Volkswagen y el -timo- del -dieselgate-: -Réquiem- por el Capitalismo Renano (página 8)
Enviado por Ricardo Lomoro
(Por Devlin Barrett)
Washington (EFE Dow Jones).- El gobierno del presidente Barack Obama anunció el lunes que ha cerrado los términos del acuerdo histórico de US$ 20.800 millones con BP PLC por el derrame de crudo en 2010 de Deepwater Horizon en el Golfo de México.
El anuncio realizado por altos cargos de los departamentos de Justicia, Comercio, Agricultura e Interior, junto con la Agencia de Protección Ambiental, pone los últimos retoques a la mayor sanción por contaminación de la historia de Estados Unidos弯font>
Cuando los términos iniciales se anunciaron en julio por el Departamento de Justicia, la compañía fijó el precio total en US$ 18.700 millones, mientras que las autoridades del Departamento de Justicia dijeron que era de US$ 20.000 millones. El anuncio del lunes resuelve esa discrepancia.
La fiscal general Loretta Lynch calificó el lunes el acuerdo de "una respuesta fuerte y adecuada al peor desastre medioambiental en la historia de EEUU". Lynch afirmó que BP "está recibiendo el castigo que merece, al tiempo que proporciona una compensación fundamental por los daños que causó al medio ambiente y la economía de la región del Golfo" de México.
¿Qué opciones tiene Alemania? "Caro, pero el mejor"堯 el "funambulismo global"
Un ejemplo exitoso del viejo modelo renano(hacer las cosas bien, es negocio)
– Cómo hace una empresa para cobrar el doble por sus productos sin perder clientes (BBCMundo – 5/10/15)
(Por Lucy Hooker)
La razón por la que Markus Miele está inusualmente atrasado en su calendario de actividades esta tarde es porque ha estado hablando por teléfono con un cliente.
Puede que sea el presidente ejecutivo de la empresa de electrodomésticos alemana Miele, que tenga fábricas para supervisar, reuniones a las que tiene que asistir y estrategias de fijación de precios por decidir, pero un cliente le ha escrito desde Reino Unido para preguntarle por una pieza de recambio para su aspiradora y Miele está ansioso por ayudarlo.
La aspiradora se rompió hace seis años y ya tenía casi 30 años de uso.
Cree que puede encontrar un repuesto para la puerta rota del aparato, pero lamentablemente no del mismo color.
No está claro si él está compartiendo este detalle para explicar su tardanza o para ilustrar la devoción evangélica de la empresa por mantener sus productos en funcionamiento a perpetuidad.
Pero es una estrategia que, a primera vista, no tiene sentido. ¿No ganaría Miele más dinero si la gente tuviera que cambiar sus electrodomésticos un poco más a menudo?
Miele dice que esa no es su forma de pensar.
"Nos gusta que los aparatos duren, porque no todo el mundo quiere cambiar todas sus cosas todos los días", dice.
Afortunadamente Miele no sólo vende aspiradoras.
Un cliente gratamente impresionado con su aspiradora puede volver por una lavadora, una secadora, una estufa o una máquina de café.
Lo que la empresa busca es lealtad a la marca.
Y como le gusta señalar a Miele, a nadie le gusta leer un nuevo manual de instrucciones.
Para que duren
"La gente le gusta cambiar sus teléfonos móviles con más frecuencia o tal vez sus televisores, pero no su lavadora o secadora", afirma Miele.
Es una estrategia frecuentemente asociada con los productos alemanes, desde los equipos de sonido de alta fidelidad a la maquinaria industrial: si uno vende productos de calidad que duran, en el largo plazo va a ganar más clientes.
Y la estrategia funciona para Miele.
Pese a que una máquina de Miele típicamente cuesta alrededor de dos veces más que el estándar del mercado, sus ventas están creciendo año a año.
Pero tendencias recientes están haciendo que esos clientes sean un poco más difíciles de seducir y conservar.
Al igual que un BMW al frente de la casa o un bolso de Hermes, los electrodomésticos son cada vez más un símbolo de estatus.
A medida que los últimos adelantos de alta tecnología migran desde nuestros teléfonos a nuestras casas, las máquinas que antes eran meramente funcionales, se han convertido en una declaración de moda.
Más competencia
La competencia se está calentando. Marcas alemanas como Bosch y Siemens, así como firmas asiáticas incluyendo a Samsung, van detrás de la clase de clientes adinerados que Miele prefiere.
Con tantas nuevas características que se ofrecen a los consumidores, estos pueden verse tentados a actualizar más a menudo sus electrodomésticos después de todo.
Y la calidad de las marcas menos costosas está mejorando también.
Anthony Williams, de la firma de investigación de mercado GfK, dice que la tendencia es por productos más duraderos.
"La evidencia sugiere que los fabricantes están invirtiendo en garantizar mejor calidad", dice.
"Ahora hay tantas normas que se tienen que cumplir, en particular para los productos de alta tecnología, que por la naturaleza del producto tienen que asegurarse de que el proceso de fabricación es monitoreado muy cuidadosamente".
Miele se niega a dejarse intimidar por estos desafíos.
Desde el momento en que su bisabuelo desarrolló la primera lavadora de la compañía, su estrategia ha sido la de centrarse en la durabilidad.
