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La sociedad humana ante la globalidad (página 8)


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Predominio de unidades pequeñas. Los censos de 1999 registran 2.7 millones de establecimientos en todos los ramos. 99% son micro y pequeños, absorben 40% de mano de obra y contribuyen con 20% de valor agregado.[545]

edu.red

El ramo manufacturero cuenta 344,000 empresas: 95% son minúsculas. Las comerciales y de servicios suman 2.4 millones: 99% son micro y pequeñas. La abundancia de establecimientos pequeños complica el proceso de distribución, multiplica la serie de intermediarios, infla costos y aumenta fallas de mercado. (Adelante abordo el tema.)

La política de fomento tuvo resultados inconvenientes en la segunda mitad de siglo 20° —señalo en Capítulo 65— por ineficacia, defectos, carencias acumuladas y trabas burocráticas: aquí toma 112 días laborales arrancar un negocio, con costo equivalente a 57% del ingreso anual por habitante. En Canadá bastan 2 días a costo mínimo.[546]

Basta comparar a Corea del Sur y México para aquilatarlo. En 1980 el PIB por habitante de ambos es 2,000 dólares.[547] En 2002 Corea alcanza 14,151 dólares y México 6,420 dólares. Casalet lo atribuye a que "la tarea de coordinación no ha funcionado por falta de interacción y por insuficientes enlaces públicos y privados para mantener una comunicación real dinámica y abierta que reduzca las distancias entre la conducción estatal y la decisión empresarial."[548]

En veinte años de política industrial en México "destaca la incapacidad de los planes para, en realidad, conducir un cambio suficientemente rápido y significativo hacia una estructura industrial más eficiente y descentralizada," expresa Méndez.[549]54

Es consecuencia de no planificar. El plan de desarrollo de cada gobierno sexenal es mera formalidad. Se supone que los programas sectoriales se desprenden de aquél, están entretejidos y son consistentes entre sí. En la práctica son listas aisladas de intenciones de los secretarios del presidente, enfocados a cumplir el requisito, no a alcanzar eficiencia, eficacia ni el bien nacional. Además, compromisos y urgencias se anteponen a objetivos relevantes.

Comentario especial merecen las maquiladoras.

Pasada la segunda guerra mundial Japón reconstruye su estructura fabril a partir de plantas de ensamble y proceso, que utiliza como plataforma para construir la gran industria que le distingue.

Por su parte EUA instala plantas similares en Corea del Sur, Taiwan, Singapur, Tailandia, India, China y Hong Kong. Son figura preparatoria de globalización manufacturera, que favorecen despegue espectacular en esa región asiática.

México se enrola en la corriente en 1965, al establecer programa de industrialización en la frontera norte, fincado en operaciones de maquila de empresas extranjeras. Se abren 12 unidades, con 3,000 trabajadores. En 1972 se extienden a cualquier lugar, salvo de alta concentración fabril.[550] En 2004 hay 3,000, con 1.300,000 empleados,[551] que contribuyen con 19,000 millones de dólares de exportación neta. "La industria maquiladora de exportación ha sido la actividad manufacturera más dinámica de México desde finales de los años setenta. El empleo en ella creció a una tasa media anual de 11.8% en el período 1980-1995," apuntan Carrillo et. al.[552] Sus detractores enumeran tres rasgos negativos: son de capital extranjero; pagan salarios menores a los que percibe un trabajador en EUA, y dependen del mercado externo. Son argumentos débiles.

Es irrelevante la procedencia del capital mientras crea fuentes estables de empleo, genera ingreso, capacita mano de obra y participa en la economía global. Lo crucial es arraigar capital: evitar su huída. La inversión peligrosa es la de cartera, llamada golondrina, porque huye al menor indicio de riesgo.

En cuanto a salarios, es absurdo comparar mercados discordantes como EUA y México o cualquier subdesarrollado. El costo bajo de la mano de obra es ventaja comparativa, aprovechable para abrir oportunidades de trabajo formal, como la hace China.

Respecto a la dependencia, ésta se da en cualquier país y actividad sobre todo en una economía abierta y global. El receso de la economía de EUA de 2001 repercute en todas las naciones y en todas las ramas, no sólo en maquiladoras mexicanas.

Es criticable que la instalación de plantas no responde a programa concreto: no se vincula a proyectos de desarrollo territorial, de recursos humanos, trasferencia de tecnología e infraestructura urbana, con objeto de que cree polos dinámicos, como se hace en China y sureste de Asia, que lleven a la instalación de plantas terminales.

Otros aspectos en contra son: los salarios reales y otros costos son relativamente altos; está estancada la productividad; existen trabas burocráticas y problemas de operación; crece la incertidumbre por incapacidad de gestión del gobierno federal, y el crimen aumenta implacable, todo lo cual abate la competitividad, que se manifiesta en cierre de plantas: de más de 3,500 en 2000 pasan a 2,800 en 2005,[553]

La política industrial debe fincarse en el plan y sus programas y contemplar todos los aspectos del sistema país en forma integral, con visión de Estado, para regular todos los componentes y sus interrelaciones y adaptar la economía al globalismo, con eficiencia y efectividad.

Lo dije ya: las actividades urbanas dependen de las rurales tanto como éstas de aquéllas, en relación sistémica. La estrategia fabril tiene que hacerse en correspondencia con la agropecuaria, para trasferir y compartir productividad y competitividad entre ciudad y campo, en términos de agronegocios. Asimismo, la comercial va asociada a las de industria y servicios.

Las actividades urbanas se ejercen en múltiples ambientes, donde se presentan acontecimientos y tendencias plurales, que deben ser registrados y clasificados con objeto de conocer la naturaleza y evaluar la magnitud del problema.

El diamante de Porter y la matriz de competitividad sistémica referidos en Capítulo 65 son útiles para formular taxonomía y diagnóstico de la planta productiva urbana e identificar fortalezas y debilidades, oportunidades y amenazas en los términos ya propuestos.

La taxonomía de empresas facilita cuantificar su capacidad instalada; catalogarlas en dinámicas, progresistas o decadentes; describir dónde se ubican y cómo funcionan sus procesos de producción, comercialización y exportación, así como sus fuentes de factores, tecnología, financiamiento y servicios empresariales.

Un sistema de información y asesoría como tal auxiliaría al ente planificador, empresas y público en general. Contendría datos indispensables para definir objetivos, estrategias, políticas, programas, tácticas y metas, así como para definir localización y cobertura de las operaciones en cada dimensión territorial, con visión estereoscópica, que permita trabajar simultáneamente con metodologías analítica y deductiva.

Las tareas siguientes son: integrar el inventario de oportunidades y amenazas, recursos y limitaciones, por sectores y regiones; darlo a conocer; proponer acciones en esos sentidos; ofrecer y brindar ayuda técnica, financiera y fiscal.

78. Integración comercial

Como secuela de la docena trágica reseñada en Capítulo 28 la planta manufacturera mexicana, enfocada al mercado interior, es enclenque, anticuada, defectuosa e ineficiente al término de los setentas. En 1983 se inicia su reconversión, proyectada al mercado externo. En los siguientes años se complementa con privatización, desregulación y apertura comercial: se liberan mercados, se solicita adhesión a GATT (hoy OMC),[554] y se suscriben acuerdos de integración con países y bloques, a fin de diversificar mercados y ampliar ventas.

Tales medidas, aunadas a devaluaciones del peso, vuelven atractivos los productos mexicanos y la exportación de manufacturas se dispara 370% entre 1980 y 1990. En el primer año aporta 23% del ingreso total de divisas; en el segundo, 52%.

En 1994 entra en vigor Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA en inglés) entre Canadá, EUA y México. Aglutina 380 millones de personas y aporta 30% del producto planetario bruto. México se incorpora a la globalidad regionalizada.

Con TLCAN se busca elevar ventas, asegurar la fidelidad del comprador más importante del mundo y atraer inversión. Sin tratado la exportación quedaba expuesta a vaivenes aleatorios e intereses de EUA. Ahora debe respetar lo pactado. De 1993 a 2001 los envíos de manufacturas mexicanas a EUA se incrementan 30% y los de maquiladoras 270%. Ambas aportan 90% de las ventas totales.[555] Preocupa que México está encadenado a EUA y el PIB de aquí se mueve al ritmo del de allá.

"La inversión extranjera directa también conoció una evolución espectacular," dice Arriola.[556] En el período 1986-93 —antes de TLCAN— el promedio anual es 3,500 millones. A partir de 1994 alrededor de 12,000 millones. Además, México se vuelve base de empresas de otros países que buscan exportar a EUA, incluso China. "Es hoy una de las naciones más competitivas del mundo para atraer capitales que vienen a producir para exportar a otros países," piensa este autor.[557]

Dicho tratado no es entelequia, sino instrumento vivo que debe actualizarse continuamente para que cumpla los objetivos para los que se instituyó, tarea que corresponde al programa comercial, dentro del marco general del plan.

