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Fundamentos teóricos y metodológicos para fortalecer la competencia comunicativa profesional del estudiantado (página 2)

Enviado por Esperanza


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Entre los aportes que cada uno de ellos hiciera a la enseñanza y preocupación por todo lo relacionado con el aprendizaje y por ende con la comunicación, se aprecia en un estudio bibliográfico realizado por el autor. Desde antes de 1603 ya se enseñaba gramática en Cuba y en 1716 se fundó en Sancti Spíritus, un convento donde se designó un local para escuela donde se explicaba esta materia y las lecturas de Teología. Es evidente cómo desde sus inicios se entendió que la teología ejercía una fuerte influencia en la formación de una ideología que respondiera a los intereses de las clases dominantes, así como a la formación de personalidades aptas para actuar en el contexto donde viven y por tanto se comunican.

A pesar de todo ello los docentes que, a saber, son también comunicadores se formaban con un predominio de aprendizaje memorístico de los textos latinos que rumiaban en español, pues el modelo de comunicación que se imponía era el clásico de Aristóteles (300 años a.n.e.), donde el proceso era lineal y los conocimientos fluían desde un emisor hasta un receptor que recibía un mensaje preconcebido. Con la fundación de la Sociedad Económica Amigos del País en La Habana, 1793, surge una enseñanza elemental estructurada, que supone cambios en la forma de aprender y enseñar de los docentes, debido a que dentro de sus propósitos se planteaba mejorar la vida a todos los grupos sociales, mediante al extensión de la cultura, por medio de una educación selectiva.

Hoy, cuando se plantea ampliar el número de las materias, aparecen métodos y procedimientos didácticos; se formula el primer plan de estudios; se hacen esfuerzos por vincular a las capas influyentes y cultas con la educación del pueblo, pero evidentemente se mantienen estilos no comunicativos, caracterizados por la pobre estimulación hacia el aprendizaje, atención estereotipada por parte de los estudiantes, donde la escuela es el centro de la información, y el maestro es el elemento más importante, lo que supone entonces que el estudiante es un elemento pasivo, quien recibe los contenidos desde programas rígidos y es la palabra del maestro la principal fuente de conocimientos: se mantiene así el mismo modelo y estilo de comunicación que en la etapa que le antecede.

Se conoce que en la obra de José Agustín Caballero se encuentra ya un arsenal de ideas que se corresponden con lo más radical que en materia de educación se planteara en su época, pues exponía en el Papel Periódico que circulaba entonces que: "女téril es el hombre en sí mismo y circunscrito a límites estrechos, inventa poco y se agota breve; pero el estudio suple la esterilidad; extiende sus conocimientos, dilata sus miras, multiplica sus ideas, las analiza, distingue y aviva妱uot; (García Galló, G., 1995: 27) Esto supone que la comunicación en su proceso, debe tener un carácter más interactivo entre los agentes participantes.

En el surgimiento y desarrollo de la conciencia cubana, jugaron un papel decisivo los medios de comunicación masiva como los periódicos, revistas, libros folletos y otros modos de divulgación de las ideas, como las llamadas agencias de comunidad, todo ello se constata en la prensa cubana colonial la cual desempeñó un importante papel en la educación de las vanguardias, ejemplo son El Siglo, que nucleó a los reformistas, Patria, vocero de la Independencia con José Martí y que tuvo como antecedente El Habanero, del Padre Varela, en la tercera década del siglo.

José Martí, el más grande de las generaciones posteriores de maestros y patriotas cubanos, supo ver la importancia de un enfoque cultural general para lograr lo que él mismo planteó en su antológica La Edad de Oro, cuando dijo que América necesita hombres elocuentes y sinceros, hombres que digan lo que piensan y lo digan bien. En sus escritos aparecen ideas como las siguientes:

"Y así con una instrucción meramente verbal y representativa, ¿podrá afrontarse la existencia de este pueblo activo y egoísta que es todo de actos y de hechos?" "儥 raíz hay que volcar este sistema堅l remedio está en cambiar bravamente la instrucción primaria en experimental, de retórica en científica, de enseñar al niño a la vez que el abecedario de las palabras, el abecedario de la naturaleza; en derivar de ella, o disponer el modo de que el niño derive, el orgullo de ser hombre y esa constante y sana impresión de majestad y eternidad que vienen como de las flores el aroma del conocimiento de los agentes y funciones del mundo守ombres vivos, hombres directos, hombres independientes, hombres amantes: eso han de hacer las escuelas que ahora no hacen eso." (García Galló, G., 1995: 40)

José Martí fue uno de los grandes que tanto se preocupó Martí por la comunicación, que se siente en sus escritos algo más que palabras, él mismo al referirse a La Edad de Oro dice que la quiso escribir con "sentido y música" para que los niños la entendieran. Sin proponérselo ya anunciaba otros códigos de la conducta comunicativa que tanto influyen en la formación de la personalidad del niño, joven o adolescente; hace también alusión en su Cuaderno de Apuntes No. 5 a que "堮i hay nada mejor para agrandar y robustecer la mente que el uso esmerado y oportuno del lenguaje, siente uno, luego de escribir, orgullo de creador (de escultor y de pintor)" (Martí Pérez, J., 1961: 40).

Otros de nuestros grandes comunicadores y educadores como Enrique José Varona, siguiendo esta misma línea de pensamiento martiano respecto al uso de diferentes códigos para que el maestro pueda educar y transformar conductas, se refiere en sus escritos a cómo de una escritura se forja una idea, un significado, lo que tiene que ver, por supuesto, con su activa y agitada vida, en la que se propuso convertir en acción sus pensamientos. Una muestra de ello es lo siguiente:

"Aquí sobre mi mesa de trabajo崥ngo una famosa escultura; la Victoria de Samotracia. Ha perdido un fragmento, no importa, todo su cuerpo nervioso y musculoso avanza, se precipitaron ímpetu irresistible, la técnica se adhiere a los miembros resistentes y un viento de tempestad la agita y parece una estola, sus alas están totalmente desplegadas. Vuela. ¿A dónde?, ¿quién sabe? De todos modos conquista el futuro que le tiende los brazos." (García Galló, G., 1995:55-56)

Es posible resumir que en el pensamiento pedagógico cubano se aprecia una tendencia a prestar atención a los problemas de la comunicación desde su práctica, con énfasis en el papel de esta para enseñar deleitando, estimular la inteligencia y contribuir a la formación integral de los hablantes.

Desde el triunfo de la Revolución cubana (1959) hasta la fecha, las intenciones de preparar un comunicador para que asuma el proceso comunicativo con eficiencia, se ha convertido en una prioridad en la formación docente, desde la enseñanza elemental hasta la universidad. La "Campaña de alfabetización" considerada como la Primera Revolución Educacional, la cual abrió las puertas a todos los planes de formación docente que vinieron después y que tuvo como objetivo fundamental la educación como pleno derecho del ser humano, trajo como resultado la escolarización del 100 % de la población infantil y la necesidad de formar alrededor de 20 000 profesores para las nuevas escuelas secundarias básicas e institutos preuniversitarios que se construían en todo el país y fundamentalmente en el campo. En las diferentes modalidades que se pusieron en práctica para preparar de manera acelerada estos educadores, se definió la necesidad de que aprendieran a comunicarse de forma adecuada con los estudiantes.

El Destacamento Pedagógico Universitario "Manuel Ascunce Doménech", sin dudas, fue un ejemplo de ello, fue la Segunda Revolución Educacional, en pos de garantizar que ningún escolar se quedara sin la educación secundaria y así elevar el nivel cultural del pueblo, para afianzar el sentido de soberanía, libertad y derechos humanos.

Ya en los finales de la década de los 90, el país está inmerso en una renovación conceptual en el ámbito de la cultura, que ha enfatizado en el perfeccionamiento continuo del sistema educacional. En eso radica la esencia de la conocida Batalla de Ideas, que en palabras de Fidel Castro Ruz, Presidente del Consejo de Estado y de Ministros de la República de Cuba, está en garantizar que el arte y la palabra hablada, la cultura artística y el mensaje revolucionario, estén unidos casi de forma inseparable.