Aquí en la sede de Miele, en la población alemana de Gütersloh, en el estado occidental de Renania del Norte-Westfalia, hay lavadoras prendidas durante todo el día para comprobar que pueden soportar el equivalente a 20 años de uso.
Operación integrada
La columna vertebral de este riguroso control de calidad es el mantenimiento de una operación muy integrada.
"Tenemos una gran cantidad de nuestra producción concentrada en Alemania, más del 90%", dice Miele.
"Con nuestra propia fábrica es por supuesto mucho más fácil controlar la calidad porque hablamos con nuestra propia gente, y si algo sale mal se puede reaccionar muy rápido".
Ellos no contratan por fuera la fabricación de ningún componente.
Nada de esto significa una máquina Miele sea barata de producir.
Sin embargo, los administradores de la empresa no han sido objeto de ninguna presión por parte de sus accionistas para enviar la producción al exterior o para perseguir a más clientes rebajando los precios.
Eso es porque la empresa todavía es de propiedad de las dos familias fundadoras, las mismas que aún hoy la manejan.
Devoción
Miele divide su papel con el copresidente ejecutivo Reinhard Zinkann, el bisnieto del otro fundador de la compañía.
Zinkann dice que la filial devoción a la causa de Miele les ha servido de mucho.
"Si dos socios saben desde el principio que se encuentren en un matrimonio que no puede ser divorciado, porque si se divorcian será el final de la empresa, eso es muy útil".
Y, a diferencia de algunas otras marcas alemanas de propiedad familiar, hasta el momento se las han arreglado para evitar desacuerdos de alto perfil en el directorio.
Zinkann dice en los 24 años que Miele ha estado en Miele, todas las decisiones de los accionistas se han tomado por unanimidad.
Todo es típicamente alemán: la propiedad familiar, una perspectiva a largo plazo, la calidad de la ingeniería y la atención al detalle.
Pero si en el pasado eso podría haber sido visto simplemente como una fortaleza, tras el reciente escándalo en Volkswagen la "marca de Alemania" se ve repentinamente vulnerable.
Tosson El Noshokaty, de Profeta, una firma consultora de marketing, piensa que esto presentará un nuevo reto para la compañía.
"Nadie hubiera esperado que una marca alemana fuera a ser el Lance Armstrong de la industria automotriz", asegura.
Eso afecta a cualquier empresa, desde Leica a Heckler & Koch, que se ha beneficiado hasta ahora de la reputación del país por cuenta de la calidad de su ingeniería.
"Miele está realmente usando la ingeniería alemana como núcleo esencial de su marca", afirma.
"Su historia es una historia de perfección en la ingeniería alemana".
"Es por eso que enfrentará estos efectos secundarios".
Lo que debería hacer Alemania, si quiere ser un "global player" (nuevo escenario)
– Veinte datos llamativos que explican cómo serán las grandes empresas de la próxima década (Libertad Digital – 3/10/15)
Los márgenes se estrechan y se dispara el número de competidores. Las compañías exitosas tendrán que innovar e inventar.
(Por Domingo Soriano)
Las multinacionales no gobernarán el mundo, al menos durante la próxima década, si se cumplen los pronósticos de McKinsey Global Institute, que hace un par de semanas publicaba su informe "Jugando para ganar: la nueva competición global por los beneficios empresariales". Tras tres décadas de bonanza, las grandes empresas occidentales hacen frente a una serie de amenazas que podrían reducir su peso e importancia en la economía global.
La clave estará en cómo se adapten a este nuevo escenario. Para hacerse una idea del reto que tienen por delante, hay un buen puñado de cifras que pueden servir de ejemplo de cómo ha cambiado el tablero de juego en las últimas décadas y cómo es previsible que cambie en las siguientes.
La tesis
El informe se abre con un dato y una proyección. El dato es que desde 1980 a 2013 el beneficio de las grandes corporaciones globales ha pasado de 3 a 7,2 billones y de suponer el 7,6% del PIB mundial al 9,8%. Por eso, The Economist hablaba en su número de la semana pasada de "la Edad de Oro de las multinacionales occidentales". La apuesta es que la tendencia está empezando a cambiar y que para 2025 estos beneficios apenas supondrán el 7,9% del PIB mundial. Es decir, que estamos entrando en una década complicada para los grandes gigantes empresariales.
¿Y qué es lo que hace pensar a McKinsey que éste será el nuevo escenario? Los autores del documento plantean una serie de amenazas que complicarán la vida a las grandes empresas:
堌os "márgenes se están reduciendo" en casi todos los sectores, especialmente en los muy intensivos en capital.
堁lgunos de los nuevos competidores que llegan desde los países emergentes están dispuestos a sacrificar beneficios a largo plazo a cambio de cuota de mercado y ventas. Para las grandes compañías chinas o indias (propiedad del Estado o controladas por las familias de los fundadores) la presión por el beneficio trimestral es menor que para las compañías europeas o norteamericanas, que responden ante sus accionistas.
堅n las últimas décadas, las multinacionales han visto una caída en algunos de los principales costes que soportan. Desde la mano de obra (gracias a su implantación en países en los que hasta entonces no estaban presentes, como China o India) a la financiación (con unos tipos de interés en mínimos históricos). Es complicado imaginar un futuro en el que cualquiera de estas dos variables no apunte, aunque sea ligeramente, al alza.
