Desafiar en una lectura ligera, parece ser un término que encaja con frecuencia en violencia, en ocasiones esta intensidad con la que se emplea, induce a estados de tensión, pero más que eso, es una idea-fuerza para crear conflictos, encuentros con situaciones que se conviertan en "hechos desafiantes" con los que se pueda establecer contactos para hacer frente, considerando planes, acciones y estrategias que ayuden a movilizar los componentes propuestos hacia las causas y consecuencias que generaron el desafío.
En este orden, el o los desafíos se establecen a partir de los principios que motivaron su planteamiento, en el caso de estudio, los retos o las confrontaciones son formulados como estrategias básicas para enfrentar lo discursivo de lo rural con el cual se generado una mundialización de definiciones y entendidos que más que señalar, identifican tanto para lo histórico como para lo cultural, a un grupo de personas ocultas tras este espacio que han servido sólo para crear e instalar situaciones descriptivas nada relacionadas con estas comunidades, lo que ha traído como consecuencia un uso y abuso de lo rural , aspectos estos observables en el conjunto de descalificativos que se estudiaran más adelante.
Dada la importancia de producir hechos desafiantes para confrontar lo aprendido como practicado por y para lo rural, se hace necesaria la utilización de un diálogo critico-reflexivo y de un escenario global que ayude a ubicar y desarrollar los retos, para esto, se hará desde todo contexto de lo rural.
Son muchos los desafíos que a de confrontar el docente en el escenario de lo rural, proponerlos, sería dar otro sentido a lo establecido pero con otras interrogantes, con nuevas orientaciones y con un discurso enriquecido de propuestas, posibilidades. La acción de lucha, tiene que contactar los universos temáticos generativos de las situaciones educativas que desde el horizonte de lo rural, han venido distorsionando con vigor el sentido y perspectiva de las particularidades de los sujetos, entendidas estas, como los componentes y categorías de lo biológico, psicológico, emocional, cognitivo; social, económico, político, religioso; y sobre todo, la esencia de "Ser". En consecuencia, el desafío inicia en si mismo, hacia la captura del conjunto de situaciones perceptibles que impactan el hecho humano y educativo de las sociedades de lo rural que ha modificado los modelos de individualidad y colectivismo, de lo idéntico, lo cultural y del acontecimiento; para confrontar la "agricultura de la pobreza" desarrollada en la práctica costumbrista de la llamada "educación rural", que con abrumador desconocimiento y rápidos esfuerzos de copiadas estrategias, han hecho un libre ejercicio de infra-subsistencia como "arte para la vida" y repaso diario de lecciones por afianzar la propiedad del estilo para existir en lo rural. Estas luchas van por el desmantelamiento de las redes con las cuales se ha transmitido y subutilizado las ideas de desarrollo y progreso, producción y productividad; de las condiciones educadas que dan cultivo a la explotación del equilibrio ecológico entre lo humano y lo natural, porque
En este proceso se están desestructurado, rápida y más o menos violentamente, con una violencia social no necesariamente física, modos de ser y hacer construidos durante siglos, formas de vida y organización familiar, grupal y comunitaria, que se abandonan: normas de conducta, saberes acumulados, relaciones familiares y sociales, maneras de actuar e interactuar con la naturaleza. (Aguirre, P. 1991, p. 18)
Lo que significa, que el impacto de confrontación conlleva colosos esfuerzos e inmensas esperanzas de que la acción holística – intregal educativa que se emplee, tiene que estar enfocada en términos de restitución de un proceso que tenga como punto de partida, el reconocimiento de la existente profunda crisis que ha ejemplificado "la educación rural" a partir del diseño curricular violento y enriquecido por los discursos de poder tradicional, que dibuja un sistema educativo inflado de ideologías inmutables; razón de la causa, efecto y consecuencia que muchas sociedades actuales, sean lo que son porque " los sistemas educativos formales que llegan a las zonas rurales terminan, junto con muchos otros factores, por producir pobreza". (CESDER, 1998. p. 20).
La premisa, alerta sobre el debilitamiento continuo y progresivo de la percepción humana con el cual han sido educados y sometidos por mucho tiempo las sociedades de lo rural; el constructivo edificado tiene dimensiones para rivalizar con el extraordinario compromiso por un desafío con igual connotación.
La liberación de toda conjetura como de posiciones petrificadas subyacentes en el inscrito y planeado de "acciones educables", permutan la transición de la comunicación de los intentos de reto, visto ésta, como la forma continua de inventos escolarizados que no contienen organizaciones formales de aplicabilidad que permita contactar y menos orientar el desafío, es aquí mismo donde emerge, se sitúa y se activa la confrontación como antes se señaló, las premisas alertan sobre las dimensiones, los contextos y sobre todo, los obstáculos.
Espacio rural.
Determinar lo que es el espacio rural o la cosmovisión de lo rural, es algo difícil si a definiciones se refiere, pero igual se dan ciertos indicadores y características que ilustran los espacios rurales, entre ellas tenemos: baja densidad de población con poca distribución espacial, presencia de extensas zonas de tierras que ocupan mucho espacio, donde las pocas áreas disponibles, pierden cualidades en el proceso para las que son tratadas; existiendo en ellas diferentes formas de ocupación como las denominadas actividades extractivas: minería, canteras y selvicultura; sobre todo, aquellas para las "actividades agropecuarias", acción con la cual se da identificación exagerada al mundo de lo rural, dando de alguna manera definición y carácter aproximado a diferentes espacios rurales, incluyendo sus referidos paisajes.
El espacio rural, representa un conjunto disperso de propiedades materiales y humanas, en cuanto al entendido de sociedades localizables según la dinámica económica, política, religiosa, alimenticia, de salud y educativa; cada referente que se le asignado como rasgos funcionales, visualizan descripciones por definir lo rural, pero desde un discurso de dominio y de poder, sirviéndose de cualidades descalificativos de forma de crear oposición a otros grupos sociales. Por su condición y dedicación única a la agricultura, los espacios rurales soportan toda una serie de tensiones ecológicas, debido a que no todos los procesos naturales que con frecuencia se observan, como es el caso del clima, ni todos los tipos suelos, son idóneos para el trabajo agrícola o para otros fines; ni para el empleo de técnicas para cultivar. Muchas veces las características orográficas hacen difíciles el equilibrio entre la población, los recursos y el paisaje natural. Hay áreas que se agravan más cuando se pasa de una agricultura intensiva para una agricultura extensiva, con lo que se intensifica la utilización de los suelos, generando la aplicación de la roturación excesiva del territorio, influyendo incluso, sobre necesidad de reorganizar la estructura social que hasta ahora ha vivido de la agricultura. El espacio rural también, por contraste a otras formas sociales, está sujeto a determinados ordenamientos jurídicos que en muchas ocasiones afectan la organización de la propiedad y las formas de explotación.
En el espacio rural se distinguen dos tipos de poblamiento: el concentrado y el disperso, el primero, muestra una forma de agrupamiento de acuerdo a la distribución espacial de las viviendas del pueblo en una locación geográfica concreta, lo que deja el resto espacial, para la acción de ser cultivada a partir de formas agrarias. En cuanto al segundo tipo, este se caracteriza por no existir un centro dinámico definido por una particular distribución de viviendas, dado que su formalidad observa un tipo de locación esparcida por diferentes del territorio-espacio, normalmente cerca de las tierras de trabajo de cada familia
La historia ha enseñado y reconocido por siglos, ejercitar el cognitivo de lo rural desde múltiples descripciones conceptuales, por definición, y aún más, por caracterizaciones que parten de elementos particulares como referentes por identificar, ubicar, localizar, diferenciar y clasificar algo rural; todo esto es sostenido con terminologías de área, sector, zona, y más generalizado aún, con espacio, en el intento por precisar la existencialidad de algo natural en "armonía" con determinado grupo de personas, donde lo natural, de manera muy ilustrada, se sobre pone en supremacía a todo lo humano, lo que provoca formas de ejercicios de rutinas intelectuales sintéticas para cada caso; ¿Es esto una práctica de obediencia y subordinación que desvirtúa la condición de observar y reflexionar las fuerzas implícitas en los actos inteligentes que no nos permite distinguir, comprobar y descomponer para componer?.