79. PYMEs: segmento estratégico

Las empresas de corta dimensión constituyen lastre para el desarrollo, dado su limitado potencial de ventajas competitivas y economías de escala, deforman la estructura productiva y plantean "un desafío enorme, pues en ellas hay una capacidad muy importante de generación y producción y, por supuesto de empleo, pero bajísima productividad, porque en ese enorme mar de microempresarios —vendedores ambulantes hasta familias plurales— se esconden los peores niveles de pobreza y productividad," considera Iglesias.[558]

Son empresas lumpen, en lenguaje marxista.[559]

No hay que despreciarlas empero. Olmedo Carranza apunta: "son parte del tejido empresarial nacional y en épocas de crisis son refugio […] para seguir produciendo, sobrevivir y sostener la economía familiar, pero también la nacional."[560]

Más bien es preciso organizarlas, hacerlas eficientes y redituables mediante programa apegado a las técnicas de planificación, donde se establezcan objetivos, políticas, estrategias, proyectos y tácticas que definan rumbo y medios con visión integral realista de largo alcance, en busca de competitividad, productividad y beneficio social.

"No debiera volver a aceptarse a la microempresa como sinónimo de ineficiencia y marginación, ni tampoco a ubicar a la informalidad como su ámbito natural e inevitable de desenvolvimiento," recomienda López Espinosa.[561]

Existen 2.6 millones de micro, pequeñas y medianas empresas (PYMEs), 99% del total: 13% en industria; 52% en comercio, y 35% en servicios. Emplean 80% de la mano de obra y contribuyen con la mitad de la producción (PIB).

En Canadá tales unidades absorben 50% de los trabajadores y aportan 43% del PIB. En EUA 53% y 50%, respectivamente.[562] Ambos países tienen organismos especializados para atenderlas con financiamiento, subsidios, tecnología, orientación comercial, información y servicios. El gobierno canadiense tiene Programa para Pequeños Negocios (Small Business Agenda). En EUA las atiende Administración de Empresas Pequeñas (Small Business Administration).[563]

Las PYMEs han proliferado porque la trasformación estructural de la economía mundial abrió oportunidades a empresas de tamaño reducido, amén de que el desempleo ocasionado por la globalización y los recesos padecidos en el mundo en los ochentas alentó a los afectados a crear sus propios negocios.

México carece de programas congruentes y efectivos. El gobierno federal atiende PYMEs de manera tangencial, con instrumentos que favorecen operaciones ineficaces, corruptas y fraudulentas y rinden pobres resultados.

"Los pequeños establecimientos estaban condenados a desaparecer a menos [de] que cambiaran cuantitativa y cualitativamente. El único camino viable parecía ser la promoción del asociacionismo: el agrupamiento de los pequeños según diversas modalidades […] para beneficiarse del cambio de escala económica, social y política," considera Alba Vega.[564]

Bianchi et. al. arguyen que es crucial agruparlas y aconsejan incorporar nuevas PYMEs a la competencia interna "para romper las economías cerradas y transitar hacia la liberación de los mercados," con objeto de aumentar el número y variedad de actores económicos; ampliar el espectro de especialización y la actitud de los empresarios locales frente a la innovación; auspiciar el surgimiento de líderes; incitar relaciones entre empresas complementarias, y alentar actividades de servicios adecuados a las necesidades de la época.[565]

Las PYMEs pueden triunfar si se integran a redes internacionales que les proporcionen competitividad y capacidad exportadora, directa o indirecta, como proveedoras de exportadores o maquiladoras, auxiliados por uniones de crédito, asociaciones de productores, sociedades de responsabilidad limitada de interés público u otras. Al aglomerarse se articulan al marco institucional, suben de categoría ante el público y adquieren presencia sistémica. Conviene fomentarlas, porque ocupan abundante fuerza de trabajo; ofrecen satisfactores de consumo masivo; requieren poco capital y tecnología, y son flexibles. Representan alto potencial y ampliarían la diversidad productiva.

En México se han experimentado varias opciones de integración. Las gubernamentales han tenido vida efímera. Las eficaces han sido iniciativas particulares.[566]

En los noventas el gobierno federal promovió empresas integradoras, para adaptar unidades productivas a modalidades internacionales.[567] Se inspiraron en un concepto aplicado en Italia con magníficos resultados: consorcios de empresas asociadas en cadenas productivas para obtener beneficios comunes en materia de investigación y desarrollo (I&D), información, financiamiento y comercialización.

La unidad pequeña no puede avanzar por sí sola: necesita apoyos. Mas ojo: ayudarlas sólo porque son pequeñas es discriminatorio y nocivo, sobre todo si son incompetentes. Implica gasto estéril que la sociedad cubre vía impuestos o inflación; premia improductividad e ineficacia; auspicia desperdicio, y origina frustración, por despertar esperanzas que no se cumplen.

Merecen estímulo quienes demuestran aptitud, compromiso, vocación y ofrecen proyectos viables, que garanticen coeficientes razonables de productividad, competitividad, rentabilidad y flexibilidad; unidades dinámicas, capaces de triunfar, que aporten innovaciones y activen efectos-multiplicadores, sin atender a su tamaño. Se les debe asesorar y asistir para que se organicen apropiadamente, aprovechen los factores con eficiencia y desarrollen talento empresarial, así como proporcionarles información veraz y oportuna, capacitación, financiamiento y asistencia técnica.

La política industrial tiene que ser neutral y atender a todas las empresas sin distingo, advierte González; [568]pero hay que hacer excepciones, con base en dos criterios:

General: brindar incentivos a empresas que inviertan en innovación tecnológica, formación de recursos humanos, reconversión técnica, laboral y ambiental de su planta productiva, sin distinguir tamaño, sector ni ubicación.

Preferencial: proporcionar ayuda especial a sectores clave en la formación de cadenas productivas eficientes, para reforzar eslabones débiles, crear eslabones faltantes y modernizar empresas de todo tamaño.

En vista de que el primero pudiere acentuar desequilibrios entre empresas y sectores por sus múltiples especialidades y dimensiones, se inclina por el segundo. "La concesión de estímulos debe ser estrictamente temporal y condicionada a que se realicen dichas inversiones. Una vez cubierto el plazo, las empresas beneficiadas deberán estar en situación de competir en plano de igualdad en el mercado."[569]

Esta cortapisa es primordial, pues urge desterrar el paternalismo/ hijismo nefasto y sustituir remedios asistenciales por instrumentos idóneos de fomento y desarrollo.

Al plan toca definir requisitos para hacer competitivas las PYMEs desde los ángulos tecnológico, productivo, mercadotécnico y financiero; aglutinar empresas con especializaciones; aprovechar externalidades que favorezcan la cohesión del grupo y sostengan su crecimiento y capacidad innovadora, y aglutinar como comunidad productiva a empresas con fuerte identidad.[570]

De Maria y Campos advierte: "la pequeña empresa será eficiente, sólo si el entorno económico y social es eficiente, particularmente en el nivel regional y local donde opera. En este contexto se requiere poner atención, no sólo a la eficiencia de la estructura administrativa gubernamental, sino también a la competitividad sistémica y a la "[571]

80. Innovación tecnológica

El atributo más valioso en el contexto económico actual es el talento empresarial, síntesis de: conocimientos y experiencia; estado de investigación y desarrollo (I&D); acervo de tecnología; disponibilidad y calidad de información; capacitación laboral; prácticas administrativas y mercadotécnicas. Consiste en saberlo hacer. Se materializa en invenciones e innovaciones, que trazan fronteras entre progreso, atraso o estancamiento. Las primeras consisten en descubrir un factor o procedimiento nuevo: es obra de creadores. Las segundas, en aplicar invenciones en el proceso productivo: la ejecutan empresarios.[572]

La "reducción de los obstáculos que encuentran en su aplicación las innovaciones tecnológicas y administrativas […] puede ser considerada como el cambio institucional más importante que acompaña al crecimiento," parafrasea Bruton a Wolf.[573]

Kaldor opina: "la capacidad de la economía para absorber el cambio tecnológico —lo que yo llamo el de quienes están encargados de adoptar decisiones en materia de producción— constituye el factor más importante en la determinación del ritmo de crecimiento económico."[574]

Estas citas dan idea de la trascendencia del tema.