堌os grandes gigantes de Sillicon Valley (o Seattle) han entrado como un elefante en una cacharrería en cientos de sectores que hasta ahora parecían un coto cerrado de sus tradicionales ocupantes. Amazon, Apple, Google o Facebook no tienen ninguna intención de ser meras empresas tecnológicas. Y eso por no hablar de Uber o Airbnb. Coches, taxis, hoteles, música, libros, relojes,堌a lista de sectores que deben enfrentar nuevos y formidables enemigos es casi inacabable.
堉nternet, además, ofrece una plataforma formidable en la que se pueden apoyar millones de pequeñas y medianas empresas. Eso influirá en muchos sectores en los que hasta ahora el tamaño o los costes hacían muy complicada la entrada de nuevos competidores. Además, servicios o procesos que hasta ahora eran privativos de las grandes corporaciones ahora son accesibles, a un precio mucho más competitivo, para las pymes de todo el mundo.
Los autores creen que no todo está perdido para las multinacionales, al menos para las que sean capaces de aprender lo que tienen por delante. Su apuesta es que las empresas que quieran ganar este futuro tendrán que sobresalir en tres aspectos que ya están jugando un rol fundamental:
堦quot;Las empresas con más beneficios son también las más activas en los mercados emergentes"
堦quot;Las empresas con más beneficios construyen activos intelectuales, sea cual sea el sector en el que operan"
堦quot;Las empresas con más beneficios tienen procesos notablemente más eficientes que sus competidores, con menores costes de producción por cada dólar ingresado"
Las cifras
Pero no sólo hay consejos o predicciones. A lo largo del informe hay cientos de cifras, estadísticas o datos llamativos que explican mejor que cualquier comentario el estado del mundo empresarial en la actualidad y su futuro previsible a corto plazo. Las siguientes son algunas de las más llamativas:
1. El 32% de los beneficios a escala mundial ya va a parar a compañías de países emergentes.
2. Entre las compañías que cotizan en Bolsa en todo el mundo, el 10% superior acumula el 80% de los beneficios.
3. Las ventas a nivel global han pasado de 56 billones de dólares en 1980 más de 130 billones en 2013.
4. Desde 1990, el número de consumidores en el mercado global se ha incrementado en 1.200 millones y 1.800 millones más esperan unirse a este grupo para 2025.
5. Walmart tiene más empleados que población Eslovenia o Letonia.
6. El máximo de capitalización bursátil de Apple (750.000 millones de dólares) es aproximadamente igual a toda la bolsa española.
7. Desde 1980, el dinero en efectivo (reservas) en manos de las multinacionales se ha multiplicado. En EEUU, supone una cantidad equivalente al 10% del PIB; en Europa Occidental, al 22% del PIB; en Corea del Sur, al 34% del PIB; y en Japón al 47% del PIB.
8. Con bajos costes financieros y mucho dinero a mano, se han disparado las fusiones y adquisiciones. En 1990, hubo 11.500 operaciones de este tipo, que sumaron el equivalente al 2% del PIB mundial. Desde 2008, ha habido alrededor de 30.000 operaciones equivalentes al 3% del PIB mundial. En 2014, el valor total fue de 3,5 billones de dólares, un 47% más que un año antes.
9. La relación entre el coste de un robot industrial y el coste salarial ha caído un 50% entre 1980 y 2010.
10. En 1990, la producción de aluminio en China suponía el 4% del total mundial; en 2014, había subido hasta el 52%. Los costes marginales en el mismo período cayeron un 32%.
11. Facebook pagó 1.000 millones de dólares por Instagram en 2012, 30 dólares por cada usuario; la misma compañía pagó 19.000 millones por WhatsApp, 42 dólares por usuario.
12. Las compañías chinas ya suponen el 20% del índice Fortune Global 500. Mientras tanto, el porcentaje que corresponde a las empresas occidentales ha pasado del 76 al 54% desde 1980.
13. Las 50 compañías más grandes de mercados emergentes han pasado de tener el 19% de sus ingresos en el extranjero a más del 40%.
14. Amazon tiene más clientes activos (257 millones) que la suma de las poblaciones de Francia, Alemania, Reino Unido y España. Alibaba vendió más de 9.000 millones en un sólo día de 2014.
15. Los beneficios de Samsung en 2014 (22.000 millones de dólares) son una cantidad equivalente al PIB de Bolivia.
16. Facebook tiene más usuarios cada mes (1.400 millones) que habitantes de China.
17. La industria hotelera en EEUU acumula activos por valor de 340.000 millones (principalmente inmobiliarios); Airbnb tiene unos activos potenciales a su disposición (viviendas de propietarios) que suman más de 17 billones de dólares.
18. En Alemania, Japón y Corea del Sur, cerca del 50% de su fuerza laboral tendrá más de 55 años dentro de una década.
19. Los precios de los coches, en términos reales, han permanecido constantes desde 1985. En el año 2000, el coche medio en Europa y EEUU se vendía a un precio de unos 25.000 dólares en términos actuales. Este año, el turismo medio, incluso aunque incorpora 3.000 dólares en equipamiento extra, se vende a 23.000 dólares.
20. Los expertos prevén que los desequilibrios del mercado laboral provocarán una carencia de técnicos de nivel medio de unas 80 millones de personas y un excedente de personal de baja cualificación de unos 90 millones.
