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Colección “Revisión Cultural” (desde 1978) (página 4)

Enviado por Ramon Ramonet Riu


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25

El libro del Éxodo explica que, cuando Dios decidió liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto, ordenó que cada familia hebrea sacrificase un cordero macho de un año y sin defecto, debiendo comérselo por la noche y con su sangre untar las jambas de las puertas de sus casas. Así todos los hebreos de Egipto aquella noche evitaron que muriesen sus hijos primogénitos (Éxodo; 12, 1-14). Posteriormente en el monte Sinaí, Dios consolidaba su alianza con los hebreos del éxodo sellando el pacto con la sangre de un cordero (Éxodo; 24, 1-11). Fue entonces cuando los escapados de la esclavitud pasaron a ser: El pueblo de la alianza, el sacerdotal, el elegido y consagrado a Dios. (Éxodo; 19, 5-6). La Ley Mosaica establece que el Cordero Pascual debe ser atravesado por dos palos en cruz para asarlo al fuego, y luego comerlo ceremonialmente.

Reclamo la atención acerca de que, sin otro palo para ensartarlo, no podría hacerse rodar el cordero muerto sobre el fuego para asarlo. Lo comento debido al inédito símbolo que descubrí grabado en un anillo de hierro meteórico, el cual atribuí a Moisés porque recuerda el tipo de parrilla antes citado. Volviendo al simbólico Cordero pascual , habitualmente se lo presenta sosteniendo una cruz de malta sobre una larga vara. Es una asociación que tiene gran riqueza teológica: Para los actuales fieles cristianos simboliza la humildad de Jesús y su enseñanza evangélica, si bien la metáfora es muy anterior al nacimiento del Señor. Es muy interesante que aún se vea dicho cordero místico en el frontispicio de algunas viejas iglesias de la orden del Temple, como la que tuvieron en la ciudad de Palma de Mallorca. La edificaron tan pronto conquistaron las Islas Baleares sobre un fortín musulmán. En Palma dicha iglesia del Temple aún presenta en su interior otras imágenes pintadas del "Cordero pascual".

Explicado ya el simbolismo del Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, de nuevo me referiré a la población de Viladecans, para apostillar que allí se lo recuerda más que en parte alguna, debido a que lo tienen como emblema heráldico, y muy probablemente se remonte a cuando lo eligió Guillem de Torroja, sin duda el mayor colaborador medieval con la Orden del Temple. A él debe serle atribuida la propiedad de la torre de planta cuadrada del siglo XII, que aún conserva el nombre de Torre-Roja gracias a que la piedra con que se construyó es de color rojo. No hay otro modo de justificar la existencia allí de una torre roja tan bien estructurada y edificada en el siglo XII, al ser un lugar de peligroso tránsito, por ser vía de acceso a las murallas de Barcelona.

LA ITINERANCIA AGOTADORA DEL ARZOBISPO GUILLEM DE TORROJA

Hasta la investigación del erudito J.Mª Sans Travé, en 2003, de Guillem de Torroja se había escrito escuetamente que fue regente del rey Alfonso II dada su minoría de edad, motivo por el cual sólo los muy eruditos saben que se le atribuyeron grandes logros políticos cuando de hecho él era todavía un niño. Por mi parte, al escribir esta aproximación biográfica deseo poner en evidencia que, para presentar al polifacético soberano pude haber escogido otra fecha de su nacimiento que lo haría aún bastante menor, y en cambio lo considero algo más crecido; pero, así y todo, muy niño.

En modo alguno se le deben seguir atribuyendo, indebidamente, estrategias, alianzas, y, en fin, unos méritos a una edad en que era imposible que pudiese tenerlos. De la clara exposición de estos acontecimientos, Guillem de Torroja sale siempre agigantado, porque fue el verdadero impulsor de todo cuanto se ha atribuido a un jovencito inepto total. En pocas palabras, la persona de Alfonso II nos ha llegado magnificada, justamente debido a su política, aunque en realidad ha de ser vista ajena a su persona.

Se le considera el artífice de la alianza catalano-aragonesa, y ello sucedió porque Guillem de Torroja, quedó completamente eclipsado para la posteridad. Quizá ya estaría bien así,… si no fuese porque, como Arnau, él también es mi paisano de siglos pretéritos. Opino que debió de ser un gestor nato, emprendedor, y por encima de todo un conciliador, tipo A.Neville Chamberlain en 1938, pero con éxito.

Ramón Berenguer IV había promulgado la ley llamada "Los Usatges", siendo el principal de sus consejeros mi biografiado, quien le convencería de que era la mejor forma de legalizar su gobierno. La política de ambos consistió en ser benevolentes para cons sus nobles barones; y lo demostraron, por ejemplo, al comprar, por 300 morabatines de oro, el castillo de La Guardia, enclavado en los repiegues de la milagrosa sierra de Montserrat (a 40 km. de Barcelona), el cual, por circunstancias de la vida, pertenecía a un musulmán que lo heredó del conde Reverter (Traté de ello en mi libro "Montserrat Ganga del Grial"; autoeditado en 1982).

No obstante, no pudo actuar siempre simplemente pacificacando. La belicosidad de los condes y barones catalanes obligó a veces a moverse con rapidez a los Torroja de Barcelona. Aunque se puede entrever que sacarían ventajas incluso de las desgracias, sabiendo anticiparse a los acontecimientos. Ciertamente hubo ocasiones en que el muy diplomático obispo Guillem debió mostrar su temple, como cuando amenazó a cuantos nobles eran reticentes a que sus castillos pasasen a considerarse feudos del rey-niño Alfonso II (I de Cataluña). En efecto, Guillem entonces desarrolló su más enérgica persuasión, y al fin logró su propósito amenazándoles con quitarles todos sus bienes, seguramente mediante la excomunión.

No son afirmaciones hechas a la ligera, aunque sea fundamental esclarecer la edad del rey para reivindicar la importancia política de Guillem de Torroja, y ello es problemático. Aunque se diga que comenzó a reinar a los cinco años, haciéndole jurar su nombramiento en Zaragoza el año 1164, ¿quien se puede creer que un niño de esa edad ya tuviese suficiente capacidad? El problema de la edad de Alfonso II es que la fecha de su nacimiento sigue estando por dilucidar. A mi no me corresponde hacerlo, y sólo me limitaré a exponer el trascendental gobierno del principal de los miembros de su Consejo de Regencia, que fue Guillem, el hermano de Arnau de Torroja. Era muy grande la autonomía que tuvo Guillem como obispo de Barcelona, pues había sido nombrado por Ramón Berenguer IV vice-regente de su hijo el pequeño rey-niño. A los pocos dias de morir el conde Guillem, representando al huerfano, ya pactó nada menos que con el rey Fernando II de León la destrucción de Navarra, cuyas tierras se repartieron.

Una vez presentado su poderío, procuraré seguir un orden cronológico para el seguimiento de sus gestiones, de acuerdo con el itinerario recopilado por Joaquín Miret Sans. Expondré, en síntesis, pero sin ánimo de ser exhaustivo, el destino de sus principales viajes, avisando que aún debieron de haber muchos más. Antes, no obstante, sepamos como llegó Guillem de Torroja a ser arzobispo en 1171, y a pesar de todo no relajarse ni lo más mínimo en sus numerosas gestiones, sino todo lo contrario. Cuando violentamente falleció su antecesor en la sede tarraconense, el arzobispo Hugo de Cervelló, Guillem fue elegido arzobispo de Tarragona, periodo durante el cual, al mismo tiempo siguió ejerciendo también de corregente de la confederación catalano-aragonesa hasta que murió.

Guillem consiguió alianzas que nunca habrían alcanzado los que junto a él tuvieron la responsabilidad de la corregencia. Obviamente, yo ignoro la mayoría de documentos donde aparece la firma de Guillem, obispo de Barcelona, consejero principal (a veces llamado "curador") del rey, por lo cual me limitaré a recoger algunas noticias de sus desplazamientos con el rey-niño, que le seguiría seguramente a desgana. Sin entender la importancia de sus actos, aquel soberanito, con vocación musical y teatral, siempre que fue posible estuvo acompañado del verdadero artífice de la política de su tiempo. Para no decir que fue Guillem de Torroja, digamos que fue Alfonso II quien, incluso siendo niño, se le recuerda con potestad suficiente para enviar a los hombres de una ciudad a la guerra, y entre otras heroicidades, también ordenaba perseguir delincuentes. Por tal motivo fueron creadas las "veguerías", distritos gobernados por un veguer, sin vínculos familiares con otros nobles de la zona. Así se creó la primera administración local de Cataluña, cuando los castillos y las baronías dejaron de ser feudatarios y pasaron a ser del soberano. Esto era revolucionario para su tiempo.

Para establecer el nacimiento del soberano llamado sucesivamente: Ramón, Alfonso, y apodado "el Trovador", "el Casto", etc., se han defendido muy diferentes años (1152-1154-1157 y 1158). Me inclino por la fecha del mes de marzo de 1157, pero hubo historiadores que siguieron defendiendo las teorías iniciales, y así en la wikipedia consta que el rey nació en 1154, por lo que sería tres años más joven de lo que yo le presento. Me convendría seguir la corriente establecida, pero sólo hay que atender a su fama de trovador y no será necesario imaginar a Alfonso II con más edad para verlo completamente ignorante de cuantos asuntos oficiales sucedieron a su alrededor.