Tecnología es concepto estático: muestra estado del arte, dice Machado. Lo importante es la innovación tecnológica: introducir en la empresa cambios que le impriman dinamismo.[575] "Forma parte de un conjunto de políticas y actividades convergentes, no un elemento aislado de la cadena productiva," según Martín del Campo.[576]

Se aplica en todas las actividades gerenciales, en forma de activos fijos, procesos, métodos y sistemas. Distingue a la empresa, le da identidad y consolida su presencia en el mercado; eleva su productividad; le brinda rentabilidad, que provee excedente para innovar más, e incrementa su valor patrimonial. Favorece el aprovechamiento eficiente y eficaz de los factores productivos. Detona círculo virtuoso de progreso y aporta armas para triunfar en las condiciones impuestas por la globalidad.

Quintana aconseja: "después de haber dominado la tecnología seleccionada y agotado su potencial, la empresa no puede renunciar a seguir elevando su productividad, para lo cual debe dar un salto emigrando hacia una nueva tecnología que supere las limitaciones de la anterior. […] Tiene que restablecer procedimientos de producción, sistemas y controles a partir de nuevos principios, reiniciando el ciclo de la mejora continua en la búsqueda de la eficiencia máxima."[577]

Las economías con alto nivel tecnológico "pueden sustentar su competitividad internacional en ventajas competitivas dinámicas y transformar su estructura con mayor rapidez. Aquellas naciones que en cambio se especializan en actividades de baja intensidad y dinamismo tecnológico presentan una mayor rigidez al cambio estructural y deberán sustentar su competitividad internacional en la disponibilidad y bajo precio de sus recursos naturales y humanos," expresa Capdevielle.[578]

El fenómeno se observa lo mismo entre países, regiones, sectores o empresas: las dotadas de tecnología apropiada se adaptan mejor a los mercados, son eficaces y crecen; las mal dotadas se estancan y/o desaparecen.

Las unidades aisladas carecen de posibilidades para disponer de innovaciones dinámicas. Las asociadas en cadenas y redes comparten conocimientos y procesos —de mayor refinamiento cuando giran en torno a un consorcio trasnacional líder— y ocupan mejor posición.

Quintero hace notar que "el desarrollo tecnológico tiene muy largos plazos de maduración. Es más evidente cuanto menos competitiva sea la empresa, que es precisamente cuando más necesita desarrollar técnicas adecuadas y una cultura tecnológica propia."[579]

La competitividad en este terreno se mide con cinco indicadores, según Robledo: ambiente económico; infraestructura física; cantidad y calidad de recursos humanos disponibles; marco institucional de fomento a la innovación, y empresas proveedoras de insumos y servicios técnicos.[580] El plan ha de contemplar que todos sean favorables.

81. Innovación en México

En los setentas se crean instituciones especializadas que forman la infraestructura científico-tecnológica de México.[581] Eran "excesivamente burocráticas, autocontenidas y escasamente preocupadas por los resultados y el control sobre sus logros. […] Cada una operaba independientemente, y alejadas (sic) del campo productivo." El cambio tecnológico se concebía como aplicar inyecciones intermitentes de tecnología en plantas y grandes complejos especializados, apunta Casalet.[582]

"Los esfuerzos de investigación y desarrollo en México son más bien pobres," sostiene Cimoli.[583] Se orientan principalmente a modernizar procesos de producción y mejorar su organización y la calidad de los productos.

Durante el desarrollismo el talento empresarial se concentra en empresas grandes —trasnacionales el grueso— poseedoras de vastas capacidades tecnológicas y productivas, mientras la mayoría sobreviven merced a protección estatal. "Predomina el protagonismo de la gran empresa como determinante del proceso de innovación," precisa Casalet.[584] Una cuantas PYMEs, proveedoras de aquéllas, se desarrollan a su sombra y salen avante. Es raquítica la iniciativa personal, porque el paternalismo/hijismo reprime la acumulación de conocimientos y la formación de empresarios competentes, con aptitudes gerenciales, técnicas y promotoras.

"El Estado surgió como el único actor inicial promotor del despegue industrial de manera patrimonialista. Fue el promotor de todo el edificio proteccionista, que se vio obligado a cerrar fronteras a la competencia externa, pero también a reglamentar demasiado la industrialización interna. Fue como alimentar una paloma con balas de plomo para que no volara," sostienen Rudomin et. al.[585]

El objetivo, rayano en obsesión, es crear empresas que sustituyeran importaciones, lo cual es estrategia. Se "presuponía la identificación entre capacidad productiva y tecnológica: el aumento de la inversión en capital físico redundaba de manera automática en innovación tecnológica, que se consideraba un subproducto del aumento de la capacidad productiva," observa Rivera Ríos.[586] Peor aún: prevalecía la creencia de que "lo único que tenía que hacer un país para especializarse era adoptar la tecnología que se ajustara a su dotación de recursos."[587]

En consecuencia, el sistema de innovación se integra de manera fortuita, sin orden ni dirección y no se crean circunstancias para que las empresas inviertan en I&D ni adquieran capacidad innovadora. Revela la inexistencia de política de Estado y de plan estratégico integral. Como en las demás facetas de política económica las acciones responden a ondas sexenales deshilvanadas, sujetas al criterio y caprichos del equipo presidencial en turno, quien ocupado en ganar prestigio, resolver urgencias y pagar favores, descuida cuestiones fundamentales como I&D, invención e innovación.

El flujo de inversión en I&D significa 2.6% del PIB en EUA y 1.7% en Canadá. Los gobiernos aportan un tercio. En Corea es 2.7%, con participación estatal de un quinto.[588] Aquí es de sólo 0.3% y el gobierno pone dos tercios. La inversión media por empresa es 0.6% sobre ventas, frente a 3.1% en EUA.[589]

Así, el panorama es sombrío: unidades rudimentarias, ineficientes, imposibilitadas para tecnificarse; talento empresarial improvisado y limitado; estructura productiva inclinada a procesos de bajo contenido tecnológico, y estructura institucional impropia para mantener ambiente político, social y administrativo idóneo para el desarrollo. El rezago coloca a empresas nacionales en situación frágil frente a competidores y explica la penetración de compañías y de productos foráneos.

Es más, "los escasos incentivos que alguna vez existieron […] desaparecieron hace varios años y los programas de riesgo compartido nunca funcionaron bien debido a los procedimientos tan complicados que significaban," consigna Quintero.[590]

"Al mediar los años noventa nuestro país registraba brechas importantes en renglones relativos al esfuerzo tecnológico y al desempeño innovativo, lo que ha colocado al SMI [sistema mexicano de innovación] en una posición de rezago que no tenía a principios de los años ochenta." relatan Bazdresch Parada et. al.,[591] ineludible por las dificultades que padeció la economía en los ochentas.

Las disparidades económicas de la era globalizada no pueden superarse con sólo adoptar tecnología ajena. Es preciso romper la dependencia. "Las empresas de las economías atrasadas deben ser capaces de manejar de manera rápida y eficaz las innovaciones estratégicas que se requieren para generar nuevas tecnologías y los productos y servicios que distinguen a la nueva revolución industrial," sugiere Machado.[592]

La aclaración es pertinente, porque trasferir, imitar o copiar tecnología no proporciona la competitividad que exigen los mercados. Lo sustancial es trasformarla, adaptarla y más que nada crearla, de acuerdo a cultura, actitudes, recursos y características de cada lugar, para así estimular el dinamismo técnico, como aconseja Kaldor.

Con la transición de proteccionismo a libre mercado se trasforma el SMI. Sus actividades "difieren de las del pasado, no sólo en la organización estructural, ya que las actuales son más flexibles, menos piramidales en su decisión, y no cuentan con subvenciones ilimitadas, sino que deben buscar sus propias vías de financiamiento a través de la calidad y la oportunidad de los servicios ofrecidos," señala Casalet.[593]

En el sector moderno de la economía predominan innovaciones de dos clases: de gran escala de producción y dependientes de proveedores, apunta Capdevielle,[594] las cuales no aportan ventajas significativas. Contribuyen con más de 80% del valor agregado y empleo en la industria manufacturera. Es reducida la participación de actividades de alta capacidad científica y de proveedores especializados de maquinaria, equipo e insumos. De cualquier modo, 32% de la exportación manufacturera mexicana se califica de alta tecnología, frente a 44% en EUA y 24% en Canadá.[595]

Cimoli detalla: la gran mayoría de empresas absorben nuevo conocimiento tecnológico de fuentes internas; se advierte cooperación tecnológica entre empresas del mismo sector y reducida entre sectores diferentes; existe pobre interacción entre empresas e instituciones que fomentan redes tecnológicas; los usuarios y proveedores especializados son fuente importante de conocimiento tecnológico; los centros de investigación de sector público y universidades no son surtidores relevantes de información para empresas, y las compañías mexicanas se inclinan a innovar con base en aprendizaje tecnológico propio.[596]

A dos décadas de que empezó a desmantelarse el esquema proteccionista es improbable que exista disposición generalizada a aplicar innovaciones. Rige el instinto de sobrevivir mediante improvisación, imitación o plagio de tácticas de producción y venta, ruta equivocada para progresar al ritmo requerido. Es imprescindible formular el programa de innovación tecnológica sobre bases científicas, de manera sistémica, a largo plazo, vinculado al plan nacional y demás programas sectoriales y a partir de allí construir y operar plataforma científica-tecnológica capaz de favorecer la innovación y cimentar el progreso.