Así hace leña del árbol caído, el "amigo" americano (por favor, tomar nota)
– Alemania necesita un examen de conciencia tras el caso Volkswagen (The New York Times – 3/10/15)
(Por Roger Cohen – The New York Times)
Londres.-La empresa número uno de Alemania jugó con el aire que respira la gente. Es impactante. Y en su contexto histórico, es devastador.
La consternación se queda corta frente al escándalo de Volkswagen (VW). Estamos frente a uno de esos momentos en los que es puesta en duda la totalidad de la cultura de una nación, en este caso, una que es sinónimo de escrupulosa honestidad, acatamiento de la ley, confiabilidad, sensibilidad medioambiental y abnegada dedicación al bien común.
Alemania nunca es del todo lo que parece. Hay tensión entre su orden y sus urgencias. Tanta formalidad podría esconder frenetismo. Ahí, cuando las cosas salen mal, salen mal a lo grande.Ese temor de posguerra llevó a los países de Europa y a Estados Unidos a dedicar todo su peso estratégico para asegurarse de que Alemania nunca más volviese a ser todopoderosa. Ésa era, de hecho, su preocupación más acuciante.
La Constitución alemana, su arquitectura política federal, su pertenencia a la Unión Europea, su lugar en la OTAN y hasta la adopción del euro fueron en cierto modo un corsé diseñado para evitar lo que finalmente pasó: el predominio de Alemania en Europa.
Este desarrollo de los acontecimientos probablemente tenga incómodos en igual medida a los alemanes y al resto de los europeos. Europa necesita liderazgo. Pero Alemania se resiste a liderar: ya se intentó y ya vimos lo que pasó. Por su parte, los europeos se resisten a dejarse liderar por Merkel. El dedito de advertencia que suele alzarse desde Alemania, ese dedo que dijo tantas veces que no cuando Grecia estaba al borde de la bancarrota, suele ser irritante.
Y justo en este momento, cuando todas las miradas están puestas en el liderazgo alemán -una frase que es desde hace rato un oxímoron-, la empresa que es sinónimo de Alemania instala un software para burlar el control de emisión de gases de sus autos, hace trampa en las pruebas de emisión de gases, libera contaminantes letales con 11 millones de automóviles diésel y declara que efectivamente le importa un pito la salud de la gente mientras pueda convertirse en la automotriz más grande del mundo.
"No soy consciente de haber hecho nada malo -dijo Martin Winterkorn, el CEO de Volkswagen que renunció la semana pasada-. Volkswagen necesita un nuevo comienzo".
Winterkorn tiene razón. VW, con sus 600.000 empleados en todo el mundo, necesita un nuevo comienzo. De hecho, sus ingenieros -que en algunas publicidades de la marca aparecen con alas de ángeles, por las cosas geniales que supuestamente logran- fueron quienes planificaron la espantosa estafa. Pero ese nuevo comienzo no llegará negando las responsabilidades personales.
Y tampoco es alentadora la velocidad con la que fue reemplazado Winterkorn por alguien de dentro de la empresa, como si no quisieran considerar a algún candidato externo. Matthias Müller, ex cabeza de Porsche que acaba de ser nombrado en el puesto de Winterkorn, es muy allegado a las familias Pi루 y Porsche, que juntas controlan la mayoría de las acciones de VW con derecho a voto. Müller tiene reputación de ir de frente y tal vez sea el mejor hombre para el cargo. Pero su nombramiento huele a contubernio y remiendo, en momentos en que la empresa necesita una aguda y decidida comprensión de por qué las cosas salieron tan desastrosamente mal.
VW no es la primera empresa que amarretea en los costos para ganar más dinero. No es la primera gran empresa que traiciona la confianza de la gente y demuestra su desprecio por la sociedad. Ni siquiera es la primera corporación global que exhibe una irresponsable indiferencia ante el medio ambiente y la salud de la gente. Esa actitud no es específicamente alemana, de más está aclararlo.
Pero sí hay algo específicamente alemán en ese abismo que separa la rectitud moral declamada y la mala fe irresponsable, entre la alta cultura y las bajas conductas, entre los ángeles alados y los óxidos de nitrógeno. Y hay algo específicamente alemán en el devastador impacto de este caso. VW debería tener muy presente la magnitud de la debacle, mientras evalúa el modo de rectificar el daño que les ha producido a sus clientes del mundo, a Alemania y a sí misma como empresa. La frase para salir del paso de Winterkorn fue una vergüenza.
Alemania ha sido bastante incansable a la hora de recordarle a Grecia sus engaños en las cuentas públicas, su evasión impositiva, su nepotismo, la laxitud de sus costumbres laborales y todo lo demás. Argumentos no le faltaban. Grecia hizo todo lo antes mencionado para arrastrar a Europa y a ella misma al agujero donde se encuentran. Pero la receta prescripta por Alemania -tienen que parecerse más a la laboriosa, honesta, confiable y virtuosa Alemania y lograr todo eso sólo con austeridad- era excesivamente estricta, y ahora todas esas lecciones sobre hacer trampa huelen a profunda hipocresía. Los líderes de la nueva Alemania fracasarán si no logran resistir la tentación de andar impartiendo lecciones.
A principios de este año, cuando un copiloto de Germanwings estrelló deliberadamente su avión contra los Alpes, llevándose con él a la muerte a 149 personas, el presidente de otra gran empresa alemana, Lufthansa, también dijo inicialmente que la aerolínea había hecho todo bien. Poco después debió desdecirse y pedir disculpas por un descuido.
