egipto. Había zarpado de Ascalón y se apoderaron de Bilbeys donde repitieron la matanza de Antioquía y Jerusalén en la Primera cruzada. En efecto, sin motivo se masacró incluso a los cristianos coptos aquel mes de noviembre de mala memoria. El rey Amalrico I de Jerusalén había marchado contra El Cairo buscando una ganancia de millones de piezas de oro, pero la llegada de Shirkuh a Egipto después de eludir a los francos, hizo que Amalrico I ni tan siquiera llegase a ser recibido por el sultán. El visir Shawer jugo la estrategia de la "tierra arrasada" culpando a los cruzados del incendio con nafta que el día 13 de noviembre de 1168 arrasó por completo la vecina Fustat, una aldea cercana a El Cairo (hoy incorporada a la gran metrópoli), la cual ardió durante 54 días. Amalrico I decidió regresar a Jerusalén entendiendo que, acusándole los cairotas de haber sido él el responsable del incendio, en Egipto nunca después sería bien aceptado, sino muy odiado. El rey Amalrico I en nada recordaba al soberano reflexivo que en Alejandría se avino a la retirada mutua de los dos ejércitos enfrentados.
La historia se repetía, y unas veces acabarían pactando las retiradas de sus ejércitos, y en otras ocasiones ambos bandos sufrieron la derrota. Durante aquellos años Arnau de Torroja seguía los acontecimientos desde la otra orilla del Mediterráneo. Dado que las noticias recibidas de Palestina se parecían tanto, temió incluso que podría ser que le explicasen con retraso una misma situación. La única diferencia fue, que por haberse casado el rey Amalrico I de Jerusalén con una princesa bizantina, en la última intentona el rey de Jerusalén incluso contó con la ayuda de la flota del rey de Bizancio.
Algo debió saber de aquellas catástrofes humanitarias, ya que en 1169 el cordobés Maimónides, nacido en la península como él mismo, siendo por aquellos años el guía espiritual de la comunidad judía de El Cairo (mientras fue médico en la corte de un alto cargo adjunto a Saladino), divulgó un escrito por el que se pedía al rey Amalrico I de Jerusalén la libertad de sus correligionarios. Obraba realmente apenado por los miles de judíos de Palestina que el rey Amalrico I se había llevado de Bilbeys como cautivos.
Volviendo a cuando Amalrico I preparaba el ataque contra los fatimiís de Egipto, éstos en aquella ocasión sí que se habían aliado con el sultán Nuradín, el unificador de Siria y Mesopotamia, quien envió a su mejor general para expulsar a los francos. Amalrico I tenía muy claro que no se podía permitir la alianza de Bagdad con El Cairo, porque representaría que Jerusalén quedase aislada entre dos fuegos. El rey Amalrico I por tal razón estuvo obligado a regresar a Egipto con su ejército una vez tras otra con tal de evitarlo. Rompió el círculo vicioso Saladino, el joven sobrino del general Shirkuh enviado por Nuradín, cuando decidió obrar por propia iniciativa,… con tan buena fortuna que le catapultó al gobierno de Egipto primero, luego al de Siria y acabó expulsando a los europeos de Tierra Santa.
El año 1169 fue el último de los repetidos intentos del rey de Jerusalén para hacerse con Egipto. Era ya el mes de octubre cuando volvió a intentar la ocupación una vez más, incluso ayudado por la flota bizantina, pero no tuvo éxito y acabaron los dos aliados acusándose mutuamente de grandes errores estratégicos. En efecto, Amalrico I y sus aliados bizantinos fueron derrotados en la costa de Damieta. El rey Amalrico I, al no conseguir el botín que esperaba, abandonó Egipto el 2 de enero de 1169, concluyendo su cuarta tentativa de invadirlo. La retirada de los francos sin resultado alguno en Egipto fue interpretado como castigo divino a su desmesurada ambición. La culpa de la fallida campaña quedó claro para los historiadores que fue culpa del general Miles de Plancy, un hombre demasiado interesado en el dinero; y también se comportaron muy mal los hombres del conde de Nevers. En especial fue recriminada la conducta del Gran Maestre de la orden de San Juan del Hospital porque habría aconsejado al rey para que emprendiese la dicha campaña. Así fue como el dicho Gran Maestre fue obligado a dimitir de su cargo y dejó Palestina avergonzado ante el alud de críticas que recibió y la deplorable situación financiera en la que sumió a la Orden de San Juan del Hospital a consecuencia de los costes militares de la fallida campaña. Aunque tal noticia cueste de creer, debió ser cierta porque tan alta jerarquía eclesiástica era un libertino que presumía públicamente de lo guapa que era su novia. La historia lo ha culpabilizado del eventual cisma entre las dos más importantes órdenes religioso-militares.