82. Instrumentación operativa

"El mayor obstáculo que encaran los países [subdesarrollados] para aprovechar los beneficios de la nueva revolución industrial es la falta de capacidad de sus empresas para, efectivamente, emprender innovaciones tecnológicas estratégicas," asevera Machado. [597]

Construir dicha plataforma científica-tecnológica, articulada a los aspectos cultural, político, económico, social y físico, es labor del gobierno, brazo ejecutor del Estado, por tres razones enumeradas por Waissbluth:[598]

El innovador tiene que afrontar incertidumbre y asumir el riesgo de perder dinero. Pocos particulares están en condiciones de o dispuestos a hacerlo.

Ha de compartir beneficios de la innovación con la sociedad y aún con rivales, quienes suelen verse más favorecidos que él mismo. Las patentes no le protegen, ya que la tecnología es aprovechable por todos y brinda ventajas comparativas a cualesquiera sectores y empresas, aún foráneos.

La innovación privada crea distorsiones: concede privilegios monopolísticos, margina a PYMEs y desatiende proyectos de incertidumbre alta, plazo largo e interés social.

Algunas corporaciones invierten en I&D y aceptan los riesgos implícitos, aunque lo normal es que "los países industrializados subsidian el gasto en ID de sus empresas, sobre todo mediante subvenciones [subsidios directos) y deducciones fiscales. Casi no se recurre a préstamos. Es probable que, a la luz de los acuerdos de libre comercio, cada vez se subsidie más el desarrollo tecnológico," apunta Waissbluth.[599]

Organización Mundial de Comercio califica de legítima la asistencia financiera a investigación empresarial,[600] según criterio establecido por consenso internacional.

Los esfuerzos en este sentido deben seguir pauta sistemática, con enfoque integral y horizonte amplio, vinculados al plan general y sus programas sectoriales, del modo en que he insistido.

La tarea inicial es elaborar taxonomía del cuerpo de organismos participantes, que deben aquilatarse por sus capacidades, defectos y potencialidades. Algunos se orientan a I&D e invención; otros a aplicar innovaciones, y hay quienes cubren ambos campos. Deben conocerse y evaluarse con rigor.

A partir de allí se establecerían objetivos, estrategias, políticas, programas, tácticas y metas por escalas económicas y dimensiones territoriales, tanto en actividades rurales como urbanas.

Es fundamental ver más allá del aspecto material: "las aportaciones de la ciencia y la tecnología para el desarrollo sustentable no dependen solamente del monto y alcance de sus actividades de investigación, sino también de la forma en que los recursos disponibles son administrados, articulados y aprovechados," observan Méndez Nonell et. al.[601]

La empresa es la unidad mínima, átomo del universo productivo; de ella dimana la energía que mueve el aparato económico. Se tiene que partir de ella para comprender su mecánica e influir en ella. En tal virtud, hay que conocer a fondo el eje central del análisis del proceso de innovación —así le llama Cimoli— formado por: relaciones tecnológicas entre empresas, proveedores, productores y usuarios; interacciones tecnológicas de empresas con centros de investigación, universidades u otras instituciones, y conducta tecnológica de la empresa, medida por labores de I&D, aplicaciones, mejoras de proceso y aportaciones de conocimientos del personal de la empresa que se incorporan a rutinas de operación, enriquecen tecnología y se convierten en innovación.[602]

Universidades, centros de investigación e institutos tecnológicos son productores de conocimientos, que desempeñan papel crucial en proyectos de I&D y capacitación de personal, dice Casas.[603] El planificador tiene que considerarlos.

Es preciso establecer procedimientos para poner la tecnología al alcance de las empresas, agruparlas, patrocinar proyectos conjuntos de I&D y fomentar coordinación y armonía entre ellas.

"Para atacar el problema de rezago social y económico es imperativo apoyar el desarrollo de aquellas tecnologías orientadas a elevar la productividad de las actividades con mayor impacto en el nivel y calidad de vida de la nación, que incidan en la alimentación y salud de la población, que posibiliten un mejor y mayor dominio de nuestros recursos naturales y que incrementen la competitividad del aparato productivo nacional," recomiendan Méndez Nonell et. al.[604]

El adelanto nacional depende de aprovechar tecnología disponible; adaptarla a las necesidades de cada caso; incorporar la experiencia de trabajadores de la compañía, quienes la conocen a fondo, saben cuáles son sus fallas, cómo superarlas y descubrir nuevos procesos y aplicaciones. También es provechoso recabar opinión de proveedores, competidores, compradores, universidades, institutos de investigación, organismos públicos y privados.

Machado distingue cuatro clases de innovación: no planeada, fortuita, incremental y estratégica.[605]

Es imposible anticipar las no planeada y fortuita. Lo racional es aprovecharlas en cuanto se detectan.

Las incrementales mejoran la eficiencia operativa: la incrementan. A corto plazo elevan productividad, calidad y rentabilidad. Conviene adoptarlas, aunque no contribuyen significativamente a la competitividad. Las estratégicas proporcionan capacidad para operar con eficacia. Representan acciones premeditadas que fortalecen la capacidad competitiva. Facultan a desempeñar papel protagónico y vencer en la carrera larga. "Son procesos continuos en que una empresa sintetiza la prospectiva industrial y tecnológica con un entendimiento profundo de los mercados," añade Machado.[606] Son las que mayor atención demandan.

Cimoli considera que innovar es proceso interactivo donde se combinan tres sinergias: conducta tecnológica de la empresa (esfuerzo de I&D, mejoras de proceso, etc.), relaciones interempresariales e interacciones entre empresas, centros de investigación, universidades y otras instituciones.[607] Las tres actúan en circuitos donde se originan relaciones, reglas y restricciones, que definen oportunidades y amenazas, fortalezas y debilidades; propagan flujos de conocimientos e información, y mantienen en acción el proceso innovador. Son elementos que el plan y el programa de fomento correspondiente deben contener.

La eficacia de innovar depende de la capacidad de la economía para absorber el cambio tecnológico. Implica solidez, estabilidad, mercados bien organizados y sólidos y capacidad técnica de producción. También influye la atmósfera político-social: Estado de derecho, gobernabilidad, seguridad, tranquilidad, reglas de juego claras, rectitud y honestidad de gobernantes y eficacia de la gestión pública, que auspicien confianza y propensión a gastar en I&D y en innovar. Constituyen competitividad, que estimula la invención e innovación más que los incentivos directos, subsidios y apoyos fiscales.

El organismo planificador debe presentar listas de clases y características de tecnologías apropiadas a cada tipo de empresa, según su rama, sector, localidad y región, así como señalar posibles beneficios, para impedir o al menos atenuar discriminaciones por este concepto.

Como complemento hay que sembrar en el público conciencia de la importancia de I&D, tecnología e innovación e incitarle a participar en actividades relacionadas con ellas, a capacitarse y colaborar en el avance tecnológico.

En el presente la tecnología evoluciona y se reproduce por sí misma a tal velocidad que el programa debe ser ágil y flexible al profundizar, afinar, ampliar, combinar y dar nuevas aplicaciones a la innovación.

Inculcar la práctica metódica de innovar con calidad se inscribe en la metamorfosis cultural que recomiendo en Cuarta parte. Comprende educación, capacitación, vocación, sentido de responsabilidad, voluntad de trabajo, constancia, entusiasmo, creatividad, honestidad, honradez, profesionalismo, entrega, compromiso y demás virtudes que delinean el talento empresarial y en México son paupérrimas.

El programa debe precisar elementos que alienten la innovación: legislación; deducciones de impuestos, subsidios y otros mecanismos fiscales; depreciación acelerada de maquinaria y equipo utilizados en I&D; crédito preferencial, asistencia técnica y asesoría en este campo; garantía bancaria; aportación de capital; aportación no reembolsable del costo parcial de proyectos; becas; organización de cadenas y redes con fines de asociación tecnológica, y premios a empresas y personas destacadas en labores de I&D, descubrimientos, invenciones, aplicaciones y cualquier aportación que eleve la riqueza tecnológica.[608]

Es forzoso definir la combinación más adecuada en cada caso —empresa, rama, sector y región— de acuerdo a la realidad local del momento: condiciones sistémicas y prioridades de política.