Es hora de que los alemanes hagan examen de conciencia. El liderazgo lo demanda.
¿Con quién se "acostará" USA, con la "gasolera" Alemania o con el "prestamista" chino? ¿De quién necesita más? ¡Para que tender ancho si luego se dormirá solita!
– La trampa de la codependencia sino-norteamericana (Project Syndicate – 28/9/15)
(Por (Stephen S. Roach)
(婠La codependencia entre Estados Unidos y China nació a fines de los años 1970, cuando Estados Unidos era víctima de una estanflación desoladora, y la economía china estaba en ruinas luego de la Revolución Cultural. Ambos países necesitaban nuevas recetas para revivir y crecer, y recurrieron el uno al otro en un matrimonio por conveniencia. China ofreció productos baratos que permitieron que los consumidores estadounidenses con ingresos restringidos llegaran a fin de mes, y Estados Unidos ofreció la demanda externa que apuntaló la estrategia de crecimiento liderado por las exportaciones de Deng Xiaoping.
Con el transcurso de los años, este acuerdo se transformó en una relación más profunda. Con una deficiencia de ahorro y con un anhelo de crecer, Estados Unidos dependió cada vez más del vasto reservorio de excedente de ahorro de China para llegar a fin de mes. Al anclar su moneda al dólar, los chinos acumularon un alto volumen de bonos del Tesoro de Estados Unidos, lo que ayudó al país del norte a financiar déficits presupuestarios sin precedentes.
Estados Unidos le ofreció a China pilares de estabilidad y crecimiento. China le permitió a Estados Unidos evitar los crecientes peligros de una tasa de ahorro baja, una política fiscal imprudente y un crecimiento débil de los ingresos de los hogares.
Pero la codependencia económica es tan inestable como la codependencia humana. En un momento, una de las partes cambia, mientras que la otra se queda expectante, corroída por el desprecio. China ahora está cambiando y a Estados Unidos no le gusta.No sólo China está reequilibrando su modelo económico de exportaciones a consumo, sino que también está redefiniendo su carácter nacional. Ha adoptado una política exterior más potente en el Mar del Sur de China y abrazado el anhelo nacionalista del rejuvenecimiento, en el marco de lo que Xi llama el "sueño chino". Y ha comenzado a reformular la arquitectura financiera internacional con nuevas instituciones como el Banco Asiáticode Inversiones en Infraestructura, el Nuevo Banco de Desarrollo y el Fondo de la Ruta de la Seda.
La respuesta de Estados Unidos puso nerviosa a China, particularmente el llamado "pivote asiático" o "reequilibrio estratégico" de Estados Unidos, con su subtexto de contener a China. Estados Unidos reconoce la necesidad de aumentar el papel de China en las instituciones existentes de Bretton Woods (el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial), pero cuando el país asiático incumple con sus promesas, le empieza a fastidiar la creación de instituciones chinas. Y si bien Estados Unidos viene instando desde hace tiempo a China a inclinar su modelo de crecimiento hacia el consumo privado, se siente incómodo con muchas de las implicancias de este cambio.
En gran medida, el malestar de Estados Unidos refleja un fracaso a la hora de encarar sus problemas económicos medulares -principalmente la falta de ahorro doméstico-.La tasa de ahorro nacional neta (el conjunto de empresas, hogares y gobierno) registró apenas el 2,9% del ingreso nacional a mediados de 2015, menos de la mitad del promedio de 6,3% en las últimas tres décadas del siglo XX. En tanto China pasa de un excedente de ahorro a una absorción del ahorro -y utiliza sus excedentes para construir una red de seguridad para el pueblo chino en lugar de subsidiar los ahorros de los norteamericanos-, a Estados Unidos, con su escasez de ahorro, le resultará difícil llenar el vacío.
La política monetaria de Estados Unidos revela una capa más de codependencia. Cuando cita las preocupaciones internacionales -especialmente la desaceleración del crecimiento de China- como una causa principal para diferir su tan esperado aumento de las tasas de interés, la Reserva Federal deja pocas dudas respecto del papel clave que juega China en cuanto a sustentar una recuperación estadounidense aún frágil.
Y con buenos motivos: las exportaciones norteamericanas, que registraron un récord del 13,7% del PIB en el cuarto trimestre de 2013, un incremento respecto del 10,6% del primer trimestre de 2009, cayeron nuevamente a 12,7% del PIB a mediados de 2015. Frente a una demanda doméstica todavía débil -el consumo real ha crecido a un ritmo anémico del 1,4% en los últimos 7,5 años-, Estados Unidos necesita más que nunca un crecimiento de las exportaciones. De modo que la perspectiva para China, el tercer mercado principal de exportaciones de Estados Unidos y el de más rápido crecimiento, es crucial para una Fed que no ha sabido ganar demasiada tracción con sus poco convencionales políticas monetarias post-crisis.
Este aspecto de la codependencia tiene un alcance global. En los últimos diez años, China fue responsable de un promedio de 1,6 punto porcentual del crecimiento mundial del PIB por año -más del doble del aporte combinado de 0,7 punto porcentual de las llamadas economías avanzadas-. Aún si su crecimiento del PIB se desacelera a 6,8% este año, China representaría un crecimiento levemente superior que el que probablemente arroje el mundo avanzado. No sorprende que las perspectivas de crecimiento de China sean una cuestión tan trascendente para los responsables de las políticas económicas en todo el mundo.