Pareciera que la historia en su funesta dialéctica no deja más lugar para lo rural; hay acomodación terminológica para la cognición instrumental que silencia la contradicción de pensar en la existencia de realidades "reales" en lo rural; en los muchos ejemplos de rural, se afina una especie de conexión interna entre el culto, cultivo y culturización de situaciones que invitan a pensar en que lo rural no hay resistencia sino dominación de unidad conceptual y de hecho, de la naturaleza espiritual del hombre por la naturaleza de lo natural sin más conflicto que ser ocupante de una porción geográfica que en vano ha sido poco entendido y explicado que
la cultura humana abarca por un lado, todo saber y el poder que los hombres han adquirido con vistas a dominar las fuerzas de la naturaleza y a ganarse los bienes de éstas para ganarse para la satisfacción de necesidades humanas (HORKHEIMER, M., ADORNO, T. 1996, p. 101).
A esta impresión sociológica, le asiste sólo el sentido que invoca subsistencia, pero la lógica se pasea en formas desprendidas de lo rural cuando moviliza certezas de que la impresión se centra en un espacio rural. Cuando preguntamos ¿Qué es rural?, surgen muchas impresiones e imágenes no concretas, no por carecer de datos, información y por qué no cifras, sino más bien, porque lo rural en si mismo se ubica en niveles complejos de comprensión pero no de análisis.
Según el Diccionario Básico Latino-Español, Español-Latino (p. 436), define lo urbano como: "Urbäne, adv. Urbana, cortésmente; con finura, con elegancia: graciosa, agudamente; y Urbanistas, Âtis, f.: vida ciudadana; urbanidad, cortesía, refinamiento, gracia; agudeza", en cuanto a esto, la pregunta es, ¿Qué es entonces lo rural?; si se asume que lo rural es un sector geográfico, territorio, zona o área por contrariedad a lo urbano, lo indígena, a lo fronterizo y a lo marginal, irrita pensar que a este espacio le es propio "la antonimia" como ejercicio por establecer una semántica que intente definir o caracterizar lo rural desde una categoría de "modales" como referente para diferenciar ambos contextos.
Las contradicciones son evidentes, el espacio rural se ha construido en base a diferenciales derivados del medio, de las fuerzas discursivas por situar separaciones, localizaciones y montajes de clases con los que se pueda distanciar lo humano de lo humano.
Este mismo diccionario, en las páginas 366 y 367, se monta en discordia gramatical y semántica lo rural, al señalar varias definiciones "prácticas" en un juego de términos que se pasean por modelos nada alentadores, uno de ellos que precisa su contenido es, "Rustïcus, a, um, adj., rústico, rural: res rusticae, agricultura; tosco, inculto, grosero. // m., rustcus, i, campesino". Toda esta cuestión, moviliza los criterios a confrontaciones más conflictivas, a planteamientos más concretos por descubrir la red con la cual se ha fortalecido y educado lo rural para lo rural, lo geográfico como dimensión sobre lo humano, y lo humano como elemento de cifra, número, y lo humano sin humanidad; esta forma preliminar ejercita el pensar en análisis más reales, significativos, y por supuesto, con algo que tenga un sentido profundo de lo que se ha implantado, requiere de visiones, revisiones y nuevos enfoques.
Ahora bien, asumiendo lo rural como lugar, surgen ciertas impresiones y rasgos con los que se puede situar los desafíos que se han tratado y sustentado en el desarrollo del escrito, que desde este punto de vista clásico, se consideran puntos referenciales no concisos que ayuda al uso de criterios algo más objetivos para así ubicar las diferencias con los que se puede establecer el reto, pero con mucha atención a las peculiaridades y particularidades que observa la sociedad de lo rural y que ilustra a las supuestas características que con toda intención dan cierta validez a la confrontación.
Al colocar el reto en situación lineal a lo rural, aparecen rasgos con los cuales se ha pretendido y querido dar por entendido a lo rural en cuanto al tipo de ocupación o actividades que se llevan acabo en este espacio con los que se dimensionan en cuanto a referencias de lo económico, político, religioso; a los componentes: alimentación, salud, vestido, vivienda, educación como a las que señalan, diversidad ambiental como esquemas poblacionales; densidad de población, tipo de movilidad y medios de producción como de comunicación, de servicios básicos y estratificación social; caracteres todos por representar elementos influyentes en el constructivo que ha educado a las sociedades de lo rural, más aún, por ser condicionantes que comprometen el desafío y constituyen el rostro oculto de lo dejado de hacer por humano.
El espacio rural, viene a conjugarse como la fuente principal para la puesta en marcha de las confrontaciones que están dirigidas a contactar, capturar, desmovilizar y sobre todo, a enfrentar el ímpetu formativo generacional que a partir de las profundas raíces históricas y de cultura a solidificado las bases de lo rural en todos los contextos y dimensiones, en las formas de lo humano y humanidad que se ha dejado de hurgar, analizar, descomponer para componer, y sobre todo, que se ha dejado de humanizar.
Sobreideologización.
Muchos personas grupadas en lo rural a través y con el devenir del tiempo, han aprendido, implantado y desarrollado de manera rutinaria un quehacer que los apropia de elementos que componen el espacio de lo rural, creando tejidos de permanencia como de pertinencia que son ante todo, las razones que explica por qué son de lo rural. Este contiguo cultivado de ideas, marca las impresiones más elementales del cómo lo rural a jugado papel importante en sus vidas al apropiarse de su existencialidad, pensar y pensamiento; donde todos y cada una de estas personas, han habilitado esquemas, estilos, formas de vida, como parte de su identidad, historia, cultura inscritas en una cosmovisión absorbida por lo geográfico, la natura y la mágica contemplación. Este placebo de siglos por mostrarse arraigado por lo llamado rural, ha creado las bases de un rara manera de filosofar las cuestiones del hombre en lo rural, no por pensarlo de raro, sino que hay la presencia de un acto de filosofar como el que interpreta Jorge Larrosa en su libro La Liberación de la Libertad (2000), "La filosofía tiene tanto que ver con convertir en conocido lo desconocido, como convertir en desconocido lo demasiado conocido, lo que creemos conocer sin haberlo pensado nunca, lo que no nos hemos parado a pensar". (p. 14), es éste, el ejercicio que ha permitido al hombre de lo rural, dibujar una razón educada por justificar lo desconocido y tratar de desconocer lo bien conocido; surge en teoría, una concepción de libertad, libertad por el lugar, libertad con la que el hombre logra con "falsa verdad", educarse con lecciones de historicidad y cultura, sin despojarse del conjunto ideológico que ha producido y produce el ruralismo y la ruralidad como activos y secuencias de la discursividad.
La marcada sobreideologización aplicada e implantada, nunca ha dejado escape a las comunidades de lo rural, todas han sembrado, cultivado y cosechado por generaciones los mismos males y penas como lección aprendida; sus estructuras jamás cambian, el espacio como naturaleza se impone y cambia, lo que exige breves desplazamientos parciales o temporales sin más condición que saber adaptarse al impacto natural; con lo cual sigue el hombre y sociedad el mismo patrón de acondicionamiento.
En esta movilización generacional de acondicionamiento, es importante visualizar como categorías de identidad, cultura e historia por efecto, suman ideologización como consecuencia de la "re-trans-misión" de elementos fijos, que con el tiempo han constituido rasgos característicos aprendidos que por ende, dan elevación filosófica-humana con la que se explica el eterno romanticismo idílico y espiritual con el que se ha enriquecido el bagaje de sobreideologización tanto para las limitaciones e insuficiencias de los discursos como para la esperanza de educación.
El deterioro continuo y progresivo de lo ecológico-humano-educativo, revierte los principios más elementales de la ética y la moral de las naciones y por supuesto, la de los pueblos en lo rural, ¿Es que los hombres y las sociedades por establecer sus propias normas, trazan líneas para que lo enseñado y lo aprendido sea sólo para existir a expensas de un territorio limitado?, existen razones por pensar que la majestad de la educación como derecho fundamental y como oportunidad de trascendencia, es materia responsable y posible nada más para unos pocos; grupos que por supuesto, imponen normas y valores a los cuales se debe estar sometido, donde se percibe que todo lo que este fuera de esto, pareciera que es lo propio de lo rural.