Décima parte

Ciudades, infraestructura y energía

83. Áreas urbanas

La tercera vertiente de planificación territorial se refiere a ciudades, dínamos de la nación-Estado, donde "los hombres se enfrentan a la naturaleza no como unidades independientes, sino como miembros de grupos organizados en forma cooperativa," dice Linton.[609]

Cuando la aldea primitiva evoluciona en villa delimitada por cerca o muralla se da "un gran paso hacia delante" considera Morgan.[610] Obedece a que a campo abierto el hombre realiza labores primarias. Al congregarse en aldeas desarrolla oficios, técnicas, artes, ciencias y refina formas de gobierno, organización, administración, producción y servicios.

Aristóteles llama creación de la naturaleza a la ciudad, fundado en que "el hombre es animal político por naturaleza." Al decirle político —del griego ?????s, ciudad-Estado— lo confina a las relaciones dentro de dicha ????s. Asevera que "se organiza con miras al bien; porque el hombre obra siempre con el fin de lograr lo que cree bueno. Si toda agrupación tiende al bien, la ciudad o sociedad política, que es la superior entre ellas y las comprende todas, tiende al bien en mayor grado que las demás."[611]

Las aldeas surgen hace c. 5,000 años en riberas de ríos, relato en Capítulo 1. Albergan no más de 10,000 habitantes; pocas llegan a 100,000.[612] En ellas florecen civilizaciones, se pactan transacciones de negocios que vinculan pueblos y se forja la cultura.[613]

Poco antes de la era cristiana, una ciudad domina el mundo conocido: Roma. Su preponderancia dura cinco siglos.

En el siglo 7º el islam se apodera del Mediterráneo y bloquea el comercio entre urbes cristianas. "Materialmente subsistieron las ciudades, pero perdieron su población de artesanos y comerciantes y, con ella, todo cuanto habían logrado perdurar de la organización municipal del imperio romano," relata Pirenne.[614]

En siglo 12º termina la hegemonía musulmana, se renueva el comercio europeo y se dispara la producción artesanal, orientada al mercado externo. Surtirlo requiere abundante inversión, que aportan comerciantes y banqueros, quienes asumen el liderazgo en la villa o burgo: se les llama burgueses, gestores del capitalismo en siglo 13º.[615] La artesanía evoluciona en industria incipiente.

"Las ciudades son motores siempre en movimiento. Por sí solas se encargaron del primer auge europeo," señala Braudel.[616] En el siglo mencionado prosperaron con rapidez. "Ciudades modernas, demasiado adelantadas para su época, anuncian ya el futuro o son ya el futuro," proclama.[617]

Hasta siglo 15º "fueron los únicos centros del comercio y de la industria," indica Pirenne.[618] "Entre la ciudad y el campo existe una rigurosa división del trabajo, pues el campo sólo practica la agricultura, mientras que la ciudad se dedica al negocio y a las artes manuales," añade.

El Estado y las instituciones cambian de fisonomía durante el renacimiento. La burguesía sacrifica libertades, a cambio de mayor radio de acción comercial, empréstitos y canonjías. "Se forma una economía territorial que viene a sustituir a la economía urbana, [… pero] continúa siendo de dirección urbana. Las ciudades, junto con el Estado, siguen dirigiendo el juego."[619]

Por tanto, la organización política se convierte en territorial: nacional en significado moderno. "Se afirma el papel desempeñado por las capitales, sostenidas por la misma presencia y por los gastos del Estado, seguras de alcanzar una categoría hasta entonces no igualada: la de superciudades. […] El peso y la vida de todo el Estado empiezan a girar en torno a estos monstruos urbanos, que no tienen rivales, instrumentos de lujo, máquinas para la fabricación de la civilización y también de la miseria de los hombres," opina Braudel.[620]

La revolución industrial empieza en siglo 17º, por el aprovechamiento del vapor en producción y trasporte, y se consolida en el 18º. La urbe se afianza como vértice de la actividad económica. En ella se asientan industria, finanzas, comercio, amplia variedad de servicios y es imán de personas en busca de oportunidades.

A partir de siglo 19º se forman metrópolis por varios rincones de la Tierra, donde aparecen problemas que señalo adelante.

La mitad de la población mundial reside hoy en ciudades. Se estima pasará a 60% en 2025. Existen 408 de más de 1.000,000 de habitantes: 129 en países ricos y 279 en subdesarrollados. En 25 años serán 639: 153 y 486, respectivamente.[621]

84. Ciudad: sistema complejo

El área urbana es sistema complejo, afirma Forrester: se integra por personas, construcciones y actividades económicas interactuantes. Constituye un módulo regional, enlazado concéntricamente a conglomerados mayores —región, Estado, país, mundo— por relaciones físicas, culturales, políticas, sociales y económicas. Su alcance está dado por el grado de movilidad de personas, dinero, objetos, servicios e información.[622] Genera fuerzas de atracción o repulsión que inducen a las personas a elegir dónde residir y trabajar, en su papel dual de consumidores y agentes productivos, y determinan flujos migratorios desde y hacia ellas.

La ciudad es además sistema cerrado: la delimitan las interacciones que se generan dentro de ella y determinan su comportamiento. Cerrado no implica aislado: lo que ocurre fuera tiene impacto en ella; pero no afecta ni altera sus características intrínsecas. Su funcionamiento responde a causas endógenas; no proviene de ni es impuesto por el contorno externo, aunque acontecimientos de fuera aceleran o retardan el proceso. Se halla enlazada al conglomerado del cual forma parte: región, Estado, país, mundo. Cuando las condiciones internas son más favorables que las del derredor, la gente y la industria son atraídas y viceversa: si son adversas las repelen. Su influencia se extiende hasta donde lo permite la movilidad de factores, la cual traza su radio de acción, que puede ser ilimitado. Sus fronteras se desplazan conforme invade territorios aledaños.

Las metrópolis son núcleos regionales, por lo que existen nexos indisolubles entre ellas y las economías local, regional y nacional, así como en los procesos de localización económica y movimientos migratorios. Por tanto, lo que acontece allí es de proyección nacional y merece atención esmerada. "Constituyen verdaderos motores del crecimiento económico, […] desempeñan un papel catalizador en la formación y evolución de las ventajas comparativas y competitivas, al concentrar muchos de los ingredientes esenciales de la nueva competencia internacional: recursos humanos de alta calificación; infraestructura productiva y social de alto nivel, así como una estructura de toma de decisiones," expresa Aguilar Barajas.[623]

Por ser sistemas cerrados opera un mecanismo de retroalimentación, por el que las variables se nutren a sí mismas y refuerzan su avance o colapso, que se despliega en ciclos de vida: desarrollo, envejecimiento, deterioro, decadencia, ruina, en su caso regeneración y de nuevo desarrollo…, las cuales trazan tendencias seculares de duración eterna. Ejemplos: Atenas tiene c. 30 siglos; Roma, c. 27; París, c. 21; Londres, c. 20, y México-Tenochtitlan, c. 7 siglos.

Son demasiado grandes, congestionadas, contaminadas; se distinguen por desorden, ineficiencia e iniquidad social. Gradualmente contagian a áreas adyacentes saludables, mediante suburbanización y crean monstruos indomables. El influjo constante de gente enardece la concentración. Cuando es irrestricta y rebasa la capacidad de absorción favorece desempleo, economía informal, invasión de predios, hacinamiento, parasitismo social, mendicidad, vicio, endemias y delincuencia. En ellas se gesta proletariado lumpen, como denomina Marx al "producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas" de la sociedad,[624] que Engels llama "escoria integrada por los elementos desclasados de todas las capas sociales y concentrada en las grandes ciudades,"[625] Ambos las califican de "centro[s] de reclutamiento para rateros y delincuentes de todas clases, que viven de los despojos de la sociedad, gentes sin profesión fija, vagabundos, [gente sin patria ni hogar]."[626] La juventud lumpen (niños de la calle y pandillas) crece sin principios, valores, oficio ni beneficio. Nada tiene que perder y está dispuesta a lo que sea. Provee delincuentes, asesinos, terroristas, vagos, viciosos y pordioseros. Constituye explosivo social siempre latente.

La gran urbe genera demanda exacerbada de agua potable, drenaje, salud, educación, vivienda, vialidad, trasporte, energía, alumbrado, vigilancia, recolección de basura. Se multiplican sus costos, insuficiencia, defectos e ineficacia. Muestra estructura deforme, anticuada, disfuncional. El tránsito de vehículos es congestionado, desordenado, lento, peligroso y destructor del medio ambiente. El gasto administrativo excede las posibilidades del erario local: debe ser subsidiado. Los grupos miserables y lumpen utilizan servicios mas no pagan impuestos: son amenaza para la sociedad y carga para el fisco. La competencia por el suelo suscita especulación, lo encarece y hace inalcanzable disponer de vivienda a muchas familias, lo cual reproduce hacinamiento e invasión de territorios.