En el año 1999, se inicia la tercera Revolución Educacional la cual, según las palabras del Ministro de Educación Dr. Luís Ignacio Gómez Gutiérrez, tiene como principal objetivo desarrollar esta batalla de ideas para que todo el pueblo alcance una cultura general integral.

Llegan así los Programas de la Revolución, en función de multiplicar el trabajo educativo y los conocimientos de la población, dentro de los que cobran especial significado los siguientes:

  • Programa Audiovisual con Universidad para Todos y el desarrollo a largo plazo de un Canal educativo.

  • Programa Editorial Libertad.

  • Informática educativa.

  • Programa de superación cultural para jóvenes.

  • Bibliotecas Populares.

  • Salas de Vídeos.

  • Escuelas de Formación Emergente de Maestros Primarios, de Instructores de Arte, de Trabajadores Sociales, de Informática.

  • Incremento del Plan Editorial Libertad.

  • Universalización de la Educación Superior y con ello la aparición de carreras como Licenciatura en Comunicación Social, entre otras.

A comienzos del siglo XX y aún recién haber acabado la Segunda Guerra Mundial aparecen otras teorías referidas a la comunicación que tienen repercusión en la actividad pedagógica. En el año 1930 el sociólogo norteamericano, Harold Laswell, a partir del esquema de Aristóteles, crea su propio modelo, algo más complejo, en el que incluye las cinco zonas de la comunicación social: quién dice, qué dice, por qué canal, a quién dice y con qué efecto. Esto se conoce con el nombre de Paradigma de Laswell, es una muestra de que sigue siendo el resultado alcanzado por los estudiantes lo más importante y se desprecian así los procesos donde deben aprender, incluso a desarrollarse. Mantiene puntos de contacto con los representantes de la escuela nueva, que se interesan por la repercusión que tiene en los educandos la educación y a partir de esta técnica de feedback (retroalimentación), logran cierta renovación metodológica. Es un estilo de comunicación eminentemente formal, reflejado en la actividad del profesor en al escuela.

Más tarde se retoma este modelo por Claude Shannon y W. Weber para su teoría matemática de la comunicación, publicada por la Universidad de Illinois en 1949, Estados Unidos, basada fundamentalmente en circuitos electrónicos, e introducen tres niveles aparentes en el proceso comunicacional: el técnico, el semántico y el de efectividad; o sea, confieren una especial importancia al canal con vistas a controlar las posibles interferencias que pudieran ocurrir; la precisión de los mensajes y su interpretación y queda esbozado el problema del retorno, del impacto en el individuo que lo recibe.

Ya en la década de los años 80, comienzan a desarrollarse nuevos enfoques, que superan a los tradicionales (J. Ibáñez, 1987; R. Penman, 1980; M. Pope and T. Keen, 1981). Estos autores destacan que la comunicación constituye un acto en el que las relaciones se dan como un proceso de interacción, critican su concepción tradicional como simple intercambio de mensajes y plantean la necesidad de concebirlo como un proceso diádico (la conducta de una persona en el contexto de la otra).

Las distintas intensiones del comunicador o emisor y las condiciones del destinatario o receptor no se deben eludir en el proceso pedagógico; ello resulta de vital importancia, pues la enseñanza y el aprendizaje requieren de una permanente comunicación entre los estudiantes y los educadores, asegurando la necesaria interactividad, tanto presencial como no presencial. Hoy, en el marco de la Tercera Revolución Educacional cobra especial importancia el canal, al incorporarse el uso de las teleclases, las vídeo clases, el software, los cuales se presentan con sonidos, imágenes y otros contenidos que requieren la codificación y decodificación de signos verbales y no verbales, donde el profesor asume un rol de intermediario.

El mensaje debe reunir una serie de requisitos que lo hagan asequible y, por supuesto, debe ser diseñado de acuerdo con las características del canal por el que se emite; pues según se afirma en la bibliografía consultada "el canal modifica algunas características del mensaje, lo adecua a su lenguaje y lo diferencia en factura de otros canales" (Hernández Pardo, H. e Infante Urivozo, R., 1991: 19). Se trata entonces de los contenidos de aprendizaje, declarados en los programas de las diferentes disciplinas y asignaturas del primer año, que desde una concepción interdisciplinaria, se les presentan a los estudiantes mediante códigos comunes verbales y no verbales.