Las sociedades que hacen vida en los espacios rurales, están apoderados de una sobreideologización de detentación y de pertenencia generativa de una cosmovisión que proviene de vacíos de afectividad que ocasionalmente poco contribuyen al intento de mejorar las condiciones de vida y el llamado invento de "bienestar social"; visiones temporales educadas desde las escuelas con firme orientación sustentada por sistemas educativos que terminan por producir la cognición de auto-pobreza, concepto depurado por lo rural; Aranguren citado en el texto de Pedagogía Fronteriza, dice al respecto que:
El problema del ser humano no es reproducir un mundo acabado y dado. Se trata sobre todo de concienciar la lucha entre lo que somos y lo que tenemos que llegar a ser; entre las realidades que hemos construido y se petrifican en el tiempo y la fundación de otros mundos, más conforme con el ser de sujeto todavía no realizado (p. 83)
El problema de las sociedades en lo rural siempre ha sido la manera de cómo se les excluye de los intentos de desarrollo y progreso, no porque representen sitios productivos, sino más bien por considerar que lo humano es y será la forma adherida al territorio de lo geográfico.
Cuando se habla de comunidades de lo rural, las primeras imágenes mentales que surgen, reproducen universos de paisaje natural y mundos de pobreza, que de una manera u otra se esfuerzan por caracterizar y describir, primero lo natural y luego con énfasis, el ambiente producto del hombre; buscando situar referentes de cómo explicar y dar respuestas a si existe en verdad algo rural por el cual se puedan desplazar ejercicios educativos formales y alternativos que satisfagan y recreen los fracasos a los que han sido sometidos durante mucho tiempo, pero con atención e intención de mantenerlos siempre en y para lo rural como componente de continuidad y perpetuidad de "un mundo acabado y dado" a este presente y futuro que asiste a las sociedades, grupos y discurso con poder, les es propio organizar, planear, fijar y ejecutar lo que consideren idóneo para lo rural, establecer "políticas educativas" que reafirmen lo rural como área para lo agrario, como espacio para recrear y forzar prácticas limitadas de lo humano como lección diaria en el aula, para lo cual, los docentes deben dedicar tiempo y pedagogía en re-enseñar y re-evaluar el condicionamiento y sometimiento cognitivo de lo rural.
Cada día que pasa, se aleja más toda posibilidad de que las comunidades rurales puedan jugar un papel importante en lo que se conoce como "Desarrollo Nacional", si los esfuerzos por educar con que cuenta el docente, se disipan cuando la rutina, la falta de motivación, de creencia en sí mismo, de saber para y por qué se está en lo rural, lo absorba y lo petrifique o lo implantado como educación formal no hable claro de las potencialidades y cualidades de humano en lo rural, sin que lo rural robe protagonismo, identidad, historia y cultura a las sociedades que son lo primero que hay que situar en todo contexto, Si las formas de educación que se diseñan tras bastidores, no se organizan y programan desde estas sociedades, nunca se hablará de "Desarrollo Nacional"; la exclusión humana por definición rural, no debe continuar
fuera de todo sentido de la creación y de la equidad; que la complejidad de lo social e individual nos impide ver al hombre real y a la sociedad concreta como tales sino como datos, cifras o entes de significación limitada; (Córdova, E. 1997, p.29)
Seguir con orientaciones e información estadística como referencia de lo rural, es permanecer confinado al espacio en el tiempo, es anular todo intento de lo social por desligarse en lo humano rural; es continuar formando personas sobre el entendido de lo que es territorio de lo natural, es condicionar al hombre al medio, es y será la plataforma con la cual nunca se podrá ver al hombre y a la sociedad concreta y menos humanizada.
Desde hace ya algún tiempo las sociedades de lo rural han permanecido en una dilatación y quietud, que de una forma u otra les ha quitado temporalidad, sentido, razón y sobre todo, humanidad (valor del Ser), lo rural lo ha absorbido de tal manera que la mínima actividad los lleva a placeres de identidad con lo natural, a culturizar el hecho de la rutina como valor de vida y de costumbre, a repasar su historia como ejercicio de entrega generacional; donde todo es inmutable, el hombre y las comunidades en lo rural, transcurren al mismo paso con el cual lo hace el tiempo. Todo esto parece ser la base con la que siempre lo rural queda excluida, al no representar intereses para aplicar formas que conduzcan al desarrollo y al progreso, de allí que, para este sector sólo se apliquen políticas agrarias para la reproducción y establecimiento sostenido de lo rural y por ende, para que el hombre y las sociedades satisfagan necesidades básicas, cualquier otro intento de políticas, puede romper el "orden" como las "reglas" a las que deben estar en sujeción del interés de la "Nación".
Los actuales escenarios educativos exigen transformaciones, no de orden político, sino más bien de orden social; las sociedades en lo rural enfrentan conflictos y dilemas porque hay un fuerte anclaje tradicional homogéneo de lo rural, y es allí donde estos escenarios han de plantear la figura de un docente y la de un sistema educativo consustanciado por la ruptura con la cultura de lo rural que no responda a estímulos, sino más bien a acciones.
Sociedades excluidas.
Los pueblos son sociedades que han formado con el tiempo alrededor de un principio fundamental, hacer sociedad; unas aparecen y otras desaparecen de acuerdo a las necesidades e intereses de los hombres que la construye o las destruye.
La insurgencia del hombre sobre los espacios naturales desde su aparición en la tierra, ha fracturado el equilibrio que por siglos ha sostenido la existencia de seres vivos; el imperio del hombre se funda siempre por encima de cualquier otra especie, razonamiento que lo lleva a desplazar el espacio a reducidos territorios que le consientan encontrarse con los demás hombres y fundar con los primeros grupos las nacientes sociedades.
Muchas de estas sociedades logran traspasar fuertes barreras que impedían cualquier signo de trascendencia o evolución que al contactar nuevas formas de conocimiento, le dieron vuelcos violentos a la historia y que hoy día se erigen con domino y poder sobre sociedades que aún permanecen con intentos de hacer sociedad, allí quedan los pueblos de lo rural, en trazos insinuados en la pintura ingenua constructiva de sociedad, no porque sea algo propio, sino porque el influjo del saber se los ha negado y ellos se han negado a asumir el valor de lo humano, del respeto, del honor y no por ignorancia ni por que crean que no lo merecen, es por el conflicto de la lucha por la identidad, por la historia y la cultura que hay que hacer.
Las sociedades de lo rural sufren exclusión, son iconos humanos desmovilizados, territorializados y parcelados en comunidades que les reparten y regalan porciones "formales" de pedantes sistemas educativos diseñados desde contextos totalmente distanciados de realidades generadas por gente "humana y humanizada", realidad disgregada por acciones educativas aplicadas y desarrolladas en lo rural con orientaciones que convierten a estos pueblos en entidades referenciales parciales con nominaciones y particularidades que solo describen pobreza, retraso, olvido; algo inculto con un sin fin de caracterizaciones reproducidas constantemente por los procesos de enseñanza y de aprendizaje que se suscitan en las aulas; por familias sin familias, por hogares donde la cuestión de escuela es limitante y esforzada, en las calles del pueblo donde se aprende casi nada, todo este mundo está ceñido con profundas raíces que recrean en magistrales momentos la nostalgia de pensar en un mejor por-venir.
Es evidente que lo educativo que llega a las sociedades de lo rural forma parte inseparable de un invento de "sub-sistema" que más que producir, repasa lo que Pérez Luna, E. (1992) define cuando expresa que:
Queda claro que el proceso educativo no es neutro, es político, acentúa el mensaje del dominador, constituye un instrumento de las clases dominante para conformar estructuras y contenidos de pensamientos reproductores de los intereses específicos de las formaciones sociales y económicas. (p. 27)
Por lo tanto, el sistema educativo diseñado e impuesto desde una mensajería con dominio que siempre influye en sociedades como la rural de manera determinante, donde cada proceso involucra determinada ideología que marca la línea y secuencia para activar el mecanismo operativo para que estas comunidades continúen en lo mismo en función de que no exista proyección, sino más bien prolongación.
Ahora bien, todos los sistemas educativos sostienen y siempre justifican con argumentadas líneas discursivas que para lo rural, educar conlleva colocar a las comunidades en centros específicos del conocimiento para que únicamente puedan realizar acciones propias para adquirir modelos sociales sostenibles de institucionalidad educativa para ejercer un papel o figura de sociedad rural que no modifique las relaciones del momento histórico como para producir continuidad cultural que permita alcanzar grados de legitimidad contradictorias a los valores humanos; donde la práctica de todo aquello que tenga sentido de educación, neutralice lo que tenga objetividad social y olvide si es posible, que existen situaciones concretas que asisten a las sociedades, que a lo rural le corresponde salir de la exclusión como del oscurantismo discursivo implantado y promovido por "el progreso y el desarrollo" de la ciencia ficción de las sociedades de poder.