La anomia y consiguiente ingobernabilidad son ostensibles: se patentizan en rebeldía civil, marchas, manifestaciones, plantones, caos vial permanente y criminalidad ascendiente, que alteran la paz, tranquilidad y bienser de los pobladores. Corrupción e impunidad actúan como causa y efecto, y refuerzan el círculo vicioso.

En la ciudad se entrelazan multitud de culturas, criterios, necesidades, actitudes, conductas, ocupaciones y estratos sociales. Se manifiestan sentimientos e inquietudes de sus miembros y de la colectividad. Su carácter está determinado por el de sus pobladores, quienes son actores y espectadores; sujetos activos y pasivos de lo que ocurre; artífices de sus complejidades y soluciones. "Es el espacio en el que los habitantes se asumen como ciudadanos, es el espacio natural de la construcción de la ciudadanía," afirma Ziccardi. En ella "históricamente se fincaron y se expandieron los derechos y obligaciones de los ciudadanos."[627]

Los cambios en la civilización occidental durante la segunda mitad de siglo 20° multiplican las exigencias de derechos individuales y el sentido de pertenencia a la comunidad, lo cual embrolla vida y gobierno de ciudades, donde se agranda lo que Kymlicka et. al. denominan cultura de dependencia, consistente en reclamar derechos sin aceptar ni cumplir obligaciones. Equivale a hijismo. Moldea individuos subsidiarios, indolentes e insensibles, carentes de solidaridad, de responsabilidad compartida, de respeto a formas de convivencia y de voluntad para trabajar en beneficio del bien común. Inculca pasividad en los pobres sin mejorar sus oportunidades y perpetúa "el problema al reducir a los ciudadanos al papel de clientes inactivos de la tutela burocrática."[628]

Las diferencias en ubicación, disponibilidad de recursos y estructura productiva matizan el darwinismo social y geográfico: son notables diferencias entre los privilegiados, que disfrutan con holgura las comodidades y servicios urbanos; numerosos segmentos medios, que viven en situación aceptable, y amplia mayoría que subsiste de manera precaria y miserable.

Durkheim sostiene: "cuanto más primitivas son las sociedades, más semejanzas existen entre los individuos que las componen."[629] Ergo, entre más evolucionadas son mayores su diversidad humana y complejidad y se acentúa el imperativo de planificar.

85. Ciudades de México

La república mexicana era rural hasta bien entrado siglo 20°, salvo la capital y pocas localidades. A partir de los cincuentas se metropolizan poblados y se acelera el crecimiento urbano: en 1950 el 28% de la población habita en 84 ciudades de 15,000+ habitantes. Sólo la capital rebasa el millón. En 2000 el 61% de la gente vive en 368 localidades de 15,000+ habitantes, 9 de ellas con 1.000,000+. Covarruvias estima que en 2030 habrá 20 de 1.000,000+ y 78 de 100,000+ a 1.000,000, que alojarán 70% de la población.[630]

Las disparidades son abismales: mientras en ciudad de México el ingreso por habitante es 198,184 pesos en 2005 y en Cancún 134,774, en Tepic es 54,110 pesos, la cuarta parte.[631]

Las megaurbes de México padecen con intensidad los males crónicos enumerados, que se antojan irresolubles, agravados por organización inadecuada, crecimiento anárquico desmedido, ineptitud gubernamental, vicios administrativos, incapacidad financiera, abulia y descuido, sintomáticos de subdesarrollo económico y atraso cultural. Razón subyacente es la que reitero en varios pasajes: ausencia de planificación.

La situación crítica permanente de la capital empeora por la concurrencia de autoridades federales, de Distrito Federal, de sus delegaciones, de gobierno del Estado de México y de sus municipios. En condiciones similares, aunque no tan graves por menor tamaño, están Guadalajara, Monterrey, Puebla.

Eibenschutz Hartman aconseja "establecer un marco jurídico que soporte la coordinación adecuada de las actividades que ejercen los gobiernos, tanto locales como federales."[632] Esto sugiere crear gobiernos de áreas metropolitanas, con órganos legislativos y judiciales propios que las administren integralmente, donde participen representantes de las entidades involucradas, sin lesionar intereses de alguna. Es asunto delicado, pero imprescindible para lograr su saneamiento y desarrollo, que el planificador tiene que tener en mente.

86. Planificación urbana

Es difícil administrar una metrópoli, donde causa y efecto suelen no relacionarse estrechamente en tiempo o espacio. "La estructura de un sistema complejo no consiste en un simple circuito de retroalimentación donde el estado de un sistema domina su comportamiento. Un sistema complejo tiene multiples circuitos de retroalimentación interactuantes," advierte Forrester. Es contraintuitivo, porque sus problemas no se resuelven por intuición. Si se abandonan al azar o casualidad se intensifican, por moverse en círculos viciosos.[633] El sistema urbano esconde causas y es engañoso: los síntomas se confunden con causas aparentes, porque éstas son síntomas coincidentes.[634]

Las enfermedades de las grandes concentraciones deben combatirse con un proceso preconcebido, razonado, de planificación. Se requiere "una política nacional explícita, con un enfoque territorial del desarrollo, de carácter regional y urbano que se aplique en subsistemas urbanos y en las ciudades que los constituyen. Esta política deberá plantear estrategias en materia económica, social y ambiental que contribuya a evitar que las disparidades regionales se profundicen; que vinculen el desarrollo económico con la equidad social y el territorio, en un marco sustentable; que considere las diferencias regionales e incorpore la participación de los diversos sectores; que se complemente con una sana y eficiente participación del Estado; y que regule las distorsiones del mercado y garantice una tasa de crecimiento con equilibrio externo y desarrollo social," asevera Covarrubias.[635]

"Es imperativo coordinar la concepción del desarrollo urbano y del medio ambiente con la estrategia de instalación de infraestructura; […] con las políticas fiscales y sociales; las de educación y salud. En síntesis, el desarrollo de la ciudad debe partir de una visión integral de largo plazo; una visión que adecue [sic] y coordine las políticas para potenciar y estimular el ordenamiento urbano que los programas articulados proponen," aconseja Eibenschutz Hartman.[636]

Tales frases pecarían de utópicas como objetivos del plan. No es la idea: las presento como línea metodológica, como criterios que conviene adoptar al planificar ciudades.

El primer paso del programa urbano es establecer fronteras de las áreas en observación, vistas como sistemas, módulos y subsistemas. Después, como en los temas anteriores, se requieren taxonomía y diagnóstico, para conocer la situación al detalle.

Al seleccionar las variables se debe atender que "el carácter de una ciudad está determinado por su población. En cualquier momento, la población es resultado del movimiento pasado hacia y desde la ciudad y de las conversiones sociales y económicas que ocurren en ella. Empleo y vivienda parecen ser los dos componentes más influyentes para determinar movimiento hacia la ciudad y mayor movilidad económica interna," escribe Forrester.[637]

Población, industria (conjunto de actividades económicas generadoras de empleo) y vivienda son los motores de la dinámica de la ciudad. Su naturaleza, estructura y cambios reflejan su carácter; facilitan determinar y comprender la fase del ciclo de vida en que se encuentra: desarrollo, envejecimiento, decadencia o ruina. "Son más fundamentales que gobierno local, cultura social o política fiscal," arguye dicho autor.[638]

Se tienen que abarcar todos los ámbitos —biológico, físico, cultural, político, tecnológico, económico y social— e identificar impactos cruzados de fuerzas y tendencias externas en fenómenos internos y viceversa, con proyección larga: 30 ó 45 años.

La finalidad de planificar la urbe es auspiciar condiciones que hagan agradable la vida de sus habitantes. Se le debe dotar de vitalidad económica para que brinde empleo, vivienda y servicios adecuados y suficientes a los pobladores. Es imprescindible erradicar sus lacras, tarea colosal por su magnitud y severidad y porque el crecimiento demográfico las refrenda y multiplica.

Los pasos para conseguirlo son: definir objetivos en función de necesidades futuras y usos del suelo por zonas y tipos: residencial, industrial, comercial e institucional; establecer políticas idóneas, alcanzables, de usos de suelo, y proponer estrategias, tácticas y proyectos públicos y privados de aplicación viable, integrados a planes regionales, formulados en conjunción con el plan general y programas complementarios, con el carácter sistémico en que he insistido.