La confusión antaño fue enorme, y aún persisten dudas. La reina Petronila, si bien citó a su hijo al redactar su testamento cuando estaba de parto, en fecha 4/4/1152, resulta que, aunque lo escrito fue corroborado en fecha 18/6/1164, se duda de si corresponde al nacimiento de su otro hijo llamado Pedro, muerto al poco tiempo de haber nacido. Por si todo lo dicho parece poco, téngase en cuenta que, además, está el problema de convertir los años a la datación del calendario gregoriano; y para colmo, hay que contar que se convino una posterior reducción de los años del reinado de Luís VII, que fue la manera de datar los documentos por los notarios catalanes de aquella época. En fin, como ya dije, se trata de un soberano que nació siendo Ramón Berenguer V de Barcelona, y luego se le llamó Alfonso I de Cataluña, y II de Aragón. En mi opinión, lo más sensato para esclarecer su verdadera edad es remitirnos a los 22 años del joven soberano cuando firmó el Tratado de Cazorla (1179).

A Guillem de Torroja, lo creo impulsado por su fe cristiana y su humildad personal, pero muy esperanzado con el éxito de sus gestiones, y con grandeza de espíritu nacional. Siempre actuó con celeridad en todos los frentes y probablemente procurando quedar en el anonimato. Arnau, el hermano templario de Guillem, estuvo a su lado en todos los casos que era requerido; y debieron ser muchos, porque en realidad el arzobispo Guillem de Torroja debió de morir de puro agotamiento, debido a los continuos desplazamientos por todos los dominios catalano-aragoneses, incluyendo muchas galopadas en el Sur de Francia. Seguramente debió representar para él un martirio tanto cabalgar, y ello contando que el joven soberano de alma bohemia, lo siguiese sin protestar; pues en caso contrario, pudo haber sido para Guillem un verdadero calvario. Había tenido mucha salud, pero la perdió, desplazándose con el niño-rey de uno al otro lado de los Pirineos y viceversa. Para verificarlo presentaré las pruebas documentales que llevan su firma junto a la del gran soberano Alfonso II, dado que los desplazamientos que éste realizó (seguramente a regañadientes) fueron recogidas por el insigne investigador de la historia de Cataluña Joaquín Miret Sans .

"ITINERARIO DEL REY ALFONSO I DE CATALUÑA, (II EN ARAGÓN)".

Guillem de Tarroja, entre otros, firmó como testigo del rey cuando, en nombre de los templarios, su hermano de Arnau de Torroja concedió a la confederación catalano-aragonesa 1.100 morabatines en fecha 20/4/1164, para ser devueltos el día 4 de abril de 1165 (Pascua). Miret i Sans encontró un documento inédito que acredita la presencia del rey en Tortosa el día primero de agosto de 1165 (entonces ya tenía diez años). Después de la firma real, aparece la de Guillem obispo de Barcelona, y la de Guillem Ramón Dapifer.

El día 8 de mayo de 1167 otorgó Alfonso II una donación a favor del monasterio de La Celle (que acabó siendo un burdel para nobles de la Provenza), del castillo de Millars hecha por Hualguer al rey, prueba que éste estaba en la ciudad de Arles, a orillas del río Ródano el segundo semestre de 1167, cuando también se hizo un convenio entre el rey-niño y el conde de Rodez. Después del rey, firmaron Guillem, obispo de Barcelona, Guillem de Montpelier y Arbert de Castellvell.

Aún Alfonso II estaba en Arles (Sur de Francia) el día primero de octubre de 1167, siendo allí donde el rey-niño se dice que celebró (léase: asistió a) un convenio con los comisionados genoveses. Estaban presentes al acto Guillem Ramón Dapifer y el obispo Guillém de Barcelona, quienes también firmaron el acta en la cual Alfonso II, a sus diez años, y titulándose: Dux Provincie, le hicieron admitir la deuda de 1.200 morabatines, y dejó en garantía la mitad de unas rentas que le pagaban en Lérida y Ascó.

El rey Alfonso II y el obispo Guillem de Torroja vuelven a aparecer en un documento del 26 de junio de 1168 en Barcelona; y en verano se encaminó con una considerable escolta armada, marchó hacia Tarragona y Tortosa. Regresó a Tarragona pronto, donde en su presencia se dictó sentencia en el litigio entre el prelado de aquella diócesis y los hijos de Roberto Aguiló. La firmaron también los obispos de Barcelona y Zaragoza, y a ambos se les encuentra (17 agosto de 1168) en el monasterio de Poblet (a pocas horas de Tarragona) donde el niño-rey nombró una delegación para que estableciesen los lindes del territorio del Puig de les Avellanes con el citado convento. Firman el documento Guillermo de Montpeller y los dos prelados de la familia Torroja.

El 29 septiembre del año 1169 encontrándose en Huesca, Alfonso confirmó los privilegios, o inmunidades, que sus antepasados habían concedido a la orden del Hospital de Jerusalén. Entre los magnates que asisten al acto se contaban Arnau Mir, conde de Palláis y Guillem de Torroja. En fecha 20/5/1169 le fueron concedidos otros dos prestamos; uno de 350, y otro de 5.000 morabatines. Dado que el último era realmente mucho dinero, Arnau de Torroja también hizo comprometer por escrito a muchos nobles fieles al soberano para mejor garantizar su devolución.

El 12 de noviembre el soberano catalano-aragonés, se encontraban en Jaca, prometió a los templarios darles mil morabatines anuales, de los tributos que recibía del rey moro Lobo. Aquel mismo mes de noviembre, estando aún en Jaca, otorgó los castillos de Chivert y Oropesa.

El historiador aragonés Zurita afirmó que en 1170 Alfonso II acudió desde Aragón a los montes de Prades y Siurana para sofocar la insurrección de los sarracenos. Otro documento del año 1170 es la publicación, ó declaración de sentencia, disponiendo el joven soberano dar plena posesión al obispo de Pamplona, de la iglesia de Santa María de Un-Castillo. Está fechada en Almenar, el mes de marzo del año 1170, en presencia de Hucli, arzobispo de Tarragona y legado, Guillem, obispo de Barcelona, Pere, obispo de Zaragoza, Ponç, obispo de Tortosa, Arnau Mir, conde de Pallars y Arbert de Castellvell (Perg. del Archivo de la Catedral de Pamplona; veáse Moret: "Anales del reino de Navarra", II, pág. 498).

El día 10 de noviembre del año 1170, estaban en el bajo Aragón, otorgando un reconocimiento de deuda de cien morabatines a favor de Guerau de Marimón. Alfonso II aún se encontraba en la capital de Aragón en diciembre de 1170 y el 27 de diciembre estaba en Ribagorza. En un documento otorgado en Roda, hizo constar que el día de Navidad se había presentado en la iglesia de San Vicente de dicha villa acompañado de Guillem, obispo de Barcelona, Pere, obispo de Zaragoza, Arnau Mir, y otros. Esta escritura fue publicada en "España Sagrada" (vol. 30).

El 17 de abril de 1171 fue asesinado el anterior arzobispo de Tarragona, y por razón de tan grave acontecimiento se encaminó el rey y todo su séquito donde el día 14 de octubre del citado 1171, se previno también separar en dicha ciudad, los derechos de la mitra y los de la Corona, lo que justificó el derecho señorial de la Iglesia tarraconense. (Noticia publicada por el historiador Morera: Apendice 27). Aunque acompañó al niño-rey a Tarragona, Guillem estuvo pocos días allí, pues el 22 del mismo octubre ya estaba en Lérida.

Al mencionar tantas veces la moneda morabatines, se impone esclarecer su valor durante la época medieval que tratamos. Era la sucesora de la moneda del siglo XI llamada "mancuso", que era de oro, a imitación de los "dinares" árabes mucho más prestigiosos. Es anecdótico que Ramón Berenguer I compró los condados de Carcasoa y Razès, en el Sur de Francia, por 44.800 "mancusos" de oro. Los acuñaron en Barcelona y Besalú, y las falsificaciones incluyeron las habituales palabras árabes. Una referencia al valor del mancuso de oro (procedente de San Juan de la Peña), estableció que valía cuarenta y dos "sueldos". A finales del siglo XI el mancuso fue sustituido por el antes citado morabatín, también llamado "maravedí". La moneda catalana por excelencia del siglo X al XIV fue el "sou" de Barcelona, significando "sueldo", era una moneda de plata que en los años de gran influencia de los hermanos Torroja, llevaban la efigie del rey Alfonso II. Su valor era de 12 dineros ("diners"), lo cual en su tiempo era una suma considerable.

 Incluso un soberano que hubiese sido realmente adulto, para acuerdos de tanta cuantía necesitaba el consentimiento de sus nobles y máximas jerarquías religiosas más allegados, y más siendo el rey muy joven, por todo lo cual tuvo la gran suerte de que lo apoyaran los dos influyentes clérigos hermanos de Arnau de Torroja, Pere, que era obispo de Osona y Guillem obispo de Barcelona y arzobispo de Tarragona. Los encontramos a ambos avalando el préstamo de mayor cuantía (24.000 morabatines) otorgado al joven soberano por Guillermo de Montpelier el mes de mayo de 1171. La garantía entonces consistió en que veinte hijos de nobles catalanes residiesen en Perpignan (Fr.) hasta que aquella cantidad le fuese devuelta.

En 1172, por haber fallecido el sultán musulmán de la taifa de Valencia, Ibn Mardanis, Alfons II sitió la ciudad de Valencia con todas sus tropas, las de su obispo y demás aliados. Aquel conflicto concluyó mediante una alianza con el nuevo mandatario, a condición de que al rey de la corona catalano-aragonesa le doblaran la cantidad pagada como tributo anual, después de lo cual Alfonso decidió atacar. Sucedió que se rompieron los acuerdos firmados para permanecer en paz, y empezaron a pensar en atacar las fortalezas de Xàtiva y Murcia, Xivert y Oropesa (Alicante). Incluso antes de ser conquistadas, a la orden del Temple ya se les había concedido muchos beneficios sobre ellas;…y todo se atribuyó a un joven con sólo 17 años!.