Pobreza, rasgo para la exclusión.
¿Existen rasgos universales para precisar cuando una sociedad como la rural es causa como consecuencia de pobreza? ¿Es la pobreza una excusa? ¿Hay responsabilidad educativa en seguir enseñando con "Educación Rural"?.
El sociólogo Aldo E. Soliari (1993) en su libro Sociología rural latinoamericana, plantea en su investigación, que existen rasgos funcionales con los cuales se pueden precisar ciertos elementos que infieren identidad de lo rural, al considerar que figuras como el tipo de ocupación, diferencia medio ambiental, densidad poblacional en cuanto al número de habitantes localizados en determinadas áreas de lo geográfico, la cantidad de individuos limitada por criterio de cifra fija , la relación hombre-tierra, la homogeneidad y heterogeneidad de las características psicológicas, la diferenciación social en relación a otras, la movilidad (vertical y horizontal), las diferencias entre natalidad y mortalidad, la transmisión generacional de lo cultural como lo histórico, la desvinculación educativa de las realidades rurales, la presencia relativa de docentes con ningún interés por lo rural que poco ayudan con el desarrollo educativo, el bajo rendimiento en los procesos estructurales continuos de leer, escribir y calcular, la falta de conocimiento vocacional, la carencia de diversidad laboral, la ausencia de servicios básicos, de planes y programas alimenticios fuera de cualquier noción nutricional, y sobre todo, la no existencia de un procedimiento nacional de atención inmediata para lo rural, constituyen de acuerdo al autor, las orientaciones básicas que han hecho de lo rural, una zona de olvido, de exclusión y por supuesto de pobreza.
Al analizar los diferenciales funcionales propuestos por Soliari, queda evidente que por mucho tiempo estos rasgos siempre han servido sólo para descomponer lo rural en toda su dimensionalidad, ¿Para qué?, a ciencia cierta la respuesta queda en el juego de palabras del discurso con el cual se intenta explicar y dar razones de que lo rural es lo rural y todo aquello que es humano, está sujeto a él, esta retórica es sólo cuestión de formalidades.
Soliari, al analizar las sociedades rurales, destaca características particulares con rasgos de dominio, que si bien sirven como elementos de estudio, por igual permiten deducir que si son diferencias descritas en la sociología rural, estas son tomadas como referencias para la exclusión y figuración de que en todas estas comunidades lo que existe es pobreza, vista esta como carencia tanto material como de referentes cognitivos y lo más doloso, pobreza espiritual; para el autor, lo rural es una estratificación más de la instalación de lucha entre clases y entre sociedades.
CAPITULO III
Reflexiones y acciones.
En lo rural hay diversidad y deferencias, pero igual parece haber una línea existencial bien definida que traza longitudes y latitudes que conforman semejanzas bien definidas en los estilos de vida, de pensar y de actuar; donde lo humano y lo natural en ocasiones se funde para formar y constituir una obra socio-natural; crear una especie de mundo que esta ahí, pero que no se siente, que no se escucha y casi nunca se ve; sabemos algo de lo rural, sólo cuando el discurso elocuente como fluido se apodera de manera inteligente del "desarrollo y el progreso", como excusa para mundializar el libre ejercicio de la pobreza, con el repetido diálogo de una praxis social que viste, alimenta y educa en el tiempo a todas las comunidades que históricamente han forzado lo humano hacia la geografía del pensamiento fronterizazo para dejar sin animo un algo que movilice a estas sociedades hacia la búsqueda del saber negado, logrando nada más, aportar datos exclusivos entendidos en cifras y datos estadísticos lo rural.
A los pueblos constituidos desde lo rural, les ha correspondido el constructivo de un placebo de sociedad, definición y estructura para acceder en ocasiones a ciertas reparticiones, una de ellas, que por importancia no le pudo ser negada, fue el funcionamiento de las escuelas, entendidas estas desde la concepción "política" de cada una de las ideologías que se han ocupado con el discurso compuesto de poder para diseñar lo rural, como oportunidad para "salir del atraso", que a ciencia cierta, no se sabe cuál, si el que convive en los barrios, en las urbanizaciones de las grandes ciudades y que es el día a día de las sociedades denominadas urbanas, o el que a aleccionado en clases magistrales de pobreza para lo rural.
Las escuelas aparecen, con ellas, nuevas formas de suscribir lo social en intentos de educar; al abrir el telón, aparece un primer el actor, un "ser" generado por lo social, que representa al docente que llega cargado de nuevos conocimientos, experiencias, vivencias, como con la carpeta debajo del brazo; carpeta contentiva con su reseña curricular, material semi histórico que le dio oportunidad para trabajar, aunque por su idea primigenia, no estaba planeado tener que hacerlo en lo rural; pero era el momento que consideró poseer para conocer, enfrentar el atraso y el oscurantismo, la ignorancia y por qué no, el alfabetismo que le contaron había en lo rural como realidades "reales", cuento que nunca terminó de oír. Saber que quizá le fue negado y oculto en los libros, en las exposiciones, en los trabajos de campo o simplemente, las obvio por considerar que esto de lo rural no tenía que formar parte de su "formación"; pero que al fin de cuenta, llegó para ser educador y educar, para contactar y confrontar, para descomponer y componer, para destruir y construir, para percibir y sentir, y sobre todo, para desechar el miedo y afrontar el desafío. Nadie puede dar lo mejor de sí mismo a menos que se sienta seguro, y esto significa sin miedo, no tener miedo de exponer ideas, no tener miedo de hacer preguntas. El miedo por lo desconocido no es miedo, es desafío, es situarse al frente de la "verdad construida", es dialogar y retar la pobreza enseñada y aprendida en la libre naturalidad de la transmisión generacional implantada por la cultura de los pueblos en lo rural.
Reflexionar acerca de las acciones del docente de lo rural frente al actual escenario educativo, es revisar la historia y sacudir la cultura constituida en capitulaciones librescas formateadas en lecciones diarias desde el hogar, la familia, la sociedad e imaginablemente desde las escuelas; las realidades "reales" siempre han sido las mismas para todos los pueblos de lo rural, cuántas veces se ha repetido que el analfabetismo es un problema social que impide intento de crecimiento, que la carencia de servicios públicos son signos particulares de pobreza, que la atención médica es fundamental, pero que para estas sociedades, sólo signifique un acto "milagroso" el recibir una mínima atención, sino antes son sanados por "algunas matas y raíces"; cuantas veces se ha dicho que las sociedades de lo rural subsisten de la producción agrícola como fuente de trabajo y alimentación, y sigue presente por años, el conuco que tanto males ha causado al medio-ambiente como los mismos niveles de desnutrición; que no hay dinamismo ni comunicación efectiva entre sus miembros, como si en las ciudades ambas acciones representaran el sentir que hay en lo rural.
La acciones del docente en lo rural, no son nada fáciles cuando el mismo hecho de lo rural imprime tensión y conflicto; en relación a algunas de las impresiones aportadas por varios de los entrevistados, es evidente que todo desafío debe iniciar por el docente al confrontarse a si mismo a razón de ¿Quién es?, sin esta reflexión crítica y oportuna, jamás podrá definirse y asumir su propio reto como formador, menos, de comprender que el ser humano es capaz de transformar como generar cambios que consigan llamarse crecimiento en la moldura cultural, económica, política y social a medida que sume experiencias, crece como persona. Sin este perfil, seguro que será derrotada su lucha por los mismos hechos históricos y culturales que han petrificado al hombre.
Las acciones del docente de lo rural.
El actual escenario educativo, trae consigo un gran reto para el docente de lo rural, confrontar el vertiginoso desarrollo e impacto social que representa el auge de la informática, la Internet, la telemática, el despliegue mediático, la puesta en marcha de un sistema educativo "alternativo" que de seguro, al no responder la escuela las necesidades e intereses de quien aprende, esté lo absorberá; la aparición de los consejos comunales, cooperativas y legislaciones dirigidas al campo para reconducir el trabajo agrícola dentro de la propuesta de educar en y para el humanismo "social" desde la idea del gobierno, la aparición de los mercados populares como subsistema de comercialización que permite que las personas realicen la rutina de comprar los productos necesarios por persona y cantidad para que pueda alcanzar para los demás, y luego de pasar unas largas y penosas horas en las colas; la reconversión monetaria como operación financiera actual. Todo un mundo de formas de actuación humana por educar, que van a la par del actual escenario con escenas que el docente no puede contraponer, por parecer que él sin menos precio, parece estar en concordancia con lo expuesto por la Federación Venezolana de Maestros en diciembre de 1974 cuando plantea que:
Los maestros hemos sido formados y condicionados por nuestra sociedad para servir de instrumentos en la transmisión de la ideología dominante y de contenidos culturales atrasados, con lo cual hemos contribuidos inconscientemente a fortalecer y conservar el orden social que deseamos transformar. (p. 23).