(Stephen S. Roach, former Chairman of Morgan Stanley Asia and the firm's chief economist, is a senior fellow at Yale University's Jackson Institute of Global Affairs and a senior lecturer at Yale's School of Management. He is the author of the new book Unbalanced: The Codependency of America and China婼/font>
Los mitos y los timos (Fantosmía: la percepción de los fantasmas)
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Cuánto le va a costar esta crisis a Volkswagen es un misterio, pero los expertos ya dan por descontado que los 6.500 millones que la empresa provisionó con cargo a los resultados del tercer trimestre (2015) van a ser "claramente insuficientes".
El primer y duro golpe es la pérdida de la capitalización bursátil, que se ha reducido en un 45% desde que estalló el escándalo el pasado 18 de septiembre (2015), hasta los 46.123 millones de euros que valía el 2 de octubre de 2015. Ese día, la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU (EPA, por sus siglas en inglés) denunció que Volkswagen manipulaba las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) de sus vehículos para que pasaran los controles legales aunque emitían 40 veces más de lo permitido. La compañía confesó públicamente que así era y, desde entonces, sus acciones solo profundizan su caída.
De hecho, el riesgo de quiebra de la primera automovilística europea se ha hecho presente en los mercados. Los seguros contra impagos o CDS se han disparado desde los 75 puntos básicos que costaban antes del 18 de septiembre a superar los 300 en la primera semana de octubre. Además, la deuda perpetua de la compañía ha incrementado su rentabilidad desde el 1% hasta el 4%, con un descuento en el nominal que ha bajado desde el 90% hasta el 85%. Es decir, una persona que invirtió 1.000 euros en bonos de Volkswagen, recibiría 850 en caso de canje de la deuda, aunque mantenerla le estuviera reportando tres puntos porcentuales más.
Pero la duda de los inversores no es tanto la quiebra de una empresa multinacional y mastodóntica (tiene 592.590 empleados y 118 fábricas en 20 países del mundo que surten a sus 12 marcas automovilísticas), sino hasta qué punto podrá hacer frente la compañía a los miles de flecos que se pueden derivar de este escándalo.
Las sanciones en Estados Unidos pueden llegar a los 18.000 millones de dólares (16.000 millones de euros) sin contar los arreglos a los vehículos para que cumplan la normativa medioambiental de EEUU y las demandas por daños y perjuicios.
"En el peor de los escenarios, Volkswagen haría frente a unos costes cercanos a los 50.000 millones de dólares (47.000 millones de euros) entre la multa de la EPA y las demandas de los inversores", afirmaba en la primera semana de octubre (2015) Ferdinand Dudenh榦er, director del Centro de Estudios del Automóvil de la Universidad de Duisburg-Essen (Alemania), en la revista especializada Automotive News. "Además, la marca puede olvidarse de vender coches en Estados Unidos en los próximos cinco años", señaló. Varios analistas señalan, de hecho, si no tendría que olvidarse VW por completo de su negocio en EEUU, que está totalmente basado en el diésel, por el impacto de imagen que esta crisis tendrá en sus futuras ventas.
El escrutinio público en Estados Unidos va a continuar. El presidente y consejero delegado de la empresa en el país, Michael Horn, ha sido llamado a dar explicaciones y testificar sobre el escándalo de las emisiones ante una comisión del Congreso el 8 de octubre (2015).
Pero los expertos también se quejan de que el castigo a VW puede ser demasiado duro, teniendo en cuenta la sanción aplicada a General Motors o Toyota, cuyos fallos en los coches tuvieron víctimas mortales. GM pagó 900 millones de dólares en un acuerdo para evitar el juicio por los fallos en sus frenos.
El año 2014, la empresa registró 202.500 millones de euros en ingresos y 12.700 millones de euros en ganancias operativas.
Hasta mediados de septiembre (2015), Volkswagen era un coloso de 80.000 millones de euros. Ahora (6/10/15), su valor es 35.000 millones más pequeña -o un 40% menos-, puesto que se limita a 47.000 millones de euros.
Tres semanas antes, pensar en la quiebra de Volkswagen un hubiera sido un ejercicio de locura. Tres semanas después, la locura era no hacerlo. La crisis abierta por el descubrimiento de la manipulación de sus motores, bautizada como "dieselgate", provoca que el mercado otorgue (al 5/10/15), un 23% de probabilidades a que la compañía automovilística alemana acabe quebrando de aquí a cinco años.
Aunque todavía se ignora la auténtica dimensión del agujero que este escándalo abrirá en Volkswagen, se da por descontado que no será pequeña por el coste reputacional y financiero que traerá consigo. De momento, los cálculos siguen arrojando horquillas muy amplias, propias de la incertidumbre que todavía predomina, pero en cualquier caso son considerables. Para Credit Suisse, el coste se moverá entre los 23.000 millones de euros, en el escenario más conservador, y los 78.000 millones de euros, en el más negativo para la compañía. O lo que es lo mismo, unos datos que pueden llegar a comprometer el futuro de la empresa y que, en todo caso, son muy superiores a los 6.500 millones que la empresa ya ha anunciado que provisionará para hacer frente a este problema.
Ante lo que pueda ocurrir, y conscientes de los altos riesgos asociados al "dieselgate", los inversores han estado protegiéndose. Vendiendo acciones y títulos de deuda de la compañía, pero también de otros modos. Como comprando seguros de crédito (CDS) para protegerse del posible impago de Volkswagen.