Después de la muerte del conde de Rosellón, el joven rey el mes de julio de 1172 estaba ya en Perpigñan, donde le rindieron homenaje los hombres de dicha villa. El día 21 de julio, seguiría en el Rosselló, pues allí dictó un decreto por el cual tomaba bajo su protección la abadía de Fontfreda, situada en las cercanías de Narbona, en cuyo documento figuran los mitrados hermanos Torroja.

El día 23/6/1173 el joven soberano y su séquito regresaban a Cataluña, y dictó la sentencia pública en las cuestiones sobre el castillo de Lauret, que enfrentaron al obispo de Gerona con el heredero de Bernat de Palafolls. Entre los firmantes figuran también el arzobispo Guillem de Tarragona y Arbert de Castellvell. Pasados sólo unos días estaban en Anglesola (entre Cervera y Lérida), donde otorgó la restitución del término de Tarragona hasta el río Gaya y los montes de Carbonera a favor del arzobispo y de la iglesia de Santa Tecla.

En julio de 1173 estaban en Cervera, y allí se firmó la donación de un molino a favor de Arnau de Monseren y de su mujer Ermesenda. Se dirigieron hacia los Pirineos y allí, a ruegos de la vizcondesa de Bearn, le concedió los bienes que tenía en Aragón el difunto vizconde bearnés, a favor del monasterio de Bolvestre de la orden de Fontherault. Entre otros presentes al acto, estaban los dos hermanos Torroja.

Sería difícil determinar cómo en 1173 se consiguió reunir a sus corregentes en Font d'Aldara para redactar unos estatutos para disfrutar en sus dominios de Paz y Tregua; unas normas que fueron institucionalizadas, y por cuya constitución se confería a los obispos una importante función jurisdiccional. Entonces ya tenía 18 años y era admirable como cantaba sus propios poemas amorosos.

Volviendo ya al itinerario, día 31 de octubre 1173 el joven soberano aún continuaba en Lérida (Lleyda, o también Larida) donde, el 6 de noviembre, concedió a la iglesia de Santa Tecla de Tarragona los territorios que su abuelo Ramón Berenguer III había donado en la zona llamada el Engolador de Cabra y los montes de Carbonera. El día 18 de julio firmó un auto a favor de Guillem, arzobispo de Tarragona.

Guillem de Torroja introdujo en la mente del joven, tan pronto pudo, una idea de apaciguar y pactar con todo el mundo siempre y cuando ello fuese posible (G.Gonzalvo: "La constitució de Pau i Treva de Catalunya. Segles XI-XIII"; en "Textes juridics catalans. Lleis i costums"; vol.11/3 Barcelona, Generalitar de Catalunya – Dep. de Justicia 1994, p.74a88). El arzobispo Guillem encargaría elaborar una normativa de paz y tregua general poco antes de su muerte, por lo cual no tuvo tiempo de hacer dearrollar aquella idea que, en el cambio de milenio, logró implantar el abad Oliba, el que fuese también el obispo promotor del santuario de Santa María de Montserrat en Cataluña.

El mismo año que fue armado caballero, Alfonso II contrajo matrimonio con Sancha, hija de Alfonso VII de Castilla el día 18 de enero de 1174 (según prueba la escritura de donación propter nupcias, que el joven monarca hizo a la esposa, de las villas de Tamarit, Barbastro, Pomar y otras. Al haber colaborado con Castilla en la conquista de Cuenca el 1177, Alfonso II "el Casto" a sus 22 años consiguió librarse del vasallaje por Zaragoza que Alfons VII de Castella había impuesto a su padre Ramón Berenguer IV.

LA MUERTE DE GUILLEM DE TORROJA

Tan pronto Guillem fue nombrado arzobispo metropolitano de Tarragona, obedeció las instrucciones del papa de Roma de castigar a los asesinos del arzobispo antecesor suyo en aquella Seo (J.Villanueva "Viaje literario a las iglesias de España", vol. XIX, p. 289- doc. XXIX). Era como si se repitiese la historia poco después de ser nombrado obispo de Barcelona.

Siendo arzobispo, y en teoría residente en Tarragona, Guillem consta que volvió a Barcelona -supuestamente por última vez- con motivo de la fundación de los beneficios de la iglesia de Sant Andreu del Palomar (frente a salida del metro Plaza Orfila de Barcelona) lo cual no sólo le representó muchas jornadas de cabalgar, sino que además necesitó el permiso de su sucesor el mitrado Guillem Bernat de Berga (ACB, 1-2-57. Cf. Anexo doc. 10).

Fue durante sus últimos años de vida cuando el arzobispo Guillem creo haber demostrado que vivió agotadoras jornadas de trabajo, también físico, por coincidir con periodos políticamente muy conflictivos. Todo se le complicaría aún más al morir el otro corregente, y consejero real, el senescal conde de Montcada un año antes que él. A partir de entonces también hay que decir que concluyó el mejor período en la vida de Alfonso II. En efecto, la historia recuerda, además, como la política catalana-aragonesa cambió para ir peor, y fue con brusquedad. Lo determinaron su matrimonio, la muerte de su madre, la reina Petronila, casi simultánea de la del anciano senescal Guillem Ramón de Montcada, y la de Guillem de Torroja a finales de 1174.

Por supuesto que también hubo discusiones entre el joven soberano y su mano derecha. Primero por la tozudez de un alma de artista que se vio obligado a estar presente en actos oficiales sin entender muy bien el por qué; y posteriormente cuando se dio cuenta que era todo un rey, y lógicamente no debió gustarle ser corregido continuamente por un "carca" de la Iglesia, a quien, de haberlo querido, lo podía ver como perteneciente a una generación muy superada. Se tiene constancia de que incluso sostuvieron pleitos durante algún tiempo, pues al crecer, Alfonso II y el obispo Guillem se repartieron en Tarragona los bienes y derechos de la familia Bordet. Posteriormente ambos firmaron la concordia conocida actualmente como Ad Perennem (7/7/1173), en la cual constan varios miembros de la familia de Arnau de Torroja. (A.I. Sanchez Casabón: "Alfonso II…"doc. 148, ps. 218-220). De hecho con anterioridad ya había firmado el documento que delimitaba la jurisdicción del soberano y el prelado, fijando los límites del señorío de Tarragona. En fin, cuando Arnau de Torroja estaba en el país, formaba parte de la comitiva real en sus desplazamientos, lógicamente acompañado por sus impresionantes monjes-guerreros de capa blanca.

El traspaso a mejor vida del arzobispo Guillem aconteció en Tarragona, y debió de ser muy sentida por todos sus feligreses, pero a nadie le dolería tanto como su hermano Arnau, quien por entonces aún le esperaba la sorpresa de tener el mayor ascenso jerárquico dentro de la orden del Temple. Aunque a Arnau de Torroja lo agobiaban los problemas que su alto maestrazgo comportaba, es obvio que, por preparado que estuviese un viejo militar, que además era fraile, lamentó la muerte de su hermano como cualquier bien nacido. Arnau era muy consciente de que al mismo tiempo desaparecía el mejor político de la confederación con los aragoneses, quedando peligrosamente aparcados muy graves problemas de estado. Unos problemas y proyectos que Arnau de Torroja, como catalán y como templario, además de buen hermano, siempre puso su máximo empeño en tratar de coadyuvar dentro de sus posibilidades.

Como eclesiástico, a Guillem debió de satisfacerle el hecho de que la diócesis de Tortosa incluyese todos los pueblos de la comarca del Mataranya, satélite de Barcelona, porque hasta 1152 había sido el límite de la frontera eclesiástica. El 23 de marzo de 1154 el papa Anastasio IV estableció los límites de la archidiócesis y sus sufragáneas: Gerona, Barcelona, Urgel, Vich, Lérida, Tortosa, Zaragoza, Huesca, Pamplona, Tarazona y Calahorra.

El arzobispo Guillem de Torroja, usaba un tipo de letra cancilleresca romana, como se puede apreciar en su firma del documento de abdicación de la reina Petronila. Ha sido el reciente descubrimiento del mismo, que se revela un ignorado detalle: El jovencísimo rey Alfonso II no salió de Catalunya después del mes de septiembre de 1173, o sea que permaneció en Barcelona hasta que se fue a Zaragoza para casarse. Todo lo que poseía el arzobispo Guillem de Torroja cuando murió lo entregó en su testamento a la Iglesia católica, a condición que su dinero se gastase en alumbrar las lámparas de la capilla de Santa Eulalia de la catedral de Tarragona, quizá en recuerdo del monasterio que él había fundado en Santa Eulalia del Camp.

Me referiré ahora a uno de los muchos monasterios que Guillem benefició. Se trata de Sant Vicens de la Roda, porque de sus monjes recibió la supuesta cabeza del mártir san Valerio (S. Puig:"Episcopologio de la Seo Barcelonense" Barcelona 1929, p. 166). Quizá fuese un regalo de agradecimiento; aunque también pudo suceder que Guillem se lo pidiese expresamente. Quiero recordar que en la parte principal de esta trilogía sobre Arnau de Torroja, me ocupo extensamente del culto al cráneo, ya que sin duda los monjes templarios veneraban uno con gran discreción, dando pie, después de su detención en el siglo XIV, a especulaciones aún no bien resueltas.