Estas verdades aún juegan con el docente; al revisar el actual escenario educativo, se encuentran razones de peso y lógicas que plantean un nuevo rol, un papel educativo repleto de formatos repetidos y condicionantes encerrados detrás de un currículo muy poco estructurado con realidades, un modelo sujeto a la retransmisión de contenidos cargados de repasos humanos por seguir sembrando sociedades rurales con inventos que ya fallaron en su momento, y que hoy día, solo representa, como dice el final de la cita, que son solo cuestionas para fortalecer y conservar el orden social instituido y constituido por sociedades dominantes, por formas convencionales de gobiernos que visten de estado; pero que por igual, son dimensiones y temporalidades donde el docente tiene que ubicar los desafíos para hacer frente con decisión, todo cambio, pero a partir de su comunidad, romper los influjos de los instrumentos ideológicos que sirven de fondo y de escenografía en lo rural; es su acto, escenas que cuentan con su propio drama; algo importante, le queda el diálogo y un gran desafío.
No obstante, las acciones por desafiar no solo queda en el modelo actual, igual se ubica en la necesidad de asumir nuevas habilidades ante la interrogante de que si las comunidades de lo rural demuestran cambios, el docente por igual, tiene que cambiar, él tiene que hacerse de estrategias que lo conduzcan a mejor identificación con su sociedad, mostrar interés al desafiar con entereza y decisión los problemas que aquejan a las comunidades como a estudiantes, darlas a conocer para que en unión con su sociedad, planeen, promulguen y accionen alternativas para erradicar los niveles de oscurantismo cognitivos-emocionales retransmitidos, como toda ignorancia funcional que tanto daño ha hecho a las comunidades de lo rural, ignorancia cultivada por la cotidianidad tradicional de la escuela de "dar" clase a través de modelos educativos de lo rural, que han sido los causantes de su olvido, exclusión y pobreza.
Las acciones educativas que emprenda el docente de lo rural, debe ser de lucha y de esfuerzo por tomar y accionar iniciativas estratégicas desde la escuela, a través de un conjunto de contenidos contextualizados con las realidades, necesidades e intereses de los integrantes de las comunidades, con conductas objetivas relacionadas con y para lo social, con toma de decisiones que desafíen hasta la misma escuela y comunidad, con gestiones que programen y ejecuten "tareas" de desprendimiento con lo constituido, llámense estás, "educación rural", "sociedades de pobreza" o "comunidad rural"; en fin, lograr el rompimiento con toda forma educada para lo rural.
Perfiles del docente en lo rural.
Donde quiera que esté el docente, será docente, siempre que su condición personal y vocación de trabajo no funcione dentro de mecanismos, ideas o sistemas instrumentales ajenos a su voluntad.
El docente de lo rural tiene que hacer frente al mal llamado "nivel educativo" con el cual describen y cifran a los padres y representantes, caracterización que solo ha servido para alejarlos, desplazarlos y ocultarlos de la educación formal, sistema que no logró formarlos; de allí que la mayoría no dispensen atención a sus representados, el orgullo y la pena no les permite que sus hijos lleguen a saber lo que son por temor a que en ellos se repita la cultura "ejemplar" de sus padres.
Desafiar la oración diaria colectiva de escuela-comunidad, "no hay recursos para asistir las necesidades y problemas claves", reto dialogante que perturba e incomoda el proceso educativo cuando hay disposición de trabajo. Esta es una de las cuestiones que tanto daño ha hecho a la labor docente, cuando se trabaja en lo rural, falta de todo y le exigen un mundo, mundo que por años los sistemas formales llegados a lo rural lo que han hecho es retroceder o fijar los pueblos al conformismo.
Si bien es cierto que una de las tareas del docente en lo rural, convertida en lucha, es usar elementos del entorno para facilitar la clase, es igual de cierto que el empleo continuo de estos recursos conlleva a desequilibrios ecológicos que también provocan cansancio en lo conocido, lo que crea un especie de rechazo en quienes aprenden, lo que dificulta asimilar, interiorizar y significar la riqueza del proceso escolar, situación que genera apatía indagatoria en el docente hacia las "cosas locales". Esta rutina ha sobrellevado al uso indebido de contenidos como de saberes que más que formar, instruir o educar, inducen a la práctica de formalidades de aprendizajes reducidos, encerrados, limitantes, reprogramados en la poca diversidad y habilidad cognitiva, de valores indefinidos y nada internalizados al no establecer relaciones socio-educativas lógicas que consientan entenderlos o practicarlos, lo que produce actos de conductas nada explícitos y relacionados con la realidad real que se genera en lo educacional.
En interpretación a algunos de los señalamientos aportados por los entrevistados, uno de los retos por hacer frente es el referido al ¿Cómo hacer para mantener a los educandos en la escuela y atender tantas necesidades?, cuando una de los grandes problemas que los aqueja, es que existe por razones de ubicación al centro escolar, alumnos con la necesidad diaria de caminar para llegar a la escuela, recorrer trayectos aproximados de hasta cinco (5) kilómetros, otros, atravesar senderos pedregosos y en ocasiones, pasar cuestas y ríos, soportar la inclemencia del sol como de la lluvia; otros, que por no obtener "cupo" en escuelas "sub.-urbanas", vienen desde los llamados barrios de la ciudad, donde la educación formal se ha encargado en trazar la frontera de lo rural-urbano al considerar, como establecer requerimientos de "zonificaciones" para negociar en términos de oportunidad, toda entrada a la escolaridad. Hay docentes itinerantes que recorren caminos y trochas para llegar a su centro de trabajo, en ocasiones lo hacen en burros, botes, vehículos rústicos, o simplemente, caminar largas y extenuantes horas; actividades que sin lugar a dudas representan, necesidades de movilización y de decisiones que han de tomarse, para por lo menos, llegar a tiempo a su trabajo, y que por lo menos, aseguren que la mayoría de los estudiantes, cursen y completen los períodos de escolaridad "gratuita y obligatoria" en cualquier condición.
Un desafío es para el docente, de acuerdo a la opinión recabada, buscar respuestas que ayuden a ¿El cómo hacer con los procesos de enseñar y aprender en lo rural, cuando hay que coordinar en un mismo salón a alumnos de tres o cuatro grados con diferentes edades, etapas de desarrollo cognitivo, psicomotriz, afectivo, fisiológico, económico, cultura, religión, grupo familiar?, cuando la escuela "que queremos" está centrada más en una razón de crisis socio-educativa producida por la falta de espacios, recursos, financiación, seguridad personal, de atención al ciudadano y por estar dentro de una extrema actitud de "pobreza" generada y promovida por el sistema educativo implementado e implantado en lo rural; que mueve a pensar que el sistema en el cual se desarrolla la acción escolar, es aquella donde " precisamente la ciencia, la técnica, la razón, han sido puestas en crisis. Ello en cuanto a las ideas de progreso y de dominio han dejado como tales de tener consenso y validez."(Follari, R. 1996, p.26), donde pierde la escuela tanto la credibilidad como toda validez funcional, sentido y lógica que la sostenga, presente y futuro que irrumpa en la incertidumbre como sentido de riesgo para las sociedades rurales.
Dentro de los desafíos que asume el docente rural, está la de ejecutar proyectos comunitarios y de escuela que promuevan el establecimiento de vínculos integrales y globales con diferentes entes públicos como privados, para sumar voluntades que condesciendan en producir cambios estructurales, curriculares, metodológicos al componente escolar general que caracteriza la hoy llamada educación dirigida a los espacios rurales; unir y concentrar esfuerzos para conseguir que las escuelas del "campo" registren incrementos de matricula por año, en eficiencia y porque no, en "calidad", para que así, en la medida de lo posible, ir reduciendo considerablemente los impactos reguladores de lo rural que regulan la trascendencia de lo humano; entre otras razones, vencer la apatía de la contrariedad que existe para participar en las escuelas, abrir la oferta educativa de educación inicial, erradicar la falta a clase de alumnos derivadas por el cumplimiento no valorizado y orientado de las llamadas labores temporales que ocupan en gran manera, el tiempo y dedicación de acciones no planeadas desde la escuela, entiéndase estas como la siembra, cultivo y cosecha de las acción agrícola, cría de animales, carga y descarga de alimentos, o en el común actual, cuidar de sus hermanos pequeños en ausencia de los padres, quienes en la actualidad, se ausentan largas horas por la necesidad de conseguir el sustento diario familiar.