El programa urbano es complementario del de localización industrial. "El manejo eficiente de la expansión urbana requiere de un marco de referencia apropiado que relacione de modo coherente las políticas y estrategias con las inversiones correspondientes. Este marco, a su vez, ha de construirse con un entendimiento sólido de cómo crecen las ciudades y de las fuerzas que intervienen en ello como resultado del funcionamiento de los mercados de suelo y laborales, así como de las decisiones de localización residencial y empresarial," recomienda Aguilar Barajas.[639]

Las estructuras urbanas tienen que renovarse según paradigmas de la globalidad: aprovechar a plenitud las ventajas comparativas y competitivas del sistema-ciudad, en busca de eficiencia óptima; utilizar racionalmente sus recursos; descartar actividades inconvenientes, y abrir oportunidades de trabajo al mayor número posible de personas.

"Para encauzar a la ciudad hacia un futuro sustentable es preciso promover su productividad y fortalecer sus ventajas competitivas. Éstas residen en la diversidad y riqueza de los factores locales," recomienda Quadri de la Torre.[640]

El programa ha de determinar "usos del suelo [urbano] acordes con las demandas de la economía y de la sociedad, con seguridad jurídica y protección del entorno ecológico, como factores generadores de plusvalías que puedan ser utilizados para financiar la satisfacción de necesidades de suelo de las familias de menores ingresos y subsidiar áreas de equilibrio ecológico; identificándose en cada caso las áreas adecuadas y necesarias para un desarrollo urbano planeado y ordenado," piensa Covarrubias Gaitán.[641]

La cortapisa principal es financiera, por estrechez financiera de gobiernos locales, costo elevado de proyectos y condiciones precarias de la economía nacional.

Otra restricción es institucional-administrativa: las autoridades citadinas se distinguen por ineficiencia e ineficacia, derivadas de organización gubernamental inapropiada; ineptitud de cuadros políticos y operativos, y hábitos y costumbres perniciosos. Además, el tamaño y crecimiento de las localidades amplifican las dolencias y hacen que los remedios sean inservibles antes de aplicarse.

Gracias al hijismo la gente concibe los servicios urbanos como derecho inherente, por el que no existe contraprestación: se consideran obligación de Papá Gobierno. Cuando los habitantes sienten que no se les cumple brotan inconformidad, anomia e ingobernabilidad. Las autoridades responden con subsidios asistenciales y otros bálsamos populistas para calmar los ánimos y lograr mérito político. Se asumen como Estado-benefactor, que merma el exiguo presupuesto. Tal función no puede desaparecer súbitamente; pero debe apegarse a programa sistémico, razonado, que puntualice prioridades y asignación de recursos que garanticen auténtico beneficio social. Más importante es que actúe como Estado-inductor e induzca al trabajo y exija solidaridad cívica como contrapartida de los beneficios recibidos.

Las ciudades son vórtices de desarrollo. Por ello es imperativo planificarlas: cubrir el horizonte completo, cada una de las partes y todas sus interrelaciones y respuestas, con la perspectiva de largo plazo mencionada: 30 ó 45 años, con auxilio de procedimientos metódicos de orientación y control de crecimiento, que incluyan normas cualitativas y cuantitativas sobre usos de suelo, tránsito de vehículos, servicios comunales y regionales, con participación de las instancias políticas involucradas y la sociedad civil.

La metrópoli tiene aptitudes para ser "mecanismo de integración social que contribuya a contrarrestar la desigualdad social y la segregación urbana que caracteriza [a] nuestras sociedades," sostiene Ziccardi.[642]

Ordenar ciudades hace necesario considerar aspectos como los siguientes, dice Covarrubias:

Planificación física: de suelo, vivienda, instalaciones y servicios públicos, en función de la población y su capacidad de compra.

Ordenamiento urbano: usos de suelo, infraestructura, dotación de servicios, tierras urbanizables y no-urbanizables, en función de su potencial agronómico y ecológico.

Infraestructura urbana: obras y abastecimiento de agua potable, saneamiento, energía, comunicaciones, trasporte, educación, salud, etc. adecuados a necesidades presentes y futuras.

Vivienda: disponibilidad acorde a necesidades presentes y futuras. Protección de medio ambiente: los recursos naturales se deben manejar de tal modo que no se rebasen sus límites críticos de sobreexplotación o sobrecarga. Debe ser foco de toda acción gubernamental. [643]

Quadri de la Torre subraya: es necesario "comprender el orden espacial de la ciudad, plasmado en los usos del suelo, e interpretar correctamente las formas urbanas de las cuales dependen los patrones de convivencia cotidiana y las relaciones intersectoriales entre un vasto abanico de actividades y conductas."[644]

Covarrubias sugiere: "las ciudades deben ser vistas como objetos estratégicos de acción pública. La acción del Estado mediante las políticas de planeación urbana deberá lograr un sistema urbano capaz de competir en la globalización y, al mismo tiempo, compartir la riqueza generada en las ciudades y regiones mediante un principio de solidaridad interregional, compensar a las regiones y grupos más desfavorecidos mediante la promoción de inversión productiva que constituya una alternativa real para subsistir en un contexto de oportunidades de ingreso, empleo y acceso a satisfactores."[645]

Según Durkheim la solidaridad asume dos formas, ya mencionadas: mecánica, derivada de la pertenencia al grupo en respuesta a creencias y sentimientos comunes de quienes lo integran, y orgánica, motivada por la conciencia individual y la personalidad propia, determinadas por la esfera de acción de cada uno.[646]

Es preciso inculcar ambas y despertar estados de conciencia permanentes, que alienten a obtener los beneficios de ser miembro de la colectividad y a colaborar en su favor de manera voluntaria, como ciudadanos conscientes. El derecho a disfrutar sus ventajas y servicios ha de compensarse con participación activa en su gobierno y funcionamiento, ingrediente esencial de la democracia, lo cual incluye actuar en organismos de planificación, administración, instrumentación y vigilancia de programas, de tal modo que haya equilibrio entre derechos y deberes e inculcar virtudes de responsabilidad y colaboración. Debe ponerse acento especial en imbuir ética ciudadana para cumplir dicho propósito y humanizar la ciudad, que en términos de Braudel sería imprimirle nobleza humana, que imponga a sus pobladores un esfuerzo constante para alcanzar en ella la más alta perfección de las relaciones humanas.[647]

87. Infraestructura

La cuarta vertiente de planificación territorial corresponde a infraestructura: basamento de la estructura productiva de una comunidad (infra, debajo de). La abro en tres: obras y servicios públicos, generación de energía y polos de desarrollo.

Los pobladores de México prehispánico crean obras prodigiosas para dominar las características hostiles de suelo y clima. Los invasores españoles se maravillan de la perfección de canales, acequias, represas, bordos, acueductos y drenes. Nezahualcóyotl diseña sistema hidráulico para represar agua salada, lavar suelos y regar con agua dulce. Las chinampas (predios flotantes) extienden la superficie cultivable.[648]

Tenochtitlan despierta admiración por su trazo simétrico e infraestructura funcional. La comunicación con tierra firme se efectúa por cuatro calzadas que a la vez son diques. Los territorios azteca y maya se conectan entre sí y con otros pueblos por veredas peatonales, pues no utilizan carretas ni bestias de carga o tiro.

Los conquistadores modernizan y amplían las obras agrícolas y urbanas, sin aportar algo espectacular.

Nueva España es encrucijada del imperio: sirve de eje entre la metrópoli y Filipinas, liga a Europa con Asia. Dispone de 8 puertos en Golfo de México y 5 en Océano Pacífico. Tiene 26,100 kilómetros de caminos, que conectan la capital con costas y fronteras.

Conflictos y guerras durante la mayor parte de siglo 190 causan estragos en la infraestructura.

Se repone durante la gestión de Porfirio Díaz: las rutas ferroviarias reciben atención preferente: cubren 24,700 kilómetros en 1910, 1,900 kilómetros menos que en la actualidad. Se agregan 2 puertos en Golfo de México y 11 en el Pacífico. Los caminos reciben atención mínima: se construyen los requeridos para tender vías del tren. En 1849 se abren líneas telegráficas. En 1878 se funda la primera compañía telefónica. Las haciendas cuentan con infraestructura propia, sólida y funcional.

Las trifulcas iniciadas en 1910 destruyen instalaciones telegráficas y telefónicas. La red ferrocarrilera sufre considerable deterioro. La portuaria se atrofia por falta de mantenimiento.

Los gobiernos revolucionarios tienen que reconstruir las maltrechas instalaciones.[649]

En 1924 nace la aviación comercial y se construyen aeropuertos. En 1925 arranca la construcción de grandes presas. El sistema carretero crece conforme avanza el autotrasporte: se dispone de 312,000 kilómetros. Los ferrocarriles se han descuidado. Existen 54 puertos en costas orientales, 86 en el Océano Pacífico y 28 fluviales. En radiotelefonía se dispone de más de 40,000 kilómetros de fibra óptica; es digital más de 90% de la planta telefónica y cubre 21,000 poblaciones.[650]

México ha hecho esfuerzo razonable en materia de infraestructura, a pesar de penurias ancestrales y múltiples dificultades. Países semejantes, como Argentina o Brasil, revelan coeficientes parecidos. Cotejados con Alemania, EUA o Japón es manifiesta la desventaja.