También los monjes de la orden cisterciense por su parte agradecieron mucho los favores recibidos de Guillem de Torroja, porque les dio los monasterios de Poblet, Valldaura, y más tarde Santes Creus y Vallbona de les Monges, todos ellos fundados a partir del año 1152. Para concluir con los méritos de Guillem de Torroja, recordaré que la catedral de Tarragona, que se comenzó a edificar en el siglo XII, no fue terminada hasta dos siglos después de morir él. Su firma quedó recogida en un documento inédito hasta mediados del siglo XX (Inexplicablemente estaba en el fondo archivístico nº 30 de Sant Llorenç del Munt). Se trata de un pergamino del año 1173 escrito en el monasterio de Sant Cugat del Vallés, que fue estudiado por la erudita investigadora de l'ACA de Barcelona, y buena amiga mía, la señora Josefina Font Bayell, que lo presentó en el "Congreso de Historia de la Corona de Aragón", Vol. II (celebrado del 1 al 6 de octubre de 1962). Se lee en el mismo que, el mismo año que murió Guillem, el rey Alfonso II permaneció en Barcelona hasta marchar hacia Zaragoza para casarse.

En efecto, el regio pupilo de Guillem de Torroja en fecha 18 de enero de 1174 se casó con doña Sancha de Castilla y Polonia (la que sería tía de Alfonso VIII de Castilla); y el arzobispo no debió de quedar al margen (por ser todavía el principal de los corregentes), de los meses -o años- que hicieron falta para llegar a los acuerdos necesarios entre embajadores para poder celebrar un tan regio enlace. Arnau de Torroja y sus dos hermanos obispos estaban presentes en la ceremonia del enlace de Alfonso II. Todos firmaron como testigos en la concesión de muchos castillos y villas de Aragón y Cataluña, y entre las principales se incluyó Tarragona (J. Mª Font: "Cartas de población y franquicias de Cataluña". Ed. Madrid-Barcelona, 1969 ps. 143-144).

De cara a los consuegros, no debió de ser fácil para el arzobispo ocultar la personalidad boemia del rey trovador. Asimismo, recordaré lo que escribió el historiador Próspero Bofarull: "Podrá ser cierto que Alfonso II no consumase su matrimonio hasta el año 1174, según afirma Zurita, pero es igualmente exacto que, en 1171, estaba ya casado con Sancha de Castilla y que vivían juntos". Recuérdese que el joven soberano en 1171 tenía 16 años.

Guillem se responsabilizó con seguridad de que todo saliese bien, porque el Derecho Canónico establecía con claridad meridiana que todo hombre no alcanzaba la mayoría de edad hasta que no estuviese casado. El obispo Guillem, iniciado de joven en la corte del condado de Urgel, había demostrado su pericia entre regios esponsales, porque unas décadas antes debió de organizar el enlace matrimonial de su sobrino Ramón I, señor de Solsona, con doña Ermessinda, una sobrina del conde Ramón Berenguer IV, dado que se le encuentra firmando como testimonio en su boda el año 1162. Este sobrino suyo fue quien en 1181 también intervino en la isla de Sicilia, a las órdenes del Conde de Foix (Fr.), donde se defendía la herencia de su sobrino Hug Ponç de Cervera; siendo entonces, por cierto, la primera vez que los catalanes pusieron pie en aquella isla (J. Miret Sanç: "Els vescomtes de Bas a l'Illa de Sardenya", Barcelona 1901- p.73).

Aunque costó bastante tiempo, bajo su reinado de nuevo se vivió una época esplendorosa por la pujanza de la llamada Corona de Aragón. Alfonso II incorporó a su reino las tierras occitanas de Provenza, el Rosellón y el Pallars Jussà. Con los años el joven soberano conquistó zonas que antes habían ocupado los sarracenos, siendo repobladas por cristianos de lengua catalana, según los cronistas de la época. Se reavivó la economía creándose nuevas vías comerciales y otorgando a las nuevas poblaciones "Cartas Puebla" y "Cartas de Franquicia". Incluso firmó el Tratado de Cazorla en 1179 (por el cual renunció a Murcia) con su cuñado el rey castellano Alfonso VIII;…olvidando que éste había traicionado continuadamente a su padre desde el año 1158. Si pasamos por alto este "detalle", a buen seguro que su amigo y protector, el arzobispo Torroja, habría estado satisfecho de haber encaminado a su pupilo, pues éste al menos se libró de rendir el debido vasallaje a Alfonso VIII de Castilla por sus conquistas.

Su sepelio coincidió con la pésima noticia de que el sultán Saladino había conquistado Siria, potenciando al máximo la ofensiva amenaza bélica, la cual realmente acabó con expulsar a los cristianos de Tierra Santa. Los restos de Guillem de Torroja reposan en un osario dentro de la capilla de Santa Bárbara de la catedral de Tarragona. Lamentablemente se encuentra a bastante altura, por lo que no se puede leer la inscripción, pero fue transcrita por E. Morera: "Memoria, o descripción histórico-artística, de la santa iglesia catedral de Tarragona, desde su fundación hasta nuestros días" (Tarragona, 1904- p. 49).

El nombre de Guillem de Torroja siguió constando durante años en algunos escritos eclesiásticos. El último documento conocido donde se lo citó, se extendió catorce años después de su sepelio (AHN "Santes Creus" Perg. 132; presentado por J. Papell:"ob.cit."P.238-240-doc.-307).

Ramón Ramonet Riu. Anexo a: LAS TRES CORONAS, Barcelona (C)11-11-11.

María Magdalena

En María Magdalena se combinan, sin duda, otras varías Marías bíblicas, mal conocidas incluso por los primeros cristianos. Se cita a la bíblica Pecadora Arrepentida en las enseñanzas esotéricas, así como la recordaron los espiritualistas del período helenístico. A Maria Magdalena la veneraron los gnósticos, los templarios y los cátaros, así como los buscadores del Santo Grial, porque su persona absorbió muchas enseñanzas esotéricas de la adoración a las Vírgenes Negras, a su vez herederas del culto a la diosa Isis del Antiguo Egipto.

Cuando en el siglo IV los Padres de la Iglesia remodelaron la versión oficial de la Biblia católica, encontraron poco espacio para las "Tres Marías" del Nuevo Testamento, porque estuvieron obcecados siguiendo el antiguo criterio: Las mujeres deben ser castigadas por su sexualidad. ¡Y ello se consideraba justicia divina!. En tal contexto, la que fuese compañera/novia/esposa de Jesús clandestinamente continuó representando "lo sagrado" del sexo femenino. Es un fenómeno complejo y polifacético, que comenzó ya en los periodos oscuros de la Humanidad porque la Diosa-Madre-Tierra, reproduciéndola de color negro, se tuvo por más rica y más fértil.

Dejando a un lado su veneración entre los prehistóricos y el druidismo de la Europa primitiva, el culto que se potenció en la diosa Isis fue elaboró en el Antiguo Egipto, pasando desde allí a Éfeso. Cuando floreció en Europa durante la Edad Media, de grandes hambrunas, ya la habían enriquecido mucho gracias a los contactos mantenidos de los caballeros templarios con los filósofos sufistas islámicos. Entre las creencias de los templarios se incluía una mística más sabia gracias a ocultar su nueva visión de Nuestra Señora, motivo por el cual la veneración a María Magdalena ha persistido a pesar de cierta oposición por parte del catolicismo. Ahora de nuevo se comienza a desvelar ofreciendo una renovada orientación hacia lo trascendente, muy necesaria en el mundo moderno.

En tiempos de Jesús el gnosticismo (la salvación a través del conocimiento) hacía dos siglos que triunfaba entre los judíos monoteístas de Jerusalén, debido a los continuos contactos comerciales con la lejana Persia, vía Mesopotamia. Los hebreos de la Galilea donde nació Jesús, convivieron además con el panteísmo de los griegos y de los romanos. Entre los primeros agustinos calabreses, que al cabo de los siglos fracasaron en su intento de establecerse en Jerusalén, estaba el famoso monje llamado Pedro el Ermitaño, el mismo que posteriormente predicó febrilmente la Primera Cruzada en Francia, la única que acabó con éxito al conquistar Jerusalén (1099). Gracias a las iniciaciones y revelaciones de los citados monjes calabreses, después los caballeros templarios, de los que fue Gran Maestre mi paisano Arnau de Torroja, de Solsona, habían superado la fe simplona y adoptado ciertas ideas heterodoxas.

Como en esta aproximación a María Magdalena se trata de presentar la visión que tuvieron tanto mi biografiado Arnau de Torroja como el resto de los templarios del siglo XII, empezaré recordando que la literatura rabínica aún hoy presenta a Jesús como un "bastardo Galileo hijo de un soldado romano llamado Pantera". Se lo califica de mago que habría aprendido sus trucos de los egipcios, durante las décadas que vivió entre ellos. La reacción de los judíos al descubrirle sus trucos fue lapidarlo. Al negarle la divinidad, se basan en el olvidado "Segundo libro de Set" (s. III), donde se lee que el verdadero Cristo nunca fue crucificado. Para colmo, Eusebio de Cesarea había creído que sólo una décima parte de los Cuatro Evangelios era verdad (F. Conde Torrens: "El grupo de Jerusalén y Simon: Opera magna" (Revista "Año Cero" nº 7-192 – año XVII, ps 66 a 71).

Con lecturas semejantes los templarios de Palestina tuvieron motivos para dudar de lo aprendido dentro del catolicismo. Hoy ya es un "secreto a voces" que, especialmente el Evangelio de san Marcos, recuperó algunas fuentes del Antiguo Egipto, cuya cosmología sagrada de adaptó al Nuevo Testamento. En el fondo este no debería se el problema, sino que la gente de todas partes utiliza mal el necesario referente divino. Particularmente constato que a lo largo de mi vida se ha avanzado mucho, puesto que hasta 1960 el catolicismo incluso tuvo impedimentos para asumir el pensamiento humanista, la ilustración y el liberalismo político.