Un escenario educativo por confrontar.
El ímpetu con el cual el sistema educativo formal se ha apoderado del vertiginoso proceso de avanzada y desarrollo científico como tecnológico, pone a las puertas de este milenio, uno de los más grande desafíos del docente en lo rural; montarse en la cresta de esta oleada, dado que no hacerlo, es dejar llevarse por el empuje del discurso y el poder de lo rural hacia la fosilización epocal educativa, cuya petrificación de seguro, no dejará elementos importantes de su historia como educador.
Hoy día, preocupa que el docente tanto como el recién egresado como el que tiene cierto tiempo en lo rural, evidencian profundas debilidades en relación a la adquisición practica de múltiples conocimientos en lo tecnológico para la enseñanza y aprendizaje escolar que exige de dinámicas participativas y productivas para el desarrollo socio-educativo cuyas características como componentes de "formación integral", consienta al docente como al alumno, sobreponer dificultades derivadas por la falta de la sincerada "formación docente" como de la intencionada "formación de educandos", que no consiguieron en su momento satisfacer sus necesidades e intereses, pero que a causa de la aparición de esta avanzada, en términos de globalización de la comunicación, se encuentran hoy por hoy, pasando por terribles situaciones de incertidumbres y conflictos educacionales de abordaje y aplicación de estrategias como consecuencia de la educación fronterizada que limitó al docente a lo rural a perspectivas sin horizonte, sin ideas, sin el sentido y la razón; con brazos caídos solo a la espera de un algo o alguien que ayude, que al fin de cuenta, nunca llega.
El actual escenario educativo forma parte de un proceso dinámico que requiere de la presencia de un docente actualizado y conectado con el acontecer global e integral de lo que significa por ejemplo, las clases "multimedia" y el uso de la computadora, sistemas que representan formalidades educativas de impacto con gran cobertura informativa para el fácil y mejor acercamiento con todo usuario; dado su proceso de despliegue, estos en cualquier momento, han de sustituir la figura activa de un facilitador en términos de situaciones escolares instruccionales de comodidades. Con la llegada y contacto de estos procedimientos con lo rural, entra en funcionamiento con sus posibilidades inmediatas y beneficios una mundialización comunicacional descontrolada que convierte en un desafío al representar una fuerza de empuje que resta espacio y acción al docente en cuestiones prácticas humanas necesarias e intrínsecas al que aprende al momento de educar; primero, hay un número significativo de maestros que desconocen sobre su estructura, componentes y funcionalidad; otros tantos ni quieren contacto alguno, hay por igual más que docente que a duras penas, opera estos sistemas, pero desconociendo ventajas y desventajas educativas implícitas en estos procesos; otros pocos la utilizan como estrategias metodológicas por no saber en profundidad qué son y para qué sirven.
Ante esta avanzada tecnológica, de continuar la desvinculación, la apatía y la falta de desafíos, su inclusión total en lo rural, a de desplazar al docente a reducidas intervenciones, participaciones y protagonismos escolares, por consiguiente, su presencia será limitada a funciones caracterizadas por acciones del tipo sub-empleo determinado como simple operador, o en su defecto, como encargado de cuidar; frente a estas tendencias, el docente debe abrirse a lo consciente por recibir formación y sobre todo, como dice Roberto Follari (1996),
perderle el miedo a la tecnología contemporánea, y disponer las bases conceptuales imprescindibles. Esto será realizable, en la medida que los docentes lleguen a interesarse, en cuanto adviertan que se pone en juego el mantenimiento mismo de su profesión y, lógicamente, siempre que las autoridades faciliten los medios pertinentes. (p.55)
Las actitudes y condiciones que deben formar parte en la formación docente, es el referido a la premisa tecnológica, en paralelo a lo que se viene tratando en cuanto a los desafío, debe llevar al docente a conducir los procesos educativos para lo rural hacia funcionalidades más centradas en el crecimiento humanista de lo humano. La adopción y dominio técnico-operativo, han de ayudar al docente en cuestiones de abordaje, investigación y aplicación de estrategias que conduzcan a mejorar la acción educadora, y por supuesto, ocasionar cambios significativos en quienes aprenden como en toda sociedad de lo rural, conseguir el desprendimiento de tantas desvinculaciones descontextualizadas que han presionado el espacio para así contribuir de manera directa a " potenciar una fuerza emergente, compacta, con la mirada puesta en la búsqueda de nuevos horizontes regionales y locales con proyectos que conduzcan a una discusión global de los problemas educativos " (LAREZ, R. 1991, p. 5), y dar fuerza a los hechos desafiantes con los cuales tiene que impactar para producir suficiente ruido como para desmovilizar el concretismo escénico instalado por el discurso de las sociedades con poder sobre todo lo que sea figura y fondo de y para lo rural.
Visión problematizadora del espacio rural desde la cotidianidad de las escuelas, del docente y del discurso de lo educativo
Como se ha venido comentando desde el inicio, la noción y estructura implantada de lo rural, no comulga con el entendido, razones críticas y reflexivas de que se deriva de un espacio integrado por elementos naturales y humanos; donde el grupo social ubicado en orden geográfico, es propio por naturalidad del "área". A este grupo formado en comunidad, se le ha descrito como unidad-cultural que mantiene contacto y relaciones con determinado ámbito natural, que aporta de manera subjetiva, definiciones y caracterizaciones poco "reales" en cuanto a realidades observables que forman parte de toda una existencialidad humanística.
La impresión discursiva del entendido como espacio, es consecuencia del montaje empírico con los que se ha pretendido dar referencias y condicionantes dimensionales-existenciales conceptuales cerrados, establecidos y localizables, que le da un espacio demarcado para cumplir, actuar o sentirse identificado con lo rural para ser rural en lo rural.
Bajo estas expresiones y formas de entender lo rural como idea por explicar lo social y lo colectivo en lo rural, se torna más complicado cuando tales connotaciones se pasean cómodamente entre libres formas de "ignorancia-ignorada" o "ignorancia para ignorar", de los datos enrarecidos de cómo la unidad cultural asume determinados roles para actuar, hablar y sentir con propiedad lo rural para vivir en lo rural.
La visión sociológica que expresa lo rural, emerge de el conjunto de particularidades con las cuales la unidad cultural valida de forma explícita su historia y cultura, como categorías productivas resultantes de su dinámica; la viven, pero la existencialidad es cuestionable cuando él "ser", para ser espiritual y trascendente, se muestra mítico, oculto en el intento por pensar desde lo racional como un "Ser" con oportunidad para ejercitar la dialéctica y la criticidad; por hacerse de una voluntad de saber que le permita entenderse desde lo rural y generar una ruptura total de lo rural.
Toda esta pérdida transdimensional, ha llevado al hombre en conjugación con la unidad cultural, al ejercicio silvestre de estructurar y fijar un estilo de pensar, sentir y actuar de manera socio-natural; donde la natura se sobre pone a lo humano, y lo humano se vive con ideas sujetas a la relatividad de cómo estar en lo rural con fuerte identidad de pertinencia y pertenencia.
Transgredir las fronteras implantadas, refiere estar en concordancia con la noción internalizada de "fracaso", que extender el pensar a otros espacios, es romper o desmovilizar la extraña vocación generacional colectiva hacia el choque con elementos transculturizadores que pueden concretarse en la eliminación de este espacio socio-natural. La intención implícita de lo rural en lo establecido desde la escuela del docente y del discurso de lo educativo, es algo más que identificarse con el espacio; es situar, describir, señalar e instaurar la "lógica de pensar y sentir sintético" como figura y contrafigura de lo conocido; es la movilidad del "ser" hacia un algo extraño que genera lo rural como principio de vida y de existencia, para la escenificación cultural en un teatro de y para lo rural; que toda voluntad se mueva en círculos y en el acto creativo de entablar un romance perpetuo y emotivo que disfrace al hombre en colectivo, en un costumbrismo elocuente y funcional, con pensar influenciado y magistralmente conducido por ciertas sociedades de pensamiento con poder y dominio, que logran "unir" el espacio con lo rural, al hombre en unidad cultural inmutable, para establecer coordenadas "clasistas" en beneficio del sedentarismo ideológico que pueda asistir a estas sociedades.