88. Generación de energía

Las instalaciones para generar energía merecen tratamiento aparte.

La fuente primordial es petróleo, empleado desde tiempo inmemorial. El primer pozo aparece en Irán c. 500 años a.C. En China se extrae con tubos de bambú y taladros de bronce en siglo 3º a.C. Se usa como medicamento, lubricante, impermeabilizante, asfalto y para iluminar.[651]

En Mesoamérica lo llaman chapopotl (de tzouctli, goma o pegamento, y popochtli, humo u olor), hispanizado en chapopote. Además de los usos descritos se emplea como mortero, chicle, aromatizante y embadurnamiento de sacerdotes en ritos religiosos.[652]La explotación de chapopoteras (depósitos) no prospera en Nueva España. En zonas ganaderas se considera plaga. Aún así, las Ordenanzas mineras de 1783 incluyen "aceites y bitúmenes de la tierra" como parte de los recursos propiedad de la corona.[653]

La operación moderna de petróleo arranca en Pennsylvania, EUA, en 1859. Durante siglo 19º y comienzo del 20º se emplea para alumbrar y como combustible en estufas y calderas. Paulatinamente sustituye al carbón en navíos, ferrocarriles y fábricas. Con el automóvil, en el siglo 20°, es carburante rey y desde los setentas palanca geopolítica,[654] se advierte en Capítulo 2, supra.

El gobierno mexicano concede el primer permiso para explotarlo en 1864. En 1901 brota el primer pozo de producción comercial.[655] La Constitución de 1917 establece que el dominio directo de los minerales o sustancias existentes en el subsuelo es de la nación. La extracción de aceite se da en concesión a empresas extranjeras y se levanta la estructura que en 1921 convierte a México en segundo productor y abastecedor de un cuarto de la oferta mundial.[656]

En 1936 surge conflicto laboral en la rama, que culmina en huelga en 1937. Pronto estallará la segunda guerra mundial, lo que en 1938 aprovecha el presidente Lázaro Cárdenas para expropiar la industria, que se funde en Petróleos Mexicanos (PEMEX).

Hoy México ocupa 8º sitio a escala global por reservas y 5º por producción de crudo. Tiene influencia destacada en el mercado, sin ser miembro de OPEP, porque prefiere ser independiente y neutral. Los yacimientos se ubican a lo largo de la costa y en mantos profundos de Golfo de México. Existen 9 refinerías, localizadas en función de centros de consumo, y 106 plantas petroquímicas, próximas a sus materias primas.[657]

En los primeros ochentas la actividad es pilar de la economía: contribuye con dos tercios del ingreso por exportación y un cuarto del ingreso fiscal. Poco después cae el precio y pierde importancia. A partir de 2000 vuelve a ocupar sitio trascendental por dispararse el precio a niveles inimaginables. Se repite situación semejante a la observada en siglo 19°, cuando la economía depende de la plata: sus fluctuaciones lo mismo causan auge que imponen tácticas de emergencia.

PEMEX ocupa segundo lugar como empresa por volumen producido, pero en 1997 su rentabilidad es menor a 3%, mientras las ocho mayores compañías del ramo obtienen entre 5% y 10%.[658] Es consecuencia de enorme tamaño, que entraña burocratismo y costos demasiado altos.

El gobierno federal se apodera de los recursos de PEMEX, con los que cubre un tercio de su ingreso. Le impide disponer de excedente para mantener, renovar, modernizar ni expandir instalaciones y le fuerza a fuerza a endeudarse: su apalancamiento es 3/1: 400,000 millones de pesos de deuda, frente a 150,000 millones de pesos de capital.

Por si fuere poco, la empresa es víctima de corrupción y el sindicato del ramo ejerce poder excesivo e impone exacciones que exprimen sus finanzas. De hecho actúa como su propietario.

La incompetencia recae en los consumidores, en forma de precios altos de combustibles, aun cuando el mercado internacional se deprime, que se trasladan a costos y repercuten en inflación.

Soluciones recomendables son: descentralización efectiva y reorganización profunda e integral de la empresa, que la coloque en condiciones de operar con aptitud y eficacia; desterrar el expediente fácil de ordeñar a PEMEX; aligerar la carga fiscal de la empresa; delimitar la injerencia y prerrogativas del sindicato, y permitir participación de inversión privada en fases de producción no estratégicas.

El último punto es controversial. No debiere ser. La nación es propietaria de los recursos del subsuelo, como lo dicta el artículo 27 constitucional. En esto no hay discrepancia: el Estado tiene que mantener dominio sobre el recurso. Pero no se justifica que acapare todo el proceso productivo, sobre todo si lo hace con ineficiencia e ineficacia. Es aberrante prohibir a particulares ser socios en plantas petroquímicas o aportar capital de riesgo en exploración, extracción y refinación, pues no significaría darles facultades para inmiscuirse en políticas ni en decisiones administrativas o de interés nacional.

Es ramo muy contaminante: de modo directo en exploración y producción; indirectamente al consumirse sus derivados en combustión (gasolina, turbosina, combustóleo, diésel), aplicación (fertilizantes, grasas, asfalto, lubricantes), y al desecharse (aceites, grasas, objetos y envases de plástico). Asimismo, hay frecuentes accidentes en plantas y ductos que causan daños severos al medio. Existen convenios para reducir el contenido de plomo en gasolina; sustituir combustóleo por gas natural en industrias; restaurar y proteger zonas de explotación de hidrocarburos, y evitar o al menos reducir la emisión que hace PEMEX de sustancias tóxicas. Sin embargo, es poco lo que se hace para evitar la contaminación que causa.

El programa sectorial debe ir al fondo del problema como política de Estado y con enfoque de planificación integral. Además de taxonomía y diagnóstico es fundamental elaborar escenarios que contemplen el futuro de este energético, que no tardará en ser desplazado, como lo vaticina el elevado precio que alcanza al inicio de siglo 21°, señal de que la oferta es incapaz de satisfacer la demanda creciente, por agotamiento de reservas, dificultades de producción y conflictos políticos. Se deben tomar providencias con anticipación, para cubrir requerimientos, para financiar al gobierno federal y disminuyan efectos contaminantes.

Electricidad es otro energético básico. Antes de terminar siglo 19° la generan en México empresas textiles, mineras y fundidoras de metales para su consumo. La primera compañía de alumbrado público se establece en 1887. El gobierno concede privilegios que disparan la industria: entre aquel año y 1911 se registran más de 100 compañías privadas, con predominio de capital extranjero.[659]

La revolución no afecta sensiblemente las instalaciones, si bien frena su expansión. En 1926 se emite Código nacional eléctrico, para orientar el desarrollo del sector. En 1938 se sustituye por Ley de la industria eléctrica. Al siguiente año se funda Comisión Federal de Electricidad (CFE), como organismo rector.[660] En 1959 surte 47% de la energía; el resto proviene de compañías particulares, que el gobierno federal adquiere en marzo de 1960 y las integra a CFE y Compañía de Luz y Fuerza del Centro.

Ambas empresas se distinguen por deficiencias técnicas, administrativas, de producción y distribución y carecen de suficiencia financiera para elevar capacidad generadora, que pudiere ser insuficiente en poco tiempo. Sus directivos son nombrados por amistad o compromiso político. Los sindicatos representan lastre nocivo, auspician prestaciones abusivas, exceso de personal y baja productividad, que se traducen en altos costos.

Las dos deben ser objeto de descentralización y reorganización profunda e integral, que las ponga en condiciones de operar con la eficiencia y eficacia que exige el desarrollo.

La nación tiene que ser propietaria y controlar grandes plantas de importancia estratégica, presas y recursos naturales adyacentes. Pero no tiene sentido prohibir que particulares inviertan, instalen y operen plantas medianas o pequeñas de generación, para abastecerse de energía, sin inmiscuirse en decisiones de interés nacional.

89. Polos de desarrollo

Las cuatro vertientes de usos del suelo examinados se interrelacionan en el sistema territorial. Visto así, el medio físico tiene tres significados: sistema formado por unidades, estructura e interacciones; simbiosis territorio-población-economía, y polo de desarrollo.

Ya cubrí los primeros. Abordo el tercero: la tierra como polo de energía económica, centrífuga y centrípeta, dinamo de desarrollo local, que se proyecta al regional y al nacional.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
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