Debió de ser una gran sorpresa para los hermanos Torroja de Solsona, mis dos reivindicados biografiados, enterarse en Palestina de que María Magdalena en la vida real habría sido mucho más que una gran "Dompna" (o para los trovadores: "Domina" y "Midonis"). En el siglo XII "Nuestra Señora" popularmente fue la idealizada "Gran Dama portadora del Grial" de los romances que circulaban de boca en boca. Era el símbolo del ideal femenino, presentada como la Madre de Jesús, y servía tanto para los monjes como para los caballeros andantes. A ella le rezaban y le construían templos como si fuese una soberana de carne y hueso.

El clero explicaba otra cosa diferente de María Magdalena: Era una ramera arrepentida ¿Pero por qué, de ser así, en el Sur de Francia, a pesar de los dogmas, María Magdalena tradicionalmente fue siempre recordada cual una gran maestra iniciada en conocimientos gnósticos? Los gnósticos no tenían dudas de que ella impartió enseñanzas exclusivas, tal como era de esperar de la privilegiada persona que fue el primer testigo de la Resurrección. En 1945 hubo que darles la razón, debido a que fue descubierto en Nag Hammadi (Alto Egipto) el más importante de los evangelios gnósticos. Consta en total de trece manuscritos, nunca manipulados, que fueron escritos en lengua copta, y encuadernados en piel, hacia el año 400 d.C.. Una vez estudiados, fueron editados en inglés por primera vez en 1977, y el mundo supo que en ninguno de ellos se lee que María Magdalena fuese prostituta. Tal hallazgo vino a confirmar lo que ya se había leído en otro evangelio gnóstico encontrado anteriormente a orillas del Mar Muerto, donde tampoco consta que María de Magdala fuese prostituta ni nada parecido.

Los dirigentes de la Orden de Sión, fundadores de los templarios, de mente abierta y preclara, mantuvieron muy discretamente su devoción por la faceta femenina de la divinidad, de lo cual habían sido precursores los monjes agustinos calabreses de Jerusalén que fundaron la Orden del Santo Sepulcro (siguiendo la tradición del evangelista san Lucas), y la orden de Sión, cuando posteriormente se fusionaron con los esenios "Sabios de la Luz", cuyo símbolo era una rosa y una cruz. Por dicha vía secretamente conectaron con el esoterismo cristiano establecido en Alejandría (Egipto), ciudad donde se enseñaba la Sabiduría de Hermes, readaptando las iniciaciones del faraón hereje Akenaton.

Fue a partir de 1118 cuando los sabios agustinos calabreses decidieron crear su brazo armado, llamándolo Orden del Temple. Por su vinculación a la Orden de Sión se puede entender que el rey Balduino II de Jerusalén reconociese que a ellos les debía su trono. Después los que eran belicosos se enrolaron a la Orden del Temple, pero casi un centenar de miembros de la Orden de Sión regresaron a Francia después de la Segunda Cruzada. Viajaron embarcados en la misma nave que llevó de vuelta al rey Luís VII, y se establecieron en una abadía cerca de Orleans.

MARIA MAGDALENA; DE PUTA, A APÓSTOL DE APÓSTOLES

La Santa Bíblia alude a la "Puta de Babilonia" (Apocalipsis, 17:1-5), lo cual se utilizó para asociar a María Magdalena con la pecadora que Jesucristo liberó de los espíritus malignos. Cambiarle su identidad sirvió para evitar que sus hijos fuesen reconocidos herederos legítimos de Jesús en la Iglesia primitiva. Tal error lo perpetuó el pontífice san Gregorio I "el Magno" al llamarla "arrepentida prostituta redimida", debido a no distinguir entre la María del Evangelio de Lucas, con la del Evangelio de Marcos. San Lucas se había confundido al asociarla con santa María Egipciaca, nacida en Alejandría en época romana, que a los doce años abandonó a su familia para llevar una vida desordenada hasta los veintisiete. Entonces María, arrepentida por su conducta, decidió hacer penitencia en el desierto durante cuarenta y siete años. María Egipciaca contó su pasado a un monje, siendo transcrita por el dominico Jacobo de la Voragine en la Legenda Aurea (1275). El pintor Nicolás Poussin representó a la santa de Egipto recibiendo la comunión en el río Jordán de manos de san Zósimo. Esa fue la gran confusión del papa Gregorio I "el Grande" en su sermón en la basílica de San Clemente de Roma (14.9.591) cuando ofreció la posibilidad de adaptar las circunstancias a la profecía judía; aunque en el fondo, con la tal proclama, la Iglesia católica pretendía reprimir la corriente gnóstica. Por cierto, en el siglo XVII el dicho sermón también fue utilizado por el fanático Zevi Cabbatai, un judío de origen turco, quien decía ser la reencarnación de Cristo.

Mejor habría sido si san Gregorio I "Magno" hubiese hecho caso a lo escrito por el apóstol Tomás, quien a María Magdalena la creyó uno de los seis apóstoles (no 12). En realidad sería la mujer más sabia de todos ellos. Pero el papa san Gregorio mantuvo su degradación, y así María Magdalena traspasó los siglos llegando mal etiquetada hasta mucho después de que la gente tuviese libertad para leer el Nuevo Testamento en traducciones vernáculas. Ahora bien, dicha limitación no incluyó a los templarios del siglo XII, que habían sido instruidos por los monjes de la Orden de Sión, más sabios, conocedores del rechazo que había sentido el apóstol Pedro por María Magdalena. Quedó para la posteridad que Pedro le había dicho a la Magdalena: "Dinos de cuanto recuerdes que Jesús te dijo a ti sola; todo lo que sabes de Él pero nosotros ignoramos". Y es que María Magdalena, después de la Crucifixión, se confirma que dio ánimos a los desconsolados apóstoles y al resto de fieles, adentrándoles en la Buena Nueva. Fue la mujer que, sin duda alguna, si realmente no fue su esposa, tuvo méritos para haberlo sido. Era la mujer más sabia de todo el grupo de sus discípulos, incluidos los apóstoles.

Marjorie Malven escribió el libro "Venus in Sackcloth" para explicar el tránsito de María Magdalena de pecadora a compañera de Jesús. La misma idea también se plasmó en el arte, fuesen dibujos o relatos de la tradición islámica. En el siglo VII aparecieron en Europa las primeras muestras de una María Magdalena reivindicada, pero en el siglo XII aquellos peligrosos intentos para restablecer la dignidad de la esposa de Jesús fueron abortados por el Vaticano. Sólo quedaron inamovibles las imágenes del intento, pues llevaba muy ricas vestimentas, incluso portando cetro y corona, que no tienen explicación en la Madre de Dios, ya que obviamente debió de ser una pobre jovencita crecida en un país subdesarrollado. Negaron la evidencia, porque ya había costado mucho que la Madre de Dios tuviese un papel dentro de los ritos eclesiásticos. Por otra parte, el peligro de las féminas en la iglesia "petrina" sigue estando en que la sola mención de María Magdalena recuerda sus discusiones con el contrariado apóstol san Pedro. Presentar la Magdalena como emblema de lo pecaminoso, fue por la necesidad eclesiástica de reafirmar la alineación femenina en la Iglesia católica.

Durante el Renacimiento el arte sacó encubiertamente el tema de un Jesús enamorado de María Magdalena, y ello se nota mucho sobre todo en las obras de Giotto, en la Pietá de Miguel Ángel que se guarda en el Vaticano, y como no podía ser de otro modo, también en obras de Leonardo da Vinci y de Rafael. A la Magdalena también se la llamó "la Egipcia", y la "Sacerdotisa negra", y el arte sacro casi siempre la representó con el cabello rojizo, con objeto de remarcar el color iniciático de la diosa. A pesar de todo, siempre ha sido conflictivo el diferenciar entre María Madre de Jesús y la Magdalena. La Madre en el arte habitualmente llevó su cabeza tapada. Su vestido fue de color rojo, variándolo cuando alcanzó carácter sexual en María Magdalena. Así, para evitar confusiones el vestido de María Madre de Dios pasó a ser de color azul y los brazos siempre cubiertos con velo.

La primera referencia que presentó a María Magdalena abrazada a los pies de la cruz, la escribió san Juan en su Evangelio (19:25); donde además informó que estaban su Madre María, y la hermana de ésta, que también se llamaba María. De ahí que se divulgase la expresión Las Tres Marías, a lo cual contribuyó el alto riesgo de estar las tres en el lugar y hora de la Crucifixión, pues era evidente que podían haberlas llevado a presidio. Tal temor fue lo que hizo huir de allí mismo a los doce apóstoles.

Está claro que la calavera que se hizo imprescindible en toda presentación plástica de la Magdalena penitente, simboliza la de Juan Bautista, aunque quizá mi ilustre paisano Arnau de Torroja podría corregirnos, pero dejémoslo así. Llamo la atención sobre el libro que tiene delante, porque se presenta abierto, evidenciando que santa María Magdalena escribió su propio Evangelio, por más que la Iglesia católica les niegue a las mujeres la capacidad metafísica que exige una semejante obra apócrifa. El "Evangelio de María" fue hallado en Egipto el año 1896, datándolo en el siglo II. Es una obra pseudo epigráfica, porque ella tan sólo lo dictó. En sus páginas invita a buscar la salvación vía el conocimiento (gnóstico) y no por la fe ciega. Avala su éxito, el que su persona pelirroja ya se representó en los piadosos frescos de Dura Europos (Siria) durante el siglo III, o sea, mucho antes que a cualquier otro apóstol, puesto que ellos no alcanzaron suficiente importancia, ni tampoco la tuvo la mismísima Virgen María. Después, por incontables campañas de desinformación del clero católico, y debido a que los aspirantes a sacerdote -en el mejor de los casos- salían de los seminarios mal informados, María Magdalena fue la contrafigura de la Madre de Jesús, consiguiendo confundirse con ella.