Después que Bernard de Blanchefort se negó a romper dicho pacto, sucedió que, por resentimiento, la orden de Arnau de Torroja se encerró en si misma y nunca más fueron tan accesibles como antes,… y mucho menos para el mismo rey Amalrico I de Jerusalén. Con él tenían tal enfado que les duró años superarlo, pues además dicho soberano posteriormente aún les acusó de ser los responsables de que Irak, Egipto y Siria hubiesen hecho un frente común contra el Reino Franco de Jerusalén. El Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple, Bernard de Blanchefort murió el mismo día 2 de enero de 1169 cuando la armada de los francos estaba retirándose de la costa egipcia. La mayor bajeza del rey Amalrico I entonces fue acusar al difunto Gran Maestre de haberlo traicionado,… según decía: por aliarse los templarios con los egipcios!. El rey sí que traicionó el pacto que habían acordado los templarios (pues fueron en su nombre) ante el gran califa de Egipto.
TIEMPO DE ORDENES MILITARES EN PALESTINA Y EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
La secta de los "hashahashin", vizaries ismaelitas,se fundó en El Cairo donde tuvieron una logia el año 1004. Según los autores Hammer-Purgstall, los iniciados ismaelitas adquirieron sus saberes de la prestigiosa Academia de Heliópolis en el antiguo Egipto, y tomaron su nombre de los Hazat, unos sectarios más antiguos que se proclamaban "Hijos de la Fuerza", pero ésta no era física sino espiritual. Viene a cuento matizarlo, porque como toda sociedad esotérica los "hashahashin" tuvieron prohibido el consumo de drogas, …Que sus enemigos se encargaron de asociarles hasta el punto de hacer que su nombre se debiese al consumo de la droga "hashis", a sabiendas de que nada de ello consta en las crónicas más viejas, ni tan siquiera en las musulmanas.
La secta de los "hashahashin" interesa a estas páginas porque al igual que los templarios, buscaron fomentar el sincretismo filosófico entre la Media Luna y la Cruz, a fin de conseguir un camino hacia la pacificación del mundo. Ambas órdenes de caballeros místico-esotéricos fueron por igual unos muy valerosos combatientes contra la injusticia. Aun cuando en un principio se habían enfrentado bélicamente, después se dieron cuenta de que unos y otros perseguían el despertar del espíritu humano, motivo por el cual confraternizaron e incluso se influyeron mutuamente. Es más, algunos sectarios de los "hashahashin" fueron admitidos en la Orden del Temple, una generosidad que repercutió en que, la Regla de la orden receptora (hermana en espíritu), fuese mejorada con el consiguiente beneficio para la institución monástico-militar que un día gobernó el ja envejecido Arnau de Torroja. Con el paso de los siglos ambas órdenes coincidieron también en ser aniquiladas por los poderes más ortodoxos de sus respectivas religiones.
Por otra parte debo recordar brevemente a otras órdenes militares que también lucharon en Palestina contra los infieles, empezando por la Orden de Monte Gaudio, genuinamente de origen hispánico. Lucharon aliados con los templarios de Palestina entre 1176 y 1178, recibiendo por ello en recompensa algunos bienes del muy estratégico castillo de Ascalón en la costa, cerca de Gaza, aquel cuyas aguas freáticas son inagotables.
En Cataluña muchas órdenes militares tuvieron importancia fundamental en la creación de los primeros condados que serían el embrión de la nación catalana. Lo más poderosa era no obstante la Orden del Temple, siendo la que participó más activamente en la Reconquista, llegando a sobrepasar los límites de la comarca de Teruel en 1170. Por donde los dichos monjes guerreros se establecían, enseguida creaban áreas fortificadas de planta rectangular provistas con muralla almenada, y siempre con subterráneos. Estas "encomiendas" se llamaban así porque las dejaban al mando de un caballero comendador responsable. Entre Barcelona y Mónaco se ha detectado las ruinas de un doble cinturón defensivo de este tipo de las tales "encomiendas", y todas ellas estuvieron sujetas al Gran Maestre universal de la Orden a través de un Maestre provincial.