El receptor (estudiante y/o profesor) es otro elemento humano importante en todo este proceso; en él se producen los efectos deseados, en dependencia de la intención y sobre todo en consecuencia de sus condiciones sociales e individuales. En tal sentido se aspira a que los estudiantes de comunicación social desde el primer año, adquieran el sistema de conocimientos y las habilidades propias de la competencia comunicativa profesional, a partir de una elevada motivación hacia la codificación y decodificación de signos verbales y no verbales.

Ese feedback o retroalimentación, a partir de los resultados que alcanzan los estudiantes, permite realizar las transformaciones necesarias en todo el proceso comunicativo en el contexto de la formación inicial de los comunicadores sociales.

En este de cursar histórico sobre cómo se ha abordado en Cuba el papel de la comunicación en el proceso de formación del personal que ha tenido a cargo la comunicación, se hace evidente que en las diferentes etapas del transcurso de la historia ha estado presente el criterio de que la función esencial de la escuela es la educación y que a través de la comunicación se brinda la enseñanza a la vez que se ejerce una influencia educativa sobre el escolar. La comunicación posee un profundo sentido social, ideológico, cultural, que está en el centro de la labor docente, en la consecución de un individuo con una vasta cultura general integral, pues este tema que sin dudas constituye una necesidad del presente, también tiene antecedentes de solución en el pasado.

La palabra comunicación es una palabra de origen latino (communicare) que quiere decir "compartir" o "hacer común". Se considera una categoría polisemántica en tanto su utilización no es exclusiva de una ciencia social en particular, teniendo connotaciones propias de la ciencia social de que se trate.

Esta condición humana está asociada indisolublemente a la comunicación como forma de relación entre los hombres. Al explicar su origen F. Engels relaciona el trabajo y la necesidad de comunicación: "el desarrollo del trabajo al multiplicar los casos de ayuda mutua y de actividad conjunta, para cada individuo, tenía que contribuir forzosamente a agrupar aún más los miembros de la sociedad. En resumen, los hombres llegaron a un punto en que tuvieron necesidad de decirse los unos a los otros" (Engels, F., 1875: 273).

Se ha sentido la influencia de los estudios sobre la comunicación en el campo de las ciencias sociales. Es a partir de la década del 70 que la pedagogía de orientación marxista desarrolla un proceso de integración de los aportes de la psicología y los utiliza con alcances limitados en el plano teórico y práctico. "Los resultados renovadores en el campo educativo, que destruían los esquemas tradicionales, los cuales obstaculizaban el desarrollo social, tuvieron muy poca generalización a nivel de toda la sociedad y muchas veces se quedaron dentro de los laboratorios" (E. Ortiz, 1996).

Junto a estas ideas, aparecen en los trabajos de diversos autores cubanos (A. M. Fernández, E. Ortiz, V. Ojalvo, F. González), algunos principios para la comunicación, aportados por B. Lomov, (1983; 1989). Ellos son:

  • La comunicación no se reduce al lenguaje verbal porque todo el organismo es instrumento de ella.

  • No se restringe a la mera transmisión de información, no solo se trasmite, se crea dentro del propio proceso comunicativo.

  • En la comunicación se resuelve la contradicción entre lo particular y lo general de los hombres, entre sus cualidades generales y particulares.

  • El hombre se realiza y asimila en la comunicación.

El estudio de la comunicación en el proceso pedagógico en Cuba se destacan F. González Rey, M. Sorín, V. Ojalvo, A. M. Fernández y E. Ortiz, , entre otros. De la revisión realizada, se presentan algunas consideraciones que por su importancia son asumidas por el auto.