Fantosmía
El sector del automóvil representa el 4% del PIB de Alemania.
Solo el 1% de los vehículos que circulan por los caminos estadounidenses funcionan con diésel堓eis meses antes que estallara el escándalo del "dieselgate", VW presumió de haber vendido el 70% de los vehículos de "diésel limpio" en EEUU.
"Se podrían haber cumplido los objetivos de emisiones renunciando a 3 o 5 km/h. de velocidad máxima" (sic Müller)堦iquest;Era necesario montar tamaña "estafa" para vender entre 482.000 y 800.000 vehículos (según que fuentes) en EEUU? (poniendo en entredicho 11 millones de automóviles, en todo el mundo).
En los primeros compases de la crisis la compañía perdió en bolsa el 40% de su valor.
Podríamos concluir que ha sido el acto de estupidez más costoso de la industria automotriz. Dicho esto, queda presentada la candidatura de Volkswagenal anti-Nobel 2015. Lospremios IG organizados por la revista Annals of Improbable Research se conceden año a año a las investigaciones científicas más absurdas.
– La"Oktoberfest" de Wolfsburg (a la espera de un Núremberg empresarial)
¡Bravo han logrado que la "respetada" Alemania ingrese en el "libertino" Club Med (PIGS & "pigs")! "Liers and pigs". Y dando cátedra de responsabilidad. ¿Qué tal?
Los "reyes de la mentira": la cúpula gerencial de la firma, arriesgo el futuro de la empresa (y los intereses del sector, de la industria, y de la nación), debido a las ansias de poder, la codicia y el deseo de mejorar su propia situación financiera (poniendo sus intereses profesionales particulares por encima del bien de la empresa). Han jugado con lo que no se debe. Su comportamiento deshonesto, impropio y poco ético, tiene que ser expuesto públicamente y condenado por la justicia.
– Volkswagen duplicó el sueldo a la cúpula durante la manipulación de los motores (El Economista – 8/10/15)
(Por Javier Romera / Marina Forteza Berlín)
Volkswagen duplicó la retribución de su equipo directivo entre 2009 y 2014, justo durante los años en los que se manipularon los motores para reducir el nivel de emisiones y ofrecer así unos precios más competitivos en el mercado. De acuerdo con los informes de retribución del fabricante alemán, la remuneración total de la cúpula pasó de 18,7 millones de euros en 2009 a 69,83 millones el año pasado. Teniendo en cuenta que hace seis años el comité directivo de la compañía estaba formado por cinco miembros y que al cierre de 2014 eran nueve, la retribución media ha pasado así de 3,74 a 7,76 millones de euros.
Martin Winterkorn, que tuvo que dimitir el 23 de septiembre de 2015 como presidente y consejero delegado del grupo, incrementó por ejemplo su retribución desde 6,6 millones hasta 15,8 millones de euros, lo que supone un 140 por ciento más. Winterkorn cobró 1,91 millones como sueldo fijo y 13,9 millones como paga variable, frente a los a 1,7 y 4,9 millones que cobró por los mismos conceptos hace seis años.
En la misma línea también, el español Francisco Javier García Sanz, vicepresidente mundial de Compras de la multinacional, incrementó su retribución un 154 por ciento, desde 2,9 a 7,36 millones de euros. Pero no son los únicos. Jochem Heizmann, consejero delegado de la filial de Volkswagen en China, pasó de ganar 2,8 a 7,2 millones; Horst Neumann, director de Recursos Humanos, elevó su sueldo de 2,8 a 6,48 millones de euros y Hans Dietr P洳ch, que ha sido nombrado esta misma semana presidente del consejo de supervisión de la compañía, lo incrementó de 3,4 a 6,79 millones.
La subida de los sueldos ha sido continua y escalonada todos los años, salvo en 2011, cuando la retribución se disparó como consecuencia de un bonus extraordinario que supuso un desembolso conjunto para la cúpula directiva de 43,2 millones.
Gracias a esa paga, el expresidente, Martin Winterkorn, logró además ese año su mayor retribución hasta ahora al cobrar un total de 17,4 millones de euros. Del total, 11 millones se correspondían no obstante a dicho bonus. El hasta ahora máximo responsable del grupo podría recibir además una compensación de hasta 60 millones de euros, dependiendo de cómo la empresa calcule su despido. Según el informe anual de Volkswagen, hay dos fuentes de compensación para la salida prematura del expresidente. Por un lado, la empresa contempla un plan de jubilaciones, al que ha destinado 28,5 millones de euros. Y a esta pensión se podría sumar una posible indemnización por la rescisión del contrato, que puede llegar a equivaler a dos años de sueldo.
La primera cabeza en rodar tras el escándalo de Volkswagen fue precisamente la de Winterkorn como máximo responsable de la compañía. Con una trayectoria profesional estrechamente ligada a la empresa, el ya expresidente llevaba ocho años en el cargo y la primavera pasada salió reforzado de una lucha interna de poder con el patriarca del grupo automovilístico, Ferdinand Pi루. Como director ejecutivo de VW, se ha forjado un prestigio que ha traspasado las oficinas centrales de Wolfsburg.