También hay exegetas que atribuyen a María Magdalena el Evangelio apócrifo de san Felipe, porque revela mejor que otros que Jesús amó a la pelirroja Magdalena más que a los demás apóstoles. En efecto, se lee en sus escasas páginas que los apóstoles recriminaban a Jesús el que la besase en la boca. Ello seguramente le provocaría risa a Jesús, puesto que en el Evangelio de Judas consta que reía mucho…¡incluso mientras los demás apóstoles rezaban!. El Evangelio de Felipe aportó elementos de juicio insuperables, porque era obvio que jamás había sido sometido a censura alguna.

"HIEROS GAMOS": EL MATRIMONIO SAGRADO

Después de una detectivesca investigación, el genealogista británico Laurance Gardner, difundió que María Magdalena era hija de un padre sirio y de una noble llamada Eucaria, y que habría nacido el año 3 d.C., o sea, que tenía 9 años menos que Jesús. En su libro "La herencia del Santo Grial" (Ed. Grijalbo, 1999) le atribuyó en total tres hijos. José Luís Jiménez escribió en el libro "El legado de María Magdalena", que en cierto retablo cisterciense se la presenta acompañada de dos niños. (Otros autores, a Jesús le niegan la paternidad, mientras que por el contrario alguno hay que le exagera la familia numerosa). Jesús, al iniciar su vida pública cuando tenía treinta años ya debía de estar casado, primero para no desobedecer el bíblico mandamiento: "Creced y multiplicaos"; y después porque la entrega absoluta a su misión se lo habría impedido.

Siempre se evita esclarecer que la palabra Jesús remite a su vida pública hasta cumplir los treinta años, mientras que fue Cristo desde entonces hasta su muerte, y como tal no se le puede rebajar a avatares humanos porque su misión era muy absorbente. El problema de su matrimonio no debería tenerse en cuenta. María Magdalena le llamaba maestro (exactamente rabbuni) porque toda esposa le debía el tal tratamiento a su marido. Considérese que, de no haber sido María Magdalena esposa de su querido Maestro, a ella no se le habría permitido merodear ante la tumba donde enterraron a Jesús. En cambio, a menudo a ella se la presenta abrazada al pie de la cruz, e incluso en ocasiones en estado de gestación avanzada, según muestra un retablo que está en el monasterio de Poblet (Tarragona), Panteón Real de Cataluña.

Los esotéricos que siglos después aspiraron a formar parte de los Hijos de Salomón, ritualizaron dicho enlace sagrado con la Magdalena (Hieros Gamos) siendo gráficamente simbolizado con la "Estrella de David" de seis puntas. Es el arquetipo para la unión sagrada de las energías opuestas, es el "yin-yang" de la civilización oriental. Formado por el entrelazamiento de dos triángulos, uno femenino para el "fuego" y otro para el "agua"; este símbolo representa los principios masculinos y femeninos en la unión perfecta, la "unión sagrada", o los "Hieros gamos" del mundo antiguo, puesto que los matrimonios sagrados ya se practicaban en las culturas de Mesopotamia, desde donde pasaron a Egipto. Allí se evitó contaminar la herencia sanguínea "pura", a base de matrimonios entre familiares. La importancia de la genealogía resulta evidente en la conducta del rey Salomón cuando, el año 1000, se casó con una princesa egipcia para poder legitimarse.

La unión sagrada fue el "eslabón perdido" entre el cristianismo y el judaísmo. Sería después disfrazada por los teólogos y los sacerdotes sexistas de la iglesia patriarcal, pero apunta un resurgimiento por el interés en María Magdalena, la muy misteriosa mujer espiritualista. Los cristianos y los judíos estudian cómo mejor restablecer a la Sabiduría (Sophia) a su lugar legítimo, aquel que desde el siglo IV en Estambul-Constantinopla hizo construir una gran iglesia -varias veces reedificada- que conserva aún su nombre de Santa Sabiduría Divina (Santa Sofía). Se hacen esfuerzos para reconocerle a la sabiduría el papel que nunca ha tenido dentro del cristianismo; los gnósticos, en cambio, siempre le dedicaron muy buena poesía y frases de gran inspiración. Véanse dos ejemplos: Sophia es la sabiduría, Y es la luz de la Creación. La luz brilla en los cielos y los ángeles la irradian.

"La sabiduría es el espejo sin defectos de la energía activa de Dios, y de la imagen de su calidad. Ella es una con Dios y la unidad de todo. Existe al mismo tiempo como ser separado y como divinidad por derecho propio". (Libro de la Sabiduría; 7:25 – 26).

Quienes después de la Crucifixión escribieron muchos evangelios, dieron sentido a la existencia de Yeshua (Jesús, en griego) presentándolo cual una entidad divina (eón), y Maria Magdalena (Mariamne Magdal-eder) sería otro eón de diferente sexo llamada Sophia, nombre griego de la sabiduría. El libro gnóstico "Pistis Sophia" es un cuento al estilo reiterativo de los orientales antiguos, cansinamente repetitivo, que voy a tratar de sintetizar. Ambas emanaciones divinas (eones) protagonistas están condenados a moverse en el mundo de la materia. Sophia vino al mundo primero, aterrándola el descubrir que estaba completamente sola y separada de su fuente divina originaria, por lo cual creció muy angustiada. Se veía a si misma como una copia de "la consciencia pleana" (Pleroma). Para el filósofo Platón esta idílica copia de sexo femenino fue considerada benigna, pero el gnosticismo, en cambio, la imaginó vagando a través del mundo de la materia que ella no paraba de crear con su propio miedo. Dios sintió compasión de Sophia y le envió su "otra mitad", su doble platónico, con el cual eón ella se apareó. En otras palabras, Cristo la rescató del mundo físico porque le reveló la esencia de Dios, de modo que recordando su origen ella pudiese regresar al "Pleroma" que era su verdadero estado (su "hogar").

Según el dicho libro Jesús pasó doce años dando lecciones a sus apóstoles. Aquellos que primero buscaron la fe mediante el conocimiento empezaron por venerar la "Madre Sabiduría", tras el principio femenino; aquel que el evangelista san Juan presentó coronada por doce estrellas (como las que hay en el actual símbolo de la Unión Europea). Afirmaban que María Magdalena le había hecho a Jesús treinta y nueve preguntas, debido a lo cual lógicamente después a ella se la consideró emblema de la sabiduría divina.

Para recordar lo peligroso de aplicar en aquellos siglos la etiqueta de sabia a una persona, recordaré brevemente que los más instruidos sabían que en el mundo reinan dos Principes El que hoy de los dos llamaríamos "dios malo", era Ieldebao (Jehová), fruto de los amores ilícitos de Sofía con su propio padre, del cual estaba perdidamente enamorada. Con tales antecedentes, Sofía se presentaba al mundo muy valiente y atractiva; y más aún entre los fieles cristianos por faltarles durante los primeros siglos una divinidad femenina, tal como siempre la habían venerado siendo "paganos".

La unión sagrada del varón y de la hembra, de la novia y del novio, remite a la pareja que formaron Jesús y Maria Magdalena. La escena cumbre entre ambos, fue el hecho de que ella lo ungió con ricos aceites y hasta le secó los pies con sus cabellos. Tampoco se puede ignorar que si en las Bodas de Canaan Jesús no era el novio, ni él ni nadie habrían podido intervenir en la manipulación del agua para convertirla en vino. De ahí que se lea: "El maestresala de la boda llamó al novio y le dijo: Todos sirven primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos se sirve el vino inferior, pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora".

Con referencia a tales escenas bíblicas, diré que, entre los egipcios, el vaso era el jeroglífico del corazón, y el vino fue elixir de la doctrina oculta, o sea, de la restauración del "Estado primordial". No extrañe, pues, que María Magdalena acabase siendo la patrona de los viñadores provenzales, y en todo el Sur de Francia, se la apodaba Reina de las Aguas, por haber superado con éxito una larga travesía marítima. Menos argumentos tuvo la patrona de los marineros, la Virgen del Carmen, una de las incontables advocaciones marianas del santoral católico-romano.

¿ESTUVO JESÚS CASADO CON MARÍA MAGDALENA?

La hostilidad hacia un sacerdocio femenino se remonta a Orígenes y Tertuliano, ambos "Padres de la Iglesia", porque amenazaba el sacerdocio patriarcal, Fue por ellos que María Magdalena de Nueva Eva pasó a ser prostituta, aunque finalmente se la reconozca "Novia mística" de Jesús, quizá porque en el Consejo de Cartago (año 397) ya la clasificaron como "Consorte del Mesías". También los cátaros y muchos heterodoxos vieron a María Magdalena como una mujer "consorte espiritual" de Jesús, hasta el punto de que antes del siglo IV los gnósticos creyeron que la esposa de Jesús era superior a María, su madre. El motivo fue que Miqueas, ocho siglos antes de Cristo, había profetizado un definitivo matrimonio sagrado así: "Y tú, oh Magdalerder, colina de la hija de Sión; por ti llegará la soberanía de antaño, el reino que pertenece a la Hija de Jerusalén…".

Para los clérigos que viven sujetos a las estructuras del poder de la Iglesia católica, María Magdalena no fue la esposa de Jesús. Insisten en afirmarlo ciegos ante el hecho de que un hombre como san Juan, ni siendo afeminado, se presente siempre muy evidentemente "enamorado" recostando su melenuda cabeza sobre el pecho del complacido Jesús en la Última Cena. Debió de ser María Magdalena su compañera y su mejor amiga,..y su sucesora; la misma que muy arriesgadamente trajo el cristianismo hasta el Sur de las Galias, logrando con su esfuerzo y el de sus acompañantes, que floreciese y perdurase la Buena Nueva.