  • "El proceso de comunicación es una vía esencial del desarrollo de la personalidad, que tiene su especificidad con relación a la actividad objetal concreta, tanto por sus características como por la forma en que el hombre se incluye en calidad de sujeto en uno u otro proceso. La significación de la comunicación depende de los sujetos implicados en ella; a su vez, las características de los sujetos determinan el proceso de comunicación". (González Castro, F, 1987: 159)

  • "Comunicación es todo proceso de interacción social por medio de símbolos y sistemas de mensajes. Puede ser verbal, o no verbal, interindividual o intergrupal". (Sorín, 1984: 206)

  • "Es un proceso activo de interacción que implica la influencia mutua entre los participantes de acuerdo al intercambio de información, estados emocionales y comportamientos que estén implicados en la situación comunicativa" (E. Ortiz, 1996)

  • "Concebir la clase con un criterio comunicativo supone abordar la misma en función de tareas comunicativas, donde esté previsto el flujo de información en uno y otro sentido, a partir de alternativas que exijan el desempeño de diferentes roles por parte de los estudiantes y que propicien el desarrollo del lenguaje oral y escrito" (A. M. Fernández, 2003)

Estas consideraciones se aprecian en cada acto comunicativo, la comunicación se da en la actividad de los hombres, mediante un proceso de interacción, donde los sujetos se transforman e influyen recíprocamente en el acto de significar el medio en que se desempeñan. En síntesis el proceso de comunicación exige de:

  • La expresión de las relaciones entre sujetos.

  • Un carácter motivado variable, que a partir de los vínculos que se van construyendo en la propia relación se modifican en el tiempo.

  • Su carácter procesal, teniendo claro que el término proceso está asociado a cualquier fenómeno que presenta una continua modificación a través del tiempo a partir de la interacción de los elementos que lo conforman.

En la formación de los profesionales de la comunicación, en ocasiones no se le presta la debida atención a estas exigencias, en función de que los estudiantes comprendan más integralmente el mundo en que viven, que potencien el vínculo entre educación y comunicación, pues esto determina que el modelo de educación al que se aspira se corresponda con una determinada concepción y práctica de la comunicación.

En este sentido resulta interesante la clasificación de J. Díaz Bordenave, citado por Kaplum, donde se precisan tres tipos fundamentales:

1) Educación que hace énfasis en los contenidos.

2) Educación que se centra en los efectos.

3) Educación que enfatiza en el proceso.

El primer modelo se basa en una enseñanza tradicional, donde prevalece una comunicación monologada, que funciona con el esquema clásico de transmisión del emisor al receptor y donde los ejes son el profesor y el texto; el segundo, que también se conoce con el nombre de "Tecnología Educativa", se identifica con el uso de los medios, pretende superar al modelo tradicional introduciendo la técnica, pero continúa ignorando la esencia interactiva de la comunicación, pues tiene como fin alcanzar determinados efectos, manejar al individuo por una especie de "ingeniería del comportamiento" sobre la base de la teoría psicológica del conductismo; el centro del modelo es el programador, la participación del alumno es solo una pseudoparticipación, los educadores se ponen al servicio de una pedagogía conductista que favorece el individualismo competitivo y la eficacia obediente, es obvio que ninguno de estos propicia los objetivos de la educación actual de la escuela cubana.

El tercer modelo planteado anteriormente es una clara manifestación de la propuesta de Paulo Freire, de su teoría de "Educación Liberadora". Su objetivo es la transformación de educandos, de educadores y de la sociedad. Es un proceso permanente en el que el sujeto va descubriendo, elaborando y haciendo suyo el conocimiento en el proceso de acción-reflexión-acción desde su realidad y a través de la práctica social, aspecto que cohesiona perfectamente con el estilo comunicativo que se postula en Cuba y que favorece la formación integral de los estudiantes, propiciando a su vez la formación de un profesor que se cuestione constantemente su práctica profesional, y que esté en un perfeccionamiento continuo desde su actividad profesional e investigativa, en pos de romper con la inercia docente y elevar la calidad del proceso pedagógico.

En este modelo que enfatiza en el proceso, el educador no es el único dueño del saber, sino quien estimula el proceso de construcción del conocimiento y de formación de valores; es un proceso libre en el que el hombre debe alcanzar cada vez mayor autonomía; no rechaza el error, sino que lo asume como una etapa necesaria de la búsqueda del conocimiento; es un modelo democrático de comunicación que no niega la transmisión de información; el maestro debe ser un comunicador eficiente, organizar y animar el proceso comunicativo, elaborar mensajes abiertos que no presenten verdades acabadas y utilizar en ellos variados códigos.