Sus establecimientos primeros en Cataluña fueron creados en: Masdéu del Rosellón (1149), Palau-Barcelona (1151), Gardeny, Miravet y Tortosa (1156), Monzón (1163), Corbins (1167), Barbens (1168), y por último Puig-Reig (1169), porque me limito en lo posible a los tiempos que vivió mi biografiado. Hay que sospechar que a él le desagradó saber que algunos soberanos aceptasen mal la intromisión de las órdenes de caballería en sus tierras, al extremo que, por desconfiar de los extranjeros, promoviesen otras órdenes calcadas a los templarios pero que sólo enrolaban gente autóctona. Por tal motivo nacieron las órdenes de Calatrava en Castilla, siendo las últimas fundadas (1175) las órdenes de: Santiago (Galicia), la de Uclés (en provincia de Cuenca, y actualmente con renombre de ser el "Escorial de la Mancha"), y la Orden de Alcántara (León). En cuanto a la Orden de Montesa, se fundó con objeto de ser legal heredera de los templarios en la Corona de Aragón.
MUERTE DEL OBISPO GUILLERMO DE TORROJA
Al morir violentamente el arzobispo Hugo de Cervelló, su antecesor en la sede tarraconense, Guillermo de Torroja fue elegido arzobispo de Tarragona en 1171, periodo durante el cual al mismo tiempo ejerció también de co-regente de la Corona de Aragón hasta el día 7 de marzo de 1175 en que murió. Fue durante sus últimos años cuando vivió agotadoras jornadas de trabajo por coincidir con periodos políticamente muy conflictivos. Todo se le complicaría aún más al morir el otro co-regente y consejero real, el senescal conde de Montcada un año antes que él (1174). Desde 1162, y casí hasta que el rey fue mayor de edad, ambos habían sido quienes dirigieron los principales asuntos políticos de Cataluña y Aragón, a cuya unión de países ambos habían coadyuvado.
Ni que decir tiene lo mucho que debió de lamentar el entonces Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple para Provenza y España, la muerte de su hermano arzobispo. Ciertamente no hay nada escrito que permita afirmarlo, y sin embargo cuan evidente es que, por preparado que estuviese nuestro hombre, y por cargos que ostentase, lloraría la muerte de su hermano como cualquiera de nosotros. Quizá más, porque era bien consciente de que al mismo tiempo desaparecía el mejor político de la Corona de Aragón, quedando peligrosamente aparcados muy graves problemas de Estado, y que si duda Arnau de Torroja como hermano, como catalán y como templario, siempre puso su máximo empeño en tratar de beneficiar dentro de sus posibilidades.
Pronto tendría mayores disgustos para lamentar, pues al cabo de unos años, en 1181, por primera vez oficialmente se planificó una campaña militar en Europa a fin de perseguir a los libre pensadores del Languedoc que insólitamente estuvo respaldada por el Papa de Roma, a pesar de que la tal determinación representaba una muy grave intromisión en los bienes patrimoniales del conde de Toulouse del Languedoc. Arnau de Torroja entonces, aunque lo agobiasen los problemas que su alto cargo le acarreaban en la sede central de las órdenes de Sión y del Temple en Jerusalén, donde forzosamente él residía, también debió de lamentar mucho el asesinato de Ramón Berenguer IV conde de Provenza, y más por haber ordenado tal magnicidio el dicho conde Raymundo V de Toulouse. Los antecedentes se remontaban a cuando el rey Alfonso II, a pesar de su juventud, rápidamente acudió a Provenza con un ejército para nombrar como legítimo sucesor de aquel trono a su hermano Sancho. El rey-niño desplazado resultó quedar muy impotente, pues aunque la ciudad de Beziers lo apoyaba, no así Montpelier que apoyó a los Toulosinos. Es más, durante el sitio de Albaron (Provenza) el Conde de Toulouse encontró la ocasión para hacerlo raptar, siendo rescatado solitaria y audazmente por el caballero Bertrán de Baus, quien huyó con el pequeño Alfonso al galope hasta lograr atravesar el río Garona, refugiándose en Arles.