Lo indiscutible es que María Magdalena fue la oculta heroína incluso de los Cuatro Evangelios principales, y ello a pesar de permanecer su personalidad disfrazada, aunque, según el estudio de A. Grassi (1989), muy bien conocida por sus veneradores "sanjuanistas".

En detrimento de la Iglesia "Sanjuanista", la Iglésia católica finalmente acabó siendo "petrina", resultando extraordinariamente jerarquizada basándose en el "Cuarto Evangelio", por lo cual, al quedar demostrada la tergiversada personalidad de María Magdalena, lo lamentarían los máximos iniciados de la Orden de Sión y la de los caballeros templarios, dado que después fueron partidarios de un "mensaje dinástico" y protectores de la "estirpe davídica".

Un gran número de dignatarios del Temple procedían de familias herejes del sur de Francia, de forma que en la orden del Temple hubo más cátaros que católicos. Pierre des Vaux-de-Cernay, en su "Historia Albigense", especifica además que: "Los heréticos decían que santa María Magdalena era la concubina de Jesucristo", y dicha opinión sobre la Magdalena según sigue diciendo ya justificaba:"…Que esos perros repugnantes sean exterminados en la misma festividad de aquella a quien insultaban".

En efecto, la primera matanza de la cruzada anticátara tuvo lugar en Béziers (Fr.) el día 22 de julio de 1209. Toda la población indefensa buscó refugio en la iglesia dedicada a Santa María Magdalena, pero fueron asesinados igualmente. Aquel año y el siguiente allí murieron unas 800.000 personas bautizadas, por creer y divulgar, según consta en las actas de la inquisición dominicana, que: "…una ramera (MM) estuvo casada con Jesús". Lo que se afirma en la frase, debió de ser la única acusación de la Santa Inquisición que no era falsa, porque de los juicios que emiten unos tan crueles vencedores sólo se debe esperar que todo sea tergiversado.

LAS VÍRGENES NEGRAS DEL CATOLICISMO

A María Magdalena se la cita 150 veces en los Evangelios, mientras que al apóstol Pedro tan sólo 14. En un evangelio apócrifo que se descubrió en una tumba de Ajmîm, en Panópolis (traducido por M. Bourian), se lee el cómo los obispos de Roma se acomodaron al pagano emperador Constantino (s. IV). El obispo Anasticio de Alejandría, padre de la ortodoxia, reescribió los Cuatro Evangelios y su resultado fue publicado en 1892 con el título: "Memoirs of the French Archeological Mission at Cairo" (vol. IX, Fac.I).

Los Evangelios Sinópticos presentan cuatro versiones diferentes de la Resurrección. Aún así, María Magdalena está presente en todas ellas, y queda claro que Cristo la envió a informar al resto de apóstoles de que ella lo había visto resucitado. En cambio san Pablo, dado que escribió sus "Epístolas" antes de los dichos sinópticos, afirmaba que había sido Pedro quien primero había visto al Resucitado. Incluso en el evangelio atribuido a san Pedro, no se reflejaron sus disputas con María Magdalena, que permanece cual el "Alfa y Omega" de la devoción cristiana. Si Pedro fue el iniciador, la Magdalena estuvo presente en la muerte y en la resurrección de Jesús, pero a pesar de ello fue una figura menguada por la Iglesia católica en todas partes con excepción del Sur de Francia, donde el número de sus lugares de devoción es muy numeroso. Según An Begg, son veneradas allí el 65% de todas las imágenes de vírgenes negras de Europa, pues fue lo que inspiró la fertilidad de la diosa Isis, aquella que en el arte egipcio lleva cuernos en su cabeza y amamantó a su divino hijo Horus sentado en su regazo. Se propagó su culto por evocar, con su oscuro aspecto, el limo del río Nilo. Se consiguió mediante la sociedad "Correa de transmisión de saberes" del Antiguo Egipto, también llamada "Cadena Áurea".

Por extraño que nos parezca, cuando tratamos el tema de las Vírgenes Negras con cierta ligereza, todas fueron la disfrazada María Magdalena. Fueron su imagen "descafeinada" que simbolizaban, no a la "compañera/novia/esposa" de Jesús "mujer que lo sabía todo", sino que, como portadora de una "carga de profundidad": ¡Conocía el nombre secreto de Dios!, al igual que se decía de las divinidades más ancestrales, Lilit, Isis, etz.. La sabiduría tenía que ser forzosamente representada en color negro, porque vive siempre en el profundo interior del caos de la Creación. Yo aquí no podría llegar tan lejos, y modestamente me limito a escribir sobre la mujer que transmitió el verdadero secreto de Jesús, después llamado Cristo.

MARÍA MAGDALENA DESEMBARCÓ CON OTROS SETENTA Y DOS FIELES

"Santa Marta, anfitriona de Jesús, había nacido de sangre real… de su padre heredó siete castillos entre los cuales Magdalena, Betania…embarcaron junto con Lázaro y su hermana María (entonces encinta) y Máximo, en dirección a Marsella; espués fueron a Aix-en-Provence".

La "primera familia de cristianismo" vivió en el Sur de Francia, y dicha idea se encajó en las creencias de épocas medievales. En el año 950, Rabanus Maurus, el obispo de Mayence, escribió cómo Martha había convertido a la gente de Tarascon donde ella vivió, hasta que su muerte (supuestamente el año 68), en una casa de rezo donde ahora hay su iglesia. Las excavaciones fueron realizadas en 1187, y fueron encontrados los huesos, presuntos, de santa Marta. También con el tiempo serían encontrados los de María Magdalena. Los del resucitado san Lázaro, en cambio, ya habían sido hallados años antes (1146) y están en la cripta de la catedral de San Victor de Marsella. Allí hay también una imagen de color negro llamada Notre-Dame de la Confession, según la tradición esculpida por el evangelista san Lucas.

Según investigó Cristopher Wikombe "The chapel of the courtesan and Quarrel of the Magdalene" (Art Bulletín, N.Y., 1.7.2002, vol 84 -nº2 -ps.273 a 292) un manuscrito del siglo II, escrito en griego, testimonió la predicación de María Magdalena en Provenza, siendo copiados por Rabano Mauro, obispo de Maguncia y autor de "La vida de María Magdalena", quien situó su predicación en la ciudad de Marsella (Fr.), exactamente en el Templo de Diana, donde está la actual plaza Lanche.

En resumen; después de la Crucifixión María Magdalena y su hija Sara-Tamar, acompañadas de setenta y dos discípulos, llegaron al sur de Francia donde serían bien acogidos por la población de etnia judía residente desde siglos antes. Cuando el año 44 desembarcaron en la costa francesa llevaba sus tres hijos (dos hijos y una hija). Aquella llegada masiva de fieles a Jesucristo fue recogida en el año 600 en un documento de la Biblioteca de París y divulgado en 1895 por M. Beggh "The cult of the black Virgin" (Ed, Arkana- Londres).

Al respecto del desembarco en la Camargue (Fr.), los caballeros templarios, pudieron haber tenido mucha mejor información que nosotros en la actualidad. Al menos en vida de Arnau de Torroja ellos siempre desearon reivindicar el papel inicial de María Magdalena en la vida de Jesús, conscientes de que el cristianismo primitivo no discriminaba al sexo femenino. Fue a partir de san Agustín (otro "Padre de la Iglésia", + 430) que erróneamente se la presentó cual una Eva perversa y pecadora. El texto hebreo no utiliza "bethulah" (virgen), sino "halamah" que significa mujer joven, por lo que la traducción griega en que se basan los cristianos debería decir "neanis" en vez de "partenos". Luego se aprovechó un versículo del profeta Isaías (7:14) para contrarrestar la mala fama de María Magdalena. Pondré un simil actual: Al traducir del alemán al español la palabra "jungfrau", su significado es virgen, y a la vez mujer joven.

Los exiliados seguidores de Jesús partieron de tierras de Judea el año 44 acusados de sedición. Creyeron los templarios que los seguidores de Jesús, sadoquitas, sicarios y nazareos fueron sinónimos de zelote. También está documentada la persecución de los descendientes de David por varios emperadores romanos, hasta el punto que cronistas de la talla de Hegesipo y Eusebio supusieron que los Desposyni ("Herederos, o "Pertenecientes, al Señor") habían sido aniquilados por completo. Según Laurance Garner "La Estirpe del Santo Grial" (2007) los documentos genealógicos del linaje davídico no fueron destruidos por los romanos, siendo pruebas que los "desposyni", ayudados por el rey Herodes, desde Antioquía se embarcaron y llegaron a la costa de Provenza fundando la Iglesia Nazarena que cuestionaba algunos dogmas católicos, entre los cuales el virginal alumbramiento de María.

En los archivos del Vaticano consta que en el 318 una delegación de descendientes mesiánicos se enfrentó al sumo pontífice Silvestre en el Vaticano. Los herederos de la "Familia Davídica" insistieron en que "el Camino" enseñado por Jesús (cuyo nombre nunca empleaban para bautizar a sus hijos), no podía continuar dirigida por un régimen imperial y despótico. A pesar de los diversos expedientes genealógicos que les fueron presentados, los cardenales católicos declinaron sus argumentos y se acercaron aún más al emperador Constantino.