En el área de la educación se distinguen dos enfoques:

La comunicación educativa instrumental: Se enfatiza la comunicación como técnica e instrumento valioso para la educación. Se atiende aquí a la didáctica de los medios de enseñanza y el control del sistema de transmisión entre docente y alumnos con vistas al logro de los objetivos propuestos, así como al uso de técnicas comunicativas utilizadas por el profesor como recursos para que el mensaje llegue al alumno. Este enfoque se corresponde con los modelos que se centran en los contenidos y en los efectos y con un estilo de comunicación formal o no comunicativo.

La comunicación educativa centrada en el proceso: En este enfoque los procesos comunicativos no son instrumentos o estrategias de aprendizaje, sino que constituyen su esencia. En este caso se centra la atención en el proceso mismo y no solamente en sus resultados. Se destaca el papel de la interacción, de la elaboración conjunta de significados entre los participantes como característica esencial del proceso pedagógico.

En cuanto a las diferentes tendencias psicológicas han tenido también en cuenta el proceso de la comunicación. Los conductistas lo conciben como un proceso lineal, donde los sujetos no prevén una retroalimentación, ni parten de una intención concebida con un fin; los humanistas, como elemento facilitador del aprendizaje, pero no como un elemento clave en este; para el cognitivismo es un instrumento en función de potenciar y desarrollar los procesos mentales del alumno.

En la concepción del futuro trabajo se asumirá el enfoque histórico cultural de Vigotsky que plantea que la génesis de las funciones cognitivas surgen y son puestas en práctica en un medio sociocultural, pues el desarrollo consiste en la progresiva individualización de un organismo básicamente social desde el principio, lo que implica que la conciencia se construye a lo largo del desarrollo como proceso histórico, partiendo de lo externo para llegar a lo interno. En esta teoría se aprecia el desarrollo como resultado de un proceso de interacción entre el sujeto y el medio, posee una perspectiva holística, global del proceso de aprendizaje, donde se impone educar integralmente al hombre más allá del contexto de la escuela.

La relación pensamiento-lenguaje, desarrollada por Vigotsky, aporta una explicación acerca de la forma de percibir el mundo por el sujeto y el uso de determinadas herramientas lingüísticas del pensamiento y la experiencia sociocultural acumulada por este. Él le otorgó gran importancia al lenguaje como sistema privilegiado de signos y estableció una analogía con los instrumentos de trabajo que mediatizan la relación del hombre con la naturaleza. Señaló que ciertos "instrumentos" especialmente los signos, se interponen entre la función natural y su objeto, de este modo explicó la función mediatizadota del signo, a partir de la esencia social de hombre, o sea, profundiza en el complejo problema de los significados para el hombre.

Este marco de formación de los profesionales de la comunicación, no se debe obviar que todo acto pedagógico, es un acto comunicativo por excelencia, y que por tanto gran parte del desarrollo cognitivo, afectivo e intelectual de los estudiantes se produce mediante la labor de dirección del profesor, quien debe ser capaz de ver en el modelo de educación centrado en el proceso, un enfoque epistemológico que propicie el estudio de todos los procesos culturales como procesos de comunicación, lo que exige en la secundaria básica, el tratamiento interdisciplinario de los contenidos.

Se hace necesario precisar algunos puntos de vista que guían el enfoque profesional-interdisciplinario, donde la comunicación educativa, es clave. Ellos son:

  • Concebir la actividad comunicativa, como una actividad esencialmente interdisciplinaria, donde se apliquen métodos científicos para plantear, analizar y resolver problemas profesionales.

  • Reflejar en los análisis de los diferentes saberes, la actividad sociocultural, donde se impone el trabajo con los códigos para lograr orientaciones valorativas positivas que se correspondan con el ideal de hombre a formar.