El año pasado, la revista Forbes lo colocó en el puesto 58 de su lista de personas más influyentes del mundo, muy por encima de los mandatarios de México y Japón."Volkswagen necesita empezar de cero… Con mi dimisión, estoy allanando el camino para ello", así hizo pública su renuncia en un comunicado. Está por determinar cuál ha sido su responsabilidad en el escándalo de las manipulaciones de los motores diésel. La Fiscalía Braunschweig (norte de Alemania) aclaró el pasado 1 de octubre que no había abierto formalmente diligencias contra Winterkorn, corrigiendo así un comunicado emitido unos días antes y ayer, se negó a desvelar si, en el marco de los registros realizados en las oficinas y la sede de Volkswagen, se había registrado también la vivienda del directivo.
Desconfianza e incertidumbre (los fracasos de hoy y el bagaje de mañana)
Habrá que exigir responsabilidades penales contra los directivos (por haber falseado de manera intencionada las emisiones de sus coches diésel), sin limitarse a sancionar al grupo (por haber violado la confianza pública). Como dicen los "representantes" de Washington: "alguien debe ir a la cárcel". Aunque aún no tengo claro si habría que "condenarlos" por "estafadores" o por "imbéciles" (tal vez, por ambas cosas).
Mira que hay que ser "paleto" para tratar de "colársela" a los EEUU (que tiene "pinchado" hasta el móvil de Merkel) y "comerle la merienda" al sector automotriz americano (que fue el único sector industrial rescatado por Obama, y tiene uno de los lobbies más influyentes de Washington S.A.), con un "trucaje informático", en la tierra de Silicon Valley y de los mejores hackers del mundo. ¿Acaso se creían que no habría espías americanos en las entrañas de VW? Aparte de ser unos "paletos"堨an quedado como unos "pardillos". Más estupidez no cabe en mi limitado entendimiento. Y ahora (para más inri), ¡atentos al "espectáculo" montado en el Congreso de los EEUU! (de la factoría Disney).
El año 2015 nos ha traído acontecimientos "sorprendentes": la "luna roja", "agua en Marte" y una industria alemana "mentirosa" (del Das Auto a la avaricia como pasión).
Lo más grave del "affaire" VW es la "crisis de confianza" que provoca.
"La vida económica está significativamente invadida por factores culturales y depende de "lazos morales y de confianza social". Ese es el lazo tácito entre los ciudadanos, no escrito en ninguna parte, que facilita las transacciones, fomenta la creatividad individual y justifica la acción colectiva. En la lucha global por el predominio económico que estamos viviendo, el capital social que representa la confianza será tan importante como cualquier capital físico"堼/em>(Francis Fukuyama – Confianza). Ese es el riesgo, amargo pero indiscutible, doloroso pero verificable, del "truco" (estúpido y absurdo) que ha cometido VW, y del liderazgo alemán.
El fiasco de VW (y por consiguiente, de la industria alemana en su conjunto) es un problema ideológico, otro ético y un tercero estético. El "dieselgate" es un crimen y merece su castigo (por parte del gobierno, de la justicia y de los consumidores). Visto lo visto, se podría dar la bienvenida a Alemania al "Club Med" (los "pigs", para entendernos). ¿Qué dirán ahora los guardianes teutones de la ortodoxia económica? ¿Cuánto tiempo tardarán los "trabajadores" de VW en tratar de linchar a los "directivos" de la empresa, como hizo el personal de Air France (a principios de octubre de 2015)? Entonces entre la comedia y la farsa, los "cinco sabios" de la economía alemana, preguntarán: Pero ¿de qué se quejan? ¿por qué protestan?, mientras los telediarios muestran a los ejecutivos de VW desnudos saltando las alambradas de la empresa (como hicieron los directivos de Air France), para huir del personal enfurecido. Al final, ante el tamaño del tsunami (Made in Germany) que asola la economía alemana y europea, los "cinco sabios" (promotores y tutores de la doctrina del rigor y la moral en todo el ámbito económico europeo)solo atinarán a rogar que suceda un "milagro" (¿creen en los milagros en la Iglesia Protestante?), porque eso es lo que necesitará la industria alemana y europea, para poder librarse del oprobio (ignominia, deshonra). Al 15/10/15, aún estoy esperando leer los "obituarios del Das Auto" (tal vez mejor decir, "deposiciones"), que "evacuen" algunos de los famosos "látigos de herejes" alemanes: del "Consejo de los Sabios", Christoph Schmidt presidente del Instituto de Investigación Económica de Renania del Norte-Westfalia (RWI), Peter Boefinger, Claudia Buch, Lars Feld y Volker Wieland堈ans-Werner Sinn, presidente del Ifo Institute for Economic Research de Múnich堊ürgen Bernhard Donges, profesor emérito de economía política en la Universidad de Colonia, que ha sido un miembro del Consejo alemán de Expertos Económicos堊ens Weidmann, presidente del Deutsche Bundesbank堊沧 Asmussen, ex representante alemán en el directorio del Banco Central Europeo妩quest;Estarán todavía demasiado ocupados "flagelando" a los manirrotos, indisciplinados y malos pagadores del sur de Europa? ¿Hacia dónde (y quién) arrojará la próxima (antepenúltima) piedra? Ahora sí que los europeos del nortey del sur, podemos cantar a coro: "vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos"堍 (Tango Cambalache). Autor: Ricardo Lomoro Con las mejores intenciones (de un admirador de Alemania y el modelo renano)
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