Según diversas tradiciones entre los desembarcados estaría José de Arimatea portando el Grial y María Magdalena, esposa/hermana/novia de Jesús, ya que sin duda todo rabino debía estar casado. San Pablo escribió:"Uno no puede ser un buen guía si no sabe conducir su propia familia". Me ocupo más extensamente del tal viaje en mi website Las tres coronas de Arnau de Torroja (Cristo) María Magdalena y los setenta y dos seguidores de Jesús triunfaron entre las comunidades judías del litoral y sus nombres se recuerdan todavía en la toponímica de los pueblos de todo el sur de Francia, debido al gran fervor religioso que despertaron con su predicación del "Camino" (Buena Nueva/Evangelio). Muchos de ellos se unieron en matrimonio a otros judíos residentes en el actual Sur de Francia desde el reinado del franco Pipino "el Breve" y después de su hijo el emperador Carlomagno. Gracias a los judíos, ellos, siendo soberanos ilegítimos, desarrollaré en su momento cómo se las ingeniaron para reinar "por derecho divino".

A todo lo dicho, apostillaré, como sumerólogo autodidacta, que la tan traida y llevada legitimidad de la línea sanguínea que apoyó la descendencia de Jesucristo, resultan tener implicaciones mucho más remotas y más amplias de lo que les ha sido atribuido. Fijémonos bien en que la palabra hebrea sabbath, sábado (del acadio shabattu, o shapattu), significó originalmente "Festival de la diosa de la Luna, cuando menstrua".

LA INVENCIÓN DE SU TUMBA EN EL SUR DE FRANCIA

Los fieles a Jesús que llegaron a Provenza se beneficiaron de que en Arles existía un ancestral culto a la diosa egipcia Isis, siendo trastocado por la compañera/novia/esposa de Jesús. En el Sur de Francia con el paso de los siglos su veneración aún se magnificó gracias al descubrimiento de su cadáver.

María Magdalena remitió a los meridionales galos a una religión patriarcal ancestral, y además encarnó a la belleza negra del Cantar de los Cantares. Fue cual una sagrada sacerdotisa que -como emulando a Isis- se consideró al mismo tiempo hermana y esposa de la divinidad principal. Los cronistas medievales recogieron esta tradición, ya que según Eusebio en su "Historia Eclesiástica" (III-XII): "Los discípulos de Jesús fueron perseguidos en toda Palestina tras la Crucifixión, siendo cuando María Magdalena y otros fieles llegaron clandestinamente a la Galia donde se refugiaron, siendo luego muy influyentes entre las comunidades judías que ya existían en el Sur de Francia". En el año 42, siendo Domiciano emperador de Roma, también mandó perseguirlos. Incluso los judíos hispanos ya constan documentados en el siglo II.

En 1279 los huesos de Maria Magdalena fueron encontrados cerca de la localidad llamada hoy Saint-Maximim-la-Sainte-Baume. El milagroso hallazgo lo apoyaba el sueño (9 -12-1279) del rey Carlos II, futuro rey de Sicilia, conde de Provenza y sobrino del san Luís rey de Francia. Había soñado con una tumba que contenía huesos al pie del oratorio del sepulcro de san Maximino, la cual luego alcanzó el mérito de ser la "Tercera tumba del cristianismo" debido a la presencia del cráneo de Maria Magdalena justo donde Carlos de Anjou había ordenado excavar al pie de un gran peñasco. Se encontró un brazo y la calavera de María Magdalena, allí donde se suponían custodiadas sus reliquias por los monjes casianos desde el siglo V.

Al investigar las posibilidades de su sueño, se encontró un documento del año 710, que decía: "Aquí reposa el cuerpo de Maria Magdalena". Aunque el tal documento no se conservó, un año más después del hallazgo el rey lo reconoció oficialmente. En 1300, la catedral de Saint Maximín se convirtió en una peregrinación para todos los herejes cátaros, convencidos de que Maria Magdalena había estado casada con el Jesucristo!. El muy regio promotor de su veneración consiguió que los avalara el Sumo Pontífice, haciendo trasladarlos a la zona donde él tenía la máxima influencia, construyendo expresamente una capilla para venerarlos en 1295. Su descendiente el muy prestigioso rey René, continuó con la dicha promoción, siendo muy efectiva porque Rene de Anjou no sólo fue un gran sabio, muy erudito, sino también Gran Maestre de la Orden de Sión, aunque entonces ya había degenerado en el priorato Prieuré Notre-Dame-de-Sion por falta de miembros.

Durante siglos la cueva del macizo rocoso cerca de la localidad llamada hoy Saint Maximin-La-Sainte-Baume fue meta de peregrinaje para quienes querían ver allí dónde Maria Magdalena supuestamente pasó los últimos años de su vida. La llaman aún el "Antro llorón". Se abre en la dura roca vertical y muy lisa de una mole montañosa. Es una zona boscosa de Provenza que en el siglo XVII fue jalonada con altares para celebrar "Vía Crucis" al aire libre. La enorme cavidad que es llamada La Sainte Baume, cerca de la localidad de Saint Maximin, cobró tanta importancia que se construyó un gran monasterio en su interior, y la excusa fue que allí había vivido como penitente María Magdalena.

Impresiona mucho contemplar, a media altura de una peña vertical de cientos de metros, un antro tan enorme donde, hasta fundarse el monasterio en su interior, para llegar hasta allí no existía acceso alguno. Los monjes desde el siglo V eventualmente facilitaban el acceso a la dicha cueva, porque en el punto álgido de fervorosidad por la Santa pelirroja, incluso los reyes fueron allí en peregrinaje. Accedían hasta la cueva a caballo, mediante un artilugio que utilizaba poleas para elevarlos.

Fue en el Renacimiento cuando los expedientes de la asociación Prieuré Notre-Dame-de-Sion siguieron la iniciativa de René de Anjou, rey de Nápoles, siendo continuado en su afán por otros devotos de los círculos artísticos oficiales, como los del arte de Giotto di Bondone, de Leonardo da Vinci, de Van Eyck, etc.. Discretamente resurgieron muchos defensores de la herencia de María Magdalena. El rey Renato de Anjou (+1480) que a propuesta de la Generalitat, también fue rey de Cataluña entre los años 1466 y 1472, además de su orientación Rosa-Cruz (AA, como Leonardo da Vinci y Notradamus) perteneció a la Orden del Temple, siendo por su iniciativa que trasladaron los restos de la Magdalena desde Vézelay a su zona de influencia en la Provenza con objeto de reunirlos con los otros encontrados.

Gozoso por ser custodio de tan famosas reliquias, el rey René d"Anjou entonces promocionó temas teatrales sobre la idílica región griega llamada Arcadia, acentuando la importancia del curso subterráneo del río mítico río Alfeo, porque aludía de maravilla su conocimiento "subterráneo" acerca de la familia de Jesús. Unos conocimientos que seguían ocultos para el Papa y los grandes cardenales.

Desde entonces a María Magdalena en Provenza se la recordó como "Señora de las Aguas",debido a que pudo superar con éxito una tan larga travesía marítima; lo cual me recuerda a la Virgen del Carmen, una de tantas advocaciones de la Virgen María. En el catolicismo a María Magdalena se la venera el dia 22 de julio, pero en cambio en Marsella lo hacen cada día 2 de febrero (la Candelaria) en la antigua iglesia fortificada de San Victor. El fuerte rastro de cristianismo antiguo allí aún perdura, y en Saintes Maries-de-la-Mer (Camarga- Fr.), donde se cree que desembarcaron, los gitanos se concentran anualmente cada 25 de mayo para venerar a su patrona santa Sara, a la que representan mediante una imagen de tez negra cubierta con numerosos vestidos superpuestos. Por cierto; los templarios se sabe que en sus ritos pronunciaban la palabra Selah, corrupción de Shiloh, que es un lugar sagrado cerca de Jerusalén, cuyo nombre aparece en el Antiguo Testamento como sinónimo de Mesías, con la paradoja que era del género femenino para los judíos, debiendo referirse a María Magdalena porque tuvo la piel oscura como toda la familia de los Asmoneos.

Se explica en la Camarga francesa que santa Sara fue una sirviente de las "Tres Marías" (Según el "Evangelio de Felipe", 59, 6-11, éstas fueron: Madre, hermana y compañera de Jesús). Muchos ignoran que Sara no era un nombre hebreo, sino un título israelí que significó princesa. Lo que cuenta la tradición es que Sara-Tamar, era hermana del niño que llevaba en brazos cuando desembarcó, y al cabo de los años fue además madre de otros hijos. Después probablemente éstos se emparentaron con los reyes merovíngios, de largas cabelleras. Sin admitir tal vinculación familiar, no se explica el motivo por el cual dichos monarcas creyeron haber sido elegidos por voluntad divina. Tan sólo se puede justificar dicha pretensión si se sabían descendientes de santa Sara-Tamar, la presunta hija de Jesucristo y María Magdalena.

LAS VARIAS TUMBAS DE MARÍA MAGDALENA Y DE JESÚS

En 1974 la datación por Carbono-14 demostró que el cráneo actualmente en exhibido para su veneración en la cripta de la catedral de Saint-Maximin-le-Sainte-Baume, es el de una mujer que habría muerto en el siglo I, con una edad aproximada entre los 55 y 60 años. Son pruebas científicas que avalan la llegada a la costa del Mediterráneo occidental de Maria Magdalena.

La tradición ortodoxa informa de que la "Pecadora arrepentida" murió el año 63, siendo enterrada en Éfeso, y que el papa León VI hizo llevar sus reliquias a Constantinopla junto a los restos de su hermano Lázaro, siendo allí donde sus fieles peregrinos iban hasta el siglo XII. No obstante voy a ofrecer la opinión que al respecto tuvo Arnau de Torroja, pues él creyó que María Magdalena estaba enterrada en la abadía borgoñesa de Vézelay (Yonne-Fr.), expresamente construida en 1037 para venerar sus restos desde el año 771, siendo allí a donde se dirigian los peregrinos en el siglo XII, cuando se lo planteaban como una incipiente idea de "hacer turismo".

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