Es de un valor educativo extraordinario el lenguaje visual a condición de que el alumno se pueda servir de él para recrear la realidad; los jóvenes necesitan de un entrenamiento sensorial para pensar, trabajar y comunicarse, por estar inclinados a captar globalmente la conexión de las imágenes, de las sensaciones y de los sonidos. La codificación y decodificación de estos signos hacen que los nuevos significantes se presenten para ser interpretados connotativamente, por ello es tanto más necesaria la percepción denotativa. Una de la hipótesis de la semiótica es la de que los signos existen bajo cualquier proceso de comunicación y se apoyan en una convención cultural. La comunicación queda establecida a partir de la emisión y recepción de signos basados en códigos subyacentes, es decir, en sistema de símbolos que por convención previa está destinada a representar y a trasmitir la información desde la fuente al destinatario.

"El contexto", a saber en la teoría de la comunicación se identifica como la situación en la que el mensaje es producido por el emisor e interpretado por el receptor. El conjunto de elementos contextuales (sean psicológicos, sociológicos o físicos) posibilita o dificulta, según los casos, la emisión o recepción del mensaje. Según Yuri M. Lotman (1979) "El lenguaje es un sistema ordenado de signos, utilizados para la comunicación. (…) El signo es una sustitución material de los objetos, fenómenos o conceptos, con lo cual facilita el intercambio de información en la sociedad (…) La palabra sustituye al objeto, al concepto; el dinero sustituye el valor del trabajo socialmente necesario; el mapa sustituye al terreno (…) todos ellos son signos". (Lotman, Yuri, 1979: 8).

Este concepto de competencia comunicativa se incorpora al pensamiento científicamente estructurado en la década de los sesenta del siglo XX signado por la autoría del norteamericano Noam Chomsky, quien centró sus estudios en el componente lingüístico. Su obra establece un rol a la interdisciplinariedad, cuando explica que un análisis textual o del discurso requiere de la Sociolingüística, la Psicolingüística, la Neurolingüística, entre otras disciplinas. Según Van Dijk (1985) la disciplina transversal, cubre una amplia área, sobre cuya definición no siempre existe acuerdo. Una de las razones de que esto haya sucedido así es que el análisis del discurso surgió y se ha desarrollado en diferentes ámbitos disciplinarios.

Cuando se habla del análisis del discurso, básicamente, se ocupa de la dimensión interactiva e intersubjetiva del uso del lenguaje, mediante la investigación y análisis de datos reales. En términos de Stubbs (1987), el análisis del discurso investiga la lengua, ya sea oral o escrita, más allá de los límites de la oración, las relaciones entre lengua y sociedad y las propiedades interactivas de la comunicación diaria. Corsaro (1985), sostiene que aunque un número creciente de sociólogos han hecho contribuciones a este campo de rápido crecimiento, pocos de ellos están conscientes de las implicaciones sociológicas del análisis del discurso.

Hymes (1972) define que la competencia comunicativa comprende lo gramatical, pero también actitudes, valores y motivaciones referentes a la lengua, sus rasgos y usos y precisa además, la necesaria interrelación de la lengua con otros códigos de la conducta comunicativa. Plantea que la adquisición de la competencia comunicativa para el uso, puede formularse en los mismos términos que la adquisición de la gramática: en la matriz social dentro de la cual el niño aprende un sistema gramatical y adquiere al mismo tiempo un sistema para su uso, que incluye personas, lugares, propósitos, junto a las actitudes y creencias vinculadas a ellos.

Gerardo Álvarez (1995) en su obra describe esta competencia como el acto comunicativo entre dos o más personas en cualquier situación de intercambio que está regido por reglas de interacción social, las que define como "quién habla a quién (interlocutores), qué lengua (variedad regional, variedad de edad, sexo o estrato social), dónde (escenario), cuándo (tiempo), acerca de qué (tópico), con qué intenciones (propósito) y consecuencias (resultados)" (Fishman, 1970: 2). Esta definición reconoce elementos pragmalingüísticos y psicológicos involucrados en la comunicación interpersonal, lo que permite aproximarse más a lo que se entiende por competencia comunicativa a la luz de la contribución de otras interdisciplinas.

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Autor:

Lic. Rafael García Rodríguez

Lic. Esperanza Alfonso Almeda

Lic. Llilian Rodríguez Conesa

Partes: 1, 2
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