Desde su construcción y aparición sucedida con el transcurrir de muchas décadas y por el condicionamiento social, lo rural se ha constituido en un modelo espacial único en conformidad con otros espacios inventados emergidos de la lucha y el conflicto social histórico causado por la diferencia y la diversidad que asiste la confrontación humana desde su aparición.
La estructura de lo rural se ha consolidado a través de un mensaje discursivo educativo-generacional que aprovechó la dispersión de la conciencia y el pensar racional, para conformarse en un espacio dominado por la naturaleza que envuelve y corrompe al humano contextualizado en la geografía de la idea cosificada y reparada por ideologías de tendencia psicológicas y sociológicas de sociedades llamadas rurales para lograr construir elementos de identificación con énfasis en una asimilación de apropiación y génesis para lo rural.
Todo lo antes señalado, parece una contrariedad con muy poca confrontación, donde no hay desafíos, donde no hay escuela ni docente que enfrente los hechos, ¿Por qué?, puede que por las numerosas interpretaciones que ha recibido lo rural de las múltiples respuestas y señalamientos delimitantes que ha producido la forma de aprehender una imagen de espacio construido y recreado para la pobreza, para la miseria, abandono y para la cotidianidad que lo natural deja emanar hacia la sensibilidad y emotividad del hombre por visualizar lo humano en la sencillez de lo humano mismo.
Todo este bagaje multiconceptual, multiconfuso y sumamente pragmático del hombre en sociedad, representa casi un acto fenomenológico que denota ficciones que van más allá de cualquier explicación, donde hombre y sociedad son dominados por algo rural ejercido por la fuerza de la reproducción fronteriza de pensar en la probabilidad de trascender; pero de manera circular, con diálogos que cuentan una secreta relación que absorbe los contactos, vivencias, experiencias y nociones fabuladas para lo rural.
Lo rural en sí mismo representa la interferencia entre la ignorancia y lo racional que equilibra y desequilibra en continuo balanceo entre perpetuar o trascender, lo que lleva a pensar, que cualquier evidente desajuste que origine lo rural, estará en la unidad, escuela, docente, o simplemente, en el discurso educativo; pero algo es cierto, hay un primer intento por desmovilizar lo rural a territorios deformadores y a la construcción de espacios más relevantes para sociedades aún más productivas, con mutaciones colectivas consustanciadas con su humanidad. Pensar desde otra perspectiva, será filosofar con lo rural, una razón lógica del hombre por disculparse ante sus propias limitaciones y antológicamente, sobrevivir bajo lo rural.
Asomarse al conflicto epistémico que genera lo rural, presume un buen ejercicio racional hacia el acercamiento para el desmembramiento de toda forma que implique lo rural, alcanzar horizontes a través de acciones alternativas diferenciales, es un reto docente para que la educación como fenómeno social, puede apoyar.
La escuela y el docente rural con desafíos.
La educación es el acto humano único que produce cambios y transformaciones, es la categoría racional del "ser" práctico y pensante que puede construir lo rural por encima del espacio, tomar de lo rural los elementos y condiciones necesarias que le permitan dirigir la individualidad y el colectivismo hacia un modelo de unidad cultural más humana y con propósitos reales que validen el "de-formar" lo rural a través de otra connotación cultural más real, más sentida y dirigida a las posibilidades humanísticas.
La educación, por estos momentos, idealiza el hecho social que toma de lo rural el espacio como punto de partida, para crear algo que fracture y disipe todo discurso o acto empírico de lo rural que plantee al hombre de lo rural con desafíos, que lo involucre en procesos educativos innovadores y consustanciados con el "ser", la sociedad, la ética y la moral por cambiar de la sociedad en lo rural, las exclusiones y sobrenombres discriminatorios.
La escuela y el docente en lo rural con desafíos, representan ser los agentes e identidades de cambios, configurables bajo orientaciones educativas que estén por encima de cualquier connotación a priori de lo rural; los dos representan piezas claves para confrontar con retos lógicos el conflicto generado por lo rural. Ambas tienen que estar en concordancia con lo humano y lo social de lo rural, como soporte transformador de la idea explícita e implícita de lo que implica lo rural, sin dejarse contaminar, llevar o sentir la dispersión de lo rural como existencialidad, sin caer nuevamente en el círculo de educar en y para lo rural.
La escuela y el docente en lo rural, son conjunto activo y dinámico de la lucha por educar sin ruralidad. La educación no puede ser fragmentada en diferenciales, ella en sí misma es un acto único humano y por ende realizable en cualquier espacio, condición, pensar o sentir; de allí que como entidades "integrantes-integradoras" de la educación, tienen la responsabilidad como la oportunidad de "formar con formación" nuevas unidades culturales, con firme orientación al libre pensamiento.
Discurso de lo educativo.
Lo rural, a través del discurso de lo educativo, se ha constituido y convertido en un espacio para la diferenciación social en términos que aflige y maltrata la razón de los grupos humanos que allí coexisten, al imponer un conjunto sistematizado de ideas sintéticas por describir y señalar, la de limitar toda oportunidad del hombre en sociedad, aminorar o desanimar la voluntad de saber, en precarios aprendizajes de faenas u oficios como actos que pretenden situarlo y perpetuarlo en el pensar como y para lo rural; lo que representa mutilar al hombre de pensamiento y palabra.
De allí los intentos de ejercicios de desafiar lo rural y todo aquello que no considere o represente esencia alguna del hombre y lo social; es retar el "ser" identificable y descriptible en la magnitud espacial, es luchar contra la territoriedad señalada y hablada con estilos y formas de vida, historia y cultura para dar identidad. La confrontación va en contra de lo clasificado como referencia humana situacional entendidas en términos de medios, zonas y sectores, palabras que destruyen profundamente cualquier edificación humanística.
Por sobre todas estas simplificaciones espaciales, existe una vida en constante armonía socio-natural que implica posibilidad de cambio y trascendencia en y para cualquier dimensión, contexto o ámbito; todo según las necesidades e intereses que el hombre y toda sociedad puedan manifestar y le pueda permitir hacerse de sus propias voluntades.
Lograr desde el contexto educativo el estudio a fondo de lo rural, para producir acciones tendentes a conocer, resaltar y valorar al hombre desde cualquier espacio, sin connotaciones como lo rural, es retar y establecer la idea fundamental de ejercicios por confrontarlos con el hombre y la unidad cultural; ambas cuentan con el potencial de deformar y formar no nuevas sociedades, sino sociedades y hombres más conocedores de lo que son y representan como seres o entidades productivas que desarrollan con amplitud y emancipación sus ideas y principios humanos; a ellas no se les puede encerrar, dirigir, manipular como elementos aislados para la confrontación y el conflicto con otras sociedades, de situarlos en espacios conformados por lo rural como medida exclusiva para la diferenciación y exclusión.
Estudios y acciones conducentes a la formación docente en lo rural.
Al cambiar el hombre y las sociedades en lo rural, se puede construir perspectivas y horizontes con sensibilidad por las realidades; quienes ostentan desde la educación el papel fundamental de producir estos cambios, les asiste y pertenece los hechos desafiantes de lo rural desde la praxis escolar, y más aún, fuera del mismo contexto.
Los docentes de lo rural, deben contar con una formación idónea y consustanciada con el acontecer que imprime los nuevos tiempos educativos de forma que puedan proponer posibilidades de movilizar al hombre y a toda unidad cultural de lo rural, hacia actos de emancipación social, e ir a la búsqueda y apropiación del saber.
Es necesario que se elaboren textos y programas de estudios para la formación docente enriquecidos y nutridos con ideas como con aportes de investigaciones derivadas de diferentes ramas del saber aplicados en los espacios rurales; que el cuerpo de contenidos a estudiar, estén concedidos por teorías que expresen nuevos enunciados en conjugación con la realidades indagadas y las "verdades" halladas, para favorecer la comprensión de datos que clarifiquen y preparen todo en cuestiones rurales.