Arnau de Torroja no ignoraba cuan frenéticamente los regentes y consejeros del rey Alfonso II (quienes ya no podían contar con la ayuda del obispo Guillermo), intensificaron la firma de tratados de paz, pero lo que Arnau no supo nunca fue la destitución de Sancho de Provenza en 1185, porque él murió el año antes,…al menos en suelo europeo.
Mientras vivió Arnau de Torroja lo sabría todo referente a los condados catalanes, interesándole especialmente el que, al fallecer en 1172 el conde Gerardo de Rosellón sin tener herederos directos, Alfonso "el Casto" incorporó dicho condado a la Corona de Aragón. (Al terminar aquel siglo fueron vasallos suyos los condados de Urgel, Pallars Sobirá y Ampurias). En cuanto a Provenza, aquel condado que tanto le había costado al Conde de Barcelona volverla a tener bajo su dominio, resultó que al morir Alfonso II volvió a dividir el país y las posesiones al norte de los Pirineos acabaron encomendadas al procurador general Roger Bernat de Foix, quien contó con las alianzas de Bearn y Bigorra. Roger de Foix, por suerte, fue siempre el más fiel aliado de la Corona de Aragón a pesar de la desidia de Jaime I por las tierras del otro lado de los Pirineos, …las cuales, leído su testamento, acabaron perdiéndose otra vez por un mal reparto entre sus hijos (El historiador aragonés Zurita lo criticó mucho).
Hubo otros hechos que ya no vivió mi biografiado y que se refieren a Solsona, su querida ciudad natal. Los repetidos errores de dividir el reino entre sus herederos fueron nefastos en cada población. Como si fuese una maldición debida a tan pésima política, fue justamente en Solsona, cuna de la familia Torroja, donde Jaime I sufrió tres confabulaciones de los muchos nobles catalano-aragoneses a lo largo de su vida. Tras aquellas murallas se reunieron en su contra los condes de Ampurias, de Foix, etc. etc., y su propio hijo al frente de los aragoneses, todos ellos con sus respectivos ejércitos. Se le rebelaron en armas cada vez (1231-1268 y 1274) capitaneados por el muy poderoso Ramón Folc, vizconde de Cardona. (Para colmo, fue en Solsona donde también se reunieron cuantos nobles se rebelaron contra Pedro I, uno de los hijos herederos de Jaime I).
Para concluir con los méritos de Guillermo de Torroja, advertiré que la catedral de Tarragona, que se comenzó a edificar en el siglo XII, no fue terminada hasta dos siglos después de morir él. Su firma quedó recogida en un documento inédito hasta mediados del siglo XX. (Inexplicablemente estaba en el fondo archivístico nº 30 de Sant Llorenç del Munt). Se trata de un pergamino del año 1173 escrito en el monasterio de Sant Cugat del Vallés que fue estudiado por mi amiga la investigadora de l'ACA de Barcelona, Sra. Josefina Font Bayell, y lo presentó en el "Congreso de Historia de la Corona de Aragón", Vol. II (celebrado del 1 al 6 de octubre de 1962). El arzobispo Guillermo de Torroja, quien no debió de hacer el tipo de escritura diferente a la de su hermano Arnau de Torroja, usaba un tipo de letra cancilleresca romana, siendo por el tal documento que se revela un ignorado detalle: El jovencísimo rey Alfonso II no salió de Catalunya después del mes de septiembre de 1173, o sea que permaneció en Bacelona hasta que se fue a casar en Zaragoza a principios del año siguiente.
CATALUÑA ANTES DE QUE ARNAU PARTIESE HACIA PALESTINA
Arnau de Torroja había vivido la ocupación de Egipto cuando en 1163 Amalrico I fue requerido para dar protección al visir depuesto, pero Arnau después ya no participó en las sucesivas invasiones de los francos al país de los faraones. Había regresado a Europa en 1164 pues consta compareciendo en varios actos oficiales, como cuando entregó 1.200 escudos de oro al rey Alfonso II por ciertas tierras de Lérida, para costear la primera expedición que el soberano catalano-aragonés hizo en tierras de Provenza. En agradecimiento a tal campaña, el arzobispo de Arles en marzo de 1167, le otorgó permiso para tomar las aguas del río Durance, y Arnau en persona firmó el documento cuando aquel acto se celebró en la encomienda que las órdenes de Sión y del Temple tuvieron cerca de Montpelier (J. Miret Sanç: "Itinerario del rey Alfonso I de Cataluña, II de Aragón; en BRDBLB, t. II (1903.1904, p 262).
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