Que el conjunto de conceptos empleados sinteticen el significado, el entendido, la óptica, la posición interpretativa y comunicativa de la temática, al proponerlos como elementos que surgen de lo rural y forman parte de lo que se espera; que los docentes se encuentren y se vinculen con rapidez sin perjudicar los procesos educativos a realizar en lo presente como en lo futuro sin perder la idea principal, la de formar hombres y sociedades para el mañana.
Cuando el docente contacte el "Espacio Rural", estará en condiciones de desarrollar actitudes colectivas en concordancia a los hechos históricos y culturales de la sociedad rural, con lo cual ofrecerá oportunidades educativas a los pueblos de lo rural para construir su propia identidad, dejar vivir realidades para pensar y existir como personas con características únicas e inmutables. La acción emprendedora que inicie el docente, debe estar en el sentido de cuestionar lo instalado y empleado como educación para lo rural, todo lo instalado, es desmontable con posiciones y acciones críticas al teorizar las posibilidades de las voluntades del hombre y de la sociedad. Fuera de un contexto como este, la emancipación social revierte todo concepto de espacio social hacia la idea de unidad cultural socialmente productiva.
La expresión Formación Docente intenta visualizar un individuo encargado de facilitar y conducir la conformación de grupos humanos altamente consustanciados con lo que son, saben y esperan, lo que da idea de conjunto no cerrado; de contacto; de seres humanos desligados de todo lo que refiere espacios, territorios, geografía, de personas que van tras el saber negado como fuente de inspiración.
Esta razón para estudiar y dar acción al docente de lo rural, es lo que orienta la esperanza de que algún día, las comunidades de estos espacios se propongan nuevas metas para conseguir cambios trascendentales a través de ideas de superación, desarrollo y progreso que den fuerza y estremezcan lo rural. El docente, la escuela, sociedad y el hombre de lo rural, forman parte de un deber ser sin la prisión de lo rural, ni del pensar, sentir y el actuar como seres desprovistos de humanidad.
CAPITULO IV
El actual escenario educativo editado como modelo emergente, "renovador y liberador", presenta características de ser un instrumento fundamentado y centrado en el enfoque humanista, entendido esté como la oportunidad de educar para lo social. De allí que su implementación genere profundas inquietudes e incertidumbres, cuando se dirige la vista hacia lo rural; el proceso a seguir, abre el cuestionamiento de evidenciar si dicha herramienta tiene en sí misma la fortaleza necesaria para humanizar lo que tanto han reproducido otras formas sistematizadas de educación, dado que estos modelos solo han servido para formar hombres sin iniciativa, sin conocimiento práctico que ayude a por lo menos trazar líneas ligeras que deje leer sus nombres; sistemas que lo han dejado en la soledad del saber sintético a causa de atrasadas e inadaptadas estrategias que más que enseñar entidades elementales, enseñó el cómo identificarse con la pobreza del espacio que se sobre pone a toda razón humana.
Ante esta llegada de un algo llamado proceso educativo, surge la figura del docente de lo rural, un "ser" que tiene que organizarse en función de un conjunto de desafíos que le permita en este nuevo escenario, confrontar con fuerza cualquier tratado que intente rehacer el infortunio de realizar y validar acciones educativas generadoras de la destrucción del hombre y de la sociedad rural. Este docente debe asumir un rol educacional más comprometido con las realidades de lo rural, conectarse de manera sensible y consciente a los problemas que por años sólo han pasado a ser parte de la cultura de la indigencia de campo y como forma conceptual que el discurso de lo educativo se ha encargado de enseñar sin perspectivas.
El docente de lo rural, debe poseer actitud desafiante con conciencia de que su trabajo es confrontar formas educativas instaladas, de reconstruir la historia fragmentada para recuperar elementos esenciales de la cultura que verdaderamente forma la identidad de las sociedades de lo rural; un docente con retos, es aquél que sabe que la ética y la moral practicada en el espacio rural, sólo representa el seguimiento de un costumbrismo retransmitido por generaciones, heridas por los saberes concretos.
La escuela y el docente de lo rural, se han visto afectados educativamente, sobre ellos ha recaído la critica y responsabilidad de que existan tantos problemas éticos, morales, de alimentación, salud, de que sus sociedades estén en el olvido, en el abandono, la miseria, que se le reconozca como pueblos de pobreza; pero la oportunidad primera de cambiar la tiene el docente al desafiar el discurso establecido, con acciones contundentes por desmovilizar el imperio conocido de lo rural a través de la recuperación de valores humanos que permitan confrontar desde la escuela, la verdad construida. Estas dos formas con igual intensión educativa, representan la unidad en colectivo que puede romper con la exclusión y la negación social que ha sometido a estos pueblos a la más vil descalificación.
Dentro de esta óptica reflexiva, igualmente se hace imperativo que las cuestiones de formación docente sean re-planteadas tomando en cuenta la revisión curricular, el cuerpo de teorías que educan al futuro docente, hasta la estructura de estudio empleada como "fases", donde aparecen las experiencias pedagógicas y didácticas que se adquieren a partir de los contactos escolares y comunitarios. ¿Por qué re-plantearlos?, para quienes laboran en la actualidad en lo rural, comentan que la vivencia inicial como presente, permite señalar que la fuerza teórica y la escena de la practica profesional formada durante los estudios de pregrado, no son, no recrean ni se acercan al mundo real de lo rural, al principio la cosmovisión que se apodera del docente en relación a la escuela y la comunidad, es de contrariedades, al pasar el tiempo, lo embarga la incertidumbre, la confusión, y en ocasiones, la apatía; nada de lo que viven lo aprendieron, ni siquiera los alertaron sobre la fenomenológica que produce lo rural.
Se hace necesario sincerar el actual sistema educativo en relación a su visión y propósito con lo rural; se espera que no pase como los anteriores modelos, que llegaron a producir más exclusión y pobreza, Dentro de esta sinceración, es oportuno comentar, que las experiencias y orientaciones aportadas por el grupo de docentes entrevistados, se sugiere que este sistema educativo, no debe reproducir la historia, la cultura y la identidad que ha cosificado y construido para lo rural, la que ha originado la eliminación de estrategias dirigidas al desarrollo de procesos elementales de lectura, escritura y aplicación de operaciones aritméticas, representados con influjos de formalismos programáticos.
Estas reflexiones finales, no culminan aquí, son sólo propuestas para iniciar la continuidad indagatoria para entender y precisar que el docente que labora en lo rural, tiene que ser una persona formada con hechos desafiantes conducentes a la ejecución de acciones educativas para confrontar frente a frente los procesos de enseñar y de aprender instalados en lo rural, procesos que nunca han sido "procesos", sino más bien, el seguimiento de un esquema fijo que ha promovido el sedentarismo de pensar y ha ocultado la sensibilidad del ser humano como el de las sociedades de lo rural en el muro de la ignorancia de otras sociedades.
A todas estas, el docente de lo rural debe poseer conciencia y actitudes innovadoras para pensar, sentir y actuar con desafíos para ir contra las "ordenes" organizadas desde espacios que nada tienen que ver y menos sentir con lo rural, pero que han conducido y condicionado a la escuela, a lo social, a la historia y a la cultura de estos pueblos a procesos de sometimientos de identidad humana con todo aquello que exprese olvido, abandono, miseria y con lo más trágico, con seres que se ilustran según la "discursividad" del discurso con la pobreza.
Ante estas premisas de un mundo acabado y constituido, el docente de lo rural tiene que estar ganado para retar con intensidad lo establecido por educación; educación que ha servido para la reproducción de saberes que quebrantan el orden y la armonía de la existencia y vida las sociedades en lo rural.
La propuesta de un docente con desafíos, no queda aquí como mera especulación indagatoria, su dimensionalidad de discusión critico reflexiva, se deja como confrontación para otros trabajos que se sitúen en este contexto; pero algo si es seguro, pensar en la posibilidad de lograr un docente con estas condiciones, tiene principios y base para llegar a él, todo está en proponer y realizar, los resultados vienen solos.
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WARMAN, A. CESDER (1998). Educación para el medio rural. Una propuesta pedagógica. 1era Edición, Ediciones Castillo. México.
Trabajo especial de grado que se presenta como requisito parcial para optar al grado de especialista en educación básica.
Autor:
Mery Márquez
Tutor: Prof. Ana Brito
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR INSTITUTO PEDAGÓGICO DE MATURIN COORDINACIÓN GENERAL DE POSTGRADO MATURÍN ESTADO MONAGAS |
Maturín, 2008
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